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Personas altamente sensibles: ¿Sirve

la inteligencia emocional?
por Ana Vico | 105 Comentarios

Algo está ocurriendo en esta sociedad. Desde hace un tiempo atrás, está
emergiendo un alto porcentaje de personas que se están identificando con un
rasgo de personalidad que se conoce como personas altamente sensibles
(PAS).
Todo comenzó hace casi tres décadas, cuando la Dra. en psicología Elaine
Aron descubre, en su afán por comprenderse a sí misma, que su manera de
procesar la información y de percibir el mundo que le rodea es muy diferente al
del resto de personas.
En sus investigaciones descubrió que, al igual que ella, existe un porcentaje de
personas que comparten un rasgo común, al que denominó «la alta
sensibilidad».
A partir de entonces se realizaron numerosos estudios para conocer en
profundidad las características que determinan que una persona sea altamente
sensible ya que, hasta ahora, el comportamiento de una persona PAS había
sido confundido con la conducta propia de algunos trastornos mentales y/o
emocionales.
Hoy día, gracias a la era de la información en la que estamos, la expansión del
conocimiento sobre el rasgo PAS está haciendo que muchas personas se
identifiquen como tal y se pregunten cómo poder gestionar bien su alta
sensibilidad para hacer un buen uso de ella y no acabar siendo víctima de sus
consecuencias.
En este artículo, vas a ver cómo la alta sensibilidad es algo más frecuente de lo
que puede parecer y cómo el desarrollo de la inteligencia emocional es algo
prioritario para las personas altamente sensibles.
¿Quiénes son las personas altamente
sensibles (PAS)?
Cuando alguien escucha por primera vez el término «altamente
sensible», puede creer que se trata de alguien que es extremadamente
vulnerable, frágil o que va a saltar a la primera de cambio si las cosas no
suceden como desea.
Lejos de esto, la persona altamente sensible se caracteriza por una
sensibilidad extrema que le permite percibir el mundo con más intensidad,
incluyendo los aspectos positivos y los negativos.
Es decir, una PAS no es una persona que están siempre llorando, a la
defensiva o que se esté quejando de todo. Al contrario, pudiera ser que
estuviese siempre alegre porque disfrute más de las maravillas de este mundo,
o que viviese con más intensidad los aspectos positivos de las relaciones
interpersonales, como la compañía o la amistad.
No es más frecuente en la mujer que en el hombre y tampoco es algo que
se desarrolle con el paso de los años. Es un rasgo de personalidad con el
que se nace y del que ya hay evidencias científicas que han demostrado su
existencia a nivel genético.
Existe aproximadamente en un 20% de la población, por lo que 1 de cada 5
personas es altamente sensible. Dicho de otra forma: si no eres PAS, seguro
que conoces a alguien que sí lo es.
Déjame mostrarte con más claridad acerca de este rasgo de personalidad…
Características del rasgo de alta sensibilidad
Los resultados de las investigaciones que realizó la Dra. Elaine para demostrar
la existencia de este rasgo de personalidad, pusieron de manifiesto que las
personas altamente sensibles comparten 4 características comunes:
1. Procesamiento profundo de la información
Esta es la principal característica de las personas altamente sensibles porque
gracias a ella se comprende mejor el resto de características que te muestro a
continuación.
La persona PAS no solo se caracterizan por tener una alta sensibilidad a
secas, sino que la naturaleza le ha otorgado un sistema neurológico capaz de
procesar con mayor intensidad todo aquello que piensa y siente.
Los estudios han encontrado diferencias entre personas PAS y no PAS cuando
se realizan determinadas actividades en las que ponen en juego su capacidad
de procesamiento.
Los resultados han mostrado que las personas altamente sensibles activan
áreas del cerebro relacionadas con el procesamiento profundo y consciente
que, en el caso de las personas no PAS, no se activan cuando realizan las
mismas acciones.
Debido a esto, la persona altamente sensible tiene más tendencia a la
reflexión, a pensar en profundidad las cosas e incluso a darles vueltas al mismo
asusto para poder desmenuzarlo y sacar conclusiones más certeras.
En definitiva, la capacidad de análisis y síntesis en una persona PAS es algo
que trae «de fábrica».
2. Tendencia a la sobre-estimulación
Al disponer de un sistema neurológico capaz de recibir más información y de
procesarlo en mayor profundidad, la persona altamente sensible suele tener
una tendencia a la sobre-estimulación, lo que le obliga en muchos casos a
retirarse de ambientes con muchos estímulos para poder recuperar su
equilibrio mental y emocional.
Es decir, se produce una saturación del sistema nervioso debido a la cantidad
de información que circula a través del mismo y se manifiesta a través de un
agotamiento general que hace que la persona tenga una necesidad imperiosa
de estar en un lugar tranquilo, a ser posible en soledad y donde existan pocos
estímulos externos.
3. Fuerte emocionalidad y elevada empatía
Tener un sistema nervioso capaz de sentirlo todo con más intensidad, hace que
la personas altamente sensible tenga mayor capacidad de respuesta emocional
y, por lo tanto, todo lo viva más intensamente.
Ver una película divertida puede ser una gozada si eres altamente sensible
porque lo vas a disfrutar al máximo; en su contra, si la película es de acción,
puede ser que la termines con una activación inusual de tu cuerpo, como si la
vivieses en primera persona.
Todo se experimenta amplificado si eres altamente sensible, tanto los
estímulos positivos como los negativos. Esta forma de vivir las emociones va
ligada a una empatía muy desarrollada hacia el resto de personas, hacia los
animales y hacia la naturaleza en general.
4. Sensibles a las sutilezas
Se ha demostrado que las personas altamente sensibles son más conscientes
de los cambios que se producen a su alrededor. Es como si tuviesen un radar
que lo capta todo.
No me refiero solo a todo lo que tenga ver con los sentidos (sonidos, olores,
colores…) sino también a aquellas percepciones que suelen pasar inadvertidas
para las personas no PAS.
Para una PAS es muy fácil reconocer la energía positiva o negativa que circula
en el lugar en el que se encuentra y además sabe qué hacer para que esa
energía cambie a de negativo a positivo.
Cómo se encuentra una persona altamente
sensible sin gestión emocional
Paralelamente a estas 4 características principales que determinan que una
persona sea altamente sensible, cada persona en cuestión ha ido
desarrollando su propio carácter para vivir con su rasgo de personalidad PAS,
el cual hasta ahora nadie había tenido en cuenta.
La cultura de la que procedemos y la sociedad en la que vivimos no favorece a
las personas altamente sensibles ya que, a medida que el ser humano ha ido
«evolucionando» en la era industrial, todo parece haber sido diseñado para
la sobre-estimulación y la sobre-activación, lo que resulta muy insalubre
para una PAS.
Y en este aspecto es donde cobra mayor importancia el desarrollo de
la inteligencia emocional que, junto con la práctica de mindfulness, son las dos
grandes herramientas de trabajo para la salud física y mental de las personas
altamente sensibles.
Personalmente, cuando descubrí que era altamente sensible, me sorprendí al
ver que conocía a mucha gente que también lo era, y que todos habíamos sido
víctimas de una cultura y de una educación que, más que beneficiarnos, había
servido para que nos separásemos de nuestra naturaleza altamente sensible.
Ahora bien, ¿cómo se siente una persona altamente sensible sin inteligencia
emocional?
Aunque hay muchas sensaciones que puede tener una PAS en estas
condiciones, las más comunes que puedes encontrar son:
Con uno mismo
Una de las percepciones más comunes fruto de carecer de inteligencia
emocional es sentirte que no encajas porque te ves distinto al resto y no
terminas de aceptar tu condición sensible.
Hay que decir que tiene parte de verdad el hecho de que te sientas diferente al
resto, teniendo en cuenta las PAS somos el 20% de la población, es decir, que
realmente somos una minoría.
El problema es que nuestra forma de pensar es diferente y muchas acciones
que empleamos se salen de lo tradicional, por lo que recibimos de los demás
críticas negativas que hacen que se refuerce la idea de que somos
diferentes.
Siendo PAS te ves expuesto en muchas ocasiones a expresiones del
tipo «piensas demasiado las cosas», «eres demasiado sensible» o «no
podemos hacer esto contigo porque te saturas demasiado».
La consecuencia directa de sentirte diferente es la baja autoestima y
empiezas a aceptar que, de alguna forma, lo demás rechazan tu forma de ser,
que llevándolo un poco más allá, lo que estás diciéndote a ti mismo es que «los
demás no te aceptan tal y como eres».
El problema de todo esto es que te vas apartando de tu naturaleza
altamente sensible y, por lo tanto, dejas a un lado las cualidades positivas que
tiene el rasgo PAS y que, con un entrenamiento a nivel mental y emocional,
podrías convertir en tus mejores fortalezas.
Cuando te alejas de tus verdaderas capacidades o incluso las niegas, sabes
que algo va mal, aunque no lo admitas. Hay algo en ti que se encuentra
insatisfecho porque no te muestras tal y como eres, ya que si lo hicieras seguro
que recibirías una crítica por parte de los demás.
Tampoco utilizas todos tus recursos al 100%. No dejas que aflore la creatividad
que muchas PAS tienen, o no permites expandir esas sensaciones internas
que inspiran y dan luz a tus mejores pensamientos y creaciones.
En definitiva, te sientes insatisfecho, porque sabes que vales más de lo que
realmente estás ofreciendo. Y nadie se da cuenta, excepto tú…
Sientes que la vida no tiene sentido y esto refuerza más la idea de que no
encajas para nada en este mundo y, cuando llega la noche, miras las estrellas
y te preguntas «¿no seré yo de otro planeta?».
Y poco a poco te vas encerrando en tus ideas, como si te crearas un mundo
aparte donde solo tu vives y del que no quieres salir. Eres consciente de tu
sensibilidad pero no haces un uso adecuado de ella y te sientes limitado para
explorar nuevas posibilidades.
Te vas limitando poco a poco hasta que surge el miedo a los cambios, a
probar cosas nuevas. Prefieres quedarte con lo conocido a explorar otras
opciones. El miedo aumenta hasta el punto de no permitirte hacer frente a tu
vida.
En las relaciones
Lo más común cuando no se ha llevado a cabo un trabajo de gestión emocional
en una PAS es tener la dificultad de poner límites a los demás. Tu baja
autoestima puede llevarte a querer complacer a los que te rodean y te cueste
trabajo decir «No» para no sentir ese rechazo que ya de antemano crees que
existe por parte de los demás.
En definitiva, eliges el «sí a todo» en lugar de «me están rechazando una vez
más», idea que te has creado tú mismo y que quieres evitar.
Por otra parte, cuando la empatía está mal gestionada, hace que no sepas
exactamente donde terminan tus necesidades y empiezan las de los demás.
Sentir y percibir tan profundamente al resto de personas, puede hacer que te
confundas y no sepas si lo que te pasa es tuyo o es de los demás.
Esto produce una necesidad imperiosa de ayudar a los demás, porque sabes
que si el otro está bien, vas a percibir bienestar y no sentirás ningún tipo de
malestar que sea del otro. Acabas dependiendo del estado anímico de los
demás para llegar a tu propio equilibrio mental y emocional.
Por otro lado, la elevada empatía puede hacer que te sientas empujado a
ayudar de forma descontrolada a los demás, ya que conoces muy bien lo que
necesitan los demás para sentirse mejor y sabes cómo conseguirlo.
Te conviertes en el paño de lágrimas de los demás y cuentan contigo para
todo, pero a la vez te ven vulnerable porque confunden tu sensibilidad con
fragilidad.
Como le ocurre a la mayoría de las PAS, las relaciones te parecen
superficiales y vacías porque te gustan los temas profundos que le dan sentido
a la vida. Percibes que los demás tienen reacciones que no son correctas, que
se comportan de forma invasiva con todo y que no tienen en cuenta al resto de
personas.
Pero, aunque esto sea real, el malestar que sientes es debido a la falta de
inteligencia emocional, que no te permite aceptar completamente las
reacciones de los demás, de ahí el sufrimiento y esa sensación de vacío.
Y por último, a nivel de pareja, sin una buena gestión emocional puedes
convertirte en una persona muy exigente a la hora de buscar una pareja. Por
un lado, necesitas a alguien que encaje muy bien con tu personalidad y, por
otro lado, no quieres perder el tiempo buscando y experimentando.
En el trabajo
Si eres PAS, la falta de gestión mental y emocional hace que en el trabajo te
agotes con muchísima más facilidad que el resto de personas y esto hace
que no rindas a tu máximo potencial. Esto se debe a que el exceso de
información en el trabajo unido a tu profundidad de procesamiento te genera
sobre-estimulación.
Es por ello que el estrés laboral, la sobre-activación en el trabajo, la prisas y las
condiciones laborales de hoy día hace que muchas personas altamente
sensibles se planteen la reinvención profesional, para convertirse en sus
propios jefes y poder trabajar al ritmo que marque sus propias necesidades.
Si esto no ocurre, lo más frecuente es que, como PAS, experimentes
mucha insatisfacción y desmotivación a nivel laboral ya que no podrás
manifestar todo potencial y, por lo tanto, tampoco serás valorado ni reconocido
por tus superiores.
La relaciones con los compañeros de trabajo puede ser complicadas si no
tienes inteligencia emocional, ya que acabarás mezclando la relación laboral
con la personal casi desde el primer momento, ya que tu elevada empatía
volverá a impulsarte a ayudarles para que se encuentren mejor.
Poco a poco y sin darte cuenta, te convertirás en el «oído de la empresa»
y acudirán a ti para contarte todos sus problemas. No es que esté mal
hacerlo puesto que es un servicio muy bonito hacia tu empresa, pero si no lo
controlas, se te puede ir de las manos. Al fin y al cabo sería una estimulación
añadida a tu puesto y eso no te beneficia mucho.
Beneficios del desarrollo de la inteligencia
emocional para las personas altamente
sensibles
Para una persona PAS, vivir se convierte en un acto de equilibrio entre lo que
ocurre dentro y fuera de uno mismo. Para ello, sí o sí, vas a tener que
desarrollar la inteligencia emocional.
¿Por qué?
Porque necesitas saber cómo te encuentras contigo mismo para regularte y
adaptarte a las situaciones en las que te encuentres ya que, las cuatro
características que determinan tu rasgo PAS, siempre están presente.
Si no desarrollas tu inteligencia emocional te verás envuelta en las
consecuencias negativas de sentirlo y percibirlo todo sin ningún tipo de gestión
o control.
Una persona altamente sensible con una buena inteligencia emocional tendría
muchas cualidades que podrían ser:
– Mayor capacidad de afrontamiento en todas las situaciones.
– Ser consciente de cómo se encuentra en cada momento y saber qué necesita
para regularse en caso de perder su equilibrio mental o emocional.
– Sentirse con la libertad de expresar correctamente su sensibilidad sin llamar
la atención ni perturbar a los de alrededor.
– Poder poner límites a los demás sin sentirse culpable por ello.
– Tener más autoconfianza en sí mismo.
– Hacer un uso correcto de la empatía, teniendo un control de lo que siente,
sabiendo discernir entre las percepciones propias y las de los demás.
– Aceptar su condición PAS y tener más autoestima.
– Poner su sensibilidad al servicio de su creatividad.
– Hacer de su vida una experiencia con sentido.
– Ayudar a los demás solo cuando sea el momento de hacerlo, sin perder en
ningún momento el equilibrio personal.
– Si es el jefe de una empresa, gracias a su empatía sabrá lo que necesitan
sus empleados o sus clientes, por lo podrá ofrecer mejores servicios y
satisfacer mejor a la demanda.
– Disfrutar de trabajar en equipo e incluso de favorecer la unión entre los
miembros que lo forman.
– Tener relaciones duraderas en el tiempo y de calidad.
– Respetar a los demás y ver con naturalidad sus comportamientos y
reacciones aunque sean contrarios a como ella lo haría.
– Tener conciencia de qué estímulos favorecen su equilibrio interno y cuáles lo
perjudican.
– Saber parar la corriente de pensamientos antes de verse atrapado en una
reflexión sin fin.
– Tener facilidad para salir de la zona de confort y aprender cosas nuevas.
–…
Y podría seguir con más y más beneficios, porque entrenarse en inteligencia
emocional es de las mejores opciones que tenemos los seres humanos. Y en el
caso de las personas altamente sensibles se convierte en algo vital.

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