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MUESTRA DE POEMAS

ROSSELLA DI PAOLO

Espera

He puesto los dedos sobre vidrio


Ventanas o botellas que no ceden
contra agua

Saliva de nube ojo fluvial


He asomado la garganta al vidrio
y no naufrago

Ha de ser que el mar está de lado


La suerte echada el pico en tierra
Eso, pues.

(de Prueba de galera)


Mar

a A. B. G.

No hay orillas para la frente que tantea


para tus pies conmovidos no hay orillas.
Te has alzado en cánticos y cúpulas
y te demoras golpeando
como una campana
contra las espaldas del acantilado
llamando hondo
derrumbándote llamando
derrumbándote ya como un mendigo
con toda su escudilla abierta
por el amor de Dios y entre las ruinas.

(de Prueba de galera)


El amor del mar

Sobre cuál cuerpo se demora el mar como un beso de musgo


Piedra ahogada de quién que el mar señala
con un dedo verde con un cuerpo verde
apretándose con estupor
Para quién el latido del mar qué abajos
se abisman en la delicia
Qué cobija el mar exacto bajo su peso
Quién lo arrima al prodigio quién dice el mar que es
cuando llega enredándose en la playa
desgajado y temblando

(de Continuidad de los cuadros)


Miliquinientas

Soy cabra y tiro al monte


pelo de piedra me llevo cuesta arriba
empecinada piedra sobre más piedra
detrás del abrojo.

Contra el jugo del sol levanto el diente


sol con espinas me escarba los ojos.
Como relámpago de polvo me estoy creciendo
moliendo dentro.

Soy cabra y tiro al monte.


Pondré mi hueso encima
todopelado.

(de Continuidad de los cuadros)


Profesora de lengua y literatura - Ex

Sepan que estoy viviendo, nubes,


sepan que canto
Javier Sologuren

Nunca más pararme frente a la pizarra – ecce femina-


con un cucharón
para meter en los platos vacíos de sus cabezas
el engrudo homérico, la berenjena eglógica
el acento esdrújulo y miserable, ni más
tizas de colores, salsas de tomate,
para abrirles las bocas
ojalá el entendimiento.
Ya no la tarjeta en la tostadora horaria
saltando con su tardanza al rojo vivo
ni exámenes para probar cuánto resisten
mis nalgas en el pupitre y cuántas tildes
puede gotear un cárdeno Faber Castell 031.
Se acabó la clase, la ilusión de mango,
todos al recreo, yo al recreo (pero sin vuelta)
al recreo de desclavarme de la pizarra
y saltar por la escalera al fin resucitada.
Último día, las rejas se levantan,
y en este valle ameno
nubes, sepan que canto
sepan que canto, bestias.

(de Piel alzada)


Fazer te lo he mirar

Esperemos que la noche empiece


a sacarnos los ojos en lentos picotazos
y tendámonos, amado, sin temores
pues nada nos hará dejar esta dulce prueba
de ser ciegos, amado, para todo
lo que no sean las manos nuestras y las bocas
porque las bocas nuestras y las manos
son harta luz.

(de Piel alzada)


Jaculatoria

Oh acércate, mi cabeza es de hierba


olíscame
suave es tu hocico y mis jugos son suaves
muérdeme
arranca despacio mi cabeza
mastícame
quiero no
quiero no pensar, ser una bola verde
en tu lengua, en el cielo de tu paladar
oh entre tus dientes
trágame
vuelta en tus limpios ácidos
nada nada nada
oh amor en tu panza de toro ahora
y siempre en tu ardentísima santa bosta,
amén.

(de Tablillas de San Lázaro)


Sal si puedes II

Vivo en la casa de la poesía.


Subo despacio sus escaleras
y también, saltando, las bajo.
Me siento en la silla de la poesía,
duermo en su cama, como en su plato.
La poesía tiene ventanas
por donde se deja caer
mañanas y tardes,
y bien me cuelga una lágrima
bien sopla hasta tumbarla / Con esto
quiero decir que trae
curitas y heridas
en la misma canasta.
Yo quiero tanto a la poesía que a veces creo
que no la quiero / Ella me mira,
mueve la cabeza y sigue tejiendo
poesía.
Como siempre, me quedará grande.
Pero cómo decirle / cómo decirle
quiero salir / quiero freír
honestamente mis espárragos...
Ya la veo alcanzándome
con su botella de aceite
y su loca sartén.
Ya la veo,
con su atadito de espárragos
saliéndole de la manga.
Ah su frescura / su fulgor desordenado
y el demorado compás con que me cerca.
Y yo me rindo / me rindo siempre porque vivo
en la casa de la poesía / porque subo
las escaleras de la poesía
y porque también las bajo.

(de Tablillas de San Lázaro)


Una mujer contra el muro

Cerrado a piedra y lodo a cal y canto


en cruz y escuadra resguardado
cómo he de encontrarte nunca
por no verte mis ojos no los tengo en la cara
mis pechos tampoco lejos de tus manos
y sin tus manos ninguna mía alcanza algo
menos las piernas por más desvelos
que ya la tierra sola me camina encima
la inmensa tierra herida
abierta por tu falta.

(de La silla en el mar)


Costa

(vayamos por la sombra)

Qué orillas las sombras


cuando el sol ahoga
y eso eres: sombra
y a esa voy
braceando en brava luz
aturullada
quiero alcanzar el flanco negro
de la luna
tocar el borde justo de tu manga
tenderme
en esa tierra inmóvil
que es la sombra de un
hombre
vaciado de un sueño

(de La silla en el mar)


Hybris

Para mí, la ballena blanca es esa pared, que se me ha puesto delante. A veces pienso que no hay nada
detrás.
Moby Dick (Capítulo XXXVI)

Bartleby se quedó mirando por la ventana, en uno de sus más hondos arrobamientos junto al paredón.
Bartleby, el escribiente

Ya la tocas. Ya
Inmaculada vértebra de luz.
Última pared.
Tu dolor arroja en ella, en él (ese absoluto)
la sombra justa.
Arriba abajo tu batuta afilada arrastra la orquesta
al fin
vuelto contra las cuerdas
eres como el otro oye mira cómo
se desmorona el solista del muro
atrapado en las vueltas de una sola frase viva
contra el orden muerto (ese orbe). El mar y la tierra se cierran sobre ustedes,
se abren (bravo por los bravos) bravísimos los fondos de la gloria
los cielos más ardientes.

(de La silla en el mar)


Rossella Di Paolo (Lima, 1960)

Prueba de galera. Lima: Antares, 1985.


Continuidad de los cuadros. Lima: Antares, 1988.
Piel alzada. Lima: Colmillo Blanco, 1993.
Tablillas de San Lázaro. Lima: Fondo Editorial PUCP, 2001.
La silla en el mar. Lima: Peisa, 2016

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