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REPÚBLICA BOLIVARINA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD DEL ZULIA

FACULTAD EXPERIMENTAL DE ARTE

ESCUELA DE MUSICA

ASIGNATURA: HISTORIA DE LA MÚSICA LATINOAMERICANA Y VENEZOLANA

PROFESORA: MG. JACQUELINE VILCHEZ

EL NACIONALISMO MUISCAL VENEZOLANO

Realizado por Gabriela Vega

C.I: 14.964.794
EL NACIONALISMO MUSICAL VENEZOLANO
ANTECEDENTES
Al terminar la guerra de la independencia, luego de un fructífero desarrollo
de la música académica durante el período colonial, el movimiento musical
venezolano entró en un período de poca actividad, en el cual se distinguieron
compositores como José María Montero en Caracas, José María Cardial en
Cumaná y José María Osorio, en Mérida, este último, autor de la primera ópera
escrita en Venezuela. Entre los años 1825 y 1840, la música de los compositores
de esta generación aún conservaba la influencia del estilo clásico. Según J. B.
Plaza (2000): “a esta época pertenecen las únicas sinfonías de que pueda
enorgullecerse nuestra historia musical en el siglo XIX”. Entre los músicos
representantes de este período Plaza señala a Juan Meserón y a José Lorenzo
Montero, por ser autores de oberturas y sinfonías de elaborada factura, aunque
compuestas para conjuntos instrumentales reducidos.
Durante el resto del siglo XIX, la producción musical cambió completamente
de carácter. En dicha época, surgió un nuevo movimiento influido por las primeras
corrientes románticas de Europa. Asimismo, las danzas y contradanzas, fueron
sucedidas por el vals criollo, y las canciones militares, por marchas patrióticas. De
manera que dentro de la composición musical de este período, predominó la
llamada música de salón. El piano, fue objeto de un especial cultivo, y un
instrumento para el que se escribieron incontables obras. Los compositores más
resaltantes de esta corriente en Venezuela fueron: Felipe Larrazábal (1816-1873),
José Ángel Montero (1832-1831), Federico Villena (1835-1899), Teresa Carreño
(1853-1917), Ramón Delgado Palacios (1867-1902), Francisco de Paula Aguirre
(1875-1939), y Salvador Lamosas (1845-1940). Teresa Carreño, junto a Reinaldo
Hahn, fueron los más reconocidos internacionalmente.

EL NACIONALISMO MUSICAL VENEZOLANO


En la década de 1920, se dio inicio en Venezuela a un movimiento de
renovación musical llamado Nacionalismo musical venezolano, el cual fue liderado
por tres músicos: Juan Bautista Plaza (1898-1965), Vicente Emilio Sojo (1887-
1974), y José Antonio Calcaño (1900-1978). Este movimiento surgió de la
necesidad y el interés en concretar una identidad cultural nacional. Sobre esto
expresó Plaza (2000): “De todas las curiosas tendencias que pueden observarse
en el desarrollo de la música contemporánea, ninguna es tan ostensible y
característica como la que consiste en otorgarle un gran valor estético al elemento
folclórico y a las tradiciones nacionales”…”Cada música nacional adquiere
conciencia de su unidad, vuelve a hallar el sentimiento de la tradición, afirma la
existencia de una cadena interrumpida de obras en el pasado y en lo porvenir,
entre las que puede y debe establecerse el lazo de una inspiración común.” En el
año 1938, Plaza afirmaba: “a los músicos americanos casi no les queda otro
rumbo que el de explotar la música vernácula, si es que quieren contribuir a
satisfacer con alguna originalidad una de las exigencias fundamentales del gusto y
el espíritu musical en nuestros días”.
A continuación se desarrollan los principales aportes de los tres
compositores venezolanos que crearon y promovieron el movimiento nacionalista
en nuestro país.
Para comprender el movimiento nacionalista en Venezuela, es necesario
mencionar la figura de V. E. Sojo, quien impulsó la creación de la llamada Escuela
Nacionalista o Escuela de Santa Capilla, ubicada en la antigua Academia
Nacional de Bellas Artes, hoy llamada Escuela Superior de Música José Ángel
Lamas. En esta escuela, dirigida por Sojo a partir de 1936, y durante casi treinta
años, se formó un gran número de compositores, que seguirían las sendas del
movimiento nacionalista. Entre ellos destacan: Juan Vicente Lecuna, Ángel
Calcaño, Antonio Estévez, Evencio Castellanos, Antonio Lauro, Moisés Moleiro,
Inocente Carreño, Gonzalo Castellanos, Modesta Bor, Nelly Mele Lara, Alba
Quintanilla y Luis Felipe Ramón y Rivera, entre otros. Algunos de estos
compositores continuaron la concepción estética de sus maestros, enriqueciéndola
con rasgos estilísticos de las corrientes europeas de la época como: el
impresionismo y otras tendencias de mayor vanguardia representadas por
Stravinsky, Bartók y Prokofiev.
Sojo contribuyó a la creación de instituciones musicales regulares, como el
Orfeón Lamas (para el cual compuso numerosas obras), y la Orquesta Sinfónica
de Venezuela, fundada en 1930, junto con Ascanio Negretti y Vicente Martucci. No
solo fue director fundador de esta orquesta, sino también un constante impulsor de
la misma. El Orfeón Lamas, agrupación coral de meritoria trayectoria, se dio a la
tarea de dar a conocer la producción musical de inspiración folclórica, de los
compositores nacionalistas de la época, entre ellos: su fundador V. E. Sojo, J. A.
Calcaño, M. A. Calcaño, y M. Moleiro, entre otros.
Sojo recopiló y armonizó más de cuatrocientas canciones y danzas
folklóricas venezolanas, y sus álbumes contienen canciones, joropos, guasas,
golpes, y otros géneros populares. Como compositor, desarrolló un estilo nacional,
impregnado de las influencias del movimiento impresionista. La orientación
nacionalista está presente principalmente en sus composiciones corales y en las
armonizaciones de las melodías populares. Entre sus principales obras se
destacan: Por la cabra rubia (canción polifónica), Diez canciones infantiles
venezolanas, Misa coral, Misa Cromática, Palabras de Cristo en el Calvario,
Requiem in memorian Patris Patria, y Misa breve.
J. B Plaza tuvo un papel relevante dentro de la orientación nacionalista,
tanto por su labor musicológica, como por su apreciable conjunto de escritos, y por
su carrera como compositor.
El trabajo de Plaza como musicólogo se centró principalmente en el
rescate, el estudio y la investigación de la música colonial venezolana. Como
resultado de su labor, realizada entre 1936 y 1944, se editaron obras de varios
compositores del período colonial, creándose así el Archivo de Música Colonial
Venezolana.
La obra musical de Plaza, la cual abarca más de trescientos títulos, es muy
variada, no solo en cuanto a géneros e instrumentos, sino también en cuanto a
tendencias estéticas y estilísticas. Sus composiciones han sido catalogadas en
dos grandes grupos: la música religiosa y la música profana, tomando en cuenta
no solo la función a la que iba destinada, sino también sus diferencias de carácter
técnico y estético. A su vez, su música profana ha sido clasificada en nueve
categorías: Orquesta; Coro a Capella; Piano; Canto y Piano; Zarzuelas; Órgano;
Música de Cámara e Instrumental; Obras Didácticas, y Armonizaciones y
Transcripciones, siendo las más importantes las cuatro primeras categorías. En
cada uno de estos apartados de su música profana, se encuentran obras que
obedecen a sus ideas nacionalistas, así como otras de carácter más universal.
Como lo señala Behague (1983), entre las composiciones orquestales de Plaza
que muestran planteamientos estéticos nacionalistas se destacan: La Fuga
Criolla (1932) para orquesta de cuerdas (basada en los patrones del joropo), en la
que fusiona figuras del acompañamiento de los arpistas populares con la
naturaleza contrapuntística de la fuga; Campanas de Pascua, La Fuga Romántica
(1950) y Elegía (1932), estas dos últimas asociadas con la canción sentimental
venezolana del siglo XIX, en las que plaza muestra su inclinación por el neo-
romanticismo. Otras obras de carácter nacionalista son las Fugas para Cuerdas,
la Sonatina venezolana, y los Cuatro Ritmos de Danza para piano, las Siete
Canciones Venezolanas para canto y piano, y las cincuenta Canciones Infantiles
Populares. La gran mayoría de las obras corales siguen los lineamientos estéticos
de la llamada escuela Madrigalista de Santa Capilla, la cual también ha sido
enmarcada dentro del movimiento nacionalista venezolano del siglo XX.
Los rasgos estilísticos de procedencia folclórica presentes en las
composiciones de Plaza son identificables a través de patrones rítmicos y
melódicos. Los géneros populares y bailes folclóricos que más influyeron en su
música son el joropo (con sus cuatro tipos principales: el corrido, el galerón, el
pasaje y el golpe), el merengue, y el vals.
Las Siete canciones venezolanas constituyen un ejemplo ilustrativo de su
estilo nacional. Los textos de estas canciones provienen del poemario La
respuesta a las piedras, escrito por el poeta llanero Luis Barrios Cruz. La mayoría
de los poemas escogidos describen paisajes asociados a los llanos venezolanos.
Si bien Plaza extrajo elementos de las canciones y danzas populares, no imitó en
forma estricta ningún género determinado. Las siete canciones presentan una
alternancia entre piezas vivas, semejantes a danzas, y piezas más lentas y líricas
del tipo de la canción. La estructura de las piezas corresponde al patrón de
secciones A B A, con introducciones e interludios de piano entre las mismas. En
algunas de las canciones de tipo danza aparecen elementos del joropo, como el
uso de la hemiola, la alternancia del compás de 6/8 y 3/4 en la línea vocal, con un
acompañamiento en 6/8. Por otra parte, en otras dos canciones de tipo danza
utiliza la variante del modelo rítmico del vals conformada por dos corcheas,
silencio de corchea, corchea, y negra, con acentos en el primer y tercer tiempo.
Respecto a los escritos de Plaza, éstos también revelan sus tendencias
nacionalistas, e incluyen obras históricas y críticas. Posterior a su investigación
sobre la música colonial venezolana, el compositor se propuso escribir la historia
de la música de ese período. Este proyecto no fue culminado en su totalidad, pero
sí llegó a concluir y publicar, en diversas revistas de su época, ocho estudios
históricos y analíticos sobre varios temas de la música colonial de nuestro país,
entre los que figuran: Don Bartolomé Bello; Juan Manuel Olivares, el más antiguo
compositor venezolano; José Ángel Lamas; El Padre Sojo; y Música Colonial
Venezolana. Los ocho estudios han sido reimpresos más recientemente en el libro
titulado Temas de la música colonial venezolana.
Otro de los tres músicos más importantes del movimiento nacionalista
venezolano fue J. A. Calcaño, junto con su primo M.A. Calcaño. Este compositor
se desempeñó también como crítico musical, pedagogo y diplomático. Fue
miembro fundador del Orfeón Lamas y de de la Orquesta Sinfónica de Venezuela,
donde se desempeñó como violonchelista. Asimismo, después de los años
cincuenta fundó el Conservatorio “Teresa Carreño” y el conjunto orfeónico “Los
madrigalistas”. Fue profesor de apreciación musical en La Universidad Central de
Venezuela, por una década, desde 1954. Compuso obras principalmente corales,
entre ellas Madrigal Campestre y Canción pagana, así como un ballet titulado
Miranda en Rusia, y una Primera sinfonía inconclusa. Otro de sus aportes
resaltantes fue el estudio y la investigación musicológica sobre los instrumentos
musicales indígenas de muestro país.
Dentro de la producción musical de las siguientes generaciones de
compositores, seguidores del nacionalismo musical venezolano, es importante
señalar algunas de sus principales obras, basadas en elementos folclóricos
descriptivos, como son: Suite Avileña de Evencio Castellanos, Margariteña de
Inocente Carreño, Suite caraqueña de Gonzalo Castellanos y la Cantata Criolla de
Antonio Estévez, siendo esta última la que ha alcanzado mayor trascendencia a
nivel nacional e internacional.

Referencias Bibliográficas:

BEHAGE, G. La música en América Latina (Una Introducción). Monte Ávila


Editores, C.A. Caracas, 1983.

FUNDACIÓN POLAR. Diccionario de Historia de Venezuela. Tomo I. Fundación


Polar. Segunda edición. Caracas, 1997.

GUIDO, W. Diccionario de Historia de Venezuela. Tomo III. Fundación Polar.


Segunda edición. Caracas, 1997.
PLAZA, J. B. Compilador: Nolita de Plaza. La música en nuestra vida (escritos
1925-1965). Fundación Vicente Emilio Sojo. Fundación Juan Bautista Plaza.
Caracas, 2000.

SANGIORGI, F. Vida y Obra del Maestro Juan Bautista Plaza. CD-ROM.


Fundación Juan Bautista Plaza, Caracas, 2002.

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