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Dictamen jurídico sobre la actuación como fiscales por cuenta del Estado
En la sociedad cubana ningún graduado universitario puede ejercer su carrera como profesional
privadamente: tiene que trabajar para el Estado. Ningún médico, ingeniero, arquitecto, abogado…
puede tener su propia clínica, empresa, bufete… Tampoco existe ningún servicio de ese tipo a la
población que no dependa administrativamente del Estado cubano.
Esto es precisamente lo que ocurre con los abogados y sus Bufetes: están estructurados
jerárquicamente en la Organización Nacional de Bufetes Colectivos (ONBC).
Esta dependencia del Estado trataremos de demostrar que tal y como existe y está artiulada les
convierte en funcionarios del Ministerio de Justicia, lo cual puede demostrarse por numerosas vías,
tanto por la declarativa de los propios Bufetes Colectivos como po la Ley de Cuba, farragosa,
tangencial, incluso opaca, pero finalmente descifrable:
“El Consejo de Ministros del Gobierno Revolucionario dictó el 25 de abril de 1966 la Ley No.
1189, mediante la cual se dispuso la inscripción de los abogados en el Registro del Ministerio de
Justicia, como requisito para el ejercicio profesional, eliminando el control de la colegiatura hasta
esa fecha en poder de los Colegios. Esta medida, unida a la creación de los Bufetes Colectivos como
unidades de prestación de servicios jurídicos, fue el primer paso en la eliminación de la abogacía
como ejercicio privado en el país, con el tiempo el Bufete Colectivo devino en una dependencia más
del Ministerio de justicia, lo que afilió esta forma de ejercer la profesión a lo que se conoce
internacionalmente como Abogacía de Estado.”
Affirmanti incumbit probatio y, como muchas de las leyes impulsadas por el Gobierno de Cuba
tras 1959, tras progresivamente controlar el Gobierno todas y cada una de las instituciones del
Estado, civiles, la propiedad pública y privada y todos los ejercicios de la función pública, incluido
el poder judicial, dicho artículo, argumentum ad logicam, lejos de articular dicha presumida
libertad, entra en una contradicción flagrante en el mismo Decreto-Ley, y se debe presumir por
tanto dicho artículo ineficaz, cuando en su Artículo 3 se exhibe que, como requisito para ejercer,
el abogado no sólo tiene que tener convalidado y vigente su título, sino además,
“…es requerido ser admitido al ejercicio de la abogacía por la Organización Nacional de Bufetes
Colectivos”
Es de destacar que los Bufetes Colectivos tienen una subordinación ciertamente amplia de los
Organismos de la Administración Central del Estado, sumisión reforzada por el Acuerdo para el
control administrativo, número 2817, del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, de 25 de
1
Extracto de la web oficial de la Organización Nacional de Bufetes Colectivos de Cuba: http://www.onbc.cu/historia
(enlace alternativo: https://drive.google.com/open?id=18M4u4pmKjoQDh2rrNOy5Z-Ql2Vuegx_K)
2
Ley de 8 de junio de 1984, el Decreto Ley No. 81 y Resolución Ministerial No. 142 del Ministerio de Justicia, o
Reglamento: https://drive.google.com/open?id=1_9cn4_Q6hS-YF1WsPhcACYgqUOa5Xap6
“ARTÍCULO 17.- Los abogados que aspiren a ingresar en la Organización Nacional de Bufetes
Colectivos, deberán presentar su solicitud ante el Director Provincial correspondiente.
El director Provincial elevará la solicitud, conjuntamente con su opinión debidamente
fundamentada, a la Junta Directiva Nacional dentro de los diez días naturales siguientes. La
Junta Directiva Nacional resolverá la petición dentro de los treinta días naturales siguientes al
recibo de la solicitud.”
Resulta ineficaz el artículo 2, por tanto, en clara contradicción con el articulado posterior, que lo
inhabilita porque la citada “admisión”, requisito indispensable para el ejercicio de la abogacía, no
se encuentra regulada en modo alguno.
“ARTÍCULO 16.- Para pertenecer a los bufetes colectivos, además del título exigido en el Artículo
3 del presente Decreto-Ley, el jurista debe reunir los siguientes requisitos:
El acápite a) es harto elocuente: La frase “acordes con los principios de nuestra sociedad”, enunciada
dentro de Cuba -donde, por cierto, es de uso muy corriente- implica que el aspirante a abogado
debe haber demostrado ser “revolucionario”, defender la Revolución; luchar o, por lo menos, no
oponerse a la construcción del Socialismo y su fase superior, el Comunismo, y un largo etc.
3
Ley de 8 de junio de 1984, el Decreto Ley No. 81 y Resolución Ministerial No. 142 del Ministerio de Justicia, o
Reglamento: https://drive.google.com/open?id=1_9cn4_Q6hS-YF1WsPhcACYgqUOa5Xap6
En todo caso, ante la enorme ambigüedad del acápite a), tras una búsqueda infructuosa, que debería
estar claramente referenciada, tan sólo una única referencia no de Ley podemos apuntar y que tan
sólo resulta relevante por su título (“La organización de la abogacía en Cuba”) y por su autor, el
actual y desde hace décadas Presidente de la ONBC de Cuba, Ariel Mantecón Ramos.
El propio Ariel Mantecón Ramos declara, en una publicación de carácter técnico y formal de su
autoría 4 que, para ser admitido en la ONBC y poder ejercer, el abogado, además de cumplir los
requisitos técnicos ya mencionados y no tener condenas penales, debía “reunir condiciones morales
adecuadas”.
Sin embargo la moral, por el contrario, sin acotar su amplia extensión ni restringirla a términos
cuantificables y medibles, no existe como entidad jurídica reconocida en el derecho internacional,
y siempre ha pertenecido al ámbito personal y plenamente subjetivo para las personas, las
organizaciones y las culturas, nunca cuantificable, más incluso en el ámbito de lo regladamente
público y objetivo que debe otorgarse, por derecho, con razonamientos completamente medibles
y contrastables en base a unas normas de cuantificación.
Nótese que, por el contrario, los acápites b) y c) son muy concretos y fácilmente verificables,
medibles. Sólo caben dos opciones transparentes: “sí” o “no”.
El mecanismo de “admisión” que no existe en la Ley No. 81, o el Reglamento, ni está siquiera
esbozado, por tanto, no existen fuentes con referencia oficial a él salvo lo indicado en el artículo
17, y en la única fuente verbal de las autoridades que se han encontrado se evidencia como subjetivo
y, por tanto, nihil obstat a serlo completamente arbitrario. La mencionada Ley, además, no hace
referencia a reglamento donde se encuentre dicho mecanismo y éste pueda ser considerado.
4
La organización de la abogacía en Cuba, Ariel Mantecón Ramos: http://wp.sistemasjudiciales.org/wp-
content/uploads/2018/05/temasgenerales_manteconramos-1.pdf (enlace alternativo:
https://drive.google.com/open?id=1qYikvnUNg9KFsFFMFlc3viamagSy3qDI)
5
Perfil Linkedin de Ariel Mantecón Ramos (https://www.linkedin.com/in/ariel-mantec%C3%B3n-ramos-
681182104/, enlace alternativo: https://drive.google.com/open?id=1tXFDAqyU6HJpLbYr7Rh-8UkdvBf_02Mg),
y miembro destacado de la Asamblea Nacional de Poder Popular que es, según la Constitución
vigente:
“ARTÍCULO 69. La Asamblea Nacional del Poder Popular es el órgano supremo del poder del
Estado. Representa y expresa la voluntad soberana de todo el pueblo.”
Y, finalmente concluyente resulta que, en la propia Ley No. 81, disposiciones especiales, se fija:
Es el Ministerio de Justicia quien define por tanto la retribución de los abogados y sus servicios y
a quien se reportan las actividades, las medidas disciplinarias y las altas y bajas de los miembros, y
quien tiene el control absoluto sobre la actividad de la ONBC y sus miembros.
Dado que, además, los miembros cobran de fondos públicos del Ministerio de Justicia y el Estado,
los miembros son, de facto y en todas sus dimensiones posibles, empleados del Ministerio de
Justicia.
Jerarquía matricial
Pero la ONBC, además, tiene una sumisión jerárquica a otros Ministerios, de forma que la
organización jerárquica, de definición y control es directa del Ministro de Justicia, pero la jerarquía
a nivel funcional es matricial, y cada Ministerio tiene en su potestad dictar las actuaciones de la
ONBC en lo que compete a su ámbito.
Un ejemplo, entre decenas, es la Resolución Ministerial 1/2010 del Ministerio de Salud Pública 6,
donde se regulan los servicios de obtención y legalización de documentos de la ONBC, en la que
se indica en el “POR CUANTO” segundo:
“El Acuerdo para el control administrativo, número 2817, del Comité Ejecutivo del Consejo
de Ministros, de 25 de noviembre de 1994, adoptado de conformidad con las Disposiciones
Finales Sexta y Séptima del Decreto-Ley No. 147 ‘De la Reorganización de los Organismos de la
Administración Central del Estado’ de 21 de abril de 1994, establece los deberes, atribuciones
y funciones comunes de los Organismos de la Administración Central del Estado,
correspondiendo a sus jefes [Ministros y Vice-Ministros], a tenor de lo dispuesto en el numeral 4,
del apartado Tercero, ‘Dictar en el límite de sus facultades y competencia, reglamentos, resoluciones
y otras disposiciones de obligatorio cumplimiento para el sistema del organismo; y en su caso,
para los demás organismos, los órganos locales del poder popular, las entidades estatales, el sector
cooperativo, mixto, privado y la población.’”
El Ministerio de Salud Pública es competente para dictar dicha Resolución Ministerial 1/2010 que
regula los servicios de la ONBC, por tanto, gracias al Acuerdo para el control administrativo,
número 2817, del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, de 25 de noviembre de 1994, el
cual le otorga dicha capacidad a través de su apartado tercero, acápite cuarto.
En gran parte de las resoluciones ministeriales de los diferentes ministerios de la República de Cuba,
cuando se trata de dictar normas para la ONBC u otros organismos del Estado, cuando éstos
dependen jerárquicamente de otro Ministerio, como en este caso la ONBC, se hace mención a esa
capacidad matricial de poder otorgada por el Decreto-Ley 2817 del Comité Ejecutivo del Consejo
6
Resolución Ministerial No. 1 de 8 de Enero de 2010 Ministerio de Salud:
https://drive.google.com/open?id=1PvpEk1S_KxmXwd2XYPIwSEyJOjBApXeU
El control de este organismo, por todo lo argumentado en los precedentes párrafos, es directamente
estatal, dependiente del Estado a través del Ministerio de Justicia en términos de gestión y por cada
Ministerio en el ámbito de lo que a éstos afecta, y por tanto el artículo 2 de dicho Decreto-Ley No.
81 (“el ejercicio de la abogacía es libre”) queda sin efecto gracias a múltiples apartados de la misma
Ley y otras del Estado, y se concluye que una orden de cualquier Ministerio, salvo que entre en
colisión con otras de otro Ministerio, es una orden ejecutiva para la ONBC, y que esta organización
es una Organización directamente intervenida por el Estado. Sus miembros y su admisión, así
como su control (Ley No. 81, disposiciones especiales), se desprende sin lugar a duda alguna,
dependen del Ministro de Justicia de forma directa.
Cuando el Acuerdo para el control administrativo, número 2817, del Comité Ejecutivo del
Consejo de Ministros indica las órdenes ejecutivas que un Ministerio puede dictar para controlar
en lo que le compete a “organismos; y en su caso, para los demás organismos, los órganos locales del
poder popular, las entidades estatales, el sector cooperativo, mixto, privado y la población.”, indica las
siguientes:“Reglamentos”, “Resoluciones” “Otras disposiciones de obligatorio cumplimiento”.
Aunque el Decreto 62 sobre normas para la publicación en la Gaceta Oficial indica las normas de
publicación y entrada en vigor de toda disposición, su disposición especial segunda, que refiere al
Decreto-Ley no. 199 sobre la Seguridad y Proteccion de la Informacion Oficial 7, que derogó la
anterior Ley del Secreto Estatal, confiere amplias facultades, ilimitadas, para la no publicación de
disposiciones por parte de cada organismo del Estado y, por tanto, crear órdenes ejecutivas no
públicas, órdenes que, si están referidas a una lista general de asuntos que pueden considerarse
clasificados, cada organismo las ejecuta sin transparencia alguna. Este mecanismo permite actuar
de facto y bajo cuerda en cualquier ámbito, también en el que afecta a la ONBC.
Por tanto, la supeditación matricial de los Ministerios va más allá incluso que la mera regulación y
órdenes ejecutivas con rango de Ley pública de los diversos Ministerios sobre la ONBC y el
ejercicio, por tanto, de la abogacía. Cualquier otra disposición, se entiende que una orden directa
del Ministerio es suficiente (siempre que el Ministro de la orden en el ámbito de sus competencias
ministeriales) para que el organismo, en este caso la ONBC, actúe en consecuencia y bajo mandato.
1) Una disposición interna del Ministerio de Justicia, o del Ministerio de Salud Pública, o
cualquier Ministerio, puede aplicar de manera inmediata al ejercicio de la Abogacía y a los
Bufetes Colectivos.
2) Los Ministerios pueden, usando la Disposición Final Única del Acuerdo del Consejo de
Ministros 7538 de 4 de marzo de 2014 8, dictar normas internas con para cualquier ámbito
7
Decreto-Ley No. 199: https://drive.google.com/open?id=1KnV_q7A4ls4epSU_GJRRlvJWrJT5p0oJ
8
Disposición final única del Acuerdo del Consejo de Ministros 7538 de 4 de marzo de 2014: “Los organismos de la
Administración Central del Estado y las entidades de servicios jurídicos a que se refiere la presente, establecen las
Un caso ilustrativo muy conocido y que ha afectado en gran medida al colectivo médico es el de la
orden del Ministerio de Sanidad de 18 de octubre de 2017, que conocemos sólo por un correo
electrónico del dirigente de la ONBC que fue filtrado 9, y que dio mandato inmediato, contrariando
la Resolución Ministerial 276-2014 del Ministerio de Salud Pública 10, para no entregar
documentos legalizados de titulación ni experiencia a cualquier profesional cubano que se
encontrase en las llamadas “misiones” “internacionalistas” de trabajo, privándolos por tanto de su
titulación y evitando su posible “deserción”.
Cualquier interés de cualquier Ministerio puede conllevar una orden directa a la ONBC para que
actúe y controle a sus miembros o candidatos mediante la capacidad de admisión, la baja de la
abogacía, el salario y el puesto de trabajo. El control es total y matricial.
Ningún abogado puede escapar a la realidad de que son funcionarios del Ministerio de Justicia en
todas las facetas que un profesional puede ser controlado, y además por todos los Ministerios.
Por poner un ejemplo, a un cliente pueden privarle de su abogado por motivos que de manera
alguna puede evitar u oponerse (ARTÍCULO 47 Resolución Ministerial No. 142), por causas como
veremos que ni siquiera tengan que ver con su desempeño jurídico.
Aunque se reglamente la elección del órgano rector de la ONBC por la Ley No. 81 y Resolución
Ministerial No. 142 del Ministerio de Justicia por el mecanismo de elección, a “presuponer” libre,
en realidad no lo es:
1. Los miembros, votantes, son aceptados o dados de baja de forma arbitraria, en última instancia,
por el Ministro de Justicia, pues la ONBC depende de dicho Ministerio, por lo que el censo
electoral interno ya tiene un control desde su creación. No es universal, sino selecto, bajo
criterios como hemos visto arbitrarios.
disposiciones internas que resulten necesarias a los efectos del mejor cumplimiento de lo dispuesto en esta norma.”:
https://drive.google.com/open?id=11gS3mmuoVr3GUMSvYjzz-frRwZPjuZso
9
Email escaneado: https://drive.google.com/open?id=1Ami6KtZlPWkp16PVIvUBNzCUxb-_7P_P
10
Resolución Ministerial 276-2014 del Ministerio de Salud Pública:
https://drive.google.com/open?id=15TW6gLl6C1kkkHd-Jlm0NIPsOpEw9q0Z
Entre las causas para las faltas de disciplina, sin indicar si son graves o no, constan algunas ambiguas,
muy amplias, en las que todo cabe y que, además, infieren una relación de sumisión jerárquica que
no se entiende en el ejercicio de la abogacía, pues el abogado debiera sólo deberse al cliente, y no a
sus “jefes” (ARTÍCULO 59 Resolución Ministerial No. 142 del Ministerio de Justicia):
Resulta poco menos que increíble que la relación cliente-abogado no se menciona como la esencial,
y que los procedimientos de expediente no se inician a petición del cliente. No hay un proceso de
queja que el usuario del servicio tenga a su disposición para incoar una causa de expediente. Los
expedientes son utilizados en esta organización para, como se ve, asegurar la jerarquía y la “debida
discreción” de la organización, no de cara al cliente, al usuario, que apenas figura como accesorio.
Resulta evidente que encontrar la frase “, así como a los usuarios;” en el reglamento y reglas de
conducta después de hablar de toda la jerarquía primeramente, es un mero accesorio, cuando es el
trato al cliente el que debe prevalecer frente a todos los demás. Los fiscales, los superiores, todos
están presentes en el reglamento antes que los “usuarios”.
Es tanto como indicar que en el Departamento de una empresa privada los empleados, en abierto,
van a votar contra la voluntad de su jefe inmediato, que a su vez transmite y realiza el voto que su
jerarquía le instruye, al ser también en abierto. De esta manera no entiende la razón del voto,
quedando sin aplicación práctica la pretendida “democracia” de elección del órgano rector.
Ni siquiera el supuesto intento de mostrar democracia interna, en la ONBC ésta tiene sentido
alguno ni está articulada como tal.
Conclusiones
Del presente estudio se deriva:
11
Extracto de la web oficial de la Organización Nacional de Bufetes Colectivos de Cuba: http://www.onbc.cu/historia
(enlace alternativo: https://drive.google.com/open?id=18M4u4pmKjoQDh2rrNOy5Z-Ql2Vuegx_K)