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V de Vigilantes: El viaje del héroe y Mitemas

17 junio, 2009Por Diego Matos

“Háblame, Musa, de aquel varón de multiforme ingenio que, después de destruir la sacra ciudad
de Troya, anduvo peregrinando largísimo tiempo, vio las poblaciones y conoció las costumbres de
muchos hombres y padeció en su ánimo gran número de trabajos en su navegación por el ponto,
en cuanto procuraba salvar su vida y la vuelta de sus compañeros a la patria”. Así comienza
Homero con su clásico literario La Odisea, donde conviven la literatura y la mitología.

Mitología y literatura siempre han ido de la mano, en la actualidad las fronteras se están
difuminando más aún y el mundo del cómic cada vez está más cerca del mundo literario más
tradicional, lo que conlleva que también está más cerca de la mitología.

En el Eclesiastés hay una simple declaración acerca del mundo en general que servirá para
introducir el tema de la columna de esta semana: “Lo que fue, eso será, y lo que se hizo,
eso se hará; no hay nada nuevo bajo el sol”. En esta ocasión aprovecharé este espacio para
hablar de distintas teorías clásicas del estudio de la mitología que se pueden aplicar, a mi juicio,
a los distintos personajes que pueblan el mundo de las viñetas. Todo se ha hecho de alguna
manera con anterioridad; aquí y ahora hablaremos de temas comunes o mitemas. Bienvenidos
al viaje del héroe.

Píndaro, un autor griego del siglo VI, dividía a los seres mitológicos en tres: Dioses, Hombres y
Héroes (el camino de en medio entre dios y hombre, generalmente hijo bastardo de diosa y
mortal o de dios y mujer mortal). Pero esta división no es una característica singular de la cultura
griega (o romana), sino que está presente, de manera común, en todas las culturas
indoeuropeas. Todos los héroes, además, tienen unas características muy parecidas: el héroe
siempre recorre un determinado ciclo; otro dato importante es que en contraposición con su
fragilidad (los héroes suelen tener un punto flaco, una debilidad), surgen en su vida fuerzas
externas que lo protegen, que le ayudan en su misión y colaboran con él para que cumpla su
cometido: Hércules siempre es ayudado por Zeus, Teseo por Poseidón, Perseo por Atenea… En el
héroe moderno (el superhéroe) también nos encontramos con estas ayudas externas: véase al
personaje de Leo Quintum en el All Star Superman, por ejemplo, o la poción mágica que bebe
Astérix, salvando las distancias…
La teoría clásica añade que estas fuerzas que protegen al héroe también pueden emerger de la
propia psicología humana que estimula o desalienta.

Todo héroe sigue una serie de pautas, lo que se conoce como “El Modelo Heroico”, que
comienzan siempre en su nacimiento. Al escribir estas frases no puedo dejar de pensar en
Superman, un personaje que se adecua a la perfección a todo el periplo heroico; así como el
Thor o el Hércules de Marvel, que no dejan de estar basados completamente en las mitologías
nórdica y latina, respectivamente.

Todo comienza, como digo, con su nacimiento. El nacimiento del héroe clásico suele ser
precedido por las dificultades (esterilidades resultas por encantamientos…) y siempre proceden
de padres ilustres, uno de ellos es un dios, o tiene carácter divino o real. Los oráculos, los sueños
y los presagios avanzan la categoría extraordinaria del nonato, que además se convertirá, desde
la propia concepción, en una amenaza para el padre, para el abuelo, o para una ciudad. Sus
historias mitológicas siempre recurren a la exposición del bebé a los elementos, condenados a
perecer; aunque al final son rescatados de forma sorprende y salvados de su trágico
destino. No puedo evitar ver todo tipo de correlaciones con los personajes que tanto nos han
hecho disfrutar en las páginas del noveno arte (el destino trágico es el mismo, aunque ahora sus
poderes provienen de mutaciones o accidentes…) y os invito a todos vosotros, queridos lectores,
a jugar con las asociaciones por medio de los ejemplos en los comentarios.

El segundo punto del trayecto heroico es la vida oscura e incluso una muerte aparente
(¿alguien ha dicho Batman o Lobezno?), que solventa mediante un proceso de anagnórisis, de
reconocimiento. El personaje vuelve a salir a la luz por medio de sus acciones o de hechos
famosos (luchas contra monstruos terribles, discernir entre el bien y el mal…). También suele
aparecer como vencedor de determinadas pruebas (Los doce trabajos de Hércules): se erige
como salvador de un pueblo, consigue prestigio político… Aunque no aguanta mucho en el poder,
porque el héroe, por su naturaleza, es un ser asocial, que vive al margen de las leyes,
que escapa constantemente de ellas y que se mantiene en solitario.
Uno de los problemas que los autores griegos y romanos otorgaban a los héroes era la soberbia.
Ellos la llamaban hybris, y lo que producía era una sensación de megalomanía y de
engrandecimiento que ensombrecía sus virtudes. Los dioses, conocedores de este contravalor de
los héroes, les castigaban con severidad, aunque el castigo nunca recaía de manera directa sobre
ellos, sino sobre sus compañeros.

El descenso a los infiernos y la muerte del héroe son otras dos constantes en este viaje
del modelo heroico. El héroe es un ser invulnerable, en teoría, en su lucha contra los hombres,
pero tiene que morir, para llegar a la trascendencia. Existen dos vías para que el héroe termine
en la muerte: la más normal es la traición, que un ser querido o alguien de extrema confianza le
apuñale (quizá literalmente) por la espalda; o que el héroe decida ir voluntariamente a la
muerte, el sacrificio final. “Dicen que, justo antes de tu muerte, completaste doce supertrabajos
legendarios. Creaste vida, escapaste del infraverso, derrotaste al tirano solar… y respondiste a la
pregunta que no se puede responder”, le explica Sansón a Superman en la mencionada obra de
Grant Morrison.

Y es que la muerte es esencial para llegar al último punto, el proceso de divinización o


apoteosis del héroe. Puede darse de muchas maneras: la llegada al Olimpo por parte de
Hércules, que después de muerto y debido a su fama se casa con Hebe, es un ejemplo bastante
concreto. La muerte de Odín y el ascenso de Thor a rey de reyes, también sería otra muestra
perfecta.

Llegados a este punto me gustaría parafrasear al famoso antropólogo francés Claude Lévi-
Strauss que preparó, en 1955, un listado de temas comunes o mitemas relacionados con
la figura del héroe:

1.Presencia de acertijos, dilemas, ardides; usados por dioses y héroes para atrapar a un
ladrón o adúltero, ganar una competición, para desenmascarar, para entorpecer una persecución.
El más común es el enigma de la Esfinge a Edipo, utilizado hasta la saciedad en posteriores obras
literarias y en tebeos. Morrison utiliza a la Ultraesfinge para poner en apuros la lógica del
cryptoniano: “Pregunta: Qué sucede cuando la imparable fuerza golpea el objeto inamovible”.

2.Transformaciones o metamorfosis de hombres y mujeres en pájaros, árboles, en


serpientes, en estrellas… para salir de situaciones peligrosas. Aquí creo que el ejemplo más claro
son los “hijos del átomo” con sus transformaciones por medio de sus mutaciones, incluso Banner
se transforma en Hulk cuando necesita salir de situaciones peligrosas.

3.Muerte accidental de un pariente, amigo o persona muy querida. Este mitema es común
a cualquiera de los superhéroes más trágicos. Me vienen a la cabeza momentos y portadas
emotivas, como la muerte de Gwen Stacy, la de Jason Todd, o Bucky (muchos de ellos
resucitados posteriormente según necesidades del guión…).

4.Presencia en el mito de gigantes, monstruos o serpientes que pueden ser enemigos


de los dioses, guardianes de tesoros; y que han de ser destruidos. Enemigos monstruosos se
encuentran en el haber personal de todos nuestros superhéroes favoritos.

5.Intentos de deshacerse de un rival señalándole misiones imposibles o peligrosas (Los


doce trabajos de Hércules… alguien ha vuelto a pensar en All Star Superman…). Cumplimiento de
una misión con la ayuda de un dios o diosa (el caso de Teseo y el Minotauro, por ejemplo).

6.Presencia del fuego, su donación o recuperación; el fuego que hace inmortal a un héroe. En
las historias de superhéroes el fuego estaría representado muchas veces en el progreso, en la
técnica, en un arma o aparato específico; su recuperación o donación será esencial para salvar al
universo.
7.Luchas o competiciones: por una novia, por honor, por realeza. En este punto recupero de
los almacenes de mi memoria aquellas historias de las Secret Wars o los encuentros de Los
Vengadores y La Liga de la Justicia.

8.Castigo de la impiedad, de la hybris, que termina en muerte o castigo perpetuo.


Héroes oscuros que tienen que vivir con su bestia interior como mayor castigo. El ejemplo que se
me ocurre es Lobezno, un tipo sin piedad que no puede morir, pero que la recuperación de sus
recuerdos es, a la vez, un alivio y un castigo perpetuo.

9.Usurpación del puesto de los padres o los ancianos (muchas veces anunciado en el
oráculo). Damian Wayne y su destino de convertirse en el nuevo Batman, sea como sea.

10.Muerte del propio hijo o un intento de matarlo. La pérdida del bebé que esperaba
Shanon Carter, fruto de su relación con Steve Rogers podría enmarcarse en este tema común.

11.Venganza, matando o seduciendo a su mujer. Hay tantos casos en la historia del cómic de
actos de venganza de este estilo que sería una tarea inmensa enumerarlos aquí. De seguro, en
alguno de vuestros ejemplos compartáis con los demás alguno de ellos.

12.Los hijos que vengan o protegen a la madre.

13.Disputas en familia, unos hijos luchando contra los otros. Suele tener que ver con la
herencia y la “Batalla por la Capucha”, o las nuevas generaciones de héroes de “La Iniciativa”
combatiendo contra los jóvenes héroes no registrados también serían grandes ejemplos.

14.La esposa mentirosa, enamorada en vano de un joven a quien acusa de atropellos.

15.Hija mentirosa, que se enamora del enemigo. Un poco la historia que clásica de “Romeo
y Julieta”.

16.Incesto. El mayor ejemplo de esto no está en el cómic sino en la relación de Edipo y


Yocasta… aunque pensándolo bien, no bebe directamente de este mito parte de la historia de
Hank Pym, Ultrón, Yocasta, La Avispa…

17.Fundación de una ciudad, según un oráculo o siguiendo a un animal. Una de las ciudades
más famosas fundadas en un tebeo superheroico y con características de “tierra prometida” es
Genosha.

18.Armas especiales. Aquí se pueden incluir, desde el escudo del Capitán América, al martillo
de Thor, o la maza de Hércules.
19.Profetas, oráculos, videntes que proponen acertijos, curan infidelidades, revelan salidas de
atolladeros… La magia y la percepción extrasensorial está presente en la mayoría de universos
ficticios.

20.Amantes mortales de diosas y amigas mortales de dioses. Tanto en el Universo Marvel


como en el de DC, por ejemplo, los superhéroes yacen y comparten momentos íntimos con otros
personajes secundarios que no tienen poderes.

21.Peligro de la inmortalidad como regalo a los mortales. Qué haría Luthor si no pudiera
morir…

22.Una señal de vida externa a una persona. Vida después de la muerte, resurrecciones,
viajes en el tiempo… todo esto está a la orden del día en los tebeos.

23.Nacimientos extraordinarios o insólitos. Los hijos de la Bruja Escarlata nacieron teniendo


un padre cibernético, ¿hay algo más insólito que eso? Sí, que sobrevivieran y formaran parte de
los Jóvenes Vengadores.

24.Encierro en una prisión, cofre, tumba… Todo el tema de la caja de Pandora se utiliza
mucho en el noveno arte, multitud de villanos crean celdas ultrarreforzadas para encarcelar a los
héroes. La última vez que se vio algo así pero de magnitudes enormes fue la prisión de la Zona
Negativa para los héroes y villanos no registrados…

Con el anterior listado pretendo movilizar vuestra curiosidad y que entre todos saquemos más
ejemplos de historias del tebeo que se basen, tanto explícita como implícitamente, en estos
mitemas que propuso Strauss. Sé que hay muchos más ejemplos que los que he puesto, y
también entiendo que alguno discrepe en mi selección. Lo que está claro es que los cómics
de temática superheroica han recogido el testigo mitológico, sirven para dotar a nuestras
generaciones de una nueva oleada de seres tan interesantes y poderosos como Teseo, Perseo,
Aquieles, Ulises, Hércules o Thor. Un nuevo Olimpo.

Surge así un nuevo estilo de mitología con sus propios símbolos: a Lobezno le
distinguimos por su pelo, sus patillas y sus garras; el Capitán América siempre llevará su escudo,
y toda la liturgia del Hombre Murciélago será recordada. Aunque los temas comunes se
mantengan, porque no debemos olvidar que Mitología y Literatura siempre han ido de la mano.
“Lo que fue, eso será, y lo que se hizo, eso se hará; no hay nada nuevo bajo el sol” (Eclesiastés
1:9).

“Mas ni aun así pudo librarlos, como deseaba, y todos perecieron por sus propias
locuras. ¡Insensatos! Comiéronse las vacas del Sol, hijo de Hiperión; el cual no permitió
que les llegara el día de su regreso. ¡Oh diosa, hija de Zeus!, cuéntanos aunque no sea
más que una parte de tales cosas”.
Homero, La Odisea.

Nos leemos.

Diego Matos
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