Vous êtes sur la page 1sur 45

¡SOY UNA NUEVA PERSONA EN CRISTO!

Querido amigo (a):


Una de las maravillas de Dios es que le gusta hacer cosas
nuevas. Cuando el pecado ha arruinado algo que Él ha hecho,
Dios hace algo nuevo, algo que el pecado nunca puede volver a
arruinar.
Dios dice:
He aquí, yo hago nuevas todas las cosas (Apocalipsis 21:5).
El primer hombre de Dios, Adán, desobedeció a Dios y trajo el
pecado y la muerte al mundo. Adán produjo una raza de
pecadores. Cada persona nacida en el mundo ha nacido en la
familia pecaminosa de Adán.
¿Qué vio Dios?

Cuando Dios me vio en mi condición de incrédulo, ¿qué vio? El vio


tres cosas:

Dios vio mis muchos pecados.

Dios me vio como pecador—como la persona que cometía esos
pecados.

Dios me vio en el reino de oscuridad de Satanás.
Estas cosas son ciertas en cuanto a cada persona incrédula. Pero
Dios nos amó y deseaba quitar todo lo que estaba entre nosotros
y Él. Veamos cómo Dios lo hizo.
¿Cómo me libró Dios de mis pecados?

Dios me libró de mis pecados al poner mis pecados sobre Su Hijo.


La Biblia dice:
Jehová cargó en él [Jesús] el pecado de todos nosotros (Isaías
53:6b).
Como el Señor Jesús murió por mis pecados, Dios ha perdonado
todos mis pecados para siempre. La Biblia dice:
Y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado (1
Juan 1:7).
¿Cómo me libró Dios de mi naturaleza pecaminosa?
Es maravilloso saber que Dios me ha perdonado todos mis
pecados, pero tengo un problema más profundo. Yo soy pecador.
Yo soy el que peca.
¿De dónde vienen mis pecados? Vienen de mi corazón—de mi
naturaleza pecaminosa. El Señor Jesús dijo que muchas clases de
pecado vienen desde adentro, desde el corazón del hombre. Yo no
me puedo cambiar a mí mismo. Ni siquiera Dios intenta cambiar mi
corazón para que sea bueno. El tiene una solución mejor para mi
problema.
Supongamos que Dios perdonara todos mis pecados y me dejara
aquí tal y como era. ¡Seguiría pecando, y eso sería terrible! Si voy
a disfrutar mi nueva vida como hijo de Dios, Dios debe resolver
este problema de mi naturaleza pecaminosa.
La solución de Dios para el problema de mi naturaleza
pecaminosa es quitar mi viejo "YO" y hacerme una nueva persona
en Cristo.
Dios me ha librado de mi viejo "YO" al ponerme en Cristo sobre la
cruz. La Biblia dice:
Más por él [Dios] estáis vosotros en Cristo Jesús (1 Corintios
1:30).

Cuando Cristo fue crucificado, yo fui "crucificado" con Él. Mi


viejo "YO" pecaminoso, que se llama el "viejo hombre" en la Biblia,
fue crucificado con Cristo. Dios quiere que sepamos esto. La
Biblia dice:
Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre [mi viejo "YO"] fue
crucificado juntamente con él [con Cristo] (Romanos 6:6).
¿Cómo sé que fui "crucificado" con Cristo? Lo sé porque la Palabra
de Dios lo dice. El Apóstol Pablo dijo: "Con Cristo estoy
juntamente crucificado" (Gálatas 2:20). Esto es verdad para cada
creyente en Cristo.
Quizás tú estés pensando: "Pero Cristo fue crucificado hace
2000 años. ¿Cómo pude haber sido crucificado con Él?"

Para ayudarnos a comprender esto, tomemos una hoja de papel y


recortemos la figura de un hombre. Ahora tomemos al pequeño
hombre de papel y pongámoslo dentro de un libro. ¿Dónde está el
pequeño hombre ahora? Está dentro del libro y se quedará dentro
del libro.
Supongamos que ponemos el libro en el suelo. ¿Ahora dónde está
el pequeño hombre? Está en el libro en el suelo.
Supongamos que ponemos el libro sobre la mesa. ¿Ahora dónde
está el pequeño hombre? Está en el libro sobre la mesa.

Supongamos que tomamos el libro con el pequeño hombre y lo


ponemos debajo del agua. ¿Ahora dónde está el pequeño hombre?
Está en el libro debajo del agua.
Supongamos que enviamos el libro con el pequeño hombre a otro
pueblo. ¿Ahora dónde está el pequeño hombre? Está en el libro en
el otro pueblo.
En esta ilustración el libro representa a Cristo y el pequeño
hombre me representa a mí. Así como pusimos al pequeño hombre
en el libro, Dios me ha puesto en Cristo.
Una vez que el pequeño hombre fue puesto en el libro, todo lo
que le sucedió al libro también le sucedió al pequeño hombre
porque estaba en el libro. Lo mismo se aplica a mí. Dios me puso en
Cristo en la cruz y todo lo que le sucedió a Él también me sucedió
a mí porque estoy en Cristo.

Cuando Cristo fue crucificado, yo fui crucificado con Él. Cuando


El murió, yo morí con Él. Cuando fue sepultado, fui sepultado con
Él. Y cuando resucitó, yo resucité con Él. Todo lo que le sucedió a
Él también me sucedió a mí.
Físicamente no he muerto, pero estas cosas son ciertas de mí en
Cristo. Recuerde al pequeño hombre en el libro. Una vez que el
hombre fue puesto en el libro, todo lo que le sucedía al libro
también le sucedía a él porque estaba en el libro.
Lo mismo pasa conmigo. Una vez que Dios me puso en Cristo en la
cruz, todo lo que le sucedió a Él también me sucedió a mí porque
estoy en Cristo. Estuve en Cristo cuando murió. Ese fue el fin de
mi vida vieja. Estuve en Cristo cuando fue sepultado. Estuve en
Cristo cuando resucitó, pero ahora soy una nueva persona.
Dios me creó como una nueva persona en Cristo. Sigo teniendo el
mismo cuerpo, pero soy una nueva persona por dentro. La Biblia
dice:
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas
viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Corintios 5:17).
¡Soy una nueva persona en un nuevo lugar!
Ya no estoy en el reino oscuro de Satanás. ¡Soy una nueva
persona en un nuevo lugar! Ahora estoy en el reino del amado Hijo
de Dios. La Biblia dice:
Con gozo dando gracias al Padre…el cual nos ha librado de la
potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo
(Colosenses 1:12a-13).
Cristo me ha libertado de todo lo que estaba en mi contra. Fue
un día feliz cuando supe lo que Cristo había hecho por mí. Ha
quitado todo lo que estorbaba entre Dios y yo.
¿Qué sucedió con mis pecados? Mis pecados fueron puestos
sobre Jesús. Él derramó Su preciosa sangre por mis pecados. Dios
ha perdonado mis pecados por amor a Jesús. La Biblia dice:
Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han
sido perdonados por su nombre (1 Juan 2:12).
¿Qué sucedió con mi vieja naturaleza pecaminosa? A los ojos de
Dios, mi vida vieja terminó con mi muerte en Cristo. El apóstol
Pablo dijo: "Con Cristo estoy crucificado". Yo puedo decir lo
mismo, porque Cristo es mi Salvador. No soy la persona que era.
Soy una nueva persona en Cristo. La Biblia dice:
Y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y
santidad de la verdad (Efesios 4:24).
¿Qué sucedió con el reino de oscuridad de Satanás? Ya no estoy
en el reino de oscuridad de Satanás. Dios me ha trasladado del
reino de oscuridad de Satanás al reino de Su amado Hijo.
Dios quiere que me goce en Él.
¡Es maravilloso saber que mis pecados son perdonados, y que
ahora soy una nueva persona en Cristo!
¿Por qué hace Dios todas estas cosas tan maravillosas para mí?
Las hace porque me ama y porque yo estoy en Cristo.
Como estoy en Cristo, Dios siempre me mira con gozo. ¿Es
bienvenido Cristo en la presencia del Padre? Sí, es bienvenido, y
yo también. ¿Se goza Dios en Cristo? Sí, se goza en Él y también
en mí. Dios me ama y se goza en mí porque soy Su hijo.
El Hijo pródigo
En la historia del hijo pródigo, Jesús nos muestra cómo el Padre
nos recibe cuando nos acercamos a Él, confiando en Jesús como
nuestro Salvador. Él nos perdona plena y libremente. ¡Le agrada
perdonarnos!

Cuando el hijo pródigo regresó, su padre lo vio cuando aún estaba


lejos. Corrió y se echó sobre su cuello besándolo. No fue un beso
pequeño sobre la mejilla. En el idioma original, la Biblia dice que el
padre lo cubrió de besos.
En ese momento, el hijo pródigo sabía dos cosas. En primer lugar,
sabía que había sido perdonado plena y libremente.
En segundo lugar, sabía cómo se sentía su padre en cuanto a él.
Conocía la actitud de su padre para con él. Por sus acciones, el
padre estaba diciendo: "¡Te amo! ¡Te amo! ¡Te amo!"
No sólo soy perdonado, sino que sé cómo Dios se siente en
cuanto a mí – ¡Me ama con todo Su corazón! El perdón de Dios es
un resultado de Su amor sin límites hacia mí en Cristo.
Dios me abraza, así como el padre abrazó al pobre hijo pródigo.
Dios me está diciendo: ¡Te amo! ¡Te amo! ¡Te amo! ¡Estoy feliz
de que regresaste a Mí!
A través de la obra de Su Hijo, Dios ha quitado todo lo que
estorbaba entre Él y yo. La sangre de Cristo me ha limpiado
de todos mis pecados. Mi viejo "YO" pecaminoso fue
crucificado con Cristo. Dios me creó como una nueva persona
en Cristo. Ahora estoy en el reino del amado Hijo de Dios.
¿Cómo sé estas cosas? Las sé porque Dios las dice en Su
Palabra. ¿Qué desea Dios que yo haga ahora? El desea que
ame a Su Hijo y viva para Él.

"Padre, yo creo que Tú has perdonado todos mis pecados y


que me has hecho una nueva persona en Cristo. Gracias por
todas estas cosas maravillosas que has hecho por mí".
UNO DE LOS GOZOS MÁS GRANDES que podemos tener como
cristianos es el de llevar a alguien a Cristo. ¡Piénsalo! Tú y yo
podemos ser los instrumentos de Dios en la salvación de otros.

¿Quién puede tener el privilegio de llevar a otros a Cristo?


¡Cualquier creyente! No es el deber de unas cuantas personas
escogidas. Dios llama a cada cristiano a testificar por Cristo, y
cada cristiano puede ganar almas. El Señor Jesús dijo:
Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres (Mateo
4:19).
¿POR QUÉ ES TAN IMPORTANTE aprender a ganar a otros
para Cristo? Debido al valor del alma humana. ¿Por qué es el alma
humana de tanto valor? Porque vivirá para siempre. Cada persona
que conoces tiene un alma que vivirá para siempre; ya sea en las
bendiciones del cielo o en las miserias del infierno. La Biblia dice:
El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer
en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él
(Juan 3:36).
DIOS DA TANTO VALOR A LOS ALMAS DE LOS HOMBRES
que envió a Su Hijo para que muriera en la cruz a fin de que los
hombres pudieran ser salvos. Cuando comprendamos cuán
preciosas son todas las personas para Dios, haremos todo lo
posible por ganarlas para Cristo.
En esta lección aprenderemos cómo llevar a otros a Cristo.
Debemos usar la Palabra de Dios

PARA GANAR ALMAS, debemos saber usar la Palabra de Dios.


Así como un médico no da la misma receta a cada paciente, así el
mismo versículo no suplirá la necesidad de cada persona. Tú debes
tener un buen conocimiento fundamental de la Biblia.
En nuestra última lección aprendimos cómo obtener un
conocimiento fundamental de la Biblia. ¿Estás leyendo tu Biblia
diariamente? ¿Estás aprendiendo de memoria las Escrituras?
¿Has establecido tu Tiempo Devocional? No seas negligente con
estas cosas si deseas ganar almas para Cristo.
Debemos tener el poder de Dios
Si hemos de ser ganadores de almas, necesitamos algo más:
Necesitamos el poder de Dios. El poder del ganador de almas
viene del Espíritu Santo.
Cuando el Señor Jesús ordenó que Sus discípulos predicaran el
evangelio a toda criatura, también les prometió el poder del
Espíritu Santo. Les dijo:
Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu
Santo, y me seréis testigos… (Hechos 1:8).
En el día de Pentecostés, los discípulos fueron llenos del Espíritu
Santo. Pedro se puso de pie y predicó en el poder del Espíritu
Santo y cerca de tres mil personas se salvaron.
HOY DÍA CADA CREYENTE TIENE AL ESPÍRITU SANTO
MORANDO EN ÉL.
Es el Espíritu Santo Quien convence a la gente de pecado; es el
Espíritu Santo Quien muestra a la gente la necesidad de un
Salvador; y es el Espíritu Santo Quien le revela a Cristo. Pídele a
Dios que te llene del Espíritu Santo para que tú puedas ganar
almas eficazmente.
Debemos dar el Evangelio a la gente
El mensaje del ganador de almas es el evangelio. La
palabra "evangelio" quiere decir "buenas nuevas", y las buenas
nuevas son que Cristo murió por nuestros pecados y resucitó para
ser nuestro Salvador viviente. El apóstol Pablo escribió:
Además os declaro, hermanos, el evangelio… Que Cristo murió por
nuestros pecados, conforme a las Escrituras; que fue sepultado, y
que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras (1 Corintios
15:1, 3-4).
Cuatro Verdades Básicas
Hay cuatro verdades básicas en el mensaje del evangelio:
La realidad del pecado.

La pena del pecado.

Cristo pagó la pena.

Debemos recibir a Cristo.

Fija estas verdades firmemente en tu mente, porque las usarás en


ganar almas para Cristo.
Como guiar a una persona a Cristo

Al llevar a alguien a Cristo, sencillamente le explicas las cuatro


verdades básicas del evangelio.
El primer paso para llevar una persona a Cristo es mostrarle con
la Palabra de Dios que él es pecador. Un buen pasaje que se puede
usar para esto es romanos 3:10, 11, 12. Deja que él lea estos
versículos. Eso es lo que Dios dice de nosotros. Luego, pídele que
lea Romanos 3:23. Antes que una persona pueda ser salva, tiene
que darse cuenta de que es pecadora y desear abandonar sus
pecados. El Señor Jesús dijo:
Si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente (Lucas 13:5).

El siguiente paso es enseñarle, de la Palabra de Dios, que la pena


del pecado es muerte. "Porque la paga del pecado es muerte…"

Explícale que la palabra "muerte" como se usa aquí quiere decir la


separación de Dios, en el lago de fuego, para siempre. Debido a
que somos pecadores y condenados a la muerte eterna,
necesitamos de un Salvador.
Nuestro versículo siguiente, Juan 3:16, es muy conocido. Deja
que él lo lea. ¿A quién se refiere Dios cuando dice, "al mundo"? Él
quiere decir todos. Esto te incluye a ti y a mí.

¿QUE NOS DIO DIOS? Nos dio a Su Hijo. Esto quiere decir que
dio a Jesucristo para morir en la cruz por nuestros pecados.
¿POR QUÉ NOS DIO DIOS UN SALVADOR? Porque nos ama y
porque ¡necesitamos un Salvador! No nos podemos salvar a
nosotros mismos, así que Dios nos dio a Jesucristo para ser
nuestro Salvador.
Si yo te regalo algo a ti, ¿me lo tienes que pagar? No. ¿Tienes que
trabajar por ello? No. Pero, sí, hay algo que debes hacer: Tienes
que recibirlo. Dios nos ha dado el Señor Jesucristo para ser
nuestro Salvador, pero nosotros tenemos que recibirle.

Ahora busca Juan 1:12. Déjale leer este versículo. ¿Cómo llega
uno a ser hijo de Dios? Recibiendo al Señor Jesús.
Mas a todos los que le recibieron… les dio potestad de ser hechos
hijos de Dios…
AHORA PUEDES HACERLE ESTAS PREGUNTAS: ¿Crees que
Jesucristo es el Hijo de Dios? ¿Crees que murió en la cruz por tus
pecados y que resucitó? ¿Crees que Él puede salvarte? ¿Crees que
está dispuesto a salvarte? ¿Crees tú que Él vendrá a tu corazón y
te salvará en este momento si tú se lo pides?
SI LA RESPUESTA a estas preguntas es Sí, entonces le puedes
preguntar: ¿Quieres pedirle al Señor Jesucristo que entre en tu
corazón en este momento? Si así es, entonces ora esta oración
conmigo:
"Señor Jesús, yo sé que soy pecador. Creo que Tú eres el
Hijo de Dios, y que moriste en la cruz por mis pecados. Por
favor, entra en mi corazón en este momento y sé mi
Salvador".
Sabiendo que eres salvo
Cuando una persona en verdad recibe a Cristo como su Salvador,
Dios quiere que sepa que es salva. ¿Cómo puede una persona saber
que es salva? Puede saberlo (1) creyendo la Palabra de Dios, y (2)
por el testimonio del Espíritu Santo. Un buen versículo para
enseñar la seguridad de la salvación es Juan 3:36. Observa que
Dios habla de dos grupos de gente en este versículo: Los que
creen en el Hijo, y los que no creen en Él.
¿QUÉ DICE DIOS de los que creen en su Hijo? Dice, "El que
cree en el Hijo, tiene vida eterna". La palabra "tiene" quiere decir
que la tiene ¡ahora mismo! Luego busca 1 Juan 5:11, 12, 13.
Observa en estos versículos que Dios dice que podemos saber que
tenemos vida eterna.
¡DIOS LO DIJO!
¡YO LO CREO!
¡Y ESO ES TODO!
La seguridad de la salvación también viene del testimonio del
Espíritu Santo. Esto quiere decir sencillamente que el Espíritu
Santo nos hace saber en nuestro espíritu que somos salvos. La
Biblia dice:
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos
hijos de Dios (Romanos 8:16).
¿CÓMO PODEMOS SABER que otra persona es salva? Nosotros
no podemos saberlo con seguridad. Tal vez creemos sinceramente
que una persona ha recibido a Cristo como su Salvador, pero
podemos estar equivocados. Por esta razón, nunca debemos decir
a una persona que ella es salva. Eso es obra del Espíritu Santo.
Se cortés y discreto

Al tratar de ganar una persona para Cristo, debes ser valiente,


sin embargo, debes tener tacto y ser cortés a la vez. Debes guiar
la conversación hacia asuntos espirituales, sin ofender.
Seguidamente, debes averiguar qué es lo que la persona cree en
cuanto al camino de la salvación. Una forma de hacer esto es
preguntarle lo siguiente:
—Si alguien te preguntara, ¿cómo puedo llegar a ser hijo de Dios?,
¿qué le contestarías?
LA MAYORIA DE LA GENTE INCONVERSA cree que una
persona se convierte en cristiana al bautizarse, al hacerse
miembro de una iglesia, o al hacer buenas obras. Todo esto es
bueno, pero no salva a nadie. La Biblia dice:
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de
vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se
gloríe (Efesios 2:8-9).
Después que hayas explicado esto, puedes preguntar:
— ¿Te gustaría que yo te mostrara de la Biblia lo que Dios dice en
cuanto a cómo se salva una persona? Si la respuesta es Sí,
entonces puedes proceder con los cuatro pasos para guiar a una
persona a Cristo.
El amor es esencial
La cualidad esencial de un ganador de almas es que tenga amor
por la gente. Tú no puedes ganar almas para Cristo si no amas las
almas. Dios ama a toda la gente; todos son preciosos para Él. Pide
a Dios que llene tu corazón con Su amor.
Tú puedes ganar a los niños

¿Pueden los niños ser salvos? Sí, ¡seguro que sí! En realidad, es
mucho más fácil para los niños confiar en el Señor Jesús que para
los adultos. El Señor Jesús nos dijo esto. Dijo:
Si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de
los cielos (Mateo 18:3).
¿Qué edad debe tener un niño para poder ser salvo? Suficiente
edad para reconocer que ha pecado.
¿CÓMO PUEDES LLEVAR A UN NIÑO a Cristo? Sencillamente
enséñale de la Palabra de Dios que él ha pecado y que necesita un
Salvador. Luego cuéntale del Salvador que murió por sus pecados
e invítale a que reciba a Jesucristo en su corazón.
Algunos presentarán objeciones

No soy un gran pecador.


Respuesta: Dios dice que todos somos pecadores.
Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de
Dios (Romanos 3:23).

Soy presbiteriano… bautista… católico, etc.


Respuesta: La membresía en una iglesia no salva a ninguno:
Tienes que nacer de nuevo. Jesús dijo:
El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios (Juan
3:3).

Hay hipócritas en la iglesia.


Respuesta: Sí hay, pero no habrá hipócritas en el Cielo. Tú no
serás juzgado por lo que hizo otra persona, sino por tu propia
vida. La Biblia dice:
De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí
(Romanos 14:12).

Tendría que renunciar a muchas cosas.


Respuesta: Cuando aceptas a Cristo Él te ayuda a renunciar a
tus pecados. La Biblia dice:
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Filipenses 4:13).

Estoy esperando a ser mejor.


Respuesta: Tú no puedes mejorarte a ti mismo. El Señor Jesús
nos dice que nos acerquemos a Él tal como somos y Él promete
recibirnos. Dijo:
…al que a mí viene, no le echo fuera (Juan 6:37).

Temo que no puedo vivir la vida cristiana.


Respuesta: Nadie puede, hasta que Cristo llega a morar en él. Él
nos habilita para vivir la vida cristiana. El Señor dijo:
Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la
debilidad… (2 Corintios 12:9).

Soy muy pecador.


Respuesta: Jesucristo vino a salvar a los pecadores. Él salvará a
cualquiera que venga a Él. El apóstol Pablo dijo:
Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús
vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el
primero (1 Timoteo 1:15).

Estoy haciendo lo mejor que puedo.


Respuesta: No nos salvamos por nuestras buenas obras, sino por
la fe en Cristo.
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de
vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se
gloríe (Efesios 2:8-9).

Yo creo que un camino es tan bueno como otro con tal que
uno sea sincero.
Respuesta: Quizá tú seas sincero, pero puedes estar
sinceramente equivocado. La Biblia dice:
Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es
camino de muerte (Proverbios 14:12).
Jesucristo es el Salvador; el único Salvador. No podemos llegar a
Dios sino por Él. Jesús dijo:
Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino
por mí (Juan 14:6).

Tal vez más tarde.


Respuesta: Es muy peligroso dejar para después una decisión tan
importante. La Biblia dice:
No te jactes del día de mañana; porque no sabes qué dará de sí
el día (Proverbios 27:1).

No quiero renunciar a mis pecados.


Respuesta: Si no estás dispuesto a renunciar a tus pecados, no
puedes ser salvo. Jesús dijo:
Antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente (Lucas
13:5).

Yo no creo en el infierno.
Respuesta: Esto no cambia la realidad de que el infierno existe.
La Biblia dice:
Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los
fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos
tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre…
(Apocalipsis 21:8).
Memoriza estas objeciones y sus respuestas para que las sepas
cuando las necesites.
Cosas que debes hacer y no debes hacer

USA SIEMPRE TU BIBLIA al guiar una persona a Cristo. Aunque
puedas repetir el versículo de memoria, es mejor que permitas
que la otra persona lo lea por sí misma.
No
USES DEMASIADOS VERSÍCULOS.

PIDE A DIOS EN ORACIÓN la guía del Espíritu Santo.
No
INTERRUMPAS A LA GENTE. Procura conocer cuál sea su
problema, pero no te desvíes. Continúa dirigiéndolos al punto clave
de su relación con el Señor Jesucristo.

ACTUA CON SERIEDAD. Este no es tiempo para "bromear".
Ganar almas es asunto serio.
No
DISCUTAS. Dios no nos envía a ganar disputas sino a ganar
almas.

TEN CUIDADO DE TU ASEO PERSONAL Y DE TU ALIENTO.
No ofendas a la gente sin necesidad.

ADMÍTELO cuando no sepas la respuesta a una pregunta.
Sencillamente di: "No sé la respuesta a esa pregunta, pero estoy
seguro de que sí hay respuesta. Una cosa sé: Jesucristo cambió mi
vida y Él puede hacer lo mismo por ti".

ESTIMA MUCHO A CADA PERSONA. Debemos ver a cada
persona como una por quien Cristo murió. Si miramos con desdén o
despreciamos a cualquier persona, no somos dignos de ser siervos
de Cristo.
No
TE DESANIMES. Algunos rechazarán al Salvador, pero tú sigue
dando testimonio por Cristo.

INTERÉSATE POR ELLOS. Jesús lloró y oró por las almas,
perdidas, y nosotros debemos hacerlo también.

ANIMA A LOS RECIEN CONVERTIDOS para que confiesen a
Cristo a otras personas y a que se unan a una iglesia evangélica
que predique la Biblia, tan pronto como sea posible.
Vence tus temores
Uno de los obstáculos más grandes para la obra personal es el
temor a la gente. Tememos a lo que otros puedan pensar.
A un obrero personal intrépido se le preguntó si siempre había
sido valiente. Respondió que antes había sido tan tímido como
cualquier otro. Un día ya no pudo soportarlo más. Cayó de rodillas
con su Biblia abierta en el Salmo 34:4: Busqué a Jehová, y él me
oyó, Y me libró de todos mis temores. Dijo: "Señor, hiciste esto
por David. Hazlo ahora por mí". Dios escuchó su oración y la
contestó.
PIDE A DIOS que haga lo mismo por ti. Tú tienes el mensaje que
trae vida eterna a la gente y debes proclamarlo con valor. Cuando
tememos a la gente, hacemos a ésta más importante que el
mensaje del evangelio. Esto es pecado.
Tú puedes ganar almas
Hay gente a todo tu alrededor, que necesita ser salva.
Empieza a orar por ellos ahora mismo.

Busca oportunidad para testificarles.

Aprende las cuatro verdades básicas del Evangelio.

Aprende cómo responder a las objeciones.

Mantente preparado y Dios te usará.

NO TENGAS MIEDO DE EQUIVOCARTE. Cometerás el error


más grande de todos si no tratas de ganar a alguien para Cristo.
En nuestra última lección aprendimos cómo ganar a otros para
Cristo. Ganar almas es un trabajo emocionante, pero nos pone en
conflicto directo con Satanás y los poderes de las tinieblas. Cada
alma que se gana para Cristo es un alma arrebatada de las manos
de Satanás. Esto hará que Satanás combata contra nosotros.
Nunca comprenderemos en qué consiste la vida cristiana hasta
que comprendamos que implica una guerra espiritual. Dos reinos
están en guerra: El reino de Dios y el reino de Satanás. ¡La batalla
es por las almas de los hombres!
¿TENEMOS PARTE en esta guerra? Sí, la tenemos. Nuestra
parte es que seamos buenos soldados que Dios pueda usar en la
batalla contra Satanás.
¿QUÉ CLASE DE ARMAS usamos en la guerra con Satanás?
Usamos armas espirituales. El arma más grande que Dios nos ha
dado es la oración. ¿Por qué? Porque la oración suelta el poder de
Dios. Cuando oramos, ¡Dios actúa! Dios dice:
Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y
ocultas que tú no conoces (Jeremías 33:3).
¡TENEMOS QUE ORAR! Sin la oración sencillamente no podemos
vivir la vida cristiana. Mediante la oración es que tenemos
comunión con Dios; mediante la oración es que obtenemos las
cosas que necesitamos; mediante la oración es que intercedemos
por otros y mediante la oración es que atamos el poder de
Satanás.

En esta lección veremos cómo Dios usa nuestras oraciones en la


batalla contra Satanás; pero, primero, consideremos algunas
cosas importantes acerca de la oración.
¿Qué es la oración?
ORACIÓN ES HABLAR CON DIOS. La oración no es un rito o
una representación pública; es un asunto personal entre tí y Dios.
El Señor Jesús dijo: "Tú, cuando oras, éntrate en tu cámara, y
cerrada tu puerta, ora a tu Padre que está en secreto". El Señor
Jesús nos dijo que no debemos usar "vanas repeticiones", diciendo
las mismas cosas vez tras vez. Nuestras oraciones deben ser
sinceras y del corazón.
¿A Quíen oramos?
ORAMOS AL PADRE. El Señor Jesús dijo:
Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos…
(Mateo 6:9).
¿PUEDE TODO EL MUNDO ORAR a Dios como a un Padre? No,
sólo los que pertenecen a la familia de Dios pueden
llamarle "Padre". Solamente hay una oración que Dios oirá de una
persona inconversa: la oración pidiendo perdón por los pecados.
Dios siempre escucha esta oración de un inconverso.
Debemos orar en el Nombre de Jesucristo
Si queremos que Dios responda a nuestras oraciones, debemos
orar en el nombre de Jesús. El Señor Jesús dijo:
Todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará (Juan
16:23).
EL SEÑOR JESÚS ES NUESTRO GRAN INTERCESOR en el
Cielo. Oramos al Padre en Su Nombre. Sólo por lo que Jesús es y
por lo que Él ha hecho es que Dios oye y responde a nuestras
oraciones.
El Espíritu Santo nos ayuda a orar
No solamente tenemos un Intercesor en el Cielo, sino también
tenemos un Intercesor en nuestro corazón: El Espíritu Santo. Él
nos ayuda a orar. Muchas veces no sabemos cúal sea la voluntad
de Dios en cuanto a ciertas cosas, y, por eso, no sabemos cómo
orar por ello. Pero el Espíritu Santo conoce los pensamientos de
Dios y nos ayuda a orar según la voluntad de Dios. La Biblia dice:
Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues
qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos… (Romanos
8:26).
¿INFLUYE REALMENTE LA ORACIÓN EN LAS ACCIONES
DE DIOS? Sí, influye. ¿Cómo lo sabemos? Porque Dios así lo dice.
El Señor Jesús dijo:
Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré (Juan 14:14).
En este versículo, el Señor nos dice claramente que lo que Él hace
depende de nuestras peticiones.
SI PIDES… YO HARÉ
Dios es omnipotente; Él puede hacer cualquier cosa que quiera.
Pero Dios ha elegido usar nuestras oraciones para efectuar Su
obra aquí en esta tierra. ¿Ves ahora por qué es tan importante la
oración?
Tres formas de oración
La oración no es simplemente pedir a Dios muchas cosas. Hay tres
formas principales de oración: (1) Comunión, (2) Petición, y
(3) Intercesión. Consideremos estas.
Comunión
Esto es compañerismo con Dios. Leemos la Palabra de Dios para
que Él pueda hablarnos; luego nos acercamos a Él en oración. Le
adoramos; Le reverenciamos, Le alabamos; Le damos gracias por
Sus bendiciones; le decirnos cuánto Le amamos.
La comunión también incluye confesión, porque no podemos
comunicarnos con Dios si hay pecados en nuestra vida que no
hemos confesado.
LA COMUNIÓN CON DIOS es absolutamente esencial. Es por
medio de la comunión con Dios que llegamos a conocerle y a
experimentar Su poder. La Biblia dice: "El pueblo que conoce a Su
Dios, se esforzará, y hará".
Petición
Esto es pedir a Dios lo que necesitamos. Necesitamos muchas
cosas. Necesitamos fuerza para vencer la tentación. Necesitamos
sabiduría. Necesitamos poder para servir a Dios eficazmente.
Necesitamos dirección divina para hacer nuestras decisiones.
Necesitamos alimento, ropa y otras cosas necesarias.
¿DÓNDE DEBEMOS BUSCAR para obtener la provisión de lo que
nos es necesario? ¡Debemos buscar en Dios! Él es nuestro Padre
celestial. Nos ama, y se deleita en que nos acerquemos a Él en
busca de lo que necesitamos. El Señor Jesús dijo:
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a
vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos
dará buenas cosas a los que le pidan? (Mateo 7:11).
CUANDO NECESITES ALGO, pídelo a Dios. Continúa pidiendo.
Muchas veces carecemos de cosas sencillamente porque no las
hemos pedido a Dios. La Biblia dice:
No tenéis lo que deseáis, porque no pedís (Santiago 4:2).
¿CONTESTA DIOS SIEMPRE LA ORACIÓN?
No, Dios no siempre contesta nuestras oraciones. Hay dos
condiciones que debemos cumplir si queremos que Dios conteste
nuestras oraciones:

DEBEMOS ORAR CONFORME A LA VOLUNTAD DE DIOS.

Si pedimos a Dios algo que no está de acuerdo con Su voluntad, no


nos lo dará. Debiéramos estar muy agradecidos por esto, porque
no siempre sabemos qué es lo mejor para nosotros. Un niño puede
pedir a su padre una hoja de afeitar o un cuchillo afilado, pero el
padre ama a su hijo y sabe que éstos le ocasionarán sufrimiento,
así que no le concede la petición a su hijo.
LA ORACIÓN MAYOR QUE PODEMOS ORAR a Dios
es: "Hágase Tu voluntad". Esto demuestra que confiamos en el
amor y sabiduría de Dios. Podemos pedir las cosas que deseamos,
pero, en todas nuestras oraciones, debemos orar: "Hágase Tu
voluntad".

DEBEMOS ESTAR EN CONDICIÓN PARA ORAR.


Esto quiere decir que nuestra vida debe agradar a Dios. Dios no
contesta las oraciones de los cristianos mundanos y
desobedientes. Pero se deleita en responder a las oraciones de
aquellos cuyas vidas le son agradables. La Biblia dice:
Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos
en Dios; y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiemos de él,
porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son
agradables delante de él (1 Juan 3:21-22).
Cuando nuestras oraciones no son contestadas, debemos
preguntarnos: ¿Hay algo en mi vida que impide que Dios
conteste mis oraciones?

LOS GRANDES OBSTÁCULOS A LA ORACIÓN son: (1)


el pecado, (2) el egoísmo, (3) la falta de perdón y (4)
la incredulidad. Estas cosas dan a Satanás posición firme en
nuestra vida y Dios no oirá nuestras oraciones.
Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, Él Señor no me
habría escuchado (Salmo 66:18).
Intercesión
Esto significa orar por otros. La comunión y la petición sirven
principalmente para suplir lo que necesitamos, pero la intercesión
se extiende para ayudar a otros. Oramos por nuestros amigos y
familiares que no son salvos; oramos por los que predican el
evangelio; oramos por nuestros gobernadores; oramos por los
enfermos. Esta forma de oración ayuda a Dios en Su gran plan de
amor para que los hombres vuelvan a Él.
Una forma de intercesión es la oración de combate. Esta es la
oración contra Satanás.
Combate contra Satanás
Cuando hemos aprendido mantener comunión con Dios por medio
de la oración y la lectura de Su Palabra, entonces Dios puede
usarnos en la batalla contra Satanás.
Ahora repasemos algunas realidades respecto a la guerra entre
Dios y Satanás.

PRIMERO, Dios creó esta tierra. Le pertenece a Él. La Biblia dice:


De Jehová es la tierra y su plenitud (Salmo 24:1).

SEGUNDO, Dios dio el dominio sobre esta tierra al hombre. Dios


dio a Adán el dominio sobre toda la tierra.

TERCERO, Adán se rebeló contra Dios. Se pasó al bando de


Satanás y cayó bajo el poder de éste. Por ello, Adán perdió el
dominio sobre la tierra, y Satanás lo tomó. Fue por medio del
pecado que Satanás obtuvo el dominio del mundo.
CUARTO, Dios quería recuperar el mundo para Sí y quería hacerlo
por medio de un hombre. De modo que Dios envió a Su Hijo, el
Señor Jesucristo al mundo como Su segundo Hombre.

QUINTO, se libró una gran batalla encarnizada entre Satanás y


el Señor Jesucristo, el segundo Hombre de Dios. El Señor Jesús
fue tentado como jamás fue tentado hombre alguno, pero salió
victorioso sobre todas las tentaciones de Satanás. Finalmente, en
desesperación, Satanás incitó a la gente para que crucificaran al
Señor Jesús.
Cuando el Señor Jesús yacía en el sepulcro, Satanás creyó que
había ganado la victoria. Pero, al tercer día, el Señor Jesús
resucitó, vencedor sobre todos los poderes de las tinieblas.
Desde ese momento Satanás supo que había sido vencido.
AL SEÑOR JESÚS LE FUE DADA TODA AUTORIDAD EN EL
CIELO Y EN LA TIERRA. Satanás y sus poderes de las tinieblas
fueron destituidos de su autoridad. El Señor Jesús volvió al cielo,
donde está sentado a la diestra del Padre "sobre todo principado
y autoridad y poder y señorío".
¡Satanás está vencido!
La cosa importante que recordar en nuestra guerra contra
Satanás es esta: ¡SATANÁS ESTÁ VENCIDO! No tenemos que
vencer a Satanás; Cristo ya lo ha vencido en el Calvario.
Aunque Satanás esté vencido, todavía no ha sido lanzado al lago
de fuego. Por ahora, está libre, y trabajando tan duro como
siempre para retener a los inconversos en su reino.
COMO SIERVOS DE DIOS, tú y yo debemos proclamar el
evangelio a los inconversos y librarlos del poder de Satanás.
El Señor Jesús dijo que, si quieres sacar bienes de la casa de un
hombre fuerte, primero tienes que atar al hombre fuerte.
Satanás es el "hombre fuerte", y sus "bienes" son la gente que él
mantiene bajo su poder. Si hemos de librar a la gente del poder
de Satanás, primero debemos "atar" su poder.
¿CÓMO "ATAMOS" EL PODER DE SATANÁS? Atamos el poder
de Satanás reclamando la victoria de Cristo en el Calvario.
Cómo reclamar la Victoria de Cristo

Ahora llegamos a una pregunta muy importante: ¿Cómo hacemos


que la victoria de Cristo sea nuestra victoria? Hacemos nuestra
su victoria, ¡RECLAMÁNDOLA!
CRISTO PAGÓ POR TUS PECADOS en la cruz, pero tú no fuiste
salvo sino hasta que tú lo reclamaste. De la misma manera debes
reclamar la victoria de Cristo sobre Satanás. Puedes hacer esto
orando:
"Todo lo que significa el Calvario, Señor, ¡toda la gran victoria del
Calvario la recibo y la aplico a mi vida"!
CUANDO DICES esta oración, estás diciendo: "Señor, yo no
puedo resolver esta situación, pero Tú sí puedes. Tú eres
victorioso sobre todo el poder de Satanás, y yo ahora reclamo Tu
victoria en este asunto". Mientras hagamos nuestra la victoria del
Calvario, Cristo atará el poder de Satanás.
Usa el arma que Dios te ha dado
DIOS TE HA DADO UN ARMA PODEROSA para usar contra
Satanás, pero un arma es inútil si no la usas. Así que toma la
victoria del Calvario.
Supongamos que Satanás ataca tu hogar. Hay palabras duras y
sentimientos amargos. ¿Qué debes hacer? ¡Reclama la victoria del
Calvario! Cristo te dice, "Ata al hombre fuerte, Satanás, en Mi
nombre".
A menudo, cuando tenemos problemas, tratamos de entendernos
con la gente que creemos está causando los problemas, pero la
Biblia nos dice que la verdadera dificultad está en los poderes de
las tinieblas que agitan estos asuntos. El apóstol Pablo dijo:
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra
principados, contra potestades, contra los gobernadores de las
tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en
las regiones celestes (Efesios 6:12).
¿CÓMO TRATAMOS CON LOS PODERES de las tinieblas? Los
tratamos reclamando la victoria de Cristo en el Calvario.
"Todo el gran poder del Calvario reclamo. Victoria en el nombre
de Jesucristo es mía".
Ora por todas las cosas
Cuando comprendas que estamos en guerra contra Satanás, orarás
por todas las cosas. Esto es lo más grande que puedes hacer por
Dios o por el hombre.
ORA ACERCA DE LOS PROBLEMAS en tu hogar y en tu iglesia.
Ora por los cristianos. Ora por tus amigos y familiares
inconversos. Ora por los que están predicando el evangelio. Ora en
el nombre de Jesucristo. Ora fervientemente. Ora con fe. Ora
confiando en la victoria del Calvario.
¡No te des por vencido!
Lo importante para tener éxito en la oración es la perseverancia.
Esto quiere decir, NO TE DES POR VENCIDO. Sigue orando
hasta que te llegue la respuesta.
REQUIERE TIEMPO para que Dios trate con las voluntades
humanas. Requiere tiempo para cambiar situaciones. Dios quiere
que perseveremos en la oración, haciendo nuestra la victoria del
Calvario. El Señor Jesús dijo: "Es necesario orar siempre, y no
desmayar".
Recuerda la promesa de Dios:
SI PIDES… YO HARÉ
Lección 9: ¿Cristo o "YO"?

Querido amigo (a):


Después de llegar a ser cristiano, tarde o temprano me doy
cuenta de algo abrumador. Descubro que el pecado sigue
estando en mí. Tengo un enemigo en mí que se llama "la
carne". La carne es muy pecaminosa.
La "carne" no es mi cuerpo en sí, sino la naturaleza que mora en
mi cuerpo.
La característica principal del "YO" es la rebelión en contra de
Dios. El "YO" dice: "¡Haré lo que yo quiera hacer!" ¿De dónde
viene este espíritu de rebelión? Viene de Adán. ¡Y Adán lo recibió
de Satanás!

Satanás fue el primer rebelde. Satanás dijo en su


corazón: "¡Haré las cosas a mí manera!" Luego Adán se rebeló en
contra de Dios y dijo en su corazón: "¡Haré las cosas a mí
manera!"Ahora tú y yo decimos en nuestro corazón: "¡Haré las
cosas a mí manera!" Por naturaleza, todos somos así. La Biblia
dice: …Cada cual se apartó por su camino (Isaías 53:6).
Cuando yo fui salvo llegué a ser una nueva persona en Cristo,
pero no recibí un nuevo cuerpo. Sigo teniendo el mismo cuerpo que
tenía antes de ser salvo, y sigo teniendo la misma naturaleza
pecaminosa que acompaña el cuerpo viejo. Pero las buenas noticias
son que Dios no toma esa naturaleza pecaminosa en mi contra.
Sólo llega a ser pecado cuando hago lo que mi naturaleza
pecaminosa quiere que haga.
¿Qué sucedió cuando recibí a Cristo como mi Salvador?
Antes de ser salvo, mi enemigo el "YO" estaba sobre el trono de
mi corazón. Yo fui gobernado por mi "YO".
Pensaba y decía cosas como estas:
"¡Yo quiero ser primero!"
"¡No tengo por qué obedecerte a ti!"
"¡Quiero hacer las cosas a mí manera!"
"¡No me importa lo que tú digas!"
"¡Te odio!"
"¡No me importa lo que Dios dice, voy a hacer lo que yo quiera
hacer!"

Cuando fui salvo, otra Persona vino a vivir en mi corazón. El


Mismo Señor Jesucristo vino a vivir en mí. Yo estaba muy feliz.
Pensé que mi vida siempre sería feliz y tranquila. Pensé que yo
siempre iba a querer agradar a Dios y obedecerle.
Pero pronto descubrí que el "YO" aún quería gobernar en mi
corazón. Cristo tiene el derecho de gobernar, pero el "YO" sigue
intentando gobernarme. Yo necesito escoger si seré gobernado
por Cristo o por mí "YO".
¿Qué sucede cuando mi "YO" gobierna en mi corazón?
Cuando mi "YO" esté en el trono de mi corazón, viviré una vida
egocéntrica. Habrá muchos pecados en mi vida. Pensemos en
algunos de estos pecados.
• El pecado del orgullo

¿Eres orgulloso algunas veces?¿Algunas veces piensas cosas


groseras o desagradables de otra persona? ¿Piensas: "Yo soy
mejor que esa persona"? ¿O piensas: "Yo me merezco el primer
lugar"? Ese es el pecado del orgullo. Vamos a usar el pavo real
para representar este pecado. Tú sabes que el pavo real es un ave
muy orgullosa que siempre anda luciendo su plumaje.
• El pecado del egoísmo

¿Eres egocéntrico en algunas ocasiones? ¿A veces dices: "¡Eso


es mío! No lo voy a compartir contigo"? ¿Deseas lo mejor y más
grande para ti? Vamos a utilizar al cerdo para representar el
pecado del egocentrismo.
• El pecado de hablar mal
¿Algunas veces hablas feo o dices cosas malas? ¿Dices o
escuchas cuentos sucios? ¿Dices chismes — cosas malas de otras
personas? Efesios 4:29 dice: Ninguna palabra corrompida [mala]
salga de vuestra boca. Usemos este rana para representar el
pecado de hablar mal.
• El pecado de mentir

¿Dices mentiras? Jesús dijo que Satanás es el padre de


mentira (Juan 8:44). Esto significa que todas las mentiras vienen
de él. Cuando decimos una mentira, nos estamos portando como
Satanás. Satanás utilizó una serpiente para engañar a Eva y
convencerla que desobedeciera a Dios. Él utiliza mentiras para
hacer que nosotros hagamos cosas malas. La Biblia llama a
Satanás la serpiente antigua (Apocalipsis 12:9), así que vamos a
utilizar la serpiente para representar el pecado de la mentira.
• El pecado de la ira

¿Te enojas algunas veces con las personas y deseas


lastimarlas? ¿Deseas vengarte de las personas que te han
lastimado? La venganza es una clase de enojo y Dios la detesta.
¿Te enojas y dices cosas groseras y odiosas a los demás?
Utilicemos este tigre para representar el enojo y la ira.
• El pecado de la rebelión

¿Te metes a veces en problemas porque haces cosas que


sabes que no debes hacer?
Quizás tus padres o tus maestros te dicen que no hagas algo, pero
lo haces de todos modos. Este es el pecado de la rebelión.
Utilicemos a una cabra para representar este pecado.
• El pecado de quejarse

¿Te quejas cuando te dicen que hagas ciertas tareas? ¿Quizás


tu mamá quiere que friegues la loza o tu padre te pide que hagas
algo en casa. Te quejas y haces el trabajo lo más lento posible.
Vamos a utilizar esta tortuga para representar el pecado de las
quejas.
¡El "YO" es mi problema más grande! Cuando permito que el
"YO" esté en el trono de mi corazón, tengo estos pecados
terribles de los que hemos estado hablando. Estoy viviendo la vida
egocéntrica en lugar de la vida Cristo-céntrica.
Aunque no nos demos cuenta, el "YO" es controlado por Satanás.
Muchas personas son salvas de verdad; han recibido al Señor
Jesús como su Salvador. Pero no son felices. ¿Por qué no son
felices? No son felices porque permiten que el "YO" gobierne
en sus vidas. Ningún hijo de Dios puede vivir feliz al vivir de
manera egocéntrica. Sólo podemos ser verdaderamente felices al
vivir vidas Cristo-céntricas.
¿Cómo puedo impedir que el "YO" gobierne?

Mientras estoy viviendo en mi cuerpo, no puedo deshacerme


completamente de mi "YO", pero no tengo que ser gobernado por
mi "YO". Veamos los pasos para quitar al "YO" del trono de
nuestro corazón.

Veo lo que Dios ha hecho con el "YO".


El "YO" no sólo es mi enemigo, sino que también es el enemigo
de Dios. El "YO" odia a Dios y no le obedece.
¿Cómo se enfrentó Dios al "YO"? La Biblia dice que Dios condenó
al pecado en la carne (Romanos 8:3).
¿Qué significa esto? Significa que Dios puso el "YO" SOBRE LA
CRUZ. Dios dice que sólo hay un lugar para el "YO", y ese lugar es
sobre la cruz.

Decido poner el "YO" en la cruz.


Dios dice que mi "YO" pecaminoso es tan odioso para Dios que Él
lo crucificó con Cristo. Dios dice que el único lugar para el "YO"
ES SOBRE LA CRUZ. No debo permitir que el "YO" reine en mi
cuerpo. La Biblia dice:
No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que
lo obedezcáis en sus concupiscencias [deseos malos] (Romanos
6:12).
¿Qué desea Dios que yo haga? Dios desea que yo esté de
acuerdo con El de que el "YO" debe permanecer sobre la cruz. Le
digo al "YO": "¡Tú no reinarás sobre mí! Yo estoy de acuerdo con
Dios de que tu lugar es sobre la cruz". La Biblia dice:
Pero los que son de Cristo han crucificado la carne [el 'YO'] con
sus pasiones y deseos (Gálatas 5:24).

Decido hacer que Cristo sea mi Rey.


Ahora que he decidido que mi "YO" esté sobre la cruz en mi
corazón, he decidido que Cristo esté en el trono de mi corazón. El
tiene derecho de estar allí. La Biblia dice que Jesucristo es el
Señor de señores y Rey de reyes (Apocalipsis 17:14) ¡y ahora
mismo decido hacerlo Rey de mi corazón para siempre! La Biblia
dice:
Y por todos [Cristo] murió, para que los que viven, ya no vivan para
sí [el "YO"], sino para aquel que murió y resucitó por ellos (2
Corintios 5:15).
¿Cómo es la vida Cristo céntrica?

Cristo es el que tiene el derecho de ser Rey de mi corazón.


Cuando Cristo está en el trono de mi corazón, y mi "YO" está
sobre la cruz, yo estoy viviendo una vida Cristo-céntrica.
Entonces el Espíritu Santo puede producir hermoso fruto en mi
vida. La Biblia dice:
Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia,
benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza [auto-control];
contra tales cosas no hay ley (Gálatas 5:22-23).
Una vez que he decidido que Cristo sea el Rey de mi corazón y
que el "YO" se quede en la cruz, diariamente debo decirle "no" a
mi "YO". Día en día debo aprender a decirle "no" a mí "YO y "sí" al
Señor Jesús. Jesús dijo:
Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su
cruz cada día, y sígame (Lucas 9:23).
¿Cómo funciona esto en mi vida? Imaginemos que yo estoy
haciendo algo que me gusta hacer, pero mi mamá me dice que haga
algo para ella. ¿Qué haría mi "YO"? Mi "YO" se quejaría. ¿Qué
debo hacer? Debo decirle "no" al "YO" y "sí" al Señor Jesús. Debo
decidir obedecer a mi mamá sin quejarme.
Alguien me dice algo feo. ¿Qué haría mi "YO"? Mi "YO" se
enojaría y le contestaría algo feo a la persona. Pero yo debo decir
"no" a mí "YO" y permitir que Cristo sea el Rey de mi corazón.
¿Qué debo hacer? Sonreír y decir algo amable.
Dios está de mi lado.
A lo largo de mi vida tendré que enfrentarme a mi enemigo el
"YO" que vive dentro de mí. Hay algunas cosas que debo saber
para ganar esta batalla.
• Dios no toma mi naturaleza pecaminosa en mi contra.
Dios cuenta eso como parte de mi vida vieja. Ante los ojos de
Dios mi vida vieja terminó con mi muerte en Cristo. Dios siempre
me ve como una nueva persona en Cristo.
• Ser tentando no es pecado.
Satanás tentó a Jesús de manera muy fuerte, pero Jesús nunca
pecó. Yo peco sólo cuando cedo a la tentación.
Quizás tú digas: "¡Pero algunas veces tengo pensamientos muy
malos!" Todos los hijos de Dios tienen pensamientos muy malos de
vez en cuando, pero no vienen de nuestra nueva vida.
Satanás tiene el poder para poner pensamientos muy malos en
nuestras mentes. Él intenta hacernos pensar que son nuestros
pensamientos, pero no lo son. Podemos decirle: "Satanás, ¡tú eres
mentiroso! Estos son tus pensamientos, no son míos, ¡me niego a
seguir pensando en esto!"
• ¡Dios está de mi lado!
Dios conoce la batalla que tengo con mi "YO" y con el diablo, pero
¡Dios está de mi lado! David dijo: Esto sé, que Dios está por
mí (Salmo 56:9).

Tengo un enemigo dentro de mí que es parte de mi vida vieja,


no de mi vida nueva. El "YO" nunca muere, pero Dios lo ha
"clavado" sobre la cruz. Dios desea que yo esté de acuerdo
con Él de que el "YO" debe quedar en la cruz y que Cristo
debe tener el lugar que se merece como Rey de mi vida.

"Amado Padre, yo creo que Tú has hecho lo correcto al


crucificar al 'YO'. Estoy de acuerdo contigo de que el 'YO'
debe ser crucificado en mi vida".
"Señor Jesús, Tú eres el que tiene el derecho de reinar en mi
vida. Yo deseo que Tú reines como Rey de mi vida. Por mi
propia voluntad y decisión, ¡Te hago Rey de mi vida para
siempre!"

Vous aimerez peut-être aussi