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El pie plano es la disminución del arco plantar por debajo de sus valores normales,

con un aumento del ángulo de Costa-Bartani (ángulo formado por la línea que une
el polo inferior del sesamoideo interno y el punto más bajo de la cabeza astragalina
y por la línea que une este último al punto más bajo de la tuberosidad posterior del
calcáneo. Su valor normal es 125°) y el escafoides situado por debajo de la línea de
Feiss (línea que une el punto más bajo de la cabeza del primer metatarsiano, el
centro del escafoides y el centro de la polea astragalina; es una línea recta). En él se
configura tridimensional la bóveda, modificándose los puntos de apoyo normales,
de ahí que se tenga una mayor o menor altura de esta y que la huella tenga más o
menos forma (figs. 1-3).

La patología del pie plano es la de mayor difusión entre la población, en ella se


agrupan o colocan otras deformaciones del pie que se asocian comúnmente a ésta.
En todas ellas hay una alteración en el triangulo de apoyo formado por: 1.º y 5.º
metatarsiano y el apoyo del calcáneo. En la actualidad, sólo el 3% de los pies
planos detectados en la infancia, tiene un pie doloroso o incapacidad en la vida
adulta. Pero son muchas las alteraciones secundarias derivadas de ésta deformidad
que no se solucionan por no tener los profesionales conocimiento de la causa real

Todas las articulaciones de la extremidad inferior están interrelacionadas en


cadena cinética cerrada. Teniendo en cuenta esto, se puede entender cómo una
afectación en el pie puede causar disfunción y síntomas en otras partes del cuerpo
enmascarando alteraciones biomecánicas que, a largo plazo, pueden causar
problemas a distancia como: dolores, alteraciones funcionales, bloqueos,
deformidades, crepitaciones, choques, trastornos vásculo-nerviosos y trastornos
tróficos1.

No se debe evaluar y tratar una sola articulación, ya que cuando una patología
osteoarticular o muscular hace salir al centro de gravedad de sus límites, el gasto
de energía aumenta. Este es un concepto indispensable para los fisioterapeutas que
buscan un programa de reeducación que permita recuperar todos los componentes
biomecánicos normales. Hay que tener en cuenta que el pie es la base de la
extremidad inferior y que una completa valoración será esencial para lograr
eficaces resultados.

Fig 1 Linea de Feis


Fig 2 Ángulo de Costa-Bartani (Interno)

CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS Y BIOMECÁNICA DEL PIE PLANO

La deformidad del pie plano va acompañada de la pérdida de relación


interarticular del retropié y del mediopié,

a esto se le añaden desequilibrios musculares y cambios en la elasticidad de los


ligamentos. La causa del pie plano puede ser secundaria o primaria, recibiendo el
nombre de:

1. Pie laxo o postural: tiene una estructura normal en descarga, pero al apoyar
sobre el suelo se aplana completamente

por la acción del peso, el debilitamiento de las estructuras cápsulo-ligamentosas y


por la inadecuada relación entre astrágalo y calcáneo.

2. Pie plano verdadero: presenta pérdida de la concavidad plantar tanto en carga


como en descarga y una deformidad en valgo del tobillo que hace que se pierda el
equilibrio del apoyo sobre la cabeza del astrágalo, sustenta culum tali. Al caminar
sobre las puntas no se modifica el valgo del retropié, manteniéndose pronado.

Alteraciones en la estructura del arco plantar del pie se asocian a lesiones en la


extremidad inferior. De la misma manera que un exceso de arco conlleva una
mayor incidencia de lesiones en el tobillo, lesiones óseas y lesiones laterales, cuando
hay una disminución del arco plantar se tiene una mayor predisposición a sufrir
lesiones de rodilla, lesiones en tejidos blandos y lesiones mediales.

Biomecánica del pie plano

La función anormal del pie altera biomecánicamente su relación con el resto de


estructuras osteoarticulares y crea un cambio en las fuerzas de la extremidad
inferior de dos formas distintas: las estructuras contráctiles trabajan más
duramente para conseguir la misma función y por otra parte se produce una
incapacidad importante para la reabsorción de las fuerzas del suelo1. Si el pie ha
perdido el arco longitudinal interno y está en valgo, el triangulo de apoyo se
modifica y el reparto del peso en el cuerpo se altera. La línea de fuerza se proyecta
fuera de su borde interno. Al igual que en el equino todo el peso va al antepié, al
someter a carga al pie plano postural responde con exceso de pronación,
produciéndose el valgo de retropié o eversión, abducción y dorsiflexión del
calcáneo, descendiendo el astrágalo y protruyendo su cabeza plantar y
medialmente.

En condiciones normales la doble desalineación vertical del astrágalo y el calcáneo


imprime un factor pronador que asegura la estabilidad del pie y amortigua,
fragmenta y direcciona la carga a partir del primer contacto pie-suelo.

Pero en el pie plano esta doble desalineación está alterada, habiendo un aumento
de la distancia entre el centro de las articulaciones calcaneocuboideas y
astragaloescafoideas, lo que constituye el llamado par fisiológico.

Además, el pie plano, por su propia estructura presenta en descarga un antepié


supinado, el cual en muchas ocasiones está bloqueado. Sin embargo una vez que se
le somete a carga, el aumento del grado de divergencia astragalocalcáneo provoca
que el pie se inestabilice rápidamente cuando se da el recorrido del antepié de
fuera hacía dentro y de detrás hacia delante. Esto provoca un aumento
considerable del tiempo de amortiguación y de la velocidad de desplazamiento
hacia la pronación, como consecuencia del aumento de recorrido del primer
metatarsiano para buscar el plano del suelo. Transfiriendo un momento torsional
en rotación interna de la tibia, situación crucial para producir una sobrecarga en
la rodilla, con una mayor predisposición a sufrir lesiones en las extremidades
inferiores.

Todo esto provoca que los músculos se activen antes, a mayor intensidad y durante
períodos más largos. De ahí que el músculo se deplecione de glicógeno y sea
incapaz de realizar su trabajo óptimo de absorción de las fuerzas de reacción del
suelo. A nivel de la pierna, se intenta frenar el recorrido interno ofreciendo
resistencia a dicho movimiento mediante la contracción excéntrica de la cadena
muscular antero-externa.

Los ligamentos calcáneo-escafoideo plantar, astrágalo- calcáneo e interóseo se


elongan permitiendo la eversión del retropié y abducción del astrágalo, que se
mueven conjuntamente con el antepié, llevando el eje gravitacional hacía el primer
radial. La persistencia de esta postura determina la excesiva tensión del tendón de
Aquiles que, por su función, desplaza al calcáneo en flexión plantar perdiendo su
inclinación normal, por ello se producirán alteraciones en los ejes y en los ángulos
trazados en ellos. Esto produce una pronación por encima de los valores normales
y un mayor esfuerzo para soportar el arco interno del pie, el cual se sobrecarga y
somete a la pierna a un recorrido rotatorio interno de abajo hacia arriba, con una
coaptación ósea inframaleolar externa exagerada.

ALTERACIONES BIOMECÁNICAS DE LA EXTREMIDAD INFERIOR POR


UN PIE PLANO
La función anormal del pie se relaciona con diversos procesos dolorosos, aunque
hay que recordar que ésta no es siempre la causa principal de dolor articular o
muscular.

La localización del dolor depende del mecanismo compensador elegido por el


paciente y del tejido más “débil” de la cadena cinética1, siendo el indicativo de una
posible lesión y/ o patología en el resto de las extremidad.

Las más comunes se localizan en:

– La rodilla: sensación de crujido alrededor de la rótula y dolor agudo en la zona


inferior y superior de la rótula durante actividades como caminar o salir del coche,
especialmente ante el exceso de actividad o ante una carga grande de peso, se
acompañan muy a menudo del pie plano no tratado, el cual para realizar una
marcha funcional compensa con un exceso de pronación, siendo éste un factor
causal del dolor femororrotuliano y un riesgo aumentado de sufrir el síndrome de
stress tibial medial, tal como indican los resultados de un estudio biomecánico
realizado con pacientes que tenían un exceso de pronación en el pie.

Klein y Allamn estudiaron y publicaron la pronación compensadora y los


problemas que provocan. No sólo indican una relación con los microtraumatismos
sino también con las lesiones macrotraumáticas en la rodilla.

También se suele acompañar de la rodilla en valgo que, a largo plazo, puede


determinar lesión de cartílago o del menisco, en concreto pinzamiento del
compartimiento externo, debido a que la rotación tibial interna asociada a la
pronación excesiva, produce un desplazamiento de la trayectoria patelo-femoral
internamente y favorece a la subluxación lateral de la rótula5 (fig. 4).

Fig 6: Exceso de pronación.

– La tibia: la pronación excesiva del antepié y la rotación tibial interna aumenta


las fuerzas de tracción sobre los flexores profundos de la pierna. Esto es un factor
común que provoca inflamación del periostio, secundario a las fuerzas de tracción
por un exceso de trabajo muscular sobre las estructuras blandas en la tibia.

– La cadera: el exceso de pronación bilateral a nivel subtalar, produce una


rotación interna de los ejes de la tibia y del fémur que puede conducir a una
anteriorización del centro de gravedad, cargando en el antepié y compensando con
una inclinación lordótica secundaria y rigidez muscular. En cambio el exceso de
pronación unilateral a nivel subtalar, disminuye la distancia vertical del pie al
suelo, creando una pierna corta funcional, y por tanto una mala alineación de la
cadera, que puede producir sensación de rigidez y dolor en la región dorso-
lumbar, tanto en la cadera derecha y/ o izquierda, especialmente después de estar
parado períodos largos de tiempo (fig. 5).

Fig 5: Exceso de pronación relacionado con problemas en región dorso-lumbar.

– La fascia plantar: el exceso de pronación subtalar desciende las estructuras del


arco interno del pie, alarga el pie y provoca una fuerza de tracción en la fascia
plantar.

La tracción continua puede producir una fascitis plantar y un crecimiento anormal


del hueso en la tuberosidad del calcáneo. El dolor se puede presentar alternativa o
continuamente durante los períodos iniciales de apoyo en la bipedestación.

– El tendón de Aquiles: cuando el pie acelera, cambia a una posición excesiva de


pronación y el calcáneo se vuelca, produciéndose la inversión y originando un
aumento de fuerza en la tracción del tendón de Aquiles, se produce una elevación
del talón gracias a los músculos que se insertan en el calcáneo. Esta tracción
excesiva da lugar a una alteración transversal del tendón de Aquiles y de su
envoltura produciendo inflamación y dolor.

– Los metatarsianos: ante un exceso de pronación en el pie, éste puede presentar a


largo plazo dolor continuo o callosidades, produciéndose un debilitamiento
progresivo de los tejidos blandos, que da como resultado laxitud ligamentosa e
hipotonía muscular. Se produce casi siempre por la mala entrada del pie o la
alteración de la longitud del paso en las diferentes fases de la marcha.

El antepié pierde su arco transversal por la flexión y rotación de los metatarsianos.


Esto da lugar a fuerzas que comprimen las estructuras del pie, causando presión y
desencadenando metatarsalgias (fig. 6).
Fig 6: Exceso de pronación relacionado con metatarsalgias.

– Síndrome de mal alineamiento: (anteversión femoral, valgo de rodilla con un


incremento del ángulo Q, torsión tibial interna, valgo de talón y pronación del
antepié). En el caso de un deportista junto con un mal entrenamiento contribuye a
tener mayor riesgo de sufrir: lesiones, síndrome de la sobrecarga del glúteo (dolor
lateral de cadera), síndrome patelo-femoral, alteraciones en la tibia o fascitis
plantar.

TRATAMIENTO DEL PIE PLANO

Una vez que se ha realizado la evaluación inicial se plantean los objetivos del
tratamiento y el tratamiento específico para cada caso.

Objetivos del tratamiento

– Recuperar la armonía biomecánica del pie; evitando deformidades óseas y


distensiones o retracciones de los tendones. Consiguiendo que la persona se mueva
con economía y que el gasto de energía durante la marcha no sea mayor de lo
normal.

– Automatizar las posturas corregidas, procesando la información de una manera


correcta en el aprendizaje de los movimientos.

– Alineamiento corporal, corrigiendo las posibles alteraciones biomecánicas;


cambios en la orientación ósea, de la musculatura, tendones…etc.

– Estabilizar o restablecer la bóveda longitudinal del pie, estacionando la


progresión de la deformidad.

– Mantenimiento o recuperación de la movilidad, elasticidad y funcionalidad del


pie.

Tratamiento fisioterapéutico
– Tratamiento de cargas correctas sobre el pie activando el arco medial con una
posición inicial de carga parcial. Desde dicha posición se empezará el
entrenamiento de reeducación del equilibrio en los ejes de la pierna.

– Tratar los síntomas presentes tanto en el pie como en el resto de la extremidad.

– Tratamiento de la musculatura: relajando y estirando la musculatura acortada e


hipertónica y fortaleciendo/ tonificando la insuficiente/hipotónica.

– A nivel de la pierna, se intenta frenar el recorrido interno mediante la


contracción de la cadena antero-externa que ofrece una resistencia. Una manera
de disminuir esta tendencia a la rotación interna es potenciar los rotadores
externos de cadera.

– Reeducación de la marcha.

Tratamiento ortopédico

En el caso de pie plano verdadero, se añadirá el tratamiento pasivo que tendrá que
ser indicado por el podólogo porque se trata de modificar la forma de apoyo con
dispositivos y plantillas; el objetivo es la formación de un arco plantar lo más
fisiológico posible.

La confección de ortesis plantares junto con el tratamiento fisioterapéutico es uno


de los tratamientos de elección mas habituales. Si su uso es necesario y hay una
buena aplicación, los resultados son muy eficaces, ya que se mantiene la posición
neutra de la articulación, con lo que disminuye la fatiga y esto a la vez reduce las
perturbaciones de los movimientos en los planos frontal y transversal, tales como:
rotaciones, fuerzas de tracción y tensión innecesarias en fascias. Con lo que se
incidirá ante el exceso de actividad muscular.

La técnica de corrección es adaptar el suelo al pie del paciente para eliminar la


necesidad de que el pie realice

movimientos anormales para llegar a él, sustituyendo con eficacia la huella plantar
y proporcionando un ángulo de estabilidad y alineación correcto.

Hasta el día de hoy, se han tenido buenos resultados en modificaciones de antepié y


retropié, gracias al uso de las ortesis, pero todavía no se ha demostrado ninguna
alteración significativa a nivel de mediopié, donde se llevan a cabo los movimientos
de: inversión, eversión.

También se ha demostrado que las ortesis, reducen la movilidad del pie, aunque no
se ha comprobado que esta disminución de la movilidad tenga efectos negativos en
la clínica y funcionalidad de la rodilla. Por lo que será necesario una buena
prescripción y justificación de su uso.

Tratamiento quirúrgico

En los casos más graves se precisa la intervención quirúrgica.


Una de las técnicas mas usadas en el pie plano flexible es la de Koutsogiannis
modificada, en la cual se realiza una osteotomía calcaneana con deslizamiento
medial.

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