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Tesis de Doctorado
Que presenta
Directora:
María de los Ángeles Pozas Garza
Ciudad de México,
julio del 2004
INDICE
INTRODUCCCIÓN.....................................................................................................1
PRIMERA PARTE
LOS EMPRESARIOS EN EL DESARROLLO CHILENO
Capítulo I:
Los orígenes: La producción y el Comercio
De Recursos Naturales
1. Antecedentes................................................................................................26
2. La entrega de los recursos mineros..............................................................27
3. Enclave minero y desarrollo industrial........................................................29
4. El colapso del sector externo.......................................................................32
I Estado de Compromiso.....................................................................................46
II Industrialización con protección.......................................................................50
III El corporativismo empresarial..........................................................................54
IV El fracaso de los programas de estabilización..................................................57
V Concentración patrimonial................................................................................60
VI Conflictos sociales y traumatismos..................................................................65
VII La crisis del modelo sustitutivo........................................................................71
Capítulo III:
Los empresarios bajo el régimen militar (1973-1989)
1.«Normalización» política y
desregulación económica (1973-1975).........................................77
2. Apertura radical y crisis financiera (1976-1982)..........................79
3. Recuperación económica y ofensiva
ideológica de los empresarios (1983-1988)..................................85
III Los empresarios como sujeto colectivo.............................................................87
IV Aspectos ideológicos de la opción neoliberal....................................................91
1. La ausencia de un proyecto propiamente
empresarial....................................................................................93
2. El modelo de Chicago...................................................................94
3. Un nuevo sentido económico: el liberalismo
neoconservador.............................................................................98
4. La eficacia de la tecnocracia de Chicago....................................100
1. Liberalización y «desestatización...............................................102
2. El autoritarismo político.............................................................103
3. El desarrollo institucional...........................................................104
4. La eficiencia colectiva................................................................105
Capítulo IV:
Empresarios y gobierno durante la transición
y la consolidación democrática (1989-2000)
Capítulo V:
Los empresarios y las relaciones
con el Estado Chileno en una economía global
Segunda parte
Los empresarios en el nuevo modelo
Capítulo VI:
La reconversión exportadora
1. Gran minería.............................................................................185
2. Madera y celulosa.....................................................................187
3. La industria del salmón.............................................................190
4. La fruticultura...........................................................................192
Capítulo VII:
Cambios En la Estructura Empresarial:
Grupos Económicos Emergentes Y Nuevos Empresarios
I Estratificación y polarización……………………………………………….199
II Evolución de los grupos económicos……………………………………….203
III Un nuevo empresariado……………………………………………………..215
1. Los empresarios de mercado………………………………….218
IV El concepto de nuevo empresario…………………………………………..219
V Historias de vida…………………………………………………………….222
VI Origen Social: Profesionales de clase media………………………………..226
VII Trayectoria: Saber aprovechar las coyunturas y los contactos……………..228
VIII El espíritu empresarial: Creatividad y apertura al mundo………………….230
IX Identidad social……………………………………………………………..233
X Las relaciones laborales: Pragmatismo
y lógica de mercado………………………………………………………..235
XI Una racionalidad económica expansiva…………………………………....236
XII El empresario fruticultor…………………………………………………..237
1. La encuesta: Aspectos conceptuales
y metodológicos…………………………………………....239
2. La muestra……………………………………………….....239
3. Cuestionario………………………………………………..242
4. Características de la empresa………………………………243
5. Características socio-económicas…………………….........245
6. La gestión de la empresa frutícola…………………………254
7 La gestión de la mano de obra……………………………..260
8 Estrategias comerciales, tasas de retornos
y factores de éxito………………………………………….262
9. Organización empresarial
y relación con el Estado……………………………………265
10. Conclusiones……………………………………………....269
XIII Entrevistas abiertas……………………………………………………….272
1. Introducción……………………………………………....273
2. Delimitación del problema………………………………..273
3. Colectivo y muestra……………………………………….274
4. Funciones y supuestos de la entrevista abierta……………275
5. Caracterización de la entrevista abierta…………………...275
6. Forma y contenido de las preguntas………………………276
7. Plan de análisis……………………………………………277
8. Análisis e interpretación…………………………………..277
9. Síntesis de los resultados de las entrevistas……………….278
10. Resultados de los análisis de las entrevistas………………281
11. Hacia un modelo del empresario
como agente de la entrevista………………………………283
12. Temas de los empresarios…………………………………290
13. Conclusiones……………………………………………...292
XIV Historias personales……………………………………………………...292
Capítulo VIII:
La Modernización de la empresa
¿Cómo han participado los empresarios privados en los éxitos económicos de las
últimas décadas y hasta qué punto ese rol refleja cambios en los patrones tradicionales
de comportamiento económico?
¿Estamos frente al despertar de un espíritu empresarial que yacía dormido en el
inconsciente colectivo?
¿O será que el sufrimiento de las décadas pasadas favoreció el impulso
emprendedor?
1
Este proteccionismo se expresaba a través del aprovechamiento de los créditos subsidiados, la búsqueda
de rentas (aranceles, cuotas de comercio, derechos exclusivos de exploración, bandas de precios) que
desplazaba a una práctica competitiva mediante el mejoramiento de los productos, el ahorro de costos y
una gestión más eficiente.
1
¿Cómo se pasó del «exceso del Estado» a este aparente «exceso de mercado»?
¿Cuáles han sido las interpretaciones que se han dado acerca de la implantación
exitosa de una economía de mercado en Chile? En general, se proponen enfoques de
corto alcance, que prescinden de la historia económica e institucional del país. Éstos se
enfocan en las reformas económicas del gobierno militar y no integran los elementos de
continuidad y cambio que se dieron con el retorno a la democracia.
2
excepción, a juzgar por la lentitud con que se manifestaron los nuevos comportamientos
empresariales, tales como una elevada tasa de inversión y una orientación exportadora.
Si hay algo claro respecto del modelo económico chileno, es que estamos frente
a un caso de desarrollo empresarial. El modelo de economía de mercado que se
implantó en Chile es eminentemente empresarial. A pesar de los intentos de los
gobiernos democráticos tendentes a una mayor equidad, el desarrollo favorece y
beneficia, principalmente, a los empresarios. Esta investigación no entrega ni una crítica
ni una apología del modelo, lo que se quiere plantear es un espacio de reflexión e
interrogación sobre los procesos que le dieron origen. Desde una perspectiva tanto
histórica como analítica, entramos en el detalle de las condiciones de creación de un
nuevo orden empresarial y del comportamiento de los empresarios como agentes
3
económicos y como sujeto social. El material a presentar es el resultado de una
investigación que busca identificar los factores sociales e institucionales que, en el caso
de Chile, facilitaron el despliegue de la capacidad empresarial. Por último, una idea
central que subyace, es que hubo una clara separación entre dos procesos: uno es la
apertura de la economía chilena y, por consiguiente, el cambio de un modelo de
desarrollo hacia adentro a un modelo de desarrollo hacia fuera; el otro es la aparición
de un vigoroso grupo de empresarios y la construcción de un desarrollo endógeno (self
sustaining growth). Los dos procesos no tienen la misma naturaleza y magnitud.
1. Empresarios y desarrollo
4
Basta con que haya condiciones económicas favorables (mercados libres y
competitivos, macroeconomía sana, Estado no intervencionista) para que florezca un
empresariado dinámico. Todo comportamiento individual y/o social no sería sino el
resultado de ciertos mecanismos externos a los sujetos. Por otro lado, la investigación
sociológica se ha concentrado en estudios morfológicos que describen la composición
interna y el perfil de las clases propietarias. Además, esta disciplina y el resto de las
ciencias sociales (antropología, psicología) han enfatizado, tomando a Weber, las
variables culturales. Valores religiosos, sentido de comunidad, estructura familiar y
características de personalidad son algunos de los factores que explican la dotación de
«entrepreneurs» de una sociedad. El mismo enfoque ha servido para fundamentar la
carencia de empresarios que sufren ciertas sociedades. El legado hispánico, la ausencia
de valores equivalentes a los de la ética protestante, han sido argumentos esgrimidos
para explicar las tendencias rentistas de empresariados como el chileno o el
latinoamericano. A su vez, la ciencia política ha centrado su mirada en el estudio del
tipo de relaciones que se dan entre el actor empresarial como sujeto colectivo y el
sistema político2. Más recientemente, los estudios comparativos han recurrido a la
perspectiva antropológica para explicar las capacidades empresariales observadas en
culturas tradicionales de Asia y África (Berger, B., 1991).
2
Desde esta perspectiva, los empresarios del pasado aparecen como un actor que no participó en el
proyecto de modernización. Para Touraine, los empresarios latinoamericanos no se constituyeron como
una clase dirigente, no fueron portadores de un proyecto de cambio para la sociedad. (Touraine, A., 1994
y 1997).
5
Pero faltaban los factores integradores, el «cimiento» del orden social de una
economía de mercado. La perspectiva schumpeteriana insiste en la necesidad de un
clima social favorable que le otorgue legitimidad al proyecto empresarial. Las elites
pueden favorecer el desarrollo de instituciones económicas que abran oportunidades a
los empresarios, aunque también debe existir un conjunto de instituciones públicas y
privadas que permitan y legitimen las iniciativas individuales. Este tipo de
institucionalidad no fue creada de un día para otro por los economistas formados en la
Universidad de Chicago. Existía una base importante, producto del desarrollo del
modelo anterior: una administración pública relativamente eficiente, un sistema
educativo con amplia cobertura, buenos profesionales y un conjunto de servicios
sociales. Vista así, la reconversión exportadora que experimentó Chile aparece como
resultado de una serie de procesos de lenta maduración, de las reformas económicas de
los años 70 y 80, y de la capacidad política de los gobiernos democráticos para
administrar una economía de mercado. En ninguno de estos procesos aparecen los
empresarios como actores, en el sentido de que hayan diseñado y defendido un proyecto
propio. Figuran, más bien, como los beneficiarios de iniciativas provenientes de la elite.
6
En un continente donde las desigualdades sociales y la lucha por el poder del
Estado han marcado las historias nacionales, no es de extrañar que el pensamiento social
haya privilegiado los aspectos políticos. El excesivo interés por la evolución del sistema
político llevó a incluir en forma simplificada a todo el sector empresarial en la llamada
clase oligárquica. Este núcleo, por su conservadurismo y monopolio del poder, habría
retrasado el proceso de industrialización. Luego, el interés se desplazó hacia el Estado,
motor del desarrollo e impulsor de la industrialización. Gran parte del esfuerzo estatal
estuvo dirigido hacia la modernización institucional «desde arriba», ya que fue en el
sector público donde hubo mayor inversión y despliegue creativo. En este contexto hay
que ubicar los proyectos de «ingeniería social» realizados por algunos Estados
latinoamericanos3.
7
trabajos que aluden al tema empresarial lo hacen en forma negativa4. Estudios
realizados en la década de 1960 concluyen que todavía predominaba la empresa privada
de tipo tradicional, perteneciente a un individuo o familia y administrada por ellos
(Fillol, 1961; Gieger, 1964; Galofré, 1970). Eran empresas que no estaban orientadas
hacia el mejoramiento tecnológico o hacia el crecimiento a largo plazo. Sus ejecutivos-
propietarios no requerían de entrenamiento profesional o técnico para asegurar una
gestión de tipo paternalista. Era un mercado donde no existía mucha competencia, sino,
acuerdos entre familias para protegerse contra la entrada de terceros; los empresarios
monopolistas utilizaban el control de precios para el aumento del capital; los
industriales tenían un exceso de capacidad instalada. El perfil empresarial de los años de
la industrialización protegida es severo. Empresarios poco competitivos, descansando
en la inflación, abasteciendo mercados pequeños y manteniendo pésimas relaciones
laborales. Las políticas de ajuste acabaron con gran parte de estos rasgos, aunque, como
veremos, quedan importantes rezagos en materia de relaciones laborales.
El lenguaje popular fue igual o más despiadado con los empresarios: ricos,
rentistas, especuladores, explotadores, injustos, paternalistas, autoritarios, atrasados y
conservadores. Los rasgos negativos entran a formar parte de una sabiduría
convencional enraizada en el pensamiento histórico y social que ignoró
sistemáticamente al empresario como actor social y no percibió con justeza las variables
que llevaron a reproducir situaciones poco competitivas.
4
Una excepción lo constituye un estudio comparativo realizado por la Cepal sobre «El empresariado
industrial en América Latina». Desgraciadamente, en la selección de la muestra no se distinguió entre
ejecutivos y empresarios. En Chile, el estudio fue realizado por G. Briones (1963).
8
más global, es decir, vinculando distintos niveles de análisis5. Desde este punto de vista,
cabe observar que la literatura sobre la competitividad ha demostrado que el dinamismo
del sector productivo depende de las formas en que se articulan las relaciones de
competencia y de cooperación entre los agentes privados y públicos. Por ejemplo, según
M. Best (1990), la nueva política industrial descansa en el arte de manejar la paradoja
competencia/ cooperación. Se habla de new competition (Best, 1990) y de industrial
governance, lo que sugiere que ya no se puede seguir analizando lo que ocurre con los
empresarios sin vincularlo con el entorno institucional y político. Además, la
experiencia histórica de países que tuvieron un desarrollo acelerado (experiencias
europeas y japonesa, así como aquéllas de las exitosas economías en el Este de Asia)
sugieren que la emergencia de un empresariado dinámico y el desarrollo de empresas
eficientes y competitivas son temas relevantes en la medida en que la modernización
debe ser de carácter sistémico (Esser, K., el al., 1993 y Esser, K. –editor-, 1999). Los
que triunfan en el mercado mundial son los sistemas nacionales y no las empresas
individuales6. Parece oportuno, entonces, traer a discusión estos temas para ser
discutidos desde una perspectiva más global en la que se vinculen las reformas
microeconómicas con la evolución del sistema político-institucional.
Para el caso chileno, nuestro argumento es que desde la década de 1930 hasta
1970, los actores implicados en el cambio social y la modernización no fueron los
empresarios, sino el Estado, los partidos políticos y las organizaciones de la clase
5
Se busca con ello no caer en reduccionismos al enfrentar un problema de investigación.
6
Muchos de estos países se han caracterizado por su capacidad para pasar de la producción de
manufacturas relativamente simples a más complejas; de exportar nuevos tipos de productos, y, por lo
mismo, de una alta capacidad para readecuar constantemente su inserción internacional. Por ejemplo, en
algunos casos, la intervención pública y el dirigismo estatal, los grandes conglomerados y la restricción
del consumo interno explican la rapidez de la conquista de mercados externos (modelo asiático), mientras
que en otros la competitividad proviene de un tejido productivo descentralizado y de alta calificación y
cooperación entre firmas capaz de alcanzar importantes logros en la productividad (modelo italiano).
9
obrera. Desde mediados de ese mismo decenio y con más fuerza durante los 80, el
impulso modernizador siguió en el Estado y no tomó cuerpo mientras no se articuló un
nuevo proyecto de desarrollo cuyos actores fueron los empresarios. Dicho proyecto
supo aprovechar la institucionalidad económica y los recursos humanos disponibles en
el país. No obstante, para llegar ahí hubo que pasar por un quiebre con las antiguas
prácticas. La crisis financiera de 1982-1983 representó el momento de quiebre, en el
cual todo el país pagó el costo de comportamientos errados y el empresariado comenzó
a asumirse como sujeto social.
10
que se produce en la década de 1970 y que da origen a un actor colectivo más autónomo
y a una figura empresarial imbuida de dinamismo. Este giro no se produjo en forma
automática una vez que la autoridad modificó el entorno macroeconómico. Los
antecedentes son remotos. Los empresarios ya habían comenzado a organizarse durante
los años del reformismo, cuando reaccionan en masa, arrastrando a otros sectores y
adoptando posturas más activas en el plano económico y político.
Así, que durante estos años se forma como se tratara de mostrar, este nuevo
grupo de empresarios. Chile no tuvo una vocación empresarial, con la excepción de los
empresarios de origen extranjero y un reducido y heterogéneo grupo de “hombres de
11
negocios” nacionales. El comercio internacional y los bancos ocuparon más lugar que la
industria en la vida económica. La investigación demuestra cómo se forma una
categoría de empresarios que no son ni los self made men, ni los herederos como hemos
venido advirtiendo, sino profesionales educados, que conocen el mundo, que están
preocupados de la gestión, de la organización y de la innovación, y no solamente de las
operaciones financieras. La idea central de esta tesis es mostrar de que chile cuenta
ahora, junto a los grandes conglomerados que dominan la economía, con un grupo
todavía reducido, pero dinámico de empresarios.
La segunda parte ofrece un enfoque económico y social del tema del empresario
emergente. Luego de describir la forma como la apertura comercial y las privatizaciones
modificaron el tejido productivo de la fase sustitutiva, se analiza la estructura
empresarial y la recomposición de los grupos económicos. Particular atención merecen
12
las características sociológicas de los nuevos empresarios que surgen con el modelo y
que se dedican a las actividades más diversas: salmones, bosques, fruta, seguros,
educación. Un ejemplo paradigmático del nuevo empresario chileno es el fruticultor.
Las historias personales recogidas en diversos sectores, así como los resultados de una
encuesta y el análisis de entrevistas abiertas hechas a productores frutícolas, revelan la
forma en que el empresario chileno vivió los quiebres y traumatismos sociales de los
últimos 40 años y cómo llegó a la actividad empresarial.
13
PRIMERA PARTE
14
Los empresarios en el desarrollo chileno
8
La estrecha relación entre influencia política y poder económico ha sido descrita por G. Arriagada en los
siguientes términos: “...En Chile son muy pocos los que influyen en las decisiones que afectan a la vida
de la sociedad y ello determina, también, que sean los poderosos los que obtiene una apropiación de la
riqueza mayor a la que corresponde a su aporte a la comunidad...”. (Arriagada, 1970, p. 44).
9
La Ley de Reforma Agraria fue promulgada en el Gobierno de Jorge Alessandri (1958-1964).
15
en el agro, con lo cual se le da un golpe rudo a la realidad social de la hacienda. El
Gobierno de Allende (1970-1973) va más allá, en una tentativa por romper con el poder
oligárquico: intensifica aún más la Reforma Agraria, nacionaliza la gran minería del
cobre, toma el control de un conjunto de industrias mediante la expropiación o la simple
intervención. El empresariado interpreta estas iniciativas como una amenaza dirigida a
la base de su identidad: la propiedad privada. Se rompe definitivamente la dominación
oligárquica y comienza un largo y violento proceso de recomposición de las antiguas
clases empresariales. Entretanto, la dinámica de la lucha política generó una pugna entre
sectores conservadores que resistían activamente frente a los cambios y sectores
populares que se movilizaban por acelerarlos.
16
Capítulo I
Los orígenes: La Producción y el Comercio de Recursos Naturales
Para visualizar mejor las características de cada uno de estos grupos, así como la
compleja red de relaciones que se estableció entre ellos, conviene entrar en el debate
historiográfico de las coyunturas precisas en que surgieron, de cuáles fueron sus
estrategias económicas y qué lugar ocuparon en la sociedad y en la vida política del
país.
17
I. Terratenientes, comerciantes y mineros del primer ciclo
exportador (1830-1870)
18
reacios a actividades subordinadas, tuvieron que desempeñarse a la vez como
colonizadores, pioneros y empresarios. Estas cualidades no podían cristalizarse sino en
dos tipos de empresa: la agricultura y el comercio, ya que la industria suponía otra
dedicación. Ambas actividades se vieron estimuladas por la demanda de los mercados
de Potosí y de Lima. Las técnicas comerciales incorporaron las formas mercantiles de la
época: correo comercial, sociedades comerciales entre colonias, bodegaje, transporte,
etc. (Salazar, op. cit., p. 29.). De esta forma se constituyó una elite criolla compuesta
por los terratenientes del Valle Central y los mercaderes, quienes, desde muy temprano,
se insertaron en el comercio intercontinental de exportación de recursos naturales
(esencialmente trigo, plata y cobre).
Una vez terminadas las luchas por la Independencia, los terratenientes criollos
emergen como el elemento dominante en la sociedad poscolonial12. La posesión de la
tierra fue el pilar de la fuerza económica y del prestigio social en la Nueva República.
La capacidad productiva agrícola se recupera rápidamente después de la Independencia.
Desde muy temprano, la agricultura del Valle Central se orienta a la exportación de
productos agropecuarios: durante la Colonia, al Virreynato del Perú; durante el decenio
de 1830, a Inglaterra y Australia; en la década de 1840, a California, y luego a las
provincias mineras del Norte Chico. Aunque la exportación de trigo y harina tuvo sus
altibajos, en los años 1860 a 1870 los productos agrícolas representaban sobre el 30%
del total de las exportaciones (Salazar, op. cit., p. 238.).
19
portaliano15 en los años 1830, la aristocracia terrateniente desarrolló la convicción de
que tenían una misión histórica y debía actuar como garante de la Nación. La temprana
formación del Estado se debe, en parte, a que esta elite dirigente, apegada a las leyes, no
lo utilizó para su propio enriquecimiento. Pero la defensa de su estatus y una ideología
conservadora los hizo inflexibles en materias religiosas y políticas, impidiéndoles
adaptarse al cambio social que acompañó a la industrialización (Caviedes, 1979, p. 81).
15
El llamado Estado portaliano (1831-1861) ha sido objeto de acalorado debate historiográfico hace
varias décadas. La visión más tradicional basa esta concepción en un Estado fuerte, centralizador e
impersonal o abstracto, donde el poder Ejecutivo (por sobre otras instituciones, por ejemplo, el Congreso)
se erige como principal garante del cumplimiento de la ley y promotor del Bien Común. De ahí el amplio
margen de acción que presumiblemente tuvo en sus atribuciones y acciones, y cuya vigencia, por otra
parte, se habría extendido hasta los llamados gobiernos liberales de mediados y fines del siglo XIX
(Edwards; 1928). Góngora adhiere en parte a tal interpretación, aun cuando rechaza que el régimen fuera
propiamente «impersonal», siendo que los sucesivos gobiernos tuvieron que apoyarse en una aristocracia
terrateniente, que identificaba el rango social de su clase con el ser portador de valores tales como
“…aquella cualidad moral de preferir el orden público al caos…” (Góngora; 1981). Réplicas a tal visión
se encuentran en Villalobos, S., (1989).
16
Entre los primeros, estuvieron los Ossa, Larraín y Ovalle, y entre los segundos, los Cousiño, Edwards,
Brown y Cox, entre otros.
20
carne, caucho. El ferrocarril intensifica los intercambios comerciales, de manera que
cuando decaen los mercados externos, la producción sigue abasteciendo la actividad
minera del Norte.
El foco empresarial más dinámico se ubicó en las agencias locales de las casas
comerciales británicas. El rol de estos comerciantes fue crucial para la integración de la
economía nacional al comercio mundial. Ellos trajeron el know how de los mercados,
tenían el acceso a las fuentes de créditos y estaban en condiciones de aprovechar tanto
el flujo de importaciones como el de exportaciones. El comerciante inglés no pudo
limitarse a actuar de intermediario, tuvo que impulsar y desarrollar la capacidad
productiva local a fin de satisfacer la demanda de minerales de los mercados
extranjeros. Las empresas inglesas no se quedaron en los puertos, sino que fueron tierra
adentro, incorporándose progresivamente a las actividades productivas mediante el
sistema de habilitaciones18 (Cavieres, 1984 y 1988; Fernández; 1994). La consecuencia
de ello fue un proceso incipiente de transferencia de tecnología en la metalurgia y en la
agricultura y el aumento de las exportaciones hacia Gran Bretaña.
La intensificación del comercio mundial a mediados del siglo XIX atrajo al país
nuevos flujos de inmigrantes19. Se agregaron, así, a la nueva clase empresarial, y en
número importante, marinos, oficiales y artesanos que venían en los barcos europeos.
17
El auge se mantuvo hasta la apertura del Canal de Panamá en 1911.
18
Las habilitaciones, no siendo un tipo de sociedad comercial legalmente establecida en el siglo XIX,
actuaban como una sociedad en comandita (asociación de una o más personas que participan con capital y
una o más personas dispuestas a administrar), en donde uno o más capitalistas invertían en una actividad
determinada por un tiempo limitado. Sin ser compañías en el sentido de la palabra, ellas jugaron un
importante papel en la economía nacional y han merecido especial atención en la literatura
contemporánea y la historiografía posterior.
19
El puerto de Valparaíso se convirtió, en un período relativamente corto, en un verdadero emporio de la
costa occidental de Sudamérica: su número de habitantes se triplicó en menos de 10 años y, en 1884, su
población estaba integrada por un 20% de extranjeros (Vayssiere, 1980; Núñez, 2000).
21
También hubo un gran número de extranjeros de origen modesto, quienes se
establecieron por su propia cuenta en los puertos, en calidad de comerciantes y
artesanos, y dispuestos, como todo inmigrante, a surgir con el propio esfuerzo20. Su
espíritu empresarial contribuyó a dinamizar, con nuevas ideas y métodos de trabajo, la
vida económica y social del país. Se radicaron en el pequeño comercio, la importación y
exportación, los talleres e industrias, la prestación de servicios profesionales y el manejo
de las grandes casas comerciales y bancarias (Villalobos, 1984; Cavieres, 1988). Quedó
en el país el aporte de los técnicos que participaron en la instalación de fundiciones y en
la construcción de las primeras redes ferroviarias. Muchos de ellos crearon con escaso
capital sus propias empresas o se asociaron con los grandes empresarios nacionales.
A principios del siglo XX, los extranjeros controlaban gran parte de los recursos
de capital que financiaban la actividad productiva, y las casas comerciales europeas
abastecían en insumos y maquinarias a la minería y a la incipiente actividad industrial.
Cabe destacar que gran parte de los empresarios industriales eran inmigrantes; otra parte
la constituían comerciantes de Valparaíso, financistas de Santiago y de la misma
Valparaíso, hombres de negocios que diversificaban su capital en distintas actividades
económicas (Núñez, 2000). La industria manufacturera la desarrollaron los inmigrantes
de origen europeo (ingleses, alemanes, italianos, españoles) y, en menor medida, los
empresarios nacionales del comercio y la industria. En 1925, un 49,4% de los dueños de
industrias manufactureras eran extranjeros, proporción que no guarda relación con la
presencia de extranjeros en la población total (Palma, 1979). Con ello se produjo el
desplazamiento de la elite comerciante nacional de origen español, ante un significativo
número de negociantes y empresarios europeos y, en número menor, norteamericanos.
La acogida de los inmigrantes por la elite local no fue pareja. Los primeros en
integrarse fueron los ingleses, cuyos nombres comienzan a figurar en el Congreso de la
República ya en 1860. A principios de siglo, las familias Blest, Cox, Eastman, Edwards,
Lyon, Mac-Iver, Mackenna, eran parte de la elite política21. Los ingleses fueron los más
destacados en el comercio y las finanzas, por los vínculos que mantuvieron con los
mercados financieros y comerciales externos. Basta citar el caso de Guillermo Edwards,
cirujano británico que desertó de un buque corsario para contraer matrimonio con una
muchacha de la ciudad de La Serena. Uno de sus descendientes, Agustín Edwards, hizo
20
Un siglo más tarde serán los chilenos los que, después de emigrar temporalmente en la década de 1970
y 1980, ya sea en forma voluntaria o forzada, volverán al país con el ánimo de salir en forma
independiente.
21
Figuras más contemporáneas son los Aylwin, Chadwick, Hamilton, Leighton.
22
negocios bancarios en la ciudad de Copiapó y le inicio a lo que sería un grupo
económico con mucho poder político. Sus descendientes han tenido una presencia
ininterrumpida en la economía del país a través del Banco Edwards, fundado en 1846, y
del diario «El Mercurio», que se ha mantenido como el principal matutino santiaguino.
Algunos franceses también entraron a integrar las clases altas: los Subercaseaux,
Armanet, Labbé, Morandé. Los italianos, llegados de la Liguria y la Toscana, tuvieron
una movilidad social rápida. De la familia Alessandri, por ejemplo, han salido dos
presidentes del país. En cambio, los alemanes, que se radicaron en provincias sureñas,
aparecen mucho más tarde y con menos participación en los círculos políticos. Otros
grupos étnicos, como los judíos, sirios y palestinos, se integraron con más dificultad,
pero conquistaron posiciones económicas de importancia22.
22
También hay personajes políticos de origen levantino o árabe, como los Tarud, Hales, Tohá, Noemi.
23
Pequeños mineros independientes de estrato popular que explotaban pequeños yacimientos, dispersos
en las quebradas del Norte Chico, en los cuales utilizaban técnicas rudimentarias (lavado del material en
plato de madera, etc.).
23
Antofagasta, la cual duró aproximadamente 20 años. Este mineral también fue objeto de
febriles especulaciones por parte de compañías que se creaban en Santiago, en busca de
capitales. La caída del precio mundial de la plata, en 1890, sepultó definitivamente este
y otros proyectos, pero su recuerdo quedó grabado en la historia.
La minería del cobre fue menos fugaz, aunque siempre muy vulnerable a la
evolución del precio del metal en el mercado mundial. Las zonas productoras fueron
Coquimbo, Ovalle, Copiapó y Caldera. Recién a fines del siglo XIX se comienza a
explotar el metal rojo en Santiago y Antofagasta. Desde un punto de vista económico, la
actividad minera aparece como la prolongación de la mina colonial. La inversión inicial
era débil y las técnicas utilizadas, rudimentarias. A esto se agregaba una escasez de
mano de obra en las zonas cupríferas. Como el país carecía de un sistema bancario, los
mineros dependían de los préstamos de comerciantes y usureros. La hipoteca pasó a ser
la forma más corriente de crédito y la base de enriquecimiento de quienes disponían de
un capital24. Los primeros banqueros nacionales se formaron así, especulando con las
necesidades de los mineros (Vayssiere, 1980).
24
La antigua aristocracia terrateniente, cuyo poder económico se remontaba a los
tiempos de la Colonia, se abre al ingreso de una nueva elite (que había hecho fortuna en
la exportación de productos agrícolas y mineros), a los comerciantes de ciudades como
Valparaíso, dedicados a la actividad importadora y a los nuevos industriales. Entre estos
grupos no se suscitaron conflictos de intereses, más bien se tejieron lazos económicos y
familiares. Los extranjeros, si bien continuaron con sus costumbres de origen, se
integraron a la elite nacional a través del matrimonio con muchachas de la aristocracia26.
En su estudio sobre la elite aristocrática (realizado en la década de 1960), Emilio
Willems encontró que un 42% de sus miembros habían ascendido socialmente por esta
vía, sus descendientes conservaban el apellido materno, y, en esa calidad, eran parte de
uno de los clanes de la clase alta. Inversamente, los hombres de buena alcurnia que se
casaban con mujeres «plebeyas» eran estigmatizados y se desacreditaban ante sus pares.
Las relaciones entre familias se dieron tanto en el plano económico como en el político.
Al prestigio social que otorgaba el nombre y la posesión de las tierras se agregó la
influencia política. Ciertos nombres de la aristocracia terrateniente figuran en forma
continua, desde la Independencia hasta bien pasado 1950, como miembros del Ejecutivo
o del Congreso: los Errázuriz, Larraín, Vial, Barros y Concha (Caviedes, op. cit. p. 87).
Miembros de la burguesía empresarial lograron en pocas décadas formar parte de este
grupo, como los ya mencionados Edwards, Subercaseaux y Alessandri. Las trayectorias
y los intereses de unos y otros se expresaron, en el plano ideológico, en su postura
frente a la tolerancia religiosa y a las ideas liberales, pero esto no afectó su
funcionamiento como elite dirigente.
Hacia fines del siglo XIX se había configurado una clase empresarial compuesta
por los terratenientes, a los que se unen los ricos mineros del cobre y la plata de
Atacama, los pioneros del salitre de Antofagasta, los agricultores del valle del
Aconcagua y los británicos de Valparaíso. Según el historiador Mario Góngora,
“…estos estratos se integraron a un grupo humano ciertamente no muy numeroso, pero
importante, porque proyectó en la antigua aristocracia el espíritu especulativo y
financiero…” (Góngora, 1981). Los «nuevos ricos» de la minería tienen una pasión
común, que es la tierra. La compra de terrenos agrícolas en el Valle Central y de una
casa en la capital (Santiago) son indicadores del gusto aristocrático: la vida en el campo
encarna los valores tradicionales (estabilidad familiar, valores cristianos) y es, al mismo
tiempo, fuente de poder político (a través del sistema del latifundio). A su vez, los
palacios en la ciudad eran el símbolo de la importancia de las fortunas.
25
compuesto de inmigrantes de primera y segunda generación, con sangre mediterránea y
nórdica, muy predispuestos al riesgo, y con una creciente presencia en los mercados
internacionales. Este arquetipo del empresario será mirado con nostalgia por los
historiadores, a pesar de las debilidades que los mismos les atribuyen (Encina, Pinto,
Góngora, Vial)27. Pero, reiterémoslo, estos nuevos segmentos no rompen con los valores
y redes sociales tradicionales, y, en esa medida, no revolucionan culturalmente la
sociedad chilena.
1. Antecedentes
En este contexto, se entiende que fueran empresarios chilenos los que, en 1860,
comienzan con la extracción del nitrato en las provincias de Tarapacá y Antofagasta,
provincias que pertenecían en esa época a Perú y Bolivia, respectivamente. La presencia
empresarial marca el inicio de la actividad productiva en el Norte Grande. Expresión del
desarrollo incipiente de la región fue también la construcción de ferrocarriles y la
explotación del mineral de Caracoles, en la provincia de Antofagasta. La futura región
salitrera disponía, entonces, de medios de producción: capital, mano de obra y un cierto
desarrollo tecnológico.
27
Recién a fines de la década de 1980 encontramos nuevos valores colectivos de tipo empresarial que
pretenden encarnar la modernidad del país (ver Segunda Parte)
26
muestran que existía un tejido comercial y empresarial que sirvió de apoyo a la
actividad minera (Ortega, L. y Pinto, J., 1990).
27
internacional. En torno a él se movían los intereses económicos y diplomáticos de
Inglaterra, Francia, Alemania y Estados Unidos, como queda claramente demostrado en
la Guerra del Pacífico y en la Guerra Civil de 1891…” (Cariola y Sunkel, 1982, p. 73).
29
En 1925, la producción de capitalistas chilenos era del 68% (Cariola y Sunkel, 1982, p. 88).
28
los enormes beneficios liberados por la nueva tecnología, los especuladores chilenos
prefirieron actividades con una rentabilidad asegurada, como el nitrato o el estaño, con
los que obtenían una renta casi monopólica por su posición en el mercado mundial
(Vayssiere, 1980, p. 148).
Que el boom del salitre fue o no factor de crecimiento, es aún hoy un tema de
debate. La explotación extensiva del salitre provocó una amplia reestructuración de la
economía como también de la estructura político-social. Las explotaciones salitreras se
desplegaron en un extenso territorio y movilizaron masas importantes de mano de obra.
Sólo en la pampa interior de Iquique hubo 162 oficinas salitreras, en las que vivieron
250.000 personas (H. Millas, 1995, p. 8). Las actividades industriales inducidas por el
auge salitrero, la industria, el comercio y la agricultura dieron lugar al desarrollo de
sectores sociales de clase media y de un proletariado minero e industrial. La nueva
industria tuvo también efectos políticos sensibles, en la medida en que desplazó los
centros de poder. Se debilita el poder político de la aristocracia terrateniente; se extiende
el empleo asalariado y surge la llamada «cuestión social»30; por último, adquieren
30
La llamada «cuestión social», según la historiografía nacional surgió, en coincidencia con una primera
etapa de crecimiento industrial cuyo punto de partida se sitúa en 1860. Lo que se produjo de ahí en
adelante (primeras dos décadas del siglo XX) fue un desarrollo acumulativo de «dolencias» colectivas y
un proceso de toma de conciencia de muy lenta gestación, en el que los factores propios de la transición
hacia la modernización económica –como la industrialización y la urbanización de la primera mitad del
siglo XX– fueron los catalizadores de procesos preexistentes en la sociedad tradicional. James O. Morris,
quien estudió el período de 1880-1920, la ha descrito como una totalidad de “…consecuencias sociales,
laborales e ideológicas de la industrialización y urbanización nacientes: una nueva forma dependiente del
sistema de salarios, la aparición de problemas cada vez más complejos pertinentes a la vivienda obrera,
atención médica y salubridad; la constitución de organizaciones destinadas a defender los intereses de la
29
mayor fuerza las ideas liberales, las que terminan por influir en la transformación del
Estado.
nueva «clase trabajadora»; huelgas y demostraciones callejeras, tal vez choques armados entre los
trabajadores y la policía o los militares, y cierta popularidad de las ideas extremistas, con una
consiguientes influencia sobre los dirigentes obreros…” (James O. Morris, Las elites, los intelectuales y
el consenso. Estudios de la cuestión social y el sistema de relaciones industriales en Chile, 1967). Así, la
emergencia de la «cuestión social» fue, por lo visto, el resultado de las mutaciones económicas del siglo
XIX y del efecto acumulativo de problemas de larga data en la historia nacional (enormes desigualdades
sociales, marginación, indigencia, pobreza y exclusión de las grandes mayorías). A su vez, el proceso de
toma de conciencia también fue de lento desarrollo, pero progresivo, hacia un reconocimiento más lúcido
por parte de las elites de la existencia de grandes distorsiones en la constitución de la sociedad.
30
Gobierno, que lo utilizó, en parte, para inversiones en infraestructura. El Estado Chileno
logró apropiarse, por concepto de derechos de exportación, de aproximadamente la
mitad del excedente generado en la explotación del salitre (Cariola y Sunkel, 1982, p.
89). Entre 1880 y 1920, el impuesto a las exportaciones de salitre representó el 45% de
los recursos del Estado (Vayssiere, op. cit., p. 193). El total de entradas fiscales,
favorecidas también por el aumento de las importaciones, alcanzó una suma del orden
de los 60 millones de dólares, en 1910 (Humud, 1969). El Estado destinó los recursos
adicionales a fortalecer la administración pública, a la construcción de ferrocarriles, de
puentes y caminos y a la expansión de la educación pública.
31
La debilidad de la industria nacional ha sido atribuida a un mercado interno
estrecho, a la escasa absorción de tecnología, al retroceso de un incipiente sector
metalmecánico que no fue apoyado por el Estado y, especialmente, a que la clase
capitalista no invertía en la industria, sino en tierras y en el comercio de importación y
exportación (Núñez, 2000). Hay evidencias suficientes de que las instituciones
financieras canalizaban pocos recursos hacia la actividad manufacturera (Palma, 1979).
Por su parte, el Estado se contentó con las divisas generadas por el «oro blanco» y no
anticipó medidas de política fiscal. Las ideas liberales de la época postergaron
indebidamente la instauración de otros impuestos, como la producción de cobre. En la
medida en que no se adoptaron a tiempo las políticas para corregir los problemas de un
incipiente crecimiento industrial algo anárquico, no se aprovechó la expansión
económica en beneficio de una verdadera industrialización. Proyectos como la industria
siderúrgica, solicitados por la Sociedad de Fomento Fabril al Gobierno, debieron
esperar más de 20 años para materializarse (Echenique y Rodríguez, 1990)31. No
obstante lo anterior, y considerando lo antes expuesto, hay que insistir acá en la
convergencia entre la maduración de un empresariado industrial propiamente tal y una
más activa y decidida presencia del Estado en materias económicas en la primera
década del siglo XX, la cual se hace presente en la gestión de éste en el sector
mencionado, lo que bien puede considerarse como un antecedente valioso para lo que va
a llegar a ser su rol dirigente en el proceso de sustitución de importaciones posterior
(Cavieres, 1998; Núñez, 2000).
31
Esta gestión impulsada por el Estado en el sector de la siderurgia ya en la primera década del siglo XX
(Sociedad de Altos Hornos de hierro y acero que tenía como objeto explotar yacimientos de hierro en el
Norte del país e instalar una planta siderúrgica en el Sur) bien pudo haberse transformado, como plantea
Cavieres, en el modelo de la industrialización chilena (Cavieres, 1998).
32
En este contexto hay que situar lo que Aníbal Pinto ha llamado el «final
wagneriano» de un siglo de desarrollo económico: la Gran Depresión y la crisis de
1929-32. Al derrumbarse el comercio mundial se desplomaron los pilares del modelo
exportador chileno, iniciado en 1830. Para graficar la gravedad de la situación baste
decir que en 1932, el PGB experimentó una caída del 45,8% con relación a 1929; las
exportaciones se redujeron a la cuarta parte de su valor y las importaciones cayeron en
un 80% (Meller, 1996). Al cortarse los créditos externos, el Gobierno tuvo que
intervenir para enfrentar el déficit en la balanza de pagos, y luego elevar los aranceles
aduaneros. El impacto de la crisis del 30 fue suficiente como para provocar un vuelco en
el modelo de desarrollo. Comienza la fase proteccionista de sustitución de
importaciones. Pero no hay que olvidar que la economía exportadora había estimulado
el crecimiento industrial con un grado de desarrollo suficientemente autónomo. Esto
explica por qué, en la fase siguiente, la industria tuvo un papel preponderante como
generadora de estímulos al crecimiento económico nacional.
En síntesis, desde mediados del siglo XIX hasta la Gran Depresión, la economía
chilena logró una integración a la economía mundial mediante la exportación de
recursos naturales y el uso de tecnología y capitales extranjeros. Las exportaciones de
cobre sustituyeron al salitre y fueron fuente importante de financiamiento para la
industrialización sustitutiva. El Estado, al disponer de recursos provenientes del
comercio exterior, pudo mantener cierta autonomía respecto de los intereses
empresariales, transformándose en el espacio privilegiado de la lucha política y en el
ámbito en que creció y se desarrolló un grupo de técnicos y administrativos públicos de
alto nivel. Con el inicio del Estado empresario se da un nuevo impulso al desarrollo
industrial y surge otro tipo de empresario, menos sometido a la competencia y poco
preocupado de la productividad, comportamientos característicos de las siguientes tres
décadas.
La imagen que proyectan los autores de los grandes ensayos históricos sobre los
empresarios del primer ciclo exportador es bastante crítica. Los retratan como una clase
empresarial retrasada sin tradición fabril, que no supo aprovechar la riqueza salitrera
para fundar una industrialización nacional, sino que la utilizó para «fecundar economías
extrañas» mediante la importación de bienes suntuarios (Encina, 1955). Ello contrasta
sin embargo, con las obras y realizaciones del empresario privado de entonces, con las
investigaciones citadas sobre los orígenes de la industrialización y con la imagen mítica
33
proyectada por los mismos ensayistas. Conviene, por lo tanto, entrar en el contenido de
este debate que resulta a veces un poco contradictorio.
Por una parte, se enfatiza la debilidad del empresario chileno, la que algunos
atribuyen a las raíces españolas de una colonización cuyo legado de instituciones
feudales y valores católicos no estimuló el espíritu emprendedor (Vial, 1986).
Exponente de esta tradición fue esa “…clase terrateniente criolla que vive de la renta de
la tierra y que desea preservar el orden establecido en el que descansa su poder…”
(Barros y Vergara, 1978). Por otra parte, hay referencias recurrentes a ese grupo
ejemplar de empresarios nacionales, los pioneros, prototipo del empresario aventurero,
que no le teme al riesgo, pero cuyo empuje habría sido fugaz (Encina, 1955; Pinto,
1959). En qué quedamos: ¿rentistas o emprendedores?
La tesis del retraso cultural trabaja con el supuesto de que los españoles de la
Conquista y la Colonia eran de un mismo origen hidalgo. Según Salazar (1985), el
grupo de conquistadores no sólo estuvo compuesto por nobles de origen castellano, sino
que también hubo migrantes pobres que se enrolaron como soldados y más tarde
recibieron tierras y «encomiendas» de indios en recompensa. Hubo, asimismo, un grupo
de mercaderes sevillanos que financió las expediciones y, a través de sus agentes, fue
penetrando la economía colonial. Unos y otros no se convirtieron en los esforzados
empresarios de la Revolución Industrial, pero sí trabajaron en organizar y financiar la
producción para exportar: adquirieron tierras donde cultivaron el trigo y la vid;
abastecieron a la minería y facilitaron el crédito a los agricultores, mineros y
comerciantes y desarrollaron, a su vez, una flota mercantil. En otras palabras, los
colonizadores no carecieron de capacidad emprendedora.
34
Este se expresó no sólo en la llegada de ciertos individuos con cualidades
excepcionales, sino también en un flujo masivo de europeos socializados en prácticas
comerciales y manufactureras. La inestabilidad política de las primeras décadas del
siglo XIX y el avance de la Revolución Industrial en Europa generaron una fuerte
emigración. Una primera ola de ingleses y norteamericanos llegados a Chile participó
en las guerras de la Independencia. Posteriormente, el Estado chileno promovió la
inmigración masiva no sólo para poblar y colonizar la Araucanía y la Región de los
Lagos, sino que además la incorpora en forma activa a los programas de inmigración
industrial. Un gran número de inmigrantes de los más variados oficios, de origen
modesto y espíritu industrioso, se volcó al comercio minorista, la creación de talleres
artesanales e industrias, la administración de las sucursales de las casas comerciales y el
negocio bancario. Los inmigrantes mantuvieron sus costumbres, fundaron escuelas para
sus hijos, iglesias, periódicos, clubes sociales y deportivos. Aunque muchas de estas
colonias persisten hasta hoy, ya en la segunda generación esta nueva burguesía se había
mezclado con los núcleos criollos.
35
afirman que careció de espíritu de acumulación. El auge salitrero y la incipiente
industrialización no lograron desarrollar una tradición industrial, una ética del trabajo y
del lucro. Como señala Vial, “…nuestro empresario es un aventurero porque viene de la
minería y se ha hecho rico en la minería...” (Vial, 1986). Por otro lado, otros ven en ese
mismo comportamiento un componente schumpeteriano, en cuanto fueron creativos en
concebir nuevos proyectos y negocios. Los mineros enriquecidos, un puñado de familias
que supo multiplicar la riqueza de una veta en la especulación o el comercio, se
convirtieron en verdaderos capitalistas, en la medida en que supieron diversificar sus
actividades (Vayssiere, 1980). En todo caso, no hicieron escuela; el hecho de que sus
obras perduraran fue gracias a la forma ordenada con que su descendencia manejó el
patrimonio familiar.
Llama la atención la similitud que hay entre las estrategias comerciales que se
atribuye a los pioneros del desarrollo empresarial chileno y el comportamiento
económico de los conquistadores y colonizadores españoles. Como ya lo vimos, estos
últimos siguieron el patrón empresarial mercantil de tipo mediterráneo. Su espíritu
comercial los llevó a invertir sus excedentes allí donde las tasas de rentabilidad parecían
más promisorias, no acumularon capital ni experiencia en un solo sector, sino que
diversificaron sus inversiones. Un ejemplo, entre muchos, fue José Tomás Urmeneta,
hijo de un comerciante español, quien estudió en los Estados Unidos, Inglaterra y
Francia. Tras llegar a Chile se asoció en diversas actividades mineras, creó las
fundiciones de Guayacán y Lota, una empresa de comercio internacional, invirtió en
ferrocarriles y en la agricultura. Fracasó en sus inversiones industriales y construyó,
como muchos otros, un palacio en Santiago.
Varios son los autores que evocan esta hipótesis de las oportunidades y talentos
perdidos. Para E. Mac-Iver, los chilenos no carecemos ni de espíritu de empresa ni de
energía para el trabajo, características que se encarnaron en los primeros ferrocarriles y
telégrafos, en los puertos y muelles, y en los canales de irrigación del Valle Central.
Pero estas cualidades, según el autor, se han perdido, “… ¿Podríamos realmente afirmar
que el espíritu y la energía que entonces animaban a nuestro país para el trabajo se han,
no ya fortalecido, sino siquiera mantenido?”…(Mac-Iver, 1900).
F. A. Encina reconoce que “….allá en el fondo del alma, adormecida, pero aún
no extinguida, queda mucha de la iniciativa aventurera de nuestros antepasados…”33.
Sin embargo, en su opinión son valores poco adecuados para la actividad industrial, ya
que el chileno poseía más bien la “…obsesión de la fortuna sorpresiva, ganada de un
33
Basta con leer las biografías de personajes como José Santos Ossa, Tomás Urmeneta, Diego de
Almeida y José Antonio Moreno, en la Historia de Chile de F. A. Encina, Vol. XIII.
36
barretazo o en una extraña aventura…” (Encina, 1955). Estas cualidades, que pudieron
ser fuente de dinamismo, fueron opacadas por la afición al ocio de la clase terrateniente
y, luego, por el desarrollo de actividades bajo la protección del Estado. Estos autores
coinciden también en atribuir el estancamiento del país a una pérdida de la capacidad
del empresario nacional, el que se orienta al «reposo y la empleomanía» y es sustituido
en el comercio y la industria por el empresario extranjero.
37
caída de los impuestos (Meller, P., 1996). La extracción del recurso natural y la
importación de bienes manufacturados son las actividades más rentables. El intenso
intercambio con el exterior beneficia finalmente a unos pocos, orientados de preferencia
al consumo y no a la inversión productiva. Por ende, el espíritu empresarial se ahoga en
la medida en que los comportamientos «rentistas» se generalizan.
Una tercera visión del empresario del primer ciclo exportador se refiere al
comportamiento conservador de la elite empresarial chilena. El comportamiento político
de la emergente clase empresarial criolla tiene sus bases en el siglo pasado, cuando se
crean las organizaciones empresariales y se establecen los canales de acceso y de
influencia en el poder político. Por su poder económico y su posición en la sociedad, los
empresarios de la época tuvieron un rol en la formación del Estado, el cual pudo ampliar
su capacidad de intervención gracias a la participación en los beneficios del sector
exportador. Sin embargo, a pesar de la posición de privilegio que ocuparon, la historia
política del empresariado chileno consigna una serie de limitaciones del sector privado
para asumir un rol protagónico y más autónomo en el desarrollo nacional. El punto
central es que el actor empresarial descansó en el liderazgo ejercido por el Estado.
38
provenían de una misma clase que detentaba la riqueza económica y el poder político.
No es raro entonces que las primeras organizaciones de los empresarios hayan surgido
como agrupaciones muy ligadas a los intereses de la clase alta34. Definidas como
«sociedades de fomento», buscaron el adelanto de su rama respectiva rama industrial a
través de actividades varias: boletines, creación de escuelas de capacitación,
organización de eventos y exposiciones, planteamientos públicos y propuestas dirigidas
al Gobierno.
El proteccionismo aplicado por los gobiernos del siglo XIX fue parte del legado
neomercantilista contra el cual tuvo que luchar duramente la corriente librecambista.
Paradójicamente, el liberalismo ideológico, asociado al progreso y a la modernidad en
Europa, fue bien recibido por la elite criolla que valoraba la libertad política y la
iniciativa individual. Pero ello no logró borrar las tendencias proteccionistas sobre las
cuales se habían basado las nuevas instituciones de la Nación (Villalobos, 1987). La
inclinación por el proteccionismo se expresó en demandas por mantener o establecer
ordenanzas aduaneras, legislación arancelaria, acceso a crédito estatal, medidas que, a
su vez, se traducirían en aumentos de los ingresos fiscales como suministro de capitales
a empresas industriales privadas.
34
Según Arriagada (1970), las asociaciones patronales pasaron a ser las «comisiones técnicas» de una
oligarquía que se encontraba totalmente absorbida por la política.
35
Cavieres, clarificando aún más los orígenes, planteamientos y su evolución y transformación en un
grupo de presión durante las décadas de 1890 a 1930, plantea que “…más que industriales, se trataba de
hombres de negocios participantes en diversos sectores económicos, pero que fundamentalmente se
proyectaban a través de su participación en el ya consolidado sector financiero del país…” (Cavieres,
1998).
36
En contraste con esta versión se puede citar la literatura marxista de la década de 1960, que veía en el
empresariado una clase cohesionada que ejercía su dominación sobre las clases dominantes a través del
control del aparato del Estado. Al respecto ver, Ramírez Necochea, H., 1960.
39
lo que limitó el surgimiento de una burguesía nacional con un proyecto y una doctrina
propia (Vial, 1986; Correa, 1986; Moulian y Torres, 1986). Veamos de dónde proviene
esta visión sobre la identidad y el rol político de la clase empresarial.
37
El término «latifundio» expresó el exceso de tierras en pocas manos.
38
Hay que recordar que el término oligarquía fue utilizado por los empresarios de orientación liberal
vinculados al capital extranjero para calificar a los sectores más tradicionales, los que personificaban el
orden aristocrático y conservador.
40
portador de los valores tales como “…aquella cualidad moral de preferir el orden
público al caos…” (Góngora, 1981). Su alcurnia y riqueza los eximía de buscar en la
política intereses mezquinos. Ellos participaban en política por «razones altruistas», por
«amor a la Nación». Por casi un siglo el país estuvo dominado por esta elite que se
consideraba superior, se aferraba al prestigio de los apellidos, concebía el modo de vida
del agro como el único posible y demostraba su intolerancia en materias políticas y
religiosas. La hegemonía conservadora comienza a debilitarse en los años 1860-1870,
cuando avanza y termina por imponerse un liberalismo más marcadamente ideológico,
aunque continúo ejerciendo una influencia sobre el Estado hasta bien entrado el siglo
XX39. Prueba de ello es la representación de las «grandes familias» de la aristocracia en
el Poder Ejecutivo y en el Congreso, costumbre que se mantuvo vigente hasta, a lo
menos, la década de 1950.
El boom del salitre tuvo efectos en la esfera política, en la medida que alteró las
relaciones entre la oligarquía y el Estado. Tras la apertura comercial, los agricultores
fueron perdiendo la posición central que ocuparon en la esfera productiva, pero
continuaron participando en el poder político. Durante el ciclo minero utilizaron su
influencia para que se impusieran tributos a los capitalistas extranjeros, lo cual aseguró
una transferencia de recursos hacia la economía interna. Con ello aumentó
significativamente el monto de recursos en manos del Estado, el cual mantuvo
inalterado el orden social agrario. Al mismo tiempo, el Estado recuperó una cierta
autonomía respecto a los sectores con poder económico. Con la expansión de nuevas
actividades, estos últimos se fueron diversificando, desarrollando intereses
contradictorios, los cuales pasaron a ser arbitrados desde el Estado. Pero los intereses
sectoriales fueron secundarios con respecto a las funciones que se esperaba cumpliera el
Gobierno: asegurar el control de la fuerza de trabajo y la redistribución del excedente
generado por la minería que se encontraba en ese momento en manos de compañías
extranjeras.
39
En la medida en que los terratenientes continuaron siendo el resorte político del régimen institucional
creado por Portales.
40
Tales como los Armstrong, Cox, Eastman, Edwards, Mac-Iver, Subercaseux, Armanet, Labbé, etc.
41
Basta mencionar a figuras como Enrique Mac-Iver, Alberto Edwards, Arturo Alessandri.
41
La clase empresarial emergente no compartió totalmente los valores
tradicionales de la aristocracia terrateniente. Se desarrolló así una corriente política más
tolerante, en lo religioso, y liberal, en lo económico, que se expresó en el Partido
Liberal y constituyó por mucho tiempo la oposición al Partido Conservador. Al mismo
tiempo iba apareciendo un grupo de especialistas técnico-políticos que se distinguió de
las clases propietarias y que, desde 1920 en adelante, entrará de lleno en el manejo de
los asuntos de Estado (Cavarozzi, 1975). Con todo, la oligarquía chilena dio pruebas de
una extraordinaria permeabilidad para adaptarse a las nuevas circunstancias, lo que
permitió a un puñado de familias de notables mantener el poder social y continuar
influyendo en el sistema político, a pesar de las luchas acaloradas e intestinas que se
produjeron entre sus facciones internas (Pinto, 1959). El triunfo de Arturo Alessandri en
las elecciones presidenciales de 1920 marca el fin de la política de los notables y la
mayor participación política de los grupos medios urbanos.
El clima político y social de las primeras décadas del siglo XX, producto del
desarrollo de la clase obrera y de los grupos medios, fue lo que rompió definitivamente
el orden oligárquico e impuso un nuevo tipo de relación de los empresarios con la
política. El Chile del primer cuarto del siglo XX es ya otro país, con nuevos problemas.
A medida que crece y se expande el Estado, también se desarrolla la clase media, base
de la burocracia política y del Partido Radical, que llega al poder en 1938 y cuya
influencia electoral fue decisiva desde 1920. La urbanización, la industrialización y los
ciclos del negocio minero agudizaron la llamada «cuestión social». El nuevo
proletariado industrial, los migrantes desplazados por las actividades en crisis y el
aumento de las demandas sociales contribuyeron a incrementar la presión sobre el
Estado. Estas tendencias tuvieron su expresión política en el nacimiento de los partidos
de inspiración socialista: el Partido Comunista y el Partido Socialista.
42
impacto al interior de los gremios. Los industriales se incorporaron masivamente a la
SFF, y las posiciones liberales pierden terreno frente a los defensores de un
«nacionalismo industrial»42.
42
Cuyos exponentes fueron G. Subercaseaux, I. Valdés Vergara, E. Yáñez y F. A. Encina.
43
Capítulo II
44
visto en el primer capítulo, en el ciclo anterior se desarrolló un núcleo de empresarios
nacionales que fue capaz de llevar a cabo un conjunto de iniciativas productivas. Según
economistas como Óscar Muñoz (1986), el Gobierno del Frente Popular (que gobernó
entre 1938-1952 y fue la expresión política del llamado Estado de compromiso y de una
alianza entre Estado, industriales y trabajadores organizados) se apoyó en estos intereses
propiamente industriales para echar las bases del modelo sustitutivo (sistema
arancelario, control de cambios, creación de la Corporación de Fomento de la
Producción –en adelante, CORFO–). Pero el protagonismo del desarrollo pasó del
sector privado al sector público.
Por otro lado, el carácter dependiente del desarrollo económico nacional fue
atribuido, por el pensamiento desarrollista, a las condiciones estructurales propias de
una industrialización tardía. La vulnerabilidad de una economía primario-exportadora a
las coyunturas del comercio exterior, el reducido tamaño del mercado interno, la
debilidad tecnológica y la insuficiente capacidad de inversión son factores que
justificaron la intervención temprana del Estado. La tesis marxista fue aún más extrema,
ya que atribuyó el estancamiento económico a la insuficiente demanda provocada por
una distribución desigual del ingreso. Sus causas: la propiedad privada de la tierra, el
capital y los recursos mineros. El pensamiento liberal conservador, en cambio, atribuyó
la debilidad de la inversión privada del período sustitutivo al excesivo gasto fiscal, a las
políticas de redistribución del ingreso y a la ausencia de un mercado de capitales44.
44
Para un análisis detallado de las tesis sobre la industrialización de la postguerra, ver Muñoz (1995 b).
45
Otros dirán que el empresario está «limitado» por la acción del Estado. Más allá del adjetivo que se use,
las consecuencias fueron las mismas, en términos de estrategias empresariales.
45
La politización de la vida social tuvo su reflejo en la economía. Los
desequilibrios políticos y económicos de este período46 dejaron huellas imborrables y es
aquí donde queremos mantener un enfoque integrado que vincule economía y política.
La actuación de los empresarios no puede juzgarse simplemente a partir de sus
conductas económicas. La relación con el poder, así como la manera en que el ejercicio
del mismo afecta sus intereses, es fundamental.
En este capítulo analizamos el tipo de relación que se forja entre el Estado y los
empresarios, las orientaciones culturales del empresario de la fase sustitutiva, la
polarización política y el impacto que tuvieron los proyectos de transformación de la
Democracia Cristiana y de la Unidad Popular en la formación de un sujeto empresarial.
Una comprensión detallada de lo ocurrido durante esos dos gobiernos es indispensable
para entender la especificidad del proceso chileno como también la fuerza con que se
impuso posteriormente el neoliberalismo.
I. Estado de Compromiso
Entre los años 1925 y 1933, la institucionalidad pública sufre una serie de
transformaciones: se reorganiza la administración pública y se abren nuevos Ministerios
sectoriales (Agricultura, Trabajo, Educación Pública, Fomento, Salubridad); se crean
organismos de apoyo financiero a los sectores productivos y se perfecciona el sistema
de protección a la industria nacional mediante la Ordenanza General de Aduanas y el
arancel aduanero (Bernedo, 1989; Elizalde, 1980). La mayor sensibilidad de los poderes
públicos frente a las demandas sociales se refleja en el plano institucional de las
reformas sociales (Código del Trabajo y Seguro Obrero). También se crean instituciones
de fomento y de apoyo al sector empresarial (Caja de Crédito Agrario; Instituto de
Crédito Industrial, Departamento de Industrias Fabriles y de Comercio).
46
Sobre este tema, ver el análisis realizado por Meller (1996).
46
exterior (Pinto, 1964). Se recurrió a la reducción forzada de importaciones, a la fijación
de tipo de cambio, a la restricción del crédito y al establecimiento de tasas múltiples.
47
Para mayor información sobre este período, ver Lagos (1966).
47
de “…elevar el nivel de vida de la población y mejorar la balanza de pagos…” (Ortega,
1989). Desde un punto de vista técnico, la CORFO fue un mecanismo importante para
capitalizar el país, superar el desequilibrio de la balanza de pagos y generar una oferta
de bienes y servicios suficiente para hacer frente al bajo nivel de vida de la población.
La gran novedad de la CORFO fue que, por primera vez, se le asignaban funciones
empresariales a un organismo del Estado. Además de formular un plan productivo
nacional se le posibilitó la realización de inversiones directas en actividades ajenas a las
tradicionales obras públicas (Muñoz, 1986, p.78).
48
Declaraciones de E. Simián, figura decisiva en los primeros años de la CORFO, en Historias
personales, Políticas públicas, Muñoz, O., ed. (1993 a).
49
E. Heiremans, dirigente de la SFF y ex consejero de la CORFO, discrepa de esta interpretación cuando
dice, “…Lo que sucedió fue que no había otra alternativa. La gente que quería crear empresas tenía que
conseguir la cuota de importación y créditos a través de la CORFO…”, en Historias personales, Políticas
Públicas, Muñoz, ed. (1993ª).
48
Por otra parte, los empresarios agrícolas representados en la SNA también
manifestaron su adhesión a las medidas proteccionistas y de fomento de la producción
nacional. Sin embargo, fueron más reticentes frente a las iniciativas de democratización
del Gobierno del Frente Popular. La SNA dio finalmente su aprobación al proyecto de
creación de la CORFO; pero obtuvo del Gobierno el compromiso de no insistir en el
proyecto de sindicalización campesina, con lo cual se preservaba el orden social en el
agro. También es interesante notar que el Gobierno no procedió a imponer tributos a las
rentas agrícolas por temor a la reacción de un sector de la derecha política que tenía
fuerza en el Parlamento (Muñoz y Arraigada, 1977).
Este conjunto de antecedentes permite concluir que tanto la crisis política de los
años 20 como la crisis económica de 1930 prepararon el terreno para un cambio
profundo en las relaciones de los empresarios con el Estado. La antigua oligarquía
terrateniente, apoyándose en su fuerza político-electoral para superar el «Gran Miedo»
que significó la crisis de 1929, se distanció del Estado y se puso a salvo de los cambios
que pudieran afectar su poder social. A su vez, los empresarios e industriales más
modernos vieron en el Estado intervencionista un aliado posible. Las nuevas
instituciones públicas se abrieron a los actores sociales. Los presidentes de las cinco
mayores asociaciones empresariales participaron como miembros permanentes en el
Consejo de la CORFO, como también el Secretario General de la Confederación de
Trabajadores de Chile.
De esta manera, a fines de la década de 1930 se forja una alianza entre el Estado,
los industriales y los trabajadores organizados, para impulsar la industrialización
nacional y el bienestar social. La expresión política del llamado Estado de Compromiso,
fue el Gobierno del Frente Popular (1938-1952), período en el cual el esfuerzo público
se concentró en la industrialización y en el gasto social. El proceso de industrialización
así iniciado se mantuvo durante 14 años, que fueron de dominio del Partido Radical
(1938-1952). Entre 1952 y 1964 se debilita el monopolio de los partidos políticos y el
electorado se vuelca hacia «figuras providenciales», Carlos Ibáñez y Jorge Alessandri,
percibidos como alternativas a las soluciones políticas. Con el fracaso de ambas figuras,
que llegaron prometiendo salvar al país de sus males crónicos, se vuelve a las
alternativas políticas, esta vez, con argumentos y proyectos más construidos, de alto
contenido ideológico (socialdemócrata y socialista).
50
Las transferencias de ingresos hacia y desde el sector agrícola variaron según el tipo de cambio, los
gravámenes, el control de precios de insumos y el subsidio al crédito agrícola. Para un análisis detallado,
ver Valdés y otros (1990)
51
Asociada a irregularidad en los déficit de abastecimientos agrícolas.
49
de la producción en el campo fueron la causa de la ausencia de empresarios
competitivos no sólo en la agricultura, sino también en la industria.
El peso que adquirieron los ingenieros del Estado y con ello la introducción de la
racionalidad técnico-administrativa en los asuntos públicos puede entenderse como
parte del anhelo transformador de los años 20 y como respuesta al deterioro de la
política parlamentarista52. Los ingenieros civiles chilenos pasaron a constituir un grupo
destacado en la formación de la tecnocracia que estaría a cargo de la estructuración de
un Estado moderno. Su ascenso a posiciones de responsabilidad en las empresas del
Estado y en la administración pública se intensificó aún más durante los gobiernos
radicales (Ibáñez Santa María, 1983).
Una historia similar, con actores diferentes, es lo que ocurrió 40 años después.
El modelo sustitutivo fue reemplazado, en los años 70, por el modelo de economía de
mercado abierta gracias a la conjunción de: una coyuntura de crisis política (el golpe de
Estado), una ideología (el neoliberalismo) y un grupo dirigente (economistas,
empresarios y militares).
52
El establecimiento del sistema de gobierno que se conoció como parlamentarismo (1891-1925)
significó que el Presidente actuara a través de los ministros, los cuales, por su parte, no requerían contar
con la confianza del Mandatario, pero sí de la mayoría de ambas cámaras —diputados y senadores— en
el Congreso. De este modo, el poder quedó radicado fundamentalmente en el Parlamento y, por
consiguiente, en los partidos políticos más influyentes. Este período se caracterizó por una constante
rotativa ministerial, como resultado de la imposibilidad de los partidos de lograr mayorías estables en el
Congreso. A esto se sumó la disposición de que tanto diputados como senadores podían ser ministros, en
forma simultánea a su cargo parlamentario. Lo anterior paralizó a los distintos gobiernos, que no lograron
alcanzar las grandes decisiones ni encontraron solución a los graves problemas como, por ejemplo, la
mencionada cuestión social.
50
estructura social: por una parte la diversificación de intereses de los grupos
empresariales que se desligan de los intereses oligárquicos y, por otra parte, la mayor
influencia de los sectores medios y laborales.
Pero el rol principal siguió en manos de la SFF entidad que se convirtió, desde
los años 30 en adelante, en exponente activo de las demandas de los empresarios
nacionales, pasando a solicitar explícitamente la protección e intervención estatal53.
51
Como ejemplos se citaban el azúcar de betarraga, los aceites, vidrios, hilados, celulosa,
siderurgia y cobre laminado. Pero el acuerdo que existía sobre la necesidad de promover
el desarrollo industrial se enfrentó con el problema de cómo financiarlo. Conscientes de
la insuficiente capacidad de inversión del sector privado, los empresarios se volcaron
hacia el Estado, donde ya existían las instituciones adecuadas: la Caja de Crédito
Minero, el Instituto de Crédito Industrial y la Caja de Crédito Agrario. Los
inversionistas privados prefirieron la industria sustitutiva, en la medida que ofrecía un
panorama más estable y seguro que la competencia en mercados foráneos. La demanda
interna les era conocida, la protección estatal los eximía de aumentar la productividad y
bajar los costos, la escasez de divisas limitaba considerablemente la competencia interna
(Pinto, 1964). Al mismo tiempo, el Estado financiaba la inversión y creación de la
industria de base que abastecería en insumos a la industria nacional.
55
Toda la información sobre las realizaciones de la CORFO están tomadas de Ortega (1989).
56
Según Mamalakis (1976), entre 1939 y 1954, la CORFO controló el 30% de la inversión en bienes de
capital, el 25% de la inversión pública y un 18% de la inversión bruta total.
52
Desde una perspectiva histórica, el modelo sustitutivo logró la recuperación de
la actividad interna y la creación de una estructura industrial integrada. Sin embargo,
mostró importantes carencias que limitaron seriamente el desarrollo del país en el largo
plazo. En primer lugar, la industria manufacturera se acostumbró a funcionar con altos
niveles de ineficiencia, baja productividad y lenta incorporación de tecnología moderna.
El crecimiento de la productividad fue inferior al 1% durante 1950-1973, por debajo de
las tasas de América Latina (Meller, 1992). Hubo excesiva diversificación de productos,
falta de especialización de las firmas y prácticas monopólicas. En segundo lugar, la
industrialización sustitutiva no redujo la vulnerabilidad del sector externo que
descansaba en un solo producto de exportaciones, el cual estaba, además, en manos
extranjeras. Aunque los sucesivos Gobiernos lograron mejorar la tasa de retorno de las
exportaciones de cobre, no se diversificó la oferta exportadora. En tercer lugar, los
avances en la apertura política del sistema democrático llevaron a una presión social por
el mejoramiento de los ingresos de los grupos asalariados.
Se dio así la paradoja de que a pesar de todos los estímulos y ayudas entregados
a la industria, ésta no se constituyó en motor de un desarrollo endógeno autosustentable.
Los chilenos depositaron sus esperanzas en el desarrollo de la industria nacional: vector
del progreso técnico de la modernización y de una mayor equidad en la distribución del
ingreso. Es cierto que Chile logró disponer de un tejido industrial completo y
diversificado, pero los recursos se usaron en forma ineficiente, se siguió dependiendo de
la protección estatal y de la tecnología importada.
53
III. El corporativismo empresarial
54
el Banco Central, el Banco del Estado, la Corporación de Fomento de la Producción.
Tampoco era raro que dirigentes de la SNA pasaran al Ministerio de Agricultura o uno
de la SFF al Ministerio de Economía.
Figura N° 1
EL SISTEMA DE ACCIÓN
EN EL ESTADO DE COMPROMISO
Estado nacional popular
(Clase media)
Política
Lobby Industrial
Parlamento Servicios
Partidos políticos Sociales
Empresas públicas
y privadas
Actores Clase
sociales Obrera
57
En la medida en que les aseguraba una cierta estabilidad política. También es posible que, de no mediar
la intervención estatal, el salario mínimo habría sido más elevado.
55
Las relaciones profesionales fueron el reflejo de los acuerdos políticos a nivel
nacional. Durante la vigencia del Estado de compromiso, y en particular durante los
gobiernos del Frente Popular y de Carlos Ibáñez, se produjeron avances considerables
en la legislación laboral y en los servicios sociales. El movimiento sindical participó
ampliamente en la legislación sobre salarios mínimos, horas de trabajo, seguridad social
y negociación colectiva. Pero el Gobierno controlaba la política laboral. La negociación
colectiva ocurría a nivel sectorial y nacional, y los sindicatos de fábrica eran débiles.
Los empresarios mantuvieron una posición defensiva e ideológica frente a los conflictos
laborales y no vieron que un mejoramiento de las relaciones laborales podía ser un
aporte positivo al crecimiento del país (Brandenburg, 1964).
58
Ingeniero, gerente de la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones, fue presidente de la CPC, de
1947 a 1958 y luego Presidente de la República, entre 1958 a 1964.
59
Un planteamiento similar hará Manuel Feliú desde la CPC a mediados de la década de 1980 invitando a
los empresarios a sumir un rol modernizador.
56
de compartir una misma ideología con la elite dirigente. Pero, a medida que se
ampliaron las atribuciones económicas del Estado, se fue desarrollando una tecnocracia
con mayor autonomía en sus posturas y decisiones. No es de extrañar entonces que los
empresarios surgidos con la industrialización protegida vieran la necesidad de
constituirse como actor colectivo y lucharan por ampliar la capacidad de acción y la
independencia de sus acciones.
57
Con el desarrollo industrial se produjeron cambios sociológicos en el seno de la antigua
oligarquía. El empresariado urbano industrial había adquirido importancia frente a la
tradicional clase terrateniente. Un grupo de grandes empresarios, la llamada «derecha
económica» adoptaba posiciones que expresaban su distanciamiento relativo respecto de
la «derecha política» (Correa, 1986). A pesar de la caída que había experimentado la
derecha como fuerza electoral61, los representantes de la gran empresa, tenían voz y
habían elaborado un planteamiento respecto de cómo superar el estancamiento
económico, la inflación y la pobreza62.
58
partidarios de una política ortodoxa en materia de equilibrio de la balanza de pagos, se
habían opuesto a las alzas de los salarios y a los créditos subsidiados a la industria. En
cambio, el Gobierno propiciaba un dólar alto para atraer el capital extranjero y
promover las exportaciones no tradicionales. Las discrepancias entre ambas autoridades
se resolvieron con la salida del presidente del Banco. Con esto, Alessandri hizo lo que
los gobiernos radicales no habían logrado en veinte años: subordinar el Banco Central al
Poder Ejecutivo (Cavarozzi, 1975)65.
Sin embargo, la crisis del sector externo se agravó, pues no llegó el flujo
esperado de capital extranjero y aumentó el déficit de la balanza de pagos. Aunque se
logró reactivar la producción industrial y la tasa de inversión, el plan fracasó en el
control de la inflación y del desequilibrio de la balanza de pagos. El precio de mantener
una política monetaria neutra había sido muy alto. En 1962, la inminencia de la
devaluación creó una distancia entre el Gobierno y los sectores empresariales que lo
habían apoyado. El enfrentamiento sobre este tema puso en evidencia las divergencias
que existían entre, por una parte, los grandes empresarios liderados por el diario El
Mercurio y, por otra, el resto del empresariado y los sectores asalariados, que veían en
la devaluación una nueva espiral inflacionaria. Finalmente, se produjo la devaluación y
se reestablecieron los controles cambiarios y aduaneros. El aumento de la inflación y de
los conflictos laborales motivaron la fijación de precios para una lista de 300 productos.
Esta situación no podía estar más alejada de los objetivos que los economistas de la
derecha habían diseñado al iniciarse el período.
65
La situación se revierte alrededor de treinta años después, en 1989, cuando se autonomiza el Banco
Central en un acuerdo negociado entre el Gobierno de Pinochet y la Concertación de Partidos por la
Democracia.
59
para la vivienda, que pagaban intereses por sobre los reajustes según la inflación y
estaban exentas de impuestos (Stallings, 1978).
V. Concentración patrimonial
60
verdaderos empresarios sino una especie de «gestores» del Estado para producir. No
existía incentivo para hacer las cosas bien…”66.
Más que una limitación cultural para emprender, lo que hubo fue el despliegue
de una racionalidad económica acorde con un mercado poco competitivo. Mientras
pudieron aprovechar los insumos baratos, la fijación de precios, las situaciones de
monopolio y las economías de escala, las empresas no hicieron mayores inversiones
para aumentar la productividad. La escasa competencia proveniente del exterior y la
existencia de ganancias provenientes de los precios fijos y de la inflación, contribuyeron
a crear un parque industrial diversificado, pero ineficiente. El que los precios no se
fijaran en un mercado libre introducía también un factor de incertidumbre que pesaba en
las decisiones de inversión. En muchos casos, los industriales seguían funcionando con
alta capacidad ociosa y con altos costos unitarios, lo que les impedía ser competitivos a
nivel internacional. En todo caso, y a pesar de la estrechez del mercado interno, no
existió entre los industriales de la época una mentalidad exportadora (Galofré, 1970).
66
Declaraciones de H. B., 60 años, sector pesquero, julio de 2002.
67
Sobre la influencia política de las grandes familias, ver Barros y Vergara (1978), Grossi (1971) y
Caviedes (1979).
61
parentesco eran tan estrechas que bastaba con tener a algún pariente en el Gobierno para
que velara por los intereses de la familia68.
Se han intentado varias explicaciones para dar cuenta de los rasgos principales
del capitalismo patrimonial (concentración de la propiedad, existencia de monopolios y
comportamientos empresariales poco competitivos). Entre ellas pueden mencionarse: el
reducido tamaño del mercado interno, el desaprovechamiento de las economías de
escala para aumentar la productividad, la mayor capacidad de incorporación de
tecnología de las empresas grandes, las barreras a la entrada a la actividad empresarial y
la concentración de la propiedad agrícola. La hipótesis más coherente es que, en países
en desarrollo, los grupos proveen mecanismos que usualmente son provistos por
mercados completos. La integración a un banco sustituye la ausencia de un mercado de
capitales, la no separación entre propiedad y control permite contar con lazos de
68
Fenómeno que se observa todavía entre la clase política, donde muchos parlamentarios tienen
antecedentes políticos en la familia, ya sea en el Ejecutivo o en el Parlamento.
69
Según el estudio de R. Lagos (1966). Los sectores más concentrados eran bebidas, tabaco, papel,
caucho y petróleo.
70
A fines de la década del 60, los principales grupos por tamaño y número de empresas controladas eran
el grupo Edwards, el grupo Matte y el Banco Hipotecario (Claro, Larraín y Vial), le seguían grupos
menores como Yarur, Sumar, Said, Hirmas, Menéndez, Briones, Angelini, Luksic, Ibáñez..
71
En 1967, el 2,7% de los deudores disponía del 58% del crédito (Garretón y Cisternas, op. Cit. P. 46).
62
confianza, la conglomeración disminuye la incertidumbre y aumenta el horizonte de
planificación (Sánchez y Paredes, 1994, p.4, y Fuentes, 1997).
También hay que considerar que el propio Gobierno creó condiciones propicias
a la concentración, levantando barreras a la entrada, al distribuir incentivos tributarios
para ciertas formas, insumos importados más baratos, y al controlar la disponibilidad de
capitales para la empresa privada. Las industrias básicas y la producción de bienes
intermedios estaban en manos ya sea del Estado o de capitales extranjeros. La inversión
extranjera en la industria pasó de US$ 22 millones a US$ 68 millones entre 1960 y
1968, y se concentró en las empresas más grandes de los sectores intermedios (papel,
química, equipos eléctricos y de transporte). Los empresarios nacionales no tuvieron la
capacidad ni los capitales para crear y hacer funcionar grandes empresas, lo que los dejó
en una posición vulnerable respecto de los sectores públicos o de capitales foráneos.
Con todo, en 1967, el sector industrial era el más dinámico de la economía, contribuía
con el 28% al PGB y empleaba el 27% de la población, según cifras de la CEPAL.
En cuanto a sus actitudes y valores, el mismo autor plantea que existía una gran
homogeneidad sociocultural entre los ejecutivos, fuese cual fuese el origen del capital.
Las orientaciones propiamente empresariales o «afán de logro» presentaban valores
medios, ni muy altos ni muy bajos73. A pesar de lo que se dice sobre la ineficiencia del
72
El estudio se refiere a la elite empresarial, pero se basa en una encuesta a ejecutivos. Hay razones para
pensar que los empresarios tenían un perfil semejante a los ejecutivos citados en este estudio, sobre todo
porque estos últimos eran familiares de los dueños.
73
La llamada «motivación del logro» fue definida por el psicólogo social norteamericano David
McClelland para caracterizar los ingredientes de personalidad del empresario moderno, tratando con ello
de demostrar la existencia de una correlación entre períodos de avance económico de una sociedad y la
necesidad del logro de sus habitantes (McClelland, 1961). Una alta motivación al logro se apoya en la
creencia en la capacidad del hombre de controlar y modificar su entorno; en la convicción de que el status
y el prestigio se consiguen con esfuerzo personal; y en un apego a los valores del individuo como fuente
de iniciativa. Una crítica al citado autor se puede expresar en que en sus fundamentaciones no repara en
las importantes diferencias que se dan entre sociedades distintas, y, además, tal tipo de explicaciones caen
en un reduccionismo sicológico, ya que intentan explicar un fenómeno sociológico (la transformación de
un tipo de estructura social en otra) a partir de un solo tipo de variables.
63
personal de las empresas públicas, este estudio demostró que no existían grandes
diferencias entre los ejecutivos del sector privado y público en cuanto a su afán de
logro. Esto quería decir que la falta del «espíritu schumpeteriano» impregnaba a todos
los sectores por igual, debido a las condiciones históricas particulares en que se
desenvolvía la actividad empresarial.
74
O. Muñoz ha sostenido que la dependencia se originó en el desarrollo temprano del sector público y en
las políticas públicas que introdujeron distorsiones dejando al sector privado muy condicionado por
dichas políticas (Muñoz, 1986, p. 208).
75
Manuel Cruzat se desempeñaba como jefe del departamento de estudios del BHC entre 1970 y 1974.
64
lógica de manejo financiero del capital global del grupo. A comienzos de los 70, Larraín
y Claro se separan del BHC, Claro desarrolla su propio conjunto de empresas. Al inicio
del Gobierno militar se forma el grupo Cruzat-Larraín, conglomerado que pasa a
controlar las empresas más grandes del país y cuyo patrimonio estuvo muy
diversificado76. Al mismo tiempo, desarrollan una gestión menos familiar que recurre a
los mejores profesionales para los cargos de mayor responsabilidad. Tanto el grupo
BHC como el grupo Cruzat-Larraín serán intervenidos y sus bienes, liquidados durante
el colapso financiero de 1982-198377.
En este contexto llega al poder Eduardo Frei Montalva (1964-1970), quien había
sido elegido por la Democracia Cristiana, con el apoyo electoral de los partidos de
derecha. La Democracia Cristiana se erige como la alternativa política de centro, lugar
que había sido ocupado por el Partido Radical; se apoya en las masas sociales que
habían quedado al margen del Estado de compromiso: los campesinos, los jóvenes y los
pobladores de barrio marginales. Su proyecto ideológico fue elaborado por una elite de
jóvenes profesionales que se inspiraban en el pensamiento social de la Iglesia.
76
Al iniciar sus actividades el grupo Cruzat-Larraín controlaba las empresas COPEC, CRAV, dos
empresas mineras, una forestal y algunas sociedades e inversiones. En 1978, el grupo participaba en el
patrimonio de 109 sociedades en todos los sectores productivos y controlaba la gestión en 85 de ellas
(Dahse, 1979).
77
El grupo Cruzat vuelve a emerger como Cruz Blanca en la década de 1990.
65
Democracia Cristiana chilena cierra el ciclo de los intentos antioligárquicos que, desde
los años 40, se habían ensayado sin éxito.
El cálculo político que se hacía era que los sectores empresariales más
dinámicos se iban a incorporar al proyecto modernizador, en la medida en que las
reformas estructurales propuestas, no los afectaban, y suponiendo que aplaudirían la
promoción de exportaciones industriales y la liberación de tarifas en que estaba
empeñado el Gobierno. De hecho, hubo empresarios industriales que vieron en el
proyecto de Frei Montalva una oportunidad para ampliar el mercado interno y entrar en
asociación con el Estado para realizar grandes proyectos de inversión. Esta tendencia,
aunque minoritaria, se reflejó en las elecciones para la presidencia de la SFF, el año
1967 (Stallings, 1978).
Pero las fuerzas políticas eran todavía una expresión del conflicto de clases y no
estaban en condiciones ideológicas de absorber un proyecto nacional que apelaba, a la
vez, a los obreros organizados y a los empresarios modernos. Con Frei Montalva, llegó
al Gobierno un conjunto de técnicos y políticos de clase media que propiciaban un
«camino propio» diferente a las soluciones capitalistas y socialistas. La nueva elite se
distanció de los grupos de interés y buscó una cierta autonomía de las decisiones
públicas, una separación entre economía y política. Todo lo cual, para el sistema clasista
de la política chilena, resultaba de muy difícil aceptación.
66
algunos productores medianos que habían comenzado a modernizarse (Silva, 1992).
También estaban los pequeños productores y los campesinos a quienes se dirigía la
acción de las agencias de desarrollo y de fomento agrícola.
78
La ley 15020 definió la unidad económica como la parcela de subsistencia para una familia campesina
y su extensión variaba según las regiones equivalentes a 80 hectáreas de riego básico (HRB). Bajo el
Gobierno de Allende, la superficie se redujo a 40 HRB.
67
oligarquía terrateniente no fue sino el preludio de la polarización clasista que se produjo
durante el Gobierno de Allende79.
Fueron las condiciones políticas las que crearon serias dificultades para el
cumplimiento de las metas macroeconómicas. Las demandas laborales llevaron al
aumento de sueldos y salarios reales superiores al aumento de la productividad. Esto
redundó en una presión sobre el aparato productivo ya sometido a una elevación de los
costos por las tasas de interés y el tipo de cambio (Muñoz, 1986, p. 244). El sentido
común de la época no veía la dependencia que existe entre la gestión de variables como
el empleo, los salarios y el equilibrio macroeconómico (Campero y otros, 1993).
79
La expresión «traumatismo» designa aquí los primeros quiebres y fisuras que, más allá de la
confrontación política, dejaron herido al cuerpo social. Con el reformismo del primer Gobierno de la
Democracia Cristiana comienza una experiencia de sufrimiento, esta vez de los agricultores. Después
afectará a otros grupos sociales (los industriales bajo la UP) hasta culminar en el sufrimiento masivo
posterior al golpe de Estado de 1973.
68
Sin embargo, el triunfo de la izquierda con Salvador Allende y de la Unidad
popular (UP) no se debió tanto a una masiva radicalización política, sino a la división de
las fuerzas electorales en tres tercios80. Se puede decir que la falta de visión entonces
para constituir alianzas entre muchos de estos actores, como la ceguera de las clases
propietarias frente a la necesidad de realizar cambios en la economía y su repliegue
ideológico, permitieron la profundización de la fisura política y la ampliación de la ola
reformista. El «gran miedo» que el sector terrateniente había experimentado en la
década de 1920 se vuelve a reproducir, pero esta vez va a arrastrar a los empresarios y
comerciantes urbanos, los gremios profesionales y a una parte de los sectores medios.
80
En 1970, la izquierda triunfó con el 36,2%, en circunstancias que en 1964 había obtenido el 38,6%.
Alessandri, candidato de la derecha, obtuvo el 34,9 % y Tomic, el candidato de la Democracia Cristiana,
un 27,8%. Sólo 39.175 votos separaron a Allende de Alessandri, una diferencia similar le había permitido
el triunfo a Alessandri en 1958
81
A. Zorrilla como Ministro de Hacienda, J. Oyarce, Ministro del Trabajo y P. Barraza, como Ministro de
Obras Públicas.
82
La Unidad Popular obtuvo el 49,7% de la votación en las elecciones municipales de 1971.
83
El Gobierno propuso, en octubre de 1971, un proyecto que establecía tres áreas de propiedad (social,
mixta y privada), según el cual se expropiaban todas las firmas cuyo capital excediera US$ 1,34 millones,
lo que afectaba a 253 empresas. Como el proyecto no fue aprobado, el Gobierno utilizó un decreto ley
69
el Gobierno comenzó a tomar el control de las grandes empresas mediante
procedimientos diversos (intervención, requisición, expropiación y compra). El número
de bancos y empresas controlados por el Estado pasó de 46 en 1970, a 479 en 1973
(Vergara, 1981).
emitido en los años 1930 para intervenir o requisar las empresas cuya caída en la producción estuviera
causando un daño a la economía (Stallings, 1978).
84
El anuncio de la intención del gobierno de la Unidad Popular de expropiar el monopolio del papel (la
CMPC o «Papelera»), perteneciente al grupo Matte, provocó la viva reacción de los grandes empresarios.
El Mercurio, principal diario del país, perteneciente al grupo Edwards, pasó a liderar el movimiento de
oposición.
85
La organización de las Juntas de Abastecimiento y Precios en los barrios populares, suscitó la reacción
de los comerciantes.
70
izquierda, extraparlamentarios, más preocupados de acelerar el proceso revolucionario
que de la construcción de un sistema socialista. La radicalización fue utilizada
políticamente, pero las condiciones de vida de los pobladores no mejoraron
substancialmente. El impacto que tuvo la gestión gubernamental sobre las clases
propietarias fue amplificado por el discurso revolucionario impulsado por algunos
componentes de la coalición de Gobierno. Todos estos fueron eventos mayores que
junto a otros como la intervención internacional de Estados Unidos fueron agregándose
para crear un clima de guerra civil y revelaron la profunda crisis de legitimidad que
afectaba al sistema político.
71
benefició a la industria, las políticas sociales y la fijación de precios a los trabajadores.
Por su parte, las clases medias se fueron incorporando a la gestión del Estado. Los
partidos de centro, que representaban a los profesionales y sectores medios, practicaron
desde el Estado una suerte de mediación entre los empresarios y los trabajadores. Se
puede incluso decir que la estabilidad institucional que marcó a Chile entre los años 30
y 70 descansó en la capacidad articuladora de una clase media modernizante que
estableció un centro de gravedad en torno al cual giraban las luchas por el poder87. El
«ethos» de la fase sustitutiva fue desarrollista en lo económico, integrador en lo social y
democrático en lo político (Tironi, 1986).
Al agotarse el modelo sustitutivo, el Estado no contó con los recursos para llevar
a cabo la redistribución y los programas sociales, pilares del compromiso político
forjado 30 años antes. Los intentos reformistas por aumentar la eficiencia industrial,
fueron rechazados por un sector industrial acostumbrado a la protección. Lo mismo
ocurrió con los agricultores. Los altos funcionarios de Gobierno, “…pudieron constatar,
consternados, que no se formó una clase empresarial progresista…” (Silva, 1991, cap.
III). Se han dado múltiples explicaciones respecto de las razones del fracaso de los
proyectos de transformación (Stallings, 1978; Meller, 1995) como el colapso de las
alianzas políticas (Moulian, 1984). Con todo, durante el período reformista surgen las
condiciones que permitirán al empresariado constituirse más tarde en actor colectivo.
Dicha cuestión queda más clara durante el nuevo experimento iniciado por el régimen
militar, el experimento neoliberal.
87
Para un análisis del rol de las elites, ver Martínez y Díaz, 1995.
72
Pero la radicalización política no sólo fue entre clases, sino que atravesó a todos
los sectores políticos. La Democracia Cristiana basó su estrategia de constituirse en una
alternativa social pluralista en la integración de sectores sociales diversos, como los
campesinos y los pobladores de barrios marginales. La base social de los partidos de
izquierda estuvo en los mineros, en los obreros de la industria y en los funcionarios
públicos. Quedaron fuera los sectores no organizados del campo y la ciudad, los
desocupados, los trabajadores de temporada, los subempleados que no estaban cubiertos
por el seguro social y que sufrían con el aumento de precios. La frustración y el rechazo
de las normas sociales establecidas fueron explotados por los grupos de extrema
izquierda88. El foco de la acción de estos grupos y de la guerrilla urbana y rural fue más
allá de los intentos reformistas y se opuso al establishment mismo. Sus dirigentes,
muchos de ellos jóvenes de clase media, desafiaron a la autoridad y a los partidos
políticos. Todos los partidos de centro y de izquierda sufrieron procesos internos
disruptivos entre alas «duras» y «blandas». Lo que en un momento pudo ser funcional
electoralmente, para los partidos tuvo consecuencias no anticipadas en cuanto llevó a la
ruptura del régimen democrático. La experiencia de estos años turbulentos demostró que
la movilización popular puede ser un obstáculo al cambio social si no se canaliza hacia
la construcción institucional de un gobierno progresista (Caviedes, 1979, p. 155).
88
El Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), la Vanguardia Organizada del Pueblo (VOP), el
Movimiento Revolucionario de Pobladores.
73
Capítulo III
Los empresarios bajo el régimen militar (1973-1989)
Tras el golpe militar se abre una nueva fase de experimentación económica. Los
chilenos serán testigos, protagonistas y víctimas de un proceso de reformas iniciado
desde el Estado por una nueva elite. Pero, esta vez, se verán alterados todos los ámbitos
de la vida social, política y cultural. Cambian las reglas del juego económico, la relación
de los actores con el Estado, las formas de convivencia y de expresión cultural. Se
impone un nuevo sentido común económico. Algunos de estos cambios, principalmente
políticos, serán revertidos por la democratización posterior a la salida del General
Pinochet. Otros permanecen.
El neoliberalismo autoritario, además del éxito con que aplicó las reformas
económicas, tiene también a su haber el excesivo costo social inducido por dichas
reformas y la violación de los derechos humanos89. O sea, se tratará de realizar una
relectura del experimento neoliberal chileno desde un punto de vista de los
comportamientos empresariales. Lectura necesariamente parcial ya que descuida, no
sólo los aspectos más dolorosos de la experiencia, sino también el desplazamiento de
otros actores de la escena política, principalmente a los trabajadores y sus
organizaciones90.
74
La difusión de las ideas y valores que sustentan una acción modernizadora se impone,
no sin conflictos, por sobre los sistemas tradicionales. Desde esta perspectiva,
analizamos en este capítulo y en los siguientes lo ocurrido en los últimos 30 años, como
el resultado de transformaciones ocurridas en el plano político, económico y cultural.
Estas preguntas estimulan una reflexión más compleja respecto del proceso de
formación de una nueva elite dirigente, con capacidad para intervenir en los
comportamientos económicos, para activar las redes sociales en que se apoya la
iniciativa privada y para revitalizar aquellos valores culturales que legitiman los nuevos
comportamientos y que terminan por imponerse en la sociedad. En buenas cuentas, hay
que identificar los resortes estratégicos del proceso de modernización partiendo de un
análisis detallado de sus principales coyunturas, la forma en que se resolvieron los
conflictos y las condiciones en que emerge la nueva clase empresarial.
El análisis histórico del capítulo anterior nos mostró hasta qué punto un sector
importante del empresariado sintió la amenaza de quedar al margen de las orientaciones
del desarrollo. La base social de la estructura económica chilena se encontraba, como
dice Martínez, en «estado líquido», en cuanto se había destruido el latifundio,
expropiado la industria, estatizado la banca y nacionalizado la gran minería del cobre
(Martínez, 1994, p. 99). El empresario individual se vio involucrado en un conflicto
social de proporciones que, al golpearlo, lo llevó a movilizarse para defender la
propiedad privada. Lo que estaba en juego, a su juicio, era el espacio de acción de la
iniciativa individual. Las organizaciones empresariales lideraron esta movilización. Pero
lo ocurrido después del golpe de Estado fue otro capítulo en la historia. Es seguro que
los empresarios no anticiparon los nuevos quiebres y rupturas que iban a sufrir y que los
obligarían a cambiar en forma substantiva sus estrategias económicas y políticas.
75
Hablar de ruptura implica un proceso doloroso. El paso de una situación en que
el empresario se siente protegido a otra, en que es empujado a la competencia, no
ocurrió en forma automática. Los comportamientos empresariales no cambiaron en el
momento mismo en que se produjo el retiro del Estado de la actividad económica.
Tampoco fue un proceso liderado por ellos. Por el contrario, fue el Estado el que creó,
en forma igualmente voluntarista que en los años de la industrialización protegida, las
condiciones para que el empresario asumiera el rol que no había tenido en más de tres
décadas de desarrollo protegido. Una vez más, el Estado chileno se adelantó y condujo
el proceso de transformación social; las clases empresariales adoptaron progresivamente
el nuevo modelo. El Gobierno militar, después de una fase de laissez faire, procedió a
aplicar, también entre los rangos empresariales, una férrea disciplina. Como
consecuencia de ello cambiaron las conductas individuales, la actividad gremial y la
estrategia de los grupos económicos.
76
corto de “normalización” (1973-1975), la fase más ortodoxa de apertura radical (1976-
1982) y la fase más pragmática (1983-1989).
91
Para mayores detalles de este juego de fuerzas, ver Vergara (1985).
77
las asociaciones gremiales e incluso de la Democracia Cristiana92. El área económica
había quedado en manos de los marinos encabezados por el almirante José Toribio
Merino, quienes tenían relación con los economistas a través de Robert Kelly.
Aquellos grupos que pensaron que después del golpe iban a gobernar se
equivocaron. Las organizaciones de la pequeña y mediana empresa procuraron utilizar
el nuevo «poder gremial», cuya fuerza había logrado derrocar al anterior régimen para
convertirse en interlocutores del Gobierno. Esta posición no era compartida por la gran
empresa que limitaba la labor de los gremios a la representación de intereses sectoriales
(Campero, 1984). A pesar de la presión ejercida por los grupos corporativistas para
influir y participar en las decisiones, quedó claro desde el inicio, que la política
económica iba a ser manejada por un puñado de altos funcionarios y técnicos.
92
Fernando Léniz, de El Mercurio; Orlando Sáenz, de la SFF; Raúl Sáez, ex vicepresidente de la
CORFO.
93
Grupo político derivado del tradicionalismo católico. Inspiró la Declaración de Principios del Gobierno
de las Fuerzas Armadas, que es el documento político más importante de ese período.
94
Se hace referencia a la participación de empresarios ligados a El Mercurio en la elaboración de la
propuesta económica que más tarde se denominó “El Ladrillo”.
78
(Campero, 1984). El régimen militar supo utilizar el discurso de la «reconstrucción
nacional» para mantener unido el conjunto de las fuerzas políticas y sociales que habían
aplaudido el pronunciamiento militar. Pero el impacto de dicha consigna comienza a
diluirse a medida que aflora la insatisfacción de los sectores propietarios respecto de la
orientación de la política económica.
95
Ejemplo de esta afinidad que hubo inicialmente entre las asociaciones empresariales y la Junta Militar
fue la realización de la asamblea de la CPC en el edificio de Gobierno Diego Portales, a fines de 1973.
96
En esa ocasión se descartó la postura presentada por Raúl Sáez de una economía de mercado con
responsabilidad estatal en el desarrollo (Fontaine, 1988).
79
Gobierno de los asesores y funcionarios democratacristianos97, y la formación de un
equipo de economistas ortodoxos que actuará sincronizadamente98. De ahí en adelante,
terminan las vacilaciones y el grupo de economistas pasa a depender directamente del
presidente Pinochet. La figura central del equipo económico fue Sergio de Castro.
El equipo económico optó por un ajuste drástico para evitar que los empresarios
presionaran y desviaran las reformas de sus objetivos. Las barreras no arancelarias y las
restricciones cuantitativas a las importaciones habían quedado prácticamente eliminadas
en 1976. El arancel nominal promedio que era de 105% en 1973 había bajado a 36% en
1976, y, en 1979, se aplicó un arancel uniforme de 10%, con exclusión de los
automóviles (Meller, 1995). En 1979 se fijó un tipo de cambio nominal que duró 3 años,
lo que permitió reducir la inflación, pero creó un desequilibrio exterior que demoró 7
años en ser controlado (Meller, Ibíd.). La reforma comercial afectó duramente a la
industria nacional aunque también contribuyó, junto con un conjunto de incentivos
específicos a eliminar el sesgo antiexportador que tenía el modelo de desarrollo anterior.
Disminuye la participación de la industria en el producto, pasando de 24,7% en 1970, a
19,3% en 1982, lo que se tradujo en una caída aún mayor del empleo industrial (Gatica,
1989, p. 21). Foxley (1983) ha demostrado que no todos los rubros sufrieron por igual.
Las actividades que sustituían importaciones fueron doblemente afectadas por la
apertura comercial y la caída de la demanda (textiles, confecciones, calzado). En
cambio, la industria electrónica y de material de transporte fue afectada principalmente
por las importaciones, a pesar de que hubo un aumento en la demanda.
80
principal base de apoyo de la coalición neoliberal más ortodoxa. Algunos de los
ejecutivos de los grupos pasaron a ocupar cargos en el Gobierno y viceversa. La
movilidad de una nueva elite contribuyó a crear una mentalidad compartida y un
proyecto coherente. Mientras tanto, el Gobierno mantuvo distantes a las asociaciones
empresariales y de agricultores, de las decisiones económicas, las que quedaron en
manos de un reducido grupo de técnicos. De esta forma, el sistema de acción durante el
gobierno autoritario impidió la relación directa de los actores sociales con las
autoridades del Gobierno. Las demandas de los empresarios comenzaron a ser filtradas
por la tecnocracia. En cambio, los trabajadores y las organizaciones sindicales fueron
totalmente desplazados del sistema de decisiones (ver figura N° 2).
EL SISTEMA DE ACCIÓN
DEL GOBIERNO MILITAR
Estado Autoritario
(Fuerzas Armadas)
Tecnocracia Normalización
Desregulación Represión
Lobby
Cultura oficial
100
Los principales artífices de las llamadas modernizaciones sociales llevadas a cabo entre 1979 y 1981
fueron Miguel Kast y José Piñera. Este último era ejecutivo del grupo Cruzat-Larraín.
81
2003, manejaban un total de 25 y 39 mil millones de dólares respectivamente (Boletín
Estadístico, Superintendencia de AFP N° 131 y N° 172, 1996 y 2003).
Entre 1979 y 1981 se habla del «milagro económico» con cifras que eran
elocuentes: el año 1981 hubo un déficit fiscal de 2,9% (en 1973, el déficit público había
sido del 21% del PGB), la inflación bajó a menos del 10% (en 1973 fue de 600%), y la
tasa promedio anual de crecimiento económico bordeó el 8% en el período 1976-1981.
La prensa estadounidense elogia la experiencia chilena con columnas y entrevistas a los
«padres espirituales» de las reformas, Arnold Harberger y Milton Friedman101. Análisis
posteriores han demostrado que el boom fue pasajero, pues se basó en una moneda
sobrevaluada (fijación del tipo de cambio), en una explosión del consumo asociada al
crecimiento desmesurado de las importaciones de bienes de consumo final y a un
aumento del nivel de endeudamiento externo. El sector financiero pudo soportar el
boom especulativo mientras tuvo acceso al crédito externo, pero el mercado financiero
internacional experimentó cambios que repercutieron en forma inmediata en la
economía chilena.
82
financiero estaban afectando el patrimonio y la reputación de algunos empresarios.
Surgen las primeras voces discordantes respecto de las políticas monetaristas y del
dogmatismo económico. Los sectores empresariales se polarizan entre los que están a su
favor o en contra de una devaluación, de reducir las tasas de interés y de desarrollar
políticas de apoyo sectorial.
En junio de 1982, la brusca disminución del flujo de recursos obliga por otro
lado, a las autoridades a devaluar. La credibilidad del equipo económico que justamente
había prometido mantener el tipo de cambio se vio seriamente afectada. El ajuste
recesivo se hizo insostenible para las empresas: caída de la demanda, incremento de la
deuda en dólares, alza de las tasas de interés. La industria y la construcción registraron
tasas de crecimiento negativo superiores al 20% y se produjeron quiebras generalizadas
(Meller, 1996). El conjunto del sistema financiero se vio afectado por una crisis de tal
envergadura que el Gobierno decide intervenir la banca privada nacional.
Por su parte, los empresarios se vieron atrapados entre, por un lado, un mercado
deprimido y, por otro lado, las deudas gigantescas que habían contraído, generalmente
en dólares. Como no podían acceder directamente a los círculos oficiales, se dirigieron a
los gremios empresariales. Así, la SFF, la CPC, la SNA y la CNC deciden movilizarse
en su defensa. Poco a poco, casi todos los sectores productivos hicieron público su
rechazo a la gestión del equipo de economistas de Chicago y a los escasos grupos que lo
apoyaban. La CPC y la SFF, que acababan de renovar a sus dirigentes, ejercieron una
presión directa sobre el General Pinochet para que modificara la política económica
solicitando la reducción de las tasas de interés, una elevación del tipo de cambio, una
política monetaria más expansiva, el aumento de la inversión pública y la rebaja de los
salarios.
102
Posteriormente, durante el Gobierno de Frei Ruiz-Tagle se envió un proyecto de ley para fijar un
calendario de pagos, ya que la deuda aún representaba 8,4% del PGB. La iniciativa provocó un debate
conflictivo con los dos principales bancos deudores, el Banco de Chile y el Banco de Santiago.
83
del sector financiero y la urgencia de cambiar la política económica103. Esta iniciativa es
seguida de otras en distintas ciudades del país. La crisis contribuyó a una mayor
convergencia entre los nuevos dirigentes de las asociaciones patronales y algunos
sectores empresariales: los exportadores que solicitaban un dólar alto, los industriales y
aquellos agricultores que podían entrar a sustituir importaciones con la consiguiente
disminución del déficit externo y también los empresarios de la construcción, muy
afectados por el endeudamiento. Esta nueva coalición, se va cohesionando de a poco,
hasta ser capaz de formular propuestas precisas. Haciéndose eco del malestar, la CPC,
con Manuel Feliú, a la cabeza vuelve a tomar el liderazgo, criticando la gestión
económica y asumiendo la defensa de los intereses empresariales ante las autoridades,
en busca de una salida frente a lo que se perfilaba como una crisis política.
No cabe duda de que esta crisis removió las certezas y la confianza del Gobierno
militar en las autoridades económicas. También abrió una brecha en la solidez de un
régimen que había gobernado exclusivamente a través de la burocracia técnico-militar.
De ahí la búsqueda posterior de los mecanismos adecuados para ampliar la legitimidad
del régimen. Pero no hay que olvidar que fue durante esta fase del Gobierno de Pinochet
que se echaron las bases de las reformas institucionales. La creación de nuevos
mercados –de servicios provisionales, de salud y educación– representó un espacio para
103
Declaración de Valdivia, 24 de octubre de 1982.
104
La movilización popular del período está bien analizada en Tironi (1990).
84
sectores empresariales emergentes. Por otra parte, los empresarios recuperaron
márgenes inéditos de flexibilidad y de estabilidad en la gestión del factor trabajo.
La política económica de los últimos años del Gobierno militar se orientó más
claramente en beneficio de los productores locales: el saneamiento de la situación
financiera de empresas que estaban quebradas, una corrección de precios relativos a
favor de bienes transables y también la recaudación del proceso de privatización. A esto
se agregaron importantes cambios en la política comercial y de promoción de
exportaciones. A partir de 1983, se incrementa el arancel hasta llegar a 35% en
septiembre de 1984, se utilizan instrumentos de protección contra prácticas comerciales
desleales y se implementan bandas de precios para cultivos agrícolas tradicionales.
Además, se crea un mecanismo de reintegro simplificado a las exportaciones. Según
Meller, el resultado final fue que el elevado tipo de cambio y la política arancelaria se
tradujeron en incentivos para la expansión de las exportaciones (Meller, 1991). La
redistribución de recursos hacia el sector exportador mediante un conjunto de incentivos
se tradujo en un aumento del volumen de exportaciones y en el desarrollo de una
«mentalidad exportadora»107. La devaluación, al no compensar las reducciones de
105
J. Prado en Agricultura, S. Lira, en Minería y M. Collados, en Economía.
106
Estas propuestas figuran en el Plan de Recuperación Económica entregada por la CPC a Pinochet, en
julio de 1983.
107
Entre 1984 y 1987, el número de productos agropecuarios y del mar pasó de 999 a 1.751 y el de
productos industriales, de 1.255 a 3.767 (Arellano, 1988).
85
precios internacionales, significó una ganancia de competitividad para los exportadores
(Arellano, 1988). Al mismo tiempo cayó el índice del salario real debido a la crisis y a
reajustes de salarios menores que la inflación108.
108
La supresión de la norma de otorgar, en los contratos colectivos, al menos el 100% de la inflación
pasada puede haber tenido efecto en los salarios reales (Arellano, op. cit.).
109
En septiembre de 1981 aumenta la regulación de los préstamos otorgados a los grupos económicos y,
en junio de 1982, se redefinen los límites del total de préstamos relacionados para romper con el sistema
de firmas que solicitaban créditos a los bancos que pertenecían al mismo grupo económico (Paredes y
Caller, 1992).
86
exportadoras de recursos naturales, cuya base se había formado en la década anterior
(fruticultura, agroindustria, madera y celulosa, pesca).
110
En el período 1974-1983, la inflación promedio había sido de un 173% y el crecimiento, un 1,3%
(Velasco, 1993).
111
Esto no quiere decir que el ministro Büchi haya sido más receptivo que sus antecesores.
87
país, compuesta por los comandantes en Jefe de las tres ramas de las Fuerzas Armadas.
Existía entre los medianos y pequeños empresarios la impresión de haber triunfado en
una lucha en que estaba en juego su propia supervivencia. Por eso se entregaron a la
tarea de la reconstrucción participando incluso con aportes materiales. En octubre de
1973, el Sindicato de Dueños de Locales Comerciales (SIDECO) se dirige a sus
afiliados en los siguientes términos, “…comerciante, recuerda que aún estás vivo y
tienes tu negocio. Contribuye a la reconstrucción nacional…”112.
112
Citado en Campero (1984, p. 94).
88
política del régimen. Lo que se produjo fue, “...una verdadera cooperación ideológica de
las cúpulas gremiales más influyentes (CPC, SFF, SNA y la Asociación de Industrias
Metalúrgicas y Metalmecánicas –ASIMET-) las que asumen las formulaciones teóricas
y estratégicas oficiales respecto del desarrollo del país casi en su integridad. Ellas se
transforman en agentes pedagógicos respecto de sus bases, a quienes difunden las líneas
de pensamiento provenientes del campo económico gubernamental...” (Campero, 1984,
p. 297).
Como hemos venido advirtiendo, durante los años del boom económico (1979-
1981), el empresariado ya se encuentra segmentado entre un número exitoso que supo
aprovechar la apertura comercial y la desregulación financiera y un sector de
productores nacionales que está en posición subordinada. Estos últimos, agrupados en la
Confederación de la Pequeña y Mediana Empresa113, protagonizan colectivamente en
1981 y 1982 una confrontación con el Gobierno. Pero el foco de la protesta fue
rápidamente neutralizado por la acción represiva del gobierno militar. En cambio,
tuvieron mayor receptividad las propuestas para una reactivación negociada hechas por
las organizaciones empresariales de la gran empresa.
Esto refuerza nuestra tesis que durante el gobierno militar cambia la relación de
los empresarios con el Estado. Durante los cuarenta años de industrialización sustitutiva
la empresa privada, si bien aprovechó el apoyo estatal, no tuvo la legitimidad que
actualmente se le reconoce. Los empresarios no participaron en la conducción del
desarrollo, llegando al máximo enfrentamiento con el Estado durante el gobierno de la
Unidad Popular. La tecnocracia liberal también los mantuvo alejados. Por el mismo
carácter del régimen autoritario y por la marcada orientación antipartidos del
113
Organismo que agrupó a la Confederación de Productores Agrícolas, la Confederación del Comercio
Detallista, y parcialmente la CONUPIA (Pequeña Industria y Artesanado).
89
gremialismo y de los grupos nacionalistas, no se solicitó la intermediación política. A
pesar de las divergencias internas sobre las formas y ritmos de la liberalización
económica, el empresariado más corporativista no se constituye nunca en oposición
política y tampoco formula un proyecto económico alternativo. En el plano político, el
actor empresarial le entregó su apoyo irrestricto y no desaprobó nunca sus excesos, lo
que se expresó en todas las coyunturas electorales114.
Con todo, hacia fines de los años 80, el empresariado se perfila como un actor
ideológico y político que no se limita a ejercer un rol económico. Hay que señalar aquí
varios cambios de importancia. En primer lugar, los grandes empresarios bajo el
liderazgo de M. Feliú, comprendieron que, con o sin dictadura, el poder político no les
puede garantizar la gestión económica eficaz que requieren y que su presencia en las
esferas del Estado es indispensable. Se reconstituye bajo otras formas, la influencia de
la antigua «derecha económica». Pero esta vez las modalidades dominantes no son el
lobby y la presión corporativista, aunque ambas prácticas sigan existiendo. Las
dirigencias empresariales parecen haber asumido el hecho de que ellas constituyen,
junto con el Estado, el liderazgo del sistema115. A su vez, los grupos económicos, dada
la envergadura de las inversiones productivas que estaban realizando, necesitan
cooperar con el Gobierno en políticas de largo plazo. En otras palabras, los empresarios
asumen más plenamente su posición privilegiada en el sistema de decisiones y se lo
hacen saber al poder político.
114
El plebiscito de 1980, el de 1988 y las elecciones de 1989.
115
Manuel Feliú, presidente de la CPC, fue precandidato de la derecha en las elecciones presidenciales de
1990.
116
Esta tendencia se observa también en otros países de la región, como por ejemplo el caso de la
Fundación Mediterránea, en Argentina, liderada por el que sería Ministro de Economía, Domingo
Cavallo.
117
El polo derechista continuará ejerciendo, aun en democracia, un poder de veto sobre el Estado, no
tanto por su fuerza electoral, sino porque tiene en sus manos algunas llaves del sistema institucional: está
sobrerepresentado en el parlamento y ejerce un control a través de los llamados «poderes fácticos» (las
Fuerzas Armadas, el Tribunal Constitucional, el gran capital industrial y bancario, y los medios de
comunicación de masas).
90
modernidad. Sus valores son los del individualismo, el utilitarismo y la libertad de
empresa (Gómez, 1986). De ahí que ya no espere que otros, ni los partidos políticos ni
las asociaciones patronales, asuman su defensa.
118
Según O. Sáenz, “…El año 1983, el sector empresarial no tenía un proyecto nacional, si lo hubiera
tenido no se habría dejado colonizar de dos patadas por los Chicago Boys…” (O. Sáenz, dirigente
empresarial entrevistado por Campero, 1989, p. 132). Hay que recordar, sin embargo, las conexiones
entre el propio Sáenz y Sergio Undurraga quien reunió a los economistas que participaron en la
elaboración de un plan económico alternativo (Fontaine, 1988).
91
renovado su ideología119. Estos factores reforzaron el vacío político y la importancia
fundacional que tuvo el período militar.
¿Cómo surgieron los nuevos valores que sirvieron para aglutinar a varios
sectores sociales, y que dieron un soporte ideológico a las transformaciones que
se estaban operando en la economía y la sociedad?
¿Qué llevó al empresariado tradicional a abandonar sus postulados estatistas y
conservadoras?
¿Cuál es el contenido del nuevo pensamiento empresarial?
¿Quiénes fueron los autores de la renovación del pensamiento de la derecha?
119
La renovación vino del gremialismo, un movimiento político surgido en la Universidad Católica en los
años 60, bajo el liderazgo de Jaime Guzmán, cuando los sectores más conservadores de la derecha
percibieron que los partidos tradicionales no se estaban haciendo cargo de la amenaza reformista. Se
organizaron más tarde como partido, en la Unión Demócrata Independiente (UDI).
120
A raíz de la fundación del Partido Nacional en 1966, que fusionó a liberales y conservadores e integró
a grupos nacionalistas que habían estado marginados de los partidos.
121
El propio O. Sáenz declaró con posterioridad, “…Yo diría que había un embrión de proyecto en ciertas
personalidades, pero que no tenía mayor arraigo en el sector de donde éstas provenían…” (Campero, op.
cit., p. 131).
92
más altas esferas del gobierno militar, tuvo efectos en todos los ámbitos de la vida
social y cultural. Los empresarios y sus organizaciones no estuvieron ajenos al proceso.
Participantes entusiastas en la tarea de «reconstrucción nacional» o víctimas reticentes
del tratamiento de shock, los empresarios fueron actores subordinados en la
implantación definitiva del modelo económico neoliberal (Campero, 1984). Estas son
algunas de las razones que justifican que exploremos más en detalle los antecedentes
históricos de una construcción ideológica que iba contra la manera de pensar del
empresario chileno.
¿Por qué no prosperaron las ideas liberales? Lo que ocurrió fue que la debilidad
ideológico-política de la derecha arrastró las propuestas de reformas económicas que se
venían en los sectores de la gran empresa, desde que comenzaron a percibirse las
insuficiencias del crecimiento basado en la sustitución de importaciones. Entre 1938 y
1958, la derecha no tuvo acceso directo al Gobierno. Además, sus principios
doctrinarios de tipo conservador fueron perdiendo fuerza en la medida en que el
pensamiento católico se renovaba con la Doctrina Social de la Iglesia. El empresariado,
identificado tradicionalmente con los partidos de derecha, hubo de contentarse con una
postura más pragmática que se expresó en reacciones coyunturales frente a la política
económica y en presiones ejercidas a través del Parlamento. La movilización de los
empresarios y de los partidos de derecha, frente a las reformas emprendidas por Frei
Montalva y Allende, tuvieron un carácter marcadamente defensivo. Si el empresariado
alguna vez salió a la calle fue en defensa de la propiedad privada y de la libertad de
emprender. Estos elementos no eran suficientes para constituir una alternativa propia,
una propuesta global de desarrollo.
No obstante lo anterior, las ideas de libre mercado fueron y vinieron por oleadas.
A raíz de la aceleración del proceso inflacionario, en los años 50, se dio un intenso
debate al interior mismo de los sectores empresariales. La discusión sobre las soluciones
a la inflación se dio entre los estructuralistas de la CEPAL y de la Universidad de Chile
y los monetaristas representados por los técnicos americanos de la misión Klein Saks,
93
apoyados por el diario El Mercurio. Los empresarios, a través de la SFF, la CPC,
criticaron las medidas propuestas por la misión, debido al énfasis que puso en los
principios monetaristas.
2. El modelo de Chicago
94
anterior. Pero no se construye una economía con argumentos de tipo «militar», o en
simples palabras, guerrero. Por otra parte, en el sector privado estaban más claros los
intereses de tipo inmediato que los objetivos de largo plazo. Los industriales deseaban
recuperar sus fábricas y terminar con el control obrero. Los agricultores querían
recuperar las tierras expropiadas. Los comerciantes y transportistas se movilizaron
contra la escasez y la distribución estatal.
122
El líder del grupo, Sergio de Castro, asume como Ministro de Hacienda en diciembre de 1976,
habiéndose desempeñado antes como Ministro de Economía.
123
La distinción entre legitimidad substantiva y fundacional es de Cavarozzi (1992).
124
El proceso de transferencia ideológica ha sido descrito en forma brillante por J.G. Valdés (1989). Ver
también Fontaine (1988).
95
(Fontaine, 1988). No representaban a un grupo de interés sino que conformaban un
grupo ideológico.
¿Cómo se explica que una doctrina económica haya podido inspirar una
verdadera revolución capitalista? En primer lugar, esto se debe a que el enfoque
neoliberal, más que un cuerpo teórico, se presenta como una ciencia normativa, i. e.
sobre la base de ciertos principios sacados del análisis científico se postula un «deber
ser». La Escuela de Economía de Chicago es conocida por la excelencia con que ahí se
imparte la teoría neoclásica. Algunos de sus egresados, firmes partidarios de la
economía de mercado, no dudarán en aplicar los principios de la economía neoclásica y
de sus versiones recientes como el public choice a la esfera institucional. En segundo
lugar, los economistas formados en Chicago asumen un rol activo a nivel nacional e
internacional. Son los «reformadores», los portadores de una verdad objetiva que hay
que imponer a los políticos. Sus protagonistas pensaban que la sociedad, orientada por
equipos tecnocráticos lúcidos, basados en la ciencia económica, se movería no por
criterios políticos sino por los imperativos de la eficiencia económica (Valdés, 1989, p.
10).
125
Cuando hablamos de tecnocracia nos referimos a la elite que ocupa altos cargos de Gobierno.
126
En esta actitud hay algo de la antigua arrogancia de la clase alta que se dedicó a la cosa pública,
aduciendo que no se movía por intereses propios sino por una preocupación «superior», por el Bien
Común, y con alturas de miras (ver capítulo II).
127
Se hace referencia al capítulo, “Ideology and institucional reform in the radical conservative
experiment” ((Foxley, 1983, p. 91-109).
96
recuperación y cuando el régimen estaba consolidado políticamente, se propone un
programa más ambicioso de transformación económica. Recién entonces, a fines de la
década de 1970, se enfrenta el debate sobre los límites y funciones que le corresponden
a un Estado subsidiario. Este debate tiene carácter doctrinario y en él participan
economistas, intelectuales, políticos y grandes empresarios.
97
3. Un nuevo sentido económico: el liberalismo neoconservador
Resulta curioso que haya sido un Estado militarizado que coartaba las libertades
individuales el que adopte una doctrina económica que se inspira en el liberalismo
individualista. ¿Será que el neoliberalismo «a la chilena» había resuelto la contradicción
aparente entre libertad económica y autoritarismo político?128.
A simple vista, lo que se hizo fue llevar la lógica del libre mercado a otras
esferas de la vida social, proponiendo algo así como: «para asegurar la libertad
económica hay que reducir el rol de las instituciones políticas», lo que en realidad era
un tour de force ideológico pues se estaba razonando en términos neoconservadores:
hay que limitar el rol de los políticos y burócratas porque sus decisiones disminuyen el
bienestar general. Más grave aún, también hay que limitar los mecanismos democráticos
de toma de decisiones porque los electores no tienen información suficiente129. Es
conveniente, pensaban, que una autoridad central, guiada por criterios técnicos, vele por
el óptimo social.
En contraste con la escasez y alta inflación que habían marcado los años de
gobierno de la Unidad Popular, la abundancia fue asociada a los méritos de la
liberalización y de la economía de mercado. Quedó atrás el recuerdo de la inestabilidad
128
Decimos «aparente» pues la experiencia asiática demuestra que economía de mercado y autoritarismo
no son incompatibles.
129
El argumento es explícito, “…las instituciones políticas abren oportunidades para ganar el control
sobre los recursos mediante métodos no productivos…”, K. Brunner, en Estudios Públicos, 1, 1980.
130
Contra la evidencia sobre violación de los derechos humanos y de la campaña de presión internacional
contra el General Pinochet, los empresarios nunca le retiraron el apoyo político.
98
económica y la agitación política que habían marcado los últimos años del régimen
democrático. Orden y abundancia en los escaparates fueron los símbolos de los nuevos
tiempos. Los miembros del equipo económico, con su conocimiento de las «leyes del
mercado» pasaron a ser figuras emblemáticas. Más aún, ellos mismos se vieron con una
labor mesiánica, como los responsables de llevar al país al «mundo feliz» de una
sociedad competitiva de libre mercado y, en fin de cuentas, a ser un país desarrollado.
Se llegó a decir que en 4 años se duplicaría el ingreso per cápita. El auge pasó a ser la
obra de los economistas del régimen. Los empresarios desarrollaron una verdadera
admiración por ellos y pudieron, por fin, disponer de figuras con las cuales identificarse.
Libre mercado, empresa privada, competencia, riesgo y audacia, pasaron a ser
sinónimos de éxito social. De la idea inicial de «reconstruir» el país se pasó a la
construcción de un orden moral y económico «ejemplar» (y quizás único en el
continente) en el marco de la lógica del capitalismo internacional.
131
El más destacado fue sin duda Jaime Guzmán, quien fuera asesinado en 1991.
99
También hay que decir, que la fuerza del proyecto neoliberal, en su dimensión
ideológica, estuvo en haber sabido integrar la libertad económica a un conjunto de
valores coherentes con la tradición nacionalista (refuerzo de la identidad nacional,
rechazo de toda influencia extranjera, el Estado como guardián de la soberanía) y con el
conservadurismo moral de sectores aún no secularizados de la sociedad132. Algunos
altos funcionarios del régimen militar proyectaban una identidad pública en que
aparecían como modelos a seguir, su vida privada servía de ejemplo de la nueva moral
conservadora: católicos practicantes, con una vasta descendencia, ardientes defensores
de los valores de la familia y de la Nación.
132
Esto no quiere decir que hayan sido los economistas los más conservadores.
100
sistema de acción corporativista que había imperado durante la vigencia del modelo de
economía mixta volcada hacia el mercado interno y se afirma la convergencia política
entre los sectores dirigentes sobre los valores básicos de la economía de mercado. De la
fase destructiva de las reformas neoliberales se pasó a la construcción de un nuevo
orden. El disciplinamiento del empresario tuvo efecto gracias a que las relaciones del
gobierno militar con la economía y con los actores sociales pasaron a ser mediatizadas
por la barrera de la tecnocracia. Como nunca antes, el proyecto había venido desde
arriba.
Como no se puede reescribir la historia, hay que admitir que en todo análisis
sobre el resultado de ciertas políticas hay un elemento de selectividad ideológica que,
sin falsear los datos puede llevar a conclusiones diametralmente opuestas. Por muchos
años, se criticó duramente la gestión económica del Gobierno Militar, luego se
reconocieron sus méritos, pero se estimó que éstos estaban desvirtuados por el costo
social que implicaron. Más recientemente, se ha logrado separar lo que fueron los
principios orientadores del modelo, de la forma y los ritmos específicos de
implementación de las reformas estructurales (Hachette y Lüders, 1992; Wisecarver -
edit.-, 1992; Meller, 1995; Muñoz, 1995, Larraín y Vergara –edits-, 2000).
Sería muy largo enumerar la gran cantidad de trabajaos académicos que se han
escrito sobre el caso chileno. Tampoco pretendemos entregar aquí una nueva
explicación. Por el contrario, más parece que con el tiempo, las visiones del proceso
chileno pueden ser consideradas como convergentes, siempre que se distinga el nivel de
análisis en que operan. En efecto, se puede decir que existen cuatro enfoques diferentes:
el económico, que pone el énfasis en la liberalización de mercados y el retiro del
133
Esta es en parte la postura de la CEPAL.
101
Estado; el político que acentúa la dimensión autoritaria o la formación de alianzas; el
institucional, que recuerda las inversiones necesarias para el desarrollo; y por último, un
enfoque sociológico, que evoca la lenta maduración de un proceso de cambio cultural
que involucra a toda la sociedad.
1. Liberalización y «desestatización»
Trabajos más recientes sobre el período del gobierno militar recuerdan que
durante la fase de retiro del Estado (1973-83) hubo dos recesiones y el producto chileno
por persona tuvo un crecimiento cero. A pesar de las reformas económicas, el llamado
«milagro económico» colapsó. En cambio en el período 1983-88 la recuperación fue
posible gracias a una mayor regulación de ciertas variables macro (tasas de interés, tipo
de cambio, salario mínimo, etc.) y al aumento de la protección efectiva. Según Felipe
Morandé, a partir de 1985 la clave del éxito estuvo en un menor ahorro externo, un
aumento del ahorro privado y restricciones crediticias más severas135. Mayor regulación
puede ser interpretada como una presencia más activa del Estado.
Muñoz (1995) afirma que la interpretación neoliberal debe matizarse dadas las
distintas fases por las cuales atravesó y sus resultados. Los efectos de las políticas
monetaristas y financieras fueron desastrosos hasta que se introdujeron rectificaciones,
con posterioridad a 1985. Para convertir al sector privado en un motor de la inversión se
requirió de correcciones importantes en el manejo macroeconómico. Otra postura,
complementaria, es la que sostiene que la labor modernizante del régimen militar fue
posible porque ya había ocurrido un proceso de transformación previo de la estructura
económica y social, con la Reforma Agraria y las nacionalizaciones (Martínez, 1994).
102
existía una cultura de respeto de la ley. En otras palabras, se requiere del Estado para
«desestatizar» la economía y de una cultura cívica para asegurar el cumplimiento de los
contratos.
2. El autoritarismo político
136
Rolf Lüders entrevistado en abril de 1999.
103
Esto se ha logrado mejorando el nivel de vida de la población, reestableciendo el acceso
a los servicios sociales, y disminuyendo el número de personas que se encontraban en
situación de extrema pobreza. En otras palabras, la libertad económica es compatible
con la libertad política y la equidad social137.
3. El desarrollo institucional
137
Ver entrevistas y publicaciones a y de A. Foxley, 1993; 1996 y 1999.
104
próximo capítulo (VI) se hará hincapié en las condiciones de la reconversión
exportadora.
4. La eficiencia colectiva
105
Curioso comentario, que vincula el capitalismo al imperio de la ley. Lo que nos
recuerda que el dinamismo económico se debe no sólo al espíritu empresarial sino,
también, al entorno legal que disminuye los costos de transacción.
106
Capítulo IV
Empresarios y gobierno durante la transición y la
consolidación democrática (1989-2003)
107
“No” en el plebiscito de 1988. Después de haber apoyado la opción del “Sí” en el
referéndum los empresarios y las organizaciones empresariales respaldaron la
candidatura no exitosa del ex ministro de Hacienda del General Pinochet, Hernán Büchi,
en las elecciones presidenciales de 1989. Posteriormente, a lo largo de los años 90, se
han constituido en determinadas coyunturas, en uno de los principales frenos a las
reformas económicas y políticas propuestas por los gobiernos democráticamente
elegidos de la Concertación –la coalición de centro-izquierda–.
A-priori, creemos que no cabe duda que algo ha cambiado en la relación de los
empresarios con el Estado. El contexto general es ciertamente muy diferente al que
marcó la democracia durante el Estado de compromiso. La sociedad entera se ha
«privatizado» como consecuencia del menor peso relativo del Estado (Moulian, 1997).
Ello se expresa, como mencionamos y entre otras cosas, en nuevas actitudes
empresariales hacia el Gobierno y el sistema político. El análisis realizado en los
capítulos anteriores permite plantear que este vuelco no constituye un mero
oportunismo empresarial, sino que parece más la expresión de un sujeto colectivo que
percibe la urgencia de ocupar un lugar en la historia. Los traumatismos del pasado
parecen haber dejado su huella. La inestabilidad política, económica y social no le
conviene a la inversión privada.
138
Señales de esta tendencia es que en los años 90 como en el actual Gobierno, el sector privado se
encuentra participando en el proceso de desarrollo como nunca antes. Sus representantes integran las
delegaciones oficiales en las misiones comerciales organizadas por los Gobiernos. Son consultados y
responden a la iniciativa de funcionarios y ministros que militan en los mismos partidos políticos, que
otrora fueron los causantes de las reformas económicas tan condenadas por los empresarios.
108
otros le fueron agregando condiciones de gobernabilidad a la transición y consolidación
democrática139 y también cuáles fueron los límites que estos procesos tuvieron y han
tenido.
Deuda
Tasa de Externa Tasa de
Crecimiento inversión neta (% Inflación desempleo (%)
Años del PIB (2) (% PIB) (2) PIB) (2) (%) (2) (1)
1988 7,3 20,8 (3) 67,9 (3) 12,7 9,9
1989 9,9 23,5 (3) 51,9 (3) 21,4 8,0
1990 3,3 23,1 (3) 43,8 (3) 27,3 7,8
1991 7,3 21,1 (3) 31,4 (3) 18,7 8,2
1992 11,0 23,9 (3) 24,2 (3) 12,7 6,7
1993 6,3 26,5 (3) 22,6 (3) 12,2 6,5
1994 4,2 26,3 21,9 8,9 7,8
1995 8,5 27,4 19,8 8,2 7,4
1996 7,4 26,9 33.1 6.6 6,5
1997 6,6 28.1 35.7 6.0 6,1
1998 3,2 27.8 40.9 4.7 6,2
1999 -0,8 22.4 44.7 2.3 9,7
2000 4,2 24.3 46.4 4.5 9,2
2001 3,2 23.6 47.0 2.6 9,2
2002 2,1 23.6 48.5 2.8 9,0
(1)= Elaboración propia en base a tasa de desempleo publicada por el Banco Central en
http://www.bcentral.cl/esp/infoeconomica/seriesindicadores/series01.htm (serie empleo y desocupación
INE)
(2)= elaboración propia en base datos obtenidos de estadísticas publicadas por El Banco Central
http://www.bcentral.cl/esp/infoeconomica/seriesindicadores/series01.htm
(Serie Producto Interno Bruto serie Anual)
139
Sobre el concepto de gobernabilidad, ver Tomassini (1992).
140
La transición como los años de consolidación democrática en Chile ha resultado en la producción de
un cuerpo considerable de literatura que ha analizado el proceso de cambio de régimen desde una
variedad de perspectivas, y en una amplia gama de evaluaciones generales. Acá se presentarán las que se
consideran más relevantes para nuestro análisis.
141
“…The collective actors of the past, i. e. business associations, labour unions, and cadres of state
managers and technocrats, have gone through a process of desintegration which has led to their gradual
marginalisation..” (Cavarozzi, 1992, p. 670).
109
(3)= Datos obtenidos de Vial, J. y Marfán, M., “Políticas de crecimiento económico en los 90. El caso de
Chile”, en Notas técnicas N° 157, Cieplan, 1994.
110
El triunfo del político socialista Ricardo Lagos en las elecciones de diciembre de
1999 –aún a pesar del pequeño margen con que obtuvo la victoria- ha sido un respaldo
a las evaluaciones favorables de la transición y consolidación democrática chilena y
representó un testimonio para las posibilidades de profundizar los cambios
democráticos. Esto también lo demostró la resistencia del sistema político frente a una
serie de shocks no anticipados que surgieron desde 1998 y hasta la fecha: a pesar de
provocaciones aisladas, se podría argumentar que la estabilidad del régimen no ha sido
afectada ni por la detención en Londres del ex -dictador Augusto Pinochet en octubre de
1998, ni por el desacelaramiento económico provocado por la crisis financiera que se
inició en la segunda mitad de 1997, ni tampoco por la creciente presión sobre el ejército
por parte del poder judicial desde 1999.
Por otro lado, y como hemos venido advirtiendo un gran mérito de las fuerzas
políticas fue la constitución de una mayoría aspirante a gobernar en el mediano y largo
plazo. Así, dos polos que protagonizaron conflictos históricos en la sociedad chilena, el
centro y la izquierda, asumieron la reconstrucción de la institucionalidad democrática
que se había roto diecisiete años antes a raíz de la excesiva polarización ideológica. Sin
abandonar sus posturas progresistas, los partidos de la coalición entendieron que había
llegado el momento de acabar con los experimentos y que era aconsejable rescatar los
elementos positivos del nuevo modelo económico modificando gradualmente algunos
aspectos, en particular el mejoramiento de los servicios sociales y la ayuda a los grupos
en situación de extrema pobreza.
142
Organización de cúpula que reúne a las organizaciones gremiales sectoriales del empresariado.
111
Cuadro N° 2 Evolución de la tasa de sindicalización considerando la fuerza de
trabajo asalariada (1986-2001)
Variación Població
Variació
Número de n Fuerza de Variación Tasa de Variación
n de
de Número Afiliada trabajo de F.de.T Sindicalización Tasa de
Año Afiliados
Sindicato de a Asalariad Asalariad (Pob./F.T.Asal. Sindicalizació
Sindicale
s Sindicato Sindicato a a ) n
s
s s
Fuente: Dirección del Trabajo, Ministerio del Trabajo y Previsión Social, 2003.
Cabe hacer aquí un paréntesis para recordar que las asociaciones gremiales más
influyentes representan principalmente a las grandes empresas. Ellas son: la Sociedad
Nacional de Agricultura (SNA) donde participan los empresarios agrícolas más
112
tradicionales, la Sociedad Nacional de Minería (SONAMI) que reúne a sindicatos de
productores y a grandes empresas; la Sociedad de Fomento Fabril (SFF) que agrupa a
los industriales; la Cámara Nacional de Comercio (CNC); la Asociación Nacional de
Bancos e Instituciones Financieras y la Cámara Chilena de la Construcción. Todos estos
gremios se agrupan en la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC)
organismo de cúpula que fuera creado con el fin de participar directamente en las
negociaciones con el Gobierno. Existe una gran diferencia entre el nivel de organización
de intereses de la gran empresa y los gremios de la pequeña empresa. Organismos como
la CONUPIA, que reagrupa a los empresarios de las PYMES, tienen recursos mucho
más limitados.
113
democrática restringida e introducir en la agenda sólo aquellos temas que no cuestionan
la estabilidad del orden establecido (Lechner, 1993). La preocupación porque la
transición ocurriera en forma pacífica, limitó seriamente la actuación de los actores
sociales, en la medida en que no se pudieron llevar adelante todas las reformas a la
institucionalidad autoritaria impulsadas por las protestas civiles de los 80. Algunos
puntos que en posterior período (1994-2003) siguen provocando encuentros y
desencuentros públicos, son: a) que en lo esencial no se ha logrado la reconciliación
nacional; y b) las nuevas autoridades tuvieron que convivir durante casi toda la década
de 1990 con un poder militar inamovible, aunque a favor se tiene en cuenta que se
reestableció el diálogo social y la comunicación entre sectores sociales que habían
vivido largos años de guerra civil larvada.
114
principales medios de comunicación permanecen bajo el control de un pequeño grupo
de familias conservadoras (mencionamos el caso de el periódico El Mercurio, propiedad
de la familia Edwards-), e incluso los periódicos moderadamente centristas lanzados en
la década de 1990 no han podido sobrevivir en un ambiente de medios masivos regido
exclusivamente por las leyes de mercado –como fue el caso del diario La Época, que
circuló entre 1987 y 1998 y se clausuró debido a la nula rentabilidad que le daba a sus
dueños-.
Por último y por cierto, los cambios estructurales arraigados en las políticas
neoliberales inicialmente establecidas durante el régimen militar dan cuenta, sino de la
desintegración, si de la disminución del poder de actores colectivos que en algún
momento ejercieron una profunda influencia en el discurso político y en las prácticas
políticas. Sin embargo, no cabe subestimar el impacto desmovilizador de estilos
gubernativos reforzados por líderes democráticamente elegidos. Al respecto, y como
advertimos ha sido común interpretar la timidez de un liderazgo putativamente
reformista como una consecuencia de las limitaciones impuestas por la Constitución de
1980 y de la fortaleza de los intereses conservadores cuya lealtad a la democracia estaba
en cuestión, pero han surgido evidencias también, que sugieren que los líderes de la
Concertación tampoco han estado dispuestos a acelerar las reformas (Hershberg, 1997;
Turner, 1998). Cualquiera sea la explicación que se sugiera para dar cuenta del ritmo
gradual de la innovación democrática en áreas cruciales de la formulación de políticas, y
aún aceptando las apreciaciones más pesimistas acerca del sistema político emergente
en Chile, y desde luego de los regímenes competitivos nacientes en otros países de
América Latina, interesa resaltar la recurrencia al uso de nuevos adjetivos para
modificar la descripción del nuevo sistema, tales como «limitado», «tutelar» o
«democracias de baja intensidad» (Collier y Levitsky, 1997; Hershberg, 1999).
115
ámbito moral. A pesar del relativo éxito económico, de la búsqueda –sino sistemática, si
persistente- de un clima de reconciliación nacional y de los triunfos electorales de los
partidos de la coalición de la Concertación, creemos que no ha sido posible avanzar en
cuestiones tan básicas, como la de los juicios sistemáticos a los culpables de la
represión; como también no ha habido modificaciones sustanciales a la Constitución, y
no menos importante, el poder de la derecha sigue intacto, lo que la ha llevado a
aumentar considerablemente su poder electoral y su representación en el sistema
parlamentario y gubernamental. En otras palabras, el carácter pacífico de la transición y
de los actualmente 15 años de gobiernos democráticos tuvo un costo en el plano ético-
moral ya que si bien los trabajos de la Comisión Nacional de Verdad y Justicia presidida
por el jurista Raúl Rettig144, y la Corporación para la Rehabilitación y Reparación que
sustituyó a la anterior, como a su vez, la Mesa de Diálogo entre representantes militares
y civiles promovida por el gobierno de Lagos en el 2001 dieron a la luz información
sobre las violaciones a los derechos humanos, pero la mayoría de los responsables se
han mantenido en la impunidad y no se ha hecho una plena justicia a las víctimas145.
En este contexto hay que situar el estudio de la reacción empresarial frente a las
iniciativas de los sucesivos gobiernos democráticos.
144
Comisión de Verdad y Reconciliación nombrada por el Presidente Aylwin para conocer las denuncias
de violaciones de los derechos humanos.
145
Ha habido excepciones, quizás la más renombrada es la encarcelación del general Manuel Contreras,
artífice intelectual y director del principal organismo policíaco represor, la DINA en los años de la
dictadura, como de su «lugarteniente», Manuel Espinoza quienes fueron encarcelados a fines de 1995.
116
a una excesiva politización (una explosión de participación). Por otra parte, era probable
que se produjera un fuerte desequilibro fiscal si el nuevo Gobierno cedía a las presiones
y optaba por medidas populistas (una explosión de demandas). También estaba presente
la eventual reversibilidad de las privatizaciones y la vuelta al Estado-empresario.
Por último, los empresarios estaban muy concientes de que una relación
simbiótica con el Estado no era inevitable: habían vivido períodos de enajenación del
gobierno, tan recientemente como a mediados de los años 80, hasta que Pinochet
restauró –hasta incluso con algo de recelo- las líneas de comunicación con el fin de
incrementar el apoyo al régimen militar después del devastador desplome económico de
1982-83 (Silva, 1993, 1997)146. La probabilidad que los antiguos defensores de la
odiada Unidad Popular llegaran al poder dispuestos favorablemente a acomodarse con
el sector privado –y con un modelo neoliberal que lo había favorecido- se consideraba,
ciertamente, remota.
La empresa privada se había jugado por entero, junto a los partidos de derecha,
en la candidatura de Hernán Büchi, que representaba el régimen militar para la elección
presidencial de 1989. Pero ante el triunfo de la oposición en el plebiscito, los
empresarios cambian de actitud. Reconocen públicamente el resultado de estas primeras
elecciones y entran en interlocución con los que serán los nuevos actores políticos y
sociales. Así, y durante los dos primeros gobiernos de la Concertación los empresarios
adhirieron a las reglas del régimen democrático y no modificaron sustancialmente sus
planes de inversión. Es que habían tomado conciencia del precio político de algunos
aspectos del modelo: las insuficiencias sociales generadas por la economía de libre
mercado y el peso político negativo que representaba la figura del General Pinochet. Sin
abandonar sus posiciones político-ideológicas, irán tomando distancia respecto del
gobierno militar para identificarse más plenamente con el modelo económico.
Por su parte, las nuevas autoridades que fueron sucesivamente elegidas, tuvieron
que enfrentar el dilema clásico de tener que optar entre, por un lado, la necesidad
146
Como señala Silva (1993, p. 163-167), Pinochet consideró que la politiquería entre los empresarios era
parte de un problema de politiquería más sistemático que afectaba la polis entera, el cual estaba decidido
a eliminar. Después de 1985, sin embargo, una gama más amplia de elites empresariales fueron reclutadas
para una variedad de posiciones claves en el aparato de formulación de políticas, y las organizaciones
empresariales organizadas eran consultadas regularmente acerca de asuntos centrales de policy.
147
Nos referimos a las posturas adoptadas públicamente por sus dirigentes.
117
imperiosa de mantener un nivel aceptable de crecimiento y la acumulación de una alta
tasa de inversión y por otro lado, la urgencia de legitimarse, dando respuesta a las
demandas sociales. En este caso, existió en ambos gobiernos, el riesgo de caer en el
círculo político económico, es decir, manejar la economía con fines electorales. Así, si
estos mismos gobiernos también decidían tomar aquellas medidas percibidas como
amenazantes por la empresa privada, la respuesta de ésta no tardaría en manifestarse en
el mercado: caída de la inversión, del crecimiento y del empleo.
Pero quizás lo más restacable, es que también los actores sociales y políticos
aprendieron a conversar de otra manera, lo que quedó claro durante ambos períodos
cuando se institucionaliza el diálogo social. Por ejemplo, en el período que transcurre
entre la derrota de Pinochet en el plebiscito y las elecciones presidenciales (octubre de
1988 a diciembre de 1989), se produce un acercamiento tácito entre las organizaciones
empresariales y los partidos de la coalición de centro-izquierda. En sucesivas reuniones
informales se busca establecer acuerdos para mantener el crecimiento y la estabilidad
económica. Luego la CPC, invita a la CUT a discutir la legislación laboral. Hay que
destacar aquí, la visión política de Manuel Feliú presidente de la CPC. La máxima
expresión del acercamiento entre organizaciones empresariales y sindicales fue la firma
de un acuerdo, en enero de 1990, el Marco de Referencia para el Diálogo donde se
explicitan los principios compartidos: legitimidad de la empresa privada, estabilidad de
las reglas del juego, negociaciones sindicales, equidad en la distribución de los
148
Vale la pena subrayar, que el radicalismo de la izquierda había declinado dramáticamente. Es
ciertamente plausible concluir que los capitalistas chilenos finalmente optaron por aceptar la democracia
porque confiaban que ya no representaba amenaza alguna para sus intereses económicos.
118
beneficios del crecimiento. Este primer acercamiento dio lugar al Acuerdo Marco
Tripartito, de abril de 1990, donde además se tomaron resoluciones inmediatas en
materias de ajustes del salario mínimo, pensiones y asignaciones familiares. Este será el
primer paso de un proceso de concertación social, proceso de que marca la década de
1990 y que explica en parte la estabilidad política y social alcanzada entre 1989 y el
2000. Recuperar la capacidad de diálogo –después de 16 años en que no existió relación
alguna entre los actores organizados- significó que más allá de los acuerdos logrados, se
estaba reconociendo a la otra parte como interlocutor legítimo.
119
Figura N° 3
EL SISTEMA DE ACCIÓN
EN LA TRANSICIÓN
Y EN LOS GOBIERNOS DEMOCRÁTICOS
Estado
(Elite dirigente)
Desde un punto de vista más crítico, otros autores han considerado que
considerables obstáculos se interponían a las más modestas reformas. Los nuevos
gobiernos heredaron un aparato estatal que había sido transformado durante las dos
décadas anteriores de maneras que limitaban severamente las perspectivas para la
intervención estatal en la promoción de la equidad y en la apertura de vías para una
participación más amplia en los asuntos públicos. La Constitución de 1980 aseguraba
que los aliados de la dictadura mantendrían una mayor influencia –calificada muchas
veces, como desproporcionada- en los poderes judicial y legislativo del gobierno, y una
serie de medidas adoptadas por la dictadura en vísperas de la transición eliminó el
control de los líderes elegidos en áreas cruciales de la política pública (Nef, 1992,
120
1997)149. En conjunto, y tal cual fuere la intención de quienes lo planificaron, estos
factores limitaron de alguna manera cualquier nuevo espacio de maniobra que pudiera
tener el gobierno, al tiempo que atenuaban el temor a los cambios radicales por parte del
sector privado, aún entre los más intransigentes.
149
Por ejemplo, el Gobierno de Pinochet trasladó desde el Gobierno central a las regiones más débiles la
responsabilidad de financiar e implementar políticas en varias áreas, y aisló el Banco Central de las
presiones democráticas. La capacidad del Estado también declinó en otros aspectos. Un código tributario
altamente regresivo generó menores ingresos que durante el final del anterior período democrático.
Cientos de empresas fueron privatizadas, negándole el Estado otra importante posible fuente de ingresos.
Quizás lo más importantes es que Pinochet siguió siendo Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas
hasta marzo de 1998, y posteriormente se institucionalizó como senador designado hasta octubre de 1988.
150
Por ejemplo, la Ley de Pesca fue precedida por un largo trabajo de comisiones donde se invitó a
participar a representantes del sector privado. Los ex-ministros del gobierno de Aylwin, A. Foxley y R.
Cortázar, han dejado un testimonio de la importancia que tuvo este proceso (Foxley, 1994; Cortázar,
1993).
121
proceso de reestablecimiento de las instituciones democráticas ni a las iniciativas
gubernamentales de democratización económica, a cambio de la continuidad en la
mantención de las reglas del juego. En esto coincidió con la coalición de centro-
izquierda que necesitaba mantener el crecimiento, aumentar la tasa de inversión privada,
al mismo tiempo que legitimar social y políticamente sus programas de gobierno.
Cuadro N° 3
Resultados elecciones parlamentarias entre los años 1989-2001 en
porcentajes y número de candidatos electos de las coaliciones de
derecha y de la Concertación de Partidos por la Democracia
122
Latina (CIEPLAN) en torno a Alejandro Foxley y FLACSO dirigido por José Joaquín
Brunner (Puryear, 1994)151.
No cabe aquí entrar en detalle de las medidas adoptadas, las que han sido bien
documentadas (Vial y Marfán, 1994, y Toloza y Alhera, 2000). Sin embargo, algunas de
las reformas y ciertas coyunturas precisas provocaron la reacción airada de los sectores
empresariales. La primera de ellas fue suscitada por el programa de ajuste. En 1988, las
autoridades económicas del gobierno de Pinochet, ante la proximidad del plebiscito,
habían adoptado una serie de medidas expansivas. Rebajaron el impuesto al valor
agregado (IVA), de un 20% a un 16%, medida de tipo estructural para mantener bajo el
gasto del Gobierno y dejar así «amarrada» la situación ante la eventual derrota. Se
recortó la base imponible del impuesto a la renta y se sustituyó el sistema de impuesto a
las utilidades devengadas de las empresas por las utilidades distribuidas. Esto se pudo
hacer gracias a que existía una relativa holgura, producto de la austeridad de la política
fiscal de los años anteriores y un alza inesperada en el precio del cobre. Pero el aumento
del gasto global y de las importaciones era insostenible por lo que el Gobierno saliente
tuvo que devaluar primero y luego mantener altas las tasas de interés (Vial y otros, op.
cit., p. 85). El Gobierno de Aylwin asume así, en medio de una política monetaria
restrictiva. El ajuste no fue, como se explica a continuación, del agrado de los
empresarios.
Otra coyuntura conflictiva entre el Gobierno y los empresarios estuvo dada por
la Reforma Tributaria. Dadas las circunstancias de estrechez de presupuesto, como
también del compromiso de aumentar el gasto público para atender las demandas
sociales, y por último, la necesidad de mantener el equilibrio fiscal, se decidió estudiar
la posibilidad de un aumento de los impuestos y fue articulándose como un asunto que
debía ser negociado antes que nada con el empresariado. Se estimaba que se requerían
US$ 600 millones adicionales para financiar las medidas más urgentes. Eso sí, y como
una condición para asegurar la aprobación legislativa de esos aumentos, los nuevos
ingresos resultantes de estos US$ 600 millones, equivalentes a 2% del PNB, tendrían
que dirigirse y restringirse exclusivamente al apoyo de programas para aliviar la
151
Estos centros funcionaron como «vivero» en la formación de cuadros para los futuros Gobiernos, por
lo que sería largo enumerar a la totalidad de figuras que por ahí pasaron.
123
pobreza (Muñoz y Celedón, 1993)152. Así, al poco tiempo de asumir el gobierno de la
Concertación propuso introducir una serie de modificaciones al sistema tributario que
afectaban la tasa de impuesto a la renta y la tributación efectiva de empresas que hasta
la fecha tributaban sobre la base del régimen de renta presunta153.
Cabe profundizar un poco más, en cómo estas medidas fueron negociadas con el
partido de derecha más moderado, Renovación Nacional (RN), que estaba
152
El impacto de estas medidas se sintió inmediatamente. El salario mínimo que recibía más de medio
millón de chilenos aumentó en un 44% en 1990 y en un 27% en 1991, y aumentó en términos reales en un
24 por ciento hacia fines de 1992. Igualmente, hubo un aumento real de 61% en la ayuda a familias de
bajos ingresos, y el gasto en salud, educación y vivienda aumentó en 7,2% y 39% respectivamente por
sobre las proyecciones iniciales. Estos logros del primer gobierno democrático fueron complementados
por políticas diseñadas para involucrar al sector privado en programas de capacitación para 100.000
jóvenes y para proveer capacitación y crédito para permitir que los pobres establecieran pequeñas
empresas (Muñoz y Celedón, 1993). Junto con un crecimiento económico favorable y una baja inflación,
un flujo notable de capital extranjero y altos niveles de inversión doméstica privada, estas medidas
ayudaron a producir una disminución significativa en el número de familias chilenas viviendo en
condiciones de extrema pobreza.
153
En los gobiernos de la Concertación, entre 1990 y el 2002 se pusieron topes sobre las ventas en la
actividad agrícola, minera y de transporte, para acceder a tributar en base a renta presunta. Asimismo, se
establecen normas de relación para sumar los ingresos por venta en sociedades relacionadas y
comunidades en las que participaran agricultores.
124
estrechamente asociado a los principales grupos económicos (Volk, 1999). Así, este
enfoque consultivo a la formulación de políticas públicas, así como el mantenimiento de
la estabilidad económica y las constantes promesas de adhesión al modelo de libre
mercado, fueron en palabras de Boylan y como venimos insistiendo, “…convenciendo a
los intereses empresariales que la llegada de la democracia no produciría estragos
económicos en Chile…” (Boylan, 1996; traducción libre). Incluso este autor, va más
allá, y sugiere haciéndose eco de las evaluaciones de la mayoría de los analistas del
período y en línea con nuestro propio análisis, que la «naturaleza supuestamente
participativa» de la reforma era ilusoria: las negociaciones se condujeron
exclusivamente entre el empresariado, y particularmente con su representante,
Renovación Nacional. En sus palabras, lograr el consenso con el sector privado,
frecuentemente a expensas de sus principales constituyentes sería la piedra angular de
los proyectos políticos de los gobiernos concertacionistas elegidos (Boylan, 1996; p. 23;
traducción libre).
125
democrático. Quizás más importante aún, y si bien posible de medir con un cierto grado
de precisión, importantes segmentos del empresariado chileno se veían a sí mismos
como fundamentalmente modernos, y aspiraban a escapar del status tercermundista al
que habían sido anteriormente relegados por las circunstancias. La vida en el primer
mundo había llegado a significar la vida en democracia. Cuanto más conservadora esa
democracia, tanto mejor; pero derrocar gobiernos elegidos, y que gozaban ambos de un
amplio apoyo tanto en el plano interno como internacional, ya no era parte del arsenal
disponible –incluso para los defensores más acérrimos de la ortodoxia del mercado-.
Otro de los frentes que abrió el Gobierno fue el de las reformas laborales. Este
era uno de los temas clave para el gobierno democrático debido, por una parte, a la
intransigencia manifestada por los empresarios a la idea de cualquier reforma al status
quo que había dejado el régimen militar y, por otra parte, a la sensibilidad del tema para
los trabajadores, quienes habían dado su apoyo electoral al nuevo Gobierno, como por
último, era un componente clave de la agenda del gobierno para promover la equidad y
superar el legado de la dictadura, de exclusión de los sectores populares. La falta de
regulación sobre contrato de trabajo, las limitaciones al derecho a huelga y a la
negociación colectiva por ramas, eran parte de los temas que el movimiento sindical
chileno combatía con fuerza. Importantes sectores laborales guiados por una lógica
restauradora, propiciaban el retorno a la situación previa al golpe de Estado.
126
Sumado a este gran acuerdo firmado entre las organizaciones sindicales y
empresariales copulares (La CUT, la CPC) y los ministros de Trabajo, de Hacienda y
Economía, se agregaron las consultas que hizo el Ministro de Trabajo respecto de las
eventuales reformas. Se trabajó en forma paralela tanto en el Congreso como en las
negociaciones con los actores sociales. Cuando las negociaciones llegaron a un punto
muerto el Gobierno decidió enviar un proyecto de ley al Senado.
154
Para más detalle, ver Romaguera, coord., 1993; Cortázar, 1993 y González, 1996.
127
en parte la deuda social contraída por los gobiernos de la Concertación y que se
derivaba del plan laboral que impuso el Gobierno Militar en la década de 1980 y del
Decreto Ley 2.200, que creando una nueva institucionalidad laboral fue generadora de
enormes desequilibrios en las relaciones laborales, favoreciendo directamente al
empresariado. Como se ha advertido, consecuencia de todo esto, fue que el sistema de
relaciones laborales se caracterizara por la dificultad de lograr una cultura del diálogo y
un clima de confianza entre trabajadores y empresarios. El gobierno de Ricardo Lagos
calibrando las discrepancias mencionadas mantuvo ante la resistencia del empresariado
algunos criterios, principios y orientaciones básicas, pero intentó a su vez, mantener una
relativa independencia entre lo político y lo económico, en vistas a lograr una
maximización del la tarea de «protección social», lo que iba en conformidad con los
presupuestos diseñados por la OIT.
128
Cuadro N° 4
Bases de crecimiento y desarrollo moderno
Con todo cabría apuntar que actualmente y aunque los trabajadores ya no pueden
ser despedidos sin causa y ahora se reconoce, en principio, el derecho de los sindicatos
de emprender negociaciones sobre una base sectorial, el empresariado mantiene enorme
flexibilidad para despedir trabajadores redundantes y no está obligado a sostener
negociaciones colectivas más allá de su planta. Además no fueron considerando y se
fueron dejando al margen de cualquier tipo de protección social a un número cada vez
más creciente de trabajadores (trabajadores a domicilio, part-time, etc.). Este resultado
es atribuible solamente en parte a los obstáculos impuestos por un considerable bloque
de votos conservadores en el Congreso. También es atribuible a que la reacción
empresarial ha demostrado un desfase entre el progreso observado respecto de la
búsqueda de consensos globales en el escenario político y el deseo de preservar la
empresa como bastión de un poder ejercido unilateralmente por el capital. Incluso, esta
postura refleja hasta una cierta arrogancia ya que pone al empleador en muchas
instancias, como «único juez» de lo que ocurre en la empresa, actitud que ha sido
superada hace mucho en los países industrializados en los cuales se tiende a favorecer
una definición más colectiva de la empresa, para hacer frente a las nuevas condiciones
de la competitividad mundial. Por su parte, los sindicatos, cuya capacidad de
negociación a nivel de empresa no ha aumentado significativamente, siguen viendo en
el Estado la garantía para una mayor protección del trabajador. En efecto, después de un
ligero repunte de los contratos colectivos éstos no habían aumentado significativamente.
Por último, también fueron los propios gobiernos «concertacionistas» que insistieron en
permitir que muchos asuntos claves fueran decididos solamente sobre la base de
negociaciones entre los trabajadores y los empleadores, basando su posición en el
argumento –algo ingenuo si se pudiera calificar- de que un sistema democrático de
relaciones laborales es uno en el cual los actores autónomos llegan a acuerdos sin la
intervención formal del Estado a favor de una u otra parte.
129
Esto también plantea la pregunta crucial acerca de la naturaleza de los lazos que
vinculan a los funcionarios estatales con los decidores del sector privado. ¿Mediante
qué canales (institucionales o de otra índole) y con qué grado de eficacia ejercen
influencia sobre las políticas estatales, y sobre la política económica en particular?,
¿Hasta qué punto son positivas para el desempeño económico las intervenciones de las
asociaciones del sector privado? Con respecto a estas preguntas fundamentales un
trabajo bastante sugerente como el de Eduardo Silva sobre las asociaciones
empresariales y las redes de políticas es altamente instructivo. Parte del secreto de la
cooperación exitosa y económicamente beneficiosa entre el Estado y los representantes
del sector privado durante los últimos años de la dictadura y a lo largo de los años 90,
yace en la estructura de las asociaciones empresariales chilenas. A través de
negociaciones con organizaciones abarcativas que sintetizan el aporte de una gama de
asociaciones sectoriales más pequeñas, en vez de negociar con los grupos sectoriales
mismos, el gobierno típicamente evita el tipo de presión ejercida por los estrechos
«intereses particulares» que han plagado la formulación de políticas económicas en gran
parte de América Latina. Las organizaciones abarcativas estructuran sus intereses de tal
manera que resulta más probable que las demandas de los representantes del
empresariado reflejen intereses generales más que particulares, sino que también–
habiendo ya acordado políticas más amplias a nivel de la asociación abarcativa– se hace
posible afinar detalles acerca de la implementación al nivel de las organizaciones
sectoriales pertinentes. El resultado es una implementación de políticas más efectivas,
así como un diseño de políticas más prudente.
En ningún ámbito de políticas esto ha sido más evidente que en los temas de
comercio internacional y de promoción de exportaciones. Dado el interés compartido
entre los decidores gubernamentales y las firmas del sector privado en aumentar la
presencia de los bienes chilenos en los mercados externos, no es sorprendente que las
misiones de comercio internacional contemplen una cooperación particularmente
estrecha entre las agencias del gobierno y el sector privado. Desde luego, la
participación del Estado en tales iniciativas pro-mercado es solamente uno de los
ámbitos en que prácticamente ningún sector del empresariado chileno disputa la
conveniencia de la intervención pública en la actividad económica. Pero este ambiente
de cooperación y de consulta se ha extendido también a otros asuntos complejos de
liberalización de las importaciones. Las reuniones frecuentes entre funcionarios
estatales e importantes asociaciones empresariales han facilitado esfuerzos para avanzar
decididamente en las negociaciones para lograr un conjunto de acuerdos comerciales
internacionales, desde los acuerdos bilaterales y tratados de libre comercio (los últimos
han sido con Estados Unidos y la Comunidad Económica Europea en el 2002 y con
Corea en el 2003) hasta los pactos comerciales regionales (particularmente afiliación de
Chile al MERCOSUR, el ingreso a la APEC y sus esfuerzos por unirse al TLCAN) y el
esfuerzo por acelerar la creación de una zona de libre comercio a lo largo del
Hemisferio. A pesar de la reticencia de ciertos sectores, la habilidad de las asociaciones
empresariales chilenas para articular intereses generales por sobre los particulares ha
asegurado una estrecha cooperación entre el sector privado y el Estado en la mayoría de
las áreas de política comercial.
La intención de presentar este panorama que puede ser visto como de «color de
rosa», no es sugerir que la relación está exenta de conflicto. Al contrario, las sospechas
mutuas siguen siendo altas, y las preferencias de la mayoría de los empresarios chilenos
se mantienen claramente del lado de la oposición de «derecha»en el Congreso y, en las
130
pasadas elecciones, con la candidatura de Joaquín Lavín. Las tensiones fueron aflorando
sobretodo en los últimos meses de 1999 ya que el desaceleramiento económico que
siguió las crisis financieras del Este Asiático y Brasil en 1997-99 fueron provocando
una disputa ampliamente publicitada entre los formuladores de políticas económicas
claves y los representantes más importantes del sector privado, en torno al fracaso de
este último para emprender inversiones suficientemente agresivas como para impulsar el
empleo, el que ha venido cayendo desde 1999. Pero tales diferencias –normales- de
opinión (y de políticas) no bastan para obscurecer lo mucho que ha cambiado desde el
inicio de la transición hasta la actualidad, sin mencionar los anteriores períodos de
conflicto: mientras el antagonismo mutuo entre el sector privado y los defensores de la
democracia jugó un papel importante previo a la caída de la democracia chilena en
1973, ese tipo de conflicto ha llegado a ser inimaginable en el contexto internacional e
interno a fines de los años 90.
155
Los puntos más controvertidos como hemos mencionado incluyen la existencia de senadores
designados, composición del Consejo de Seguridad Nacional, quórum exigido para reformar la
Constitución, inamovilidad del Comandante en Jefe del Ejército.
156
La CPC entregó un documento oficial titulado, “La CPC en torno a proyectos de Reforma
Constitucional”, 17 de agosto de 1992.
131
Una lectura superficial de la prensa chilena de los primeros años a la que
pudimos acceder basta para apreciar el largo camino (entre la desconfianza y la
incertidumbre) que manifestaron inicialmente los empresarios y las relaciones de
cooperación que han establecido con los primeros gobiernos de la Concertación. Un
análisis de contenido de cinco periódicos publicados, para el período 1990-1996,
muestra la alta frecuencia con que los empresarios y sus dirigentes expresaron
posiciones críticas respecto del manejo económico157.
Los temas más tratados durante el período 1990-1996 tienen que ver con los
ámbitos en los cuales el Gobierno ha tenido la iniciativa: el manejo macroeconómico
(ajuste, reforma tributaria, política cambiaria, política arancelaria), el marco jurídico-
institucional (reformas laborales, reformas a la Constitución Política de 1980). A su vez,
las organizaciones empresariales y sus dirigentes pusieron en la agenda nuevos temas
como la continuación de las privatizaciones, apuntando a CODELCO y el control social
(seguridad ciudadana, etc.).
Si bien ambas partes tocaban los mismos temas, la forma en que los abordaban
reflejaba el interés por preservar márgenes razonables de gobernabilidad utilizando
lógicas diferentes. Para los gobiernos de Aylwin y Frei, lo esencial era innovar en lo
político y en lo social, para ganar la legitimidad que requería frente a su base electoral.
Para los empresarios, lo importante era lograr que los nuevos gobiernos innovaran lo
menos posible, para mantener el orden anterior (ver figura N° 4).
157
Hemos estimado que la recurrencia con que los empresarios aparecen tratando diversos tópicos en la
prensa cotidiana es un indicador de sus preocupaciones y de los temas que desean poner en la agenda
política.
132
Figura N° 4
Política económica de los gobiernos democráticos
Equilibrio macroeconómico
(política de ajuste)
GOBERNABILIDAD
Equilibrio macroeconómico
(ahorro fiscal,
privatizaciones)
GOBERNABILIDAD
133
sobretodo en años más recientes y la ampliación de la protección social a través de la
Reforma Laboral del 2001. Hay que considerar sin embargo que lo portavoces más
activos en estas materias son, por lo general, los dirigentes de las organizaciones
gremiales. De ahí que sus declaraciones tengan una función interna de cohesionar a un
empresariado heterogéneo, como una función externa de advertencia sobre las posibles
consecuencias de las iniciativas gubernamentales. Con todo, se puede apreciar que aun
respecto de los asuntos más polémicos, la discusión no se planteó como una
confrontación abierta o como un cuestionamiento de las orientaciones básicas de la
política. Dado que la estrategia de desarrollo había sido negociada con anterioridad, las
energías tuvieron que centrarse en los temas de coyuntura. El debate se dio, al igual que
en lo político, dentro de los límites del modelo, en una línea de continuidad con el
manejo macroeconómico pasado. Las divergencias y las quejas se refieren a matices, a
una cuestión de énfasis en el uso de los instrumentos adecuados para corregir ciertas
situaciones. En este sentido, la forma recurrente que adoptó la crítica empresarial fue
más bien la de un debate tecnocrático y no una confrontación entre actores. Por eso las
críticas no tuvieron un efecto desestabilizador.
158
Este análisis parte de este subcapítulo se basa en la información obtenida de las Declaraciones de la
ENADE para el período 1989-1992.
134
En efecto, en 1989, los temas centrales tratados en la ENADE expresaron la
preocupación por el modelo de desarrollo. Se respiraba un clima de incertidumbre y de
desconfianza hacia lo desconocido: Así lo refleja el título del Encuentro de ese año:
«¿Quo Vadis, Chile?» Invitados al evento fueron todos los candidatos a la Presidencia
de la República y los futuros ministros del área económica del gobierno de la
Concertación. También el tema político ocupó un lugar central en los debates ya que,
aparte del Presidente, asistieron futuros ministros del área política.
A mediados de 1991, se produjo una ligera alza de las tasas de inflación, frente
al temor de una caída de la inversión, la CPC convocó a una cumbre empresarial, el 3 de
septiembre, aduciendo que existía inquietud en el sector privado. La cumbre concluyó
que la caída de la inversión se debió al tipo de cambio, al aumento de los impuestos por
la Reforma Tributaria y al deterioro de la seguridad. El mensaje del empresariado hacia
el Gobierno era que el aumento de la inversión debía conseguirse con un aumento del
ahorro fiscal y con la venta de activos del Estado (privatizaciones).
159
En noviembre de 1991, los empresarios esperaban un aumento importante en el valor del dólar. Este
será el principal tema de conflicto al año siguiente.
135
observada el año 92: tasa de crecimiento del 11%, tasa de cesantía cercana al 7%,
inflación del 13% y un total de US$ 8.000 millones de exportaciones (ver tabla N° 1).
136
El optimismo generalizado y los sucesos ocurridos en el sector político de la de
derecha160 explican en gran medida que haya disminuido considerablemente la crítica
empresarial. Ejemplo de actitudes empresariales más constructivas y menos críticas que
la que reflejaban las declaraciones de los dirigentes a la prensa, fue la participación de
los dirigentes de los empresarios de ciertas ramas industriales en la discusión del
eventual acuerdo de Comercio Exterior con México. Asimismo, los empresarios
tomaron parte activa en las misiones comerciales y en las delegaciones enviadas por el
gobierno chileno al extranjero.
Este estado de ánimo era compartido por los analistas del Gobierno. El
acercamiento observado puede atribuirse a criterios políticos acertados en materia de
agenda económica. El Gobierno de la Concertación supo distinguir entre aquellas
políticas cuyo éxito dependía de su capacidad de llevarlas a cabo unilateralmente
(ajuste, manejo monetario), de aquellas en que requería de un apoyo político (Reforma
Tributaria) o de un relativo consenso social (salario mínimo, reformas laborales). De la
misma manera se puede analizar el liderazgo del Gobierno en materia de búsqueda de
acuerdos bilaterales de comercio exterior, los que, en un comienzo, no contaban con el
beneplácito de ciertos sectores empresariales. Esta estrategia le permitió a este primer
gobierno de la Concertación afianzar su autoridad en ámbitos esenciales de la vida
económica. A su vez, la crítica mitigada y la cooperación real del sector empresarial, le
fueron permitiendo a este último legitimarse políticamente ante un amplio sector de la
sociedad, sin abandonar sus propias posiciones.
La economía chilena fue afectada y sufrió una fuerte desaceleración por las
crisis financieras asiática y de Brasil en 1997-99. Sus principales efectos fueron: caída
del producto, aumento del desempleo, devaluación monetaria. Por su lado, los
empresarios, acostumbrados a una década con altas tasas de crecimiento, empezaron a
realzar y criticar la vulnerabilidad del modelo. Por otro lado, el Gobierno de Eduardo
Frei Ruiz-Tagle fue apelando al esfuerzo y a la cooperación. La coyuntura electoral
(elecciones en Diciembre l999) no facilitó las cosas y los desencuentros empezaron a
hacerse más patentes. Sin embargo ésta coyuntura apareció también como una
oportunidad histórica de superar los intentos de ingeniería social en favor de una real
cooperación público-privada.
160
Las divisiones y los conflictos abiertos entre dirigentes de Renovación Nacional afectó la imagen de la
derecha política.
137
transformación seguía bloqueada por los bloqueos políticos (los llamados “poderes
fácticos” ejercidos por las Fuerzas Armadas, los empresarios y la derecha). Los
conflictos entre actores sociales y las movilizaciones sociales empezaron a sucederse,
entre ellas, las que lograron remecer a la opinión pública fueron: la sublevación de las
comunidades mapuches contra las empresas forestales existentes y cada vez más
crecientes desde 1998; el deterioro alarmante de la calidad del aire en la ciudad de
Santiago; la movilización obrera contra los despidos abusivos y el aumento de la
delincuencia urbana.
La solidez del modelo chileno empezó a ser sometida a una dura prueba y fue
quedando claro que el desempeño económico y social no se logra solamente con
políticas económicas “sanas”, con un Estado eficiente y con el dinamismo de los
empresarios sino con capacidad de acción colectiva. La crisis fue ayudando a descorrer
el velo: la institucionalidad actual fue funcional mientras había crecimiento. Cuando
llegó la hora de las restricciones, de los trade-off negativos, era necesario que existieran
sujetos sociales fuertes capaces de asumir el costo de entrar en nuevos arreglos. El
triunfo en la elección presidencial de 1999 del candidato socialista Ricardo Lagos,
atemorizó a los inversionistas y fue acentuando los comportamientos «perversos» de
muchos empresarios (freno a la inversión, despidos abusivos, bloqueo a las iniciativas
gubernamentales). En momentos en que se fue requiriendo de respuestas colectivas
innovadoras los dirigentes empresariales se fueron aferrando al carácter “intocable” del
modelo. Los esfuerzos políticos del sector empresarial fueron concentrados en mantener
el status quo y secundariamente, en liberar al General Pinochet, detenido en Londres en
1998, por la acusación de la justicia española por genocidio, tortura y terrorismo. .
138
V. El Estado y los Grupos de Interés
139
social. Las reformas habían sido impuestas por la dictadura y habían implicado un alto
costo social. En cambio, los gobiernos de la Concertación fueron ofreciendo la
posibilidad a los actores sociales de participar en un proceso de negociación que
entrañaba pérdidas y costos, pero que fueron asumidos (o rechazados) voluntariamente
y no impuestos (Campero y otros, 1993; Campero, 2000).
Desde otro punto de vista, no hay dudas que los grupos de interés tienen menos
influencia y menos fuerza cuando se utiliza el mercado como mecanismo de asignación
de recursos. Esto afecta al sector empresarial, pero también a los trabajadores quienes
ven debilitada su capacidad de reivindicación cuando ésta es incompatible con los
equilibrios macroeconómicos. Las negociaciones salariales son un claro ejemplo del
cambio que se ha operado162. Otro factor que favorece la competencia es la apertura
comercial.
161
“Esa clase política aprendió al final la lección; descubrió otra vez, la esencia de la tarea del servicio
público y fue capaz de mirar con generosidad y con una visión de Estado lo que había que hacer en Chile”
(Foxley, 1999, traducción libre, op. cit.)
162
También y por ejemplo, en 1991 el Gobierno de la Concertación logró modificar el sistema de
aumento de salarios con el acuerdo de la CUT y de la CPC, al introducir la inflación esperada (y no la
inflación pasada) como criterio para ajustes nominales de salarios).
140
2. Un nuevo sentido económico
De esta manera los sindicatos y los empresarios comienzan a aceptar que los
salarios deben ir vinculados a la productividad, que una baja tasa de inflación es la
mejor protección de los salarios, que la capacitación es una protección más eficaz que la
inamovilidad. Y los Gobiernos comienzan a entender que las estrategias populistas,
entendidas como capitulación frente a demandas populares o empresariales, no son
viables y que sólo es posible una estrategia de canalización de demandas y de
negociación con los actores organizados.
163
Ver al respecto un ensayo elaborado en base a conversaciones sostenidas con G. Campero, E. Tironi,
A. Flisflich y V. Tokman (Campero y otros, 1993), como también el trabajo de Henri Favre, 1998.
141
complicidad que rompió con las decisiones verticales. A esta nueva «emocionalidad»
del quehacer político se le llamó el «partido transversal».
142
Eso sí, en una coyuntura de recesión como la que afectó al país en 1997, los
empresarios solicitaron mayores holgura e intervenciones favorables de la autoridad
pública. Pero también sería un error interpretar el comportamiento positivo de los
empresarios frente al Estado como una reacción solamente excepcional y oportunista.
Los éxitos económicos y políticos de este período post autoritario son indicios de una
mayor conciencia, a lo menos por parte de sectores empresariales organizados, de la
estabilidad política para la inversión. Sin embargo, el grado de compromiso del
empresario chileno con una mayor inversión social es un tema que está por verse como
lo han demostrado las discusiones que se dieron a fines de 1993 sobre la prolongación
de la Reforma Tributaria más allá de los cuatro años negociados en 1990, como también
del debate sobre la deuda subordinada ocurrido en 1995, y, por último, la prolongada y
ardua discusión sobre la Reforma Laboral del año 2001.
La mayor autonomía del actor empresarial respecto del Estado y del sistema
político también revela otros cambios sociales de importancia. Destaca entre ellos el
abandono de las modalidades corporativistas tradicionales de relacionamiento con el
Estado. La elite dirigente ya no se hace cargo de los conflictos sectoriales que van
apareciendo con el ajuste y la reconversión exportadora. Si lo hizo en el pasado fue
porque interpretaba la situación como una amenaza a la clase capitalista en su conjunto;
ahora, en cambio, está más dispuesta a intervenir activamente en el debate económico y
político, sólo en el momento en que considera que están en juego las opciones
ideológicas básicas del modelo de desarrollo.
143
Capítulo V
Los empresarios y las relaciones con el Estado Chileno
en una economía global
164
Los nuevos paradigmas, liberalización y globalización, parecen resumirse en la ecuación «menos
Estado, más mercado». Ambos procesos plantean nuevos desafíos a las elites dirigentes, pero no con
constituyen el fundamento empírico de dicha ecuación. Por el contrario, lo que hemos observado y sirva
como hipótesis de trabajo es un proceso paradojal: a medida que avanza la globalización también se
intensifica la construcción política e institucional de los mercados. Las opciones que enfrenta el modelo
exportador chileno a lo menos, son un ejemplo de ello.
165
Proceso que ha sido calificado como parcial mientras subsistan enclaves autoritarios (Garretón 2002).
144
muchos más estratégicas. Por su parte, las organizaciones empresariales asumen un rol
más técnico y de prestación de servicios especializados166.
Hay que recordar que la coyuntura que enfrentaba Chile en los 90 era diferente
de la de muchas naciones latinoamericanas: el país ya había vivido un intenso proceso
de reformas económicas con un alto costo social y estaba en condiciones de recoger los
beneficios de la expansión de las exportaciones y el aumento de la inversión extranjera.
De ahí que los temas de la agenda económica estuvieran ligados al futuro del modelo
exportador.
166
Tal es el caso de la SFF, entidad que agrupa a las grandes industrias y que ha tenido un rol activo en la
negociación e implementación de los acuerdos comerciales (estudios, certificados de origen, etc.) y la
Asociación de Exportadores de Manufacturas (ASEXMA), entidad de menor cobertura que ha realizado
desde hace casi una década un estrecho trabajo con PROCHILE.
145
atención lo que se ha avanzado hacia un trabajo conjunto entre empresarios y Gobierno,
al tiempo que no supera la distancia que se expresa en el discurso ideológico de los
actores.
Pero sin duda los avances más importantes que se han logrado en el ámbito
bilateral son los acuerdo de asociación que se establecieron con el MERCOSUR, el
Acuerdo Marco de Cooperación con la Comunidad Económica Europea, el acuerdo con
Canadá, todos suscritos en 1996; el Tratado de Libre comercio entre Chile y
Centroamérica (Costa Rica, El Salvador, Honduras, Guatemala y Nicaragua), suscrito
146
en 1999, y los últimos Tratados de Libre Comercio con Corea, Estados Unidos y la
Unión Europea. La estrategia del Gobierno de Frei Ruiz-Tagle, que ha sido continuada
por Lagos, fue una clara opción por la integración de América Latina en la perspectiva
de un «regionalismo abierto». El objetivo era ir tejiendo una red regional de intercambio
abierto que finalmente convirtiera a Chile en eje importante en la integración de
América Latina, mediante la profundización de los acuerdos bilaterales suscritos con
países del continente y la búsqueda de acuerdos similares con otros países de fuera de la
región.
167
Diario La Época, 10 de septiembre de 1993.
147
la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC). Posteriormente, en 1995,
pasa a denominarse Comité de Iniciativa Público Privada para las Relaciones
Internacionales.
Otro reflejo de esta relación más estrecha entre el sector público y el privado son
las giras presidenciales al exterior, integradas por delegaciones político-empresariales.
Desde el primer Gobierno de la Concertación se instauró la práctica de las giras
político-empresariales al exterior, oportunidades que constituyen una muestra de que
empresarios y autoridades de Gobierno han sido capaces de trabajar unidos, dejando de
lado las diferencias que pueden existir entre ellos y difundiendo una imagen unitaria del
país. El abierto apoyo a este tipo de iniciativas por parte del empresariado es claramente
detectable cuando manifiestan que a través de estas giras se proyecta la imagen de un
país serio, política y económicamente estable, que ofrece oportunidades para la
inversión.
148
de desregulación, privatizaciones y liberalización de los mercados. Se piensa que las
PyMES tienen mayor capacidad de adaptarse al ajuste, de crear empleos y de estimular
la reconversión productiva.
Pero el interés por las PyMES y por las redes productivas no surge solamente
por una preocupación meramente académica. También se ha producido un vuelco en el
enfoque gubernamental de la política industrial. Durante el modelo sustitutivo los
gobiernos aplicaron políticas industriales caracterizadas por una intervención directa en
la economía (empresas públicas, inversiones en sectores prioritarios, subsidios) y por la
entrega de servicios reales (asistencia técnica, capacitación, créditos, etc) a la PyME. El
principio que guiaba los programas de apoyo a la pequeña empresa era que ésta
enfrentaba fallas de mercado y que el Estado debía proveer los servicios a los que no
accedía ya fuera por tamaño, aislamiento, falta de recursos financieros, etc. Este
enfoque ha cambiado; no se pone tanto el énfasis en subsidiar la oferta de servicios sino
en un fortalecimiento (y subsidio parcial de la demanda). La idea es fortalecer la
capacidad de acción de la PyME y reducir el protagonismo estatal. Ello implica la
descentralización de los procesos de asignación y gestión de los fondos públicos.
Además de las ventajas económicas directas que brinda una alianza entre
empresas (acceso a conocimientos de frontera, reducción del riesgo de proyectos
costosos e inciertos, ventajas de escala, etc) los costos de transacción se reducen en la
medida en que se desarrolla la reciprocidad y las relaciones de confianza. En este
sentido, las redes de empresas deben ser vistas como un fenómeno social y cultural, es
168
La competitividad del modelo italiano, por ejemplo, proviene de un tejido productivo descentralizado
y de alta cooperación entre pequeñas y medianas empresas capaces de alcanzar importantes logros en la
productividad.
169
La literatura sobre la competitividad ha demostrado que el dinamismo del sector productivo depende
de las formas en que se articulan las relaciones de competencia y de cooperación entre los agentes
privados y públicos. Por ejemplo, según M. Best, la nueva política industrial descansa en el arte de
manejar la paradoja competencia/cooperación (Best, 1990). Así, actualmente e habla de new competition,
y de industrial governance, lo que sugiere que ya no se puede seguir analizando lo que ocurre con
empresarios de todo tipo sin vincularlo con el entorno institucional y político.
149
decir, como un conjunto de normas, objetivos, expectativas y resultados esperados entre
actores. Los empresarios deben sentirse seguros en que se cumplirán ciertas
expectativas y confiados en el tipo de relaciones y flujos intercambiados. Sin embargo,
esto implica un cambio cultural. El empresario está más acostumbrado a la competencia
que a la cooperación.
150
aprovecharse economías de escala. Los Profo se entendieron como una entidad
asociativa a cargo de un gerente, que reúne a pequeños y medianos empresarios de un
sector y de una localidad especifica, destinada a desarrollar colectivamente su
competitividad (Muñoz, 1996). Durante un período de tres años el Estado se
compromete a subsidiar una parte del costo de funcionamiento de la entidad y los
empresarios asumen el compromiso de financiar el resto.
Algunos de los resultados esperados del programa han sido: a) el mayor acceso
de la PyME a los instrumentos horizontales de fomento productivo; b) la transferencia
de tecnología, entre empresas particulares y/o otras entidades externas; c) una mayor
escala de compra, mediante la suscripción de convenios de adquisiciones de insumos
conjuntas; d) mayor especialización productiva, cuando se producen acuerdos (o
relaciones de subcontratación) entre empresas participantes que antes competían en el
mismo rubro; e) un mayor dinamismo del sistema productivo local, mediante la
influencia que pueden tener los participantes en otras empresas locales, y también por
los mayores vínculos que se establecen con sujetos no directamente involucrados
(universidades, asociaciones gremiales, municipalidades, etc.); y f) una mayor
orientación al cliente mediante actividades que pueden mejorar el acceso a los
mercados, principalmente de exportación. Cabe resaltar la forma en que se han
implementado estos proyectos. Inicialmente la organización de Profos estuvo en manos
de las agencias públicas que tradicionalmente «atendieron» a la PyME, CORFO y
Sercotec. Al cabo de tres años de operación se reconoció la necesidad de flexibilizar y
descentralizar la gestión aprovechando las capacidades de organización de las propias
organizaciones gremiales. Se estableció que la CORFO actuaría como organismo de
«tercer piso» (financiamiento, evaluación y seguimiento de proyectos) y que la gestión
operativa podría estar a cargo de un organismo de fomento público o privado.
Las áreas donde los empresarios han percibido claramente que el Profo les ha
brindado beneficios son: mejoras en la gestión (planificación, técnicas de control de
calidad); tecnología (acceso a información, consultorías); comercialización (acceso a
nuevos mercados, negocios conjuntos); capacidades empresariales (capacidad de
negociar, acuerdos de cooperación sobretodo técnicos, relaciones de confianza); y
acumulación de capital humano (capacitación gerencial y profesional).
Estos elementos estarían indicando que los Profo cumplen con el objetivo de
superar el aislamiento de las Pymes, con la mayor información técnica y comercial de
los empresarios, y con el de mejorar algunos aspectos de la gestión interna de las
empresas. Menos claro es lo que aporta el Profo para inducir aumentos en la
productividad, en la rentabilidad del negocio, en el acceso al mercado financiero y en el
desarrollo de procesos productivos y/o productos (salvo cambios en lay out o
informatización (Universidad de Chile, 1997). Tampoco está claro si se podrá continuar
151
con estos programas debido a que los exportadores se exponen a acusaciones de
dumping170.
Habría que agregar a esta lista cambios de tipo psicosocial, difíciles de detectar
por los propios interesados. La interacción con otros empresarios que están en una
situación similar implica un cambio de horizonte, irreversible y acumulativo. El
empresario aislado y el empresario en red son empresarios diferentes. Hay un
aprendizaje interactivo que justifica la inversión en un bien público como la
asociatividad.
Por último, una evaluación de este instrumento de fomento, determinó que hubo
una consecuencia positiva sobre empresas participantes en los proyectos, algunas de las
cuales “...han llevado cabo modificaciones de cierta importancia en algunas de las
prácticas productivas y empresariales y ello se ha visto reflejado en mejoras en la
productividad y en los salarios pagados...” (Universidad de Chile, 1997).
Los desafíos que se abren con la globalización están induciendo no sólo una
ampliación inusitada de las esferas de acción de las empresas, sino también un nuevo
tipo de relación entre los actores económicos. Se amplía la geografía de los negocios,
aumentan los lazos contractuales que definen los flujos comerciales entre países, se
liberalizan los mercados, a la vez que se «politizan» las transacciones comerciales. Lo
que aparece como contradictorio no es sino un reflejo de un proceso de más
envergadura: la construcción de mercados supranacionales.
Sin duda que en los últimos años de la década de 1990 y en el estado actual de
las relaciones entre empresarios y Gobierno marcan un vuelco respecto de un pasado
que se caracterizó por una constante tensión y por períodos de conflicto abierto. Aunque
el empresariado pudo participar en el sistema de decisiones, su relación con el Gobierno
fue «oportunista» (en el buen sentido de la palabra): los puntos de encuentro y
desencuentro fueron siempre originados por la amenaza a los intereses sectoriales. Lo
que hemos venido advirtiendo en materia de relaciones exteriores conserva algo de la
inercia del pasado en la medida en que los gremios le representan al gobierno las
demandas específicas de tal o cual sector frente a eventuales negociaciones. La reacción
170
Así ocurrió con los exportadores de salmón, que enfrentaron un aumento de las barreras no
arancelarias en EE.UU.
152
de la SNA frente a la negociación con MERCOSUR es un claro ejemplo de ese tipo de
intervención. Al mismo tiempo se construyen nuevos lazos, en la preparación y en el
seguimiento cotidiano de los acuerdos comerciales, que apuntan a relaciones de
interdependencia.
Con todo, estos avances no traducen un acuerdo de fondo acerca de cuál modelo
exportador es el más apropiado para mantener una tasa de crecimiento con una
disminución progresiva de las desigualdades sociales. Las organizaciones empresariales
han tenido diferentes posturas en los últimos años al respecto. La opinión mayoritaria,
con la excepción de los agricultores y los exportadores de manufacturas, se orienta al
apoyo del modelo neoliberal y el mantenimiento de equilibrios macroeconómicos y
apertura comercial y financiera, con lo cual Chile continuaría exportando recursos
naturales y agregaría un pujante sector de servicios financieros, a expensas de la
agricultura y la manufactura.
Estas dos opciones han seguido abiertas, pero no lo harán tampoco por mucho
tiempo. El avance de la integración regional define vocaciones que restan
competitividad a los que no ingresan a tiempo. Por otra parte, los mismos acuerdos
comerciales van definiendo condiciones de competitividad favorables a algunos sectores
y desfavorables a otros. Aunque no se formulen en forma explícita, los mercados se
construyen bajo «nuestros ojos». Por último, llama la atención que en temas de tal
trascendencia a lo menos hasta hace un par de años esté totalmente ausente el actor
laboral.
153
Segunda parte
Los empresarios en el nuevo modelo
154
Los empresarios en el nuevo modelo
En la primera parte se examinó, desde una perspectiva histórica, por qué los
empresarios privados nacionales no se destacaron como fuerzas motoras del desarrollo
nacional. Se vio que a fines del siglo XIX las oportunidades no faltaron, pero se
desperdiciaron. En la explotación de los recursos naturales se desplegó talento, espíritu
empresarial y otras cualidades y motivaciones propias del empresario moderno. Las
condiciones institucionales en que se dio la industrialización dotaron al país de una base
productiva integrada, pero fueron en detrimento de un ambiente económico competitivo.
No faltaron los proyectos de modernización económica y social. Hubo gobiernos que
intentaron liberalizar y fomentar las exportaciones para poder equilibrar la balanza de
pagos; otros pusieron el énfasis en la redistribución del ingreso y la participación
política. Los intentos fallidos ampliaron las expectativas y las frustraciones sociales, y
se perpetuó el estancamiento económico. El resultado fue que Chile, entre 1940 y 1970,
lograra una tasa de crecimiento muy baja, si se la compara con otros países de la región.
Entre 1950 y 1972, el crecimiento del PGB fue de 3,9% anual, mientras que el Perú
crecía a un 5,7% y Brasil a un 7% (Edwards y Cox, 1987).
La estabilidad en las reglas del juego, una intervención decidida del Estado a
favor de las exportaciones, son algunos de los factores que hicieron posible la
reconversión exportadora de la economía chilena. El país descubre actividades con
ventajas comparativas en la extracción y elaboración de sus recursos naturales: minas,
tierras agrícolas, clima apto para la fruta, bosque nativo, pesca pelágica, cultivos
pesqueros artificiales. A esto se agrega un conjunto de incentivos económicos que las
empresas supieron aprovechar, para volcarse hacia las actividades exportadoras.
171
Ver, en particular, Muñoz, ed. (1993b), Meller, 1996, Hopenhayn (1994), Moulian, (1994 y 1997) ,
Garretón (1995), Messner y Sholz (1999), Vial (2000) y Fuentes y Meneses (2000).
155
organizar lobbies y en pedir protecciones estatales. Pero cuando quebró el sistema
bancario en 1983, esto amenazó la legitimidad política del régimen, los equipos técnicos
del gobierno militar se movilizaron en resistir con la fuerza y tenacidad suficientes
como para resistir a las presiones corporativas y evitar el colapso total del sistema
financiero.
Para el análisis de los empresarios contamos con información empírica, pero sin
duda, fragmentaria y parcial. Alcanzar un cuadro completo y global del funcionamiento
de las empresas y en nuestro caso, de la composición del empresariado es una tarea
imposible dada la envergadura de los estudios que se requerirían. Estamos concientes de
ello, pero también convencidos de la necesidad de avanzar en producir y difundir la
156
información empírica acerca del empresariado nacional. Se han realizado para estos
fines, un levantamiento de una encuesta a empresarios frutícolas de la zona central del
país, y entrevistas a productores tanto de esta actividad productiva como de otras, como
también hemos seleccionado otros estudios disponibles, para sugerir algunas hipótesis
de trabajo. Esto puede ser de utilidad no sólo para los empresarios y sus organizaciones,
sino también para los trabajadores y los sindicatos.
157
Capítulo VI La reconversión exportadora
Existe consenso entre los analistas del caso chileno en reconocer la amplitud,
profundidad y dimensiones que adoptó el proceso de reorganización productiva. Se
podrá discutir acerca de los ritmos, los métodos y los costos de las reformas, pero
difícilmente se pueden cuestionar sus resultados. La economía chilena exhibe algunos
rasgos específicos sobre los cuales existe consenso: diversificación y crecimiento
significativo de las exportaciones, una situación fiscal equilibrada, un sistema financiero
dinámico e internacionalizado, un aparato productivo especializado en torno a la
exportación de recursos naturales y, en menor medida, de producto industriales, y un
dinamismo empresarial cuya visibilidad se expresa en proyectos e inversiones en otras
latitudes. Estas dimensiones han sido suficientemente tratadas por los economistas en la
vasta literatura sobre las reformas económicas y sus efectos (Büchi, 1993; Hachette y
Lüders, 1992; Castillo y otros, 1996; Díaz, 1996; Meller, 1995; Rosales, 2000; Larraín-
Vergara, 2000). Está quizás aún, de alguna manera, pendiente el desafío de evaluar el
proceso de transformación productiva desde una perspectiva sociológica.
172
Sobre el primer grupo de estudios, ver en particular Muñoz (1993 y 1995); Hachette y Lüders (1992),
Hachette (2000); Engel y Fischer (2000); en materia de estudios sectoriales, trabajos de mediados y fines
de la década de 1990 sobre el auge exportador son los de Meller y Sáez (1995); Paul y Suárez (1996);
Reinecke (1997); Sholz (1999); y Solano (2000).
173
PROCHILE es una agencia pública que depende del Ministerio de Relaciones Exteriores, opera 50
comités sectoriales de exportadores y promueve las exportaciones chilenas a través de una red
internacional de más de 50 oficinas comerciales y una red nacional de 12 oficinas regionales.
158
a analizar el efecto de la apertura comercial, del estatuto y de los mecanismos de llegada
de la inversión extranjera, de las privatizaciones, y de factores institucionales, de más
lenta maduración en el desarrollo de las principales actividades de exportación. Luego
analizamos la recomposición de la clase empresarial que se produjo al mismo tiempo
que se avanzaba en la privatización de la economía y en la reconversión exportadora.
159
forma privada por los acreedores. En la pasada década, el sector financiero experimentó,
por un lado, un notable crecimiento resultado sobre todo de políticas «agresivas» de
penetración de los bancos, lo que los llevó a aumentar su poder adquisitivo, el número
de sucursales como de empleados del sistema, etc., y por otro lado, enfrentó importantes
cambios, tanto en su entorno como en su propia estructura. Un ejemplo relevante es la
formación de una estructura organizativa bajo la modalidad de «banco matriz con
filiales»174 con que los bancos empezaron a incursionar en negocios que se apartaban
del giro bancario, especialmente en el mercado de capitales. En este último sector, en la
segunda mitad de los 80 y en los 90 las transacciones fueron creciendo en volumen, en
instrumentos y en integración con el resto del mundo.
Sin el acceso al capital que existe actualmente, aunque sea todavía limitado para
la pequeña empresa, habría sido imposible materializar los proyectos de inversión que
acompañaron la reconversión exportadora. Las tasas de interés se mantuvieron a niveles
muy elevados (64,3% en 1976, 56,8% en 1977 y 42,2% en 1979) hasta que, después de
la crisis de 1982-1983, cayeron a niveles normales (11,4% en 1984) como consecuencia
de la llegada de nuevos recursos financieros (inversión extranjera y privatización de la
seguridad social)175. Se desarrollaron nuevos instrumentos de inversión y
financiamiento, con diferentes grados de riesgo y rentabilidad, lo que contribuyó a
elevar en forma significativa la tasa de inversión que se ha mantenido por sobre el 22%
desde 1996 (ver cuadro N° 1, capítulo IV).
Sin embargo, sería erróneo pensar que todo es apertura, competencia y libertad
de emprender. El mercado chileno es un mercado competitivo, pero también altamente
regulado. En el plano de las políticas macroeconómicas juega un papel fundamental el
Banco Central, cuya autonomía respecto del Ministerio de Hacienda data de 1989. En el
sector financiero, la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras, la
Superintendencia de Valores y Seguros y la Superintendencia de AFP velan por el
cumplimiento de la ley y de normas de transparencia y solvencia. Los servicios públicos
están bajo la supervisión de la Superintendencia de Electricidad y Combustibles, la
Superintendencia de Servicios Sanitarios, la Subsecretaría de Telecomunicaciones y la
Comisión Nacional de Energía. En el sector salud, interviene la Superintendencia de
ISAPRES. Además, existe una legislación que organiza aquellos mercados donde hay
explotación de bienes públicos, de bienes colectivos o de recursos no renovables. Es el
caso del transporte urbano, de las plantaciones forestales, del manejo del bosque nativo
y de los recursos pesqueros.
174
Estas filiales son mayoritariamente propiedad del banco, pero legalmente constituyen empresas
separadas sujetas a un marco regulatorio diferente.
175
Las cifras están tomadas de Hachette y Lüders (1992, p. 28 y 29).
160
facilitadoras tales como, avances tecnológicos, salarios bajos y legislación laboral
flexible (Castillo y otros, 1996).
Chile pasó de ser una economía mixta monoexportadora, con un tejido industrial
completo e integrado a una economía de mercado basada principalmente en la
explotación de recursos naturales y en un sector exportador no tradicional. Los grandes
ejes de articulación del nuevo modelo son: la especialización productiva, la
internacionalización del capital y la recomposición del empresariado.
176
Según datos tomados de Meller y Sáez (1995).
177
Esto se representa en que respectivamente cada uno de estos productos exporta según estadísticas
elaboradas por el Banco Central de Chile para el año 2003: el 40,6%; el 5,0%; el 1,5%; y el 2,0% de las
exportaciones totales del país (Banco Central de Chile, 2003).
161
Es importante destacar que la especialización productiva se ha hecho
estimulando los encadenamientos productivos. Contrariamente a lo que ha ocurrido con
el salitre y el cobre, ya no se trata de economías de enclave, puesto que su dinamismo
conlleva el desarrollo de empresas de diversos tamaño y nivel tecnológico, y, sobre
todo, el desarrollo de los servicios ligados a la producción.
178
Según datos de Castillo y otros (1996) para el período 1980-1993.
179
La tasa de crecimiento de la ocupación se ha estimado en un 2,07% para el período 1992-1999 (Sainz
P.-De la Fuente M., 2001).
180
La dimensión «horizontal» apunta a las relaciones entre empresas de (igual o de distinto tamaño) de la
misma rama para poder acceder a economías de escala y bienes públicos, así como para defender
162
menor, las series son más cortas y la competitividad se basa en el precio. Estas
actividades de bienes importados deben reducir costos y mejorar la calidad. Sobre ellos
pesa la incertidumbre del futuro.
163
extranjeras. Grandes empresas transnacionales desarrollan megaproyectos en Chile, y
las empresas locales realizan inversiones principalmente en América Latina. Esto se
refleja en un nuevo perfil de los grupos económicos que sobrepasando los controles
estrictamente familiares, basan su expansión en la especialización técnica y miran al
mercado mundial.
182
Meller y Saéz, 1995, p. 36.
183
Sin embargo, se han hecho críticas al modelo chileno por basarse en la exportación de productos de
valor escaso agregado.
164
En la actualidad, la economía chilena presenta un alto grado de apertura al
mundo ya que, en el año 2002, exportó US$ 18.340 millones de dólares e importó US$
15.287 millones, lo que representa un intercambio de más de US$ 33.500 millones de
dólares (hace una década este intercambio, era un poco menos de la mitad de lo que
representa hoy: US$ 16.000 millones de dólares en 1991)184. El comercio exterior de
bienes y servicios representa dos tercios del Producto Geográfico Bruto (PGB) de Chile
(65%), mientras que las exportaciones representan más del 30% del PGB.
La pregunta que surge es: ¿cómo se logró cambiar los comportamientos y las
estrategias de las empresas?
165
reducir las elevadas tarifas nominales. Posteriormente hubo cambios sucesivos en las
«reglas del juego» (Meller, 1993, p. 11). En ningún momento se anunció que la meta
sería llegar, en un lapso de 6 años, a una tarifa uniforme de 10%. Lo que se hizo fue ir
reduciendo, cada dos años aproximadamente, los aranceles máximos: al 90%, al 60%, al
30% y finalmente al 10%185. Durante los primeros años, los empresarios no supieron lo
que estaba realmente en juego, sino que fueron reaccionando a las rebajas en la medida
en que las circunstancias lo permitían. Según Rolf Lüders, ex ministro de Hacienda del
régimen militar, el que los empresarios no estuvieran conscientes de que los aranceles
iban a bajar y se iban a mantener bajos tuvo un costo muy alto, en términos del tiempo
perdido para la reestructuración de las empresas (Lüders, 1992). Para el Gobierno, la
falta de un calendario fue una manera de reducir la resistencia al cambio.
185
Existen algunos rubros que escapan al arancel uniforme; ellos son el trigo, las oleaginosas y el azúcar,
para los cuales rige una banda de precios. La medida intenta proteger los cultivos anuales de las
fluctuaciones de precios internacionales. El objetivo es evitar que los productores dejen de producir,
debido a cambios muy bruscos que se producen en los precios internacionales, por la protección que
algunos países otorgan a estos productos.
186
Estas declaraciones, como otras que se insertan en esta investigación, fueron recogidas en entrevistas
realizadas por el autor durante el año 2002 y en diciembre y enero del 2003.
166
acompañada de una política de mantención de un elevado tipo de cambio, de una
elevación de las tarifas nominales por sobre el 20%, entre 1983 y 1987, lo que sirvió
para estimular la producción de bienes transables, a la vez que protegió al sector
productivo nacional. El país duplicó sus exportaciones, al tiempo que las importaciones
se reducían en un monto equivalente, debido a la mayor eficiencia de la industria
nacional. Otro indicador del rol de las exportaciones en la economía nacional es el
significativo aumento del número de empresas exportadoras como de los productos
exportados: de un total de 896 empresas, en 1986, se pasa a 4.100, en 1990, a 5.817 en
1995 y a 6.009 en el año 2001 (PROCHILE, 2002), mientras que los productos
aumentan de 1.400 en 1987 a 3.647 y 3.749 en 1995 y en el 2001, respectivamente.
187
La cobertura con este último país es, eso sí, sobre un número limitado de productos.
188
Costa Rica fue el único país que firmó el TLC completo con Chile, incluida la parte de acceso a
mercados (lista de productos), ya que este país había concluido las negociaciones
167
de largas y arduas negociaciones) con Estados Unidos, la Comunidad Económica
Europea y Corea (2002 y 2003). La apertura comercial se expresa en un sistema libre
para las importaciones y exportaciones189. Cualquier individuo o empresa puede realizar
operaciones de comercio internacional. En el pasado, se requería autorización del Banco
Central. La Constitución Política del país prohíbe las restricciones no tarifarias.
Cualquier modificación al sistema arancelario requiere de aprobación legislativa. Existe
un arancel parejo a las importaciones del cual están exentos sólo tres productos: azúcar,
trigo y oleaginosas. Con el objetivo de evitar daños a la producción nacional, derivados
de prácticas de subsidio y dumping que practican otros países, existen medidas
compensatorias que corrigen las distorsiones. Éstas las determina una Comisión
Interministerial que examina los argumentos de los productores y establece la
pertinencia de las medidas compensatorias, en el marco de las disposiciones del GATT.
Algunos productos textiles gozan actualmente de estos correctivos. Hay dos zonas con
ventajas tributarias en los extremos norte y sur del país. En base al principio de
reciprocidad no se aplican restricciones al transporte marítimo.
189
Existe un tipo de cambio formal en el cual participan los bancos comerciales y otros agentes
financieros. Este mercado rige todas las operaciones de comercio exterior. Adicionalmente, hay un
mercado informal cuya tasa difiere entre 1 y 3% respecto del formal.
190
Entre 1974-1983 la producción metalmecánica disminuyó un 44% y la industria textil un 31% (Díaz,
1994, p. 23).
168
los productos manufacturados tradicionales (metalmecánica, plásticos, confecciones,
calzado) y los productos industriales basados en recursos naturales (papel, muebles y
madera, salmón, jugos).
169
REFRIGERATION Co. y SANYO ELECTRONIC Co. Ltd., (Japón), para la
fabricación de refrigeradores non-frost y lavadoras automáticas de carga vertical,
respectivamente, y su capacidad de producción anual para abastecer el mercado interno
se estima en 400.0000 refrigeradores, 230.000 cocinas, 170.000 lavadoras
semiautomáticas, 100.000 lavadoras automáticas y entre 250.000 a 300.000 estufas (a
gas y keroseno).
Frente a este panorama, la industria textil, hizo uso de diferentes prácticas para
sobrevivir frente a la competencia extranjera en el mercado nacional: la disminución de
la integración vertical de las empresas; la externalización de procesos, con bajo grado de
subcontratación; la disminución de la gama de productos fabricados y la ampliación de
la de productos comercializados (ya que las industrias también recurrieron a la
importación para no perder cuotas en el mercado interno); la «terciarización» de las
empresas debido al ensanchamiento de los ámbitos financiero y comercial; y la
introducción de nuevas tecnologías de producto, estimulada por la competencia de las
importaciones. Progresivamente, se introdujeron prácticas neotayloristas de
organización y control del trabajo tales como: la reducción de personal; cambios en los
modelos de contratación; flexibilización en el uso funcional y salarial de la fuerza de
trabajo; cambios en la composición técnica del empleo; y el aumento de la
segmentación interna de los mercados de trabajo (Solano, 2000).
Sin embargo, tal reconversión del sector se atrasó debido a varias razones. En
primer lugar, los empresarios no creyeron realmente que los aranceles iban a reducirse
al 10% y no se adecuaron a tiempo. En segundo lugar, las grandes empresas textiles
tuvieron dificultades financieras y fueron, por lo tanto intervenidas por el Gobierno
durante varios años. En tercer lugar, el parque tecnológico del sector estaba muy
atrasado. Los empresarios textiles reaccionaron tarde frente a la reducción arancelaria.
Algunos lo hicieron disminuyendo los costos de energía y materias primas, otros
optaron por importar los mismos productos que ellos fabricaban como advertimos. De
esta manera aprovechaban sus canales de distribución y su conocimiento del mercado.
Lo hicieron endeudándose en dólares durante el período en que el tipo de cambio estaba
fijo. Esto significó un gran retraso tecnológico y tener que absorber el costo de
capacidades productivas ociosas192. La experiencia de este sector ilustra muy bien hasta
qué punto estrategias empresariales incorrectas pueden agravar los efectos negativos de
un proceso de apertura comercial.
191
Al respecto, ver reportaje de revista Qué pasa a la colonia palestina, Revista Qué Pasa, 25 de
septiembre de 1995.
192
En 1982, entre el 35% y el 45% de las industrias textiles habían quebrado, Winn (1986).
170
La lenta agonía en el sector textil continuó durante toda la década de 1990,
siendo que a finales de ésta, se fueron cerrando la planta de Santiago, las empresas
Comandari, Panal, Caupolicán, Progreso, etc., siendo 1994 el año más «triste» del
sector, ya que cerraron 37 empresas y se despidieron 6.000 trabajadores (Revista Qué
pasa, 1998). Otras fueron cambiando de dueño, como Textil Viña, que hoy forma parte
del grupo Falabella, y Machasa que declarada en quiebra en 1994, hoy es propiedad de
la brasileña Santista, controlada por Sao Paulo Alpargatas (45%), Grupo Bunge (45%) y
Brandesco (10%). También está Bellavista Oveja Tomé, que a principios de 2002
atravesaba una difícil situación financiera, en donde Cristóbal Kaufmann, Miguel Otero
y Gabriel Berczely tomaron la dirección de la compañía y reestructuraron la empresa.
Evaluando las causas de esta nueva crisis, Solano (2000) afirma que estas fueron
similares a las que se presentaron entre los años 1980 y 1982: la apertura unilateral e
indiscriminada del mercado interno a productos provenientes de países subsidiadores;
bajo tipo de cambio, que desincentivaría las exportaciones e incentivaría las
importaciones sustitutivas de producción nacional; y la ineficiencia absoluta en la
aplicación de medidas compensatorias a la competencia desleal externa. Sin embargo,
esta vez este escenario desfavorable estaría acompañado por dos nuevas variables que
no tuvieron gran importancia anteriormente: la significativa importación de ropa usada
(en 1993 llegó a un valor promedio de US$ 1 por kilogramo) que traen mezclada ropa
nueva (parte de ésta se encuentra dirigida al mercado de sectores de nivel socio-
193
Según declaraciones de Fuad Garib, en E. Camacho y C. González (1992), p. 41.
171
económico alto); y al aumento sustantivo de compras externas de vestuario, vía saldos
de temporada, desde Estados Unidos y Europa, especialmente por las grandes tiendas y
sus cadenas (Massu, E., 1998. P. 4). Otro fenómeno de gran importancia en esta fase es
la formación de cadenas productivas en los sectores textil y vestuario, lo que explica la
intensificación de las relaciones de subcontratación en éste. Así, la competencia de las
importaciones contribuyó a la fragmentación productiva como método de
externalización hacia pequeños talleres y trabajo a domicilio (Reinecke, 1997; Solano,
2000).
172
las transferencias financieras al exterior (asistencia técnica, pago de préstamos, etc).
Estos proyectos están autorizados para transferir al exterior, mediante una cuenta
especial en el Banco Central, el equivalente del total de las divisas que generen con sus
exportaciones (Aldunate, 1990).
173
década, este tipo de inversión representó un promedio anual del 6.3% del PGB de Chile,
aumentando a 8.2% entre 1995 y 2000.
194
Adrs son instrumentos representativos de acciones de empresas extranjeras transados en Estados
Unidos.
174
Cuadro N° 6 Inversión extranjera por sector en millones de dólares:
Períodos 1997-1989/1990-1998/1999-2002
Por otro lado, el mecanismo utilizado para el prepago de la deuda externa fue
vivamente criticado por quienes vieron en el capítulo XIX una forma de transferencia
del patrimonio nacional a capitales extranjeros y una mayor presencia de empresas
transnacionales en la economía chilena (Rozas y Marín, 1989). El argumento se basó en
que el sistema de conversión de deuda por activos de empresas no trajo dinero adicional
al país. Se piensa que los mismos inversionistas extranjeros habrían invertido de
cualquier manera, con o sin el descuento que les dio el Gobierno de Chile. Por esta vía,
las empresas transnacionales estaban en mejor pie que los capitales nacionales para
optar a las privatizaciones. En cambio, otros autores han evaluado de manera positiva
que el país haya reducido su deuda, ahorrando en el pago de intereses y ganando
credibilidad para futuros préstamos comerciales. En muchos casos, los bancos
extranjeros acreedores invirtieron en Chile a través del capítulo XIX, justamente como
manera de reducir las pérdidas. También se estima que el sistema chileno de conversión
de deuda creó un clima positivo que atrajo a firmas que no tenían lazos comerciales con
Chile a buscar oportunidades de inversión en el país. Según un estudio de la
International Finance Corporation (IFC), el mecanismo del swap estimuló proyectos en
la industria de exportación donde había interesantes costos competitivos (Kline, 1992).
Desde otro ángulo, el mismo éxito del sistema tuvo efectos negativos pues hizo
remontar el valor de la deuda chilena en el mercado secundario, frente a lo cual los
acreedores decidieron conservar sus deudas, lo que a su vez redundó en un menor
número de operaciones de conversión de deuda.
175
Recordemos algunos de los hitos que ilustran la llegada de capitales extranjeros.
En 1977, la empresa St. Joe Minerals Corporation se acogió al D. L. 600 para explotar
la mina de oro El Indio. En 1982, el Banco de Santander compra el 100% de los activos
del Banco Español-Chile, excluyendo la cartera vencida. Otros bancos de mediana
importancia pasaron a ser controlados por capitales españoles, desplazando a algunos
grupos financieros locales. El grupo financiero Pathfinder Securities realizó en 1985,
una primera inversión en el sector pesquero, de US$ 10 millones, mediante la
conversión de deuda, y luego adquirió la industria maderera MASISA, en 1986, con la
participación financiera del Citibank. El grupo neozelandés Carter Holt Harvey adquiere
parte de la empresa petrolera COPEC, junto al grupo local Angelini; el consorcio
neozelandés Fletcher Challenge compra empresas forestales y fábricas de papel de
periódico vendidas por el grupo Matte; la suiza Nestlé compra empresas
agroalimentarias que pertenecían al grupo McKay, etc.
176
También a mediados de la década, el sector bancario se convirtió en uno de los
principales destinos de la inversión extranjera como resultado de la compra de 51% del
Bancosorno, por parte del Banco Santander de España en alrededor de 500 millones de
dólares, con parte de los cuales el grupo empresarial chileno Saieh adquirió diversas
entidades bancarias en Argentina y Venezuela. La compra del Bancosorno y su
posterior fusión con la filial chilena del Banco Santander no sólo significó crear el
banco más grande del país, desplazando de esa posición al tradicional Banco de Chile,
sino, además, acelerar la fusión de otros dos grandes bancos privados, en cuya
propiedad participan el Banco Central Hispano y el Hong Kong & Shanghai Bank,
asociados con el grupo empresarial local Luksic.
177
marcha el proceso de licitación para construir 12 secciones de la Carretera
Panamericana y otras carreteras costeras, por un monto de 2.000 millones de dólares;
algunos de los proyectos han sido adjudicados a la empresa mexicana Tribasa.
Pero, sin lugar a dudas, el proceso que más efecto tuvo en el cambio de la
estructura patrimonial de la economía chilena fueron las privatizaciones. Chile fue
pionero en esta materia, ya que inició el proceso de privatizaciones en 1975. Sobre la
experiencia chilena existen numerosos estudios en los que se discute y evalúa los
mecanismos utilizados y sus efectos (Hachette y Lüders, 1992; Muñoz, O., -1993 b- y
Hachette, 2000. No se optará en este análisis por el detalle de las medidas que se
adoptaron. Baste señalar las condiciones en que se realizó el traspaso de empresas
estatales al sector privado y su impacto en el tejido empresarial.
178
cuales pueden elegir libremente donde cotizar195. Los fondos acumulados en estas
instituciones a fines de 1998 equivalían al 43,8% del PIB (Acuña e Iglesias, 2000).
La novedad del sistema está en que es administrado por privados y en que existe
una fuerte competencia. En efecto, las AFP compiten por captar fondos de los
asalariados, sobre la base de comisiones y calidad de servicio. La operación de las AFP
es regulada por la Superintendencia de AFP, ya que se han convertido en importantes
inversionistas institucionales. Su rentabilidad fue inicialmente muy alta, pero se ha visto
mermada cuando decae el comportamiento del mercado bursátil. En todo caso, se
destacan tres factores que influyeron en el paulatino aumento de su rentabilidad: la
flexibilización de la regulación de las inversiones, que permitió la apertura de nuevas
oportunidades de inversión y evitó que una concentración excesiva de los fondos en
pocos instrumentos perjudicara la rentabilidad (desde 1996 se las autorizó para que
puedan invertir en el exterior); el apoyo del Estado a las entidades financieras con
posterioridad a la crisis económica de los años 1982 y 1983, que culminó con la
intervención de varias de ellas y permitió evitar pérdidas de importancia para los
tenedores de títulos de deuda de los bancos entre ellos, los fondos de pensiones (en esa
época más del 50% de los fondos estaban invertidos en títulos de deuda bancaria); y el
fuerte crecimiento de la economía entre 1986 y 1997, que se tradujo en una significativa
apreciación del valor de los activos en el país.
195
De las primeras 11 AFP, 9 pertenecían a grupos económicos; las dos AFP más grandes del sistema
pertenecían a dos de los primeros grupos, lo que reflejaba un avanzado proceso de concentración
financiera.
196
El holding (empresa controladora) se ha definido coma la persona jurídica cuya actividad principal es
la tenencia de acciones o participaciones en el capital social de otras personas jurídicas, sobre las cuales
ejerce control.
197
El mecanismo condujo a un nivel anormal de «monetización de activos». Cuando los precios cayeron,
en 1982 como mencionamos, las instituciones financieras acumularon grandes pérdidas, lo que determinó
finalmente la intervención del Gobierno. El colapso del sistema bancario y de algunas de las empresas
privatizadas devolvió su administración a manos del Estado (Hachette y Luders, op. Cit. P. 81).
179
servicios y las de carácter «estratégico». La primera etapa se hizo entre 1984 y 1985 y
afectó a las empresas de llamada «área rara»198, que principalmente la constituían los
bienes del grupo Cruzat-Larraín que estaban a cargo de la Comisión Progresa y los del
grupo Vial, administrados por el Banco de Chile. Entre ellas se contaban: el Banco de
Chile, el Banco de Santiago, el Banco de Concepción, AFP Provida, AFP Santa María,
COPEC, Forestal Arauco, INFORSA, Compañía de Cervecerías Unidas (CCU),
INDUS, Minera Pudahuel y CTI (Hachette y Luders, 1992). Como los inversionistas
chilenos venían saliendo recién de la crisis financiera y estaban, por lo tanto,
descapitalizados, muchos recurrieron a socios extranjeros. El grupo Angelini, se asoció
con el neozelandés Carter-Holt para adquirir COPEC; el grupo Luksic con el alemán
Paulaner en la compra de la CCU.
198
El conjunto de empresas conocidas como «área rara» recibió esta denominación por una combinación
de consideraciones: a) el sector público tenía su control pero sin desear tener la propiedad; b) la
responsabilidad de la administración y enajenación de las empresas particulares fue entregada a otras
instancias diferentes que la creada en la CORFO para efectos de ambas responsabilidades (Comisiones
Progresa y Banco de Chile); y no menos importante; c) la escasez de información disponible sobre el
conjunto de empresas involucradas en esta área, mientras dependieron de las comisiones mencionadas.
199
De hecho, las metas de participación establecidas para el sector privado en las empresas que serían
privatizadas en esta fase fueron modificadas constantemente. La CORFO argumentó al respecto que el
traspaso progresivo permitiría obtener mejores precios para las acciones traspasadas. Sin embargo,
Hachette y Lüders (1992) no encontraron base empírica para sostener este argumento. Pero sí, esas
modificaciones crearon un problema de credibilidad.
180
privatizaciones de los años 70 estuvo como advertimos en los compradores. Pequeños
accionistas pudieron acceder a la propiedad del Banco de Chile y del Banco de Santiago
y de las AFP Santa María y Provida mediante los mecanismos del mencionado
«capitalismo popular»200; los grupos nacionales que sobrevivieron se reforzaron
mediante la adquisición de bancos y grandes empresas, a menudo con aportes de socios
extranjeros; los inversionistas extranjeros adquirieron AFP, compañías de seguros y
empresas productivas.
Por otro lado, las AFP desempeñaron un rol importante en esta etapa al
permíteseles comprar acciones de las empresas en procesos de privatización. El
Gobierno estableció una Comisión Clarificadora de Riesgos de estas y otras inversiones
con normas conservadoras, mientras se regulaba a los fondos de pensiones para limitar
el riesgo de sus carteras de inversión.
Por último, una tercera etapa (desde 1990) se puede caracterizar por un
«estancamiento» en las formas tradicionales de privatización y la aparición de nuevas
formas de llevarlas a cabo. Por estas razones, los objetivos no han sido tan precisos y
claros. Algunos personeros de los gobiernos concertacionistas han subrayado la
conveniencia de liberar al Estado de su rol productivo y concentrar sus inversiones
prioritariamente en los sectores sociales. Sin embargo, otros han descartado la
privatización de empresas como CODELCO y/o las empresas públicas rentables. El
objetivo que afloró con más claridad sobretodo en la década pasada fue la necesidad de
financiamiento para las empresas sanitarias, que lo requerían para sus programas de
inversión.
181
inició el proceso de concesión de sitios en los puertos de Valparaíso, San Antonio y San
Vicente, que fueron adjudicados a consorcios de capitales chilenos y extranjeros.
Además, un consorcio formado por Aguas de Barcelona (50%) y Suez Lyonnaise des
Eaux (50%) adquirió el 42% de las acciones de la Empresa Metropolitana de Obras
Sanitarias (EMOS) en 960 millones de dólares (1999). Otros consorcios extranjeros
adquirieron la Empresa de Obras Sanitarias de la Región de Valparaíso (ESVAL) y se
transfirió la concesión, y los servicios sanitarios de la Empresa de Servicios Sanitarios
de Los Lagos (ESSAL) en 138 y 94 millones de dólares, respectivamente. Dentro de las
concesiones viales, y desde 1999 se presentó movimiento en las licitaciones promovidas
por el Ministerio de Obras Públicas, adjudicándose el tramo Santiago-Talca de la ruta 5
a la empresa Cintra Concesiones, de España, la que se comprometió a realizar una
inversión de 750 millones de dólares. Dicha compañía también se adjudicó la concesión
del Aeropuerto Cerro Moreno, en Antofagasta, con una inversión de 2 millones de
dólares. Por último, capitales extranjeros participaron en la privatización de EDELNOR
(Southern Electric-USA) y en Colbún-Machicura (Tracbetel-Bélgica).
182
autores como Hachette piensan que no se ha podido avanzar, lo que también para el
mismo tiene altos costos para el bienestar de la nación (Hachette, 2000).
Con todo, la evidencia entregada por diversos autores muestra que en algunos
sectores la empresa privada ha sido más eficiente que la empresa pública, y ello como
señalan varios economistas en situaciones de mercados imperfectos (Lüders, 2000), se
ha producido por la existencia de un marco regulador eficiente y efectivo. Ello no
implica que la empresa pública no pueda ser eficiente, ni tampoco puede decirse que el
manejo de las empresas públicas haya sido en general ineficiente en Chile,
especialmente a la luz de las comparaciones internacionales. En lo particular, el análisis
acucioso de varios casos chilenos (CHILGENER, ENERSIS, CTC, Celulosa Arauco,
CAP, ENDESA y Banco de Chile) y de casos de otros países sugieren, entre otras
conclusiones (Gala et al., 1994; Hachette y Lüders, 1992; Hachette, 2000), que: 1) la
privatización ha resultado ventajosa para el país; 2) los beneficios netos de la
privatización, acompañada de la regulación efectiva, pueden compensar un poco más
los beneficios netos de reformar y regular la empresa pública; 3) la participación
extranjera puede ser beneficiosa para el país en la medida en que exista una regulación
efectiva (y ausencia de subsidios); 4) la privatización incita a la maximización de
utilidades; y 5) el origen de las ganancias de la privatización viene de la inversión, del
aumento en la productividad, y de la diversificación del producto y de precios más
idóneos.
183
de información privilegiada por parte de aquéllos, y también de transferencia subsidiada
de la propiedad pública a intereses privados. Hachette y Lüders (1992), si bien
encuentran evidencia de subsidio en la venta de algunas empresas, no descartan que éste
último sea simplemente la consecuencia de la selección de supuestos utilizados para
estimar el precio de mercado de la empresa en el momento de la venta, y no una política
deliberada para ayudar a los «amigos del régimen». Además, los mismos autores
demuestran que de haber “…subsidios, salieron más favorecidos los trabajadores de las
empresas que sus capitalistas…”201. Estas observaciones fueron profundamente
arraigadas en la mente de los críticos de las privatizaciones hechas antes de 1990, lo que
se tradujo en que muchas de las autoridades económicas de los gobiernos democráticos
post-1989 las hayan considerado, y hayan influido en el cuidado que se puso para la
realización de las privatizaciones posteriores (aunque estas últimas tampoco han estado
exentas de críticas por «falta de transparencia»: por ejemplo, el caso de EDELNOR).
Por último, desde un punto de vista crítico merece comentar algunos aspectos
del desarrollo de todo el proceso que nos parecen igualmente relevantes:
b) Merece también reparo vender una empresa pública nacional a otra pública
extranjera. Ello ciertamente no ocurrió en las privatizaciones de los ochenta, pero sí
201
El desarrollo del «capitalismo popular» en Chile, relacionado con la venta de algunos bancos y de
algunas Administradoras de Fondos de Pensiones vinculadas, sí estuvo acompañado de algún subsidio (o
bien de carácter crediticio o tributario o ambos). También este aspecto ha sido criticado por regresivo.
184
posteriormente (Iberia, Telefónica Española y Endesa España). Parece una
incongruencia. Se privatiza para evitar los problemas típicos de la empresa pública, y
ellos sino son idénticos, sí similares en cualquier parte del mundo202.
1. Gran minería
185
propiedad de las empresas, el que culmina con la nacionalización de las mismas en
1971. A raíz de ello, las relaciones entre las compañías mineras internacionales y el
Gobierno de Chile, fueron hostiles. Según Meller, la nacionalización produjo una
expansión significativa en el nivel de producción, superando el 4% anual. Con ello la
participación chilena en las exportaciones mundiales de cobre aumentó del 14%, en los
años 60, a más del 20%, en la década de los 80 (Meller, 1996).
203
Figuraban como socios la Broken Hill, Mitsubichi y Río Tinto Zinc Corp.
204
En enero de 1994, el hasta entonces operador estrella de Codelco en los mercados de futuros, Juan
Pablo Dávila confesó a sus superiores las pérdidas millonarias -sin precisar los montos- que habían
generado sus operaciones especulativas en cobre y oro. Tras las primeras declaraciones oficiales, que
apuntaban a pérdidas por US$ 140 millones, la cifra fue creciendo y creciendo hasta llegar finalmente a
los US$ 207 millones. Al interior de Codelco, en tanto, el terremoto fue fenomenal. Sólo bastaron unos
días para que, asumiendo la responsabilidad política, el presidente ejecutivo, Alejandro Noemí Callejas,
186
sostienen que ello permitía aumentar la productividad y realizar nuevas inversiones. El
tema es políticamente sensible por el peso que tienen los aportes de CODELCO al
Fisco, las divisiones al interior del seno de la Concertación como por la fuerza de los
sindicatos.
2. Madera y celulosa
renunciara ante Patricio Aylwin. Asimismo, salieron de la empresa -se les pidió la renuncia- toda la línea
de mando de Dávila: Gonzalo Trivelli, vicepresidente de ventas y sobrino del mandatario; Carlos
Derpsch, subgerente de ventas; y Owen Guerrini, gerente de ventas, con sus respectivas indemnizaciones.
Después vinieron las amenazas de acusaciones constitucionales por parte de la oposición -que después
fueron rechazadas en la Cámara, en contra de Foxley y el entonces ministro de Minería, Alejandro Hales,
por su participación en el directorio de la minera y sus eventuales responsabilidades políticas; una
Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados y diversas polémicas de eventuales «conspiraciones»
con las altas esferas del poder -incluida la de triangulación de dineros para financiar campañas políticas-,
que nunca fueron probadas (Revista Qué Pasa, 9 de enero del 2004).
205
También han existido ventajas comparativas para la explotación del bosque nativo. Existen dudas
sobre si este último tipo de producción, aunque se vuelva a plantar especies exóticas, produce o no
externalidades ambientales (Gómez-Lobo, 1992 y Scholz, 1998).
206
En Chile el crecimiento del pino radiata es de 20-25 metros cúbicos por hectárea al año, en cambio en
Suecia es de 4-5 metros cúbicos y en Estados Unidos, de 7 metros cúbicos (Stumpo, 1995).
187
extranjero que esté considerado establecerse en Chile no estudie el sector forestal...”
(Rossi, p. 109). En la actualidad, las exportaciones basadas en la explotación y manejo
de los recursos forestales representan el sector emergente más importante de las
llamadas exportaciones no tradicionales, con valores que superan los dos millones
dólares.
188
desarrollo de la industria forestal. Esta decisión estratégica justificó su participación en
el capital del grupo COPEC, no tanto por su actividad petrolera, sino por los bienes que
poseía la empresa en el sector forestal, Celulosa Arauco y Constitución, dos de las tres
principales plantas de celulosa del país. Carter invirtió inicialmente US$ 200 millones,
vía conversión de deuda, para modernizar la pulpa y mejorar la calidad del producto y el
impacto ambiental de las plantas (Kline, op. cit., p. 96). Luego desarrolló, entre otros
proyectos, una nueva línea de producción en la planta de Arauco. A mediados de la
década de 1990, ésta poseía 470.000 hectáreas de plantaciones forestales y 736.578
hectáreas de suelos forestales. Es más, en diciembre de 1996, Celulosa Arauco
concentraba, aproximadamente, la tercera parte de la masa boscosa en el territorio
nacional, valorando sus plantaciones y bosques en unos US$ 1.440 millones (Pizarro,
2000).
189
control biológico y enfermedades para la agricultura; como por último la pérdida de
bosque que provoca cambios climáticos).
207
Aunque no faltaron los intentos frustrados. El primero de ellos fue realizado, en el siglo XIX, por uno
de los pioneros de la minería, Tomás Urmeneta. Hubo varias tentativas de introducir el salmón a través
del sistema ranching y el cultivo abierto, sin resultados.
208
Fueron desarrollados tres proyectos: salmones, carne en caja y automatización de procesos
industriales.
190
se utilizó la harina y el aceite de pescado, productos de bajo costo existentes en
abundancia, para la alimentación de los peces. Después de sortear varios problemas
relacionados con la producción en gran escala (control de enfermedades, selección de
especies, etc.) el proyecto piloto se amplió a la producción de ovas de salmón y al
cultivo comercial del salmón en jaulas. Había nacido Salmones Antártica. En 1988,
cuando el flujo de fondos ya era positivo, fue vendida, en US$ 21 millones, a la Nipon
Suisan, una de las principales compañías japonesas de elaboración de pescados y
mariscos (Huus, op. cit., p. 116). Asimismo, se instalaron empresas del mismo Japón y
de Noruega, el más grande productor mundial de salmón.
El impacto del proyecto fue muy rápido. Entre 1983 y 1985 se iniciaron 24
nuevas pisciculturas. La capacidad tecnológica de la Fundación permitió proporcionar
asistencia técnica a más de la mitad de estos proyectos, tanto en la puesta en marcha de
los aspectos técnicos y financieros de las empresas como en materia de diseño y
construcción de fábricas de alimentos, plantas envasadoras, control y prevención de
enfermedades, normas de calidad. De esta forma, el «efecto de demostración» de una
experiencia exitosa y la experiencia recogida en las asesorías técnicas aportaron los
antecedentes técnicos y comerciales que le dieron el impulso a la salmonicultura. Así, a
mediados de la década de 1990, había más de 120 empresas dedicadas al cultivo del
salmón y la trucha (Achurra, 1995). También en menos de 10 años Chile pasó a ser, en
1993, el segundo productor de salmón, con 60.700 toneladas, detrás de Noruega con
170.000 toneladas, manteniéndose en este lugar durante toda la década y la presente en
la que exporta más de 500.000 toneladas lo que lo acerca rápidamente a la producción
del referido país (Asociación de Productores de Salmón y Trucha, 2003)209.
209
En alrededor de veinte años de desarrollo, la industria del salmón logró posicionarse como el cuarto
sector exportador del país, generando 30.000 puestos de trabajo directos en centros de cultivo y plantas de
proceso, y otros 15.000 empleos indirectos a través de diferentes rubros proveedores. Sólo en la X
Región, la industria salmonera ha realizado inversiones del orden de los US$ 1.700 millones en la última
década.
191
Chile y las universidades, el control de enfermedades de las ovas que hace el Servicio
Nacional de Pesca, el control de mareas rojas y la mantención del equilibrio natural de
las cadenas alimentarias en las zonas productoras (Achurra, 1995)
4. La fruticultura
Las exportaciones crecieron al 9% durante los años 1960, una tasa interesante;
pero el desarrollo de la fruticultura alcanzó un nivel mucho más alto después de 1974,
192
cuando se realizó un conjunto de reformas económicas de largo alcance, y gracias al
aumento de la demanda mundial de fruta que incrementó la rentabilidad de la
fruticultura chilena (CEPAL, 1991; Jarvis, 1992). La superficie plantada con fruta
aumentó de alrededor de 66.000 hectáreas, en 1974, a 178.000 has., en 1992, y a
212.000 hectáreas en el 2002, generando un incremento de la producción, de 500.000
toneladas a 2,3 millones y a 3,4 millones de toneladas en el mismo período210. Las
exportaciones crecieron a una tasa cercana al 34% anual, pasando de 60.000 toneladas,
en 1974, a 1,2 millones, en 1992, y a 2,0 millones de toneladas en el año 2002. En
términos monetarios las exportaciones de fruta fresca aumentaron, de cerca de US$ 50
millones, a US$ 980 millones, y a 1.400 millones, en el mismo período (ver cuadro N°
7). Y esto a pesar de tres fuertes remezones previos: la crisis financiera de 1982, el
boicot por cianuro realizado en el puerto de Filadelfia en 1989, y la baja de precios
como la imposición de cuotas físicas en el principal mercado importador de manzanas
chilenas, la Unión Europea, entre 1992-1993, a raíz de los cuales quiebran algunas
exportadoras nacionales y se consolidan los grandes traders transnacionales. Con todo,
las exportaciones de fruta representan el componente fundamental de las exportaciones
agrícolas. Más aún el importante papel de las exportaciones agrícolas en el total de las
exportaciones (8,3 % en el 2000) implica que por ejemplo, en este mismo año un 7,1 %
de las ganancias por exportaciones se debieron a la fruta. Además, Chile es actualmente
líder en exportación de fruta fresca en el mercado mundial –ocupando destacados
lugares en la exportación de uva de mesa (2°), peras (2°), kiwis (3°), manzanas (4°) y
duraznos (5°)– y es el principal exportador de fruta fresca del Hemisferio Sur
representando un 48,5% de éstas (Fimaule, 2004).
210
Estos antecedentes estadísticos están tomados de Jarvis (1993) y ODEPA (2003).
193
Cuadro N°7 Exportaciones de fruta fresca chilena 1974-2002 (valor en US$ millones)
1600
1400
1200
1000
US$ millones
800
600
400
200
0
74
75
76
77
78
79
80
81
82
83
84
85
86
87
88
89
90
91
92
93
94
95
96
97
98
99
00
01
02
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
20
20
20
Años
194
pestes u otras enfermedades. Los puertos chilenos están localizados cerca de las áreas de
mayor crecimiento (San Antonio y Valparaíso), lo que posibilita un transporte más
rápido y de menor costo. A esto se agrega que, en los últimos 25 años, ha existido otra
ventaja comparativa: la disponibilidad y bajos salarios de la mano de obra agrícola211.
211
A principios de la década de los 90, la mano de obra costaba 100 en Chile, en Argentina costaba 163 y
en Nueva Zelanda 500, según Fundación Chile (1993).
212
Tradicionalmente esta región, ha sido el núcleo agrícola de Chile, la que se ha expandido desde
tiempos coloniales aprovechando las excelentes condiciones de clima mediterráneo, de los suelos fértiles,
de los recursos de agua y de la gran concentración demográfica. Al respecto ver, Sagrado, R. y Gutiérrez,
F.,1998.
195
empresarios de otros horizontes (profesionales, comerciantes, industriales, etc). Junto
con abrirse nuevos mercados de destino, se amplió la variedad de productos, precios y
calidades. Pero el mayor impacto fue producido por la llegada de las empresas
transnacionales, la elevación del nivel de endeudamiento financiero y la transferencia
tecnológica que resultó de la fuerte competencia por captar la fruta. Dos de las
principales comerciantes nacionales debieron abandonar la actividad (SAFCO y Pruzzo
y Cía.) y entraron las transnacionales que operaban como recibidores de la fruta chilena:
la americana Dole, UNIFRUTTI, perteneciente a una familia italiana, la UTC, de
capitales árabes y la Chiquita Brands.
Por último, desde un punto de vista del tipo de encadenamientos productivos que
se han generado en el sector, cabe reafirmar que en la mayoría de los casos, las
empresas exportadoras compran las frutas de los productores y juegan un papel decisivo
para los establecimientos pequeños y medianos que participan en la cadena
(cooperación técnica, abastecimiento con semillas y productos químicos y anticipos en
dinero), quienes logran así niveles de productividad que no alcanzarían por sí solos. Por
otro lado, el grado de dependencia que tiene el productor del exportador es muy alto, ya
que no maneja suficiente información sobre las ventas en el país de destino.
Así también, varias fases de producción de frutas son intensivas en mano de obra
(cosecha, embalaje). El auge del sector dio lugar a un nuevo grupo de trabajadores como
196
advertimos, contratados solamente durante algunos meses del año: los temporeros213.
Este trabajo en el sector frutícola tiene aspectos positivos y negativos. Los positivos
consisten en la creación de una nueva fuente de ingresos para la población rural; los
sueldos no son muy altos, pero pueden competir con los obreros urbanos y, en
promedio, resultan levemente superiores a la de los trabajadores permanentes en las
mismas empresas frutícolas. Algunos de los aspectos negativos radican en las
deficientes condiciones de trabajo, en el frecuente contacto incontrolado con productos
químicos altamente tóxicos, y en la inestabilidad laboral; aunque los temporeros de las
empresas grandes (más de 100 has.) tienen en su mayoría contratos de trabajo (alrededor
del 70% contra menos del 15% en empresas de menos de 10 has.), estos contratos son a
plazo fijo o «hasta terminación de faena» (Venegas, 1993; Medel y Riquelme, 2001).
213
Si bien los temporeros en su modalidad actual son un fenómeno reciente, el trabajo agrícola asalariado
y temporal existía ya en el siglo XIX.
197
Capítulo VII
Cambios En la Estructura Empresarial:
Grupos Económicos Emergentes
Y Nuevos Empresarios
Para apreciar mejor la amplitud de los cambios ocurridos en la estructura
empresarial y la fuerza con que emergen nuevos sectores empresariales conviene
recordar lo que fueron las profundas mutaciones ocurridas con anterioridad.
198
internacionalización de la economía (inversión extranjera en Chile e inserción de
empresas chilenas en el exterior).
I. Estratificación y polarización
217
Datos tomados de empresa consultora Inversiones y Gestión (I&G), por encargo del Comité de
Fomento de la MIPE, del Gobierno de Chile (2001).
218
La clasificación por tamaño se hizo en base al valor de las ventas anuales en unidades de fomento
(UF). Para el período 1990-1993, la clasificación era: grande era la que vendía más de UF 50.000,
mediana entre UF 25.001 y UF 50.000, pequeña, de UF 2.401 a UF 25.000 y microempresa, por debajo
de UF 2.400. A partir de 1994, el límite de ventas para la definición de medianas empresas se aumentó a
100.000 UF (alrededor de tres millones de dólares, y por lo tanto la de gran también se aumentó por sobre
ese límite). Ese es el criterio actualmente utilizado por el Ministerio de Economía. Por otro lado, una UF
era equivalente a 23.5 dólares al 30 de diciembre del 2002.
199
Cuadro N° 8
Evolución del número de empresas según tamaño 1990-2001
Micro Pequeña Mediana Grande Total
Años Número % Número % Número % Número % Número %
1990* 364.110 85.4 52.473 12.3 4.598 1,1 5.160 1,2 426.341 100
1991* 327.311 84.0 59.429 13.4 5.327 1,2 6.087 1,4 443.154 100
1992* 387.016 83.2 65.611 14.1 5.797 1,2 6.838 1,5 465.262 100
1993* 400.529 82.8 69.489 14.4 6.087 1,3 7.314 1,5 483.479 100
1994** 435.852 81,91 80.099 15,05 11.217 2,11 4.950 0,93 532.118 100
1995** 451.652 81,53 84.953 15,33 12.005 2,17 5.389 0,97 553.999 100
1996** 474.778 81,59 88.776 15,26 12.621 2,17 5.726 0,98 581.901 100
1997** 474.604 81,04 91.452 15,62 13.345 2,28 6.225 1,06 585.626 100
1998** 511.045 81,48 96.322 15,36 13.590 2,17 6.271 1,00 627.228 100
1999** 520.544 82,57 91.286 14,48 12.792 2,03 5.836 0,93 630.458 100
2000** 533.479 82,51 93.842 14,51 13.159 2,04 6.065 0,94 646.545 100
2001** 535.537 82,08 96.842 14,84 13.597 2,08 6.469 0,99 652.445 100
Cuadro N°9
Valor de las exportaciones según tamaño de empresa
200
La polarización se da también respecto de niveles tecnológicos, productividad,
calificación laboral y métodos de gestión. Según Román (1991), la situación de atraso
se debe a que no ha superado las exigencias de la segunda etapa de la reestructuración
industrial. En efecto, pasada una etapa «fácil», en la que se agotó la racionalización y la
reducción de los costos de trabajo, viene la etapa «difícil» que impone nuevos
contenidos y exigencias de modernización. Para la pequeña industria, cuyas ventajas
comparativas se basan en los menores costos del factor trabajo, su integración a los
mercados externos presenta muchas dificultades. Así, el mercado interno continúa
siendo especialmente para las micro y pequeñas como también para las medianas
empresas, el principal y quizás el único destino para sus ventas.
219
El argumento de que el empresariado nacional es actualmente un actor diferente de lo que fue en el
pasado, puede ser tratado en varios niveles: desde el punto de vista de su lugar en la estructura social, de
su composición interna, de sus orígenes como grupo, del comportamiento individual, del rol que asumen
las organizaciones gremiales o bien de sus manifestaciones ideológicas. Para efectos de clarificar algunos
aspectos del proceso de configuración del empresariado en tanto «actor socia»l como uno de los objetos
de estudio de nuestra investigación (con especial énfasis en las transformaciones ocurridas en el período
1973-2003) es necesario primero precisar a que nos referimos cuando hablamos del empresario en tanto
actor social. El tema se ha pensado a lo menos en tres niveles: a) el empresario en tanto individuo (el
dueño de una empresa); b) los grupos económicos (organización económica destinada a dirigir
centralizadamente a un conjunto de empresas de diferentes sectores, las cuales tendrían en común la
propiedad y la administración, y donde los propietarios cumplen también roles ejecutivos) (Sanfuentes,
1984); y c) los gremios o asociaciones de empresarios (entidades de representación corporativa de
carácter nacional, regional o sectorial). A su vez, los empresarios cuentan en general, de por lo menos tres
formas distintas de influencia, organización y acción (además de una cuarta, que sería la instancia
político-partidista). En primer lugar, la empresa misma, que por sí sola representa un poder único y
centralizado, frente a sus empleados y –dependiendo de una serie de características- también frente a
determinadas instancias del Estado y de la sociedad. En segundo lugar, los grupos económicos, o la
cooperación entre las distintas empresas y los empresarios (por ejemplo, agrupamientos de los “grandes”
de una misma actividad). En tercer lugar, las asociaciones empresariales, que en cierta medida se
corresponden con los sindicatos de los trabajadores. En esta parte de la investigación se intentan discutir
principalmente los cambios ocurridos en la configuración de los empresarios, siendo el nivel básico de
análisis el empresario en tanto individuo.
201
Los grupos económicos constituyen sin duda el estrato visible y al cual se han
dedicado una gran cantidad de estudios y reportajes, cuyas conclusiones resumimos en
el apartado siguiente. A su vez, el pequeño empresario es numeroso en cantidad, pero
con menor poder económico. Es la clase media independiente del comercio, transportes
y servicios. Se trata de un segmento que fue afectado por el modelo neoliberal en sus
primeros años de aplicación, vacilante respecto al rol del Estado y que no dio muestras
de una gran dinamismo, pues estuvo por muchos años limitado por el tamaño del
mercado interno. Sus actividades están experimentando mutaciones importantes, en la
medida que mantiene una alta tasa de crecimiento, que aumenta el poder de compra y
que se expande en el mercado interno (Comité de Fomento de la Pequeña y Mediana
empresa, 2003). La presión hacia una mayor empresarización de este sector se da
mientras se acentúa la tendencia a descentralizar partes del proceso productivo y se
desarrollan varias formas de subcontratación.
220
Dentro de las relaciones verticales entre empresas y como anticipamos, la subcontratación juega
un papel clave. Es necesario hacer la distinción entre la subcontratación de la producción de bienes o
de prestación de servicios, por un lado, y la subcontratación de trabajo, por otro. En el primer caso, la
empresa subcontratista lleva a cabo una determinada tarea con sus propios recursos humanos,
materiales y financieros, mientras que en el segundo caso, el objetivo único o predominante de la
relación contractual es el suministro de mano de obra (y no de bienes ni de servicios). En la práctica,
evidentemente, puede haber casos intermedios o límites. Otra distinción importante es aquella entre la
subcontratación interna y la subcontratación externa, según que el trabajo se lleve a cabo (o que los
servicios se presten) en las instalaciones de la empresa usuaria o en el exterior (OIT, 1995, p. 6-8). El
aumento de competitividad que se puede lograr con subcontrataciones corresponde a distintos
mecanismos: a) la subcontratación puede significar la externalización de costos y riesgos desde una
empresa más grande hacia empresas más chicas o menos formales, donde los sueldos son más bajos,
las condiciones de trabajo más precarias y los sindicatos más débiles. En el caso de la subcontratación
de tareas, la empresa mandante se desliga de los deberes que emanan del contrato de trabajo, aunque
los trabajadores se desempeñen bajo su supervisión. Esta táctica en sí no significa ningún aumento de
productividad “real”; b) este primer mecanismo en general se combina con otro, que consiste en la
optimización de la cantidad de los insumos utilizados, especialmente de la mano de obra. La mano de
obra subcontratada se paga solamente cuando realmente se necesita, lo que permite una reducción de
los tiempos muertos. Ello generalmente conlleva una menor estabilidad en el empleo; y c) el tercer
mecanismo consiste en la especialización de las empresas y personas que trabajan como
subcontratistas, permitiendo la optimización de la tecnología y los procesos utilizados. La
especialización significa entonces un verdadero aumento en la productividad. Por otro lado, durante la
época de la industrialización sustitutiva de importaciones, las grandes empresas chilenas se
caracterizaban por su alto grado de integración vertical y su bajo grado de especialización. El trabajo a
domicilio en la industria manufacturera existía (sobretodo en el rubro de la confección) pero no hay
estimaciones precisas sobre su importancia relativa en esa época. La legislación laboral preveía una
regulación detallada de las condiciones de trabajo a ese nivel (Olate, 1955), aunque, como lo indican
los estudios disponibles (Treuer, 1950; Rivera, 1956) sobre las condiciones de trabajo a domicilio, su
aplicación fuera débil.
202
Por último, el grupo de los empresarios orientados a la exportación (de
mercado), es el que surge con el modelo neoliberal. Está compuesto por una nueva
generación de empresarios ligados a las actividades modernas y al mercado mundial. No
tiene representación política propia y es fiel partidario de la desregulación y la apertura.
Se trata de un grupo social que crece en los últimos 20 a 25 años que se destaca porque
supo aprovechar las oportunidades que ofrece el mercado, con creatividad y con
capacidad de emprender. En esta medida este segmento es el que debiera reflejar la
«novedad» de la modernización de la economía chilena. En el desarrollo de este
capítulo se privilegiara en el análisis, en forma particular, a este segmento al que hemos
denominado «los nuevos empresarios».
¿Por qué se forman los grupos? Al respecto existen distintos enfoques que van
desde la visión estructuralista que los relaciona con las estrategias de la riqueza y del
poder, hasta las teorías de la eficiencia, que los sitúan, en el contexto de países en
desarrollo, como respuestas racionales frente al riesgo, la incertidumbre y la falta de
mercados financieros. El hecho es que existen como estructuras centralizadas que
persiguen la maximización de la rentabilidad de un conjunto de empresas y aprovechan
las ventajas de la integración financiera, la diversificación del riesgo y las economías de
escala221.
221
Siguiendo la hipótesis de que los grupos cambiarían su forma y operación a medida que un país se
desarrolla (Paredes y Sánchez, 1996), se puede describir siguiendo a Leff (1978) lo que caracterizaría a
los grupos. Estos rasgos son: 1) conglomeración productiva; 2) pequeña separación de la propiedad y el
203
El tema de los grupos presenta una gran dificultad para ser presentado en forma
precisa. En general se habla de «grupo» sin distinguir si se trata de grupos patrimoniales
o de grandes empresas que realizan inversiones en actividades relacionadas y las
manejan con un criterio de conjunto. La poca formalización teórica acerca de lo que
constituye o no un grupo y la variedad de disciplinas que se interesan en ellos, dificultan
la acumulación de conocimiento al respecto. La complejidad de su estructura
organizativa, la falta de información sobre el contenido y alcance de sus estrategias
contribuyen a mantener una cierta opacidad sobre la forma en que operan los
conglomerados.
Con todo, siendo la unidad de análisis de los estudios, los grupos económicos, se
concentran buena parte de ellos, en analizar cual ha sido el origen del capital. Es en este
nivel que se dedican a discutir la conformación y evolución del empresariado como
actor político y económico, siendo quizá esa misma nueva estructura, el nivel donde se
reflejan mejor los efectos de la implantación de una economía de mercado abierta a la
competencia internacional y con menor participación directa del Estado.
En Chile, el tema se abrió hace varias décadas con el estudio de Lagos (Lagos,
1962), cuyo principal mérito fue identificar y delimitar con claridad un conjunto de once
grupos vinculados, en su mayoría, a un banco. El tema vuelve a ser tratado con un
enfoque similar por Garretón y Cisternas (1970), Dahse (1979), Sanfuentes (1984),
Rozas y Marín (1989), Sánchez y Paredes (1996), y por último, Fuentes (1997), y Fazio
(1997). A partir de este conjunto de estudios descriptivos se puede reconstruir, a grosso
modo, cada diez años, la lista de grupos existentes en el país y su evolución. La
información que se sintetiza en este sub-capítulo resulta de haber cotejado los puntos de
consenso que hay estos estudios.222
control; y 3) integración al sector financiero. Estas tres características debieran ir desapareciendo con el
desarrollo: debiera haber más concentración en las áreas de especialización y menos diversificación al
caer las economías de ámbito (o economías de aglomeración); debiera haber más separación entre
propiedad y control; y debiera haber menor integración al sector financiero. Paredes y Sánchez (1996)
examinan si en el proceso de desarrollo chileno de la década de 1990 se han producido estos fenómenos
que demostrarían, precisamente, que el origen de los grupos habría estado en proveer de instituciones
internas que no se daban en el mercado y que por lo tanto significaban un aumento de la eficiencia y de la
productividad de la economía. Encuentran evidencia de que es así, que hay más concentración en las
áreas de especialización y menos diversificación; más separación entre propiedad y control, y menos
integración al sector financiero. Esto confirma la teoría de la eficiencia de los grupos y se opone a la
teoría del desarrollo de los grupos como fuente de monopolio. Éstas son dos hipótesis contradictorias que
tienen predicciones empíricas bien diferentes y por lo tanto son fáciles de testear si se cuenta con las
bases de datos adecuadas (lamentablemente esto no suele ocurrir). Por ejemplo, la teoría del monopolio
sugiere que los mismos grupos debieran ir consolidándose a través del tiempo. La teoría de la eficiencia
diría que los grupos compiten entre sí y que si se consolidan es porque son más eficientes. Si compiten,
entonces los grupos no se perpetúan a través del tiempo, y se debiera observar el surgimiento y
desaparición de estas organizaciones a través del tiempo. También habría que señalar que las empresas de
los grupos tienen mejor desempeño que las empresas de fuera en los mismos sectores. Esto es importante
porque si fuera cierta la tesis del poder monopólico o de la colusión, todas las empresas del sector
debieran tener ganancias altas. Si unas tienen más ganancia que otras debe ser porque tienen una ventaja
competitiva. Sólo si hay una eficiencia superior es que se perpetuarán las empresas del grupo, en medio
de la competencia.
222
No disponemos de fuentes propias, por lo que todo error u omisión proviene de las fuentes citadas.
204
completamente los grupos que existieron en el modelo de desarrollo sustitutivo, ni con
ellos la concentración del poder económico. Por el contrario, tanto en la industria como
en la producción de commodities, la presencia de los grandes conglomerados es muy
fuerte. Pero el número de grupos, su configuración patrimonial y su modo de operar son
muy diferentes a los de la década de 1960.
205
Cuadro N° 10 Evolución de los grupos económicos 1960-2000
Sumar Sumar
Fuentes: (a) Lagos (1962), (b) Garretón y Cisternas (1970), (c) Dahse (1979), (d) Rozas
y Marín (1989), Sánchez y Paredes (1996) y Fuentes (1997), (e) Invertía (2004).
206
citar el Banco Edwards, creado en 1851, y estrechamente vinculado a la historia
económica y política del país hasta la década de los 70 del siglo XX. Por otro lado,
algunas grandes empresas, controladas por una familia, adquirieron un banco para
extender su influencia223. Documentada es la expansión del grupo Matte a través del
Banco Sudamericano y, posteriormente, del Banco Industrial de Comercio Exterior.
Con todo, la fisonomía más reciente de los grupos no se configura sino a raíz de
la llegada del capital transnacional y de las privatizaciones. Se ha analizado la forma en
que los capitales externos participaron en la reconversión exportadora. Después de la
crisis de 1982-83, y después de la intervención y/o liquidación de activos de los grupos
en dificultad, cambia la composición de los grandes conglomerados225. Las empresas
multinacionales, que tenían alguna presencia en Chile, y los nuevos capitalistas
extranjeros, se asocian con los grupos locales que sobrevivieron a la crisis, para
223
Los Yarur-Banna crean el Banco de Crédito e Inversiones, los Yarur-Lolas, el Banco Continental, y el
grupo Said, el Banco Nacional del Trabajo y el Banco Panamericano.
224
En torno a Javier Vial (BHC) y a Cruzat Larraín, Ricardo Claro se había desvinculado con anterioridad
formando un grupo aparte.
225
Los actuales grupos no tiene la envergadura relativa que alcanzaron en la década de 1970 los grupos
Cruzat y Vial, aunque sí su patrimonio es mayor.
207
asegurar el control de las empresas licitadas por el Estado. A partir de estas sociedades,
realizan inversiones en varios sectores productivos. Los nuevos conglomerados tienen
una menor integración al mercado financiero, se han diversificado y pasan a tener una
presencia importante en los sectores más dinámicos como: forestal, pesca, minería,
energía y combustibles, seguros, telecomunicaciones.
226
Para una historia del grupo ver Rozas (1989) y Marín, G. (1991).
208
época. Fue diputado y senador. Este patrón de comportamiento fue reproducido por su
descendencia (13 hijos). Dos núcleos familiares conformaron líneas de sucesión
relevantes por su poder económico y político: el núcleo que se origina con Arturo Matte
Larraín, que se vincula con la familia Alessandri y el núcleo Matte Ossa, del cual
proviene Eliodoro Matte Ossa, actual cabeza del grupo. Contrariamente a lo que se
piensa, éste último no heredó directamente una fortuna familiar. Comenzó su actividad
empresarial en la importadora inglesa Gibss y Cía., formó su patrimonio en forma
independiente y fue llamado, más tarde a participar en los directorios de las empresas de
sus parientes. Asumió la dirección de las empresas del grupo cuando Jorge Alessadri
Rodríguez se retiraba para lanzarse en la carrera presidencial (Rozas, 1989).
Durante toda la fase sustitutiva, los Matte participaron en las más altas funciones
del Estado. Quién alcanzó mayor figuración pública fue Arturo Matte Larraín, casado
con la hija del Presidente Arturo Alessandri Palma, quien se desempeñó como Ministro
de Hacienda entre 1940-43 y fue candidato presidencial por los partidos Liberal y
Conservador en las elecciones de 1952. Su hermano Luis Matte Larraín destaca tanto
por sus capacidades técnicas como ingeniero y creador de la principal empresa de la
familia, la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones (CMPC), como por su
figuración pública. En 1970, era el mayor grupo económico nacional, y su principal
empresa, la llamada «Papelera», pasó a ser el símbolo del antiguo poder oligárquico y el
blanco de la agitación anticapitalista.
Durante las reformas neoliberales, el grupo Matte logró sobrevivir gracias a una
doble estrategia. Mientras mantuvo un sistema de gestión familiar basado en la
presencia de los miembros de la familia en los directorios de las empresas, desarrolló
una compleja y moderna estructura de propiedad con la constitución de sociedades
holdings, filiales y empresas coligadas al grupo. Las inversiones del grupo estuvieron
orientadas preferentemente a los sectores forestal, industrial y servicios, a los cuales se
agregó el Banco BICE y la AFP Summa. La familia Matte, el padre, sus hijos, esposas y
yernos, participaban en los directorios de la mayoría de las 92 sociedades anónimas de
las cuales eran propietarios (Marín, op. Cit. P. 31). En cambio los ejecutivos de las
empresas eran reclutados ya fuese entre el personal formado en las mismas empresas del
grupo o entre profesionales de familias de estratos altos vinculados a otros núcleos de
poder. Otra de las características de la forma en que opera este grupo es la permanencia
prolongada de sus ejecutivos.
209
En la actualidad, entre los haberes de los Matte están Forestal Mininco (filial de
CMPC); la empresa eléctrica Colbún; el Banco Bice, e inversiones forestales en
Argentina. La CMPC posee la mayor fábrica de papel en América del Sur, con 150 mil
toneladas anuales de producción, y controla y participa en más de treinta empresas de
los sectores financiero, minero, sanitario, maderero, telecomunicaciones, energía,
puertos e industria. La revista Forbes en el año 2002, estimaba su patrimonio en 1.500
millones de dólares.
227
Datos obtenidos de Dahse (1979) y Rozas y Marín (1989).
228
Posteriormente ese porcentaje llegó a aumentar al 60,1%.
210
empresa a Carter Holt Harvey, pasando a controlar el 60,1 % de la compañía229. A
través de COPEC el grupo controla Celulosa Arauco y Constitución, Forestal Arauco,
Pesquera Iquique-Guanaye, entre otras 50 firmas. Con esta inversión el grupo pasó a ser
el principal conglomerado económico del país.
229
Esta compañía domina cerca el 40% del mercado de combustibles y sus ganancias alcanzaron el 2001
a 567 millones de dólares, 43% de aumento respecto del 2000 (Carmona, 2002).
211
Iquique, Carbonífera Lota Schwager y alimentos Luchetti. En 1970 ya se le consideraba
como uno de los empresarios más poderosos del país. Al contrario de los grupos
anteriores, durante la Unidad Popular este grupo optó por vender sus empresas y buscar
oportunidades en el extranjero.
Aunque de menor envergadura, hay que mencionar otros grupos cuyo origen se
sitúan en los años previos al cambio de modelo y que continúan operando con una
estructura de grupo. A principios de la década recién pasada, reaparece Manuel Cruzat,
uno de los socios del ex-grupo Cruzat-Larraín, a la cabeza del denominado grupo Cruz
Blanca. Cruzat se desempeñaba como ejecutivo del Banco Hipotecario. Durante el
gobierno militar se formaron dos grupos, Cruzat y Larraín por una parte y el grupo
BHC. Ambos grupos se desarticularon después de la crisis de 1982-83. Como
230
Lo que ha hecho Luksic a través de Quiñenco es, a través de fusiones y adquisiciones, reestructurar
empresas como consolidar y valorizar sectores industriales.
212
presidente del holding Cruz Blanca, Cruzat está presente en el mercado de capitales, en
Isapre Cruz Blanca donde está vinculado al Citibank, en dos AFP, en Minera Pudahuel
y Quebrada Blanca en conjunto con F. Larraín, en el transporte ferroviario, y en
proyectos inmobiliarios destacados (Las Tacas, Lago Ranco, Curauma). Las dificultades
experimentadas por el grupo a mediados de la década de 1990 para obtener recursos en
el sector bancario, lo obligaron hacia fines de la misma a reducir sus ámbitos de
intervención y a focalizarse en ciertas actividades. Por su parte, Fernando Larraín sigue
operando a través de Viña Santa Carolina y Watt’s Alimentos.
Junto a los grupos tradicionales están los grupos emergentes. Aunque muchos de
sus dirigentes ya tenían un cierto patrimonio en el pasado y pese a que algunas de las
empresas que controlan tienen antecedentes más remotos, su funcionamiento como
conglomerados es reciente ya que se desarrollan y consolidan durante la década de
1980. Su nivel de operaciones, estrategias de inversión y formas de operar son
diferentes según se trate de grupos patrimoniales que se apoyan en la gestión conjunta
de varias empresas o de grupos con un perfil más técnico, cuyos dirigentes no disponen
de grandes fortunas pero sí funcionan como conglomerados.
Estos últimos, los grupos técnicos emergentes, son grupos enteramente surgidos
durante el Gobierno Militar, cuyo poder no descansa ni en el control familiar ni en la
propiedad privada directa, sino en la participación de un núcleo reducido de altos
ejecutivos en las instancias estratégicas de decisión de una gran empresa. Entre éstos
figuran personas que fueron altos funcionarios públicos que tuvieron, en su momento,
acceso a información privilegiada y que, también, participaron en la definición de los
marcos regulatorios de las empresas privatizadas. El perfil de estos grupos se encuentra
en constante cambio debido a la elevada movilidad del capital en los sectores en que
operan y a su creciente internacionalización. Caen en esta categoría los grupos formados
en torno a los servicios técnicos (ENERSIS), el salitre (SOQUIMICH), el acero (el
grupo CAP)231 y, en cierta medida el grupo Pathfinder con inversiones en madera,
textiles y azúcar232.
231
El grupo de la industria del acero se diversificó a través del holding Invercap durante los 90 y la actual
década, tomando posiciones en los sectores de la AFP, seguros, forestal e incluso en el canal privado
Megavisión.
232
También se podría mencionar el Banco de Chile el cual, a pesar de tener un número elevado de
accionistas, constituye un importante grupo de influencia en el mercado financiero.
213
en electricidad y energía (Central Costanera, Redelec, Edesur, Argelec, gaseoducto
trasandino, etc). Su asociación con empresarios locales en el extranjero buscó evitar
problemas de lobby y facilitar el conocimiento del mercado local233.
Junto a estos holdings aparecieron los grupos transnacionales que han venido a
Chile para quedarse. Entre ellos, los más visibles son: el grupo Banesto, con activos en
el sector agroalimentario, Exxon y Mitsubichi en la gran minería del cobre; Telefónica
de España en Telecomunicaciones dueña del 43,6% de Telefónica CTC Chile, Citicorp
en finanzas y seguros; Eternit por su participación en el grupo Pizarreño; Banco
Santander, en bancos y seguros, el grupo Aetna, en AFP y seguros, Endesa España
propietaria del 66% de ENERSIS y del 34,8% de ENDESA, y la australiana Broken Hill
Proprietary que asociada con la británica Río Tinto, son propietarias del 100% de
Minera Escondida.
233
A finales de la década, Endesa España compra el 32 % de Enersis en US$ 1.500 millones. Después,
los hispanos lanzan una OPA por US$ 1.450 millones, para completar el 66 % (agosto 1997 y abril 1999,
respectivamente). El grupo español también tomó el control de Endesa mediante igual mecanismo,
desembolsando US$ 2.146 millones (mayo 1999).
214
(ENAEX) y en Puerto Ventanas, principal puerto privado de la región central del país
(donde poseen el 66,3% de las acciones).
Otro grupo con una trayectoria interesante es el conjunto de empresas Del Río,
quienes, junto con Raúl Devés eran representantes de Chrysler Internacional, que se
convirtió en Derco autos y luego asume la representación de Susuki. El grupo Del Río
adquiere la ex-cooperativa SODIMAC creada en 1952 (distribuidora de materiales de
construcción), cadena presente en todo Chile y con 6 locales en Colombia y de ahí se
moderniza con la creación de Homecenter. También incursiona en pesca con Pesquera
Fríos Sur, en el sector financiero, con Financiera Cono Sur S.A y es dueño con la
familia Solari de la multitiendas Falabella.
La gran innovación realizada por estos grupos en los últimos 20 años es, sin
duda, el haber hecho inversiones en el exterior y el haberse asociado con capitales
extranjeros. Los grupos económicos chilenos presentes en negocios fuera del país
aportan, no tanto el capital sino el conocimiento técnico en materias de administración e
ingeniería financiera, el buen manejo de técnicas de comercialización, etc234.
234
En el período 1990-1996, el sector favorito de la inversión chilena al exterior ha sido el de energía
(incluido gas y agua) el cual recibió casi el 39% de las mismas. Siguió en importancia el sector Industria
que recibió el 30% de las inversiones que se dirigieron, especialmente a las manufacturas y, en menor
medida, la agroindustria. Participaciones menores tuvieron los sectores Bancos y Sector financiero (9,5
%) y Comercio (4,0 %) y se registraron otras en minería, informática, imprenta y editorial,
comunicaciones. Asimismo, Argentina, pese a los embates económicos y políticos, continuaba hasta el
2003 siendo el principal destino de las inversiones chilenas, concentrando a la fecha el 51% de los flujos
detectados desde 1990.
215
hechos después de 1988. Muchas veces, este debate se ha asociado a la discusión sobre
la modernización en Chile. A grosso modo se reconoce que esta supuesta “renovación”
del paisaje empresarial habría tenido lugar mediante la concurrencia y confluencia de
diversos procesos como mecanismos. Por un lado, el gobierno militar de Pinochet
buscando reconstituir los puentes con el sector empresarial después del casi colapso
económico de 1982, habría concretado una serie de políticas específicas (variedad de
políticas macro y microeconómicas formuladas para impulsar las exportaciones) que
empoderaron al sector privado para asumir un papel preponderante, y habría exaltado a
su vez, la importancia de la capacidad del sector privado de asumir un rol de liderazgo
para el desarrollo nacional.
216
favorables, ni tampoco los incentivos económicos, habrían sido suficientes para
producir resultados dinamizadores235.
235
Según el autor, desde fines de los años setenta, el Estado habría tomado la iniciativa de constituir a ese
sector en una actividad prioritaria para la inversión. Durante los setenta, ya en el contexto de la aplicación
de una política neoliberal, se hizo un significativo plan de inversiones en infraestructura y de incentivos
de precios y mercados.
217
hallazgos (similares en todo caso, a los de Paredes y Sánchez, como Fuentes): el nuevo
carácter de los conglomerados económicos como el desarrollo de nuevos segmentos
empresariales. En este último sentido, se constata que habrían surgido nuevos
empresarios que van más allá de los ámbitos tradicionales de la agricultura, el comercio
y la industria.
Por otro lado, interesa resaltar como el despliegue inédito de nuevos segmentos
empresariales236 que enfocando sus actividades hacia una variedad de productos basados
principalmente en los recursos naturales (para los cuales la demanda internacional ha
sido potencialmente alta) y que se desplazaron a cada vez una gama más amplia de
actividades económicas, ha implicado rupturas con los comportamientos económicos
más “tradicionales”. Pero estos cambios en patrones de conducta no aparecen solamente
como estructurales, sino también aparecen a nuestros ojos como sociales y culturales. El
perfil sociológico, los orígenes, las estrategias empresariales y la postura ideológica del
nuevo empresario reflejarían a modo de hipótesis, un proceso de movilidad social y
cultural que ha estado ocurriendo en las últimas tres décadas.
236
Al respecto ver, Cruz, J.M. Cruz (1988.), Rojas M. (1991), y Koljatic M., (1999).
218
a) una clase media empresarial, formado por la pequeña y mediana industria,
presente básicamente en el sector de transportes, comercio y servicios, y que responde a
una matriz ideológica de tipo corporativista (Campero, 1989). Tal como ha sido
señalado por este mismo autor estos son lo sectores que más negativamente han sido
afectados por el modelo neoliberal (Campero, íbid). Se trata de un sector poco
modernizado y con presencia local y regional;
b) el gran empresariado y los grupos económicos, que de mayor heterogeneidad
en su composición interna, se forma básicamente por las grandes empresas tradicionales
que ampliaron su campo de actividad, los grupos familiares que detentan el capital de
los grandes conglomerados productivos, y el capital financiero (básicamente
extranjero); y
c) los empresarios de mercado (exportadores), sector que se desarrolló
aprovechando las oportunidades que se abrieron en las áreas más dinámicas y más
expuestas a la competencia interna y externa. Formado por una generación más joven,
que se habría afirmado en tanto empresarios en el contexto de la desreglamentación
comercial.
Existe como advertimos, cierto consenso para afirmar que estos últimos han
surgido preferentemente en el sector agrícola, en particular en la fruticultura de
exportación (Gomez, S.-Echeñique, J. 1986; Cruz, J. M., 1988). Por otro lado, lo
novedoso desde un punto de vista académico es la construcción de esta última categoría,
que no se encuadra en las segmentaciones más tradicionales de los estudios sobre el
empresariado. En muestras de empresarios que se presentan en los siguientes apartados
hemos encontrado no solo en el sector frutícola sino en otra gama de actividades, un
perfil similar al del nuevo empresario. Existe tras éstas, base para afirmar que se trata de
una generación de empresarios dinámicos que se diferenciaría de la clase empresarial en
aspectos como su origen y formación, en lo propio de su “mentalidad empresarial”, en
la autoimagen que proyectan, en su identidad social, etc. Aparecería como una
generación de transición entre un empresariado “tradicional” portador de una lógica
patrimonial y un empresariado moderno, basado sobre una lógica de mercado.
¿Cuáles son los criterios que permitirían afirmar que existe un nuevo
empresariado? Según las teorías más “clásicas”, el calificativo debería ser reservado ya
sea al empresario que posee un ethos del trabajo y del lucro (Weber)237 o bien al que ha
237
Esta denominación como los rasgos distintivos de esta “profesión” debiera ser reservada y asimilados
respectivamente al individuo que posee una moral del éxito y del trabajo contínuo para ser «alguien» (un
219
realizado algún tipo de innovación tecnológica (Schumpeter)238. Ambas cualidades
están presentes en el empresario capitalista contemporáneo en la medida que hace del
cambio una norma, trastoca valores, desplaza recursos hacia áreas de mayor
productividad, e innova -aunque no necesariamente en lo técnico- (Kim, L., 1988). Pero
ocurre que en los países en desarrollo la innovación consiste en imitar, ya sea
directamente o de manera creativa los productos y tecnologías producidos en los países
desarrollados. De ahí que no se pueda limitar el término de nuevo empresario al
empresario innovador en el sentido clásico.
El perfil del empresariado dinámico suele variar entre países y regiones. Según
un estudio realizado en Boston, los creadores de empresas de punta tenían por lo menos
cuatro características en común: una tradición de tipo empresarial, un alto nivel
educacional, una formación técnica orientada al desarrollo más que a la investigación y
una alta motivación al logro (Kim, L. 1988). Ellos provenían principalmente de las
universidades, las que funcionaban como verdaderas incubadoras de empresarios
“técnicos”. En cambio, estudios similares realizados en Palo Alto y en Corea
demostraron que los empresarios si bien tenían muchas de estas cualidades, provenían
más bien del tejido de pequeñas empresas (Kim, L., 1988).
ethos del trabajo y del lucro), más que el deseo de hacerse rico para disfrutar de los placeres que puede
alcanzar con el dinero. Así, Weber sitúa en la aspiración al éxito profesional, sentido como obligación, lo
esencial del «espíritu del capitalismo». Conjuntamente, esta «ética social» del capitalismo no es en
absoluto “natural”, sino artificial e inculcada a la población con esfuerzo. Al respecto (Weber, M., 1955).
238
Las ideas schumpeterianas de la función de innovación económica que juega el papel del empresario
en países en vías de desarrollo constituye una temática relevante, si se adapta el concepto de innovación a
las condiciones de estos países. Como ha sido tan insistentemente repetido, para Schumpeter los
elementos de cambio a considerar tiene que ver la introducción de nuevos bienes y de nuevos métodos de
producción, la apertura de mercados, la aplicación de nuevas fuentes de materias primas y la creación de
métodos organizacionales como la creación o rompimiento de posiciones monopólicas. No obstante, en la
combinación de todas a o algunas de estas cualidades, el problema más central en el enfoque del
empresariado es el de percibir cambios cualitativos observando cantidades, situación a todas luces difícil.
Al respecto (Schumpeter, 1963).
239
Al respecto ver, Casson M, The economics of Business Culture, Oxford, Clarendon, 1991. Otros
aspectos sociales relacionados con el origen socioeconómico, educación, papel de la familia, patrones de
220
Desde la teoría del empresario schumpeteriano, ha sido de interés indagar como
el empresario nacional ha introducido cambios en la dinámica interna de las empresas,
modernizando algunos de los procesos de gestión, de administración, de producción,
etc., al interior de éstas, asumiendo muchas veces y de manera oportuna, la importancia
del dinamismo y la innovación (que puede relacionarse con la capacidad de
«adaptación» de productos y tecnologías que son importadas y/o imitadas). Desde esta
posición también se pueden observar otros cambios que habrían introducido estos
actores sociales en la economía al introducir nuevos bienes y métodos de producción, al
diversificar mercados y productos, al enfocar cada vez más sus actividades hacia una
variedad de productos basados en los recursos naturales, etc., ajustándose buena parte
de las empresas al entorno y experimentando tanto éstas como la economía un
crecimiento considerable como resultado de la aplicación de una variedad de estrategias,
a veces superpuestas. Por último, además de la teoría del empresario, estos
planteamientos insisten en lo relevante que son las actitudes de los distintos «grupos»
que forman una comunidad (sociedad) para alcanzar por una parte, un ambiente
valorativo propicio que le otorgue legitimidad a la actividad empresarial, y para explicar
por otra, la distinta predisposición hacia los negocios de los diferentes «grupos», en
también diferentes períodos históricos. El Estado o los sectores dirigentes pueden
favorecer el desarrollo de instituciones económicas que abran oportunidades a los
empresarios, pero debe existir también, un adecuado contexto institucional (público y
privado) que permita y legitime las iniciativas individuales. Este tipo de
institucionalidad no se creó repentinamente en el caso mencionado, por lo que queda
por explicar como hemos planteado, como se forjaron valores pro-empresariales y
normas sociales que estimulan la innovación y el incremento de la eficiencia
económica.
reclutamiento e interacción social de los empresarios y sus familias, patrones de motivación, recompensas
y sanciones pudieran ser desarrollados a partir de los planteamientos teóricos de Mc Clelland sobre la
sicología de los empresarios. Al respecto ver, (Mc Clelland, D., 1968).
221
En resumen, y partiendo de las mencionadas investigaciones y como se ha
advertido de propios cambios en los patrones de comportamiento empresarial se
expresaron una serie de transformaciones en la composición de la estructura y la
dinámica de la empresa: con una mayor presencia de capitales e intereses extranjeros
asociados con nacionales, distintas formas y experticias de manejo comercial y
financiero, adquisición de nuevas tecnologías, la amplitud de la cobertura de la
información y la informática, la profesionalización de la gestión productiva, la
incorporación de la mujer en la fuerza laboral, y en menor medida la introducción de
algunas técnicas en cuanto al manejo de los recursos humanos. Todo ello ha devenido
en una mayor productividad en múltiples actividades económicas, como ha configurado
un desarrollo de la iniciativa empresarial y finalmente la aparición de un nuevo tipo de
grupos económicos con una fuerte proyección internacional (actuales inversiones
chilenas en América Latina, Europa Oriental, etc., lo avalan)
V. Historias de vida
222
El método utilizado ha sido la recolección de biografías ocupacionales de estos
empresarios en una gama de actividades (pesca, finanzas, etc.), relacionadas
principalmente al sector exportador, considerando como paradigma al empresario
frutícola de exportación. Este conjunto de datos se ha complementado además, con la
recopilación de información entregada por revistas especializadas240, tesis de grado
(Fredes M. y Mendoza P., 2002 y Duhart S., 1994) o artículos en la prensa disponible,
sobre empresarios que han sido destacados por las diversas fuentes o sobresalido en sus
respectivos rubros. Por último, como complemento a la información así recogida se
utilizarán los datos reunidos en otros estudios sobre el empresario agrícola y sobre las
actitudes del empresario (Koljatic, M., 1999; Cruz, J. M. 1988; Rodríguez D.-Venegas
S., 1989; Mellado E.- Salas M., 1996 y Gómez S.-Echeñique, J., 1986).
223
contrastadas, proporcionaron una primera lista de empresarios destacados. Además,
esta identificación parte de la suposición de que tras una empresa exitosa, hay un
empresario exitoso, un hombre o una mujer que con ciertas capacidades enfrenta
desafíos. La tendencia actual de buscar desarrollar el espíritu empresarial, invita a
pensar cuáles son esas capacidades o características que hacen a un empresario exitoso.
Cuadro N° 11
Menciones de empresarios señalados como “exitosos” por fuentes de
información
224
Por otro lado, la entrevista mediante una pauta de entrevista semidirectiva y
entre un sinnúmero de tópicos, fue focalizada en la carrera profesional, la decisión de
ser empresario, los proyectos iniciados, su concepción de la empresa. Eso sí, tres temas
han retenido nuestra mayor atención en todas las entrevistas realizadas y recopiladas
hasta este momento. En primer lugar, la cuestión de los orígenes sociales. ¿Quiénes
son? En segundo lugar, las trayectorias de éxito. ¿Cómo lo hicieron? En tercer lugar, la
identidad social de los empresarios. ¿Cuáles son sus valores?
242
Siguiendo a Bertaux y Ferraroti, las historias de vida representan una forma de acercarse a aquellas
dimensiones sociales que usualmente han sido dejadas fuera de los análisis macrosociales, pues en lo
biográfico se privilegia a los actores y son ellos quienes permiten el conocimiento de lo estructural. Al
respecto ver, Ferraroti F., 1991, p. 118-133 y de entre el amplio material publicado por Bertaux D.,
destacamos L’ approche biographique: sa validité methodologique, ses potencialités”, 1980.
225
decir en absoluto que estos empresarios sean más eficientes, o que el empresario
tradicional, por no poseer estas cualidades, no lo fuera. El tema de la eficiencia
productiva requiere un tratamiento diferente, donde el foco esté en cómo se manejan las
variables que entran en juego a nivel macroeconómico. En el capítulo siguiente se
aborda en forma muy parcial este tema. Ahí el foco no es el empresario sino la empresa
y su estrategia de gestión de los recursos humanos.
243
Siguiendo la propuesta de Levy, podemos pensar que las transformaciones «institucionales» (como
pueden ser las reformas económicas por ejemplo) afectaron y modificaron la vida de una «masa» de
profesionales de origen urbano, casi en su totalidad con educación universitaria. Estos últimos se alejaron
de los patrones socialmente establecidos y buscaron ampliar y potenciar, apoyados en una red de
contactos sociales, las posibilidades de acción que su «marco estructural» tradicionalmente les había
permitido. Al respecto ver, Levy R., 1991, p. 87-114.
226
al poder económico está restringido a los miembros de una clase tradicional. Los
capitalistas son siempre los «herederos», los que al tomar el relevo desarrollan nuevas
estrategias en respuesta a las nuevas condiciones del mercado244.
Cabe hacer aquí un paralelo con lo que fue el papel de los ingenieros en el
desarrollo industrial de Estados Unidos, durante la década de 1920. Los estudiantes de
ingeniería eran un grupo bastante homogéneo socialmente. Miembros de familias
provenientes de una clase media acomodada, de comerciantes, abogados, médicos o
agricultores, compartían una cultura anglo-protestante. Como el autor señala,
“…durante sus años de estudiantes, y mientras trabajaron como consultores en las
grandes compañías, establecieron contactos sociales y adoptaron los puntos de vista de
esa élite profesional que promovió el desarrollo industrial y científico americano. Con
un estilo sobrio y científico procuraron analizar, racionalizar, sistematizar y coordinar la
«máquina social» en un intento por traducir las fuerzas sociales inciertas, aleatorias y
244
Este tipo de enfoque corresponde a la propuesta teórica de la sociología francesa de la década de 1980,
relacionada con los trabajos de P. Bordieu y J.C. Passeron y L. Bolstanky.
245
Noble ha señalado que la capacidad de concebir el mundo como un proyecto de ingeniería explica la
orientación que adoptaron las funciones de management ocupadas por ingenieros en las grandes
compañías norteamericanas de principios del siglo XX. (Noble, 1977).
227
disruptivas en términos de «problemas» para una administración eficiente…” (Noble,
1977, p. 53).
La trayectoria- tipo del nuevo empresario, es decir, la que resume mejor el tipo
de movilidad profesional que lo caracteriza, se puede ejemplificar como sigue247. El
246
Las Escuelas de Ingeniería produjeron en el pasado buenos gerentes y empresarios, pero el fenómeno
parece más masivo actualmente.
247
Dado este número restringido, el concepto de trayectoria nos parece más adecuado para reunir los
resultados de las entrevistas y de un estudio de carácter cualitativo que un análisis en términos de
frecuencia. En este sentido, rescatamos el concepto de trayectoria utilizado por Virginia Guzmán et al,
entendido como un itinerario visible, es decir, cursos que habrían tomado los empresarios en el campo
laboral y que fueron el resultado de acciones y prácticas desplegadas por estos actores en el tiempo. El
concepto de trayectoria en nuestro trabajo es el resultado de la interacción de factores como: a) Atributos
individuales (escolaridad-nivel de profesionalización), b) Redes sociales de apoyo (los contactos y las
228
nuevo empresario realizó su estudios primarios y secundarios en un colegio particular
de clase media alta, donde tuvo compañeros que hoy día están también están en la
empresa privada. Luego ingresó a la empresa privada sin tener claro todavía un proyecto
empresarial. En el último año de la facultad hizo su práctica en una gran empresa
pública o privada, donde pudo familiarizarse con los aspectos administrativos y
económicos de la actividad productiva. Participa así en una red de conversaciones en el
cual está «expuesto» a contactos y oportunidades (Flores, 1994). De su capacidad de
escuchar y estar atento a estas oportunidades dependerá la amplitud muchas veces, de su
horizonte empresarial. Por otro lado, por razones coyunturales (información, etc.) se le
presenta la oportunidad de un negocio. Así, en algún momento se da cuenta que su
“vocación” no es la de ser asalariado. El gusto por el trabajo independiente, la idea de
no tener límites y de realizar un proyecto personal lo incitan a tomar la decisión de
independizarse. Busca un socio, consigue capital y echa a andar un proyecto empresarial
sea éste la creación de una nueva empresa o la compra de una ya existente. Surge así un
nuevo empresario.
relaciones de alcance de una clase media profesional les ofrecieron las vías de acceso a los medios de
financiamiento y a los mercados) y c) Variables estructurales (oportunidades ocupacionales-estructura
productiva y modelo económico). Al respecto ver, Guzmán V. et al,, s/f.
248
Recuperando la propuesta de Hareven, el punto de inflexión está dado por la alteración de la
trayectoria de vida esperada para estos universitarios. Estos empresarios sin hacer un panegírico se
salieron de los límites de lo conocido, al no continuar como ejecutivos o gerentes de empresas públicas o
privadas, siendo capaces en su momento de intuir los resultados de una decisión y de aprovechar una
coyuntura. Al respecto ver, Hareven T., 1978, p. 1-15 y Hareven T.- Masaoka K., 1988, p. 271-289
249
Las citas insertas en el texto corresponden a tres fuentes de información distintas: una primera, son
opiniones de los empresarios entrevistados personalmente a mediados del 2002, una segunda, a opiniones
emitidas por empresarios en entrevistas obtenidas en prensa y revistas especializadas y una tercera, a
entrevistas en profundidad extractadas de seminarios profesional de título durante la última década.
229
mismas facultades, contaban con un capital social que les facilitó el acceso al crédito y a
la información necesaria. Por ejemplo, pudimos constatar en el caso de los nuevos
empresarios frutícolas, que pudieron recurrir a sus ex-compañeros de colegios (escuelas
privadas) o de Universidad, que estaban bien ubicados en el sistema financiero, para
conseguir crédito y comprar las primeras 10 o 20 hectáreas de tierra. Aquél que decidió
incursionar en el negocio de los seguros de salud y fondos de pensiones tuvo a su
alcance la información y el conocimiento de la actividad que le proporcionaron sus
colegas que participaban en el diseño de los nuevos sistemas. Por lo tanto, el origen
social del nuevo empresario ayuda a comprender dónde obtuvo los medios que le
permitieron llevar adelante su iniciativa y a rechazar aún más la idea de que se trata de
un self made men.
Por último, no todos los proyectos aparecen como nuevos. También hay talento
en saber aprovechar el acceso a información privilegiada, reunir recursos para comprar
empresas en quiebra o privatizadas, o bien moverse en las «aguas turbias» de los
negocios que, por diferentes razones, no se pueden hacer con transparencia. Pero en el
mundo empresarial no interesan tanto los medios sino los resultados, punto que
queremos destacar en este talento particular de saber aprovechar una coyuntura.
250
Cabe señalar que este tipo de explicación es bastante mecánica, pues supone que los cambios
macroeconómicos repercuten inmediata y directamente en los comportamientos. El desarrollo de la
capacidad empresarial creemos que pasa por mecanismos más complejos.
230
comerciales, la formación técnica y la habilidad administrativa, según sean los desafíos
del tipo de industria y del momento histórico (Carter y otros, 1976)251.
Si se compara esta lista de atributos con lo que ha sido la definición clásica del
empresario en los países desarrollados, se observa que algunos rasgos se repiten: la
necesidad de logro, la creatividad, saber calcular y asumir el riesgo y tener capacidad de
liderazgo. Llama la atención, sin embargo, que, comparativamente al empresario de
países desarrollados, por ejemplo el europeo, no aparece en forma explícita una
valoración de la innovación tecnológica ni de la calidad del producto. El empresario de
un país industrializado está «obsesionado» por mejorar técnicamente el producto, ya sea
introduciendo innovaciones en el proceso productivo o, simplemente, mejorando la
calidad. Estos son temas que probablemente preocupan al empresario chileno
actualmente, pero que no consideran tan importantes para definirlo cuando se habla
explícitamente de sus atributos. Hay que considerar, también, que en los países en
desarrollo, el espectro de bienes es menor y que las oportunidades de inversión radican
más en la introducción de nuevos bienes que en la innovación tecnológica o el
251
Otros agregan a estas cualidades el deseo de movilidad social, la capacidad de organizar situaciones no
estructuradas, un interés en predecir el resultado de las acciones, una identidad firme, agresividad,
pragmatismo, una actitud distante e impersonal respecto de los subordinados.
252
Recuperando algunos alcances de la propuesta de De Miguel, podemos señalar que muchos de estos
empresarios no saben mucho del por qué donde están y buscan racionalizando, darle coherencia a sus
trayectorias y construir un sentido que los legitime socialmente. La racionalización aparece como un
recurso de legitimación de la vida de estos empresarios en una estructura social como la chilena. Al
respecto ver, De Miguel J., Cuadernos Sociológicos, Auto/biografías, Madrid, Centro de Investigaciones
Sociológicas (Cuadernos Metodológicos N° 17), Capítulo 1.
231
mejoramiento de la calidad. Por eso, no es raro que lo primero que hace un empresario,
cuando abre un negocio, sea traer productos de países desarrollados.
Desde nuestro punto de vista, más que las cualidades personales o las
circunstancias excepcionales, la clave del despegue estuvo en que ellos vieron y
escucharon oportunidades donde otros no lo habían hecho. Por eso el nuevo empresario
atribuye su éxito a esa capacidad de no dejar pasar una oportunidad, de iniciar un
proyecto que otros consideraban como «aventurado, loco o desproporcionado».
Los temas y valores que ellos privilegian denotan una gran preocupación por el
mercado más que por el producto o por el funcionamiento de la empresa como
organización253. En palabras de uno de los entrevistados, la capacidad de crear empresas
consiste en “...tener una buena idea, que tenga una lógica en el mercado, y en saber
percibir las ventajas que uno tiene para desarrollarla...”. El dinamismo empresarial
estaría más radicado en un perfil más mercantil, y los déficits habría que buscarlos en el
plano industrial y de la innovación tecnológica. Dicho de otra manera, el «nuevo
empresario» tiene más talento empresarial (identificar negocios) y capacidad
emprendedora (motivación de salir adelante) que espíritu innovador (saber anticipar
nuevas necesidades).
253
Cualidades que pueden ser muy útiles en una fase de apertura pero quizás insuficientes cuando se trata
de mejorar la productividad.
232
IX. Identidad social
Así, en las últimas décadas, sin ser un elemento totalmente generalizado, se fue
difundiendo una imagen más positiva sobre el valor y el rol del empresariado en la
sociedad. La existencia de un ambiente favorable a la iniciativa privada y el haber
contado durante el gobierno militar y en los gobiernos de la Concertación, con equipos
económicos que han defendido sus intereses (aunque sea en parte en los gobiernos
«concertacionistas») hicieron hipotéticamente posible el surgimiento de una nueva
identidad empresarial. La imagen que el empresario tiene de sí mismo y de su inserción
en la sociedad ya no es la de un actor aislado que busca realizar su proyecto individual
en un ambiente desfavorable y conflictivo. Esta imagen se afirma por oposición al
empresariado tradicional y tiene su proyección hacia fuera, hacia el mundo. Veamos el
contenido de esta nueva imagen de sí mismos.
“Uno aquí no era empresario sino una especie de gestor del Estado para
producir”;
“El empresario antiguo estaba cerca del poder ejecutivo pidiendo aranceles
diferenciados que los favorecieran, pidiendo ayuda, y apoyo para hacer exitosos
sus negocios”;
“En esa época había paraguas, había protecciones que permitían el desarrollo
de actividades más ineficientes. Antes se trabajaba muy intuitivamente, las cosas
se hacían al ojo”; y
“A diferencia de lo que fueron los antiguos empresarios en el país, yo no espero
apoyos ni franquicias especiales de parte del Gobierno, lo único que pido es:
propiedad privada, libre iniciativa, economía de mercado y reglas
macroeconómicas estables”.
233
Así, su autoimagen es la de empresarios que se constituyen exclusivamente a
través del buen aprovechamiento de las oportunidades del mercado, sin deber nada al
Estado, ni tampoco al clientelismo local, enfrentando las duras condiciones de la libre
competencia. Dicho de otra manera, el empresario construye una identidad social
opuesta a la del empresario de la economía protegida. La base del quehacer empresarial
está en poder trabajar en forma autónoma y aceptar sólo los correctivos que introduzcan
las leyes del mercado. Al Estado se le pide que se aleje, que intervenga lo menos
posible. La nueva forma de concebir las funciones económicas del Estado les habría
permitido asumir su verdadero rol254. Reaparecen con ello también, las cualidades con
que anteriormente han identificado su éxito, resultado como hemos advertido única y
exclusivamente de su capacidad, dinamismo, inventiva, sentido de oportunidad,
disposición a correr riesgos.
“La gente pudo ir afuera, pudo conocer otras tecnologías, formas de vida,
formas de trabajo. La gente pudo apreciar eso y empezar a introducirlo en su
empresa; y,
“Ahora tenemos personas que tienen la mirada puesta en cómo ganar afuera y
no en cómo «sacarse la mugre» adentro”.
“Uno se da cuenta del poder que tiene como empresario es muy grande. Los
recursos en un país los generan exclusivamente las empresas. Podrán cambiar
los gobiernos, pero nadie va a producir una décima de bienestar más si no lo
producen los empresarios. Lo importante es que todos los sectores políticos han
visto esto con claridad y eso nos confiere mayor poder que el que teníamos
antes”
“Tenemos una cuota de poder más grande para determinar el curso de los
acontecimientos. Esto no es gratuito, no se debe a un amor súbito que se haya
producido en la sociedad, sino por un cambio en la correlación de las fuerzas
internas. Hoy día el poder está en mayor medida en nuestras manos”.
254
Como lo expresa uno de los entrevistados, “¡Por fin nos dejaron ser empresarios!”.
234
Estas expresiones llevan a pensar que el empresario ha evolucionado hasta
convertirse en un sujeto social con mayor conciencia de su ubicación en el proceso de
desarrollo. Es un sujeto que se afirma como un ente autónomo que tiene interlocución
con el Estado, pero no depende de él, un agente económico en un mercado mundial y,
también, como un actor político. El empresario está conciente de su peso en la sociedad
y de la necesidad de participar en forma más activa y más directa que en el pasado, para
defender políticamente las ideas e intereses favorables al sector privado.
235
Incluso, muchos de ellos desestiman la aplicación de criterios de igualdad al señalar que
los trabajadores tienen rendimientos productivos diferentes y que la relación laboral
misma, es propia de cada empresa.
En este apartado, nos interesa hacer referencia a las cualidades del empresario en
tanto agente económico. El problema está en identificar los factores que caracterizan al
empresario ‘moderno’ y luego ver en qué medida éstos se encuentran presentes en el
empresario chileno. Para el sector agrícola, S. Gómez estima que los atributos propios
de la empresa capitalista contemporánea son: el uso intensivo de los recursos mediante
el empleo de tecnología moderna, la maximización de la ganancia, el abandono de las
relaciones paternalistas, una creciente articulación con el mercado y la tendencia de la
empresa a expandirse (Gómez, S.-Echeñique, J., 1986).
Por otro lado, las estrategias empresariales que son posibles de reconstruir en
base al relato de las historias profesionales muestran ciertos comportamientos comunes.
En primer lugar, hay una preocupación por crecer, por aumentar el capital propio y la
búsqueda de nuevos mercados preferentemente en el extranjero. En las entrevistas
queda de manifiesto estos rasgos siendo el empresario quien se reserva la capacidad de
iniciativa para abrir nuevos mercados por ejemplo. Como un empresario del área de
negocios financieros señala:
“¿Y quién toma esa decisión? (la de abrir nuevos mercados) El empresario
privado solo. Y eso no es copiar a nadie, eso es tener iniciativa y la inteligencia para
captar nuevos mercados, para salir a buscar al mundo los nichos o los espacios donde
nuestros productos tienen cabida”
236
Asimismo, muchos de estos empresarios que vivieron y sobrevivieron al boom
económico y a la crisis asiática y a más de una década de sostenido crecimiento
económico tuvieron la experiencia de contar con recursos financieros y en esa medida
dimensionaron el tamaño de sus proyectos.
En materia de tecnología, nos parece sin embargo, que los empresarios no están
centrando sus estrategias de inversión en proyectos que incluyan la introducción de
tecnología de punta. Si ello no ha ocurrido es según como nos relata uno de ellos,
“porque no ha sido necesario”. Los nuevos empresarios manifiestan una gran soltura
en esta materia, ya que no vacilan en salir a buscar nuevas técnicas y saben dónde
encontrarlas. En este sentido, identifican la modernización de la empresa con la
introducción de nuevos equipos computacionales, con la mejora de los procesos
contables, con la búsqueda de una mayor eficiencia en las funciones administrativas.
Si se puede afirmar que hubo una renovación del paisaje empresarial chileno,
tendríamos paralelamente que decir que ésta tuvo una de sus expresiones más
ilustrativas como advertimos en la emergencia de un nuevo grupo de empresarios. No se
trata específicamente de empresarios jóvenes o de jóvenes creadores de empresas, sino
de individuos que ingresan y se desenvuelven en la actividad empresarial con nuevos
patrones de comportamiento. En este sentido, se opone «nuevo» a «tradicional». Por
otro lado, existe consenso además, para afirmar que es posible detectar la presencia de
estos «nuevos empresarios» particularmente en el sector frutícola de exportación, el cual
255
No es que solamente tenga mayores posibilidades de inversiones. El nuevo empresario invierte en
varios rubros pero también tiene un rol directivo en cuanto participa en la gestión estratégica de las
empresas.
237
fue experimentando un rápido período de crecimiento durante las últimas cuatro
décadas y fue alcanzando una destacada posición internacional.
Así, y desde nuestra perspectiva de análisis, el desarrollo de este sector puede ser
atribuido en parte a la obra de estos nuevos empresarios que comprometieron los
recursos necesarios para el crecimiento del sector, desarrollaron y adoptaron nuevas
tecnologías, comercializaron sus productos, y dieron empleo a muchos trabajadores. La
mayoría tuvo éxito pero algunos quedaron en el camino. No cabe duda de que los
empresarios sean un elemento importante en la explicación del éxito del sector, y que
tendrán un rol decisivo en su desarrollo futuro.
256
En 1989 la Fodd and Drugs Administration (FDA) del gobierno de Estados Unidos ordenó el embargo
a la fruta chilena, argumentando un presunto envenenamiento con cianuro de dos granos de uva, hecho
que derivó en la paralización total de los envíos de frutas y verduras frescas al mercado estadounidense
Según los productores y exportadores chilenos la medida les significó pérdidas por más de US$ 300
millones.
257
Estos últimos cálculos han sido hechos en base al cuadro estadístico ‘Exportaciones de fruta fresca’,
que se encuentra en Minchel M., 2003.
238
En este sentido, y buscando constatar empíricamente esta presencia de estos nuevos
empresarios particularmente en el sector frutícola de exportación hemos indagado en los
orígenes sociales, prácticas de gestión, estrategias y planes futuros de éstos, a través del
levantamiento de una encuesta de setenta y cinco preguntas (75) dividas en seis bloques
a una muestra de 36 productores frutícolas, propietarios de predios frutícolas de 10 a
650 hectáreas, de dos áreas geográficas del país (valle de Aconcagua, V Región, y valle
de Cúrico, VII Región), las que se constituyen a nuestros ojos, en algunas de las
principales zonas frutícolas del país. Los datos de la encuesta nos han entregado nueva
información sobre los empresarios frutícolas, complementando estudios previos sobre el
desarrollo del sector.
Con el objetivo de conocer quiénes son y cómo han surgido estos fruticultores,
levantamos como señalamos anteriormente una encuesta centrada en recoger y recopilar
antecedentes sobre los orígenes socio-económicos del entrevistado y de su familia
(edad, nacionalidad, educación), con miras a identificar el medio social del cual
provienen estos empresarios. También se obtuvo datos sobre las trayectorias
ocupacionales de éstos, previo al ingreso a la actividad empresarial, las condiciones por
las cuales accedieron a la tierra y la experiencia profesional que poseen.
2. La muestra
258
Los productores frutales seleccionados fueron los productores con plantaciones de manzanos rojos en
sus diversas variedades para las comunas de Curicó, Teno, Romeral y Molina de la provincia de Cúrico
239
Decidimos entrevistar sólo a las personas que toman las principales decisiones
en la empresa, es decir, a los propietarios. Así, entendemos por empresarios frutícolas
de exportación, a aquellos propietarios de tierra y/o instalaciones cuya función consiste
en organizar el proceso productivo y organizar la empresa con los mercados. Se excluyó
de la muestra a los predios con una superficie inferior a las 10 hectáreas. Las
características de los propietarios de pequeños predios se asemejan más a las del
campesino que a las del empresario fruticultor (Venegas, S., 1992; Vargas, G. y R.
Paillacar, 2000). Estos predios además, representan sólo una pequeña parte de la
superficie total plantada y son cada vez menos viables económicamente, por su pequeño
volumen de producción. No se buscó entrevistar tampoco a productores que habían
salido del sector.
(Región de Talca), y los productores con plantaciones de vid de mesa en sus diferentes variedades, para
los comunas de San Felipe y Santa María en la provincia de San Felipe, y productores de uva para las
comunas de Rinconada y San Esteban, en la provincia de Los Andes, ambas pertenecientes a la región de
Valparaíso.
259
En este tipo de muestreo se seleccionan los entrevistados con base en lo que algún experto considera
acerca de la contribución que esas unidades o elementos de muestreo en particular harán para responder la
pregunta de investigación inmediata (Kinnear T. y Taylor, J., 1996).
240
desempeño en la actividad, caracterizando los subgrupos existentes para las regiones en
estudio. En este sentido, si bien los perfiles encontrados no permiten una generalización
directa, nos permiten determinar los factores comunes a estos empresarios y
posteriormente la generalización o reclasificación de los subgrupos encontrados en base
a estudios posteriores que abarquen regiones distintas a las ya abordadas. Por otra parte,
el muestreo por juicio nos permitió, a su vez, focalizar el estudio sobre el grupo que
mayor interés tiene en establecer si la hipótesis de trabajo formulada es correcta, lo que
conjuntamente con el estudio de historias de vida permiten plantear la existencia de un
nuevo perfil de los empresarios fruticultores de las regiones en estudio.
Cuadro N° 12
Menciones de empresarios señalados como destacados por distintas fuentes de
información para las regiones de Valparaíso y de Talca
241
total de nuestros entrevistados, un porcentaje importante (más del 70%) era considerado
como muy eficientes por nuestras fuentes.
3. Cuestionario
242
No está demás reiterar que los objetivos que abarcó la realización de esta
encuesta es conocer los orígenes, prácticas de gestión, estrategias y planes futuros de un
grupo “seleccionado” de productores agrícolas. Además, esta nueva información
obtenida sobre los empresarios frutícolas, nos permitirá complementar los aportes y
alcances obtenidos en estudios previos sobre el desarrollo de este sector. En todo caso,
se partió del supuesto de que existe una heterogeneidad en los empresarios respecto de
variables como la edad, educación, experiencia, tamaño del predio, lugar de residencia,
dedicación, tecnología y estrategias de gestión. En resumen, mediante esta encuesta y la
información obtenida acerca de la historia profesional del fruticultor y de su empresa se
está concretando efectivamente un aporte a la comprensión de la situación pasada y
actual del sector.
4. Características de la empresa
4.1. Tamaño del predio
Los predios de la muestra tienen una superficie superior a las 10 hectáreas. Nos
interesa ver si la distribución por tamaño se acerca a la distribución del Catastro
Frutícola, como también determinar en qué medida las diferencias en superficies
plantadas es relevante para entender las diferencias en la gestión. Por eso procedimos a
establecer cuatro categorías: hasta 19 hectáreas; de 20 a 49; de 50 a 99 y más de 100
has. (ver anexo N° 1).
243
problemas laborales no fueron mencionados entre las razones de tener varios predios
dispersos. La principal razón de tener parcelas separadas tiene que ver con el mercado
de la tierra, ya que les resultó imposible comprar tierra adyacente a la parcela original.
Otra causa esgrimida es que las ventajas climáticas en ciertas zonas los hacían buscar
tierras más aptas y rentables para sus productos. En todo caso, los empresarios parecen
preferir menos unidades para evitar problemas de administración.
Por otra parte, la distribución actual plantada muestra que los predios iniciales se
expandieron, ya que sólo un 30% de ellos es inferior a 25 hectáreas. Por eso hemos
pensado que sería útil analizar el ritmo de expansión de los huertos. Con ese objetivo
restamos el área frutícola plantada actualmente por la superficie inicial y calculamos la
tasa de crecimiento anual implícita desde la fecha de creación. Muchos de los huertos se
expandieron a una tasa moderada: 44% se expandió menos de 5% al año, un 28% entre
6% y 10%, 11% entre 11% y 15% y 17% a una tasa mayor al 15%.
244
5. Características socio-económicas de los fruticultores
¿Quiénes llegaron a la actividad frutícola? Para responder a esta pregunta se han
recogido los antecedentes socio-económicos del entrevistado y de su familia (edad,
educación, nacionalidad), con miras a identificar el medio social del que provienen los
empresarios frutícolas. Los datos sobre las trayectorias ocupacionales previas a la
fruticultura nos entregan información sobre cómo se llega a ser empresario, las
condiciones de acceso a la tierra y la experiencia profesional anterior.
5.1 Origen
La presencia de empresarios de origen extranjero en la empresa nacional ha sido
documentada en varios estudios. En los años 60 un estudio de la CEPAL sobre el
empresariado industrial daba una cifra de 48% de extranjeros (Briones G., 1963). En
cambio, en una muestra de ejecutivos obtenida en 1966, un 27% era nacido fuera de
Chile (Fuchs C,-Santibáñez L., 1967). En una encuesta realizada en 1970 sobre la elite
empresarial chilena F. Galofré comprueba que un 21,7% de los managers era de
nacionalidad extranjera (Galofré F., 1970). En el sector agrícola S. Gómez (1986)
encontró que un 27% de una muestra de empresarios agrícolas destacados habían nacido
en el extranjero o eran hijos de extranjeros. Lo que se quiere indagar es ¿si en el
segmento de los fruticultores se reproducen las tendencias descritas o ha habido una
disminución del peso de los extranjeros en el empresariado nacional?
245
Cuadro N° 13 Principal actividad del padre
260
En uva de mesa se estima que la inversión inicial requerida para la compra de la tierra, las plantaciones
y su mantención durante los primeros años son del orden de 10.000 dólares por hectárea. Al respecto Cruz
J. M., (1988) y Venegas, S. (1992), y Paillacar y Vargas (2000).
246
declaró haber tenido capital propio. Gran parte del resto accedió a la tierra ya sea
recurriendo a un préstamo (25%) o por herencia (casi un 20%).
247
Cuadro N° 15
Nivel educacional de los productores
Cuadro N° 16
Tipo de educación
248
5.4 Experiencia anterior
No sólo la educación sino también la necesidad de tener una experiencia previa
en el rubro pueden constituir barreras a la entrada de nuevos productores. Consultados
sobre si tenían conocimientos de fruticultura antes de ingresar al sector, un 36,1%
declaró no haber tenido “ninguno” o “poco”. Este porcentaje disminuye al 13,9%
respecto de los conocimientos relativos ya no a la fruticultura, sino a la actividad
agrícola en general. Es decir, que por lo menos un tercio de los empresarios frutícolas
comenzó a invertir en el sector sin conocer de la actividad frutícola.
Actividad N Porcentajes
Actividad relacionada con el agro 11 30,6
Industrial o comerciante 8 22,2
Profesión liberal 5 13,9
Empleado 6 16,6
Estudiante 6 16,6
Total 36 100
Por último, sorprende la apertura del sector. Un poco menos de un tercio de los
entrevistados tuvo una actividad previa relacionada con el sector agrícola antes de llegar
a ser empresarios. Por otro lado, un poco más de la mitad de los entrevistados llegaron
de actividades no ligadas al sector agrícola. Otro hecho interesante es que más de un
tercio del total había tenido una actividad empresarial o independiente (empresario,
comerciante, profesión liberal).
249
origen rural y urbano que no viven exclusivamente de la tierra sino que tienen otras
ocupaciones. Lo mismo ocurre con las superficies medianas, donde hay agricultores que
dirigen personalmente las faenas pero también hay “gerentes” (Venegas, 1992).
Cuadro N° 18
Identificación profesional (porcentajes)
250
cercanos a las tradiciones del campo chileno y tienden a identificarse a sí mismos como
«agricultores» o «fruticultores». Muchos de estos empresarios llegaron al sector antes
de la época del boom frutícola y se dedicaron a aprender el proceso productivo,
modernizando muchos a través de diversos mecanismos, las actividades de producción,
la administración de sus empresas, etc.
B. El agricultor profesional
Bastante diferente es el perfil de aquel fruticultor que trabaja en el campo no
para continuar la tradición familiar sino porque decidió hacer de eso su profesión.
Forman parte de este grupo los jóvenes ingenieros agrónomos o técnicos agrícolas que
se convirtieron en empresarios después de haber trabajado como asalariados en una gran
empresa agrícola o en una exportadora. Algunos son también hijos de agricultores y, por
lo tanto, tuvieron alguna relación con el campo en su juventud. Pero lo que los hace
diferentes es que enfocan la actividad agrícola como una profesión. Después de terminar
sus estudios universitarios y de adquirir la suficiente experiencia profesional se lanzaron
en la aventura de comprar la tierra, como forma de aplicar, en lo propio, sus
competencias y su capital educacional.
Tratando de lograr una panorámica de este grupo, se pude decir que existe en
Chile, una masa importante de especialistas agrarios que fueron formados en las grandes
universidades públicas, trabajaron en asistencia técnica para las instituciones que
desarrollaron las políticas agrarias de fomento o, más recientemente, en las empresas
agrícolas privadas. Pero no todos se convierten en empresarios. Sólo aquellos que
toman la decisión de trabajar en forma independiente. La primera decisión, la compra de
la tierra, es la más difícil porque supone invertir todos los ahorros. Luego vienen las
plantaciones, el sistema de irrigación, las instalaciones. En ese momento, el nuevo
productor echa mano de sus contactos sociales y familiares para obtener un crédito
bancario. Después de algunos años de operación, si los resultados han sido positivos, el
fruticultor profesional se puede permitir la compra de otras tierras y se convierte en un
productor mediano altamente calificado.
Este tipo de productor es, por lo general, un empresario moderno que ha sabido
valorizar su capital humano a través de su propia empresa y basa su éxito en saber cómo
recurrir a otros especialistas para resolver los problemas técnicos que se van
presentando en el predio. Es un empresario preocupado por la productividad.
C. El inversionista
Este panorama del empresario frutícola no estaría completo si no
mencionáramos a un tercer grupo de productores que llegó a la fruticultura simplemente
porque era una actividad que se veía, en las décadas de 1970, 1980 e incluso 1990,
como una buena inversión. Son los propietarios de predios frutícolas que no provienen
de una familia de agricultores. Son individuos de origen urbano, preferentemente con
título profesional, que llegaron al sector en la época del boom o en épocas de alta
251
rentabilidad, atraídos justamente por esta última razón. En buenas cuentas, su vínculo
con la agricultura es puramente económico. Desarrollan al mismo tiempo otras
actividades empresariales con las cuales tienden a identificarse (comerciantes por
ejemplo), o desarrollan actividades con las que se identifican más que con la fruticultura
(profesiones liberales).
261
Del total de casos que se obtuvo (N= 34), que muestran o permiten identificar por lo menos tres
perfiles empresariales en la fruticultura actualmente, dos casos no pudieron ser clasificados en ninguno de
estos grupos porque los valores de las variables categóricas utilizadas en este instrumento no les permiten
a estos casos ser incluidos en los grupos definidos debido a que no son producto de un proceso con una
secuencialidad marcada como los que se presentan. Estos pueden ser clasificados como “outlayers” (casos
atípicos) y su llegada a la fruticultura tiene relación en uno de ellos, con ser hijo de un empleado del
sector público, que recibió una herencia y se capitalizó además como comerciante y en el otro, con una
opción personal debido a circunstancias que le permitieron a un médico acceder a un préstamo bancario,
autodefiniéndose como agricultor y habiendo sido además la ocupación del padre, la de agricultor.
252
Cuadro N° 19
Dimensiones de las variables que definen grupos empresariales según la tipología
construida con sus correspondientes números de casos
5.6 Motivaciones
Entre los tipos de razones que motivaron a los entrevistados para ingresar al
negocio frutícola, destacan en primer lugar, las razones económicas (47,2%), luego las
razones familiares (30,6%), de índole profesional (13,9%), y por último, razones de tipo
personal (8,3%), como el gusto por el campo, o el deseo de tener tierras en el momento
de jubilar (ver cuadro N° 20).
253
último, a un grupo de empresarios o profesionales liberales de origen urbano, quienes
atraídos por la altas rentabilidades en determinados períodos, optaron por invertir en
tierras y en particular en plantaciones frutícolas, pensando incluso en tener una
actividad y un patrimonio para el momento de retirarse de la vida activa.
Esta configuración jurídica tiene importancia para entender la forma en que está
dirigida la empresa frutícola. Al consultarse a los entrevistados sobre su cargo en la
empresa, un 16,7% respondió “soy el dueño”, un 75% “soy dueño y gerente” y sólo un
8,3% se definió por las funciones que ejerce: “gerente, administrador”. No es de
extrañar que el vínculo del empresario con la empresa sea principalmente la propiedad,
puesto que buscamos entrevistar a los propietarios. Lo interesante, es que propiedad y
gestión están estrechamente ligadas (75%). Y por otra, no estamos frente a empresas
cuyos propietarios se consideren inversionistas que delegan las funciones de dirección
en otras personas.
Estos datos son comparables con el estudio realizado por Cruz (1988) que estimó
que un 73% de los empresarios fruticultores vivían en el predio o lo visitaba
diariamente. Que una parte a considerar de los fruticulores tienda a vivir lejos de los
predios en una proporción mayor que otros agricultores se debe atribuir, según Cruz, a
que los predios frutícolas están localizados en áreas donde los caminos y
comunicaciones son mejores, lo que les permite estar en contacto con el personal sobre
el cual recaen labores de supervisión (administrador, capataz). Sin embargo, otros
especialistas del sector concuerdan en reconocer que los predios de los fruticultores
residentes son más eficientes. La residencia en el predio los lleva a conocer mejor lo que
está ocurriendo y les facilita la adquisición de la tecnología “implícita” o conocimiento
tácito de cómo hacer mejor las cosas.
254
es por azar que un 52,8% de los entrevistados no reside en el predio y en algunos casos
vive en otra región.
255
Cuadro N°22 Organigrama de las empresas frutícolas
256
el manejo de la mano de obra (salarios, rendimientos), rendimientos y calidad del
producto, retornos por variedad y especies, etc. Para conocer en qué medida el
fruticultor se ha adaptado a los nuevos requerimientos, se ha pedido a los entrevistados
que indiquen si utilizan de manera regular los métodos de gestión que estimamos al
alcance de una empresa frutícola. De las respuestas obtenidas se puede apreciar que la
situación es bastante homogénea, ya que la mayoría respondió afirmativamente a casi
todos los ítems. Un pequeño número de predios (5,6%) no tenía cuenta bancaria,
contabilidad analítica ni cálculos de rendimientos, un 8,3% no realizaba cálculos de
productividad y un 11,1% no realiza una evaluación de los costos por variedad o huerto
(ver cuadro N° 23). El ámbito en el que se observa una mayor carencia es la
investigación, lo que confirma lo observado en otros estudios (Jarvis, 1992). Es
sorprendente que tantos productores declaren haber invertido en investigación
experimental, dado que otros estudios señalan que la mayor parte de la investigación ha
sido responsabilidad de las empresas exportadoras y de las universidades. La teoría y la
práctica económica indican que los productores al no poder recuperar un beneficio
personal directo de muchos tipos de investigación no la consideran rentable. Por eso la
investigación requiere de una intervención pública (Jarvis, 1992).
Cuadro N° 23
Actividades que se realizan en la empresa
Actividad Sí No
Cuenta corriente 94,4 5,6
Contabilidad analítica 94,4 5,6
Cálculos de rendimiento 94,4 5,6
Cálculos de productividad 91,7 8,3
Análisis de costo y 86,1 13,9
producción
Evaluación de costos por 88,9 11,1
variedad o huerto
Investigación experimental 41,7 58,3
Control de bodegas 86,1 13,9
Cuenta con computadores 77,8 22,3
Los datos obtenidos pueden ser contrastados con los que obtuviera Cruz (1988).
Él autor constató que, en 1988, si bien algunos fruticultores tenían un buen sistema de
administración, un 28% no tenía registros de producción, 43% no contaba con un plan
operativo y 53% no llevaba control de bodegas. Nuestros datos indican un
mejoramiento en los sistemas de gestión.
257
Cuadro N° 24 Usos del computador
(Porcentajes)
Actividad Sí No No responde
Correspondencia 67,9 25,0 7,1
Pago de mano de obra 71,4 21,4 7,1
Contabilidad interna 60,8 25,0 14,2
Contabilidad efectiva para el pago de 46,4 50,0 3,6
impuestos
Uso y control de maquinarias 39,2 53,6 7,1
Manejo de huertos 46,4 42,9 10,7
Sistema de riego 21,4 67,9 10,7
Planificación uso de mano de obra 57,1 35,7 7,1
Planificación presupuesto 50,0 42,9 7,1
Registro de rendimiento y producción 78,6 17,8 3,6
Registro, manejo, control y rendimiento 21,4 50,0 28,6
del packing
Programa anual de manejo 42,9 50,0 7,1
Para interpretar estos datos se puede analizar la relación de los empresarios con
la tecnología. J.M. Cruz encontró que hay en los fruticultores una “…ansia de
modernismo, una mentalidad tecnicista…” (Cruz, J. M., 1988). Esta actitud es positiva,
en cuanto significa una voluntad de aceptar y adaptar lo nuevo. De hecho, la fruticultura
chilena ha logrado niveles tecnológicos que no parecen haber sido alcanzados
completamente por otros países en desarrollo. Pero esta actitud tiene también su aspecto
negativo. Según el mismo Cruz, los fruticultores tuvieron una tendencia a
“sobreequiparse”, debido a que no tenían experiencia, y que las utilidades eran muy
grandes. Los productores estaban dispuestos a comprar tecnología útil aunque fuera a
precios altos. Pero también sugiere que algunos compraron la tecnología como una
forma de consumo conspicuo. Parte de la tecnología adquirida fue subutilizada. Por
ejemplo, se usaba el computador para el cálculo de salarios, pero no para controles
internos o para cálculos de costos (Cruz, J. M., 1988).
Sobre la base de éstos y otros datos, Cruz concluyó también que cerca de un
tercio de los productores no tenían acceso regular a otra fuente de información o
asistencia técnica, y que producían fruta de baja calidad, generalmente para el mercado
interno. Otro 30% era completamente dependiente de la asistencia técnica recibida de
terceros y no buscaba mejorarla por sí mismo. El 40% restante compraba asistencia
técnica y tenía un conocimiento sustancial, logrando buenas calidades de fruta y
menores costos de producción. Aunque nuestra información no es totalmente
comparable a los datos de J.M.Cruz, es posible sugerir que los productores de nuestra
muestra aparecen más cercanos a los dos últimos grupos, en la medida en que hay
evidencia de mayor acceso a la información y al desarrollo de la capacidad técnica en el
predio. Las empresas chilenas han adquirido una reputación mundial de sino alto, de un
buen nivel tecnológico y de una buena utilización del mismo. Sin embargo, hay
evidencia de una gran heterogeneidad en el uso de tecnología entre los productores. Por
lo tanto, habría grandes posibilidades de mejorar la eficiencia, si la tecnología se utiliza
en forma más consistente.
258
6.6 Estrategias de producción
En las empresas encuestadas no existe un proceso claro de integración vertical,
ya que sólo un 16,7% de ellas cuenta con packing para el embalaje de la fruta, y
también, sólo un 36% dispone de bodegaje en frío o vivero para la reproducción de
plantas. Sabemos que también que sólo un 13,9% exporta su producción.
Respecto del manejo corriente del predio, se les consultó quién es el responsable
en la empresa de la introducción de nueva tecnología. Dada la importancia que tiene la
elección de la tecnología en los costos, productividad e ingresos, constatamos que un
63,9% de los empresarios asumía directamente la responsabilidad de los cambios
técnicos. En el resto de los casos las decisiones eran delegadas, en 11,1% al
administrador, en 5,5% a un pariente o amigo y en 19,4% a un experto (de preferencia
ingeniero agrónomo), el que en la mayoría de los casos llegaba como asistencia técnica
proveniente de una empresa exportadora.
Estos datos se contradicen en parte con otra respuesta, en la que un 37,9% de los
empresarios decía que la tecnología utilizada en el huerto se había originado en su
propio conocimiento o en el de parientes o amigos cercanos, un 24,1% en el personal
técnico de la propia empresa y un 37,9% provenía de los técnicos de la exportadora.
Esto nos debe llevar a futuro a verificar la intensidad de contratación del personal
técnico como la coherencia de la información recabada.
Por otro lado, un 19,5% de los propietarios utiliza a lo menos un técnico agrícola
o personal especializado en forma relativamente permanente, y en ningún caso los
emplean por plazos cortos. Este dato sugiere que la demanda de técnicos de nivel medio
no ha alcanzado sin lugar a dudas una mayor flexibilidad.
259
precio final. Para conocer mejor como el productor se enfrenta y evalúa los riesgos de
su negocio, se les ha consultado sobre la decisión más arriesgada que les ha tocado
adoptar en los últimos cinco años.
Solo un 8,3% de los productores dijo no haber tomado una decisión arriesgada.
Entre quienes sí asumieron riesgos, un 40,4% indicó que la decisión más riesgosa había
sido la plantación de una nueva variedad; un 5,8% haber decidido construir
infraestructura; un 30,8% continuar produciendo durante épocas de crisis y un 9,6%
haber decidido exportar directamente su producción. No hubo otro tipo de riesgos
mencionados en forma significativa. Entre los que se arriesgaron, un 91,0% pensaba que
había sido correcta la decisión para enfrentar el riesgo en cuestión.
7.1 Empleo
Se ha solicitado información sobre el número de trabajadores empleados por
categoría y por duración del contrato (menos de un mes, entre 1 y 5 meses, 6 meses o
más, etc.). El número de trabajadores permanentes y temporeros es muy variable de un
predio a otro. En sólo 6 predios se empleaban trabajadores por menos de un mes, los
que sumaban en total 179 trabajadores. Un 83,3% de los predios empleaban temporeros
entre 1 y 5 meses, con un total de 2062 trabajadores. El número de trabajadores
permanentes fue de 688 (6 meses y más). Esto significa que se emplea
aproximadamente 3,0 temporeros por cada trabajador permanente.
260
7.2. A Evaluación de la productividad laboral
Se ha solicitado a los productores que evalúen la productividad del personal de
la empresa, incluyendo a cada categoría de trabajadores por separado. Un grupo
importante de entrevistados juzgó como buenos a técnicos, administrativos,
supervisores y trabajadores permanentes. Respecto de los temporeros un 63,8% de los
entrevistados estimó que su productividad era insuficiente o regular.
Hemos podido constatar que los predios frutícolas trabajan con un número
relativamente reducido de trabajadores permanentes, (caracterizados como confiables y
cada vez más calificados) y contratan un gran número de temporeros no calificados. En
este sistema, los empleadores ofrecen empleo a los mejores trabajadores. No obstante,
muchos temporeros son contratados durante muchos meses al año. Dada su importancia
en el empleo total, el aumento de la productividad en el sector frutícola depende de los
esfuerzos por mejorar la productividad de los temporeros.
Entre los factores mencionados como más importantes para conseguir una mayor
productividad, los empresarios mencionaron mayoritariamente: los salarios y los
incentivos. Enseguida señalaron el buen trato, como también una buena administración
y organización del trabajo. La capacitación como la motivación fueron mencionadas en
menos ocasiones. Finalmente estimaron que el uso de la tecnología tenía poco efecto en
la productividad del personal.
261
Aunque el sistema de trabajo a trato es la norma que se aplica a los temporeros,
muchos productores utilizan los salarios fijos para los trabajadores permanentes para
desempeñarse en forma responsable, sin la presión de un sistema de incentivos. El pago
a trato permite emplear a muchos trabajadores cuya productividad es desconocida, con
un riesgo menor. A pesar de que muchos temporeros tienen una relación continua con el
mismo empleador, año tras año, se requiere de cierto tiempo antes de que los
trabajadores y los empleadores desarrollen la confianza suficiente como para permitir
que el trabajo asalariado pase a ser la norma para los temporeros.
262
individuales, debido a la forma en que se acopia la fruta para satisfacer mercados
específicos.
Cuadro N° 25
Satisfacción con la exportadora en relación a:
(Porcentajes)
Esto no significa que los productores estén a punto de romper con las
exportadoras. La realidad es que muchos productores no tienen otra alternativa,
mientras otros aceptan el sistema, aunque desearían cambiar algunos de sus aspectos.
Consultados sobre si piensan variar su estrategia de comercialización a corto plazo, más
de un 40% de los entrevistados manifestó que podría hacerlo, ya sea asociándose con
otros productores directamente o bien negociando en otros términos los contratos con la
exportadora (ver cuadro N° 26).
No 58,3 21
Sí (asociación con otros 16,7 6
productores y/o exportación
directa)
Negociación de arreglo con 19,4 7
empresa exportadora
Otra 5,5 2
Aunque estas opiniones indican una aceptación general del sistema actual de
comercialización, hay más de un 15% de los productores que desearían comenzar a
exportar directamente. Este tipo de cambios no parece factible a corto plazo, pero refleja
263
un gran deseo por mejorar el sistema y el marketing. Un estudio de la Fundación Chile
demostró que los productores que a la vez son exportadores pequeños, no alcanzan el
volumen necesario para gozar de economías de escala y que su posición estratégica, en
términos de integración hacia los canales de distribución y de cobertura es muy débil.
Se trataba a principios de la década pasada de unas 230 empresas con alta rotación y
escasas alternativas de desarrollo (Fundación Chile, 1993).
Los datos anteriores indican que hay mucho por mejorar en la relación
productor-exportador, particularmente en materia de contrato. No hay duda de que las
empresas exportadoras son el núcleo más fuerte de toda la cadena exportadora y que son
ellas las que permiten su funcionamiento. Pero no es menos cierto que, tratándose de
empresas multinacionales que están también en el negocio naviero, su estrategia se basa
en maximizar el volumen, más que la calidad y el precio, pues ellos son prestadores de
servicios y no productores. Por su parte, son los productores quienes sufren toda
disminución en el precio final.
262
Según estimaciones de F. Chile el margen del productor representa 7% del precio final de la fruta. Al
respecto, ver F. Chile, (1993).
264
Cuadro N° 27 Inversiones planificadas
(Porcentajes)
265
(37,8%). Llama la atención, sin embargo, el hecho de que más de un 20% de los
entrevistados señalase como segunda prioridad el fortalecer al empresario frutícola y
sólo en tercer lugar, el organizarse para mejorar los problemas productivos (ver cuadro
N° 28).
Cuadro N° 28
¿Para que se necesita mayor organización de los empresarios?
(Porcentajes y número de empresarios)
Por último, las respuestas de los productores indican una gran preocupación por
la parte comercial, es decir, por sus relaciones contractuales con las exportadoras, su
acceso a los mercados extranjeros y el desarrollo de tales mercados. En menor medida,
pero presente también, los productores desean mejorar su relación con el Estado, porque
se han dado cuenta de la importancia que tienen sus acciones para el negocio frutícola.
Entre las organizaciones consideradas como muy eficaces por más de un tercio
de los entrevistados están las empresas agroquímicas y la Fundación Chile. Respecto del
resto de asociaciones privadas (FEDEFRUTA, empresas exportadoras) hay un número
importante de productores que estima que estas instituciones son “medianamente
eficaces” (más del 44,0% a lo menos).
266
Cuadro N° 29
Eficiencia de instituciones privadas en el desarrollo de la fruticultura
267
Cuadro N° 30
Eficiencia de instituciones estatales en el desarrollo de la fruticultura
Así, la importancia que los empresarios del sector le asignan al Estado también
aparece como vimos, cuando éstos mencionan las razones para una mayor organización
de los empresarios. Ello se puede relacionar con la evaluación que realizan del aporte de
las instituciones estatales en el desarrollo de la fruticultura la cual es inferior,
comparativamente a la eficiencia atribuida a organismos e instituciones privadas.
Frente a estos antecedentes, cabe preguntarse cuáles son las tareas que, a juicio
del empresario, le corresponden al Estado. Sobre un 88,0% de los entrevistados
consideró que el Estado debía promover las exportaciones e impedir la acción
monopólica (ver cuadro N° 31). Además, piensan que el Estado debe intervenir en
realizar el control de calidad (63,9%), aún cuando se muestran más favorables a la
acreditación por un organismo público del control de calidad (75%). También favorecen
el subsidio por problemas climáticos, el subsidio al crédito agrícola y la creación de
infraestructura (más del 55%). Por último, hay un ligero desacuerdo respecto a que el
Estado favorezca las sobretasas arancelarias.
268
Cuadro N° 31
Niveles de intervención estatal
Estos datos permiten hasta el momento apreciar hasta qué punto los
entrevistados solicitan que el Estado intervenga en lo que podríamos denominar las
funciones “clásicas” (infraestructura, promoción en el exterior, impedir monopolios).
Las opiniones siguen también favoreciendo a que el Estado intervenga en aspectos
regulatorios como el control de calidad, y su acreditación. Pero los empresarios son
claros también para rechazar que intervenga en la fijación del salario mínimo.
10. Conclusiones
La encuesta a fruticultores confirmó el supuesto inicial de que existe
actualmente una gran heterogeneidad tanto en lo que a capacidades empresariales se
refiere, como en los niveles de eficiencia de las empresas. Las inversiones que llegaron
al sector desde mediados de los años 1970 lo hicieron en función de las altas
expectativas de alta rentabilidad. Las barreras a la entrada no eran muy altas. Esto
explica los horizontes diversos desde los cuales venían los nuevos empresarios. Los
actuales perfiles empresariales derivan de esas mismas trayectorias, en cuanto a
experiencia anterior, conocimiento técnico y capacidades gerenciales.
269
independientes. El tercer grupo es el de los inversionistas que disponían de excedentes
generados en otros sectores y que decidieron comprar tierra y dedicarla a al fruta. Estos
tres estratos han ido progresando y adquiriendo los conocimientos necesarios. En la
medida en que sus comportamientos se hagan más convergentes como advertimos,
emerge la figura del fruticultor que borra las diferencias de origen.
La encuesta sugiere que los fruticultores chilenos son hoy día más sofisticados
que en el pasado. Saben más de tecnología y de su aplicación, administran empresas
más grandes y manejan un negocio que es más intensivo en información. Saben mucho
más de finanzas, elemento crucial de un sector intensivo en capital, donde hay
inversiones fijas y de larga maduración, sujetas al cambio tecnológico, biológico y a
riesgos de mercado. También y sobretodo las más grandes, han logrado una mayor
racionalización de la gestión, y en su generalidad, están aprendiendo cómo administrar y
motivar la mano de obra, mediante relaciones más contractuales y menos dependientes
que en el pasado. Estos cambios los fueron enfrentando como oleadas asociadas a las
crisis sucesivas que experimentó el sector.
270
La información recogida sobre el grado de división del trabajo de las empresas
frutcíolas estudiadas traduce el efecto conjunto de dos procesos. Por una parte, la
acentuación de la competencia por los mismos mercados de destino ha llevado a
mayores exigencias en rendimiento y calidad. Esto redunda en una gestión cada vez más
compleja y tecnificada. Por otra parte, la existencia de “multiempresarios” que no se
dedican tiempo completo a la fruta, y que muchas veces no residen en el predio, llevó a
una mayor delegación de tareas. Los sistemas de gestión de las empresas frutícolas
reflejan esta transición de los patrones propios de la agricultura tradicional, donde las
decisiones están concentradas en el dueño, a una división del trabajo más compleja, que
puede ser administrada por empresarios con un mayor nivel educacional.
Sin embargo, cabe emitir algunas reservas sobre la competitividad de los predios
manejados por “multiempresariuos”. Algunos propietarios que no están presentes en el
predio han logrado resultados delegando autoridad en buenos administradores y
técnicos. Pero esto es la excepción. La producción de fruta es un proceso sofisticado que
requiere dedicación. No es una actividad que reporte utilidades al inversionista pasivo.
Es en este contexto que hay que situar las tensiones actuales. Es justamente
cuando el mercado se hace más competitivo que se agudiza el conflicto entre
productores y exportadores. Esto se debe principalmente a la crisis y la caída gradual
del nivel de rentabilidad para todos los involucrados en el negocio de la fruta. Las
condiciones están dadas ahora para una mayor organización de productores y
271
exportadores. Sin embargo, la solución no parece estar en que se multiplique el número
de productores-exportadores pequeños, sino la integración vertical de exportadores
nacionales, con filiales de marketing en los mercados de destino.
En síntesis, muchos de los empresarios llegados al sector en lea época del boom
frutícola y épocas de alta rentabilidad se dedicaron a aprender el nuevo proceso
productivo y están produciendo bastante bien. Otros les han dedicado menos tiempo y
esfuerzo, han aprendido menos y están sufriendo las consecuencias de vender fruta de
mala calidad y de tener altos costos. No todos los predios cambiaron al mismo tiempo ni
al mismo ritmo. La heterogeneidad productiva es considerable. Muchas firmas están
mejorando su eficiencia y el ritmo de incorporación de tecnología es más alto que
nunca. Algunas empresas no serán capaces de competir y tendrán que salir del sector.
272
1. Introducción
Como hemos advertido, en la investigación realizada se ha pretendido explorar
también el mundo empresarial que ha surgido en las últimas décadas con la
modernización de la economía, considerando como paradigma al empresario
competitivo frutícola de exportación. Uno de nuestros fines ha sido en esta última etapa
de la investigación, acercarnos a la percepción de «sí mismo» (self) que como
empresario moderno posee este agente. Conjuntamente con esto, hemos constatado que
se ha ido asentando en los discursos públicos y oficiales una alta valoración del
desempeño empresarial, revirtiéndose la tendencia presente hacia principios de la
década de 1970 de criticar la posición del empresario como contraria al desarrollo del
país. Por lo tanto, el rol y la figura del empresario son utilizados como un perfil
necesario para la adquisición de una capacidad de producción y desarrollo económico
privado que conlleva efectos positivos para el país.
273
No obstante lo anterior, no hemos encontrado estudios sociales que apunten a la
profundización de la postura «emic» en el sentido de explorar en el modo en que se
recepciona dicho comportamiento moderno. Se trata por esto de indagar en el «self» o
“sí mismo” del empresario. Por ejemplo, si su actuación modernizadora es una conducta
valorada internamente como una estrategia de adecuación al medio, o bien de una
internalización del valor “moderno” con indeferencia ante sus consecuencias prácticas.
Considerando que esta parte de la investigación es de índole exploratoria, sólo se ha
pretendido apuntar a las direcciones posibles hacia donde se dirige la perspectiva
«emic» del empresario en relación a la modernidad.
Para la noción de «self» utilizamos la definición dada por George Reitzer: “…El
self es en lo fundamental la capacidad de considerarse a uno mismo como objeto…”
(Reitze G., 1993). La definición anterior supone que los individuos pueden salir fuera
de sí mismos, y al considerarse como objetos, pueden evaluarse.
3. Colectivo y muestra
El colectivo correspondió a un número aún reducido de empresarios «exitosos»
del sector de exportadores frutícolas chilenos.
Para cumplir con tales requisitos la muestra consideró los siguientes parámetros:
a) Residencia en la V o VII Región, ya que el valle de Aconcagua y las provincias de
San Felipe y Los Andes, como el valle y la provincia de Curico son algunas de las
principales zonas frutícolas del país y sostén del auge de los valles exportadores (en
éstas provincias se localiza casi un 50% y un 30% de la superficie plantada total en
hectáreas de vid de mesa como de manzanos rojos);
b) Posesión de predios de tamaño apropiado (predios superiores a 30 hectáreas) ya que
deben estar incorporando constantemente nuevos productos de acuerdo a las exigencias
del mercado (exportadores);
c) Utilización de tecnología de punta;
d) Relación eficiente con el mercado (éxito en sus iniciativas) al mantener vínculos con
compradores europeos, estadounidenses, etc.; y
e) Facilidad para obtener créditos para financiar sus proyectos de inversión.
274
4. Funciones y supuestos de la entrevista abierta
En esta fase de la investigación, se ha utilizado una aproximación metodológica
estructural denominada entrevista abierta, la que se estima adecuada para los objetivos
que se persiguen en esta etapa. En la entrevista personal se produce la máxima
interacción personal entre el investigado y el investigador, buscándose profundizar en
las motivaciones personalizadas de un caso individual frente a cualquier problema
social263. En nuestra investigación se han escogido los empresarios que según nuestras
fuentes aparecen a sus ojos como «exitosos», para obtener un perfil típico de esta
situación. Al abordar el análisis del comportamiento de un individuo (el informante), el
sociólogo espera encontrar los elementos reveladores de su identidad social, más bien
que sus cualidades sicológicas personales.
263
“…La función metodológica básica de esta forma libre de entrevista en el contexto de una
investigación sociológica se limita a la reproducción del discurso motivacional (conciente e inconsciente)
de una personalidad típica en una situación social bien determinada…”. Al respecto ver Ortiz A., 1986,
p.178.
264
Las entrevistas se realizaron en diversas condiciones de lugar. Dos de ellas se realizaron en los fundos
de los empresarios (“El Cortijo” y “Trapa-Trapa”) en la provincia de Curicó y las otras tres en las oficinas
privadas de cada uno de los empresarios en las ciudades de Los Andes y Santiago, durante los meses de
junio a agosto del 2002
275
manifestaron una clara conciencia del rol que juegan en el desarrollo económico a nivel
nacional.
276
7. Plan de análisis
7.1 Lectura
El método investigativo que debe apoyar esta parte del trabajo centrado en los
«actos del habla», descansa fundamental y esencialmente en el proceso de escuchar. El
escuchar a diferencia del mero acto biológico pasivo del oír, si bien tiene a éste como
base y punto de partida, es una conducta activa en el cual se presta atención al hablante
con el fin de interpretar apropiadamente el mensaje hablado con el sentido implícito en
la intención de aquél a quien escuchamos e interpelamos a través de las preguntas.
8. Análisis e interpretación
Los elementos significativos del mensaje comunicacional deben ser separados
para su análisis e interpretación. El análisis implica la selección y ordenación por
tópicos que remiten a determinados mensajes. Una vez aislados los tópicos o conceptos
que caracterizan el mensaje seleccionado del sujeto entrevistado, hemos procedido a la
interpretación de cada uno de ellos.
277
silencio y todos los elementos que acompañan al discurso, integrando el decir como
totalidad expresiva. Así, y como señala Echeverría, “…en el acto del habla generamos
un mundo interpretativo, el acto de escuchar siempre implica comprensión, y por lo
tanto, interpretación. No hay escuchar sino hay involucrada una actividad
interpretativa…” (Echeverría R., 1995).
Del detalle de las entrevistas de cada uno de los empresarios de nuestra muestra
hemos ido extractando los aspectos relevantes para lograr una representación de la
forma y los criterios con que hemos estado analizando la información.
Empresario 1
El empresario E1 al manifestar su percepción del empresario frutícola de
exportación, plantea que éste como «nuevo empresario» debe ser un hombre que actúa
por iniciativa propia y sin apoyo del Estado, en contraste al empresariado tradicional
que no tuvo la preparación profesional, ni dominio de conocimientos específicos
fundamentales (como el idioma inglés), ni por último una visión para adaptarse en las
nuevas «reglas de juego».
Con relación a la identidad del nuevo empresario, remarca el hecho de que los
logros económicos en la actividad agrícola ya no se relacionan con un patrimonio
acumulado o heredado, sino que se asocia más bien con la capacidad para actuar en el
presente y proyectarse al futuro.
Empresario 2
El empresario E2 subraya la importancia de las cualidades que se vinculan con la
comercialización y de las que incorporan asistencia técnica a la producción. Para este
agente, la necesidad de un conocimiento técnico de los aspectos de la comercialización
se impone como un deber ser para el empresario, en tanto entiende que la
comercialización es una etapa ligada a la producción. Procesos como el de la
278
globalización de la economía demandan el conocimiento comercial, en términos más
profesionales.
Empresario 3
El empresario alude a su vinculación con la actividad agrícola debido a
antecedentes familiares, y a la necesidad de convertir el patrimonio heredado en una
fuente de trabajo donde proyectar su profesión (ingeniero agrónomo), construyendo dos
paradojas para especificar su situación como empresario agrícola. La primera, referida
al binomio «innovación-adaptación», relacionando particularmente la innovación a la
capacidad de imitación. La segunda, se construye en torno a la polaridad «esclavitud-
creación». Esto es, la forma de actuar es lo esclavizante, el contenido es lo creativo y
transformador.
Además, alude a cuatro épocas por las que habría atravesado la producción
agrícola de su zona, que él representa gremialmente, siendo el eje con que las periodiza,
los tipos o fuentes de conocimiento que se generaron en cada etapa en el proceso de
producción. Sólo en la última etapa distingue y erige al productor en propio dueño de un
conocimiento más amplio de la actividad, que le permite controlar las distintas variables
que intervienen.
279
«madurez» de un individuo que controla racionalmente los procesos productivos en que
interviene.
Finalmente, al trabajador lo percibe con poco interés por aumentar sus ingresos,
y esta actitud se asocia a la interiorización por parte de éstos, de concepciones
elaboradas por creencias religiosas como la católica que entre otras ideas, otorgan poco
valor y deslegitman la búsqueda de ganancia o el afán de lucro, aún cuando también
vislumbra que tales presupuestos han ido perdido fuerza y vigencia por los alcances
sociales y culturales que se han vinculado con el desarrollo de una sociedad de
consumo. Otro factor que asegura la productividad es la especialización del trabajador
que consolida la práctica de técnicas eficientes para aumentar la producción. A su vez,
el salario es concebido en forma individual y se asocia a la productividad alcanzada por
cada trabajador.
Empresario 4
El empresario precisa en su discurso los rasgos que debe poseer el agente. Al
respecto, señala dos especificidades: en primer lugar, y bajo un supuesto de
heterogeneidad empresarial, señala que no es posible constituir un «tipo» único de
empresario; y en segundo lugar, al relacionar el mundo empresarial con otros ámbitos
de trabajo vinculados a la empresa, el agente manifiesta que las cualidades distintivas
que los distinguen como empresarios, son la «creatividad» que expresa éste en su labor,
como la voluntad para «asumir riesgos».
280
Empresario 5
En el discurso del empresario E5 se destacan sus consideraciones relacionadas
con la situación financiera y económica actual de las empresas frutícolas del país.
Señala, que en la actual coyuntura (2001-2002), el sector se encuentra en una condición
negativa, debido principalmente, a que la oferta de productos sobrepasa a la demanda.
Además, hay un nuevo frente de problemas para los agricultores debido a la pérdida de
beneficios que originaban las «ventajas comparativas». Sin embargo, el país ha podido
ir superando relativamente esta última situación, debido a que la competencia individual
entre los fruticultores genera productos de mayor calidad y la necesidad de una gestión
más eficiente en la empresa; lo que comparativamente en otros países no sucede, pues
por ejemplo hay entes estatales que controlan calidad y fijan precios a los productos
(caso sudafricano).
281
empresario. En un esfuerzo por sintetizar esta variada información, integramos dos
cuadros sinópticos (Cuadros N° 32 y 33) con los resultados de las entrevistas,
abordando la presencia, ausencia o la no mención de las dimensiones que caracterizan
las motivaciones, perspectivas y estereotipos que existen en el sí mismo empresarial,
como de los tópicos que preocupan al agente para luego realizar una análisis de estas
entrevistas. Cada una de estas dimensiones configura un continuum, entre el empresario
que asume una posición frente a que significación le atribuye a cada una de estas
dimensiones, las que pueden ser: positiva (+), o sea que configura un rasgo esencial en
la definición de la identidad, motivaciones o marco de acción del empresario; negativa
(−), referida a que no le otorga valor a esta característica para la definición de los
mismos patrones, o por último, de indiferencia (0) frente a éstas características, es decir
que no la menciona dentro de su discurso.
E2 + + + 0
E3 + + 0 +
E4 + + + +
E5 + + + 0
282
Cuadro N° 33
Menciones de los empresarios entrevistados por medio de entrevistas abiertas sobre las
motivaciones y orientaciones para la acción como tópicos presentes en el discurso
empresarial
E2 + + + + + + 0
E3 + 0 0 0 + 0 0
E4 + + + + + + +
E5 + + 0 + + 0 +
Innovador
El rasgo de innovador es una de las características más resaltada para definir la
identidad de un empresario por la totalidad de los agentes. En efecto, los agentes
expresan que el empresario frutícola debe estar preocupado y atento a la innovación,
en las diversas áreas en que se concreta y desarrolla la actividad como son: la
administración, la producción como la comercialización, asumiendo incluso algunos de
ellos (E2 y E4) que ésta debe hacerse coordinadamente en el conjunto de estos ámbitos.
283
argumento sostiene que esta elaboración de una estrategia de desarrollo empresarial se
liga también con el desarrollo de políticas económicas estatales, que en último término
para algunos de estos empresarios (E1 por ejemplo) fueron y han posibilitado la
innovación del sector exportador.
«Asume riesgos»
En primer lugar, este rasgo de identidad define tanto a la “persona” del
empresario como a las características de su “rol”. En efecto, por un lado, algunos de los
agentes (E1) plantean que el «asumir riesgos» involucra una iniciativa personal de
afirmarse en la incertidumbre que depara el futuro, porque la inversión de capital apunta
a expectativas, obtención de éxitos como de fracasos como a una temporalidad que no
se pueden controlar. Por otro lado, el «asumir riesgos» para la mayoría es parte esencial
de la dinámica y del funcionamiento financiero en que los empresarios están
284
involucrados y obligados a asumir (aún cuando sus esfuerzos se orientan a tratar de
minimizarlos como lo plantea el empresario E3). En otras palabras, esta predisposición
no depende tanto de una elección más o menos arbitraria, de los empresarios, sino que
de una decisión que necesariamente deben aceptar o enfrentarla como una obligación
para permanecer como empresarios.
En segundo lugar, también este «asumir riesgos» apunta a dos fenómenos que
son impredecibles para el empresario, pero ante los cuales debe necesariamente, optar a
poder conocerlos o determinarlos. El primero de ellos, son las condiciones climáticas
que responden a fenómenos naturales a los cuales se tiene que adaptar, y el segundo, es
la situación de la demanda en el mercado. Frente al primero, se asume una posición más
bien pasiva en tanto se espera que los ciclos productivos agrícolas mantengan una
relativa periodicidad, mientras que frente al segundo, se asume una posición más bien
activa en la medida que los agentes construyen a partir de diversas fuentes de
conocimiento que apelan incluso a la intuición, una suerte de situación esperable y de
expectativas concretas sobre el contenido de las futuras demandas de los consumidores,
que a todas luces, varían en el tiempo.
285
mercados y de la situación financiera en que se enmarca la actividad, los que podrían
minimizar los riesgos de la inversión.
Autónomo
En relación a este rasgo de identidad, los agentes señalan que el empresario se
distingue por la capacidad para tomar decisiones respecto de sus inversiones. En este
sentido, la autonomía se juega en base a tres sujetos, entes o corporaciones que rodean
al empresario.
286
Un primer ente es el Estado. Uno de los agentes (E1) manifiesta que los
empresarios se han desprendido de la tutela estatal, en relación a que éste ya no
determina las «reglas del juego» que median las decisiones para las inversiones, ni
establece aranceles o subsidios que los protejan frente a otros productos como tampoco
interviene tan directamente en la actividad productiva.
Un tercer sujeto, son el resto de los empresarios. Para los agentes, el formar
parte de un conjunto de empresarios productores frutícolas, no implica una
subordinación explícita a ellos para la determinación del tipo de producto como del
volumen de producción que van a realizar. Muchas veces, y al contrario, el agente (E3 y
E4 por ejemplo) se percibe como un generador de ideas, estrategias productivas y
fuentes de trabajos que configuran una guía o modelo de acción para la actividad
aplicada, siendo sus principales alcances, el control conjunto de las variables que
intervienen en los diferentes procesos de la actividad. Quizás, el único
«condicionamiento», es la imitación de ciertas formas o patrones de producción de otros
productores, reconociendo a través de esta valoración, los logros como el éxito
comercial, la eficiencia productiva o la propia calidad del producto que alcanzan éstos.
287
responsabilidades, en la administración de los predios como en el manejo administrativo
de la empresa.
Vocación
La vocación de los empresarios surgió y fue principalmente determinada en
varios casos, a partir de la influencia socializadora de alguna figura cercana a la ya
“tradición familiar”, entendida como una actividad que se venía realizando desde varias
generaciones. Esta tradición se vincula a la posesión de la tierra (propiedad familiar), a
y a una trayectoria en la actividad agrícola, aún cuando empresarios como el E1 resaltan
la entrada de nuevos empresarios surgidos en un entorno de apertura del mercado de
tierras y de una actividad que atrae nuevos elementos por sus altas tasas de rentabilidad
iniciales. A pesar de este último, una vocación latente se fue alimentando por una
necesidad de mantener la trayectoria familiar basada no sólo en un aprovechamiento
económico de la tierra, sino que también en mantener y continuar una relación de
carácter cultural con la tierra.
Esta relación, que hemos definido como «vocación», significa por una parte,
percibir el trabajo agrícola como señala uno de los empresarios (E3) como una labor que
requiere de tiempos prolongados, de larga maduración y que se adapta a ciclos
geológicos y climáticos de amplia duración, en espera de la obtención de un bien o
producto, lo cual se percibe en oposición a las expectativas de ganancias inmediatas
existentes supuestamente en otras actividades económicas, como podría ser por ejemplo,
la financiera. Por otra parte, también significa establecer una suerte de vínculo con la
naturaleza donde un virtual conocimiento de sus condiciones y temporalidades no
implica poder controlar todos los factores que influyen en la producción agrícola debido
a su carácter imprevisible, lo que para empresarios como el E4 significa ir implantando
ideas creativas y novedosas para enfrentar las diversas contingencias que se suceden en
la actividad (pestes, enfermedades, etc.)
288
aprovechamiento económico de la tierra, genera una proyección a largo plazo y, al
mismo tiempo, genera cierta incertidumbre. La vocación del empresario agrícola
aparece así presentada como el deseo de sustentarse en esta paradoja.
289
reconocer e interiorizar por los empresarios, sino que principalmente integrar y
concretar en la producción.
290
Por su parte, las empresas exportadora se defieden a tarvés de sus asociaciones
gremiales planteando la dificultad para realizar liquidaciones individuales debido a que
la fruta es vendida de manera global, sin atender los porcentajes que le corresponden a
cada productor. Finalmente, un último problema que mencionan es el hecho que
tampoco puedan garantizar un precio de venta final por ser la fruta un bien perecible
cuya condición cambia.
Por otro lado, la impresión general de estos empresarios, es señalar que el Estado
debiera mantener una posición más activa en el ámbito de la exportación. En tal sentido,
mencionan ciertas tareas que debieran ser asumidas más plenamente o a cabalidad por el
Estado, como son:
- Entregar información sobre el mercado internacional, evolución de precios y
condiciones en mercados específicos;
- Negociar el acceso a mercados foráneos, especialmente en aquellos que las
barreras arancelarias, tarifas y cuotas limitan la entrada de la fruta chilena;
- Control por parte del Servicios especializados (como el Agro-Ganadero –SAG)
de las denominaciones de cada variedad como la adopción de posturas más rigurosas en
cuanto al proceso de certificación de la calidad de un producto; y
- Preocupación de los indicadores macroeconómicos y de sus tendencias: valor
del dólar, tasas de interés y la política crediticia.
291
intermediarios públicos entre ellos, los compradores o exportadoras (traders) y el
cliente-consumidor.
13. Conclusiones
292
mayores riesgos, son más competitivos y están más orientados hacia el mundo como
mercado y como fuente de mejoramientos tecnológicos.
Cabe plantear finalmente que en este capítulo nos hemos referido a un grupo de
empresarios exitosos, entrevistados en una fase de crecimiento de la economía. Es un
grupo que ha vivido un período de transición y tuvo que atravesar coyunturas,
favorables y desfavorables (como la recesiva de 1999), que evaluadas en el conjunto
han sido excepcionales. No disponemos en este momento de elementos como para
concluir que se trata de comportamientos que permanecerán en el largo plazo. Cabe
preguntarse en todo caso, si los comportamientos modernos que el empresario ha
desarrollado en la relación con el mercado no han sido acompañados, hasta la fecha, de
un cambio perceptible en las relaciones al interior de la empresa. Además, cabe señalar
que al parecer la nueva composición del empresariado nacional tampoco se ha traducido
hasta el momento como hemos sugerido en una difusión de una nueva cultura
empresarial. El empresario exitoso, si bien parece dirigir empresas poco conflictivas
desde el punto de vista laboral, tampoco aparece liderando transformaciones en el plano
social. Eso sí, reproducimos a continuación las historias de vida de un grupo
seleccionado de empresarios exitosos. A través de ellos se puede apreciar cómo
operaron las características, procesos y variables que hemos descrito y analizado en este
capítulo.
Ingeniero innovador
Andrés N., ingeniero 49 años, hijo de un ingeniero que trabajó gran parte de su
vida en el sector de la construcción. De niño ya manifestaba un espíritu inquieto en un
colegio jesuita (escuela privada). De personalidad activa, demostraba en clases y en
vacaciones sus dotes de organizador. Como estudiante de ingeniería no se limitó a los
números, fue campeón de fútbol y dirigente estudiantil. Se interesó por la experiencia
293
yugoslava y escribió un libro sobre la autogestión. Fue becado a Estados Unidos por ser
buen futbolista y regresó a Chile para trabajar dos años como profesor ayudante. Su
paso por los Estados Unidos le abrió el gusto por la tecnología. A su vuelta, la
universidad le quedaría chica para sus ambiciones. Actualmente dirige una empresa de
informática que él mismo califica de «desordenada, pero sumamente entretenida».La
empresa partió hace 20 años con un antiguo computador y 12 empleados. Hoy tiene más
de 1.500 empleados, la mayoría profesionales (ingenieros), y su facturación asciende a
más de US$ 150 millones. Ha creado 10 compañías filiales, 7 en el Chile, y 3 en el
extranjero (Ecuador, Uruguay y Estados Unidos).
No era ambiente para mí: mucha conversación de pasillo...Un ritmo que no era
el mío. Yo soy bastante hiperkinético. Decidí decirle que no a esa carrera. Tampoco
quise aceptar un trabajo que me estaban ofreciendo; iba a intentar hacer algo en forma
independiente.
294
Gambia, Senegal y Cabo Verde. Estuve ocho años en negocios pesqueros en África.
Primero, empecé a trabajar como empleado de una compañía pesquera sudafricana
que no podía negociar directamente con los países africanos por las naciones de
Estados Africanos. Yo era su agente. Posteriormente me independicé de esta compañía;
llegué a arreglos con los gobiernos africanos y negociaba licencias para diferentes
compañías pesqueras.
De productor a productor-comercializador
Para Francisco F., 46 años, el ser empresario es algo natural que figuraba en su
proyecto de vida desde que entró a la universidad, donde se tituló como ingeniero
agrónomo. Miembro de una familia que había mantenido propiedades agrícolas,
buscando desarrollar las capacidades de su profesión se dedicó a la producción de uva
de mesa y de plantas. Con una importante propiedad en el valle de Aconcagua,
frigorífico y packing propio, actualmente es uno de los líderes del sector. Su historia no
es la tradicional, pues no comenzó heredando el negocio familiar sino iniciando un
propio proyecto.
295
La plantación de frutales comenzó en 1980, con la asistencia técnica de un
amigo cercano y de un crédito obtenido a través de un familiar bien ubicado en el
Banco del Estado. Con los años fui progresando, al principio entregaba la fruta a las
exportadoras para que ellos la embalaran y con el tiempo fui instalando un packing
durante el período de verano para la fruta de exportación. Además fui experimentando,
introduciendo adelantos técnicos (construcción de viñedos, poda, cosecha, instalación
de un frigorífico aledaño, pavimentación de caminos de acceso) que recomendaban un
grupo de técnicos italianos y españoles que venían desde Argentina.
A partir del año 1986, me di cuenta que para tener mayor éxito en la producción
frutícola, había que destinar un parte importante del tiempo y de los gastos que
demanda la producción, al rubro comercialización. Así, fui personalmente a Nueva
York a negociar mi fruta. Más tarde lo hice a través de una asociación de productores
del valle (ACONEX) lo que significó muchas pérdidas. Actualmente exportó la mitad de
la producción directamente y el resto lo entregó a las grandes exportadoras.
Fue una experiencia muy grata. En algún momento, tuve la sensación de que las
cosas que yo quería hacer en lo docente sobrepasaban el marco de la Universidad, que
era un entorno como rígido para las innovaciones; decidí hacerlo por mi cuenta. Era
tan fuerte lo que yo quería hacer, que pensé ¿porqué no hacerlo sola? Cuando conté
que estaba proyectando crear una escuela de publicidad privada me miraban como a
una loca, porque eso era antes de la ley actual266. En esa época, las condiciones eran
muy diferentes; era muy insolente que yo pretendiera hacer una escuela al margen de
las grandes universidades, muy respetadas y con mucha tradición. Ninguno de los
colegas lo aprobó. Entonces fui y pedí plata a una financiera: un millón y medio de
pesos; me acuerdo hasta el día de hoy. Así comenzó todo.
266
Ley que autoriza, bajo ciertas condiciones, las Universidades e Institutos Profesionales privados.
296
En mi formación como empresaria estuvo ese deseo fuerte, esa imperiosa
necesidad de hacer algo; yo me «embaracé» de una escuela; yo me embaracé de un
proyecto. Cuando uno se embaraza, se embaraza. El bebé tiene que nacer o te mueres
tú. Yo me embaracé del proyecto y di a luz. A raíz de eso me di cuenta que era más fácil
hacer lo que a mí me gustaba. Y no he parado más”
297
Capítulo VIII
La Modernización de la empresa
298
La forma en que se enfrenten a futuro estas nuevas condiciones dependerá del
camino recorrido hasta ahora, de las inversiones que se han realizado y de las estrategias
que unos y otros estén diseñando. De particular relevancia es lo que ocurre en el ámbito
de la tecnología y los recursos humanos. Para ello, hemos buscado establecer como una
primera aproximación acerca de cuál es el grado de modernización tecnológica que se
ha alcanzado y qué estrategias siguen las empresas para aumentar la productividad. En
este capítulo se abordan estos temas recurriendo a los estudios disponibles para el caso
chileno. Las tendencias que surgen de estos materiales empíricos principalmente,
aunque referidas principalmente a la industria, permiten hasta el momento formular la
hipótesis de que las empresas están viviendo una transición hacia estilos más
profesionalizados de gestión.
299
En una tercera etapa (1988-2000), caracterizada por una década de alto
crecimiento económico, en el que se consolida la organización de la economía en torno
a encadenamientos productivos y el desarrollo muy incipiente de nuevas actividades de
exportación (calzados, servicios) hubo un proceso de recuperación industrial (Alvarez,
2000), que fue permitiendo el desarrollo de un sector industrial competitivo que se abrió
al comercio mundial, observándose a nivel de las empresas, procesos parciales de
modernización de producto y de proceso, y las estrategias de productividad y
competitividad, se vuelven más complejas. Particularmente algunos cambios
constatados en las empresas chilenas se han dado por una insistencia en las
externalizaciones (entendida como la erradicación de funciones que las empresas
delegan en contrataciones con otras empresas); la introducción de algunas nuevas
herramientas de gestión innovadoras como el rediseño de procesos y los equipos de
trabajo; el incremento de programas de capacitación con énfasis en cursos técnicos, etc.
267
Proyecto OIT/ACDI, “Cambio tecnológico y mercado de trabajo”. La encuesta tuvo 2 fases: la primera
se aplicó a una muestra de 300 establecimientos industriales del Gran Santiago (1990). La distribución
sectorial de la muestra era la siguiente: textiles, cuero y calzado (30%), alimento (21%), metalmecánica
(20%), química (14%), minerales no metálicos (14%), papel (6%) y otros (2%). En una segunda etapa
(1992-1993) la investigación se concentró en 30 establecimientos del sector metalmecánica y 14 de la
industria de alimentos (empresas medianas y grandes). Los resultados han sido publicados en Geller
(1994), Mizala y Romaguera (1996) y Wormald (1996).
300
competitivas naturales y el uso de mano de obra barata. Las novedades encontradas
fueron: una creciente preocupación por la productividad y la calidad y un mayor
acercamiento con proveedores y clientes en las grandes empresas. Especial mención
merece el comentario acerca del “…evidente rezago que se observa en las industrias
analizadas en el desarrollo de estrategias que combinan innovaciones en la base técnica
con nuevas formas de gestión de los recursos humanos…” (Wormald, 1996, p. 79). Este
sería un área «dura» del proceso de modernización industrial, especialmente en la
industria de la alimentación donde la gestión de recursos humanos constituye un área
problemática debido al uso intensivo de mano de obra temporal.
268
La encuesta fue aplicada a una muestra de 541 establecimientos industriales representativos del
universo de las unidades de este sector con diez o más trabajadores.
269
Su objetivo principal fue el análisis del grado de innovación tecnológica en el período 1993-1996,
básicamente en lo que se refiere a tipos, objetivos, obstáculos y fuentes de dicha innovación.
270
Por innovación integral se entienden los casos en que los ejecutivos de las empresas declaran haber
realizado simultáneamente los tres tipos de innovación considerados (de productos, procesos y gestión
organizativa) en una intensidad alta (valores de 3 y 4 en una escala de 0 a 4).
301
pequeñas (10 a 49 trabajadores) solamente el 25% de los equipos eran de base
microelectrónica, en todos los demás esa proporción resultaba superior al 50%. Las
innovaciones incrementales y adaptativas (mejoras de procesos y productos)
predominaban por sobre las más radicales. A su vez, existiría una mayor correlación
entre la innovación de producto y de proceso y un menor grado de correlación entre la
innovación de producto y de gestión organizativa. Las transformaciones de proceso
predominaban por sobre las otras en la mayor parte de las ramas (principalmente en la
metalmecánica, metales básicos y papel). En las innovaciones de producto se
destacaban la industria textil y los minerales no metálicos. Por otro lado, según la
percepción gerencial, no hay ramas en las que las innovaciones en la gestión
organizativa predominen por sobre las otros dos. Pero sí sucede esto en empresas
caracterizadas por el concepto de «innovación integral».
Sin embargo, este indicador aislado no daba cuenta de los procesos innovadores
de cada rama. En la metalmecánica por ejemplo, muchas empresas presentaban una
«innovación parcial alta» y «parcial media», caracterizadas por alto componente de
innovación de proceso. Las ramas menos dinámicas serían la industria de la madera,
seguida de cerca por la de alimentos (aunque 20% de las empresas de alimentos se
caracterizaban por tener «estrategias de innovación integral»).
Por último el estudio destaca que entre los objetivos de la innovación, los
gerentes destacan el mejoramiento de las condiciones de trabajo y del control de
calidad, la reducción de los tiempos de proceso y la diversificación de los productos. En
promedio asignan prioridad equivalente al aumento de la participación en los mercados,
a la reducción de costos y a la mejora en la calidad de los productos. Finalmente los
datos de la encuesta permiten pensar que una característica apuntada en algunos de los
estudios mencionados seguían a lo menos vigente: el predominio de sistemas más
tradicionales de control de calidad por sobre los «sistemas de aseguramiento de
calidad», indicando una escasa difusión de los programas de calidad total.
302
Estas tendencias también se manifiestan en el sector de las PyMES. Un estudio
realizado por el Servicio de Cooperación Técnica (SERCOTEC) en empresas pequeñas,
medianas y microempresas, comprobó que los “… empresarios han privilegiado la
inversión en máquinas por sobre otras acciones y que hay una propensión fuerte a
confiar en ese factor como el más importante para mejorar el rendimiento de sus
empresas…” (Espinosa y otros, 1994, p. 18). Más aún, interrogados acerca de qué
innovaciones han hecho en la gestión, los empresarios volvieron a mencionar
inversiones en máquinas, equipos e infraestructura. La difusión de la informática es
bastante elevada pues, sobre un total de 299 empresarios, declararon haber incorporado
computadores en su empresa, un 98% de los medianos, un 62 % de los pequeños y un
15% de los microempresarios. En un estudio en años más recientes, esta tendencia se
sigue confirmando, destacando el hecho que las PyMES han podido rápidamente
acceder al campo de las telecomunicaciones (computación e Internet). Así, en una
primera encuesta Nacional de Tecnologías de la información hecha por el Ministerio de
Economía (2002), se muestra que mientras un 58% de las empresas pequeñas tienen
computadoras, una cifra superior al 90% de las empresas medianas también las han
incorporado. Paralelamente, mientras el 37% de las pequeñas empresas acceden a
Internet, en las medianas empresas esta cifra llega al 75% (Gobierno de Chile, 2003)271.
En esta misma perspectiva es que se sitúa Díaz (1995) cuando distingue entre
dos «mundos industriales». Por una parte está la industrialización de recursos naturales
en la cual se ubican grandes empresas que introdujeron cambios tecnológicos
avanzados: control de procesos pasando de sistemas analógicos-digitales a sistemas
digitales de control distribuido (celulosa, siderurgia) y mejoramiento de la calidad del
producto (por ejemplo, harina de pescado a concentrado proteico). Por otra parte, está el
conjunto heterogéneo de industrias manufactureras que vivieron un proceso de
modernización tecnológica gradual, desde la informatización del área administrativa,
luego la inversión en máquinas y procesos mediante controles lógicos programables
hasta la introducción de máquinas con comando numérico. Los cambios en la gestión de
la producción aparecen como más incipientes, con una preocupación constante por la
calidad (control estadístico de procesos y de programas de calidad).
271
En la misma publicación, se destaca asimismo el esfuerzo desplegado por el Ministerio de Economía
con otros organismos de apoyo público (FOSIS, SERCOTEC), en la creación de los llamados
Infocentros, que son implementados como espacios de acceso a a computación e Internet especialmente
concebidos para microempresarios. Solo entre el 2001 y el 2002 se instalaron más de 200, de los cuales
más de la mitad están dedicados exclusivamente a micro y pequeños empresarios. Además se han venido
generando contenidos específicos para estos ámbitos productivos en diferentes portales y sitios webs del
sector público, (entre otros, www.sercotec.cl, www.sitioempresa.cl), con el fin de proveer información,
ofrecer espacios de diálogo y facilitar la realización de trámites.
303
Otra tendencia relevante en la literatura revisada resalta que con el auge de las
cadenas productivas basadas en recursos naturales, las ramas industriales más vinculada
al procesamiento de recursos naturales tuvieron una expansión rápida orientada a los
emergentes mercados de exportación dando lugar a una «especialización internacional
regresiva» (Ominami, 1998). Existen dos tipos de cadenas exportadoras basadas en
recursos naturales: los commodities industriales (por ejemplo celulosa o harina de
pescado como se advirtió) y los demás productos industriales (papel, muebles y
maderas, jugos). En algunos casos, las plantas industriales ocupan el eje central de la
cadena, como ocurre con las de celulosa. Estas utilizan tecnologías de frontera y son
propiedad de grupos económicos principalmente que también dominan las plantaciones
forestales. En otros casos, las plantas son solamente un eslabón más de cadenas cuyo eje
reside en las empresas de exportación (agroindustria) o en quienes controlan la
extracción de recursos (flota pesquera) (Díaz, 1995, p. 28). El surgimiento de las ramas
industriales basadas en recursos naturales cambió la configuración espacial de la
industria chilena tradicional, ya que muchos de sus establecimientos se encuentran fuera
de las grandes ciudades.
272
El concepto de «paradigma» lo entendemos como un complejo de principios, articulados en una
relación lógica que conforman un núcleo que priman en nuestras visiones, discursos y quehaceres. Por lo
tanto, se conocen explícitamente los conceptos fundamentales de un campo científico o de un saber
práctico, pero difícilmente los puntos de partida o axiomas, que en el transcurso del tiempo se han ido
perdiendo como preguntas y se las presume como supuestos inamovibles e incuestionables. Un paradigma
puede abarcar uno o más modelos e incluso creencias disímiles, a todos los cuales el paradigma sirve de
marco integrador. Ahora bien, el paradigma como “telón de fondo” de nuestras teorías o modelos, se
encuentra rara vez cuestionado, si bien sus diversas expresiones o prácticas suelen ser criticadas o debaten
entre sí, pero al interior de su propio paradigma. En este mismo sentido, podemos perfilar lo que
constituye un paradigma en la empresa, es decir un determinado modo de pensar el mundo de los
negocios, la gestión y las relaciones internas entre los actores que coexisten dentro de la empresa. Un
paradigma también permite reducir la incertidumbre externa (mercados globalizados, muchos
competidores, nuevas tecnologías) y facilita la coordinación entre los individuos de un sistema o grupo
social. Al respecto ver, Thomas Kuhn, 1975.
304
Si bien esta caracterización corresponde a la mayor parte de las empresas
medianas y pequeñas (sin dejar de considerar a algunas de mayores dimensiones);
hemos de reconocer un sector de punta que corresponde la tipo de empresa moderna que
se caracteriza por una gestión dirigida por profesionales y especialistas, con políticas de
recursos humanos orientadas a la motivación de sus empleados y trabajadores tendientes
a aumentar la productividad, ello implica una estructura más horizontal y un mayor uso
de innovaciones en los ámbitos tecnológicos, de gestión y de desarrollo organizacional.
Según la literatura disponible para los países de América latina (Rama et al,
Díaz, 1993; Soifer, 1995; Póstuma y Zilbovicius,1995; García, Mertens y Wilde, 1999), con
la relativa excepción de Brasil y México existen serias carencias en el área de
administración y planificación de los recursos humanos las que se manifiestan en
diversos ámbitos: falta de separación entre propiedad y gestión, falta de
profesionalización de la gerencia de personal, poca inversión en capacitación,
información escasa y poco sistematizada sobre las características de la mano de obra,
etc. Algunos atribuyen este atraso a que el proceso de taylorización fue tardío y parcial
por lo que se avanzó poco en racionalizar la administración y desarrollo de los recursos
humanos a nivel de la empresa, fenómeno que limitaría la introducción de formas de
273
Entendemos flexibilidad laboral como la posibilidad que la empresa tiene para adaptar su estructura y
composición laboral a las condiciones del mercado.
305
formas de gestión postforditas (Castillo et al, 1996). Otros, como Koljatic (1999)
atribuyen el modelo de organización industrial «localista» o idiosincrático a las
condiciones de protección en que se dio la industrialización (demanda excedente, escasa
competencia externa, subsidios a la inversión y carencias en información
tecnológica)274.
No hay mucha evidencia sobre estos temas. Sin embargo, las investigaciones
existentes (Castillo, Maggi y Dini, 1996; Echeverría y Herrera, 1995; Wormald, 1995;
Alvarez, 2000) coinciden en reconocer un fuerte rezago entre la gestión de los recursos
274
El modelo «idosincrático» puede ser asociado a que la empresa, y en particular la industria de la fase
sustitutiva, sobresalían más por sus carencias que por haber sido un especio schumpeteriano de
innovación en cuanto a la combinación de factores de producción. Si las estrategias empresariales se
alejaron de los modelos teóricos de optimización de factores fue porque se adaptaron a un contexto de
economías altamente protegidas, en mercados oligopólicos y con baja competencia, con sistemas de
relaciones laborales definidos por regímenes populistas o reformistas. Por el camino de obtener subsidios,
de operar sin competencia externa, de absorber las ineficiencias vía precios fijos, se llegó a soluciones
productivas «híbridas». Algunas de las características que se han identificado en estas empresas fueron su
escala reducida de operaciones, su alto grado de integración vertical, poca racionalización de la
organización del trabajo, etc.
275
El tema de los recursos humanos como parte de las estrategias de competitividad de las empresas surge
a comienzos de los años 90 y ha venido siendo insistentemente tratado desde mediados de esa década,
vinculado a los necesarios aumentos de de productividad que impone la voluntad de acrecentar las
exportaciones de productos elaborados.
276
A juzgar por la abundante oferta de consultorías que existen en el país sobre estos temas.
306
humanos y las demás áreas de gestión de productividad de las empresas. Wormald
(1995) por ejemplo, observó -como advertimos en la sección anterior- que dicha gestión
constituye un área «dura» en el proceso de modernización. Especialmente en la
industria de la alimentación, cualquier innovación en este terreno se dificulta debido al
uso intensivo de mano de obra temporal, por lo que las formas de gestión del trabajo
adquieren a menudo «tinte tradicional» En la medida en que los procesos de producción
son relativamente simples (limpiado, selección, embalaje), las políticas de capacitación
se han concentrado en incluir normas de seguridad o higiene en el trabajo. Sin embargo,
la modernización de esta área de gestión parece ser un gran desafío para los próximos
años, debido a las crecientes exigencias de calidad del mercado internacional.
El tema es de particular interés dado que la economía chilena vivió, hace cerca
de dos décadas, procesos de desregulación del mercado de trabajo y de la negociación
colectiva. Hasta fines de los 80, Chile fue considerado un caso extremo de
flexibilización de la institucionalidad laboral, por la facilidad que tenían los
empleadores para despedir, las limitaciones a la negociación colectiva y la falta de
legitimidad del actor sindical278. A partir de las elecciones democráticas de 1989, el país
277
En la encuesta realizada sólo un 29% de las empresas encuestadas reportó una «profesionalización» en
los procesos de reclutamiento y selección del personal. Además, constató que se introdujeron y
generalizaron la aplicación de nuevas herramientas para la selección del personal, por ejemplo se
aplicaban exámenes de conocimiento (46%) y tests de personalidad (63%), además de la usual «entrevista
personal» que en la mayor parte de las empresas se realizaban a través de uno de sus ejecutivos. También
en este campo, se presentaba una correlación de modernización de los procesos de selección y
reclutamiento con respecto al tamaño de las empresas, con lo cual distinguió que la modernización se
realizaba con mayor énfasis en las empresas grandes (82%), a continuación en las empresas medianas
(62%) y finalmente en las empresas pequeñas (56%).
278
En el año 1991 las centrales sindicales no eran reconocidas y los sindicatos no contaban con un
sistema formal de financiamiento.
307
entró en una fase de reestablecimiento de las libertades ciudadanas y de la
institucionalidad democrática. Se abrió el diálogo social y político en materia de
legislación del trabajo y de relaciones laborales, a lo menos en el primer gobierno de
Aylwin. No ocurrió de igual forma durante el segundo gobierno de la concertación. El
diálogo tripartito se fue viendo interrumpido, las organizaciones sindicales y
empresariales fueron reaccionando negativamente frente a las propuestas de reforma del
Código de Trabajo hechas por el gobierno. Con todo, las reformas introducidas al
Código del Trabajo mediante la promulgación de un conjunto de leyes relativas al
contrato individual de trabajo, la negociación colectiva y las organizaciones sindicales,
fueron durante la década de 1990, buscando equilibrar el exceso de poder dado a los
empleadores por la legislación de los años 80, pero evitando al mismo tiempo rigidizar
las normas o elevar excesivamente los costos laborales. El punto culmine ha sido la
aprobación de la Reforma Laboral del año 2001 que aún cuando no ha logrado la
obtención de muchos de los objetivos básicos del movimiento sindical ha logrado
revertir en parte la deuda social contraída por los gobiernos de la Concertación y que se
derivaba del plan laboral que impuso el Gobierno Militar en la década de 1980,
generando una nueva legislación laboral que responde a nuevos tipos de vinculación de
los trabajadores con entidades productivas y de nuevas situaciones propias del
desarrollo de la economía actual y de procesos como el de la globalización, en vistas a
lograr una maximización del la tarea de «protección social»279.
279
Estas constataciones se basan en una síntesis de los argumentos expuestos en el capítulo IV, sección
III.
280
El estudio realizado entre 1993-1994, cubrió 21 casos de empresas (grandes, medianas y pequeñas) de
la minería, madera y muebles, confecciones y gráfica, y se basó en entrevistas a gerentes de recursos
humanos.
308
la función está en relación directa con el tamaño de la empresa. Otro indicador de la
importancia que se le otorga al manejo de los recursos humanos es el nivel de las
remuneraciones del ejecutivo máximo del área. En este caso no parece haber una
correlación con el tamaño de la empresa. En un estudio sobre la empresa chilena,
Koljatic (1999) comprobó que, en términos comparativos, el área de recursos humanos
se ubica muy por debajo del resto. En una muestra de 300 empresas en Santiago el
ejecutivo menor remunerado pertenecía al área comercial, le seguía el del área
financiera. En tercer lugar, se ubicaban las remuneraciones del área de producción y, en
cuarto lugar, la de recursos humanos.
281
Por calificación se entiende el conjunto de conocimientos y capacidades, incluidos los modelos de
comportamiento y las habilidades que los individuos adquieren durante los procesos de socialización y
educación. Es la capacidad potencial para desempeñar ciertos puestos y tareas. El enfoque francés de la
calificación considera, sin embargo, que la calificación tiene un componente de mercado, en la medida en
que no existe mientras no es reconocida como tal por un empleador. (Tanguy, 1986)
309
algunos estudios (Koljatic, 1999, Alvarez, 2000) como una fuente de rigidez aunque sí
pueden estar interiorizadas en decisiones que limitan la contratación.
Respecto del empleo femenino, la opinión usual es que las leyes del trabajo
venían limitando la incorporación de la mujer, en tanto que existen altos costos para el
empleador en cuanto licencias de maternidad (aún cuando el Estado asume una gran
parte de este tipo de remuneraciones), respecto a una mayor rotación, mayor propensión
a permisos, salas cuna, entre otros.
Más allá de las restricciones legales, el tema de las relaciones entre los sexos y el
riesgo de embarazo de la mujer joven constituyen un problema en empresas con mano
de obra mixta. Los empresarios como advertimos brevemente en el párrafo anterior se
quejan de que al contratar mujeres aumenta la rotación y por tanto los costos. Problemas
de origen cultural, como el rechazo de los obreros a que la mujer realice ciertas tareas,
las relaciones entre los sexos en los mismos lugares de trabajo, etc., también inciden en
el «sentido común» sobre la contratación de mujeres. Pero existen precedentes de lo
contrario. CODELCO-Chuqicamata ha colocado a mujeres a operar equipo con buenos
resultados.
Cuadro N° 34
Evolución del número de hombres y mujeres en la jerarquía de cargos
M: Mujeres
H: Hombres
Fuente: Cuadro extractado de Alvarez (2000)
310
constituye el fenómeno más notoriamente observado en esta muestra. Asimismo, se
observa en otros apartados del estudio que la incorporación de las mujeres ha sido
mayor en las empresas pequeñas y grandes (133 y 123% respectivamente) y con menor
énfasis en la mediana empresa (34%) (Alvarez, 2000).
Tal fenómeno nos sugiere que uno de los cambios en el mundo laboral del sector
empresarial se encuentra en el cambio de la composición de géneros en el crecimiento
de la fuerza de trabajo en todos los niveles. Sin embargo, estos resultados parciales no
indican que las estructuras de autoridad hayan cambiado en ese mismo sentido.
282
Con la excepción de la industria gráfica donde la Escuela de Artes Gráficas se encarga de formar a la
mano de obra calificada.
283
En la investigación se expone un caso de una industria de muebles, empresa familiar donde la
antigüedad promedio es muy alta, y donde el gerente declaraba que se siente con las manos atadas por el
cúmulo de beneficios que se arrastran de años anteriores. Pero prefiere subir los costos salariales antes
que soportar una huelga.
311
mencionado los estudios disponibles sobre modernización tecnológica que resaltan la
inversión en nueva maquinaria y equipo durante la década de 1990 (Geller, 1994;
Wormald, 1996; Castillo, Maggi y Dini, 1996, Montero, 1996; Koljatic, 1999, Alvarez,
2000). Sin embargo, el diagnóstico que existe es que el nivel tecnológico de la industria
manufacturera es heterogéneo, con introducción limitada de equipos microelectrónicos
y con un alto nivel de tecnificación en comercialización y relación con los mercados de
exportación (Castillo, 1999). Esto quiere decir que la tecnología se ha utilizado para
mejorar procesos y ampliar capacidades productivas y no para reducir el empleo., ni
para desplazar mano de obra en forma masiva.
Que el mercado de trabajo atraviese por una coyuntura favorable puede incitar a
la movilidad laboral. Aquí de nuevo, la situación es bastante dispar. Observando los
resultados del estudio de Montero (1996), se ve que la mitad de las empresas que se
estudiaron habían tenido el año anterior al estudio tasas de rotación razonables, entre el
2 y el 6%285. En cambio había un grupo de empresas que experimentaron tasas de
rotación superiores al 10% y hasta un 100%. Si se toma en cuenta las razones que
motivan la partida de los trabajadores se puede decir que existen al menos tres fuentes
que la originan: i) los requerimientos de la empresa: tales como decisiones
empresariales de despido (por razones económicas o por fallas y ausencias del
trabajador); ii) el mercado de trabajo: por el costo alternativo del obrero en un mercado
bastante competitivo; y iii) las prácticas y conductas inestables del propio trabajador
(por ejemplo, la inestabilidad atribuida a la mujer o a los jóvenes).
284
Estas cifras no consideraban los trabajadores subcontratados.
285
La rotación está calculada como el número de contrataciones al año para mantener un determinado
nivel de empleo.
312
de empresas estudiadas por Alvarez (2000) se puede observar que en solo ocho de ellas
(9,0%), la rotación es inducida, el empleador buscaba mantener esquemas flexibles que
le permitan contratar y despedir con facilidad, mantener un promedio bajo de
antigüedad para evitar indemnizaciones altas y también evitar la consolidación de
sindicatos que rigidicen el manejo de la mano de obra. Aquí se puede decir que hay una
estrategia defensiva que recurre a mecanismos cuantitativos como el despido, para
mantener márgenes de flexibilidad.
286
Condiciones muy similares existen en la industria pesquera.
313
problema, muchos deciden renunciar voluntariamente, lo que les permiten negociar con
el empleador un monto de indemnización suficiente para poder cubrir las deudas. Lo
que ocurra después no les inquieta pues, cono hay suficiente demanda, no tendrá
problema para encontrar otro trabajo. Recomienza ahí el círculo vicioso. Otra fuente de
rotación es el trabajador migrante que viene de otro sector atraído por los altos salarios.
Después de un tiempo no resiste las duras condiciones de trabajo en la minería y regresa
a su localidad de origen.
En la actualidad cada vez con más frecuencia las empresas buscan centrarse en
las actividades propias de su rubro tendiendo a subcontratar todas aquellas tareas y
partes del proceso productivo que otros pueden realizar. Buscando disminuir costos se
procede a externalizar algunas tareas y confiarlas a terceros. La subcontratación permite
fijar costos por actividad realizada y anular los gastos de administración atribuibles a
dicha actividad. También existen motivaciones coyunturales como la de recurrir a la
subcontratación en caso de capacidades productivas insuficientes para responder a un
aumento de la demanda.
Diversos son los mecanismos utilizados por las empresas para externalizar
funciones y para reducir la planta de trabajadores que trabajan en relación de
dependencia de la empresa:
314
ii) La subcontratación de servicios productivos: se entrega a terceros la
realización de tareas o servicios in situ. En la minería, por ejemplo, una parte importante
de las tareas son realizadas por empresas especializadas (colocación de dinamita, pilas
para lixiviación, transporte, movimiento de tierra) (Montero, 1996).
Todas estas formas se dan en las empresas que presentan los diversos estudios
revisados. Las prácticas más frecuentes son la subcontratación de servicios generales y
la subcontratación de mano de obra de temporada; en menor medida, la intervención de
terceros directamente en funciones de producción. El alcance de la subcontratación está
asociado al tipo de actividad, por lo que se torna necesario realizar estudios sectoriales
del fenómeno. Uno de estos estudios (Montero, 1996), muestra que en la minería, la
presencia de trabajadores que no tiene relación de dependencia con la empresa es parte
del paisaje diario. Por ejemplo, presenta el caso de de una gran empresa minera de
Antofagasta, que contando con una planta de 1.200 trabajadores, circulaban un
promedio de 1.500 trabajadores externos. También encuentra una empresa en la misma
región donde había 400 trabajadores de la empresa y 800 de los subcontratistas.
287
Definido como la prestación de trabajo por cuenta ajena, a tiempo completo, mediante el pago de un
salario en virtud de una relación directa entre el empleador y el trabajador, ejecutada en el recinto de la
empresa y dentro del marco de una regulación jurídica.
315
situaciones de dependencias muy diversas. A pesar de trabajar en el mismo lugar, no
reciben las mismas prestaciones y tienen situaciones contractuales diferentes. A su vez,
la empresa debe coordinar el conjunto e imponer condiciones de trabajo a los
subcontratistas, las que no siempre son respetadas.
Cuadro N° 35
Evolución de la capacitación en chile (1994-2002)
Fuente: SENCE, para los trabajadores capacitados; INE, para la fuerza de trabajo (cifras
del trimestre octubre-diciembre de cada año)
316
que no favorece a los que más lo necesitan. Son los administrativos y los técnicos
calificados los que participan más en acciones de este tipo. Dichos estamentos en
conjunto concentraban cerca del 60% del total de capacitados a finales de los 90 (Jara,
Evaluación de la franquicia tributaria para la capacitación: estudios de casos, Ministerio
de Economía, 1999).
Los estudios revisados recogen por tanto una paradoja: las empresas constatan la
escasez en el mercado de mano de obra calificada, pero realizan pocos esfuerzos para
asumir el costo de capacitar. Las principales razones que explican el limitado uso de la
franquicia tributaria son los problemas de caja (hay que pre-financiar el gasto) y las
dificultades administrativas; pero un análisis sociológico revela que el problema del
esfuerzo privado tiene raíces más profundas.
288
Fuente: Director Servicio Nacional de Capacitación y Empleo, agosto de 1996.
317
de necesidad y ausencia de motivación de los trabajadores) se aplican a las que no
capacitan.
Las empresas que capacitan estaban en mejores condiciones para percibir cuáles
son los obstáculos que les impiden un mayor esfuerzo, a saber, por orden de
importancia: imperfecciones del sistema de franquicia tributaria, falta de una oferta
adecuada y de calidad, e insuficiente organización interna de la propia empresa para
estructurar su demanda. Las empresas que no capacitaban no lo hacían, no porque no
estaban informadas o porque no tenían una visión positiva de la capacitación, el
problema era más complejo, pues se relacionaba con la ausencia de una cultura de
capacitación que valore el mejoramiento del nivel de calificación de los trabajadores
como insumo para aumentar la productividad y no como una externalidad.
Estudiando las formas que los ejecutivos definían la capacitación, y como ésta,
se representaba en sus beneficios, Valendru (1994) encontró que existían grandes
diferencias que denotaban un proceso reciente de toma de conciencia sobre la
importancia del tema. Para algunos, capacitar tenía que ver con los valores de las
personas, con un perfeccionamiento necesario pero no instrumental. Los que así
pensaban son los empresarios que le confieren a la empresa una misión social y tienen
una representación «mágica» de la capacitación, aunque no realicen acciones concretas
consecuentes con dicha valoración. En esta perspectiva, se apunta a cambio de actitudes
y comportamientos que permiten al trabajador «ser más persona». Otros, en cambio se
referían a la capacitación como una de las funciones tradicionales que debe asegurar la
empresa para mantener la producción. Su contenido es similar al entrenamiento en el
puesto de trabajo. Como señalaba un encargado de capacitación de una fábrica de
lácteos entrevistado por el autor, “...capacitar es entrenar a las personas en su lugar de
trabajo para mejorar su labor y su desempeño...”. Por último, hay ejecutivos que
concebían la capacitación como un simple recurso que debe ser administrado en función
de objetivos de la empresa; cuesta dinero y debe ser reentable para la empresa; no
interesa el individuo sino el retorno de la inversión. En palabras de un jefe de recursos
humanos de una industria de materiales de construcción entrevistado por el mismo
autor: “...La capacitación no sirve si no está en relación con las necesidades reales de la
empresa. Debe traducirse en la productividad...” (Valendru, 1994).
Los estudios de caso analizados en Jara (1999) permiten constatar que, a pesar
de las diferentes concepciones acerca de la utilidad de la capacitación, la mayoría de las
empresas habían desarrollado alguna actividad en este sentido. Con una sola excepción,
todas ellas habían realizado algún tipo de capacitación externa durante varios años. A su
vez, un total de seis empresas declararon no haber organizado programas de
capacitación interna. Sin embargo, esas mismas empresas habían brindado formación en
el puesto de trabajo aunque no la consideraban como una actividad de capacitación289.
Esta diferencia entre actividades de entrenamiento y de capacitación, demuestra que, si
bien no se vincula esta última en forma explícita con los temas de productividad, la
situación está evolucionando.
318
inestabilidad en el empleo; mayores demandas de sueldos y tasa más alta de rotación
externa.
290
Estudio presentado en diario La Época, 24/7/97.
319
menor costo. Estas dos experiencias demuestran aún incipientemente el potencial que
tiene la capacitación cuando se utiliza como un instrumento más en el marco de una
estrategia altamente racionalizada de gestión de los recursos humanos.
En las empresas estudiadas por Alvarez (2000), ninguna practica estos modelos
polares en forma pura; la mayoría de las empresas está en un proceso de búsqueda de
soluciones en el ámbito de la gestión del personal. Cerca del tipo tradicional-jerárquico
están las empresas más pequeñas que trabajan principalmente para el mercado interno y
que no tienen una estrategia expansiva. Se contentan con ocupar un nicho comercial que
conservan ya sea por calidad o porque tienen una clientela asegurada, orientándose
marginalmente al mercado externo. Además, son muy sensibles a variaciones en el
mercado y ocupan mano de obra semicalificada que no requiere grandes variaciones en
capital humano. Con todo, son empresas antiguas donde la inercia de las relaciones
laborales es muy importante, la mano de obra es antigua y estable, pero también lo es
una relación conflictiva con el sindicato. La incursión parcial en mercados de
exportación no ha sido suficiente como para modificar un estilo de gestión paternalista y
un modo de funcionamiento característico de la empresa de los años 60. En la práctica,
estas empresas invierten bastante en entrenamiento en los puestos de trabajo, pero no
están concientes de ello; no hacen análisis costos-beneficios de tales prácticas
informales, y tampoco buscan racionalizarlos. Existen sistemas complejos de
calificación de los puestos de trabajo que encarecen la gestión, que les impiden
relacionar remuneraciones con productividad.
Un segundo tipo de empresas según Alvarez está saliendo de esta situación a raíz
de una mayor especialización. Más que una estrategia explícita conciben respuestas de
corto plazo frente a las fuentes de rigidez, lo que configura un modelo de transición
donde se hace de todo un poco, sin lograr estabilizar la mano de obra. Se trata de
empresas que sufren una alta rotación del personal y recurren a la subcontratación. Más
que programas de capacitación, estas empresas practican el entrenamiento de la fuerza
de trabajo. Las dificultades encontradas las han venido llevando a una mayor
tecnificación de la gestión del personal. Cuando la preocupación por la calidad y
eficiencia se vuelven prioritarias se observan estrategias parcialmente flexibles,
desarrolladas por Gerentes de Personal que están introduciendo instrumentos de
320
racionalización. Estas son, ya sea empresas que experimentaron en los últimos años un
ritmo elevado de crecimiento y que se fueron modernizando según la marcha, o bien
empresas recientes, que nacieron con un parque tecnológico al día y con métodos más
racionalizados de gestión orientándose desde el inicio a un nicho de exportación.
Aunque existen variaciones según la rama, ocupan más tecnología automatizada y
aplican instrumentos de desarrollo organizacional (Alvarez, 2000).
321
Conclusión
Chile: un caso de desarrollo empresarial
322
los industriales de la fase sustitutiva, los que fueron más dependientes del Estado de lo
que hoy se admite.
Tanto la estructura del sistema empresarial chileno como el perfil individual del
empresario indican la profundidad de los cambios. Composición de capital, proyección
de los negocios, relación con el Estado y formas de gestión comercial, son algunos de
los ámbitos en que se dan las mayores rupturas con el pasado. La estructura empresarial
presenta al menos dos novedades: el nuevo carácter de los conglomerados económicos y
el desarrollo de la capacidad empresarial.
323
propiedad, las formas de control y la gestión, se han diversificado. La gran empresa de
hoy ya no vive de y gracias a los bancos. El ahorro interno ha pasado a ser una base
importante de capitalización. El mercado de capitales ha crecido en volumen y se han
diversificado los instrumentos financieros. La presencia de capitales extranjeros en
grandes proyectos de inversión refleja la proyección internacional y de largo plazo que
han adquirido los negocios.
324
administrador (tradición de manager) sino por su desempeño como iniciador de nuevos
proyectos.
291
Se hace referencia al título de la publicación de la revista empresarial Estrategia (1994).
325
En otras palabras, estamos en presencia de un vuelco importante en la relación
entre empresarios, el sector privado en general, y el Estado. La relación histórica se
invierte. Desde una dependencia de los empresarios del Estado, a una dependencia del
Estado del dinamismo empresarial. Las actuaciones públicas de los dirigentes y los
discursos oficiales no reflejan el hecho de que ambos actores están operando en base a
un sustrato político-cultural común, cual es la necesidad de mantener y reproducir el
orden y de ampliar la eficacia social. En los hechos, parece haberse resuelto la
tradicional oposición entre Estado y mercado. Eso sí, las tareas que enfrentan el
empresariado chileno y el régimen democrático, socios hasta ahora en la construcción
de un nuevo orden armonioso, es ampliar la esfera de negociación para incluir los
considerables sectores de la población cuyos intereses han sido oídos pero sobre los que
no se ha actuado.
326
humano, no pudiere explicarse desde un paradigma racional utilitario. No es algo que
«florece» espontáneamente como respuesta de individuos racionales en contextos en
que se abren oportunidades de ganancia. Se requiere de algo más. Si hubiera que
resumir la experiencia chilena para el desarrollo de una economía de mercado, diríamos
que el despliegue de la capacidad empresarial fue producto de la influencia recíproca y
el impacto convergente de los siguientes factores:
d) las redes sociales de apoyo: los contactos y relaciones de alcance de una clase
media profesional ofrecieron las vías de acceso a los medio de financiamiento, a la
tecnología y a los mercados.
327
En el plano cultural, se produjo una suerte de amalgama entre ideas ultraliberales
y valores culturales conservadores. Esto sirvió como referente no sólo a los
empresarios, cuyo quehacer se vio legitimado desde un Estado que en el pasado habían
sentido como hostil. Los nuevos valores luego se difundieron en el tejido social. La
sociedad entera ha sido impregnada de una cierta lógica de mercado. La cooperación
entre el sector público y el sector privado no ha sido nunca tan intensa como en el
período de los gobiernos de la Concertación. No es de extrañar entonces que la clase
política, o buena parte de ella, manifieste a comienzos de este nuevo siglo, un acuerdo
de voluntades y un conjunto de creencias compartidas sobre el modelo. Sin embargo,
también vemos que este es uno de los pilares más débiles del modelo chileno. Detrás de
los consensos aparentes hay profundas discrepancias sobre las instituciones políticas y
sobre los derechos laborales, a pesar de haberse implementado una reforma laboral más
amplia el año 2001. A modo de conclusión, habría que pensar que aunque los
empresarios participen en un esfuerzo colectivo de modernización y no en un proyecto
de modernidad que integre a toda la sociedad, es algo que complica el propio futuro del
modelo.
328
una señal de la poca integración productiva y social que ha tenido hasta el momento el
desarrollo exportador.
329
último mantuvo la capacidad para intervenir. Si en la fase sustitutiva esto se hizo
ampliando las instituciones de una economía mixta, en el nuevo modelo fue a través de
una aparato público manejado por un grupo reducido de personas –una tecnocracia
compuesta principalmente de economistas-, que ejerció una función de mediación de
intereses entre los agentes económicos, los actores sociales y el Estado. De esta manera,
los criterios de racionalidad económica pasaron a predominar por sobre los criterios
clientelistas y electoralistas.
Con el retorno a la democracia, los sucesivos Gobiernos debían lograr que los
grupos más corporativistas asumieran el costo de las políticas y reformas que imponía la
330
equidad distributiva, sin retirar su adhesión a la nueva institucionalidad democrática.
Por otra parte, les ha correspondido convencer a la población de que la clase política tan
desprestigiada por el régimen autoritario, podía asegurar una gestión económica
eficiente. Que muchos de los buenos resultados de la economía chilena se hayan
producidos en esta década casi y media de régimen democrático revela en parte una
relación virtuosa que ha podido darse entre economía de mercado y democracia política.
Por último, cómo no ver que también ha cambiado el rol de los empresarios
como sujeto colectivo. De una posición secundaria en un sistema marcado por las
relaciones corporativistas, han pasado a ser sujetos protagónicos en una economía de
mercado en la cual ya no es el Estado el que decide la asignación de recursos. Los
procesos políticos que llevaron a este cambio suscitaron una mayor autonomía de los
empresarios en cuanto actor colectivo, a la vez que los condujeron a trabajar más
estrechamente con los agentes estatales.
331
económicas chilenas en las discusiones sobre los cambios políticos y económicos en
América Latina y en otras regiones.
Por otro lado, también cabe destacar que en Chile, la creciente orientación hacia
el mercado mundial ha sido aparejada de la emergencia de un estrato más amplio de
industriales y un nuevo tipo de empresarios. Las causas no resultaron solamente de las
reformas económicas de los setentas-ochentas, sino de un ciclo más largo de
maduración de una masa de profesionales de origen urbano, en su mayoría con
educación universitaria, que constituyó el aporte más reciente al proceso de renovación
empresarial. Comparada con la imagen que existía del empresariado en el modelo
sustitutivo cabe destacar su mayor autonomía frente al Estado, su orientación
exportadora y la búsqueda de alianzas con capitales extranjeros.
332
amplia de mercados internacionales. Pero la elite económica de hoy es nueva en su
comportamiento económico, en la medida, en que en general, acepta la importancia del
dinamismo y la innovación de las empresas, y reconoce concientemente la
responsabilidad de las empresas privadas de asumir un papel de liderazgo en estimular
el avance económico en una economía de mercado.
333
quienes a través del tiempo aprenderán la manera de hacer las cosas tanto o más
efectivas y a menor costo. La inserción en los mercados internacionales ofrece enormes
ventajas, pero también involucra riesgos considerables. A pesar de los notables logros
de los últimos casi veinte años, el sector privado chileno enfrenta importantes desafíos,
y deberá cambiar significativamente si pretende mantener su ventaja competitiva y, por
lo tanto su prosperidad.
Al respeto, por lo menos, tres factores merecen atención. Los tres, están
relacionados, ya que para superarlos se requerirán cambios adicionales por parte de los
empresarios chilenos; cambios que implican seguir reconsiderando y revalorizando el
papel del Estado en su cooperación con el sector privado cuanto una transformación de
visiones predominantes sobre el papel de los trabajadores dentro de la empresa y en el
destino más general de una economía de mercado.
334
los observadores de la economía chilena han señalado que con frecuencia se fracasa en
tomar plena ventaja de las sinergias potenciales entre las grandes firmas y las pequeñas
empresas que aquellas subcontratan para la provisión de una variedad de servicios y
actividades de manufactura. Esto es tan típico de las empresas fuera del sector de
recursos naturales como de las empresas dentro del sector. Para citar tan solo un
ejemplo, Díaz (1996) también ha argumentado persuasivamente que la ausencia de la
cooperación entre las firmas chilenas –evidente en la carencia de distritos industriales,
la persistencia de vínculos inter-empresariales débiles y la casi total ausencia de
economías de aglomeración (la salmonicultura sería una excepción)- constituye un
impedimento significativo para las perspectivas futuras de la exportación de
manufacturas.
335
Apéndice
Análisis pormenorizado de las entrevistas
Empresario 1
Percepción del empresario
El agente asume que existe actualmente una polémica en torno a considerar si
los empresarios frutícolas actúan bajo la lógica del empresariado agrícola tradicional o
más bien son un nuevo tipo de empresario:
“…Yo creo aquí estamos hablando de que sí, realmente existe un nuevo
empresario (…) o es un empresario que ha copiado, digamos iniciativa de otras partes
del mundo y por lo tanto no habría tal innovación en el empresariado chileno…”
336
Queda en evidencia que la no imitación es un requisito para el accionar
empresarial, y al mismo tiempo se reserva la capacidad de iniciativa para abrir nuevos
mercados:
“… ¿Y quién toma esa decisión? (de abrir nuevos mercados), el empresario
privado solo. Y eso no es copiar a nadie, eso es tener iniciativa y tener la capacidad y la
inteligencia para captar esos negocios y venir y practicarlos en Chile…”
El rasgo más estable de estas políticas fue el mantenimiento del tipo de cambio,
lo que permitió realizar exportaciones. Es importante tener en cuenta también que la
innovación en algún momento se asemeja a la imitación cuando se señala que se busca
en el exterior «nuevas ideas». Al parecer cuando se habla de innovaciones se está
haciendo referencia al rompimiento y/o quiebre con un modo de accionar empresarial
protegido y subsidiado por el Estado y no al hecho mismo de las ideas que se
implementan. Por lo tanto, la creación de una política económica favorable a las
exportaciones posibilitó el surgimiento de un nuevo empresario.
“…por lo tanto, quién fue capaz de salir y tuvo la preparación necesaria para ir a
ver si los europeos les gustan las manzanas (…) o los norteamericanos les gustan las
uvas (…), así, fue resorte propio tomar la decisión y producir esa especie, o no, sin
ningún apoyo más que una divisa de cierta estabilidad…”
En este nuevo empresario hay tres elementos que confluyen: por un lado, han
tenido la iniciativa para salir al exterior, y por otro, la preparación suficiente para saber
diagnosticar que demanda el consumidor de los países principalmente del Hemisferio
Norte. Por último, un tercer elemento es poseer la autonomía suficiente y la capacidad
de saber tomar la decisión de plantar determinada especie o variedad para satisfacer esa
demanda diagnosticada. Por lo tanto, la capacidad empresarial se relaciona tanto con el
aspecto de indagación y análisis de mercados como con el riego de optar por producir
para ese mercado. Sin embargo, este nuevo empresario no surge desde la nada sino que
337
tiene sus antecedentes en el agricultor tradicional, del cual se diferencia al poseer
ciertos atributos.
“…obviamente en esa época había agricultores más preparados que otros
agricultores, y siempre los van a haber, por lo demás, tenían las condiciones ya sea
económicas, culturales, tecnológicas necesarias que le dieron las herramientas…idioma
(inglés) el idioma es una parte clave…”
338
justamente por aunar el temperamento aventurero de la persona y los conocimientos
técnicos-económicos del empresario.
A partir de estas dos diferencias el agente postula que se generó una distancia
entre ambos tipos de empresarios:
“… y así fue quedando gente en el camino y quizás se pudo, quizás se definió
más una brecha o un distanciamiento entre el que se quedó con su agricultura y entre el
que dio el paso a tener una agricultura moderna destinada a otros mercados…”
339
El agente tiene absoluta claridad acerca de quienes son los nuevos empresarios
agricultores:
“…ya no está hoy día, la agricultura en manos de apellidos rancios como se
decía antiguamente o de alta clase social, hoy día no es así, hoy día está en manos de
quienes tuvieron la capacidad de poder surgir dentro de este sistema que hemos
planteado…”
340
de interés tiene que endeudarse o buscar donde conseguir créditos o dónde vender, no
sirve desgraciadamente producir bien…”
La distinción entre una y otra disciplina pasa por el hecho del objetivo
empresarial, porque el ingeniero agrónomo basa su conocimiento en la producción,
mientras que el ingeniero comercial basa su conocimiento en el análisis de mercados y
de la inversión de capitales, por tanto el agente esta precisando y priorizando que la
producción no es lo esencial en el nuevo empresario sino que su capacidad de gestión
comercial.
341
carecen de esos conocimientos. Esto en el agente no es un problema puntual vinculado
al propio accionar empresarial, sino que es un problema general de las universidades
que no se vinculan con las empresas privadas. Así, el agente plantea:
“...yo diría que las universidades como que se encierran en su área universitaria
y no hay una vinculación estrecha con la empresa privada o con la realidad...”
Entrevista
Empresario (E2)
Cualidad de los empresarios: la comercialización
El agente señala como una cualidad general del empresario actual o moderno el
poseer una amplia formación cultural, y en particular destaca que debe ser capaz de
interiorizarse en conocimientos prácticos del área de la comercialización. A su vez, la
comercialización esta íntimamente ligada con el proceso de producción:
“...Yo visualizo al empresario moderno como una persona con bastantes
conocimientos de carácter general y muy particularmente imbuido en lo que son las
características de una buena comercialización hoy día. ¿Qué significa esto? Que el
empresario no puede estar al margen de lo que es la comercialización de lo que produce
y exporta...”
342
una etapa ligada a la producción. De acuerdo a esto, el empresario frutícola encuentra
cada vez más su razón de ser en el aspecto comercial antes que en el propiamente
productivo:
“...no basta ahora con producir bien, no basta con que el productor esté
preocupado de aumentar su productividad, de mejorar su calidad si se desconecta o se
despreocupa del aspecto comercial...”
Las cualidades que se requieren por lo tanto para esa «vigilancia comercial» no
son necesariamente las requeridas para el manejo técnico-comercial, sino son aptitudes
habilidades relacionadas con conocimientos sociales y culturales. Se ve así que lo que se
demanda, para alcanzar el status de empresario moderno es un corpus de habilidades
asociadas a la formación educacional del propio sujeto y no necesariamente a
habilidades empresariales, en tanto rol técnico. Lo anterior se representa en cuanto el
agente explicita qué bases culturales requiere el empresario moderno:
“...De manera entonces, que hoy día, por ejemplo, los mejores resultados del
empresario se ven efectivamente, en aquellos que tiene formación universitaria...”
343
Se afirma con ello, que es la formación profesional-universitaria del empresario
lo que posibilita el éxito comercial de éste, antes que un conocimiento técnico o una
gran producción. Las finalidades específicas de este conocimiento profesional y
formación cultural del empresario de éxito se señalan a continuación:
“...pueden establecer comparaciones, en que pueden establecer bases de
negociación de importancia, que pueden discutir en un plano ideal o en un mismo nivel
con las personas que están encargadas de la comercialización o quiénes, en definitiva,
compren esos productos...”
344
demanda, seleccionando sus elecciones de acuerdo a principios maximizadores de
utilidades (orientación de medio a fin), mientras que del argumento del agente
entrevistado, se desprende que las negociaciones comerciales se orientan principalmente
a la creación de círculos de «amistad» y «afinidad», de lazo que de algún modo
permiten al empresario participar en el mercado.
La cita expresa esencialmente que el vínculo con los trabajadores por parte del
empresario debe basarse en un nivel de comprensión de las actividades que realizan los
diferentes agentes. Para ello, éste expresa lúcidamente la necesidad de construir
«controles sociales» que logren ser internalizados por el trabajador, con los que, con
independencia de su participación real en la empresa, pueda percibir una incorporación
simbólica en ella. Es decir, lo importante no son tanto los hechos «reales» en lo que se
345
ve implicado el trabajador, sino en su capacidad de reproducir en su interior las
necesidades que se le exigen y que se originan desde la empresa. Es por ello que
adquiere importancia que «se sienta» y «se considere» integrado a la empresa con
independencia de la realidad de aquellos contenidos simbólicos.
El objetivo del empresario debe ser entonces que sus trabajadores participen
«emocionalmente» en la empresa, entendiendo este término como un sustrato afectivo
del compromiso que el trabajador debiera tener con la empresa. Ello pudiera implicar un
proceso de subjetivización de la empresa para el trabajador que debiera recaer en la
persona del empresario.
Se concluye por una parte, que el empresario para ser moderno ha de ser
eficiente, existiendo una ecuación y/o equiparación entre ambos términos. Para lograr
aquella eficiencia, el agente percibe que el empresario debe aunar tres aspectos que no
necesariamente se presentan juntos ni al mismo tiempo, como es la formación de un
equipo de trabajadores, la información y conocimiento sobre la comercialización, y el
asesoramiento técnico.
346
“…el empresario moderno tiene que actuar con toda la tecnología de punta,
vigentes en los países más avanzados del mundo en la producción (…) y traspasar toda
esa tecnología moderna (…) traerla a Chile (…) y para eso necesita estar
constantemente viajando a centros productivos y aprender a reconocer que la capacidad
empresarial, que la innovación tecnológica, la eficiencia y la competencia en los
resultados, son factores que el productor tiene que tener sumamente presente…”
Para tal accionar, el agente concibe que es el propio empresario quién debe
descubrir las nuevas fuentes tecnológicas, viajando a los centros importantes de
producción de éstas en el mundo. La innovación tecnológica se concibe así, como un
tema propio de la agenda del empresario, precisando a su vez, que el proceso de
traspaso de tecnología debe implicar una imitación y adaptación de la tecnología.
“…y que tiene que ir copiando, no le tema al término, copie lo bueno, rechace lo
malo, pero traiga desde afuera toda esa capacidad de innovación, esa capacidad de
creación que, a lo mejor en Chile no se produce…”
El agente elabora en su discurso una ecuación entre lo selectivo que son los
mercados internacionales y la «agresividad» para incorporarse a ellos a través de la
347
calidad. Finalmente, el agente elabora una síntesis de las capacidades empresariales
modernas para competir con éxito en los actuales mercados internacionales.
“…sino está en condiciones de competir con tecnología, con servicio, con
calidad, mejor que se dedique a otra cosa y reconvierta su producción en otros términos
o a otras actividades, pero aquí, sin esos elementos no tiene nada que hacer…”
El agente percibe que las actuales plantaciones de frutales en Chile no tienen una
rentabilidad más alta y una incorporación en los mercados internacionales, y es por ello
que se detecta la necesidad de incorporar nuevas plantaciones y variedades de fruta para
ingresar a éstos en una mejor posición. De esa manera, el problema radica en saber
elegir qué fruta puede producirse en Chile:
“…Entonces hay que elegir, muy cuidadosamente, con que frutal uno se
compromete y en esto se nota con claridad la vocación fundamental que tiene que tener
el productor agrícola para estar metido en el campo…”
Para el agente, la selección del frutal adecuado para entrar a competir a los
mercados internacionales depende de una cualidad esencial del productor, cual es la
«vocación». La explicación de ésta se expone a continuación:
“…Esto es una actividad muy especial, donde los resultados se ven una vez al
año y estar todo el año gastando para recibir una sola vez, hay que tener una formación
348
agrícola para entenderla y poder desarrollarse, porque no es lo mismo que otra industria,
otro negocio (…) en que se ven ingresos todos los días. Se tiene que tener un período de
maduración…”
349
la oportunidad de encontrar al comercializador y al consumidor final que pueda adquirir
su producto, pagando por él los mejores precios…”
Según se desprende del discurso del agente, se concibe al Estado realizando dos
tareas precisas. En primer lugar, el Estado interviene para posibilitar abrir nuevos
mercados al productor mediante una gestión de marketing general. Y en segundo lugar,
el Estado posibilita la negociación de los productores frente a los comercializadores y
consumidores. Sin embargo, para el agente no es de menor importancia consolidar los
mercados donde se puedan vender sus productos:
“…es la mantención de los mercados ganados, porque a veces resulta mucho
más importante mantener un buen mercado que abrir otro de regular consistencia, se
trabaja en los dos términos, pero es muy importante mantener aquellos mercados que se
han ganado después de mucho esfuerzo, de mucho sacrificio, se gana y mantienen,
justamente, con calidad y consistencia en esa calidad…”
Además de sus relaciones con las exportadoras, concibe a los productores en una
posición más débil con respecto a éstas, especificando el origen de tal debilidad.
350
“…porque se produce aquí una diferencia de niveles de negociación en el
sentido que el productor está en inferioridad de condiciones frente al exportador en una
posición comercial dominante, entonces se requiere resguardar a la parte más débil…”
Entrevista
Empresario 3 (E3)
Relación con las exportadoras
Uno de los logros de las exportadoras frente a los productores, según el agente,
es la posibilidad de abrir mercados.
“… (¿Y como han llegado a esos mercados?) Por las exportadoras, ellos han ido
abriendo los mercados, nosotros hemos tenido poca participación, salvo en el cambio de
variedades o de uso de variedades nuevas que ellas pueden exportar…”
351
El agente confiere más amplio margen de acción a las exportadoras que a los
productores para abrir mercados. En lo referente al modo que los exportadores evalúan
la calidad de la producción, el agente es crítico de las responsabilidades asumidas por
los propios productores.
“…Lo que pasa es que hay gente que trató de exportar cualquier cosa y
presionan al exportador para mandar cualquier cosa. Pero es problema de uno, hay que
introducir, producir fruta buena, no puede, han subido los calibres que se están
mandando para afuera (…) hay que ponerse estricto…”
En esta primera parte de la cita, el agente expresa que son algunos productores
los responsables de enviar productos en mala calidad. Es por ello, que se demanda que
los productores asuman responsabilidades, más aún cuando se considera que los
standares internacionales de calidad han aumentado. Por otra parte, se demanda
también, implícitamente, un mayor control hacia los productores aún cuando no se
señala quién debiera ocupar el papel de fiscalizador. En la segunda parte de la cita, se
responsabiliza también a los exportadores de recibir productos de mala calidad:
“…lo que pasa también es que cuando los exportadores no tienen que mandar,
mandan cualquier cosa, cuando ellos tiene problemas con los embarques allí mandan
cualquier cosa para completar y, eso no puede ser, también hay ahí pecado…”
Ser empresario
Para el agente, su vinculación con la agricultura pasa por un fenómeno de cuasi-
imposición. Primero se trata de una especie de «tradición» en la historia familiar, y
segundo, la dedicación al campo, unió y complementó la formación profesional con el
proyecto laboral.
“…es por problema familiar no más, mi abuelo, todos, tenían campo y se han
dedicado a la agricultura. Mi papá estudió medicina, entonces no se dedicó al campo.
Yo estudié agronomía y me dediqué al campo de la familia…”
Por otra parte, el agente concibe una distancia entre las actividades que demanda
el rol de empresario con los intereses personales.
“…a mí me gusta darme tiempo, tener mi tiempo, no me gusta que las cosas me
abrumen, y tener otras actividades, el campo es entretenido pero también se puede
convertir en una rutina…”.
352
intereses, las que demandan no solo tiempo y dedicación, sino el asumir
responsabilidades directivas.
“…Tengo la Asociación de Agricultores, la presidencia de la Junta del Río (…)
y participo también en cosas de la Iglesia, Centro de Padres, (…), soy director del
Banco…”
353
(…) no va a poner toda su producción en una cosa riesgosa (…) hay que ir cambiando
de especies y variedades…”.
354
“...nosotros nos dimos cuenta que ya teníamos que saber algo de esto, no
podíamos seguir en la incertidumbre de este período mágico, además que nos pedían
cualquier plata por hacer su trabajo y que de repente no resultaba y uno tenía que saber
porque bueno, porque no me resultó si yo hice todo lo que tenía que hacer, entonces de
ahí nos fuimos a buscar gente cono conocimientos profesionales...”
355
formaba parte de los programas de estudios universitarios, o tampoco se generaba
tecnología ni conocimientos propios.
356
Se torna claro que el problema de la baja calidad de vida de los trabajadores
chilenos es un problema directamente relacionado con los bajos niveles de
productividad que éstos alcanzan. Se agrega que el problema no radica en la carencia de
«habilidad» o capacidades adquiridas por parte del trabajador, sino que de una clara
falta de motivación por lograr aumentar sus salarios:
“…Ahora, no es problema de falta de habilidades, no es cierto, sino que hay todo
un contexto que lleva a incentivar a la gente...”
Para cuestionar aún más la categoría de pobreza asumida por el agente como una
concepción religiosa, el agente describe su experiencia en la visita a pueblos
campesinos contiguos a sus propiedades.
“...al año siguiente me tocó ir a Panquehue y miraba a la gente, gente del pueblo,
¿quién de esta gente se siente pobre? ¡Ni uno! ¿No es cierto? Pobre para ellos, ¿quién
es? El tipo que está botado en el camino (...) borracho ¿ese es bienaventurado y de ese
es el reino de los cielos? No puede ser señor...”
357
discurso político-ideológico que enmarcó su acción como la de «explotadores» durante
décadas anteriores.
“...el tema de los políticos que durante años, no es cierto, le metieron al chileno
que el jutre, el patrón los explota, ladrón que aquí que allá, todo para conquistar a
cualquier precio unos votos...”
El argumento implícito es que hasta hace algunos años incluso, estaba vedado
convertirse en potentado o rico porque estaba deslegitimado socialmente. Ahora bien,
esta deslegitimación social se producía no por un consenso natural sino por un discurso
ideológico de parte de la clase política chilena, con lo cual se le resta veracidad al
argumento debido a que solo se realizaba para conquistar votos. Y, por otra parte, a la
población, especialmente campesina no les generaba mayores problemas haber asumido
tales formulaciones ideológicas debido a que le fueron traspasadas tales ideas,
interiorizando muchas de ellas.
El agente explica que tales concepciones ha sido difícil revertirlas, aún cuando
en el país se ha logrado elaborar nuevos discursos sobre el propio quehacer empresarial
y sobre el tipo de relaciones laborales.
“... y las gentes estas cosas se pasan de padres a hijos, entonces para que esta
situación se revierta son generaciones! Yo le digo que en eso hemos cambiado mucho,
no hay duda que hemos progresado una bestialidad...”
Por otra parte, otro factor que asegura la productividad es la especialización del
trabajador:
“...porque estamos hablando de aumentar productividad, naturalmente que poda
muchísimo mejor, muchísimo más rápido un especialista en poda que un tipo que poda,
riega, desinfecta, hace de todo, no, entonces vamos a un sistema, yo creo de
especialización...”
358
De acuerdo al argumento, la especialización es vislumbrada por el agente no
solo como un método para aumentar la productividad, sino que también como un factor
para mejorar el nivel de vida de los trabajadores.
“... para el trabajador también tiene una gran ventaja porque la mayoría de estos
trabajos se realizan a trato, entonces la persona eficiente que logra desarrollar técnicas,
¿no es cierto? como para hacer trabajos en forma más rápida y más eficiente gana
muchísimo más, yo se lo digo con mucha satisfacción. Ha significado un cambio en el
nivel de vida de la gente del campo en forma bestial...”
Entrevista
Empresario 4 (E4)
359
La segunda etapa se consolida a partir de una perspectiva profesional, el agente
actúa motivado para desarrollar las capacidades y conocimientos adquiridos en su
formación profesional, es decir, el objetivo de optar por ser un productor frutícola es
proyectar el propio know how de su profesión. Sin embargo, el agente se sitúa en la
perspectiva de estar actuando bajo un modelo empresarial en la medida en que este
know how estuvo mediatizado por las iniciativas productivas que ya existían en la zona
donde se radicó:
“…cuando me recibí de ingeniero agrónomo y ya tenía algo iniciado en la parte
agrícola y me vine a la zona de Putaendo, Santa María, San Felipe, como empresario ya
sea arrendando predios agrícolas, administrando otros predios y haciendo labores
propias en una parcela que yo tenía…”
360
ventas. Tal estrategia es defendida por el agente en la medida que la acción contraria se
ubica como una acción que se va haciendo común a la generalidad de los empresarios
agrícolas y frutícolas, y ante la cual se torna necesario reflexionar sobre sus efectos.
“…hay una tendencia también y uno tiene que pensarla y analizarla que uno se
especialice en un tipo de rubro que muchas veces en la sociedad, en el mundo que uno
se mueve productivo y comercial lo identifica a uno con un producto y en realidad, uno
tiene varios rubros diferentes para tener una mayor seguridad de ingresos económicos,
porque puede en algunos años que un rubro esté poco rentable y otros más rentables, se
compensan unos con otros…”
El segundo rasgo que se atribuye el agente y que proyecta como esencial para
todo empresario agrícola es el de conseguir información de diversa índole que le
permita manejar las variables del proceso de comercialización. Es así, que define a
priori tres fuentes distintas de información. La primera es la intuición que apela más a
consideraciones personales. La segunda, es la observación de las pautas de consumo
361
reales de diferentes países. Y la tercera fuente, se refiere a todos aquellos datos que
provienen de agentes externos (exportadoras por ejemplo).
“…hay que tener intuición hacia que productos son los que más comercializan
las empresas o que más demanda el consumidor (…) y a veces cuando uno sale al
exterior observa que es lo que se está consumiendo (…) y en base a distintas clases de
información uno va haciendo los proyectos para ir a desarrollar productos…”
Así, un objetivo que define las acciones del empresario, es para el agente,
conocer las pautas de conductas del consumidor en los mercados que privilegia o que
aspira a acceder. Este individuo no tiene un comportamiento esperable o fijo en el
tiempo sino que varía y es por ello que el empresario debe estar atento a estos cambios
en los hábitos de consumo. Sin duda, ello requiere de un aprendizaje previo para captar
en lo que se traducen estos patrones, esto es a la larga, en variaciones del mercado.
“…una de las cosas que lo aprendí con el tiempo es que los consumidores
cambian cíclicamente el interés de lo que consumen (…) y hay que analizar esos ciclos
362
y ver y estudiar cuál puede ser el producto en el largo tiempo, cuál va a tener mayor
demanda y eso requiere mucha información, estudio, antecedentes históricos, y estar
muy al día en lo que está sucediendo en los mercados, entonces ese proceso es muy
dinámico…”
No obstante lo anterior, cuando el agente percibe que en Chile hubo una apertura
de los mercados a inicios y mediados de la década de 1980, se configuró allí un espacio
para obtener mayores rentabilidades vinculándose a los procesos de comercialización.
“…por lo tanto a partir más o menos de 1985, me di cuenta que para tener cierto
éxito en la producción agrícola y frutícola, hay que destinar una parte importante del
tiempo y una parte importante de los gastos que demanda la producción destinada a la
parte comercialización…”
363
Precisamente, para el agente la constitución y consolidación de la
comercialización como capacidad de vender va a implicar incorporar estrategias de
marketing y comunicacionales que estaban ausentes del proceso productivo, en la
medida que ahora debe presentar mediante un propio discurso comercial, las cualidades
de su producto ante los compradores. Además, implica una capacidad para interiorizarse
de la información útil que se genera en distintas esferas de conocimiento.
“…a tratar de vender lo mejor posible, eso demanda reuniones, informaciones,
conversaciones (…) Todo esto necesita mantenerse al día, estudiando, informándome,
asistiendo a conferencias sobre la manera de producir, manteniéndome informado en los
diferentes comités productivos…”
364
“…y lograr que el consumidor prefiera lo que uno vende porque es de buena
calidad, entonces el comprador o el distribuidor pueda tener un interés continuo en los
productos que uno tiene…”
365
“…hay algunas empresas que exportan, unas más transparentes que otras y le
pagan al productor una cantidad menor de lo que debe pagársele y otras que se acercan
más con la realidad de venta de los productores…”
366
real comprensión de lo que sucede detrás de la producción de la fruta, desconociendo
las exigencias y standares de calidad con que el empresario comercializa sus productos.
“…el consumidor no sabe cuando está comprando que ese producto que está
adquiriendo, cuánta tecnología y cuanto esfuerzo humano hay detrás de él, de todo lo
que se ha hecho hacia atrás, que uno ha requerido años de perfeccionamiento y de
estudio y de esfuerzo para llegar a un producto…”
Por otra parte, se pone de manifiesto la intensa relación que existe entre el
agente como empresario y la tecnología, en el sentido que aquél no puede descansar en
la tecnología adquirida, sino que debe permanecer alerta para averiguar qué tipo de
adelantos en este ámbito se van alcanzando o desarrollando. En esa medida, el peligro
que corre es que la tecnología se desarrolle más allá de lo que sea considerado en su
momento como «previsible» y de lo que se ha informado el empresario, lo que le dejaría
en una desventaja respecto de los demás productores que si están al corriente de la
aplicación de nuevas tecnologías.
“…si uno no está bien informado, la tecnología lo deja atrás, va muy rápido,
entonces uno tiene que estar continuamente conectado con lo que está sucediendo para
mantenerse en un lugar de punta…”
367
“…ellos aportan el ímpetu de la velocidad juvenil y sus conocimientos recientes
y yo aporto la experiencia (…) y creemos que usadas con capacidad y buen criterio
puede salir algo bueno de estas mezclas y como tenemos muy buenas relaciones
familiares, entre todos estamos al tanto de lo que se está haciendo y fracasamos juntos y
gozamos con los éxitos y nos apoyamos cuando tenemos fracasos…”
Entrevista
Empresario 5 (E5)
368
se la relaciona con los costos internos de la producción, porque para las empresas
frutícolas los costos se asumen en otra medida de valor, como es la Unidad de Fomento
(UF), la que tiene una curva de variación distinta a la del dólar. Por este motivo, el
agente plantea una comparación entre el valor de retorno de la producción, que tiende a
la baja, y el valor de los costos internos que presenta una curva ascendente.
“…primero llegan al país una menor cantidad de dólares y por otro lado,
tenemos costos internos que han seguido subiendo, todos nuestros costos están en UF y
por lo tanto nuestros costos internos crecen…”
Sin embargo, paralelamente existe una interpretación positiva donde unidas a las
utilidades percibidas por los productores se alcanza internacionalmente una «imagen de
país» que logra conseguir alcanzar un crecimiento de sus actividades productivas y
consolidar la entrada de sus productos en distintos mercados. Así, no es solo el mercado
quién realiza las transacciones económicas, sino que también cumple un papel central y
significativo los sistemas nacionales. En definitiva, el prestigio logrado por los
productores no es asociado solamente al propio desarrollo de un grupo humano, como el
empresariado, sino que a un Estado-nación.
“…hoy en día, cuando usted se inserta en el mercado internacional, tiene que,
primero, cimentar un nombre y prestigio que, Chile, de una u otra manera lo tiene…”
Para dar cuenta de los problemas que afectan a los fruticultores en tanto
empresarios de Chile, el agente señala antes, las condiciones que posibilitaron que el
país se pusiera a la cabeza de los países exportadores de fruta. Éstas se asocian a
«ventajas comparativas» y se relacionan además, a las características geográficas del
territorio.
“…Chile que llegó a ser el mayor exportador y es en estos momentos el mayor
exportador del Hemisferio Sur, gracias a que tenía ventajas comparativas muy
importantes respecto fundamentalmente del clima, esto es una isla (…) y eso hace que
no existan plagas…”
369
asociación de grupos de ellos, o por medio de las exportadoras, lo que genera una fuerte
competencia en torno a la producción y a la productividad, mientras que en el caso
sudafricano, existe un ente estatal que controla y fija precios a los productos.
“…el esquema chileno de comercialización está montado en diferentes manos
que compiten incluso entre ellos, por precios, por mercados, mientras que Sudáfrica
(…) mediante el board, que es un ente estatal que vende solamente como una mano
única…”
370
de la producción. Por otra parte, también da cuenta del problema que las exportadoras,
encargadas de la comercialización, estén teniendo menores márgenes de ganancias.
“…y eso obviamente se ha resentido fuertemente, la parte productiva que es la
parte más débil de esta cadena porque nosotros no tenemos la injerencia en el proceso
de comercialización, y también las empresas exportadoras que han visto mermar sus
ingresos…”
Inversión
Respecto de la inversión, el agente manifiesta que el caso de la producción
frutícola es distinto a otras actividades productivas porque ésta es planeada para obtener
réditos a mediano y largo plazo.
“…no hay que olvidarse de que todos los esquemas productivos agrícolas, y
sobretodo en el caso de la fruta, no hay nada que surta efecto en el corto plazo…”
En este sentido, el agente remarca que son dos las tareas por las cuales los
productores pueden lograr mejorar su rentabilidad. La primera, apunta al hecho de abrir
nuevos mercados. Esto se vincula con la necesidad de ampliar los horizontes
comerciales hacia los cuales pueda dirigirse la producción frutícola nacional. Sin
embargo, la tarea se complejiza precisamente porque los países y mercados presentan
barreras proteccionistas, lo cual no tan solo es una tarea de los productores sino que
necesariamente implica la intervención del Estado chileno para negociar condiciones de
entrada y superar con ello, éstas barreras.
“…esos son mercados inconmensurables, o sea, si el día de mañana nosotros
logramos pasar aquellas barreras proteccionistas que tienen estos mercados, es una
puerta muy amplia a lo que puede seguir siendo el desarrollo del sector frutícola chileno
pero son todas cosas que se están trabajando en estos momentos…”
371
La segunda tarea se orienta a que los productores dejen de basar sus niveles de
producción y productividad, en el solo hecho de las «ventajas comparativas» porque ya
no es un factor suficiente para competir en el mercado.
“…los empresarios están modificando su esquema actual de trabajo, porque ven
que solamente con las ventajas comparativas, llámese clima, llámese calidad del
producto, hoy día uno puede competir…”
Por otro lado, el agente señala otras tareas de forma más explícita. Ellas son:
primero, aumentar la capacidad de comercialización de los productores (esto es un
llamado a que tengan más injerencia en el ámbito de la exportación) y segundo, buscar
nuevos mercados (generando o apropiándose de conocimiento que implique aumentar la
calidad del producto).
“…por un lado, cómo buscamos una mejor comercialización de nuestros
productos, cómo buscamos nuevos mercados (…) como estudiamos la parte calidad
para poder llegar con un producto adecuado a lo que demandan los mercados
internacionales…”
372
“…sacar una buena lección y fortalecerse como el mayor exportador del
hemisferio que somos hasta este momento…”
Por último, el agente en coherencia con la idea anterior señala que el empresario
que destaca sobre los demás de su rubro y de su entorno, no se beneficia de las
373
utilidades sino que aparece como una persona responsable que se satisface en el acto de
crear, antes que en sus consecuencias económicas.
“…son gente extremadamente sobria, gente extremadamente trabajadora, gente
que crea una fortuna pero que no la utiliza la persona o el empresario que la creó…”
Por esta situación de la economía mundial, el agente estima que Chile debe
integrarse plenamente en amplios bloques económicos, sin identificar preferencias.
“…Chile no puede estar ajeno a este tipo de cosas, la única manera de poder
integrarse a la economía mundial es participando de esos bloques, buscando todas sus
ventajas comparativas y competitivas (…) y agrupándose…”
De todas maneras, el interés específico del agente para que Chile integre estos
bloques es poder romper superar las barreras arancelarias que ciertos países mantienen
para proteger bienes o mercaderías con los cuales los productores chilenos podrían
competir con posibilidades reales.
“… a mí me interesa que el país como país integre esos tratados, porque, si bien
es cierto que la fruta tiene aranceles relativamente bajos, digamos en esos países
siempre tiene algo de arancel…”
Por otra parte, el agente es claro en presentar al interior del bloque empresarial
agrario ciertas posiciones encontradas a la hora de definirse frente al ingreso de Chile a
bloques o tratados económicos regionales. Frente a la aceptación de los productores
frutícolas de los beneficios de tales tratados por la posibilidad (hipotética) de
intercambiar productos sin aranceles, surge ante el agente, el problema inverso, que se
traduce en que los productores tradicionales al tener que competir con productos
internacionales al interior del mercado nacional, se encontrarían en clara desventaja. La
respuesta del agente ante este dilema es definitoria y hasta tajante. El sector agrícola
aparece como una «víctima sacrificable» para el surgimiento de otros sectores,
apareciendo como imposible la conciliación de intereses aparentemente contradictorios.
La alternativa más plausible y real que prevee el agente es que el sector agrícola
tradicional sobrelleve las consecuencias y los costos negativos que implicaría el ingreso
de Chile a diversos tratados económicos.
“… yo aquí miro a mis vecinos, la Sociedad Nacional de Agricultura, ellos me
dicen: ¡oye no! No ingresemos porque resulta que eso sería la ruina para el productor de
trigo (…) y yo también tengo que entender de que efectivamente hay subsectores que
van a tener que pagar esta cuenta…”
Por lo tanto, el agente precisa un punto de vista que busca «balancear» los
mayores beneficios que recibiría el conjunto del país por la exportación de productos
como los frutícolas, con el deterioro de las condiciones de existencia de un sector
agrícola considerado como tradicional. En simples palabras, para el agente es claro que
«alguien tiene que pagar la cuenta»; que el beneficio del país no es gratuito ni íntegro; y
374
por último, que son los sectores tradicionales del campo los llamados a asumir los
costos y sacrificarse por el bien común del país.
“…a Chile como país le interesa pertenecer a estos bloques, sin perjuicio que el
productor de cultivos tradicionales (…) va a pagar una cuenta muy fuerte…”
Sin embargo, en otra área de la entrevista el agente deja sentir una crítica a la
conducción de los últimos gobiernos, precisamente porque han permitido el crecimiento
económico en general se logre en detrimento de sectores, como el agrícola. Por ello,
para el agente, que el sector agrícola tradicional deteriore sus condiciones de existencia
para favorecer el desarrollo de otras actividades principalmente exportadoras no es una
suerte de ‘fatalidad’ sino que opciones de política económica.
“…Chile, y yo diría que esa es la crítica que se le puede hacer a estos últimos
gobiernos (…) ha jugado mucho al éxito económico, con sectores como la minería,
celulosa, harina de pescado, pero la parte agrícola como que está pagando la cuenta…”
Esta capacidad que el agente percibe en los actuales productores, le hace ver que
este sería un camino más real para la modernización de la actividad, y por lo tanto, la
función central de cualquier Asociación Gremial de Productores, asumiendo
implícitamente el agente un papel de liderazgo en la concertación de intereses de
productores.
“…yo creo en una federación y participo en una de ellas (…) lo único que nos
queda es juntar a nuestros productores frutícolas de distintas zonas geográficas e
incluso, climáticas, que sin duda tienen distintos intereses.
375
No obstante lo anterior, se presenta un problema central para el agente en
relación a la posibilidad de concertar a productores frutícolas de distintas zonas
geográficas e incluso climáticas, que no cabe duda presentan intereses diversos,
objetivos quizás más compartidos, condiciones de producción diferentes, etc.
“…lo que opina un productor de una zona, con lo que opina un productor de otra
zona con características climatológicas, con características de entorno tan distintas,
hacen de que esta unidad sea muy difícil de realizar…”
376
En lo relativo a su profesión de ingeniero, el agente señala su conformidad con
ella porque le ha permitido alcanzar una visión de mundo más amplia, que ha ido más
allá del sector agrícola. A su vez, mantiene una posición crítica a la obtención de un
título ligado a las labores agrarias porque ello, de alguna manera, confina a la persona a
estar siempre ligada y circunscrita a la actividad y al espacio agrícola.
“…yo he trabajado (…) gran parte de mi tiempo trabajé en industrias (…) que le
hace ver con otra visión, le hace tener otra perspectiva del pobre agricultor, cuando se
recibe de ingeniero agrónomo va a parar al campo y tiene que hacer desde gerente hasta
junior, y por lo tanto, no tiene las posibilidades de salirse y mirar su entorno…”
377
Anexos
Anexo N° 1
Número de productores frutícolas según estratos
Anexo N° 2
Nivel educacional del padre y del entrevistado
378
Anexo N° 3
Factores que permitieron el desarrollo de la fruticultura (Porcentajes)
379
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