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Uno de los principales indicadores estadísticos empleados para medir la evolución

económica de un país es el Producto Interior Bruto (PIB). En el análisis


macroeconómico de cualquier país, la interpretación de este valor es fundamental
para conocer el grado de desarrollo económico y sus tendencias, aunque también
tiene una serie de inconvenientes que debemos tener en cuenta antes de sacar
conclusiones en nuestros estudios.
Por eso, para saber si una economía está en fase de crecimiento y este se está
traduciendo en una mejora del bienestar de la población y por lo tanto, de una
mejora real de su mercado interior, será importante atender a otras variables que
tengan en cuenta:

1. El reparto de la renta en la población,

2. El grado de evolución de la industria,

3. Los recursos naturales,

4. Los indicadores relacionados con el la estabilidad financiera del país.

Definimos el PIB como un indicador que “mide el valor de los bienes finales
producidos en un país” y se utiliza desde los años 30 como indicador de
crecimiento y bienestar de un país. Se reconoce al premio nobel de economía
Simon Kutznets como el creador de este indicador. Incluyó este término junto a
otros conceptos económicos en la creación de las cuentas nacionales americanas,
que posteriormente se trasladaron al resto de países. Pero ya desde sus
comienzos, fue muy crítico con la utilización de este valor, concretamente con el
PIB per cápita para “deducir el bienestar de una nación”.
Lo cierto es que la información que recoge el PIB está orientada a un agregado de
productos y servicios heterogéneos y tiene un enfoque más bien cuantitativo. Por
lo tanto, no sería muy correcto utilizar este valor para medir la calidad de vida y su
evolución en un período de tiempo. Al aplicar este concepto en economías en vías
de desarrollo en las que el PIB no recoge la producción de bienes en entornos
familiares, que suponen un alto porcentaje de la economía real, si se utilizan
políticas encaminadas a fomentar el crecimiento del PIB se estará perjudicando el
bienestar de la mayoría de la población. Han pasado muchos años desde estas
primeras propuestas para valorar el crecimiento económico de un país y todavía
se dejan de lado indicadores que midan el coste social o medioambiental en un
proceso de industrialización, por poner un ejemplo.
¿Cuál es la importancia del PIB?
El PIB nos brinda un panorama general del estado de la economía de la misma
manera que un satélite en el espacio puede vigilar el clima en todo un continente.
El PIB le permite a los responsables de la política económica de los países y a los
bancos centrales juzgar si la economía se está expandiendo o contrayendo, si
necesita un impulso o restricción y si la amenaza de inflación o recesión se
visualiza en el horizonte.

Las cuentas de producto e ingreso nacional (NIPA), que constituyen la base de la


medición del PBI, permiten a los responsables de la política económica de una
nación, los economistas y las compañías analizar el impacto de variables como la
política monetaria y fiscal, los choques económicos tales como un alza en el precio
del petróleo y los planes relacionados con el gasto del consumidor y los
impuestos, en la economía general y en componentes específicos de esta.

¿Por qué fluctúa el PIB?


El PIB varía principalmente debido al ciclo económico. Cuando la economía está al
alza y el PIB está subiendo, se llega a un punto cuando la presión inflacionaria se
acumula con rapidez conforme la capacidad productiva y laboral alcanzan un nivel
de utilización casi completa. Esto lleva a los bancos centrales a iniciar un ciclo de
política monetaria más ajustada con el fin de ralentizar la economía
sobrecalentada y reducir la inflación. Conforme suben las tasas de interés, las
empresas y los consumidores reducen sus gastos y la economía se desacelera.
La reducción en la demanda lleva a las compañías a despedir empleados, lo que
afecta aún más la confianza de los consumidores así como la demanda. Para
romper con este círculo vicioso, los Bancos Centrales flexibilizan su política
monetaria, para estimular el crecimiento económico y el empleo, hasta que la
economía vuelva a crecer nuevamente. A partir de ahí, se repite el ciclo
nuevamente.
El gasto del consumidor es el mayor componente de la economía y en los Estados
Unidos, por ejemplo, representa alrededor del 70% de la economía de ese país.
La confianza del consumidor, por lo tanto, tiene un peso sumamente importante en
el crecimiento económico. Un elevado nivel de confianza indica que los
consumidores están dispuestos a gastar, mientras que un bajo nivel de confianza
refleja incertidumbre acerca del futuro y poca disposición por parte del consumidor
a gastar. La inversión de las compañías es otro componente crítico del PIB, ya que
aumenta la capacidad productiva e impulsa el empleo. El gasto gubernamental
asume una importancia particular como componente del PIB cuando el gasto del
consumidor y la inversión de la empresa privada declinan fuertemente, como
ocurre, por ejemplo, durante una recesión. Finalmente, el excedente de cuenta
corriente impulsa el PIB de una nación, dado que las “Exportaciones-
Importaciones” tienen un resultado positivo, mientras que un déficit crónico es un
obstáculo para el PIB.

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