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Solo el análisis devela lo endemoniado de la mercancía, que a primera vista se muestra como
trivial.
Se descarta que a través del análisis de la mercancía como valor de uso se encuentre aquello
misterioso o endemoniado.
Gasto de fuerza de trabajo humano (duración) -> magnitud de valor de los productos
La forma mercantil refleja el carácter social del trabajo humano como “caracteres objetivos
inherentes a los productos del trabajo humano” y por ende también refleja la relación social
entre los productores y el trabajo global como “una relación social entre los objetos, existente al
margen de los productores” (PRODUCTOS DEL TRABAJO -> MERCANCIAS; PRODUCTO TOMA LA
FORMA FANTASMAGÓRICA O MERCANTIL, FETICHISMO QUE SE ADHIERE A LOS PRODUCTOS).
Es en el intercambio donde se produce la escisión del producto en cosa útil y cosa de valor. Pero
tal escisión solo se efectiviza, en la práctica, “cuando el intercambio ya ha alcanzado la extensión y
relevancia suficiente como para que se produzcan cosas útiles destinadas al intercambio” donde
“ya en su producción misma se tiene en cuenta el carácter de valor de las cosas”.
Inmersos en el trabajo social global, los trabajos privados adoptan el doble carácter social en
tanto:
La equivalencia o igualdad de los trabajos diversos “solo puede consistir en una abstracción de su
desigualdad real, en la reducción al carácter común que poseen en cuanto gasto de fuerza
humana de trabajo, trabajo abstractamente humano”.
Énfasis de Heinrich en que esta adhesión del fetichismo a la mercancía no solo se trata de una
falsa conciencia sino de un estado de cosas real (cosa sensorial suprasensorial).
Así, el que se relacionen como valores los productos del trabajo humano no se da por una imagen
del producto envolviendo al trabajo sino justamente por la igualación abstracta como valor de
productos heterogéneos como igual trabajo humano, cosa que “No lo saben, pero lo hacen”.
Una cierta alusión a que el develamiento del carácter real del valor (o sea, la igualación del trabajo
humano como productos) no altera la forma de mercancía del producto.
El análisis científico devela que la determinación de las magnitudes de valor sea natural y
fortuita (como si asumiera una cierta contingencia de la naturaleza ¿es la naturaleza
contingente para marx?)
Pero que el develamiento de la abstracción no elimina su carácter de cosa, o sea, de que a
pesar de lo espectral de su objetividad aun así tiene un carácter real que determina las
relaciones sociales y que el puro análisis no termina con su abstracción real o “forma de
cosa”.
El análisis científico tiene un camino opuesto al del desarrollo real de las formas de vida humana.
Es una reflexión posterior donde de la realidad del precio se determina la magnitud de valor como
también de la expresión colectiva de la mercancía en dinero se procede a determinar el carácter
de valor (de lo concreto a lo abstracto y de nuevo a lo concreto).
Que el dinero vela, de hecho, y no revela las relaciones sociales de los trabajadores individuales. Es
“últimamente” en el equivalente donde en su realización se presentan las relaciones sociales “bajo
esa forma insensata”.
Las categorías de la economía burguesa son constituidas por este tipo de formas que,
siendo socialmente válidas (objetivas), crean “las relaciones de producción que
caracterizan ese modo de producción social históricamente determinado: la producción de
mercancías”.