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Expediente: 2006-13795-28-RAC
Distrito: La Paz
Magistrada Relatora: Dra. Martha Rojas Álvarez
Por memoriales presentados el 12 y 19 de abril de 2006 (fs. 154 a 160 y 162 a 164
vta.), los recurrentes aseveran que dentro de la denuncia interpuesta por Nelson Franco
García y Ana María Ovando de Franco en su contra, la Fiscal Jhilka Hinojosa emitió
imputación formal por presunta comisión de los delitos de estafa y estelionato previstos
en los arts. 335 y 337 del Código Penal (CP), originada en un contrato de anticresis
formulada por los anticresistas esposos Franco, sobre un inmueble ubicado en la
Urbanización Auquizamaña 10 de la Zona de Calacoto; por lo que en tiempo oportuno
opusieron excepción de extinción de la acción por prescripción al haber transcurrido
más de 5 años de la supuesta comisión delictiva y, en aplicación de los arts. 27 inc. 8),
19 inc. 2), 30 y 31 del Código de Procedimiento Penal (CPP) e interponiendo a su vez,
incidente de falta de tipicidad por no adecuarse los hechos al tipo penal descrito en el
art. 335 del CP, es decir, de estafa; a cuya consecuencia, la excepción fue resuelta por
la Jueza recurrida mediante Resolución 139/2005 de 11 de mayo, sin realizar un
adecuado estudio de antecedentes y menos hacer correcta aplicación de preceptos
legales, por lo que declaró improbada la excepción citada y omitiendo resolver el
incidente de falta de tipicidad suscitado; ante los agravios sufridos interpusieron
apelación incidental, que fue concedida y remitida a la Sala recurrida, quienes dictaron
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la Resolución 216/2005 de 9 de septiembre, declarando inadmisible el recurso y
manifestando que la estafa es un delito continuado con pluralidad de acciones y con
unidad en la lesión del bien jurídico tutelar, por lo que debido a la venta de una
fracción de terreno no habría operado la prescripción de los delitos de estafa y
estelionato.
Señalan, que se habrían vulnerado sus derechos, al establecer que la estafa es un delito
continuado porque luego del contrato principal procedieron a gravar el inmueble el año
2001 y, que posteriormente vendieron una parte del mismo, tipificándose las conductas
antijurídicas los años 2001 y 2002, por lo que no se habría operado la prescripción al
no transcurrir los 5 años que exige el art. 101 del CP, modificado por el art. 14 inc. b)
de la Ley 2033, de 29 de octubre de 1999. Sin embargo, los delitos tipificados son
instantáneos y no continuados por lo que su cómputo debió efectuarse a partir de la
media noche en que fueron cometidos; sin embargo, las autoridades recurridas
valoraron erróneamente la prueba y se alejaron de los principios que rigen dicho acto
procesal, por cuanto del Folio Real remitido por la Oficina de Derechos Reales, se
demuestra que el año 2001, sus personas no realizaron inscripción ni hicieron
gravamen alguno y, que la venta efectuada de una fracción del terreno gravada y a su
vez disuelta no llegaron a alcanzar la eficacia jurídica requerida, por lo que no puede
ser considerada como último acto de hechos que se les imputa.
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en lo Penal del Distrito Judicial de La Paz, solicitando se declare procedente el recurso
de amparo constitucional y se revoque la Resolución impugnada y a su vez, se
disponga la extinción de la acción penal de los delitos imputados y consiguiente archivo
de obrados, con costas.
Los Vocales recurridos, adjuntando el informe de fs. 169 a 170 vta., señalan lo que
sigue: a) En el Código Penal no existe una norma que clasifique los delitos de estafa y
estelionato como delitos de consumación instantánea; b) No es cierto que la estafa se
consume cuando se obtuvo el beneficio económico y que el estelionato, cuando se
produce la enajenación. La estafa es un delito doloso que requiere de maniobras,
artificios, engaños que se van dando en el tiempo y en el espacio, que se objetivizaron
en los siguientes actos: 1) Suscripción del contrato de anticrético de 10 de diciembre de
1997, en ese momento no existía ningún problema, porque el bien no estaba gravado y
menos se había dispuesto del mismo, de tal manera que no puede sostenerse
válidamente que a las cero horas del día siguiente comenzó a correr el término de la
prescripción, en esa fecha se dio únicamente el inicio del iter criminis; 2) Luego se fue
desplegando la conducta antijurídica al gravarse el inmueble con una hipoteca a una
entidad bancaria como el Banco de La Paz, afectando el valor económico del inmueble,
poniendo en riesgo el capital entregado por los acreedores anticresistas, toda vez que la
hipoteca constituye una garantía real no pignoraticia que confiere al acreedor el derecho
de hacer vender la cosa; 3) La estafa y el estelionato se consumaron el año 2002, fecha
en que se procedió a vender parte del inmueble, porque en ese momento fue cuando
un bien dado en garantía a los anticresistas fue enajenado, vulnerando los derechos del
acreedor anticresista, quien obviamente se ve gravemente perjudicado, al no poder
obtener la recuperación del capital entregado. En consecuencia, los delitos de estafa y
estelionato terminaron de consumarse en el momento de la venta y no en el momento
de la suscripción de la anticresis, de tal manera que no se puede aplicar el art. 101 del
CP modificado por el art. 14 inc. b) de la Ley 2033 concordante con el art. 29.2 del
CPP; c) La venta efectuada a Sergio Bruno Arcaya Ríos quedó sin efecto por una
supuesta resolución, es una cuestión que nada tiene que ver con la prescripción de la
acción penal, sino una cuestión de fondo que debe ser valorada en sentencia por el juez
natural; d) no es cierto que en la Resolución pronunciada por este Tribunal se haya
aplicado suspensión o interrupción de la acción penal, siendo únicamente el cómputo
del tiempo y en que momento se consideran legítimamente consumados los delitos de
estafa y estelionato; e) Al no existir fundamento jurídico, sino simples citas de normas
jurídicas, así como citas de autores, porque no está en duda en que momento comienza
a correr la prescripción, sino en que momento se consumó el delito de estelionato y
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estafa, que no puede ser otro que, en el momento en que el deudor propietario vende
el bien que había dado en anticresis, consecuentemente no hay conculcación a los
derechos del recurrente, que además ni siquiera están explicados en el recurso, dado
que simplemente existe una mención, solicitan se declare improcedente el presente
recurso.
Por su parte, la Jueza correcurrida presentando el informe que cursa de fs. 175 a 176,
señala lo que sigue: i) Cursa la imputación formal contra los ahora recurrentes por los
delitos de estafa y estelionato, con la relación de hechos amparada en elementos
probatorios. El 10 de diciembre de 1997, los querellantes tomaron un inmueble en
Auquizamaña en contrato anticrético entregando a los propietarios -ahora recurrentes-
la suma de $us45 000.- (cuarenta y cinco mil dólares estadounidenses); sin embargo,
cuando se cumplió el término de los tres años, los querellantes, el año 2000, solicitaron
la devolución de dicho monto, aspecto que los imputados -recurrentes- hasta la fecha
en que se dictó el Auto 139/2005 de 11 de mayo, no cumplieron, señalando por el
contrario que no existía gravamen sobre el inmueble motivo de la anticresis y
posteriormente se pudo establecer lo contrario; ii) En el presente caso se puede
establecer que hubo un conjunto de actos orientados a obtener una ventaja económica
por cuanto los ahora recurrentes luego de suscribir el contrato de anticresis de 10 de
noviembre de 1997, refinanciaron sus créditos con el Banco de Crédito por la suma de
$us170 000.- (ciento setenta mil dólares estadounidenses) el 9 de junio de 1998 y 10
de septiembre de 1998, otorgando como garantía hipotecaria el mismo inmueble,
acciones que los imputados realizaron después de suscribir el contrato de anticresis con
los anticresistas, procediendo a gravar el inmueble el año 2001 y luego el año 2002
procedieron a vender una parte del inmueble; consiguientemente, no se puede tomar
en cuenta la fecha en que se suscribió el contrato de anticresis; iii) También existen
procesos ejecutivos contra los recurrentes habiéndose embargado el inmueble y que los
querellantes iban a ser desapoderados del inmueble sin recuperar su dinero; iv)
Respecto a las Sentencias Constitucionales a que hacen referencia los recurrentes, no
siempre todos los casos son similares como el presente caso que de ninguna manera se
podía computar el término de la prescripción desde el momento de la suscripción del
contrato anticrético; v) Al existir actos sucesivos al contrato de anticresis de 10 de
diciembre de 1997, los delitos fueron de carácter continuado y los querellantes se
percataron de los ilícitos posteriormente a la suscripción del documento, por lo que mal
podía aplicar la prescripción computando desde la fecha de suscripción del contrato de
anticresis; por lo que no se vulneró los derechos del recurrente.
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delictiva, asimismo mediante escritura pública 438/02, los recurrentes transfirieron y
vendieron una parte del inmueble 160 m2 que correspondían al jardín, manifestando
que esos 160 m2 se mantenían libres de todo gravamen, aspecto totalmente falso, toda
vez que por declaraciones de los propios recurrentes el año 1996, interpusieron
demanda de fusión de partidas de 480 m2 más 160 m2 total que fue entregado en
calidad de anticrético, por lo que solicitan se declare improcedente el presente recurso,
con costas.
I.2.4. Resolución
Por Resolución cursante de fs. 193 a 194 vta., el Tribunal de amparo concede el
recurso y, anuló el Auto de Vista 216/2005 de 9 de septiembre y dispuso que la Sala
recurrida dicte nueva Resolución, con los siguientes fundamentos: a) Las resoluciones
dictadas no admiten otro recurso, por lo que atendiendo la uniforme jurisprudencia
constitucional relacionada al control de las interpretaciones efectuadas y si al momento
de ser dictados los fallos jurisdiccionales ordinarios no se hubieran quebrantado los
principios informadores del ordenamiento jurídico, entre ellos los de legalidad,
seguridad jurídica, igualdad, debido proceso. Es así que del análisis de la forma de los
fallos dictados, especialmente del Auto de Vista 216/05 -ahora impugnado- emitido por
la Sala recurrida, se puede verificar que en una de sus principales conclusiones se hizo
una distinción contradictoria acerca del delito de “estafa” aseverando contundentemente
que se trata de un tipo de delito de ejecución continua, distinto evidentemente al
entendimiento jurisprudencial emitido en diferentes Sentencias Constitucionales por el
Tribunal Constitucional, tales como las SSCC 1190/2001-R,
1790/2004-R,
0111/2006-R y otras que por expresa disposición del art. 44 de la Ley del Tribunal
Constitucional (LTC), son de efecto vinculante y tienen carácter obligatorio, deben ser
cumplidos sin perjuicio dadas las amplias facultades jurisdiccionales de las autoridades
recurridas, para determinar si la prescripción ha sido o no interrumpida y desde cuando
se computa la misma; b) Acerca de la otra excepción planteada que no fue considerada
en los fallos de las autoridades recurridas y, del mismo que hace referencia el informe
de la Sala recurrida, su omisión afecta al debido proceso y la contradicción vertida
igualmente afecta al debido proceso; c) En tanto se regularicen los aspectos advertidos,
la Resolución del Juez a quo aún quedará en suspenso hasta la dictación de un nuevo
Auto de Vista, ya que sus efectos fueron suspendidos; d) En el Auto de Vista
impugnado, se establece vulneración de derechos y garantías constitucionales
establecidas en los arts. 7 inc. a) y 16.II y IV de la CPE.
II. CONCLUSIONES
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II.2. Por memorial de 27 de julio de 2004, presentado en el mes de septiembre de
2004, Nelson Franco García y Ana María Ovando de Franco interpusieron acción
penal contra Freddy Oscar Gallinati y Miriam La Fuente de Gallinati -ahora
recurrentes- por la presunta comisión de los delitos de estafa y estelionato
tipificados por los arts. 335 y 337 del CP, como emergencia de la suscripción del
contrato de anticresis del bien inmueble de propiedad de los recurrentes, situado
en la Urbanización de Auquizamaña de la Zona Calacoto de la ciudad de La Paz
(fs. 1 a 3 vta.).
II.3. Los ahora recurrentes opusieron ante la Jueza Cautelar, excepción de prescripción
y falta de tipicidad (fs. 11 a 14); a cuya consecuencia, la Jueza Séptima de
Instrucción en lo Penal del Distrito Judicial de La Paz -recurrida- dictó la
Resolución 139/05 de 11 de mayo de 2005, declarando improbada la excepción
de extinción de la acción penal por prescripción interpuesta por los ahora
recurrentes; sin realizar consideración alguna sobre la falta de tipicidad (fs. 27 a
28).
II.4. Por escritura pública 154/2005 de 13 de mayo (fs. 8 a 10), se suscribió acuerdo
transaccional entre los ahora recurrentes con Sergio Bruno Ardaya Reyes
en el que se dejó claramente establecido que su objeto era desistir de cualquier
acción extrajudicial o judicial, sea civil y/o penal y, especialmente de
la querella interpuesta por los señores Franco, siendo que en ningún momento
Sergio Bruno Ardaya se apersonó como víctima querellante o denunciante en contra
de Freddy Gallinati Valdez y Miriam La Fuente de Gallinati, habida cuenta que
fue reparado íntegramente por el daño causado por la suscripción de
escritura pública
438/2002 de 15 de mayo de transferencia de un lote de terreno (fs. 79 a 80).
Los recurrentes señalan que las autoridades judiciales recurridas vulneraron sus
derechos a la seguridad, a la defensa y al debido proceso, por cuanto: 1) La jueza
recurrida, sin realizar un adecuado estudio de antecedentes ni de los preceptos legales,
declaró improbada la excepción de extinción de la acción penal por prescripción, y
omitió resolver el incidente de falta de tipicidad que suscitaron; 2) Los Vocales
recurridos, en apelación, declararon inadmisible el recurso, argumentando que la estafa
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es un delito continuado, no habiendo transcurrido cinco años desde el momento en que
cesaron los actos antijurídicos en que incurrieron los acusados, y que el delito de
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estelionato, no sólo se dio al haber suscrito un contrato de anticresis, sino que esa
conducta antijurídica fue reiterada el año 2001; sin considerar que el año 2001 no
realizaron inscripción ni gravamen alguno, que la venta efectuada de una fracción del
terreno no llegó a alcanzar la eficacia jurídica requerida, por lo que no pueden ser
considerados como últimos hechos para realizar el cómputo de la prescripción, y que
los delitos de estafa y estelionato son instantáneos, por lo que su cómputo debió
efectuarse a partir de la media noche en que fueron cometidos, vulnerando de esta
manera las normas aplicables a la materia e interpretado erróneamente la clasificación
doctrinal de los delitos de estafa y estelionato, así como los arts. 29, 30, 31 y 32 del
CPP. En consecuencia, corresponde analizar, en revisión, si tales aseveraciones son
ciertas, y si dan lugar o no a brindar la tutela que otorga el art. 19 de la CPE.
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diferencia entre delitos instantáneos y permanentes, al determinar que: “(...) en
función a la duración de la ofensa al bien jurídico vulnerado, los hechos ilícitos
se dividen en delitos instantáneos, que -como se tiene referido en la Sentencia
constitucional citada precedentemente- son aquellos que con la sola realización
de la conducta, acción u omisión, por el sujeto activo quedan realizados o
tipificados, sin que se requiera acción posterior para su continuidad o vigencia.
Los delitos permanentes, son los que se caracterizan porque el hecho que los
constituye o realiza da lugar a una situación dañosa o de peligro, que se
prolonga en el tiempo a causa de la continuidad del comportamiento del
sujeto. Para la existencia de estos delitos, es necesario que el estado
dañoso o de peligro, provenga de la conducta del sujeto activo de
manera continua, es decir, que no se agote en un solo instante, sino
que prosiga durante determinado tiempo; y que la prórroga de la situación
antijurídica se deba a la e x c l u s i v a conducta voluntaria del suj
eto, que prosigue con e l l a ininterrumpidamente después de la
realización del hecho que constituye el delito. Sin embargo, la doctrina
también considera dentro de esta clasificación a los delitos instantáneos con
efectos permanentes, que son aquellos cuya conducta destruye o
disminuye el bien jurídico tutelado, en forma instantánea, en un solo momento,
pero permanecen las consecuencias nocivas del mismo”.
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tipo, en tanto que otros sólo exigen que los preceptos penales sean de igual
o semejante naturaleza.
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En el delito continuado cada acción cometida por el sujeto activo es
constitutiva del tipo penal, es decir, ya es un delito, lo que supone que la
acción coincide con la consumación del delito (si es un delito instantáneo), pero
para efecto de computar el término de la prescripción en el delito
continuado, sólo se toma en cuenta la última acción realizada.
El delito de estafa está definido por el art. 335 del CP, de la siguiente manera:
“El que con la intención de obtener para sí o un tercero un beneficio económico
indebido, mediante engaños o artificios provoque o fortalezca error en otro que
motive la realización de un acto de disposición patrimonial en perjuicio del
sujeto en error o de un tercero, será sancionado con reclusión de uno a
cinco años y con multa de sesenta a doscientos días” (las negrillas son
nuestras).
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Asimismo, el art. 337 del CP prevé el delito de estelionato, conforme al
siguiente texto: “El que vendiere o gravare como bienes libres los que fueren
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litigiosos o estuvieren embargados o gravados y el que vendiere, gravare o
arrendare, como propios, bienes ajenos, será sancionado con privación de
libertad de uno a cinco años” (las negrillas son nuestras).
Por otra parte, el art. 30 del CPP referido al cómputo del término de la
prescripción, establece que: “El término de la prescripción empezará a
correr desde la media noche del día en que se cometió el delito o en
que cesó su consumación” (las negrillas son nuestras).
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Sin embargo, la Jueza recurrida, fundó la Resolución 139/2005 de 11 de mayo,
mediante la que declaró improbada la excepción de extinción de la acción por
prescripción que interpusieron los ahora recurrentes, en que si bien desde la
fecha de suscripción del documento anticrético, 10 de diciembre de 1997, hasta
la fecha, transcurrieron más de cinco años, posteriormente existió una sucesión
de hechos que configuran delitos, como el haber gravado el inmueble en el año
2001, y el haber vendido parte del inmueble el 15 de mayo de 2002,
concluyendo que el delito fue continuado, y que el art. 30 del CPP en su
última parte señala que el cómputo de la prescripción debe efectuarse desde el
momento en que cesó la consumación del delito.
Similar razonamiento tiene que ser aplicado a los Vocales recurridos, quienes
confirmaron la Resolución 139/05 en todas sus partes y declararon inadmisible
el recurso de apelación mediante Resolución 216/2005 de 9 de septiembre, bajo
similares fundamentos a los esgrimidos por la Jueza recurrida, realizando una
interpretación que no es razonable desde la perspectiva constitucional, pues
lesiona el derecho a la seguridad jurídica como fundamento del principio de
legalidad.
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tampoco fue subsanado ni observado por los Vocales correcurridos a tiempo de
dictar la Resolución 216/2005 de 9 de septiembre; omisión que al afectar la
garantía del debido proceso de los recurrentes, justifica que se otorgue la tutela
solicitada.
Por lo expuesto, la situación planteada se halla dentro de las previsiones del art. 19 de
la CPE, por lo que el Tribunal de amparo al haber concedido el recurso, ha valorado
correctamente los hechos e interpretado adecuadamente los datos del proceso y las
normas legales aplicables al mismo.
POR TANTO
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