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El autor del libro se propone recrear la experiencia insólita que aconteció en la vida
de Kafka un año antes de su muerte. Kafka se encontraba paseando por el parque
Steglitz, en Berlín, cuando halla a una niña llorando desconsolada. El se acerca y le
pregunta que le pasa, a lo que la niña responde que había perdido su muñeca. Para
calmar a la pequeña, inventa una peculiar historia, le dice que su muñeca no se ha
perdido, que su muñeca se ha ido de viaje, y él convertido en el cartero de muñecas,
tenía una carta que llevarle a la pequeña al siguiente día. Aquella noche, lleno de
preguntas, Kafka escribe la primera carta de muchas. Semana tras semanas, entrega
a la niña cada carta, misma hora y lugar, narrando las peripecias de la extraordinaria
muñeca que se encontraba recorriendo el mundo. De esta manera en la niña el dolor
va desapareciendo.
Sierra i Fibra refiere a Kafka como un mago de la palabra para una niña desconocida
que jamás volvió a saberse nada de ella, como tampoco de aquellas cartas que
constituyen uno de los misterios más hermosos de la narrativa del sigo XX.
Comenzaremos con la siguiente cita de Freud extraída del texto el Creador literario
y el fantaseo (1906-08/1992):
Todo niño que juega se comporta como un poeta, pues se crea un mundo propio
o, mejor dicho, inserta las cosas de su mundo en un nuevo orden que le agrada.
Además sería injusto suponer que no toma enserio ese mundo; al contrario;
toma muy enserio su juego, emplea en el grandes montos de afecto.[…]Ahora
bien, el poeta hace lo mismo que el niño que juega: crea un mundo de fantasía
al que toma muy enserio, vale decir, lo dota de grandes montos de afecto, al
tiempo que lo separa tajantemente de la realidad efectiva. Y el lenguaje ha
recogido este parentesco entre juego infantil y creación poética llamada
“juegos” {Spiel} a las escenificaciones del poeta que necesita apuntalarse en
objetos palpables y son susceptibles de figuración, a saber “Lustpiel” {comedia;
literalmente juego de placer} “trauerspiel” {tragedia; juego de duelo} y
designando “Schauspieler” actor dramático, el que juega el espectáculo} (pág.
127-28)
Esta gran cita, nos permite pensar ese encuentro tan extraordinario entre el poeta y
el niño. Entre la creación literaria y el juego. En la obra nos encontramos con dos
personajes que crean un mundo y ambos toman muy enserio sus cometidos. Kafka
en el lugar del poeta y Elsi, en el lugar de la niña que juega. Como dice Freud lo dotan
de grandes montos de afecto. Para la niña, cada encuentro implica una puesta de
escena que le permitirá ir elaborando una pérdida. Para el escritor, cada carta
implica una nueva ilusión en su vida. Al comienzo, el espectáculo, podría pensarse
como trágico, donde un dolor inevitable se ha manifestado que invita a que los
personajes vayan elaborando un duelo, juego de duelo le llama Freud, para convertir
sus acciones en una comedia, un juego de placer. A medida que se lee cada carta, se
va creando una ilusión, que permite sentar las bases de sus deseos. Algo se posibilita
en cada encuentro, y ese recorrido no hubiera sido posible sino por el lenguaje.
ESCENA I- El encuentro
-Schauspieler-
Kafka…
El era uno más entre tantos, solitario, con sus pasos perdidos bajo el manto de la
mañana. Su mente volaba libre de espaldas al tiempo, que allí se mecía con la
languidez de la calma y se columpiaba alegre en el corazón de los paseantes. Aquel
silencio… Roto tan sólo por los juegos de los niños, las voces maternas de llamada,
reclamo y advertencia, las palabras sosegadas de los más próximos y poco más.
Aquel silencio…
El llanto de la niña…
Fuerte, convulsivo, repentino, hizo que Kafka se detuviera. Estaba muy cerca de él,
a pocos pasos, y no había nadie más a su alrededor. No se trataba pues de una
disputa entre pequeños, ni del castigo de una madre, ni siquiera de un accidente.
Lloraba de pie, desconsolada, tan angustiada que parecía reunir en su rostro todos
los pesares y las congojas del mundo. Kafka se quedó sin saber qué hacer, nadie
reparaba en la niña. Estaba sola. Y el llanto era tan… tan dramático. Caminó y se
detuvo delante de ella.
El lenguaje…
Hola- le dijo…
Lacan señala que la palabra es ante todo ese objeto de intercambio por el cual nos
reconocemos (1954-55/2008, pág. 77). Podemos pensar ese llanto como una
llamada, como una manera de comunicar algo. Ese pedido que se anuda a esa
primera palabra de la voz de Kafka, quien atiende ese llamado. Ese saludo da lugar
a un reconocimiento mutuo: dejaron de ser solitarios para despertar cada uno a la
pregunta ¿qué quiere? ¿qué tiene? Así comienza Kafka la relación con esa pequeña
desconsolada.
Es interesante cómo el personaje, a medida que va interrogando a la niña con
preguntas de rutina, va armando en su cabeza posibles hipótesis de su llanto. Hasta
que descubre el motivo a su desconsuelo: Su muñeca, su muñeca Brígida se había
perdido.
La singularidad del hecho sorprendió a Kafka por completo. Pero también lo tenía
atrapado. Quería irse, pero no podía. Aquella niña y el abismo de sus ojos llorosos lo
retenían. ¿Por qué el dolor infantil es tan poderoso? Decidió quedarse… y, como
buen escritor, hizo lo que mejor sabía hacer.
La muñeca perdida
Elsi había perdido su muñeca, en el parque Stigliz, aquella tarde, en aquel banco.
Freud en Duelo y melancolía (1914-16/1992) refiere lo siguiente: “El duelo es, por
regla general, la reacción frente a la pérdida de una persona amada o de una
abstracción que haga sus veces, como la patria, la libertad, un ideal, etc.” (pág. 241)
Menciona también que esta reacción puede ser frente a la pérdida de un objeto
amado. El objeto tal vez no está realmente muerto, pero se perdió como objeto de
amor.
Esto nos advierte sobre la siguiente pregunta ¿Elsi se encontraba en un proceso de
duelo? ¿La pérdida de su muñeca amada podría representar un talante de duelo?
El trabajo de juego
Bruner (2008/13) establece la idea de trabajo de juego para referir a los caminos
psíquicos, las operatorias psíquicas por las que el juego llega a su formación y a tener
estatuto de formación del inconsciente. En su libro Duelos en juego, refiere que hay
concordancias entre el trabajo de juego y el trabajo de duelo. Menciona lo siguiente:
Ambas son operaciones de compromiso; se realizan bajo el conflicto de la
obediencia y la revuelta, atracción y repulsión, esfuerzo de desalojo y esfuerzo
de dar caza: ambas implican una investidura (pcs), conservación del investidura
(Inc) o sustitución de la investidura pcs-consciente por una inconsciente. En las
dos el trabajo es lento, pieza por pieza, cual rompecabezas a desarmar y volver
a armar. En ambas, lo doloroso, lo impresionante se transforma al servicio del
principio del placer en ganancia del placer. (pág. 109-10)
La propuesta de la autora es que al jugar, la inscripción de la castración tiene lugar.
En cada cuento, es posible pensar que esas cartas, por un lado invitan a jugar y a su
vez refieren a los caminos psíquicos por los que es posible acceder al estatuto del
inconsciente. A medida que transcurren los días, las cartas se van escribiendo, algo
va siendo nombrado, algo se va creando.
Pueden apreciar que la acción eficaz del análisis consiste en que el sujeto llegue
a reconocer y a nombrar su deseo. Pero no se trata de reconocer algo que estaría
allí, totalmente dado, listo para ser coaptado. Al nombrarlo, el sujeto crea, hace
surgir, una nueva presencia en el mundo. (pág. 342)
Es precisamente el juego que arman ambos personajes lo que permite que advenga
un sujeto. Y que este sujeto pueda nombrar su deseo. Pero nombrar es, en realidad,
crear. Algo surge allí, una nueva presencia en el mundo. Después de esas cartas, Elsi
no es la misma, Kafka no era el mismo.
Podemos pensar el símbolo en relación a esas cartas, esa palabra que viene a
organizar al sujeto. Los individuos, en este caso Kafka y Elsi, vienen a ocupar un
lugar en el juego, no el de crearlo sino el de prestarse como soporte para que algo
sea desplegado de acuerdo a sus leyes. De seguro ni Kafka ni Elsi, sabían con
exactitud el siguiente paso del juego, es él mismo quien se despliega. Dice Lacan, “La
parte esencial de la experiencia humana, aquella que es, hablando con propiedad,
experiencia del sujeto, aquella que hace que el sujeto exista, se sitúa a nivel del
surgimiento del símbolo”. (pág. 328)
ESCENA IV- La despedida
¿Cuál es el final feliz de una historia con una muñeca viajera y una niña que ha
recuperado la paz gracias a tres semanas de cartas mágicas? –exteriorizó sus
propios pensamientos en voz alta.
El final de la historia es que Kafka le regala una muñeca, claramente para la niña es
Brígida quien se la envía, en agradecimiento por darle la vida y la libertad para
vivirla. En la posdata de su ultima carta, le dice que la muñeca se llama Dora.
Este ultimo movimiento del escritor, podría pensarse como algo que no fue
necesario para la niña. La nueva muñeca no venia en lugar de sustituto de su muñeca
Brígida. Elsi ya había hecho su proceso de duelo y como refiere Freud, la niña había
podido vencer la perdida del objeto.
Quizás este ultimo movimiento tiene mas que ver con Kafka, con la necesidad de
mantener viva la ilusión de que en algún lugar algo suyo le pertenecía a la niña. Y
que la niña iba a ser quien se encargara de llevar sus palabras.
Terminaremos este trabajo con la siguiente cita de Lacan: “Las palabras fundadoras,
que envuelven al sujeto, son todo aquello que lo ha constituido, sus padres, sus
vecinos, toda la estructura de la comunidad, que lo han constituido no sólo como
símbolo, sino su ser”. (1954-55/2008, pág. 37)
CONCLUSIÓN
En el corolario del libro, Jordi Sierra i Frabra menciona que un estudioso de Kafka,
Klaus Wagenbach, buscó a la niña por los alrededores del parque, casa por casa,
interrogó vecinos, puso anuncios en los periódicos, y todo ello sin éxito. Nunca
perdió la esperanza y continuó yendo al parque por muchos años. Sin embargo esa
niña no apareció y las cartas tampoco. No se sabe tampoco si ella y Kafka siguieron
encontrándose en el parque hasta el prematuro final del escritor meses después.
Sierra i Frabra se tomo el atrevimiento de recrear esas cartas, terminar la historia y
darle un final imaginado. Lo único evidente, menciona el escritor, que aquellas
cartas debieron ser mucho mejores que las suyas y mas lucidas que las recreadas
por el.
Esas cartas no aparecieron pero insisten en aparecer de algún otro modo, la historia
se escribe. De algún u otro modo un duelo se elabora. Y en algún lugar del mundo un
niña, fue feliz.
BIBLIOGRAFÍA
Bruner, N. (2013) Duelos en juego; la función del juego y el trabajo del duelo en la
clínica psicoanalítica con bebés y niños con problemas en el desarrollo. (3ra.
Ed.) Buenos Aires: Letra viva. (Trabajo original publicado en el año 2008)
Lacan, J. (2008). Saber, verdad y opinión. En J. Granica, (Ed.) y J.L. Delmot y J. Sucre
(Trads.). El seminario de Jacques Lacan: Libro 2: El yo en la teoría de Freud.
(p. 37) Buenos Aires: Paidós. (Trabajo original del año 1954-55 )