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' ' J , ’ ’ p VIveTw TVET wenw we © ANUARIO DE FuLOXOHIA DEL DERECHIO pn ssis9h Historia y justicia, segtin los juristas de formacién prudencial Por FRANCISCO CARPINTERO Cédiz SUMARIO. 1. El probl p in el siglo XVI se comienza a hublar de "Derecho natural", Ill, Se perfilan explicaciones més pre sas. 1V. Vico y Desing frente sl racionalismo ilustrado, V. Los inicios de la Edad Contemparénea bajo el condicionemiento del racionalismo moderno. VI. A modo de conclusiones. 1. EL PROBLEMA PLANTEADO El rétulo de “Derecho natural suele ir asociado, de hecho, a la afirma- cién, oa la negacién, de unas supuestas normas de justicia, que se consi- deran inmutables y eternas. En este sentido, Hans Kelsen, el impugna- dor infatigable durante casi todo el siglo XX de cualquier idea iusnaturalista, o de cualquier tesis afirmadora de la justicia, nos indica que "De las muchas significaciones que adopta la palabra “Naturaleza”, especialmente en su forma adjetival “natural”, para convertir de modo proteico su sentido en el opuesto, con lo que natural pasa a significar tanto como “justo”, “exacto”, “adecuado”, viene aqui al caso ante todo aquella que resulta de su contraste,con “artificial”. Cuando se dice: una ordenacién “natural”, se piensa en una ordenacién no basada en la volun- tad humana, insuficiente por serlo; no creada “arbitrariamente”, sino da- da “por si misma”, y en algtin modo objetiva es decir, existente con inde- pendencia del querer humano subjecivo pero no obstante accesible al hombre como hecho fundamental, susceptible de ser conocida por el hombre; de un principio fundamental no producido originariamente por el entendimiento humano o la voluntad humana, pero susceptible de ser reproducido por ellos. Ese hecho objetivo, ese principio fundamental, es Ja “Naturaleza” 0 en su expresién religiosa~ personificativa— “Dios”.! 1. Ler idee del derecho natural, en “La idea det derecho natural y oteos ensayos", Trad. de F, AyatA. Editora Naciontl, México, 1979, pg. 17. @ @ @ a @ @ @ a @ @ e 3 @ @ 8 @ @ @ @ @ @ @ ® 8 e e 8 e 8 e e e ° 9s 9 a 9 9 e 352 Francisco Carpintero “Sélo el contraste -prosigue Kelsen— entre Derecho natural y Derecho positivo permite entender {a esencia tanto del uno como del oro, También el Derecho positivo es una ardenacién de la conducta hu- mana; pero se distingue del “natural” en que es slo “artificial”, esto es, creado por el hombre, y en cuanto tal aparece como simple obra humana, En tanto que procede de la insuficiente voluntad humana se presenta siempre, respecto del “natural”, como més o menos “arbitrario”. Y, por eso, en contraste con aquel, no es necesariamente justo, sino también in- justo en alguna medida, En la ordenacién “natural” encuentra la ordena- cién “artificial” positiva la medida de su valor o desvator. Segtin el grado de su coincidencia o contradiccién con el Derecho natural, el Derecho positivo es ~contemplado desde el punto de vista del Derecho nacural~ un Derecho bueno o malo, justo o injusto”.? Para acabar de completar es- te cuadro, Kelsen nos advierte que “A la idea del Derecho natural como tung ordenacién “natural” corresponde el que sus normas sean tan eviden- ces-como las de la Naturaleza, Dios, 0 de la Razén; y que por ello no ne- cesite de ninguna coaccién para realizarlas”.’ Felipe Gonzélez Vicén desarrollaba més pormenorizadamente este tesis, unos afios mas tarde, cuando escribia que “Hasta que aparece la "filosoffa del derecho” a comienzos del iiltimo siglo, la reflexién filos6- fica sobre el Derecho habfa sido metafisica y ontologia juridicas, es de- cir, lo que tradicionalmente venia Mamindose "Derecho natural” Desde que, en Ia crisis de la polis aceniense, los sofistas contraponen a las leyes cteadas por los hombres otras leyes “no escritas”, de validez intemporal y revestidas de sancién inmanente, la especulaci6n juridica se mueve en una Ifnea uniforme hasta finales del siglo XVIII".* Realmente, este juicio de Gonzdlez Vicén es mis que discutible. Ya Alessandro Passetin d’Eneréves puso de relieve, en la monografia sobre el “Derecho natural” que de hecho ha sido més conocida y citada, que el Nasurrecht de los modernos poco tiene que ver con el ius naturale de los juristas y tedlogos medievales.’ Yo mismo he dedicado varios estu- dios a mostrar cémo el “Derecho natural” de la Modernidad se agors en una teorfa acerca de la legislaci6n positiva “correcta” segiin los pos- tulados bésicos de nacuraleza individualista desde los que partfan los fildsofos de los siglos XVII y XVIII.“ 2. La idea del Doncho natural. cit, pig. 19. 3, La ida del Deecho natura, eit, pg 20. 4, La "filesofia del derecha” como covegpty bistivive, ea “Pscudios de Filos Universidad de La Laguna, 1979, pigs. 212-213. 5. Vid, su Darel natural, Trad, de M. Huttapo Baurisra. Aguilar, Madrid, 1968, pis. 74 y ss 6. Vida, por ejemplo, Valantarizmo y eantracatione: nna visién sucinta de a Escala de doves na tural, en “Persona y Detecho” 13 (1985) pigs. 61-109, 0 biew La indpendeniay lt antomenia de divides os onions de la “persona jurdica”, en" Anuario de Filosofia del Derecho” Nueva Epocay V (1988) pigs. 383-410. PSF TIF IFSTTFFFFITFTIFSFISISGSFHS FGdIHHSFHASOdSFS IH ssssSGSG Historia y justia, sgn los jurists de formacion rudencial 353 A través de ese malentendido sobre el decurso de Ia Historia de la Filosoffa practica se ha creado el mito de un ordenamiento juridico “na- cural” eterno e inmutable fundamencado en bases “metafisicas y ontolé- gicas” —como manciene Gonzdlez Vieén— que discustiria paralelo en la Historia, junto con los Derechos positivos que se han ido sucediendo. Conviene explicar més detenidamente este punto. Gonzdlez Vicén cita a Grocio quien, en el conocido texto de los Prolegomena de su “De iure belli ac pacis", promete al lector ofrecerle un sistema de Derecho “natural” compleco y acabado, que tendrfa la misma exactitud de las verdades mateméticas. Pufendorf, discfpulo de Grocio en este punto, también pretende, al menos aparentemente, una empresa parecida en su De iure naturae et gentium libri acta, Al filo de estos testi- monios, Gonzélez Vicén explica que “Estos principios supremos, junto con las consecuencias implicias en ellos, no solamente constituyen ~co- mo la denominacién “Derecho natural” pareceria indicar~ “un Derecho al lado de otro u otros Derechos, sino que representan, al contrario, “el” Derecho en absoluto, un sistema de normas vilidas por sf mismas, que consticuyen el canon y medida de validez de coda ordenacién humana de la convivencia. El Derecho natural inmutable, situado por encima 0 més alld de la historia, es, en realidad, el nico Derecho, y las regulacio- nes de las comunidades humanas en el tiempo, si son Derecho, sélo lo son de un modo que pudiera Ilamarse derivativo, como deduccién 0 concreccién de aquel”. En consecuencia, las tesis de Kelsen y Gonzélez Vicén parecen ser dos; por una parte, que la teoria sobre el Derecho natural que ha existi- do desde los tiempos de los sofistas hasta la Edad Contemporinea, ha seguido una linea uniforme, y que ha consistido, fundamentalmente, en estudios de naturaleza ontolégica o metafisica que, precisamente por este {ndole suya, s6lo podfan producir un conjunto de normas “na- curales” tan inmutables y eternas como el “ser” en el que se fundamen- taban, De otro lado, segiin la forma de pensar que encarnan estos auto- res, la teoria iusnacuralista habrfa propuesto, durante milenios, un ordenamiento juridico completo que habria discurrido paralelo a “las regulaciones de las comunidades humanas en el tiempo", segiin la ex- presin de Gonzélez Vicén. No deja de ser chocante ~dicho sea de paso~ que tanto uno como otro autor ~que siguen estrechamente Ia doctrina kantiana sobre el “derecho positivo’= s6lo conciban al Derecho positivo como un Derecho atbitrario ~adjetivo con el que se quiere decir, segtin el sencir comin, que ha side creado arbitrariamente. Parecen no entender que entre lo ontolégico o lo “metafisico”, cal como ellos entienden estas palabras, y lo atbitrario, existe un cercer plano independiente y, al mismo tiempo, dependiente de 1. La Yfilesofte del deve" cnn canciptohistree, Cit pgs. 213-204 ® 4 4 3 a 2 @ e e @ @ @ 4 ® @ @ ® FSO 0d OVS DO @ oe 354 Francis Catpinters ambos, que ¢s ef nivel de lo prudencial. Este seria el plano de, por ejem- ica a Nicomaco”, en donde Aristételes no propone ni eviden- plo, fa “E clas metatisicas ni ocurrencials: arbitrarias. Por este camino, falto de macizaciones que son fundamentales, se Te- ga al dilema de proponer o bien que hay que admicir un “Derecho nacu- ral” como un ordenamienco juridico mas © menos completo. compuesto de normas inmutables, 0 bien que no existe en absoluca una base oncols- asegurar la justicia de una decisién juridica. igica suficience que permica En el contexco de esta mentalidad, el prejuicio de la inmutabilidad pare ce jugar el papel decisivo, ya que In idea de “Derecho nacural” va asocia- da, de facto, a lade norma inmucable, Esea cesis, asf expuesta, "Mev6 la idea del Derecho nacural a un grado tal de racionalizacién, que parecfa olvidar las multiples variedades de circunstancias concretas en que lo juridico se manifiesta histsricamente, a Rodriguez Molinero. Estas circunstancias fueron la causa de que nera “expli la reaccién promovida por la Hamada Escuela hist6rica en Ia pr mitad del siglo XIX fuera, no sélo normal y previsible, sino incluso ne~ ereamente, esta explicacién sumaria de Rodriguez Molinero puede ser enriquecida con nuevos datos acerca de fa crisis del Hamado por su época “Derecho filosdfico", pero no ¢s ahora ef momento de en- trar en esce problema.” Sin embargo, la corriente historicista no ha sido capaz de acabar con el “Derecho natural”, Tras un paréntisis a lo largo del siglo XIX que, ‘acormentado, veces Hed a ser pincoresco, la mentalicad que cathrein y Rommen primero, y, ais earde, mds que represencan los escudios de Jos abusos concra In Humanidad cometidos en ka I Guernt Mundial, tt varon a buscar un criterio de justicia de algdin modo superior a la simple legalidad establecida, El c6pico més usado, en esta cesitura, fue el de “Derecho natural”, en un primer momento, ya que se consideré que por encima de la legislacidn positiva, habrfa de existir un Derecho “natural 0 racional, 0 como queramos Hamarlo”, segiin explicaba Radbruch casi pa- cécicamente en Fiinf Minaten Reebtsphilasophie. Mis tarde; ya en los afios sesenca, cuando ef movimiento iusnatnn Tista que se habia desarrollado en los dos decenios anteriores, que hisco- rid espléndidamence Rodriguez Molinero, habia perdido su vitalidad, parecié la docerina de las Derechos humanos, no siempre de forma pa- fica, encre los defensores de la cesis de existencia de una justicia supe rior al urbitri del legislador estacal. En efecto, unos como Michel Villey 0 Barret-Kriegel, no aceptan el excesivo individualismo conceni- ina, Revista dhe Derecho Priva, 8. Danvcbo metal bistro ef fnssniete campos emus Madeil, 1973, ig. 67 19. stl ahors en pense ni astunio Fa arin di Ponta javd lamvente este problems. SGPBFSSIDFIIIFIFIFFIFFIFFFIIFIIFIFOIIDFGIFGFISFSGDIISIAHKIDZEIISHSS Historia yjusticia, sein los juss ce formacién prudencad 355 do en Ia ideologia de los derechos; otros, aunque sf aceptan de buen grado las diversas “Declaraciones de derechos”, entienden que en preci- so superar el simple consenso que hizo posibles facticamente estas "Declaraciones” y buscar a base ontoldgica 0 metafisica en la que se fundamentan, no vaya a suceder con los derechos lo mismo que cuenta el mico de Venus, la diosa de carne y hueso que nacié de la espuma del mar, Este tiltimo setfa el caos de Andrés Ollero 0 Javier Hervada, por ejemplo, entre otros. El conjunto de estos autores, bien defiendan la Justicia frente al individualismo de las “Declaraciones de derechos”, bien propugnen escu- diar la base oncoldgica en que éstos se fundamentan, componen, de hecho, la corriente iusnacuralista més reciente. Destaca en este nuevo iusnaturalismo, que continiéa en buena medida los esfuerzos anteriores de Fechner, Maihofer, Briinner o Ritcer, y que acepta de buen grado las suge- tencias mecodolégicas de Esser, Viehweg o Kaufmann, el intento de com- patibilizar las exigencias de la mutabilidad que necesariamente impone la Historia, con la tesis de que la Justicia no estd sometida al azar hist6rico, sino que posee una base ontolégica sélida, que la sustrae al capricho co- lectivo, al simple atbitrio, y le proporciona una objetividad real. Podemos decir que ha cafdo definitivamente el mito del “Derecho natural” enten- dido como un ordenamiento inmutable que se desarrolla paralelo a la his- toria de los hombres, sin mezclarse en ella. Sin embargo, continian los malencendidos por parte de aquellos au- tores que niegan la posibilidad de una fundamentacién real, Ikémesela metafisica u ontolégica, de la Justicia. Bfectivamente, un sector mayori- tario de la doctrina actual sobre Filosofia del Derecho, se resiste a admi- tir cualquier fundamentaci6n “metafisica”, quizé porque esta misma pa- labra les suena a sotana de dominico tomista, y no aceptan nia Tomas de Aquino ni a lo que él representa. En este forcejeo, se mira al “Derecho natural” més reciente del mis- ‘mo modo que se contempla y critica a un jovencito con jeans ~se tratarfa de un iusnaturalismo que quiere presumir de joven y adecuado a los- tiempos— ya que este “Derecho natural” fight ~uso expresiones que se oyen a veces quiere intentar la aventura imposible de cuadrar la idea del Derecho natural (que se supone siempre inmutable) con las exigen- cias variables de la Historia, De esta forma, se buscatfa un producto ven- dible que s6lo seré vendido de hecho ~y esto es lo més grave—a quienes estin dispuestos ya previamente a aceptarlo, Planceadas asf las cosas, me parece que una forma, entre otras, de abordar el tema es Ia de averiguar si los juristas de formacién romanista —que se opusieron a la rigidez normativa del ius naturale moderno ya des de el siglo XVI~ hablaron del Derecho natural y lo entendieron como un ordenamiento juridico eterno € inmutable que discurritfa paralelo a la Historia sin contaminarse con ella, al margen, pues, del Derecho positi- FPIFIFIIIFFIFIFAAFDIAFDHDHDHHHDHFDHHHHFHGHFHFV}4FTF3TEE 356 Francisco Carpintera vo. O bien si estos juristas ~con los que comienza la Filosofia del Derecho ya en el siglo XVI" establecieron una doctrina sobre a Justicia, también llamada “Derecho natural”, en la que el dato positivo, lejos de quedar al margen, es un ingrediente esencial en la fundamenca- cién no-arbicraria de la decisi6n justa Porque bien pudiera suceder, a la vista de cémo discurrié la historia, que Ia cesis que afirma la existencia de un ordenamiento juridico “natu ral” inmutable haya sido un invento de los filésofos, no de los juriscas, de la Edad Moderna y Contemporanea. En tal caso seria especialmente interesante volver la vista atrés, para comprender ¢émo unos juristas de formacién romanistica, prudencial, que afirmaban los primeros princi- pios de la “raz6n préctica” compacibilizaron la Historia con el Derecho y, en general, con la justicia, IL. EN BL SiGLO XVI sz Comienza A HABLAR DE “DERECHO NATURAL” Bs bien sabido que los Humaniscas que representan el “Renacimiento” de los siglos KV y XVI rechazaron la jurisprudencia medieval entonces existente, a la que reprocharon, entre otras cosas, el pésimo latin en el que estaba redactada y Ia excesiva extensién y complejidad de los libros juridi- cos, que convercia al Derecho en una marafia inextrincable, segin ellos." Los juristas que captaron las exigencias renacentistas reaccionaron pronto, con Zazius y Alciato como pioneros, y a comienzos del siglo XVI comenzaron a hacer andlisis filol6gicos ¢ histéricos sobre manuscri- os fiables del Corpus Turis Civilis; esta corrience de historiadores y fild- logos del Derecho romano dié origen al movimiento que se conoce como ‘mos gallicus, en raz6n de que Alciato enseiié en la Escuela francesa de Bourges." Sin embargo esta corriente metédica, con su insistencia en el estricto estudio histérico del Derecho romano, acabé, por asf decir, histo- rificando a este Derecho que, de este modo, ya en el siglo XVI, comenz6 a ser visto como el ordenamiento juridico propio de Roma, comunidad politica que existié en tiempos remotos, y que ya no existfa. En el marco de esta mentalidad, qué titulo podia alegar el ius comnume romanorum pa- ta hacerse valer como un Derecho “vigente”?!* De este modo, el its can- mune perdié su validez juridica en buena medida, y se impuso la necesi- 10. Coneing escribia que “Princeps (quod equidem sciam) imo unus, utlissimum hun civilis Philesophise locum serio ct data opera azgeessus est V.C. JOACHINUS HOPPERUS, magino, omnigue dlcttina veterum philosophorurn puriter ac Jursconsultorim, uc ec pietate morumque insigni ge vitate, plane imbuco animo". Dfr. Diseratinepstlica de aria ot maxime rere invispredentia Helmstadii, 1653, pig. 146. 11, Vid. mi estudio “Ales italicur”. “mos gallicns” y ef Humanism racionalista, en “lus ‘Commmuine", VEC9I7) pigs. 121 y 12. Vid. “Mos iealicus".., cit. pigs. 124 y ss, 13, Vid. "Mas italieus". ct pgs. 130 y 5s. FFIFIFBIIIIDIFDSIFFIFDIFIFDIIDIFISIISIFSSISFEIISFSISAS Historia y justcia. sein tos jusistas de formaciin pradencial 357 dad de encontrar un nuevo ordenamiento juridico que supliera el hueco que habia dejado el Derecho comtin. En este sentido, los Humanistas de comienzos de siglo XVI habfan insistido en la necesidad de buscar una nueva “idea del Derecho”, una nueva dequitas que sustituyera la marafia casuistica romano-medieval,'* se traraba, segiin ellos, de crear un nuevo Derecho que fuera sencillo, cla- to, asequible, ya que no se fundamentarfa més en la autoridad irracional de los juristas (romanos y medievales), sino que seria obtenido como proponia Cicerén— ex intima philosophia. Los integrances del mas gallicus habfan fracasado en su empetio de re- novar Ia jurisprudencia, toda vez que habian acabado siendo eruditos, historiadores y ancicuarios, del Derecho romano. Ocros juristas, ance la crisis planteada, comienzan, por primera vez en la historia de la juris- prndentia, a estudiar cuestiones muy generales relacionadas con el Derecho, tales como la nocién de ints, de lex, del ius naturale 0 del ius ei- vile, eve. De esta forma, los juristas se ocupan de explicar qué es la insti- tia y qué ¢s el ius naturale, qué es el ius positivam y qué relaciones guardan encre sf estas nociones. En este sentido, Johann Oldendorp, que fue uno de los primeros ju- risticas en hacer indagaciones sobre las cuestiones jucidicas més genera- les, no contrapone el Derecho nacural al Derecho positivo, En efecto, al explicar el pardgrafo Sed naturalia de la Inscituta, en donde se afirma que “Los derechos naturales siempre permanecen firmes e inmutables”, Oldendorp explica que estos ira naturalia fundamentales, que constitu, yen los prima principia de la actuaci6n préctica del hombre, se encuentran grabados en el corazén y en la mente de los hombre, porque éstos son ta- blas vivas de le Ley € imagen de Dios.” Esta jurista dedica poca aten- cién al estricto ius naturale y, por este hecho, sus ideas sobre el “Derecho nacural” las encontramos prefetentemente en sus explicaciones acerca de 'a naturaleza del Derecho positivo a jus civile. Sucede que él entiende que 4a definicién de Ulpiano del Derecho como ars bon et aegui (definicién que él la refiere al Derecho positivo) es correcta porque “el Derecho civil ho es mas que la determinacién del Derecho natural”. Efectivamente, todo el Derecho se presenta ante Oldendorp como una determinacién, determinatio, de tos ptincipios generales naturales, de origen divino, de modo que, desde tales principios, naturales y divinos a la ver, se procede 14, Vid. G, Kisctt, Erasmus und dic Juvisprudenz seiner Zeit, Helbing and Lichtenhabn, Base, 1960, pigs. 55-68 y 194-226. Se ccata de un estudio especialmente completo sobre la nueva “ides del Derecho" en la jurisprudencia cute del siglo XVI. 15. "Sed ubi livinam providentia consttuca? Certe in corde, et in mente hhominis, velut in quibusdam vivis tabulis ad imaginem Dei creais". Cft. ESAGOGE ru denentaria ine ‘roductioad sudan tari et aequitais Edicién de Vindebonae de 1758. La edici6a origina es de 1539. 16, “Recte quidem ille; Nam ius civile nihil aliud est, quam determinatio iveis naturals”, Cft. FUsAGOGE... cits Titalus IV, pardgeafo I SFIFSIILIIILIILBIZIIFI®IIAIZI45I4GH4HA4G4F54V4H4848G83848485 45 34-4 358 Francisco Carpintero hasta el Derecho positivo, los aapita bumanarum, es deci, el Derecho de gentes, las constitutiones de los magistrados y las costumbres de cada nacién.” Consecuentemente, el is civile, esto es, el Derecho positive pro- pio de cada comunidad politica, que se extiende a las diversas y diferen- tes cicunstancias humanas —explica él-, que se manifiesta en Jas sencen- cias de los magistrados, no es sino una determinacién probable del Derecho naeural,"* de modo que codo Derecho positivo tiene el rango de “Derecho natural probable”. Asf pues, segiin Oldendorp, no existe un “Derecho nacural” que sea cosa distinta del Derecho positivo, ya que este Gleimo no ¢s mas que una concreccién o determinecién de los primeros principios nacurales y divi- nos, de modo que primeros principios y raz6n humana aplicada a las circunstancias concretas se funden en su solo tipo de Derecho: el propio de Ia jurisprudentia o “ciencia del Derecho", Hamada entonces ciilis swientia, y por este motivo, explica Hohann Oldendorp, cuando encontra- ‘mos las palabras “es injusco” (incivile est) no nos referimos en especial a tuna cransgresin contra-el Derecho que usamos hoy, que es aquel que nos ensefia la civilis ratio.™ Esta “razén civil” es, pues, la raz6n jurfdica hu- mana, la tinica razén jurfdica que existe, que nos ensefia lo que es justo 0 injusto, con absoluta independencia de si el intérprete se remice, para fundamentar la justicia o la injusticia de una decisi6n, al Derecho natu- ral o al Derecho “civil”: en cualquier caso, la ratio es la misma. Conrado Lagus, otto jurista “culto” de mediados del siglo XVI, ex- plica que la “doctrina del Derecho” se ocupa de explicar las causas por las que estamos obligados a obedecer las normas juridicas."* Como es usual en aquel tiempo, él enciende la obligacién o el deber de obedecer al Derecho en el sentido teolégico-moral corriente en el siglo XVI, de modo que la “compulsién” para obedecer al Derecho positivo no pro- viene primariamente, como pretende Kelsen refiriéndose a estos auto- 17. “Denique ex his incelligere potes, quid sit, quod dixit idem Utpianus: lus est ars boni et ‘acqui. Si ars: ego constat ex pracceptis, sed praccepta oporter esse cert... Quaenam est ita levis Simplex via, nisi incipere primum a nacuralibus, e¢ divinis praeceptis? deinde progredi ad capita hhumanaram, e¢ demum ad alias gencium, et Magistratuum Constitutiones, et mores pattios". Cf. Evsaost...,cit., Epilogus, parigeafo V. 18. lus enim positivuum est sencentia magistracus, quae ex variis rerum mundanarum ci cumstantiis cxtendie, et determinac ius navurale probabili quadam ratione”. Cfr. Enact... cit Epilogus, parigealo XU 19. Es posibe que la referencia de Oldendorp 4 los diviua primipia, que 00 encuencto en los ‘otras aucores de esta Epoca, se deba a su condicién de protestente, con el consiguiente biblicisaw propio de los reformadores 20. “Inde tories in iute reperies hace verbs: incivile ese: iter neque naturale, neque civil est hoc iuce hodie utimur: civilis ratio suedet”, Clr. E84c0Ge..,cit., Bpilogus, partgrafo 12. 21. “Ptoinde nenimem spero improbaturum nosttum consilium, quod doetrinam furis in hace eerumm dicamus versari cirea inguisitionem causa- duo genera controversiacum distinguimus, ue al trum, propter quas nos illi obstricei necessario pareamus Lugduni, 1562, pi. 3. Cle. Methadica iuris norivigue tradito, FF IFSFIISIFDISSIDIISIISDASDSDODDEDSKHHHHbHEHEHKEG Historia y justcia,segta los juvistas de formacién pradencial 359 res, de la coaccién fisica, sino que tal compulsién posee, ance codo, una naturaleza moral. El problema que preocupa a Lagus es el de la causa suficiente para que una norma juridica pueda pretender exigit obediencia; no basta, segiin él, con el estudio del Derecho existente histéricamene, pues ésta no es sino una tarea de indole hist6rica.” Asi pues, Lagus apunta a dos elementos de la vigencia o validez jutidica: la causa filoséfica y la forma histérica. Novemos ahora que Lagus hace descender las “causas” juridicas a! plano del Derecho positivo o dei Derecho “civil”, es decir, al de la Jurispradentia que, como ya hemos visto a propésito de Oldendorp, sigue siendo considerada como una di- vinarun atque bumanarum serum notitia, en donde no hay distincién ni- tida entre los elementos “naturales” o provinientes del “Derecho nacu- ral", y el ins civile de origen humano. De hecho, Lagus, cuando se pregunta por las causas del Derecho alude a “quacumque a natura, pu- blica authoritate, aut consuetudine, sive moribus utentium proban- tur”! Las causas “naturales” quedan equiparadas, y revueltas, con las que son de origen humano, tales como los mandatos de la autoridad pablica o las costumbres juridicas. No existe, pues, un plano superior al Derecho “positivo”, que serfa el del “Derecho natural”, desde el que se derivara la validez de las normas del Derecho civil; existe Gnicamen- ce la Jurrisprudentia, que es el arce (ars) de la justicia y de la equidad y que, lejos de escindirse en un razén “natural” y necesaria, y en otra “humana” o arbicratia, se nucre de una tinica ratio que contiene en si todos los elementos de la argumentacién juridica de aquel tiempo. Lagus pone explicitamente de relieve esta idea cuando explica que el “Detecho natural” viene constituido por el sensus naturae y por el juicio de la razn,” de la misma raz6n de la que procede y en la que se funda- menta el Derecho de origen humano. Por esto, los datos “naturales” no constituyen como axiomas desde los que se derivara la validez de unas reglas deducidas desde ellos; se traca, més bien, de principios (en aque- Mas época Ilamados regulae, y que Josef Esser denomina, ahora, Grunsitze) que se encuentran en todos los niveles y planos del razona- miento, haciendo posible una correccién constante, y no solamente ab initio, del argumento en cuesti6n De hecho, Jean Corasius, cuando se plantea el tema de los axiomas ju- ridicos supremos, indica que tales axiomata no proceden tanto de la 22. Vid. La daw del Derecho natural, ct., pig. 22, ete ortos lugaces 25. “Alteram verum consistere in pecquitendlis formis quas in singulis negotiorum er delic~ corum humanoram speciebus pro iure obscrvare leyes volunt.. Cacterum prior pars daccrinae it~ ris est philosophica, hoc est, verum, et rationes omnis iusis quantem humana mens assequi po test, inquirens. Altera pars doctrinae iuris, quam diximus pracscribere iris formas. historica est”, Cle Toe, cit, 24, Vid. Miubodica intiton cite pg 7 25, “Nam cum ius navurae sit, quic quid ex naturse sensu, et iudicio eationis, nos al intelligimus", Cte. Metbodica dari... city pag. 21 ao oOo SS SES EET TESEFESESEKEEKEKESESEES 6b 6 66-66-66 > 360 Prancixo Carpintero 10 de la razén y de la autoridad civiles, es, de modo que la difusi6n y acepea- ia cualquier demostraci6n de ellos.” Naturaleza (non tam Naturae) com: esto es, del uso comtin de los morta cién de que gozan hacen innecesat Bxiste, pues, en la Jurisprudencia, una sola r226n, la civilis ratio, que aco- ze a todo tipo de axiomas o regilae, sean positivos, sean provinientes de Tos primeros principios de la raz6n prictica, que era lo que enronces se entendia por Derecho “natural” entre los juristas de formacién romanista. La civilis prudemtia es, pues, un arte de argumentar, en el que los prin- cipios, axiomas o regilae, que confluyen con las normas de origen positi~ Vo, tienen un estacuco normativo deliberadamente impreciso, de modo {gue la civlis ratio abarca en si canto los datos “naturales” como los positi- vos, porque, en definitiva, todos ellos estén puestos al servicio de la justi= Gia del caso. Nicolés Vigelius nos explicaba, en este sentido, que es un error intencar buscar las cusas en las leyes, como algunos pretenden hacer; ¢8 preciso buscas las leyes de las causas,” ya que las causas son infinitas; en efecto, aunque algunos reconocen que es preciso tener en cuenta ~en el momento de la decisién jutidica~ a los tiempos y a las personas, entien- den, sin embargo, que las causas dependen, tipificadas, de los ripos © 86 neros de problemas; este planteamiento es incorrecto ~manciene Vigelius~ porque existe una multitud infiniea de causas, de modo que si las causas las situamos en las personas, habré tantas causas como hobres.” Esta mentalidad que reflejan y, en algiin modo exponen, estos auto- res, estaba muy extendida en la segunda mitad del siglo XVI. A titulo de ejemplo, vemos cémo Francisco Balduinus explia con toda naturali- dad, sin polémicas, que la Historia, en la que debe fundamentarse el Derecho, nos muestra una sucesién infinica de individualidades,* desde 26, “Iucis prineipia secundaria sun cera quaedam axiomata, et definitiones, sew regula, quae non ata Nature, quam civil aliqua racione t auchoriate, aut communi mortalium usw, per Romi- ao animus dffanduneur, quae et si plerunque vera sunt, nec valde egeant demonstratione”. Cf ‘Traaru de aris arte Coloniae Agtippinse, 1582, p{g. 99. Corasius habla de prinipia secundariay y sre todctallevat a pensar que existen unos “pricipiosprimaros det Derecho natural”, desde los eb dervaran ests ote prncipossecundaros no es at. Ls pincpiasprimaros aque este au; aoe ode ton simplemente fo que expone Ulpiana, los més genéricos imaginables y, por ello, sw fencloa argumentativa es escnsa o nla; “Tes ergo sunt Hrs praeceptiones, Honeste vivere, “Alterum non laedete, et lus sun cuigue tribuete". Cir. op. city PE: 96. «qui cous in cireunstantii consideranc, non ad genus universum refe- alter conscriptae sunt, sed legescauss, eas in pravos sen- Tnypotheses ex sliqua chest pendere”. Cf. de lave omnivem certsina. Francotueti 3d 27. "Peeperam faciont, rent, et sic aon causes legibus, quae gene sus detorquentes accomodent, gnari omnes causes sine Ratio iavis discendi compendiosisna sinul et ropondendi Moenum, 1598, pig. 38. 28, "Nam etsiincurrunt tempora et pertonae, nese questions pendere cases Sod hoe nit ad me" Ce, Rati diendi cit pags 40 29, “Iliud ad me, ae multo etiam magis ad vos, Cotta noste et Solpiti: quomedo nun se isto tum aves babent, partimescenda est mleinado causarum, est enim infiita. Si in pesonis ponitur, {quoe homines, tot causes”. Cfe. Rati aris die. cit. ibidem, 30, “Sed profecto, qui inelligunt, quienam sit rerum humanarum sucesso et vehuti concate rnata zonseeutins nae ill naturalem quandam (ut jurisconsultosum verbo wtae)individuitacem per fetus historia ese settarn. Cle, De inition Brie wvierse ees cnm erisredentr coi ion libri I, Halae, edicio nova de 1726, pig, 47. tamen intelligendum est non ex iis, sed ex ge- FIFFFFIFFFIFIFIFIFFIFFEISFSFFEEFSESEESSEEFEKEEESESESS Hitaoria y justia, sgn ls juristas de formacién prudential 361 las que no podemos, desde luego, obtener normas inmutables. Y Francois Hotmann, éste sf en tono decididamente polémico, dedica el li- bro I de su Anzitribonianus, a declarar insistentemente que asi como la dicta que prescribe el médico debe acomodarse al cuerpo, y no éste a aquella, asi el Derecho ha de adaptarse a las circunstancias, de modo que las leyes deben acomodarse a la Repéblica, no ésta a las leyes; esto provo- ca, segtin Hormann, que las leyes que son vélidas en una Monarquia, sean imitiles en otra, del mismo modo que los. medicamentos no son adecuados a todos fos hombres sin tener en cuenta el sexo 0 la edad." Por tanto, la raz6n civil, la civilis ratio que hace posible el Derecho y Ja Justicia opera simultdneamente con principios y normas juridicas, y no importa nada a estos juristas que tales normas y principios provengan del ius naturale o del ius civile. Lo dnico relevante es que, mediante ellos, se hace justicia en cada caso concreto, y la justicia, segin la menta- lidad que expresan estos autores, no es patrimonio exclusivo del Derecho “natural” o del ordenamiento “civil”: més bien es comiin al juego con- junto de ambos, sin el cual no podria existir solucién justa. TIL. SE PERFILAN EXPLICACIONES MAS PRECISAS Durante la segunda mitad del siglo XVI se hablé mucho del “Derecho natural”, sin que, al parecer, nadie pudiera explicar con preci- sién en qué consistfa esta nueva Idea del Derecho que se presentaba co- mo candidata para sustituir a la Jurisprudencia del Ius Commune. Fernando Vazquez de Menchaca publicé en 1559 sus “Concroversias ilusttes’, libro en el que él asume la mayor parte de las tesis y postulados iusnaturaliscas, tales como la consideracién exclusiva del individuo aisla- do en el “estado de naturaleza”, la formaci6n de la sociedad mediante un “conteato social”, la concepcién de la sociedad politica como una societas asstcuratoria de los “derechos naturales” que, segtin él, eran desconocidos en la mayor parte del mundo, etc. Pero Vazquez ha quedado tan sélo co- mo un precedente significativo y valioso porque él no asumié las exigen- cias sisteméticas que se estaban lanzando a la ciencia juridica desde co- mienzos de siglo; sus “Controversias ilustres” eran, pues, demasiado deudoras ain de las obras casuisticas romanas y medievales. Mas tarde, cuando Hugo Grocio publique su De ire belli ac pacis, la jurisprudencia nueva que pretendia encarnar esta también nueva “Idea del Derecho”, se reconocerd y tomard conciencia de su propia identidad gracias a esta obra 31. "Eradii omnes hoc ab omni aevo repulam servatunt, € approbarunt, debere leges quas- ccumque statu et formae Reip. eccomodati, non Remp. legibus... eges enim consticount ad con- Setvandam in sua forma, ec qualicace Rempublicam: quemadmodum diet, et vivendi ratio Medicis pracsrbicue ad conservationem corporis, cui iusta habicum, ec naturam ipsius commeda cessetdebet die, non corpus deve... Er consequenter, unius Monarchiae lege saepe inuriles sont alter, havd necus, quam medicamente non quaevis quibusibet hominibus conveniunt ut ue eius- Gem Senus,aetati, ec nacionis sine”. Cfr. Antiriduniana,edicion de Pisa de 1771, cap. 1. \ 5333S FZ FH HHS SHHHEK}LHE.HF.HHE_ETEBTEGSVS SG B® Gd 0-O-OG 362 Franvisco Carpintero de Grocio, que no se despega de Vazquez de Menchaca sino en Ia exposi- cién de sus contenidos, ya que Grocio pretendié hacer un libro sistemé- ico; no consiguid esto dlrimo, porque el De dune belli ae pavis deja mucho que desear desde el punto de vista sistemtico, pero la ordenacién exter- hha gue este holandés dié a su escrito fue suficiente para adquisir el pres~ tigio necesario. De este modo, la juris natwralis scientia comenz6 a andar al final del primer tercio del siglo XVII Encretanto, es decir, en los afios que discurten aproximadamente des- de 1570 a 1650, los juristas del Ius Commune hicieron un gran esfuerzo por explicarse a sf mismos y a sus lectores el mécodo que ellos mismos seguian. Gracias a este hecho, y gracias también a las consideraciones que hacen a propésito del “Derecho natural”, tema que inexcusablemen- te debia ser tratado entonces porque estaba muy de moda, disponemos hay de un conjunto de explicaciones acerca de la nacuraleza del ius natu- rale especialmente valiosas. Ciertamente, a lo largo del siglo XVI habfa habido una extensa y profunda teorizacién acerca del Derecho, que habia realizado los escolés- ticos espafioles que integran el movimiento conocido como “Segunda Escolistica”. Pero estos escolisticos habfan centrado sus explicaciones en el tratado de las leyes que se contiene en la I-II de la “Suma Teolégica” de Tomas de Aquino; por este motivo, sus obras son especialmente rele- vantes pata todo lo que hace referencia al origen, fundamenco, naturaleza y limites del poder politico, asf como de sus leyes, pero, quiza porque es- tos escoldsticos no eran juristas, no centraron su atenciGn en la estructura interna del razonamiento y de la decisién juridica, Fueron, pues, mas bien filésofos del poder politico que no del Derecho. A pesar de que solfan titular a sus tratados con el réculo de De ixstitia et iure, poco en- contramos en ellos acerca de la “justicia” y del “Derecho” 0 Juriscientia. Esto tiltimo viene tratado en la IJ-II de la “Suma teolégica” de Toms de ‘Aquino, en el tratado de la justicia y, como indico, los escoldsticos ten- dieron preferentemence a estudiar y comentar el cratado de las leyes. Por este motivo, es mas claro Suérez cuando citula a su obra mas conocida como Tractatus de Legibus, Pero sucedia que en el cambio de siglos del XVI al XVII se habia perdido de vista a la Ciencia del Derecho (civilis sapientia o Juriscientia) y, bajo el influjo racionalista especificamente moderno, lo que se imponfa era hablar de las leyes del “Estado” que ya se estaba configurando en el plano doctrinal. De esto se desprende que el periodo que indico, entre 1570 y 1650 aproximadamente, ha consticuido el Siglo de Oro de ceoria de la ciencia juridica prudencial y casufsca, esto es, de lo que podemos lamar abierta~ mente la “Filosofia del Derecho”. Francisco Connanus, Pierre de la Grégoire, los hermanos Joaquin y Gregorio Hopper, Hermann Conring © Hugo de Roy ofrecieron unas explicaciones del método juridico que, si bien no responden plenamente a los problemas que tenemos planteados a finales del siglo XX, oftecen el encuadre necesario para entender con FSHFSSEFSFSHSSESHHSHHFHFHFSHSHSHSHSSSFSF FIST SOSHHHEHOHSHS Historia yjusticia, set los jurists de formactn prudencial 363 profundidad las explicaciones acutales de Esser, Vichweg, Kaufmann y también, en cierta medida, de Dworkin, entre otros mucho fildsofos det Derecho que se podrfan citar, Pierre de la Grégoire, mds conocido como Gregorius Tholosanus, expli- ca que los “derechos naturales” (jura naturalia) « los que alude al pardgrafo de a Instituta “Sed naturalia quidem iura’, son, ciertamente, incorrupti- bles ¢ inmutables, tal como indica el texto romano; pero asf como es natu- ral nacer, también en nacural que, al sobrevivir causas contrarias, algo se co- rrompa por estas mismas causas." "Y yo observo -escribe Tholosanus— en el Derecho natural, que este Derecho es in mutable en la medida en que per- manece como Derecho, esto ¢s, mientras que lo justo natural (justum illud naturale) tiene razones y equidad que lo constituyen en justo; y ciertamen- te, cambia, si cambiados los fandamencos de la razén y de la equidad, lo justa desaparece (justum dissoluitur). Cosa que sucede cuando las razones que lo constitufan en justo, sobrevenidas causas nuevas, comienzan a dismi- uit y son superadas por otras de mayor equidad, de modo que lo que antes era provechoso comienza ahora a ser nocivo y petnicioso”. Como podemos observar, Tholosanus no concibe en modo alguno al Derecho natural como un ordenamiento juridico inmutable, més bien al contrario, “lo justo natural” parece que, segiin él, lo consticuye el jurisca a la vista de las cigcunstancias que aconsejan una decisién mejor que otra, de mo- do que esta justicia “natural”, por venir constituida y determinada por las circunstancias, cambia al compés de ellas segdin un cricerio de utilidad. Tholosanus, al escribir asi no establecia una esis nueva; el verdadero aucor de este modo de considerar el ins naturale, habfa sido Francisco Connanus. Esce autor escribia que “Este pasaje de Aristételes me ha ensefiado que no puedo ordenar mi pensamiento si no atribuyo una doble naturaleza al dere- cho natural, una basada en la equidad, y otra en la utilidad. El primer dere- cho (el basado en la equidad) se dice que es derecho natural verdadera y pro- piamente, que es el que prescribe a todos los hombres la taz6n natiaral, y que es inmutable y eterno. El segundo-derecho, que es tal porque versa sobre la utilidad... no ha sido constitufdo canto por la naturaleza mismo como por el juiicio de los hombres; y, sin embargo, es una parte del Derecho natural”. 32, “Neque naturalia omnia quae sunt, incorruptibilia vel inmutabilia sunt. Quinimo, sicut rnacurale est nasci: sic per concrarlis advenientibus causis, naturale est per eesdem causis corrumpi”, Che, Symtagmatisinri univers. 4 edicién, Venecia, 1593, Pars Il, Liber XI, parggrafo 7. 33. “Aeque in jure oaturali et illud observo, ius naturale esse immutable, quandiv ius rema-, nec, hoe est, quandiu iustam ilhud naturale haber rationes et aequicatem, quibus iustum dicitur: ver rumtamen ec mutabile erie, quando subortis columnis rationes et sequitatis, iustum dissoluitur. Quod accidit, quando rationes, quae aequurm stacuebant, alls subortis causis novis, incipiuat mi= nui, ec superancur alia maiore aequitate: uc si quod antea proderat, alio adminiculo incipiat esse no civum et perniciosum” Clr. Syntagmaris., cit., Pars I, Liber XI, pardgrafo 8. 34, "Monuit me et hie Arstotelis locus, qui mibi non videwr explanati posse, nisi duplicen racuramn im ire naturale posuerimus, aequitatis unam, ucilcatis alteram., Jus illus dicitur ius mate fale vete et propre, quod illu ratio naturalis cuique praescribir, esque aeternum... od non tam nacuca ipsa, quam hamiawm iudicio conscieucum sit; et amen juris racucalis pars est". Cfe. Conmentavirum.. Vibe , Cap. 6, patra 4 PBIFAIADSDISASSSOSOSPSOSHSOHSSSSOHSHHSOSSHOHSHHSHSHHHHEHEGGHEO 364 Prancicn Carpinnera ‘Tholosanus, al seguir a Connanus, mantenia que €l Derecho civil, que es el propio de cada ciudad. ha de estar informado por el Dere cho natur y entonces el Derecho seri justo: pero no es justo porque asuma Ia plenitud de ta equidad universal.” sino porque sigue a kas necesida- des de la sociedad, de modo que aumenta las penas por la frecuencia de los crimenes, 0 las suaviza; de modo que cuando disminuye una causa, las leyes han de aremperarse. “Por to que puede suceder ~pro- sigue Tholosanus, que, aunque se crace de lugares diversos, con leyes contrarias, sin embargo tales leyes son justas y equitativas, por diversa razén y secundum quid. no segtin una consideracién general del Derecho nacural en abscracto, sino seytin el Derecho natural en con- creto, esta es, segiin la conveniencia del sujeto, que prescribe lo justo nomotético”.” 1. que opera a modo de sermento de equidad y de justicia Parece, en el contexto de este pensamieno, que el “Derecho nari ral", por expresarse a cravés de li urilidad social, que es cambiante. sdlo puede existic de forma nomorética, como Derecho nacural “en concreto”, segiin ha explicado el propio Tholosanus. En tal caso, ¢ plica este aucor, no cabe la menor duda de que el Derecho nacural es ti siempre presente en el Derecho positivo (civil), de modo que si las leyes son concordes con la’ razén, dado que la razén misma es algo n: tural, ef Derecho (ius) es, al mismo tiempo, nacural y civil, y. asf, hae blamos del Derecho nacural fv ensvret, por razén de su contraceidn a esta o aquella ciudad, de lo que resulta que es canto Derecho nacural como positivo.* Hugo de Roy, también discipulo -en el sentido amplio de Ia pals bra de Francisco Connanus, nos advierte que el Derecho no se determi- nna tinicamente a partir desde kas opiniones de los juristas (él se refiere a los juristas romanos y del ius comme), sino que hay que buscar canto el asenso de los filésofos como de los eedlogas, cuyas razones valen indlistin- 35. “deque ius civ ‘ot icibus, e€ moribus revepes in eivitate, pet acquis, ce fustiriae, et furis cantum iustume ns camen per omni sectindum universilen agquitatem aturalem stacuie”, Cir. Sput quod propeium issue civiratis, hoe est, quad maxinve contarmaces we consent, Solas eu Keema ‘insert id 6st 00) one matis... cit, Pars H, Libor Xi 30, "Neves {queoriam eriminam,anyiert prcnss, aut propter esores Suevinges et Barbaras urs stan: erin 18 quippe socieeatem, inrenlucs fuber ab ea aequritate dlleecere, uF pooper fre contrat cust minut, et aliter hic expe, alicer alibi leges temperate”. Cle iden, 87. "Quite ona tamen, cxsi diversams ia losis diversis et concraria, éusta aihilomines se sa iversh ration, ¢t secundum guid, non secanduan genesitens eonsiderationem ists fe in absericto, sed secunsiian ius ature in wosicreto, hoe ext pro convenient subieeti. eu invotlea instum pracseribit”, Cle. sbidens, 88. “Ur oon dubicetur ius sarurale 6 it iuce civil esse, verum in illo conereta appellaianent civilis deminari. Ee camer si sancciones civilis aon sine cans ation is aon Faeiune, quantum vis ita nominacur, sel corrupeelam: si autem consentian’ eur racione. eum ex naturals st, ius ga que eivile, ee naturale hoe pox ert, et in conereeo ici porerit, et satione eontraetionis a liam vel illum eivicucem jus nacuralee¢ civile quogue CE ibisen, FPPAMAAAIDAAAASPS@PGSPISP@O FESHPHESSSHOSSSHSSHSSESCHHECEEGEE Hissorta y jstcia spin los juvistas de formacin pradencial 365 tamence en la Juriprndentia,® Bsta perspectiva que es propia det plano argumentativo especificamente juridico, en el que la decisién jurfdica aparece también como una Armanarum atque divinarun rerum notitia, ya nos indica que De Roy tiene ante la vista un saber jurfdico unitario en el que no serd posible diferenciar siempre un plano “natural” y otro “positi- vo", Esta tesis la expresa este jurista francés a través de un discurso pro- fundo y denso, leno de macices, como podremos observar. Lustum esse quod quaeritir, plantea De Roy: “Buscamos lo que es jus- 0”. A diferencia de ocros autores de esta época, a este autor no le intere- sa describit 0 detinie qué es el Derecho natural, qué es el Derecho de gentes 0 qué es el Derecho civil, como solfa ser usual entonces; él se pre- ocupa dinicamence por lo que "es justo”, de modo que el Derecho de gen- tes, 0 el civil, o el nacural, aparecen solamente como dimensiones o ver- cientes de Ja determinacién concreta, aqui y ahora, de lo “justo”. En un pensamiento aprecado y denso, como es el usual de su obra, De Roy nos explica que aquello que ha sido “introducido” a causa del bien ptiblico y comiin de los hombres posee una “causa perpetua, y natural” de justicia." Este bien es equitativo a causa de su bondad publica, es necesa- rio debido a Ia equidad, y es justo en razén de su necesidad, porque la ra- z6n natural se adapta perfectamente a lo que es voluntad de Dios."' No distingue, deliberadamente, entre un plano “humano”, propio del Derecho positivo. y otro plano sobrenatural, que vendria a ser el del Derecho “natural”, como indicaba Kelsen para referirse a la doccrina ius- naturalista, o de la justicia, de estos juristas; efectivamente, la derermina- ci6n del iustum, segtin De Roy, es tarea “natural” y sobrenatural a la vez, que origina un plano moral en el que se produce a vinculacién en con- ciencia, ya que “asi como la razén natural no nos falta en lo que es necesa- rio, Ja voluntad divina tampoco nos abandona en lo que es racional" De Jo dicho consta con suficiente claridad que se puede decir que aquello que es dcil es justo y, efectivamente, asi es, siempre que sea ho- nesto, es decis, concorde con el Derecho divino moral, 0 por lo menos no contrario a él"."', La exigencia del honestum, afiadida a lo que es justo, 39. “Illud autem non determinandum existimavi absoluce ex Sententia Turisconsultorum, ne indices in propria causa jure mecitogue tefelleentue: verum etiam firmamentum quaesvi ex assen- su Philosophorum, ac Theologorum, quorum ideo rationes indiseincte admiscui". Clr. De w quad ‘stm et. Hildesi, 1653, Prolegomens. 40. "Nam quod ob bonum publicum ac commune hominum commodum introductum est, pperpetuam iusti causam haber, et natusalem”. Cfr, De eo quod iustum est, cit., Liber Hl, Tieulus Primus, parigrafo 2 41. “Est enim illuc ob bonitatem publicam omniao aequum, ob bonicacem necessarium, ob necessitatem iustum, quia rationi nacurali, ac divina voluntace congraum est”, Cf. ibidem. 42, “Nec enim ratio naturals defici in necessaris, nee divina voluntas in rstionalibus". Che. idem. ater potest, quatenus id, quod utile est, iuscum diei potest, et revera inum quatenus honescam, hoc est, quatenus iuri divin’ morali consentaneum, vel seleem ili fon contearium”. Cle. De co quod iustum est cit, Liber I, Tirulus Quarwus, parggrafo 1 PEPE PEPTOTIIITISI PII 366 Francisco Carpintero viene introducida por las tesis de Aristipo y de Carnéades, a los que se vifiere De Rov, que mancavieron que toda la justicia se resuelve un utili, dad, de modo «je despreciaron todos los derechos y obligaciones (afficia) cientiay quia non sunt nisi declarationes iuris nacurae”. Cr luris naturve... ci. eapculo 1, Thenrs 5, pardigrafo 8. 89. “lus Natueae: Ins Nacurae! Tanta sapiencia curgent rana quavis eudiores Barvoli et Balbuli Ese autem ills pro iure nacurie sola sua ratio, quippe qua ipsa ipsissims eario es. Cf, Turis nata- Re. City Proemium, parréto 21 DPSPSIFISSIISFFTSOSSISFOSSEASVSHFSSHSHSSSHHHFHFSEHHHEHHEESH Historia yjustcia, sein les juvistas ce formacitu prudensial 379 cuidada, como amargamente se quejaba, por ejemplo, un jurista de la ca- Ula de J.A.L. Seidenscicker." A esta insnaturalizacin —valga el barbarismo~ de coda ta ciencia jul dica, hay que afiadir un segundo faecor, a saber: la excremada confusién a que habfa Hegada el “Derecho natural” en el dltimo tercio del siglo XVIIL. Efectivamente, de un lado, después de dos siglos de hablac de “Derecho natural”, algunos de los tilcimos ilustrados efectivamence acaba- ron creyendo en Ia existencia de un ordenamiento juridico “nacural” que no necesitarfa de ninguna sancién posiciva; de este modo, el joven Gottlieb Hufeland, explicaba que en la clasificacién de las Ciencias juri- dicas, primero debja ensefiarse el Naturrecht, y s6lo,en segundo lugar el Positives Recht, que se descomponia, segtin él mismo indicaba, en a) Recht der Romer, b) Kanonische Recht, y c) Deutsches Recht.” El mismo K.A. von Martini, ministro de la Reina de Austtia para la legislacién, ensefiaba que “Las leyes nacurales son como verdades macemacicas, que son deduci- das, segtin las reglas de la Razén, desde principios innegables””? Pero, por otra parte, el sector mayoritario de los iusnacuralistas —que se guiaba por una idea muy confusa de lo que era el “Derecho nacural”— veta en la doctrina iusnaturalista tinicamente una gufa para la creacién de un Derecho positive “correcto"; en este sentido, Hoffbauer, una vez que habia abandonado, ya muy tardiamente, las filas kantianas, explica- ba que “el Derecho natural de estos filésofos no es otra cosa que una ceo- rfa de la legislacidn juridica positiva, en la medida en que se fundamenca en principios juridicos"." Ast pues, era dificil incluso delimicar las celaciones encre el Derecho natural y el positivo, porque ni siquiera estaba claro qué era el “Derecho natural”; y hay que afiadir que algo parecido sucedia con el Derecho "po- sitivo", ya que bajo este nombre muchos juristas aludian fundamental- mente al Derecho romano ~como era el caso, por ejemplo, de Gustav Hugo-, mientras que otros, como sucedia con Johann Stephan Plitter, se referfan més bien al conjunto de la legislacién positiva vigente en cada nacién, dictada por la Autoridad local. Este no era, como podemos ver, el momento més propicio para clarificar los conceptos del Derecho nacural y positivo, y sus relaciones mutuas. 0. Viel. Geist ee jriuschen Litaatar von coe Jae 1796, Gistinyen, 1797, pee eorum. DL. Vid. sus Beitriige sur Berichtixung wud Erweiterung der positiven Recbiswisseuschaft. Jena, Zovciter Stic, 1601, pg. 39. 92, “Die matiiche Gesetze sind cinfch, ceutlich vind hinliaglch bekannt. Wer die Nacae clr Dingcn beabachten, und scine Vernuafe gebrauchen wil, dem werden sie iberall unverke nba auttosse.. Die natirlichen Grsetze sind wie mathematische Wahtheiten nach den Regeln det Veenunte aus unlivgbaren Geandsitsen herelsten worden; sie ind also mahematich gewis. Cie Leber de Natures. Wis, 1799, pgs, 121-122. 93. “Das Naturreche dieser Philosophen ist nicht anders, als cine Theorie der bOrgerlichen Gesetajebung, so weie diese nol Rechtagrandsitze beruher", Cle, Das Allemine der Natur-Rett tnd de Moral in ter wegen Abbi ihcit rnd Unabngighit dargcsellt Hallac, 1816, pi. 6 FFCHFHSHSAPHHHHSHHHHHHHHHHHHHHHHHHHKHHHHHKHKHSES 380 Francisco Carpintero Sin embargo, como suele suceder frecuentemente, no faltaron auto- tes que moscraron una extrafa lucidez en momentos de confusién colec- tiva. De este modo, Johann Friedrich Reitemeier, mancuvo, en 1785, gue el Derecho que esté vigente en un Estado se compone, simuleinea- mente, de preceptos del Derecho natural, que son universales 0 iguales para todos los hombres, y normas relativas a, y dependientes del lugar y del tiempo, que unas veces son aceptables, y otras son rechazadas.”' No existe una diferenciacidn tajance entre los principios del Derecho naru- ral y las normas del Derecho positivo, mantiene Reicemeier, sino que en las citcunstancias concretas en las que se encuentran las personas, las fa- milias y los Estados, los principios del Derecho nacural reciben una de- terminacién (Bestimmung) positiva y concteta.” Su pensamiento, pues, es muy similar al de Tholosanus 0 Hugo de Roy. La docerina de Gustav Hugo es, como casi siempre, muy personal y dificilmente encuadrable en tendencias preexistentes del pensamiento jutidico. El entiende que el Derecho proviene del azar, de hechos extra- jos a la voluntad del hombre, de conquistas realizadas por los pueblos més fuertes, pero también procede de la superioridad de la incelecci6n (ce6mo traducit Ucberlegenbeit an Einsichten?), de modo que, miencras la fuerza tiene una funcién més relevance en la configuraci6n de! Derecho piblico, la inteligencia y la capacidad de inteleccién de los juristas es fundamentalmente la que configura el Derecho privado.” Fue relativa- mente corriente lo adelanto desde ahora— que un sector de Jos juristas relevantes del siglo pasado viera en el Derecho pablico el campo en el que se despliega la fuerza, imponiendo sus reglas mas o menos arbitra rias organizativas de la sociedad, mientras que el campo del Derecho pri- vado quedaria como el sector especificamente juridico, diffcilmente va~ riable y, por consiguiente, donde podemos encontrar con mayor facilidad los principios del Derecho natural 94, “Die Grundsitze der Vernunfe sind die Richesnur fir den Geserayeber bey Abfassung sei ner Vorscheifzen. Sie fuben ihn alle dahin, dasjenige zu verordaca, was in allem Betrache fir den Seaat das Beste ist, Uncer diesen Grundsitzen sind cinige allenchalben anwendbar, unverinderlich tnd jedem Verndaftigen einleuchcend; es sind dies die Grundsitze des Naturrechts, deren Gebrauche hauptsichlich bey der Bestimmung des Rechts im Stande der Freyheit eincrict. Andere Grondsitze erlauben keine 50 allgemeine Anwendung, sondern sind nach Verschiedenheie der Tagen und Umseinde bald vu befagen bald 23 veewerfen® Cle. Enydopaidie wud Gesbicte der Revbte in Dentshland. GBexingen, 785, py LI 95. “ln den individuelle und fortdaurenden Lagen, worin sich Personen, Pamitien und Staaten in inanern und tusseen Verhiiniss befinden, erhalten die Grundsitze des nactirlichen Rechts crcl de sogenanate Gewohieit, und in gebildeten Staaten durch ausdetichliche Gesete, eine positive Ge Eneycloptiie. cit, pai 20. 196, “Alle positive Reche kommt von Schicksal, dem Zufalle, (er Gorcheit, der Vorsebung) het, durch Uebetmache der Seirke (Broberung) und anerkannte Uebeclegenheit an Einsichten, auf Seiten deser, die einen Sate desselben wollen, verbunden mit Angewshoung. und Consequene, als ‘Grundlagen det menschliche Natur. Durch die Mache wird haupesichlich das tffentliche Rech bes- timo, durch Zuteauen ue Biasicht derer, die sie damic abgeben, das Privateeche”. Cit. Lebrbu o- nes eilisischen Carus. Beth, 1799. 1, Band, Binleivung, parsgrato 2. 9 OF FHFOHHHHHHHHHHHHHHHHHTHHHHHHHHHHHHHEHES Historia y justicia, sein tes jurists de formacién prudenial 381 Hugo no considera en ningiin momento al Derecho natural como un ordenamiento paralelo al Derecho positive que, en defecto de éste, relle- ne sus lagunas; en este sentido, aungue reconoce la existencia de lagunas en el Derecho positivo, se opone a que se considere al Derecho “natural” como un ordenamienco juridico complementario o subsidiario.” Al con- trario, el “Derecho nacural” que él confusamente intuye debe ser apre- hendido ~explica él- desde la experiencia, desde esa experiencia juridica que es esencial en cualquier manejo del Derecho positivo."" En este momento, a comienzos del siglo XIX, tan confuso y sincréti- co, es preciso proceder con cuidado para no confundir la docerina juris prudencial del Derecho natural con los movimientos ya existentes que abogan por una Philosophie des positiven Rechts, 0 que, por mantener tesis, historiciseas, pretenden ver una justicia inmanente en cada insticucién juridica positiva. Asi, por ejemplo, J.H. Zirkler mantiene que la Rechtsphilosophie debe set abstraida de lo que es Positivo, de modo que sea tuna Ciencia de la pura forma o de la Légica (del Derecho),” y esta “for- ma” o esta “Iégica” juridicas han de poseer una naturaleza general y uni- versal." Es patente que Zirkler no describe lo que se habfa entendido por Derecho natural, sino que es uno de los pioneros de la doctrina de los “principios juridicos fandamentales”, como la llama Gonzélez Vicén, que tan amplia forcuna cuvo en el émbito de la Filosoffa juridi- ca anglosajona bajo la forma de la Filosofia analicica del Derecho, y que, referida a Centroeuropa, se Ilamé, como ya he indicado, “die Philosophie des positiven Rechts”. Cuando Paul Johann Anselm Feuerbach nos indi- ca que la Filosofia, en el Derecho, no es creadora (schaffend), sino sola- mence “configuradora” (bildend), porque se encuentra vinculada a una materia determinada™ parece moverse dentro de una ceorfa semejante. 97. "Kein positives Recht kann je ganz vollstindig seyn. Die unentschiedenen Fragen werden ach det Analogie desselben positive Recht, wenn dieses niche gar zu wenig consequen ist, zum ‘Theil auch wohl nach der Analogie ahnlichen und benechbarter Rechte beantwortet, nicmahls aber rach dem blassen sonst genannten Naturtechte, d.b, nach der blossen Matephysik: der Recheslehee iibethaupr, welche sehlechterdings bey jedem positiven Rechte dieselbe seyn muss". Cfr. Lehrbuch. Git., Einleitung, panigeafo 9. Bl lecor puede apreciar en este texto la influencia de la malentendids, por parte de Hugo, doctcina kantiana sobre el Derecho; una vez que ha configurado como fo ha hecho al Nararrecht es incongeucnce que lo designe, kantianamence, como Aetapbysib ces Ret. ‘98. “Ein soleher Natureecht muss von den Erfahrungssitzen ausyehen, die bey jedem pos wen Rechte wesentlich sind”, Cfe, Lehrbuch... cits, parigrafo 116. 99. “Rechtsphilorophie ist abstrahiere von dem, was unsere Wissenschaft Positives ha, eine Dlusse Wissenschafe der Foren oiler Logik”. Cit. Revision der eicbigsew Lebnen des Pestiven Revs Giessen und Wetzlar, 1807, pig. 3. 100, “Woler sonse die Zulilligkeie einer jeden rechtlichen Enescheidung neben der Allyemeinhcic und Nochwenuligheit, welche der unverlecaliche Character des Rechts sind?", Cie Revision... its, pag. 8 LOL, Vid, sus Estadio de Pilosfia del Dercho, cit., pigs. 66 y ss 102. "Die Philosophie, so ferne sie sich in die Grenzen einer positiven Wissenschaft begibt it niche schaffend, sondern nut bildend. Si ise da gebunden an einem gegebenen Stoft. Cle. Blick auf die cleasche Rechtwnsenschaft, 1810. He vsado la edicién de Surhkamp, Frankfurt/Main, 1948. pig. 27 SHSHSSHSHSHSHSHSHSHSHSHHSHSFSHEHHSHSHTHHTHHHTVHV_HHT Hd VHVH0-00 382 Francisca Carpintero Por su parce, Warnktinig o Stall parecen eener fe en una suerte de justi cia insita de todo tipo de insticucién existente histdricamente. Un autor especialmente sinerécico, que parece querer contentar a los seguidores de la “Filosofia del Detecho positivo”, a los historieistas, y que asume algunas tesis del saber prudencial sobre el Derecho, fue Julius Schmelzing, Este jurisca se enfrenta a la teadici6n iusnaturalista conocida en el primer tercio del siglo XIX, y se opone, en consecuencia, a la idea de un "Derecho natural” que, por ser el “Derecho” del status naturae, fue- ra anterior a la comunidad politica; a él le parece contradictorio preten- det que tal “Derecho” habria existido fuera del Estado pero que, abora, seria parce integrante del Derecho de! Estado; 0 bien suponer ~como se~ iin él hacen la mayoria de los escritores de estos temas que existiria un Derecho para el estado a-social del hombre, y otro Derecho para Ie vida humana en sociedad. Si la fuente de ambos Derechos, el natural y el po- sitivo, es la Razén, zdebe comporearse esta raz6n contradictoriamente se- gin [a tefiramos al Derecho positivo o al nacural? La tesis que Schmelzing sostiene reiteradamente es que ¢! Derecho positivo no estd bajo ni sobre el Derecho natural, sino que lo positive de- be ser el Derecho natural mismo aplicado a cada Estado individual, el intento vivo de realizar la Idea eterna del Derecho en la individualidad viviente del Estado." En otros momentos parece acercarse a la teorfa de los conceptos juridicos fundamentales, cuando explica que el Derecho natural, en su acepcién més estricta y clevada, no es mas que "la conside- raci6n filoséfica y el tipo de exposici6n de todas las relaciones jurfdicas y de todos los institutos jutidicos, segtin sus conceptos puros, gue estén vigentes en el Estado fenoménico”.'" Mas adelante, en la pégina 39, rei- tera que la “Ciencia del Derecho natural” no puede ser considerada como existiendo juato al Derecho positivo, sino que ha de ser pensada, en cada Estado concreco, como parte integrante de éste; pues en cada legislacién 103, "Man wie keineswegs in die Nothwendigheic versete worden, das Natue-Recht avset- hall des Stantes ru suchen nd es doch &feers wieder auf eine ganz ungereimce und widersprichende Weise als integrerenden Theil der positiven Rechte im concreten State habe gelten lassen misen Nic ware man, wir sovielestaats-wiesenschaiiche Schrifselier auf den Gedanken gerathen, das iewisse Rechts-Verhilenisse nur im Nacur-Rechte, dis andre dagegen nur in den positiven Rochen, alo nut ia conereten Staate, im Seeate der Erscheinung,.. Die Quelle dieses sogenanaten NaurReche ist doch die Vernunfe, Die Quelle des postiven Rechts aber eben sic; also miste dic Vernunfe sch im positiven Gesetze in Beziehung auf das Nacur-Recht eoncradicrorisch anki Sigent, Cle, Veer des Verbiniss der agenaten Narr-Rehis zum pssiven Rect, zar Maral wud Palit, Barnbery und Wiraburg, 1813, pig. 15 104. “Das pesitive Recht ste aso miche wncer und niche fiber dem Natur-Rechte, sonslern estes soll des suf den indivuellen Staat angewandte Nacur-Reche selbse sey, der event Vouuch nat Realising de ewigen Rechts-Idee durch die lebendige tndividvaic der Staten Cif, Ueber das Verhilenss... ct, pa 26 105. “Das Natur-Reche kann demnach in scinereigentiche walven und hoheren Bedeutung ur als die philosophische Beteachcung- und Darstellung-Weise aller ia dem Scaate der Erschernung giltigen Rechts-Verhilenisse und Rechts-Insticate nach sheen seinen Begtiffen (Grandbegrfien) etkliee werden”. Cl, Ueber das Verhilniss.. cit pi. 33. 0646HHHHHSHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHS & o6 é Historia y jasticia, seg los jurists de frmacisn pradencial 383, positiva residen los principios y las verdades fundamencales y generales, en tanto que declaraciones externas de la razén iusfilos6fica.' Nicolaeus Falck, posiblemente, junco con Savigay, el jurista aleman mis inuyente de la primera mitad del siglo XIX, rechaza rotundamen- te la posibilidad de la existencia de un "Derecho filoséfico” que, tal co- mo mantenfan los kantianos especialmente, pudiera ser objeto de un co- nocimiento aprioristico, ya que con esta forma de consideracién del Derecho no captamos su nacuraleza ética y, con ella, el cardcter especffico del Derecho." “Pues el Derecho, prosigue Falck, solamente llega a su peculiar forma de existencia cuando un poder externo da vida a ciertos principios, un poder al que nosotros Hamamos Estado”."* De estas consi- deraciones resulta, escribe Falck, que un “estado de nacuraleza” inventa- do arbitrariamente, que debiera haber existido antes de que el hombre viviera politicamente, no puede ser algo ni verdadero ni operativo"."” Si la existencia del Derecho sélo es posible en el Estado, explica Falck, el Derecho nacural, caso de que admitamos su existencia, ha de ser algo distinco a un Derecho racional 0 a una teorfa de las relaciones sociales en el “estado de naturaleza” por lo que Ginicamente puede consistir en un conjunco de normas que son operativas (en el Derecho de) un Estado, pe- ro que no han sido creadas por el Estado mismo.'"* En consecuencia, el “Derecho natural” no puede ser entendido como un ordenamiento juridico ni anterior al Estado ni paralelo a éste. Falck se plancea larganiente el problema de las lagunas en el Derecho, plica que éstas han de ser resueleas, no por el sentimiento de justi equidad del juez, sino por ese conjunto de “verdades jurfdicas” (Rechtswahrheiten) que existen necesaria y cicicamente, al margen de la 106, "Die Nacur-Rechts-Wissenschaf in diesem Sinne kann daher ninmer als neben dem po siciven Rechte, als solehesintegritend, in ener eaneet Staace gedaclc werden. Denn in jeder pes tiven Geseezgebung legen ja ehnedem die allgemeinen Principien, de allgemeingiltige Grund- Walrheiten. dee Natur-Reches-Wissenschaft, als veriusserliche Ausspriche det rechsphilosophicrenden Vernunte™ Cf. Ueber das Veins. cits pig. 39- 107. “Dass Recheprinzipien niche aus der Veraunftabgeleter werden, odec cin Geyenstand prioricher Erkenntissseyn knnen, geht schon darwus hervor, dass es unméglich ist, bei solcher [Becracheungsweise Uber das Gebiecethischee Begrilfe hinaus 2u kommen, und den cigenshiimliche Character des Reches wu finden”. Cit. Allgemeine Betrachrangen iber Gesetzgebung und Rehtswisenchaft. en "Kiler lier” fae 1819, Ersten Band, ph, 7. 108. “Denn das Recht kom est in seiner eigenthiinliceh Gestalt hervor, wenn eine dussere Aastale ur Gewihleistang gewisser Grandsitze gegeben istcine Anstalt, die wir Stat nennen”. Ch. biden 109. "Hicraus erhllee xagleich, das die Becrachtung einer erdicheeten Nacurzustandes, er dem Leben der Menschen in der Staresverbindung worhergegangen seyn soll, weer eowas, Wares toch Bravctbaresleferakinne", Cle ibidem. 110, "Wied das Daseyn des Rechts nu al im Staste miglich gesece, so muss das nacirlche Recht, falls ein solches anzunchmen ist, etvas Anderes seyn, als ein Verounfreche oder als die Theorie der geselligen Verklenisse in Naeuraustande, und es beibc kein andern Begriff brig, als er Inbeiiff solcher Normen, die evar in einem State pracisch sind, aber niche durch den Sea sclbee hervorgebracht worden", Ce. ibidem. LL, Vid. Allgemeine Beceachtungen.., cit. pags: 8-12 6586-06680 6 O66 66.666.6.46 06 6 66.6.6 6.6.666606.066 0666669 384 Francia Carpintero voluntad del legislador, en todo ordenamienco juridico. Existe, pues, una allgeneine Rechtslebre o “ciencia juridica nacural”, que ha de set deducida desde las necesidades de la vids, y que ha de volverse inmediatamente hacia la vida préctica.!” Estos principios juridicos fundamentales (uso yo ahora el eérmino “principio” en el sentido que lo usan, por ejemplo, Esser 0 Dworkin), componen la parce inmutable del Derecho, segtin Falck, la parte estricta- mente cientifica, que no esté sometide al arbicrio del legislador. Por este hecho, escribe que “Ance todo, el jurista debe estar preocupado por man- tener la parte estrictamente cientifica del Derecho fuera del influjo de las leyes, a fin de obtener un margen para un desarrollo (del Derecho) libre y racional. El resultado de esta fundamentacién cientifica es lo Permanence y lo Bterno (das Bieibende und Ewige), que se encuentra al margen del cam- bio histérico; todo lo demés, por el contrario, esté sometido al cambio del tiempo, a las opiniones politicas e incluso al simple arbicrio”."* En un sentido parecido al de Falck, Gustav Hugo explicaré tardfamen- te, en la edicién de su Manual de 1819, que el Derecho natural proporcio- ra unas relaciones jurfdicas que ningtin Derecho positive puede proporcio- nar por si solo, y de forma similar a la de los juristas romanistas ya escudiados, Hugo manticne que el Derecho natural es contemplado como tun Derecho posirivo General (ein allgemeines positives Rechts) que puede set modificado en detetminados extremos, pero nunca en su totalidad.'"* Lo peculiar de estos autores, frente a la tradicién iusnaturalista mo- derna, ¢s que entienden siempre al “Derecho natural” como una parte del Derecho positivo que ya existe y que, sin embargo, no debe a su vali- dez a unos fundamentos positivos. M. Tonsen se expresa, a este respecto, con bastante precisién; segiin este autor, catedratico de Derecho en la Universidad de Kiel, existe la “Ciencia de un Derecho positive privado general” (die Wissenschaft eines allgemeines positiven Privatrechts), que es la que él propone; se diferencia del Naturrecht, de la Philosophie des posi- tiven Rechis 0 de la “Ciencia de la Legislacién” (Gesetzgebungswissens- chaft), en que estas tltimas ciencias solamente proponen los criterios a 112, “Eine ellgemeine Rechtslehre oder naclrliche Recheswissenschafe hingegen muss sich un~ mittelbar den Rechesverhalenisse des Lebens 2uwenden, und ihre Forschungen nach andern Regeln leiten”. Cf. Allgemeine Becachtungen... cit. p&g. 15. 113. *Vor allen Dingen sollren die Rechtsgelehrten bemnithe seyn, den reinwisseschaftlichen ‘Theil des Rechts von dem Einflusce der Geserze frei zu erhalten, und flr eine freie, racionelle Entwickelung Raum 20 Gewinnen, Das Resultat dieser wissenschafclichen Ergrindung ist dach allein das Bleibende und Ewige, dasjenige, welches frey sein kann von geschichtliche Einwitkungen alles Andere dagegen ist dem Wechsel der Zeiten, der politischen Ansichten und fe sogar einer seinen Willkahr uncerworfen", Cf. Allgemeine Beteacheungen.. city pa. 16. 114, "Das Naturreche sollte juristische Verbilcnesse angeben, die um deswillen kein positives Recht angeben kann, weil keine Obrigkeit da is, und ohne Obrigkeit doch alles nur auf Trev nund Glauben, auf Moral, beruht... Das Naturrecht sah man als cin allgemeines positives Recht an, wel ‘ches von dem weniger allgemeinen zwar abgeindere werden kinne, aber niche immer abgedndert Sie", Cf. Lebrbuch des Naturrcht. 4 ediciéo, Berlin, 1819, pardgeafo 30, SHESOHSSOHHSHHDAHHHEHSHHSHSHHHHHHHHHHSHHSHHHHHHHHEHHHSE Historia yjusticia, sein les juvstas de formacibu prudencial 385 tenor de los cuales una suma decerminada de reglas debe ser elevada a preceptos,", y él, en cambio, propone considerar las normas que ya po- seen fuerza legal, las que componen el Derecho natural, que son aquellas normas que, aunque deben ser consideradas como parte de las reglas que tienen fuerza positiva, y que no se fundamentan, sin embargo, en un fundamento juridico-positivo." Estas normas, prosigue Ténsen, aunque se. muestran ficticamence a cravés de una voluncad legisladora, no necesi- tan de una declaracién expresa o de un acto de publicacién para poser fuerza vinculante, como es el caso de aquella norma que prohibe dispo- ner del cuerpo de otra persona sin fandamento juridico."” Estas normas se diferencian del resto del Derecho positivo esencialmence en que las le- yes escritas y las costumbres jursdicas varfan necesariamente con la cul- tura de cada pueblo, mientras que éstas, por el contrario, son inmodifica- bles, y, de hecho, rara vez sufren alguna modificacién.'™ Con la expuesto hasta ahora puede apreciarse nitidamente la existen- cia de una corriente de juristas, en pleno siglo XIX, ‘que rechazan tanto el "Positivismo juridico” negador de cualquier justicia que no posea ori- gen positivo, como a la concepcién trivial y usual del “Derecho natural” que lo contempla como un ordenamiento juridico que discurritia parale- lo al Derecho “positivo”. Friedrich Fischer publicd, sobre este tema, en 1837, una de las obras més completas de la primera mitad del siglo XIX, solamente superada por la de Arnold Méhl. Fischer indicaba que existian, en 1837, dos tendencias fundamentales en la teorfa juridica. Por un lado estaba el “Derecho racional”, Vernunfrecht, al que también llama Derecho natural “racionalista”, que se emeinen positiven Privatrechts suche auf eine doktinelle iden und abzuleicen derjenigen Theil des positiven Privatreches, welcher niche zum ‘geschriebenen Gesetz und 2um Gewohnheitsrecht gerechnet werden kana. Diese Dokcrin 1) Uncerscheider sich also von denjenigen Wissenschaften, welche man yewahalich unter den Namen von Naturrecht, Philosophie tiber das positive Recht, und Gesetegebungswissenschaft begreit- von den beiden letztern, indem our die Griinde enchalten, warum cine bestimmte Summe von Regeln su gesecaliche Vorschrifien echoben werden kinne”. Cle. Grandidae eine allgennen pattven Privat- Recht. Kiel, 1828, pip 1. 116. “hier aber von Nosmen die Rede seyn wird, sie schon an sich gesetliche Kraft haben; ‘yom Naturtecht, indem dieses, wenn auch in demselben aum Theil von Regel gehandele wird, wel che fir sich posicive Guleigkeit haben, dieselben doch niche durch ein positiv-recheliches Fundament begrindet”, Ch. ibider 117. "Denn die Daktrin, von der hier behandele wird, enchilethels solche Notinen welche, ‘wenn sie auch in einem legisaciven Willen faccsch nachauweisen sind, doch welche eine wéeliché Erkl@rung noch einen Publikationsect zu iheen verbindlichen Keafe erfordern; wie 2.B. die Verilichcung niemanden ohne rechelichen Grund in der Dispasition ibe seinen Késper au stten. Che. Grundsita.. cit, pig. 3 118. "Der hier aufzustellende Theil des positiven Rechts unterscheidee sich daher von den lbrigen wesentlich dadurch, dass leacece (das geschtiebene Gesets und Gewohnheiten) sich mic ‘den steigenden und sinkenden Cultur eines Volks, bei einer Verinderung der Susteren und inneca Bediirlnisse desselben, nothwendig verindern; bei jenen, dagegen, welcher einer Wesco nach verinderlch i, nue zofllig und uneer bestimmeen positiven Bedingungen eine Verinderang state finden”. Cle, Grandsivze., cit pg. 6 $0 FEHHHKEHHEHHEGHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHKHOHE 386 Francine Carpinto presentaba como un sistema juridico consteuido a priori, solamente des- be la raz6n pura, y que Gnicamence consideraba al Derecho realmente Existence como objeco de su posible critica, pero en modo alguno como tuna fuente de conceptos juridicos.""" En oposicién escricta a esta docerina del Derecho natural, Ia Filosofia del Derecho positivo sicuaba al Derecho existente historicamente como la tinica fuente de conceptos juridicos, por lo que, de manera consecuente, Ia Filosofia jurfdica quedaba reduci- daa un andlisis y desarrollo de los principios y verdades conrenidos en el Derecho histérico."™ Fischer entiende que e! Racionalismo (Rationalisnnus) que represent6 Kant no lleg6 a sospechar, en su desprecio y minusvaloracién del Derecho positivo existente que existe un Derecho natural que se hace vigente en las sociedades humanas con necesidad inconsciente, por sf so- Joy de forma instinciva, a través de la nacuraleza de las cosas, que se muestra mediante la inspiracin del legislador.'* De hecho, escribe Fischer ir6nicamente, la Humanidad no ha tenido que esperar a que Ile- zgaran los jusnaturalistas, y mucho menos a los moralistas, para saber qué ts justo; el Derecho y la Moral son, al mismo tiempo que realidades ra- cionales, productos naturales que proceden del impulso humano puro, adecuado y natural, asf como det genio de cada pueblo y de las épocas, de Ja naturaleza de las relaciones humanas, tal como se nos muestran. Los ataques de Fischer fucron dirigidos, fundamencalmente, contra la Escuela del Derecho natural racionalista, a la que suele llamar Rationalis- is; apenas tiene en cuenta o critica a 1a Philosophie des positiven Recht, El explica reiteradamente que el Derecho natural es una tarea de la teflexién (del Nachdenken) sobre la realidad, no el resultado de un 119. “Uncer Vernunfteche oder rationalistischen Nacurteche verscehen wir ein Rechrssystem, welches prio! Konsteuirt, oder rein aus der Vernunfe unk sheen Iden heraus abgeleicee und ent Wickelt seyn will, welches somie das wirkliche und historische Recht wnd die positiven Rechtsverhlinisse nur als Gegenstend seiner Kricik, auf keinerlei Weise aber als Quelle seiner Rechesbeyit fle ansiche", Cle, Uear den gsgstigen Stand des Natevects sel, 1837, ps. 1 120, “Im strenge Gegensatze hiermit bettachee die Philosuhen des posiiven Rechts das hse corische oder withliche gewordene Reche als die inzige Quelle der Rechtsbexrife, wonach Konse- Guenter Wee die Rechtsphiloophie in einer blossen logische Analyse und Forcentwicklung der Ein hiscorischen Rechte 2ugrunde liegenden Grondsitze und Recheswahrhciten besten miss Cir. ibidem. 121. Vid, op. ci. psa 13. Agu viere juieios muy fuerces contra el Derecho macural “acions~ lista” y, més en concrevo, conera Kant, 122. “Von einem Navartechte, das sich in der menschtichen Gesellschaft mit unbewusster Nothwendigheic geltend gemacht, und die rechtliche Verhilenisse der Menschen, wie von selbse tind instokartig, durch die Nacur der Sache, und durch Inspiration des Gesetrgeboee, eezeugt Witte hac der Rationalismus keine Abnung”. Cie, Ueber... cit. pigs. I-14. 123, “Die Menschheic hat niche (sic en e original) aus den Natursechislehrer gewartet 0 we nig als auf den Moralisten, um exst von ibnen zu erfaheen, was Reche und Site sey, und sich dare rawr au achteny sondern Recht und Sitte sind eben so sehr, als sie Vernunfideen sind, auch Noturgewrichse, die aus dem reinen, gesecemissigen und nacurnoehwendigen Grunde der menschl the Trlebe, aus dem Genius der Volker und Zeitalter, und aus dee Nacur der menschlichen Verhilaisse, wie sich von selbee orden’, Cf. Ueber... ¢it., pa. 17+ &288FGHHFHKHHESEOS oo GOGO 8008 3X4GHHHHHHHHTHHHS Historia y justicia, septa los jurists de formacién prudenial 387 pensamiento (Denken) precendidamente puro o a priori.“ La reflexién humana debe versar, pues, sobre el Derecho real ¢ histéricamente exis- tence, y también sobre el sentimiento de la Justicia, pero sobre el senti- miento, Gefiihl, objetivo, no sobre las ganas o el arbitrio (die Geliiste, Willkahe), caprichoso. El Derecho natural es, pues, una realidad estrictamente juridica, in Fischer, no una tarea “racional”, que se desarrolla y perfecciona segtin el grado de desarollo de los pueblos. "* No podemos admitir, explica este aucor mas adelante, un Derecho nacural general, vigente para todas las épocas y todos los pueblos que ~asf entendido— sola- mente seria un Derecho pobre de los comienzos més groseros; al con- crario, cada pueblo pose “su” Derecko natural, que avanza con el tiempo." Esta perfectibilidad del Derecho natural es una consecuen- cia, entre otras, del hecho de que no existe una Iinea fija que delimice para siempre la frontera entre la Moral y el Derecho; al contrario, con el progreso de la Humanidad, esta linea se desvanece cada vez en ma- yor medida, de modo que la ley juridica natural acoge progresiva- mente mayores contenidos morales, que elevan a le Humanidad a al- turas superiores. * Arnold Mahl representa, como ya advertia anteriormente, un pensamiento parecido al Fischer, aunque, quiz, sin canta fe en el progreso moral de la Humanidad. Y es que tanto Méhl como Fischer siguen —a tientas, porque la escuela y se habia perdido la tradi- cin prudencial sobre el Derecho natural y el positivo, propia de es- tos juristas, que se mueven exclusivamente al filo de la experiencia jurtdica Méhl indica que el Derecho natural no puede consiscir en un siste- ma juridico-filos6fico, que ordenara y dedujera codas las insticuciones juridicas segin un criterio sistemético; no pueden existir una especie de Pandectas jusnaturalistas que acudieran en auxilio del Derecho positivo 124, En la pig, 23 hace una critica a Hegel porque, srs teconocer la necesidad de fo que es en ¥ por si (an und fir sich) verdadero, hace regresar el Derecho a las inseguras regiones del pensamien- {0, con lo que concibe al Derecho natural -sinénimo en Fischer del Derecho justo~ como una tarea del pensamiento, y no de Is reflexién sobre Ia necesidad del Derecho: “niche durch bloses Nachdenken Uber seine naturnothwedigen Erscheinungen begriinden wollte 125, “Leider ist mic der Berofung auf cas Gefl auch in der Rechisphilosophie viel Untyg getteben worden, indem, state steenger Beobucheung und Analyse des allgemeinmenschlichen Rechtsyeftls,sob- ivktives Gelisten und willklliche Meinung st geltend gemacht worden". Clr. Ueber... city Pg. 35. 126. Vid. ta pig. 27, en donde comienca a rac de la Pye des Naturrchs 127. “und es yibr ebenso Kein allemeines, fir allen Zeiten und Valker geltendes Navusrecht, wwelches nur ein armseliges Urcecht des cohesten Anfangs seyn kénnce. Jedes Volk hat sein Naturcecht, das wieder mit der Zeit foreschreicet” Cfe. Uebet.n cit pig. 69. 128. “Verhileniss des Nacutcechs zur Moral: dass diese Grinalinie keine Peste st, sondetn ent dem Fortschrite der Menschheit sich nach und nach verschiebt. Dena das ist eben die Aufgabe des sictlichen Fortschriets des Menschengeschlechs, dass das Sittengesecz rach und nach wieder 2um Naturgesetze, das die Menschheit zar anderen hheren Natur werde”. Cf. Ueber... ct. pig. 66. $690 HHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHKHHHHHHHKHHESE 388 Francia Carpinters cuando éste no pudiera resolver un problema." Recht ist ein sittlicher Begriff: el Derecho es un concepto moral, establece Méhi programética- mente; como realidad moral que es, no puede ser separado de lz Moral en general, pues Ia misidn de la vida del hombre, en su conjunto, es vi- vir de acuerdo con Ja ley moral. El origen de esta ley, de la que el Derecho es une parte, no es un invento de los hombres, sino que le es dado a éstos; el Derecho, como ha explicado Gischel, no procede de los hombres, sino que le ha sido dado a los hombres; tiene, pues, un origen religioso. * M@hl alude de vez. en cuando a una Idea del Derecho, a que se encaminaria o deberfa dirigirse codo el Derecho histéticamente exis- tente; un resultado de este tender continuo hacia la Justicia, es que todo Derecho histérico es incompleto, imperfecto; la Filosofia del Derecho positivo, que ha desarrollado Hugo, es un auxiliar valioso del Derecho natural, pues permite disponer de criterios —basados en la ucilidad~ pa- ra mejorar el Derecho existente. “Las teotfas usuales sobre el Derecho natural no sirven para explicar la realidad juridica porque solamente en Ia sociedad se realiza la vida del hombre y, con ella, su libertad, su dignidad, su propiedad, y en ella es donde la fuerza humana, que tiende hacia su desarrollo, es un derecho que es admitido y que debe ser afirmado; en consecuencia, no podemos 129, "Das Natursecht kann wad soll niche cin philasophisches Rechessystem aufsellen, in wwelchem alle unter den Menschen vorkommeralen Verhiltnisse und Anstalten voa einen philoso Tischen Gesichepunkte aus systematisch angeordnec und deducire werden; es soll eben so wen. fhe Art von naturrechlichen Pandekcen stin, aus welchem die in einem posiiven Rechte nicht ents: ‘heidenen Fille in subsidium entscheidenen werden kénocen, es soll blos die hehsten Idee des Rechts, welche aller posiciven Gesetagebung. zur Basis dienen, encwickele”. Cf. Ueéer das Naturnht, Manaheim, 1841, pig. 26. 130, “Reche is ein sitcicher Begriff und kann von der Moral niche getrennt werden, Dem mo talische Gesetze yemiss zu leben ist die PMlicht des Menschen, thm Ansehen und Bedeucung 2 ‘erschaffen ist Pflche der meschliche Gesellschaft, it thre Aufgebe, he Zweck. Der Ursprung die- es Gesetzes, das Recht also, komme niche won den Menschen, esti ibnen gegeben, und darnach die Handlungen, ihre Verhilnisse 20 ordnen. Das Recht ist, wie Gischel sgt, niche von den Menschen gekommen, es ist 20 ihnen gekornmen, Das Recht hat daher eine religidses Ursprung ‘Chr. Ucber das Nacurrech, cit pig: 32. 131, "Mir dem Nacurrechee wesentlich verbuden ist aber die Philosophie des pesitiven Recs. Diese verhile sich 20 dem Nacurrech, ste sich der besondeze Theil 2 allgemeinen Theil eth, ‘Dis Philosophie des Recht, wie diselbe averse Hugo bearbetet i, it nimlich die Prong, die Krtik der in den positiven Rechte vorkommenclen Insticucen und Anordnungen, inwiefer die- selben die haehste lee des Rechte gemiss sind. Das unvermeidliche Resolest dieser Prifung wird hier fcilich scin, bei dee Unvollkommenhet alles Menschlichen, auch in posiciven Rechte die Anwendung und Durchfhcang. der bchsten Idee des Rechts mur uavallzoramen ist dass sch ge~ igen Alles viel einwenden bss, das fst nichts den hchsten Ideen des Rechts gna emis ist dass fist Alles nur provisorisch, niche pecempeorisch recheliche ist, dass Alles nue Stckwerk ist, das aber noch um Vielesschlechter ein wirde uhne positives Rech, dass ohne dasielbe von Realisirung der hiichseen Idee des Rechts gar keine Rede sein kénte, Die Philosophie des positiven Rechts wwitd 2m Resultace haben mic den Positiven au versbhnen, und wir den Nutzen habe, die beste ‘Anleitung ave Verbesserung des bestchenden Reches 2u geben, hauptsichlich durch den héhern Blick auf das positive Recht dibechaurpr, den sie uns verschafft. Die Prfuag aber und Kricik des positiven Rechts setzt immer jedoch das Allgemeine voraus, welches nothwendig dabei 20m Grunde tegen muss und dieses Allmgemine eben ist das Nacareecht™. Cte, Ueber das Naturrectr cic. pigs. 27-30. 6844465404 O84 HG44HHFHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHESE Historia y justia, sgn los jvistas ce fran prudencal 389 hablar de “Derecho” antes de la existencia de la sociedad humana, y los Hamados “derechos fundamentales” (Urrechte) no existen; tales Urrechte. como se les suele llamar, no son otra cosa que las condiciones necesarias del existir fisico y moral del hombre, de las que él dispone en sociedad, sin las cuales no puede el hombre ser pensado como hombre. Existen, pues, unos Principia 0 Grandsdtze que son el fundamento de todo Derecho posible. Por este motivo, las leyes positivas no pueden ser consideradas como la fuente Gnica del Derecho: el Derecho existe antes que las leyes, y s6lo a través de éstas es convertido en reglas. * Por esta raz6n, un cédigo ¢s como un gramética, pues del mismo modo que la gramética presupone una lengua, asf Ia ley presupone el Derecho. De forma coherente, y undnime, con la tradici6n jurisprudencial, Méhl, distingue dos elementos en el Derecho, uno permanente y:eterno y otro cambiante, aquel de naturaleza moral, éste de indole politica. El pri- mero, afirma Méhl, igual que Connanus y los otros juristas qué hemos es- tudiado, es eterno ¢ inmodificable, y el otro es vatiable, pues Moral y Politica, que son los componentes de todo Derecho positivo, se comportan entre si como fin y medio, El componente moral del Derecho existe inde- pendientemente del consenso de los hombres, mientras que la dimensién politica del mismo est sometida a los que los hombres acuerden, y varia segtin los pueblos y los tiempos, de modo que se puede decir, con Aristéceles, que constituye la medida para todo aquello que no es igual." En oposicién completa a las doctrinas iusnacuralistas, especialmente a la kantiana, este jurista nos explica que el derecho subjetivo, enten do como una facultad que el hombre posee para hacer u omitir, se co- 132, "Erst durch in der Gesellschafe wird die Thacsache des Lebens, der Freiheit, der mensch- liche Wiirde, des Besitzes cin Recht, wird die Mache und das Vecmigen des Menschen 2ur ‘Acusserung und Entwicklung seiner physischen, moralischen und intellectuelen Keifte ein Reche, ‘welehes anerkannt und behaupten werden soll und muss. Vor aller menschlicher Gesellachafe kann daher von keines Rechten, es kann niche von sogenannten Urrechte gesprochen werden, Was man Urrechte nennt, sind nichts als die Bedingungen des physischen und moralischen Daseins des Menschen, mit welchen ec in der Geselischaft dasteht, obne welche das Mensch als Mensch niche _gedache werden kann”. Cft. Ueber das Naturceche, cit. pi 41 133. "Die Geserze kinnen aber das Recht nicht machen, Das Reche ist vor den Gesstuen bereits vorhanden und wird nur durch sie in Regeln gebrache”, Cf. Ueber das Nacurrecht, ct. py. 48, 134. “Bin Gesetebuch ist gerade wie eine Grammatik; so wie diese die Sprache voraussec, 50 jenes das Recht". Ueber das Naturceche, cit, pa 48 135. “Bei allen postiven Gesetagebung muss ibrigens ein betharliches und ein bewegliches Element uncerscheider werden, jenes ist das moralisch dieses das politische. Das erstete ist ewig tnd unvedinderlich, das lettere wandelbar und vetindedlich, denn Moral und Politik, welche die Bestandehele eines jeden positiven Rechts sind, veralten sich wie Zweck un Mitel, Det moralis- che Bestandtheil des Rechts bestehe unabhingig von der Uebereinkonfe der Menschen, hingegen der politische Bestandtheil des Rechts berube auf der Uebeteinkunfe der Menschen und ist nach Verschiedenheit der Zeiten und Valker verschieden und man kan denselben, um mic Ariscoceles 20 eden, wie die Maase bectachten, welche auch niche allenchalben gleich sind”. Cfe. Usber das Natutrecht, cit, pig. 72, Como puede apreciarse repite, casi con el mismo tenor, las ideas que ya encontramos en Connanus, Tholosanus y Huo de Roy. @ @ 2 2 @ ® @ @ @ @ @ e @ @ @ @ @ @ e ® e e 6 ® ® 2 ® ® ® ® ® ® ® ® ® ® ® e e 390 Francisco Carpintero seesponde con una obligacin por parte de los otros hombres; pero n0 se trato, como mantenfa Kant, de la obligacién que corresponde a los de- mas de resperar esa libertad en el sujeto actuante, sino de una obliga- Cin previa a la faculead, que es la que legitima cal derecho, de modo que, donde no existe obligacién, no se puede hablar de Derecho: eso es solamence el campo de a fuerza. '* Esto implica que la obligacién, la dimensién normativa, le adviene al Derecho desde la Moral. Frente al Derecho natural anterior, que distingu‘a entre obligaciones perfectas (las juctdicas) y las imperfeccas, que serfan las morales, Mh] establece con rara lucider que “an und fur sich” todas las obligaciones son obliga- ciones perfectas; si una obligacién no es “perfecta”, el hombre no ten- dria ningtin deber de obedecerla. '" Todos los intentos de distinguir Derecho y Moral deduciéndolos de principios supremos distintos, han estado condenados al fracaso, como ya demostré Flatt, pues toda obliga- ci6n tiene fuerza vinculante (es una Zwangspflicht), y codo Derecho es ui derecho vinculante y coactivo.* Por tanto, Moral y Derecho poseen una fuence unitaria, que es la nocién de obligacién 0 deber, y correspon- de al Estado establecer, de acuerdo con su finalidad especifica, qué obl gaciGn (moral) debe ser clevada al plano juridico. '” a legislacién juridica, explica Méhl, toma sus contenidos desde la Moral, esto nos hace ver que Derecho y Moral no tienen como conteni- dos distineas obligaciones, sino las mismas. Sucede que el Estado dota algunas obligaciones de coercibilidad, y de aqui surge la diferencia encre obligaciones jurfdicas (Rechtspflichten) y obligaciones morales (Liespflichten)." La fuente y el tronco unitario del Derecho y de la 136. “Recht im subjectiven Sinne, als das dem Menschen seiner Natur und seinen Verhilenisse nach Zukommende, als die Befugniss des Thuns und Lassens, als die Freibeie des Handelns und Nichthandelns, kann von einer gegenUberstchenden Obliegenbet, einer cortespon- direnden PMliche in Andern nicht geteenne werden. Recht und PMliche bedingen sich gegenseitig Che. Ueber das Naturcecht, cic, pig. 39. An und fir sich aiimlich sind alle Pflichten vollkommene Pflicheen, der Mensch soll aber seine Pilicheen erfillen, es giebe hier keinen Uncerschied zwischen vollkommenen und unvelt: ommenen Pilichten. Da nun jeder PBicht ein Recht gegeniibersthet, so gibt es auch an und fr sich Keinen Uneerschied zwischen vollkommenen und unvolikommenen Rechte. An und fir sich bib es nue grdssere oder geringere, wichcigere oder minder wicheige Pflichten und Rechte sie sind fhur dem Grade, niche dem Wesen nach interscheiden”, Clr. Ucber des Nacurcecht, cit. pig. 91- 138, “Alle Versuche, den Unterschied 2wischen Rechten und Pflichcen aus einem oberscen Grundsacze au dedacieren, sind verungliickt, wie dies Flare Uberzeugend nachgewicsen hat, Jede piliche sollce eigentlich eine Zwangspflich, jedes Recht ein Zwangscecht sein”. Cf ibidem, 139. “Es ise daher die Aufgabe des Staats, gemiss seinem Zwvecke, welcher in der Beftedecang, dersiuilichen Vollkommenheic beste, diejenigen PRlichten zu Zwangspflicheen zu machen, welche Jar Erveichung dieses Zoveckes wesenslich norhwendig, oder doch sehr frdern sind”. Cf, tbide 140, “Die Gesetagebung nimme ihren Scoff aus der Moral. Die Gesetzgebung und die Moral haben deher nicht veschiedene Pflicheen 2un Gegenstand, sondern dieselben. Nur verbindet die Geseengebung mit den fir ihren Gegenstand, fir itren Zoveck wichtigsten moralischen PAicheen (das Merkmal des fussece Zwangs und daraus ensteht der Unterschied zwischen vollkommene und Unvollkommene Pflichten, zwischen den sogenanncen Rechespflichcen und Liebespflibcen”. Cfr. Ueber das Natueecht, cit, pag. 63. > B Dd Dd d d > >» > > d d Historia yjusicia, sein los juristas de formaciOn prudencial 391 Moral, la unidad original de la obligatio, ha sido una constante de la Jurisprudencia occidental durance muchos siglos; haber comprendido, com hizo Mhl en solitario, en medio de una época que no le era propi- cia ~ahora campoco lo serfa-, que no puede existir un derecho sin deber previo, que “derecho” y “obligacién juridica” estén al servicio de una fancién, un officium que genera un deber que da sentido y raz6n de ser al “derecho” y a la “obligacién” de respeto por parte de los demés, es un mérito muy singular de Arnold Mohl VI. A Mobo DE ConcLUusIONES La idea del ius naturale es, ciertamente, muy antigua; los primeros tf- tulos del Digesto y de la Instituta bastan para demostrat, por la evidencia de sus textos, esta afirmacién. Sin embargo, lo que la tradici6n jurispru- dencial romana ~y, con ella, los romanistas de la Baja Edad Media y de la Edad Moderna— han entendido como ius naturale nada 0 poco tiene que ver con la idea usual a lo largo de la Edad Coneemporénea. Ciertamente, nunca han faltado sofiadores, fuera de la realidad, que han entendido al “Derecho natural" a modo de otdenamiento juridico, mas 0 menos completo, que anularia o haria superflua ta labor jurispru- dencial, prudencial, con el Derecho. En este sentido, Martini, por ejem- plo, en pleno siglo XVIII, época de oro del “Derecho natural” entendido en este tiltimo sentido, nos informaba de que “Raimundo de Sabunde, espafiol de Barcelona, doctor en Medicina y Artes, en su Teologia natural del aiio 1425, escribfa que Haec scientia arguit per argumenta infallibi- lia, quibus nullus potest contradicere, quoniam per omnes creaturas, et per naturas ipsius hominis, et per ipsummet hominem omnia probat, et per illa, quae homo certissime cognoscit de se ipso”. Esta cita de Martini nos prueba que la quimera del Derecho natural es- taba ya extendida en el siglo XV, y no hace ver, en consecuencia, que la aficién del siglo XVI por la nueva “Idea del Derecho” que sustituyera a la “maraiia” de la Jurisprudentia entonces existente se deslizé con cierta facilidad ~el ambience ya estaba preparado— por los cartiles de una doc- trina acerca del “Derecho nacural”, en lugar de asumir la forma externa de una nueva doctrina sobre la “equidad”, como proponian Luis Vives, por ejemplo, y otros muchos. Es decir, el t6pico del “Derecho nacural” fue la expresién que encontré el siglo XVI para proponer un ordena- miento jucidico alternativo al Derecho jurisprudencial existente; podrfan haber sido otros tépicos, pero triunfé éste histéricamente. De esta forma, ta doctrina del ius naturale ec gentium, fue extraida del Corpus Luris Civilis y de los comentarios de los juriscas bajomedievales al Derecho MA. Chr. el Lectori benevolo de C.A. Martini al libro de HOHANN OLDENDORP, BISAGOCE sen demeasaria invodvetio ad studinn ius et aequitatis, cit. wvevv vv vv VT THO TETETUTTGVVFTFSSCHFSHHGHFOEHHHHKHHHOHHS 392 Franciso Carpintero Romano, en donde habia estado recluida hasta entonces, y tomé una vi- da propia, aunque efpicamence racionalista y moderna. [Asi pues, lo que Kelsen solia llamar la ideologia del Derecho nacural es especificamence moderna, pues los juristas y tedlogos anteriores al siglo XVI nunca encendieron al ius naturale en el sentido en que lo entendié la Modernidad; estos Giltimos, los tedlogos, dependieron de las nociones del Derecho nacural que les suministraban los juristas. Aunque es preciso re- conocer que el asunto es complicado, no siempre de fécil inceleccién, por- que lo que era el ius nacurale en la jutisprudencia romanista estaba estre- chamente vinculado, y dependia, del método juridico entonces seguido. En efecto, el “Derecho natural” de los jurisprudentes no eta, en prin- cipio, sino un conjunto de verdades elementales précticas que cualquier hombre puede conocer mediante su razén o su conciencia,"* sin necesi- dad de razonamientos o de discurso argumentativo."®. Por esta indole suya, al contenido del Derecho natural se le dié el nombre de “primeros principios de la razén préctica”, Estos prima principia no consticuyen un cuerpo de doctrina independiente de la iurisprudentia, sino que tales principios se encuentran como “disueltos” por toda la doccrina jurispru- dencial, fandamentando inferencias, facilitando pasos concretos y solu- cones; por sf solos -si se me permite hablar asf estos primeros princi- pios (el Derecho natural) no tienen existencia; tinicamente se muestran en el razonamiento concreto juridico, en los que tales principios concu- tren con el ius civile, las opiniones de los juristas, otros Derechos positi- vos y, especialmente, con multitud de razonamientos que se basan en la conveniencia, la Idgica, la utilidad, etc, y que, juntos, componen el ars iuris, la Jurisprudencia o el Derecho, informado siempre por la aequi- tas. Esta es la Ciencia de la Justicia, de la nica justicia posible que no es ni “natural” ni “positiva” 0 que, dicho de otto modo, es simulrénea- mente positiva y natural, y que compone, al mismo tiempo, el Derecho “civil” y el “Derecho natural”. En consecuencia, el “Derecho natural” es tuna armazén més del Derecho civil, de la Jurisprudencia o Justicia, del ‘inico Derecho vinculante. Estos ptimeros principios no fueron entendidos por estos autores a modo de axiomas desde los que se pudiera deducir un razonamiento; por el contrario, los principios no son més que facilidades para la inferencias y las inflexiones en los razonamientos, y estén presentes en todos lo gra- dos y niveles del discurso. Unas veces, las menos, funcionan como ins- cancias correctoras de la licitud 0 de la ilicitud de lo que esté argumen- 142, Vid. Geoncerte de St. Hiluire, Preps of Natural Law in the text of Sto, Thomas. Tesis doctoral, inédiea, 1962, Saint Louis University, U.S.A. 143. Vid mi estudio, Sobre da génesis del Derecho natural racionaliseg en ls juristos de ts sglos XIV-XV1, en “Anuatio de Filosoffa del Derecho”. XVIII (1975) pigs. 286 y ss 144, Vid, mi estudio Ew torne al mtiado de los juritas medienal, en“ Anuacio de Historia det Derecho Bspaftol” (1982) pigs. 637 ys. VULELELESLELELOLELU LCL LS LUSUSUS SLL SASS Historia y justcia,segitn los juvistas de formacién prudencial 393 tando, pero normalmente se limitan a concurrir el jurista asume estos principios— con otros muchos “principios”, extrafdos del Derecho positi- vo, de la aequitas, del Derecho jurisprudencial existente 0 de razon mientos diversos; no se imponen siempre, como podcfa indicar superfi- cial su rango de Derecho “natural”, sino que, como indico, concurren en el razonamiento concreto, en donde son ubicados dentro de las exigencias del problema o casus y, por ello, las exigencias de justicia que ellos expre- san son ampliadas o restringidas. Esta Gltima matizacién se observa paradigméticamente en Hugo de Roy: Iustum esse quod quaeritur. El vitulo mismo de su obra més co- nocida indica lo mismo: De eo quod iustum est, Pata estos juristas exis- te la justicia, y ésta no es ni “positiva” ni “natural”, y si los primeros principios naturales “naturalizan” la Jurisprudencia, el cardcter “posi- tivo” razonamiento del jurista “positiviza” los contenidos de los pri- meros principios acerca de la Justicia que, por este hecho, suelen per- der el rango de principios absolucos e inderogables como hoy o la Modernidad los entendieron~ y quedan reducidos a sus justos Ifmi- tes de tépicos, de dacos concurtentes y no excluyentes del razonamien- to juridico. Hoy nos resulta muy dificil entender esta naturaleza del razona- miento jutfdico; tendemos a absolutizar las reglas y principios, y no podemos entender que la restriccién de un principio no implica un re- corte de él en el sentido espacial-geométrico del término, como si per- diera “parte” de su valor; establecemos, sin querer, una relacién de par- ze quo ad partem, et de toto quo ad totum," y esto no se cottesponde con la realidad. No es asf como los principios y reglas quedan asumidos en el razonamiento juridico; nos resulta dificil entender —decfa antes~ que para estos juristas a los que he aludido, los datos provinientes del ius civile, del ius naturale, de Ja aequitas o de cualquier razonamiento aceptable, no son sino dimensiones o vertientes distintas ~a veces con- trapuestas— de las exigencias que plantea el caso. Ninguna de ellas puede pretender la exclusividad en nombre de su origen superior; la jurisprudentia prudencial no atendié a los “orfgenes” de los principios © normas, sino a su juego especifico al servicio de la justicia concreta de un caso; el origen era teil para justificarse por el uso de ese princi- pio 0 norma, peto una vez pasada la fase de Ia autojustificacién, el ju- rista debfa demostrar el encaje del principio que argu‘a con las exigen- cias de la justicia, y en este momento del razonamiento, poco importaba que fuera “natural” o “positivo”. 145, Pedro de Betlaperica, ya en el sigho XIII, habfa denunciado este hecho, y rechaxé que el Derecho natal” pudiers derogarse in pacticulsritec, pero no in sua totlitate, Eso suponta esta- blecer una elacin de toro quo ad totum et de parte quo ad pater, que e absolitamente inadecua- dia al derecho, Solutio ista ~concluye Bellapetice~ non valee unum obalum. Vid. mi estadio El Dovecho natural lave deta Edad Media, en "Peesona y Derecho” (1981) pig. 77 | (Tree TOT CTT ET STVGTSEOHO68O6O6666665 394 Francisco Carpintero Por otra parte, ya hemos tenido ocasién de estudiar que las exigencias concretas del casus, que eran exigencias de justicia, bortaban toda distin- cién entee el dato positivo y nacural; ambos tipos de areumencos queda- ban fundidos en la aequitas y, por este hecho, Francisco Connanus, y 41 ottos muchos juristas, Hlegan a mantener que cualquier razonamiento convenience, titil, constituye "Derecho natural”. as Es posible que parte de la culpa de tantos malencendidos la tenga la expresin “derecho nacural”, que usaron los modernos. Efectivamente, cuando se comienza a hablar del ius naturale, en el siglo XVI, esta ex- presin ocupa el lugar de la Justitia, palabra o idea que aparecfa ante muchos de los progresistas de la épaca como anticuada o desprestigiada. Por ello, en lugar de la justitia, o de la aequitas (término més antiguo"™), Ja jurisprudencia racionalista que se inicia en el siglo XVI comé-la deno- minacién de “derecho natural”, con la consiguiente cosificacién y tigidez que implicaba este nombre para los contenidos de este “derecho”. El “de- recho natural” de la Modernidad ha cumplido la funcién histérica -sin que ahora entre a estudiar més detenidamente este hecho “~ de servir de nombre o rétulo de la jurisprudencia racionalista de la Edad moderna. Los insnaturalistas modernos, en efecto, que especialmente en el siglo XVIII solfan ser profesores de Matemiticas —personas ajenas al trabajo jurfdico~ concibieron a la ciencia juridica como compuesta de xormas que-van de artiba a abajo, Por este camino desaparece el saber que versa acerca de los modos de analizar los problemas y en su lugar entra una je- rarqufa de “normas” de fundamento inexplicado. No captaron, pues, que en lugar de una inpresién de las normas, “de arriba a abajo” (efectos del pensamiento espacial aplicado a la Filosofia préctica), es la base ffctica, los hechos, los que reclaman “st” solucién. Y que esta realidad, lejos de ser amorfa o indolente (como la llamaba Stammler) es la instancia que en definitiva selecciona las notmas y prin- cipios que aparentemente le serén “aplicados”, Se trata del eterno juego de la Realidad con las pretensiones que aportamos los hombres. Pero ex- plicitar esto con detenimiento queda para otro estudio. 146, Vid. mi escudio Ein comno al método de los jusistas medievales, cit.. ps. 630 y ss. 147, Vid. mi estudio Nueitres prejuicios acerca del Uamade “derwho mainral”, en “Persona y Derscho", 27 (1992) pigs. 21-200,

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