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LETRAS VIVAS

Rumeando mis pensamientos

en el laberinto de las mentiras,

como el caracol en la oscuridad

oscuridad más negra que la noche.

Derramo la hiel en estas líneas

endulzando las letras

letras vivas que saltan

de las bocas mudas

convirtiéndose en poesía

y clamar a los cuatro vientos

la pestilente corrupción

que causa lamentación

en las almas blancas

de este mundo que no da vuelta

envuelta en un círculo vicioso

de bocas mudas revividas

por las muy letras vivas


LA RUEDA SUCIA

Esta es la historia de un señor alcalde de un pueblo lejano, donde los cóndores


usan chalinas, las montañas besan los cielos, el viento silva las peñas y tristezas
del pueblo.
En ese paradisiaco lugar el alcalde llegó para fiestas patrias con un carro último
modelo, el cual fue el punto de conversación de todos los habitantes, porque era
la primera vez que alguien en el pueblo se compra un carro, pero la sospecha se
hizo cierta cuando descubrieron que el alcalde se había comprado el carro con
la plata de la obra del colegio.
El alcalde se paseaba sobre las ruedas sucias de la corrupción que había llegado
como una peste que pasa de lugar en lugar para quedarse en el pueblo. Resulta
que al tesorero del alcalde, un señor de sesenta y tantos años le diagnosticaron
un cáncer en el estómago en su etapa terminal y como todo buen cristiano antes
de partir de este mundo mandó a llamar al cura del pueblo para confesarse y
lavar su alma sucia y negra como su conciencia.
En una de sus confesiones contó con lujos y detalles como el alcalde por debajo
había recibido una fortuna por dar luz verde a unos empresarios que habían
concursado para ejecutar la obra del colegio del pueblo y que no era la primera
vez, sino una práctica de varios años y otros alcaldes…
Por azares de la vida, Josefina, la curandera del pueblo, quien atendía al
desahuciado escuchó la confesión del tesorero y como todo secreto tarde o
temprano sale a la luz. Es así que Josefina no pudo callar la verdad que tanto
mal le hacía a su pueblo y a sus compoblanos, gritó a los cuatro vientos la
verdad.
La verdad era que el alcalde y los anteriores alcaldes habían hecho de las suyas
perjudicando al pueblo, se habían convertido en supaypawawas, hijos de la
corrupción, que es como una rueda que a todos atrapa y en su rodar se va
ensuciando cada vez más y más.
El alcalde del pueblo trató de negar como Judas a Jesús sus hechos, pero ante
tanta evidencia y un carro último modelo no puedo negar y le cayó toda la justica
del pueblo, pero no la justicia de las altas esferas donde todos se tapan unos a
otros; comprando favores y conciencia, porque en este mundo todo tiene su
precio, porque el que no cae resbala, a igual que en la casa de un jabonero.
Desde esos hechos, todos estan alertas en el desarrollo y destino de su pueblo,
alertas para que esa mal de la corrupción, como una enfermedad contagiosa no
camine por las calles del pueblo.

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