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EL LADRON DE LA DERECHA

P. G. Evangelístico. Lucas 23:33-43


P. E. Persuadir a los oyentes a arrepentirse para tener la vida eterna que da Cristo Jesús.

INTRODUCCION: El Calvario tenía la forma de calavera. En ella encontraron la muerte


tres hombres. Uno de ellos murió en su pecado. Otro murió por el pecado y uno más
murió sin pecado. De este último, la leyenda se ha ocupado. Han dicho que se llamaba
Demas, Dimas o Dumaco. La realidad es que no sabemos como se llamaba. Sólo
sabemos que el anochecer de su vida fue cambiado por Cristo en nuevo amanecer. El
ladrón de la derecha: da esperanza. ¿Qué dijo, qué creyó y qué oyó el ladrón de la
derecha?

I.- CONSIDEREMOS LO QUE EL LADRON DICE JUNTO A JESUS.

A. El ladrón de la derecha dijo que era culpable: “Nosotros....padecemos,


porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos” (v. 41).

Sus hechos hacen que la Biblia lo llame malhechor (v. 32). Había vivido de una forma
autónoma. La Autonomía nos lleva a malgastar vida. Además, el pecado entre más viejo,
más fuerte se hace. Supe de un rey que premia a su esclavo. Le pone unas cadenas
de oro en lugar de las de fierro oxidado que usaba. Así es cuando servimos al pecado.
Solo cambia las cadenas, pero la condición es la misma. El ladrón tiene una
identificación, pecador: El dice: “Nosotros....padecemos, porque recibimos lo que
merecieron nuestros hechos” (v. 41).

B. El ladrón de la derecha dijo que era cosechador: “...recibimos lo que


merecieron nuestros hechos.....” (v. 41).

Este pasaje nos muestra que todos somos sembradores. El ladrón reconoce que
padece, porque había hecho padecer. La Biblia nos ve como sembradores, donde
cosechamos lo que sembramos en la parcela de nuestra vida. Tan es asi, que Tales
de Mileto dijo: “Espera de tu hijo lo mismo que has hecho con tu padre”.

Un hombre rico que se había hecho anciano, legó todas sus


propiedades a su hijo y planeó vivir con él el resto de su vida. Pero
después de un tiempo la nuera se cansó de tenerle por allí y dijo a su
marido que su padre tendría que dejarles. El hijo, reacio a desprenderse
de la riqueza que había recibido, decidió colocar a su padre en el asilo
más barato que pudo encontrar.
Alrededor de una semana después, los dos hombres descendían
despacio por la calle hacia el lugar donde el anciano iría a residir.
Deteniéndose para descansar un momento, el padre empezó a llorar. La
conciencia del joven empezó a molestarle, así que dio unas débiles
excusas por lo que estaba haciendo. Finalmente, el hombre que había
sido rechazado se controló lo suficiente para decir: “Hijo no lloro porque
me estés enviando a ese hogar de ancianos. Lloro a causa de mis propios
pecados. Cuarenta años atrás yo anduve este mismo camino con mi padre
y lo llevé a ese mismo lugar. ¡Hoy estoy cosechando lo que ese día
sembré!”

“¡Cuidado con lo que siembras!” Los Pecados de la juventud son letras de


cobro en la vejez. Moisés es el que dice: “...vuestro pecado os alcanzará” (Núm.
32:23). El ladrón suspendido cruz es un hombre alcanzado por su propio pecado.
“El que planta espinas no puede esperar recoger flores”.

II.- CONSIDEREMOS LO QUE EL LADRON CREE ACERCA DE JESÚS.

A. El ladrón de la derecha cree en la pureza de Jesús: “...este ningún mal


hizo” (v. 41).

El Ladrón declara y encuentra inocente a Jesús. En realidad su lugar en la


cruz no es suyo. Estaba ocupando el lugar de Barrabás. Pero sobre todo el nuestro:
"Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el
castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados". (Jn.
18:39-40, Isa. 53:5-6). La Bondad de Jesús toca lo intocable: toca a un leproso:
"Entonces, extendiendo él la mano, le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al
instante la lepra se fue de él". (Luc. 5:13). La bondad de Jesús da lo que nadie da:
"Entonces Jesús, compadecido, les tocó los ojos, y en seguida recibieron la vista;
y le siguieron". (Mat. 20:34). La bondad de Jesús hace lo que nadie hace, sana a
Malco: "Entonces respondiendo Jesús, dijo: Basta ya; dejad. Y tocando su oreja,
le sanó". (Luc. 22:51). Sí Colón es el descubridor de un nuevo mundo, Jesús es el
descubridor de un mundo de bondad para ti hoy.

B. El ladrón de la derecha cree en el poder de Jesús: “Acuérdate de mí


cuándo vengas en tu reino” (v. 42). El ladrón es humilde: solo pide un recuerdo.
Judas se pierde porque confiesa su pecado. Se pierde porque lo hace con las
personas incorrectas: "Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era
condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales
sacerdotes y a los ancianos, 4diciendo: Yo he pecado entregando sangre inocente.
Mas ellos dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú!" (Mat. 27:4). El ladrón
cree en el poder de Jesús. Le dice a Jesús Señor y además cree que tiene un Reino.

III.- CONSIDEREMOS LO QUE EL LADRON OYE DE JESÚS.

A. El ladrón de la derecha oye una promesa hermosa: “....estarás conmigo


en el paraíso” (v. 43).

Jesús siempre da más de lo que le piden. El ladrón le pide un recuerdo, y le


da un paraíso. Paraíso es la felicidad que todos necesitamos.
Jesús habrá de decir: “Padre en tus manos encomiendo...” (v. 46). Muchos
se preguntan dónde está el paraíso. El Paraíso está en las manos Dios.
El Hogar de Dios es bello: " Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto,
y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, teniendo
la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como
piedra de jaspe, diáfana como el cristal". (Apoc. 21:10,11).
El hogar de Dios es permanente: "…porque no tenemos aquí ciudad
permanente, sino que buscamos la por venir". (Heb. 13:14).
El hogar de Dios es feliz: "Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya
no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas
pasaron". (Apoc. 21:4).

B. El ladrón de la derecha oye una promesa segura: “...hoy estarás conmigo


en el paraíso” (v. 42).

En Jesús hay seguridad. Jesús es más grande que cualquier adversario:


Herodes no puede matarlo. Satanás no puede seducirlo. La muerte no puede
destruirlo.
Se nos dice que Cesar cruza el Rubicón con su ejército poderoso. Sólo Cristo
conduce al alma más allá de la muerte: "Porque este Dios es Dios nuestro
eternamente y para siempre; El nos guiará aun más allá de la muerte".
(Sal. 48:14). La promesa de Jesús al ladrón es segura, como lo es para todos
nosotros de igual manera, hoy.

C. El ladrón de la derecha oye una promesa inmediata: “hoy estarás conmigo


en el paraíso” (v. 43).

La Biblia no enseña la reencarnación. No enseña el purgatorio. No afirma el


sueño del alma. Para el ladrón la Salvación es inmediata. Como inmediata es para
nosotros. Jesús dice: "De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al
que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de
muerte a vida". (Juan 5:24).
Si la Eternidad está a un latido del corazón, la salvación está a una oración
de distancia, hoy, para ti.

CONCLUSION: Un ladrón se condena, el otro se salva. Acepta: a Jesús y obtén tu


salvación hoy.

Pastor Juan Germán Ortiz

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