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Golpe de Estado de Cuba del 10 de marzo de 1952

Contexto del acontecimiento

Fecha 10 de marzo de 1952

Sitio Cuba

Impulsores Fulgencio Batista, Fuerzas Armadas


de Cuba

Motivos Guerra Fría

Influencias ideológicas de los Anticomunismo


impulsores

Gobierno previo

Gobernante Carlos Prío Socarrás

Forma de gobierno República semipresidencialista

Gobierno resultante

Gobernante Fulgencio Batista

Forma de gobierno República bajo dictadura militar


Golpe de Estado del 10 de marzo de 1952 encabezado por Fulgencio Batista en Cuba.
El 10 de marzo de 1952 el ejército cubano, guiado por Fulgencio Batista, interviene las
elecciones que se realizarían el primero de junio de ese mismo año, llevando a cabo un
pronunciamiento militar o golpe de Estado, instaurando en el país una dictadura.
Las posibilidades reales de Fulgencio Batista (representante del Partido Acción
Unitaria) para las elecciones a realizarse en ese año eran muy reducidas, pues el
representante del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) se presentaba como principal
candidato al triunfo.
A raíz de esto, se llevó a cabo una campaña política que, junto con la confabulación
militar, creó en la población un clima agitado, el cual estaba destinado a demostrar la
incapacidad del gobierno para mantener el orden, la paz pública, y los derechos de
propiedad y libre empresa.
Un grupo de jóvenes oficiales descontentos se aprestaban a destituir a Carlos Prío desde
el año 1951 y veían a Batista como la figura ideal para el movimiento. Según los planes,
el presidente sería sustituido por el vicepresidente, aunque Batista tendría el control
político y militar en la nueva situación.

El golpe de Estado
En marzo de 1952 se llevó a cabo "el cuartelazo". Pero Batista, al estar en el poder,
ubicó a los militares de su confianza en altos mandos militares promoviéndolos de
rango. El gobierno que surgía garantizó con mayor seguridad los intereses económicos
de Estados Unidos en la isla de Cuba.
Fulgencio Batista aumentó el salario de las fuerzas armadas y de la policía (de 67 pesos
a 100 pesos y de 91 pesos a 150 pesos respectivamente), se otorgó un salario anual
superior al del presidente de Estados Unidos (pasó de 26.400 dólares a 144.000 dólares
frente a los 100.000 dólares de Truman), suspendió el Congreso y entregó el poder
legislativo al Consejo de Ministros, suprimió el derecho de huelga, restableció la pena
de muerte (prohibida por la Constitución de 1940) y suspendió las garantías
constitucionales.1

Reacción
Gran parte de los partidos políticos se sumaron de inmediato a las filas de los golpistas,
debido a la sensación de impotencia e indecisión que predominaba en Cuba. Otros
buscaron la solución por la vía electoral.
La Federación Estudiantil Universitaria fue la más activa fuerza opositora al cuartelazo.
Los jóvenes universitarios pidieron armas a Río para rechazar a los golpistas. Este
prometió enviárselas, pero jamás llegaron a manos de estos, que estaban dispuestos a
defender la Constitución de la República.
El 27 de marzo de 1952, Estados Unidos reconoció oficialmente al régimen de Batista.
Como subrayó el embajador estadounidense en La Habana, «las declaraciones del
general Batista respecto al capital privado fueron excelentes. Fueron muy bien recibidas
y yo sabía sin duda posible que el mundo de los negocios formaba parte de los más
entusiastas partidarios del nuevo régimen».
Reacción a mano armada
El Golpe de Estado afectó a la mayoría del pueblo. Tras unos años surgió un
movimiento a mano armada organizado por Fidel Castro, su hermano Raúl Castro y
el Che Guevara, quienes reclutaron e infiltraron a personas con experiencia en armas
(solo aceptaban a miembros equipados con armas y mayores de edad) para combatir a
las fuerzas armadas y la policía.

Presidencia constitucional (1940-1944)


Tras la dimisión de Federico Laredo Bru en 1940, Batista se presentó como candidato
de la Coalición Socialista-Democrática en las elecciones de 1940, y fue elegido
presidente, inaugurando su mandato el 10 de octubre de 1940. En dicho gobierno
llegarían a participar algunos ministros del Partido Socialista Popular. El 8 de junio del
mismo año se aprobó una nueva Constitución, que introdujo en la práctica política
cubana un semiparlamentarismo: el Presidente era elegido por sufragio universal para
un período de cuatro años; además, potenciaba la intervención del Gobierno en la
economía e introducía una red de Seguridad Social. La industria azucarera se vio
duramente afectada a raíz del deterioro de las relaciones entre Cuba y Estados
Unidos durante el año 1939, aunque el nuevo tratado firmado el 27 de
diciembre de 1939mejoró la situación, al restablecer el sistema de cuotas para esta
industria.
Durante su primer mandato, Batista cooperó en la Segunda Guerra Mundial con los
aliados y declaró la guerra al Imperio japonés, Alemania e Italia. En 1944 se
convocaron nuevas elecciones y fue elegido presidente Ramón Grau San Martín.

Tras ocho años de un gobierno constitucional bajo las presidencias de Ramón Grau San
Martín y Carlos Prío Socarrás, Batista era uno de los candidatos en las elecciones
de 1952. No obstante, algunas de las encuestas le situaban en tercer lugar, detrás
de Roberto Agramonte del Partido Ortodoxo y Carlos Hevia del Partido Auténtico.
Debido a esto, el 10 de marzo de 1952, a escasos cuatro meses de las elecciones
presidenciales, dio de nuevo un golpe de Estado, alegando una serie de razones poco
justificables, valiéndose de su liderazgo dentro de las Fuerzas Armadas y estando
respaldado por ciertos sectores políticos del país. Batista depuso a Carlos Prío Socarrás,
el presidente saliente, canceló las elecciones y se impuso como «presidente
provisional». El proceso del golpe de Estado no trajo derramamiento de sangre alguno,
pero atrajo la atención y la preocupación de gran parte de la población.
Fulgencio Batista aumentó el salario de las Fuerzas Armadas y de la Policía (de 67
pesos a 100 pesos y de 91 pesos a 150 pesos, respectivamente), se otorgó un salario
anual superior al del presidente de Estados Unidos (pasó de 26 400 dólares a 144 000
dólares frente a los 100 000 dólares de Truman), suspendió el Congreso y entregó el
poder legislativo al Consejo de Ministros, suprimió el derecho de huelga, restableció la
pena de muerte (prohibida por la Constitución de 1940) y suspendió las garantías
constitucionales.
Con el fin de legitimar su gobierno, Batista organizó unas fraudulentas elecciones el 1
de noviembre de 1954, con él mismo como candidato de una coalición entre el Partido
Progresista de Acción, el Partido de la Unión Radical y el Partido Liberal. La oposición
se dividió, por su parte, en abstencionistas y electoralistas. Los abstencionistas estaban a
favor de boicotear las elecciones, independientemente de las circunstancias en las que
estas se llevaran a cabo, mientras que los electoralistas buscaban ciertos derechos y
garantías para poder participar. Batista hizo uso del chantaje, la intimidación y el fraude
para ganar las elecciones a cualquier costo, lo que provocó que prácticamente todos los
partidos políticos del país retiraran sus candidaturas y se unieran al boicot
abstencionista. El expresidente Ramón Grau San Martín realizó una breve campaña
política, pero se retiró pocos días antes de las elecciones, acusando a Batista de fraude y
advirtiendo que sus partidarios habían sido presionados y aterrorizados. Batista fue
elegido entonces con el 45,6 % de los votos emitidos, con una participación del 52,6 %.
Política económica
Al tomar el poder, Batista había heredado un país relativamente próspero para América
Latina. Aunque un tercio de la población vivía bajo el umbral de la pobreza, Cuba
era uno de los países más desarrollados de la región. En la década de 1950, el PIB de
Cuba per cápita era aproximadamente igual al de Italia (según las cifras del gobierno de
Batista), aunque seguía siendo un sexto que el de los Estados Unidos. Sin embargo,
según un estudio que realizó el Consejo Nacional de Economía de Estados Unidos entre
mayo de 1956 y junio de 1957, en las zonas rurales cerca del 60 % de los campesinos
vivía en barracones con techo de guano y piso de tierra desprovistos de sanitarios o de
agua corriente. Cerca del 90 % no tenían electricidad. Cerca del 85 % de esos
barracones tenían una o dos piezas para toda la familia. Sólo el 11 % de los campesinos
consumía leche, el 4 % carne y el 2 % huevos. El 43 % eran analfabetos.
Por otra parte, el gobierno de Batista respetó los derechos de la industria estadounidense
y el comercio cubano, los salarios de los trabajadores industriales cubanos aumentaron
significativamente. De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo,
en 1958 Cuba tenía el octavo salario industrial más alto. Sin embargo, la corrupción era
gigantesca, y a pesar de una serie de indicadores positivos, en 1953, durante los
primeros meses de la dictadura, la familia cubana promedio solo tenía un ingreso de
6,00 $ a la semana, del 15 % al 20 % de la población activa eran desocupados crónicos,
y solo un tercio de los hogares contaba con agua corriente.
Arthur Meier Schlesinger, asesor personal del presidente Kennedy, recordó una estancia
en la capital cubana y testimonió: «Me encantaba La Habana y me horrorizó la manera
en que esta adorable ciudad se había transformado desgraciadamente en un gran casino
y prostíbulo para los hombres de negocios estadounidenses […]. Mis compatriotas
caminaban por las calles, se iban con muchachas cubanas de catorce años y tiraban
monedas sólo por el placer de ver a los hombres revolcarse en el alcantarillado y
recogerlas. Uno se preguntaba cómo los cubanos – viendo esta realidad – podían
considerar a Estados Unidos de otro modo que con odio».

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