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1. Comisiones de la Verdad.
El trabajo de la Comisión de la Verdad permite identificar las estructuras del terror, sus
ramificaciones en las diversas instancias de la sociedad (Fuerzas Armadas, Policía,
Poder Judicial, Iglesia), entre otros factores inmersos en esta problemática. Esta
investigación abre la posibilidad de reivindicar la memoria de las víctimas, proponer
una política de reparación del daño, e impedir que aquellos que participaron en las
violaciones de los derechos humanos, sigan cumpliendo con sus funciones públicas,
burlándose del Estado de derecho.
En casi todos los países del continente americano son diversos los casos de
abdicación del Poder Judicial ante la prepotencia de los gobiernos y de las FF.AA. Por
esta causa, flagrantes violaciones a los derechos humanos quedan en la más absoluta
impunidad. Como prueba de esto podemos mencionar los siguientes casos:
1
Tomada de los documentos referenciados como bibliografía.
La masacre de cerca de 300 inculpados acusados de terrorismo en tres
cárceles de Lima y Callao, en el Perú. Lima, 18 y 19 de junio de 1986. Después
de una farsa de Juicio, se dieron castigos mínimos a los agentes subalternos
que participaron en la masacre.
En otros casos, las comisiones de la verdad nacen como fruto del trabajo solidario de
las organizaciones de derechos humanos, que para investigar los graves hechos de
violencia oficial desarrollan un esfuerzo casi clandestino. Así ocurrió en Brasil, con el
trabajo de la Arquidiócesis de Sao Paulo, que bajo la dirección del Cardenal Evaristo
Arns elaboró el Informe Brasil Nunca Más. En Paraguay el Comité de Iglesias para
Ayudas de Emergencias, CIPAE, también publicó una serie de investigaciones sobre
la dictadura de Stroessner, bajo el Título Paraguay Nunca Más. En esta misma
perspectiva pueden ubicarse los esfuerzos del Servicio de Paz y Justicia de Uruguay,
con su Informe: Uruguay Nunca más, y del colectivo de organizaciones colombianas y
extranjeras que publicaron un valioso Informe titulado: "El terrorismo de Estado en
Colombia".
Pero han habido casos en donde las Comisiones de la Verdad se crearon con fines
encubridores, para procurar darle un respaldo moral a la "verdad" oficial. Así pasó en
el Perú con la "Comisión Uchuraccay", presidida por el escritor Mario vargas Llosa en
1983 y que investigó la masacre de ocho periodistas y un gura que los acompaño.
En Argentina, las autoridades militares, con apoyo judicial, allanaron las sedes de la
Liga Argentina por los Derechos del Hombre, la Asamblea Permanente de Derechos
Humanos, el Movimiento Ecuménico de Derechos Humanos, y el Centro de Estudios
Legales y Sociales, CELS y detuvieron a varios de sus miembros. Las Fuerzas
Armadas y policiales, en los años de las dictaduras, allanaron los locales de la Vicaría
de Solidaridad de Chile, el Servicio de Paz y Justicia de Uruguay, así como de la
Comisión Nacional de Derechos Humanos y Defensa de la Democracia, y la Asamblea
Permanente de Derechos Humanos, de Bolivia, (En esa ocasión asesinaron al
diputado Marcelo Quiroga Santa Cruz).
En muchos casos, por el lado de las víctimas, existe abundante material documental,
en forma de denuncias legales, recursos jurídicos, Actas y protocolos de necropsia,
testimonios ante jueces y fiscales, que también deben ser archivados por los
organismos de derechos humanos.
Las próximas tareas en consecuencia son entre otras, la construcción de los capítulos
regionales, la vinculación a las jornadas promovidas por el comando unitario de paro,
el impulso a la movilización a favor de los acuerdos humanitarios, el desarrollo de cada
una de las ocho estrategias aprobadas por la tercera asamblea de víctimas realizada
en julio de 2006, el seguimiento a las audiencias públicas de juzgamiento de los jefes
paramilitares y la preparación y realización de la cuarta asamblea nacional de víctimas
de crímenes de Estado que se realizará a fines de año.
El derecho a saber
Cada uno de los pueblos del mundo tiene el derecho inalienable a conocer la verdad.
Este derecho se realiza cuando los miembros de una sociedad llegan a tener noticia
clara y segura de los acontecimientos injustos y dolorosos provocados por las
múltiples formas de violencia, de las circunstancias de tiempo, modo y lugar dentro de
las cuales ellos ocurrieron, y de los motivos que impulsaron a sus autores.
El derecho a la verdad es un bien jurídico inalienable: un derecho cuyo ejercicio nadie,
ni siquiera su propio titular, está facultado para hacer imposible. Es un derecho al cual
ninguna persona puede renunciar.
1º El deber de recordar.
2º El deber de otorgar las garantías para que se haga efectivo el derecho a saber.
El derecho a la justicia
La impunidad “constituye una infracción de las obligaciones que tienen los Estados de
investigar las violaciones, adoptar medidas apropiadas respecto de sus autores,
especialmente en la esfera de la justicia, para que sean procesados, juzgados y
condenados a penas apropiadas, de garantizar a las víctimas recursos eficaces y la
reparación del perjuicio sufrido y de tomar todas las medidas necesarias para evitar la
repetición de dichas violaciones”.
Derecho a obtener reparación
En ejercicio del derecho a obtener reparación toda persona que ha sufrido un daño
podrá lograr, según el caso:
- La restitutio in integrum, o reposición de la situación a su estado original.
- La indemnización o reparación por equivalencia en dinero, y
- La satisfacción o reparación moral.
Tus derechos son los mismos que los míos, cruzar la delgada línea que hay entre
unos y otros es tan sencillo como encender un cerillo abriendo disputas por lanzar
juicios sobre lo que es correcto o incorrecto en cuanto a ideologías, creencias,
inclinaciones sexuales o tendencias religiosas. Los DDHH son como una manta de
colores que nos cubre a todos dándonos la seguridad para reclamar por ellos.
Los Derechos Humanos pueden violarse con una facilidad asombrosa y son las aulas
el mejor lugar para crear conciencia en los niños y niñas de la dimensión que estos
derechos tienen. La educación en y para los derechos humanos es un proceso lento
que dará frutos a largo plazo y que con toda seguridad contribuirá al mejoramiento de
la sociedad.
Educar en Derechos Humanos
La educación en derechos humanos orientada a crear una cultura universal sobre los
derechos humanos, constituye una prioridad programática para la UNESCO. En la
Estrategia a Plazo Medio 2008-2013, la promoción y protección de los derechos
humanos se concibe como una de las labores prioritarias del conjunto de la
Organización (34 C/4).
El Programa Mundial elaboró un Plan de Acción que fue aprobado por todos los
Estados Miembros de la Asamblea General de las Naciones Unidas en julio de 2005.
La primera fase del Plan de Acción concluye en Diciembre de 2009, fecha en el que
cada país debe contar con un Plan Nacional de Educación en Derechos Humanos. Si
bien el Programa Mundial no se restringe al ámbito de la educación formal, en esta
primera fase el objetivo fundamental consiste en integrar la educación en derechos
humanos en los sistemas de enseñanza primaria y segundaria.
El impacto psicosocial
El hecho que los defensores y defensoras cuenten con cada vez menos posibilidades
y garantías para realizar su labor, esto es, para denunciar la crisis de derechos
humanos en el país y adelantar acciones para la superación de la impunidad, genera
un impacto en distintos niveles dentro de los que cabe mencionar:
En lo social: A nivel general hay una percepción de que en ciertas regiones del país,
ya dominadas por un actor armado, no está pasando nada. Esto incide en que el
común de las personas no reconoce o no acepta que en nuestro país se libra una
guerra interna.
Las relaciones familiares por lo general son conflictivas por la preocupación del resto
de la familia debido al peligro que representa el realizar dicha actividad, porque no la
comparten, no la entienden o porque consideran que por estar en esas actividades la
persona descuida a su familia y a sí misma. De otro lado, por lo general el defensor de
derechos humanos opta por no involucrar a sus familiares con su actividad, para
protegerlos, no preocuparlos y no colocarlos en riesgo. Esto lleva a un distanciamiento
afectivo y, a veces, incluso físico. La distancia entre lo personal y lo laboral en el
defensor o defensora hace que la persona asuma una relación de compromiso muy
alto que a veces rebasa los límites personales.
- El contar con experiencias previas de trabajo en temas similares que les han
permitido establecer medidas para su manejo.
- La convicción política. El considerar que la labor de promoción de derechos humanos
constituye un aporte al proceso de verdad, justicia y reparación, y aporta para sentar
las bases de una cultura democrática en el país.
- El recibir valoración y reconocimiento del trabajo por parte de los hijos.
- El poseer una alta sensibilidad con lo que pasa en el país.
- El desarrollar habilidades a partir de la vivencia directa de violación de derechos
humanos, que les permiten brindar intuitivamente un apoyo terapéutico adecuado a
otras personas que se encuentran en su misma situación. De este modo, aprenden
también ellos mismos a tomar conciencia de sus propias emociones.
- El sentir que se está aportando a resolver la situación del país.
- El crecimiento personal a partir de oportunidades de formación y de relaciones
interpersonales.
En el espacio laboral:
En el contexto:
- El posicionamiento de las organizaciones en las regiones y el respaldo de
organismos internacionales.
- El respaldo de la comunidad frente al trabajo de las organizaciones.
Factores que favorecen el agotamiento emocional:
- Brindarse pocas oportunidades de recreación y esparcimiento.
- Sensación de impotencia frente a las pocas posibilidades de superar la impunidad.
- Tener dificultades para delegar en otros.
- El sobreinvolucramiento con las personas a quienes se les brinda apoyo.
- El “descuido” y deterioro de espacios afectivos de pareja y familiares.
- La actitud de excesiva responsabilidad frente a lo que pasa en el país.
- La dificultad para hablar de temas distintos a los relacionados con violencia política y
derechos humanos y, por tanto, el crear prejuicios hacia personas -por lo general
amigos, amigas o familiares- que hablan de cosas distintas, por considerarlas vacías o
poco comprometidas con lo que está pasando en el país.
- Las dificultades personales económicas.
En el espacio laboral:
- El espacio físico de trabajo reducido que produce sensación de hacinamiento.
- No contar con presupuesto para financiar el proyecto institucional, lo que además
genera inestabilidad laboral.
- Dificultades en la planificación y en la toma de decisiones.
- Personas con responsabilidades de coordinación paternalista o autoritaria.
- Pocos espacios para expresar cómo se están sintiendo.
- Pocas oportunidades para valorar el trabajo de otros y de sí mismo.
- Los defensores que han sido víctimas de violencia política reviven su propia
experiencia traumática al escuchar algunos casos con los cuales se sienten
identificados.
Del contexto:
- La compleja situación del país que genera incertidumbre frente a un eventual proceso
de paz.
- La dificultad para coordinar acciones debido a los celos institucionales o a posturas
políticas inciertas.
- La injerencia de otras entidades en la dinámica interna de la organización.
- Temor por la estigmatización del trabajo de los defensores de derechos humanos.
- La competencia desleal de nuevas organizaciones no gubernamentales.
- Políticas estatales incoherentes que, por un lado, promueven la protección de los
derechos humanos y, por otro, permiten la eliminación del movimiento de derechos
humanos. El no contar con el respaldo de organismos del Estado.
- La impunidad frente a los hechos hace que las personas permanentemente estén
sometidas a zozobra.