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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular Para las Relaciones


Interiores, Justicia y Paz
Universidad Nacional Experimental de la Seguridad
Núcleo Tucupita – estado Bolivariano Delta Amacuro

POLÍTICAS PÚBLICAS DE SEGURIDAD CIUDADANA

Facilitadora: Doctorantes:

Dra. María Elena Cedeño Hernández Magdalena

Ordaz Henry

Ramírez Karenyis

Ramírez Kenny

Tucupita, Septiembre 2019


POLÍTICAS PÚBLICAS DE SEGURIDAD CIUDADANA

En el proceso de reforma del Estado y en la redefinición de un sistema tendente a


garantizar la seguridad personal de los ciudadanos, las políticas públicas juegan un papel
fundamental, y se propone considerarlas para este estudio como unidad de análisis, no sólo
del sector público y del Estado nacional en general, sino del Gobierno Nacional en
particular, siendo éste considerado como la unidad estratégica del sistema político (Bouza-
Brey, 1996) y como un instrumento para la realización de las políticas públicas (Lahera,
2002).

Si bien la seguridad ciudadana es una responsabilidad concurrente de los distintos


ámbitos político territoriales del poder público y así lo prevé la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela (1999) la política nacional de seguridad ciudadana
representa un buen revelador de las prioridades y valores del Estado en el tratamiento
específico de la materia y en general, de los objetivos del sistema político como parte del
sistema social global. Al fin y al cabo, “lo importante para caracterizar a un gobierno no
son los criterios tradicionales de quién y cómo se ejerce el poder, sino el contenido de las
políticas públicas” (Rey, 1998:3).

Ciertamente cuando se habla de seguridad ciudadana, se ven involucrados distintos


actores: distintas instancias públicas y privadas, organizaciones gubernamentales y no
gubernamentales, y sobre todo la sociedad civil como parte importante para la solución de
los asuntos públicos; sin embargo y muy especialmente son las actividades desarrolladas
por (y desde) el Estado las que ponen a prueba la coherencia política e institucional de todo
el sistema, por cuanto el desarrollo de la política de seguridad requiere de la intervención de
una multiplicidad de organismos, y en su debida articulación, el Estado tiene una gran
responsabilidad. Específicamente a los organismos del Poder Público Nacional (Asamblea
Nacional, Ministerio del Interior y Justicia, Ministerio Público y Tribunales de la República
entre otros) les corresponde desempeñar un papel fundamental en el desarrollo de la
política nacional de seguridad.

Se entiende que una política nacional de seguridad ciudadana comprende en sentido


restringido todos aquellos programas, proyectos y actividades destinadas a disminuir los
índices de criminalidad, llevados a cabo por el gobierno nacional, a través de cualquiera de
las ramas del Poder Público. Claro está que cualquier aproximación al estudio de la acción
gubernamental, también debe comprender los resultados o consecuencias que esas políticas
generen, pues como señala Lahera, “si no se miden los resultados, éstos no se pueden
diferenciar de los fracasos” (2002:274).

Tanto en su planteamiento como en sus resultados, la política nacional de seguridad


debe ser valorada en cuanto a su eficiencia en la prevención de la criminalidad y la
violencia, en la legitimidad de los medios empleados y, sobre todo, por el respeto de los
derechos humanos. Serán estos criterios a considerar, de forma transversal, para la
evaluación de la política venezolana en la materia.

La política de seguridad ciudadana se presenta entonces como producto de un proceso


que se desarrolla en un tiempo y marco específico que van definiendo el tipo y el nivel de
los recursos disponibles y empleados, y donde a través de complejos esquemas de
interpretación y de juicios de valor, se va definiendo tanto la naturaleza de los problemas
planteados como las orientaciones de la acción en materia de seguridad.

Políticas Públicas y sus generalidades.

Por políticas públicas de seguridad, se puede entender las actividades planificadas,


dirigidas o coordinadas por el Estado para identificar la problemática delictiva y para
adoptar medidas tendentes a minimizar los efectos de la criminalidad.

Vargas (1999): El conjunto de sucesivas iniciativas, decisiones y acciones del régimen


político frente a situaciones socialmente problemáticas y que buscan la resolución de las
mismas o llevarlas a niveles manejables.

Roth (2002:24) Un conjunto conformado por uno o varios objetivos colectivos


considerados necesarios y deseables, y por medios y acciones, que son tratados, por lo
menos parcialmente, por una institución u organización gubernamental con la finalidad de
orientar el comportamiento de actores individuales o colectivos para modificar una
situación percibida como insatisfactoria o problemática.
Las Políticas Públicas son las acciones de gobierno, es la acción emitida por éste, que
busca cómo dar respuestas a las diversas demandas de la sociedad, como señala Chandler y
Plano, se pueden entender como uso estratégico de recursos para aliviar los problemas
nacionales.

El estudio de las Políticas Públicas como bien plantea Pallares (la cual es una visión
anticuada para otros autores), debe realizarse, plantearse bajo tres cuestiones: “Qué
políticas desarrolla el Estado en los diferentes ámbitos de su actividad, cómo se elaboran y
desarrollan y cómo se evalúan y cambian”. “Analizar Qué hacen los gobiernos, Cómo y Por
qué lo hacen y Qué Efecto produce.” Estas sencillas preguntas nos pueden servir como una
sencilla guía para ir analizando una Política Pública, sin aún entrar en terminología
económica o política compleja.

Las Políticas Públicas se pueden entender como el ámbito privilegiado de realización


del “pacto” entre Estado y sociedad. Un nuevo papel del Estado, en el sentido de hacerlo
más ágil y organizador. Aquí podemos rescatar el sentido participación entre estos dos
actores, pero el objetivo final de beneficio a la sociedad es como lo veremos más adelante
un punto que muchas veces queda olvidado, de aquí el fracaso de muchas Políticas
Públicas. Cabe resaltar que no todo es asunto público y de lo público no todo se convierte
en política y, actualmente asuntos públicos están siendo atendidos solamente y únicamente
por el gobierno.

Las Políticas Públicas son “el conjunto de actividades de las instituciones de gobierno,
actuando directamente o a través de agentes, y que van dirigidas a tener una influencia
determinada sobre la vida de los ciudadanos”. Pallares señala: las Políticas Públicas deben
ser consideradas como un “procesos decisional”, un conjunto de decisiones que se llevan a
cabo a lo largo de un plazo de tiempo. Pallares, al mencionar esa persuasión sobre la
población no comenta si es de índole positiva o negativa, pero podemos decir que en
ocasiones el bienestar se ve cuestionado en una política restrictiva o de imposición fiscal,
por ejemplo, logrando ciertamente esa modificación conductual. Aunque la mayoría de las
Políticas Públicas tienen un impacto directo en el bienestar de la población.
Las Políticas Públicas tienen que ver con el acceso de las personas a bienes y servicios.
Consisten, precisamente, de reglas y acciones que tienen como objetivo resolver y dar
respuestas a la multiplicidad de necesidades, intereses y preferencias de grupos y personas
que integran una sociedad. Esto es lo que generalmente se conoce como “agregar
demandas”, de forma tal que al final, las soluciones encontradas permitan que personas y
grupos coexistan a pesar de sus diferencias.

Generalmente se tienen instrumentos para plantear e impulsar las Políticas Públicas,


dependiendo del tipo de actores que intervienen éstos pueden variar. Para el caso del
gobierno a través de sus instituciones al elaborar una propuesta se basan en los siguientes
aspectos:

 Las normas jurídicas. Es a través de las normas jurídicas que los poderes públicos
autorizan y establecen las actividades que constituyen las políticas, y también, limitan
la discrecionalidad en el actuar de los que la elaboran y ejecutan. Es decir, basarse en
todo tipo de norma y ley establecida.

 Los servicios de personal. Elaborar las políticas requiere infraestructura humana,


organizativa y de material.

 Los recursos materiales. Destacan principalmente los financieros ya que son lo que
suelen ser más restringidos.

 La persuasión. Los ciudadanos consideran al gobierno como legítima expresión de la


interpretación mayoritaria de los intereses generales de la sociedad. Es por esto, que se
debe responder correctamente a las demandas sociales, ya que el gobierno como ente
debe velar por los intereses de los que están bajo su tutela.

Elementos de las políticas públicas.

 Oportunidad. Que las personas accedan a los servicios que necesitan, cuando las
necesitan (y no, por ejemplo, luego de meses de espera como ocurre en los sistemas de
salud pública; o a cambio de largos viajes, como ocurre muchas veces en la educación
rural; o a cambio de un voto, como en muchos programas de asistencia social).

Se requiere una mayor agilidad en los resultados esperados en las Políticas Públicas, la
gente requiere ver que sus necesidades están siendo satisfechas.

 Calidad. Que además de oportunos, las personas accedan a servicios que


efectivamente atiendan sus necesidades en la manera más adecuada, técnica y
humanamente.

El hecho que una política sea implementada no quiere decir que ésta conlleve calidad.
Generar apaga fuegos como comúnmente se les llama a aquellas formas de salir del
paso, políticas del ahorita, etc. Solamente traen mayores problemas en el futuro, es por
esto que se necesitan instrumentos que realmente contribuyan al desarrollo humano y
social.

 Transparencia. Que las Políticas Públicas sean resultado de “reglas de juego” claras y
aplicadas por igual, sin preferencias, a toda la población a la que va dirigida.

Volvemos a tocar el tema de los actores, que más adelante quedará mayormente
clarificado. Donde uno de ellos por diversas circunstancias tiene mayor peso específico
que otros, predominando así sus intereses y agenda, logrando de esta manera una
política hecha a la medida de ese grupo y con un perjuicio grande para los demás.

 Apropiación Social. Apropiación social significa la resolución de problemas concretos


para la transformación de la realidad.

Requerimos de Políticas Públicas congruentes a las necesidades, ya que en ocasiones


se instrumentan aquellas de difícil acceso y sabiendo de antemano que no van a
funcionar. Se llega a dar también que, al querer resolver cierto problema, por intentar
argumentarlo demasiado terminamos generando otros o no plantear ninguna solución.
La importancia del analista corresponde en darle el sentido actual y práctico a las
políticas, “traducirlas” por así decirlo y sobre todo estar conscientes que podrán ser
implementadas para generar resultados.

Tipos de políticas públicas.

Las políticas públicas se pueden clasificar mediante la utilización de una serie de


criterios o parámetros, entre los que se destacan los siguientes: la autoridad institucional; el
sector de intervención; los destinatarios; la forma de elaboración; la existencia de previsión
o planificación; el grado de innovación; los beneficios; el contenido; y la coerción.

Criterio de clasificación Tipos de políticas públicas


Autoridad institucional. Política europea.
Política nacional o estatal.
Política regional.
Política local.
Sector de intervención. Política de educación.
Política fiscal.
Política de medio ambiente, etc.
Destinatarios. Política de tercera edad
Política de juventud
Política para las personas con discapacidad, etc.
Cómo se elaboran (Roth, 2002). Política autoritaria o tecnocrática.
Política participativa.
Previsión o planificación. Política anticipativa.
Política reactiva.

Una de las tipologías de políticas públicas más útil es la ofrecida por Lowi (1996:100),
quien reemplaza las categorías temáticas descriptivas (del tipo: “políticas de agricultura”,
“políticas de educación”, “políticas de salud”) por categorías funcionales. Estas son cuatro:

1. Políticas Regulativas o Reglamentarias. Es una acción pública que consiste en dictar


normas que afectan el comportamiento de los ciudadanos en general. El Estado obliga o
prohíbe. Aquí, la coerción es máxima. En otras palabras, mediante decreto, las libertades
individuales son limitadas y los intereses de los ciudadanos transformados (Meny y
Thoenig; 1992:99). La arena que da lugar este tipo de políticas es relativamente turbulenta.
Diversos grupos tienen intereses exclusivos y contrapuestos entre sí en torno de una misma
cuestión y se ven obligados a coaliciones y/o transacciones de concesión recíproca. Como
consecuencia de que la eventual solución no puede favorecer de igual manera a las partes
involucradas, hay afectados y beneficiados en ocasión de una ley general que regula un
determinado campo de acción (Aguilar Villanueva, 1996:32-33).

2. Políticas Redistributivas. Una política redistributiva, consiste en el establecimiento


por parte del poder público, de criterios que dan acceso a ventajas, ya no otorgada a casos o
sujetos designados especialmente, sino a clases de casos o de sujetos. La arena de la
política redistributiva es la más tensa y conflictiva de todas por cuanto en ella son
abordados asuntos altamente sensibles como las relaciones de propiedad, poder y prestigio
social. Las transacciones aquí son prácticamente imposibles por la envergadura y
connotación de los intereses de cada grupo y porque éstos entran en colisión y conflicto con
los de los demás actores. El desenlace de estas cuestiones afectará a numerosos sectores de
población en puntos cruciales de su existencia social (Aguilar Villanueva, 1996:32-33).

3. Políticas Distributivas. Una política distributiva es una acción del poder público,
mediante la cual éste concede una autorización especial a casos particulares, claramente
individualizados y especialmente designados. Estos casos- que por lo general cumplen
determinado número de condiciones- son beneficiados así por un privilegio (Por ejemplo,
un permiso de construcción, una renta inmobiliaria), por una excepción a la regla general,
gracias a un favor unilateral del Estado (Meny y Thoenig, 1992:100). La arena de esta
política es relativamente pacífica. Se caracteriza por cuestiones no rivales que pueden ser
tratadas con recursos públicos siempre divisibles. Por esta misma razón en ella tienen lugar
acuerdos particulares de apoyo recíproco entre los actores que no son antagónicos entre sí
(Aguilar Villanueva, 1996:32-33).

4. Políticas Constitutivas o Constituyentes. La política constitutiva o constituyente, es


la más abstracta de todas. Ella hace referencia a la acción pública por medio de la cual son
definidas las normas o las reglas acerca del poder. Ejemplos típicos de ésta son la reforma
de la Constitución de un país, la introducción de reformas institucionales o administrativas
o la creación de organismos públicos de alto estatus (por ejemplo un Ministerio). Todas
ellas no afectan la vida diaria de los ciudadanos, pero para la autoridad pública, representan
una importante manera de intervenir en los asuntos en cuestión.

A su vez, según este mismo autor, cada una de estas políticas da lugar a diferentes
interacciones entre los actores involucrados en relación a la disputa por el poder. Se
configuran así lo que Lowi denomina las “arenas de política” (policy arenas) o de actividad
gubernamental, que se diferenciarán entre sí, fundamentalmente, por el grado de
conflictividad que se presenta en los enfrentamientos políticos que tienen lugar en ellas.

Ventajas y Desventajas de las Políticas Públicas.

Existen múltiples instrumentos posibles para atender al bienestar de las personas, la


familia, el trabajo, la comunidad, las organizaciones sociales, y, por supuesto las Políticas
Públicas. Siendo estás últimas un medio como ya lo hemos comentado para que el gobierno
interactúe (esa es la clave) con otros actores y así buscar soluciones a las necesidades
existentes, inclusive planear a largo plazo.

Las Políticas Públicas pueden revertir, potenciar o inhibir la capacidad de que otros
mecanismos permitan alcanzar el bienestar individual y colectivo. Por ejemplo, una Política
Pública de empleo, de vivienda o de educación, puede debilitar o fortalecer comunidades y
familias, así como potenciar o inhibir la realización personal de los individuos mediante el
trabajo o el estudio. Es decir, se tienen por un lado costos y por otros beneficios.

Ventajas.

Las Políticas Públicas tienen la potencialidad de resolver problemas concretos, de


promover integración social: es decir, permitir que la gente viaje en el “mismo avión.” Este
último término hace referencia también a la búsqueda de la equidad, ya que, si bien es
cierto que una propuesta de política puede beneficiar a unos y perjudicar a otros, se debe
tener en mente a la mayoría que es quien decide en una democracia, sin menospreciar claro
está, a las minorías.
Desventajas.

En la realidad de los países, las Políticas Públicas ni son siempre tan públicas, ni
siempre responden a las necesidades de las personas a quienes están supuestamente
dirigidas.

Debido a que las Políticas Públicas son una arena de contienda entre actores sociales
con intereses y agendas particulares, el carácter más o menos público depende de cuán
capaces sean de “agregar demandas” de los grupos en cuestión, y a la forma de dar
respuestas satisfactorias a los respectivos intereses y agendas.

No podemos negar la intervención de las preferencias grupales y personales que en


ocasiones predominan. Siendo esto algo que perjudica, obstaculiza y daña a la clara visión
del concepto de lo público y a su vez en la traducción del bienestar social.

Si las Políticas Públicas han de responder a las necesidades de las personas, es


necesario que éstas se lleven a cabo en función de, al menos, los criterios de oportunidad,
calidad y transparencia. Para lograr esto se necesita la participación integra de todos los
actores y a su vez la preocupación final hacia la sociedad.

Teorías y enfoques de las Políticas Públicas.

Existen seis enfoques teóricos principales, cada uno de los cuales otorga prioridad a
alguno de los diferentes elementos susceptibles de determinar la producción de las políticas
públicas.

 Public choice. Este enfoque observa principalmente la conducta de los individuos,


que constituyen su principal unidad de análisis, y asumen (con fundamento en los
principios de la economía neoclásica), que los actores políticos al igual que los actores
económicos actúan racionalmente con el objetivo de satisfacer sus intereses personales y de
maximizar sus utilidades. Esta suposición lleva a los autores de esta corriente a observar el
proceso de producción de las políticas como una interacción entre ciudadanos (votantes)
interesados en la mayor cantidad de bienes públicos al menor costo posible (impuestos), y
unos actores políticos que intentan proveer esos bienes para adquirir mayor poder y
prestigio. El resultado de dicha interacción será un incremento constante de la intervención
estatal en la economía y por ende de la burocracia, para satisfacer los intereses de esta
misma y de ciertos individuos particulares, todo lo cual termina por perjudicar el interés
público. Es decir, una politización nociva de la producción de políticas.

La elegancia de esta teoría se ve debilitada por la distancia que la separa de la realidad.


La suposición de la cual parte peca por simplificar excesivamente la complejidad de la
actividad política (que va más allá del comportamiento de los individuos), y por su frágil
capacidad de predecir el futuro de esta actividad: los gobiernos no crecen indefinidamente,
y su eventual crecimiento no se explica solamente gracias a la dinámica competitiva
inherente a la democracia.

 Welfare Economics. Este enfoque, al igual que el anterior inspirado de la economía,


constituye el fundamento teórico principal y el paradigma dominante del Análisis de las
Políticas Públicas. Los trabajos fundados sobre este enfoque se ubican dentro de aquellos
calificados anteriormente como orientados (directamente) a la resolución de problemas,
propendiendo por un proceso de producción de políticas fundado sobre un análisis racional,
y en su gran mayoría observan dicho proceso utilizando el stages approach Este enfoque
reside en la aplicación de los postulados del welfare economics para mejorar la racionalidad
y la eficiencia del proceso de producción de políticas públicas. Parte del supuesto que los
individuos, a través de los mecanismos de mercado, deberían tomar la mayor parte de las
decisiones sociales. Pero, reconociendo que los mecanismos de mercado no pueden siempre
distribuir los recursos eficientemente (no pueden agregar el comportamiento individual que
maximizan las utilidades para así optimizar el bienestar general), admiten que el gobierno
debe intervenir para corregir estos defectos del mercado. De ello se concluye que la función
del gobierno consiste en analizar las necesidades sociales, y en la medida que dichas
demandas se originen en un defecto del mercado, producir una política que permita resolver
el problema. Una vez se decide es necesario intervenir, la cuestión esencial es cómo
determinar la manera más eficiente de hacerlo. El método más utilizado para ello es el
análisis costo-beneficio, para lo cual deben estudiarse cada una de las alternativas
disponibles y medir sus consecuencias en términos de sus costos y de sus beneficios,
escogiendo finalmente la óptima en el sentido de Pareto.
Los problemas y las limitaciones de este enfoque no son escasos, ya que a pesar de los
esfuerzos por intentar refinar sus modelos, agregar y cuantificar los costos y beneficios
sociales de una política es bastante problemático.37 Para facilitar su utilización algunos
autores han desarrollado tipologías de bienes y servicios para determinar el papel que
podría asumir el Estado para intentar resolver los diferentes problemas sociales. Por otra
parte, críticos del enfoque arguyen que la actividad del Estado no sólo no se limita a
corregir los defectos del mercado, sino que existen ciertos defectos que no puede resolver.
Pero el principal problema de este enfoque es la ingenua creencia que los gobiernos
producen sus políticas siguiendo un procedimiento técnico, desconociendo los factores
políticos (factores institucionales o presiones sobre los actores), que determinan esta
actividad.

 Teorías de Clase (Neo-Marxismo). Los trabajos realizados en el marco de este


enfoque otorgan un lugar prioritario a las entidades colectivas, definidas generalmente en
términos objetivos, a partir de las características principalmente económicas de los
individuos. Según este enfoque, las políticas en las sociedades capitalistas se explican a
partir de los intereses de ciertas clases sociales. Así los trabajos Neo Marxistas, a pesar de
existir diferencias considerables entre ellos, intentan demostrar cómo políticas particulares
favorecen los intereses del capital y constatan la falta de autonomía del Estado. Su
importancia radica en haber centrado su análisis en los resultados de la acción pública -no
sólo el proceso, y en observar para ello el papel del Estado.

Este tipo de análisis excesivamente deductivo obedece en ocasiones más a la intención


de transmitir una -supuesta- verdad, que al interés de analizar unos hechos para descubrir
una verdad. Prueba de esto es su incompetencia para explicar las políticas públicas
adoptadas en contra de los intereses del capital (el Estado de bienestar). Este problema se
explica en parte por su dependencia exagerada en la variable de clase (por cierto, difícil de
definir), y además por el obstinado determinismo económico sobre el cual se fundamenta.

 Pluralismo y Corporatismo, o el Estado producto de la sociedad. Estos enfoques al


igual que el anterior se basan en la observación de grupos y no de individuos, pero ya no lo
hacen de manera deductiva sino inductiva. El pluralismo o behaviorismo, que fue durante
largo tiempo la orientación dominante en la ciencia política en los Estados Unidos, supone
la primacía de los grupos de interés en el proceso político, e incluso algunos de los
seguidores de esta corriente consideran la sociedad como "el conjunto de grupos que la
componen". El resultado de esta visión es una perspectiva de la actividad política como un
proceso en el cual varios grupos de interés en competencia se reconcilian. Las políticas son
percibidas como el resultado de este proceso de competencia y colaboración entre los
grupos de interés, en el cual dichos grupos intentan aumentar los beneficios de sus
miembros. El papel del gobierno es el de una arena de competencia, o cuando más el de un
árbitro.

Este enfoque excesivamente simple de la acción pública asume que los diferentes
actores toman una posición homogénea, que los actores públicos no tienen preferencia
propias (dejando de lado el efecto burocrático), y además pasa por alto los vínculos que
dichos actores puedan tener con ciertos grupos de interés.43 Pero el principal problema de
este enfoque con respecto al proceso de producción de políticas es la excesiva importancia
que otorga al papel de los grupos de interés, y por ende el descuido de otros factores
determinantes en este proceso.

Debido al hecho que el pluralismo es difícilmente aplicable a países diferentes de los


Estados Unidos, a causa de la ausencia de grupos de interés de esa naturaleza, en Europa
fue desarrollado otro enfoque similar denominado corporatismo. A diferencia del
pluralismo, en el modelo corporatista el sistema de intermediación de intereses está
organizado en un número de grupos limitado, que no compiten entre ellos, que están
organizados jerárquicamente, que fueron creados o autorizados por el Estado, y del cual los
miembros fueron obligados de alguna manera a hacer parte. El resultado de esta
dependencia de los grupos frente al Estado será el control de éste sobre la producción de
políticas de la cual participe cada grupo. De esta manera, el proceso de producción de
políticas es percibido como el resultado de la interacción entre el Estado y los grupos de
interés reconocidos por el Estado. Si bien es probable que la descripción del enfoque
corporatista de la actividad política en ciertos países sea veraz, existen problemas con
respecto a su utilización para analizar el proceso de producción de políticas.
Principalmente, el hecho que este enfoque describe los sistemas políticos en términos
globales, sin detenerse a observar con precisión la actividad del gobierno.

 Estatismo o la sociedad producto del estado. Este enfoque se edifica sobre las
críticas de los dos anteriores, y de allí que tenga como principal unidad de análisis las
organizaciones sociales y/o las instituciones políticas. Por ello el Estado, la institución
fundamental de esta interpretación, es percibido como un actor independiente y capaz de
concebir e implementar sus propios objetivos. Los autores próximos a este enfoque
consideran que el énfasis en el Estado como variable explicativa les permite demostrar una
orientación constante y duradera en la producción de políticas, y por consiguiente la
diferencia entre las políticas de los diferentes estados. El problema de este enfoque es su
incapacidad para explicar la existencia de políticas que incorporan libertades y derechos, y
su impotencia frente a las diferentes situaciones donde no puede imponer su voluntad. Es
evidente que cometen el error de forzar el valor del Estado como variable explicativa, y
reconociendo este problema los seguidores del enfoque señalan la necesidad de recurrir a
otras variables para explicar los fenómenos políticos.

 Neoinstitucionalismo. Un último conjunto de enfoques, igualmente fundados en el


econocimiento de los límites de las teorías basadas en la observación de individuos o de
grupos (en particular el behaviorismo), para explicar la actividad política centran su análisis
sobre las variables de tipo institucional.

Los seguidores de este enfoque no están de acuerdo acerca de varios puntos. Algunos
hacen énfasis sobre las cuestiones relativas a las organizaciones y otorgan una gran
importancia a los roles, rutinas, y símbolos institucionales: Institucionalismo Sociológico.
Otros confieren gran importancia a la historia e intentan rastrear en el pasado la continuidad
de la actividad gubernamental, para luego observar su efecto sobre dicha actividad en el
presente y hacia el futuro: Institucionalismo Histórico. Ciertos trabajos cercanos a este
enfoque hacen énfasis sobre la importancia del contexto social donde se sitúan las
instituciones para explicar su desempeño, y otros observan las ideas de los actores y el
molde cognitivo (paradigma) a través del cual éstos perciben e interpretan la realidad. Un
tercer género neo-institucional, que utiliza parte de los instrumentos analíticos de la
economía institucional, explica la actividad gubernamental combinando dos variables: la
suposición según la cual los actores tienen un conjunto de preferencias transitivas, se
comportan de manera instrumental y lo hacen en una forma altamente estratégica; y el
efecto de las estructuras y los procedimientos sobre el comportamiento de dichos actores:
Neoinstitucionalismo Elección Racional. Esta perspectiva tiene una gran capacidad para
explicar los fenómenos sociales, ya que pretende ser una teoría del equilibrio, y por ende
permite ir más allá de la simple verificación de una regularidad empírica e intentar
demostrar que un resultado debía ser como es en razón de sus antecedentes. Es decir, las
decisiones que toman los actores (y la situación que resulta) se consideran son las más
ventajosas para todos ellos (al menos para la coalición decisiva) y por ende ninguno de los
actores tendrá interés en modificarlas: existe un equilibrio. Pero todos los autores
neoinstitucionales están de acuerdo sobre tres puntos fundamentales:

1. EI comportamiento de los actores está determinado por las reglas del juego (las
instituciones).

2. Las instituciones determinan la actividad política: las instituciones están constituidas


por ciertas presiones, que estructuran el comportamiento de los actores políticos (su
identidad, poder, y estrategias), y así determinan los resultados de la actividad política.
Por ello, los resultados de dicha actividad no pueden reducirse a la simple interacción
entre los actores sociales.

3. Las instituciones están determinadas por la historia: las instituciones incorporan una
trayectoria histórica que crea una especie de inercia. Así, la historia es importante
porque es path dependent: lo que viene antes (incluso si es accidental), determina los
que viene después.

De manera consecuente, según este enfoque la producción de las políticas públicas está
determinada por las instituciones, las cuales moldean la interpretación de los problemas y
las alternativas de solución disponibles, y por ende constriñen el proceso de decisión y de
aplicación de las políticas. Si bien los individuos y los grupos intentan realizar sus
objetivos, lo hacen dentro del marco de un conjunto de reglas formales e informales que
determinan dichos objetivos y las posibilidades de hacerlos realidad. Por ende, dichas
reglas determinan el comportamiento de los actores (los incentivos y las sanciones), y a
través de ello el contenido de las políticas. Lo interesante de este enfoque es que permite
observar, a través del prisma institucional, un conjunto de variables amplio y, dependiendo
de los resultados de la investigación empírica, mayor o menor importancia será acordada a
dichas variables. El problema de utilizar esta teoría para analizar políticas públicas es que a
pesar de demostrar como la actuación de los policy-makers está determinada por ciertos
elementos de la actividad política, no permite explicar con claridad y precisión las causas
de una decisión.

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