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RESUMEN
TEMA
¿Cuáles son los problemas que padecen los pueblos indígenas en Argentina, como
consecuencia de las injusticias históricas?
♦ Formulación de las preguntas derivadas del problema
♦ Formulación de Objetivos
Muchas veces a lo largo de la historia nuestros pueblos originarios se han vuelto casi
“invisibles”: dejaron de hablar sus lenguas, de usar sus ropas, se mudaron a otros
lugares y tuvieron otra forma de trabajar. A veces esto fue por imposición, se vieron
obligados. Otras, se sintieron rechazados y avergonzados. Pero también en otras
ocasiones esto fue una estrategia. Una forma de perdurar en tiempos difíciles. Y hoy
sus voces se escuchan cada vez más fuerte y vemos que sus utopías no se han
perdido.
MARCO TEÓRICO
Los problemas que se denuncian en nuestro país se deben a que “los pueblos
indígenas padecen consecuencias de injusticias históricas: la colonización, el despojo
de sus tierras y territorios de ocupación tradicional y la falta de control para ordenar
sus prioridades de desarrollo.
Si bien en nuestro ordenamiento jurídico existen normas que garantizan una serie de
derechos colectivos fundamentales para la supervivencia de los pueblos indígenas
como tales, no se han visto reflejados en un cambio sustantivo en las condiciones de
vida de los pueblos indígenas.
Si bien la ley 26.160 que declara la emergencia de las tierras ocupadas por
comunidades indígenas, establece la realización de un relevamiento de estas tierras,
no fija procedimientos para la delimitación y adjudicación de títulos de propiedad
comunitaria. Tampoco dispone medidas para solucionar los eventuales conflictos que
pudieran suscitarse entre comunidades, con terceros o el propio Estado alrededor de
esas tierras. A pesar de la vigencia de la ley, en muchas ocasiones los desalojos
continúan sucediendo y, en múltiples casos, los reclamos por el cumplimiento de sus
derechos han sido objeto de serias respuestas violentas estatales que incluyen la
criminalización de la protesta, represión y asesinatos por parte de las fuerzas de
seguridad.
Según Rosende (2016, p.25), gran parte de los problemas que enfrentan los pueblos
aborígenes hoy en día, son el resultado del intento de incorporación a la lógica del
estado nación, lo que no coincidía con sus valores y cosmovisión milenaria. La
defensa de la concepción de la tierra, el trabajo, la familia, la vida y la muerte, es lo
que moviliza y aglutina a los pueblos aborígenes en sus reclamos. Los reclamos de
estos pueblos son:
Las culturas aborígenes actuales, debido a su propia historia, son una de las formas
de expresión de la cultura nacional. Lo que se considera cultura argentina se nutre de
distintas fuentes y los pueblos originarios constituyen una de ellas, aunque se ha
intentado negarlo. Es decir, que somos compatriotas. Debido a su tradición común,
sus costumbres, creencias y ubicación geográfica, las comunidades aborígenes son
un vehículo de integración con los pueblos de los países limítrofes y de
Latinoamérica.
Según la autora Martins (2009, p.125), una vez en las ciudades, un tema prioritario
fue el de acceder a las tierras para tener casas propias. Esta lucha reforzó la unión de
las comunidades, que reclamaban poder organizarse a nivel barrial, vivir juntos.
En este reclamo muchas veces se unieron a otras personas de distintos sectores que
estaban en igual situación. A lo largo del tiempo, hubo numerosas idas y vueltas,
propuestas y presiones gubernamentales y debates en el seno de las comunidades.
Finalmente, y a través de una ardua lucha, en algunos casos continúan viviendo en
terrenos fiscales, mientras que en otros, como en el caso de la ciudad de La Plata,
lograron obtener la posesión de un lote de terreno donde construir sus propias
viviendas.
Desde las políticas públicas cuesta que se reconozca que los pueblos originarios
tienen sus propios proyectos comunitarios en relación a sus necesidades y deseos.
Generalmente, se trabaja desde una manera paternalista, intentando imponer un
determinado plan de acción que se considera bueno y apropiado para ellos.
Otro de los problemas es la “Vulneración del derecho a la educación intercultural
bilingüe: La ley 26.206, que establece el Sistema Nacional de Educación para la
República Argentina, sancionada en diciembre de 2006, dedica su capítulo XI a la
Educación Intercultural Bilingüe (EIB).
ELABORACIÓN DE CONCLUSIONES
De los datos recogidos y de lo expuesto en el marco teórico he podido confirmar la
hipótesis formulada:
El Comité sobre Discriminación Racial de la Organización de Naciones Unidas (ONU)
criticó al Estado argentina por la discriminación existente sobre pueblos originarios y
afrodescendientes, que son víctimas de discriminación.
En ese sentido, el Comité destaca que sus comunidades carezcan de servicios
básicos y que tengan dificultades para el acceso al agua potable, según un informe
que entre las causas principales señala "la falta de titularización de sus tierras y las
actividades de las empresas que explotan los recursos naturales" en sus territorios.
"El Comité está especialmente preocupado por los casos de desnutrición de niños
pertenecientes a comunidades indígenas", denuncian los expertos del Comité.
El organismo evaluó recientemente a un grupo de países en relación a la aplicación de
la Convención Internacional para la Eliminación de la Discriminación Racial, entre los
cuales está la Argentina.
Aunque en el país existe un marco legal que regula el derecho de propiedad de las
tierras que vienen ocupando los pueblos originarios, la evaluación del Comité concluye
que el Estado argentino no está garantizando su cumplimiento.
Por esa razón, el Comité pie al Gobierno argentino que recopile datos estadísticos
actualizados y completos sobre la composición de la población, con atención especial
en los pueblos indígenas, afrodescendientes, gitanos e inmigrantes como las
comunidades senegalesa y dominicana, sobre los cuales el organismo manifiesta
especial preocupación.
El artículo disponible en https://www.diarioregistrado.com/sociedad-/la-onu-alerta-
sobre-la-discriminacion-argentina-sobre-aborigenes-y-
negros_a584b062c159f19277a97d66e hace referencia a lo mencionado por el
Informe sobre la situación de los pueblos indígenas en Argentina (p. 1), donde se
expone que los reclamos por el cumplimiento de sus derechos han sido objeto de
serias respuestas violentas estatales que incluyen la criminalización de la protesta,
represión y asesinatos por parte de las fuerzas de seguridad.
Todo esto sucede en un marco institucional de exclusión política que se refleja en
todas las temáticas. Si bien la reforma constitucional y de la adopción de tratados
internacionales por la Argentina la inscriben en un nuevo paradigma de emancipación
de los Pueblos, en la práctica rige todavía el paradigma de la asimilación y
sometimiento. Los pueblos indígenas siguen subordinados a las formas y prácticas
neocoloniales. La participación en las decisiones de gobierno que les atañen es
sumamente restringida y tratada como una cuestión meramente asistencial.
En Los Toldos vive la población mapuche más grande de la provincia de Buenos Aires.
Son 1370 familias que hace por lo menos una década empezaron a militar su identidad
indígena con mayor fortaleza. Las unen raíces comunes y su cultura ancestral. Pero
también pelean por la restitución de 4000 hectáreas de las que afirman haber sido
despojadas en el último siglo por engaños o ventas efectuadas a precios irrisorios.
El caso de Los Toldos es emblemático. Hace 151 años, el entonces presidente
Bartolomé Mitre les otorgó por ley a los mapuches 16.408 hectáreas, y hoy conservan
1000. Sin embargo, la demanda no es un caso aislado, ya que otras 17 comunidades
indígenas de la provincia iniciaron gestiones o juicios para que el Estado, ya sea
nacional, provincial o municipal, les restituya tierras, les dé predios como parte de una
reparación histórica o les permita conservar sitios donde encontraron restos
arqueológicos, tal como da cuenta un informe de Amnistía Internacional.
También hay demandas de tobas, qoms, kollas, mocovíes y guaraníes. Cada
comunidad pelea por espacios que van de una a 4000 hectáreas. Hay reclamos en
General Viamonte, Olavarría, Azul, José C. Paz, Moreno, Glew, Berisso, Tigre y La
Plata.
El Consejo Provincial de Asuntos Indígenas (CPAI), dependiente de la Secretaría de
Derechos Humanos, registra 91 comunidades en la provincia. Es decir que dos de
cada 10 agrupaciones demanda tierras. Lo fundamentan en el derecho consagrado en
el artículo 75 de la Constitución, que llama a garantizar "la posesión y propiedad
comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan y regular la entrega de otras
aptas y suficientes para el desarrollo humano". Y en el convenio 169 de la OIT, que
establece que "deberán tener el derecho de regresar a sus tierras tradicionales en
cuanto dejen de existir la causas que motivaron su traslado" y que se "deberá
indemnizar plenamente a las personas trasladadas y reubicadas".
En Buenos Aires se relevó el territorio de 24 comunidades indígenas, según informó el
Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI).
En la provincia, el resorte de las demandas es principalmente el CPAI, que articula
posibles soluciones con el INAI y los municipios. "Hay una demora de 200 años en
encontrar respuestas", reconoce Mishkila Rojas, secretaria ejecutiva del CPAI. Para la
funcionaria, "el derecho a la propiedad comunitaria de la tierra es indiscutible" y es un
deber del Estado "regular la entrega de tierras aptas y suficientes para el desarrollo
humano". Y aunque prefirió no detallar casos puntuales, afirmó que en la provincia
trabajan "para adecuar esa respuesta a las demandas existentes".
Los datos del último censo permiten entender la situación. En el interior de la provincia
viven 112.671 personas que se reconocen como descendientes o miembros de
comunidades indígenas. De ellas, y pese a que sus antepasados se dedicaron a la
agricultura y la ganadería, el 93% vive en áreas urbanas. Mientras que la población
indígena radicada en el Gran Buenos Aires es de 186.640 personas, lo que a su vez
expone lo que varios expertos consideran una expulsión forzada de sus sitios de
origen. De ellos, el 99,8% vive en zonas urbanas.
En las afueras de La Plata vive la comunidad guaraní Iwi Imemby. Su historia es
representativa de familias indígenas que habitan el conurbano. Son 50 personas que
llegaron hace 14 años al barrio El Peligro tras ser desalojadas de un campo en Orán,
en Salta.
Gumersindo Segundo es el consejero de la comunidad. Cuenta que deben cuatro
meses de alquiler de las cuatro hectáreas que rentan y temen terminar en una villa.
"Nuestros antepasados fueron despojados de sus tierras por latifundistas. No sabían
leer, no conocían de leyes. Cuando ocupamos el predio en Orán, pensamos que era
del Estado, no de un ingenio azucarero. Queremos una reparación histórica", afirma.
En abril, su comunidad presentó una demanda judicial, aún en curso, para que el
Estado les dé un campo de 150 hectáreas donde vivir, cultivar y reproducir su
cosmovisión.
El articulo disponible en https://www.lanacion.com.ar/2068906-dos-de-cada-diez-
comunidades-indigenas-reclaman-tierras-en-la-provincia-de-buenos-aires coincide con
lo expuesto por Rosende (2016, p.25) en el cual menciona que uno de los problemas
principales de los pueblos originarios es el reclamo de las tierras.
BIBLIOGRAFÍA:
http://www.cels.org.ar/common/documentos/InformeAnaya.pdf
- La carta de la tierra
http://earthcharter.org/invent/images/uploads/echarter_spanish.pdf