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 CONSTELACIONES ARQUETÍPICAS

Horacio Ejilevich Grimaldi

 Introducción.

Arquetipos y mitos, herederos de la psique colectiva.

Arquetipos astrológicos y sus relaciones psicológicas.

 Mitos, dioses y astrología.

“Qué es la música? Qué es la poesía? Qué es la mitología?” - se pregunta C.


Kerenyi en

“Essays on a Science of Mythologyi”-. “Para todas estas preguntas no hay


opinión posible,
al menos que uno haya realmente sentido esas cosas. Las primeras parecen
naturales y obvias, pero no es tan así, cuando hablamos de la última, -
reflexiona-. Solo las grandes creaciones de la mitología pueden esperar que
el hombre moderno se enfrente cara a cara con el fenómeno, el cual en
toda su profundidad, permanencia y universalidad puede ser solo
comparado con la Naturaleza misma”.

Muchos autores han definido a la mitología en distintas épocas y desde


diferentes puntos de vista. En cada época el ser humano ha vislumbrado al
mundo, tratando de comprender sus misterios desde distintos paradigmas.
Muchas veces ha intentado explicarlo, analizarlo y apresarlo pero siempre
la existencia nos ha devuelto nuestras explicaciones envueltas en nuevos
misterios, más profundos, como espejismos tras los cuales corremos. Así
se comporta la razón tratando de capturar lo incapturable.

En esta serie de artículos, en los que intentaré presentar una mirada a la


Astrología desde la Psicología Analítica, no pretendo en ningún momento
capturar lo incapturable, sino simplemente acercarnos a un punto de vista
más, desde el cual poder vivenciar la expresión de nuestra mitología
personal.
Mito como función arquetípica

Sabemos que la Astrología se nutrió de los Mitos antiguos, los dioses


inmortalizados en las estrellas. La astrología nos ofrece un lenguaje
mitológico, simbólico, que podemos utilizar como hilo conductor para
internarnos en los pliegues más profundos de nuestro ser.

Los mitos cumplen una función natural y cultural, ambas se necesitan para
un desarrollo armónico de nuestro psiquismo. Los mitos se han construido
a lo largo de los siglos – y se siguen construyendo-, con el material de las
experiencias del hombre al enfrentarse con la naturaleza, el universo, con
sí mismo y con el misterio último. Nos han llegado en forma de
narraciones que se metamorfosean a través de los siglos y los terrenos. Los
mitos nos cuentan las acciones de dioses y diosas, de héroes y heroínas. A
estos personajes les pasan cosas y hacen cosas; y si nos detenemos a
examinar esas acciones, dejando de lado los fantásticos contextos, nos
daremos cuenta que “esas cosas” son las mismas acciones que todos los
hombres y mujeres de la humanidad han realizado: son funciones
humanas.

Entonces podemos ver los mitos como espejos de nuestro acontecer.

El tiempo ha universalizado y generalizado esos “acontecimientos”, los ha


despersonalizado, y los ha cubierto de una niebla mística; pero si
despejamos las brumas, podemos ver reflejadas situaciones cotidianas de
la vida moderna en cada historia mítica.

Más de una vez, al tratar de realizar un trámite público o conducir un


automóvil en las horas pico, por las calles de esta ciudad, no se han
sentido como Hércules o Ares? O quizás como Ulises navegando entre las
sirenas al pasear entre las atrayentes vidrieras de los shoppings?

Ser uno mismo cuesta bastante, tanto en tiempos contemporáneos como en


los míticos. Se repiten las mismas batallas en diferentes escenarios y se
sienten los mismos miedos con diferentes caras.

Este es el lenguaje de la Astrología un lenguaje universal y atemporal, que


puede ser utilizado en las más diversas situaciones y épocas humanas. Al
utilizar al mito como una expresión del quehacer del hombre, esta
disciplina nos ofrece una instantánea posibilidad de re-actualización de la
experiencia en cualquier tiempo y en cualquier lugar.
Mito como metáfora.

La metáfora es una figura retórica por la cual se trata de dar un sentido


figurado a algo, en términos de otro. La metáfora surge de la inserción en
un determinado contexto de una nota proveniente de otro contexto
diferente. Esa relación entre realidades disjuntas es lo que le da fuerza a la
expresión.
Las metáforas impregnan el lenguaje cotidiano y forman una red en la que
tienen lugar tanto las creaciones más nuevas como las más ancestrales.

Esta “red” afecta también a las representaciones internas y a la visión del


mundo que tiene el que la utiliza.

Los seres humanos pensamos y hablamos en metáforas continuamente, sin


darnos cuenta.
A través de esa “red” –de visiones y significados metafóricos-
entendemos y experimentamos al mundo.

Las metáforas son parte del lenguaje simbólico utilizado por la astrología.
La metáfora puede orientar hacia una estructura o un sentido, pero no
encierra el significado, no lo cristaliza ni lo reduce, no lo etiqueta, muy por
el contrario, lo amplía.

La metáfora desde nuestro punto de vista nos sirve para sumergir una
vivencia, un concepto, una idea en un océano de posibilidades, desde
donde podremos probar cuál es la que mejor nos sienta en determinado
tiempo y lugar.

Tratándose de Astrología este es un concepto de bastante utilidad, ya que


por lo general, muchos astrólogos tienden a utilizar este lenguaje para
encasillar de una manera determinista, lo que en realidad son sentidos,
posibilidades, direcciones. El peligro que entraña no saber utilizar la
metáfora, la gran posibilidad, es remitirse sólo a una interpretación literal
de los símbolos, quedando fijado como “destino” lo que podría haber dado
lugar a un proceso de desarrollo.

Arquetipos astrológicos.

El término “arquetipo” ha sido utilizado por los astrólogos con bastante


frecuencia en los últimos años. Jung desarrolló este concepto a través de
varios años, fundándose en raíces remotas de diferentes pensadores de la
antigüedad. Por ejemplo, en Filón de Alejandría, encontró la expresión de
arquetipo para referirse a la Imago Dei –imagen de Dios-, Irineo,
Dionisio Aeropagita y San Agustín mencionaban conceptos similares para
referirse a la “idea divina que construía al mundo”, en Platón lo asimiló con
el Eidos, el mundo de las ideas abstractas. Levy-Bruhl mencionaba las
“representaciones colectivas”, para nombrar las imágenes simbólicas de la
cosmovisión del hombre primitivo. Hasta el mismo Freud había
descubierto la presencia de “restos arcaicos”, mitológicos, en el
inconsciente del ser humano. Pero fue en el Corpus Hermeticum de la
Alquimia, donde Jung encontró la utilización de la palabra archetypus con
suma claridad.
A lo largo de la obra de Jung vamos a encontrar diferentes términos –
imágenes primordiales, protoimágenes- para referirse al concepto de
“arquetipo”, palabra que comienza a utilizar en 1919.

Los arquetipos son manifestaciones psíquicas que reflejan la naturaleza del


alma, explica.

El arquetipo en sí mismo es vacío, es una facultad pre-formadora, una


posibilidad de representación dada a priori. Las representaciones en sí no
son heredadas, sino su capacidad de dar forma, semejante al instinto. Lo
compara con el sistema axial de un cristal, que a su vez marca la estructura
que adquiere el cristal en su sustancia madre, aunque no tiene existencia
por sí mismo; se muestra a través de la manera en que los iones de las
moléculas se agregan. Es muy probable que la real naturaleza del arquetipo
no pueda hacerse consciente.ii

Los arquetipos pautan funciones humanas, son factores que pre-forman


nuestra manera de hacer, percibir y ser en el mundo. Los arquetipos son
herederos de los mitos y habitan nuestro inconsciente colectivo.

La astrología representa a estos arquetipos con las figuras de los dioses,


que simbolizan los planetas. Cada planeta en una carta natal, podría ser
explicado como una pauta de ser, una fuerza que nos hace pensar, percibir
o actuar de una manera específica. Cada planeta representaría
metafóricamente a un personaje interno, dispuesto a expresar sus deseos,
necesidades y acciones de una manera única para cada circunstancia
particular en una persona.

Todos estos conceptos que hemos presentado brevemente, van a ir siendo


ampliados a lo largo de estos seminarios. En este primer encuentro solo
intenté introducir estos puntos como temas de reflexión a tener en cuenta
cuando estemos frente al lenguaje astrológico, para no caer en el peligro
del reduccionismo, o del etiquetamiento y menos aún en la predicción
profética del destino. Es importante aprender a pensar en procesos, en
devenires, en emergentes y transformación.

El arquetipo no es una imagen, la imagen o el símbolo aparecen a medida


que el arquetipo se expresa, emerge en la conciencia y pauta una actitud.
Tenemos que descubrir que es la “acción” lo que le da una forma al
guerrero, y esa imagen va a ser única en su propia circunstancia. La
sabiduría radica en aprender las múltiples posibilidades de transformación
que cada emergente nos ofrece.

La astrología no nos sirve para saber qué me va a pasar, sino para


descubrir mis propias posibilidades, cómo me expreso y transformo a
través de mi destino.

i
Jung,C & Kerényi,C. “Essays on a science of Mythology”. Princeton/Bollingen. New

York. 1978.
ii
Jung, C. “World and Image”. Princeton/Bollingen. 1979.

Constelaciones Arquetípicas

1- Jung, Carl G. “Símbolos de Transformación”. Paidós. Bs. As. 1982.


 Capítulo 1 – Introducción
 Capítulo 2 – Las dos formas de pensamiento

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