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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD BICENTENARIA DE ARAGUA


VICERRECTORADO ACADÉMICO
COORDINACIÓN DE DIPLOMADOS
BARINAS – EDO BARINAS

POSTULADOS Y TEORÍAS DEL COMPORTAMIENTO CRIMINAL

Autor: José Castillo


CI: 2.140.480

Barinas, Septiembre de 2019


INTRODUCCIÓN

La psicología criminológica muestra interés en conocer todo lo relacionado con el ámbito del

comportamiento delictual apoyándose en las diferentes Teorías desarrolladas por escuelas, las

cuales se encargan de explicar el fenómeno del delito bajo la perspectiva de la criminología. En

este sentido, la escuela clasista del siglo XVIII postula que el ser humano posee libre albedrío,

buscando prevenir el delito a través de condenas o penas privativas de libertad.

La escuela Positiva del siglo XIX da importancia a la génesis del delito buscando causas que

expliquen este fenómeno en sí mismo, tanto en el aspecto físico de los delincuentes (tendencias

innatas) como en factores criminógenos tales como el clima, grado de civilización, alimentación,

etc. Estas teorías abordan áreas tales como la biología, la sociología y la psicología. La biología

ha mostrado una postura determinista señalando que los individuos estarían predestinados

genéticamente para ser criminales, la sociología se ha interesado en el contexto social del

individuo y su impacto en el comportamiento; por ejemplo, teoría de la anomia, del control,

funcionalista o radicales.

Los enfoques aportados por la psicología se centran en el aprendizaje y la relación del

individuo con su ambiente social tales como el aprendizaje diferenciado, de privación materna,

enfoques conductistas. Aunque el desarrollo de estas teorías explicativas ha ido en aumento, son

numerosos los especialistas que plantean que aún no se ha logrado una mirada integradora y

comprensiva del fenómeno, por lo que se hace necesario recurrir a varias de ellas

simultáneamente para dar cuenta de la complejidad del mismo.

En el presente informe se desarrollan las diferentes teorías conductuales delictivas las cuales

persigue como objetivo reflexionar sobre la subjetividad comprometida en el acto delictivo y las

formas como cada sujeto lleva a cabo tales acciones.


POSTURA DE LA TEORÍAS CONDUCTUALES EN EL ÁMBITO CRIMINAL Y
¿CÓMO PERCIBEN AL DELINCUENTE?

Actualmente, uno de los graves problemas que viene enfrentando la sociedad es la

delincuencia, aumentando progresivamente en la última década; sin embargo, en busca de

disminuir o erradicar dicho problema la Psicología Criminal pretende conocer todos aquellos

procesos psicosociales que intervienen en el origen, desarrollo y preservación de la conducta

criminal. Para ello, dicha ciencia se apoya en las diferentes teorías que autores han formulado a

través del tiempo y que sirven de base para el estudio de conductas agresivas y comportamientos

propiamente delictivos.

Teorías que explican los comportamientos criminales

1. Teorías del Delito como Elección.

Esta teoría se desarrolló según las formulaciones de la escuela clásica iniciada por Beccaria a

fines del siglo XVIII; su interés principal fue el estudio del “hecho delictivo” bajo el ámbito

jurídico y no como un fenómeno social o individual. Los clásicos sostuvieron la idea de que

todos los hombres son iguales y que no hay nada que permita distinguir al sujeto que delinque

del que no lo hace; por tanto, la figura del delincuente la calificaron bajo la denominación de

“libre albedrío”, definiendo a este tipo de persona, como un sujeto dotado de libertad y razón,

libre para elegir, con capacidad para razonar las con consecuencias de su conducta, moralmente

responsable de su transgresión y desobediencia a la ley.

En otras palabras, la teoría del delito como elección supone que el acto delictivo surge de la

propia voluntad del sujeto y no puede ser explicado por causas de tipo sociológica o psicológica;

y sólo una pena o castigo podía restablecer el orden social violado, convencer al sujeto de que no

volviera a delinquir.
2. Teorías Biológicas y Caracterología Criminal.

Esta teoría surge en la época de la primera y segunda guerra mundial; explicaba que en el

origen de la criminalidad se hallaban causas de tipo genética y hereditaria. Sostenían que los

delincuentes graves y reincidentes eran en su mayoría psicópatas y que en su familia había

numerosos enfermos mentales. Por su parte, las denominadas teorías biológicas comprenden:

a) Estudios genéticos. Apuntan a que la conducta de los sujetos delincuentes y los no

delincuentes está vinculada con factores genéticos o hereditarios de familiares violentos.

b) Estudios Neurofisiológicos. Apuntan al estudio de la criminalidad en relación a

disfunciones o patologías cerebrales.

c) Estudios Bioquímicos. Asocian la criminalidad con los desequilibrios bioquímicos o

metabólicos del organismo causante de desajustes en el comportamiento, por ejemplo, la

hiperactividad.

En cuanto a las teorías basadas en la caracterología criminal, en 1921, el médico psiquiatra

Kretschmer desarrolló la teoría de los “biotipos”; la cual sostiene, que el carácter resulta del

conjunto de características biológicas (anatómicas y fisiológicas) de la constitución individual

que cada sujeto desarrolla bajo la influencia de su ambiente y experiencias individuales.

Kretschmer clasificó a los sujetos criminales según los biotipos morfológicos como: pícnicos,

leptosómicos y atléticos.

Los pícnicos o endomorfos, son sujetos físicamente gordos, escasamente violentos y

preponderantemente estafadores. Los leptosomáticos o ectomorfos, son sujetos físicamente

flacos, en quienes predominan los actos delictivos patrimoniales, estafas y algunos delitos

sexuales. Los atléticos o mesomorfos, son sujetos con un físico intermedio, son personas
violentas, precoces e incorregibles, autores de delitos contra la vida, de robo violentos y

violaciones.

3. Teorías de las Diferencias Individuales.

Esta teoría enfatiza a todo el conjunto de factores característicos de los individuos,

hereditarios o adquiridos, que puedan ayudar a explicar la conducta delictiva: edad, sexo,

inteligencian y personalidad. Respecto a la edad, esta teoría considera que la delincuencia entre

jóvenes es superior a la de los individuos de edades superiores, debido a que los chicos adoptan

conductas rebeldes propias de la edad. Sin embargo, los delitos cometidos por adolescentes son

menos violentos que los llevados a cabo por adultos.

En cuanto al género, esta teoría destaca que los varones delinquen más que las mujeres debido

a los roles sociales asociados al género, por ejemplo, los roles femeninos comprenden tareas o

actividades de la reproducción, crianza y cuidados domésticos; mientras que los roles masculinos

se relacionan con actividades como el mantenimiento y sustento económico y todo aquello

ligado a la fuerza física.

El factor inteligencia, supone que la falta de habilidades intelectuales (dificultades académicas

en la escuela, dificultades psicosociales en general, retrasos en el desarrollo de procesos

cognitivos superiores como razonamiento, moral, empatía, entre otros) no es una causa directa de

delincuencia, sino una carencia en el funcionamiento de éstas, coloca al individuo en una

situación de mayor vulnerabilidad y desventaja haciéndolo susceptible a influencias

criminógenas (actos criminales).

Y respecto a la personalidad, esta teoría supone que las variables temperamentales como la

impulsividad (falta de inhibición conductual, ausencia de reflexión previa a la conducta, poca

resistencia a los impulsos internos) y la búsqueda de sensaciones (nuevas experiencias,


disposición a asumir riesgos físicos, sociales, legales, financieros con el objetivo de lograr tales

experiencias) se hayan asociadas a las conductas delictivas.

4. Teorías del Aprendizaje.

Los tratados que pretenden exponer las distintas teorías desde las que se ha pretendido

explicar la conducta delictiva invariablemente sitúan a Bandura dentro de las teorías del

aprendizaje. La teoría del aprendizaje intenta explicar el comportamiento delictivo como una

conducta aprendida por condicionamiento clásico, operante o aprendizaje vicario. El

condicionamiento clásico fue estudiado por Eysenck, un psicólogo inglés especializado en

“estudios de la personalidad”.

Éste considera el comportamiento antisocial como producto de un deficiente aprendizaje de

las normas sociales, atribuyéndole importancia al ambiente familiar donde crece el individuo. En

su opinión, el autor señala que si el niño va siendo condicionado a experimentar miedo y

ansiedad ante los actos antisociales se constituye su conciencia como un importante disuasor

para la ejecución de conductas delictivas.

En este sentido, el condicionamiento operante parte de que el comportamiento delictivo

depende de reforzadores positivos y negativos. Entre los reforzadores positivos se encuentran las

ganancias materiales que se obtienen del delito y la aceptación y prestigio dentro de un grupo de

pares de referencia. Los reforzadores negativos están asociados a la reducción de los estados de

ansiedad y frustración en delitos sexuales, contra las personas, o en robos en busca de

estupefacientes.

El aprendizaje vicario consiste en la elaboración de un esquema de acción a partir de uno o

varios modelos generalmente contradictorios; tiene lugar, cuando el sujeto elabora sus propios

modelos por deducción lógica.


5. Teorías de la Socialización Deficiente.

Comprende un conjunto de teorías que explican la delincuencia como resultado de una

deficiente socialización de los sujetos y cómo influye la familia, la escuela, el grupo de pares y la

comunidad favoreciendo o interfiriendo este proceso. Edwin Sutherland fue uno de los autores de

la teoría de la asociación diferencial; quien considera que la conducta desviada es aprendida a

través de la interacción con grupos que comparten valores y pautas criminales por encima de los

modelos de respeto a la ley. De esta manera, el comportamiento delictivo está estrechamente

vinculado con el funcionamiento familiar.

6. Teorías de la Estructura Social Defectuosa.

El aporte fundamental de esta teoría fue desarrollado por el sociólogo francés Emilio

Durkheim, quien considera que el delito no es un elemento patológico de la sociedad, sino que es

un fenómeno necesario para la misma en la medida que provoca reacciones sociales que ayudan

a fortalecer el sentimiento colectivo. El autor considera al delincuente como un agente regular en

la vida social y no un individuo que se encuentra fuera de ella.

Posteriormente, el sociólogo Robert Merton toma el concepto de Anomia para estudiarlo en

su relación con el comportamiento desviado. El autor considera que la anomia surge de un

proceso socio-cultural que pone en conflicto las aspiraciones de los sujetos, es decir, que el

delincuente se ve sometido a fuertes presiones sociales que lo llevarían a cometer actos

delictivos. Lo que Durkheim consideraba como deseos innatos del hombre, para Merton es

inducción de la estructura social.

Por su parte, Quetelec habla de la deprivación relativa, que trata al delito como un

fenómeno multicausal en el que intervienen factores tales como el analfabetismo, el clima y la


situación geográfica. Formula la idea de que los sujetos cuando toman conciencia de las

desigualdades sociales, presentan resentimientos y sentimientos de injusticia que contribuyen al

delito en las clases urbanas más pobres.

¿Cómo percibe la delincuencia y la criminalidad el Psicoanálisis?

El Psicoanálisis o Teoría Psicológica estudia el funcionamiento de la mente humana con la

práctica, por tanto, la percepción del comportamiento criminal desde lo psicológico y

psiquiátrico establece que las personas que cometen delitos presentan trastornos

psicopatológicos, tienen unos rasgos de comportamiento particulares y excepcionales frente a la

población promedio “normal”, que no comete delitos.

Es decir, que independientemente de que la víctima provoque la situación de riesgo delictivo

o de las circunstancias sociales y políticas que lleven a que una persona cometa un delito, para el

psicoanálisis lo que verdaderamente es importante en la conducta delictiva son las motivaciones

del sujeto, ya que esta variable es la que en realidad puede explicar la génesis del

comportamiento criminal. La estructura psíquica del criminal no es distinta a la estructura

psíquica de quien no ha cometido un delito.

Para el psicoanálisis, la motivación del acto criminal es de carácter inconsciente, tiene que ver

con la manera cómo se organiza el deseo y el goce en la vida psíquica de cada sujeto; en otras

palabras, no tienen sentido ni los portazgos ni los exámenes psicológicos o psiquiátricos, que

buscan establecer la responsabilidad objetiva del delincuente frente al acto delictivo, pues ésta es

del orden de lo subjetivo, la cual escapa de las pretensiones de estandarización y universalidad de

la mirada positiva.
Postura Fenomenológica- Humanista del Delito y el Delincuente/Criminal

La fenomenología de la criminalidad estudia las distintas manifestaciones del fenómeno

criminal dando a conocer las diferentes formas, modos y ejecución de los sujetos activos de la

delincuencia, así como la descripción de su perfil criminológico. Las posturas fenomenológicas

humanistas del delito y el delincuente/criminal son los siguientes:

Bandura (1987) propone un modelo de aprendizaje social de la conducta, que realza el papel

de la imitación y de las expectativas de la conducta. Relacionando lo dicho por este autor con la

fenomenología criminal, se dice que la delincuencia o la conducta delincuente, es un

comportamiento aprendido que se va dando con el desarrollo de la personalidad del sujeto por

medio de mecanismos interrelacionados como la asociación diferencial con personas que

muestran hábitos y actitudes delictivas; adquisición por parte del sujeto de definiciones

favorables a continuar con la conducta delictiva, reforzamiento diferencial de la conducta

delictiva y la imitación de modelos pro-delictivos. A esta postura se le denomina “aprendizaje de

la delincuencia”

Otra postura fenomenológica humanista del delito y el delincuente criminal, es la

“predisposición a la conducta violenta” la cual señala que el comportamiento violento es uno de

los elementos característicos y alarmantes de la delincuencia. Bandura (1972) indica que la

predisposición a la conducta violenta es un comportamiento adquirido controlada por

reforzadores, la cual, es perjudicial y destructiva. Mientras que Dollard (1939) refiere que se

trata de un tipo de conducto cuyo objetivo es dañar a una persona u objeto.

Continuando, con el tema, aparece el postulado de Crozier y Friedberg (1977) para apoyar la

teoría de la ruptura con los vínculos sociales; la cual explica que la pérdida de vínculos sociales

integrados en el ámbito social de manera estable y sana incide en la predisposición y


cristalización de la conducta violenta. Cuanto menores son los lazos afectivos y emocionales con

personas socialmente integradas, mayor es la implicación de un sujeto hacia la conducta violenta.

Las carreras delictivas y criminología del desarrollo es una postura que sostiene a la

delincuencia en conexión con las diversas etapas evolutivas del sujeto, siendo que en los

periodos de mayor desarrollo (infancia y adolescencia) es donde existen mayores factores de

riesgo a los que se ve expuesto el sujeto, tales factores pueden ser de índole individual

(hiperactividad, poca capacidad de resolución de conflictos, temperamento difícil en la infancia,

baja tolerancia a la frustración, trastornos de personalidad, dificultad en el manejo de las

emociones, impulsividad, entre otros).

También factores familiares como baja cohesión familiar; tener padres con enfermedad

mental; estilos parentales coercitivos, ambivalentes o permisivos, familia disgregada, violencia

intrafamiliar.
CONCLUSIÓN

Los estudios bajo una perspectiva criminológica han cobrado especial relevancia, el enfoque

estático continúa en vigencia. Aunque estos teóricos son motivo de críticas al considerar que el

crimen en cualquier etapa del curso de la vida tiene las mismas causas subyacentes, no debe de

olvidarse que siguen siendo parte de un enmarañado biopsicosocial. El aporte psicológico a la

criminología es innegable. Aun cuando las teorías descritas no tienen la etiqueta de psicológica,

todavía está latente el interés por el estudio de la personalidad y su relación con el crimen.

El comportamiento humano en general, el antisocial o delictivo en particular no se puede

reducir a un único modelo explicativo, sino que cada contexto y cada caso precisa de la asunción

de un modelo en específico que se ajusta al mismo. La formación del repertorio conductual del

individuo, independientemente de que éste se haya etiquetado o no como desviado, se ve

mediada tanto por el comportamiento antisocial o delictivo como por el no delictivo; dado que

los sujetos no aprenden exclusivamente uno de ellos sino ambos, con la salvedad de que el

predominante marca la tendencia.

En concreto, se ha ilustrado cómo la psicología cuenta con buenas teorías y explicaciones de

la delincuencia, con análisis precisos del inicio, mantenimiento y desistimiento en las teorías y

postulados de la psicología criminal, especialmente, con sólidos tratamientos psicológicos que

logran resultados notables en la comprensión de los comportamientos del delincuente.

Para finalizar, estas visiones de las teorías representan en las ciencias sociales en general, y

en las ciencias criminológicas en particular, importantes puntos que permiten organizar un

campo de conocimiento, dar significado a los hechos, encauzar vías de trabajo y dirigir las

políticas de intervención.
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septiembre, 20

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