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Aquel día de agosto, mucha gente llegaba a la casa de los Solano, su única hija,
la más bella que aquella pareja habla procreado, cumplía catorce años de feliz
desde conocidos hasta más íntimos amigos, y es que Don Cristóbal y su esposa
escatimarían ningún esfuerzo, porque aquel día no tan lejano sería el mejor en la
vida de Cristal. Pero bueno, para ésta fiesta de catorce años estaba todo
fin, de todo se encontraba. Los regalos se iban colocando en una gran mesa y los
arreglado bien bonita, con un vestido celeste que llegaba hasta el suelo, y un
de su hija.
Para esos días la esposa de Don Cristóbal daba a luz un lindo hijo, ya le tenían
- ¡Qué rápido pasa el tiempo¡ Decía Don Cristóbal, que como todo buen padre que
adora a su hija, en especial si es hija única, comenzaba a contar los meses para
Lastimosamente para ese mismo tiempo, Cristal comenzó a sentir un agudo dolor
padres, pero el dolor se volvió tan contante e intenso que no tuvo más remedio
Al siguiente día llevaron a Cristal donde un médico que era muy amigo de la
familia, el doctor por los síntomas que presentaba Cristal, no tuvo otra opción
más que enviarle a hacer unos análisis, y su diagnóstico lo reservó para después
niña que corría y jugaba por los pasillos, ahora solo le daban remedios para calmar
el dolor.
El malestar era insoportable y sus padres todavía no sabían cuál era el pronóstico
tierna niña tenía un padecer; rezaban por la sanidad de su hija sin embargo los
ojos de Cristóbal y los de su esposa reflejaban dolor, detrás de una que otra
Los días pasaban y el cuerpo de Cristal presentaba a los dos lados del cuello un
enfermedad de la joven; así que esa misma tarde Cristal fue internada en el
familia aumentó, tanto para sus padres, como para familiares y amigos; uno que
otro familiar le aconsejaba a Cristóbal que pida el pase a un hospital de Guayaquil
Los médicos del hospital de Guayaquil al igual que los de Portoviejo dieron su
colocó algunas almohadas para que se incorporara, pero Cristal estaba muy
contenta al ver cómo sus familiares más cercanos estaban con ella.
que era un médico, el ser de estatura muy pequeña y de tez trigueña, cogiéndole
cuerpo donde te duela; cuando se te acabe tienes que comprar otra en una botica,
con esta tienes para ocho meses; ¿qué te parece? - y continuó preguntándole -
- ¿Quieres casarte?
-¡Sí!, sí quiero
pomada y con sus propias manos comenzó a ponerle la crema a Cristal; cuando
sentir que la puerta se cerraba sola, Cristóbal salió corriendo a darle las gracias
de Cristóbal y dos familiares más que estaban rezando con ellos, estaban
nadie les daba razón. Así este suceso se quedó en la memoria de ellos;
Pero al otro día Cristal estaba curada por completo; la sorpresa que se llevó
Cristal al cerrar la pomada es que no tenía nada escrito en la tapa, que no había
sana
natal Portoviejo; a partir de aquel día Cristal cambió totalmente, les dijo a su
padres que ella quería viajar y comer, quería aprovechar aquellos ocho meses que
duraba la pomada para vivir como nadie había vivido. Cristóbal andaba de botica
en botica preguntando por la pomada y nadie le daba razón, a pesar que tanto el
cómo su esposa en su interior sabían lo que estaba pasando con su hija Cristal,
no era nada más que UN SUEÑO DE VIDA, un milagro que le permitía a ellos
Así fue como Cristal viajó junto a sus padres por casi todo el Ecuador, reía,
bailaba, comía, saltaba, con tantos caprichos que solo un padre puede cumplir. La
- ¡Qué rápido pasa el tiempo! -volvía a decir, pero ésta vez con un aire triste-
Las lágrimas en sus mejillas reflejaban el profundo dolor que sentía, pero él no
podía quebrarse en ese momento, tenía que mostrarse fuerte, así que sacando la
mayor fortaleza de su interior, secó las lágrimas de su cara, ésa era la cara que
había para tres días. Cristal andaba silenciosa, esa misma noche llamo a sus
padres, les dijo hermoso que había sido tener los mejores padres del mundo, que
daba gracias al cielo por haber permitido compartir tantos momentos con ellos,
les pidió que no lloraran, que se rieran, se puso a contarles un cuento y después
la pomada no era más que brillantina simple. Después de aquella conversación, los
esposos decidieron no investigar más sobre aquel hombre vestido de blanco, ellos
y contempló el cuerpo inerte de Cristal, ya estaba sin vida. Había muerto justo
El sepelio de Cristal fue al día siguiente, pero sus padres ya no lloraron, sabían
que su hija estaba en buenas manos, quizás en las mejores, estaba en el cielo