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CULTURAS PREHISTÓRICAS DE COPIAPÓ

©MUSEO REGIONAL DE ATACAMA, 1998


Inscripción Nº 102.918
ISBN 956-7772-00-2

Se prohíbe la reproducción
total o parcial de la obra
sin previa autorización del editor

Fotografia portada
gentileza de Hernán Edwards Cruchaga

Auspician:
Gobierno Regional de Atacama
Museo Regional de Atacama

Se terminó de imprimir esta primera edición


en Impresos Universitaria, S.A.
en San Francisco 454, Santiago de Chile,
en el mes de febrero de 1998

IMPRESO EN CHILE / PRINTED IN CHILE


Culturas Prehistóricas
de Copiapó

Autores:
Hans Niemeyer Fernández
Miguel Cervellino Giannoni
Gastón Castillo Gómez

Editores:
Hans Niemeyer Fernández
Miguel Cervellino Giannoni

1997
EPÍGRAFE

Este valle de Copiapó es el principio de esta gobernación de Chile y, porque


en él tomó el general Pedro de Valdivia la posesión en nombre de su
magestad, es bien que contemos la calidad de él. Este valle de las cumbres
nevadas de donde procede hasta la mar tiene de compás las quince leguas
como tengo dicho. Tiene de ancho una legua y en parte más. Corre por este
valle un río pequeño que basta regar sementeras de los naturales que en él
hay, que en esta sazón había mil indios.
Este río, antes que entre en la mar, se sume y, junto a la costa, torna a salir.
En este valle no llueve sino hay aquellas neblinas que ya tengo dicho cuando
es el invierno. Dase maíz y tan grande y gruesas las cañas que ninguna
provincia de las que yo he visto y andado no he visto darse nunca tan bien
como en HVWH valle, porque en otras provincias da cada caña dos o tres
mazorcas, y aquí cuatro o cinco. Es muy buen maíz. Danse frísjoles y papas y
quínoa, que esta quínoa es una hierba como bledos. Lleva unos granitos y una
espiga o dos o tres que da en los cogollos que lleva; es tan alto como un estado
y menos, y los granitos que digo a manera de mostaza y mayores. Cuecen estos
granitos los indios y cómenlos. Es buen mantenimiento para ellos. Dase en
este valle algodón. Andan los indios bien vestidos del algodón y de lana de
oveja que tienen. Hay minas de plata, cobre y de otros metales, hay yeso, hay
turquesas muy finas.
Los árboles que hay en este valle son algarrobas y dan muy buen fruto y
aprovéchanse de él los naturales como tengo dicho. Hay chañares, hay calces.
El traje de los indios es como el de Atacama. Difieren en la lengua. Es gente
dispuesta, belicosa y altas de buen parecer. Los ritos y ceremonias que tienen
es adorar al sol como los de Atacama, porque lo tomaron de los Incas cuando
de ellos fueron conquistados. Hablan con el demonio los que más por amigos
se le dan y éstos son temidos de los demás.
Creen y usan de las predestinaciones que aquellos les dicen. Su enterramien-
to es debajo de la tierra no hondo. La mayor cantidad de la tierra está encima
hecha montón como pila de cal. Entiérranse a un sitio que les parece ser
buena tierra: juntamente entierran consigo sus armas y ropas y joyas. El
casamiento de estos indios es que los señores tienen a diez y doce mujeres, y
los demás a una y dos mujeres ... ".

Crónica de G. Bibar
Capítulo XVII

7
LOS AUTORES

Gastón Castillo Gómez. Arqueólogo titulado en la Universidad Católi-


ca del Norte, sede $QWRIaJDVWDNaci.d o en Antofagasta en 1944. Estu-
?ios de Doct~ra?o .en. Cien~üis All tropológ~~as en la ~niyer~idad de
Buenos Aires''(1991-1995). Actualm~nteJefe de Laboratorio del Mu-
seo Arqueológico de La Ser,ena. Va¡ias publicaciones de la especi.~li­
dad en Chile, Argentina .;y PenJ.

Miguel Cervellino Giannoni. Nacidq en !quique en 1948. Arqueólogo


de la Universidad Católica del Norte, Antofagasta. Cursa actualmente
pn Doctorado en Ciencias Antropológicas en la Universidad de Bue-
nos Aires, Argentina.
Ostenta además el título de Asistente Social de la Universidad
Católica del Norte, sede Arica.
Fue Director del Museo Mapuche de Cañete entre 1976 ;y 1978, ;y
Director del Museo Regional de Atacama Hesde 1978 hasta la fecha. Es
miembro docente investigador de la Universidad de Atacama, Copia-
pó.
Es autor de II1Últiples artículos científicos.

Hans Niemeyer Fernández. Nació en Cqquim)2o, en epero de 1921.


Ingeniero Civil de la U niversida.g de !=h.~le ;y ex profesor en ella de
yar~o~. ramos de Ingeniería Hidrául\ca 1 S~¡vió en el Departamento de
:,f\ntropología (Universidad de Chile) coiilo p;rofesqr de Topografía
Aplicada a la Arqueología ;y, sobre tqdq, como profesor de Prehistoria
Chilena, jubilando . en el cargo d~ Profesor Titular. Arqueólogo auto-
., didacto, ;y como tal tiene más de cien trabajos publicados en revistas
especializadas ;y de divulgación en Chile y en el extranje'r o: Fue funda-
dor ;y primer p:residente de la Sociedad Chilena de 1Arqueología y
·Director del Museo Nacional de Historia Natural (1982"-1990).
Sus principales áreas .de trabajo han sido el valle de Camarones,
Tarapacá; la costa de Coquimbo, y la cuenca del valle,. del río Copiapó,
donde continúa con el apo;yo del FONDECXf como cabeza de grupo:
AGRADECIMIENTOS

os autores del presente libro están en deuda con muchas personas e instituciones

L que en el transcurso de treinta años o más de investigación han prestado su valiosa


colaboración para el desciframiento de la madeja prehistórica de la cuenca de
Copiapó. Agradecemos, pues, a personas y a instituciones.

A personas:
A los amigos de la cordillera de Copiapó que en más de una ocasión nos brindaron
hospitalidad en sus casas y nos sirvieron de eficientes guías e informantes.
Sixto Aróstica Cortés y su esposa Virginia Rojas O.
Ramón Rojas Órdenes y su esposa Graciela Aróstica C.
Eva Aróstica Cortés
Caupolicán ArósticaJulio y su esposa Manuela Rojas O.
Benito Rojas Aróstica.

A los distintos especialistas que aportaron sus peritajes en forma desinteresada.


Mélica Muñoz Sch. Jefe de la Sección Botánica del M.N.H.N., por determinaciones
botánicas de especies del Estudio y de herborizaciones de los trabajos de campo.
Elizabeth Barrera M. y Gloria Rojas V. botánicas del M.N.H.N., quienes hicieron el
informe polínico y otros peritajes botánicos.
Prof. Hugo Gunckel L., (Q.E.P.D.), Farmacéutico y Botánico, por sus valiosas determi-
naciones botánicas.
Patricia Salinas Z., geóloga del M.N.H.N. y su esposo Patricio Sepúlveda, geólogo, por
determinaciones petrográficas.
Roberto Meléndez C., biólogo marino, por su identificación de restos ictiológicos.
- Juan Donoso, Ingeniero Forestal, Jefe del Departamento de Tecnología de la madera
de la Universidad de Chile, y a sus colaboradores, lván Ulloa A. y Mónica Rallo por la
determinación específica de una muestra de madera.
A July Palma, arqueóloga, ex funcionaria del Museo Chileno de Arte Precolombino
quien hizo el informe de un trozo de tejido prehistórico de Carrizalillo Chico.
A Lucy Peña, fisica de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad
de Chile, por su determinación por Rayox X de cuentas de collar.
Viviana Manríquez S., etnohistoriadora. Trabajó en la etnohistoria de Copiapó.
Óscar Gálvez H., malacólogo del M.N.H.N., por determinaciones de su especialidad.

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Mario Elgueta D., entomólogo del M.N.H.N., por determinaciones de su especialidad.
A los fisicos Ángel Deza y Álvaro Román, por las fechaciones T.L.
Bioantropólogas Silvia Quevedo K., Loreto Solé V. y Ximena Novoa S., estudiosas de los
restos óseos del valle de Copiapó.
A Hernán Edwards Cruchaga, por su exitosa gira fotográfica al Valle de Copiapó, en
1996.

A otras personas de la región:


Alfonso Prohens Arias y su esposa Tita Espinosa.
Alfonso Prohens Espinosa. Su colaboración múltiple en el estudio de La Puerta.
Arquitecto Gonzalo Domínguez, quien permitió estudiar sus colecciones de la costa de
Atacama.
Antonio Vergara 1., por permitir los estudios de Iglesia Colorada.
A nuestras esposas que han tenido paciencia para esperar mientras nos encontrábamos
en campaña, y en ocasiones colaborar directamente en terreno.

A Instituciones:
Los autores agradecen en primer lugar a la Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología
CONICYT por haberles otorgado el subsidio que permitió llevar a buen término estos
estudios de la cuenca del Copiapó, a partir de 1980.
A la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, que proporcionó el tiempo de sus
funcionarios involucrados en los estudios del Copiapó.
Al Consejo de Monumentos Nacionales por otorgar los respectivos permisos.

A los colaboradores de siempre:


- Hilda Niemeyer P. Dactilógrafa.
- Jorge Bórquez M. Profesor de Artes Plásticas, quien ha dibujado las mayorías de las
ilustraciones.
Míriam Mardones G. Laboratorista.
Danilo Bruna, dibujante del Museo Regional de Atacama.
Héctor Erazo, auxiliar del Museo Regional de Atacama. Ayudante especializado.
lbar González, auxiliar del Museo Regional de Atacama. Ayudante especializado.
Wilson Pérez, auxiliar del Museo Arqueológico de La Serena.

10
PRESENTACION
~

a presente obra surge de la necesidad de cristalizar una larga serie de investigaciones

L arqueológicas realizadas en la cuenca del río Copiapó, durante más de una treintena
de años. Felizmente esta ocasión llegó con motivo de la celebración del XIV Congre-
so Nacional de Arqueología y, sobre todo, fue posible producirla gracias a que contó con
el decidido apoyo financiero de parte del Gobierno Regional de Atacama. Debemos
agradecer, pues, al actual Intendente Regional don Eduardo Morales Espinosa su entusias-
mo por conocer y dar a conocer lo que ha sido el devenir cultural del valle en su prehistoria.
El libro se presenta dividido en seis capítulos cuya redacción ha sido encomendada a los
tres investigadores que lograron formar un grupo cohesivo de trabajo durante varios años y
que han laborado en forma metódica y constante en torno al pasado prehistórico de Copiapó.
Los capítulos se han escrito bajo la responsabilidad individual de cada autor.
El Capítulo I, cuyo autor es H. Niemeyer, fue destinado a narrar en líneas generales y
en forma casi de crónica, la secuencia en las etapas de la exploración. Empieza por los
primeros viajes a caballo que el autor hizo en el ámbito cordillerano andino en las décadas
de los años '60 y '70 hasta culminar con las campañas colectivas de excavación en los
principales sitios descubiertos en años posteriores, hasta el presente.
El Capítulo JI presenta una síntesis descriptiva de la cuenca hidrográfica del río Copiapó
y de su red de drenaje, y de cómo se inserta en la Región de Atacama. Se incluyen un par
de gráficos con los hidrogramas anuales del río Copiapó en un punto adecuado, con una
larga estadística de más de 30 años y otro con los hidrogramas de los tres ríos formativos
del Copiapó en La junta. También se toca el tema de la capacidad del embalse subterráneo,
cuya explotación mediante bombas de pozo profundo ha sido la fuente para el regadío del
valle en su acelerado proceso de cambio en el uso del suelo, con el desarrollo de parronales.
En el Capítulo /JI, Miguel Cervellino, en forma muy sucinta, relata sus experiencias del
Arcaico en la cuenca, especialmente en la costa, que es donde más ha trabajado en forma
individual. Con ocasión de dar cumplimiento a las exigencias de un proyecto FONDECYT
sobre el complejo de Huentelauquén, liderado por Agustín Llagostera, excava uno de los
yacimientos de mayor envergadura en el litoral, Caleta El Obispo. También cuenta sus
experiencias en Bahía Maldonado al estudiar los conchales arcaicos y cerámicos de la
localidad.
El Capítulo IV, escrito por H. Niemeyer, se refiere al desarrollo del Complejo Cultural
El Molle que ocupó los primeros 700 años de la Era Cristiana en el Norte Chico, extinguién-
dose al final de este período. Después de hacer una presentación general de la Cultura, la

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mayor dedicación se centra en El Molle de la cuenca del Copiapó. En ésta, la novedad
fundamental es la presencia de aldeas estructuradas en el interior de ella, descubiertas y
estudiadas en el curso de estas investigaciones.
El mismo autor escribe en el Capítulo V, dedicado al estudio en la hoya del Copiapó del
Período Medio, identificado con el Complejo Cultural Ánimas, que se desarrolló más o
menos del 750 d.C. alllOO d.C. Se prueba en el estudio que el origen de esta cultura está
en el Nordoeste Argentino, en la Cultura Aguada que floreció especialmente en las
provincias de La Rioja y Catamarca. Pasó al valle de Copiapó en una época de decadencia
y desarticulación social en su lugar de origen. Los sitios principales de esta cultura son los
pucaras Puntilla Blanca y Quebrada Seca, en la cuenca formativa, y La Puerta en el valle
medio.
El Capítulo VI estuvo a cargo de Gastón Castillo Gómez, arqueólogo del Museo de La
Serena. Es el más voluminoso, al mismo tiempo que el más novedoso. Se plantea en él como
una hipótesis la Cultura Copiapó preinca, o sea ocupando lo que se llama el Período
Intermedio Tardío. Se la trata de definir y tipificar en algunos sitios importantes en la
cuenca alta. La pieza cerámica por excelencia es el vaso acampanado Negro sobre Rojo,
cuyo principal motivo decorativo son llamitas estilizadas en actitudes dinámicas, el que pasa
más tarde a integrar el dominio Inca.
Luego pasa a analizar el dominio Inca en el valle de Copiapó:
Después de las excavaciones en la cuenca alta del valle, se efectúa una rev1s10n
minuciosa de los contextos que han sido investigados en las tierras bajas, incluida la costa.
La comparación de datos nuevos con datos antiguos demuestra una presencia inca que se
sustenta en gran parte gracias al papel de los mitimaes Diaguitas. Aquello nos lleva a la
conclusión que el dominio del valle de Copiapó se efectúa de sur a norte, una vez que los
ejércitos incas entran a Chile en forma definitiva por el valle de Aconcagua. Paso a paso se
reconstituye el panorama inca en Copiapó, en especial revisando los antiguos datos que
existen en forma aislada de Copiapó a la costa. Con los datos arqueológicos y algunas
fuentes históricas se busca definir cual fue el pueblo llamado Copayapo y sus alrededores
inmediatos. Al final se expone la tabla cronológica con las fechas disponibles para las tierras
altas, realizando algunos comentarios que vienen al caso, para concluir con una hipótesis
sobre la organización dual en el valle de Copiapó.
La mayor parte de la información esencial que hemos sintetizado en los capítulos 1 a VL
se encuentra repartida en diversas publicaciones citadas en la Bibliografia. Especialmente
importante para la cuenca alta han sido los Informes Finales de los proyectos que hemos
presentado a CONICYT, año tras año en cumplimiento de las obligaciones contraídas al
recibir los subsidios. También hemos tenido como fuente de información nuestras propias
publicaciones en las Actas de los últimos congresos de Arqueología y en otros órganos
científicos o de divulgación.
Diremos finalmente que la investigación del Copiapó continuará en nuestras manos
mientras las fuerzas nos acompañen.
HANS NIEMEYER F.
Coeditor

12
Capítulo 1
/ / /

CRONICA DE LA EXPLORACION ARQUEOLOGICA / -"

DE LA CUENCA DEL RIO COPIAPO*

INTRODUCCIÓN tendía hacia el norte, hasta el Salar de Ata-


En las tres últimas décadas la investigación cama.
arqueológica en la cuenca del Copiapó se La presente obra está lejos de ser una
vio fuertemente incrementada con las ini- monografía. Ni los recursos presupuesta-
ciativas y trabajos realizados por los tres rios ni el tiempo disponible habrían dado
autores. Con ello se había acumulado bue- para ello.
na cantidad de información de primera La continuidad de las investigaciones se
mano y materiales, de manera que se hacía ha podido mantener desde 1979, gracias a
indispensable propender a una síntesis de la confluencia de varias circunstancias favo-
ella. La ocasión se presentó propicia al ser rables:
aceptada Copiapó como sede del XIV Con-
l. Desde hace algunos años contamos con
greso Nacional de Arqueología por la asam-
financiamiento del FONDECYf;
blea de la Sociedad Chilena de Arqueolo-
2. A partir de la creación del Museo Re-
gía en Antofagasta en 1994. De allí nació la
gional de Atacama, hemos contado en
idea del presente libro que ha contado con
Copiapó con un "campamento base" de
la acogida del Gobierno Regional de Ataca-
apoyo;
ma. Es cierto que a medida que avanzába-
mos en las investigaciones con nuevas exca- 3. La amistad y buena disposición para
vaciones y reconocimientos año a año, colaborar con nosotros de los habitan-
procuramos publicar estos logros en las ac- tes de la Cordillera del Copiapó han
tas de los congresos chilenos que se han sido de decisiva ayuda en el logro alcan-
sucedido en forma regular a partir de 1963. zado,y
Necesariamente era una visión parcial. Es- 4. La circunstancia de haberse formado
tamos conscientes de la importancia de la un grupo de investigadores que supo
prehistoria del valle de Copiapó, no sólo mantenerse cohesionado por muchos
por su propio devenir cultural sino por ser años y haber perseverado disciplinada-
la puerta de entrada a nuestro territorio mente tras una meta y un ideal común.
semiárido; después de superado el Despo- A continuación, y haciendo parte de este
blado de Atacama, de más de quinientos capítulo, nos proponemos presentar una
kilómetros de desierto absoluto que se ex- síntesis, casi en forma de una crónica, de lo
que ha sido la secuencia en el tiempo del
desarrollo del proceso de investigación de
*Autor del capítulo: Hans Niemeyer F. la prehistoria del Copiapó.

13
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Figura l. Rutas seguidas en la exploración de la Cordillera de Copiapó y el año en que se realizaron las
expediciones.

14
La investigación antigua. El viaje que reali- ·demás amena, junto con entregar valiosa
zara Jorge Iribarren Charlín, arqueólogo información arqueológica.
del Museo Arqueológico de La Serena, a lo Pero sin duda que nadie supera por su
lai go del valle en 1956 1, marca un hito coherencia informativa y extensión al histo-
importante en el estudio de la prehistoria riador local don José María Sayago en cuya
del Copiapó. Antes de esa famosa gira, las Historia de Copiapó 5 sitúa lugares de origen
noticias de que se disponía provenían de indígena en el valle, contribuyendo pode-
crónicas postconquista y escritos de algunas rosamente al conocimiento de su primitiva
personalidades del mundo intelectual local toponimia y a los nombres de los caciques
de la segunda mitad del siglo XIX y de la locales o sus descendientes y el rol que
primera mitad del siglo XX. Algunas eran desempeñaron. Comienza su historia con
oriundas de Copiapó, otros venidos de la llegada del Inca y continúa en la Colonia
·afuera. N o practicaban excavaciones, sino e incluso en la República, dando una idea
estudiaban los hallazgos fortuitos y piezas acabada sobre la evolución social, política y
de colecciones privadas de Copiapó. Don económica de la población. Al mismo tiem-
José Toribio Medina en su célebre libro Los po dedica espacio al comportamiento his-
Aborígenes de Chile 2 ilustra varias piezas cerá- tórico del río Copiapó, con su alternancia
micas de Copiapó y Freirina, y un vaso an- de períodos de sequías y de crecidas, tan
tropomorfo hecho de una lámina de oro en vital para la zona.
técnica de repujado. Ricardo E. Latcham El Dr. Aureliano Oyarzún describe, por
habla con mayor precisión del pasado indí- su parte, varias piezas cerámicas de Calde-
gena de Copiapó. Por su parte el profesor ra. A estos investigadores más bien de gabi-
del Liceo don Luis Sierra prepara en el nete habría que agregar otros que en el
establecimiento una pequeña sala de expo- siglo pasado hicieron algunos viajes por la
sición de Ciencias Naturales que incluye cordillera de Copiapó, dando breves noti-
piezas de origen arqueológico; es a no du- cias de interés. Uno de ellos fue el sabio
darlo junto a don Leo tardo Matus, un divul- polaco don Ignacio Domeyko que notifica
gador asiduo de los hallazgos fortuitos en la en 1848 del hallazgo de tamberías y pobla-
ciudad. El año 1928, don Gualterio Looser dos indígenas prehistóricos6 . Asimismo,
publica en la revista Chile 3 un hallazgo ar- don Francisco San Román recorre el desier-
queológico de importancia de la calle Cha- to y las cordilleras, especialmente en una
ñaral de Copiapó, con numerosas piezas evaluación de la Minería 7. De paso mencio-
cerámicas y metálicas. na petroglifos y tamberías indígenas e in-
Don Enrique Ernesto Gigoux, quien forma sobre el Camino del Inca en la re-
fuera Director del Museo Nacional de His- gión.
toria Natural, es también un gran divulga- En 1902 hace un recorrido por la costa
dor de hallazgos arqueológicos realizados de Atacama para estudiar las aguadas del
en Copiapó y Caldera, su tierra natal. litoral. Registra hasta 23 aguadas.
Asimismo don Francisco Cornely4 reali-
zó dos azarosos viajes en bote a partir de La Investigación reciente. Se refiere a la
Caldera por la costa de Atacama, con muy investigación arqueológica realizada en Co-
buenos resultados para el conocimiento de piapó a partir de la segunda mitad del siglo
esa faja litoránea. Los múltiples sacrificios XX.
de este viaje son relatados en forma por En noviembre de 1956 Jorge Iribarren

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Ch. se establece unos días en la hacienda lavaderos de Jesús María y otras minas con
Hornitos, bajo la hospitalidad generosa mano de obra indígena.
del agricultor don Alfonso Prohens Arias, De los extranjeros más famosos que vi-
quien le colabora ampliamente aportando sitan Copiapó cabe mencionar a Charles
todo el conocimiento que tiene del valle. Darwin 10 , quien en 1835 se adentra en el
Iribarren inicia su recorrido en La Guardia, valle, sube el cerro Temblador y reporta en
confluencia de los ríos Figueroa y Turbio la quebrada de Cerrillos la existencia de un
y reconoce paso a paso los sitios arqueoló- asentamiento indígena. Alcanza hasta la la-
gicos de mayor significación valle abajo, guna de Santa Rosa, en la cordillera que
hasta alcanzar la costa, en Caldera y Calde- hoy lleva su nombre.
rilla. Aunque no hace excavaciones, reco- En 1966 Campbell 11 publica como nota
noce sitios tan importantes como el estable- del Museo de La Serena sus experiencias
cimiento metalurgista de Viña del Cerro, sobre un cementerio incaico en la hacienda
el pucara de Punta Brava, el campo de tú- Hornitos, con numerosas sepulturas sa-
mulos de La Puerta. Recoge las manifesta- queadas; entre ellas logra descubrir varias
ciones de arte rupestre en el río Jorquera piezas metálicas pequeñas como anillos y
-Tranca de Ramos y Tranca de Monos- y aros de oro; torteros; topus de plata. Tam-
en el área de Nantoco y Puntilla Bateas, bién algunas piezas de alfarería de formas
entre otras. Posteriormente realiza Iriba- incaicas y diaguita-incaicas. Además, cuen-
rren un nuevo viaje al valle donde completa tas venecianas, que aseguran que el cemen-
informaciones y es asistido por el Ing. Hans terio alcanzó el contacto hispánico.
Niemeyer F. en aspectos topográficos y
cartográficos. También recibe en algunos Década del '60. En noviembre del año 1966,
aspectos arqueológicos la colaboración del de regreso de un primer reconocimiento
ingeniero de minas Carlos Campbell, de la de las cuencas cerradas de la cordillera de
Planta de Concentración Pedro Aguirre Copiapó, Niemeyerl2 va de Copiapó a Igle-
Cerda. Iribarren con estas giras consiguió sia Colorada. Le es presentado el dueño de
algunos logros importantes perdurables en esa hacienda don Fernando Aróstica Mu-
el tiempo y abrió caminos para el futuro. riano y a uno de sus hijos, el baqueano Sixto
Otros extranjeros que de alguna mane- Aróstica Cortés, quien se convertiría en el
ra han tenido que ver con la prehistoria de transcurrir de los años en su amigo y guía
Atacama, aunque sea en forma tangencial y por excelencia de la cordillera. En esa oca-
que conviene no olvidar en el recuento. sión toma contacto por vez primera con las
Entre ellos el norteamericano Isaiah Bow- ruinas prehistóricas del potrero El Damas-
man8. En su obra por entrega Los senderos co, el primer paño alfalfado más próximo a
del Desierto de Atacama, publicada en los N° 5 la casa que habita en ese momento Sixto.
97, 98 y 99 de la revista Historia y Geografía La primera visita fue breve, pero en ella nos
de comienzo de la década de los años '40, dimos cuenta de la enorme potencialidad
proporciona datos históricos, geográficos y arqueológica de toda esa área. Además, de
de tráfico para Atacama. las ricas relaciones humanas que se entabla-
El alemán Paul Treutler9 , en sus cróni- rían con los habitantes de la cordillera, casi
cas Andanzas de un alemán en Chile, entre todos e m paren tados entre sí.
muchos asuntos costumbristas de mediados En abril de 1968, una nueva visita a
del siglo pasado, nos relata su visita a los Iglesia Colorada nos puso en contacto con

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dos sitios de importancia frente a esta ha- bajaban los pastores con los quesos de ca-
cienda. El primero, el más sobresaliente bra que vendían a los comercian tes que
por su posición es la Puntilla Blanca, un subían en camioneta hasta allí.
espolón de cerro de ese color, proveniente El objetivo primordial de este viaje era
de la descomposición del granito, que se reconocer la ruta por el paso de La Ollita
acerca al río Pulido con un acantilado de para acceder a la provincia argentina de La
cincuenta metros. Por el lado interior es de Rioja. Pero, además, conocer las "tambe-
más suave pendiente y en ella se organizaba rías" que estuvieran a la vera del camino o
un pueblo, más bien, los vestigios de un en situaciones no muy distantes. Se recono-
pueblo, en una andenería que corregía la cen así la Vega de los Hornos; el Rancho de
pendiente. El acceso se hacía por esta lade- Lucho; la tambería de Los Helados. Para
ra interior. Había mucha cantidad de frag- alcanzar estas últimas debe remontarse has-
mentos cerámicos, morteros (muchos con ta el portezuelo secundario de Los Helados
señales de agotamiento), manos y hojas de antepuesto al Potro, de 4.000 m s.m. y des-
palas. La cerámica, inusual en el valle, nos cender al talweg del río. Las construcciones
tuvo desconcertados. Tenía la particulari- se encuentran a 3.250 m s.m. Allí pernocta-
dad de una pasta café rojiza del mismo mos la segunda noche. La vega proporcio-
color exterior, y por el interior muchas ve- na buen forraje a los animales. Al día si-
ces un negro ahumado brillante, que reve- guiente volvemos por nuestros pasos hasta
laba un doble estándar de cocimiento, sien- alcanzar nuevamente el portezuelo de Los
do la atmósfera reductora en que se obtenía Helados y desde él descender por la que-
el ahumado final. Más al interior por la brada de la Llareta hasta el río Ramadillas.
quebrada Seca se alzaba un cliff alto y "co- Siguiendo el curso de este río en pos del de
rrugado": Se conocen con el nombre de La Ollita, se reconoce de paso el tambo de
Los Riscos. A sus pies existe un lugar amu- Caserones, en la junta del río Caserones al
rallado con apoyo en el farellón y un muro Ramadillas. El camino a recorrer es largo y
en medialuna que complementaba el en- algo fatigoso por la cuesta de La QUita. Las
cierro. Cantidad de piedras molinos, ma- tamberías son verdaderos poblados de múl-
nos y cerámica y puntas de proyectil pedun- tiples recintos repartidos en 25 ha, algunos
culadas finas, como la de Puntilla Blanca. independientes, otros aglutinados de dos o
Todo hablaba de un sitio hermano de tres recintos. Al día siguiente partimos de
aquél. En buenas cuentas teníamos dos pu- excursión por el día. La meta es alcanzar el
caras vecinos a menos de 3 km uno de otro. Paso de La Ollita, en el cordón limitáneo, a
Con el tiempo caimos en la cuenta que 4. 700 m s.m. Desde aquí se observan hacia
ambos eran del Período Medio y no tenían el lado argentino múltiples vegas y en ellas
nada que ver con el dominio incaico. Al pastando tropillas de vicuñas. Si se mira al
tiempo descubrimos la semejanza de la ce- sur encuentra la mirada el macizo del Potro
rámica con la que Iribarren en 1969 descri- y cerca de su cumbre, en el faldeo oriental,
bió para los sitios Tres Puentes y La Puerta el espectáculo del gran ventisquero de Los
del curso medio del Copiapó. Helados, que es donde nace el río de ese
En 1970 se concierta con Sixto el pri- nombre y que constituye la fuente principal
mer viaje a caballo de envergadura. Por de los recursos hidrológicos del río Pulido.
esos años el camino vehicular llegaba sólo Varios años después, en 1989 13 , el equipo
hasta Iglesia Colorada. Hasta este punto de los tres autores volvió a La Ollita para

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levantar, colectar y hacer excavaciones de guimos la ruta del río Figueroa, la quebra-
prueba en los poblados de La Ollita llama- da Monardes y el Portezuelo de Monardes,
dos A para el de más arriba y B al situado un desde donde nos descolgamos a la laguna
poco más bajo que aquél. En esa ocasión se del Negro Francisco. Regresamos en ve-
descubrió un tercer poblado, La Ollita C hículo, el que salió a nuestro encuentro por
muy cerca de la confluencia del río de La Valle Ancho, el salar de Maricunga y la
Ollita al Ramadillas. Mientras en el A se cuesta de Codoceo. En el trayecto Jorquera-
encontró cerámica inca-diaguita y bastante Figueroa visitamos las pinturas rupestres de
cerámica Animas del Período Medio, en los Tranca de Ramos y Tranca de Monos, pu-
poblados B y C sólo cerámica tardía. blicadas antes por Iribarren, y reconocimos
En esta excursión del '89, mientras es- las famosas pinturas del Pájaro Verde, so-
perábamos los caballos que venían delTa- bre el flanco derecho del Figueroa. Tam-
rín, excavamos levemente un poblado del bién a orillas del Figueroa reconocimos
P. Medio de unos 1O recintos circulares una tambería alargada de nueve recintos
independientes en el Llano de Los Pingos, contiguos en fila (Tambería Las Colora-
que aun no ha sido exhaustivamente traba- das). En Valle Ancho descubren un taller
jado. Asienta sobre una terraza fluvial del lítico en un abrigo rocoso.
flanco izquierdo del Ramadillas, poco más
abajo de ese hito tan espectacular del Pe- Década del '70. En 1972 Orlando Aróstica,
ñasco Largo, a 3.000 m de altitud. hermano menor de Sixto, nos llevó a cono-
Estos dos viajes a La Ollita, después de cer Altos Blancos, un cementerio en la ribe-
haber conocido otras rutas, nos han llevado ra izquierda del río El Potro, poco más
al convencimiento de que éste es el camino abajo de la junta de la quebrada del Chacay,
más breve para ir de Copiapó a La Rioja, en sobre una meseta alta. La erosión de la
Argentina. barranca debido a los aluviones, hizo que se
Por otra parte, en 1968 Niemeyer inicia desprendieran algunas sepulturas y otras
la excavación de los montones de tierra del fueron excavadas por lugareños picando
campamento del Centro Metalurgista de contra la barranca que presentaban abun-
Viña del Cerro, trabajo que perduró por dantes ceramios del tipo Copiapó Negro S\)-
varios años hasta culminar en 1981 con la bre Rojo (hasta seis) y el utillaje del Com-
restauración y la puesta en valor del sitio. plejo alucinógeno. Al año siguiente
Estos últimos trabajos estuvieron a cargo de excavamos desde arriba una tumba que re-
don Eduardo Muñoz, de la Universidad de sultó de mucho interés. Era de tipo ampo-
Antofagasta bajo la supervisión del Museo llar de un infante que tenía de ofrenda los
Regional de Atacama. Simultáneamente se utensilios del Complejo alucinógeno, apar-
avanzaba en descubrir las ruinas arquitectó- te de cántaras asimétricos y ceramios Co-
nicas de Iglesia Colorada. piapó Negro sobre Rojo.
En ese año de 1968 Niemeyer 14 realiza En 1975 emprendimos con Sixto Arós-
un viaje de reconocimiento a caballo a la tica un nuevo y largo viaje montado por la
Laguna del N e gro Francisco a partir de las cordillera de Copiapó. Esta vez traspusimos
casas de la antigua hacienda J arquera, so- la cordillera del Pulido por el portezuelo de
bre el río de este nombre. Llevábamos de Pulido (4.500 m). El objetivo final de esta
baqueano a don Segundo Guerra (don excursión era en parte analizar la factibili-
Lelo) y cargueros y tropas de repuesto. Se- dad de los pasos cordilleranos sobre el cor-

18
dón fronterizo, Peña Negra y Pircas Negras, tos, frente a la quebrada El Cadillal que le
para el trazado de un camino internacional cae al Turbio del lado derecho, hallamos
que uniera el NOA con Copiapó. Por otra, en la ribera izquierda una estructura arqui-
recorrer las tamberías que estuvieran en la tectónica de estilo Inca muy bien conserva-
vecindad de la ruta. Saliendo de la hacien- da. En esta oportunidad alcanzamos La
da Ramadas, sobre el río Vizcachas del Pu- Guardia y desde ella pasamos al río Vizca-
lido traspusimos un portezuelo secundario chas del Pulido por el portezuelo Vizcachas
en el cordón divisorio de aguas con su prin- delJorquera que conecta ambas arterias.
cipal afluente, el río Pircas Coloradas y fui- En 1976 hicimos un viaje remontando
mos a caer justamente a la tambería Pircas el río Montosa y pasamos al curso superior
Coloradas en relación con una vega, a 3.540 del Manflas. Esta vez nos acompañaba
m s.m. Está compuesta de tres unidades como guía el baqueano don Elso Patiño, de
arquitectónicas en técnica de pirca de dos Los Loros. En el viaje por el Montosa y el
hileras y varias hiladas. Traspuesto el porte- paso del Tronquitos, visualizamos que esta-
zuelo Pulido se cae al valle del río Cachitos, mos recorriendo el camino del Inca en su
principal afluente del Turbio hasta su naci- sector cordillerano, con algunos refugios
miento al pie del Paso Peña Negra de 4.300 en forma de una U y el Tambo Tronquitos
m s.m. Esa noche pernoctamos en la vega del Montosa con varias estructuras arqui-
del Obispo a orillas del río Cachitos. Vuel- tectónicas de piedra. Ya en el Manflas reco-
tos por los pasos, pasamos por el portezuelo nocimos una aldea de 18 recintos circulares
de Las Carretas al río principal que corre a elípticos, otros en forma de herradura; se
paralelo al Cachitos, o sea al curso superior encontraba cerca de la confluencia de la
del río Turbio que asume varios nombres. quebrada La Paradita al río principal. Ocu-
Aquí, a donde vamos a caer, se le llama el paba una extensión de unos 100 m por 50
río de Pircas Negras ya que estamos al pie m de ancho. En la superficie sólo encontra-
de ese paso donde hay una tambería de mos una punta de base cóncava muy robus-
muros altos con cerámica no diagnóstica. ta. Nada de cerámica. N os hace pensar en
Ascendimos al paso encontrando a orillas los cimientos de una toldería de cazadores
del sendero una lagunita, con una manada arcaicos, sin tener más argumento que la
d'e numerosas vicuñas. El Paso de Pircas impresión y la punta señalada.
Negras se encuentra a 4.100 m de altitud y Más allá, donde el río hace un violento
debe su nombre a la existencia en el porte- cambio de dirección, encontramos una
zuelo de dos pircas paralelas situadas a tambería curiosa que combina pircas bien
unos 150 m al norte del hito fronterizo. ejecutadas con refugios en grandes rocas.
Tienen una longitud de unos 20 m y dejan Se encuentra al pie del paso de Cantarito,
entre sí un espacio de 0,60 m relleno en en la divisoria de aguas con los formativos
parte de arena. En este relleno se encontró del río El Tránsito, del Huasca. Como la
una gran cantidad de fragmentación cerá- piedra es granito blanco, se le llama Pircas
mica del tipo Copiapó Negro/ Rojo y en Blancas. Creemos que es parte del equipa-
mucho menor cantidad, del tipo Inca Ne- miento del camino Inca en su rama cordi-
gro Pulido. Interpretamos esta estructura llerana.
con su contenido como ceremonial. El des- Ese año del 76, mientras esperábamos
censo se hace siguiendo el curso del Tur- el herraje de los caballos, antes de ir al
bio. Algo pasada la confluencia del Cachi- Manflas, Sixto me llevó a conocer la aldea

19
Molle de Carrizalillo Chico, del flanco iz- bolones grandes implantados sobre la are-
quierdo del Pulido, unos 1O km más abajo na de la terraza, dispuestos en una o dos
que la Iglesia Colorada. hileras. Los materiales colectados en super-
En el verano de 1977 realizamos una ficie se refieren a lascas y artefactos no ter-
nueva expedición arqueológica montada. minados en calcedonia, basalto y obsidiana;
Nos acompañaban Sixto y su sobrino Beni- cerámica no decorada y sólo 4 fragmentos
to Aróstica. Tenía por objetivo levantar con de filiación Inca diaguita; uno corresponde
brújula aquel poblado disperso a orillas del a Copiapó Negro sobre Rojo.
río Nevado, afluente del Turbio en la cordi- El regreso de esta excursión lo hicimos
llera alta. Remontamos una vez más el río por el Turbio y por el río Cachitos volvien-
Vizcachas del Pulido, bastante más arriba do por nuestros pasos para pasar de vueltas
que las casas de la hacienda de Pastos Gran- el portezuelo Plaza en la cordillera del Pu-
des hasta el pie del Portezuelo Plaza, de lido. En este regreso, desviamos un tanto
3.800 m s.m. Traspusimos éste y caímos en para levantar y colectar el tambo de Pircas
seguida al valle del Cachitos donde pernoc- Coloradas, que había quedado pendiente
tamos en una vega pastosa en la junta de la en 1975.
quebrada Aránguiz. Al día siguiente subi- En 1978, guiado nuevamente por Sixto
mos por este valle, reconociendo de paso y con el consejo insistente de Virginia, su
las cuevas del Pan y las pircas indígenas en mujer, nos fuimos a El Torín subiendo por
la confluencia de la quebrada de La Tam- el río El Potro; pernoctamos ya entrada la
bería al Cachitos. Pasamos por el Paso de noche en un potrero cercado cerca de
las Carretas para ir a pernoctar en el Peñas- nuestro destino. Al día siguiente, cuando
co de Diego, nombre que según algunos se despuntó el sol nos pusimos en marcha
debería al paso de don Diego de Almagro. para apersonarnos en casa de don Ramón
Es sólo un gran peñasco que brinda preca- Rojas y su esposa Graciela Aróstica, doble-
ria protección del viento. De allí encamina- mente emparentados con Sixto. Tienen un
mos nuestros pasos por el Turbio hasta la pequeño caserío a orillas de la vega, corra-
confluencia del río Nevado. Por varias ho- les de cabras y jardín.
ras remontamos ésta hasta arribar al medio- Casi de inmediato nos trasladamos al
día al yacimiento de nuestro interés. Lo campo para conocer los túmulos de que
habíamos descubierto en 1961 con el geó- tanto hablaba Virginia. Efectivamente so-
logo Kenneth Segerstrom en un viaje al río bre una gran explanada a orillas del río El
La Gallina. El río Nevado se genera en el Potro, había medio centenar de túmulos
N evado de Jotabeche y desarrolla curso al intactos. No tenían sino el daño que podía
sur por unos 40 km. hacer el trajín diario de los animales. Saca-
Con la ayuda de brújula y cinta métrica mos un par de fotografías y continuamos
levantamos la tambería de 36 recintos pir- viaje hacia el río Ramadillas; pasamos el río
cados sobre la superficie de la terraza, a de Los Helados hasta la Tambería El Ran-
3.460 m s.m. y a unos 20 m sobre el río. Se cho de Lucho, que ya conocíamos de la
encuentran dispersas sobre un área de 150 primera excursión a la cordillera. El viaje
m de largo por un ancho medio de 80 m. fue muy largo y cansador, descolgándonos
Son recintos aislados, o aglutinados en pa- como en 1970 por la quebrada de Las Lla-
reja o de a tres, de planta circular o subcir- retas hasta el río Ramadillas para alcanzar
cular a subcuadrangular. Los muros son de luego el Tambo de Caserones. Era nuestro

20
objetivo de trabajo, en la confluencia del etnográfica. Como se dijo antes, ha sido
río Caserones al Ramadillas. En efecto, al nuestro "campamento base" para el desa-
día siguiente lo levantamos con brújula y rrollo de las expediciones que han explora-
cinta métrica y emprendimos el regreso si- do al territorio de Atacama.
guiendo hacia abajo el curso del Ramadillas En el período que Castillo vivió en Co-
hasta llegar ese día a Iglesia Colorada. Te- piapó prospectó la zona y registró pinturas
níamos apremio por terminar estos traba- rupestres en el sector El Fuerte-La Puerta,
jos e ir a la costa a registrar los petroglifos aledaño al pueblo de Los Loros.
de quebrada Las Lizas en la caleta Obispi-
to15. Tenía el compromiso de hacerme car- Década del '80. En 1981 hicimos con Miguel
go de una expedición a Tierra del Fuego, el plano topográfico de La Puerta y termi-
de difícil realización. namos de excavar Viña del Cerro.
Debo decir que hasta el último viaje a En 1983 Cervellino y yo iniciamos la
Caserones, en todas las expediciones de excavación de la Aldea Molle de Carrizalillo
largo alcance en la cordillera de Copiapó Chico. A estas faenas se unió en 1985 Gastón
me acompañaba mi hijo menor Walter, has- Castillo G., aportando un factor decisivo en
ta que se .c asó en 1978. Disfrutaba con ello las excavaciones 17 . Los constituyentes del trío
desde niño. así formado se complementaban muy bien, y
En los años siguientes 1979, 1980y 1982 pudimos realizar las excavaciones que conve-
integramos un equipo de trabajo con Mi- nían y la ciencia reclamaba, con su corres-
guel Cervellino para excavar exhaustiva- pondiente cartografía.
mente El Torín 16 , importante yacimiento En 1985 hicimos un levantamiento to-
del Complejo Cultural El Molle con 57 es- pográfico de Iglesia Colorada y delimita-
tructuras tumulares organizadas en dos sec- mos en él, por mandato del Consejo de
tores. Monumentos Nacionales, dos áreas de re-
En el año 1973 la Dirección de Bibliote- servas libres de plantación de parronales:
cas, Archivos y Museos inaugura el Museo una con postación y mallas en el potrero El
Regional de Atacama, creación que fue Damasco, donde teníamos experiencia de
fuertemente impulsada por algunos miem- hacía años y otras en el potrero de La Tam-
bros inquietos y entusiastas de la sociedad bería, donde había ruinas muy poco apa-
copiapina. Frente a él puso al arqueólogo rentes. Una de estas parecía ser el sitio don-
del Museo Arqueológico de La Serena don de estuvo la capilla teñida de rojo de que
Gastón Castillo Gómez. Pocos años des- hablan las crónicas y le dio el nombre a la
pués, en 1978 la institución trasladó desde hacienda.
el Museo de Cañete al arqueólogo don Mi- A partir de 1985 este grupo de académi-
guel Cervellino Giannoni, quien todavía cos, con el apoyo económico del FON-
permanece como Director. En el año 1982 DECYT, ininterrumpidamente ha trabaja-
le correspondió hacer el traslado e instala- do en forma sistemática en el valle de
ción definitiva a la casa señorial de los Mat- Copiapó y en su principal formativo el río
ta, donde se han visto incrementadas con- Pulido interviniendo en los pucaras Puntilla
siderablemente sus colecciones. Blanca y Quebrada Seca; en tres aldehuelas
El Museo desde entonces es centro cul- y dos túmulos en Ojos de Agua del Monto-
tural de primera importancia en la región y sa; en túmulos de Quebrada Seca, etc.
un apoyo de la investigación arqueológica y En 1988, en una excursión en que Nie-

21
meyer no pudo participar personalmente hard, especialista en centros cúlticos incai-
por enfermedad, Miguel y Gastón hicieron cos en altura, bajó al día siguiente decep-
una gira por los yacimientos arqueológicos cionado. Siguió viaje hacia el interior para
conocidos a partir de El Torín, colocando subir el Cerro Caserones de 5.580 m de
dosímetros para fechaciones futuras por altitud sobre la Cordillera del Pulido, donde
termoluminiscencia, las que han sido de sí encontró un emplazamiento inca, pero las
primordial ayuda en la cronología de la excavaciones no arrojaron objetos típicos.
cuenca. En esa ocasión Sixto Aróstica los
llevó al piedemonte de Cabra Atada, por la Década del '90. Al debutar la década del90,
ribera del Pulido poco más arriba de Carri- trasladamos por unos años el escenario de
zalillo Chico. Este distrito arqueológico de las investigaciones al sector del valle medio,
dos kilómetros de longitud resultó sorpren- en áreas aledañas al pueblo de Los Loros.
dentemente fecundo para la Arqueología y Primeramente dedicamos dos campañas a
a él dedicamos tres temporadas a partir de levantar y excavar el Pucara Punta Brava,
1990. Recoge vestigios de todas las culturas conocido en la literatura especializada de
agroalfareras que prosperaron en la cuen- antiguo. Queda a unos 60 km de la ciudad
ca. La novedad aquí radicó en que llevamos de Copiapó, sobre la ribera derecha del río.
en la expedición a la arqueóloga y antropó- Allí se alza como un espolón del cerro atra-
loga física Loreto Solé V. para que nos ayu- vesado al valle con una altura de 150 m
dara en la exhumación de los esqueletos y sobre éste. A su pie se encuentra el poblado
después los estudiara. de Punta Brava con unas 2 ha de extensión.
En 1987 conseguí con Aróstica que me En él se distingue una estructura aislada de
acompañara a la cumbre del cerro Blanco típico patrón incaicol8.
o Estancilla, de más de 3.550 m s.m. Al A continuación de los trabajos de Punta
contemplar desde Carrrizalillo Chico la Brava, emprendimos la gran tarea de exca-
puesta de sol, el cerro se iluminaba en las var el centenar de túmulos funerarios sobre
tardes en forma muy sugerente con los últi- el manto aluvial de la quebrada de La Puer-
mos rayos, que hacían resaltar el color blan- ta, identificándolo culturalmente con el
co de las rocas. Cuatro horas demoró el Complejo Ánimas del Período Mediol9.
ascenso a caballo. Desde la cumbre se do- Esta obra se realizó en cinco campañas,
minaba un sector importante de esas cordi- cuatro de ellas con la ayuda irrenunciable
lleras del Copiapó que ofrecía ciertamente del dueño del predio don Alfonso Prohens
un espectáculo magnífico. A unos 30 m de Espinosa, quien las financió a cambio que
la cumbre, en una hondonada protegida le liberaran el área de la tutela del Consejo
del viento encontramos lo que buscába- de Monumentos Nacionales una vez que los
mos: un conjunto de tres estructuras arqui- túmulos quedaran estériles. Así se hizo. Se
tectónicas de patrón incaico. En abril de descorrió el velo de misterio que cubría
1990 organizamos una nueva excursión este tan grande yacimiento, cuyo primer
con ánimo de excavar las estructuras. Esta nivel estaba muchas veces saqueado desde
vez formaban parte de la expedición el an- hacía años. Ahora se encuentra en marcha
tropólogo norteamericano Johan Rein- un nuevo proyecto FONDECYT en esa
hard, Miguel Cervellino y varios andinistas. zona, destinado al estudio de las estructuras
Desgraciadamente las excavaciones no habitacionales del flanco izquierdo de la
arrojaron material cultural alguno y Rein- quebrada de La Puerta. Con lo hasta aquí

22
ejecutado, se ha podido relacionar cultu- campaniformes con decoración diaguita
ralmente estas estructuras habitacionales clásica. En una misma sepultura aparecen
-cerca de doscientas- con el cementerio mezclados todos estos tipos.
de túmulos.
A fines de 1994 trasladamos nuevamen- ***
te nuestros intereses al Pulido para explo-
rar el área del fundo Carrizalillo Grande2°, Complementariamente a estos esfuerzos en
con su tan especial situación en el curso común, Miguel Cervellino realizó algunas
inferior del río Ramadillas. Contamos allí expediciones en yacimientos aledaños a la
con la hospitalidad de la dueña de casa cuenca del Copiapó. Practicó excavaciones
doña Eva Aróstica C. Encontramos en este en la costa, en Bahía Maldonado al sur de la
fundo una ocupación débil del Período desembocadura del Copiapó en el Pacífico y
Medio bajo protección de rocas en el pie de estudió colecciones obtenidas en el litoral de
monte del flanco izquierdo. Pero lo más Atacama. Por ese mismo tiempo trabó amis-
sorprenden te aquí fue el hallazgo de una tad con un coleccionista de antigüedades ar-
cueva en cuyo subsuelo, bajo una espesa queológicas resultado muchas veces de exca-
capa de guano de cabras, se encontró una vaciones clandestinas en el sector de Caleta
ocupación del Complejo de El Molle. Se Totoral y áreas vecinas de la costa. Fue muy
exhumaron cuerdas y otros textiles; nume- valioso el acceso que tuvo a esas colecciones,
rosas piezas líticas del tallado de la calcedo- vedadas para el público general.
nia; y, semillas y ramas de cultígenos. Dedi- El año 1988 acompañó al antropólogo
camos a Carrizalillo Grande dos campañas Jo han Reinhard en la ascensión del volcán
y a continuación pasamos a Iglesia Colora- Copiapó, donde descubrieron y trabajaron
da para avanzar en el sector de El Damasco. con mucho esfuerzo estructuras rituales in-
Algunos años anteriores habíamos contado caicas en la cumbre, recuperando algunas
con la colaboración del arqueólogo Iván piezas típicas de metal y concha de estos
Cáceres Roque, a quien encargamos el des- centros de altura. Pocos años después, en
peje de las ruinas incas del potrero de Las 1995, participó en una expedición a la zona
Tamberías, con financiamiento de los pro- andina de Copiapó con Francisco Gedda y
pietarios actuales de los parronales de Igle- otros estudiosos en búsqueda del paso de
sia Colorada. don Diego de Almagro en su viaje de descu-
En El Damasco, proseguimos con el brimiento de Chile. Venían por el Camino
despeje de estructuras arquitectónicas am- del Inca desde el tambo Chincal en Argen-
pliando considerablemente el área inicial- tina.
mente excavada. Bajo uno de los muros se En épocas muy recientes participamos
encontraron cuatro clavos de cobre, de for- invitados por las arqueólogas A. Seelen-
ma similar a clavos de herradura, y un set de freund y F. Vilches, en el estudio de impor-
cuñas de cobre para la minería. Finalmente tantes yacimientos arqueológicos en el valle
en este mismo sector dimos con un cemen- del río Jorquera. Uno es el extenso yaci-
terio de doce sepulturas ricas en ofrendas miento Las Estacas en la llegada de la que-
cerámicas. Culturalmen te se identifica brada El Castaño a la margen derecha del
como del Tardío, con abundante presencia curso medio del Jorquera. Se trata de un
de vasos Copiapó Negro/ Rojo; urniformes sitio complejo del Período Tardío en que
pequeños de cerámica Punta Brava y vasos hay habitaciones y sepulturas adosadas a

23
rocas; cerámica Copiapó Negro/Rojo y, en treintena de años a la investigación, esta-
menor escala, Punta Brava. Ha sido intensa- mos lejos de agotar el tema. Los valles del
mente saqueado. Por otra parte Miguel Jorquera y de Manflas, apenas los hemos
Cervellino y Nelson Gaete fueron contrata- tocado, como asimismo el área que ocupa
dos por una empresa minera para que les la ciudad actual y sus alrededores, que pa-
hiciera un informe sobre un yacimiento rece haber sido una de las más habitadas en
destruido por el accionar de una máquina la prehistoria tardía. Tampoco la costa ha
pesada. También se trataba de un yacimien- sido intervenida por nosotros en forma sig-
to complejo del Período Tardío con abun- nificativa, salvo puntualmente. Los yaci-
dantísima cerámica Copiapó Negro/Rojo, mientos de la puna, vecina a los sectores
cerca de La Guardia. norte de la cuenca en su mayoría precerá-
micos, se encuentran prácticamente sin in-
*** tervenciones. Así, las vegas de Valle Ancho;
de las cuencas sin desagüe de la Laguna del
Con la hilación de los acontecimientos que Negro Francisco y sus tributarios, y del Sa-
hemos expuesto en relación con nuestro lar de Maricunga, entre otras sólo han sido
quehacer arqueológico en la cuenca del apenas vistas en superficie. Con todo, cree-
Copiapó desde 1966 a 1997, hemos querido mos oportuno a estas alturas de nuestras
poner de relieve las cuasi infinitas posibili- vidas, presentar la síntesis del devenir histó-
dades que Copiapó ofrece al arqueólogo. rico cultural del valle, que en este libro
Sin embargo, aunque hemos dedicado una ofrecemos.

BIBLIOGRAFÍA DEL CAPÍTULO

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25
Capítulo 11
LA CUENCA DEL RIO COPIAPO*
~ ~

FISIOGRAFÍA arriba de la ciudad de Copiapó, capital de


En Contribuciones Arqueológicas Nº 2, pu- la Región de Atacama. Pocos kilómetros
blicación del Museo Regional de Atacama, más abajo de La junta cae al Copiapó el río
hicimos en 1981 una detalladísima descrip- Manflas que proviene del sur con un redu-
ción morfológica-hidrográfica-geológica- cido caudal y cuya hoya limita con la del río
climática y biogeográfica de la cuenca del El Tránsito, afluente formativo del río
río Copiapó 1, con el ánimo que sirviera de Huasco.
permanente marco de referencia para los El escurrimiento superficial del río per-
estudios arqueológicos y etnográficos que duraba habitualmente sólo hasta la ciudad
se emprendieran en ella. De modo que de Copiapó. Más abajo de este punto rena-
aquí sólo hacemos una breve reseña, remi- ce en exiguas vertientes de agua semisalo-
tiendo al lector que quiera profundizar so- bre. Esta diferencia de escurrimiento ha
bre el tema a esa publicación. tenido importancia en el desarrollo agríco-
La hoya hidrográfica del río Copiapó se la del valle, lo que se refleja también en el
desarrolla entre las latitudes 26° 45' y 28° poblamiento prehispánico de él.
30'S, en el centro de la Tercera Región de En efecto, los mejores terrenos agríco-
Atacama. Limita al oriente con el cordón las y los que gozan de clima más adecuado
fronterizo con la República Argentina y para la agricultura, se encuentran aguas
con las cuencas cerradas o depresiones in- arriba de la ciudad de Copiapó. Es aquí
terandinas ocupadas por los salares Mari- también donde se encuentran los estableci-
cunga, Negro Francisco y Laguna Verde, en mientos agrícolas prehispánicos. En el cur-
la alta cordillera andina. Comprende la so inferior, vale decir desde algo aguas aba-
cuenca una superficie de 18.400 km2 de la jo de la ciudad hasta el mar se hallan
cual sólo es activa un 40%. escasísimos sitios arqueológicos y sólo a ori-
El río Copiapó se forma en La Junta, a llas de éste, en relación con una franca
1.230 m s.m., de la confluencia de sus dos explotación marítima, aparecen los restos
más importantes tributarios, el río Jorquera de la habitación humana en forma de basu-
que viene del norte y el río Pulido que rales conchíferos y otros.
proviene del suroriente. Dicho punto de
confluencia se encuentra a 130 km en línea Río Jorquera. El río J arquera drena una su-
recta de la costa Pacífica y a 97 km aguas perficie de la cordillera andina de aproxi-
madamente 4.160 km2, situada al Nardo-
*Autor del capítulo: Hans Niemeyer F. riente y al Oriente de la cuenca del río

27
Copiapó; y al Occidente y al Sur de la cor- profundo, con paredes abruptas e irregula-
dillera de Darwin. Esta cadena montañosa res. Pero en otros sectores la pendiente se
es la que separa los últimos relictos, los más suaviza, produciéndose un cauce más am-
australes, de un área altiplánica con cuen- plio que da origen a pequeñas áreas de
cas endorreicas (como la del Salar de Mari- vegas no húmedas, sino pobladas de mato-
cunga y la de la laguna del N e gro Francis- rrales hidrófilos.
co), de los tributarios de ríos con desagüe La pendiente media del río Jorquea es
al Pacífico. de 2%.
La hoya del J arquera queda separada Dada la estrechez del cañón en que se
de la hoya del río Pulido por un elevado desarrolla la hoya del río Jorquera, entre La
cordón montañoso conocido como Cordi- Guardia y La junta, los tributarios laterales
llera del Pulido, en el cual destacan los en este valle son quebradas secas de muy
cerros Caserones (5.518 m); Pulido (5.160 escaso desarrollo.
m); cerro Plaza (4.092) y cerro Vizcachas Los tributarios que caen al Jorquera
de La Guardia (4.084 m). Estas cumbres por su ribera izquierda son parecidos en
dejan entre sí otros tantos portezuelos que cantidad, pero de mayor desarrollo que las
permiten el paso de una hoya a la otra. del lado opuesto.
El río Jorquera se origina en La Guar- A excepción de las vegas de La Guardia,
dia, a 2.550 m de altitud, de la reunión de las vegas del J arquera propiamente son es-
los ríos Figueroa, que proviene del NNE, y casas y no presentan humedad superficial.
Turbio, que viene del SSE. En cambio, la vegetación silvestre es muy
El valle del río Jorquera tiene rumbo abundante con especies arbóreas como el
general al SO, parecido al que trae el Figue- pimiento boliviano, el algarrobo, el chañar,
roa. Con esa dirección casi constante logra etc. y arbustos como el cachiyuyo, el panza
un desarrollo aproximado de 62 km. El de burro, el caspiche, etc. Pero sin duda
cajón en el cual escurre eljorquera es rela- que la especie mejor representada en el
tivamente angosto, y bastante poblado de piso del valle es la brea ( Tessaria absinthioi-
vegetación. Se encuentra flanqueado por des).
cerros altos. El ancho de pie a pie de los Las vegas de La Guardia ocupan una
cerros es de alrededor de 150 a 250 m. extensión considerable en la cabecera del
Presenta el valle algunos estrechamientos río J arquera. Tiene cerca de 7 km de largo
que permiten aislar sectores de pastoreo y una superficie estimada de 100 ha, de las
mediante la colocación de "trancas", que cuales a lo menos 80 corresponden a vega
son palizadas atravesadas en estos valles con humedad superficial y abundante vege-
cordilleranos que tienen una tranquera o tación de juncáceas y gramíneas. Esta vegas
puerta de comunicación. ocupan parte del curso inferior del río Fi-
Desde su nacimiento en las vegas de La gueroa y son fomentadas con aguas deriva-
Guardia, el río Jorquera corre en un cauce das de su cauce; o sea, en parte son regadas
bien definido de unos 15 a 20m de ancho, en forma artificial. El río Turbio, que llega
flanqueado de vez en cuando por remanen- desde el Sureste, más bien soslaya la vega y
tes de terrazas fluviales de 5 a 1O m de prácticamente no participa en su riego.
elevación. El cauce presenta en algunos sec-
tores pendiente relativamente fuerte, que Río Pulido. Corre el Pulido con rumbo cons-
es causal de un cajón erosionado, angosto y tante al NNO en un valle relativamente

28
HOYA HIDROGRÁFICA DEL RÍO COPIAPÓ

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ancho, de pendiente media de 0,8% relle- El río El Potro tiene su nacimiento en
no con gruesos sedimentos fluviales, flan- el portezuelo Lagunas del Montosa, situado
queado por altas y abruptas paredes rocosas a 4. 790 m s.m. en el cordón divisorio con la
que en definitiva le dan el aspecto de un subcuenca del río Montosa. Dirige su curso
cajón cordillerano. Accidentes geomorfo- superior en dirección al norte hasta alcan-
lógicos importantes en este valle son algu- zar el asentamiento de La Semilla, donde se
nos remanentes de terrazas fluviales y prin- le junta el río del Medio o Los Helados; a
cipalmente varios conos de deyección de partir de este punto El Potro toma direc-
quebradas laterales muy desarrollados, los ción franca al NO y recorre hasta laJunta
que proporcionan terrenos agrícolas. En el del Potro 12 km más. En esta localidad
flanco izquierdo, los escombros de falda confluye el río Ramadillas que es uno de sus
han formado un extenso piedemonte que dos tributarios más importantes. Recorre
alcanza su mayor desarrollo en el Sector de en la misma dirección unos 2 a 2,5 km hasta
Cabra Atada. la junta del Montosa.
El Pulido carece de afluentes que le El Potro no tiene afluentes por su ribe-
aporten recursos hidrológicos superficiales ra izquierda, en cambio son más interesan-
en su recorrido de 25 km, salvo los de sus tes los que le caen por su flanco derecho u
formativos. A 5 km aguas abajo de la junta oriental. En efecto, en su curso superior
de Montosa le cae por su flanco izquierdo la caen desde las faldas del macizo El Potro las
quebrada Iglesia Colorada, cuyo cono aluvial quebradas Las Piedras y El Tolar que se
ha sido recortado por crecidas del río*. Di- juntan en las inmediaciones del lugar cono-
cha quebrada tiene rumbo general al norte cido como El Torín (2.600 m), el último
y una longitud de unos 8 km. Nace al pie punto actualmente habitado en forma per-
del portezuelo de Iglesia Colorada (2.740 manente en el sector. Dejan un espacio de
m), en la divisoria de aguas con la cuenca forma triangular ocupado en la prehistoria
del río Manflas. Sobre su abanico aluvial por un cementerio de túmulos y sitio de
hubo un importante asentamiento incaico cultivos del Período Temprano, del Com-
que constituyó un centro de administra- plejo El Molle.
ción de la cuenca formativa del Copiapó. Afluente de real importancia del Potro
A unos 3 km más abajo se junta por su es el río Del Medio o Los Helados que es
derecha la Quebrada Seca, también con un junto con el Montosa, la fuente principal
cono bien desarrollado. No aporta escurri- de alimentación del río Pulido y también
miento. Desciende desde el cerro del mis- del Copiapó. Dicho río nace de un helero
mo nombre y recorre unos 5 km. En su situado a modo de un casquete sobre la
interior se alza un cliffrocoso que ofició de cima del macizo de El Potro, que es el que
pucara en el Período Medio. regula eficazmente el escurrimiento a
Otra quebrada de poco desarrollo por modo de un gigantesco embalse natural. El
su ribera derecha es la de Carrizalillo Chi- río los Helados corre en un típico cajón
co, con nacientes en los faldeos del cerro cordillerano en longitud de 24 km hasta
Estancilla o Blanco. En realidad son varias unirse en La Semilla al Potro. En su curso
quebradas con ese origen que forman un medio, sin embargo, se ensancha un tanto
piedemonte de consideración. con afloramiento de vegas que sólo es acce-
sible por una vía lateral más compleja, pues-
*Especialmente perjudicial fue la de 1906. to que el cauce mismo no admite tránsito.

29
A orillas de esa vega hay ruinas pircadas de Arnés con nacimiento al pie del portezuelo
una instalación incaica (3.250 m s.m.). Vizcachas de Pulido con la quebrada Vicu-
Aguas abajo de La Semilla, se juntan al ñas del Bajo que procede de los cerros que
Potro, también por su ribera derecha la la separan del río Cachitos, afluente del
quebrada Los Chacayes o Del Chacay, sin Turbio. Cumple un recorrido de 44 km de
mayor aporte hidrológico. Su principal fuerte pendiente. El principal afluente es la
contribuyente es la quebrada de Pircas del quebrada de Pircas Coloradas, que le apor-
Mondaca. ta un significativo recurso hidrológico. Pro-
Afluente de importancia del Potro es el viene del portezuelo Pulido, en la cordille-
Ramadillas. Nace de la conjunción de dos ra del Pulido y riega unas vegas en su curso
tributarios que tienen cabeceras en el cora- medio donde se ha detectado un estableci-
zón limitáneo. Uno es el río Del Medio* miento inca. Su caudal se sume en los espe-
que es el que aporta el grueso del agua y el sos sedimientos de la quebrada principal y
otro, el de La Ollita, de fácil acceso y a cuyas sólo más abajo, en la hacienda Pastos Gran-
orillas vegosas se erigieron tres poblados de des aflora un pequeño gasto. Más abajo se
cimientos circulares a subrectangulares de le une a la quebrada principal, también por
época tardía. A partir de ese punto de con- su flanco izquierdo, la quebrada Acerillos o
fluencia el Ramadillas corre por unos 21 de La Ramada, habitualmente seca, aun-
km en un cajón cordillerano, para ensan- que en sus nacientes existe buena agua de
charse luego y recorrer otros 14 km hasta bebida y riego, de vegas. También algunas
juntarse al Potro. Recibe, casi en su naci- características "tamberías".
miento, la quebrada Áspera por su ribera El valle del río Ramadillas desde su for-
izquierda. Más abajo, se le junta con aporte mación hasta algo más arriba de la junta de
significativo el río Caserones, por su flanco la quebrada Las Llaretas es estrecho y pe-
derecho; éste está construyendo un cono dregoso, y el sendero cruza una y otra vez el
aluvial que tiende a sepultar las ruinas del río, haciendo dificil su identificación. Más
tambo de Caserones. Más abajo caen al río abajo de dicha junta el valle se ensancha
principal, las quebradas de los Pingos y Las algo y más al alcanzar la hacienda Ramadi-
Llaretas, por su lado izquierdo, y la quebra- llas, donde hay un tupido bosque de chaña-
da de Las Breas por su derecha. res. A partir de aquí el valle se mantiene
Es en este tramo donde se alza en el ancho hasta la hacienda Carrizalillo Grande,
flanco izquierdo una gran pirámide de pie- y aparece flanqueado por terrazas fluviales
dra de más de 20 m de alto, conocido como cubiertas de espesa vegetación natural, es-
el Peñasco Largo, como un ejemplo elo- pecialmente de brea. Inmediatamente
cuente de erosión diferencial. aguas abajo de las casas de esta hacienda se
En un gran arco que describe hacia el presenta en el valle una angostura entre
norte, se le junta al Ramadillas por su flan- cerros granodioríticos, un umbral y un pro-
co derecho el río (o quebrada) Vizcachas nunciado rápido que alcanza casi hasta la
del Pulido, de dirección sensiblemente junta del Potro. Este en su último tramo
orientada con rumbo al SO. Se forma a hasta la junta del Montosa mantiene el ca-
3.020 m s.m. de la unión de la quebrada rácter de cajón estrecho aunque suaviza su
pendiente, y su dirección es la del Pulido.
*Se trata de otro río del mismo nombre del El río Montosa es uno de los más per-
citado anteriormente. manentes aportan tes de recursos hidrológi-

30
Vista del glaciar Los Helados, sobre el Macizo del Potro. Vista con lente de aumento desde el paso fronte-
rizo de La Ollita. Febrero 1970 (foto H. Niemeyer). Da nacimiento al río Los Helados y provee de regula-
ción al caudal del río Pulido.
cos del río Pulido, ya que en sus cabeceras bajas que los otros dos formativos del Co-
dispone del ventisquero Marancel. Se origi- piapó. Se genera de la confluencia del río
na en la falda occidental del cordón limitá- Tronquitos del Manflas que proviene del
neo, en las proximidades del paso fronteri- NNE y de la quebrada Las Yeguas que viene
zo del Macho Muerto. Corre por 14 km al del ESE. Dicha junta se produce a 3.390 m
norte y luego por 4 km al ONO. En este s.m. en una zona de vega, cerca de Pircas
punto, toma dirección al NNO que mantie- Blancas. Para otros autores, el Manflas se
ne, salvo ligeras variaciones, hasta su térmi- generaría a partir de la junta de la quebra-
no en la junta con el río El Potro. La longi- da La Paradita al estero Los Tronquitos,
tud total del río Montosa es de 54 km y porque es en las vecindades de este punto
drena una superficie de 450 km2. donde recién se manifiesta franco escurri-
El valle del río Montosa es estrecho en miento superficial.
su curso inferior, donde está confinado por Aguas abajo de las vegas de Pircas Blan-
rocas intrusivas. En Ojos de Agua, a unos 4 cas, el río gira hacia el oeste; se estrecha en
km de La junta al Potro, el valle experimen- una angostura labrada en granodiorita y el
ta una notable expansión; se hacen presen- agua escurre concentrada, produciéndose
tes un área de vega húmeda, un lecho an- un pequeño rápido. Algo aguas abajo el
cho cubierto de maleza y remanentes de valle vuelve a ensancharse un tanto y se
terrazas fluviales. Los cerros del flanco de- hacen presente algunos remanentes de te-
recho en este sector medio son de materia- rrazas fluviales. En este sector, en la ribera
les poco cohesivos. Esta situación cambia izquierda se encuentra una vertiente de
más arriba; frente al cerro Aperreadero el agua caliente que se empoza para constituir
valle vuelve a estrecharse, adquiriendo el los afamados Baños del Manflas, a los cua-
aspecto de un cajón-desfiladero cordillera- les suelen concurrir en el verano poblado-
no entre paredes de roca granítica. El sen- res del vecino valle del Tránsito. Aquí el
dero que remonta el valle va en este sector valle del Manflas poco a poco empieza a
por la ladera izquierda y ofrece muchas estrecharse entre cerros muy altos de rocas
dificultades para el tránsito de los animales, sedimentarias y metamórficas, de edad me-
especialmente por la gran cantidad de pie- sozoica. Más abajo, cerca de Los Graneros,
dras y rodados. Sólo a los 3.000 m de altitud el valle se estrecha entre riscos y la caja
el valle nuevamente se expande y aparecen misma aparece cubierta por matorrales, be-
zonas de vegas de cierta extensión en rela- rracos y chañares que impiden el tránsito
ción con la junta del río Marancel con el por el fondo del cañón. Esto debe hacerse
Tronquito del Montosa. De dicha junta ha- por los cerros y alcanzar así al portezuelo La
cia abajo el río toma propiamente el nom- Iglesia ( 2. 740 m) . Desde él se puede bajar a
bre de Montosa. la hacienda o bien bajar a Iglesia Colorada
en el río Pulido. Aguas abajo de Pircas Blan-
Río Manflas. Es la tercera arteria hidrográfi- cas, el Manflas recibe sus principales tribu-
ca que concurre a la formación del río Co- tarios por la derecha: la quebrada de Piu-
piapó. Habitualmente su escaso caudal es quenes, del Toro, las quebradas Tolar y
aprovechado por la hacienda Manflas. Dre- Noriegas. En ellos se encuentran algunas
na un área de 1.230 km2 y su cuenca se vegas de reducida extensión.
desarrolla al poniente de la divisoria conti- Por el flanco izquierdo le cae la quebra-
nental de las aguas. Drena serranías más da Cantaritos que es la que se aprovecha

31
como vía para acceder al río El Tránsito. Tabla 1
PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS DE LOS RÍOS
Por el mismo flanco, la quebrada Los Colo-
FORMATIVOS DE LA HOYA DEL COPIAPÓ
rados y varias otras quebradas de pequeño
desarrollo y caudal. Río Áreas Long. Módulo
El río Tronquitos, se genera al pie del drenadas km m 3/ s
km2
portezuelo Tronquitos del Montosa y corre
hacia el sur en un valle muy amplio, tapiza- Copiapó
do de vegas. Es aquí donde recibe desde el En junta 7.490 2,48
cordón fronterizo sus principales tributa- (Incluye Manflas)
rios: las quebradas La Verde, Las Mulas y La Total 18.407 162 1,56*

Escondida; y finalmente la principal la que- Jorquera 4.160 62 0,86


brada Las Yeguas que tiene nacimiento al Figueroa 1.710 36
Turbio 1.640 68
pie occidental del Paso Macho Muerto. Pulido 2.100 25 1,21
Montosa 450 54
Potro 1.480 28
Ramadillas 1.080 35
lAS VEGAS
Manflas 1.230 74 0,41
Característica de trascendencia en la cuen- Fuente: Niemeyer F.
ca alta es la existencia de vegas, tanto en la *En la estación de aforo de La Puerta.

caja de los cursos de los ríos formativos


como también en el valle mismo de Copia-
pó. Las vegas de la cordillera han tenido en La temperatura media en la ciudad de
el pasado y siguen teniendo en la actuali- Copiapó alcanza a 15°C con una media
dad importancia económica en la zona, por máxima de 24,6°C y media mínima de
cuanto han constituido las veranadas para 8,2°C. En ia cuenca alta prácticamente no
la crianza de ganado, en la primavera y en hay registros meteorológicos, pero puede
el verano. Las hay en las tres subcuencas asegurarse que la pluviosidad es mayor que
tributarias. En la deljorquera se han regis- en el valle bajo, e incluso ocurren nevadas
trado hasta 700 ha; en el Pulido 100 ha y en con cierta frecuencia en invierno, y que los
la del Manflas, 150 ha. contrastes de temperaturas son mayores del
A orillas de estas vegas de la cordillera día a la noche, y de verano a invierno. La
fue que el inca hizo instalaciones arquitec- radiación solar en ella es in tensa hasta los
tónicas destinadas a proveer un mejor pie 1.500 m s.m. Esta condición ha sido favora-
para la explotación en la crianza de caméli- ble para que en estos últimos 20 años se
dos. hayan cambiado los cultivos tradicionales
por la viña productora de uva de mesa acep-
tada en el mercado internacional.
CLIMA
La vegetación natural en el valle de Co-
El clima en la cuenca de Copiapó es de piapó se encuentra sólo en la caja del río.
transición desde el desértico absoluto al En las laderas de los cerros suelen verse
semiárido. Las precipitaciones en el valle algunas cactáceas, sobre todo abundantes
medio pueden sintetizarse en 25 mm anua- en la zona costera, donde las casi cotidianas
les, magnitud que aumenta levemente ha- camanchacas contribuyen a su manteni-
cia la mayor altura de la cordillera andina. miento.

32
El p1so del valle, desde la ciudad de La aviafauna es rica en especies y sería
Copiapó hacia aguas arriba, se encuentra largo de detallar. El cóndor, el águila, el
poblado de pimiento boliviano, chañar, al- aguilucho común, la perdiz de la puna, el
garrobo, espino, chilcales y muchas hierbas bailarín, el tortolón de la cordillera, el tiu-
propias de suelos húmedos como la brea, la que de la cordillera, muchas aves cantoras,
cola de zorro o cortadera. En los faldeos, y varias especies de anseriformes. Esto por
bastante al interior, suele verse retamo y nombrar sólo una parte de la macrofauna.
retamillo*. Hasta hace algunas decenas de años atrás
En los cerros que confinan los valles en las pampas del paisaje puneño al norte
formativos, en altitudes medias de 1.500 a de la laguna del Negro Francisco y también
3.500 m y aún algo más prosperan arbustos en los lomajes cordilleranos altos, solía ver-
leñosos como el acerillo, panza de burro, se el avestruz de Tarapacá o del norte Pteroc-
chacay, caspiche, cachiyuyo, alcaparra, pin- nemia Pennata Tarapacensis, conocido en la
go pingo, varilla, la tola y hierbas, como el zona con el nombre de churi, en vez de suri
tabaco cimarrón, yerba del soldado, pajo- como se le nombra en la cordillera del
nal, bailahuén, carrizo, entre otras muchas; Norte Grande.
y los pequeños árboles como el chañar, el
espino, el algarrobo, el molle suelen encon-
trarse en el piso de estos valles hasta los
2.550 a 2.800 m. RECURSOS HIDROLÓGICOS
En la cordillera andina, en la cuenca DEL RÍO COPIAPÓ
del Copiapó, la fauna adquiere una mayor
riqueza debido a la ausencia del hombre y Superficiales
al incremento de los recursos de subsisten- Los recursos hidrológicos superficiales del
cia. Desde luego el puma FELIS CONCOLOR es río Copiapó provienen en su totalidad de
el felino de mayor envergadura, sin ser muy los aportes de los tres ríos formativos que
frecuente**. Otro felino es el gato montés tienen cabeceras en la alta cordillera andi-
FELIS JACOBITA. El zorro colorado y la chilla na, los que prácticamente concurren en La
habitan toda la cuenca aunque la chilla no Junta, a 162 km del mar, para formarlo. Los
alcanza tanta altura. Hay en la cuenca alta afluentes laterales del curso del río no lle-
muchos roedores (vizcacha, chululo o tuco- van escurrimientos superficiales, salvo en
tuco, varios ratones; quirópteros, etc.). Sin casos muy excepcionales. De éstos es la que-
duda que los más sobresalientes mamíferos brada de Paipote la que suele presentar
silvestres como factor económico son los crecidas a causa de lluvias estivales en sus
camélidos, el guanaco LAMA GUANICOE y la nacimientos en la cordillera de Darwin.
vicuña VICUGNA VICUGNA. El primero tiene Esto ocurre con una frecuencia baja, de
un hábitat más amplio y se le suele encon- una vez en 20 años. Sin embargo, los apor-
trar en la costa, en cambio la vicuña tiene tes laterales esporádicos revisten cierta im-
su hábitat en altura sobre 4.000 m. portancia en la recarga de los acuíferos del
subsuelo del valle.
*Al final de este capítulo se dan los nombres El régimen de escurrimiento del río Co-
científicos de esta vegetación.
piapó es permanente desde La Junta hasta
**En los últimos años se ha visto con mayor
frecuencia haciendo daños de consideración en el la ciudad de Copiapó, aunque sometido a
ganado menor, especialmente en la oveja y la cabra. variaciones de caudal debido a procesos

33
naturales de pérdidas y de recuperaciones siempre gastos medios anuales mayores
y a la intervención de la mano del hombre que éste. Se debe esto sin duda a la acción
que usa de sus recursos para el riego artificial. reguladora de los glaciares Los Helados y
Hacia aguas abajo de la ciudad de Co- Marancel en relación al macizo del Potro
piapó, el río se recupera con el alumbra- en las cabeceras de los ríos Los Helados y
miento de vertientes importantes que per- Montosa. Los hidrogramas del río principal
miten el riego de los terrenos agrícolas del y de sus tributarios muestran, como es nor-
curso inferior. Finalmente, en el sector de mal, análogas situaciones aleatorias a través
Angostura, el régimen del río es bastante del tiempo.
constante e independiente, recogiéndose La calidad del agua en los tributarios
los exceden tes de la cuenca con un gasto formativos del río Copiapó se califica en
medio anual de unos 130 1/ s, de agua alta- general de aceptable para la agricultura y
mente contaminada por sales, que se pier- para la bebida, en atención a su contenido
de en el mar. de sales, aunque el Turbio presenta algún
El río Copiapó se controla en varias deterioro en uno de los índices. Estas con-
estaciones fluviométricas. Pero sin duda las diciones se mantienen semejantes o ligera-
estaciones con registros más prolongados y mente cambiantes en el curso superior del
confiables son la de La Puerta y la de Mal Copiapó, y es cerca de la ciudad capital
Paso, ambas con estadísticas de algo más de donde definitivamente el agua se deteriora.
cuarenta años, conservadas en la Dirección
General de Aguas del Ministerio de Obras
Públicas. La Puerta se encuentra a 32 km EMBALSE LAUTARO
aguas abajo de La Junta y a 4 km de Los
Debe recordarse que unos 10 km aguas
Loros.
abajo de La junta se encuentra atravesando
El índice del río a través de los años de la
al río, el Embalse Lautaro, de 40 millones
estadística que mejor caracteriza su compor-
de m 3 de capacidad. Fue construido en
tamiento es el módulo (Qm), que es el pro-
1940, por la Dirección de Riego y desde
medio de los gastos medios anuales, de la
entonces alguna ayuda ha prestado para
serie registrada. Si se quiere, sin embargo,
regularizar el caudal del río.
visualizar el comportamiento histórico en
una serie de años hay que llevar los índices
anuales a un gráfico que constituye el hidro-
RECURSOS SUBTERRÁNEOS
grama del río en una estación determinada.
El Gráfico 1 muestra el hidrograma del El relleno fluvial, potente en líneas genera-
río Copiapó en La Puerta y el Gráfico 2 les, del alvéolo del valle de Copiapó ha
señala los hidrogramas de los tres ríos for- provisto de una buena capacidad de embal-
mativos2. Estos gráficos muestran el típico se subterráneo, de agua de calidad regular-
comportamiento de ríos de clima semiári- mente aceptable para la agricultura. El uso
do con alternancia de períodos de abun- de esta reserva ha sido in tenso desde hace
dancia en los caudales con otros deprimi- unos 25 años, a tal punto que el incremento
dos. Los hidrogramas de los ríos formativos exagerado del bombeo con el advenimien-
reflejan que el Pulido, a pesar de tener una to de la agricultura de parronales y la esca-
hoya hidrográfica de superficie casi la mi- sez de recarga en estos últimos años de
tad de extensión que la del J orquera, acusa sequía, casi ha agotado el embalse y muchas

34
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ESTACION
COPIAPO EN LA PUERTA

COPIAPO EN MAL PASO

Gráfico l. Hidrograma del río Copiapó en las estaciones de La Puerta y Mal Paso.
Fuente: Niemeyer, H . 1981.

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ltn 1/a)

- - - RÍO PULIDO

----- RÍO JOROUERA


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• • • . • • • . . RÍO MANFLAS

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Gráfico 2. Hidrograma de los ríos formativos del Copiapó.


Fuente:Niemeyer, F.H. , 1981.

35
de las bombas de pozo profundo están que- porciona la información de los espesores
dando "colgadas" debido a la depresión del del relleno saturado y el volumen drenable
nivel freático 3. en siete sectores del valle de Copiapó a
El estudio de H. Hammer en 1980 pro- partir de La Puerta hacia abajo.

VOLUMEN DRENABLE DEL EMBALSE SUBTERRÁNEO

Sector Espesor acuífero Volumen de agua


Saturado drenable
(m) (mili. de m 3 )

La Puerta - Carrizalillo 50 89
Carrizalillo - Paipote 35 47
Paipote - Copiapó 40 85
Copiapó - Cº Pichincha 40 61
Cº Pichincha- Piedra Colgada 40 103
Piedra Colgada- Caserón 40 221
Caserón -Angostura 40 101
707
Fuente: U. Hammer 1980.

BIBLIOGRAFÍA DEL CAPÍTULO

l. NIEMEYER F., HANS. Descripción de la hoya 3. HAMMER, URI y asociados. Plan Maestro de
hidrográfica del río Copiapó. En contribución acción inmediata para el desarrollo de los recur-
arqueológica Nº 2. Museo Regional de Ata- sos de agua y suelo del valle de Copiapó. Región
cama 27.142. Copiapó, 1981. de Atacama. Dirección de Riego del MOP,
2. NIEMEYER F., HANS y PILAR CERECEDA 1980.
T. Hidrografía. Tomo VIII de la Geografía
de Chile. Instituto Geográfico Militar, 1984.

36
ANEXO 1

LISTADO DE PLANTAS DE LA CORDILLERA DE COPIAPÓ

Nombre vemacular Nombre científico Rango de altitud o límite


m s.m. (aprox.)

Acerillo Adesmia sp. 2.200-3.200


Alcaparra Cassia sp. 2.500
Algarrobo Prosopis chilensis 1.800
Bailahuén Haplopappus baylahuen 2.800-3.500
Barraco o berraco Escallonia angustifolia 1.600-2.800
var. coquimbensis
Brea Tessaria absinthioides 2.800
Cachiyuyo Atriplex sp. 2.800
Caspiche Lycium sp. l. 700-3.000
Carrizo Phragmites communis 1.600
Chacay Colletia spinosissima 1.200-2.500
Chachacoma Senecio eriophyton 3.500-4.000
Chañar Geoffroea decorticans 2.500
Chilca o Daín Bacharis sp. 2.800
Cola de caballo o canutillo Equisetum sp. 2.800
Cola de zorro o cortadera Cortaderia sp. u Hordeum comosum 3.200
Cuerno de cabra Adesmia 3.600
Espino o churque Acacia caven 1.600
Espinillo Mulinum spinosum l. 700-3.000
Llareta Laretia acaulis o Azorella compacta 3.250-4.500
Llaretilla o yaretilla Anthobryum tetragonum 3.600
Malvilla de la cordillera Cristaria spinolae 3.000-3.500
Molle Schinus polygamus 1.600-2.600
M o llaca Muehlenbeckia hastulata 2.800
Marancel Perezia atacamensis 3.500
Panza de burro Salpiglossis spinecens 2.200-3.100
Pajonal Stipa sp. 3.600-4.500
Pata de lagarto 3.250-4.000
Pimiento boliviano Schinus molle 2.000
Pingo pingo Epedra andina o E. breana 2.000-3.000
Quinchamalí Quinchamalium sp. 2.900-3.300
Quintral Phrygilanthus sp. 3.000
Re tamo Bulnesia chilensis 800-1.600
Sanguinaria 3.940
Té de burro; oreganillo Viviania rosea 3.000
Tabaco cimarrón Nicotiana monticola 2.800-3.200
Tola Parastrephia sp. 2.550-3.500
Uña de gato Adesmia 3.250-4.000
Varilla Adesmia deserticola; Adesmia triyuga 2.800-3.600
Yerba del soldado o hierba 3.250
del soldado

La identificación específica de muchas de estas plantas la debemos al Prof. Hugo Gunckel L., a cuyo herbario
han sido destinadas nuestras herborizaciones.

37
Capítulo 111
EL PERIODO ARCAICO
~

EN LA REGION DE ATACAMA
~

CAZA-RECOLECCION Y PESCA MARITIMA


~ ~

- -
(9.000 ANOS A 100 ANOS ANTES DE CRISTO)*

A pesar que en la región de Atacama no se denominada Cueva El Salto (por existir allí
han encontrado hasta el momento restos una caída de agua en tiempos lluviosos),
de los primeros pobladores de nuestro con- personal de los museos de La Serena, Huas-
tinente y de Chile del período anterior al co y Copiapó, encontraron vestigios de po-
Arcaico, es necesario mencionar que los sible fauna pleistocénica (coprolitos), en el
científicos denominan a los hombres más primer nivel de ocupación.
antiguos Paleoindios u Hombres Tempra- Eventos climáticos bruscos en el norte y
nos. Fueron bandas de cazadores y recolec- centro de Chile y la eventual caza indiscri-
tores (comunidad o grupo de parentesco) minada de los grandes herbívoros, harían
que se desplazaron a fines de la edad glacial que esta megafauna se desplazara hacia el
pleistocénica, conviviendo con una flora y territorio austral y sector oriental de la cor-
fauna ya extinguidas, como el milodón, el dillera, donde las condiciones pleistocéni-
mastodonte, la paleolama, el caballo ameri- cas se habrían mantenido por un tiempo
cano, el ciervo de los pantanos y otros. mayor. Las evidencias arqueológicas de si-
El paisaje pleistocénico en América y tios de esta naturaleza, como Quereo, Ta-
Chile era muy diferente al actual, habitan- gua-Tagua y otros, demuestran que al in-
do solamente animales y plantas silvestres. gresar a un clima más seco, por el noveno
En el territorio semiárido, desde Copiapó milenio antes de Cristo, se extingue la me-
al Aconcagua, existía un régimen de lluvias gafauna. La cubierta de gramíneas y herbá-
mayor, con episodios glaciales más intensos ceas de la estepa fría pasó a una estepa
en las tierras altas; formándose en la costa árida y de matorral desértico. Este cambio
terrazas fluviomarinas con régimen más hú- a una vegetación subactual y "moderna", se
medo; surgió de ello el bosque de tipo val- correlaciona con un incremento de la tem-
diviano. Por lo general, los valles eran más peratura y con menos precipitaciones, lo
densos en cubierta vegetacional y las zonas que afectó la dieta de estos grandes herbí-
de interfluvio eran más verdes, lo que favo- voros.
reció la concentración de fauna pleistocé- Como razón principal de la extinción,
nica. debido a un cambio climático, las poblacio-
En una caverna ubicada en una zona de \ nes cazadoras iniciaron una readaptación
interfluvio (Huasco-Elqui), a unos 18 kiló- postglacial en nuestro territorio, hacia la ex-
metros al SW de la ciudad de Vallenar, plotación de otra fauna derivada de la ante-
rior, como pequeños camélidos holocénicos
*Autor del capítulo: Miguel Cervellino G. (vicuñas y guanacos) y de otros recursos en

39
Principales Zonas Arqut•ológkas y Aguadas del Litoral de Ata~ama

SIIIU5 ANQUlOLUGICOS: LAMINA


J. Pan d• A.tÚC;tr
2. C~l~ta H~diondd
J • Punt• Achurr•
~. 1 o~ Mfdano$-Ch~~ar~1
5. Co1lela Ubi:.po
6. Kahía Ubispito
7. C<Jlderi1la
8. Puerto Caldera
g_ Península El "orro
10. Pu~rto Viejo
11. Caleta Barranquilla
12. Caleta Guanillos
IJ. Bahía "aldonado
JI•• Punta Nunwich
15. Punta Hardy
16. Bahía Schla•buch
11. Bahía Bask erv i 11 e
18. Bahía Salado
19. Caleta Chascos
\-.-
20. Punta San Pedro
21. Caleta Pajonal
22. Caleta las Ventanas
23. Caleta Totoral ~~
24. Bahía Carrizal
25. Puerto Huasco-Guacolda
•..,. 'bo 1
~~
~~ ~~13
co
26. Caleta Punta Lobos . '~- 14l?,•16,171 l8,19, 20
27. Caleta Carr izal i 11 oAc• .1 tuna i"-!fjan• 22·1·.7 :--;_J.;t.f.!_or:__d~_G~rtruá,-s
28. Caleta Chañaral de ~
29. Isla de Chañaral
JO. Caleta Peña Blanca 76lora/B.J_jo ··--·-·-. __ R 31

~- Vt9as de Quinchihue
B. la Chilca
C. Chañaral de las Ani•as
P. Aguada de Gertrud\s
U. Agua del Toro
Q. Totoral Bajo
E. la Chaiiara la
P. Totoral Oasis
F. Vega Salada ._,~~fi-W!.f~/¡·~
S. Agua de los Burros
G. La Brea ......... c., ""· ...
T. Carrizal Bajo
H.
l.
Fla•enco
Vegas del Potrero
Huasco~S ····:..::.:···,·•• .-- ·-,::.~~~--- V. Oese•bocadura Río Huasco
J. Salto del Agua 26 ·-- (Aguadas según
K. Agua de Cabeza de Vaca 27
San Rodn. 1902)
L. hudas
ll. Caldera
N. Piques del Algarrobo
11. Chori llos
R. Oe~e•bocadura
O. 0.1hLa Sahdo

40
los Andes; mientras que en el litoral Pacífi- nuevas especies zoológicas emergentes y de
co ofreció una alternativa alimentaria 17. poner énfasis en la caza de aves y pequeños
¿Cuál fue el destino de las poblaciones animales. Además de la utilización cada vez
paleoindias en el territorio semiárido? Nos mayor de los recursos litorales, recolección
lleva a plantearnos dos hipótesis no com- y desarrollo paulatino de la pesca, y 2. Al
probadas aún por la ciencia: l. Desarticula- tratarse de cazadores de megafauna espe-
ción de las bandas y adaptación al medio, cializada, éstos habrían emigrado al sur del
con explotación preponderante de recur- semiárido o bien hacia la vertiente oriental
sos que fueron complementarios. Mientras de la cordillera de los Andes. Estos grupos
se dedicaron a la caza mayor, habrían desa- podrían haber desaparecido gradualmente
rrollado tecnologías incipientes de recolec- o se habrían integrado a los nuevos pobla-
ción y estrategias de caza de acuerdo a las dores llegados al comienzo del Holoceno 17.

LAS EVIDENCIAS DEL ARCAICO EN LA COSTA DE LA REGIÓN


DE ATACAMA Y EL PAISAJE

Los arqueólogos de Chile han utilizado el Esta "conquista económica del mar", de
término "Arcaico" para referirse a un perío- acuerdo al desarrollo tecnológico especial-
do básico del poblamiento americano, que mente, tendría tres aspectos o etapas, la
dice relación con una economía de sub- primera definida por la conquista de la "di-
sistencia, basada en la caza-recolección te- mensión longitudinal" (acceso a los recur-
rrestre y marina, y de la pesca; asociado a sos de las orillas del mar, restringida a la
cambios tecnológicos, adaptativos y de co- captura de la fauna de la franja interma-
nocimiento cada vez mayor del medio am- real); la segunda etapa, marcada por la con-
biente. quista de la "dimensión batitudinal" (acceso
En la medida que los grupos humanos a los recursos ictiológicos de profundidad,
cambien, se adapten y exploten el medio, a través del anzuelo), y la tercera etapa,
en primera instancia desde una perspectiva representada por la conquista de la "dimen-
depredadora, estarán capacitados para sión latitudinal" (acceso a mar adentro, a
comprender mejor el ciclo básico de la na- través de la balsa) 14.
turaleza, lo que les permitirá emprender El área costera de Atacama comprende
los primeros pasos hacia la domesticación unos 500 kilómetros entre su límite norte
tanto de animales como de vegetales. (26°00' LS) y su límite sur (en casi 30°00'
Independiente o en conexión con el LS). En esta extensa zona se reconocen
proceso interno que se desarrolló en los diferentes sectores geomorfológicos relacio-
valles, quebradas de interfluvio y en lagu- nados con las estribaciones del cordón monta-
nas y salares cordilleranos, las comunida- ñoso costero; con las quebradas de interfluvio
des costeras tempranamente sufrieron un que drenan al Pacífico; con las desemboca-
largo proceso adaptativo a un régimen de duras de los ríos de los valles transversales y
explotación y especialización marítima 16 . zonas de aguadas relacionadas con caletas y

41
ensenadas. Es en estas unidades que vere- El clima es árido y está marcado por la
mos más adelante, que el hombre desde existencia de una costa desértica con nubla-
tiempos prehispánicos hasta hoy en día, dos abundantes; la vegetación es reducida,
ocupa y explota el mar, apoyándose con predominando las cactáceas, arbustos y
recursos costeros aledaños (Lámina 2). hierbas, que se mantienen debido a la ne-

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Lámina 2
Co':<:a.ttUio
UBICACIÓN SITIOS : (it6
El Obispo - Los Médanos . .':
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40' 30' 20'

42
blina o "camanchaca". Dentro de la fauna sitos se perciben con claridad en las ensena-
terrestre se encuentra el guanaco (Lama das y en las extensiones de la planicie lito-
guanicoe), zorro (Pseudolopex culpaeus), la- ral. A lo largo de esta costa ocurren terrazas
gartos y lagartijas y una variedad de espe- marinas compuestas por acumulaciones de
cies marinas. En la costa habitan el lobo de arenas, limos, coquinas, areniscas y conglo-
un pelo ( Otaria jlavescens), el chungungo merados, que corresponden a un desarro-
(Lutra felina) , la laucha orejuda (Phyllotis llo plioceno-holocénico, con niveles entre
darwini rupestris), entre otros. 20 y 250 m s.m.
Los recursos acuíferos son escasos, sin Las características generales de la costa
embargo se registran una buena cantidad desértica del norte presentan farellones li-
de aguadas en la franja costera, cercana a geramente desplazados hacia el interior.
las cuales se hallan la mayor cantidad de Las planicies litoráneas de breve desarrollo
sitios arqueológicos. El ingeniero Francisco son estrechas e interrumpidas por estriba-
San Román, a comienzo de este siglo ciones de la cordillera costera, generándo-
(1902) registra 23 aguadas, conformando se playas en forma de arco. Estas planicies
al menos 8 distritos arqueológicos. Vale de- poseen cotas de altura entre Oy 300m s.m.
cir, las aguadas Quinchihue y la Falda, fren- Es notoria la tendencia a un incremento
te a la quebrada Pan de Azúcar; la Chilca, cada vez mayor de la amplitud de la plani-
frente a la quebrada de Totoralillo; Chaña- cie litoral hacia el sur de la región. La ocu-
ral de las Ánimas, frente a la quebrada del rrencia de llanos de sedimentación conti-
Salado; Agua del Toro, La Chañarala, Vega nental existentes en las desembocaduras de
Salada, La Changa y La Brea, inmediata- quebradas y una cordillera de la costa, con
mente al sur del puerto de Chañaral; Fla- alturas inferiores a los 1.500 m s.m., com-
menco, frente a la bahía de Flamenco; Ve- pletan el panorama geomorfológico de la
gas del Potrero al sur de la caleta Obispito; costa de Atacama4.
Salto del Agua, Cabeza de Vaca, Ramada, Gracias al proyecto FONDECYT
frente a bahía Ramada; Caldera en el puer- (Nº 1950036), en los años 1995-96 se reali-
to de Caldera; Piques del Algarrobo, frente zó una buena prospección a casi toda la
al Morro; Chorrillos, al sur del Morro; Puer- costa de la región de Atacama; se detecta-
to Viejo, en la desembocadura del río Co- ron más de 100 sitios arqueológicos y se
piapó: bahía Salado, cercano a Punta San pudieron establecer las siguientes unidades
Pedro; Agua de la Gertrudis, en la quebra- geomorfológicas, de acuerdo a los sitios
da de Pajonal; Totoral Bajo, en caleta Toto- prospectados. Se dedujo con ello una larga
ral; Totoral, en el oasis de Totoral; Aguada y continua ocupación de la costa y se reco-
de Los Burros, al norte de Carrizal, y Huas- nocieron diferentes modalidades de em-
co en la desembocadura del río Huasco7. plazamiento de los sitios: A) Sitios en duna,
La observación de las cartas geológicas en torno a acantilados y farellones costeros.
de este territorio costero muestran, en tér- En el sector de Pan de Azúcar, esta unidad
minos generales, la existencia de un sustra- abarca desde el límite norte de la 111 Región
to básico de data paleozoica, sobre el cual hasta el margen septentrional de la quebra-
se imponen depósitos cuaternarios con da homónima. Se caracteriza por poseer un
contenidos aluviales y de corrientes de relieve con acantilados y farellones que, al
barro, además de grandes extensiones de norte de Pan de Azúcar, alcanzan alturas de
depositaciones eólicas (dunas). Estos depó- 800 m s.m. Este accidente es especialmente

43
notorio en el sector costero conocido como continua de promontorios rocosos apega-
Bufadero, al oriente del cual el macizo se dos al borde costero y donde la planicie
eleva abrupta y casi verticalmente. Se trata litoral tiende a ampliarse cada vez más,
de una zona montañosa que, no obstante, dada la presencia de dunas intercaladas
permitió la ocurrencia de ocupaciones pre- por sedimentos aluviales y fluviales (Pampa
históricas, distribuidas tanto en los aflora- Caracoles). No obstante lo anterior, las ocu-
mientos rocosos altos del macizo de Bufa- paciones prehispánicas registradas están es-
clero, como en la planicie litoral contigua y trechamente vinculadas con los promonto-
en las quebradas interiores, siempre dentro rios rocosos indicados, o bien a las terrazas
del ámbito costero, como es el caso de los bajas apegadas al borde costero. Al sur del
asentamientos en quebrada La Quiscuda. Morro (Caldera) nos encontramos con al-
B) Sitios en dunas_con afloramientos roco- gunos problemas los cuales guardan rela-
sos. Se extienden desde la margen sur de la ción principalmente con un cambio impor-
quebrada de Pan de Azúcar hasta el sector tante del paisaje. Es así que entre El Morro
norte de Flamenco. Contiene varias terra- y puerto de Huasco, no se reconocen gran-
zas con depósitos aluviales en donde se im- des unidades geomorfológicas, sino, una
ponen conjuntos dunarios que los circun- sola unidad que agrupa las diferentes mo-
dan. En general, estos conjuntos se ubican dalidades que presenta el paisaje. En cierta
en el sector más oriental de la planicie lito- forma, las unidades reconocidas para el
ral, alejados un tanto del borde costero. Es área norte· de la región, en esta parte se
en estos puntos donde se ubican preferen- imbrican produciendo un paisaje menos
temente las ocupaciones arqueológicas. C) diverso; donde resalta, E) Sitios en terrazas
Sitios en campos de dunas extensas. Esta adyacentes a desembocaduras de ríos (Co-
unidad se extiende desde la bahía Flamen- piapó y Huasco) y, F) Sitios sobre dunas en
co hasta el margen sur de la caleta Obispito. ambientes de oasis interiores (Totoral,
En general, se observa una tendencia a la Canto del Agua). Un elemento importante
ampliación de la planicie litoreña y, a dife- en esta macroárea es el registro de un nú-
rencia de la unidad anterior, aquí la ocu- mero significativo de quebradas, las cuales
rrencia dunaria conforma grandes exten- comunican el interior con el litoral, a la vez
siones aterrazadas, algunas activas, otras que parte de ellas se comunican entre sí. Lo
compactadas. Se está frente a la presencia anterior cobra aún más importancia si agre-
de una costa rocosa con pequeñas caletas y gamos que parte de estas quebradas dispo-
ensenadas de extensió~ más bien breves, nen de recursos hidrológicos durante el
aun cuando la existencia de quebradas im- año, lo cual constituía un factor atractivo
portantes como las de Flamenco, del Potre- para el asentamiento y desplazamiento hu-
ro y El Morado dominan la fisiografía de la mano en el pasado, así como la obtención
unidad. Aquí los yacimientos arqueológi- de recursos vegetales y animales.
cos se sitúan sobre los extensos campos de Se observa que dichas quebradas articu-
dunas altos, apegados al cordón de cerros lan todo un sistema de asentamientos, re-
costeros, teniendo éstos un carácter más gistrando sitios tanto en sus desembocadu-
extenso. D) Sitios en promontorios roco- ras cerca del litoral, como en sus cursos
sos. U ni dad que se extiende desde caleta medios y en el interior. Lo anterior posibi-
Obispito hasta Bahía Inglesa. Zona caracte- lita plantear la hipótesis de que las pobla-
rizada por la existencia de una secuencia ciones prehispánicas no necesariamente se

44
movieron por el perfil costero, sino tam- do "piedras poligonales" o "litos polimor-
bién, se movilizaron por el interior, acce- fos". Aún no se sabe su funcionalidad; se les
diendo a la costa por las desembocaduras atribuye uso ritual o de insignias tribales.
de éstas. Es así, además, que se podría plan- Integran también el conjunto ergológico,
tear una cierta complementariedad en el artefactos de molienda, morteros y manos,
uso y explotación de los recursos, ya que las puntas grandes de proyectiles pedunculadas
quebradas posibilitan disponer de caza per- y lanceoladas, hojas y cuchillos semiluna-
manente (camélidos), agua y vegetales, lo res, raederas, raspadores, taladros y piedras
que se complementa con los recursos fau- horadadas. Son bandas de trashumantes es-
nísticos que aporta el mar (caza de mamífe- pecializadas en la caza de mamíferos terres-
ros marinos y recolección de moluscos, tres y marinos, y en la recolección de frutos
principalmente). y seguramente de algas y otros recursos
Como se dijo anteriormente, a lo largo mannos.
de la costa se han detectado infinidad de En la costa de Atacama este complejo se
conchales o basureros, la mayor parte sobre desarrolló entre los 9.000 años antes de la
dunas alrededor de afloramientos rocosos, era cristiana hasta posiblemente los 4.000
o conchales sobre dunas extensas. Los em- años a.C. Se postula que son grupos que al
plazamientos van desde el borde costero parecer provendrían de la vertiente orien-
hasta varios kilómetros hacia el interior, a tal de Los Andes, en un desplazamiento
una altitud variable entre 4-5 m s.m. y los hacia Atacama de sur a norte por la costa.
150-200 m s.m. En general son sitios muy El hallazgo de material lítico semejante a
extensos que contienen más de un asenta- este Complejo (Cultura de La Fortuna -
miento, registrándose áreas precerámicas y 6.500 años a.C., en San Juan, Argentina;
con cerámica (Lámina 1) . Huachichocana, en la quebrada de Huma-
huaca - 7.000 años a.C., Jujuy, Argentina y
San Pedro Viejo de Pichasca - 7.970 años
El arcaico temprano. a.C., en el río Hurtado, cerca de Ovalle,
Presencia del complejo Huentelauquén como ejemplos) sugieren una conexión
(Lámina 3 y 3a) trashumántica desde la costa del océano
Pacífico a la falda oriental andina, explo-
El sitio tipo que ha denominado al Comple- tando biomas de cordillera con prácticas de
jo de Huentelauquén, se sitúa en la desem- caza de camélidos y recolección de gramí-
bocadura del río Choapa (en coordenadas neas, fibras vegetales, y materias primas líti-
geográficas 31 °36' LS y 71 °33'LW). Bajo las cas.
arenas de las dunas de la ribera norte de Sin embargo, las dataciones de sitios de
dicha desembocadura, cuando el viento sur este complejo en las regiones de Atacama y
soplaba con fuerza, quedaban al descubier- Antofagasta, por el momento dan fechas
to ciertas piedras elaboradas por el hom- más tempranas que en la región de Ca-
bre, llamando la atención de los lugareños. quimbo, lo que a futuro podría postularse
Las características esenciales de esta un desplazamiento a la inversa, de norte a
cultura están dadas por piedras elaboradas, sur(?). En el Semiárido se produce en tiem-
que reproducen polígonos regulares que pos lluviosos, un puente biogeográfico oca-
van desde el círculo de infinitos lados, hasta sional, que permite el desplazamiento de
el triángulo equilátero. Se les ha denomina- fauna y abundancia de flora entre los vall~s

45
~
O"l
N.M.

.Leyenda
c:::J excavaciones
§ sector a1to
IIiTIIl sector bajo
B conchales
[]1 sector estructuras

N-999.600
ARCAICO TEMPRANO Lámina 3 a
Sitio El Obispo
Estructuras

W 11 /5 G

Superficial

~---------..J(,/~
.,.··
....····
/ .....

Nivel 10_15 .·
·········
··················

W.11/N.Sft. 80cm.
' 1

aislados por el desierto. Por otro lado, la El trabajo de prospección arqueológica


estrechez del territorio y los sistemas mon- a través del Proyecto FONDECYT
tañosos transversales favorecen la comuni- Nº 1950036, arrojó hasta el momento ocho
cación entre la cordillera andina y el lito- sitios vinculados con el Complejo Huente-
raP4. lauquén, en la costa de Atacama, identifica-

47
dos de norte a sur como: Piqueros 4, Solda- campamentos. Más al sur, en la unidad C y
do 1, Castillo 1, Los Médanos 1, Los Méda- a unos 5 km al E del grupo de sitios Obispo
nos 2, Obispo 1 y Taisani l. De todos los 1 y 2 y Obispito 1 al 5, se congrega una
sitios, sólo el penúltimo presentaba registro docena de aguadas que pudieron haber
previo. Otras informaciones no comproba- representado un factor importante almo-
das por nosotros dan como hallazgos de mento de explicar la naturaleza y magnitud
litos a caleta Punta San Pedro, cercano a de asentamientos como Obispo l.
bahía Salado; oasis de Totoral, a 30 km de Como característica de los sitios Huen-
la costa, frente a caleta Totoral; Canto del telauquén, con evidencias superficiales en
Agua, a unos 35 km de la costa, frente al la costa de Atacama, podemos decir que
puerto de Carrizal Bajo ( G. Domínguez, éstos presentan una extensión promedio
com. pers. 1994); puerto Guacolda, al S de de 300 por 200 m, siendo Piqueros 4 el
la desembocadura del río Huasco 11 , y puer- menor de todos, con un área de 1.500 m 2 y
to de Caldera7. Obispo 1 el mayor, con un área de 400.000
Los yacimientos se disponen casi exclu- m2. Los sitios se encuentran a un promedio
sivamente sobre formaciones dunarias que de 700 m de distancia de la línea de playa y
so breyacen terrazas de abrasión marina, o a una altura media de 60 m s.m. Cultural-
bien, en torno a afloramientos rocosos, con mente se caracterizan por la presencia de
alturas no inferiores a los 20 m s.m. La litos geométricos hechos en arenisca y en
ubicación con respecto a la línea de costa piedra basáltica. En los sitios de Los Méda-
varía entre los 500 m y 1.000 m y se observa
nos y Obispo, se registran los dos tipos de
una tendencia a ocupar el borde oriental
litos que, aparentemente, sugerirían una
de la planicie litoral más cercana al piede-
transición en el uso de las materias primas
monte del cordón montañoso costero.
de los yacimientos septentrionales con res-
Siete de los sitios detectados, se locali-
pecto a los meridionales (Láminas 4 a 9).
zan entre quebrada Pan de Azúcar y que-
La industria lítica sobre cantos rodados
brada La Lisa, emplazados en dos unidades
se encuentra presente en la mayoría de
geomorfológicas By C, anteriormente defi-
los yacimientos; no se registran en superfi-
nidas. Más hacia el sur, cercano a la desem-
cie en los sitios Soldado 1 y Puntilla l. El
bocadura del río Huasco, se encuentra el
material ecofactual está representado bási-
sitio 8, en la quebrada Taisani.
Los sitios de ocupación se sitúan próxi- camente, por Concholepas concholepas, Fissu-
mos a la ocurrencia de algunos recursos rellas sp. y Poliplacophora. En algunos yaci-
hidrológicos. De este modo, en la unidad B, mientos se registraron, además, Choro-
a unos 7 km al SE de Soldado 1 y Castillo 1, mytilus chorus, Thais chocolata, Loxechinus al-
en la cabecera más oriental de quebrada bus y Argopecten purpuratus. También se re-
del Castillo, se encuentra una vertiente co- gistraron restos óseos de mamíferos mari-
nocida como Aguada Falda; en este caso, la nos y terrestres, así como de aves y
quebrada pudo haber servido como vía na- roedores. A la fecha el único sitio excavado
tural que se conecta con los asentamientos en Atacama, sobre la cultura Huentelau-
antedichos. En la misma unidad, más al sur quén es el Obispo 1, que a continuación
y a unos 2 km de Los Médanos 1 y 2, la caracte-rfzamos.
vertiente conocida como aguada de la
Changa, pudo estar relacionada con dichos

48
ARCAICO TEMPRANO SITIO LOS MÉDANOS Lámina 6

Lámina 4

S cm

ARCAICO TEMPRANO

SITIO LOS MÉDANOS

LITOS HUENTELAUQUÉN, ARCAICO TEMPRANO Lámina 7

Lito Sitio Los Médanos

tocm.

ARCAICO TEMPRANO

SITIO SOLDADO 1
Sector Pan de Azúcar

Litos Oasis de Totoral

49
Lámina 8 Lámina9
LITOS HUENTELAUQUÉN. COSTA DE ATACAMA. LITOS HUENTELAUQUÉN. EL OBISPO.
COSTA NORTE DE ATACAMA.

a - b- d - e : El Obispo ;
c :costa Caldera.

Antecedentes arqueológicos del de 2 m x 2 m, constituyendo la primera etapa


sitio Obispo 1 que se continuará hacia fines de 1997.
El yacimiento corresponde a un con-
En 1984 Ángel Durán descubre para la chal extenso sobre formaciones eólicas ate-
ciencia el sitio que en esa época se le deno- rrazadas de 1.000 m (eje N-S) y 400 m (eje
minaba Obispito. De este importante yaci- E-W). Se encuentra emplazado sobre la pri-
miento en décadas anteriores, la comuni- mera y segunda terraza, ocupando los pla-
dad de Chañaral había levantado más de nos y depresiones del sistema dunario, a
un centenar de litos geométricos, identifi- 1.000 m de la línea de playa y a una altitud
cados con la Cultura Huentelauquén (co- que va desde los 50 m hasta los 100 m s.m.
municación personal Sra. Myriam Vecchio- Presenta en superficie abundante mate-
la, Alcaldesa de Chañaral). Varios de ellos rial cultural, en especial lítico, destacando
se conservan actualmente en el Museo de el hallazgo delitos geométricos en arenisca
Ciencias Naturales de ese puerto, en el Mu- y basálticos, como también abundantes de-
seo Regional de Atacama y en colecciones sechos de talla y artefactos sobre canto ro-
particulares. dado. De acuerdo a lo registrado, en super-
Entre 1986 y 1990, Miguel Cervellino ficie del yacimiento se han recogido más de
visitó varias veces el sitio, recolectando 300 litos polimorfos. Los restos ecofactua-
nuevo material de superficie, engrosando les están constituidos principalmente por
la colección lítica del Museo en Copiapó. gastrópodos, poliplacophora, equinoder-
Por medio del Proyecto FONDECYT mos y, en baja frecuencia, Choromytilus cho-
Nº 1950036, el equipo de dicho proyecto rus. En sectores altos y bajos, se encuentra
excavó en 1996 una docena de cuadrículas cerámica tardía.

50
Se localiza inmediatamente al sur de la de una estructura habitacional; además,
quebrada La Lisa, al NE de la caleta Obispo bastantes desechos de talla lítica. Por el
y a unos 7 km al sur del balneario Flamen- momento, un fechado de radio carbón 14,
co, sobre depósitos eólicos activos y semies- basado en una muestra de gastrópodo aso-
tabilizados, los que en ciertos sectores del ciado al lito, en el Laboratorio Beta Ana-
asentamiento se encuentran cementados lityc Inc de USA, arrojó una data apreciable
en areniscas, constituyendo una probable de 10.390 ± 90 AP; corregida 10.810 ± 100
fuente de materias primas. El área de ocu- AP, o sea, una fecha de 8.860 años antes de
pación arqueológica se sitúa a unos 1.500 m Cristo.
de la aguada La Lisa (al interior de la que- Por comparación podemos inferir que
brada), y a 1.000 m de otra aguada sin la base del sitio es similar al que se observa
nombre, justo en el borde costero. en el sitio Las Conchas, cercano a la ciudad
En el sector de emplazamiento de la de Antofagasta. Se asentaron sobre una
cultura Huentelauquén sobre la segunda duna compactada de época cuaternaria,
terraza, se sitúan cuatro estructuras semicir- como así lo indican los mapas geológicos.
culares; al excavarse una de ellas, por el Referente a la dieta, se observa en los tres
material exhumado, se adscribe a la cultura momentos de ocupación, que la base ali-
Huentelauquén, constituyendo éstas las mentaria estuvo conformada por fauna ma-
primeras evidencias de un patrón habita- lacológica, seguida por aves, peces, roedo-
cional para el período arcaico temprano res y en menor porcentaje, de mamíferos
costero. Situaciones similares para el arcai- tanto terrestres como acuáticos. Llama la
co costero del Norte Grande se dan en los atención el gran tamaño de las conchas del
sitios Chucumata-1 18 y en Caleta Huelénl5. primer evento de ocupación, en contraste
En estratigrafia se detectaron tres even- con la de los otros dos eventos posteriores,
tos ocupacionales: el primero entre los 65 a que son de menor tamaño, fragmentadas y
80 cm de profundidad, asociado a cuchillo bastan te calcinadas por asociación directa a
de charo zapato, grandes conchas de lapa, fogones de ciertos tamaños. Por lo general,
restos de jaiba, huesos de pájaro y de peces podemos decir que hay una densidad ma-
pequeños en poca cantidad y de mamíferos yor de ocupación en el tercer y último even-
terrestres y acuáticos, junto a percutores to.
líticos. Hoy se postula que estos grupos tienen
El segundo evento de ocupación se de- una gran dinámica de desplazamiento, no
tectó entre los 35 a 40 cm de profundidad, sólo en la franja intermareal, sino en des-
se hallan huesos de pájaro, lapa con pig- plazamientos hacia el interior de las que-
mento rojo, huesos y espinas de pescado en bradas, seguramente en tiempos de reco-
mayor cantidad que en el nivel anterior, lección de frutos (primavera-verano) y en
locos y apretadores calcinados junto a fogo- época de caza, en especial del guanaco,
nes y cuchillo de cuarzo con pedúnculo y quizás en períodos no aptos para la obten-
punta redondeada. ción de alimentos en la costa debido ama-
El tercer y último evento ocupacional rejadas u otros fenómenos. Estos momen-
aparece entre los Oy 20 cm de profundidad, tos aún no han sido evaluados en la costa de
se halló en una cuadrícula (W 09-N 52), a Atacama, dado que recién comienzan los
los 1O cm, un lito discoidad confeccionado trabajos sistemáticos; pero hay luces respec-
en arenisca, junto a un gran fogón y parte to a la obtención de litas y puntas en locali-

51
dades interiores como Canto del Agua, To- bre-ambiente, como las que señala Bailey,
toral, Agua Amarga, que indicarían la tras- involucrando conceptos básicos de explota-
humancia de estos grupos. ción "directa e indirecta" y explotación
Podemos inferir que se trata de grupos "oportunística y controlada" 1.
que explotan el mar en su dimensión longi- Creemos que para la costa de Atacama,
tudinal, como recolectores de la franja in- se dio un padrón de explotación mixta;
termareal, en una economía mixta de sub- directa y oportunística, involucrando a gru-
sistencia; en que destacan actividades de pos de una o más unidades domésticas.
recolección marina y terrestre, caza marina Mixta en el sentido de obtener recursos
y terrestre y quizás, pesca de escollera. Pre- tanto en el mar como en tierra. Directa en
sentan una diversificación técnica de gran cuanto a que el hombre gasta la mayor
complejidad, con una amplia tipología de parte de su energía en buscar y extraer
la industria tallada y pulimentada. El sitio alimentos en forma inmediata, y oportunís-
de El Obispo-1, junto al de Las Conchasl4, tica en el sentido que no existe una preocu-
indicarían asentamientos prolongados en pación mayor de llegar a un agotamiento
que existe el tiempo suficiente para confec- de los recursos, dado que éstos son abun-
cionar herramientas y litos pulimentados dantes y renovables.
de probable asociación a ritos ceremonia-
les colectivos, en que las bandas trashuman-
tes acuden a un punto determinado de la El arcaico Medio y Tardío.
costa, pudiendo éstos servir de "campa- Cultura del "Anzuelo de Concha"
mentos bases". La ubicación de litos en si-
tios interiores de Atacama, como Canto del Se postula que hacia los 4.000 años antes de
Agua y Totoral, indicarían el desplazamien- Cristo, hubo una oscilación climática cálida
to de estos grupos hacia el interior, en bus- y seca que afectó los recursos comestibles,
ca de otros bienes complementarios de la estimulando así un mejor aprovechamien-
dieta (guanacos, pájaros, vegetales) o de to de los recursos del mar, promoviendo a
materias primas, que conformarían "cam- los "pescadores especializados", que con-
pamentos satélites", semejante a lo que Bin- feccionaron los anzuelos de concha; llega-
ford denomina "forrajeadores". Típica- ron al litoral atacameño desde el norte vía
mente estos grupos tienen una alta costera14 . Existe en la costa de Atacama un
movilidad residencial y tamaño reducido y hiatus temporal bastante grande entre la
no practican almacenamiento, sino procu- población Huentelauquén y las poblacio-
ran sus alimentos en forma diaria. Sin em- nes marítimas especializadas. Por el mo-
bargo, ocasionalmente organizan campa- mento existe un solo sitio excavado parcial-
mentos de corta duración a cierta distancia mente, adscribible al arcaico medio en su
del campamento base, con propósito de primera ocupación y al arcaico tardío en su
buscar alimentos especiales2. segunda ocupación (sitios Conchal1 y 3 de
Por otro lado es importante señalar que Bahía Maldonado). Otros yacimientos han
la explotación de un ecosistema debe pre- sido reconocidos por el material cultural
sentar alternativas, las que podrían em- obtenido por aficionados (huaqueos) o por
plearse en situaciones diferentes, ofrecien- referencias de éstos. Jorge Iribarren en
do padrones de explotación de recursos de 1969 fue el primero en describir estos sitios
cazadores-recolectores en su relación hom- en Atacama, asociándolos a la cultura del

52
anzuelo de concha, denominado así por pescadores que habitan temporalmente la
Bird para conchales del norte de Chile cercana bahía de Barranquilla, este distrito
(Quiani, Pi chalo y Taltal) 3 . Los yacimientos corresponde a tres ensenadas denomina-
detectados en la costa de Atacama son: Cha- das Bahía Salado, Bahía del Medio y Bahía
ñaral de Aceituna, Puerto Guacolda 11 ; Ba- Maldonado.
hía Carrizal, Bahía Maldonado, Puerto de Bahía Salado es la más grande de las
Caldera y Pan de Azúcar7. Los sitios de tres y reúne varios cementerios y conchales.
Atacama se pueden correlacionar con el de Casi al centro drena una pequeña quebra-
Las Conchas, en TaltaP 9 . Por falta de fecha- da donde se ubican 5 algarrobos, un con-
dones absolutas se hace muy dificil estable- junto de estructuras pircadas, pictografias
cer una secuencia cronológica para esta área en rojo y en unos afloramientos rocosos
de la costa chilena. Sin embargo, se puede planos a nivel de superficie, se halla un
postular que hacia los 4.000 a 3.000 años a.C. grupo de petroglifos. Cercano a la línea de
irrumpe una nueva población con especiali- alta marea se encuentra hoy "aterrada",
zación marítima, con nuevo instrumental y una aguada que seguramente surtió del vi-
que estarían ocupando nuevos ambientes tal elemento a los grupos costeros que se
marinos (caletas y ensenadas de Atacama). asentaron en la zona por varios siglos.
Para efectos de este artículo, seguire- Bahía Maldonado comprende un con-
mos denominándoles "Cultura de anzuelo junto de conchales extensos a lo largo de
de concha", dado que el material ergológi- toda la ensenada y sobre grandes campos
co de los sitios costeros de Atacama, está de dunas. Hacia el sur de esta bahía, luego
estrechamente relacionado con el material de la casa del Sr. Ramón Callejas, se ubican
de la costa de Taltal. Los vínculos son más tres con chales que en 1979, denominamos
estrechos y pareciera ser que la costa com- como conchal1, 2 y 3.
prendida entre Taltal y Huasco forma una Se han realizado a la fecha tres campañas
unidad en este período de la prehistoria. en los conchales 1 y 3, durante los años 1979,
Los elementos semejantes se refieren a 1981 y 1985. El3 corresponde a un conchal
abundantes anzuelos confeccionados en sobre dunas con estructuras semicirculares,
conchas de choro zapato, en los dos tipos delimitado por grandes rocas, a unos 30 m
que veremos más adelante; pesas líticas s.m. En este conchal de 45 m x 80 m, se
para la pesca; anzuelos compuestos y pun- ubican doce estructuras pequeñas de no
zones de hueso; puntas de proyectil de pe- más de 1,5 m de diámetro interior, confor-
queño tamaño; pucos de piedra; cuentas de mada por piedras regulares ( 30 cm a 50
collar; limas, sierras y percutores y grandes cm) empotradas en la arena. Al excavarlas
hojas bifaces de cuchillosl2, 19, 7. en la totalidad, se llega a la conclusión que
fueron recintos habitacionales, ubicándose
en estratigrafia fogones, huesos de ballena
Antecedentes arqueológicos de
y de lobo marino, vértebras de peces de
Bahía Maldonado
gran tamaño como toyo, corvina y otros. En
(Láminas 10, 11, 12, 13, 14 y 15)
superficie se aq.vierte apreciable cantidad
Los conchales detectados en Bahía Maldo- de fauna malacológica, material lítico y ce-
nado forman parte de un gran distrito ar- rámica burda y decorada, de los tipos Co-
queológico en lo que se denomina en tér- piapó Negro sobre Rojo en su mayoría y
minos generales, Bahía Salado. Según los algunos fragmentos inca-diaguita.

53
CONCHAL N° 3 DE BAHÍA MALDONADO
Lámina 10

ot:P ·~•._
E3 orl'
o o
o o
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2 h?.

ARCAICO MEDIO TARDÍO

54
Lámina 11
BAHÍA MALDONADO .
Conchal no 1. Unidad 1
Cuadrícula A-5

'
.

1
1
1

1
1

nivel 20 - 30 cm.
nivel O - 10 cm.

nivel 30 - 40 cm.
J '

nivel40- 50 cm .

&
(Hueso) nivel SO- 60 cm.

o cm . 3

INSTRUMENTOS LÍTICOS. PERÍODO ARCAICO. Lá mina 12 Al profundizar el conchal se advierte el


COSTA N. ATACAMA
siguiente material cultural junto a grandes
conchas de loco, lapa, ostión, caracol ne-
gro, apretadores, choro zapato; manos de
moler con morteros de caras planas, algu-
nos con pigmento rojo, puntas de proyectil
con y sin pedúnculo; arpones compuestos
de hueso, pesas tipo cigarro en piedra piza-
rra, pulidores y una buena cantidad (12) de
anzuelos de concha. A medida que se pro-
fundiza, entre los 45 y 90 cm promedio de
Punta lítica hallada en Caldera.
(Sector La Fundición.). b-e:
Preforma y raedera .
profundidad, aparece el anzuelo tipo curvo
. Uticos hallados en El Obispo
recolección supe rficial. "de uñeta", pequeño e idéntico al tipo 1 de
Silva y Bahamonde para el sitio Las Con-
chas de Taltal. En los niveles superiores se
halla el anzuelo con vástago largo, de ma-
yor consistencia y grosor seguramente utili-
zado para la pesca de peces mayores, como
se advierte con los restos de vértebras, espi-
nas y otolitos de corvinas y de toyos.

55
UTENSILIOS DE PESCA Y CAZA HALLADOS EN CONCHAL No 3 DE
BAHÍA MALDONADO Lámina 13

j
Estructura N° 8
Estructura N° S Nivel 4S.-60 cm.
nivel 60-7S cm .

Superficial

Pozo N° 12
nivel 20-30

Pozo N° 12
Anzuelo de hueso

'}
nivel 0-10 cm. ''
\
1 1
1
\ 1

0Estructura 1O
'
'

Unidad 1- 8
Estructura N° S
nivel 1S-30 cm. nivel 4S-60

Estructura 1O

-- ..........
nivel 30-40 cm.

'1

Estructura 1O
Entre Estructuras S y 6 nivei4S-60 cm.
Cuadrícula 1
nivel 4S-60 cm. Estructura S
nivel 60-7S cm. 1 1
~cm.

56
Lámina 14 El conchal 1 corresponde a un extenso
conchal sobre dunas, con algunas estructu-
ras semicirculares de piedras de 30 cm x 40
cm. En los primeros 1 O cm de profundidad
se encuentran anzuelos de cobre, trozos de
cerámica monócroma, espátula de hueso,
Chañaral d e Aceituno
1 - 2 puntas ; 3 implemento lítico
parte de un tembetá, arpón de hueso y una
posiblemente cuchillo
cantidad extraordinaria de grandes valvas
de choro zapato y de ostión, con disminu-
ción de almejas, locos, apretadores y erizos.
Entre los 20 a 45 cm aparecen puntas
de proyectil triangulares de base escotada,
bastantes anzuelos de concha de vástago
largo, arpón compuesto, de hueso. Entre
los 50 y 130 cm aparecen grandes fogones,
puntas y raspadores líticos, y anzuelos de
concha del tipo pequeño o uñeta. Podemos
Puerto G uacolda
Utico, puntas
inferir diciendo que en este conchal se ad-
Museo d e La Serena
vierten claramente tres eventos ocupacio-
Tomado de J- lribarren. 1960 ;·
nales: los hombres portadores del anzuelo

Lámina 15

Puerto Guacolda
Lítico, puntas
Museo d e La Serena

Tomado d e J. lribarren. 1964

Cuerpo de anzuelo compuesto, lítico


CI"7S.•

57
de concha circular, los portadores del an- argamasa) y que sirvieron de refugios o
zuelo de concha de vástago largo y los por- campamentos semiestacionales en años se-
tadores del anzuelo de cobre y cerámica. cos, con una actividad de caza de guanacos,
Este último evento cerámico demuestra el vicuñas o aves de la cordillera. A la fecha se
contacto y ocupación de un mismo espacio, han trabajado los sitios 3, 4 (parcialmente)
quizás por ser hasta hoy en día una zona y 6. El sitio 3 corresponde a un conjunto de
riquísima en peces y moluscos. seis recintos situados entre el borde de las
vegas y el cerro en el curso del río Astabu-
ruaga. El sitio 4 corresponde a un pequeño
El arcaico al interior de la Región campamento de 18 estructuras situadas en
deAtacama una pequeña quebrada que drena a la lagu-
na del Negro Francisco, por el sector E. Son
Poco se sabe de los grupos humanos que se recintos circulares y rectangulares construi-
desplazan por el interior del territorio ata- dos en la misma técnica de pirca seca. El
cameño, entre los salares y lagunas más recinto 6 corresponde a un solo gran recin-
australes de la Puna de Atacama y vegas de to de paredes altas, ubicado en el portezue-
las cuencas altas de los ríos Copiapó y Huas- lo que da acceso desde la laguna del Negro
co. Tampoco sabemos qué papel jugaron Francisco a la mina Maricunga. Se trata de
en el arcaico y de su posible vinculación un mirador o puesto de atalaya desde don-
con las poblaciones costeras como sucedió de se domina el paisaje tanto hacia la lagu-
en la zona de Coquimbo (San Pedro Viejo na como a la quebrada con extensas vegas
de Pichasca). Pareciera ser que estos gru- que hasta hoy en día alberga a buena can ti-
pos en la región de Atacama no tienen dad de guanacos, vicuñas, zorros y aves de
relación con los grupos costeros, siguiendo la cordillera.
un crecimiento más lento e independiente En los tres sitios mencionados se detec-
y de carácter conservador, dado que en esta tan dos momentos ocupacionales: el primero
gran extensión territorial no tienen compe- asociado a un evento precerámico arcaico,
tidores ni relaciones culturales con otros con desechos de talla, lascas, microlascas,
grupos, aunque aún no sabemos si están otros y puntas pedunculadas pequeñas de
relacionados con gen te de la vertiente sílice, calcedonia y obsidiana; abundantes
oriental de la cordillera de Los Andes. huesos de camélidos y pájaros, lo que indi-
Por el poco material colectado en su- caría el carácter cazador-recolector de estos
perficie y exhumado en sólo dos sitios del grupos. El segundo evento, más superficial,
interior, podemos inferir que se trata de está asociado al arribo de nuevas poblacio-
una cultura con patrones de subsistencia y nes portadoras de cerámica Molle y Áni-
tecnológico diferentes a los de la costa. En mas, espátula y cuentas de hueso de ave,
1995 gracias a estudios de impacto ambien- grandes fogones, semillas de chañar y zapa-
tal de la Compañía Minera Maricunga, co- llo, manos de moler y numerosas lascas y
nocimos nueve sitios ubicados entre el río otros desechos líticos; lo que indicaría el
Astaburuaga y la laguna del N e gro Francis- carácter de cazadores-recolectores y de
co, entre los 3.600 y 4.500 m s.m. Al borde prácticas hortícolas, quizás las primeras en
de las lagunas y vegas, se sitúan conjuntos experiencia agrícola6.
de estructuras (desde 1 a 18) conformadas Este proceso del desarrollo de las co-
por recintos pircados, en técnica seca (sin munidades arcaicas, duró casi 9.000 años,

58
terminando en el inicio de la era cristiana, Manflas, se encontró una aldea de 18 ci-
2.000 años antes del presente. Esperamos a mientos circulares a elípticos en la con-
futuro seguir trabajando nuevos sitios con fluencia al río principal de la quebrada la
contextos definidos y bien estudiados, para Paradita, que le cae por su flanco derecho.
comprender mejor el sentido real de este No se encontró otro material que no sea
período tan importante de la prehistoria una punta triangular de base cóncava, muy
atacameña, tanto en el interior como en la fuerte. Se piensa que corresponde a un
costa. campamento base de cazadores (H. Nieme-
Por otra parte, en el valle superior del yer, com. pers.).

BIBLIOGRAFÍA DEL CAPÍTULO

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59
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60
Capítulo IV
EL PERÍODO TEMPRANO DEL HO.R_,IZONTE
AGROALFARERO EN COPIAPO*

GENERALIDADES En el límite norte, en El Salado las evi-


A un prolongado Período Arcaico de varios dencias son más indeterminadas y sin duda
miles de años, poco conocido y escasamen- la vigencia del pleno desierto nortino es en
te manifestado en los valles de la cuenca del ello decisivo. Cabe recordar que entre Pei-
Copiapó y más evidente en la costa ataca- ne, al sur del Salar de Atacama, y el Salado
meña -según se ha visto- sigue en el se extiende por 500 km o más el llamado
devenir histórico-cultural el Período Tem- Despoblado de Atacama, de una extraordi-
prano del Horizonte Agroalfarero. En el naria aridez y desolación.
Copiapó así como en todo el norte semiári- Si se observa el mapa de la dispersión
do se identifica con el desarrollo del Com- del Complejo El Molle, se advierte que la
plejo Cultural El Molle. Ocupa éste una mayor proliferación de sitios Molle se en-
vasta extensión del territorio del Norte Chi- cuentran a lo largo de los valles, pero tam-
co desde la cuenca del río Salado en su bién puede observarse que el interfluvio
extremo norte hasta la del Choapa por el Huasco-Elqui es rico en yacimientos, sobre
sur, y de mar a cordillera. Incluso en algu- todo en relación con los tributarios de dos
nos sectores cordilleranos El Molle tras- cuencas preandinas, la del río los Choros y
ciende el cordón andino y se manifiesta en la de Chañaral de Aceitunas, un área hoy
cierto modo en su falda oriental como en el cuasi desértica.
cementerio Guillermo en la cordillera de El Complejo El Molle comprende así
San Juan, Argentina y en otros puntos buena parte de las regiones de Atacama y
allende el Copiapó y el Huasco.
de Coquimbo.
En el extremo sur de su dispesión (Figu-
ra 1) el Choapa es un área de transición y
un vínculo con el desarrollo Temprano de
RESEÑA HISTÓRICA DE
la zona Central de Chile. Su estudio siste-
LA INVESTIGACIÓN SOBRE
mático recién está siendo abordado. En co-
EL MOLLE
lecciones privadas existen muchas piezas
cerámicas que recuerdan las formas y trata- En artículos anteriores hemos hecho refe-
miento de la tradición cultural Bato, cuyo rencias a la historia de la investigación del
clímax se emplaza entre Papudo y SanAn- Complejo El Molle 1• 2.
tonio por la costa. Sabido es que don Francisco Cornely3
en 1938 excavó unos cementerios en las
*Autor del capítulo: Hans Niemeyer F. inmediaciones de la estación ferroviaria El

61
•¡a•
CHILE )
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Inca de Oro •
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--28°

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REFERENCIAS
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0 CIUDADES ACTUALES
e SITIO DEL COMPLEJO EL MOLLE

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~ --31°
~ 31°--

4.J
o 50 lOO Km

Figura l. Dispersión del Complejo El Molle en el norte semiárido, con indicación de los sitios mencionados en el texto:
l. Copiapó. 2. Quebrada Viña del Cerro. 3. Carrizalillo Chico. 4. Cabra Atada. 5. Iglesia Colorada. 6. Túmulo
QuebradarSeca. 7. Túmulos Ojos de Agua del Montosa. 8. La Semilla. 9. El Torín. 10. Q. Chuschampe. 11. Q.
El Durazno. 12. Quebrada Pinte. 13. Q. Ipipe. 14. Cerro La Silla. 15. El Molle. 16. La Fortaleza. 17. Pta.
Teatinos. 18. Tilgo. 19. La Turquía. 20. Central Los Molles. 21. Caleta Arrayán. 22. Valle El Encanto. 23. San
Pedro de Pichasca. 24. Hacienda Illapel. 25. Arboleda Grande.

62
Molle, en la margen derecha del río Elqui, blo del Molle, único ejemplo de esta natu-
a unos 40 km al interior de La Serena. Estos raleza que conviene realzar aquí (Figura 2).
dieron una gran sorpresa. Resultó una ex- Se levanta como un prisma gigantesco,
periencia nueva tanto por la forma de las producto de la erosión diferencial, adosado
sepulturas como por su contenido. La cerá- a los cerros del lado sur del valle de Elqui,
mica era monocroma, sin asas, con formas a 400 m sobre el río entre El Molle y El
y decoraciones muy distintas a las clásicas Almendral. El difícil acceso a tanta altura,
policromadas de la Cultura Diaguita que él determinó que pasaran muchos años prác-
tan bien conocía*, y las ofrendas y ajuares ticamente olvidado este rasgo de tanta im-
comprendían piezas desconocidas. Se trata- portancia, a tal punto que algunos dudaban
ba pues, de una cultura diferente que de de su existencia, hasta que en época recien-
acuerdo al criterio de sitio tipo denominó te ( 1989) Gastón Castillo Gómez, lo redes-
Cultura El Molle, nombre que felizmente cubrió y lo excavó, demostrando sin duda
conserva y es conocido universalmente. alguna que los que usaron tan curioso lugar
En 1954 se trasladó de Hurtado a La eran portadores de la Cultura El Molle.
Serena, Jorge Iribarren Charlín e ingresó Dicho prisma posee una base superior sub-
como secretario del Museo dirigido a la circular plana, de 1.670 m2 y sólo un estre-
sazón por F. Cornely. Fue por esos años que cho pedúnculo la une al cerro madre. En el
Iribarren realizó excavaciones de rescate y ruedo de este sector adyacente al acceso se
recuperación de los materiales exhumados disponen pircas defensivas de doble hilera
en los cementerios de La Turquía. Estaban y dos o tres hiladas, hoy muy destruidas.
éstos situados al pie del Cº Gigante en fren- Conjuntamente con abudante fragmenta-
te del pueblo de Hurtado, en la ribera iz- ción cerámica, Castillo encontró numero-
quierda del río. Otras pesonas ya habían sas piedras huevillo del tamaño algo menor
intervenido los cementarios, pero Iribarren de un puño llevadas sin duda como proyec-
logró rescatar la información y los materia- tiles de honda hasta este refugio estratégico
les arqueológicos, los que vinieron a incre- de cumbre.
mentar considerablemente las colecciones El mayor conocimiento del Complejo
del Museo. Tanto la cerámica como el uso El Molle proviene de cementerios. A causa
del tembetá y de metales trabajados al mar- de la señalización exterior que por lo gene-
tilleo sindicaban a los descubrimientos de ral presentan las tumbas, muy pocas han
La Turquía como pertenecientes a la Cultu- sido excavadas por personal idóneo y la
ra El Molle, aunque la cerámica ofrecía mayoría ha sido víctima del saqueo de bus-
algunas novedades respecto a la del sitio cadores de tesoros o por cuenta de colec-
epónimo. cionistas, perdiéndose así la información
Descubrimiento muy importante de científica. En los últimos lustros sin embar-
Cornely de los primeros tiempos fue la for- go, y después de muchos años sin avances
taleza o pucara en la misma zona del pue- dos esfuerzos se han desarrollado a través
de canales responsables. Por una parte, el
Museo Arqueológico de La Serena ha se-
guido una doble estrategia en pos sobre
*En 1962 la Municipalidad de La Serena publi-
todo de los sitios de habitación en Elqui. Ha
có un magnífico álbum sobre la cerámica diaguita
con todos los dibujos de Cornely, obra hasta hoy no estudiado pequeños sitios relacionados con
superada. las áreas de cementerios conocidos de El

63
acantilado

1101

Figura 2. Reducto de cumbre del Complejo El Molle (Fortaleza), situado en el flanco sur del Valle de Elqui, a 400 m
sobre el río, entre los pueblos de El Molle y Almendral.

64
Molle; una batería de hornos o fogones en contextos. Lograron así una información
la ex hacienda Saturno, del El ui excava- completa sobre treinta y tres sitios, de los
do La Fortaleza. La segunda acción se ha cuales unos treinta corresponden a la zona
centrado en el conocimiento del interfluvio de interfluvio antes delimitada4 .
Huasco-Elqui, en las cabeceras de las cuen- El otro gran impulso que recibieron los
cas preandinas de la quebrada Chañaral de estudios del Complejo El Molle se produjo
Aceitunas y del río Los Choros. Esta zona a partir del descubrimiento de las aldeas
de interfluvio donde combinan llanos Molle en el interior de la cuenca del Copia-
(como el de Cachiyuyo), quebradas y estri- pó en la región de Atacama.
baciones montañosas semidesérticas fue in-
tensamente explorada en los primeros años
de la década del '70 por jorge Iribarren Ch. Rasgos culturales comunes del
y auxiliares del Museo bajo el marco de un Complejo El Molle
proyecto "Cachiyuyo" en que participaba la
Universidad de La Serena. Favorecía estas Hay rasgos comunes inequívocos, propios
excursiones de exploración y colecta el he- de la ergología del complejo cultural El
cho de que en Cachiyuyo residía un em- Molle, que forman un sustrato común, el
pleado ferroviario, aficionado a la Arqueo- común denominador de todas las manifes-
logía don Washington Cuadra que actuaba taciones culturales, aunque haya otras dife-
de permanente informante y colaborador renciales.
de Iribarren. Se juntaron así en bodegas del
museo cien tos de bolsas de materiales de
los distintos sitios colectados en esa área. A ERGOLOGÍA
él pertenece el Cerro La Silla, con un rico
campo de petroglifos de más de seiscientos El tembetá, bezote o botoque (Figura 3)
bloques portadores, atribuibles al Molle.
Después de la muerte de Iribarren*, G. El adorno labial conocido con el nombre
Castillo e Ivo Kuzmanic, arqueólogos am- de tembetá o botoque constituye uno de los
bos del Museo de La Serena, tomaron la elementos más generalizados y recurrentes
iniciativa en 1979 de "excavar" en las bode- del Complejo El Molle. Se le encuentra en
gas y estudiar los materiales que permane- todos los cementerios de la Cultura. En el
cían en bolsas cerradas desde que se hiciera área de dispersión del Complejo el tembetá
el reconocimiento. Se auxiliaron de testi- es siempre de piedra finamente pulida y de
gos presenciales, de los cuadernos de cam- calidad marmórea o silícea, aunque a veces
po de Iribarren y de los libros de inventario han recurrido al yeso u otra piedra (V. gr.,
del Museo. Este paciente trabajo de análisis Carrizalillo Chico). El uso del tembetá re-
lo dedicaron como homenaje póstumo a basa el área de dispersión aceptada para el
Jorge Iribarren Ch. No sólo dieron todos Complejo El Molle y se lo encuentra en
los detalles de los materiales mismos sino la Chile en otras culturas, desde el Salar de
descripción del entorno de los sitios y mu- Atacama a la Zona Central (En las tradicio-
chas veces acompañaron fotografias de los nes Bato y Llolleo, de cerámica y en Argen-
tina en las manifestaciones agroalfareras
tempranas de las provincias trasandinas, La
*Acaecida en enero de 1977. Rioja y Catamarca. Los tipos más frecuentes

65
l~
3
a
e

Figura 3. Tembetás del Complejo


El Molle. a. Tipo botellita, del
Túmulo 2 de Quebrada de
Pinte. b. Tipo botellita curvo,
d e f
del Túmulo 1 de !pipe. c.
Tipo cilíndrico, de Punta
Teatinos, cementerio 2 (el
más largo conocido). d, e, g,
h, e, i. Tipos discoidal con
alas (o de botón) de diversas
procedencias. f. Cónico de
yeso, del Túmulo 34 de Cabra
Atada. g. Del Túmulo R15 de
h Cabra Atada. h. Del Túmulo
g 14 de El Torín, enterratorio
3. i. Túmulo 28 del Barreal
Ancho de Cabra Atada.

están ilustrados en Figura 3 y se definen a permitió llegar a la conclusión que los crá-
través de las ilustraciones). neos ertenecien tes a varo s eran
En yacimientos de culturas posteriores los que llevaban tembetá in ~ y los feme-
al Molle, se han encontrado tembetás, pero ninos definitivamente no lo llevaban. Sería
como adorno o muchas veces empleados desea e que esta aseveración tuviera una
como amuletos (V. gr., en el pucara de mayor confirmación y se pudiera establecer
Quebrada Seca, del Complejo Ánimas) con a firme que en el Complejo El Molle el
un agujero para ser colgado, ajenos a su adorno labial era privativo del sexo mascu-
trascendente significado original). lino.
El examen bioantropológico practica-
Cachimba o pipa (Figura 4)
do por Silvia Quevedo 4 (1982) en los 37
restos óseos humanos de ~y la con- Este rasgo también es común en el área de
frontación con la existencia de tembetá, difusión del Complejo El Molle. De diferen-

66
o b
o 5cm o 5 lO cm.

Figura 4. Pipas del Complejo El Molle. a. Encontrada en Iglesia Colorada en una cárcava de erosión. b. Encontrada
fracturada en la sepultura tumular 36 de Carrizalillo Chico. c. Del Túmulo único de Quebrada Seca. Muestra
un corte de la pipa con su estructura interna. d. De un túmulo del cementerio de Quebrada de Pinte. e. De
Punta Teatinos. Esqueleto 64.

tes tamaños, tienen un diseño uniforme en riorrnente con el hornillo y otro opuesto,
los distintos yacimientos, desde Copiapó al distal y ciego, útil para sujetar la pipa mien-
Elqui. En la cuenca del Lirnarí aparente- tras se fuma. Aunque se le ha descrito
mente no se encontró la pipa. siempre corno "Pipa tipo T invertida", los
La pipa T, es una pieza fabricada por lo autores G. Castillo e Ivo Kuzrnanic han pre-
general en saponita, o piedra talcosa, o sea, ferido una nominación más completa:
una roca blanda que podría identificarse "Pipa angular simétrica de brazo doble rec-
con la cornbarbalita; pero no siempre es así, to".
ya que en algunas ocasiones se empleó una Las más frecuentes miden 20 a 25 cm de
roca brechosa u otra silicificada más dura. largo y el hornillo tiene unos 3 a 5 cm de
Con diferentes tamaños, conserva siempre altura. Pero hay también pipas más chicas
la misma fisonomía de una T invertida, con que podrían definirse corno miniaturas.
un hornillo central cilíndrico y dos ramas o En la cuenca del Copiapó la pipa es más
brazos en línea, parecidos en longitud: uno bien escasa y en algunas ocasiones sólo la
inhalan te o proximal conectado in te- encontrarnos fraccionada corno ofrenda

67
mortuoria. También en el cementerio de ral más recurrente; la malaquita y la turque-
lpipe, en el río El Carmen, se encontró una sa, entre otros.
pipa fragmentada. Esto demuestra que era El yeso o el alabastro, se empleó para
un objeto muy preciado, que aunque estu- confeccionar tambetás. Es una práctica
viera roto, se usaba como ofrenda funera- poco frecuente.
ria. En los túmulos de Ojos de Agua del
Montosa y en Quebrada Seca también se Metales (Figura 5)
encontraron pipas enteras.
Hasta ahora no se ha comprobado con cer-
En el Huasco -cementerios de Quebra-
titud que los portadores del Complejo El
da El Durazno y de Quebrada de Pinte-las
Molle hayan desarrollado procesos meta-
pipas fueron de alta recurrencia en las tum-
lúrgicos propiamente. Más bien el cobre
bas. Lo mismo en el valle de Elqui. No así
nativo se ha usado profusamente en la con-
en los cementerios de La Turquía donde
fección de distintos objetos de uso perso-
no se encontraron.
nal, especialmente de adorno, tratado por
Respecto a qué se fumaba en estas pi-
martilleo o laminado. Así, se confeccionan:
pas, nunca se ha podido saber con exacti-
anillos, brazaletes o pulseras, agujas, placas
tud. Posiblemente el tabaco cimarrón (Ni-
pectorales, pinzas depilatorias, de tamaño
cotiana monticola) frecuente en la cordillera,
normal y miniatura; pendientes y collares
en altura de 2.800 a 3.200 m s.m., haya sido
en forma de placas rectangulares elonga-
una de las sustancias que se fumaba, pero
das, winchas o cintillos. Las placas pectora-
muy posiblemente existan otros alucinóge-
les son de variada forma: cuadrangulares;
nos empleados.
circulares, y de ave en vuelo 6 . Aparente-
mente van cosidas a la vestimenta.
Minerales

Con cierta frecuencia se han encontrado Hueso


en las sepulturas Molle panes de tierras de
Ciertamente las piezas de hueso Molle no
color rojo o amarillo aglutinadas con sus-
son muy abundantes. Se encuentran topus
tancias untuosas al tacto; el óxido férrico es
o prendedores de las vestimentas; punzo-
el más frecuente. En una tumba de la que-
nes, retocadores y por excepción, cucharas
brada de Viña del Cerro en con tramos uno
o espátulas simples. (Figura 6).
de estos panes remanentes del saqueo de
un túmulo, tal vez el más grande y mejor
Concha
moldeado que hemos hallado de óxido fé-
rrico. También se encuentra una pequeña Las conchas de moluscos traídas a veces de
piedra laja o un pote de greda también considerable distancia desde el mar, han
pequeño con ofrenda de tierra de ambos sido empleadas como cucharas, en especial
colores, rojo y amarillo, como un rito a la las de choro, de almeja y de ostión. Se usan
inocencia de los párvulos. como continentes de tierras de colores, so-
A menudo se encuentran minerales de bre todo las de loco y almeja. A veces la
cobre convertidos en pendientes; en placa concha se perfora con un agujero para ser
pectoral cosida a la supuesta vestimenta; usada como pendiente. Pero lo más ex-
cuentas de collares discoidales o tubulares. traordinario son las miles de cuentas calcá-
Para ello se usaban la crisocola como mine- reas discoidales de aproximadamente 1

68
b

d
o :S cm .

S cm

Figura 5. Piezas de cobre martillado del Complejo El Molle. a. Lámina pectoral en forma de paloma en vuelo. Túmulo
2 de Quebrada de Pinte. b. Pinza depilatoria del Túmulo 2 de Quebrada El Durazno. c. Placa pectoral del
Túmulo 2 de Quebrada de !pipe. d. Anillo espiralado de Carrizalillo Chico. e. Pinza miniatura de Carrizalillo
Chico. f. Pinza miniatura del Túmulo 13 de El Torín. g. Pinza depilatoria del Túmulo 1 de Cabra Atada. h .
Brazalete de la Estructura 34 de Carrizalillo Chico. i. Pendiente de crisocola del Túmulo 13 de El Torín.j. Placa
pectoral cosida a la vestimenta en el Túmulo 2 de lpipe, de crisocola.

mm de espesor y 3 a 5 mm de diámetro que piedras tacitas o morteros en roca a orillas


integran los collares. Esta industria viene de los esteros, con excavaciones cupulifor-
desde el arcaico costero, como algunas mes o en forma de batea o elípticas. Vienen
otras tradiciones. del arcaico.
Las manos son elípticas o circulares y
Elementos de molienda plano convexas o biplanas.

Las iedras molino trans ortables son oco


Textilería
frecuentes en el Com le·o El Molle de las
El clima del territorio semiárido, con preci-
pitaciones que van en aumento desde Co-
piapó al sur, no permitió la conservación de

69
1
1
1
¡1
1,, ' ,

~d

(J1

e O 3cm
O 5cm _.____.._--11
1-1--'---'--'--'---11
t-1

Figura 6. Material óseo elaborado del Complejo El Molle. a. Prendedor o topu procedente del Túmulo 2 de
El Durazno. b. Espátula de ofrenda del Esqueleto 1 del Túmulo 47 de El Torín. c. Punzón de Cabra Atada. d.
Extremo distal de retocador de Carrizalillo Chico. e. Topu extraído del tórax del esqueleto único de la
Estructura funeraria 43 de Carrizalillo Chico.

materiales textiles en los sitios ocupados zalillo Chico y en el Pucara del Molle en
por el Complejo El Molle, salvo escasísimos Elqui, entre otros sitios, de piedras esferoi-
vestigios. Los cuerpos en las tumbas apare- dales del tamaño de un puño usadas casi
cen desnudos, aunque se presentan excep- con certeza de proyectiles de honda.
ciones con un resto de esteras de fibras
vegetales en que estaban envueltos. La cerámica

Este rubro constituye uno de los mejores


Uso de la honda
indicadores diagnósticos del Complejo del
El uso de la honda es sólo una inferencia Molle. En él, la cerámica es muy variada en
derivada del hallazgo en la aldea de Carri- formas y tratamientos de la superficie y tam-

70
O IOcm
~~~~~~~~~~

Figura 8. Ceramio en forma de una llama estilizada, con


decoración corporal blanco y negro sobre el color de
fondo marrón oscuro. Se la conserva en el Museo
Arqueológico de La Serena, sin procedencia proba-
da; se sospecha, sin embargo, que provenga del sa-
queo de uno de los cementerios de la localidad de El
Molle. Se le atribuye decoración en técnica de pintu-
ra negativa. (Reproducida de una diapositiva).

Figura 7. Cerámica del Complejo de El Molle del valle de


Elqui. Proceden de los cementerios de la localidad El
sobre el marrón oscuro de fondo se en-
Molle trabajados por F. Cornely en 1938 (Tomado de
Cornely, 1956). Diversas formas. cuentra en el Museo Arqueológico de La
Serena, sin procedeJ;lcia probada; se sospe-
cha que provenga del saqueo de uno de los
bién varían estos parámetros de un valle a
cernen terios del pueblo de El Molle (Figura
otro. La pasta es de granulometría muy
8).
uniforme, de textura fina y bien conocida,
El tratamiento de superficie de los cera-
con antiplástico fino y bien distribuido,
mios es el que ha servido más que nada para
siendo fácil de reconocer.
formular los tipos de la cerámica Molle.
Para describir las múltiples formas de la
Son:
cerámica Molle, resulta más favorable recu-
rrir a la ilustración de los perfiles, donde se l. Café alisado o corriente
pueden advertir formas simples (cilíndricas 2. Gris alisado
o inflectadas); formas compuestas o formas 3. Negro pulido
complejas. Esta última, llamada trizonal es 4. N e gro pulido inciso
bastante frecuente. Forma extraordinaria 5. Rojo pulido
es aquella que se ha interpretado como la 6. Rojo pulido inciso
estilización de una llama encontrada en el 7. Café pulido
cementerio seis del sector de El Molle, en el 8. Café pulido inciso
valle de Elqui (Figura 7). 9. Bicolor negro y rojo pulido
Otra pieza casi idéntica en formas, pero 10. Bicolor rojo sobre crema o bicolor rojo
con decoración corporal blanco y negro sobre blanco.

71
En general se trata de una cerámica mayo- jeros). Es de cuerpo bicónico, con decora-
ritariamente monocroma aunque unos po- ción rojo sobre crema con un dibujo esca-
cos ceramios del Limarí sean bicolor rojo lerado que recuerda el 'juego de la cola" de
sobre crema o rojo sobre blanco. una llama, una idea que aplicaba G. le Pai-
En la cerámica con decoración incisa, ge a algunos ceramios incisos de San Pedro
ésta es de carácter geométrica y se aplica de Atacama.
por zonas. Casi siempre, en el tercio supe- La cerámica Molle en general es sin asa.
rior de la pieza, con compromiso del cue- Sólo por-excepción suelen presentar algunos
llo; pero también los hay con incisiones en vasos cilíndricos una asa rudimentaria adya-
todo el ceramio globular (Figura 9b). Los cente al borde. También excepcionalmente
motivos más usados emplean el paralelismo presenta protúberos, como en los vasos de
de lineaturas, muy juntas, horizontales u Alcohuaz (río Claro del Elqui) (Figura 1 O).
oblicuas y las incisiones llevan relleno de Adelantamos que la cerámica Molle en
una pintura blanca. Mención especial me- las cuencas de la región de Atacama es café
rece la cerámica entregada por el cemente- monocroma corriente de perfiles inflecta-
rio La Turquía B, de Hurtado, con forma y dos. En el valle de Copiapó priman formas
decoración que escapan a la generalidad 7 . de "floreros" de tamaños relativamente pe-
Se trata de los ceramios de perfil compues- queños; vasos globulares apuntados ápodos
tos con una asa puente y un gollete, o de asa y cuencos hemisféricos grandes.
puente entre dos golletes, uno de los cuales En el Huasco se ·advierten las mismas
lleva tapa regadera o cribada (tapa con agu- tendencias aunque aquí el tipo negro co-

...
,, ~······-···-···

,-;.:.:··.:e::.::
', · ··········-····· ················-····
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Figura 9. Dos ceramios notables del Complejo El Molle de la cuenca del Limarí. a. Procede de La Turquía B. De cuerpo
bicónico, posee asa puente y dos golletes, uno con tapa regadera o cribada. Decoración rojo sobre crema con
un dibujo escalerado que recuerda "el juego de la cola" de una llama. b. Procede de una sepultura aislada de
la quebrada Arrayán, afluente del río Grande. Forma trizonal. Molle Negro Pulido Inciso, con todo el cuerpo
decorado de incisiones en disposición geométrica de lineaturas paralelas rellenas de pintura blanca.

72
de La Turquía, en Hurtado. Pero aparte de
ellos en el interior de este valle han apare-
cido cementerios menores que han entre-
gado piezas bastante complejas en formas y
decoraciones (Figuras 11 y 12) .

Industria de la piedra tallada

d El conocimiento de la piedra tallada del


Complejo El Molle ha ido ganando terre-
nos en los últimos años, sobre todo al exca-
var los poblados de la cuenca del Copiapó,
ya que en un comienzo en los yacimientos
de Elqui y del Hurtado los artefactos talla-
dos eran muy escasos. Además, los sitios de
g interfluvio Huasco-Elqui han permitido co-
nocer nuevos instrumentos, desde que fue-
Figura 1O. Cerámica del Complejo El Molle, de la cuenca ran publicados por Castillo y Kuzmanic 4 .
del Elqui. Proceden d e Alcohuaz, Cochihuaz y Caleta Los instrumentos más característicos
Arrayán (Adaptado de Iribarren, J. 1957). Tamaños son:
diversos.
Lascas retocadas
Puntas de proyectil espesas, triangula-
rriente es más frecuente. Con todo, la cerá- res de trabajo bifacial a presión, con D\
mica en las tumbas es muy escasa, tanto en pedúnculo triangular
el Copiapó como en el Huasco. Puntas de proyectil triangulares, de tra-
En el interfluvio Huasco-El ui sobre
<t<
bajo bifacial a presión, de base recta o
todo en el área de Cachiyuyo y en las na- de base escotada
cientes del río Los Choros, la cerámica tam- Hojas bifaciales
bién es café corriente, pero aquí es más Raspadores de uña o de extremo
frecuente el refuerzo de la base con la que Perforadores
Iribarren llamaba "base en torus". Esporá- Raed eras
dicamente se encuentra en esta área cerá- Retocadores
mica ne ra J2Ulida incisa. Percutores y tajadores.
En la cuenca del río Elqui, la cerámica
Por lo general los instrumentos son de cal-
es bastante más sofisticada con formas com-
cedonia, de cuarzo cristalino, de basalto y
puestas, con varios de los tipos pulidos;E
de piedras silicificadas.
más abundante en los cementerios aunque
en ciertos sitios se suele encontrar fragmen-
Arte rupestre (Figuras 13, 14 y 15)
tación superficial, de cerámica fina Molle,
gris e incisa, como en las dunas de las ba- En las cuatro últimas décadas se han desti-
hías de Guanaqueros y La Herradura. nado esfuerzos al estudio y comprensión
En la cuenca del Limarí, los cemente- del arte rupestre indígena en Chile y se ha
rios más rendidores de cerámica fueron los intentado vincularlo al desarrollo cultural

73
~

0
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~b
.
.
.
.

a
b

e .
.
.

a -
.

Figura 11. Cerámica del Complejo El Molle, de los ce-


Figura 12. Cerámica del Complejo El Molle de la cuenca
del Limarí. Proceden del cementerio de La Turquía
menterios de La Turquía y otros lugares del Limarí B, en el valle de Hurtado (Adaptado de Iribarren,J.
(Adaptado de Iribarren,J. 1957). 1957).

de las regiones en que se le encuentra. Esto quebrada de las pinturas cuyo arte se adscri-
no siempre es posible de hacer con certitud be más bien al período medio (o desarrollo
y más bien hay que conformarse con otor- Ánimas), en el semiárido de Atacama y de
gar un cierto grado de probabilidad a que Coquimbo se han separado dos estilos pic-
sea certera la adscripción. tóricos, que ciertamente guardan relacio-
También se ha avanzado en la separa- nes entre sí: el de La Silla, que tiene su
ción de estilos en atención a la técnica, a la mejor exponente en el lugar epónimo, el
temática y a la configuración estilística o cerro La Silla alrededor del Observatorio
patrón con que se presenta8 . Astronómico Austral de ESO, y el estilo
Respecto al arte del Molle, en un estu- Limarí propio de la cuenca de este río.
dio realizado en el archivo fotográfico del El estilo La Silla que responde esencial-
Museo Arqueológico de La Serena, G. Cas- mente a la técnica de PETROGLIFO o de gra-
tillo encontró que el 20% de los asenta- bado presenta escenas de interacción entre
mientos Molle aparece asociado al arte ru- animales -específicamente camélidos do-
pestre sea en técnica de petroglifo o de mésticos o en proceso de amansamiento-
pictografia. Se localizan principalmente en y el hombre. Pero son frecuentes otros te-
los valles y en la precordillera, aunque pre- mas decorativos y geométricos abstractos,
ferentemente en las quebradas y cerros de como cruces dobles; líneas ondulantes. Mu-
los interfluvios del norte semiárido. chos de estos últimos incluyen espirales,
Prescindiendo de las pictografias de la grecas, figuras laberínticas y ameboídeos,

74
.________,! 2O cm L___j lOcm

l...------' 20 cm

L------- 20 cm

L-------'1 20 cm

Figura 13. Petroglifos del Cerro La Silla. Escenas de interacción de hombres y animales. ·

75
....___ _ _----' 30 cm

Figura 14. Petroglifos del Cerro La Silla. Diseños complejos con personajes míticos y animales.

76
10 20cm

e
d

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f lL"SEB -t- !· jJ
~' ~-· y ¡h
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Figura 15. Petroglifos de máscaras atribuidas al Complejo El Molle. a. Las Pintadas de San Pedro de Quiles. b. La
Media Luna, valle del Combarbalá. c. Cerro La Silla, Bloque 274. d. Cumbre del Cerro El Buitre, Montepatria.
e. Las Pintadas de San Pedro de Quiles. f. Canal Las Máquinas del río Huasca, en las proximidades del
Cementerio de Quebrada El Durazno.

77
etc., son atribuidos a prácticas shamanísti- Movilidad
cas bajo influencia de sustancias psicotrópi-
La existencia de conchas de moluscos en
cas9.
los yacimientos de El Molle, por alejados
Al estilo La Silla habría que adscribir
que estén de la costa del Pacífico, acusan
otros campos con arte rupestre al norte
inequívocos contactos con el litoral, aun-
del Elqui como el gran yacimiento de Las
que la presencia Molle en él es relativamen-
Pintadas de Marquesa 10 y otros de las inme-
te escasa (o está aun mal documentada),
diaciones de las estaciones ferroviarias de
pero existe. Se manifiesta como fragmenta-
Cachiyuyo y Domeyko, entre La Silla y Va-
ción cerámica típica sobre las dunas o sobre
llenar.
conchales. De modo que las conchas pudie-
En el estilo Limarí lo más característico
ron ser objeto de intercambio entre las po-
son las representaciones de máscaras hu-
blaciones costeras y las del interior. Como
manas premunidas de adornos cefálicos
se sabe, de las excavaciones, las conchas
complejos, aunque son diferentes en un
eran objetos muy apreciados entre los por-
punto y otro. Son las cabezas tiaras o "más-
tadores de El Molle, sobre todo los caraco-
caras hieráticas" a que se refiere León Stru-
les y las valvas de ostión, situación que per-
be (1939) 11 . Por mucho tiempo estuvo du-
dura en otras culturas posteriores.
dosa la asociación cultural de este arte. Sin
Relaciones entre los valles seguramente
embargo, en fecha más reciente se ha de-
también existieron, sirviendo de comunica-
mostrado dicha asociación en excavaciones
ción las quebradas de los interfluvios. Está
de San Pedro de Quiles. Por otra parte, hay
probado que objetos propios de un valle
que recordar aquí que ya en años muy an-
viajaban en manos de personas a otros va-
teriores G. Ampuero y M. Rivera, habían
lles lejanos.
practicado excavaciones en el valle del En-
canto donde el estilo Limarí tiene una alta
Patrón de asentamiento
expresión y aquí también la excavación
arrojó ocupación Molle sobre el arcaico 12. Del estudio en la cuenca del Copiapó de
La Figura 15 muestra un conjunto de las sitios como El Tarín, Cabra Atada, Carriza-
máscaras humanas más conocidas del estilo lillo Chico entre otros, y en el Elqui, la
Limarí, al mismo tiempo que las más elabo- Fortaleza y los Fogones del ex fundo Satur-
radas. Llegan por el sur hasta los ríos Illapel no, unido a la concentración de áreas bien
y Choapa. Pero además, se unen otros glifos definidas de funebria, permiten afirmar
característicos que no se encuentran o que que los portadores del Complejo de El Mo-
son excepcionales al norte del Elqui: el lle gozaban de un grado de sedentarización
círculo con dos apéndices hacia abajo; el bastante mayor del que se les había atribui-
rectángulo de lados curvilíneos simples o do originalmente. La aldea de Carrizalillo
con diseños in ternos y/ o externos, figuras Chico y otras desmienten que sus ocupan-
antropomorfas extremadamente estiliza- tes vivían en habitaciones simples. En esta
das de piernas y brazos abiertos, y numero- aldea aparecen plataformas excavadas con-
sas grecas y signos geométricos, entr~ mu- tra la pendiente de la falda del cerro; a
chos otros. veces disponían de un muro de sosteni-
En suma, atribuim-os al arte rupestre de miento a valle. En ninguna de ellas se han
La Silla y del Limarí al Complejo El Molle, encontrado restos de estructura que seña-
mientras no haya otra idea en contrario. len en qué consistía la protección de la

78
intemperie; pero se puede suponer que jo del cual tenía un collar de varios cientos
haya sido de material ligero como cañas y de finas cuentas discoidales. Todos estos
ramas. "estirados", más de una veintena, guarda-
ban los cuerpos paralelismo entre sí en di-
Prácticas funerarias rección al este. Algunos llevab~n tembetá
de piedra marmórea. El cementerio de
La observación de las prácticas funerarias
queb~ada Honda, unos 20 km al norte de P.
en las distintas cuencas permitió establecer
Teatinos, a2arentemente sería contem o-
algunos lugares comunes en ellas, así como
ráneo con éste "de los estirados". El de P.
también diferencias regionales y, muchas
Teatinos y el de Quebrada Honda sugieren
veces, diferencias de un sitio a otro y en el
ser una fase primaria inicial del Complejo
tiempo. Rasgos comunes serían: profundi- El Molle en formación; serían los más cer-
dad más o menos alta de los enterratorios; canos al arcaico con una fecha de 30 ± 60
presencia de estructuras funerarias; presen- años d. C.
cia de palos de algarrobo en muchas de las En las cercanías del pueblo de El Molle
tumbas, colocados como un emplantillado se en con traban los seis cernen terios que
de protección sobre los cuerpos. sirvieron para definir y evaluar la nueva
En el Huasco 13 , lo novedoso que ponía Cultura hallada por Cornely. Los emplaza-
una notabkdiferencia éon lo conocido de mientos de las tumbas estaban marcados
Elqui y el Limarí, fue la 2resencia de una con piedra huevillo blancas traídas desde el
enorme acumulación de piedra y tierra en río. En el Nº 1 que el autor considera de
forma de un túmulo tronco cónico o, como mayor antigüedad, con 20 sepulturas, no
los llamó Iríbarren, túmulo de "forma de encontró ofrenda ni ajuar funerario. Los
gran hormiguero" 14 . Esta modalidad está cementerios 2 y 3 tienen ruedos de 5 a 6 m
presente en los tres cementerios más gran- de diámetro marcados con piedras blancas
des de Huasco que son el de Quebrada El más grandes que en el Nº 1 y profundidades
Durazno (del cual hoy no quedan vesti- de sepultación superior a 2 m. De las 18
gios); el de Quebrada de Pinte y el de Que- tumbas del Nº 2, sólo 6 tenían ofrendas. En
brada Ipipe, en el curso superior del río El el Nº 3 se excavaron 13 sepulturas de las
Carmen. En Copiapó ocurre algo semejan- cuales proviene casi toda la alfarería extraí-
te, aunque hay diferencias morfológicas en- da del sector. El Nº 6 entregó dos hermosos
tre los túmulos de un sitio y los de otro. ceramios, tembetá y un collar. Debajo del
En la cuenca del Elqui, las se2ulturas anillo de piedras aparecen sepulturas de
del Complejo más antiguas son sin duda las párvulos y en el núcleo central, esqueletos
dél Cernen terio Nº 2 del con chal de Punta de adultos. En una misma sepultura se en-
de- TeatinÜs (o de "los estirados"). Apare- cuentran muchas veces dos o más cuerpos.
cen cuerpos en decúbito dorsal con piernas En estas sepulturas, Cornely encontró
estiradas. Se presentan asociados a ~u­ sólo objetos de cobre obtenidos a partir del
laciones compactas de numerosísimas pie- martilleo del metal nativo, tales como bra-
dras huevillos de tamaño .re atiVamente pe- zaletes, anillos, placas pectorales, aros.
queñas, menores de un puño. A veces, En sitios del interior del Elqui y en otros
como en el caso de un niño de 8 años, tenía sectores de Coquimbo, las evidencias de El
un ciento de piedras huevillo sobre el tórax Molle aparecen asociadas a piedras tacitas
y el cuello formando una gran "gola" deba- o morteros en roca con excavaciones cupu-

79
liformes o de "bateas" elipsoidales y ama- o menos coherente entre sí y parecería cla-
nos cilíndricas o elíptico-discoidaleslS-16. ro, entonces que en el Norte Semiárido
Las excavaciones de Iribarren en tres ce- floreció el Complejo El Molle en los prime-
menterios de la localidad de La Turquía, ros setecientos años de la Era Cristiana.
pusieron de manifiesto modalidades nuevas Está bien probado que estratigráficamente
de enterratorios, al mismo tiempo que for- el complejo se sobrepone a las poblaciones
mas y decoraciones novedosas para la cerámi- arcaicas preexistentes en la zona y que
ca, y el uso de la plata y del oro como metales muestran marcadas preferencias por ocu-
adicionales al tradicional cobre. Pero faltó par los mismos sitios de los arcaicos.
aquí un elemento básico de la cultura, cual es
la pipa en forma de una T invertida, popular
en los valles de más al norte. Organización sociopolítica y patrones
de subsistencia
Cronología
A la luz del descubrimiento de los últimos
La Tabla 1 es un resumen de las fechas años en la cuenca alta del río Copiapó de
radiocarbónicas disponibles para el Com- tres impo_rtantes aldeas del Complejo El
plejo El Molle. Como se aprecia, ella po1~ Molle -El Torín, Cabra Atada, Carrizalillo
de manifiesto el déficit de registros crono- Chico- amén de otros sitios del Elqui Me-
lógicos de la Cultura, ya que sólo el 5% de dio, se ha podido desvirtuar la idea original
los sitios reconocidos cuenta con datacio- que se trataría de pueblos trashumantes
nes. Hay yacimientos de la mayor trascen- tras las pasturas. Hoy se sabe que los porta-
dencia en el estadio de El Molle que care- dores de El Molle son pueblos de economía
cen de fechamiento y lo que es peor, no multifacética de marcado carácter comple-
habría posibilidad de obtenerlas porque mentario y sin una dirección centralizada:
desaparecieron. Particularmente sensible cultivan en los valles medios y en los forma-
al respecto son los primeros yacimientos tivos, con prácticas de riego artificial a tra-
conocidos como los del pueblo de El Molle vés de acequias derivadas de quebradas la-
excavados por Cornely, y los de La Turquía, terales o del cauce principal. Cultivaban
en Hurtado. El grueso de las fechas es más maíz, poroto, zapallo y con alta probabili-

Tabla 1
ORDENAMIENTO DE FECHAS RADIOCARBÓNICAS DE EL MOLLE

Sitio Fecha C14 Fuente

El Torín (Túmulo 22) 130 ± 110 a .C. Niemeyer y Cervellino, 1982


Quebrada Honda (P. Teatinos) 30 ± 60 d.C. Schiappacasse y Niemeyer, 1985
Tilgo 245 ± 95 d.C. Aunpuero, 1972, 1973
El Encanto (Nivel 1) 240 ± 95 d.C. Aunpuero y Rivera, 1971
Túmulo l. (Quebrada El Durazno) 310 ± 90 d.C. Iribarren, 1957
Las Pircas (Madera) 440 ± 320 d.C. Kuzmanic y Cobo, 1978
El Torín (Túmulo 1) 570 ± 80 d.C. Niemeyer y Cervellino, 1982
Carrizalillo Chico (Madera de la estructura 50) 470 ± 100 d.C. Niemeyer y Cervellino, 1985
Carrizalillo Chico (Carbón. Estructura 62) 480 ± 60 d.C. Niemeyer
San Pedro de Pichasca. Nivel 1 665 ± 40 d.C. Aunpuero y Rivera, 1971

80
dad, la quínoa. Posiblemente el algodón, a El Complejo El Molle en la cuenca del
río Copiapó (Figura 16)
1 lo menos en el Copiapó. Las evidencias de
hojas de palas y de azadones, no sólo en las
El conocimiento del poblamiento Molle de
inmediaciones de las habitaciones y cante-
la cuenca del Copiapó surge de dos fuentes
ras sino también en los campos de cultivo
distintas. Una, la más importante y confia-
adyacentes a las aldeas, reafirman su condi-
ble es la acción directa de los autores de
ción de agricultores. Pero sin duda eran
este libro, a través de excavaciones científi-
crianceros de camélidos. El arte rupestre,
cas realizadas en las últimas décadas, espe-
los huesos hallados en el relleno de los
cialmente en la cuenca formativa del río
túmulos y la representación de formas de
Pulido.
llamas en la cerámica son pruebas más que
concluyentes. Además en algunas sepultu- La otra fuente, es la literatura existente,
ras aparecen esqueletos de camélidos sacri- especialmente las experiencias en la zona
ficados como homenaje al muerto. de Jorge Iribarren Ch., quien hizo sólo re-
En los valles y en los interfluvios reco- conocimientos y no excavaciones en esta
lectaban frutos silvestres tales como las vai- materia. A esta categoría pertenecían sitios
nas de algarrobo, las drupas de los chaña- tan importantes como los doscientos túmu-
res, el pimiento boliviano, el carbonilla, los que se han aludido del cerro Capis, no
entre otros frutos y semillas. Los morteros lejos de la ciudad de Copiapó. Este es el
hallados en los sitios de las quebradas son típico ejemplo de sitio del cual no hay expe-
testimonio de esta actividad recolectora. La riencia directa, sino comentarios del pasa-
recolección de moluscos fue débil, ya que do. Se han atribuido al Molle sin verdadero
no hay grandes conchales adscribibles al fundamento. Nadie duda de que estos tú-
Molle, aunque se encuentra algo de cerámi- mulos existieron por más que fueran de
ca en los conchales arcaicos y sobre dunas. dimensiones muy reducidas, más a nadie
Tampoco se advierte una vocación especial consta que fueran de la cultura de El Molle
de pesca o caza marina, pues no se encuen- de la cual antiguamente poco o nada se
tra el utillaje especializado en la explota- sabía. Ahora que se conoce el yacimiento
ción del mar. No se conocen por ejemplo de más de 100 túmulos de La Puerta exca-
anzuelos en las poblaciones del Complejo. vados y adscribibles sin duda alguna al Pe-
La caza, en cambio debe haber sido ríodo Medio o Ánimas, sería factible que
uno de los rubros económicos de mayor estos del cerro Capis también hubieran per-
importancia. Así lo indica la industria de la tenecido a este período, aunque eran, se-
piedra tallada, con bien desarrollados y gún la tradición, muchísimo más peque-
fuertes puntas de proyectil especialmente ños.
pedunculadas. También se ha sugerido el El hallazgo de tembetás y pipas en for-
uso de la honda, que se emplearía como un ma de T invertida en superficie o fuera de
arma defensiva y de caza. contexto no autoriza para asignar al Molle
En cuanto a la organización sociopolíti- un sitio. Por ello nosotros describiremos
ca, a raíz del hallazgo de esas aldeas men- con cierto detalle los yacimientos Molle del
cionadas, se piensa que era de orden tribal, Copiapó o de áreas muy vecinas en los cua-
con una cierta unidad ideológica dada la les hayamos tenido la experiencia directa o
uniformidad ergológica. aquellos de la literatura que sean convin-
centes.

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Figura 16. Distribución de los principales sitios del Período Temprano en la cuenca del río Copiapó y áreas
aledañas. l. Quebrada Viña del Cerro. 2. Carrizalillo Chico. 3. Cabra Atada. 4. Carrizalillo Chico-2. 5. Quebrada
Seca (túmulo). 6. Ojos de Agua del Montosa (túmulos). 7. La Semilla. 8. El Torín. 9. Quebrada Chuschampis.
10. Caldera. 11. Puerto Viejo.

Los yacimientos del Complejo El Molle El Torín 18


del primer grupo, de aquellos de documen-
Uno de los yacimientos arqueológicos de
tación experimental directa, se van a orde-
mayor interés en la cordillera del Copiapó
nar desde aguas arriba hacia aguas abajo,
del Complejo El Molle es la aldea de El
primero por el valle del Pulido y luego los
Torín, situada en la vecindad de la vega de
del valle mismo de Copiapó.
ese nombre, a 2.600 m s.m. La descubrimos

82
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MUSEO REGIONAL DE ATACAMA
PROYECTO
HANS NIEMEYER FERNANOEZ

L..vonté 1 H N6emey•r fr. (con le aoloberooiÓn d• NI bol• 04m ea A J


Febrero de 1980

o = ~~-
lE S C A L. A
en febrero de 1978, guiados por nuestro La litología del sitio y área circundante
amigo Sixto Aróstica, de Iglesia Colorada. es simple. Corresponde, en su mayor parte,
Al año siguiente, en febrero de 1979, a la a roca intrusiva de la familia del granito.
primera campaña de trabajo, se unió el El clima, en atención a la temperatura
Director del Museo Regional de Atacama y magnitud de las precipitaciones, es bas-
Miguel Cervellino G. Las siguientes tempo- tante contrastado entre los meses de verano
radas fueron realizadas por el mismo equi- e invierno. En el verano suelen ocurrir chu-
po en los veranos de 1980 y 1982. Al sitio se bascos locales, ligados a tempestades eléc-
accedía en esos años sólo a caballo desde tricas que surgen más al oriente, pero las
Iglesia Colorada desde donde había que lluvias y nevazones de mayor trascendencia
llevarlo todo: operarios, herramientas, se producen en los meses de invierno. En
equipo de campaña, víveres. El yacimiento años húmedos, la nieve suele permanecer y
ha sido recuperado y estudiado íntegra- dificulta la habitabilidad del ·tio.
mente, ya que se encontraba libre de inter- En verano, durante el día, las condicio-
venciones ajenas a la ciencia, sin saqueos. nes son muy benignas, y la caída de la tem-
Sólo el trajín diario de los animales cabríos, peratura por la noche no es aguda. Las
cuando salen en la mañana a pastar y cuan- tardes de los días de verano son ventosas,
do regresan en la tarde, ha desarmado su- con vientos reinantes del NO.
perficialmente el relleno aéreo de las es- La flora, en esta zona de media altura,
tructuras tumulares, sin comprometer el es especialmente arbustiva y de carácter xe-
interior. rófilo. Priman el molle ( Schinus polygamus),
muy abundante en el sitio y de especial
El yacimiento significación en nuestro trabajo por cuanto
(véase el plano de planta general) ha invadido y contaminado algunos de los
túmulos; el pingo pingo (Ephedra sp.); el
El yacimiento El Tarín -situado en coor- caspiche (Lycium sp.); panza de burro (Sal-
denadas 28°17' LS y 69°45' LW-, ocupa piglossis spinecens); acerillo (Adesmia sp.); la
una explanada de forma triangular, de 5 ha tola (Parastrephia sp.); el berraco (Escallonia
de extensión y de 11% de pendiente longi- angustifolia), así como la cola de zorro ( Cor-
tudinal. Se encuentra delimitada por el oes- taderia sp.) que ocupa el lecho de los cursos
te por el río El Potro y por los dos otros de agua. En la vega, prosperan gramíneas y
costados por las quebradas de Las Piedras y pequeñas compuestas. Algo más arriba, en
del Talar que vienen del interior, de los la vega de El Talar, crece la varilla (Adesmia
pies del macizo El Potro, y tributan al río de triyuga) q_ue es excelente combustible y el
este nombre. El sitio se encuentra a eleva- tabaco cimarrón (Nicotiana monticola) que
ción media de 2.600 m s.m. inmediatamen- pudo tener implicancia en la práctica de
te aguas arriba de la vega de El Tarín; ésta fumar o en prácticas psicodélicas de los
es fomentada en la actualidad en verano indígenas.
por el riego artificial para la mantención de Fundamentalmente, en la explanada
ganado vacuno y lanar. El ganado cabrío descrita se encuentran distribuidas 57 es-
más bien pasta en verano en las laderas de tructuras tumuliformes que al ser excava-
los cerros. La posesión de El Tarín consti- das demostraron ser, en su maxoría_estruc-
tuye el límite superior habitable en la sub- turas funerar~~- ~inorit~rjam~nte,
cuenca. estructuras habitacionales o, tal vez, cere-

83
~es. Dichas estructuras están agrupa- agrupación de túmulos sólo uno fue fecun-
das en dos sectores. Uno inferior, que es el do con un enterratorio doble.
mayor, contiene 45 túmulos y su superficie Una línea ideal envolvente circunscribe
delimitada por una línea envolvente ideal una superficie de 0,38 ha (3.800 m2). En
asciende aproximadamente 1 ha (9.630 ella se encontró una sola piedra molino
m2). En la cabecera de esta área se encon- (M-12), también fragmentada como las de
tró la Estructura Habitacional Nº 1llamada abajo.
originalmente T-44, antes de su excavacion. A_':_alle del sector superior de túmulos
En su parte inferior, hasta once piedras hay un espacio libre de piedras, que podría
molinos situados en dos áreas de activida- interpretarse como una plaza, o bien, como
des. Una baja con cuatro molinos en el una antigua áread e cultivo, aunque no se
borde sur de la explanada y vecina a los ha detectado tierra agr ícola. Muestras del
túmulos T-1 a T-4. Los molinos M-3 y M-4 subsuelo, así como de la margen del área
están más próximos a la ceja poniente de la interior, fueron colectadas para ser someti-
quebrada El Tolar. Los molinos M-6 a M-11 das a estudios palinológicos; han definido
se encuentran en un espacio despejado de la presencia del género Chenopodium; la es-
túmulos, aunque rodeado de seis de estas peranza es que específicamente correspon-
estructuras que constituyen la agrupación dan a quínoa, que sería altamente factible
más fecunda en cuanto a enterratorios. En como cereal cultivado de altura.
efecto, de ella forman parte los túmulos Otro rasgo de importancia lo constituye
13-21-22-14-18 y 19 que, en conjunto, arro- la traza de una acequia que sitúa su bocato-
jaron 20 esqueletos de los 37 pesquisados. ma en la quebrada El Tolar, hoy práctica-
Estos molinos se presentan quebrados y mente seca, y surca de SE a NW la explana-
muchos agotados. da en la forma que aparece reproducida en
El sector superior reúne 12 túmulos. De el plano.
ellos, el llamado T-54, situado en su cabece- El Cuadro 1 que sigue, sintetiza la situa-
ra, resultó ser una habitación de dos recin- ción del esquema funerario de El Torín,
tos que pasó a llamarse, después de excava- dividido en los dos sectores del yacimiento.
do Estructura Habitacional Nº 2. De esta Es de advertir que la excavación de cada

Cuadro 1
RESUMEN DE LAS ESTRUCTURAS FUNERARIAS: 57 Túmulos en total

a) Sector de abajo: 45 Estructuras tumuliformes


Túmulos con enterratorios : 10
Múltiples : 6 (con 2, 3, 4, 5, 6, y 11 esqueletos)
Simples : 4 (3 son de párvulos solos y uno de adulto)
Túmulos con relleno típico, sin enterratorio : 29
Túmulos falsos 1 (El T-27)
Túmulos atípicos, dudosos como tales 4 (T-30, 38, 40 y 56)
Estructura habitacional o ceremonial 1 (T-44)
b) Sector de arriba: 12 Estructuras tumuliformes
Túmulos con enterratorios 1 (Dolle)
· l s.r Túmulos con relleno típico, sin enterratorio : 8
, <'' Tumulos atípicos, dudosos como tales 2 (T-56 y 57)
Estructura habitacional o ceremonial 1 (T-54)

84
túmulo fue completa, conservando sólo el dos Uóvenes y adultos) y más de una doce-
ruedo de piedra y la piedra demasiado na de manos elipsoidales o circulares bipla-
grande y notoria que, a veces, ocupaba una nas, características de la cultura. Aparte de ,..,S I
V 2.

posición céntrica en el túmulo (Figuras 17a fragmentos cerámicos corrientes y piezas :;; ..A.
y 17b). líticas talladas como raederas; fue in terpre- e . ~ .,.._...
Algunos comentarios explicativos res- tado como un enterratorio simbólico, en
pecto al cuadro: que la piedra estaría reemplazando a al-
guien muerto de la comunidad en otro lu-
Entierro simbólico. La excavacion del '!:.fun.!!- gar y que mereció un reiterado ceremonia-
lo 5 q_ue fue la que primero abordamos en lismo recordatorio. No fue el único en este
1979, puso de manifiesto una situación no- yacimiento y también se presentaron en
vedosa. Se trataba de un túmulo bien cons- otros cementerios de la cultura que excava-
tituido con su relleno aéreo de piedras del mos con posterioridad ( Carrizalillo Chico y
tamaño de un puño y tierra "agrícola" en su Cabra Atada).
interior y en vez de un esqueleto, e~a - El Túmulo 27 resultó ser falso, en el
en el centro un peñasco muy rande, difícil sentido de ser un simple amontonamiento
de mover. Durante la excavación se recupe- de piedras.
raron gran cantidad de huesos de caméli- Los túmulos simples, con un enterrato-

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Figura 17a. El Torin. Túmulo 18 una vez excavado. Nótese el fogón ceremonial.
Típico enterratorio unipersonal.

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Figura 17b. El Torin. Túmulo 1 en proceso de excavación es el túmulo más grande hasta de 11 individuos.

rio, en oposición a los múltiples con dos o como ofrenda en un pequeño ceramio o en
más enterratorios, fueron 4 y de ellos, tres una tableta de piedra. Además, los niños
fueron de párvulos. Los t(!!Pulos ] y fTip solían llevar gargantillas de cuentas hechas
fueron extraordinarios por su gran tamaño de minerales de Cu.
y contenido de esqueletos. El primero en-
tregó hasta 1_!_esgue~tos dispersos en el Las estructuras habitacionales o
relleno, en variadas posiciones y de varia- ceremoniales (Figuras 18a y 18b)
dos sexos y edades. Su excavación dio un
Como queda dicho, al excavar los túmulos
gran trabajo. Igualmente, el 19 arrojó ~­
numerados 44 y 54, que de suyo no tenían
v~ e~~letos igualmente variados en sexo,
el aspecto tí pico de éstos, resultaron ser
edad y estado de conservación. En ambos
estructuras de habitación.
casos, (y prácticamente en todos los túmu-
los) los adultos tienen posiciones en decú- Estr. 1 (Figura 18a). La estn~ctura 1 (Ex
bito lateral con piernas flectadas hacia uno Túmulo 44) se encuentra situada en la ca-
u otro lado. becera del Sector de Abajo, como se apre-
Los niños en estos túmulos como en cia en el Plano General.
otros ofrecen posiciones en decúbito dorsal La estructura se compone esencialmen-
o decúbito ventral y van acompañados por te de un ruedo exterior formado por 35
tierras de color, roja y amarilla, puesta piedras de diferentes tamaños, del cual for-

86
ma parte integrante un gran bloque de gra- paramentos opuestos de un gran bloque de
nito de 0,90 m3 y otro de andesita también roca. El mayor tiene un ruedo de piedras
de tamaño considerable, de 0,50 m3. El con un eje mayor interior de 3,19 m dirigi-
diámetro interior N-S, del muro perimetral do de SE a NW. El recinto más pequeño,
alcanza a 4,55 m y el diámetro interior E-0, por el lado opuesto del bloque, tiene un
a 3,50 m. diámetro de 2,50 m en sentido SE-NW, y un
Apoyado en los dos bloques mayores se diámetro menor de 1 ,80 m perpendicular
construyó en el interior del círculo exte- al anterior. Entre los pisos de ambos recin-
rior, 11n recinto interior con diámetros de tos hay una diferencia de nivel de 0,60 m,
1,70 m y 1,75 m delimitado por piedras siendo el menor el de mayor cota, debido a
plantadas, dejando una abertura amplia ha- la situación natural del terreno.
cia su costado sur. De este recinto interno Del recinto más pequeño, no se obtuvo
se recuperaron huesos de camélidos y frag- material cultural ni residuo de la ocupa-
rr~entQ.§__J:;._erámicos diversos, entre éstos un ción.
fragmento (en realidad cinco que se unie- El piso con mayor cantidad de residuos
ron) de cerámica café pulida de un cuenco. correspondió al del recinto mayor: de él se
recuperaron varios fra mentos cerámicos
Estr. 2 (Figura 18b). Se encuentra situada en
de distintos tipos, 2._puntas de pro ectil
el punto más alto de todo el yacimiento, a fragmentadas; huesos de camélidos
monte del Sector de Arriba. Consiste en dos valva de choro ( Choromitylus choro) . Lo más
recintos elípticos en planta, adosados a los notable en él fue el hallaz o de un ~n
fogón no estructurado que casi ocupaba
todo el espacio interior.

CORTE Y VISTA A -A
A

8\J
o
r' ....... .,,r·-1
N.M.

PERSPECTIVA

Figura 18a. Estructura ceremonial Nº 1 de El Torín Figura 18b. Estructura habitacional de El Torín, en
en la cabecera del sector inferior. Planta y perspecti- la cabecera del sector superior. Planta, corte y vista.
va.

87
Los enterratorios En cuanto a sexo, a partir de los adultos
jóvenes, se reparten en la siguiente forma:
Debe insistirse antes que nada en que los
enterratorios, por lo general, se encontra- Adultos jóvenes: 2 femeninos y 1 masculino
ron en un mediano estado de destrucción. Adultos: 2 masculinos, 6 femeninos y 1 de
En contados casos, los huesos habían perdi- sexo indeterminado
do parte de su tejido interior, quizás si por Adultos maduros: 4 masculinos
efecto de cierta acidez del terreno de com-
Adultos maduros avanzados: 3 masculinos y
posición granítica, o por infiltración de 1 femenino.
agua de bajo pH. Esta condición se cumple
en otros cementerios de la Cultura. En al- En el informe citado se concluye que de
gunos casos los huesos aparecen cubiertos acuerdo al estudio craneométrico, la pobla-
ligeramente de una sustancia blanca per- ción del El Tarín se compone de individuos
sistente semejante a ceniza. braquicráneos, de estatura 1,65 m para los
En algunos esqueletos se detectó un hombres y 1,60 m para las mujeres, acusan-
emplasto de argamasa amarilla sobre los do dimorfismo sexual acentuado en la esta-
restos óseos. Esta particularidad la hemos tura.
observado en varios yacimientos Molle del Aparte de la forma del entierro, Queve-
Pulido y también se continúa con esta cos- do encontró dos rasgos culturales impor-
tumbre en cementerios del P. Medio, en los tantes: a) Los c_u~tro iQdivi~uos r-ortadores
túmulos de La Puerta, por ej. del tembetá eran masculinos adultos b)
Los cuerpos de los adultos se encontra- n ti"eve pres~taban una li era deformación
ron en posiciones genuflexas, casi siempre t~ular e_!ect~ indiferenciada de sexo, sin
hiperflectados en decúbito lateral izquier- compromiso del frontal.
da o derecha. Por excepción, en decúbito En cuanto a la relación de los esquele-
ventral o en decúbito lateral, con piernas tos entre sí, se presentan:
dobladas hacia un lado u otro. Sus manos a) aislado, como entierro único en el
de preferencia estaban en la región pelvia- túmulo; b) simultáneo en pareja: dos adul-
na o en la cara. tos; adulto y lactante; y, dos lactantes; e) su-
La posición de los lactantes es horizon- perpuestos; d) la mayor frecuencia corres-
tal y corresponde principalmente a la decú- ponde a enterratorios dispersos en el
bito ventral o decúbito dorsal, con brazos y relleno o bajo el túmulo tratándose, enton-
piernas estirados o en posición natural, ces, de inhumaciones diacrónicas o sucesi-
pero también los hay, por excepción, en vas, con reutilización de la estructura fune-
decúbito lateral. raria. Es decir, se desarmaba parte del
El peritaje bioantropológico de la pobla- túmulo para alojar un nuevo fardo funera-
ción exhumada en El Tarín, lo practicó la no.
arqueóloga Silvia Quevedo K Un sumario Cuando recién se usó ellug~r, posible-
brevísimo de él establece que en el cernen te- mente antes que se construyera la acumula-
rio de El Tarín, las edades están bien balan- ción de piedra y tierra, los entierros se de-
ceadas. De los 37 individuQ.S. de la colección, positaban en estrechas fosas abiertas en el
13 son lactantes· 2 so ·-os· 2-subadultos· 3 suelo natural.
a9_ult::_os jóvenes; 9 adultos; 4 a_Qul!9~-~adu- Las ofrendas son escasas. En los adultos
ros; 4_ adul_t~l!lª-duros ~nzados. - se limitan a manos de moler y a cerámica.

88
Entre los siete ceramios recu erados, dos luscos actuales, pero también moluscos fo-
son préstamos culturales traídos de San Pe- y
silizados abundan tes restos de cocina que
dro de Atacama o de 'otro lugar de la Pun ; casi con seguridad tienen origen ceremo-
dos so~ t~picos del sitio, del tipo El Torín nial. Entre éstos, huesos de animales. En
C?rriente Aeuntado; el resto- son cuencos efecto, formando parte del relleno de los
hemisféricos de cerámica corriente. túmulos de El Torín, se encontró una apre-
En el Torín se manifiesta como una ciable cantidad de huesos fragmentados de
excepción en relación a los otros yacimien- camélidos, donde están presentes todos los
tos de la cultura una cerámica rugosa tam- componente del esqueleto animal. A pri-
bién llamada "cesteada". Se la encuentra mera vista, no se advierten alteraciones in-
sólo en fragmentos, sea en superficie, sea tencionales en los huesos, como huellas de
en el relleno de túmulos. Nunca se encon- incisiones o de cortes netos, salvo la incine-
tró una pieza completa. El tipo se caracteri- ración que han sufrido algunos. De acuer-
za por tener exteriormente un corrugado do a una visión preliminar, se encuentra
semejante a la impronta de cestería, de allí balanceado el número de huesos de anima-
el nombre. les maduros con los inmaduros. También
Este tipo de cerámico no es exclusivo de en el relleno de los túmulos, aunque en
El Torín. Se la ha encontrado en algunos forma francamente minoritaria se encon-
lugares del interior de la Región de Ca- traron huesos de aves y de roedores. Estos
quimbo y sur del Huasco. Es de cierta popu- últimos podrían ser intrusivos, ajenos a la
laridad en el Noroeste argentino. actividad cultural.
Un caso excepcional de ofrenda en
adulto es la espátula de hueso que se recu- Materiales líticos
peró al lado y a la espalda del Esqueleto 1
Los restos culturales de piedra de El Torín,
del Túmu o 4 7, en posicion paralela a su
pueden clasificarse en: 1) elementos en re-
columna.
lación a prácticas agrícolas, como piedras
Ofrendas frecuentes en El Torín son las
molinos, manos, hojas de herramientas,
tierras de color en los niños; pendientes de
maceradores, entre otros; 2) industria de la
minerales pulido de cobre; gargantillas de
piedra tallada; 3) piedra pulida en tembe-
cuentas minerales en niños; una pinza de-
tás; 4) minerales semipreciosos elaborados
pilatoria en miniatura, de cobre.
como adornos. También en forma de pol-
Tres individuos clasificados como mas-
vos colorantes.
culinos adultos maduros portaban tembetá
discoidal con alas in situ; el cuarto tembetá,
l. Elementos en relación a prácticas
del mismo tipo, se halló junto al sector
agrícolas
lumbar del Esqueleto 3 del Túmulo 19,
pero había señales evidentes de su uso (des- Hojas de herramienta a /cola: Se recuperaron
cubierto por Silvia Quevedo al examinar la hojas de herramienta agrícola, preferente-
mandíbula). mente fragmentadas, del re~de los tú-
Los adultos de El Torín rara vez llevan mulos y de la su erficie del sitio. Son he-
ofrendas funerarias. chas a partir de una laja natural de andesita
Aparte de las ofrendas de objetos elabo- o basalto y, las manos, de granodiorita.
rados (que son muy pocos), en el relleno de Hay hojas de varias formas: 1) la de
los túmulos se recu eran conchas de mo- mayor frecuencia es la elongada asimétrica

89
pocas halladas formando parte del relleno
de los túmulos. En su totalidad están labra-
das en granito o en granodiorita. Por lo que
se puede apreciar, el cuerpo es tabloide,
rectangular o subrectangular en planta, y la
excavación, subrectangular a elíptica con
una profundidad media de 8 cm. El ancho
de los cuerpos va de 35 a 50 cm y la altura
de 12 a 18 cm. Unos pocos metates frag-
mentados aparecieron en los túmulos
mismos al excavarlos, formando parte del
Figura 19. Hojas de herramientas agrícolas de ande- relleno. En el Túmulo 19, el cráneo del
sita propias del Complejo de El Molle. a. De Carriza- Esqueleto 1 descansaba sobre la cavidad de
lillo Chico. b. De El Torín.
un metate fragmentado.

Manos: Las manos de molienda son ~!!!:!Y


o "azapatillada" (Figura 19). Se caracteriza
abundantes y se las encuentra en la superfi-
por tener un borde interior ligeramente
cie del sitio, mayormente formando parte
cóncavo y un borde opuesto convexo. En
del relleno de los túmulos y, por excepción,
ambos bordes y en el extremo distal presen-
como ofrenda dire ta de los enterratorios.
ta un tallado bifacial a partir de un diáme-
Se reconocen manos elípticas y circula-
tro transversal máximo. Hacia el extremo
res en planta. En cuanto a la forma de las
proximal la hoja va reduciendo su ancho
superficies de molienda se presentan con
para formar una especie de tosco pedúncu-
mayor frecuencia las manos biplanas y mi-
lo para enmangar. Las dimensiones de esta
noritariamente plano-convexas o biconve-
hoja varían de 120 mm a 170 mm en longi-
xas.
tud; su ancho máximo de 70 mm a 100 mm.
La calidad de la materia prima de ma-
El espesor fluctúa de 1O a 15 mm, aunque
yor recurrencia es la granodiorita aunque
excepcionalmente se encuentran hojas mu-
también se encuentran manos de andesita,
cho más espesas. Probable hoja de pala o de
cuarcita o roca silicificada y riolita.
cuchillón; 2) hoja espesa de forma rectan-
Hay manos tanto en los túmulos como
gular, elongada y simétrica. Longitud de
en enterratorios, siendo particularmente
180 mm y ancho de 80 mm. Probablemente
abundantes en los túmulos 2 y 3, como en
fue usada como hoja de azadón enmanga-
los que no tienen cuerpo, como sucede en
da; 3) hoja simétrica según un eje longitu-
los túmulos 5, 23, 25 y 29 entre otros.
dinal, de andesita. Presenta astillamiento
bifacial en sus lados y en su extremo distal.
El extremo proximal se angosta en una es- Machacadores o martillos: Espec~almente en
pecie de pedúnculo apto para enmangar. el relleno de los túmulos, con cierta fre-
cuencia se encuentran piedras adaptables a
Piedras de moler. Las doce piedr~~ ~nos la mano, que presentan picaduras que indi-
de la superficie del sitio se encontraron can que sirvieron de martillos, machacado-
fragmentadas, algunas agotadas y otras en res o maceradores. Tienen dimensiones de
vías de agotarse; lo mismo ocurre con las 70 a 100 mm de diámetro.

90
2. Industria de la piedra tallada
(Figura 20)


a
La industria de la piedra tallada tiene una
buena representación en numerosos dese-
chos de talla, en lascas con y sin trabajo
secundario, preformas, núcleos piramida-
les o prismáticos que podrían ser raspado-
res altos; núcleos que conservan la parte de
la corteza original; núcleos agotados. Se
extrajeron del relleno de los túmulos y tam-
bién, en baja proporción, de la superficie,
pero sin que constituyeran talleres.
Los artefactos terminados son minorita-
rios: priman puntas pedunculares relativa-
mente pequeñas, pero también se encuen-
tran triangulares apedunculadas.
La materia prima de que hace uso la
g
industria de la piedra tallada es calcedonia,
riolita-dacítica, riolita, andesita, cuarcita o
roca silicificada y, accidentalmente, obsi- Figura 20. Material lítico tallado del Complejo El
Molle. Procede de El Torín.
diana.

herramientas agrícolas, propias de la Puna,


donde abundan.
Recapitulación e interpretación del sitio
Otros tipos cerámicos aparecen en
Se ha presentado un sitio arqueológico de abundancia en El Torín -v.gr. la cerámica
gran interés por varios motivos: se encuen- "cesteada"-, no tiene antecedente claro
tra situado en el corazón de la cordillera en Chile. Pero, al parecer, la cesteada sería
andina en un punto próximo a la línea relativamente frecuente en el NO argenti-
limítrofe de lo que se ha llamado al Área no y ha aparecido, a lo menos, en dos ce-
Centro Sur y el Área Meridional Andina, rnen terios de San Pedro de Atacama y en el
participando de características de ambas. valle de Elqui.
Al mismo tiempo queda en posición direc- El Torín es excepcional en atención a
tamente marginal respecto a la subárea cir- su complejidad, por cuanto se relacionan
cumpuneña. Las relaciones con ella que- varios elementos culturales y ecológicos:
dan claras a través de algunas piezas múltiples estructuras funerarias; estructu-
cerámicas de tipo negro pulido que apare- ras habitacionales y ceremoniales; campos
cen, en dos oportunidades, como ofertorio de cultivo con canal de riego; vegas abun-
fúnebre y cuyas formas, dimensiones y tra- dantes y elementos muebles que guardan
tamiento superficial y de asas rudimenta- relación con prácticas agrícolas como pie-
rias son propias de la cerámica de la Puna. dras molinos y manos de varios tipos; hojas
También marca estas relaciones la pre- líticas de herramientas agrícolas son un
sencia tan recurrente de hojas líticas de tipo más recurrente. A través de los abun-
"" e> ,..n -t;.. ,_;;Jfi'
,, ~ h.•\i e>\ Yi

91
dantes restos óseos de camélidos recupera- en la década de los '80 lo estudiamos, des-
dos en la excavación de los túmulos, se pués de terminada la exploración de El
demuestran prácticas funerarias de manejo Torín. Me llevó a él por primera vez Sixto
de animales domésticos y también de caza. Aróstica.
El sitio El Torín admite, entonces, dos Se trata de una aldea organizada en la
interpretaciones en cuanto a su funcionali- ladera abrupta del flanco izquierdo del río
dad. Por una parte, la gran concentración Pulido, compuesta por más de un centenar
de sepulturas tumuliformes, con y sin cuer- de habitaciones o plataformas excavadas
pos incluidos; la presencia en el terreno contra la pendiente del cerro, y de v~­
triangular de sólo dos estructuras habita- onco túmulos funerarios. Integran el com-
cionales o ceremoniales, una asociada al plejo aideano campos de cultivo, acequias
Sector de Abajo y la otra al Sector de Arriba; de regadío, una gran cantera de piedra
el pequeño espacio despejado de piedras a~í tk;y algunas pin tura~2estres bajo
para siembra ("la plaza"); las numerosas "ca sa de 2iedra". -
ofrendas de manos, hojas de herramientas - El sitio se encuentra a 1.400 m s.m., 10
agrícolas, huesos de camélidos entre otras km de La Junta del Pulido y elJorquera, al
que integraban el relleno de túmulos, per- interior del primero, en coordenadas geo-
miten interpretarlo como un gran "campo gráficas 28°07' LS -69°55' LW.
santo", un centro ceremonial por excelen- La excavación de las depresiones habi-
cia que tendría un amplio radio de influen- tacionales ha demostrado que éstas poseen
cia en el ámbito cordillerano, con implican- un escaso residuo d~ . ocupación y pueden
cias probadas hasta áreas puneñas. ser diferenciadas por áreas de actividades.
La segunda interpretación, que se sus- L~~ut; ~án situadas más altas, hacia el

tenta en la existencia de una acequia de vértice del cono, se encuentran premuni-


regadío sobre la explanada (de supuesto as muchas veces de un pequeño muro de
origen prehispánico temprano?), en hojas contención a valle, de una pirca seca de una
líticas fraccionadas y metales hallados en y
hil;~~' s~ e!'~señta como talleres líticos
superficie, es que El Torín haya tenido una d<_:>nde se perf~c <;jonaban las ho·as de he-
funcionalidad mixta. Una, como indudable rramientas agrícolas de andesita. En cam-
centro ceremonial, a través de prácticas im- bio, otras son habitaciones dedicadas a los
portantes funerarias; y otra, como un sitio agricultores, a los que trabajaban la tierra.
de explotación agrícola en pequeña escala Mientras en l~2rimeras lo relevante son
y Iilanejo pe cuárío en relaciÓn c~n las vegas l~ _desec~os_ de taJla, en las s ndas se
circundantes. Tendría carácter estacional y enc2-1entran cuchillones, ho·as de y
seguramente sería esa la causa de la caren- azadones enteros de andesita. En la super-
cia de viviendas permanentes en el área. ficie de la aldea se encuentran piedras mo-
linos, prácticamente todas fragmentarias, y
Carrizalillo Chico-119 112_a_nos de granodiorita, por lo general elíp-
ticas biplanas.
(Véase Plano de planta. Figura 21)
Sin duda un rasgo muy importante de
Carrizalillo Chico es otro de los más impor- este componente de El Molle es su elabora-
tantes sitios del Complejo El Molle en el da estructura funeraria que, conservando la
valle del río Pulido, con características de idea básica de los grandes túmulos, en Ca-
.g___dea. Lo descubrimos en 1976, pero sólo rrizalillo Chico sufre una transformación

92
~--
¡,u]..U...U"-'-'-'-Ul.·~~p~ - --
·~
---====···-------::: ... . .. - · --- .··- - -
.
· ·.'-'./.,

Pedr.,¡DI de ID
cojo d~l rio

Potrero El Tambo _

1360

1460

i• +
+ +
+ +
-+ +
t- +
Roen+ +
+ +
- +
+ + . /• =: E!lructura habilacionol

. -+
+ +
'/ ~ ·--- •= Estructura funerario
+ + 1510~ ' __..../"'
+ + ~ -f~f.' Roca lundamonlal
+ + 1520
.. ~=•Sendero
+
o 100 200m.

Figura 21. Aldea Carrizalillo Chico. Situado en la ribera izquierda o sur del río Pulido, afluente formativo del
Copiapó, a 10 km aguas arriba de la junta. Plano de planta general.

derivada, seguramente, de la excesiva pen- fondo, muy abajo y en posición más o me-
diente del cerro. En efecto, cási siempre se nos centrada, se excavaba en el su_e lo virgen
construía una suerte de cilindro con un una fosa del tamaño adecuado al fardo fu-
m~ro perimetral de dos hileras de iedras nerario y se colocaba en ella una estera de
g~andes, con una o más hiladas, el que fibras vegetales donde éste se depositaba.
constituía la parte aérea del túmulo. En el La ceremonia de inhumación iba acompa-

93
ñada de fogatas, como en El Torín y otros
cementerios.
Sobre una primera cubierta de piedra y
de tierra se colocaba una especie de empa- a e
b
rrillado de palos de algarrobo y sobre él
una gran cantidad de piedras de diversos
tamaños que rellenaba el resto del cilindro
inicial. La mayoría de los túmulos de Carri-
zalillo Chico son se ultura~ndivi<:!uale ~J::
los esqueletos de adultos aparecen en posi- e
ción ecta a e dí 1 o aterafü dorsal ~o~ d
las píernas- -ectadas a u r:_]ad_? u otro. La V

ofrenda, cuando la hay, se reduce a ~ o


dos ceramios. Los párvulos y los recién na- g

cidos van acompañados, como en El Torín,


por tierras de colores, en especial de pig-
mentos rojos y amarillos; a veces de collares
de cuentas discoidales calcáreas o de mine-
rales de cobre pulido. Las piezas alfareras
Figura 22. Cerámica típica de sitios Molle de la cuen-
son de preferencia apuntadas o ápodas, de
ca formativa del Copiapó. a. Forma de "florero", del
cuerpo globular de forma característica y Túmulo 1 (único) de Quebrada Seca. b, e, f, h, i.
también otras pequeñas botelliformes, con Ceramios ápodos apuntados. b. e i. Proceden del
bases reducidas semi convexas (como "flo- Túmulo Nº 1 de El Torín; e. y f. del Túmulo R-15 de
Cabra Atada. h. Procede del Túmulo 62 de Carrizali-
reros"), todas de cerámica gris alisada, con llo Chico. i. Procede del Túmulo 1 de El Torín. d.
un antiplástico fino y bien distribuido (Fi- Ceramio negro pulido en forma de barrilito. Proce-
gura .22). de de la Tumba 21 de El Torín, pero debe conside-
Los adultos portaban el tembetá como rarse un préstamo cultural. g. y j. Ceramios en forma
de pucos, provenientes del Túmulo 21 de El Torín.
adorno labial. Es casi seguro que lo lleva-
ban los varones. Uno es de tipo de botón
con alas, y dos son cilíndricos con alas.
Mientras el primero es de piedra marmó- túmulos se han recuperado molinos. Empe-
rea, los otros dos son de calcita. ro, la mayor abundancia de artefactos co-
En esta aldea, al igual que en El Torín, rresponde a hojas de herramientas agríco-
aparecen túmulos sin esgueleto, o bien, las asimétricas, especialmente de andesita
éste se desintegró a tal punto de no dejar (Figura 23). Como se dijo, se las encuentra
señales de su existencia, lo que sucede a enteras en los campos de cultivo y en rela-
menudo con los recién nacidos. ción a determinadas habitaciones; en cam-
En la superficie de la aldea, donde es bio, los desechos de su talla aparecen en
fácil reconocer los senderos que conducían otros recintos donde seguramente se las
a las plataformas habitacionales, se encuen- fabricaba.
tra en relación a ellas un número considera- Tanto en superficie como en algunas
ble de piedras de moler de excavación baja, habitaciones del sector alto se han e n-
-----
gastadas y fragmentarias, además de las ma- trado pie~~as esferoidales de granodiorita
nos o moletas. También del relleno de los de tamaño bastante uniforme; de unos 5

94
Carrizalillo Chico-1 ~ Vista al cono aluvial donde asienta la aldea del P. Temprano, desde la ribera derecha
del río Pulido. A la derecha, se alza el pequeño aparato volcánico que da origen a la cantera, en cuyo pie se
encuentra el taller. Al fondo, el cordón de Los Chanchos.

El valle del Pulido hacia aguas arriba del pie de monte de Cabra Atada.
Por último, hay que agregar que recien-
temente se recuperó como ofrenda de un
párvulo, un brazal~_te de cobre (Figura 24),
una pinza miniatura de cobre (análoga a
una de El Tarín), y una pipa T fragmenta-
da, característica del Complejo El Molle
que hasta ahora no había aparecido. Un
hallazgo notable, también como ofrenda
de un recién nacido o quizás ¿un nonato?,
fue un collar de más de veinte mil cuentas
discoidales calcáreas que al hilarse arroja
una longitud superior de 20 m. Se interca-
lan en él unas pocas cuentas de crisocola.
Se ex~umó junto a dos caracolas peruviana.
Los restos óseos recuperados se en-
cuentran en tal forma destruidos que aún
no ha sido posible una restauración ni
avanzar algo en la diagnosis de los cuerpos.
Comparativamente, los esqueletos de Carri-
zalillo Chico estaban más destruidos y difí-
ciles de recuperar que los de El Tarín.
La aldea de Carrizalillo Chico ofrece
'
o lO cm aparte de los maten alesq ue se i dentifican
con el Complejo El Molle de Copiapó, mi-
noritariamente fragmentos cerámicos que
Figura 23. Hojas líticas de herramienta agrícola de
son más bien propios de La Turquía del
Carrizalillo Chico. Ambas son de andesita y proce-
den de la Estructura habitacional N º 102. valle del río Hurtado, tanto por la pasta
como por la decoración rojo sobre crema.
La plataforma habitacional Nº 3 al ser ex- ~~ J .
cm de diámetro, que, según la experiencia --~~----~----------------~'------ ~)~
recogida en los pucaras del norte, se inter- cavada, arrojó este tipo de fragmentación ~
cerámica, y un gran número de desechos
pretan como proyectiles para hondas.
De la ceniza del fogón de una de las de la talla de hojas de herramientas agríco-
mayores estructuras funerarias se recuperó las. Estarían indicando contactos a distan-
un trozo minúsculo de tejido. Se trata de un cia con la subcuenca del río Hurtado.
fragmento frágil sin terminaciones, en el Lo que queda claro de las excavaciones
hasta aquí realizadas en las plataformas ha-
que se observa el principio básico de tejido
a telar, con elementos de color claro y otro bitacionales, es que esporádicamente algu-
oscuro que componen la urdimbre y la tra- nas de ellas fueron ocupadas por otros gru-
pos culturales posteriores en el tiempo. Así,
ma, respectivamente. Las fibras son de algo-
se han encontrado fragmentos cerámicos
dón*.
del tipo La Puerta o Puntilla Blanca, pro-
pias del Complejo Las Ánimas del Período
*El estudio técnico de este textil fue hecho por
July Palma, ex funcionaria del Museo Chileno de Medio; y también, fragmentos del tipo Pun-
Arte Precolombino. ta Brava e incluso Copiapó Negro sobre

95
~
e
o 3cm
1,....--''---'---ll
e
~~
o 5cm

/ ~
~g

k
3cm

m
o !S cm .

Figura 24. Carrizalillo Chico. Material ergológico proveniente de excavaciones. a-d. Puntas de proyectil. e.
anillo de cobre. f. pinza depilatoria miniatura, de cobre. g. brazalete de cobre. h. extremo distal de un
retocador (?) de hueso. i. pipa en forma de T invertida (fracturada). j. topu o prendedor de hueso. k, 1 y m.
tembetás encontradas in situ. n. pulidor de cerámica, de piedra.

Rojo, idea que se refuerza con el hallazgo para las herramientas agrícolas no sólo en
en superficie de puntas de proyectiles pe- el Período Temprano sino con seguridad
dunculadas pequeñas y finas (Figura 25). en el Período Medio, dada su abundancia
No cabe duda que el gran atractivo que en sitios representativos como Puntilla
motivaba estas reocupaciones fue la cante- Blanca, Quebrada Seca, Llano de Los Pin-
ra de andesita que proveyó la materia prima gos, Ojos de Agua entre otros. Además, se

96
valor de topografía estratégica para la de-

~. fensa.

'
La esencia de una se ultura tan ran-
de en~ parte_:nás ·a}t:_a _c!_e la aldea con un _
p~naje e~ su interior, protegida por un
gr_3!-n fogón o cenizal, indicaría que en la
al~ea había tal vez una jerarquía y que éste
de la sepultura 62, habría jugado un papel
de jefe de la comunidad en algún momen-
to.
En el túmulo 50_: de arquitectura muy
bien estructuradacon su brocal perfecto de
e doble hilera, apareció un enterratorio en
contacto con palos de algarrobo y con una
modalidad sin precedentes en los túmulos
del Copiapó. Tenía sus cavidades toráxica y
abdominal rellena con hojas semicoriácea
a
de un árbol. Al someterio conSideración
de una botánica, llegó ésta a la conclusión
__,.._ de que se trataba de las hojas del litre, hoy
~ ~ .-'--~--'---l!:)cm inexistentes en ese valle. Pero además, tenía
en el tórax una punta de proyectil que quizás
Figura 25. Puntas de Carrizalillo Chico, típicas del Com- haya sido la causa de la muerte. La descrita
plejo El Molle. Son pedunculadas, excepto C que es
parece una reminiscencia de una costum-
de base recta. Materias primas: pedernal, calcedonia
y riolita. bre del Arcaico en el Norte Grande, la de
las momias de Preparación Complicada.

sostiene como hipótesis que dicha cantera


T~ulos de Ojos .de Agua del Montosa 19
fue atractiva también para la ocupación in-
caica del valle, ya que las grandes piezas El estudio en fecha 1989 de unos pequeños
prismáticas talladas en andesita sólo ten- poblados tardíos suspendidos en una infle-
drían ocupación conocida en los dinteles xión de la ladera izquierda del río Montosa,
de los vanos de acceso de las construcciones a 2,5 km aguas arriba de las casas de la
incaicas como los tambos y pueblos arqui- hacienda Ojos de Agua y a 100 m sobre el
tectónicamente estructurados de ese perío- fondo del valle, nos condujo al conocimien-
do. to de un área de actividad agrícola en el pie
La elección del sitio de asentamiento de monte de la misma ladera, con abundan-
de Carrizalillo Chico en un lu ar que ofre- Cia e hojas de pala de andesita y cerámica.
cía pocas comodidades de instalación, obe- Muy cerca de ellos, se encontrab~? d_?~~s­
deció seguramente a la necesidad de prote- tructuras tumulares, de poca apariencia de-
ger tan valiosa cantera de roca la que se omo al trajín- de los animales. La excava-
encuentra a sus pies. El hallazgo de piedras ción de una de ellas puso en evidencia
huevillos aptas para ser usadas como pro- tratarse de una estructura sin cuerpo -un
yectiles de honda, le confiere al sitio un túmulo simbólico-, como había sucedido

97
en El Torín y en Carrizalillo Chico pero en por una maquinaria de las faenas agrícolas.
cuyo relleno aéreo había -como en aqué- Uno de ellos de apariencia muy deprimida,
llos- manos de moler y huesos de caméli- logró quedar más o menos intacto, el que
dos. El otro túmulo fue fecundo en cuanto fue excavado por nosotros en noviembre
a enterratorio, ya que se encontró una su- de 1989. Después de retirar una buena can-
perposición de dns cuer_Qos inhumados en tidad de piedras de tamaño considerable
dos niveles, separados por una camada de que gravitaban sobre el cuerpo, apareció
grande s piedras. El esquelet o superior o del éste en una fosa o" depresión baja sobre una
Nivel f, seencontraba en posición genufle- cama de barro batido y una estera en técni-
xa (hiperflectado) en decúbito lateral iz- ca de aduja que envolvía parcialmente el
quierdo, a 0,60 m de profundidad desde la tronco. El esqueleto estaba decúbito dorsal
superficie del terreno. Sobre los pies tenía con las piernas torcidas hacia la izquierda al
la mitad de un puco hemisférico fracciona- igual que la cabeza. Sobre el tórax y el
do en múltiples pedazos, de cerámica co- vientre tenía sendas piedras lajas grandes
rriente. Llevaba un tembetá de botón in de 35 x 20 x 15 cm3 y 16 x 16 x 10 cm3. La
situ. La recuperación de los restos óseos fue primera tenía pigmentación rojo anaranja-
muy magra debido a la humedad del terre- do en la cara de contacto con el cuerpo. Por
no y al peso de las piedras del túmulo. otra parte formaban parte del relleno aéreo
Estaba asentado sobre una nueva camada del túmulo, que en su sector a monte tenía
de grandes piedras (Figura 2 7). una altura de 1 m sobre el cráneo, piedras
Por debajo de éstas, en un segundo ni- grandes ordenadas de tamaño considera-
vel más profundo del enterratorio, muy ble. En esa pared expuesta se advierte una
aplastado por las piedras, aparece un indi- capa blanca de ceniza continua situada 83
viduo en posición genuflexa en decúbito cm sobre el cráneo.
lateral derecho. El cráneo estaba a 0,90 m Hubo una fogata en el momento de la
de profundidad. Llevaba in situ un tembetá inht{mación q~e ~c~r­
"de botellita" largo y curvo, en piedra negra te ventral del cuerpo hasta el esternón; el
con vetas de color ámbar (Figura 26f). El brazo derecho -en parte y todo su antebra-
cuerpo estaba parcialmente calcinado y ;zo; y la pierna derecha completa. La orien-
tanto éste como el anterior estaban acom- tación pelvis-cráneo era de oeste a este, con
pañados por los restos de fogatas. N o tenía la mirada dirigida al sur.
ofrenda. En los alrededores del cuerpo y sobre
Las coordenadas del sitio son 24°14' todo por debajo de él había restos de fogata
LS' y 69°47' LWy su altitud 2.030 m s.m. (cenizas y carbón vegetal), de estera de fi-
bra vegetal (junquillo) y barro endurecido.
Las ofrendas consistieron en: dos pipas
Túmulo de Quebrada Seca (Figura 26)
en forma de T invertida, característica del
En el ala izquierda del cliff (mirado de Complejo El Molle, hecha de una piedra
frente) al interior de Quebrada Seca, sobre oscura silícea.
una gran cárcava que escinde el pie de En el hornillo de esta pipa había una
monte había, según nuestro guía, con ante- tierra quemada, que al ser examinada en el
rioridad a la gran lluvia de 1987 unos cuan- laboratorio de Botánica del M.N.H.N. no
tos túmulos funerarios de poca altura, que arrojó ninguna luz sobre, el posible vegetal
fueron destruidos por el agua y rematados usado para fumar, como era nuestra espe-

98
l=======?cm.
b

~;;;;;;;; ;:;.

o cm.
e
~=====1

Figura 26. Material arqueológico del Período Temprano. a-d. Proceden del Túmulo 1 (único) de Quebrada
Seca. e y f. Del Túmulo 2 de Ojos de Agua del Montosa.

99
s.m. y queda a unos 12 km de La junta. En
él se encuentran los troncos mochos de
numerosos algarrobos que otrora lo pobla-
ron. Quizás este recurso -los Prosopis- sea
la mejor explicación para justificar que por
este territorio en el devenir histórico, pasa-
ron todas las cultur~s agroalfareras que se
desarrollaron en el valle.
La más antigua ?-e estas culturas es sin
duda el Complejo El Molle representado
por una cincuentena de estructuras tumuli-
Figura 27. Puco de cerámica alisada gris semipulida. formes funeradas, _dispnestas en tres agru-
Ofrenda sobre las piernas del Esqueleto 1 del nivel paciones sobre el piedemonte un con'un-
Superior del Túmulo 2 de Ojos de Agua del Montosa.
t? hasta d~ veinte 2lataformas alonadas,
labradas en la ladera abrupta vecina en el
ranza (Informa M. Muñoz). Vaso de cerá- flanco derecho de la quebrada Cabra Ata-
mica corriente de forma de "florero", sin da; es ésta la que escinde en mayor profun-
asa. Base convexa, cuerpo globular y cuello didad el cerro y el piedemonte, en su extre-
esbelto ligeramente expandido. Superficie mo poniente.
externa alisada del color café de la pasta, Un levantamiento topográfico acucioso
aunque más de la mitad de ella aparece ha permitido situar los múltiples rasgos ar-
negruzca derivada de una cocción diferen- queológicos y geomorfológicos del distrito.
cial, en ambiente más reductor en contacto Este sector de Cabra Atada ofrece un
con el fuego. rasgo geomorfológico que no es frecuente
Este cantarito se encontró detrás del de encontrar en estos valles. Nos referimos
cráneo en posición parada. Se recuperó a los restos de un paleolago, que dejó en
fraccionado, pero pudo restaurarse (Figura ambas laderas sus huellas en forma de una
26a). franja de barro prácticamente horizontal.
Por debajo del cráneo apareció un tem- Es en el flanco izquierdo donde mejor se
betá curvo que tenía su extremo distal desa- conserva, debido especialmente por estar
parecido, hecho de piedra silícea café ve- libre del camino y del trajín que éste conlle-
teada. va. Un tranque o muro efimero se habría
formado en la angostura de separación de
Cabra Atada y Carrizalillo Chico a raíz de
El Distrito Arqueológico de un aluvión que "bajó" por una quebrada
Cabra Atada2° (Figura 28) del lado derecho la que hab; ía provocado
el peralte y acumulación del lago temporal.
El así llamado Distrito Arqueológico de Ca- Se harán esfuerzos por fechar esta singula-
bra Atada corresponde al extenso piede- ridad, que de alguna manera tuvo relación
mon te que se desarrolla por dos kilómetros con la ocupación humana. Requiere de un
en el flanco izquierdo del río Pulido, entre profesional especializado en este tipo de
Iglesia Colorada y Carrizalillo Chico, en fenómeno que se interese.
coordenadas representativas de 28°08' LS y El Período Medio también está bien
69°55' LW. Su altitud media es de 1.500 m representado con casas semisubterráneas

100
Figura 28. Plano del sector poniente del dis ~rito de Cabra Atada.

101
en un aldea. Volveremos a él en el próximo Se excavó un área central de la Platafor-
capítulo. ma 5 (P-5), que es la más grande del flanco
Finalmente el Período Tardío dejó en derecho, con 19 m de largo por 1O m de
las orillas una buena can ti dad de fragmen- ancho. La excavación puso de manifiesto a
tación cerámica dispersa, sin constituir un muy poca profundidad de la superficie
sitio estructurado. Sólo en el extremo po- aplanada sin accidentes, una "carpeta" de
niente parece haber existido un pequeño piedras grandes y ~edianas angulosas y
tambillo, hoy completamente destruido gruesos palos de algarrobo atravesados, co-
por agentes naturales, especialmente por locados horizontalmente. Se fueron encon-
aluviones descendidos por la quebrada Ca- trando algunos huesos dispersos de caméli-
bra Atada. dos hasta terminar por ser una sepultura
El Período Temprano, que es el que disturbada, seguramente por los aplanado-
aquí interesa, está representado en Cabra res finales, con un enterratorio humano de
Atada en cuatro unidades o rasgos mayores un adulto acomp_9-ñado de un e élido.
localizados sobre el piedemonte. Del esqueleto humano quedaba poco en
posición anatómica, y el camélido estaba en
a) La aldea Cabra Atada su mayor parte en una posición no anató-
mica, situado lejos del humano, a unos 3m
Está situada principalmente en la ladera de distancia hacia el oeste. Sobre el esque-
derecha
.,.----
de la quebrada Cabra Atada, en su leto humano había dos palos de algarrobo
boca de salida al cono aluvial. Se manifiesta principales bastante gruesos. En las cerca-
como dos <!grupaciones de plataforma esca- nías de una mandíbula humana y otros res-
lonadas en la l;dera abrupta, separadasam=- tos óseos se encontró un tembetá de piedra
bas por un gran "caballo" rocoso, un aflora- marmórea blanca del tipo discoidal con
miento de la roca fundamental que es el alas y los restos de un cantarito Molle co-
terminal de un dique. Eventualmente, una rriente. En otra cuadrícula, apareció un
de estas plataformas, la número cero, se f~gón ~tico de 60 cm x 50 cm de peque-
localiza en la ladera suave a la izquierda de ña potencia del cual se recuperó fragmen-
la quebrada. De la agrupación más vecina a tación cerámica corriente al parecer de un
la quebrada forman parte las plataformas 1 mismo cántaro. En otra cuadrícula se recu-
a 4, y del segundo grupo, las numeradas de peraron otros objetos: un ~2unta lítica e-
5 a 17. U na característica de ellas es que a dunculada robusta, de típico patrón Molle
medida ~ ~; ascien& por la ladera, dis- (de Copiapó), de 48 mm de longitud y 20
minuyen de tamano y dejan de tener uñ mm de ancho al nivel de las aletas; una hoja
mlirü"d~ ~~nte~ción a valle. Estos andene~ lítica aovada de andesita, con diámetros de
._ ·~---- --
no se han explorado aún en su totalidad 20 y 15 cm con bordes astillados para con-
mediante excavaciones, pero en el escom- seguir una herramienta agrícola; cerámica
bro rodado pendiente abajo se han encon- cesteada o rugosa (Figura 29).
trado man.~s_elípticas biplanas de granodio- En la Nº 4, en su extremo poniente se
rita, piedras molinos fragmentadas, puntas detectó un amontonamiento de piedras
espesas pedunculadas del típico padrón que al excavarlo resultó ser un túmulo fu-
Molle; discos marmóreos pulidos, cuentas n~~~iQ de ún infante que estaba acompa-
de collar, entre otros objetos que indican su ñado como ofrenda de un camélido juvenil
condición de haber sido habitadas. y de un ceramio y llevaba una gargantilla de

102
EXCAVACION DE LA PLATAFORMA 5 ¡er NIVEL

S-1

N.M.
o z,. _
~--------~----------~

S-2G

1
1
:
---1-----------
1
1
1

:
:
1

1
·S-28

Figura 29 . Cabra Atada. Plataforma 5 en proceso avanzado


de excavación. Planta. •

103
cuentas de crisocola. La fosa mortuoria la- zontales; tres en decúbito dorsal, uno late-
brada como un tronco cónico invertido te- ral derecho y dos en decúbito lateral iz-
nía una boca elíptica de DO-W = 3,30 m y quierdo. Ninguno en situación ventral. To-
DN-S = 1,70 m y una profundidad de 1,0 m. dos los de este sector están semiflectados o
Se le asignó el Nº 51 (T-51). hiperflectados; ninguno estirado. La orien-
El camélido estaba como inscrito en la tación pelvis-vértex es anárquica, no exis-
fosa con su columna vertebral siguiendo el tiendo un patrón direccional.
contorno inferior de ésta, rodeando así al
cuerpo del niño, en estado bastante desin- Presencia de manos y piedras molinos u otros
tegrado. A lado del niño, se encontró un artefactos en el relleno. Contrario a lo que
ceramio a mal traer, de pasta desmigable y sucedía en el cernen terio El Torín en el
forma de una ollita de labio ligeramente relleno de los túmulos que tratamos no se
evertido. encontraron manos ni piedras molinos.
Tampoco huesos de camélidos, salvo ex-
cepcionalmente.
b) Túmulos en la vecindad de la Aldea de
Cabra Atada Ofrendas. Las ofrendas en estos túmulos son
Vecina a las plataformas descritas se en- escasas y se reducen fundamentalmente a
cuentra una serie de nueve túmulos funera- ceramios pequeños de cerámica corriente
rios desde el41 al48 y el43A situados a algo monocroma, de formas globulares de "flo-
menor cota, a los pies del poblado. Ahora reros" o apuntadas características. El túmu-
hay que agregar el Nº 51, recientemente lo 47, con un individuo de sexo femenino,
descubierto en la Plataforma 4. estaba acompañado de dos ceramios. El
Este conjunto repite en menor escala la niño del T-44, de la mitad inferior, de un
situación de la aldea de Carrizalillo Chico, ceramio apuntado. La ofrenda del niño del
T_,±6 se componía de dos valvas de ostión
sita pocos kilómetros aguas abajo por la
(Argopecten purpuratus), de diferentes espe-
misma ribera del Pulido.
címenes, bajo las cuales se encontró un
Los túmulos de este poblado fueron
trozo de cristal de roca y un pendiente de
excavados en su totalidad, contribuyendo
crisocola. Otras ofrendas de este niño fue-
al rescate de los restos óseos la antropóloga
ron una punta de proyectil pedunculada y
fisica Loreto Solé, quien hizo su estudio en
una concha de Oliva peruviana. Además lle-
el gabinete, aunque el estado de los huesos
vaba una gargantilla de cuentas de crisoco-
es muy precario lo que impide obtener toda
la.
la información deseable.
En otros casos los niños tienen ofrendas
Los nueve túmulos de las vecindades de
de tierras de colores, como tantas veces se
la aldea de Cabra Atada, son ~les, o
ha observado en otros yacimientos de la
sea, son sepulturas destinadas sólo a una
época.
persona. Uno de ellos no tenía enterratorio
(el 43A), rephie~~ situaciÓ~; Útn-
Ajuar. Los objetos que llevan los cuerpos de
to en El Torín como en Carrizalillo Chico.
los enterratorios de los túmulos que nos
ocupan se reducen a collares de cuentas
Posición. En cuanto a la posición del cuerpo calcáreas o de mineral de cobre, y en algu-
en el túmulo, todos se encontraron hori- nos casos, los varones llevaban tembetá.

104
e) Túmulos del Pedregal hicieron presentes los restos de una fogata
y una fosa mortuoria cuyo bord~ estaba indi-
Al oriente de esta aldea de Cabra Atada
caqQ_p_o r un brocal de piedras ali~eadas
sigue un sector amplio que llamamos El
(Aparece interrumpido en un sector, pro-
Pedregal a causa de la enorme cantidad de
bablemente por defecto en la excavación.)
piedras que cubre el suelo, producto de la
Además, varios otros residuos de fogatas.
desintegración de la roca fundamental y su
Al excavar la fosa con dimensiones
aproximadas de 3,60 mde diámetro se pre-
arrastre por las quebradillas. Hay aquí un
área de túmulos funerarios , donde se han
sentó una segunda camada de piedras, de-
reconocido una d ecena de estas estructu-
bajo de las cuales aparecieron tr~~ jndi~i­
ras. La llamaremos el área de Túmulos del
duos. Uno (el Nº 2) un varón adulto en
Pedregal.
posición decúbito dorsal estirado con los
Son los numerados 1, 2, 3, 3A, 4, 6, 8, antebrazos flexionados con sus manos en
más los 49 y 50 que se encuentran alejados los hoi]lbros. Estuvo parcialmente envuelto
de las plataformas suspendidas, más cerca en una estera que fue incinerada. Llevaba
del borde pedemontano y relativamente como ajuar: una huincha metálica o cintillo
cerca también del Poblado del Pedregal del en torno a su cráneo, con sus extremos en
Período Medio. Las características en cuan- forma de cabezas de serpientes; un tembe tá
to a grandes monumentos mortuorios no curvo in situ. Como ofrenda incorporada
difieren sustancialmente de las anotadas en su cuerpo en el pecho, bajo el hombro
para el grupo anterior. Sin embargo aquí se izquierdo, una pinza depilatoria de cobre
presentan algunos hechos inéditos que son de dos ~alvas circui~r~s-simples. El ,2.1ro es-
dignos de destacarse y cuya excavación sig- q~e]eto (Nº ~) !=o~respondía a u~ camélido
nificó un gran desgaste de tiempo y energía juvenil estirado, en situación más o menos
requiriendo de toda la mano de obra dispo- panJela a la del varón. Sin duda una vícti-
nible. ma sacrificada en su homenaje.
El terc~~rp<_? (Nº 3) pertenecía a un
Túmulo 1: (Figura 30) Ocupaba un área de lacta te... casi recién nacido acompañado,
88m2 de la superficie ligeramente inclina- como es habitual en estos casos, de tierra de
da del piedemonte. Aparecía como un em- color sobre una piedrita.
plantillado de piedras de tamaños consi- Como parte de la ofrenda se encontró
derables (10 a 15 dm 3 ) con un espesor en el relleno de la fosa, hacia su costado
promedio de 0,60 m. Su extensión inusual noroeste y a un poco mayor cota, un peque-
y su fisonomía externa hacían pensar a al- ño ceramio de tipo corriente que contenía
gunos que podía tratarse de una construc- huesos de camélidos y una hoja lítica talla-
ción intencionalmente destruida al punto da en piedra silícea.
que no quedara ni un fragmento de muro Asimismo, en el relleno se encontró un
en pie. Al excavar se manifestó como un fragmento proximal del tubo inhalante de
auténtico túmulo funerario, aunque muy una pipa, de yeso, con orificio incipiente.
sui géneris. Formaba parte de este relleno Tanto la construcción tumular, cuya
de piedras, una piedra molino fragmentada formación llevaba implícita un gran des-
de granodiorita. pliegue de energía al trasladar más de 1 09
En la mitad superior de esta gran "man- t neladas de _pi~dra desde una _dista~cia
cha", una vez retirada la piedra suelta se media de 30 m al sitio, las múltiples fogatas
'
105
CORTE A-A'

o A
1524,26 r - -- ·- - ·- - · - - ·- - ·- - · - - - · - - - . ----¡1525,93

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~L--- --·- ·- ·- _j4m_ _j, ~

Figura 30. Cabra Atada. Túmulo 1 -Planta. Es uno de los túmulos del Pedregal, el mayor d e todos.

ceremoniales así como el ajuar y la ofrenda, ofrendas de ceramios típicos, y envoltorios


indican que se trataba de un personaje de esteras, una finas y otras de trama grue-
principal del valle del Pulido (Figura 31). sa; conchas de ostiones y de caracoles, etc.
Los túmulos 4 y Rl5, también resulta- La limitación de espacio no permite
ron ser sepulturas complejas con palos de entrar en todo el detalle que quisiéramos y,
algarrobos, tembetás discoidales grándes, que cada túmulo se merece.

106
en promedio y altura de 30 a 40 cm sobre la
superficie. Forman parte del relleno basu-
ras, como huesos quebrados de mamíferos,
conchas de moluscos, caparazones de eri-
zo; carbonilla y abundante ceniza, y lo que
es más significativo, piedras redondas de
río (o piedras huevillo) y fragmentos cer,á-
micos de tipo Molle-corriente. En el Túmu-
lo 28, el esqueleto estaba hiperflectado y
llevaba in situ un tembetá de tipo botón, de
piedra color marfil, todo lo cual indicaría
que está correcta nuestra hipótesis de ads-
Figura 31. Parte del ajuar y ofrenda del personaje
cribir al Período Temprano este conjunto
principal del Túmulo 1 de Cabra Atada, valle del
Pulido. a. Hoja de cuchillo tallada en calcedonia, de estructuras funerarias sobre los barrea-
encontrada en asociación a un puco pequeño. b. les. Surgen sin embargo varias interrogan-
Pinza depilatoria de dos valvas, de cobre. c. Termina- tes. En primer lugar la diferencia estructu-
ción de cabeza de serpiente de la huincha metálica
ral del túmulo respecto a los antes
ceñida a la cabeza del muerto. d. Tembetá curvo de
sílice negro (in si tu). estudiados. Nos referimos al empleo aquí,
en los barreales, de piedras de canto roda-
dos en vez de las angulosas de aquéllos. Por
d) Túmulos de los Barreales otra parte el exceso de basuras y fogatas
podría indicar que han sido habitaciones,
La invasión de barro del paleolago a que se algunas de las cuales sirvieron posterior-
ha hecho referencia, se hacía más extensa mente para sepultura. Con la intensifica-
en las ensenadas que se formaban en la ción de las excavaciones podrán aclararse
desembocadura de las quebradas que des- muchas de estas interrogantes.
cendían por el piedemonte. Las hemos lla-
mado Barreales y a ellos está ligado el cuar-
to rasgo temprano, los túmulos de los
OTROS SITIOS TEMPRANOS
Barreales.
EN LA CUENCA DEL COPIAPÓ
En Barreal Ancho se encontraron .!1.
amontonamientos con apariencia de pe-
La Semilla
queños túmulos en tanto que en el Barreal
de la Cantera hay hasta 8 de estos monu- La Semilla es el nombre de una hacienda
mentos funerarios. Estos túmulos han sido de cordillera situada a 2.250 m s.m. en la
hasta la fecha muy poco explorados, de confluencia del río Los Helados al Potro en
modo que sólo pudimos hacer sobre ellos coordenadas geográficas 28°26' S- 69°73' W.
pocas observaciones. Al parecer se constru- Son terrenos más o menos planos sem-
yeron antes de la formación del lago tem- brados actualmente de alfalfa. Según los
poral y habrían quedado semisepultados en habitantes del lugar habría habido algunos
sus orillas. Es una hipótesis que deberá in- tú_!!!!!Ios semejantes a los de El Torín, que ·
vestigarse más adelante con la cooperación fueron rebajados por el arado y el trajín de
de un geomorfólogo. animales.
Tienen diámetros exter '.!! s de 3 a 4,0 m En este sitio se han colectado algunas

107
piezas líticas talladas, como puntas de pro- han encontrado muy importantes ruinas
yectiles, raspadores y raederas, lascas, etc. arquitectónicas de dos poblados de la época
También manos y piedras molinos; acci- incaica. Pero es tan grande, que esporádica-
dentalmente un tembetá; un disco de pie- mente suele encontrarse en algunas cárcavas
dra marmórea pulido. abiertas por agua corriente objetos aislados
Todo lo expresado sindica a La Semilla pertenecientes a otros períodos culturales
como otro sitio del Complejo El Molle, a más tempranos, del Período Temprano y
sólo cinco kilómetros distante de El Torín, también del P. Medió. Al primero pertenece
aunque lamentablemente destruido en for- la pipa T miniatura ilustrada en Figura 4a,
ma irremediable por la actividad agrícola que constituye un innegable testimonio del
moderna. paso de la Cultura El Molle. Con seguridad
en el terreno en su estado original hubo
Carrizalillo Chico-2 túmulos u otros vestigios de este Período
Temprano, los que habrían sido destruidos
En las proximidades de Potrero Grande de
por el laboreo de la tierra agrícola.
la hacienda Carrizalillo Chico, esta vez so-
bre la margen derecha del río Pulido, en-
contramos los restos de un poblado suspen- La Cueva del León ~
dido en la abrupta ladera j e este flanco en (de Carrizalillo Grande)
forma de plataformas escalonadas en un Uno de los más importantes yacimientos
rodado, premunidas de muros de conten- del curso medio del río Pulido está consti-
ción, que se apoyan por un extremo en un tuido por la llamada Cueva del León. Se
gran afloramiento de la roca madre. Son abre en la mitad de la ladera izquierda del
muy similares a las de la aldea de Carrizali- valle del río Ramadillas, afluente primario
llo Chico-1, situada en frente, en el flanco del Pulido, a 2.115 m s.m. de altitud. Es una
opuesto. Lamentablemente están muy des- singularidad del gran afloramiento de la
truidas como resultado de chubascos de roca terciaria de un aparato volcánico de
gran intensidad caídos en la zona en los naturaleza riolítica (o liparítica) que forma
primeros años de la década del '80 que esa serranía de Carrizalillo Grande.
produjeron deslizamientos de los materia- En planta tiene una forma bilobulada,
les sueltos y corridas de barro. determinada por un estrechamiento del
También en el pie de monte de ese lado sector medio. La longitud total de la cueva
h~bía alguno~ túmulos aislados, hoy al pa-
alcanza a 8,80 m. El ancho en el vestíbulo
recer desaparecidos, y en el Potrero Gran- del fondo alcanza a 6,0 m; en la estrechura,
de, situado donde la falda del cerro se sua- a 2,40 m y en la boca, 5,20 m. La altura del
viza, en el borde externo del piedemonte,
techo desde su piso actual (antes de ser
se han encontrado fragmentos cerámicos
excavada) era de 2,15 m al centro y de 2,60
café alisados característicos del Temprano
m en la boca.
en la zona y, hojas de palas de andesita (una
Según la información de los lugareños,
entera y otra fraccionada), del todo análo-
en esta cueva se refugian las cabras de la
gas a las ya conocidas.
hacienda en los días de lluvia o tormenta;
con ello se explica la existencia de una
Iglesia Colorada2 1
primera capa de guano que sella las ocupa-
Sobre el cono aluvial de Iglesia Colorada se ciones prehistóricas.

108
El acceso desde el plano de los potreros que tiene experiencia en esta rama del sa-
alfalfados es muy pesado, ya que deben su- ber en el Noroeste (San Juan, Mendoza), lo
perarse los 100 m de diferencia de nivel, que será favorable para una comparación.
por una ladera pedregosa de gran pendien- Entre los elementos transportados de
te. La excavación fue muy pesada y obligó a larga distancia se cuentan fragmentos de
usar mascarillas especiales tanto a los dos conchas de moluscos del Pacífico y una
arqueólogos que tomaron parte en estas valva completa de ostión.
faenas ( G. Castillo y M. Cervellino) como al En cuanto a objetos de adorno cabe
personal de cuatro operarios auxiliares. citar un pendiente de concha de ostión y
La excavación puso de manifiesto que cuentas tubulares y-discoidales de piedra.
por debajo de los 40 cm de guano de cabra, La cerámica encontrada no es muy
había una potente ocupación compuesta abundante. Es monocroma y ha permitido
por mucho material vegetal de plantas sil- el diagnóstico de esta ocupación identifi-
vestres de la zona, como carrizo, paja brava cándola con el Complejo El Molle.
y cola de zorro entre las gramíneas; molle, -Una fecha radiocarbónica extraída en
restos de brea, berraco, algarrobo, chañar y noviembre de 1994, sometida a proceso al
otras ramas de árboles y arbustos, pero por Beta Analytic Inc. es consistente con esta
sobre todo hay que destacar la existencia de adscripción cultural ya que arroja la cifra:
buena cantidad de semillas de plantas culti-
vadas, de mazorcas y granos de maíz amari- Beta- 79 733: 1940 ±50 a.P. 10 años± 50
---
=
llo y morado; de cucurbitáceas y porotos d.C.
morados o (Faseolus vulgaris). Todo
este material será entregado al peritaje de Hasta aquí nos hemos referido más que
expertos. La existencia de gran cantidad de nada a los sitios con carácter de aldea del
huesos de camélidos, es otro rubro digno Complejo de El Molle en el río Pulido,
de destacarse. donde tenemos la mayor experiencia direc-
Entre el material arqueológico, produc- ta de estos últimos años, o a algunos túmu-
to de la industria humana, cabe señalar la los más aislados, como los de Ojos de Agua
existencia de m ª-s de medio centenar de del Montosa o de la quebrada Seca. En el
in~trumentos líticos, sobre todo una gran Copiapó, una vez formado éste se han re-
variedad-de puntas de ro ectiles en calce- portado los siguientes sitios, especialmente
donia, al lado de numerosas lascas peque- situados en el vértice de alguna quebrada
ñas y astillas producto de la talla de la calce- que conocimos de visu.
donia.
Entrando en detalle, se puede distin- l. QJ¡,ebrada de Viña del Cerro. En el vértice
guir entre las puntas dos tipos: triangular de esta quebrada, que es la que rodea por
de base recta y triangular de base peduncu- el poniente el espolón de cerro donde se
lada. Cuchillos en semiluna y hojas bifacia- encuentra el Centro Metalurgista de este
les. nombre, encontramos algunos años atrás
La industria textil está representada ( 1968) un conjunto de seis túmulos funera-
por cordelería y nudos de fibra vegetal, de rios en el vértice mismo de la quebrada,
lana de camélido y aun de pelo humano. donde ésta nace pegada al cerro. En esa
Este rubro de la textilería será entregado ladera observamos una plataforma al pie de
para su estudio a un investigador argentino la roca parecidas en su disposición general

109
a las de Carrizalillo Chico-2, pero quizás en se encontró intacta, estaba inscrita en un
menor escala. En una de ellas rescatamos redondel de piedras plantadas de 2,5 m de
un gran núcleo de basalto y otros desechos diámetro. Dentro de esta delimitación
de trabajo de esta piedra. Los túmulos esta- hubo que retirar un buen número de pie-
ban muy recientemente saqueados, de ma- dras sueltas o semienterradas que forma-
nera que las excavaciones aparecían fres- ban una especie de túmulo de baja altura.
cas. Repasamos los desmontes y los huecos, A los 0,60 m de profundidad apareció un
recuperamos algunos objetos menores esqueleto en posición decúbito lateral ge-
como conchas de moluscos (locos y alme- nuflexo orientado de norte a sur. Los hue-
jas) con restos de colorantes; un pan de sos no se recuperaron por su mal estado de
colorantes rojo con aglutinante untuoso al conservación. Sin embargo, junto asumen-
tacto y fragmentación cerámica de tipo café tón apareció un tembetá de piedra blanca,
alisado. Los trozos de ésta permitieron la cilíndrico con alas. Fue el único objeto del
reconstrucción de la mitad inferior de una enterratorio. Hay que agregar que todas
pieza de forma globular pequeña, de .un estas ~tumbas estaban separadas unas de
ceramio tipo "florero". otras, a veces por varios kilómetros.
Otra quebrada lateral al curso medio Finalmente, hay que comentar que el
del Copiapó, casi en su desembocadura en señor Tapia, nuestro guía, nos informó de
la margen izquierda del río, exhibía hace ya otras cinco tumbas no tocadas en el interior
bastantes años una media docena de túmu- de la quebrada, pero nuestra exploración
los saqueados íntegramente. sin él fue infructuosa.

Quebrada Chuzchampis6 * * *
La Quebrada de Chuzchampis es una de las En el rubro de las piezas sueltas atribuidas
tantas quebradas sin escurrimiento perma- al Complejo El Molle, en primer lugar cabe
nente que muere en el llano central entre citar la llamada Colección Lodwig, publica-
Copiapó y el Huasca. Nace en las primeras da en el Boletín del Museo Arqueológico
estribaciones de la cordillera Andina y se d e La Serena por Julio Montané22. La des-
desarrolla en forma paralela, inmediata- cubrió el autor en el Museo de Historia
mente al norte de la quebrada de Algarro- Natural de Val paraíso junto a muchos obje-
bal, que es la más notable del interfluvio. tos del mismo donante. Se compone de 4
Muere en las inmediaciones de la antigua ceramios negro pulido, de los cuales tres
estación ferroviaria de Punta de Díaz, des- son incisos con pintura blanca en las inci-
pués de cumplir un desarrollo de unos 25 siones. Uno, el no inciso, es de forma de
km y de uno a dos km de ancho. florero con una pequeña asa zoomorfa que
El reconocimiento de la quebrada fue más parece una aplicación al pastillaje en el
hecho en 1955 con la asesoría de Clodomi- borde. El cuarto es antropomorfo en posi-
ro Tapia, trabajador de la mina Santa Luisa. ción sentada, con los pezones de los pechos
Encontramos hasta cinco tumbas; de ellas pronunciados; los muslos desarrollados y
sólo una estaba intacta. La revisión de las aparece sin cabeza. Los otros dos son por su
profanadas nos mostró huesos humanos forma, vasos m~s comunes. El señor Lodwig
dispersos; cuentas de malaquita, entre rotuló su colección procedente de Caldera
otros restos. La tumba Nº 3 que era la que y del valle de Copiapó sin mayor especifica-

110
ción, y el autor del artículo piensa que son cieron su preservación. Esta circunstan-
adscribibles al Complejo El Molle. A noso- cia de encontrar sitios no tocados por la
tros más nos parecen piezas importadas de mano del hombre nos han enseñado
la cultura Ciénaga, del NO argentino que mucho más de lo que se sabía de los
pudo llegar al valle como préstamo cultu- verdaderos aportes de la Cultura del
ral. Molle, al menos dentro de la cuenca del
Para la costa de Atacama, se cita el ha- Copiapó. Estos aportes se pueden sinte-
llazgo de piezas Molle en Los Infieles, 1O tizar de la sigufen te manera:
km al sur del puerto de Chañaral de Las • Los portadores del Molle han demos-
Ánimas. Y en Los Médanos, 20 km al sur del trado ser gregarios y se agrupan en al-
mismo punto de referencia. También Cal- deas bien estructuradas. La superes-
dera, Calderilla y Bahía Maldonado han tructura de las habitaciones se supone
entregado piezas reputadas como Molle23. era de material ligero de la cual no
Al interior del valle, se han reconocido _queda vestigio, como ramas, palos, ca-
en el pasado menos reciente vestigios del ñas, totora, cueros u otros.
Complejo El Molle, visitados especialmente • Se ha demostrado que cuando el terre-
por Iribarren en 1956-58. Tales son la pro- no en que la aldea asienta, es inclinado
pia ciudad de Copiapó; el cementerio El más de la cuenta, la infraestructura está
Basural en el cerro Chanchoquín; en la constituida por una plataforma medio
quebrada de Cerrillos y en la planta Elisa de excavada contra el cerro. Muchas veces
Bordos. ella ha sido provista de un pequeño
muro de protección en el borde que
mira a valle.
Recapitulación sobre la presencia • En estas aldeas los habitantes "viven"
del Complejo Del Molle en el Valle de con los muertos. Queremos decir con
Copiapó ello que los grandes monumentos fune-
rarios que son los túmulos están inser-
Se han reseñado en los párrafos preceden-
tos entre las habitaciones. Esta modali-
tes tres importantísimos sitios del Complejo
dad se pierde en el P.eríodo siguiente,
El Molle de gran magnitud, y otra docena
en el Medio, donde hay una neta sepa-
de sitios de la Cultura de menor cuantía,
ración entre estructuras habitacionales
algunos de los cuales se presentan mutila-
y cementerio. ,
dos sea porque han sido saqueados, o des-
• Los párvulos de El Molle tienen en la
truidos por aluviones u otros agentes natu-
práctica de funebria un trato igualitario
rales.
respecto a los adultos. Aunque el hecho
• El Tarín, Cabra Atada y Carrizalillo Chi- que presenten ofrendas de collares, tie-
co. Esos tres sitios a que nos referimos, rra de colores, conchas de moluscos,
se mantenían intactos prácticamente podría a veces implicar un trato prefe-
después de su abandono por sus primi- rencial.
tivos habitantes. El aislamiento relativo • La experiencia recogida en Carrizalillo
en que se mantuvieron en la soledad de Chico, con sus túmulos 50 y 62, y sobre
la cordillera andina y el respeto que los todo en Cabra Atada, en el inmenso
pobladores de sus valles intermontanos Túmulo 1, indica que dentro de la so-
observaron por los antepasados, favore- ciedad había una jerarquía, un señor

111
principal, en cuyo enterratorio se había ella. A ello se une la elaboración de
gastado mucho más energía que en el cuentas de collares y pendientes de mi-
resto. nerales de cobre; discos de piedra mar-
• Está demostrada la actividad agrícola a mórea delicadamente pulidos. Conti-
través del hallazgo de herramientas des- nuaron tradiciones del Arcaico en el
tinadas a este fin como son las hojas de trabajo de la piedra tallada y, también,
palas y azadones de piedra. Se las en- de la concha.
cuentra en los campos de cultivo, en • Otro aspecto que se puede inferir de las
lugares en que se las perfeccionaba y en excavaciones es el acentuado ceremo-
las can te ras de donde se extraía la ma- nialismo que se advierte a través de la
teria prima y se hacían las preformas. tarea de confeccionar el túmulo mor-
La agricultura se ejercía con regadío tuorio; el encendido de fogatas y mu-
artificial a través de acequias que deriva- chas veces la incineración de las esteras
ban agua de quebradas laterales y a ve- ep que se envolvía el cuerpo; sacrificio
ces del río mismo. Cultivaban cucurbi- de camélidos que acompañan al difun-
táceas, poroto, la quínoa y el maíz. to; emparrilado de palos de algarrobo.
• Colectaban con diferentes fines (de ha- • Fueron sin ninguna duda los portado-
cer bebidas, hacer harinas, etc.), vainas res de El Molle los primeros ceramistas
de algarrobo; frutos de pimiento boli- del Norte Chico. En Copiapó, sin embar-
viano; drupas de chañar; semilla del go, la cerámica no alcanzó la excelencia
carbonilla. que se obtuvo en Elqui o en el Limarí, en
Para molerlos disponían de piedras, cuanto a formas y decoración.
molinos o conanas. No se han encon- • La pipa de la forma de una T invertida
trado, sin embargo, piedras tacitas o atestigua la costumbre de fumar. Aun-
morteros en roca ni en Copiapó ni en que no se ha tenido la fortuna de poder
el Huasco. Hay que llegar al interior de analizar la sustancia que fumaban, es
Elqui y del Limarí para encontrar aso- factible de pensar que se trataba de una
ciados a sitios Molle tales artefactos. sustancia psicotrópica. La acción de fu-
• Otra actividad probada era la crianza mar estaría asociada muchas veces a los
de llamas. Posiblemente criaban tam- actos rituales y ceremoniales.
bién el cuy y una raza de perro.
• Aunque no se ha probado la existencia A manera de epílogo, diremos que los por-
de un proceso metalúrgico propiamen- tadores de la Cultura de El Molle desapare-
te tal, con fundición de minerales, los cen. En el territorio que ocupaban en los
portadores del Complejo El Molle, de- primeros 700 años de la era cristiana surge
mostraron una decidida destreza en el con un significativo cambio cultural, el
martillado de los metales nativos, espe- Complejo Las Ánimas, base del desarrollo
cialmente el cobre, obteniendo toda Diaguita Chileno. Los tembetás pierden su
clase de objetos de adorno corporales y valor cultural y son considerados objetos
emblemáticos, amén de objetos útiles raros, a veces empleados como amuletos
como agujas, pinzas depilatorias. para llevarlos colgados. Los valores cultura-
• En el trabajo de la piedra alcanzaron les de identidad del Molle han desapareci-
una gran perfección. El tembetá y la do. Seguramente el cambio no fue exento
pipa en T invertida son testimonio de de fricciones, lo que explicaría la existencia

112
de sitios tanto Molle como Ánimas situados Copiapó, la presencia de herramientas
en posiciones estratégicas defensivas. agrícolas de piedra, de una agricultura más
Las diferencias con que se presenta El tecnificada y de un asentamiento franca-
Molle en las distintas cuencas pueden de- mente aldeado, deriva de contactos con la
berse a diferencias cronológicas, aspecto Puna con la cual hay más proximidad. En
que no está bien dilucidado hasta ahora; y cambio la sofisticación de la cerámica en
también debidas a distintas influencias de- los valles de Elqui y sobre todo del Limarí y
rivadas de la posición geográfica. En los Choapa comparte características que al pa-
valles del norte de la zona como es el de recer provienen de la Zona Central.

BIBLIOGRAFÍA DEL CAPÍTULO

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195, 1958. Museo Regional de Atacama, Copiapó,
18. NIEMEYER F., HANS; MIGUEL CERVE- 1981.

114
Capítulo V
EL PERIODO MEDIO
"'

COMPLEJO LAS ANIMAS*


"'

INTRODUCCIÓN mica era por su data del Período Medio y


En el V Congreso Nacional de Arqueología fue exhumada por Cornely en un cemente-
que se realizara en La Serena el año 1969, rio de la quebrada Las Ánimas. Dicha que-
el arqueólogo Julio Montané presentó a la brada le cae al Elqui por su ribera izquierda
consideración de los asistentes una intere- a unos 20 km de La Serena. Definió cuatro
san te novedad respecto a la secuencia cerá- tipos Ánimas, encontrando en los dos pri-
mica de la zona 1. Tenía a la vista las colec- meros, Las Ánimas 1 y Las Ánimas 11, carac-
ciones Molle del Museo, que ocupan el terísticas ceramológicas cercanas al desa-
Período Temprano de la secuencia; sin nin- rrollo Molle. Los tipos Ánimas, cubrirían,
guna duda tenía ante sus ojos las coleccio- pues, el reclamado Período Medio, del 700
nes de cerámica que en la secuencia de don al 1000 d.C. Montané ya intuía que estas
Francisco Cornely ocupaba el Período Tar- cerámicas tenían influencias marcadas
dío con sus fases de Transición y Clásica. De del Noroeste Argentino, de las Culturas
esta secuencia, sin que se tocaran, había Ciénagas o Aguada. El tiempo le ha dado la
múltiples comprobaciones. ¿Y el Período razón. Las excavaciones realizadas en La
Medio, cuál cerámica lo representaba? Serena, por G. Ampuero 3 y las del Cemen-
La observación de las piezas colecciona- terio de la Plaza de Coquimbo 4 , ya tenían
das en el Museo le dieron la clave. En el algo aclarado esa postulación. Ahora con
orden tradicional al Diaguita Transición nuestras propias excavaciones en el valle de
antecedía la fase Arcaica, postulada por Copiapó se ha terminado de esclarecer,
Cornely, a la cual se le suponía cierta con- como veremos.
temporaneidad de traslapo con la Cultura El año 1969 Jorge Iribarren cuenta sus
de El Molle. La continuidad de las fases de experiencias en Copiapó en unas excava-
Transición y Clásica había sido fehaciente- ciones de prueba que realizó en Tres Puen-
mente comprobada en excavaciones estra- tes y en La Puerta donde descubrió una
tigráficas de Punta Teatinos, Los Pozos de cerámica que le pareció "con influencia ar-
Puerto Aldea y Punta de Piedra2. El "Arcai- gentina"5. Tenía por característica esencial
co", según Montané no debía ser incluido un color negro brillante en su interior y
en la Cultura Diaguita, que se desarrolla del color café-crema en el lado externo, acu-
año 1000 en adelante, y propuso la denomi- sando doble estándar en el medio de coc-
nación de Ánimas en vista de que esa cerá- ción. El negro interior se conseguía en un
medio reductor. En la cara exterior había
*Autor de capítulo: Hans Niemeyer F. muchas veces decoración en negro sobre el

115
PTO.

Figura l. Situación de La Puerta en el curso medio del valle de Copiapó. Distribución de otros sitios de los
períodos Temprano y Medio en esa cuenca y en áreas aledañas de la Región de Atacama.
P. Temprano: l. Quebrada Viña del Cerro. 2. Carrizalillo Chico-l. 3. Cabra Atada (túmulos). 4. Carrizalillo
Chico-2. 5. Quebrada Seca (túmulo) . 6. Ojos de agua del Montosa (túmulos). 7. La Semilla. 8. El Torín. 9.
Quebrada Chuschampis.
P. Medio o ánimas: 10. Chanchoquín. 11. Finca de Chañaral. 12. Quebrada de Las Pinturas. 13. Vega Redonda.
14. Tres Puentes. 15. La Puerta. 16. Quebrada Seca (Pucara). 17. Pucara Puntilla Blanca. 18. Llano de los
Pingos. 19. La..Ollita A. 20. Rincón de la Flecha 3. Cabra Atada. Poblado Loma del Pedregal.

116
crema. Por otra parte, la cerámica que ha- bo era el nivel más antiguo de la ocupación
bíamos colectado en los pucaras de Puntilla de los Pozos de Puerto Aldea, excavado en
Blanca frente a Iglesia Colorada y de Que- 1960 por J. Montané y H. Niemeyer2 y cuyos
brada Seca, que eran muy parecidas entre materiales, producto de esa excavación se
sí, se la mostró a una arqueóloga argentina conservan en bodega del Museo de La Se-
discípula del Dr. Rex González, quien cali- rena.
ficó la muestra similar a las que ellos llaman Vamos a dar a continuación con cierto
Aguada Decadente. Cuando en 1987 Gas- detalle una descripción de los principales
tón Castillo ya incorporado al grupo, cono- sitios del Complejo Ánimas de Copiapó, la
ce la cerámica de los pucaras antes citado, mayoría de los cuales fueron excavados por
inmediatamente nos confirma que son el grupo de trabajo o por algunos de sus
obras del Período Medio. En 1989, en La miembros. Seguimos el orden en que se
Ollita A, volvemos a encontrar la misma hizo su estudio.
cerámica en círculos de piedra plantadas a
la orilla de la vega. En 1989-1990 hallamos EL PUCARA DE PUNTILlA BLANCA
una aldea de habitaciones semisubterrá- (Figura 2)
neas en el pie de monte de Cabra Atada, de
El sitio Puntilla Blanca había sido descu-
manera que se iba acentuando el convenci-
bierto y reconocido por H. Niemeyer en
miento de que estábamos en presencia de
1968, y practicada en él una colecta de
una fuerte ocupación del valle del Pulido
superficie en 1971 y 1974. Las excavaciones
por portadores del Complejo Ánimas. En
de prueba y una intensificación de las co-
Coquimbo, entretanto el trabajo de maqui-
lectas de superficie se hicieron en abril de
naria pesada había dejado al descubierto
19876 .
un extenso y rico cementerio situado al pie
Se levanta en coordenadas 28°08' LS y
oeste de lo que era el cerrito rocoso de La
69°53' LW, frente el cono de deyección de
Cruz, en el corazón mismo de la ciudad, al
la quebrada Iglesia Colorada, en un espo-
lado de la Plaza de Armas 4 *. Pertenecía sin
lón yuxtapuesto de la ladera derecha del
duda a la Cultura Ánimas del Período Me-
valle del Pulido. Se compone de materiales
dio. Acusaba una fuerte amalgamación en-
graníticos sedimentarios -maicillo, arena,
tre el pueblo y los camélidos, a tal punto
arcilla, piedras y hasta bloques rocosos-
que las sepulturas mostraban entierros hu-
que le confieren su color blanquecino, el
manos yuxtapuestos a camélidos en sus
que contrasta con el pardo rojizo de la roca
tumbas. Una vez, hasta cinco animales
fundamental mesozoica a la cual adhiere.
"abrazados" al esqueleto humano. Mostra-
El contacto entre la formación plutónica
ba también una gran riqueza ergológica y
-origen seguramente de los materiales de
una vocacion marítima, aspecto este último
la "puntilla"- y la roca metamórfica se en-
que nunca se vio en el Complejo El Molle
cuentra muy cerca, coincidente con las ca-
que le precedía en el tiempo. Pariente cer-
sas de la hacienda Iglesia Colorada. La for-
cano de esta población Ánimas de Coquim-
mación que nos ocupa, que constituye la
Puntilla Blanca, se manifiesta como un es-
*Su excavación científica fue abordada por el
polón de cerro de considerable altura, de
Museo de La Serena dirigida por G. Castillo. El cerri-
to de la Cruz prácticamente hoy no existe por el más de 50 m sobre el río, y ofrece un flanco
avance de la construcción moderna. en barranco, a pique al valle. Por el lado

117
R EFER E N CIAS

PUCARA PUNTILLA BLANCA ~ - NQ • !l E CI N TO PI~ C.~Q

r;.
clst~~';.'; ~ .. 111 REGION DE ATACAWA- CHILE
. ..........
t - •"'o"o'UO"'""""'
.,.

Figura 2. Pucara de Puntilla Blanca. Planta.

norte presenta un faldeo inclinado, de me- su ceja del "lado blanco", se disponen hasta
diana pendiente, que termina hacia abajo once estructuras de piedras lantadas, hoy
en la vaguada de una quebradilla que des- muy deterioradas por excavaciones clan-
linda la "puntilla" de la roca fundamental. destinas, que jalonan el sendero que consti-
En la cima de la Puntilla Blanca existe una tuye el único acceso natural del poblado 10.
explanada de mediana am litud y en ella se La situación estratégica de este pobla-
encuentran dos estructuras cuadra~ulares do, su difícil accesibilidad por una sola vía
delimitadas E.9.I _una hilet: de_piedr~ de que estaría defendida desde las once es-
una hilada. En la ladera interior se dejaban tructuras citadas, como verdaderos baluar-
ver años atrás resto s destr~idos de J~latafor­ tes, nos movió a considerarlo un auténtico
m-aséscalonadas-~n C~Ya ;~~rllcie se colec- pucara o sitio defensivo. Por otra parte, la
taron muchos trozos cerámicos y abunda- abundante fragmentación cerámica de un
ban las piedras-molinos, manos de tipo diferente al diaguita chileno y al de
molienda, y hojas de herramientas agríco- aculturación diaguita-inca y más bien seme-
las. El chuba~co de 1987 destruyó en gran jante al tipo que Iribarren (1976) llamó La
medida este sitio de habitación, de mucha Puerta nos hizo pensar que se trataría de
actividad otrora. una instalación del Período Medio que fue
A lo largo de la quebradilla interior, en lo que se postuló en el Proyecto ·y se ha

118
Pucara de Puntilla Blanca, en el flanco derecho del río Pulido frente a Iglesia Colorada. Tiene unos 50 m de
altura sobre el valle.

Pucara de Quebrada Seca, en Los Riscos del río Pulido.


comprobado fehacientemente en el curso Hojas de herramientas agrícola. Son de an-
de la investigación. desita, idénticas a las "azapatilladas" o asi-
Las estructuras pircadas de la cima, al . métricas encontradas en los sitios tempra-
ser estudiadas no arrojaron una capa de nos. Hay enteras y muchas fragmentadas
ocupación interesante. Además se compro- (Figura 4a-á). Es un elemento abundante
bó que las piedras que las delineaban eran en el sitio.
muy superficiales, sin arraigo o empotra-
miento en el suelo. La cerámica. Sin duda la fragmentación
En las plataformas de la ladera interior, cerámica es el elemento más abundante y
si bien había múltiples demostraciones de diagnóstico del yacimiento (Figura 3).
actividad e intensa ocupación, no se encon-
traron estructuras habitacionales propia- En la excavación cercana a la cima de la
mente, con cimientos de piedras como en depresión que mira hacia el río, se encon-
otros centros habitados, lo que indica que tró un.a docena de fragmentos cerámicos
las habitaciones serían de material ligero, en el nivel 20-35 cm que al unirlos en el
como madera, ramas, cañas, paja u otras laboratorio reconstruyen una buena parte
fibras vegetales que no dejaron práctica- del cuerpo de un ceramio globular de perfil
mente huellas. compuesto de pasta gris homogénea muy
En Puntilla Blanca se practicaron traba- fina, con 3 a 3,5 cm de espesor. La superfi-
jos topográficos, de excavación y colecta. cie externa es negra pulida lustrosa. Re-
La cronología se discutirá en capítulo cuerda la cerámica de Tipo Molle Negro
aparte, con el conjunto de sitios del Perío- Pulido (Figura 3h).
do Medio. Por otra parte, se analizaron en el gabi-
En el aspecto de la recuperación y regis- nete alrededor de 3.000 fragmentos corres-
tro ergológico más importante, cabe citar: pondiendo un 50% a cerámica corriente y
50% a cerámica fina y decorada. Se analizó
Piedras molinos. En la ladera interior y en cada grupo desde el punto de vista de la
la cima se encontraron más de 20 molinos pasta, la cocción, el tratamiento superficial,
planos, en su mayoría fragmentados. Eran formas, entre otros atributos.
de roca intrusiva (granito o granodiorita, Entre los principales tipos de cerámica
materia prima local) y sólo unos pocos de fina, se encontraron:
arenisca verdosa. En su mayoría se encon-
traban en avanzado estado de uso lo que Platos de paredes rectas y fondo tronco-có-
acusa una prolongada ocupación del lugar nico, con reducido (negro brillante) inte-
por agricultores. rior y motivos negros sobre crema exterior.
Platos de paredes rectas y de fondo
Manos. Muy escasas fueron las manos ente- tronco-cónico, exterior café alisado, inte-
ras. Casi todas se hallaron como mitades o rior reducido (negro-brillante).
fragmentos muy pequeños. Son sin excep- Vasijas tronco-cónicas de base circular,
ción de granodiorita de las siguientes for- tipo Ánimas I y 11. Dibujos negros sobre
mas: elípticas biplana y elíptica plano con- rojo exterior y reducido o rojo interior.
vexa. Los tamaños son más bien grandes, Vasijas tronco-cónicas de base circular,
para ser accionadas simultáneamente en pintadas sobre crema exterior e interior
ambas manos. negro brillante.

119
) ,

o 5cm
h

Figura 3. Pucara Puntilla Blanca. Cerámica. a, e, d, e, g, exterior negro sobre crema; interior negro brillante.
b. negro y rojo sobre crema. f. negro brillante ambas caras. h. exterior negro pulido, interior gris alisado.
Proviene del nivel 20-35 cm del Pozo 1- Ampliación W. (Tamaños diversos).

120
~------'-----.......jrm

?.__ _ ___¡Tcm .

5cm.

J
Figura 4. Material lítico de los pucaras. Puntilla Blanca y Quebrada Seca. a- d hojas de herramientas agrícolas
de P. Blanca, de andesita. e, f, g Idem Pucara, Quebrada Seca. h, i, j industria de la piedra tallada (en
calcedonia), de Quebrada Seca.

121
Urnas pintadas negro sobre crema con yos extremos se apoyan en el pie del fare-
asa horizontal y posible base circular. llón. Dicho muro está formado por acumu-
Urnas pintadas rojo claro sobre crema. lación de piedras grandes de cantos agu-
Urnas cremas o rojizas monocromas, de dos, desprendidas de la roca madre. En el
cuerpo ovalado hacia los costados con asa remate derecho, supuesto el observador
horizontal. mirando hacia el cliff, el muro deja un ac-
Hay una serie de formas intermedias. ceso de 1,0 m de ancho. Unos cuarenta
Esta cerámica se destaca por la pasta fina, metros más a la derecha hay un segundo
sonido metálico, ausencia de antiplástico pircado que baja desde el pie del farellón
visible, y dureza alta. según una línea de máxima pendiente del
Los tipos son muy definidos y tiene!! escombro de falda para terminar en un
similitudes con la cerámica Aguada del NO gran bloque de roca. Este pircado, al igual
arg n In o. e pueae -anotar: que el primero, está bastante destruido.
E~ toda la ladera entre el pie del cliffy
Hay presencia de cerámica Ánimas, como
la pirca de circunvalación se encuentra
se la ha definido más al sur ( Coquimbo)
abundante fragmentación cerámica, pun-
donde se hace más popular.
tas de proyectiles triangulares y peduncula-
Cierto porcentaje es de tipo tricolor,
das; hojas de implementos agrícolas; pie-
considerado antecedente posible del desa-
dras molinos y manos. Todo este material
rrollo Diaguita posterior.
es del todo semejante al de Puntilla Blanca.
Cerámica negra por ambas caras.
El cliff se presenta erosionado en alto
grado, y deja infinidad de oquedades y ni-
Material lítico tallado. Se reduce a a!g_~as
chos, muchos de los cuales los ocupan los

-
puntas de proyec~il ~!las 2_edunc_uladas con
pájaros y los murciélagos. Es practicable su
aletas (Figura 4ij).
ascenso por su sector central y se encuentran
en forma escalonada varias estructuras artifi-
ciales. La de menor cota es un pequeño alero
PUCARA QUEBRADA SECA
con una protección pircada en su entrada.
(Figura 5)
Luego sigue otro sitio pircado en una saliente
La Quebrada Seca es un tributario habitual- de la roca, que impresiona como un punto
mente sin escurrimiento de agua del flanco de atalaya o mirador. Más arriba, en una
derecho del río Pulido. Ha formado, sin grieta de rumbo oblicuo, se sitúa un recinto
embargo un gran cono de deyección pocos cerrado por la roca de fondo y por muros
kilómetro _, -dos o tres- a uas aba·o de la delgados, constituidos por piedras y barro
Puntilla Blanca. En su interior, a unos tres que incluye cañas. Muestra una planta cua-
kilómetros del borde exterior del manto drangular de 1,80 m por lado y un acceso
del cono se alza un alto farellón o cliff de frontal. Este "recinto" se interpreta como un
calizas llamado Los Riscos, en coordenadas silo aéreo cuyo contenido fue rebuscado y
28°09'- 69°53' LW y 1.630 m s.m.7. pasó a formar un desmonte fuera de él que
Al pie del cliff, en un terreno suelto que fue excavado y arrojó un valioso material de
en gran parte corresponde a escombro de estudio, de índole perecible.
falda, hubo una ocupación de cierta impor- Más arriba, al continuar por la misma
tancia delimitada externamente por un grieta se encuentran otros restos de estruc-
muro ircado dispuesto en medialuna, cu- turas de barro.

122
\

\ ~

Figura 5. Quebrada Seca. Pucara.

- - -:;--- - - - - - - - - - - - - 123
El sitio arqueológico de Quebrada Seca dia docena. Todos quebrados y desgasta-
claramente se interpreta como un pucara, dos, de piedra granítica y uno de toba por-
en el que el cliffjugaba un papel de reducto fírica verdosa. Uno era particularmente
defensivo. Culturalmente es análogo a Pun- grande, de 74 cm de longitud por 63 cm de
tilla Blanca. ancho y 16 cm de espesor. Presentaba una
Se realizó el levantamiento taquimétri- excavación profunda con rotura del fondo,
co del sitio. Se excavó -como se dijo- el de 14 cm de alto (agotado).
basural proveniente del saqueo del silo aé-
r~servado como un montón informe Manos. En una de las cuadrículas se recupe-
por fuera de la estructura pero protegido ró una mano biplana de granodiorita. Va-
por el mismo alero rocoso. De dicha exca- rias se encontraron en superficie.
vación se obtuvieron valiosos materiales: se-
millas de pacul, algarrobo, poroto, za allo, Hojas de herramientas agrícolas (Figuras
ca abaza, maíz y chalas de maíz; cordeles de 4e-4f:4g). Son de andesita, de forma "azapa-
lana y de fibras vegetales; huesos de anima- tillada", análogas a las de Puntilla Blanca y
leS;puntas de proyeCtif;s líticas fi~~-;rte a las del Período Temprano. La mayoría
talla as; un astil quebrado y quemado_~iu procede de superficie pero también algu-
extremo. nas fraccionadas aparecieron en las excava-
- Un hallazgo interesante fue un te~á Ciones.
discoidal con alas ~9.E_el centro h9radado,
lo que indicaría su reutilización posterior La cerámica. La muestra cerámica de Que-
cuando había perdido su función original y brada Seca está constituida por 580 frag-
ahora se usaba de pendiente o de amuleto. mentos, de los cuales 4 77 ( 82%) correspon-
Casi simultáneamente a la excavación den a cerámica corriente y 103 a decorada
del Refugio (donde estaba el basural del ( 18%). De ese total, 162 proceden de su-
silo), se excavó el Refugio Nº 2 en tres perficie.
cuadrículas de 1 m2 cada una, por niveles La cerámica corriente carece absoluta-
artificiales de 5 en 5 cm. En estas excavacio- mente de decoración. Ha sido obtenida por
nes también se consiguió una gran canti- cocción en un medio oxidante, con un es-
dad de material arqueológico: fragmentos pesor medio de la pasta de 8 mm. Ésta
cerámicos similares a los de Puntilla Blan- posee un antiplástico grueso de cuarzo y a
ca; cerámica ne _ra 12ulida_ incisa; puntas veces incorpora hojuelas de mica. Las for-
finas triangulares pedunculares; b~las líti- mas más recurrentes corresponden a ollas y
c ~ragmen tos de hojas de herramientas jarros de cuello recto o ligeramente everti-
agrícolas, semejantes a las de Carrizalillo dos carentes de asa, con labios planos o
Chico y otras localidades anteriormente re- redondeados; éste se presenta muy a menu-
visadas. do reforzado. Las superficies son alisadas,
En Quebrada Seca sin embargo, se con- con irregularidades y porosidad; de color
tó con la protección de aleros en el cliff, rojizo, café y crema claro. Los fragmentos
llamados refugios 1 y 2, que permitieron la recogidos en superficie se presentan bas-
conservación de restos perecibles. tante erosionados por la acción eólica.
La cerámica decorada. El concepto in-
Piedras molinos. Una colecta en superficie cluye todo tratamiento de superficie. Se
de las piedras molinos permitió reunir me- pueden establecer varias categorías.

124
1) Cerámica de alta calidad de cocción, Son idénticas a las de Puntilla Blanca. (Figu-
con pasta de textura muy fina y de sonido ras 4i-4J).
metálico al golpe. Superficie pulida delco-
lor salmón de la pasta y con decoración de Otros elementos ergológicos. Se recupera-
lineaturas curvas en negro. Las formas co- ron cuentas de collar de mineral de cobre;
rresponden a platos de paredes bajas y fon- bolas de hondas, de unos 3 cm de diámetro.
do tronco cónico, que exteriormente a ve-
ces exhiben figuras romboidales y son
negro brillante en el interior. Platos con LLANO DE LOS PINGOS 7 (Figura 6)
paredes curvas decoradas con figuras angu-
El Llano de Los Pingos es un sitio arqueoló-
lares en negro sobre crema. Vasos tronco
gico, descubierto y explorado por el grupo
cónicos de base circular hendida, corres-
de trabajo en etapa preliminar durante la
pondiente a Ánimas 1, de pasta pareja color
expedición al valle de La Ollita, en marzo
salmón con dibujos negros en el exterior e
de 1989. Se trata de una terraza fluvial en la
interior gris-negro semibrillante. Cocción a
margen izquierda del río Ramadillas, de
muy alta temperatura.
unos 500 m de largo y ancho variable de 50
2) Pasta oscura (negra o gris) de excelente
a 80 m, que ha sido recortada por el río, el
cocción pareja, de superficies pulidas o
que ha dejado un barranco de unos 5 m
bruñidas de tonos grises opacos .a brillan-
sobre su fondo. A un centenar de metros de
tes. Formas corresponden a platitos playos.
la cabecera de la terraza, hacia aguas arriba
3) Negra pulida o bruñida brillante, incisa
se encuentra el notable rasgo geomorfoló-
exteriormente con motivos geométricos,
gico de Peñasco Largo, una gran pirámide
especialmente chevrón, líneas paralelas, lí-
de rocas oscuras yuxtapuestas al flanco iz-
neas en V superpuestas, entre otras.
quierdo del cajón, que quedó como rema-
Según A.R. González ( Com. pers.) esta
nente de un proceso de erosión diferencial;
cerámica incisa que recuerda la del tipo
en ese sector baja la quebrada del Peñasco
"Molle negro pulido inciso", se identificaría
Largo desde el oeste. Al término de la terra-
con la cerámica 'Va uerías" del NO ar en-
za, en su extremo norte, baja la quebrada
tino. Otras modalidades de decoración de
de Los Pingos por el mismo lado, produ-
menor frecuencia son piezas con baño rojo
ciendo un cono aluvial de cierta significa-
pulido o bruñido; franja ajedrezada de pe-
ción.
queños cuadrados negros alternados con
Sobre las terrazas se disponen en forma
otros tan tos rojos; pintura negra y roja so-
dispersa hasta 17 estructuras de piedras;
bre fondo blanco; rombos unidos por el
unas son ruedos de dos hileras de piedra y
vértice en sentido horizontal; reticulados
una hilada, de planta circular a elíptica, de
negro sobre crema.
Entre las singularidades hay que anotar
unas pocas asas acintadas correspondientes
a jarros.

Piedra tallada. Se han obtenido, tanto de


las excavaciones como de la colecta de su-
El espacio se puede sectorizar en:
perficie, puntas triangulares pedunculadas
finamente talladas en cuarzo y calcedonia. 1) un sector sur, con muchas rocas gran-

125
+

+
+ PROYECTO ARQUEOLOGICO VALLE DE COPIAPO
LLANO DE LOS PINGOS (Río Rornodillos)
111 REGION DE ATACANA

PROYECTO : 0015/88- FONDECYT


0526/90

19 88

Figura 6. Llano de Los Pingos- Planta.

126
des y oscuras caídas al pie de un rodado Este yacimiento del Llano de Los Pin-
desde la pared del flanco poniente. Tie- gos merece nueva y más detenida atención
ne algunas estructuras circulares entre en el futuro.
los peñascos y se encontraron unas po- Las coordenadas geográficas de este si-
cas hojas líticas de palas entre medio; tio son 28°11 LS- 69°70' LWy su altitud de
2) sector más claro debido a la formación 2.600 m s.m.
granítica. Es el mayor y más poblado de
estructuras. Se hacen más abundantes
en la superficie las hojas líticas; ALDEA EL PEDREGAL DE
3) extremo norte coincidente con el cono CABRA ATADAs (Figuras 7 y 8)
aluvial de la quebrada Los Pingos, don-
Al referirnos al extenso piedemonte que
de se han identificado algunos túmulos
formaba parte de la ex hacienda de Cabra
y otras estructuras no exploradas.
Atada, expresamos que hacia su centro, a
Se practicó sólo la excavación exploratoria pocos metros, a monte del barreal descubri-
en la estructura circular 12, del sector 2. mos un poblado que llamamos El Pedregal,
Los escasos fragmentos cerámicos recupe- entre las cotas 1.545 y 1.525 m s.m., o sea, a
rados permiten visualizar un yacimiento mayor altura que la franja de barro de este
del Período Medio. La ocupación puesta de distrito, dejada como se dijo por la existen-
relieve por dos trincheras se muestra muy cia en el pasado de un paleolago efimero.
débil. El poblado se compone de un conjunto de

R-28
,···-. R-Z9
\. __ )- - -( _::L.___ ...

CAIIRA ATACA
POBLADO DEL PEDREGAL- PERIODO MEDIO

Figura 7. Plano de planta


de la Aldea El Pedregal,
de Cabra Atada.

127
I'Effll E RECIN10S 10 Y11

•• TI 52902

Figura 8. Perfil en la Aldea del Pedregal con los recintos N°s 1O y 11. Período Medio en Cabra Atada.

de resiones ue al excavarlas demostraron 347 fragmentos de cerámica monocroma


ser habitaciones semisubterráneas del Pe- café, con antiplástico homogéneo y buena
-- -
ríodo Medio. Estaba constituida por 32 de- cocción. Corresponden a ollas y jarros.
----,
presiones abiertas sobre la loma pedregosa 11 fragmentos de cerámica negra brillante
quea ser excava as pusieron en evidencia acerada en su cara in terna y crema salmón
cerámica fragmentada inequívoca del tipo o gris en su cara externa; textura muy fina
Ánimas, identificada sobre todo por pre- y compacta, que produce sonido metálico
sentar el interior de color negro brillante al golpearse. Es propia del Período Medio y
acerado, y el exterior de color crema-rojizo se relaciona sin duda con la típica cerámica
con decoración simple en negro o en rojo. Ánimas de Puntilla Blanca y Quebrada
Se organizaban dentro de un área aproxi- Seca.
madamente cuadrada de 120m por lado.
En cuanto a líticos se recuperaron:
A modo de ejemplo se describen dos de
las habitaciones excavadas más repre- 4 puntas de proyectiles típicas del P. Medio
sentativas, la Nº 9 y la Nº 1O (Figura 8). y 1 raspador, aparte de 34 lascas pequeñas
y microlascas de obsidiana.
Recinto 9: Se trataba antes de ser excavada 1 mano elíptica biplana de granito.
de una de resión circular situada inmedia- 2 cuentas cilíndricas.
tamente a valle de un gran bloque de roca,
que indudablemente tiene relación con la Recinto 10: Se presentaba como una depre-
parte posterior del recinto. Al excavarse, se sión subcircular amplia, llena de ripio grue-
visualizó que hay una veintena de piedras so, con un ruedo formado por una docena
plantadas que conforman un ruedo elípti- de piedras. Las dimensiones en planta una
co de 3,50 m de diámetro mayor y 3,0 m de vez excavadas son: DE-W = 4,07 m; DN-S =
diámetro transversal. A los 30 cm de pro- 3, 7 4 m, y la profundidad de 40 cm.
fundidad aparece un piso com acto de co- Desde las primera operaciones de har-
lor café claro y abundante ceniza. La mayor neo aparecen fragmentos de cerámica;
parte de los materiales culturales se obtie- cuentas de collar; lascas de obsidiana y una
nen del sector central y consisten en esen- punta de proyectil.
cia en lo siguiente: Al terminarse la excavación, se visualizó

128
un fogón en pleno centro de la habitación, tura el valle del Ramadillas se ofrece amplio
estructurado como una gruesa y compacta y sentado, en tanto que hacia aguas abajo se
capa de ceniza y en ella afloran fragmentos descuelga a partir de un umbral en un ver-
de alfarería. Otro fogón o cenizal se ubica dadero torrente. Hay señales de que alguna
en el costado E que se ha interpretado vez se formó un paleolago y desde luego
como el acceso de la vivienda. En el piso, se una importante vega.
abre un hoyo relleno de sedimento fino Esta loma atravesada en dirección prác-
café-negruzco de 60 cm de diámetro y 20 ticamente N-S, proporciona una protec-
cm de profundidad, con cerámica, huesos ción que deja a sotavento los campos de
de camélidos, una pala de piedra ( andesi- cultivo, las instalaciones domésticas de la
ta) y trozos de carbón vegetal que se colec- hacienda y la extensa vega.
taron para muestra C14. Además de lo atractiva de su particular
En suma, el material cultural contabili- situación, había algunos hechos puntuales
zado en terreno en esta habitación es el que -permitían pensar que desde el punto de
siguiente: vista arqueológico era promisoria. Efectiva-
Lítico: Dos puntas y la mitad de otra con mente en 1975 en uno de nuestros viajes por
pedúnculo y aletas muy finas, típicas del la cordillera del Copiapó, nos había sido do-
Período Medio. Lascas y microlascas de cal- nado un ceramio, clasificado como Inca Ne-
cedonia y obsidiana. Tres cuentas cilíndri- gro Bruñido 10 . La forma y tamaño recordaba
cas. Hojas de herramientas agrícolas, de de cerca los vasos más corrientes Copiapó
andesita. negro sobre Rojo. Averiguando sobre su pro-
Óseo: Fragmentos y astillas de huesos de cedencia, acompañaba a un enterratorio,
camélidos. cuyo cuerpo fue nuevamente inhumado al
Cerámica: Más de 100 fragmentos de alfare- borde de uno de los potreros alfalfados. Su
ría corriente café monocroma; 22 fragmen- búsqueda reciente fue infructuosa.
tos de cerámica propia del Período Medio, Otro hallazgo de mucho interés en la
con la cara interior negra brillante. zona adyacente fue un crisol y su vástago,
de material refractario, encontrado por Six-
to Aróstica en la Quebrada Siete Guanacos,
CARRIZALILLO GRANDE9 que se une al Ramadillas en el tramo com-
prendido entre el umbral donde comienza
Carrizalillo Grande es una de las estancias la angostura y la junta del Potro. Esta nota-
o haciendas tradicionales de la cuenca del ble pieza de la metalurgia indígena permi-
Pulido, situada a orillas del río Ramadillas tió explicar en forma incuetionable una
un par de kilómetros aguas arriba de su serie de fragmentos "cerámicos" que apare-
junta al Potro, a 2.000 m de elevación y en
cían en las excavaciones del establecimien-
coordenadas 28°09' LS y 69°50 LW. Fisio-
to metalurgista de Viña del Cerro, del curso
gráficamente su situación corresponde a
superior del Copiapóll.
una muy particular singularidad del valle
Nuestra acción en Carrizalillo Grande
del Ramadillas. En efecto, Carrizalillo
se centró en tres aspectos básicos:
Grande se desarrolla a sudoriente de un
espolón granítico que cierra el valle, y que a) Levantamiento topográfico de toda el
forma junto con la ribera opuesta una nota- área habitada de la hacienda, en cuanto
ble angostura. Aguas arriba de esta angos- a sus instalaciones y campos cultivados;

129
b) Uno de los parientes de los dueños nos El esqueleto estaba horizontal, en posi-
indicó que a media ladera en el flanco ción decúbito dorsal, con las piernas dobla-
sur había entre grandes rocas una cue- das y volcadas al lado izquierdo. Los fému-
va que servía de refugio a las cabras res aparecen flectados entre 90° y 180°
cuando llovía o nevaba. Se trata de la respecto a la columna y las piernas juntas, a
Cueva del León y se inició su excvación 45° respecto a los fémures, apareciendo
por niveles en nov. / 94 y se terminó en con las rodillas levantadas. Dirección pelvis-
marzo de 1995. Se consigna entre los cráneo: NE.
sitios de El Molle; La calota se presentó rota, pero en ge-
e) En la falda del lado izquierdo o sur, en neral puede definirse como un esqueleto
la zona de baja pendiente, inmediata- en buen estado. Presenta una probable de-
mente a monte del cerco que delimita formación craneana intencional.
los potreros alfalfados por el sur, han
caído desde la ladera abrupta grandes La Puerta 12 (Figuras 9 y 10)
peñascos en situación caótica. Al anali-
zar con mayor cuidado uno se percata A 3,5 km aguas abajo del pueblo de Los
que estas peñas han dejado en algunos Loros y a 65 km al interior del valle desde la
casos espacios habitables constituyendo capital regional, b~a al Copiapó por su
en todo un poblado arqueológico de flanco izquierdo la quebrada de La Puerta.
rústicos recintos del Período Medio. Viene del oeste y alcanza longitud de 6 km.
A pesar de su brevedad, la quebrada de La
Pudimos discriminar hasta 13 recintos, de Puerta logró formar un abanico aluvial
diferentes tamaños y grado de perfección, bien desarrollado cuyo borde engrana con
algunos de los cuales fueron excavados, y
una terraza fluvial del Copiapó. En el sector
un alero bajo un gran peñasco.
de la desembocadura, el valle del Copiapó
'' Nos vamos a detener aquí sólo en el forma una notable angostura entre rocas
Recinto 13 que es el que entregó una sepul-
graníticas, que favorece la recuperación de
tura.''
los recursos hidrológicos del río y el control
Recinto 13: Su excavaCion corrió mejor del trajín del valle. Se encuentra en coorde-
suerte que las anteriores. Está formado nadas geográficas de 27°83' LS y 70°12'
dentro del mismo patrón que los dos últi- LW, a una altitud representativa de 1.000 m
mos: una piedra grande de 2,0 m de largo y s.m.
1,70 m de ancho y 0,90 m de alto. Su para- Desde el punto de vista arqueológico,
mento al sur sirve de refugio al completarse en este distrito de La Puerta cabe separar
con una hilera de siete piedras paradas de un yacimiento de enormes amontonamien-
canto implantadas formando medialuna. tos de tierra en una terraza del lado dere-
En el sector nororiente se encontró un en- chOCleCrío, situada al o más aba·o ue la
terratorio con un ceramio roto al lado del desembocadura de la quebrada, yacimien-
cráneo y otro también roto al lado de las to que lo hemos denominado La Puerta B,
piernas. Ambos ceramios son rústicos con y sues.t udio ñ;:uy parcial, lo realizó J. Iriba-
un fondo exageradamente cóncavo. Ade- rren Charlín por los años '70 5 . El otro sec-
más sobre la porción torácica, un fragmen- tor, denominado La Puerta A, corresponde
to grande de cerámica manifiestamente del al cono aluvial de la quebrada principal,
P. Medio o Ánimas regional. queseencueiüra"poo a o' por un gran

130
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2: Figura 9. La Puerta A Agrupación de túmulos sobre el cono aluvial y estructuras habitacionales en la ladera poniente de la quebrada. Plano general.
+
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Figura 10. La Puerta A. Plano de planta con la distribución de túmulos en el cono aluvial.

132
m~mero de túmulos funerarios, algo más de realizando la primera campaña de excava-
100 y por numerosas estructuras habitacio- ción bajo el patrocinio del Proyecto FON-
nales, especialmente distribuidas en l as DECYT Nº 0526/90. En ella pudimos efec-
proximidades de la margen izquierda del tuar un catastro exhaustivo de los túmulos,
manto aluvial y el faldeo adyecente. Son complementario del plano topográfico ge-
estructuras rústicamente delimitadas por neral del sitio que habíamos levantado en
bloques rocosos o simples depresiones que 1981 y conservando por supuesto la nume-
resultan del despeje de piedras en peque- ración que en aquella ocasión les dimos.
ños espacios. La gran mayoría ocup~n la Visualizamos que prácticamente todos los
ladera poniente. túmulos estaban saqueados, muchos con
En este sitio, que a juzgar por su alta despojos de huesos humanos a la vista, pero
densidad de tumbas y habitaciones, fue tal que felizmente dicho "huaqueo" compro-
vez el más importante en cuanto a concen- metía sólo un primer nivel de enterratorio
traciones demograficas prehistóricas en la y quedaban otros niveles más profundos no
cuenca del Copiapó, el Inca construyó -al removidos por los buscadores de tesoros.
parecer aculturado con Diaguitas- un es- La ofrenda era más bien limitada, muchas
tablecimiento arquitectónico de importan- veces inexistente. Además, visualizamos
cia que conocíamos como el "Palacete In- que había casi una invariable asociación
caico" de La Puerta. Muchos creían que íntima entre el muerto y un camélido. Casi
eran las ruinas del fuerte que Juan Bohón en cada túmulos e-·en contrabaefeScj'üeleto
erigiera en su campaña de pacificación del de un animal. Pero, sobre todo, nos dimos
valle, el que en realidad quedaba algo más cuenta que la tarea que había por delante
aguas arriba por la misma ribera del río, en era de tal envergadura que requería un
el terreno del actual fundo EL FUERTE, y esfuerzo considerable de la fuente de recur-
era de madera. so para sacarla adelante. Fue así que surgió
Desde la primera campaña de excava- la idea de proponer al dueño del predio Sr.
ción de túmulos funerarios, se puso en evi- Alfonso Prohens Espinosa que financiara
dencia de que eran tumbas del Período cuatro campañas más, a cambio que le libe-
Medio, del Complejo Cultural Ánimas, ráramos unas 5 ha de terreno apto para
que en sus estructuras funerarias conservan parronales, de la reserva que imponía el
-con algunas variantes- las viejas tradi- Consejo de Monumentos Nacionales.
ciones del Complejo El Molle de Copiapó. La importancia del yacimiento radica-
La cerámica más típica exhumada en ba que era por primera vez que se hallaba
los túmulos es similar a la de los pucaras en el valle de Copiapó un cementerio de
Puntilla Blanca y Quebrada Seca, del Puli- envergadura perteneciente al Período Me-
do con su pasta sonora al golpe, muy bien dio y que éste nada tenía que ver con el
cocida en doble atmósfera, y de color carac- Palacete Incaico del ala norte de la quebra-
terístie<~ negro ahumado brillante acerado da, como se creía.
por el interior, y rojizo a crema exterior, Bajo el convenio con el Sr. Prohens se
con decoración de lineaturas ondulantes u realizaron las cuatro campañas de: marzo
otros dibujos geométricos en negro o en de 1993; junio de 1993; abril de 1994 y
rojo. junio de 1994. Con ello se dio por termina-
Los túmulos de La Puerta A concitaron da la excavación de los 100 túmulos del
la atención del grupo de trabajo en 1992 yacimiento y el Consejo de Monumentos

133
Nacionales aprobó la desafección del sitio Ocasional Nº 1 del Museo Regional de An-
según Resolución Nº 284 del 16 de agosto tofagasta en 198813.
de 1993. Sin duda el que arrojó mejores frutos
fue el N~donde se exhumó unj~ en
Antecedentes. Aparte de reconocimientos un primer nivel, y luego a 0,95 m de profun-
hechos por nosotros en el pasado remoto didad, un in~en posición flectada de-
en el sector de La Puerta, los mayores ante- cúbito prono cuya ofrenda consistía en un
cedentes científicos sobre él los aporta el kero de plata decorado con franjas en relie-
arqueólogo de La Serena don Jorge Iriba- ve. En asociación, demostraciones de foga-
rren Charlín, quien incluyó esta área en el ta. También se recuperó en pedazos un
reconocimiento general que practicara en tiesto de cerámica negro pulido interior,
el valle de Copiapó en 1956, y posterior- correspondiente a una fuente de 34 cm de
mente realizó colectas en los enormes tú- diámetro de boca.
mulos de La Puerta B, en el flanco norte de .El Tú)Pulo 56., de grandes proporcio-
la angostura, donde estableció a partir de la nes, presentaba señales de "huaqueo". Apa-
cerámica exhumada, que se trataba de un recieron restos de cerámica negra incisa y
yacimiento del P. Medio vinculado a la Cul- restos óseos de i_nfante. En asociación, se
tura Aguada del Noroeste Argentino 5 . Di- encontraron trozos de lámina de plata y
chas colectas fueron, sin embargo, de esca- cuentas de collar de crisocola; y en relación
sa envergadura en comparación con la directa al infante, se reconstituyó un vaso
magnitud del sitio. También excavó una globular de cerámica negra con decoración
zona de ocupación en Tres Puentes, 3 km grabada en el cuello de haces de líneas en
aguas abajo de La Puerta. zigzag (Figura 8b) además, un lito esculpi-
Nuestros trabajos intensivos de los años do de liparita.
1992-93 y 94, fueron precedidos por algu- En el Túmulo 53, aparecieron a consi-
nas acciones previas. derable profundidad dos camélidos cubier-
En 1981 el ingeniero Niemeyer, asistido tos por palos de algarrobo.
por los arqueólogos Miguel Cervellino y El Túmulo 74, también "huaqueado"
Ángel Durán y personal subalterno del Mu- desde antiguo, presentó sin embargo en un
seo Regional de Atacama, realizó el levanta- 2º nivel un adulto en posición decúbito dor-
miento topográfico completo del cono alu- sal con piernas encogidas. Tenía por ofrenda
vial de La Puerta, con sus túmulos, dos espátulas de hueso cerca de la espalda.
estructuras habitacionales y el "palacete in- En el relleno de estos túmulos se recu-
caico". A cada rasgo se dio en aquella oca- peran en el harnero trozos de conchas de
sión una numeración correlativa que se choro y de ostión, de caparazones de jaiba
mantuvo durante todo el estudio. Con pos- y erizo; de hueso de camélidos; trozos de
terioridad se han hecho algunas comple- láminas de plata, cuentas de crisocola y
mentaciones ligeras a dicho plano aconse- fragmentación cerámica del P. Medio.
jadas por las nuevas circunstancias. Sin duda el kero de plata es lo más
En el año 1986 Ángel Durán Herrera, llamativo de estos hallazgos, al cual el autor
por propia e independiente iniciativa, atribuye filiación tiahuanaco.
abordó desde el Museo Regional de Ataca- Reproducimos la figura del kero y del
ma la excavación de algunos túmulos. Sus ceramio, tomados de la lámina IV de la
resultados fueron publicados en el Boletín publicación citada (Figuras 11 a y 11 b).

134
Figura 11. La puerta A. Objetos exhumados por el arqueólogo Ángel Durán Herrera en túmulos de la quebrada
de La Puerta en 1986. Tomado de Lám. IV de la publicación (Durán, A., 1988).

Figura 11a. Vaso (Kero) de lámina de plata repujada, exhuma-


do en el Túmulo 93 de La Puerta, asociado a cerámica ÁNIMAS.
Se le atribuye origen Tiahuanaco. Altura 14 cm.

Figura llb. Ceramio globular asociado al enterratorio


del Túmulo 56, negro con decoración incisa en el
cuello. Diámetro de boca 15,2 cm.

135
El cementerio

Básicamente, las sepulturas de La Puerta A


corresponden a dos tipos dentro ~e un mis-
mo yacimiento: la mayoría son TUMULOS
de diferentes tamaños dispersos en la su-
perficie del cono aluvial, y otra parte mino-
ritaria, fosas cilíndricas, concentradas en
un área reducida que hemos denominado
la NECRÓPOLIS.

A) Los túmulos funerarios (Figura 12)

Los túmulos de La Puerta A se encuentran ~


- 'f.':e­
.f:-· - "'
dispersos en el abanico aluvial de la quebra-
e
da, aunque se pueden discriminar algunos "'-:~~ -"
tJ!~~'- ~~~~ c!e
sectores. carrélido

Figura 12. La Puerta A. Perfiles típicos de los túmu-


a) Los túmulos 1 a 5 están situados en el los: a. Del Túmulo 44. b. Del Túmulo 18. c. Del
ala izquierda del cono aluvial, práctica- Túmulo 21.
mente al pie de la falda del cerro que
confina por este flanco la quebrada.
ciertas alineaciones con los túmulos, que
Aparecen muy mal conservados y por
nosotros no compartimos a la luz de la
esa causa su excavación se ha posterga-
ubicación precisa de ellos en el plano de
do hasta no abordar la restauración del
planta, ayuda con que él no contaba.
"palacete incaico", que está en la proxi-
Los túmulos tienen forma de cono
midad;
truncado. El tamaño de ellos es muy varia-
b) Los túmulos 97, 98, 99, 100 y 101 se
ble, desde el mayor que es el Nº 40, con
encuentran en la falda del cerro iz-
diámetro basal de 11 m, diámetro en la
quierdo, bastante alejados al norte del
cumbre del cono truncado' de 5,80 m, y
Palacete. Tampoco han sido excavados,
promedio de 1,50 m de altura sobre el piso
y deben esperar otro momento, y
general; y el menor, apenas perceptible que
e) El grueso de los túmulos, incluida la
corresponde al Nº 102 cuyo relleno aéreo
NECRÓPOLIS se encuentra al centro
es insignificante.
del cono aluvial y en su ala derecha.
Un túmulo representativo de dimensio-
Sólo uno, el Nº 94, trepa un poco en la
nes medias sería el Nº 12 con diámetro
ladera derecha. Ocupan un área de
externo de 4,60 m y altura de O, 70 m .
aproximadamente 5 ha. Aparentemen-
La constitución interna de un túmulo
te no ha habido un ordenamiento en la
del P. Medio es similar a a de un túmulo
construcción de los túmulos, como se
del Complejo El Molle, estudiada en la
aprecia en el plano a primera vista. Qui-
cuenc a alta deC Copiapó en sitios tales
zás un análisis más fino podría arrojar
como Cabra Atada, Carrizalillo Chico, El
alguna luz de ordenamiento en la distri-
Torín, entre otros. Constan en general de
bución que hoy parece anárquica.
un relleno de piedras y tierra por debajo
Sin embargo,]. Iribarren 14 ( 1958) creyó ver del nivel del suelo circundante, y de otra

136
parte, que es la mayor, de un relleno aéreo han llamado tipo La Puerta, por su recu-
sobre dicho nivel. Quizás una diferencia rrencia y particular morfología y tratamien-
entre ambas estructuras, la Molle y Las Áni- to de superficie. También se encuentran
mas, está constituida por el "brocal" de pie- jarros de un asa o ceramios globulares pe-
dra que muchas veces circuncribe el túmulo queños sin asa, de cerámica corriente o
temprano, sobre todo en Carrizalillo Chico. francamente rústicos.
Un rasgo que perdura en los túmulos Los adornos corporales recurrentes co-
del P. Medio, aparte de la forma general, es rresponden a collares de cuentas discoida-
el empleo con alguna frecuencia de palos les calcáreas, de crisocola, de malaquita, de
de algarrobo a modo de protección de los turquesa de diferentes tamaños; también
cuerpos inhumados. Otro rasgo escl en- con menos frecuencia de cuentas tubulares
cendido de fogata en las cercanías del en- de turquesa; ar~ran º-es de cobre como
ti~, aunque aquí es menos frecue n te.' simples argollas o bien pequeños pero más
La excavación de los túmulos demos- elaborados, espiralado..s_de cn bre_Q de plata;
tró, como ya se dijo , que todos estaban collares de conchas. Quizás si en relación
"huaqueados" en un primer nivel, quedan- con pinturas faciales suelen encontrarse
do en varios casos restos óseos humanos a trozos de pigmentos rojos y amarillos; cinti-
la vista, lo que se registró en la primera llos o huinchas delgadísimas de plata.
inspección exhaustiva de 1992; además, ha- Conviene decir que aquí no se han en-
bía enterratorios en niveles más profundos contrado, ni tembetás ni pipas T, elemen-
que incluían restos de animales. No siem- tos que constituían una característica en el
pre, pero en un buen número de casos, la Complejo El Molle; los ocos tembetás en-
excavación demostró que los túmulos eran contrados en yacimientos del P. Medio en
estructuras funerarias multipersonales, con c~ia ó -tien~n l!n agujeri~o <::..I1 el ala para
un máximo de dos y tres individuos aparte ser llevado colgado como amuleto.
de los esqueletos de camélidos. Quizás se , Un elemento d e -ofrenda poco común
trate de sepulturas familiares. es la es átula de hueso. Una, acompañan-
Muchas veces, el esqueleto de un carné- do el entierro de adulto del Túmulo 87
licio se encontró en un hoyo cilíndrico más (Figura 15) y otra, la ilustrada por A. Durán
profundo, constituyendo quizás un entie- en Túmulo 74. Esta última quebrada en su
rro previo a la armazón del túmulo. Es el porción terminal. Ambas son muy pareci-
caso de los túmulos 21 y 9, entre otros. das, de pala ovalada simple con un resalte
La posición más recurrente en los tú- en la base. Estos elementos son una prueba
mulos es la de decúbito lateral flectado o de la existencia del Complejo del Alucinó-
hiperflectado. Pero con bastante frecuen- geno, aunque no se han encontrado tubos
cia se da la posición sedente, a veces con la inhaladores, tabletas u otros, quizás por la
cabeza y el dorso caídos hacia adelante. dificultad de conservación. Es presumible
Con cierta frec.u encia ocurre el hallazgo de
que una concha de ostión desempeñaba
cuerpos mutilados o incompletos, faltando
esa función de tableta.
algunas piezas óseas.
Las ofrendas en los túmulos son esca-
B) La necrópolis12(Figura 13)
sas, muchas veces inexistentes. Lo más
usual cuando las hay, corresponde a tiestos Ocupa el sector central del cono de deyec-
de cerámica. Entre éstos, los cuencos que se ción, en su margen externa. El Túmulo 86

137
NM----====~~~~--

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- - - - - - - 45m .
PR·I

11 11
NECRÓPOLIS DE LA PUERTA A

Figura 13. La Puerta A. Posición de la Necrópolis en la parte baja y central del cono aluvial de la quebrada.

que se presentaba más bien chato en com- removida del cual se extrajo una gran can-
paración con la mayoría de los túmulos, al tidad de cerámica fraccionada, pero casi
excavarlo dio origen a una serie de ~­ toda correspondiente a un mismo tipo de
ras en fosas cilíndricas dis uestas en un vaso campaniforme decorado que se descri-
eSpacio relativamente pequeño. s posible be más adelante como tipo Necrópolis. Al
queeltúmulo 86 originalmen"ie haya teni- sur de este escombro aparecieron nuevas
do relación solamente con los enterratorios sepulturas cilíndricas y un muro de piedras
5-6 y 9 que se encuentran en clara superpo- de una hilera. En el mamen to de su excava-
sición entre sí, en posiciones diferentes a la ción llamamos a este segundo núcleo Ne-
sedente que es la habitual en el resto de las crópolis 2. Sin embargo, en la última tem-
fosas, y "encerrada" con un ruedo de cinco porada de campo se despejó el escombro y
piedras. Hacia el sur de este primer núcleo se aisló bien toda el área. Aparecieron va-
-llamado originalmente Necrópolis ! - rias fosas sepulcrales más cubriendo toda la
constituido por los primeros ocho entierros superficie, demostrando así que se trataba
seguía un escombro anárquico de tierra de una sola NECRÓPOLIS.

138
El resultado final es que en un área do y novedoso: collares con cuentas discoi-
comprometida de unos 100m2 se exhuma- dales de crisocola y turquesa junto a cuen-
ron 33 sepulturas, de las cuales dos (las tas figurativas, de pequeñas esculturas de
N° 5 10 y 20) fueron enterratorios en cera- animales labrados en roca café blanda del
mios globulares situados dentro de las fosas tipo Combarbalita. En la fosa 4, las figuras
cilíndricas respectivas. U no era de párvulo son de ave, al parecer columbinas (tórto-
y otro de una cabeza aislada. las). U na más grande, con un pecho o bu-
La cerámica de ofrenda en la N ecrópo- che bien abultado y cola corta, sería una
lis es muy particular y diferente a la exhu- perdiz; va seguida de las siete más pequeñi-
mada en los túmulos, aunque con algunas tas de cola larga (Figura 21a).
características comunes. En la fosa 17 se rescató igualmente un
Se exhumaron dos piezas sui géneris, collar que lleva cuentas discoidales de criso-
de orden figurativo. En la Fosa 8, acompa- cola, pequeñas tubulares de turquesa, y es-
ña al enterratorio de un párvulo, una pieza cultu_ras pequeñas del mismo tipo de labra-
pequeña globular antropomorfa. Es un pe- do que la anterior, pero esta vez los
queño jarro (Figura 20e) con un rostro figu- representados son seis pequeños cuadrúpe-
rado en el cuello: los ojos son oblicuos del dos, posiblemente quirquinchos más un
tipo grano de café y la nariz aguileña; mues- ave semejante a las del collar anterior (Figu-
tra orejas circulares a ambos lados de la ra 21b).
cabeza. En la fosa 4, se encontró un vaso
bípedo, panza prominente, boca ancha y
un cuello apenas diferenciado. Lleva dos
mamelones laterales a guisa de asas (Figura Ergología de la puerta A
20d). Tanto la pieza anterior como ésta
tienen superficies rugosas, sin tratamiento Desde ya conviene decir que las ofrendas
especial, incluso fácilmente erosionables. en las tumbas de La Puerta A son más bien
En la fosa 3 apareció un pequeño jarro escasas y se refieren e_~pecia meii"te"ace_rá-
zapato o asimétrico, bien terminado (Figu- mica. El Túmulo 13 fue el más rico en
ra 20f). Esta forma, como es sabido, ad- piezas de ofrenda con 5 ceramios. También
quiere popularidad en el posterior Desa- ab~an 1~j~t;~-de-idor·;)_~ personales
rrollo Diaguita. Las tres piezas descritas son y partes de componentes del Complejo Alu-
excepcionales. EILQ!Pbie1 en_e.LI:e.sJ:.< de~ la cinógeno.
Necrópolis la alfarería se caracterizó .12.o r Nada de textiles se ha conservado debi-
una pieza e ofren a recurren te en las , o- do a la humedad del suelo. Aunque la lluvia
sas cuyo tipo denominamq_s NEGRÓL Q- anual en este clima semiárido no sobrepasa
IS. los 50 mm en promedio, es suficiente para
Adornos que no pueden faltar en la que todo material perecible haya desapare-
Necrópolis son los collares de múltiples cido y los cuerpos se muestren desnudos,
cuentas discoidales de minerales de cobre como ya antes se dijo. Se han perdido para
(crisocola, malaquita, turquesa) de distin- siempre las vestimentas de lana y de algo-
tos tamaños y grado de terminación. Tam- dón, las mantas, los gorros, las fajas, las
bién hay cuentas calcáreas, como las tan cuerdas, las bolsas, las plumas, los cueros,
frecuentes de los collares Molles y Arcaicos. las esteras y otros objetos de fibras vegeta-
En las fosas 4 y 17 se produjo algo in espera- les, objetos de madera, entre muchos.

139
Se conservan metales (aunque malamen-
te muchas veces) y minerales; objetos de hue-
so; de cerámica y, por supuesto, de piedra.
Los rubros que tienen representación
00 a 1 b

en La Puerta A son:

l. Metales y minerales

En el relleno de los túmulos se han recupe- e


rado m~s ar ah ·car ob"etos d~plata
y de cobre fundidos (Figura 14), es decir
qüeeileste Pe ríodo Medio, no cabe dudas

~
que la metalurgia estaba completamente
desarrollada a diferencia de lo que ocurre '
'

en el Complejo El Molle en que las innume-


rables piezas metálicas fueron obtenidas
por martillado de cobre nativo. Aunque en
la excavación de los túmulos funerarios no
Figura 14. La Puerta A. Objetos diversos procedentes
aparecieron piezas de metal fundido útiles de excavaciones de túmulos del Complejo Ánimas:
para la vida diaria, como anzuelos, cuchi- a. Aros de cobre. Túmulo 84-A.
llos, azadones, hachas, es casi seguro que b. Fragmento cerámico negro pulido inciso (¿ciéna-
ga?). Túmulo 23-pared.
los hubiera. De mayor frecuencia eran las
c. Molde de material refractario. Túmulo 18, relle-
piezas de adornos personales: no aéreo.
d. Pendiente de crisocola del Esqueleto 2 del Túmu-
- Aros de argollones simples, de Cu (Tú- lo 12.
mulo 84-A) (Figura 14a). e. Molde refractario (una mitad) del relleno del
- 2 aros iguales de plata, que pesan en Túmulo 90.
f. Pendiente de concha de choro (frac turado) del
conjunto 4,1 gy 1 aro de cobre que pesa 2,2
Túmulo 82- Esq. 1 b, e, d y f en tamaño natural.
g; pequeños, finos, espiralados, muy pareci-
dos entre sí (Túmulo 24).

- Collares. Algo ya se ha dicho al respec- la azurita (sulfato de Cu)


to. Colectando las cuentas recogidas con el mucho menor frecuencia, cuentas calcá-
harnero en las exhumaciones de enterrato- reas preparadas de conchas de moluscos,
rios, se han podido hilar los respectivos como las tan populares conocidas en al
collares. Por supuesto que no se pretende Arcaico (p. ej., en el cementerio de Punta
que estén completos en cuanto al número Teatinos, La Serena) o en el Complejo El
de cuentas ni haya sido el orden original de Molle (p. ej., en Carrizalillo Chico).
la distribución de éstas en el collar. Se ha En algunas fosas de la Necrópolis, los
hecho más bien una recreación. collares estaban constituidos por cuentas
La materia prima de las cuentas discoi- de minerales no terminadas. Fueron recor-
dales corresponde a distintos minerales de tadas con una herramienta adecuada, un
cobre que se encuentran en la cuenca del pequeño cincel, dándoles una forma ten-
Copiapó o en áreas aledañas. Priman la diente a la circunferencia, pero que apare-
malaqlJitL( Carbon~~o de Cu , la crisocola, cen algo poligonales en esa situación de

140
tránsito. Esta circunstancia es favorable
para reforzar las ideas sobre el proceso de t
obtención de las cuentas.
Las cuentas tubulares son más infre-
cuentes. Las más notables son las 15 recu-
peradas en el Túmulo 64junto a un cuerpo
en posición sedente y un camélido de o
ofrenda íntimamente ligado a él. Las longi-
tudes de estas cuentas van de 7 mm a 45
mm con diámetros exteriores que oscilan
entre 7 mm y 16 mm. Son de turquesa.
()1

- Pendientes. Hechos de crisocola, de 3


forma trapezoidal con un agujero en su
parte superior para colgar. Es una tradición
que viene del Período Temprano (Figura
14á).
En el relleno aéreo del Túmulo 82 se
recuperó un pendiente de concha de cho-
ro, fracturado.
En el cuerpo Nº 6 del Túmulo 86, en la
Necrópolis, se recuperó un collar de 4 pe- Figura 15. La Puerta A. Espátula de hueso exhumada
queñas conchas de almejas (Macrocalleista en el Túmulo 87 junto al enterratorio 2.
pannosa).
longitud y 20 mm de diámetro medio he-
2. Complejo alucinógeno cho a partir de un hueso largo de camélido.
Sólo hemos encontrado espátulas de hueso Su estado era precario. En una fosa de la
relativamente sencillas. Dos fraccionadas Necrópolis apareció otro por el estilo. In-
fueron halladas por A. Durán en el Túmulo terpretamos este objeto como de utilidad
74 y nosotros exhumanos una del Túmulo en soplar el fuego en un pebetero o bien,
87 que estaba al lado de la cabeza del Es~ en un horno portátil de fundición de mine-
queleto 2. Esta última tiene una longitud de rales, a falta de una explicación mejor.
178 mm; su paleta, un ancho máximo de 55
mm. Su vástago termina en punta (Figura 4. Cerámica (Figuras 16, 17, 18 y 19)
, 15). Suponemos que otros elementos del
No caben dudas que el rubro de la cerámi-
Complejo Alucinógeno han sido de made-
ca es el que alcanza en La Puerta el mayor
ra y han desaparecido.
desarrollo, sin ser las ofrendas en cada se-
pultura excesivamente abundantes, sino
3. Tubos de hueso
más bien limitadas. Es de mucho interés
En el Túmulo 88, en el lugar donde debió recordar aquí la experiencia de Jorge Iriba-
estar el cráneo del Esqueleto 3 (ausen te) de rren -infatigable explorador de los valles
un adulto humano, se encontró un tubo de del Norte Chico- quien en 1956 recorrió
hueso relativamente grueso de 150 mm de el valle de Copiapó desde La Guardia, en el

141
b

5cm
~-----+--+--t

Figura 16. La Puerta A. Cerámica tipo La Puerta. Proceden: a. Túmulo 13. Ceramio 5; b. Túmulo 13. Ceramio
2; c. Túmulo 20. Ceramio 2; d. Túmulo 13. Ceramio 1; e. Túmulo 13. Ceramio 3; f. Túmulo 22. Ceramio 1;
g. Túmulo 13. Ceramio 4; h. Túmulo 102.

142
'=De

Figura 17. La Puerta A. Perfiles de la cerámica tipo La Puerta, procedente de la excavación de los túmulos.
Excepto f., los cuencos admiten la comparación con semejantes de la Cultura Aguada, del NO argentino.

143
O IOcm
~--------~--------

o IOcm .

Figura 18. La Puerta A. Algunos motivos decorativos en la cerámica La Puerta: a. Puco del túmulo 75;
b. Decoración del ceramio a; c. Cerámica La Puerta negro pulido inciso; d. Decoración de un puco roto del
Túmulo 6. ' '

144
fOcm .

1========'"'======~10 cm

ro cm

ro cm
~------------------~

lOm
~--------~---------4

Figura 19. La Puerta A. Cerámica corriente de los túmulos, excepto e . que es de la Necrópolis fosa 17.
Proceden: a. Túmulo 64; b. Túmulo 6. Ceramio 4; c. Túmulo 22. Ceramio 3; d. Túmulo 20. Ceramio 1; e.
Necrópolis. Fosa 17. - '

145
Jorquera. Entre los sitios visitados se inclu- dad es de acuerdo al tratamiento de la su-
yó, por supuesto, el yacimiento de túmulos perficie:
de La Puerta. Él apunta que los grandes
a) Negro ahumado brillante interior - te-
túmulos aparecen abiertos hasta sus bases y
rracota exterior (beige);
rasgados en un corte que los atraviesa; sin
b) Terracota interior y exterior (color de
duda apreciaciones exageradas. En la co-
la pasta sin engobe);
lecta superficial y en la reexcavación de un
par de túmulos consiguió una colección de e) Negro interior con terracota exterior
250 fragmentos alfareros que les permitie- con dibujo en negro exterior. Estas son
ron definir en el gabinete dos tipos cerámi- las más frecuentes en nuestra experien-
cos que interesan en este estudio. Así los cia. Habría que agregar una cuarta, con
definió: el interior negro y exterior con decora-
ción tricolor ( 1 por excepción del Tú-
- Tipo La Puerta. El 52% de los fragmen- mulo 13).
tos correspondía a este tipo; Iribarren los
dehn1o so o en fragmentos por lo que no Tipo La Puerta rojo anaranjado exte-
pudo proponer formas ni decoraciones. La rior y rojo anaranjado interior. El tipo
pasta es de color terracota, de cocimiento tiene su mejor representante en un
de gran perfección que da a los fragmentos puco grande exhumado en el Túmulo
una gran consistencia y "hasta un sonido de 50, semejante en forma a los del tipo La
piedra chocada al dejarlo caer sobre una Puerta. Aquí ambas superficies son pu-
superficie dura". La superficie es suave y lidas de color rojo anaranjado. El diá-
untuosa al tacto. Distingue en cuanto al metro exterior de la boca es de 126 mm;
color, dos variedades: una en que ambas el de la base, de 65 mm y la altura, de 95
caras son de color terracota; y otra, en que mm.
la cara exterior es terracota y la interna Tipo La Puerta negro inciso. Tiene es-
"negra brillante, pudiendo alcanzar la in- casa representación: un ceramio del
tensidad del brillo metálico". Efectivamen- Túmulo 22, uno del Túmulo 62 y el
te es lo que nosotros hemos comprobado exhumado en el Túm·úlo 56 por A. Du-
con nuestras excavaciones. Después ( 1969) rán.
agregó una tercera variedad que toma en El ceramio del Túmulo 22 es negro pu-
cuenta la decoración sobre la superficie ex- lido y por fuera gris pardo negruzco.
terna. Lleva exteriormente decoración incisa
El otro tipo es el Gris Negro Inciso, de dispuesta en dos campos opuestos, he-
mucho menor representación. Establece cha con un instrumento de puntas. Se
que la decoración grabada incisa fue reali- puede discernir un reticulado tipo Ta-
zada con un instrumento de puntas múlti- blero de ajedrez, una especie de malla
ples (peine o rasero) trazando cuatro ras- de cuadrángulos, unos rellenos con lí-
gos paralelos en un ancho de 4 mm, nea incisa finaafternando con otros li-
aspecto que hemos podido también com- sos. Al lado de estos, otros rectángulos
probar en dos ceramios exhu_m ados por verticales, el primero de los cuales lleva -
nosotros. un escalerado con incisiones internas
En la cerámica La Puerta, Iribarren re- horizontales.
tomó el problema y fúó en 1969 tres varie- El ceramio del Túmulo 62 es por el

146
estilo del anterior en su forma y tama- Decoraciones pintadas (Figura 18) . Las deco-
ño. La decoración incisa es diferente, la raciones en la variedad negro interior-te-
que está presente también en dos cam- rracota exterior son dibujos en negro, cu-
pos. Consta de dos rectángulos mayores yos diseños podemos seguir a través de las
separados entre sí por un espacio me- láminas que ilustran los ceramios. En oca-
nor rectangular delimitado por haces siones, esta decoración se presenta algo fu-
de lineaturas verticales. Hacia los extre- gitiva o esfumada, impidiendo su clara des-
mos también se ven rectángulos vertica- cripción.
les extremos relativamente angostos.
Hilera horizontal de triángulos isósce-
En cada uno de los rectángulos centra-
les yustapuestos de color café rojizos
les, se encuentra una lineatura quebra-
con sus bases apoyadas en una línea
da como una especie de letra N defor-
imaginaria paralela al borde y con su
mada. Todas estas lineaturas son de
tercer vértice apuntados hacia la base.
cuádruple trazo inciso (No se ilustra).
S€ encuentran dentro de un marco sub-
Ceramio del Túmulo 56 (excavado por
rectangular de líneas del mismo color.
A. Durán). Se trata de una pieza glubu-
Esta decoración va sobre el color crema
lar de cuello más bien breve y boca
de la superficie externa distribuida en
ancha. El cuello va ornado con una
cuerpos simétricos (Figura 16a).
guarda incisa en zig zag de tres incisio-
Decoración tricolor blanco, rojo y ne-
nes, aunque impreciso.
gro de estilo geométrico distribuida en
El fragmento de cerámica negra incisa
dos campos diametralmente opuestos.
que se ilustra en Figura 14b fue recupe-
En cada campo se repite cuatro veces el
rado en el relleno del Túmulo 23. Lo
motivo principal encerrado dentro de
consideramos intrusivo, perteneciente
un espacio rectangular delimitado por
a cultura de allende los Andes, ¿Ciéna-
dos líneas verticales, gruesas y paralelas
ga?
entre sí, en negro, que establece las sepa-
ración con el vecino. El motivo principal
Fonnas. Las formas de los cuencos no difie-
es un triángulo rectángulo de catetos ver-
ren mayormente en estas variedades y todas
tical y horizontal, con su hipotenusa esca-
se resuelven en pucos abiertos con perfil
lerada. Una línea horizontal en negro
más o menos tronco cónico inflectado. La
sirve de marco inferior al campo, en tan-
base es circular de pequeño diámetro y lige-
to que la superior va sobre el borde mis-
ramente cóncava. En Figura 17 se han re-
mo del ceramio (Figura 16á).
presentado si no todos, la gran mayoría de
los perfiles de los tiestos exhumados, que es
Obseroación. La decoración no es demasia-
más elocuente que la descripción. Por lo
do esmerada, pero la temática demuestra
general los pucos carecen de asas. El único
cierta tendencia incipiente a uno de los
puco con asas horizontales acintadas pe-
temas socorridos de la cerámica diaguita
queñas es el más grande de todos los exhu-
chilena. Esta pieza es una excepción en el
mados, el ceramio 5 del Túmulo 13. En
yacimiento.
otro caso, también único, el ceramio trico-
lor Nº 1 del mismo Túmulo 13 lleva en Dos campos externos en oposición dia-
situación diametralmente opuesta dos ma- metral. Cada uno consiste en una pare-
melones aplanados a modo de asas. ja de dos espacios cuadrangulares sepa-

147
rados por un haz de tres líneas rectas - Tipo La Puerta corriente. Dos formas de
paralelas y en cada uno de ellos se traza- ceramios de pasta y terminaciones más rús-
ron en forma simétrica hasta cinco líneas ticas o corrientes han sido exhumadas con
ondulantes verticales que van desde la cierta recurren cía en los túmulos. U na de
línea horizontal delimitante superior a ellas es un ceramio globular de boca ancha
la inferior, que es doble (Figura 16e). y cuello corto, sin asa. Queda tipificado por
Sobre la pared externa color crema de el ceramio extraído en el Túmulo 64 (Figu-
fondo se decoraron dos campos en opo- ra 19a). Este ceramio tiene un diámetro de
sición diametral. Cada uno consiste en 135 mm y una altura de 140 mm, datos que
un espacio enmarcado por dobles lí- dan una idea de las proporciones de estas
neas paralelas (un sistema horizontal piezas. En su concepción general tanto
paralelo al borde y dos líneas a cada como en su pasta recuerda muy de cerca a
lado según la máxima pendiente). De- ceramios del Molle de Copiapó.
jan en el interior en forma centrada un _La segunda forma recurren te corres-
motivo sui géneris compuesto por un ponde a un jarro de cuerpo globular con
círculo central del cual arrancan rítmi- un asa que arranca del labio del ceramio y
camente tres ramas espiraladas en dis- se inserta en la base del cuello. En la colec-
tribución simétrica (Figura 16b). ción hay varias. Ilustramos la del Túmulo
Algunos investigadores argentinos de la 20 (Figura 19á) que tiene un diámetro má-
Cultura Aguada opinan que el diseño ximo del cuerpo 150 mm; diámetro de boca
podría interpretar en forma asaz esque- 95 mm; altura 105 mm.
mática la garra del felino. Por excepción, se encontró en el Tú-
Sobre la pared externa color crema de mulo 22, la olla de cuello alto y recto pre-
un puco se pintaron en negro cuatro munida de dos asas horizontales de sección
haces de líneas verticales paralelas que circular; aparecen trenzadas (Figura 19c).
bajan desde el borde mismo hacia la También por excepción en el Túmulo
base. En ellos se combinan líneas ondu- 24 se exhumó un puco sencillo de paredes
lan tes con líneas rectas. altas con hollín adherido.
En un puco del Túmulo 75, la superfi- Dado el gran número de fragmentos de
cie externa lleva dos sectores decorados cerámica corriente, es posible que dentro
en negro sobre el color crema, pero de este tipo haya habido otras formas que
sólo uno de ellos es algo más discer- no hemos podido reconstituir. Tampoco
nible. A lo menos se han evidenciado sabemos lo ocurrido en el primer nivel de
dos motivos nuevos: uno es un retícula- los túmulos huaqueados.
do fino oblicuo deslindado de otro
campo por una línea vertical. En este Cerámica tipo Necrópolis (Figura 20). Aparte
otro campo, son cuatro las líneas verti- de las piezas cerámicas excepcionales de las
cales limitan tes (Figura 18a). fosas 3, 4 y 8 de la Necrópolis, que ya se
El otro motivo es más complejo. El cam- mencionaron, el ceramio más recurrente
po está limitado por haces de barras como ofrenda funeraria, fin amen te termi-
verticales (3 por lo general) que encie- nado es el que denominamos NECRÓPO-
rran un complejo sistema armónico de LIS. Consiste en un ceramio campaniforme
espirales acodadas en juego con trián- de base plana. Lleva interiormente un pulí-
gulos equiláteros (Figura 18b). miento sea de color rojo sea negro ahuma-

148
o¡___ _ ____:s.___ _ ____¡IOcm o lO cm
~------~--------~

o lO cm
~------~--------~

o roe•.
~------~------~

Figura 20. La Puerta A. Cerámica de la Necrópolis. a-c. Tipo Necrópolis. Proceden de: a. Fosa 15; b. Fosa 13;
c. Fosa 16; d. Fosa 4; e. Fosa 8; f. Fosa 3.

149
a
o 2 ~cm

Figura 21. La Puerta A. Necrópolis. Cuentas de collares labradas en roca blanda ¿Combarbalitas?: a. Proceden
de la fosa 4; b. Proceden de la fosa 17.

do (como el de la cerámica La Puerta) y por un motivo central de triángulo rectángulo


fuera un engobe café rojizo también muy escalerado en su hipotenusa, que se corres-
pulido, decorado en negro. Esta decora- ponde a modo de un engranaje con otro
ción consiste en dos campos diametralmen- vecino semejante que va en sentido opues-
te opuestos. Cada campo pintado de negro to. Queremos decir con esto que mientras
queda limitado por sendos haces de dos o uno de los triángulos tiene el cateto hori-
tres líneas rectas verticales gruesas que ba- zontal apoyado en el borde del ceramio, en
jan desde el borde hasta la base. Encierran el otro este cateto va apoyado en la base

150
(Figura 20). Las dimensiones de la boca van En el relleno aéreo de algunos túmulos
de 160 a 190 mm; la altura, de 95 mm y la suelen encontrarse incorporadas piedras
base, de 47 a 60 mm. molinos partidos, al parecer en actos ritua-
Se exhumaron ceramios de este tipo en les, y pocas manos de tipo discoidal elípti-
las fosas 13, 15, 16 y 24 de la Necrópolis. co. También se han recuperado algunas
Pero cabe recordar que en el escombro de piedras de amolar.
huaqueo de la Necrópolis que había entre
los túmulos 86 y 87 se recuperaron trozos 6. Ecofactos
de este tipo cerámico de a lo menos cuatro
En la excavación de los túmulos se han
o cinco piezas más.
encontrado huesos de camélidos y la si-
Este tipo cerámico Necrópolis obedece
guiente lista de moluscos; caparazones de
al concepto de Ánimas II definido por Julio
ja!~g_:IBen.!ª-_9-ª§_Y de eri~<.?._s (Loxechimus
Montané (1969: 178) 1.
albus), y vértebras de_ g~do no identifica-
- Tipo Necrópolis Corriente. La escasa cerá- das aún.
mica corriente exhumada en la necrópolis
no difiere mayormente del tipo La Puerta Moluscos
Corriente. Choro Choromytilus chorus
Habría que agregar los dos ceramios Ostión Argopecten purpuratus
globulares grandes con asas rudimentarias Almeja Proto Thaca Thaca y otras
que oficiaron de urna con entierros de pár- Sombrerito Scurria seurra
vulos; no tenemos de ellos por ahora la (Lesson, 1830) Túm. 90
descripción detallada. Cholga A ulacomya a ter
Lapa Fissurella sp.
5. Líticos Loco Concholepas concholepas
Almeja Semele solida
Los materiales culturales de este rubro re-
(Gray, 1825) Necr. Fosa 13
cuperados en las excavaciones son escasos.
Almeja Macrocalleista pannosa
Se refieren a algunas puntas pedunculadas
finas con aletas, y lascas. También han apa-
recido puntas pedunculadas más gruesas,
PINTURAS EN ROCA
similares a las características puntas Molle,
lo que daría un nuevo argumen o para la En la ladera norte de la quebrada de La
postulación de un contacto transicional Puerta a cota sobre los 1.000 m se han
fluido del Período Temprano al Período encontrado hasta seis bloques portadores
Medio en Copiapó. de intura~ la mayoría obliteradas en parte
Contrario a lo que sucedía en los yaci- con depósitos de sales de calcio, muy borro-
mientos del Complejo El Molle del mismo sas y difíciles de fotografiar. El Bloque IV
valle donde abundaban las hojas de herra- lleva la figura del Sacrificador,_ e allí que
mientas agrícolas, en La Puerta éstas fue- atribuyamos las pinturas a los responsables
ron muy escasas. LDl:irán encontro uno de de los túmulos, o sea, al Complejo Ánimas.
estos arte ac os en la colecta de superficie y
nosotros, una mitad distal de una hoja en el Pintura l. Situada a la cota 1.014 m. Se trata
relleno del Túmulo 77. Aparentemente sería de un bloque romboédrico de 1,10 m x 1,0
del tipo "azapatillado". Ambas son de basalto. m x 0,90 m. En una cara orientada al W

151
ofrece una mancha de pintura roja, sin que Pintura 111. Bloque pequeño tetraédrico de
se pueda discernir forma. 0,70 x 0,60 x 0,50 m 3 , situado a cota 1.025
m s.m. en la ladera. Ofrece una cara al E
Pintura 11. Bloque grande a la cota 1.018 m algo carbonatada, blanca y descascarada
s.m. Ofrece dos caras con pinturas rojas. La que lleva dos óvalos concéntricos en rojo,
cara al SE con altura de 1,60 m y 3,20 m de otro exterior insinuado y un punto central.
longitud muestra un juego de tres círculos
concéntricos, el mayor de los cuales tiene Pintura IV. Situada a 1.020 m s.m. Lleva la
diámetro de 0,26 m. Además, tres camélidos fig,u ra antropomorfa inconfundible del
dinámicos de perfil, dos de 15 cm de longi- personaje mí tic o andino del Sacrificador.
tud y uno de 18 cm. La cara al norte con Está muy borroso, sólo en algunos momen-
altura de 1, 70 m y ancho de 4,80 m exhibe un tos se puede ver con luz apropiada.
gran número de camélidos dinámicos (14);
un juego de tres círculos de 24 cm de diáme- Pintura V (Figura 22). Es el bloque más
tro el mayor, y otro conjunto de dos peque- elevado y grande, a cota 1.60 m. Ofrece una
ños círculos concéntricos, el mayor de los cara al SE, con pinturas rojas con la temáti-
cuales tiene apenas 1O cm de diámetro. ca de cuatro juegos de círculos concéntri-

Figura 22. Pintura rupestre V, en color rojo-naranja, situada en la ladera poniente de la Quebrada de La
Puerta A.

152
cos y unos ocho camélidos dinámicos que longitudinal por 1 Om de ancho y profundi-
corren de izquierda a derecha de perfil. dad cercana a 2 m que dejó al descubierto
una capa de ocupación importante de es-
Pintura VI. Es el bloque más al norte en la pesor variable de 0,50 m a 0,30 m.lribarren
ladera, a cota 1.012 m. Una cara al SE de practicó posteriormente excavaciones de
1, 70 m de alto y 1,30 m de ancho, casi con cuadrículas y trincheras de varios metros de
inclinación negativa, presenta la figura en longitud. Encontró fogones con restos or-
color rojo de un cuadrúpedo de perfil que gánicos, entre ellos huesos de camélidos,
por la forma de la cabeza y de la cola se marlos de maíz y conchas de moluscos ma-
identifica con un zorro. Tiene 24 cm de rinos; mucho material cerámico. Gran par-
largo y 1O de alzada. te de este último lo homologaba al que
había recogido entre los túmulos en 1956 y
HÁBITAT que había clasificado en tipos aún en plena
vigel)cia. El material lítico se redujo a algu-
Pero, ¿dónde vivía esta gente responsable
nas puntas triangulares, manos de moler
de las sepulturas? La textura interna de los
biplanas, discoidales a elípticas; una azuela
túmulos, desdicen claramente al excavarlos
de cobre, entre otros objetos.
que hayan servido de habitaciones que fue-
En fin, ignoramos cómo se encuentran
ran abandonadas para enterrar a los muer-
estos terrenos hoy, los que habría que identi-
tos. Categóricamente esto no es posible en
ficar y prospectar, pero se ven como buenas
La Puerta. Otra alternativa mucho más
posibilidades de haber sido el hábitat de los
plausible que se investiga* es la posibilidad
constructores de los túmulos de La Puerta.
que las habitaciones sean las doscientas es-
tructuras rústicas, y a veces más que rústi-
CRONOLOGÍA
cas, de la ladera del cerro que flanquea por
su izquierda la quebrada La Puerta**. En En comparación de la cantidad grande de
esta ladera se encuentran las cinco rocas sepulturas exhumadas en La Puerta A, dis-
portadoras de pintura, entre ellas la que ponemos por ahora de pocas fechaciones
representa al Sacrificador. U na segunda rigurosas. U nas son radiométricas, por pro-
posibilidad es que los terrenos habitaciona- cesamiento de carbón vegetal o de madera
les se encuentran en La Puerta B, en esos de algarrobo, procesadas en el Laboratorio
terrenos frente a la desembocadura de la Beta Analytic Inc. de Florida USA. Otras
Quebrada La Puerta, al lado dercho del río, son fechas por Termoluminiscencia del La-
asociados a enormes acumulaciones de tie- boratorio de Radiactividad y Termolumi-
rra; o, en Tres Puentes, donde excavara niscencia de la Universidad Católica, inter-
Jorge Iribarren en la década de los años '60. venidas por los fisicos Álvaro Román y
En esta última localidad, situada unos 3 km Ángel Deza. El dosímetro calibrador fue
aguas abajo de La Puerta, la maquinaria de instalado en 1988 en el corazón del área de
Vialidad había hecho un rasgo de 30 m los túmulos y retirado un año después. Án-
gel Durán no obtuvo fechas de sus excava-
*El grupo de trabajo de Copiapó tiene en mar- ciones en los túmulos, aunque nosotros
cha el proyecto FONDECYT 1960095 para los años procesamos por T.L. fragmentos cerámicos
1996-98 para el estudio de las habitaciones.
**Con lo poco hecho hasta la fecha en excava- de los dos túmulos más importantes traba-
ciones se está probando esta hipótesis. jados por él, los Túmulos 93 y 56.

153
a) Por procesamiento de Cl4. Se cuenta con pocas fechas C14 debido a su alto costo,
obtenidas por el grupo.

Beta- 72358 -Túmulo 1090 ±50 B.P. 860 d.C. Carbón


Beta- 57427- Túmulo 16 800 ±50 B.P. 1150 d.C. Madera Algarrobo

b) Por Termoluminiscencia (año base 1990)

UCTL 522-1 Túmulo 6 1130 ± 90 = 860 d. C. Cerámica


UCTL 523-2 Túmulo 6 1140 ± 100 = 850 d.C. Cerámica
UCTL 524-3 Necróp. 2-fosa 15 1165 ± 120 = 860 d.C. Cerámica
UCTL 525-4 Túmulo 70 1350 ± 150 = 640 d.C. Cerámica
UCTL 527-5 Túmulo 10 1210 ± 60 = 780 d.C. Cerámica
UCTL 173 Túmulo 93 1200 ± 50 = 790 d.C. Cerámica
UCTL 174 Túmulo 56 1310 ± 100 = 680 d. C. Cerámica

Hemos sintetizado en 800- 850 d.C. la fe- queletos se presentaban incompletos, muti-
cha media representativa del yacimiento de lados y desarticulados, cuyas causales atri-
La Puerta A. buimos a ceremonias y ritos que sólo conje-
turamos.
La restauración de los esqueletos en el
Aspectos bioantropológicos laboratorio ha sido extraordinariamente
de la población de la Puerta A* demorosa a causa de su precario estado
original. Es así que al final del año 1994, el
El estudio bioantropológico de los restos estudio de Antropología Física hubo que
óseos recuperados en La Puerta A se ha hacerlo sólo con 66 individuos que corres-
visto dificultado enormemente por el mal ponden a 48 túmulos, muchos fragmenta-
estado de conservación que presentaban dos o incompletos, cifra que representa
los huesos, producto del enorme peso de la algo más de la mitad de la población exhu-
estructura tumular que gravitaba sobre mada en La Puerta. Resta una buena parte
ellos. por procesar en el laboratorio, de allí que
A este factor primario se unía la acción este informe sea sólo un avance del informe
de las raíces de los arbustos que en años final.
lluviosos prosperan en el área y la acción
química de los suelos ácidos en que se ente- Determinación de la edad
rraron. A este respecto hay que recordar
El diagnóstico de la edad estuvo basado
que la quebrada de La Puerta está labrada
principalmente en el grado de calcificación
en una formación granítica, que de suyo es
y erupción dentaria y en el estado de madu-
una roca ácida. Por otra parte, muchos es-
rez del esqueleto. De esta manera y consi-
derando las características del material en
*El presente subcapítulo estuvo a cargo de la
antropóloga especializada en antropología física, Xi- estudio, se definieron las siguientes catego-
mena Novoa. rías etarias:

154
Fetos Cuadro 1
Lactante I o - 9 meses
PORCENTAJE DE INDIVIDUOS POR
CATEGORÍA DE EDAD
Lactante 11 1,0- 4,9 anos SITIO LAPUERTAA
Infante I 5,0- 9,9 años
Cant. Ind. %
Infante 11 10,0- 14,9 anos
Subadulto 15,0- 19,9 años Lac. I 9 13,8
Adulto joven I 20,0-24,9 años Lac. 11 7 10,8
Inf. I 8 12,1
Adulto joven 11 25,0-29,9 anos Subadulto 2 3,1
Adulto 30 -34,9 años AJ.I. 2 3,1
Adulto maduro 35,0-39,9 anos AJ.II. 3 4,7
Adulto 1 1,5
L.N.D. 2 3,1
Lactante de edad I.N.D. 2 3,1
no determinable A+ 30 24 36,9
(L.N.D.) O - 4,9 años A.N.D. 4 6,2
A.-30 1 1,5
Infante de edad
no determinable Total 65 ~100,0

(I.N.D.) 5,0- 14,9 años


Adulto de edad Gráfico% individuos por categ. edad
no determinable sitio La Puerta-A III Región-Chile
(A.N.D.) Mayor de 30 años 40

35

Estimación del sexo 30


o
IJJ

;J 25
El diagnóstico del sexo consideró las reco- Q

mendaciones hechas en Bass ( 1987) y Án- ~


Q
20
gel ( 1982). Se establecieron las categorías z
~ 15
siguientes: Q

-
~ iO
M Masculino
F
M?
Femenino
Masculino Probable lAC. 1 INF. 1
IIIE!LJit ~ ~
AJ.I. ADUL. I.N.D. AN.D.
lAC. 11 SUBA. AJ. 11 L.N.D. At 30 A- 30
F? Femenino Probable
ND No Determinable CATEGORÍAS DE EDAD

Mayores dificultades hubo en evaluar las pa-


Población Infantil
tologías dentales como caries, abrasión, hipo-
plasias, entre otras, debido a que las coronas La totalidad de niños (lactantes, infantes y
den tales estaban deterioradas o a usen tes. subadultos) asciende a 30 individuos que
Resultados más confiables se obten- representaban el 46,1% de la población to-
drán cuando se hayan procesado todos los tal. El estudio concluye que existe una ele-
esqueletos. vada mortalidad infantil entre los lactantes,
El Cuadro 1 siguiente da el porcentaje que disminuye con la edad que avanza. El
de individuos por categoría de edad. Que- análisis de los huesos del cráneo descarta
dan visualizados estos resultados proviso- absolutamente la condición patológica de
rios en el gráfico que se acompaña. la hiperostosis porótica, por lo que la mor-

155
talidad infantil habría que atribuirla a in- los siete a ocho primeros siglos de la Era
fecciones parasitarias o diarreas, y no ten- Cristiana.
dría como causal deficiencias en la dieta.
- Un mismo túmulo ofrece dos y hasta
tres niveles de enterratorio. supenor en
Población Adulta
prácticamen te todos los casos se encontra-
La totalidad de adultos asciende a 35 ba destruido por manos inexpertas, mu-
(53,8%), de los cuales once corresponden chas veces con huesos humanos a la vista.
a mujeres; tres a hombres y en 21 casos no Por suerte los saqueadores sólo removían el
fue posible determinar el sexo, así como centro de los túmulos y se conformaban
existe 24 sujetos a los cuales no es posible con el contenido más superficial.
determinar la edad.
El grupo humano presenta diente en - A través de las excavaciones de La Puer-
pala, lo que significa una población mongo- ta se ha puesto de manifiesto el pleno desa-
loide. rrollo de la metalurgia de minerales fundi-
En cuanto a deformaciones en adultos, dos. No sólo se han encontrado piezas
se determinó en una mujer de 26 a 35 años metálicas elaboradas de cobre y de plata,
deformación anular, y en otra femenina sino los moldes (Figura 14). Probablemente
probable, de análoga edad, deformación un par de tubos de hueso de 15 a 20 cm de
tabular erecta. · largo y 2 cm de diámetro pudieron servir
Estas deformaciones son algo extrañas para avivar el fuego en hornos portátiles de
en este Complejo Ánimas y más bien se han fundición de minerales.
descrito para poblaciones diaguitas de la - Los habitantes de La Puerta A, respon-
Región de Coquimbo. sables de las sepulturas, tenían una econo-
En cuanto a patología, se detectó la mía diversificada, con acceso a variados re-
presencia de exostosis en el meato auditivo cursos desde la cordillera andina al mar,
externo del enterratorio del Túmulo 77. Se con énfasis en la ganadería de camélidos y
relaciona con personas que practican habi- en la agricultura del maíz, del poroto y de
tualmente el buceo. cucurbitáceas. Recolectarían el fruto del
chañar y la vaina del algarrobo. Del mar
explotaban peces, moluscos, crustáceos y
Recapitulación y conclusiones sobre equinodermos. Tampoco serían ajenos a la
La Puerta caza de animales silvestres, especialmente
el guanaco y la vicuña en la cordillera andi-
- El de La Puerta A es sin duda el más na.
importante cementerio hasta ahora descu-
bierto del Período Medio, del Complejo - La datación para La Puerta A, por Cl4
Ánimas, en el valle de Copiapó y quizás de y T.L. ha dado un resultado consistente,
todo el norte semiárido, con más de 100 que se puede sintetizar en 850 - 900 años
estructuras funerarias. d.C.

- El entierro mayoritario en túmulos es - El material bioantropológico recupera-


una tradición que aquí deriva del Complejo do es muy abundante, pero desgraciada-
El Molle que le precedió en el tiempo, en mente muy deteriorado. Su restitución en
boga en los valles de Copiapó y Huasco en laboratorio ha sido penosa y hasta la fecha

156
incompleta. Un primer informe de la ar- un espacio reducido, quedando una muy
queóloga Ximena Novoa, especializada en junta a la otra, casi yuxtapuesta. quí en
Antropología Física, es un volumen consi- una ocasión se produce enterrato!lo _de
derable y comprende aproximadamente el párvulo en cántaro, sin gue éste constituya
60% del material rescatado. Presentamos propiamente una urna funeraria, del estilo
aquí una síntesis con los principales resulta- e as de Punta Brava u otras. En otra urna
dos. c·e rámica se halló una cabeza aíslada, un
rasgo que tendría que ver con el culto de la
Los Túmulos y la Necrópolis, cabeza cortada.
una comparación En cuanto a la cerámica de ofrenda, en
los túmulos predomina la llamada cerámi-
En La Puerta hemos encontrado como se
ca La Puerta con sus variedades repre-
ha dicho, dos prácticas de enterramiento:
sentadas sobre todo por grandes pucos y
en túmulos y en fosas, propia de la Necró-
por v_?.sos globulares de cerámica corriente
polis.
y jarros rústicos.
Los túmulos como se ha dicho son
grandes estructuras constituidas por acu-
__
En la Necrópolis
,___ en cambio, por excep-
ción se encontraron dos piezas _!igu!~tivas
mulación .de áridos de distinta granulome- antropomorfa (Fosas 4 8) un pequeño
tría que gravitan fuertemente sobre los ~ ------- ------
jarro za _at~, p~~-~~ ind_u dablemente que el
cuerpos y atenta contra la conservación de tipo más frecue!lt_e y est~ndarizado es el
éstos. Las posiciones aquí son variadas: en vas,.o cam_Ranjforrr:!e, que tipifiGLel ti o ce-
decúbito lateral; en decúbito prono; en de- rá!Jli.c;.Q_Neg ópolis. El ceramio Necrópolis
cúbito dorsal y sedente. Es frecuente que podría asimilarse al Animas 11 de J. Monta-
acompañando al cuerpo humano se en- né (1969) 1.
cuentra como ofrenda el de un camélido Se advierte claramente que entre am-
en más o menos íntima relación con él. bos cernen terios-Túmulos y Necrópolis-
También palos de algarrobo protectores; se establecen diferencias substanciales, sin
rara vez morteros o piedras molinos y ma- que deje de haber un trasfondo común
nos incorporados al relleno aéreo. entre ambos, aparte de compartir un mis-
En la Necrópolis, se trata de fosas cilín- mo territorio. Quizás el elemento común
dricas estrechas (de 0,50 m a 0,60 m de sea el negro ahumado del interior de los
diámetro) en que los cuerpos se han depo- tiestos y la posición sedente de los cuerpos,
sitado doblados en posición sedente. Las aunque no siempre en los túmulos.
rodillas llegan casi al plano superior en que Las escasas informaciones cronológicas
se encuentra el mentón. Por supuesto que que poseemos obtenidas algunas por radio-
han sido originalmente fardos funerarios, metría y otras por_T.L. no permiten estable-
envueltos en esteras o de tupida lana ama- cer una secuencia cronológica clara y sufi-
rrada con cuerda. De los textiles, no queda cientemente fina entre ambos yacimientos.
nada. Quizás en un futuro próximo se puede afi-
Los túmulos están distribuidos en un nar mejor la secuencia entre ellos, multipli-
amplio espacio y parecieran obedecer al cando las fechaciones confiables.
concepto de sepultu~~le_s:tiva familiar. Se percibe que en los túmulos perma-
En cambio en la Necrópolis se establece nece una mayor tradición proveniente del
un_a_c_o_
n_c_
e_n_tr
_ a_ ·; ----------
Cl~. ó n de fosas individuales en_ Complejo El Molle: la estructura funeraria

157
en sí, el empleo de palos de algarrobo pro- Las Pinturas, al norte de Copiapó; en Vega
tectores, collares de cuentas calcáreas Redonda, al interior de la quebrada de Pai-
además de las de minerales de Cu; fogatas pote; en Finca de Chañaral de las Ánimas.
ceremoniales. También algunas piezas ce- Los más cercanos yacimientos a La Puerta
rámicas de los túmulos tienen un evidente A son Tres Puentes y La Puerta B. En la
aire Molle, p. ej., el ceramio negro elipsoi- vecina provincia del Huasco, el cementerio
dal del túmulo 1O y el ce ramio de boca Chanchoquín, en el río El Tránsito y en
ancha negro inciso del túmulo 53 (exhu- quebrada de Pinte en el mismo río. Tam-
mado por Durán) (Figura llb). En cambio bién se ha informado de cerámica Ánimas
en la Necró olis, arecería g!;!e s~~t~ más en el paso limítrofe de La Flecha.
cerca del cementeri_~ ha~c~-~q~_ín -º~ico La forma de los pucos de la cerámica La
del río El Tránsito de la cuenca formativa Puerta se ha comparado con tiestos seme-
del H uaSéo, ·d es~rit~-p~r·-~~~--¡¿~;~~nic 1 9. jantes de la Cultura Aguada que floreció en
Se parecen en la forma de los enterratorios, el Noroeste Argentino. Asimismo, la deco-
en fosas en posición sedente y algo también ración del puco de Figura 16b se ha pensado
en la cerámica. como una extrema estilización de la garra
Por otra parte, la modalidad de enterra- del jaguar, personaje de primera importan-
torio en fosa cilíndrica de cuerpos en cucli- cia en la cultura Aguada. En el mismo sen-
llas podría ser una influencia de tiempos tido apuntan los círculos de algunos cera-
contemporáneos de Tiahuanaco en Arica. mios del pucara Puntilla Blanca que serían
A este respecto es ilustrativa la reciente re- una reminiscencia de las manchas del ja-
lación de Guillermo Focacci (1990) en el guar.
cementerio AZ- 6- fase Cabuza con tumbas La persistencia de la fecha alrededor
formales de esa naturaleza. Hay otros ce- del 800 d.C. confirma en cierto modo la
menterios en Arica de esta modalidad, so- idea de que estaríamos en presencia de
bre todo en la Sierra, hasta tiempos tardíos. influencias fuertes de la fase conocida
Otro elemento claramente diferencia- como Aguada Decadente.
dar son los collares de cuentas de crisocola Por otra parte, al kero de plata de túmulo
que incorporan pequeñas esculturas de 53, exhumado por A. Durán (Figura lla), el
animales labrados en roca blanda de dos autor le atribuye origen Tiahuanaco. Este
tumbas de la Necrópolis, cosa que no se precioso hallazgo no se volvió a repetir en
encontró en la excavación de los túmulos. La Puerta A.
Correlaciones de La Puerta

El elemento diagnóstico más seguro para la


OTROS SITIOS DEL PERÍODO MEDIO
identificación del P. Medio es la caracterís-
tica cerámica La Puerta. Se la encontró en Estudios arqueológicos realizados en áreas
profusión en los pucaras Puntilla Blanca y vecinas en la III Región de Atacama, y en
Quebrada Seca, a orillas del río Pulido. los cuales han participado, uno, dos o los
También en Cabra Atada en relación con tres investigadores del Proyecto, han per-
viviendas semisubterráneas, en la ribera iz- mitido extender el área de difusión en la
quierda del Pulido. En menor medida en zona del Complejo Ánimas del Período Me-
algunos de los recintos de La Ollita A, en la dio. Y más que eso, han permitido percatar-
alta cordillera andina; en la quebrada de se de la transicion suave o imbricación en la

158
Región de Atacama entre el Período Tem- arrOJO cerámica y otros elementos de la
prano, caracterizado por el Complejo El ergolog1a que muestran una transición de
Molle, con el Complejo Ánimas. Los sitios a-
El Molle ~ima;- Po~ot r-a ¡;-~rte, la exca-
más característicos son: vación de una estructura tumular, situada
en la ladera derecha, frente a las otras es-
Quebrada de Las Pinturas tructuras, señaló una cubiera de lajas en
falsa bóveda y por debajo una oque ad ci-
En junio de 1987, el grupo de trabajo prac-
líndri~a q~¡ cumplí~ .f inaÚdades de un osa-
ticó excavaciones en estructuras formadas
rio de~ ánirri.aJes, sin duda de significación
por ruedos de piedras, e hizo el levanta-
ritual. De eiTás e extrajo cerámica ÁNIMAS.
miento topográfico del sitio y un releva-
Todo señala a este sitio como un lugar
miento completo de las innumerables pin-
de peregrinaje, como un verdadero santua-
turas que se encuentran en ese importante rio indígena al aire libre donde se rendía
sitio arqueológico, situado en coordenadas culto _al personaje tantas veces reproduci-
26°95' LS y 70°32' LWy a 300m s.m. Había do.
sido descubierto por J. Iribarren 15 quien Este importante sitio es un buen ejem-
hizo su publicación pionera. plo de la continuidad Molle-Ánimas.
Se trata de un cañón relativamente es-
trecho labrado en roca, al norte de la ciu- Finca de Chañaral. La quebrada de Chaña-
dad de Copiapó, entre la capital y el pueblo ral (de las Ánimas) es un afluente de escaso
minero Inca de Oro, en una posición don- recurso de agua del río Salado, que se desa-
de tiene vigencia en pleno el desierto. Una rrolla en el extremo norte de la Región de
noria abierta en el relleno sedimentario de Atacama. El cauce está confinado en un
la quebrada, permitía un mínimo abasteci- sector por altas rocas que, como en la que-
miento de agua. Las paredes que confinan brada de Las Pinturas, han sido diaclasadas
el cauce muestran innumerables facetas y en sus facetas han sido usadas para pintar
producto del diaclasamiento de la roca gra- distintas figuras 16 . Esta vez son _pj~tura_s dis-
nodiorítica del sector. En estas caras-planas tintas, al parecer c-o ntemp<?ráneas de la
se han pintado en distintas tonalidades de gúarnidón1~~~fc~ de que nq~a~la 9..:. Bi-
rojo un gran número de pinturas. La más bar(T558) . Sin emb~J:go, la mayoL~i~ de
de ellas, reproducen a un personaje en ta- ocupación en el o~~!~C.QI.~~ spo_n ~l_~~ .,gom-
maño casi natural, vestido con túnicas de- piéjo El . M~Íle-·d-cl P. _Ie!EP~~, al C<?m-
coradas y que eleva sus brazos al cielo en plejo-Aniñías d e(fMec!io s_egúQ_lq_r_e_yelan
actitud orante. La túnica es flotante y exhi- excavacioñ'e's pni'cti~~d;s en ese sector por
be decoraciones de líneas zigzaguean tes pa- G. Castillo y M. Cervellino. Estos trabajos
ralelas y en contados casos, un moteado no han sido aún publicados.
como la piel de un felino, probablemente
del puma juvenil. Otras pinturas, en escaso Vega Redonda 18 . Es un sitio a orillas de una
número, reproducen animales cuadrúpe- vega en el interior de la quebrada de Paipo-
dos, casi seguro camélidos. te, a unos 100 km al noreste de Copiapó.
Las excavaciones practicadas en las es- Fue trabajado someramente un túmulo fu-
tructuras dichas, Situadas en la mar ~E_ iz- nerario por Miguel Cervellino. A primera
quierda de la quebrada al pie de los farello- vista, se trata de un sitio Ánimas, que entre-
nes con mayor concentración d~p_inturas, gó cerámica decorada. No ha sido aún pu-

159
blicado n1 exhaustivamente estudiado. entre el 500 al 1.000 d.C. y habría sido
Coordenadas: 27°15' LS- 69°65' LW, 1.500 muerto por un derrumbe de la mina donde
ms.m. extraían turquesas. Estaba, pues, vinculado
En la cuenca del Huasco, en Chancho- al tráfico de estas piedras semipreciosas en
quín Chico, cerca del pueblo El Tránsito, relación con San Pedro de Atacama.
Ivo Kuzmanic estudió unas sepulturas que
tenía ofrenda cerámica decorada que per-
mitieron señalar al sitio, como Ánimas Tar- La expansión hacia el sur
dío19. La modalidad de enterratorio era del Complejo Animas
con cuerpos acomodados en cuclillas (en
posición sentada) dentro de pozos circula- Los elementos de influencia Aguada en Co-
res, constituyendo una novedad en el Norte piapó, provenientes del Noroeste Argenti-
Chico. no, no son parte de Aguada Clásico, sino
También Alfonso Sanguinetti reportó más tardíos y decadentes. Se convierten en
hallazgos Ánimas en el paso limítrofe del el Complejo Cultural Las Ánimas y las cau-
Rincón de La Flecha. sales de esta intrusión en territorio chileno
En la 9}.Sta, entre las desembocaduras no es un simple difusionismo, sino implica
de los ríos Copiapó y Huasco, se han seña- consideraciones más complejas, como la
lado los sitios Bahía Maldonado, Totoral y desarticulación de la Cultura Aguada en el
Punta de Lobos como pertenecientes al Pe- NO, con pérdida de cohesión social y la
ríodo Medio. búsqueda de renovados rumbos en la ver-
- De a go más al norte del área que aquí tiente Pacífica de la Cordillera. En los valles
hemos considerado en estudio, del Mineral de Elqui y Limarí no se ve una situación
El Salvador, fue donado al Museo Arqueo- parecida. "En éstos el Complejo Las Ánimas
lógico del Huasco, un fardo funerario mo- está formado, sin la base tan directa de
mificado por deshidratación en el desierto, origen trasandino, dando pie a la hipótesis
con su ajuar y con su ofrenda. Fue estudia- sobre un proceso de regionalización de
do por l. Kuzmanic y J. Sanhueza20 (1984). norte a sur de este Complejo, a partir de lo
La ofrenda consistía en: un arco, gancho de establecido en Copiapó". (Castillo, G. et al.,
atalaje, bolsitas con turquesas, talega poli- 1996). Ya se dijo que el yacimiento más
croma de lanas, cestería policroma, alforja, importante en la Región de Coquimbo era
complejo alucinógeno (espátula, mortero, el gran cementerio de la plaza del puerto,
tableta de rapé). Su ajuar comprendía una en su área de expansión. Pero indudable
camisa y un poncho bicolor; llevaba un to- que hay varios otros, como el cementerio
cado cubierto de plumas rojas, un sujetador que le dio el nombre al Complejo, en el
de pelo, y un collar de turquesas. curso inferior del valle de Elqui; una parte
Se trata de un individuo adulto maduro del conchal Los Pozos de Puerto Aldea,
de sexo masculino que se encontró con entre otros. Hasta el río Hurtado se hace
múltiples fracturas y contusiones. Los auto- presente en forma ine uívoca. Hay quienes
res lo consideran de phylum Tiwanaku; con creen reconocer sitios Ánimas, más al sur,
edad correspondiente al Período Medio, en La Ligua por ejemplo.

160
BIBLIOGRAFÍA DEL CAPÍTULO

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161
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Copiapó, 1990. rio procedente del Mineral de El Salvador, !JI
19. KUZMANIC, IVO. Excavaciones de un cemen- Región. Estudios Atacameños Nº 7, 1984,
terio del Periodo Medio en Chanchoquín Chico. pp. 278-295. Universidad del Norte. Actas
Provincia de Huasca, !JI Región. Boletín Oca- del Primer Simposio de Antropología Ata-
sional Nº 1 del Museo Regional de Antofa- cameña. 1984.
gasta, 1988.

162
Capítulo VI
LOS PERÍODOS INTERMEDIO
TARDÍO YTARDÍO: DESDE LA CULTURA
COPIAPÓ AL DOMINIO INCA*

lA SITUACIÓN DEL VALLE cial en la geografía humana prehistórica


EN EL CONTEXTO SEMIÁRIDO del norte semiárido. Es que dicho valle tie-
ne la ven taja de su relativa cercanía con la
Por una y otra razón el valle de Copiapó se
puna atacameña, sur de Bolivia y Noroeste
ha destacado con hechos que no se extien-
argentino; ambientes con desarrollos cultu-
den al resto de la región, singularizando un
rales de grandes logros e influencias en
desarrollo cultural cuyas etapas más tardías
otras áreas. Mineros atacameños con pa-
no están ajenas a dicha particularidad. En-
tre aspectos que desde antaño han llamado rentesco Tiwanaco explotaron las minas de
la atención podemos mencionar el descu- El Salvador, de allí el antiguo nombre de
brimiento del vaso de oro publicado por Indio Muerto para este mineral cordillera-
Medina el siglo pasado, y su rememoranza no. Sepulturas con cuerpos enturbantados
estilística con piez-as de origen Tiwanaco; se han encontrado en el oasis de la Finca de
las tabletas de rapé publicadas por Lat- Chañaral. De tal forma que las culturas del
cham; las relaciones con culturas del No- desierto se mueven en dirección de un valle
roeste argentino que comienzan a perfilar- que contrasta positivamente con sus áridos
se en las investigaciones de Iribarren; o la ambientes. Desierto intermedio, cordillera
resistencia de la población local a los avan- y costa tienen las rutas necesarias para ex-
ces del ejército incaico. pandir rasgos ergológicos hacia Copiapó.
Si nos situamos en el plano histórico, la En el ambiente de los asentamientos
determinación de Diego de Almagro por precolombinos siempre existieron zonas
descubrir Chile ingresando por la cordille- en que se juntaron rasgos multiétnicos. San
ra de Copiapó, es otro rasgo destacado, Pedro de Atacama es un ejemplo clásico.
pudiéndole sumar hechos como la admira- Otro es Taltal e incluso Caldera, en el ám-
ción de los españoles por la fertilidad de sus bito costero y con diversas proporciones.
campos de maíz y hasta el caso del apelativo Todo depende de las expectativas que pre-
de San Francisco de la Selva. senten determinados espacios ecológicos
Como se puede apreciar en la lectura para despertar el interés por explotarlos y
de los capítulos anteriores, las investigacio- en ese aspecto no cabe dudas que el valle de
nes sistemáticas a partir de la década de los Copiapó fue un ambiente propicio para
'70, en especial de los '80 para adelante, aventurarse hacia sus tierras desde distintas
confirman aquello que los datos anteriores latitudes.
sugerían a Copiapó como un sector espe- Desde temprano aparecen ceramios
con rasgos puneños en El Torín; también
*Autor del capítulo: Gastón Castillo Gómez. emergen la manufactura de herramientas

163
agrícolas de piedra y las aldeas agrícolas esta cultura. Desde los tiempos de Ricardo
con sus sistemas de irrigación por canales Latcham, siguiendo con Francisco Cornely,
desarrollados por el Complejo de El Molle. Iribarren, Ampuero y nosotros mismos an-
Todo un equipaje tecnológico absoluta- tes de dedicarnos por completo al valle, no
mente ausente en los próximos valles por el había dudas sobre un control diaguita en el
sur de la región, que va creciendo en los extremo norte de la región.
siglos venideros; con el común dominador A poco andar de los proyectos actuales
que en la construcción de los poblados casi de investigación quedó en claro que no era
siempre estuvo presente no descuidar la así y que aquella cerámica conocida como
parte defensiva de los emplazamientos. Copiapó Negro sobre Rojo simbolizaba la
Como se ha visto en el capítulo respec- presencia de una población coetánea al dia-
tivo, el desarrollo del Período Medio en guita que no permitió la expansión de esta
gran parte es producto de grupos trasandi- cultura más al norte del valle del Huasco.
nos que han remontado la cordillera desde Mención aparte es el caso del litoral copia-
lugares como La Rioja o Catamarca, perte- pino, donde los desplazamientos diaguita
necientes a la Cultura de La Aguada. Una llegaron bastante más al norte. Se están
vez consolidada la estructura sociocultural analizando los grados de parentesco que
del mencionado período, Copiapó entra a pueden haber tenido ambas poblaciones.
jugar un rol importante para la suerte de En la práctica se aprecia como comparten
los asentamientos más sureños y esto tiene idénticos utensilios en el consumo de aluci-
que ver directamente con el tema que trata nógenos y las ollas tipo jarro zapato, ade-
este capítulo. En efecto, los primeros y más más del acercamiento estilístico entre las
claros antecedentes sobre el origen del urnas Punta Brava y las urnas Diaguita.
Complejo Las Ánimas surgen en dicho valle Pero la población tardía de Copiapó no es
cuando emerge la elaboración de una cerá- diaguita sino que corresponde a lo que es-
mica que se va distinguiendo de los tipos tamos proponiendo con el nombre de
con filiaciones estilísticas trasandinas. La "Cultura Copiapó ".
forma de los cuencos, sus interiores negros No existe un tiesto netamente Copiapó
y las superficies exteriores pintadas con el en el valle de Elqui y sus proximidades. Hay
motivo que se hace clásico, se expande ha- unos cuantos fragmentos en el poblado mi-
cia Huasca y Elqui con detalles que se agre- nero de Los Infieles, al norte del valle, pro-
gan como aportes locales de valle en valle. ducto de movimientos incaicos. De manera
Es un hecho que el Complejo Las Áni- excepcional se fabricó un plato bajo los
mas es la base de la Cultura Diaguita y que cánones técnicos diaguitas, que rememora
la transición sucede en el valle de Elqui, el sen ti do artístico de los platos Copiapó y
años más tarde de los acontecimientos sus típicas llamitas estiliza4as. Corresponde
acaecidos en el valle de Copiapó ¿Pero qué a un antiguo hallazgo en la quebrada de
pasa entonces en este mismo valle con la Marquesa, tributaria del Elqui, pero se des-
evolución de la población postperíodo Me- conoce la naturaleza del contexto. Lo que
dio? Por más de seis décadas no hubo mayor está claro es su elaboración local ya que
cuestión sobre el supuesto que instalaba a los asoma la pasta oscura de los diaguitas, sin
diaguitas hegemónicamente dominando alcanzar los grados de perfección propios
todo el norte semiárido y era natural pen- del valle de Copiapó. Los tiestos Copiapó
sar en Copiapó como un territorio más de también fueron fabricados en menor escala

164
en el valle del Huasco, y quizás hayan alcan- haber sido movilizados por el Inca para
zado excepcionalmente tierras próximas luchar contra los Chiriguanos, puede arro-
por el sur. jar luz en un punto bastante oscuro, porque
El cuadro que podemos visualizar im- hasta la fecha el término diaguita también
plica una base cultural formada por las tra- se esgrime a la hora de nombrar a las pobla-
diciones del Período Medio copiapino. Lo- ciones aborígenes que se encuentran con
calmente la evolución poblacional se los españoles. En cierta forma aquello es un
plasma en el desarrollo de la Cultura Copia- recurso que se puede discutir en área de los
pó. Sin embargo, en medio de esta asevera- diaguitas prehispánicos, mientras que los
ción hay una serie de variantes por discutir. documentos coloniales de Bolivia aportan
Podemos citar el aire de parentesco que otra hebra del difícil tema sobre los nom-
persiste con alfarería del sur de Bolivia, a bres reales de la población.
pesar que se ha despejado el problema so-
bre el supuesto origen incaico del tipo Co- LA CULTURA COPIAPÓ
piapó Negro sobre Rojo. De Copiapó al sur
de la región se expanden los patrones so- Básicamente, esta es una propuesta instru-
cioculturales Ánimas para evolucionar en mental que busca superar el problema de
la Cultura Diaguita, configurándose de esta las referencias demasiado sesgadas, supedi-
forma las dos poblaciones tardías que do- tando todo el conocimiento de una pobla-
minan el territorio semiárido. En el caso ción en base a meras descripciones de un
del valle en el extremo norte, todo es nuevo tipo cerámico. Hay que ser justos en el mo-
a la hora de analizar el Período Intermedio mento de establecer la crítica, ya que en
Tardío, porque lo que antiguamente se to- esos tiempos no se contaba con la calidad
maba como presencia diaguita no era otra de los datos que ahora tenemos. De todas
cosa que expresiones de carácter Diaguita formas, por años no se habló más que de la
incaico, ya que los diaguitas recién pene- cerámica Copiapó Negro sobre Rojo para
tran a Copiapó como mitimaes incaizados. remarcar el carácter de una alfarería tardía
El piso cronológico de este problema localizada en el extremo norte de la región.
está entre los siglos XIII y XIV (1200-1300). En tales condiciones, dicha alfarería fue
Un fechado del siglo XII (Iglesia Colora- considerada como un componente de ori-
da), apunta a rebajar la cronología para gen incaico, hasta que un cementerio en
acercarnos a la hilación con el Período Me- Altos Blancos y luego poblados en los ríos
dio, mientras que las dataciones más tardías Jorquera, Pulido y Manflas permiten defi-
bordean la segunda mitad del siglo XV. nir la independencia respecto a esa alterna-
Entre una cosa y otra se van perfilando tiva, estableciéndose la noción sobre una
aspectos como un énfasis montañés de la cultura local preinca, alcanzada más tarde
Cultura Copiapó, el avasallamiento de los por la expansión de los peruanos.
ejércitos incas, el dominio de los mitimaes Ya en las excursiones de Niemeyer por
Diaguitas que cambian el rostro de la zona, la cordillera ( 1985), la presencia mayorita-
los niveles de resistencia local destacado ria de fragmentos tipo Copiapó en el Paso
por las crónicas y la desnaturalización a de Pircas Negras, cambiaba un poco la si-
tierras de Bolivia como respuestas a la resis- tuación al imponerse sobre vestigios del
tencia. El nombre de "Tomatas Copiapó" tipo Inca Negro Pulido, aunque entonces
con que se designa a indígenas que dicen no habían muchos antecedentes para plan-

165
tear una historia anterior a la llegada de los importante cúmulo de información sobre
incas. La cercanía de la tambería de Pircas el problema aludido. Muy próximo a La
Negras y la presencia de la cerámica inca Junta, sobre la suave pendiente del cerro en
recién nombrada sugiere que el sector es la margen derecha del río Pulido, se ascien-
parte de las estrategias económicas perua- de unos cuantos metros para ir recorriendo
nas en la cordillera, sin embargo, bien diversas estructuras circulares y rectangula-
pudo ser un sitio Copiapó en sus orígenes, res dispersas, con muros pircados, desta-
reutilizado por incas y diaguitas, similar a cando un gran pircado cuadrangular. Aun-
los reasentamientos en Iglesia Colorada y que se trató de una rápida inspección, la
Punta Brava. cerámica tipo Punta Brava diseminada por
La separación entre dos poblaciones doquier bastó para certificar la presencia
dominando una parte y otra del territorio de un poblado de la Cultura Copiapó. Tam-
regional, impulsa a retomar la idea sobre bién es preincaico un gran reducto fortifi-
los Desarrollos Regionales tímidamente su- cado descubierto en el río Manflas, en los
geridos en la década de los '70 (Arnpuero, terrenos donde se encuentra la administra-
G. 1972-1973). A la vez, la teoría sobre los ción del fundo epónimo. "Me detuve en un
señoríos también se debe invocar ante el lugar llamado El Fuerte, singularmente
estudio de jerarquías regionalizadas. Del pintoresco", anotaba Ignacio Domeyko
análisis realizado por Arnpuero e Hidalgo cuando recorría el valle de Manflas en 1844
(1975) sobre los Señoríos Diaguitas surgen y tal parece que se estaba refiriendo a este
ideas que se pueden extrapolar a la reali- lugar, sin haber visto directamente el re-
dad de Copiapó, con la salvedad que es ducto indígena, caso contrario hubiera de-
mucho más lo que se conoce de las organi-· tallado su configuración como lo hizo en
zaciones diaguita, y que la prioridad en ruinas del río Cachitos. Es que el reducto
Copiapó es mantener la línea de investiga- de Manflas es un verdadero fuerte construi-
ciones en marcha, ya que hasta ahora no do en un gran espolón rocoso que hace de
podemos más que bosquejar algunos prin- divisoria entre la quebrada de la Iglesia y el
cipios que rigieron el desarrollo de la Cul- cauce del río. Un par de muros rodean el
tura Copiapó. En el juego de las fronteras cerro y desde el principio del recorrido se
comprometidas, el valle del Huasco figura va encontrando cerámica Copiapó y Punta
como un límite efectivo ya que no se cono- Brava, al ascender por el costado NE. Las
cen sitios que sobrepasen para uno y otro murallas defensivas están relativamente
lado el territorio controlado por cada po- cerca una de otra y se encuentran en la
blación. Hasta el Huasco alcanzó el domi- parte inferior del reducto. Se remontarán
nio diaguita por el norte y los Copiapoes no unos 40 m para llegar a un pequeño porte-
salieron de su hábitat más que en pequeñas zuelo donde se emplazan algunas estructu-
ras con pirca y barro. De allí es menester
avanzadas hacia el desierto de Atacama y el
continuar el ascenso hacia una punta mu-
litoral.
cho más empinada y de difícil recorrido,
incluso es preciso seguir un camino que va
Los desarrollos riberanos
en curva de un costado a otro del cerro,
En 1993, mientras realizábamos una cam- llegando finalmente a la cumbre donde
paña en Iglesia Colorada, visitamos un par existe una plataforma pircada de un par de
de poblados que de repente agregaban un metros de diámetro, casi sin vestigios mate-

166
o
~

1¿¡ ..
(.)

70°

Lámina l. Distribución de la Cultura Copiapó. l . Pircas Blancas; 2. Altos Blancos; 3. Iglesia Colorada-Cabra
Atada; 4. Rodeo; 5. Manflas; 6. Jorquera; 7. Punta Brava; 8. Cerrillos; 9. San Fernando-Copiapó; 10. Caldera;
11. Bahía Salada; 12. Carrizal.

riáles a la vista. Para llegar a esta superficie Manflas, por lo que no es posible decir si
también es necesario subir unos 30 m, de existió un poblado a sus pies como sucede
allí que se trata de un pucara preincaico, en Punta Brava. Pudo ser así ya que una
sin dudas, tan grande como el de Punta pasada de maquinaria, posterior a nuestra
Brava, que hasta ahora se imponía entre los revisión del '93, removió parte del terreno
reductos fortificados del valle de Copiapó. agrícola surgiendo una gran cantidad de
Los viñedos han perturbado la faz original fragmentos cerámicos actualmente deposi-
de la superficie que rodea al pucara de tados en el Museo de Copiapó.

167
Es evidente la posición estratégica de que le da el nombre al yacimiento. Aquí
este reducto, puesto que de allí para arriba se encuentran cuatro recintos entre
por una lado se cruza al río Pulido, cayendo cuadrados y rectangulares con muros
a Iglesia Colorada, con el camino abierto de piedra en técnica de pirca seca, la
para acceder al cúmulo de vegas andinas, y base de un horno de piedra y barro y un
por otro, se remonta en dirección a la veci- muro pircado frente a los recintos 2, 3
na hoya hidrográfica del río Huasco. Están y4.
controlando lo mejor de las tierras del Man-
U na serie de pozos de sondeo no han apor-
flas y a su vez el acceso a los recursos de
tado materiales pero el registro superficial
cordillera, en complementación con el po-
de fragmentos tipo Punta Brava es un indi-
blado de Iglesia Colorada, de lo cual hemos
cador que mantiene al sitio dentro de la
dicho que en sus orígenes debió haber per-
problemática que nos ocupa.
tenecido al desarrollo de la Cultura Copiapó. En la ladera de un cerro y mirando
Sin duda que el sistema incaico aprove- hacia· el río se emplaza el próximo yaci-
cha la experiencia de la población previa miento bautizado como Los Fósiles, carac-
para afirmar sus asentamientos en los ríos terizado por recintos que ocupan la parte
formativos del Copiapó, porque existía una media y baja de la ladera, con la mayor
tradición arquitectónica no despreciable. concentración ubicada en una prolonga-
Tradición que se sigue comprobando en el ción o brazo que se aproxima más al río. En
río Jorquera gracias a recientes trabajos de este sitio también se pueden diferenciar
Cervellino y Gaete ( 1996-1997), al registrar tres sectores con grupos de estructuras (Lá-
cuatro poblados contiguos entre la quebra- mina 2):
da Castaño y La Guardia. El sitio Castaño
(Nº 24 y 25 para los efectos de la prospec- a) Aterrazamiento artificial de la superfi-
ción de los autores citados), corresponde a cie, provocando planos más o menos
un poblado contiguo a un cementerio, de horizontales en la pendiente con una
segura relación con el Cerro Castaño de leve concavidad e en tral. Algunas po-
Iribarren (1958). El sitio 25 también obede- seen un basurero en el contorno que
ce al nombre de "Las Estacas", con un fuer- les da el aspecto de un falso túmulo,
te componente tardío basado en la "Tradi- que incluso ha engañado a los saquea-
ción Copiapó Negro sobre Rojo e dores;
Inca-Diaguita" (Seelenfreund, A. Vilches, b) Grupo de recintos hacia el lado W de la
F. Niemeyer, H. 1996). Más arriba viene el ladera y a igual cota que las anteriores.
poblado de El Farellón, siempre en la terra- Son de tamaño bastante mayor siempre
za norte del río, al menos con dos sectores con un piso cóncavo, dispuestas sobre
un aterrazamiento artificial y semicu-
organizados de forma diferente:
biertas por escombro de falda;
a) Sector en una ladera con bastante escom- e) Recintos al pie del cerro, sobre un pe-
bro de falda donde se emplazan nueve queño cono de deyección, donde un
estructuras semicirculares, con una de- par de estructuras presentan un ruedo
presión o concavidad central, similares a limitando la concavidad central, que
viviendas de los restantes yacimientos; deben ser sepulturas a juzgar por los
b) Espacio correspondiente a la terraza y restos humanos esparcidos por la ac-
adosado a la base de un farellón rocoso ción de terceros.

168
Río Jorquera
Sitio 27. Los Fo'siles.

T =Túmulo
E ='Estructura
H =Hoyosdehuaqueo

Lámina 2. Ejemplo de poblado complejo en el río Jorquera.

En el sector b~o se concentran los mayores piedra y argamasa y paredes de adobe, con
porcentajes de materiales superficiales que, la apariencia de un gran túmulo debido a la
en general, consisten en abundante frag- enorme depositación de basura. En uno se
mentación de alfarería Copiapó y Punta reconocen plantas de forma ovoidal, rec-
Brava, otro tanto de restos de vasijas mono- tangulares y en U, además de restos de
cromas de superficies brochadas, una placa carrizo que pueden haber formado las te-
de cobre, un punzón de madera, puntas de chumbres. Se aprecian vestigios de lo que
flechas en variadas formas, múltiples dese- fue un muro y a la vez parte de un desarro-
chos de talla y un buen número de manos llo mayor de este espacio, probablemente
de moler, conanas enteras y partidas, en un destruido por la construcción del camino
rubro complementario al registro de mar- actual. También existen visos de una mayor
los de maíz y a la novedosa presencia de dedicación de carácter ornamental al en-
vainas de maní entre los desechos alimenti- contrarse la superficie interna del recinto 2
CIOS. (de planta en U) enlucida con barro, por-
Los Molinos es el próximo yacimiento que se piensa que esto puede haber sido un
aguas arriba, sectorizado en dos partes: silo, asociado a una buena cantidad de ma-
nos de moler. Por último, el recinto de
a) Sector Bajo. Posee dos conjuntos de re-
mayor tamaño (Nº 8) se postula como un
cintos que son definidos como de una "ar-
corral por su alto contenido de guano.
quitectura monumental" por sus bases de

169
Un segundo grupo está constituido por - Hueso. Dos punzones, un perforador,
cuatro recintos aglutinados de plantas que cuatro tubos, una espátula y una figura or-
tienden a ser rectangulares, con menor nitomorfa, todo colectado en la excava-
cantidad de material cultural en superficie, ción;
sin embargo comparten un sector prolífero
- Madera. Un trozo cilíndrico con extre-
en desechos estratificados como guano, lí-
mos en bisel, uno de los cuales está ahueca-
neas de fogones, restos óseos de camélidos,
do;
cerámica y lítico.
- Concha. U na valva de ostión como posi-
b) Sector Alto. Es un espacio acotado entre
ble recipiente (tableta) para alucinógenos;
un par de quebradas pequeñas, en la ladera
este del cerro, con estructuras ubicadas ha- - Textiles. Un pequeño trozo de tejido,
cia el SE del conjunto bajo. Los recintos algunas hebras teñidas y una hebra de lana,
consisten en unas 12 concavidades de poca hallada en una misma cuadrícula, entre
profundidad, entre ovaladas y circulares, 0,10 a·0,30 m de profundidad;
con una suerte de terraplén de basura en el
- Restos de alimentos. Abundantes dese-
frontis, sobre todo en aquellas viviendas de
chos de camélidos, pequeña cantidad de
la parte inferior del sector. Otro segmento
vértebras de pescado, un par de trozos de
del poblado lo forman cuatro construccio-
conchas, diversas semillas y una mazorca de
nes en pirca seca, erigidas al pie del cerro,
maíz. Cabe consignar que entre los dese-
cuyas plantas son semicirculares.
chos también aparecieron una pieza denta-
La excavación de siete pozos de sondeo
ria de adulto y otra de un niño.
y ocho cuadrículas -con una profundidad
Si bien resulta que este núcleo residen-
de hasta 0,90 m- cubre la superficie gene-
cial sale a luz en forma repentina, también
ral del sitio y refleja la magnitud del asenta-
se debe consignar que la complejidad del
miento descubierto, con un abundante ma-
historial Copiapó en este valle andino se va
terial que clasificado en rubros consiste en
perfilando por medio de referentes al estilo
lo siguiente:
de Tranca del Chañar, un poco más abajo
- Cerámica. Tipo Copiapó en sus varian- por la ribera izquierda del J orquera, donde
tes negro sobre rojo y negro sobre ante, Niemeyer ( 1985) recoge cerámica Copia-
tipo Punta Brava y restos de vasijas mono- pó, restos plomizo alisados y material lítico,
cromas de superficie brochada, donde un en un potrero con ocho a diez excavaciones
gran porcentaje está recubierto por hollín; que indican la presencia de un probable
cementerio saqueado. A la vez, una serie de
- Metal. Una barra de cobre "fundido",
sitios más a la cordillera, entre ellos el de La
dos aros de cuerpo circular y extremo en
Guardia y otros en el curso del río Figueroa,
espiral, otro fragmentado, y un posible per-
están dentro del patrón cultural Copiapó,
forador o lezna de cobre;
reservados para próximas investigaciones.
- Lítico. Puntas triangulares con pedúncu- Los propios sitios descubiertos en forma
lo y aletas, típicas del Período Medio en re cien te son una fu en te de información en
adelante, cuchillos, cuchillo-raederas, cien- proceso de análisis y es una garantía que
tos de desechos líticos, más de 200 manos desde un primer momento aporten con
de moler en la superficie del sector bajo y datos de calidad, lo que ayuda en el plan-
una cuenta de collar circular de crisocola; teamiento de algunas consideraciones ba-

170
sadas en las mismas apreciaciones de Cerve- comprobado en diversas oportunidades.
llino y Gaete. En este plano de carácter local, está a la
En primer lugar, el patrón de habitacio- vista la relación entre quienes ocupan en
nes excavadas en laderas recuerda a las vi- uno y otro tiempo un valle que se mantuvo
viendas del Período Medio en el sitio de por mucho años en la incógnita en cuanto
Cabra Atada. Los autores señalan una clara a la magnitud de los asentamientos preco-
similitud entre los recintos del asentamien- lombinos, si recordamos que a fines de los
to de Los Fósiles y las plataformas habitacio- '50 Jorge Iribarren publica unos primeros
nales de Punta Brava, extendiendo el estu- datos referidos a Cerro Castaño y La Guar-
dio de una costumbre que parecía afincada dia, que veinte y tantos años más tarde Nie-
en aquel pucara del río Copiapó. Entende- meyer describe Trancas del Chañar, y que
mos que en los yacimientos del Jorquera ahora le sumamos un rescate de utensilios
algunas habitaciones en ladera son depre- incas en el potrero Chacay, efectuado en
siones al estilo de Cabra Atada y otras más 1993.
aplataformadas como Punta Brava, sugi- Más adelante se exponen los detalles de
riendo una interesante continuidad en la los asentamientos incaicos, entre ellos la
tradición de los patrones arquitectónicos presencia de un camino frente la tambería
de un período a otro, además del aporte de vecina a Los Fósiles, que sube antes de La
un nuevo dato para establecer los nexos Guardia. Por ahora es menester recalcar el
locales que se combinan con influencias carácter montañés que refleja la población
foráneas para definir cambios en la secuen- Copiapó. Si bien es cierto que no es raro
cia poblacional. encontrar en el sistema hidrográfico del
Al ir definiendo la cuan tía de los yaci- valle una tradición de asentamientos dis-
mientos descubiertos en el valle deljorque- persos por los ríos formativos, inclusive con
ra, el sitio 28 ha sido catalogado como una aldeas agrícolas lindando con la cordillera,
pequeña tambería de unas cuatro depen- la tendencia de las ocupaciones originadas
dencias en que afloran restos de vasijas Dia- en la etapa de la Cultura Copiapó sugiere
guita incaico y Copiapó Negro sobre Rojo. un énfasis por desarrollarse a la vera de los
Existe una relación entre este yacimiento ríos más interiores. Cervellino y Gaete plan-
más tardío y Los Fósiles, primero porque tean la existencia de corrales y por añadidu-
son vecinos y luego porque se concluye que ra el manejo de ganado (camélidos). Por
en la parte baja de Los Fósiles las estructu- ahí debe andar la razón de tales asenta-
ras sepulcrales alteradas se asocian a otros mientos a un paso de las vegas cordillera-
restos alfareros Diaguita incaico, remarcan- nas. Lo mismo que el apego a las prácticas
do también como una diferencia la condi- agrícolas, con el inédito antecedente del
ción circular de tales estructuras. registro de maní, en un enclave que está
La presencia Inca en la zona, aunque mostrando a las claras la sapiencia para
siempre materializada en aquella mixtura conseguir pescado a decenas de kilómetros
con el diaguita, es un hecho bastamente de distancia y quien sabe a cuantos kilóme-
conocido. Posiblemente también sea de su tros más para lograr un recurso como el
autoría la construcción de los recintos y un maní, que pertenece a regiones más cálidas
muro perimetral del segundo sector de El tras la cordillera. Al respecto, en una más
Farellón, acentuando la continuidad de los reciente investigación Cervellino vuelve a
poblados en los años próximos; aspecto encontrar maní en la estratigrafía de un

171
nuevo poblado en el área estudiada, de especie de parapeto o muro natural de
manera que su presencia ya no es producto grandes peñascos que impresionan como
de la casualidad como se podría pensar en un muro defensivo, albergando otros 24
un primer momento. recintos circulares, también con simpleza
En el itinerario desplegado por la Cul- en sus contornos, distribuidos en dos secto-
tura Copiapó en los contrafuertes andinos res entre estructuras aisladas, yuxtapuestas
están las variaciones de la práctica para al- o aglutinadas. La excavación de seis recintos
zar pueblos y elegir donde situarlos. Lamo- es un poco más abundante en materiales
numentalidad de sus reductos fortificados, aunque, por lo general, se trata de depósi-
conjugando la elección de algún cerro en tos de escasa consideración estratisgráfica.
el lugar preciso -con lo cual se tiene cum- A la vez, sólo un par de recintos muestran
plido la mayor parte del propósito defensi- neta relación con alfarería Copiapó, otro
vo- y la consiguiente elaboración de mu- par se identifica con los Períodos Tempra-
ros y recintos internos, contrastan en no y Medio, y el resto no muestra cerámica
ciertos casos con la simpleza de otros pobla- diagnóstica para definirlas en primera ins-
dos. Para muestra, el asentamiento en Ojos tancia. Las viviendas más antiguas no son
de Agua del río Montosa, un pequeño po- diferentes a la fisonomía de las posteriores
blado compuesto por tres sectores, situado y sólo se reconocen por medio de su alfare-
en una inflexión del cerro del flanco iz- ría.
quierdo del río, a 120m sobre el fondo del La porción de un plato Copiapó y una
valle. Diferenciado en las unidades A, By D, decena de otros pequeños trozos, entre una
se resume en los siguientes detalles: mayoría de vasijas corrientes muy fragmen-
A) Agupación de 24 de recintos, la mayo- tadas, se asocian a un porcentaje de relativa
ría circulares y algunos más cuadrangula- abundancia de lascas y microlascas, con al
res, levantados por medio de piedras aco- menos una docena de esquirlas de obsidia-
modadas en forma elemental de una hilera. na, tres puntas de flechas, una cuenta de
La tónica es la escasa cantidad de material concha marina en ejecución, unos cuantos
cultural en un suelo de ocupación de muy huesos de camélidos y un trocito de valva de
pequeña potencia, a lo sumo unos 1Ocm de charo.
espesor. Un cuarto fragmento cerámico del D) Es una agrupaCion de siete recintos
tipo Copiapó Negro sobre Rojo y otros cin-
aglutinados o a lo menos muy juntos, situa-
co pedazos de la misma tipología, es la úni-
do bastante al oeste de los poblados princi-
ca alfarería decorada, junto a un relativo
pales, a más o menos 550 m de la unidad B,
mayor número de restos monocromos café
pobre en material superficial y por lo tanto
alisado, no más de tres puntas de proyecti-
sin definirse su afiliación cultural definitiva
les fragmentadas, lascas de calcedonia, una
porque no se han practicado excavaciones
solitaria muestra de obsidiana, una base de
en este sector (Lámina 3; Figuras 1, 2 y 3).
piedra molino con su respectiva mano, y
La ruta del Montosa era el camino de
otra mano de moler grande.
cordillera del Inca en tránsito de Iglesia
B) Se encuentra a 30m más abajo, hacia el Colorada a Huasca Alto, pero el poblado
oeste, ocupando una especie de suave de- reseñado no cuenta con un solo vestigio
presión de la inflexión de la ladera del alfarero de este tiempo, de manera que fue
cerro y queda protegida a valle por una un asentamiento que quedó al margen de

172
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REFERENCIAS

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llQITO

Lámina 3. Poblados simples en Ojos de Agua del Montosa.

las modernizaciones implantadas por el sis- los ganaderos actuales por las serranías, de-
tema incaico. Lo que sí demuestra es ser fiel biéndose efectuar una larga caminata para
al principio defensivo que marca el carácter acceder a ellas.
de los asentamientos en el valle de Copia- Un par de sepulturas tumulares fueron
pó. Aun en la simpleza más elemental de excavadas en un potrero de la hacienda
este yacimiento, su posición elevada a más Ojos de Agua, relacionadas con los rema-
de 100m sobre los terrenos planos del valle nentes más tempranos del poblado y es
del Montosa, le otorga una intención estra- posible que las sepulturas tipo Copiapó se
tégica para la defensa. De hecho, desde encuentren por los alrededores, aunque no
abajo no se ven las estructuras y su descubri- ha sido fácil detectar los cementerios de
miento se debe a los continuos ajetreos de este período. Para ello es preciso trasladar-

173
nos a Altos Blancos, único contexto fúne- cerca de la zona ventral, un plato Copiapó
bre que hasta la fecha se puede esgrimir Negro sobre Rojo puesto boca abajo prote-
como Copiapó preincaico. giendo una espátula de hueso elíptica, un
Altos Blancos fue descubierto y excava- tubo de absorción de narcóticos de cañón
do parcialmente por Niemeyer en la ribera de pluma de cóndor premunido de una
izquierda del río El Potro, muy próximo boquilla de madera de algarrobo y un cesto
por el este del río Montosa, a elevación de circular playo en técnica de aduja, que con-
2.000 m s. m. Debido a los efectos de aluvio- tenía una calabaza semiésferica imposible
nes y a la erosión fluvial y eólica unas altas de recuperar por su extremo deterioro y un
barrancas fueron recortadas, quedando al pico de cóndor ( Vultur gryphus). Finalmen-
descubierto una sepultura que luego se te, en el sector de los pies se encontró un
convierte en seis tumbas, al intervenir los ceramio asimétrico o jarro zapato pequeño
lugareños picando contra el talud casi ver- (Niemeyer, H. 1986) (Láminas 4 y 5).
tical. Una reconstitución del inventario de No hay otro cementerio que comparta
objetos extraídos considera la presencia de la costumbre de las sepulturas ampollares,
esqueletos de adultos cuyos restos queda- p9rque los excavados en los últimos cinco
ron desperdigados, ceramios, espátulas de años son de la época incaica, por ejemplo,
hueso y tubos para absorber narcóticos, ca- en Iglesia Colorada y Cachiyuyo. Más abajo
labazas, trozos de ramas o troncos, conchas de Iglesia Colorada las evidencias preincas
de moluscos, torteros de madera y piedra, son efimeras ante la superposición de ma-
entre otros objetos. Luego de estudiar esa teriales más tardíos. En el vecino distrito de
colección, en 1974 Niemeyer excava una Cabra Atada, logramos diferenciar un pe-
trinchera paralela al borde de la barranca, queño espacio Copiapó en la desemboca-
de más de dos metros de profundidad, des- dura de la quebrada de La Cantera, sobre
cubriéndose una tumba ampollar al dar en una superficie con varios morteros quebra-
el fondo con una piedra del tamaño de un dos, un par de manos y mucha cerámica de
bolón que de repente escurrió hacia una esta cultura. En realidad cuesta encontrar
oquedad lateral que protegía. Era una tum- espacios sin mezclas superficiales, pero
ba que contaba con un cuello cilíndrico de aquí se nota un poco más la "pureza" de los
descenso de 1,50 m de profundidad y 0,80 materiales que nos interesan. Prueba está
m de diámetro, luego seguía una palizada que a pocos metros ladera arriba también
de ocho palos o estacas de ñipa o berraco se reconocen restos de tiestos tipo Punta
(Escallonia sp.), para culminar en la cámara Brava.
ampollar, cuyo fondo estaba a 2,40 m desde En el costado .izquierdo de la desembo-
la superficie, con diámetros en planta que cadura de la quebrada se formó una suave
iban de O, 70 m en un sentido y 0,50 m en el depresión que caracterizamos como el re-
otro. cinto habitacional Nº 33 A, combinado con
El enterratorio consistía en un párvulo un leve amontonamiento monticular que
semiflectado sobre su costado derecho, con cruza todo el frente del recinto, producto
su cara orientada hacia el NE, que yacía de la acumulación de basura arqueológica,
sobre una probable estera de totora. A su un par de metros más arriba de un canal de
lado derecho se halló la ofrenda. Muy cerca regadío indígena. En total lo estudiado tie-
del cráneo había la mitad de una olla asimé- ne un diámetro de 3,90 m en sentido N-S y
trica grande que contenía carbones. Más 3,40 m de E a W, con desechos que no van

174
CORTE VERTICAL

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C1,amit1 asim;lrico ;,
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Lámina 4. Sepultura ampollar de Altos Blancos.

más allá de unos cuantos trocitos de alfare-


ría Copiapó y Punta Brava, una pequeña
punta de flecha con pedúnculo y ale tillas,
pedacitos de huesos, ceniza, algunos car- Lámina 5. Ofrendas de la sepultura ampollar de
boncillos, espinas de algarrobo y una gran Altos Blancos; Ceramios Copiapó, jarro asimétrico,
tortero, tubo y espátula para alucinógenos .
. cantidad de semillas de chañar. Aquí esta-
mos ante la presencia de una vivienda bas-
tante simple, sin señales de construcción su relación con algún algarrobo que lo pro-
muy elaborada. Si recordamos la variedad tegió con su sombra. De allí la presencia de
descrita en asentamientos como Jorquera, una mancha café oscura de material orgá-
Pulido, Montosa y Manflas, se aprecia el nico, como aquellos cojines que se forman
desarrollo de una arquitectura que va des- hoy alrededor del árbol, mezclados con es-
de la simpleza más común al alzamiento de pinas de algarrobo. En un sitio que contó
estructuras mejor concebidas, dependien- con canales, terrenos preparados y artefac-
do del momento en que se encuentre la tos de labranza y molienda, la buena can ti-
población y los intereses puestos en juego dad de semillas de chañar relata también
en determinados territorios. una historia de acopios o almacenajes de
La vivienda de Cabra Atada se asemeja tales frutos obtenidos en arboledas locales.
a las depresiones habitacionales más anti- De Cabra Atada hacia abajo viene el
guas, que aquí mismo cuenta con un pobla- poblado cercano a La Junta, descrito ante-
do de esas características. Además está en riormente como un sitio no estudiado,
concordancia con estructuras de los asenta- pero antes Niemeyer (1985) describe un
mientos del río Jorquera, pero gran parte plato con llamitas y otro con el rostro antro-
de la comodidad parece haber radicado en pomorfo producto de hallazgos aislados en

175
Lámina 6. Ceramios Copiapó. l. Carrizalillo Chico; 2. San Fernando;
3-5. Cerrillos.

Carrizalillo Chico (Lámina 6; Figura 1). En caso material recuperado en ese espacio,
el curso del río Copiapó no hay otros ante- con ciertas perspectivas en la cumbre del
cedentes sino hasta llegar a Punta Brava. pucara, mientras que las evidencias dejadas
Para los propósitos que orientan a esta pri- por moradores de origen incaico afloran
mera parte del tema tratado es importante por doquier. Los retoques a lo preestableci-
establecer qué indicadores pueden deter- do, por ejemplo, mejoramiento de muros
minar el sector más temprano de este po- defensivos, y las nuevas obras, llámese agre-
blado. Si este es el pucara a que se refiere el gado de otros conglomerados habitaciona-
cronista Gerónimo de Bibar, tiene que ha- les y mejor aprovechamiento del espacio
ber una parte más antigua responsable, en- disponible, impiden establecer con clari-
tre otras cosas, del aspecto defensivo que les dad el plano original de este poblado, don-
permite soportar por un año el asedio de de la pedacería de cerámica tipo Punta Bra-
los incas. Al margen de algunas dudas sin va es francamente abrumadora; cientos de
aclarar, creemos que un conglomerado de trozos en la parte baja, grandes fragmentos
recintos pircados muy simples, directamen- en la pedregosa ladera, similares cantida-
te al pie del cerro fortificado, pueden co- des bajo el escombro de falda. Y eso que
rresponder al "barri,o" antiguo u original. Iribarren recogió una apreciable cantidad
El problema es que las excavaciones no han en su oportunidad.
sido muy aclaratorias todavía debido al es- N o se puede afirmar a ciencia cierta

176
que éste sea el centro de manufactura origi- bell (1958) que ubican a Cerrillos como un
nal de estos grandes recipientes policro- probable sitio preincaico en base a alfarería
mos, pero no cabe dudas que fue un lugar con "decoración negra lineal" asociada a
de intensa producción. Hasta el momento, dos pircados circulares con aberturas que
el de mayor índice de producción. Cree- se enfrentan entre sí y a trozos de cerámica
mos que se convierte en un centro distribui- o pedruscos con vestigios de escoria en la
dor de grandes contenedores de líquidos y parte alta de un cerro identificado como
alimentos, pero también la febril elabora- Cerrillos A. Cerrillos C agrega un par de
ción puede obedecer a la necesidad de platos con figuras de llamitas, un cuenco
aprovisionamiento de líquidos y alimentos con asas de color rojo ornamentado en ne-
cuando residentes y pobladores del área se gro y naranja, y un cántaro rústico asimétri-
refugiaban en los momentos de conflictos. co (Lámina 6; Figuras 3, 4 y 5). Siempre en
Es una alfarería preinca y de carácter local, calidad de antecedentes parciales, se inte-
como lo confirman los poblados recién des- gr~ Cerrillos B con un cuchillón de madera
cubiertos en el río Jorquera, manteníendo- esculpido en la empuñadura, obtenido en
se en plena vigencia durante la administra- una sepultura por Carlos Campbell, y una
ción incaica. Como no se ha realizado un pala de madera y semillas de cucurbitáceas
estudio a fondo de esta cerámica, no se recuperadas por Iribarren del mismo sec-
puede determinar si hubo variaciones téc- tor (Lámina 9; Figura 1). Como gran parte
nicas en la etapa incaica, por eso que en de la ergología Copiapó es desconocida,
Punta Brava resulta complicado saber si por estamos tentados a concederle la autoría de
este conducto será posible aislar el sector los instrumentos de madera a agricultores
antiguo que nos preocupa. La alternativa más tardíos, sin embargo nada es seguro, y
por medio de los platos Copiapó tampoco bien pueden pertenecer al momento que
ha sido efectiva puesto que hasta ahora sólo nos preocupa. Por lo menos no se habla
hemos visto el rostro antropomorfo o "de- sobre presencia de alfarería Diaguita-Inca.
monio" dibujado en los tiestos. Falta revisar Cerrillos está a las puertas de lo que fue
la colección Iribarren, pero la tendencia el Copayapu histórico y es seguro que allí
indica una cierta exclusividad del mencio- también hubo un desarrollo de la Cultura
nado dibujo que figura con fuerza en los Copiapó de cobertura interesante. El pro-
cementerios de la aculturación incaica, per- blema es que al crecimiento de la ciudad
mitiendo establecer la hipótesis sobre una hay que sumarle la sobreimposición de los
variación iconográfica producida en esa asentamientos incaizados. Sin ir muy lejos,
etapa de acelerado mestizaje. el "Cementerio del Basural", que en el lado
De los tiempos más tardíos también son oriente del cerro Chanchoquín se mantie-
los remanentes de naturaleza Copiapó en ne como una suerte de necrópolis con su-
La Puerta y Viña del Cerro, y tal parece que cesivas capas de sepulturas, culmina en un
mientras más se desciende rumbo al litoral grupo de osamentas con cráneos deforma-
menores son las posibilidades de encontrar dos, vinculadas a pucos Copiapó, ollas y
poblados grandes. Si aceptamos que Punta jarros "del tipo pseudoapodo", collares de
Brava es un reducto que más se explica por malaquita con amuleto en forma de quir-
los impulsos de los contingentes postcopia- quincho de hueso, tazas de madera con
pó, otros 30 kilómetros deberán bajarse restos de pintura, torteros, tubos y cuchari-
para abordar los datos de Iribarren y Camp- llas (espátulas) de hueso, tabletas de made-

177
ra de tipo zoo y antropomorfo, punzones y tenida rle una sepultura en Copiapó (Lámi-
pinzas de cobre (Matus, L. 1921; Iribarren, na 9; Figura 2) .
J. 1958). U na serie de rasgos sueltos no se Los tiestos decorados de Chanchoquín
pueden agregar con seguridad a éstas ni a no fueron descritos en detalles, sólo se dice
los dos niveles de sepulturas más inferiores. que son escasos y fabricados de "una masa
Como no se alude al hallazgo de alfarería fina con pintura generalmente negra, del
inca, la secuencia culminaría en entierros mismo tipo que la que se encontró en el
de carácter Copiapó, e ignoramos a qué cementerio de San Fernando"; es decir, se-
momento pertenecieron aquellas tumbas rían cuencos acampanados de base circular
revisadas en la misma oportunidad en el con dibujos de llamitas, grupos de "comas",
lado poniente del cerro, donde se habla de líneas serpenteantes paralelas en posición
"numerosas osamentas y alfarería de un vertical y racimos de evolutas en disposi-
tipo bastante primitivo", "pedazos de alfare- ción vertical (Lámina 6; Figura 2) . Dicha
ría pintada", "cadáver dentro de un hoyo decoración pertenece a una pieza de San
cilíndrico como de unos 70 a 75 centíme- Fernando (o Pueblo de Indios para los efec-
tros de profundidad y en cuclillas, sin tos de los documentos históricos), de tal
ofrendas", y "una cucharil~a de hueso que- forma que hay que suponer un parecido en
brada en dos pedazos, recogida en la super- líneas generales mientras no se conozcan
ficie". los ceramios de Chanchoquín depositadas
El uso de narcóticos resalta en este con- en el Museo Nacional de Historia Natural.
texto, con una variada iconografia de table- Al menos estamos seguro que se comparte
tas con decorados de animales y personajes. la figura de las llamitas, caso contrario se
Es una práctica más antigua porque tubos y habría hecho la respectiva aclaración, más
espátulas ya aparecen en los cementerios aún si se tratara de algo tan diferente como
del Período Medio (La Puerta). La presen- el rostro antropomorfo que suele aparecer
cia de tabletas de madera no tiene antece- como alternativa a las llamitas.
dentes en la región. Si hay que establecer San Fernando está a cuatro kilómetros
un desarrollo en el plano local, éste partiría aguas arriba de lo que fue el corazón del
de influencias que impulsan la copia de viejo Copayapu. Se puede suponer que las
modelos foráneos. Es necesario recordar referencias entregadas por el mismo Leo-
que los estímulos están muy cerca, si mira- tardo Matus es otro hecho palpable de
mos a Caldera y El Salvador, donde llega- asentamientos Copiapó en la medianía del
ron pobladores procedentes de ámbitos valle principal. La pesquisa fue bastante
mucho más afines al uso de alucinógenos. parcial, donde lo más concreto es un par de
Debemos confiar que las tabletas del ce- platos característicos y el resto suposiciones
menterio de Chanchoquín están adscritas sobre un tipo de cementerio donde abun-
al período de la Cultura Copiapó. En la dan encontradas versiones. U na se refiere a
cultura previa no se conocen y en la poste- túmulos de tierra a orillas del río, donde
rior etapa incaica se usan valvas de ostión habrían osamentas en posición sentada,
pulimentadas; de ahí que es posible utilizar piezas de alfarería pintada y sin pintar. Otra
a las tabletas de madera como indicadores versión asegura el hallazgo de momias ten-
en la definición de remanentes Copiapó, didas, vasos pintados, objetos de piedra y
por ejemplo, una tableta con mango de telas valiosísimas, usufructuadas por un lu-
felino que Latcham (1926) asegura fue ob- gareño que conservaba el par de platos Co-

178
piapó, "un ponchito muy viejo y remenda- Las evidencias en el litoral
do que según decía había sacado con una
Aguas abajo de Copiapó, por más de 60
momia de niño", y varios fragmentos de
kilómetros no hay pistas de contextos hasta
cráneos, la mayor parte de niños.
llegar a Caldera, donde Ricardo Latcham
Si nos basamos en los infructuosos es-
(1928) hace mención de tiestos típicos. Sin
fuerzos para conseguir algunas piezas, en el
embargo, en el litoral la separación de los
examen del terreno, concluyendo que "era
componentes culturales tardíos se compli-
imposible obtener de allí momias de adul-
ca más debido a que no hay excavaciones
tos", y en un reconocimento en uno y otro
científicas y prácticamente todo se reduce a
lado del barranco del río sin resultados
antiguos hallazgos particulares. De modo
positivos, habrá que concluir que los men-
que se debe armar un panorama en base a
tados túmulos entran en la misma categoría
piezas aisladas. Por la costa los diaguitas
de aquellos señalados para el cerro Capis;
pasaron hasta Taltal y más al norte. En prin-
vale decir, con referencias muy generales
cipio fue un problema visualizar cómo los
pero nada de registros concretos. Porque,
aún en un nivel de destrucción avanzada represen tan tes de esa cultura más sureña
para cementerios de este tipo, no es fácil avanzaban por donde se suponía era terri-
eliminar del todo sus huellas. Una de dos, torio controlado por gente de la cultura
o bien quien saqueó las sepulturas no infor- Copiapó. Era como si no se encontraran
mó sobre el lugar exacto dentro de San copiapoes y diaguitas en sus andanzas por
Fernando, o no tiene nada que ver una cosa el litoral. Pensábamos en una suerte de
con otra, y los "pucos o fuentecitas que alianza o franja de menor fricción, aunque
parecen fueran gemelas" provienen de otro siempre manteniendo vedado el ingreso
tipo de tumbas. diaguita al interior del valle de Copiapó. El
A pesar que los túmulos fueron parte de problema parece resolverse al reconocer
una tradición cronológicamente muy larga que los asentamientos Copiapó en la costa
en el valle de Copiapó y que Gerónimo de fueron muy escasos y que éstos aumentan
Bibar (1558) los menciona en sus memo- sólo en la etapa de dominio inca. Antes
rias históricas, no existen antecedentes cuesta distinguir un contexto que sea prein-
concretos sobre uso de tumbas con tales caico e incluso aquellos que puedan ser
características en la Cultura Copiapó. Ce- reseñados como tales deberán quedar con
rro Capis y San Fernando son dos puntos algunas interrogantes mientras no se cuen-
unidos, por lo tanto perfectamente pueden te con mayores anteceden tes.
ser dos versiones de un mismo problema. El La dificultad de trabajar con piezas ais-
paso inicial lo da Sayago en 1874 al descri- ladas ya la tuvimos en el análisis de los
bir un cementerio de "orresquis o indios asentamientos en el río Copiapó. Si la cerá-
infieles" sobre la meseta de donde se levan- mica Copiapó no continuara en uso duran-
ta el cerro Capis. De allí se pasa a la infor- te la etapa incaica no importaría trabajar
mación sobre el mismo lugar por parte de con registros aislados. Se sabría a que mo-
Gigoux en 1927, desde lo cual se inicia la mento pertenecen sin mayor complicacio-
controversia en que intervienen Latcham, nes. Como no es así siempre quedará un
Looser y De Gandía, negando la prob- dejo de interrogación ante el análisis de
abilidad que unas acumulaciones de tierra con textos poco definidos. Si a la presencia
hayan sido túmulos funerarios. de platos con el diseño de llamitas le agre-

179
gamos asociación de platos con la figura del de suponer que sus excursiones al norte no
rostro antropomorfo, se resuelve el proble- ocupan cualquier lugar del litoral sino que
ma atribuyendo ese tipo de contexto a la puntos bien específicos. Caldera y Taltal
etapa de dominio incaico, debido a que el son los sitios clásicos de la costa donde
rostro es una variante que emerge en dicha confluyeron grupos étnicos prehispánicos
etapa. Pero el problema de fondo tiene que de distintos territorios y allí se integran
ver con el hecho que recién estamos reali- también los movimientos diaguitas.
zando el perfil de una población, sin contar La colección de piezas arqueológicas
con buenos datos en la mayor parte de la reunidas por Gonzalo Domínguez en varios
zona cop1ap1na. cementerios de Bahía Salada (Cervellino,
De confirmarse la escasa representati- M. 1996), no tiene una sola vasija diaguita
vidad de los asentamientos Copiapó en el 11, confirmando lo aseverado e indicando
litoral, más se refuerza aquella premisa que que no fueron excursiones cotidianas,
se trata de una población con un estilo de como se podría pensar en principio. Conta-
vida eminentemente montañés. Como se ban ·con la navegación en balsas de cuero
vio, en la montaña están apareciendo los de lobo, pero aún así estaban lejos de su
reductos más contundentes desde el punto territorio original.
de vista del alzamiento de poblados y depo- El cementerio de Huasco Bajo es un
sitación de desechos de la cultura material. enclave Copiapó con cerámica, metal y
A lo menos cuatro de los yacimientos des- utensilios para consumo de alucinógenos
critos como instalaciones incas entre las (Segovia, M. 1959); marca el límite de su
vegas cordilleranas por Niemeyer ( 1985), expansión por el sur. Entre la desemboca-
se identifican con la cerámica Copiapó y dura del río Huasco y Caldera Niemeyer
parecen aumentar las preferencias por un colecta en 1963 y 1971 algunos fragmentos
desarrollo ligado a las tierras altas. de cerámica en Playa Corvina ( Carrizal
Tenemos la impresión que la baja den- Bajo) . Después vienen puros con textos más
sidad demográfica en la costa es una con- tardíos y es un juego de azar determinar si
tante que viene desde las poblaciones en medio del mestizaje incaico sobrevive
agroalfareras más tempranas. No es raro algún yacimiento de la etapa previa.
saber que antiguas colecciones se formaron Durante el dominio inca emerge Bahía
con vasijas de origen ariqueño y san pedri- Salada como un punto residencial alterna-
no, avanzando hasta Caldera una vez que tivo a Caldera. Uno de los tantos cemente-
sus portadores establecen escalas en Taltal. rios en esa bahía podría ser preincaico, de
De esta forma varios detalles de los diseños lo cual sólo contamos con un plato con las
alfareros que nos parecen foráneos al norte populares llamitas y una espátula de corte
semiárido pueden venir del norte desérti- sencillo, elaborada en hueso (Lámina 7; Fi-
co, por ejemplo, una figura en forma de T guras 1 y 2).
que existe en tiestos de Arica y de los diagui- Quien donó estos ejemplares se refirió
tas. Quienes incursionan hacia las costas a un cernen terio saqueado por veranean-
copiapinas, aprovechando un espacio "de- tes, comentando sobre la presencia de "ta-
socupado", coinciden en instalarse en los bletitas de madera que estaban negras", es
mejores lugares En la medida que la cerá- decir, descompuestas.
mica diaguita preincaica está presente en El plato está a la altura de las mejores
Caldera y luego reaparece en Taltal, se pue- piezas fabricadas en el interior y parece una

180
pieza importada. Lo que no es un comenta- difundido y sólo se conocían unos cuantos
rio a la pasada porque entre Pajonal y Mal- platos Copiapó. En 1925, sin mayor comen-
donado se establece un centro de manufac- tario publica un plato decorado con grupos
tura alfarera de muy mala calidad, donde de cinco llamitas, evolutas y franjas en da-
no se salvan ni las piezas diaguita incaicas, mero, que no se sabe si forma parte de un
pasando por unas urnas coloridas pero de- par que reseña en 1928, hallado en la vecin-
formes. Como si se hubiera instalado una dad de Caldera (Lámina 7; Figura 3).
colonia de pescadores que no domina mu- En esos tiempos, Latcham ya intuía que
cho el arte de la cerámica. Así, la mala la cerámica Negro sobre Rojo poco se ex-
calidad de platos Copiapó en el tramo seña- pandía al sur de Caldera, así como distin-
lado también puede ser un signo de perte- gue que en la decoración de los pucos casi
nencia al momento en que la costa se en- siempre hay llamas y "más raramente hom-
cuentra bajo la férula de los estamentos bres".
incaicos. Caso contrario, piezas de buena Al norte de Caldera los registros se re-
calidad podrían convertirse en indicadores ducen a unos cuantos fragmentos Copiapó
de la Cultura Copiapó en el litoral. en conchales de Ramadas, playa de Chaña-
Ricardo Latcham en su obra sobre la ral, Caleta Hedionda y Pan de Azúcar, pero
alfarería indígena chilena le atribuye una más bien se trata de asentamientos incaiza-
influencia "chincha" a la decoración de los dos que se acercan a Taltal y a tumbas don-
platos Copiapó Negro sobre Rojo, en tiem- de los tiestos Copiapó se integraron a ofren-
pos donde lo chincha era un concepto muy das de carácter multiétnico. Fue el caso de

~
~3

Lámina 7. l. Ce ramio Copiapó de Bahía


Salada. 2. Espátula del mismo lugar; 3.
Ceramio Copiapó de Caldera; 4. Ú ni e o
ceramio Copiapó hallada en la zona del
río Elqui (Marquesa).

181
2

Lámina 8. l. Recipiente Punta Brava d e Copiapó; 2-4. Platos Dia-


guita d e Caldera; 5. Plato Diaguita de Paposo.

cementerios como el de los Vasos Pintados- un corpus de indicadores en base a los


Puntilla Sur y Bandurrias. Rondando por siguientes elementos:
las cercanías ciertas referencias sobre vasi-
Pucos con motivos negro sobre un fon-
jas incas en cementerios tales como el de
do rojo y en ciertas ocasiones crema;
los Túmulos de Tierra, Punta Morada y
grandes vasijas policromas de manufac-
Agua Dulce (Capdeville, A. 1921-1928;
tura más burda; ollas de forma asimétri-
Mostny, G. 1964; Núñez, L. 1984).
cas, ollas subesferoidales sin cuello,
ollas de superficie brochada; tazas de
madera; cestería y calabazas pirogragra-
La alfarería Copiapó:
das;
Orígenes, variantes y distribución
Tabletas para alucinógenos de madera;
Un resumen de las manufacturas cotidia- tubos de hueso simples o con boquilla
nas reúne artefactos que gradualmente se de madera; espátulas de hueso, palas y
van perfilando como la base ergológica de cuchillones de madera (?), torteros de
las comunidades Copiapó, en una situación madera, píedra y hueso; palillos de ma-
matizada por la conducta de asentamientos dera; perforador de hueso; astil de ma-
diversos en su forma y función, por las dife- dera con punta de piedra (?);
rencias naturales durante el crecimiento de Aros rectangulares y espiralados, pin-
la población y, básicamente, por un estado zas, brazalete (?),cuchillos en placa rec-
de conocimiento parcial sobre la conducta tangular enmangados (?), punzones/
de la entidad que se investiga, armándose leznas de cobre.

182
tad, confirmando que falta mucho camino
que recorrer para alcanzar mayores grados
de seguridad. Las tabletas de madera pue-
den convertirse en otro indicador confia-
ble, porque ni antes ni después parecen
haber sido elaboradas en el valle. La excep-
ción es una tableta de madera encontrada
en la tambería de Obispito

El tipo Copiapó Negro sobre Rojo

U na primera clasificación elaborada por


Niemeyer ( 1986), define a una cerámica
bien cocida en medio oxidante, de textura
fina, ·de forma campaniforme con paredes
ligeramente inflectadas y fondo plano pe-
queño. El tamaño es casi estándar de 18 a
19 cm de diámetro máximo en la boca,
5 cm en la base y 1 O cm de altura. Arn bas
paredes por lo general llevan un grueso
engobe rojo que en ciertas ocasiones se
combina con campos de color crema, sobre
lo cual se pintan motivos de distinta temáti-
ca, que casi siempre se repiten en la pared
interior:

Tres o cuatro "llamitas" estilizadas en


actitudes expectantes, casi dinámicas;
Lámina 9. l. Cuchillón de madera de Cerrillos y
detalle de su empuñadura; 3-5. Tabletas de Caldera; Racimos de volutas o espi~ales curvos o
6. Espátula con el personaje sacrificador de Copiapó de vueltas acodadas en disposición ver-
(Chanchoquín). tical;
Franja vertical formada por dos o más
hileras de pequeños rectángulos que se
Cuentas de malaquita, crisocola y con- suceden alternadamente, uno rojo y
cha; collares de malaquita con amuleto otro negro, formando como un sector
zoomorfo; de un tablero de ajedrez;
Confección de prendas tejidas; Cabeza antropomorfa -como un de-
Morteros y manos para molienda de monio- colgada de su pelo desde el
productos cultivados; finas puntas de borde del ceramio;
flechas con pedúnculo. Campos ocupados por lineaturas cortas
en medialuna o en forma de una coma
Ante eventuales dificultades para precisar o también como una U;
el carácter de un asentamiento, el indica- Grupos de tres o cuatro líneas verticales
dor más seguro es la cerámica decorada. El paralelas de los cuales hacia ambos la-
resto presenta diversos grados de dificul- dos arrancan espirales curvas.

183
En esta preclasificación se incluyen cera- estilizados, de manera que no concuerdan
mios aún no descritos en detalles por co- tanto con aquello de que "forman como un
rresponder a una evolución de los platos sector de un tablero de ajedrez". En adelan-
Copiapó en tiempos del dominio incaico, te, es preferible referirse a ellos como fran-
gestándose la aparición del rostro antropo- ja vertical con rectángulos bicolor estiliza-
morfo que hemos mencionado a la pasada. dos. Junto a la figura parecida a "una U",
La figura más popular es la llamita en pare- que sí parece parte de un tablero de aje-
jas distribuidas en la parte superior del drez, son habituales acompañantes del di-
cuerpo. Eso es lo más común, pero también bujo del rostro. En este caso se trata de
pueden aparecer piezas con una llamita motivos más compactos y simétricos, todo a
repetida armónicamente, otras veces tríos, nivel de franjas, diferente a los dibujos li-
grupos mayores de siete u ocho y hasta algo neales anteriores. La evolución en un mis-
más excepcional como el caso de 16 anima- mo tipo de motivo se nota bien en los raci-
litos agrupados sobre un fondo crema (Ca- mos de evolutas circulares o acodadas que
rrizalillo Chico). El recuento de las piezas se transforman en racimos de evolutas si-
completas _otorga una amplia mayoría a los métricamente romboidales. De allí parecen
platos con llamitas, en una relación de 33 a haber derivado también los rombos con-
13 con respecto al rostro antropomorfo. céntricos verticales, que en hileras de a dos
Otros detalles de interés pueden ser enun- van al centro de una franja rellena en ne-
ciados en la siguiente forma: gro. La figura en U, más bien es un rectán-
gulo abierto por el costado superior colgan-
- Las figuras que acompañan a las llami-
do del borde y relleno por cuadritos
tas siempre son dibujos lineales. Hay un
regulares (damero). Esta es una figura que
solo ejemplo donde acompaña un dibujo
normalmente se alterna con la cara antro-
de lo que Niemeyer llama franja vertical
pomorfa y es bastante común que ambos
con hileras de pequeños rectángulos alter-
dibujos ocupen campos centrales entre la
nados; es decir, una figura más compacta o
combinación de las otras franjas descritas.
si se quiere de mayor volumen (Iglesia Co-
Una variante es el relleno con grecas entre-
lorada);
lazadas horizontales, y una greca en forma
- Llamitas y rostros diferencian dos tipos de Z en cada rama vertical del rectángulo;
de decorados en la etapa de aculturación
- La cabeza antropomorfa es casi calcada
inca. Lo que quiere decir que los rostros
en todas partes. Una variante más notoria
emergen en ese momento, o a lo menos se
está en un ceramio de Cachiyuyo, inclusive
acentúan como símbolo iconográfico. En el
bastante más elemental que la mayoría, sin
cementerio más grande excavado hasta
pelo, y por lo tanto partiendo directamente
ahora (Iglesia Colorada), están las dos figu-
desde el borde, parecido a lo se ve en otra
ras emblemáticas, siempre con un dominio
vasija de Iglesia Colorada. Cuando se trata
de las llamitas pero esta vez los rostros estre-
de rostros o cabezas clásicas su trazado con-
chan la brecha numérica general;
siste en una forma triangular invertida con
- Es preciso apuntar que lo que Nieme- diferenciación de rasgos anatómicos; una
yer clasifica como franja vertical con hileras boca pequeña rectangular o en medio
de pequeños rectángulos alternados rojo y círculo, con dientes espaciados o una línea
negro, se trata de rectángulos alargados o horizontal central. Los ojos se forman por

184
un par de espirales excéntricos. La nariz es - Existirían otras formas muy poco cono-
un pequeño rectángulo lineal o un trazo cidas de tipo Negro sobre Rojo pero de
triangular relleno, ambos a la altura de la función diferente, por ejemplo, la manu-
frente. Una especie de "chasquilla" lineal o factura de botellas con líneas gruesas ondu-
levemente más gruesa cae hacia la frente. ladas.
No se ven orejas. En su reemplazo hay un
par de líneas paralelas en diagonal o col- El tipo Punta Brava Tricolor
gando a cada costado. Pueden ser parte de
En el sitio tipo es una cerámica que impre-
la cabellera o representación de gotas de
siona por la cantidad de fragmentos espar-
sangre, ya que, antes que nada, parecen
cidos por doquier. Una vez colectados cien-
corresponder a cabezas cortadas que cuel-
tos de trozos, privilegiando los restos de
gan desde el borde por una cabellera a
mayor tamaño, se puede seguir reuniendo
modo de penacho triangular invertido for-
cientos y cientos de diminuta pedacería.
mado por un promedio de cinco líneas;
Por un lado demuestra su popularidad
algunas veces los trazos de los costados es-
entre la alfarería en boga para aquellos
tán doblados en ángulo recto en su parte
tiempos y por otro indica que los grandes
supenor;
tamaños conspiraban en contra de la con-
- En menor número aparecen rostros do- servación de estos recipientes. En Iglesia
bles, es decir, la misma figura repetida en Colorada se registró un par de estas piezas
forma exacta para arriba y para abajo, sin in situ que no se pudo rescatar, así como
pelo alzado, pero con las líneas en el lugar otras tantas vasijas se encontraron total-
de las orejas. Así se forma un verdadero mente derrumbadas en una especie de pa-
rombo y las "chasquillas" esta vez parecen tio pequeño donde habían sido acomoda-
costuras que unen a las cabezas; das (sector de montículo).
La primera descripción como tipo es de
- Los pucos con rostros tienden a ser de autoría de Jorge Iribarren en su recorrido
un mayor tamaño y por lo tanto más volu- del valle e inicial estudio del Pucara de
minosos o esferoidales; PuntaBravajunto a Hans Niemeyer (1958),
destacando dos tipos de recipientes de
- Existen pocas vasijas donde no hay lla- buen tamaño:
mitas ni rostros. Cabe recordar el cuenco
con asas de color rojo con ornamentación a) Lo que llamó "Tipo 1" o "Alfarería rús-
negro y naranja (crema) de Cerrillos C. Los tica", de regular cocimiento con técnica
tiestos de Pajonal rojo/ crema, uno con oxidante, superficie alisada y pasta de
asas, y sendos platos de Taltal y Bahía Sala- grit mediano e incorporación de pie-
da que aún no se describen, el último tam- drecillas. Corresponden a cántaros es-
bién con un par de asas; feroidales de 0,40 o 0,60 m de alto, a
veces con figuras modeladas en relieve;
- Dentro de una forma estándar, suelen b) El tipo 11 o Alfarería pintada de coci-
aparecer algunos platos más pequeños y miento deficiente en horno oxidante,
también la inclusión de mamelones vertica- con grit mediano a fino y paredes de 1
les u horizontales que en número de cuatro cm de grosor promedio. Presenta un
se distribuyen simétricamente sobre el la- baño amarillento naranja bastante di-
bio (Taltal-Iglesia Colorada). luido sobre una superficie apenas suavi-

185
zada y decoración negro y rojo opaco denotan una resistencia a la fractura, con-
en colores atenuados o absorbidos en la firmándose que el mayor inconveniente
pasta, por la porosidad y aspereza de la para su conservación fue su gran tamaño. A
superficie. Son formas esferoidales con la vez, la coloración o baño amarillento-
cuello recto y asas laterales en posición naranja debe entenderse como la descom-
inclinada, con alturas que rayan en los posición de un tono originalmente blanco.
0,60 m de altura, decoradas con gran- Para Niemeyer la clasificación de la ce-
des dibujos geométricos lineales o relle- rámica Punta Brava descansa en dos com-
nos: trazos paralelos, diagonales cruza- ponentes: Vasijas globulares con cuello re-
das, triángulos, grecas, puntos, etc. lativamente corto, en su mayoría sin asas,
que concuerdan con la descripción de Iri-
Lo que Iribarren señala como "adornos re-
barren. Y vasijas de formas no restrictas que
pulgados en los bordes" en las vasijas co- podrían calificarse de urniformes con una
rrientes y pintadas, se refiere a una especie mayor proporción de asas. El único ejem-
de cordón que recorre la boca o parte del plar globular completo para Copiapó es un
cuerpo. En algunos ceramios monocro- ceramio sin contexto conocido, con cuello
mos, el cordón en el borde se combina con bien diferenciado del voluminoso cuerpo
un rostro humano de nariz aguileña y ojos (Niemeyer, H. 1986). Es un verdadero reci-
oblicuos, como un rostro sencillo, aparen- piente-contenedor en la idea de las tinajas
temente previo a una cara humana fina- coloniales, de 0,54 cm de altura (Lámina 8;
mente elaborada que distingue a una varie- Figura 1). Quizás el calificativo de tinaja
dad de grandes vasijas en una categoría Punta Brava le quedaría bien para referirse
técnica superior; las llamadas "Urnas", des- a ellas en lo sucesivo, ya que la variante
critas por Looser en Copiapó y Cornely urniforme también es un recipiente ap~­
para el área de los diaguitas (1932-1956), rentemente con una función similar. El
sin olvidar la clásica figura de la urna de problema es que se trata de una cerámica
Chillepín que desde el siglo pasado se viene bastante conocida a nivel de fragmentos y
ilustrando en diversos autores (Toribio Me- casi nada en relación a piezas completas.
dina (1882) 1952; Latcham 1928; Iribarren Los residuos amarillentos adheridos a mu-
1950). chos trozos sugieren restos de líquidos o
En el capítulo sigui en te se incluye la alimentos almacenados, asegurando la cali-
descripción y comentarios sobre una de es- dad de depósitos.
tas vasijas descubierta en una habitación de Entre las ofrendas de algunas supultu-
Punta Brava, con un mayor aire diaguita. ras puede figurar alguna forma no restricta,
Debido a que estas últimas no son abundan- siempre en función de contenedor de ali-
tes en los sitios y que Iribarren no alcanzó a mento. Ante la ausencia de un nombre más
registrarlas, quedan fuera de la considera- adecuado para este tipo de recipiente es
ción tipológica de aquel investigador. posible asignarle el calificativo de Urnas
A esa clasificación básica Niemeyer Punta Brava, más menos en la idea con que
aporta mayores detalles respecto a la geo- Cornely se refiere a ellas como "poncheras
metría de los dibujos, considerando que para contener bebidas embriagadoras"
fueron ejecutados con mucha maestría a (1952). Mezclado con restos de recipientes
pesar que son propensos a ser fugitivos o a esferoidales su popularidad se extiende a
descascararse. No obstante, los fragmentos otros yacimientos grandes como Viña del

186
Cerro e Iglesia Colorada, con un 71,2% concretamente en los poblados de Puntilla
entre más de 3.000 fragmentos en el prime- Blanca y Quebrada Seca, sobre el río Puli-
ro y ocupando el segundo lugar entre los do. Allí también, en especial en el primer
desechos del segundo asentamiento (Nie- sitio, se fabricaron las primeras vasijas en
meyer, H. 1986). Hemos señalado que el forma de urnas, un poco más pequeñas,
tamaño de estos ceramios origina los eleva- pero bajo el mismo principio formal, inclu-
dos porcentajes de fragmentos, pero aún sive con un par de asas verticales. Tampoco
así no se puede discutir su fuerte presencia fueron muy finas en sus caras, aunque la
entre las manufacturas alfareras del valle. cocción a alta temperatura es un sello de
Guardando la proporción con lo que distinción.
pudo haber acontecido en el valle de Elqui
2) La definición del tipo Punta Brava se
respecto a la función de las denominadas
basa en un alto porcentaje de fragmentos
Urnas, para 1950 Cornely cuenta con un
tricolor gruesos, muy característicos. Al pa-
número de 15 ejemplares enteros, entre los
recer lo principal está relacionado con la
760 ceramios que consta la colección del manufactura de recipientes de cuerpo esfe-
Museo de La Serena de ese entonces. Sin roidal y cuerpo más abierto o recto, que-
tener a la mano muchas piezas completas dando la sensación que lo último fue más
Punta Brava, de todas maneras se vislumbra popular. En general, las colecciones se for-
una situación diferente en Copiapó respec- man casi sin contrapeso por restos obteni-
to a la popularidad de este tipo alfarero. dos de sitios habitacionales y muy poco de
Mucho más restringida es la presencia de piezas depositadas en sepulturas.
aquellas urnas con rostro modelado poli-
cromo, que parecen surgir en Copiapó en 3) Lo anterior sería el sustrato alfarero en
los tiempos de aculturación Diaguita-Inca que descansa la elaboración de formas más
y que, para diferenciarlas de aquellas urnas tardías, por ejemplo una variante de las
menos finas, podrían bautizarse como "U r- Urnas Punta Brava, también policromas,
nas antropomorfas policromas". un tanto más finas y a veces con la incorpo-
Resumiendo, hasta ahora la clasifica- ración de un rostro humano sobre el bor-
ción de tipo Punta Brava sólo se basa en un de, de barbilla prominente, nariz aguileña,
análisis parcial, sin intervención de estu- ojos oblicuos y cejas pronunciadas; rasgos
dios técnicos. Los grandes fragmentos que populares en un amplio rango geográfico.
ha menudo es posible colectar permiten 4) En el poblado de Punta Brava existen
visualizar la forma de los ceramios, comple- vasijas urniformes monocromas con un ros-
mentado con un par de vasijas que se han tro similar, de corte más sencillo, posible-
podido armar. Sin embargo queda un ar- mente como un antecedente a las caras
duo trabajo para estudiar los miles de frag- recién descritas. Es una cerámica menos
mentos reunidos desde los tiempo de Iriba- conocida porque ha quedado relegada
rren en adelante. Comprometidos con el ante la mayor dedicación a las piezas poli-
problema de esta clasificación, intervienen cromas.
diversos factores que podemos dividir en
5) Debido a la constante presencia de esta
los siguientes ítems:
cerámica policroma en el valle de Copiapó
1) La técnica de decoración tricolor ya se y su relación con los primeros momentos
viene manifestando en el Período Medio, de la Cultura Copiapó, se puede postular

187
que el uso en los vecinos valles más meridio- debe a que, no obstante los incas toman el
nales es producto de una extensión de nor- control sobre el territorio semiárido, prác-
te a sur, acogiéndose su manufactura en ticamente no existe un lugar de su expan-
niveles de producción moderada. sión que no esté marcado por un claro
componente cerámico diaguita, especial-
6) Tal parece que la variedad de urnas más
mente por medio de los platos acampana-
finas es la que comienza a incorporarse en
dos. No cabe dudas del papel que juegan
los cementerios Diaguita-Inca de Copiapó.
los diaguitas para los intereses expansivos
No contamos con suficientes contextos fú-
de los incas y por lo general la identifica-
nebres del momento previo, e incluso los
ción de los sitios depende en gran medida
datos concretos son parciales, pero en Altos
de la presencia de la cerámica acampana-
Blancos, Chanchoquín y Huasco Bajo, por
da, algunos aribalos con motivos Diaguita u
nombrar tres cementerios más confiables,
alguna otra vasija con este mismo compo-
no existen urnas.
nente estilístico, a no ser que se encuentre
7) Aunque guardan relación estilística alfarería típicamente incaica.
con las urnas tricolores más "groseras", Disponemos de una cincuentena de da-
aquellas vasijas que hemos nominado como tos para explayarnos en torno al desarrollo
urnas antropomorfas policromas corres- tardío del valle copiapino y serán escasas las
ponden a una categoría técnica superior veces en que nos refiramos a contextos pu-
por cocimiento, simetría y esmero en los ramente incas. Es que no existen alternati-
diseños pintados. Sólo se conocen tres vas. Aquí se nota como nunca aquello de
ejemplares descubiertos en un cementerio que los incas introducen mitimaes a los
diaguita incaico del antiguo Copayapu y territorios que van conquistando. En Co-
otro obtenido en las recientes campañas en piapó se sabe quién está antes y quién se
Punta Brava, esta vez de un recinto habita- impone después, incluso han ido surgien-
cional. Por su gran semejanza con urnas del do detalles sobre el destino que tiene una
valle de Elqui, parecen corresponder al re- parte de la población Copiapó en la acción
torno de una forma más elaborada al valle de desarraigo marcada por los incas.
de Copiapó, en tiempo de las expansiones
Diaguita-Inca. Vale decir, siguen vigentes Panorama del dominio incaico en la región
después que han dejado de producirse en
En los últimos años tanto arqueólogos
el territorio elquino, porque los contextos
como etnohistoriadores han incrementado
incaizados de ese ámbito no poseen piezas
como nunca las informaciones relativas al
de esa categoría; sólo llegaron hasta la eta-
sistema de dominio incaico en el norte y
pa Diaguita 11 o Clásica.
centro de Chile, y lo que es más, vienen
revisando grandes áreas a ambos lados de la
cordillera en una estrategia de estudios in-
lA ETAPA DE DOMINIO INCA
tegrados. En el caso de Chile, particular- ·
En todas las referencias sobre evidencias mente entre Copiapó y Choapa, el panora-
tardías del valle, deliberadamente hemos ma cultural donde se afirma la conquista
puesto primero el nombre Diaguita. No se peruana se puede postular con variantes
trata de atribuir a los diaguitas la paterni- que más menos requieren ajustes de acuer-
dad de las conquistas. Más bien, esto se do a como se vayan llenando los vacíos de

188
investigación en determinadas zonas. Un como lo Inca-Diaguita, donde no sólo se
esquema regional presenta a Copiapoes en conjugaron formas importadas con decora-
el extremo norte, a los diaguita entre Huas- ciones predominantes regionales, sino que
co y Limarí y a los Chiles entre Combarbalá también se dio lugar a expresiones morfo-
y Aconcagua. lógicas y decorativas novedosas. Como res-
Una vez ingresados los ejércitos por el puesta económica alternativa a la forma de
despoblado y Aconcagua se produce lo que explotación macrovertical archipielágica,
Ampuero señala como una conquista que se practicaría un régimen microvertical res-
debió ser tan rápida como la fusión cultu- tringido sólo a cada valle y el dominio direc-
ral, donde los diaguitas es el único pueblo to, sin nexo intermediario altiplánico como
del territorio chileno que demuestra una sucede en el extremo norte, se ejerce en
clara utilización de los diversos componen- función de un complicado sistema agromi-
tes culturales que representa el incanato, nero (Llagostera, A. 1976)
con una producción de cerámica que en la A partir de las sociedades del Período
mayoría de los casos tiene presente el ele- Medio las economías comienzan a restrin-
mento diaguita, lo que evidencia un proce- girse o encajonarse en el curso de los valles.
so de transculturización importante y una Los valles se convierten en los ejes econó-
aceptación de los alfareros locales, que co- micos. La cultura Copiapó materializa su
pian y revitalizan estos elementos andinos desarrollo en el valle homónimo y parece
(Ampuero, G. 1989-1994). defender a ultranzas su territorio, incluso
La aplicación del modelo ecológico de persiste una estirpe guerrera en los tiempos
los Andes Centrales (Murra, J. 1972) a la incaicos y coloniales. Copiapoes y diaguita
realidad incaica chilena, poniendo el acen- no salen de sus valles más que para mante-
to en lo económico-político, por parte de ner los nexos con ambientes productivos
Llagostera (1976; Stehberg, R. 1991) esta- que complementan las economías. El lito-
blece que, a diferencia del extremo norte ral se manifiesta como un escenario común
chileno, en los valles semiáridos los incas para tales necesidades. Las tierras hacia el
encontraron grupos homogéneos de con- noreste de la cordillera, serían de interés
siderable grado de desarrollo, precisamen- para los asentamientos altoandinos de Co-
te, un factor fundamental o sustrato propi- piapó, así como la anexión de valles vecinos
cio para anexarlos y expandir su Imperio. para los diaguitas. El régimen microvertical
Sus colonias intercaladas entre la pobla- de valle en valle tiene algunas variantes con
ción autóctona de ambos lados de la cordi- la puesta en valor de la costa, no como una
llera ejercen un dominio directo a través de práctica inédita, sino por sus implicancias
una corriente cuzqueña, adaptándose a un en el juego de los intereses económicos y de
régimen distinto al acostumbrado esquema comunicación entre ecologías diversas. Por
archipielágico de territorialidad disconti- otro lado, salen de los valles cuando cambia
nua, aun cuando tuvieron que ejercer con- el escenario político y los incas requieren
trol en forma separada de cada localidad de minas descubiertas en los interfluvios
adyacentes a las vertientes del cordón mon- Se estima que la forma del medio fisico
tañoso, plasmándose la nueva expresión chileno determinó un avance lento del
definida como Inca Local. En lo que corres- ejército imperial por el territorio nacional,
ponde a la vertiente occidental de losAn- sin embargo el factor más importante esta-
des Meridionales, aquello se manifiesta ría en la resistencia que opusieron los habi-

189
Lámina 10. Distribución de sitios del dominio incaico. l. Pircas Blancas; 2. Montosa; 3. Tronquitos del
Montosa; 4. Juntas del Potro; 5. Majada Quemada; 6. Rancho de Lucho; 7. El Torín; 8. Los Helados; 9.
Carrizalillo Grande; 10. Caserones; 11. La Ollita; 12. Vegas del Indio; 13. Juntas Q. de Pircas Coloradas; 15.
Quebrada El Cadillal; 16.Juntas del Cachito; 17. Quebrada La Tambería; 18; Paso Peña Negra; 19. Cuevitas;
20. Pircas Negras; 21. Paso de Pircas Negras; 22. Río Nevado; 23. Iglesia Colorada-Cachiyuyo; 24. Rodeo; 25.
Jorquera (Trancas Chañar-Pot. Chacay); 26. Jorquera (Las Estacas-La Guardia); 27. Las Coloradas; 28. Viña
del Cerro-Palo Blanco; 29. La Puerta; 30. Punta Brava; 31. Hornitos; 32. Potrero Seco; 33. Totoralillo; 34. Punta
Gorda; 35. Paipote-San Francisco; 36. Copayapo; 37.Jesús María-Talinay; 38. Puquios; 39. Cachiyuyo; 40. María
Isabel; 41. Obispito; 42. Caldera; 43. Bahía Salada; 44. Pajonal; 45. Totoral.

190
tantes del área a los invasores cuzqueños. definir las huellas cuzqueñas por medio de
Como respuesta, una estrategia principal algunas vasijas típicas como el aríbalo, los
de los incas habría sido ocupar los pasos y recipientes u ollas con pedestal y asa levan-
las vías de comunicación entre cada valle y tada, y el plato o escudilla playo (Silva, ob.
asentar allí su presencia militar (León cit.; Iribarren, J. 1973 Ms.; Ampuero. G.
1983). Al estudiar las instalaciones incaicas 1994). En aspectos más generales, Ampue-
en el norte y centro semiárido de Chile, esta ro agrega la presencia de 'jarros de asa
tesis se convierte en un punto central para vertical" e Iribarren "otros vasos menores
los postulados de Stehberg (1991). Las cu- de formas tí picas". Hemos visto en Copiapó
ñas impuestas por los incas en los interflu- unos jarritos de tono rojizo, con diminuta
vios desarticularían las alianzas entre los asa que se agrega a lo foráneo. En la orna-
señores de los valles, como una suerte de mentación se produce un mayor enriqueci-
presión para concretar los dominios plani- miento, ingresando las franjas de triángu-
ficados por el estado. De ser así, estamos los contrapuestos en series repetidas, los
hablando de instalaciones previas al domi- motivos denominados por comparación,
nio pleno, que deberían quedar marcadas frondas de helechos y en especial los cam-
por la presencia de claros componentes pos cuadriculados y trazos cruzados for-
culturales importados por los mitimaes y mando losanges (lribarren, ob. cit.).
por la elite cuzqueña que forman las avan- Las apreciaciones de Osvaldo Silva co-
zadas. Determinar en qué medida se cum- mentadas anteriormente, concluyen que
ple cabalmente esta premisa, es una tarea junto a los tipos cuzqueños, la presencia
pendiente. incaica se detecta, arqueológicamente, por
la aparición de elementos decorativos en la
La conquista inca del valle de Copiapó cerámica local que, sin duda, provenían de
culturas septentrionales o, como acota an-
De acuerdo al hecho de que los incas utili- tes, de los "guerreros que debían cumplir la
zaban en sus conquistas a guerreros perte- mita militar". Pues bien, al abocarnos a se-
necientes a poblaciones ya sometidas, que guir la pista de tales manifestaciones resulta
debían cumplir la mita militar, y sólo los que muy escasos ceramios son disonantes
jefes y algunos soldados seleccionados eran con la repetitiva presencia de la cerámica
cuzqueños (Silva, O. 1992), deberíamos en- Diaguita-Inca en el valle. Tenemos un bote-
contrar las pruebas por medio de una alfa- llón con llamitas estilizadas y un plato playo
rería en que se mezclan los tipos transpor- con serpientes esquemáticas encontrados
tados por los guerreros, los pertenecientes en Paipote, el suche o pez del Titicaca figu-
a los cuzqueños y los tipos locales. Cornely ra en un plato de Copiapó, la serpiente
( 1956) detectó irregular presencia de cerá- bicéfala en un plato acampanado y llamitas
mica inca en la región, con frecuentes ha- al estilo Inca-Pacajes en restos de platos
llazgos en Copiapó, menor número pero playos de Iglesia Colorada. Lo más típico
siempre en un alto porcentaje en Huasco y como "piezas importadas" es el plato con
el litoral, mucho menos en Elqui y sólo los peces. El resto son reacomodaciones
piezas esporádicas de Elqui al sur. una vez que comienzan las mezclas con
Es preciso revisar tales porcentajes a la manufacturas locales.
luz de excavaciones más actuales en Fundo La presencia de cerámica foránea intro-
Coquimbo y Ovalle, pero existe acuerdo en ducida por gente movilizada por los incas,

191
es parte de otra investigación. Desde ya hay diaguita. Pero los diaguitas no son "culturas
más vestigios Inca-Paya que otra cosa, en septentrionales" y está claro que fueron
especial en los valles de Huasco y Limarí. movilizados desde el sur. Es necesario tener
Con diferencias respecto a los jerarcas que presente la hipótesis del dominio directo
conquistan el territorio chileno, los cronis- establecida por Llagostera porque dice que
tas estiman que Huiracocha reforzó el ejér- los incas no traen representantes altipláni-
cito con chinchas, copiapoes, apatamas, to- cos y que portan cerámica netamente cuz-
matas, yaquitas y calchaquíes, "toda gente queña. Aquello viene del norte pero no está
belicosa y disciplinada en la guerra" (Oliva claro por dónde ingresa primero al territo-
1571), que Pachacutti Inca Yupangui avan- rio chileno. Al respecto, presentamos dos
zó con indios de Atacama y de los "tucma" hipótesis para tratar de resolver este proble-
(Tucumán) (Garcilaso 1609), y que Huás- ma:
car se habría servido de la ayuda de los
juríes (Rosales 1670). Aun con la confusión l. Los incas entran a Copiapó por el Despobla-
de etnias nombradas por los cronistas, en do. La población local ofrece una resisten-
los tres sitios más clásicos estudiados en el cia que estaría reflejada en el comentario
valle de Copiapó hasta ahora no asoman de Bibar respecto a que durante un año
decididamente las huellas de tales guerre- guerrean unos y otros, hasta que logra ven-
ros trasladados a la región semiárida chile- cer el ejército incaico. En estas lides el ejér-
na. En Viña del Cerro los mayores porcen- cito continúa hacia los valles de más al sur.
tajes de cerámica pertenecen a los tipos En Huasco-Elqui se produce la amalgama-
locales Punta Brava y Copiapó Negro sobre ción con los diaguitas, éstos pasan a inte-
Rojo y no figuran tipos como Inca-Pacajes u grar parte del ejército conquistador y como
otras manifestaciones extranjeras. Por su- mitimaes retroceden con el inca para lo-
puesto que están los restos incaicos más grar el dominio final del valle copiapino.
conocidos y lo Diaguita-Inca. En Iglesia Co-
lorada lo más abundante como tiestos deco- 2. Los intentos incaicos no son más que
rados es la trilogía Diaguita-Inca, Punta escaramuzas preliminares en este valle y no
Brava y Copiapó (Niemeyer, H. 1986). Ex- pueden doblar la resistencia hasta que un
cavaciones de los últimos años registran al- ejército que avanza de sur a norte consigue
gún porcentaje de fragmentos con llamitas su objetivo. Es decir, la fuerza real de con-
de reminiscencias Pacajes. Y no recorda- quista entraría por el valle de Aconcagua,
mos haber manipulado cerámica similar en con un desplazamiento desde el sur que va
las excavaciones de Punta Brava, donde el llenando de mitimaes y culmina en el valle
recuento preliminar refrenda la suprema- de Copiapó al copar de gente diaguita cada
cía del tipo homónimo, del Copiapó y del rincón de su geografía.
Diaguita mestizado. Iribarren (1958) tam- Veamos los datos para decidir cuál sería
poco se sale de este marco y así debemos la hipótesis más acorde a la realidad. Para
preguntarnos cómo y con qué poblaciones esto hay que conjugar las versiones de los
ingresa, en ton ces, el inca al valle de Copia- cronistas con los datos empíricos y las apre-
pó. ciaciones de otros investigadores que se
Existe un cierto nudo en el tema. A han referido al problema de la conquista
nosotros no nos cabe dudas que la conquis- incaica en territorio nacional. Los cronistas
ta se realiza con el concurso de mitimaes hablan de ejércitos que van de 50.000 a

192
200.000 soldados, lo que se estima una exa- sobrina, y envióles a Chile, y ellos trataron
geración. En primera instancia deberíamos con todo amor á sus mujeres; tuvieron en
despejar los nombres de Yahuar Húacac y ellas dos hijos, y sabida la muerte de Yahuar
Huáscar, en un extremo muy antiguo y en Huacac, y como sucedió Huira Cocha en el
otro extremo muy tardío, respectivamente. reino, enviáronselos los padres para que
Inclusive, es complicado el tema de Huira- viesen y conociesen á su tío" (Montesinos,
cacha. Sin embargo es un punto nuevo en Patrón 1912).
puesto en el tapete de la discusión, de tal
b) "Agradecidos los chilenos desto le supli-
forma que las referencias sobre estos perso-
caron á su tío fuese á visitar el reino de
najes a lo menos deben consignarse en el
Chile" ... "volviéndose á sus tierras con mu-
recuento general. Además ya es un hecho
chos ingas orejones que les quisieron acom-
que las fechas del arribo inca se visualizan
pañar" ... "hallaron en aquel reino grandes
más antiguas de lo normalmente supuesto,
revueltas y disensiones entre los señores
obligando a revisar la cuestión cronológica
dél" ... "Los sobrinos del Inga fueron en
establecida (Stehberg, R. 1991). De allí que
busca de los contrarios con su ejercito. En
es preciso recurrir a cuanta información
tiempo de un año los sujetaron, matando á
pueda servir para aclarar qué está pasando
unos y prendiendo á otros. Avisaron á su tío
al respecto.
del suceso, y el Inga determinó de ir allá
Habiendo acuerdo que los incas más
con un poderoso ejército".
comprometidos con la conquista de este
"Prevenida la gente, mandó Huira Co-
ámbito sureño es la trilogía formada por
cha que fuesen delante muchos oficiales
Pachacutti Inca Yupanqui o simplemente
abriendo y haciendo un camino real desde
Inca Yupanqui, Tupa Inca Yupanqui y
los Charcas hasta Chile por los Chirigua-
Huaina Cápac, los relatos sobre la entrada
nos, pues ya le había desde el Cuzco hasta
se resumen como sigue:
las Charcas; y este príncipe después prosi-
guió este camino desde Chile hasta el Estre-
l. Yahuar Huacac:
cho" ... "Llegó el Inga a Chile" ... "Estuvo dos
a) ... "llegó con sus conquistas hasta Ataca- años en Chile"... "Dió con esto vuelta al
ma" (Garcilaso 1609, en Uhle 1911). Cuzco" ... "trajo consigo más de dos mil sol-
dados chilenos, escogidos en aquellas pro-
2. Huiracocha vincias, para la conquista que esperaba ha-
cer desde los Chachapoyas abajo por la
a) ... "pocos días de haber tomado posesión
sierra" (Montesinos, en Patrón 1912).
del reino ... vinieron de Chile dos sobrinos
suyos, hijos de su hermana y de una prima
3. Pachacutti Inca Yupanqui
hermana, nacidos en aquel reino; á estas
casó con dos señores principales de Yahuar a) Embajadores del Tucumán informan al
Huacac, su padre, cuando vinieron aque- Inca: "Sólo, Señor, porque no quede nadie
llas tropas de gentes en tiempo de su abue- en el Mundo, que no goce de tu religión,
lo Sinchie Roca. Dióles batalla y prendió á leyes y gobierno, te hacemos saber, que
los señores, y quedáronse en el Cuzco hasta lejos de nuestra tierra, entre el Sur y el
el tiempo de Yahuar Huacac, y como era Poniente, está un gran reino llamado Chili
pacífico y ellos se le mostraron humildes, poblado de mucha gente, con los cuales no
casó á uno con su hija y al otro con su tenemos comercio alguno, por una gran

193
cordillera de sierra nevada que hay entre socorro y a los enemigos de terror y asom-
ellos y nosotros, más la relación tenésmola bro" (Garcilaso, 1609) .
de nuestros padres y abuelos; y pareciónes
b) Yupangui, "preparó municiones de boca
dártela, para que hayas por bien de con-
y de guerra para cincuenta mil hombres;
quistar aquella tierra, y reducirla a tu Impe-
dió el mando de las fuerzas a un inca, y
rio, para que sepan tu religión, y adoren al
dividió las tropas en columnas de diez mil
Sol, y gocen de tus beneficios"... "Pues
hombres, y el año 1425llegaron a Copiapó"
como el rey Inca Yupanqui se viese amado
(Córdoba de Figueroa, en Patrón 1912).
y obedecido y tan poderoso de gente y ha-
cienda, acordó emprender una gran em-
4. Topa Ynga Yupangue
presa, que fué la conquista del reino de
Chili" ... "fué hasta Atacama, que hacia Chi- a) "... como ya tuviese sujetos estos y esta
le es la última provincia que había poblada nación de los Zuries pasó adelante y llegó a
y sujeta a su imperio, para dar calor de más un río grande que dicen ser el de la Plata y
cerca a la conquista, porque de allí adelan- como él llegasen y le viesen tan ancho no le
te hay un gran despoblado" ... "Desde Ataca- pasó fuese por a vera del hasta que llegó a
ma envió el Inca corredores y espías que sus nacimientos que dicen ser a las espaldas
fuesen por aquel despoblado y descubrie- de Chile hacia do el sol sale y como allí
sen paso para Chili y notasen las dificulta- fuese pasó este río por los nacimientos y
des del camino para llevarlas prevenidas. tomando a la mano derecha ansi como iba
Los descubridores fueron incas, porque las pasó los puertos y cordilleras de nieve y
cosas de tanta importancia no las fiaban montañas altas sujetando y conquistando
aquellos reyes sino a los de su linaje, a los todo lo que ansi por delante hallaba e ansi
cuales dieron indios de los de Atacama y de llegó a la provincia de Chile y halló en ella
los de Tucma" ... "Con esta diligencia y tra- gente muy belicosa y muy rica y próspera de
bajo horadaron ochenta leguas de despo- oro e habido con ellos su reencuentro suje-
blado, que hay desde Atacama a Copayapu, tólos y como ya los tuviese pacíficos pregun-
que es un provincia pequeña, aunque bien tó que de dónde habían habido tanta rique-
poblada, rodeada de largos y anchos desier- za de oro y ellos le dijeron que de unas
tos" ... "Habiendo llegado los descubridores minas que tenían y ansi el Ynga tomándole
a Copayapu y alcanzado la noticia que pu- codicia de las ver fue a ellas y viólas y pre-
dieron haber de la provincia por vista de guntando que qué arte de tierra era dijé-
ojos, volvieron con toda diligencia a dar ronle que diez jornadas de allí había un río
cuenta al Inca de lo que habían visto. Con- que se decía Maule ... "" ... y como él tuviese
forme a la relación mandó el Inca apercibir esta noticia tomándole codicia de pasar
diez mil hombres de guerra, los cuales en- adelante e ansi mando partir su campo de
vió por la orden acostumbrada, con unge- allí ya que hubo andado quince o veinte
neral llamado Sinchiruca y dos maeses de leguas paró allí y envió a sus capitanes con
su linaje, que no saben los indios decir cierta cantidad de gente ... ".
cómo se llamaban"... "Luego que el Inca "Como volviese Topa Ynga Yupangue al
hubo despachado los diez mil hombres de pueblo de Chile paresciéndole que la gente
guerra mandó apercibir otros tantos, y por de aquella provincia era guerrera y belicosa
la misma orden los envió en pos de los y que sería bien dejar en la tal provincia
primeros para que a los amigos fuesen de guarnición de gen te de guerra para lo que

194
ansi ganado y conquistado lo tuviese quieto lante fuesen de los naturales de Chile y
y pacífico y desde allí le llevasen su tributo Copayapo no diesen lugar a ello e ansi se
de oro a la ciudad del Cuzco" ... "y mandó partieron estos naturales de Chile y Copaya-
que luego se juntasen todos los señores de po a lo ya dicho ... " (Betanzos, 1551).
Chile y Copayapo y de todos los demás
b) El Inca ... "Yendo vitorioso adelante de
pueblos y valles de aquella redondez e hízo-
los charcas, atravecó muchas tierras y pro-
les su parlamento y dijoles la orden que
vincias y grandes despoblados de nieve has-
habían de tener de allí adelante y en lo que
ta que llegó a lo lla(ma)mos Chile y seño-
le habían de servir y tributar y dióles mu-
chas joyas de plata que es el metal que allí reó y conquistó todas aquellas tierras; enbió
carecen y lo que ellos tuvieron en mucho y capitanes a saber lo de adelante, los quales
cosa que ellos tuvieron en más que otra dizen que llegaron al río maule. En lo de
cosa ninguna de las que ansi les diera y ya Chile hizo algunos edeficios y tributáronle
que les hubo hecho grandes mercedes de aquellas comarcas mucho oro en tejue-
mandó a sus capitanes que para otro día los. Dexó governadores y mitimaes; y pues-
aderezasen y mandasen a su gente que ca- ta en orden lo que avía ganado, bolvió al
minasen por el camino que de Chile viene Cuzco"... "Y dicen que pasados pocos días,
a Copayapo que es sesenta leguas de Chile le dio cierto mal que le causó la muerte y
viniendo hacia el Cuzco donde como allí que, encomendando a su hijo la governa-
llegasen supo que había de allí a Atacama ción del reyno y a sus mujeres y hijos y
grandes despoblados y tierras de arenales y diziendo otras cosas, murió" ( Cieza de
faltas de agua y como en tal despoblado León, 1553).
había unos xaqueyes de muy poca agua y
e) ... "Y así prosigue su conquista la vuelta de
que cuando ansi caminaba alguna mucha
Chile, adonde venció al grande cinche Mi-
gente que iban de tal manera repartidos
chimalongo y a Tangalongo cinche de los
que cuando los unos llegaban al primer
chilenos de esta banda del río de Maule al
Xaguey los que antes habían llegado pasa-
norte. Y llegó a Coquimbo en Chile y llegó
ban al xaguey que ansi era adelante y que
al río de Maule, a donde puso sus colum-
desta manera pasaba la gente que ansi ca-
nas, o como otros dicen una muralla, por
minaban cuando iban ellos a contratar con
término y mojones de su conquista, de don-
los de Atacama y los de Atacama con ellos y
de trajo grandes riquezas de oro" (Sarmien-
como tuviese esta nueva y razón desto man-
to de Gamboa, 1572).
dó luego que los naturales de aquellas pro-
vincias se partiesen la más cantidad de gen- d) ''Y teniendo noticia de las grandes pro-
te que dellos allí había y que fuesen a la vincias de Chile, Tupa Inca Yupangui, hizo
provincia de Atacama porque le dijeron abrir camino para ellas por la provincia de
que era gen te guerrera y que llevasen sus los Lipes, que era la última de su reino, y
armas y que como fuesen abriendo los xa- envió para conquistarlas un ejército de más
gueyes y haciendo muy grandes lagunas de de doscientos mil soldados; y el se volvió al
agua en ellos para que ansi sus gen tes pasa- Cuzco. Los indios chilenos, si bien se aven-
sen y para que si en Atacama los naturales tajaban a los peruanos en ser más fuertes y
della le quisiesen hacer algún enojo a su briosos, con todo eso, por vivir como vivían
gente así como iba saliendo del despoblado en behetrías, sin cabeza ni caudillo que los
por ir pocos a pocos que los que ansi ade- rigiese y confederase, no pudieron resistir a

195
la multitud de los del Inca, y así fueron nando hazia Chile con toda su jente, aca-
dellos los habitantes del Huasco y Coquim- vando de domar, por donde pasava, las gen-
bo,. como los otros valles marítimos hasta el tes que avía. Pasó gran travajo por los des-
de Mapocho, donde se habían convocado poblados y fue mucha la nieve que sobre
muchos chilenos, entre los cuales se halla- ellos cayó; lleva (va) n toldos con que se
ban los valientes Araucanos, que llamados guarecer y muchos anaconas e mugeres de
de los de Mapocho, habían venido en su servicio. Por todas estas nieves se yva ha-
ayuda ... " (Cobo, en Patrón 1912). ziendo el camino o ya estava hecho y bien
e) El Inca ... "Llegó primero a Coquimbo, limpio y postas puestas por todo él".
construyó una fortaleza, colocó en ella una "Allegó a lo que llaman Chile, donde
buena guarnición y penetró en Chile don- estuvo más de un año entendiendo en re-
de asentó los límites más australes de su formar aquellas regiones y asentarlas de
imperio. Impuso un tributo y dió la vuelta todo punto. Mandó que le sacasen la canti-
al Cuzco cargado de riquezas. Esta expedi- dad que señaló de tejuelos de oro y los
ción al Collao y a Chile ha debido realizarse mitimaes fueron puestos y transportadas
hacia el año 1413" (Cabello de Balboa muchasjentes de aquellas de Chile de unas
1586, en Patrón 1912). partes en otras. Hizo en algunos lugares
fuertes y cercas a su uso, que llaman "puca-
f) ... "A esta sazón viene la nueva como Chi-
raes", para la guerra que con algunos
llis hacía gente de guerra para contra el tuvo ... " "... Puesto en razón lo de Chile y
Inga, y entonces despacha a un capitán con
hecho lo que convino, puso sus delegados y
veinte mil hombres y otros veinte aGuar-
governadores y mandó que siempre avisa-
meoaucas, los dos capitanes llegan hasta los
sen en la Corte del Cuzco de lo que pasava
Coquimbos y Chillis y Tucman, muy bien,
en quella provincia" (Cieza de León, 1553).
trayéndoles mucho oro; y los enemigos no
hacen tanto daño en los de acá, antes con b) ... "no estaba del todo conquistado el
poca facilidad fueron sujetados, y los Guar- reino de Chile y así para sujetarle hizo nu-
meaucas lo mismo, y en donde los deja una meroso ejercito que entregó para este efec-
compañía de gentes para que sirvieran de to a Anamanya Orejón, que nombró por su
garañones" (Santa Cruz Pachacuti 1613, en general y con amplísima comisión; y orden
Patrón 1912). para que teniendo allanada la tierra, sacase
la gente della a las partes del Perú, y que la
g) "Tupac Yupangui; gobernó con afabili-
poblase con los que llevaba en su ejercito.
dad y prudencia, amplió su monarquía por
Pero que si no consintiesen en esto lo lleva-
la parte del norte más allá de Quito, y por
se a fuego y sangre; de suerte que no que-
la del sur conquistó muchas provincias, y
dase memoria de indio chileno. Partió este
fue el primero que entró con sus ejercitas
capitán con su gente y sin tener estorbo
en este Reyno" (Rosales, 1670).
llegó a Chile con tan prospero suceso, que
llegado compuso lo que estaba conquistado
5. Guaynacapa
antiguamente y sUjetó de nuevo otras pro-
a) "Por otra parte hacia la mar del Sur vincias más; se le rindieron con cargo que
enbió más gente con otros capitanes a que no los sacase de su natural y porque no se
señoreasen los valles y pueblos que del todo les concedió por guardar la orden que lle-
su padre no pudo conquistar. El fue cami- vaba se revelaron algunas, con lo cual el

196
general dejando suficiente presidió a cargo ses. "... Guasear. .. "embió cien mil hombres,
de otro capitán llamado Chaco se volvió al a cargo de un primo suyo, al castigo de los
Cuzco a dar cuenta de su jornada y del chilenos que no le querían obedecer".
estado en que quedaban las cosas de aquel "Partió el Inga primo de Huascar para
reino. El Inca con intento de ir en persona Chile con este nuevo exercito por las pro-
a concluir esta guerra le dejó por entonces vincias de Tupisa, Tucuman y Diaguitas,
y se ocupó en el gobierno del Perú" (Oliva que caen de la parte de los montes altos de
1571, en Patrón 1912). la cordillera nevada de los Andes a la van da
del Norte, y aunque por este camino era
e) Después del territorio del Callao, ... "pasó
fuerza rodear mas de trescientas leguas, le
hasta Chile, lo que su padre había conquis-
pareció de mas comodidad por ser estas
tado, y quitó el Gobernador, que allí estaba
provincias bastecidas y pobladas para poder
por él, encomendando la gobernación de
sustentar tan numeroso exercito, con el
aquellas provincias a los dos curacas natura-
les de Chile, Michimalongo y Antalongo, a qual, llegado que hubo al valle de Quillota,
quien su padre había vencido. Y reformada acordándose de lo que el Rey Inga su primo
la guarnición que allí había, se vino por le avía encargado, hizo a su barbara usanza
Coquimbo y Copiapó, visitando de allí- a cruel castigo en la persona del cacique prin-
Atacama y Arequipa" (Sarmiento de Gam- cipal de aquella tierra y en muchos de sus
boa 1572, citado por Patrón ob. cit.). vasallos ... " "... fueron vencidos los chilenos,
aunque a costa de mucha sangre de los
6. Cusi Huáscar contrarios y puestos en sujeción. Rindié-
ronsse por entonces los valles de Aconca-
a) "Con inmensos trabajos passaron la cor- gua, Quillota y Mapocho ... ".
dillera nevada las tropas que el rey Inga "Passaron adelante a la Angostura y
Guasear embió a conquistar las tierras de Maule" ... "Y viendo. los peruanos que la tie-
Chile, codicioso de sus riquezas de plata y rra era estrecha para tanta gente como te-
oro. Llegaron a los valles de Copiapó y nían en su exercito, y que a cada paso pelea-
Guaseo, primeros de Chile, cuios naturales, ban con los de la tierra de arriba de Maule
viendo el gran poder de Guasear Inga, no y Promocaes, se retiraron a Coquimbo y
procuraron hazerle resistencia, hasta pro- Copiapó, donde, con ayuda de los Juries,
bar primero el uso de sus costumbres, ni los hicieron grandes castigos en los que allí
capitanes de hacerles daño; antes assegu- intentaron lebantarse contra ellos y echar-
rándoles se fueron entrando hasta llegar al los de toda la tierra de Chile" (Rosales,
valle y río de Quillota, donde alojando el 1670).
General que los regía, que era de la casa
real de los Ingas, procuró sujetar a los chi-
Hipótesis vs indicadores
lenos a la obediencia de su Rey y a la adora-
ción del sol, y los obligó a sacar oro para El estado de alerta que plantean las fechas
tributar a Guasear, y aunque a los princi- más tempranas que lo supuesto para el arri-
pios hisieron algun rendimiento fingido, bo de los incas a territorios del Collasuyo,
juntando sus fuerzas dieron tras los perua- invalida en estos momentos afirmaciones
nos y en una reñida batalla los pusieron en categóricas sobre la cronología de las ex-
huyda, matando a muchos y sacudiendo el pansiones. U na aproximación de Osvaldo
yugo que nunca han sufrido sobre sus serví- Silva (1992) estima en unos 70 años la cam-

197
paña de conquista hacia el sur, comenzan- etapa controla entre Copiapó y Choapa, y
do con Pachacute Inca Yupanque a partir en una segunda etapa lo hace desde el
de 1450 y culminando en los tiempos de Choapa al Maipo (Stehberg, R.; Cabezas, A.
Huaina Cápac por el año de 1520. No es el 1991). Similares sugerencias aporta Silva
tema de la conquista en si lo que se analiza ( ob. cit.) al señalar que Tupa Inca Yupanqui
en estos momentos. Lo que interesa es ver se orientó al dominio de los Diaguitas y
en qué condiciones se produciría la ane- Huaina Cápac se extendió a los territorios
xión del valle de Copiapó al Imperio. al sur del río Choapa.
Cronistas e investigadores contemporá- No cabe duda que la cuestión funda-
neos tienen diversas apreciaciones. Mien- mental está entre los dos últimos incas
tras la versión clásica de Garcilaso hace nombrados, aunque la controversia aflora a
toda una apología sobre el genio conquista- cada instante. El hijo, Huaina Cápac com-
dor de Pachacute al enviar sus ejércitos por pleta la obra de su padre en Chile, no obs-
el despoblado, Silva plantea que éste sólo tante que algunos autores -siguiendo a
abarcó la zona norte del río Copiapó. Se- otros investigadores- piensan que toda la
gún se desprende de las palabras de Garci- obra es patrimonio del genio de Túpac
lazo, en esos tiempos fueron las primeras Inca Yupanqui, relegando a Huaina Cápac
confrontaciones con los naturales de Co- al territorio ecuatoriano (Martínez, J. L.
piapó; hecho también estudiado por León 1988). Al menos Pachacute figura a las
( 1983). Quien se habría detenido en Ataca- puertas de Copiapó, conquistando hasta
ma sería el Inca Yáhuar Huácac, según el Atacama, en circunstancias que Espinoza
mismo Garcilaso, y el asunto de los sobrinos Soriano (1987) le otorga ese territorio a la
"chilenos", no es algo tan claro. Uhle expansión de Túpac Inca, también grafi-
( 1911), sigue al cronista mencionado sin cando movimientos del hijo sólo por el nor-
avanzar mucho más, comentando que en te del Cuzco.
Atacama el dignatario entabló las primeras Con la entrada, vía despoblado, de Pa-
relaciones amistosas, casando algunos re- chacute tenemos un punto de discusión
henes chilenos con miembros de su familia, para relacionar con la primera de las dos
devolviéndolos después a su país. hipótesis enunciadas anteriormente. Ha-
Entre el mítico Yáhuar Huácac y el ini- bría existido un ingreso primario que con-
ciador de la historia real de los Incas, Vira- fronta a incas y copiapoes, encontrándose
cocha, habrían sugerencias sobre prepara- los incas con una cerrada resistencia. Si
tivos e hipotéticas entradas de norte a sur al recordamos, las versiones de los cronistas
territorio chileno, porque Uhle considera que involucran a Túpac Inca Yupanqui en
que desde el país de los Chiriguanos Vira- batallas con los habitantes de Huasco y Ca-
cocha ingresó a Copiapó por el "portillo de quimbo para proseguir hasta el Mapocho
San Francisco". En los postulados de los (Cobos), o llegando primero a Coquimbo
investigadores actuales siempre está latente para penetrar de ahí "en Chile" (Cabello de
la idea de un ingreso hacia Copiapó y de allí Balboa), allí también se postula un creci-
el consecuente paso hastaAconcagua. Steh- miento de la expansión de norte a sur, pero
berg (1991) habla de un dominio inca valle no explica cómo se llena de componentes
a valle, entendiendo que van avanzando en diaguitas incaizados el valle de Copiapó.
los términos que hemos comentado. Antes, Nos queda la alternativa del retroceso inca
delinea una conquista que en una primera hacia este valle, una vez plasmados los do-

198
minios de valles como Huasco o Elqui y la ventajas del camino por Argentina en com-
mixtura con los diaguitas. paración con el penoso camino del despo-
Aquello pudo ser. Sin embargo tam- blado.
bién hay argumentos para plantear que el Aunque nos inclinamos por la hipótesis
dominio definitivo de Copiapó se produce sobre una expansión principal en sentido
gracias al ingreso de Túpac Inca por el valle sur norte, no se trata de un capítulo cerra'-
de Aconcagua, quien mueve sus ejércitos do. Tal parece que en los movimentos entre
en dirección al despoblado de Atacama, los "chiles" (de Aconcagua y alrededores
avasallando a los "señores de Chile y Copa- inmediatos) se produce la conquista de
yapa". Al hablar Betanzos sólo de estos se- Mendoza, emergiendo en esas tierras los
ñores, sin nombrar a Coquimbo, nos hace estilos alfareros de filiación Diaguita. Cuan-
pensar que está agrupando a todo lo que do los incas -en boca de Rosales- advier-
entendemos como "Diaguitas" bajo el pará- ten que a pesar de lo largo es más cómodo
metro étnico de Chiles. Como lo establecen transitar por las provincias de Tupisa, Tu-
los registros arqueológicos, la crónica dis- cumán y Diaguitas están expresando el te-
tingue a Copiapó como una entidad cultu- mor por cruzar el desierto de Atacama. Tú-
ral definida. Túpac Inca sujeta y retorna a pac Inca Yupanqui manda a los naturales
Perú por el despoblado. El camino ya exis- de Chile y Copiapó a allanar el camino de
tía, sólo lo mandó a "aderezar". La mano de regreso; incluso los manda adelante en
Pachacute, con sus espías, corredores y caso de conflictos con los de Atacama, lue-
ejércitos parece ser una realidad. Los natu- go ordenó:
rales de Copayapo sabían de sus dificulta-
"... que fuesen hechos muchos zaques de
des cuando comerciaban con los de Ataca-
cueros de piernas de carneros y ovejas para
ma y viCeversa.
que en los tales cueros los suyos llevasen
Entonces, ejércitos que avanzan de sur
agua la que les bastase para pasar aquel
a norte concretan el dominio efectivo del
despoblado y en todo él siendo proveído
norte semiárido y hacen extender a Copia-
esto y todo lo demás de todos los bastimen-
pó los componentes alfareros diaguita. Al
tas y comidas encaminó sus capitanes y gen-
menos en la versión más antigua (Cieza),
te por el despoblado enviando los unos tras
Huaina Cápac también ingresa por territo-
otros porque no les faltase el agua e ansi
rio argentino hacia el valle de Aconcagua y
pasó el despoblado llevando por delante
continúa a Coquimbo y Copiapó (Sarmien-
todos los suyos y dejado mandado allí en
to). El probable ingreso de Huáscar es una
Copayapo que fuesen hechos depósitos de
cuestión que parece más discutible. La con-
aquellos zaques para que trujesen agua los
vencida narración de Rosales da para pen-
que ansi habían de venir después de la traer
sar, más aún con el detalle sobre la inter-
los tributos de Chile a la ciudad del Cuzco
vención de su primo. La denominación del
y como llegasen a Atacama procuró saber lo
valle del Huasco puede ser un homenaje a
que por toda aquella tierra había y por los
la distancia al inca que gobierna desde el
caminos que de allí salían al Collao ... " (Be-
Cuzco, y quién sabe qué más puede signifi-
tanzos, 1551).
car en relación al capítulo de las conquistas
incaicas. La relación de Rosales sugiere un Existe la versión que los consejeros habían
ingreso por la cordillera de Copiapó y lue- advertido a Pachacute sobre los peligros de
go otro por Aconcagua, ponderando las iniciar una conquista a través del desierto,

199
. pero éste lo desestimó (Córdoba y Figue- para el tránsito de grupos pequeños debido
roa, en Patrón 1912). Su probable misión a la falta de abundante provisión de agua.
por el despoblado y todo lo que tuvo que Concluyendo que no constituye una ruta
hacer para construir el camino, lo relata de conquista incaica como tal, sino que de
puntualmente Garcilaso. Quienes han re- utilidad más tardía en el dominio inca. A su
corrido el despoblado concluyen que el ca- tiempo, Almagro y Valdivia sufren los rigo-
mino trazado por los incas, en esta región res del desierto y aunque achiquemos al
de desiertos y alturas, no está en concor- máximo la cifra de 50.000 hombres cruzan-
dancia con aquellos otros donde las obras do por el despoblado hacia Copiapó en el
viales fueron de un considerable desarrollo reinado de Pachacute Inca Yupanqui, toda-
y que movió a algunos comentaristas a com- vía resulta difícil imaginar una conquista
pararlos elogiosamente con las vías roma- a través del desierto, más allá de intentos
nas. Entre los límites de la actual provincia preliminares, como parece haber sido el
de Antofagasta cruzando Atacama hasta el ingreso de los ejércitos de Pachacute. La
valle de Copiapó, donde se pierde su hue- suposición de Niemeyer (1986) sobre una
lla, la vía imperial es sólo un modesto traza- conquista por un camino oriental que cayó
do rectilíneo hoyado de 60 cm de ancho al valle de Copiapó por algunos pasos cor-
(lribarren, J. 1973 Ms.) . Por en ton ces, Iri- dilleranos queda como alternativa menos
barren no duda que esa fue la única vía de probable. Al menos, como una alternativa
ingreso a Chile, agregando que en el traza- de movimientos posteriores a las estrategias
do transandino, que vendría a ser la vía iniciales. Está Shinkal y otras construccio-
paralela hasta Mendoza, se mencionan al- nes incaicas de envergadura a la vera de un
gunas obras de arte en aquella vialidad don- camino que ingresa por la cordillera copia-
de habría que aceptar que hubo un criterio pina. El licenciado Matienzo (1567) en su
de asignar a esos caminos una preponde- relación de los caminos por territorio Ar-
rante importancia y en lo que gravitaría el gentino acota que de los Tambos de la Cie-
raciocinio de las ventajas ecológicas en fa- naga:
vor de ellas.
"... se aparta el camino del Inga para la ciu-
Matienzo por los cronistas y arqueólo-
dad de Londres, y de allí para Chile por la
gos por los estudiosos actuales, certifican la
cordillera de Almagro que dicen, sobre la
mayor envergadura del dominio inca por la
mano derecha, y sobre la izquierda se toma
banda oriente de la cordillera. Niemeyer y
el camino para Cañete y Santiago del Este-
Rivera (1983) consideran que la ruta por el
ro, que es metiéndose hasta los llanos del
desierto tuvo una importancia capital pues-
Río de la Plata".
to que por medio de ella se ponían en
comunicación dos áreas diferentes y muy Por su parte, Carlota Sempé (1973), señala
alejadas, y contribuía así a darle unidad al la variante que se desvía de Batungasta en
Imperio. También ponderan su trazado dirección al paso de San Francisco, y el más
como una recta de comunicación efectiva, largo trayecto que va en dirección al valle
que utiliza los recursos naturales apropia- del Mapocho. Stehberg (1991) estima que
dos de dos zonas diferentes que correspon- las instalaciones incaicas cordilleranas del
den a la precordillera y a la puna. Sin em- lado chileno dependen de centros mayores
bargo no lo ven como un camino principal, emplazados tras el macizo andino. Existe
más bien como una vía funcional apta sólo más de un camino que atraviesa la cordille-

200
ra en función a la logística incaica para sistema hidrológico superiorcopiapino, en
territorios, sin que aparezcan claras señales afanes agrícolas por excelencia basados, a
que correspondan a las vías que inician la su vez, en tradiciones centenarias iniciadas
conquista de Chile. en las aldeas Molle y sus tendidos de cana-
Para concluir este episodio, es posible les y campos de cultivos. Estos pobladores
agregar en favor de la expansión Diaguita preincaicos también muestran interés por
incaica desde el sur, el hecho que en las dos las vegas de mayor altura, pero con los incas
excavaciones en el cementerio de Altos del no sólo se reafirma lo vital de los ríos pre-
Carmen, al interior del Paitanas indígena cordilleranos en el plano estratégico am-
(Vallenar), todas las vasijas corresponden a plio, sino que copan definitivamente los
la mezcla entre Incas y Diaguitas, con au- ambientes de pastizales francamente cordi-
sencia absoluta de ceramios Copiapó (Nie- lleranos. De 38 sitios registrados en el mapa
meyer, H. 1971; Niemeyer, H.; Ampuero, de Niemeyer, descontando 4 que ahora sa-
G. 1989 Ms.). En el valle del Huasco la base bemos son anteriores, 30 corresponden al
diaguita le otorga su impronta al desarrollo espacio que encierran los ríos Jorquera y
incaico. Lo mismo que en el valle de Elqui. Manflas. Y este 88,2 % se desglosa en la
En tanto, la mixtura aumenta cuando en el descripción de 20 tambos" o "tamberías",
valle de Copiapó los naturales aportan con el poblado de Iglesia Colorada, un posible
sus técnicas y estilos en el debido momento. adoratorio de altura (Cerro Blanco), los
pasos de La Ollita, Peña Negra y Pircas
negras, y el resto son cinco sitios de distin-
Los asentamientos en el valle ta naturaleza.
Los recientes descubrimientos en el río
El mapa que confecciona Niemeyer ( 1986), Jorquera (Seelenfreund-Vilches-Niemeyer
con el despliegue de las ocupaciones incai- 1996; Cervellino-Gaete 1996-1997), avalan
cas, es claro para ver la importancia asigna- lo expuesto sobre el énfasis por aprovechar las
da a las tierras altas, donde la ecología tierras altas de Copiapó y, hasta ahora, sólo
altoandina ofrece la alternativa de aprove- queda el río Manflas con un cierto déficit de
char numerosas vegas a la vera de ríos y asentamientos incaicos en su recorrido.
riachuelos, y las rutas naturales siguiendo La descripción detallada de la mayoría
los cursos de agua hacia los cuatro puntos de los yacimientos es de la autoría de Nie-
cardinales, entre ellos, las vías que apun- meyer en su libro sobre la ocupación incai-
tan a los cercanos pasos fronterizos. El ca de la cuenca alta del río Copiapó, sobre
abanico fluvial Copiapino resulta benig- el cual ya hemos hecho diversas menciones.
no para instalaciones humanas en toda su Quien desee ahondar en las particularida-
extensión. Así lo sintieron las poblaciones des, sírvase consultar dicha obra. Por nues-
más antiguas de acuerdo a sus necesida- tra parte es preciso resumir la información,
des. En tiempos de la Cultura Copiapó se efectuando los respectivos comentarios e
planifica la construcción de grandes po- intercalando los nuevos datos obtenidos en
blados en los ríos principales de este aba- los últimos 15 años, para lo cual primero se
nico, como se vio en la descripción de los abordan los antecedentes en torno a las
asentamientos sobre las tierras deljorque- vegas y pasos, luego los poblados de los ríos
ra, Pulido y Manflas. Continúan circuns- que cierran el abanico cordillerano, y ense-
critos a los cursos mayores de aguas del guida viene la descripción de los asenta-

201
mientos en el río Copiapó, para culminar - Tambería Junta del Potro. En la unión con
en las instalaciones del litoral. el río Ramadillas existe una tambería des-
Siguiendo a Niemeyer en un ascenden- truida, en una explanada alta de la ribera
te itinerario, vamos configurando el pano- derecha del río del Potro, donde sólo se
rama en un sentido sur-norte, aunque para registra un par de "panes" de piedra de
ello se altera un tanto la descripción origi- granodiori ta.
nal del autor. Comenzando por un meri- - Majada Quemada. Otra tambería des-
dional sitio en los nacimientos del río Man- truida en un potrero alto sobre la ribera
flas, el resumen de sus investigaciones izquierda del mismo río. De allí proviene
corresponde a los siguientes indicadores: un cincel y un instrumento agudo de cobre,
un tumi de bronce y un objeto de forma
- Tambería de Pircas Blancas. Sobre una
elipsoidal elaborado en turquesa, sin duda
puntilla rocosa que estrecha el valle. Las un adorno.
ruinas se componen de dos áreas de estruc- - Rancho de Lucho. Al interior de Majada
turas unidas por una larga pirca semicurva Quemada, cerca de la vega de Los Hornos,
de algo más de 30 m de longitud. Son recin- a orilla de otra vega semicolgada se encuen-
tos elípticos, rectangulares, circulares, una tran los cimientos de dos unidades arqui-
oquedad acomodada como un silo, y otros tectónicas de plantas rectangulares. En una
muros que no cierran, quedando con sus no se advierten accesos, pudiendo corres-
extremos flotantes. Se sitúa al pie del porte- ponder a "kolkas" o depósitos. Aquí se en-
zuelo Cantarito en la vía a Huasco Alto. contró otro tumi, ahora de cobre, y bastan-
- Tamberías del Montosa. Se encuentran en te cerámica Copiapó, escasa alfarería
el curso superior, sobre altitudes de 3.000 "Diaguita Clásico" y lascas de calcedonia.
m, a ambos lados del río. Un conjunto co- - Túmulo Inca de El Tarín. Hacia el sur, a
rresponde a un rectángulo pircado en for- unos 2.560 m s.n.m., se encuentra un gran
ma de U unido a otro recinto de planta túmulo que se cree sea de filiación incaica,
subrectangular, de factura más descuidada. de un diámetro aproximado de 5 m y una
El otro viene a ser un recinto rectangular altura máxima de 1,50 m. Excavado com-
con un vano de acceso, con vestigios de pletamente, se estima como una "estructu-
barro en las junturas de las piedras y una ra ritual de ofrendas", exhumándose una
especie de corral por detrás. N o se encon- gran can ti dad de alfarería café rojizo co-
tró material cultural asociado. rriente, algunos restos Copiapó, el esquele-
- Tambería Grande de los Tronquitos del to casi entero de un camélido y muchos
Montosa. Son las ruinas más completas del huesos sueltos del mismo tipo de animal.
río, más al interior, sobre la ribera derecha, Un ceramio rústico hallado anteriormente
a 3.520 m de altitud. Compuesta de cuatro en las inmediaciones y unos cimientos de
unidades, dos son construcciones simples y construcciones de planta rectangular, su-
dos son compuestas, variando de recintos gieren que hubo una tambería obliterada
cuadrados y rectangulares con diversos por la construcción de recintos modernos.
compartimentos, a otro cuadrado sencillo - TamberíaLos Helados. Cuatro unidades o
(con restos de barro) y a un círculo comu- grupos estructurales sobre la ribera dere-
nicado a un apéndice subrectangular. Ape- cha del río, a 3.250 m, donde se conjugan
nas un par de fragmentos Copiapó repre- recintos de formas ligeramente trapeciales
senta el residuo cultural colectado. y rectangulares con divisiones interiores,

202
levantados con piedras lajas pegadas con En el edificio no se hallaron restos cultura-
barro. En estas construcciones de muy bue- les, y en el resto, evidencias de fogones,
na factura se hallaron algunos restos de cerámica Diaguita incaica y restos de escu-
escudillas playas, fragmentos de alfarería dilla playa.
Copiapó y escasa cerámica corriente. La Tambería Bes más simple, situada a
- Carrizalillo Grande. Sobre el río Ramadi- 2 km aguas abajo del poblado anterior.
llas, a pocos kilómetros aguas arriba de la Siempre en la ladera izquierda del río, con-
junta con el Potro. Los habitantes del lugar siste en una serie de recintos circulares,
han recuperado, en diversos espacios, un algunos aislados y otros aglutinados. La ce-
crisol de material refractario y su vástago, rámica colectada, de nuevo plantea la pre-
una hacha y un par de cinceles de cobre. sencia de gente más antigua que los Incas,
No se conocen antecedentes de construc- pero también parte de los recintos corres-
Ciones. ponden a esta etapa ya que surgen trozos de
- Tambo de Caserones. En la confluencia de escudillas playas y la consabida alfarería de
los ríos Caserones y Ramadillas,junto a una los valles más sureños.
vega. Las construcciones se sitúan a 3.140 m Otros rasgos del con texto estudiado se
s.n.m., en el ala izquierda del abanico alu- refieren a la presencia de un tramo de un
vial del río Caserones, pudiéndose distin- camino de 2,5 a 3,0 m de ancho, emplanti-
guir tres unidades que corresponden a llado con piedras lajas. Marginal a los recin-
otros tantos "patios" relacionados a recin- tos A y a la vera de la vega, este camino se
tos rectangulares muy bien construidos con
piedras lajas sin argamasa o piedras lajas y
bolones con argamasa de barro y ripio fino.
La crecida del cono de deyección formado
por el Caserones gradualmente va cubrien-
do a este característico tambo incaico.
- Tamberias en La Ollita. Tres conjuntos
de recintos emplazados junto al río de La
Ollita. El más inferior fue erigido en la
confluencia con el río del Medio y consta
de recintos circulares con presencia de alfa-
rería Diaguita-Inca. A unos 3.500 metros de
altura, vienen las vegas de La Ollita. Allí
están los restantes recintos, comenzando
por lo que se ha clasificado como "Tambe- -· 1
~
ría A" que consiste en el conjunto habita-
cional mayor expresado por medio de un
edificio con dos unidades rectangulares
contiguas de piedras bien calzadas. Un ·~'·· 7

poco más abajo, se ha identificado una


veintena de viviendas rectangulares, cua- Lámina 11. Tamberías de la cordillera. l . Rancho de
Lucho, río El Potro; 2. Tumi del mismo sitio; 3-6.
drangulares, elípticas o circulares, en una
Tumi de bronce, cinceles y turquesa de Tambería
unión de recintos donde quedaron interca- Majada Quemada, río El Potro; 7. Tumi d e Altos
ladas construcciones del Período Medio. Blancos, río El Potro.

203
orienta en dirección al cercano paso de La - Tambería quebrada El Cadillal. Bastante
Ollita, de 4. 700 m s.n.m. La relación entre más al sur, en la ribera izquierda del río
una cosa y otra está dada por el hallazgo de Turbio, se levanta una estructura muy bien
restos de un ceramio esferoidal con moti- conservada, del más puro estilo incaico. Se
vos Diaguita incaico, al pie del cordón don- trata de un tambillo o "chasquihuasi" de
de se encuentra el mencionado paso. piedra en seco bien calzada con divisiones
- Tamberías Vegas del Indio. En los 2.920 m interiores, uno de los cuales podría corres-
de altitud, un poco más al sur de Caserones ponder a un silo. Los materiales obtenidos
y en la cabecera de la quebrada Acerillos, se reducen a unos pocos fragmentos Dia-
existe una pequeña tambería compuesta de guita incaico y desechos de calcedonia.
un recinto principal rectangular que se ase- - Tambería junta del Cachitos. En la junta
. -
meJa a una pequena casa-pozo ya que su con la quebrada de Las Carretas, sobre
piso está a 0,60 m más bajo que el terreno una loma suave situada al lado norte de .la
circundante. Otro par de recintos de planta quebrada, a 3.670 m s.n.m. Unos 25 recin-
circular también fueron levantados con tos circulares no aglutinados están consti-
piedras lajas, aunque no se ve material cerá- tuidos por muros de bolones de basalto
mico en superficie, sólo una punta peque- donde no se registró material cultural su-
ña apedunculada de base escotada, la mi- perficial.
tad de una hoja y lascas de calcedonia. - Quebrada la Tambería. En el curso medio
- Tambo de La junta de Quebrada Pircas del río Cachitos figura una quebrada que se
Coloradas. Sobre la falda izquierda de la refiere a la presencia de un sitio arqueoló-
quebrada, a unos 800 m más arriba de la gico. A 3.450 m de altitud, Niemeyer descri-
junta con la Quebrada Viscacha del Pulido. be un conjunto de recintos con plantas en
Consiste de tres unidades habitacionales U, cerrados sólo en tres de sus lados, for-
contiguas entre sí y contiguas a un corral. mando un área nuclear. Luego viene cons-
Algo separado se encuentran otros dos re- trucciones circulares y al otro lado de la
cintos. Construido con piedras esquinadas quebrada, sobre la ribera izquierda, se reco-
y algunos bolones, presenta pocos materia- nocen hasta cuatro estructuras pircadas, ce-
les superficiales. Un fragmento Copiapó se rrando un espacio con gran cantidad de
encuentra perdido entre restos históricos, lascas, instrumentos fracturados de piedra
mientras que la práctica de cuatro pozos de y escasa cerámica.
sondeo en 1994, siguió entregando peque- Entre ambas tamberías del río Cachitos
ños trozos de cerámica Copiapó, otros mo- se encuentra la versión sobre ruinas indíge-
nocromos y más evidencias de carácter his- nas que aporta Ignacio Domeyko en sus
tórico subactual. viajes por la cordillera en 1844. Dicha ver-
- Tambería de Pircas Coloradas. Conjunto sión la recoge Sayago en 1874 y la acomoda
de tres unidades de estructuras pircadas a según su parecer sobre la historia de las
3.450 m, en una vega casi al pie del porte- poblaciones aborígenes del valle de Copia-
zuelo Pircas Coloradas. Son asociaciones de pó. Domeyko asegura que al lugar de las
estructuras rectangulares, circulares o lige- ruinas lo llaman "Pirca", lo que no constitu-
ramente elípticas construidas con piedras ye una novedad por cuanto es común dicho
lajas sin argamasa. El material colectado apelativo para varios lugares del área, inclu-
corresponde a algo de cerámica Copiapó y so inmediatamente al sur está el río o que-
lascas de calcedonia. brada Pircas Coloradas y más al norte viene

204
Pircas Negras. Pareciera que la relación con drangular, aunque sin cemento; son los res-
los descubrimientos de Niemeyer se da con tos de una gran casa dividida en varias habi-
la Tambería en la junta con la quebrada de taciones". Hay bastantes probabilidades
Las Carretas, en vista que Niemeyer habla que se trate de lo mismo. Además, no es
de "25 recintos circulares" y Domeyko de fácil que desaparezca así nada más una refe-
"treinta chozas redondas de piedra de 2 a 3 rencia como la expuesta. El problema es
m. de diámetro". ContinúaDomeyko, "Sólo que Niemeyer encuentra los recintos en su
quedan en pie las paredes de medio metro mayoría muy desarmados.
de altura sin que quede la menor huella - Paso de Peña Negra. Ascendiendo hacia
que indique con qué estaban techadas; es- el nacimiento del río Cachitos, se llega a
tas paredes de piedra están erigidas con este paso cuya altura corresponde a los de
bastante cuidado, sin cemento alguno" ... 4.334 m. Allí se registró un recinto pircado
"Las chozas forman una sola fila, y en su de forma elíptica, indicado como refugio
extremo meridional se ven altas murallas, ocasional, asociado a cerámica Diaguita-
construidas con más esmero en forma cua- Inca.

'o_ _~20m .
0:-·_ _......

Lámina 12. Tamberías de la cordillera. l. Tambo de Caserones, río


Ramadillas; 2. Tambería Quebrada Cadillal, río Turbio; 3. Tambe-
ría Las Coloradas, río Figueroa.

205
- Tamberia Cuevitas. Más arriba de la con- un espacio de 0,60 m, tienen una longitud
fluencia del Cachitos con el río Turbio, de unos 20 m, colectándose en el espacio
poco antes de la localidad llamada Cuevi- interior una gran cantidad de fragmenta-
tas, Niemeyer divisó, en 1977, unos quince ción cerámica, especialmente Copiapó y,
recintos circulares muy alterados que no en menor cantidad, del tipo Inca Negro
alcanzó a revisar. Pulido.
- Tambería de Quebrada Pircas Negras. Pró- - Tamberia del río Nevado. Sobre una terra-
ximo al paso del mismo nombre, se encuen- za fluvial de la orilla derecha del río, a 3.460
tra un poblado con recintos circulares a m de elevación, está formada por 36 recin-
subcuadrangulares con muros de piedra tos aislados, aglutinados en parejas, o bien
bolón. La colecta superficial arrojó cerámi- aglutinados de a tres, construidos con balo-
ca no diagnóstica y desechos líticos. nes. Ciertos amontonamientos de piedras
- Paso de Pircas Negras. A 4.100 m de altu- podrían tratarse de apachetas. La planta de
ra, el lugar debe su nombre a la existencia los recintos es circular o ligeramente elí pti-
de dos pircas paralelas situadas a unos 150 ca, a excepción de uno con una planta
m al norte del hito. Separadas entre sí por "caprichosa" y otro de planta rectangular.

?..

O 5 10cm.
--- =--L=-==--=::J

Lámina 13. Carrizalillo Grande, materiales aislados. 1 y 2. Crisol


con su vástago; 3-4. Hachas; 5. Plato tipo Inca Negro Bruñido.

206
Tampoco fue muy abundante el material presenta ciertos sectores en que se disemi-
colectado. junto a cerámica no diagnóstica, nan restos de alfarería Diaguita incaica y
se registran unos pocos restos de un vaso suponemos que fueron tierras donde se ex-
acampanado Diaguita incaico, otros de un tienden los intereses agrícolas de los mora-
plato Copiapó, un par de trozos de escudi- dores de Iglesia Colorada. Por estas razo-
llas playas y algunas lascas y preformas de nes, cabe describir las características
calcedonia y cuarzo, basalto y obsidiana. esenciales de esa población, puesto que su
envergadura es más que representativa de
Como está dicho, los asentamientos noto- la historia incaica en el valle del Pulido.
riamente más grandes se encuentran en los A partir de las referencias de Sayago en
cursos de los dos ríos formativos principa- 1874, conjugando el nombre indígena de
les. La tambería de Pircas Blancas corres- Choliguín con la denominación moderna,
pondería a la avanza más superior sobre el el poblado pasa por un par de otras etapas
Manflas, y hasta ahora se aprecia como un en lo concerniente a los intereses científi-
solitario reducto limítrofe con la hoya hi- cos por develar su misterioso pasado. Con-
drográfica del río Huasca. Lo principal fue cretamente, son las excursiones de Nieme-
la organización de poblados en los ríos Pu- yer que en la década de los '60 inician los
lido y Jorquera, empezando por aquel de primeros estudios arqueológicos, para con-
Iglesia Colorada que, a decir de algunos tinuar en los '80 y '90 con excavaciones
investigadores, controlaba los desplaza- mayores al amparo de proyectos y del equi-
mientos por los pastizales de altura y el flujo po de investigadores asentado en el valle de
de movimientos, incluidos aquellos que se Copiapó.
generaban desde el otro lado de la cordille- Las ruinas se encuentran en la margen
ra. izquierda del río Pulido, a 120 km del anti-
guo Copayapo, en una altura de 1.580 m. Al
Asentamientos en el valle del Pulido momento de su descubrimiento se encon-
Se puede hablar de dos núcleos de asenta- traban virtualmente sepultadas por aluvio-
mientos en el río Pulido. Uno corresponde nes de la propia quebrada Iglesia Colorada
a Iglesia Colorada y su vecindad inmediata e incorporadas a los potreros agrícolas del
con Cabra Atada y Cachiyuyo-Quebrada lugar. Con el tiempo los lugareños habían
Seca. El otro tiene que ver con una cons- recuperado diversas piezas cerámicas den-
trucción rectangular subdividida en varios tro de lo que ahora se pudo determinar
cuartos en la cima de un cerro y un cemen- como un poblado dividido en dos grandes
terio en los terrenos de Rodeo, sobre la sectores; a) Potrero Las Tamberías, b) Po-
confluencia con el ríojorquera. Es decir, se trero El Damasco. En el primer sector se
trata de yacimientos en la cabecera y en la encuentra el lugar donde la tradición oral
desembocadura del valle; en ambos secto- expresa que estuvo emplazada la antigua
res existen relaciones directas con nudos capilla que origina el nombre de la locali-
fluviales específicos, en un caso con la red dad. Los restos de esta pequeña capilla,
de tributarios y subtributarios en la cordille- antaño pintada de rojo, ahora sólo se reco-
ra andina, y en el otro con el punto en que nocen por un rectángulo absolutamente
se unen los ríos formativos del Copiapó, en aislado, que ha sobrevivido entre las altera-
el espacio que, hemos dicho, cierra el aba- ciones producidas por las labores agrícolas.
nico ecológico altoandino. Cabra Atada El sitio en sí continua ligado a los intereses

207
agrarios, ya que de una actividad tradicio- en doble hilera de piedras preparadas y
nal ha pasado a mano de una agricultura bolones, revocados con "argamasa de tierra
industrializada exportadora de uvas, que- y arenas finas". La relación con otros muros
dando las ruinas protegidas como zona de permite definir la relación de los recintos
reserva científica. habitacionales con un sector en forma de
patio, que se interpreta en una función de
Potrero Las Tamberías. En los '80, Cervellino corrales. De nuevo lo sustancial está dado
inició las excavaciones de este sector, en lo por la presencia de huesos desarticulados
que se denomina como U ni dad A, rescatan- de camélidos y trozos de tiestos Copiapó en
do un ceramio corriente de forma aribaloi- sus dos versiones, agregándose los restos de
de. Niemeyer y Cervellino habían postula- un aríbalo, tres ollas y dos escudillas o pla-
do a este sector como un espacio de coleas tos bajo, fragmentos de morteros, un peda-
o bodegas, hecho que no comprueban las zo de mano de moler y un trozo de loza
dos campañas de excavaciones que estuvie- subactual.
ron a cargo de Iván Cáceres ( 1989). Cáce-
res trabajó en lo que determina como "Área Potrero El Damasco. Las excavaciones fue-
1" (pircas extensas y colapsadas), "Área 2" ron iniciadas por Niemeyer a fines de los
(recintos cuadrangulares pircados), y '60, a partir de la visualización del corona-
"Área 3" (recintos cuadrangulares revoca- miento de muros pircados. De allí en ade-
dos). lante mucho es lo que se ha avanzado en el
sector, a tal punto que el grueso de la infor-
Área l. Se reconoce un total de siete pircas
mación procede de este lugar más inferior
formando una construcción unitaria. Los
en el pie de monte. Una forma de resumir
muros son de un largo mínimo de 3,50 m
hasta un máximo de 34 m, con un ancho
promedio de 0,60 m, con piedra canteada
o sin modificaciones. Los materiales recu-
perados se refieren a buenas can ti dad es de ~·~, ''

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huesos de camélidos y cerámica Copiapó
en su versión clásica y en la variante negro El [ [EB}.j;:
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y rojo sobre crema. Una extensa excavación
también cubre un terreno circundante pla- B · B [J
no, sin evidencias arqueológicas significati- rru EJ LJJ

vas, probado por la escasa cerámica domés-


tica recuperada.

Área 2. Corresponde a un terreno de 12 x


14 en forma monticular, descubriéndose

-
tres recintos cuadrangulares que forman
una sola área habitacional, cuyos materiales E!>C.Al." i.t'IT

son similares a los obtenidos en torno a las rz_, REC:lt-liO


P: Poz.o
pircas anteriores. :.·.·.·.·.·.:. t'\AlP.Il. DE RIEúO

Área 3. Se definió un total de ocho recintos Lámina 14. Iglesia Colorada. Potrero Las Tamberías,
cuadrangulares con muros confeccionados área 3.

208
los antecedentes recopilados será exponer sintetiza la mixtura estilística de los Incas
los datos de acuerdo al tipo de excavacio- con los Diaguitas. Cervellino (1994) co-
nes realizadas, llámese descubrimiento de menta hallazgos de cinceles y aros de cobre,
estructuras arquitectónicas-áreas de descar- publicando un par de aros circulares con
te y descubrimiento de espacios con sepul- apéndice angular, y uno más elaborado se-
turas. milunar (Lámina 16) .
Las manifestaciones superficiales com- Lo primero que se puso en evidencia
prendían abundantes piedras molinos, ma- fueron dos recintos contiguos y comunica-
nos de moler, cerámica fragmentaria de dos entre sí de plantas cuadrangulares, algo
aculturación Inca-Diaguita, finas puntas de trapezoidales, con vanos de acceso bien de-
proyectiles triangulares, un hacha de cobre finidos, con umbral y piedras grandes de
fundido y una tinaja grande enterrada a remate en las cabezadas de los muros a
orillas del barranco. Los antiguos dueños manera de incipientes jambas. Lo amplio
de la hacienda recuperaron en cárcavas de tales construcciones sugiere la presencia
ocasionales producidas por los derrames de verdaderos galpones o kallancas, de 13 x
del riego, campanitas o cascabeles metáli- 10m2 y 11 x 6,5 m2. Poseen muros pircados
cos, espátulas de hueso finamente graba- de dos hileras con argamasa y ripio fino
das, platos acampanados, platos Copiapó y entre medio, de dos o tres hiladas, con un
ceramios dobles o de dos cuerpos, donde se coronamiento perfecto. Las excavaciones

Lámina 15. l. Colorada. Hallazgos en Potrero Las Tamberías ( 4-5


fortuitos)

209
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tortero, itos . l. CeramiO
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de cobre;
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Lámina 17. l. Colorada. Kallancas sector Potrero El Damasco y representación ideal de los nuevos muros por
el lado sur. l. Dirección al cementerio del montículo; 11. Dirección al Torreón.

211
¡,...-==--'"===--1-=0==-.....C=--===i20cm.

¡____ ___,__ _ __,lO cm

Lámina 18. l. Colorada. Hallazgos en las


kallancas.

Lámina 19.1. Colorada. Potrero El Da-


masco registros entre los nuevos mu-
ros. l. Vástago de crisol; 2. Cuchillo de
piedra; 3. Clavos de herrar de cobre; 4.
Fino taladro de piedra; 5. Cuñas de
o lO cm. cobre (Recinto de las cuñas, sector
monticular).

212
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\ N 1
1
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Sep 4~ ---------

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1 - -. ....
8 9

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Lámina 20. I. Colorada. Sector del Montículo. l. Recinto del Felino; 2. Sepultura 9; 3. Recinto de las cuñas; 4.
Patio oeste con ceramios in situ y fogones; 5. Sepultura 1; 6. Sepultura 3; 7. Sepultura 3; 8-9. Detalles de las
sepulturas 2 y l.

213
alrededor de los muros descubrieron restos los tiestos Diaguita-Inca policroma, Punta
de postes quemados junto al paramentro Brava y en menor grado Copiapó tanto ne-
interior de las paredes, hablando en favor gro sobre rojo como negro sobre rojo y
de una techumbre de materiales ligeros, crema. No asoma en gran porcentaje la
como una ramada de caña o algo parecido. alfarería típicamente Inca. Lo normal fue
Las muestras sobre actividades cotidia- la producción matizada por una fuerte pre-
nas desarrolladas en el recinto mayor, se sencia de las culturas regionales y en el
reflejan en la ubicación in situ de un par de primer cómputo sobre las variantes regis-
grandes recipientes policromos tipo Punta tradas sólo se describe al tipo Inca Negro
Brava en el exterior del muro norte, y un Bruñido como ejemplo de manufactura pe-
tercero, de silueta urniforme, también de- ruana más definida.
corado, junto al muro sur. Todos estaban Se han encontrado formas aribaloides y
cercenados en el cuello y se supone que restos de escudillas playas, pero queda la
fueron contenedores de líquidos o granos. impresión que aún está pendiente el hallaz-
Entre la historia de posibles incendios y go de un espacio donde la presencia cuz-
daños por aluviones, el desarrollo ocupa- queña sea más decidida. Si es que realmen-
cional deja otras evidencias como es el caso te hubo tal tipo de funcionarios en el
de un gran fogón sobre los cimientos de poblado, porque a medida que se ha ido
uno de los muros, rico en materiales cerá- excavando aumenta el número de piezas
micos y huesos de camélidos, formado en el Copiapó en unión de vasijas Diaguita incai-
proceso de reocupación de tales estructu- cas. Mientras se despejaba un muro de ado-
ras. Igual que sobre el muro sur del recinto be en las excavaciones más modernas, se
más pequeño aparecieron manos y molinos detectó un basural por el exterior, bastante
quebrados en avanzado estado de agota- potente en cenizas y desperdicios óseos y
miento. La mayoría corresponde a piezas cerámicos. Un rápido conteo prácticamen-
de granodiorita, con una cavidad elipsoi- te repite los tipos estudiados anteriormen-
dal, asociados a manos del mismo material, te; Punta Brava, Diaguita-Inca policroma,
grandes y rectangulares, con el extremo Café rojiza corriente y enseguida lo Copia-
activo convexo, o bien de formas circulares pó. Algunos restos de escudillas playas tiene
más pequeñas; en muchos casos con adhe- la figuras de llamitas de estilo Inca-Pacaje,
rencias de pigmentos rojo y amarillo. aunque impresas en un fondo más claro
Huesos de camélidos fragmentados, que el clásico tono rojo de las tierras origi-
hierro oligisto o especularita, y abundantes nales.
restos de vasijas de variados tipos comple- Los estudios más modernos comienzan
tan el recuento sobre el proceso de descar- en 1994 y en aquella oportunidad fueron
te mientras avanzaba la historia ocupacio- emergiendo otros muros en todo el sector
nal del poblado. Desde un principio la poniente de los grandes recintos trabajados
abundancia de cerámica partida permitió décadas atrás, dando más cuerpo a lo que
elaborar un cuadro de frecuencia que se parecía restringido al sector oriente, a pe-
puede comparar con lo registrado en otros sar que la presencia de un muro de adobes
sectores. Lo más popular es la alfarería café y piedras en el borde de una quebradilla,
rojizo alisada de cocimiento imperfecto y cerrando el espacio por el oeste, daba la
pasta de textura gruesa. Corresponde a res- pauta para suponer que la cuestión arqui-
tos de vasijas domesticas. Enseguida vienen tectónica era más compleja. Algunas faenas

214
de avanzada en el centro del yacimiento por una serie de sepulturas que luego se
habían sido abordadas por Cervellino con describen. La unión del muro que se venía
un sistema de pozos de sondeo alternados siguiendo con las ruinas que forman el
que no dieron con paredes algunas. Éstas se montículo también estaba alterada, pero
encontraban cargadas hacia el sector po- pronto de define un pequeño espacio rec-
niente, primero encontrando la base de un tangular cerrado por el sur con adobones y
muro que delimita por el costado sur el por el norte con piedras paradas cubiertas
terreno ocupado, formando ángulo con el de barro, en una pared más frágil y menos
muro al borde de la quebradilla y ensegui- alta que la opuesta (0,80-0,90 m). Era como
da detectando la presencia de muros inte- un depósito que al limpiarlo aportó un par
riores que cierran parcialmente otras de- de cuñas de cobre de sección cuadrangular
pendencias contiguas a las "kallancas" por y un mazo de piedra, ubicados en el extre-
el suroeste. mo oeste del recinto, en una pequeña cavi-
Donde concluye el muro del costado dad. De ahí, el resto del espacio no contie-
sur se produce una cierta confusión por la ne nada más. Por el extremo este se une a
presencia de restos de adobones disturba- un muro de adobones que finalmente po-
do. No obstante, pronto se descubre el ex- see una longitud de 10 m en sentido sur-
tremo oeste de un muro de adobe y piedras, norte, haciendo de divisoria entre lo que se
también cerrando el perímetro por el lado mantiene como "recinto de las cuñas" y una
sur pero corrido un par de metros más habitación también de adobe que se pro-
atrás. Este y el anterior de piedras corres- yecta por el lado este de esta gruesa mura-
ponden al cierre trasero de las construccio- lla, identificada como el "recinto del feli-
nes, como un gran patio detrás de los gal- no", por el hallazgo de un pequeño felino,
pones o kallancas. El potente basural aún no identificado, que apareció en el
reseñado anteriormente se encuentra relleno de dicha habitación.
arrinconado por fuera del último muro y La pared divisoria es parte, a su vez, de
también está lleno de huesos de camélidos. una suerte de pequeño patio abierto por el
Es una muestra de evacuación de basuras norte y oeste donde se acumularon grandes
bien focalizada y la cuantificación de los tiestos, cuyas primeras evidencias fueron
materiales no es real sino se toman en cuen- una fuente con asa, otra bastante grande,
ta la existencia de tales depósitos. La unión un aríbalo sencillo y restos de vasija Punta
de los dos muros traseros se produce por Brava que emergían de un nivel inferior, ya
medio de un ángulo que permitió la am- que al cabo de una mayor profundización
pliación de patio un poco más hacia el sur del rebaje se completó el rescate de un
a partir de este punto. voluminoso ceramio junto a otra fuente
La proyección de las piedras y restos de monocroma. Se trata de ceramios in situ,
adobes hacia el este, en una longitud de quebrados con el paso del tiempo, junto a
unos 30 m, nos lleva a un espacio que en su la base del muro y en su extremo norte.
fisonomía antes de excavar es de tipo mon- Posteriormente quedaron expuestos otros
ticular. Mientras se definía su función ad- tres lugares con vasijas abatidas, configu-
quirió algunos nombres como "sector mon- rando un espacio de actividades domésticas
ticular", "recinto de las cuñas", "recinto del con su respectivo fogón y bastante material
felino", para llegar a una denominación fragmentado, entre ello huesos de caméli-
actual como "Cementerio del Montículo", dos. Más aún, se trata de un terreno mucho

215
más profundo que este nivel de ceramios zación, pero identificables una vez se detec-
partidos, ya que fue posible superar fácil- ta el relleno más blando que el piso circun-
mente el metro con acumulación de sedi- dante. Los grados de diferencias entre ellas
mentos y desechos culturales. corresponden a la presencia o ausencia de
El recinto del felino, es una habitación escalones que conducen al fondo de la tum-
aproximada a los 2 x 2m de diámetro inte- ba, o al uso o no de lajas que tapan verda-
rior. También estaba completamente relle- deros nichos con las osamentas y las ofren-
na por sedimento aluvional, depositado so- das. A veces, una señal de la proximidad del
bre restos de adobones, ceniza y el entierro lo constituye el hallazgo de palos
esqueleto aislado del felino. Las paredes no de algarrobo y, por lo general, son sepultu-
estaban completas, careciendo de todo el ras bastante prolíficas en ceramios y otros
muro posterior, con una pequeña ventana componentes, esencialmente en piezas Dia-
en la pared este, sin la parte superior, y una guita-Inca, Copiapó y Punta Brava. Las tum-
estrecha entrada por el norte, junto al bas 5 y 6 corresponden a restos registrados
muro divisorio. Hasta ahí lo materiales des- en forma suelta. Lo mismo que la sepultura
cartados hablaban en favor de una "nor- Nº 11 fue trabajada en forma posterior y sus
mal" área de actividades cotidianas. Era detalles aún no se encuentran en estudio.
una unidad arquitectónica separada de los
recintos mayores, con una construcción Sepultura l. Corresponde a la nombrada en
también diferente, fuera de la exclusividad primer término. Un par de escalones labra-
en el empleo de adobes y tapias. El hallazgo dos en la pared este de la fosa son previos a
de una sepultura removida, por detrás del unos palos de algarrobo que a su vez cu-
recinto de las cuñas, más bien fue producto brían a un esqueleto centrado en el fondo
de la casualidad. Esto nos introduce en el de la fosa, a 1,20 m de profundidad, en
tema de las evidencias fúnebres, porque, a posición decúbito dorsal, con las piernas
partir de una tumba apegada a la puerta del flectadas y las manos en la región lumbar.
recinto del felino, el lugar se convirtió de La ofrenda, agrupada en el rincón sureste
punto residencial a cementerio anterior al de la fosa, consiste en una urna Punta Brava
alzamiento de las construcciones de adobe. policroma muy deteriorada, con asas en la
En efecto, una vez retirada la capa alu- parte baja del cuerpo, un jarro zapato con
vional que prácticamente había cepillado los rasgos de una mujer aplicados al pasti-
los muros, fue emergiendo un cenizal con llaje, dos platos acampanados Diaguita-
mucho carbón. El suave sedimento anun- Inca y un plato Copiapó con la figura del
ciaba que al menos se trataba de un fogón rostro antropomorfo. (Lámina 21, Figuras 1
grande, pero a medida que se limpiaba el
a 3).
piso continuaba blando, hasta definirse
una fosa cuadrada rellena con terrones de Sepultura 2. Al lado este de la anterior, con
la propia abertura del hoyo sepulcral. Nue- una forma rectangular bastante amplia y
ve sepulturas con características similares simétrica, donde el escalonamiento apunta
se excavaron en una primera etapa. La dé- hacia un nicho lateral o bóveda excavada
cima, aquella detrás de las cuñas, es dife- en la pared oeste. En la misma pared, a un
rente y está separada del conjunto princi- nivel superior, fue depositado un mortero
pal. El grueso de las tumbas corresponde a quebrado que anuncia parte de la ofrenda.
fosas cuadradas o rectangulares, sin señali- La profundidad del esqueleto es la misma

216
que la otra osamenta, dispuesto en posición nicho abierto en la pared oeste, una vez que
decúbito lateral derecho con la piernas se retiran algunos palos de algarrobo podri-
flectadas. La ofrenda comprendía una urna dos, aumentado a 1,60 m la profundidad
Punta Brava, un jarro zapato ornitomorfo, del cuerpo, que corresponde a un niño
un ceramio chico tosco, un plato acampa- apenas conservado por medio del cráneo.
nado grande, otro plato Copiapó también La pequeñez del cuerpo contrasta con tan-
grande, con llamitas, y una pinza depilato- ta ofrenda depositada en su alrededor, in-
ria de cobre (Lámina 21, Figuras 4 a 6). cluso cosas de adultos como un tubo y una
espátula de hueso y una tableta en concha
Sepultura 3. Inmediatamente al norte de la de ostión pulida (Argopecten purpurata). Los
tumba 1,junto al muro divisorio. El par de ceramios consisten en un plato Copiapó
escalones es bastan te claro para acceder al bastante borrado, otro con la figura doble

Lámina 21. l. Colorada. 1-3. Ceramios de sepultura 1 (El 1 lleva


impresa la serpiente bicéfala de origen Santamariana); 4-6. Cera-
mios de la sepultura 2 (jarro zapato, plato acampanado Diaguita
incaico, plato Copiapó).

217
del rostro antropomorfo, un plato acampa- sobre el labio, y un pequeño jarro zapato.
nado pequeño, una olla pequeña rústica y Estaban depositados a un nivel superior,
dos jarros zapatos (ollas). Un séptimo cera- arrinconados en la esquina suroeste, clara-
mio estaba "escondido" bajo el costado sur mente en señal de un último homenaje a
del escalón inferior, pero más bien es un los difuntos que, bajo unos maderos de al-
trozo grande de plato conteniendo carbo- garrobo puestos a una profundidad de 0,90
nes. Completan el contexto un par de can- m, forman un contexto fúnebre dividido en
tos rodados y una piedra plana de forma dos nichos, entre 1,00 y 1,40 m de profun-
ovoidal que parece también fue parte de la didad. El primero está excavado en la base
cubierta inferior (Lámina 22). de la pared oeste, albergando restos infan-
tiles, un jarro zapato y un pequeño cuenco
Sepultura 4. Situada detrás (al noreste) de la Copiapó con llamitas, lleno de arena y car-
sepultura 2. La simetría angular sólo define bón. En la boca de la bóveda, al costado sur
a la esquina suroeste. El resto es de una y separado de lo anterior, vienen otros dos
silueta irregular. Lo primero que se en- ceramios Copiapó, uno de ellos pequeño,
cuentra son un plato Copiapó con llamitas, con llamitas, ganchos en vy cuatro protúbe-
un cuenco pequeño también de origen Co- ros en el borde, ambos tiestos junto a una
piapó, con llamitas, cruces y mamelones tableta de ostión, espátula y tubo de hueso.

Iglesia Colorada
Potr•ro El Damasco
P'tantadesepultun. N• 3

1
Sepultura N•-'4 Profundidad : 1.60 • 1.80 mL
Escala : 1: 10
Fecha : Q-4-08-95

~ 1 a 7 ceramios; 1 - 111,
espátula. tubo, tableta (concha) para
alucinógenos; A. crtneo y trozos de
cráneo infandl; B y D , cantos
rodados; C. piedra plana.

Lámina 22. l. Colorada. Sepultura 3, plato acampanado y plato Copiapó


con el rostro antropomorfo doble.

218
Al parecer, los ceramios de más arriba tam- más fina, y un jarro zapato. Esta cámara
bién son parte del homenaje al cuerpo in- muestra señales de haber contado con pa-
fantil por su mayor cercanía al nicho de los de algarrobo parados en el costado este,
éste. de lo cual ahora quedaban sólo sus impron-
Un nicho más estrecho contenía el ca- tas (Lámina 23).
dáver de un adulto lateralizado hacia la
derecha, con las piernas recogidas y otros Sepultura 7. Corresponde a una situación
huesos dificil de precisar por un grado de más compleja, entre las sepulturas 8 y 9. Su
deterioro avanzado. Topando el cráneo descubrimiento fue por etapas, es decir,
por detrás, se ubica otra tableta para aluci- primero se rebajó en un espacio al costado
nógenos elaborada en una concha pulida noreste donde el terreno suelto indicaba la
de ostión, que se asocia a un espátula de presencia de una fosa pero no definía de
hueso y a cuatro ceramios; primero, un inmediato paredes rectas como en los otros
gran plato Copiapó con la figura del rostro, casos. Más bien de casualidad se llegó a una
otro Copiapó más pequeño, con el mismo profundidad de 2,05 m, topándose con un
rostro, una urna tipo Punta Brava un tanto plato Copiapó, un plato acampanado Dia-

,!_ _ '~-~:~~~:. ~ .
' ~'<:, -:::::.•,.yr """"'-'-=~"-"'--"'" "'-=".,..__

. . ((J~· . ~
{' \ Restos mf::~~~s:;~\..-~ ' l

', 5!~'~-r---
IGLESIA COLORADA '- ,
Potrero El Damasco
P1anu Sepultura N• 4 Esquina no.-~te de
Pro fundidad: a) cer.amio N• l, 0,45 sepultura N• 2
m ; b) cenmios 2-3 y maderos. 0,90
m.; e) ceramios 4 al 11 , 1,00- 1,-40

Escala: 1:10
F~c ha: 08..08-95.
~:lall , cer:amios; l1.
uozc de cenmio café voluminoso (
aislado): 1 al IV. espátulas. tubos.
ubletas ( conc::ha ) para alucinózenos.

Lámina 23. l. Colorada. Sepultura 4 y platos Copiapó con llamitas clási-


cas, variante, y con el rostro antropomorfo simple.

219
guita-Inca y una pinza depilatoria de cobre. a la laja del costado sur. También fueron
Un sedimento duro envolvía algunos hue- hallados restos de un cráneo de adulto, más
sos de adulto, completando el registro de superficiales, por el costado norte.
un cámara lateral (pared norte) que se En un rincón por el costado sur, unos
pudo definir sólo una vez avanzada la exca- 50 cm más abajo, excavaron un pequeño
vación. El ingreso real era por un escalón pozo para depositar otros cuatro ceramios,
desde el sur. Ingreso que estaba ligado a un un cesto y dos torteros de hueso tallado: se
piso o descanso de 1,00 x 0,70 m, prepara- trata de un par de platos Copiapó en la
do a 1,00 m de profundidad, para manio- variante negro sobre rojo y crema con dibu-
brar tanto hacia la tumba profunda como jos de llamitas, y negro/blanco sobre rojo
para elaborar otro nicho, esta vez en la con la figura del rostro. Un tercer plato
pared oeste, cubierta con lajas paradas. En Copiapó es pequeño, con llamitas y cuatro
este piso encontramos un ceramio Copiapó mamelones simétricamente distribuidos so-
muy tiznado, puesto invertido en el relleno, bre el labio (Lámina 24) .
cubriendo carbones de actos ceremoniales
similares a otros reseñados. Sepultura 8. Colindante por el este con la
Otro ceramio fuera del nicho es la mi- sepultura 4. Se inicia con la remoción de
tad de un plato Copiapó, en el relleno junto sedimento blando que conduce a unos pa-

- - - - - S-u~-m-cie-a0-.5 -m- de-pr-ofu- •~•


(Escalón).

____ ..-
/
/
.....

1
1
l Huesos superficiales sueltos (crineo
de adulto).
1 / - - - - .............
t-"' r.f!S'\t2''.:_-,--
13~
IGLESIA COLORADA
Potrec-o El Damasco
/ '',
Ptanta sepulcun. N•7
\ Escala : 1 : 10
1 Ci man inferior (pr ofundidad 2.05 • \ Fecha : 18-12-95
2,10m) 1 ~:lall3. cen.m ios;
1 1 pinza de cobre.: A - C. lotas tapando

Ser~~,N·;a dmaralatenl.

@
.H~e\qS de adulto '

Lámina 24. L Colorada. Sepultura 7, platos Diaguitas y pinza de


cobre _

220
los de algarrobo. De allí se define una es- mal estado, lo mismo que los tubos- y una
quina (noreste) y el resto es más ovalado. olla burda junto a un cráneo de adulto
Comprende dos tipos de enterratorios. aislado. Pero el verdadero depósito de
Uno ligado a un camélido cubierto por una ofrendas ligadas al individuo principal esta-
gruesa capa mon ticular de bolones y pie- ba en una oquedad en la esquina noreste,
dras de aristas angulosas, que emerge a una conteniendo una agrupación de cinco pla-
profundidad de 0,80 m en la pared oeste, al tos Copiapó (tres con llamitas y dos con el
estilo de las sepulturas más antiguas. Retira- rostro), un ce ramio zoomorfo único que
do el camélido totalmente desarticulado, representa a un felino con tres patas, de
asoma en plenitud una cubierta de lajas rasgos diaguita, un cuenquito decorado,
medianas y grandes, la mayor de 1 ,20 m de una olla monocroma, tres jarros zapato
largo, paradas en protección de un esque- (distintos tamaños), un tortero ovalado y
leto humano de adulto lateralizado hacia el una barrita de cobre (Lámina 25).
costado derecho, de piernas recogidas y
cráneo totalmente pulverizado. Junto a él Sepultura 9. En la limpieza interior del re-
había un objeto cobretizado roto, una con- cinto del felino, de pronto el rebaje se topó
cha de ostión, restos de una espátula de con un terreno removido y lleno de terro-
hueso y un trozo de cerámica. Una peque- nes rojizos, del mismo tipo que se había
ña concavidad en la pared sur contenía otra encontrado en la excavación de las tumbas
espátula -como siempre simple y en muy 1 y 3. Se había roto el techo de otra sepul-

VisudeEaO
IGLESIA COLORADA
Potrero El Damasco
f'tanta ( B ) Sepultura N• 8
Profundidad: 1,80 • 1, 90m
Escala: 1:10
Fecha:: 1<4- ll-95

~ 1 a llcenmios; A-E
r::abteu (concha), es~tubs. trozo
pbto aampanado (sobre crineo); F-
G. torteroybarritadecobre.

Lámina 25. l. Colorada. Sepultura 8, tigrillo excepcional, plato


Copiapó con variantes, plato Copiapó con variante más exclusiva.

221
tura, de tal manera que la casualidad obligó nas. Situado en un plano horizontal en de-
a ingresar por el techo en vez del acceso cúbito dorsal bien soldado al suelo, había
escalonado por el sureste. A una profundi- un esqueleto algo deformado y desarticula-
dad entre 1,70 y 1,80 m había palos de do, mezclado en cierto modo con huesos
algarrobo comprometidos con un esquele- de otro esqueleto removido, asociados a un
to adulto en posición recogida, asociado a plato grande parecido en forma a los Co-
cinco ceramios agrupados en el rincón su- piapó, pero en negro pulido por ambas
reste de la fosa: un par de platos acampana- caras con labio ligeramente evertido y re-
dos Diaguita-Inca, un plato Copiapó con dondeado, del tipo Inca Negro Pulido, ade-
llamitas, un pequeño cuenco mezcla de di- más de un jarro zapato más bien pequeño.
seños Diaguita y Copiapó, con mamelones En el relleno de la sepultura se recuperó un
sobre el labio y un jarro zapato (Lámina posible silbato elaborado en una rótula de
26). camélido adulto. Al mismo tiempo, un crá-
neo de camélido pequeño estaba cerca, so-
Sepultura 10. Es totalmente diferente a las bre un fogón.
anteriores y, al parecer un tanto más nueva.
Apareció por detrás del recinto de las cu- No hay dudas que lo último corresponde a
ñas, muy superficial con respecto a la hon- una sepultura aislada. Vale decir, se en-
dura de las restantes y en medio de un cuentra en una zona de cementerio pero
sector con desechos de actividades cotidia- no participa del contexto más profundo.

i Sepultu,..N"7

1
"'

-
S epultu,.. 1 y 3

IGLESIA COLORADA
Potrero El Damasco
Planta sepultura N•g
( Recinto de adobe )
Profundidad: 1,80. 1.70 m
e.ala: 1:10
Fecha:IS-12-95

Sim.b.212m: 1 aSceramios

Lámina 26. l. Colorada. Sepultura 9, plato Copiapó clásico, varian-


te Copiapó y plato acampanado Diaguita.

222
Además que fue ubicada un par de metros zar hipótesis respecto a las cualidades de
al suroeste del conjunto principal. Este con- asentamientos como éstos, lo vital es resol-
junto parece concluir con una sepultura ver los problemas con excavaciones. En ese
(Nº 12), un poco al norte, excavada más sentido aquí se ha reunido un conjunto de
recientemente, con algunos detalles por- evidencias visualizadas sólo de manera pre-
menorizados a través de lajas que rememo- liminar. En efecto, también las ruinas sobre
ran una cista, una urna, un plato Copiapó y la cima del cerro El Rodeo fueron visitadas
otro acampanado. La incógnita obedece a sin practicar excavaciones, a pesar que Nie-
la falta de excavaciones que se aproximen meyer y Cervellino aseguran no haber ma-
al denominado sector del Torreón, varios terial superficial en el rectángulo largo con
metros al este del cementerio, cuyo trabajo divisiones interiores descubierto allí. Se
también se encuentra en proceso, regis- piensa en una construcción que no alcanzó
trándose algunos morteros y cantidades de a utilizarse, pero es posible que sea parte de
cerámica partida. Relacionar ambos espa- un conjunto mayor que permita definir me-
cios con arquitectura residencial es un pro- jor la función de los recintos elevados que
blema semejan te al caso de la relación en- se ubican en una posición privilegiada
tre estas ruinas y las de Las Tamberías, más como punto de observación.
distantes aún y hasta la fecha sin puntos de Que existe una situación más compleja
conexión intermedios. Sigue pendiente el no cabe dudas. De otra forma no se explica
estudio de alguna zona donde la presencia que en la misma área se haya formado un
de jerarquías incas sea más decisiva. En el cementerio rico en componentes, con mí-
inventario del Museo de Copiapó figuran la nima intervención del personal del Museo
boca de un aríbalo y un tumi de metal, Regional Atacama de Copiapó que al me-
ingresados en 1974, pero la mayoría de las nos pudo elaborar un rápido inventario de
piezas que en esa fecha provienen de Igle- los materiales exhumados. El hallazgo se
sia Colorada corresponden a seis platos produjo una década atrás un par de kilóme-
acampanados, un jarro pato negro que tros distante de La Junta, mientras maqui-
puede referirse en realidad a un jarro zapa- naria pesada construía una cancha de fút-
to, un jarro antropomorfo, un plato "estilo bol en uno de los predios agrícolas
local" o Copiapó, una ollita con dos asas y modernos que han surgido en la produc-
piezas de otra naturaleza como un tejo de ción de uvas. En un trabajo de reconstitu-
piedra, "un triturador de piedra", "una pie- ción de los detalles, basado en los datos de
dra solera", puntas de flechas, y una espátu- lbar González, personal especializado del
la de hueso. museo copiapino, y de operarios que traba-
Yéndonos a la desembocadura del río jaron en las faenas aludidas, nos podemos
Pulido, el núcleo detectado en ese espacio aproximar con mucha limitantes al contex-
es menos definido con respecto al tema to fúnebre tardío, no sin antes lamentar
arquitectónico habitacional. Hay que re- que todos los esfuerzos tendientes a estu-
cordar la descripción del poblado que atri- diar la colección, realizados por el equipo
buimos a la Cultura Copiapó sobre la pen- de investigación responsable de esta publi-
diente derecha del río. Su proximidad a la cación, resulten infructuosos hasta la fecha,
junta de los ríos formativos indica que des- y que se haya impuesto el criterio de un
de ahí se marca un interés por mantener capataz que envió las piezas al dueño del
primacía sobre esas tierras. Más que avan- predio en Santiago. Por lo visto, el tema de

223
la Ley de Monumentos Nacionales y el rol tricos o zapatos, vasos y pucos monocro-
de( Consejo de Monumentos Nacionales, mos, "miniaturas de vasijas cerámicas deco-
para muchos sigue siendo letra muerta. radas" y diversos fragmentos de piezas ro-
La maquinaria habría descubierto un tas.
emplantillado de piedra sobre el cual des- No se describen tiestos Copiapó y a pri-
cansaba un muro de adobe, sin quedar muy mera vista el contexto es más variado que el
claro cuál fue la disposición de las sepultu- cernen terio de Iglesia Colorada. Al menos
ras. Lo más probable es que los esqueletos figura un par de aribalos que según el in-
fueran reenterrados en el mismo lugar por- ventario son piezas finas, lo que podría su-
que el inventario sólo se refiere a tubos y gerir un cementerio representativo de una
espátulas de hueso, conchas marinas (¿ta- etapa incaica más temprana, aunque siem-
bletas?), "medallones" o pectorales y "de- pre con la fuerte presencia de los compo-
dal" de cobre, laminas y trozos del mismo nentes Diaguita. Algo similar, en lo que se
metal, cuentas de collar de malaquita, bas- refiere a variedades y riqueza ornamental
tan te cerámica, en su mayoría vasijas de los objetos, sucede en el rescate de ma-
Diaguita-Inca, llámese platos, al menos un teriales en el río Jorquera, reuniéndose dos
jarro pato, un par de aríbalos, jarros asimé- yacimientos claramente distintos en varios

4
O 1 ¡cm

Lámina 27. 1-4. Cachiyuyo-Quebrada Seca, tumbas aisladas frente


a Iglesia Colorada, rescatadas en 1993. El plato 2 refleja una
variante del rostro antropomorfo en plato policromo único; 5.
Plato Copiapó de Carrizalillo Chico.

224
grados con las tumbas del poblado en el taño unos pequenos solevantamientos de
viejo Choliguín. tierra correspondían a tumbas destruidas,
rescatando restos de tejidos, que grafican
Las ruinas en el valle del J orquera comunes deterioros en terrenos alejados.
Los datos de Cerro Castaño y La Guardia,
Transcurrieron más de tres décadas para
por su solitaria presencia hacían presumir
que este valle fuera conocido en su real
una menguada ocupación en el valle del
dimensión como fuente de asentamientos
Jorquera. Iribarren consigna el registro de
prehispánicos tan importantes como los
una extensión plana que alberga un cuadri-
del río Pulido. Antiguas colectas de particu-
látero de forma regular con 20 m por cada
lares habían ingresado una pequeña colec-
costado, encerrando a otra construcción
ción en el ex Museo de la Escuela de Minas
rectangular, con las características del ci-
de Copiapó. Iribarren la revisa en la década
miento de un edificio, asociado a trozos de
del '60 y una de estas piezas figura en el platos acampanados, platos Copiapó con
inventario del Museo Regional de Copiapó llamitas, ceramios negros por ambas caras
como "cacharro atacameño" del ríojorque- que pueden corresponder al tipo Inca Ne-
ra superior, seguramente en alusión al sec- gro Pulido de Niemeyer, y restos del tipo
tor de La Guardia o algo cercano a la unión "pintado opaco". Poco antes de la junta de
con el río Figueroa. El hecho es que el los ríos Turbio y Figueroa se encuentran
cacharro inventariado de be ser aquel que seis espacios rectangulares de 100 m de
Iribarren anota como "cacharro indígena longitud y 10 m de ancho cada uno, con
atacameño con figura de ídolo", correspon- altura promediada en 0,40 m, que Iribarren
diendo a una cabeza humana con una espe- estudia en la desembocadura de la quebra-
cie de cintillo, grandes orejas, ojos con da de La Guardia.
rasgos incisos y vivas pupilas, nariz promi- Pronto veremos cómo las instalaciones
nente y boca entreabierta con expresiva incaicas son más fuertes de lo que se supo-
dentadura, semejando a un anciano. nía, al comentar sitios más abajo o más
También se habla de un par de morteritos arriba del conjunto o núcleo de yacimien-
facturados en ónix y bióxido de silicio, tos que dos equipos de investigadores han
una mano de mortero en forma de falo, descubierto entre Cerro Castaño y La Guar-
una flauta de hueso con tres agujeros, una dia, precisamente en el área marcada por
espátula con mango antropomorfo, tam- las investigaciones de Iribarren, aunque
bién de hueso, una cuchara y varias palas éste sólo esbozó lo que más tarde sería un
de madera, y un objeto raro, como un hallazgo clave. El inicio de esta nueva etapa
palo delgado, de por lo menos un metro de estudios es obra de Seelenfreund, Vil-
de largo, con un anillo de cuero en el ches y Niemeyer en 1996, aumentando el
extremo más ancho, afirmado por un pa- rango territorial Cervellino y Gaete, de lo
lito que atraviesa madero y cuero. cual se ha dado buena cuenta en el capítulo
Son piezas de cementerio que pertene- anterior. El sitio 25, anunciado por los últi-
cen a la etapa tardía de Copiapó. No se mos autores con el nombre de Castaño,
puede asegurar si todo es de los tiempos corresponde a "Las Estacas" en el informe
incaicos, pero el grueso así lo sugiere, y con inicial. Ocupa una explanada sobre la terra-
detalles bien novedosos. Iribarren señala za norte del río Jorquera, a unos 2. 250m s.
en 1958 que en las cercanías de Cerro Cas- n. m., identificándose una agrupación de

225
montículos y depresiones que correspon- La cerámica tardía no sale del patrón
den a restos de sepulturas y probables habi- clásico en que coexisten las manufacturas
taciones semisubterráneas, en el noreste de locales como platos Copiapó y recipientes
la terraza, mientras que hacia el noroeste se Punta Brava con platos rectos de apéndice
concentran sepulturas localizadas bajo zoomorfo, Diaguita-Inca. No figuran refe-
grandes bloques de piedra con o sin asocia- rencia sobre cerámica cuzqueña y ya es un
ción de un montículo y estructuras pircadas hecho que a estas alturas poco o nada se
de uso habitacional. Un intenso saqueo manufacturó alfarería de esta categoría. Ni
deja a la vista parte de los entierros y mate- siquiera parece haber llegado alguna pieza
rial desperdigado, en su mayoría corres- de exportación. Reafirmando nuestras pre-
pondiente a fragmentación de cerámica, sunciones de que los rostros antropomor-
piedra tallada, implementos de molienda, fos emergen, o al menos se popularizan en
restos de comida y adornos. los tiempos incaicos de la zona, se mencio-
En un plan de conservación preventiva, na la coexistencia de "llamas esquemáticas
no se efectuaron excavaciones en el sitio, y cabezas humanas" en uno y otro tipo de
elaborándose un detallado informe donde plato Copiapó. También se encuentra la
se consigna la envergadura del yacimiento variante negro sobre rojo y crema, amplia-
y sus implicancias culturales en que se mez- mente registrada en sitios anteriormente
clan remanentes de los Períodos Medio y descritos.
Tardío, con una mayor representatividad Palas de piedra, manos de moler, pie-
espacial de las manifestaciones propias del dras molinos o morteros y conanas, se en-
último período. Un 30% de los rasgos ana- cuentran ampliamente representadas en-
lizados corresponden a evidencias de tipo tre los rasgos habitacionales, ligados, en
habitacional y más del 50% a montículos y general, a ecofactos como semillas de cha-
bloques erráticos aislados en función de ñar, huesos de mamíferos, roedor y pesca-
sepulturas selladas con piedras lajas. Las do, conchas de molusco y materia vegetal.
viviendas van desde simples refugios en al- Otros componentes de la piedra pulida son
gunos de los bloques aislados o simples pir- percutores, pulidores y un par de cuentas
cados adosados a bloques, en seguida vie- de collar circulares de malaquita. En tanto
nen grandes oquedades o depresiones cuya la piedra tallada se presenta a nivel de frag-
planta es generalmente circular o subcircu- mentos de puntas triangulares peduncula-
lar, que en la mayoría de los casos -sobre das, escasos raspadores de forma circular o
todo cuando sus dimensiones superan los semicircular y una alta popularidad de de-
80 metros cuadrados- se encuentran deli- sechos.
mitadas por grupos de montículos, y des- Un aro de plata, circular con un extre-
pués tenemos la construcción de recintos mo en espiral sencillo, es otro indicador de
pircados -o delimitados por piedras que lo que puede aparecer una vez que se prac-
insinúan rústicamente la presencia de un tiquen las excavaciones correspondientes.
muro- de planta generalmente rectangu- Los responsables del estudio creen que el
lar. Se destaca una estructura de más de 20 sitio pudo haber albergado a grupos más
m por cada lado, con muros de tres hiladas antiguos aún que aquellos del Período Me-
de piedra perfectamente ensambladas, que dio. Lo más claro es que las evidencias de
responde al típico patrón arquitectónico aquel período se presentan espacialmente
Inca. segregadas en el área norte del sitio, mien-

226
tras que el Período Tardío aparece repre- tos en el capítulo anterior sobre la Cultura
sentado en la totalidad del yacimiento. Pa- Copiapó. A decir de Cervellino, los recintos
las y depresiones son rasgos que forman más elaborados, que en pequeña escala
parte de tradiciones más antiguas. Claro marcan alguna presencia incaica en los si-
está que no se conocían depresiones habi- tios Copiapó, y la cerámica junto a la estruc-
tacionales tan grandes. Lo más que se acer- tura de piedras ensambladas en Las Estacas,
caba eran las plataformas de algunas aldeas denotan superposiciones sobre estructuras
Molle, mientras que ciertas plataformas organizativas Copiapó previas, distinguién-
más pequeñas y depresiones circulares indi- dose de esta situación el tambo frente al
viduales son parte del Período Medio en sitio de Los Fósiles, signado con el número
Cabra Atada. Debido a los sesgos propios 28 en el estudio de Cervellino, que identifi-
de una revisión superficial, no es posible ca a una unidad arquitectónica de origen
determinar a ciencia cierta si en los tiempos netamente Inca, con el mestizaje Diaguita
tardíos las palas de piedra continúan en correspondiente y vinculada a un camino
uso, ya que no se registran en sitios también incaico que asciende rumbo a pisos más
grandes como Iglesia Colorada, por ejem- altos antes de La Guardia.
plo, y más parecen surgir las palas de made- Las tamberías en dichos pisos son un
ra·desde los tiempos de la Cultura Copiapó argumento real en favor de la planificación
en adelante. En todo caso, nos quedamos de caminos adecuados. Por el río Figueroa,
con la conclusión de los investigadores en que permite ascender mucho más arriba
cuanto a que la magnitud del sitio 25 o Las delJorquera, prácticamente en línea recta
Estacas, a pesar de la disturbación que pre- rumbo a la laguna del Negro Francisco, el
senta, lo sitúa como uno de los yacimientos comentado trabajo de Niemeyer describe a
arqueológicos más importantes de la cuen- la tambería Las Coloradas, lugar que en los
ca del Copiapó y, más aún, de su tributario planos también figura como Pircas Colora-
el río Jorquera. das, en la unión del Figueroa con el río
Reuniendo los datos de los dos equipos Paredones. Estamos hablando de unos 13
de trabajo comprometidos con esta nueva km al interior de La Guardia, donde las
visión sobre el valle del Jorquera, no hay vegas de Las Coloradas quedaron ligadas a
dudas del fuerte impulso cultural otorgado diez recintos rectangulares contiguos y en
por los asentamientos que al menos desde serie, dispuestos simétricamente respecto
el siglo VI intervienen en la generación de de un eje longitudinal central. En la mayo-
poblados que, a la larga, producen un nú- ría de los recintos, ocupando un rincón de
cleo residencial de rápido crecimiento. Los ellos, todos situados en forma homóloga, se
sitios estudiados por Cervellino y Gaete re- encuentran espacios menores delimitados
flejan una continuidad donde florecen los también por pirca, sean de forma rectangu-
poblados de la mano de las comunidades lar o circular, donde no se excluye que
Copiapó. Allí se insertan luego algunas algunos fueran utilizados como silos. A pe-
obras del período incaico. Esta fuerte im- sar que no se encontró cerámica ni otro
pronta Copiapó también sería causa del indicador en superficie, se atribuye las rui-
crecimiento poblacional en Las Estacas nas a los tiempos del dominio incaico.
( Cervellino, Com. personal, 1997), aumen- Son lugares vegosos incluido el río Pa-
tando la supremacía que ya había quedado redones. Este topónimo podría referirse a
clara en el grueso de asentamientos descri- las ruinas vistas por Niemeyer o bien a otros

227
recintos cercanos. En planos antiguos ches el lugar se iluminaba. En estricta ver-
como el de Espinoza ( 1897) y Riso patrón dad, no tendría nada de raro pensar en
( 1909), aparece marcado como un punto sepulcros relacionados a escalas de acceso,
más de los lugares cordilleranos o identifi- claro que no tanto en la idea de mausoleos.
cando a un río tributario del Figueroa. En Cabe recordar las tumbas de Iglesia Colora-
ambos casos conviene prestar atención por da y el cementerio de La Reina en Santiago.
la posibilidad de una relación con arquitec- El problema radica en que el terreno revi-
turas indígenas al ser un nombre que alude sado es absolutamente plano y, más allá de
a paredes, a paredes grandes. Atención al eventuales modificaciones subactuales,
estilo de lo que hace Bárcena (1991) en el nada señala la presencia de construcciones
registro del dominio Inca en la zona men- al estilo de las referencias orales. La maqui-
docina, al barajar alternativas como "puca- naria excavó un zanjón con pared curva,
ra", "paso" o "puertas" cuando los docu- dejando un piso en descenso contra esa
mentos tempranos incluyen el término, pared. Lo más notorio en el perfil expuesto
señalando también que se trata de ruinas son capas naturales de pisos geológicos vie-
de construcciones posiblemente manufac- jos y nada permitió establecer algunas hue-
turadas con tierra como materia prima. llas que permitieran ftiar la posición de las
El camino recién iniciado con los des- tumbas alteradas o el indicio de alguna que
cubrimientos del valle del Jorquera se va se mantuviera in situ.
ligando a los datos antiguos y ya se arma un El caso es que todo el material recupe-
panorama más real sobre el aprovecha- rado fue obtenido de la remoción del gran
miento de las tierras altas. Es tema para los montículo de tierra depositado por lama-
años venideros definir con mayor certeza el quinaria fuera del zanjón. Al menos un par
papel de este valle en la estructura orgánica de osamentas estaban desperdigadas entre
incaica. Los contextos se perfilan con bue- el sedimento. Era cosa de escarbar a mano
nas expectativas y, aun cuando no se ve limpia para ir recuperando trozos de platos
todavía la emergencia de un poblado como Diaguita-Inca, trozos de un posible jarro
el de Iglesia Colorada, hay muy buenas evi- pato y un aríbalo, espátulas de hueso y ma-
dencias. Sin ir más lejos, un par de kilóme- dera, tubos de hueso con boquilla de made-
tros aguas abajo del conglomerado habita- ra, por lo menos una tableta en concha de
cional Cerro Castaño-La Guardia, vecino a ostión, una maza estrellada de seis puntas,
Trancas del Chañar, maquinarias en faenas un tumi, una pinza y una barrita de cobre.
agrícolas removieron sepulturas incaicas A primera vista parece que se trata de un
que aportan otros tanto materiales distin- contexto fúnebre donde no participa mu-
guidos de inmediato por su variedad y ri- cho la población Copiapó, porque no se
queza ornamental. Al respecto, mientras conocen tiestos de esta naturaleza. Los tro-
excavábamos en La Puerta en 1993, remon- zos de aríbalo y jarro pato son escasos, iden-
tamos hasta el lugarejo de El Chacay para tificando a lo más a una pieza por tipo,
efectuar una inspección al lugar de los ha- comparado con los fragmentos de platos
llazgos. Los lugareños, antiguos habitantes acampanados que corresponden a unas
del valle, aseguraban cosas que lindaban en cuatro piezas con los típicos motivos escale-
lo fantástico. Por ejemplo que allí existía radas, líneas oblicuas y ganchos rectangula-
una puerta de acceso a un subterráneo con res, combinando rojo, negro y blanco. Uno
sepulturas en las paredes y que por las no- de estos platos posee un par de franjas don-

228
de se aprecia la intención por copiar las establecen un centro metalurgista impor-
llamitas del estilo Inca Pacajes, pero no es tante, guerrean con los naturales copiapi-
más que un esbozo relacionado con aque- nos en un pucara, participan del reinado
llo que estimamos corresponde a un re- de uno de los dos señores principales del
cuerdo lejano de las singularidades altiplá- valle, y luego sucumben para dar paso a
nicas, una vez que pasa el tiempo para hechos históricos como la masacre de Juan
personas que arribaron de tierras lejanas. Bobón en su controvertido fuerte y a la
Cinco espátulas de hueso, de aquellas represión de Aguirre sobre los naturales
comunes para otros tantos sitios y una de rebelados.
madera más particular, acompañan a un Teóricamente se supone que La Puerta
par de tubos finamente elaborados, con sería el corazón administrativo de este terri-
boquillas de madera en que se labraron torio al interior de Copayapo. Es un sector
figuras humanas ataviadas, una en posición que constituye una singularidad en el valle
sentada con las manos sujetando las piernas debido a que allí se produce una notable
recogidas sobre el vientre, descalzo, con angostura en la serranía granítica y aparte
moño y un tocado rectangular simple. El de una posible situación de control estraté-
otro está parado, sin identificación de las gico, tiene una importancia práctica muy
piernas, vestido con una especie de cami- destacada por el hecho que se produce una
són y faldellín, las manos a la altura del
tórax, también con moño trenzado y toca-
do sencillo. Los ojos circulares cóncavos

Jjt
parecen haber albergado incrustaciones de
piedras semipreciosas, tal vez malaquita. El
personaje sentado también fue tallado en el 1.

mango de la espátula de madera, de cuerpo


más estilizado, careciendo de la parte supe-
rior de la cabeza, en tanto el mango mismo
está bastante torcido, conservándose sólo la
parte superior de la paleta (Láminas 28, 29 ¡.
y JO).

LOS DESARROLLOS EN EL
RÍO COPIAPÓ

l. De Painegue a Paipote
é .
l

En una historia que compromete a Viña del


Cerro, La Puerta, Punta Brava y Hornitos,
en el tramo superior del valle se va definien-
do un compacto conjunto de yacimientos,
Lámina 28. Potrero El Chacay, río Jorquera. l. Espá-
en las tierras que los documentos colonia-
tulas de hueso; 2. Espátulas de madera; 3. Trozo de
les distinguen como "el valle de Camas- adorno de espátula; 4-5. Tubos de hueso con boqui-
quil". Entre uno y otro punto, los incas lla antropomorfa de madera.

229
7

Lámina 29. Potrero El Chacay. 1-5. Fragmentos de platos acampa-


nados, el Nº 5 con el recuerdo de las llamitas Inca Pacajes; 6. Trozos
de jarro; 7. Trozo de aríbalo.

recuperación de los caudales del río en este evidencias. Por ejemplo, se reconocen sig-
punto (Niemeyer ob. cit.). Distante 56 km nos de arquitectura por medio de ciertas
desde Copayapo y unos 40 km de Choli- piedras que asoman en un terreno más aba-
guin, La Puerta es un sitio con una historia jo del cementerio de túmulos del Período ·
ocupacional antigua, como queda explica- Medio. La presencia de cerámica tardía re-
do en el capítulo sobre el Período Medio. fleja una mayor extensión del yacimiento,
Hoy se está abordaD-do el estudio de los lo mismo que un cementerio de túmulos,
recintos habitacionales emplazados en la un recinto circular, algunas bases de recin-
ladera izquierda del valle, para ir distin- tos cuadrangulares y una pequeña fundi-
guiendo aquellos que serían coetáneos con ción sobre una puntilla de cerro, en los
el funcionamiento del edificio mayor opa- dominios del vecino fundo El Fuerte, toda-
lacete. El avance de las faenas agrícolas mo- vía se conservaban en la década de los '70.
dernas ha borrado de la faz original algunas Las viviendas sobre la pedregosa ladera

230
r

cm 10

Lámina 30. Potrero elChacay. Tumi, punzón, pinza Lámina 31. La Puerta, río Copiapó. Palacete incaico
y maza de cobre. y tumi.

mayoritariamente son sencillas dependen- dos oeste y este, todas medidas de eje a eje.
cias con superficies más o menos horizonta- En 1974, Niemeyer constató que las pircas
les entre roqueríos, sin grandes depósitos aún se elevaban sobre 1,20 m, una altura
de desperdicios. Un par de excavaciones considerable para la situación de mayor de-
reafirman los hechos ya comunes sobre el terioro actual, a pesar del cuidado por par-
mestizaje Inca con las poblaciones locales. te de los dueños del fundo La Puerta. En el
La mayor diferencia se aprecia en la dedica- siglo pasado el historiador Sayago redescu-
ción para construir el establecimiento de bre las ruinas ocultas por un bosquecito de
arquitectura más sofisticada. Prueba de ello chañares y algarrobos, conociendo prácti-
es que en el ala izquierda del cono aluvial camente lo mismo que por extraña coinci-
de la quebrada de La Puerta, prácticamen- dencia aprecia 100 años más tarde Nieme-
te al pie del cerro y en un lugar adecuado, yer, acotando; "todo este edificio está
se construyó una plataforma y sobre ella circunvalado por una muralla a distancia
una estructura residencial algo compleja, de dos metros, que forma un cuadrado de
de típica arquitectura incaica, compuesta treinta metros por lado. Dos salidas se no-
por un muro perimetral que deja un espa- tan: la principal hacia el cerro del poniente,
cio de planta ligeramente trapezoidal, el de cuya base no dista sino el ancho del
cual tiene por lados pircas de piedra calza- camino público, que antiguamente pasaba
da en seco, con un espesor bastante cons- por allí, y la otra, hacia el sur, conduciendo
tante de 0,60 m y longitudes de 27,0 m y a un llano pedregoso".
30,55 m para los muros norte y sur respec- En el interior de la plataforma señalada
tivamente, y 28,70 m y 23,80 m en los costa- por Niemeyer se desarrolla el edificio habi-

231
tacional propiamente tal en torno a un pa- Sólo el papel de las excavaciones permi-
tio central amplio de 20 x 14,50 m, también tirá dilucidar el carácter de la construcción
trapezoidal. En los costados norte y sur se definitiva porque, reconociendo que el cro-
alzan cuatro recintos habitacionales en quis puede interpretar situaciones no rea-
cada uno, que presentan vanos de acceso les, se aprecian algunas diferencias entre
de 0,60 hasta 1,0 m de ancho, abiertos hacia uno y otro documento. Fundamentalmen-
el patio interior, con dimensiones entre te Iribarren considera a lo menos cinco
5,30 x 3,00 m a 5,70 x 3,70 m. dependencias más que Niemeyer. Hay
En el costado oeste del patio se alzan coincidencia en las "kolkas" y en los" pasi-
tres silos o kolkas con ti guas, con paramen- llos" a cada lado de ellas, produciéndose
tos interiores revocados de barro. Las dos una leve diferencia en el número de recin-
extremas son más grandes que las del cen- tos que van por los costados norte y sur, y
tro, con longitudes de 3,20 m que repre- además Iribarren determina que en el ex-
sentan una diferencia de 0,50 m con res- tremo oeste -donde Niemeyer acusa un
pecto a las más pequeña, compartiendo grado mayor de deterioro- por lo menos
todas un ancho de 2,60 m. Pese al aceptable hubo cuatro recintos grandes, a juzgar por
estado de conservación de las ruinas, en el los 8,50 y 6,30 m de frente que específica
lado oriental del patio aparecen restos muy para los recintos centrales.
destruidos de pircas que impiden definir lo Iribarren y Cervellino han practicado
que allí había. pequeñas calas de prueba donde la cerámi-
Desde el momento en que Sayago co- ca registrada siempre está dentro del fuerte
menta la presencia de estas ruinas como mestizaje aludido ya con vasta largueza,
expresión viva del Fuerte Juan Bohon, no pero no es nada lo excavado si se compara
se dudó de la veracidad de esta versión que con las interrogantes que nos impiden co-
cita un informe de una comisión nombrada nocer a fondo el único reducto, de todo lo
a fines de 16 77, para inspeccionar las tierras descubierto hasta ahora, que está pendien-
de Potrero Grande. Como Sayago no inclu- te en el estudio de las instalaciones incaicas
ye a estas ruinas en la labor encomendada principales en la zona copiapina. Las apro-
al agrimensor Francisco de Las Heras en ximaciones sobre el periodo colonial en el
1712, suponemos que ya eran cosas olvida- valle sólo hablan del supuesto fuerte de
das para aquel momento. No parece haber Juan Bohon en el lugar, sin referencias a
nada concreto que permita sostener que pueblo indígena alguno. Pasa lo mismo con
nos encontramos ante el fuerte español, a Viña del Cerro y la nula información sobre
no ser que Bohon haya sentado sus reales las ruinas arqueológicas, claro que los do-
en esta misma construcción indígena, pero cumentos distinguen al pueblo de Paine-
sería de suma utilidad conocer el documen- gue cuya jurisdicción abarcaba esos terre-
to histórico, por razones que saltan a la nos. Es posible que el chequeo de los
vista. Ante una alternativa que puede tener papeles históricos aclaren estas dudas.
varias aristas, lo real es una comparación Mientras tanto, son más claras las mencio-
entre el preciso trabajo topográfico realiza- nes históricas de La Puerta hacia Copiapó.
do por Niemeyer ( 1986) y un croquis a Desde la corriente interpretativa esta-
mano alzada levantado por Iribarren, segu- blecida por C.M. Sayago, se ha vinculado a
ramente en la década de los '60, por lo La Puerta directamente en relación con el
menos unos 10 años antes que Niemeyer. pucara de Punta Brava. De hecho son parte

232
de un mismo esquema que se encuentra en Cerro, por ejemplo, pequeños círculos con
estudio gracias a excavaciones que permi- una depresión central asociados a escoria
ten abandonar gradualmente las suposicio- sobre una pequeña puntilla en la margen
nes preliminares. Luego exponemos los izquierda de la desembocadura de la que-
avances en Punta Brava porque antes hay brada Majaditas, que antes reseñamos
que referirse al centro metalurgista de Viña como evidencias perdidas cerca de La Puer-
del Cerro. Una vez que nos hemos interna- ta, un par de círculos similares en un cerro
do en el valle principal, los datos arqueoló- junto a las viejas casas e iglesia de Carrizali-
gicos decididamente comienzan a cruzarse llo Chico, y los datos aportados por Iriba-
con referencias históricas sobre pueblos de rren sobre escoria en un cerro de Cerrillos
indios y otras vicisitudes. A su debido tiem- A, consignado en el capítulo anterior. No
po también saldrán a colación estos temas. se nos debe quedar en el tintero el hallazgo
El caso es que el centro metalurgista está de un crisol con su vástago en Carrizalillo
ubicado justo en la posición donde los do- Grande, un trozo de vástago en las últimas
cumentos históricos fijan la presencia del excavaciones de Iglesia Colorada y un peda-
pueblo de Painegue o Paineque, hoy Viña zo de cobre fundido de allí mismo publica-
del Cerro y Goyo Díaz, en palabras de Saya- do por Cervellino ( 1994). Hubo metal urgía
go. Existen referencias sobre sepulturas en más localizada o artesanal en las cercanías
potreros vecinos que le agregan compo- de Copiapó, en las vecindades de Viña del
nentes a un complejo arquitectónico que a Cerro (Los Loros), en el río Pulido y toda-
primera vista se aprecia demasiado aislado vía más arriba, en el río Ramadillas, pero
para la importancia que tuvo. La supervi- nunca en la categoría de todo un complejo
vencia de un pueblo indígena -aun cuan- industrial como el que ahora se describe.
do hasta ahora no tenemos más que un En relación a La Puerta, Viña del Cerro
nombre- nos hace pensar en una pobla- se encuentra unos 20 km al interior y se
ción más localizada en dicho espacio, antes compone de cuatro unidades que integran
que suponer sólo traslados desde otras par- campamento para el personal, habitacio-
te para hacer funcionar la empresa de ese nes para funcionarios administrativos, un
entonces. ushnu y una batería de hornos:
El sitio fue descrito parcialmente por
Iribarren en su monografía del año 58 y las Unidad A. Sobre la parte más plana y amplia
informaciones más pormenorizadas, inclui- de la cima, a 50 m sobre el piso del valle,
da una labor de restauración, se deben al compuesta de un gran patio rectangular de
tesón de Niemeyer y a la asociación con 58,5 x 52 m, limitado por un muro perime-
Cervellino. En la cima de un espolón roco- tral bajo de piedra y adobe. En ella se edifi-
so que avanza hacia el valle de Copiapó có el campamento y la plataforma o ushnu.
desde la sierra del Titiritero, en su flanco El campamento es un espacio rectangular
norte o derecho, los incas construyeron un en el extremo occidental del gran patio,
establecimiento dedicado a labores de me- construido con piedras esquinadas y adobo-
talurgia que hasta la fecha resulta único en nes de barro, calzado con barro, paramen-
la región semiárida e incluso parece como tos revocados con limo fino y pisos de barro
algo muy particular en las tierras del Colla- apisonado en las habitaciones. Es un con-
suyu. En el valle hemos detectado otros junto con dimensiones medias de 48 x 20,3
sectores con algunos hornos tipo Viña del m, en forma asimétrica, dividido en tres

233
'r-
'1
1

1
---
.J

L'amma32
. 0 v·-
ma del e erro. Plano d e 1 centro m etalurgico
, (N"Iemeyer 1986) , restos de cnsol
. y d e vastagos.
,

- 234
rectángulos de igual dimensión, comunica- dos y cerámica, prácticas de molienda de
dos por sus respectivos vanos de acceso al grano y molienda de terrrones de color.
patio mayor, como una especie de patios Restos de crisoles se recuperaron tanto en
secundarios que a la vez albergan tres pares los pasillos como en el interior de los recin-
de habitaciones con plantas interiores de tos. Las escasas piezas de metal que perma-
2,30 x 3,40 m, puertas de 0,60 como ancho necieron en el lugar corresponden a una
medio, centradas a sotavento en el muro pequeña hoja de cobre en forma subrectan-
este de ellos, y paredes con alturas a lo gular de bordes laterales rectos, anterior
menos de 2,30 m, conformando un espacio ligeramente curvo y posterior ligeramente
residencial de 48,2 m2. convexo, con una incisión oblicua en una
Se supone que el techo era plano lige- de sus caras. Otra pieza de cobre es un aro
ramente inclinado, en base a una torta de de cuerpo cuadrangular decorado geomé-
barro mezclado con paja de carrizo, de 1 Oy tricamente, con esquinas salientes y largo
hasta 15 cm de espesor. La existencia de gancho de suspensión (Láminas 33; Figuras
postes que sostendrían la techumbre por 1 y 2).
fuera de los recintos se registra en la habi-
tación 5, y corresponde a un poste de alga-
rrobo y uno de espino, con la base enterra-
da a 0,30 m. n
~/1
El ushnu fue erigido en el rincón nor-
deste del patio central. No tiene en planta
una forma exactamente rectangular sino
más bien ligeramente trapezoidal, con mu-
ros de largo muy similar que van de 5,90 a
6,20 m, escalinata de siete peldaños en el
extremo este del paramento sur, y relleno
con adobones y piedras. Su construcción
como única estructura en un sector especí-
fico del gran patio tuvo que ver con el lugar
donde se impartían las instrucciones sobre
la organización del trabajo y, teóricamente
hablando, sobre los asuntos más pertinen-
tes al proceso metalurgista, contabilidad y
control de las materias primas (minerales,
~
.
.

combustible), de los productos y de los ren-


'

dimientos obtenidos en la producción.


Las excavaciones se organizaron por
cortes que seguían los muros. Del examen
de los principales elementos hallados in situ
se concluye que la mayor parte de las activi-
dades de los artesanos se desarrollaba en
los pasillos y no en el interior de los recin-
tos. Es un área que concentra fogones, los

1

Lámina 33. Viña del Cerro. l. Aro ; 2. Lámina de


cobre; 3. Diversos morteros d el campamento meta-
mayores porcentajes de huesos de carr:téli- lurgista.

235
J
(
1.

1
Lámina 34. Viña del Cerro. l. Cerámica Punta Brava; 2-3. Cerámica
Copiapó; 4. Cerámica Diaguita; 5. Vaso rojo pintado; 6. Escudilla
playa; 7. Cerámica Inca Local.

La presencia de trozos de moldes y de das al proceso industrial que a la cotidiani-


crisoles atestiguan el trabajo metalúrgico, y dad casera (molienda de larnita).
los restos de cocina, los añicos de cerámica,
las piedras molinos y las manos, las tierras Unidad B. Es la segunda unidad arquitectó-
de colores, las cuerdas y nudos de totora, nica combinando piedras con adobones.
los cotidianos trabajos domésticos. En rela- Situada a valle de la A en una suave depre-
ción a este rubro, las piedras de moler o sión 5 m más bajo que la explanada princi-
chancoanas se encontraron en cierta abun- pal, ocupa una extensión de 240 m2 y se
dancia en superficie y estratigrafía, casi compone de un recinto con interior de 15
siempre entre el campamento, muro peri- x 16m, con un vano a sotavento de 1,20 m
metral oeste y el ushnu, con un fuerte des~ en el muro oriente. También posee un re-
gaste en su concavidad y muchos fragmen- cinto pequeño como los del campamento,
tados. Un área de molienda bastan te arrinconado en la angulación nordeste,
definida se ubicó en el pasillo junto al re- con acceso dotado de un umbral en el
cinto 4 del campamento, donde se acumu- muro sur, que agrega la presencia de un
laron seis molinos evidentemente más al poyo o plataforma interior de 1m de ancho
servicio de una molienda de sustancias liga- y elevado 0,30 m del piso, armado con ado-

236
Establecimiento metalúrgico de Viña del Cerro. En primer plano, los cimientos de la batería de 26 huayras
u hornos de fundir metal. Al fondo, la Unidad A que contiene el campamento, el ushnu y los muros perimetrales
(Restaurado).

Establecimiento metalúrgico de Viña del Cerro. El ushnu en el sector Nororiental de la Unidad A


(Restaurado).
bones. Se trataría de una habitación-dormi- piedras, pero en su interior llevaba unas
torio y es el único recinto que supone tal piedras y, mayoritariamente, adobes o pa-
comodidad, lo que hace suponer que aquí nes de barro.
funcionaba una especie de garita de con- Los materiales descartados en todo el
trol donde moraba el funcionario jefe del sitio se pueden agrupar en los siguientes
establecimiento. rubros:

- Cerámica. Considerando que se colecta-


Unidad D. Como fue descubierta en forma
ron 3.875 fragmentos, es sin dudas el rubro
posterior a las excavaciones centrales, alte-
de mayor preponderancia y dentro de éste
ra un tanto el orden que separa construc-
la decorada con pintura. El porcentaje más
ciones residenciales y administrativas de la
elevado pertenece a los grandes tiestos Pun-
unidad correspondiente a los hornos. Es
ta Brava que se emplearían como continen-
una casa muy sencilla de planta rectangular
tes de granos, aguas y otros líquidos. Siguen
de 6 x 4 m con muros muy bajos, de dos
en popularidad los platos Copiapó, consi-
hileras de piedras y de una hilada, construi-
derada la variante Negro sobre Rojo y Cre-
da sobre una explanada en la media falda
ma. Si la anterior constituye un porcentaje
del cerro, cerca de una vertiente situada
de 71,2%, esta última llega al 14,7% y am-
algo más arriba que las construcciones ar-
bas copan más de los tres tercios del total,
quitectónicas, con un desnivel de 17m con
acercándose mínimamente la fabricación
respecto a la U ni dad A, condición que per-
de tiestos en cerámica corriente café gris
mitía un escurrimiento gravitacional para
alisado, con un 9,2%. La cerámica Diaguita
alimentación del campamento. Esta mora-
con aculturación Inca es escasa y corres-
da, con fragmentación cerámica Diaguita-
ponde a restos muy pequeños y otros más
Inca en los alrededores, funcionaría como
definidos identificando a platos acampana-
puesto de control del abastecimiento de
dos Negro sobre Crema o Negro y Rojo
agua para el establecimiento.
sobre Crema. Los fragmentos que revelan
formas y decoraciones de tipo cuzqueños
Unidad C. Consta de una batería de 26 ci-
tampoco son muy abundantes y se refieren
mientos de hornos o huairas situados sobre
sobre todo a aríbalos, aribaloides, keros y
una loma recia y permanentemente ventila-
escudillas playas. Agrupándolos con restos
da a monte del campamento, distribuidos
Inca negro bruñido por ambas caras, llegan
en tres hileras más o menos paralelas entre
a un 2,8% del total.
si en dirección SW a NE con la cercanía de
minerales acumulados listos para ser proce- - Crisoles. Son trozos de materiales refrac-
sados. Los cimientos son circulares o ligera- tarios que incluyen los vástagos y los mol-
m en te elípticos, con diámetros variables des. Los restos de crisoles son parte de pie-
desde 2,0 m para el menor a 3,0 m para el zas cónicas de paredes gruesas en base a
mayor, y alturas sobre el piso de 0,30 m. Al una arena refractaria, con un agujero en el
excavar se comprueba un alto grado de fondo, complementados con un brazo o
deterioro de carácter antrópico. El Nº 6 vástago independiente, curvo y con agarra-
presentaba un emplantillado circular de dero. El ejemplar que inspira a estas formas
piedras de aproximadamente 3m de diá- es aquel encontrado aislado en Carrizalillo
metro y entre las piedras, argamasa deba- Grande (Niemeyer H. 1986), en tanto que
rro. Y el horno Nº 18, tenía un ruedo de un trozo de vástago también apareció aisla-

237
do en el descubrimiento de los últimos mu- - Vegetales y maderas. Cuescos de chañar
ros en Iglesia Colorada. En el plano local, ( Gourliea decorticans), caña de carnzo
la técnica de impregnar con una sustancia (Phragmites communis), trozos de madera de
blanca recipientes y vástagos, debe haberse algarrobo (Prosopis sp.), restos de postes de
generado en Viña del Cerro, logrando un algarrobo y espino (Acacia caven), palo de
suavizador de las paredes en con tacto con molle con amarras de cuerdas trenzadas de
el metal fundido impidiendo adherencia dos cabos, palitos teñidos de rojo, espinas
de éste a los poros del material refractario. de cactáceas ( Trichocereus sp.).
El estudio de los moldes todavía no se inclu-
- Fibras vegetales. Corresponde a cuerdas
ye en los informes, así como otros aspectos
retorcidas, y una lazada de totora ( Typha
de la producción de objetos de metal.
angustifolia) .
- Piezas de cobre. Ya fueron descritas las
- Textiles. N o se conservan más que las
únicas dos piezas que hasta el momento se
cuerdas ligadas al palo de molle, un vellón
han encontrado in situ.
de lana de llama (Lama glama) y un vellón
- Minerales y Escoria. De las prácticas indí- de algodón ( Gossypium sp.).
genas quedaron minerales amontonados - Huesos de mamíferos. También provie-
junto a las huairas, lo mismo que una rela- nen de la excavación del campamento, di-
tiva abundancia de escoria alrededor de sus vididos en una mayoría de restos de carné-
cimientos. Los minerales en su totalidad licios y en menor proporción roedores y
eran crisocola con variada proporción de aves que aún no se han especificado.
componentes, y la escoria estaba constitui-
da de cobre, plata, estaño y fósforo. - Productos marinos. Es otro rubro vincu-
lado al campamento, en base a vértebras de
- Piedra pulida. Corresponde a los moli- pescado y una relativa abundancia de mo-
nos ya descritos, faltando por señalar que luscos como caracol (sp.), loco ( Concholepas
tienen forma cuadrangular y ovoidal, ela- concholepas), ostión ( Chlamys (Argopecten)
borados de piedra granítica, arenisca roja y purpuratus), almeja (Protothaca thaca), cho-
lava porfirica: Se completa el rubro con las ro ( Choromitylus chorus) y una caparazón
manos de moler, los guijarros de cantos entera de equinoideo, erizo (Loxechimus al-
rodados dedicados a la molienda de tierra bus).
roja, y algunas piedras esferoidales usadas
como machacadores o martillos. - Misceláneo. Garra de felino, pluma de
ave y guano de llama.
- Piedra tallada. Es muy escasa y se reduce
El recuento de los materiales recuperados
a tres puntas triangulares con un pequeño
en superficie y estratigrafia en el campa-
pedúnculo y aletas, muy típicas desde el
mento, relata una febril actividad que pare-
Período Medio en adelante en la cuenca
ce comprometer a una mayor cantidad de
del río Copiapó.
personal flotante que la sugerida ocupando
- Semillas y otros vegetales agrícolas. Se cir- las piezas del campamento y la depend-
cunscriben al área de cocina del campa- encia de control. Unas 10-12 personas po-
mento, expresadas por medio ~de semillas drían caber en los pequeños cuartos, se le
de cucurbitáceas (zapallo) y corontas de suma al funcionario administrativo y unas 5
maíz ( Zea mays) . personas más que hayan ocupado la vivien-

238
da cerca de la vertiente y tenemos un núme- alude a estas tierras con el nombre español
ro aproximado de 18-20 trabajadores como que se impuso sobre el viejo Painegue:
mínimo. Pero ante la pregunta si son puros "Este lugar, llamado Potrero Grande, es
hombres trabajando entraría a tallar una la parte más fértil o, mejor dicho, la única
parte aún oculta de este contexto sociocul- parte realmente fértil y agrícola de todo el
tural, porque debería existir un sector resi- departamento de Copiapó. Su suelo, com-
dencial en lo llano del valle de donde pro- puesto enteramente de escombros y detri-
cediera mano de obra, entre ello la tus de las masas porfideas que la rodean,
participación de mujeres. Niemeyer piensa produce la mejor fruta, los más famosos
en un personal trasladado desde Punta Bra- melones blancos, higos, sandías, y aquí fue
va. También podría ser desde La Puerta, donde vi con placer pequeños campos de
aunque este último lugar se perfila más trigo. Un límpido arroyo de agua fría ser-
bien como el hábitat de un grupo jerárqui- pentea por un prado artificial de lucerna,
co. Pero nada está cerrado a las posibilida- sombreado de frondosas higueras. El vera-
des si se trata de lugares muy cercanos entre no de aquí es caluroso y llega tan temprano
sí. El desaparecido pueblo de Painegue
anda rondando a la hora de pensar en una
provisión local de operarios, sin perjuicio
de las necesidades por recurrir a gente de
otras partes.
Pensar en la existencia de un asenta-
miento mayor en el sector parece plausible.
Ciertas interrogantes de los mismos investi-
gadores del yacimiento plantean la posibili-
dad, primero, al descubrir que los molinos
y las manos, muchos de los cuales eran de
piedra ajenas al lugar, presentaban desgas-
tes que indicaban un uso previo en algún
poblado cercano, y luego en lo relativo a la
ausencia de corrales en el establecimiento,
que obligaría a generar el espacio necesa-
rio para la rehabilitación de las llamas car-
gueras en la caja del valle, al pie del cerro y
a orillas del río. Otro dato. En la segunda
expedición de Iribarren al valle de Copiapó
(1969), obtuvo un par de platos acampana-
dos Diaguita incaico y el cráneo de un adul-
to de una sepultura abierta en Palo Blanco,
"5 km al interior de Loros, en la orilla sur
del río". Vale decir, frente a San Antonio, al - - - - - - - 1 0 c m.

lado de Viña del Cerro (Lámina 35).


Aún más, las bondades de esta parte del
valle arrancó un preciso comentario del Lámina 35. Palo Blanco, hallazgos aislados. Platos
viajero Ignacio Domeyko, cuando en 1844 acampanados Diaguita incaico.

239
que, el20 de marzo, cuando yo vísítaba por Pueden faltar documentos por revisar que
primera vez estas regiones, ya estaban reco- desmientan este supuesto desconocimien-
giendo y secando la segunda cosecha de la to del centro metalurgista en tiempos histó-
higuera (los higos), en tanto que en Copia- ricos, pero se mantiene la impresión sobre
pó los árboles estaban aún cubiertos de un abrupto silencio de los hornos, crisoles
brevas. Cabe deducir de ello que en esta y producción de objetos de metal.
parte del valle de Copiapó el verano viene En una de las temporadas de excavacio-
dos meses y medio antes que en la costa, nes en Punta Brava ascendimos los zigza-
pese a que Potrero Grande dista apenas 15 gueantes caminos que conducen a las mi-
millas en línea recta del mar y a que la nas que figuran en documentos históricos.
superficie del valle, de acuerdo con mis La mayor extensión corresponde a vestigios
observaciones barométricas, se halla a de los últimos siglos que en más de algún
1.000 ó l. 200m. de altura sobre el nivel del caso pueden estar tapando labores indíge-
mar. " nas. Por lo visto, se trata de cerros plagados
Ignoramos si a estas mismas tierras se de huellas mineras y en esa rápida inspec-
refieren las crónicas que ponderan el ren- ción por lo menos detectamos una peque-
dimiento de los campos de maíces, pero ña mina aborigen, de corto desarrollo,
asoma otro aspecto para explicar el porqué unos cuantos metros más arriba de la pri-
de la emergencia de un conjunto de pobla- mera instalación histórica grande, subien-
dos cercanos, a los cuales se les está recono- do por el camino al costado este del pucará.
ciendo cada vez más su implicancia en el Un simple laboreo no basta para definir el
desarrollo de las poblaciones tardías del origen de esta mina, pero si la presencia de
valle. De hecho, la importancia del centro una pequeña muestra de cerámica mono-
metalurgista ha sido reconocida amplia- croma sobre una estrecha explanada exte-
mente por expertos en las culturas andinas, rior. Aunque no es mucho, a lo menos
pero la cantidad de problemas que se de- aporta algunas luces sobre las minas que
ben resolver en estos sitios requieren de estaban aportando materia prima para las
estudios a más largo plazo, en especial en el fundiciones. En este punto se ve una cone-
análisis más a fondo de los materiales recu- xión entre Punta Brava y Viña del Cerro,
perados, en una definición más certera de fuera de otra serie de vínculos normales
la organización interna del complejo indus- entre una misma población.
trial, en el tema de la minería incaica, en el
rol desempeñado por este complejo pro- Punta Brava. Para entender cómo se visua-
ductivo en el plano local y regional, en el liza este poblado fortificado es necesario
tema de la producción vs distribución, despejar algunos supuestos y dejar sentado
como también en los mecanismos de tribu- ciertas aprehensiones ante postulados vi-
tación hacia el Cuzco. Sin embargo, cabe gentes. El estudio de Sayago indica que en
señalar que sorprende la falta de referen- 1712 este paraje era conocido con el nom-
cias sobre un sitio como este en las crónicas bre de "Pucará del Inga" y en esa condición
y documentos coloniales. Es como si hubie- fue observado por el agrimensor Las Heras.
ra declinado su función antes del arribo de Vastamente se ha explicado que por estas
los españoles, al punto de pasar desaperci- tierras del valle lo común ha sido estudiar
bido para quienes revestía mucha impor- contextos fuertemente mestizados entre
tancia conocer la industria minera local. Diaguitas, Incas y Copiapoes, donde las pie-

240
zas Incas más puras figuran con escasa re- ma fragmentación cerámica. Mientras no
presentación. Quienes mandan en estas tie- se excave esto será un obstáculo permanen-
rras serían jefes locales que responden a la te para cualquier análisis, considerando
confianza de la jerarquía cuzqueña, con que es una construcción pircada cubierta
residencia en lugares cono La Puerta. Es la con una mayor cantidad de restos históri-
idea que expone Niemeyer ante la mayor cos.
presencia de cerámica local en Viña del Un segundo problema por abordar es
Cerro, avalando una organización a cargo la posible relación de este pucara con aquel
de funcionarios no cuzqueños. que describe la crónica de Bibar en 1558.
Los documentos coloniales hablan de Hay una serie de premisas que se deben
un gobernador incaico en el valle de Elqui, tomar en cuanta a la hora de confrontar el
sugiriendo que Copiapó es regido por fun- relato histórico con las evidencias concre-
cionarios supeditados a esa distante jerar- tas que hoy están a la vista. No se puede
quía. U nos cuan tos kilómetros aguas abajo decir de buenas a primera que este no sea
de Punta Brava, viejas excavaciones de Car- el lugar de la crónica. De hecho es el único
los Campbell obtienen ceramios y metales pucara conocido en el valle. Pero debe im-
más cuzqueños que luego se detallan. En la ponerse un análisis más exhaustivo de las
cima del pucara hubo una construcción posibilidades que se barajan, entre lo cual
mejor elaborada que Iribarren (1958) des- está el problema de las alteraciones produ-
cribió como un recinto cuadrangular, de cidas por la agricultura sobre evidencias
muros con esquinas, terminados con pie- extendidas hacia la parte llana del valle,
dras hiladas en ángulos rectos de aproxima- donde se reconocen restos de cerámica es-
damente 16 metros cuadrados, conserván- parcida en los viñedos.
dose alturas de 0,80 m. En el plan, lo único Punta Brava se encuentra a 60 km de
de patrón incaico es una pequeña pieza Copiapó, en la quebrada del mismo nom-
disonante con la otra arquitectura más sim- bre, en la banda derecha del río. Consta de
ple del poblado. un poblado sobre un áspero cono aluvial
Este es un reducto fortificado con po- unido a un espacio fortificado o pucara que
blación permanente, preparado para reci- se levanta en el flanco derecho de la que-
bir el aumento de residentes en casos de brada como un espolón que se interna en
emergencia. Haya sido o no la casa de un el valle, cubierto de recintos aplataforma-
principal peruano, hay que dejar un parén- dos en el faldeo, muros atravesados en el
tesis en el tema sobre la posible morada "embudo" de acceso a la cumbre y otras
"del curaca que representaba la autoridad construcciones defensivas en la cumbre
del inca" (Sayago, C. M. 1874), porque cada misma:
investigador experto en el sistema Inca que
ha visitado el lugar, llámese Rex Gonzalez, - El poblado al pie del pucara. Ocupa una
Raffino o Hyslop, quedó convencido que extensión en planta de 2 ha, entre el espo-
un edificio al otro lado de la quebrada Pun- lón y un lecho de cierta profundidad que
ta Brava está dentro del patrón arquitectó- corre por el otro costado de las viviendas.
nico peruano. Cervellino colectó un poco No existe una separación taxativa entre el
de cerámica en superficie y no se aprecian despliegue de los recintos sobre el cono
indicadores más contundentes, si compara- aluvial y aquellos que van trepando por el
mos con el mismo pucara y su numerosísi- sector fortificado, pero sí hay variantes que

241
distinguen dos categorías mayores y una nimos trozos de caparazones de erizos, de
tercera muy particular. conchas de choros, almeja y ostión, tam-
El grupo principal lo forman 60 recin- bién algunas vértebras de pescado
tos en forma de depresiones circulares a Bastante separado del núcleo principal
elípticas, delimitadas por muros de balones del pueblo, entre grandes bloques hacia el
superpuestos completado casi siempre por fondo del cono, existe una concentración
bloques angulares mayores. A veces se aglu- de ocho recintos circulares, que parece un
tinan dos o tres tangencialmente en eviden- pequeño conjunto de aquellos mitimaes el-
te relación de continuidad. En ocasiones, quinos. En el signado con el número 28,
se organizan los recintos alrededor de un una pirca se adosa a una roca y a primera
gran bloque rocoso que les brinda protec- vista no tiene nada de particular, pero en la
ción y no es raro que se aproveche un semi- excavación aporta una urna finamente de-
alero que puede servir de lugar de almace- corada en todo su cuerpo, incluido un ros-
namiento. Debido a lo accidentado del tro humano en el cuello. La particularidad
terreno, cada vivienda fue construida en radica en que es una pieza excepcional, de
cualquier parte donde fuera posible y éstas un estilo y técnica propia del valle de Elqui
se confunden entre los bloques de andesita (Lámina 37). El espacio interior práctica-
de variados tamaños, desde muy grandes a mente sólo mantuvo los trozos de esta pieza
medianos y chicos, todos de aristas vivas. y el resto es una escasa cantidad de otros
Treinta y nueve estructuras fueron ex- desechos.
cavadas y 13 recibieron atención parcial En la parte inferior del poblado se alza-
por medio de sondeos, con una profundi- ron estructuras más amplias delimitadas
dad promedio de 1O cm y en no más de seis por muros de piedra superpuesta en doble
casos de 20 cm, por eso que se obtienen hilada, sin argamasa. Son espacios más o
bajos porcentajes de desechos, contrastan- menos planos, como uno de forma polígo-
do claramente con los miles de fragmentos nal (Nº 18) con una superficie de 132 m 2,
cerámicos distribuidos sobre la superficie, que posee tres accesos visibles e incorpora
especialmente en la parte más próxima al en su lado suroeste un gran bloque de roca.
acceso del pucara. De más esta decir que el Como no arrojó material cultural, podría
sitio es el gran reservorio de cerámica Pun- tratarse de una especie de plaza. Otro espa-
ta Brava al quebrarse cientos de grandes cio vecino (Nº 19A) es amplio e irregular,
recipientes en el transcurso del poblado. de 75 m2, no enteramente cerrado, domi-
Las excavaciones confirman dicha popula- nado por un gran bloque andesítico que
ridad. Enseguida lo que más aparece, pero deja a valle un recinto protegido bajo alero.
a distancia de lo primero, son los restos de Tiene muros delimitados formados por
platos Copiapó normal y en la variante con acumulación de piedras sueltas. El del oes-
el fondo crema. Sigue el tipo Diaguita-Inca te corre paralelo a una calle o pasadizo que
en platos acampanados y el tipo café rojizo lo separa del recinto 18 y da acceso al inte-
alisado corriente. rior del poblado. En la superficie había una
Entre las escasas piezas de metal se en- gran cantidad de cerámica Punta Brava.
contró un posible brazo de pinza depilato- Un tercer espacio abierto (Nº 26) es
ria de cobre, mientras que el resto de los más complejo y de mayor dimensión, lle-
desechos se compone de fragmentos más gando a una superficie de 430m2, de forma
bien pequeños de huesos de camélidos, mí- poligonal delimitado por muros de doble

242
hilada. Está dividido en dos áreas desigua- 1,80 x 1,90 m, muros de 0,60 a 0,70 m de
les por una pirca casi en sentido norte-sur, espesor en piedra tabular canteada, calzada
comunicadas por un vano. Hay un sector con argamasa de barro, de altura prome-
grande o área superior y sigue otro menor, diada en 1 ,O m, y un vano de acceso en el
de 17 x 7, 70 m, que alberga a un pequeño costado oeste de 0,60 m, con umbral (Lámi-
recinto típicamente incaico de planta rec- na 36).
tangular, con dimensiones inferiores de La excavación más que nada significó

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1

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E LEVACION A- A
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PLANTA

Lámina 36. Punta Brava. Plano del pucara, detalle de una plataforma de la cumbre y recinto único de patrón
arquitectónico Inca.

243
PLANTA
y ? 4 6 ? 1pm

~_;;¡~~=~BJlit~ -~
ELEVACION

Láffiina 37. Punta Brava. Edificio con rasgos arquitectónicos incai-


cos, urna del recinto 28 y plato acampanado de un plataforma.

un esfuerzo por despejar a este recinto de Desde este punto a las puertas del po-
escombros porque el interior estaba limpio blado, el "callejón" conduce al faldeo del
de desechos culturales. Además, el limitado pucara, cuyo tramo inferior está cubierto
espácio interno a lo sumo habrá permitido por un grupo de 14 plataformas construi-
la convivencia de dos personas. Eso y el das contra la pendiente, con una superficie
notorio contraste entre estos muros de ex- máxima de 8,0 x 5,0 m y una mínima de
celente factura con los mismos muros deli- 2,0 x 2,3 m, prácticamente sin muro de
!flitantes de la estructura mayor y con todo contención frontal. Las formas son elípticas
el resto ~e las viviendas, donde prima lo· a subrectangulares. La mayoría quedó ubi-
tosco, permite suponer que allí vivió un cada a un par de metros de altura y el resto
funcionario incaico de rango medio. Tal en la parte media a superior de la pendien-
vez una persona dedicada a controlar el te, cargadas al costado derecho. Estas últi-
acopio y distribución de minerales hacia mas apoyan su respaldo en la roca funda-
Viña del Cerro, por ejemplo, ya que están mental que flanquea el embudo de acceso
las minas cerro arriba y en el patio o área a la cumbre y estuvieron más protegidas al
mayor pudo apreciarse la presencia de par- quedar tras las murallas que cruzan ese em-
tículas de mineral de cobre como si fueran budo. Son superficies espacialmente inde-
producto de antiguas acumulaciones de mi- pendientes una de otra, vale decir no tie-
neral, permaneciendo lo más finamente nen relación de contiguidad entre sí.
molido. Al carecer de pircados y estar mimetiza-

244
El valle de Copiapó hacia aguas arriba de La Puerta. En primer plano, ruinas del Centro Administra-
tivo Incaico.

Pucara de Punta Brava y su embudo de acceso. Sobre el flanco derecho del curso medio del río Copiapó, a
unos 60 km de la capital.
das en el escombro de falda, pasaron desa- - La cumbre del pucara. El acceso a la cima
percibidas para los huaqueros. Eso permi- se consigue ascendiendo por un rodado
tió recuperar abundante cerámica Punta entre rocas grandes donde se encuentran
Brava, Inca-Diaguita y Copiapó. Lo inaltera- dos muros transversales pircados, de 30 y 40
do de los depósitos permite realizar cuan ti- m de longitud, que es preciso franquear,
ficaciones confiables, ya que prácticamente constituyendo las principales defensas del
se excavaron todas. Otra garantía es la posi- acceso. Por todo el resto del perímetro es
bilidad de efectuar montaje de la cerámica absolutamente inaccesible, de allí que en
in situ. En efecto, fue más o menos común estos bastiones pircados descansaba gran
recuperar gran parte de los tiestos que que- parte de la responsabilidad por evitar que
daron atrapados entre las rocas laterales a la cumbre fuera tomada.
las plataformas. En el mismo lugar resulta- Alcanzando el portezuelo que se en-
ba efectiva la identificación de los platos cuentra a cota 998 m s. m., y mirando al
Diaguita incaico y Copiapó. Si era necesa- suroeste, aparecen las estructuras que de-
rio se recurría a la revisión del desmonte fienden la cima propiamente tal: un muro
donde había filtrado otra buena cantidad de contorno a media ladera, que da vuelta
de cerámica. Lo que fue especialmente sig- la puntilla rocosa. Tiene 52 m de longitud.
nificativo en una de las plataformas más Más arriba se emplaza un nuevo muro más
elevadas, cuyo largo desmonte cubría un o menos paralelo al anterior a cota 1014 m
enorme porcentaje de trozos. Como es im- y longitud de 40 m. Todavía se conservan
posible recuperar recipientes Punta Brava algunas partes en buenas condiciones, de-
intactos y ni siquiera efectuar montajes, la mostrando la construcción de gruesos mu-
revisión de los pedregales hacia abajo de las ros constituidos por piedras grandes esqui-
plataformas es la manera más eficaz para nadas sin calzar y se ven más bien como
obtener grandes fragmentos que delineen amontonadas rústicamente. De las estruc-
las formas originales. Hay que decir que la turas más próximas a la cima que mejor se
única pieza de Copiapó completa es un mantienen, cabe citar otras plataformas
recipiente publicado por Niemeyer en su (números 23 al 37), distribuidas rodeando
obra de 1986, que volvemos a insertar en la cumbre, a una ligera menor cota por sus
este trabajo. Las urnas publicadas por otros costados.
autores son vasijas diferentes. La cumbre ha sido profundamente alte-
Entre las plataformas superiores se re- rada y es difícil reconocer la construcción
. gistraron trozos Punta Brava con aplicación que vieron Iribarren y Niemeyer a fines de
de cordones y detalles faciales por pastilla- los '50. Esta comprende una superficie útil
je, reflejando aspecto muy poco estudiados de 2.650 m2, a una cota de 1023, 4 m s.m.,
de esta alfarería copiapina. Además se des- con lo que la altura del cerro sobre el cami-
taca el registro de finos vasos café rojizos, no público antiguo que pasa a sus pies as-
que deben corresponder a la forma de los ciende a 143,40 m. En la puntilla del ángulo
keros, de simétricas siluetas, delicada elabo- nordoeste del cerro, a cota 1.002, aparece
ración y bases circulares notoriamente pla- un corto muro que interpretamos con una
nas. Elementos de molienda y corontas de función de atalaya, ya que desde ese punto
maíz, figuran en este inventario. En lo de- se domina un amplísimo sector del valle
más, siguen aportando con restos de camé- aguas abajo, mucho más lejos que Horni-
lidos, pescado y moluscos del Pacífico. tos. Desde la plataforma 31, del sector sud-

245
poniente, ocurre lo mismo respecto al valle Los guijarros rodados pequeños junto a
aguas arriba, es decir, de La Puerta más al los muros defensivos deben ser los proyec-
interior. Tales recintos son plataformas que tiles utilizados en las hondas. Mientras tan-
tienen su apoyo posterior en el cerro y pro- to, lo único que podría corresponder a una
tección de muro pircado en medialuna a arma hispánica fue una pequeña pieza de
valle. fierro cuadrangular, con un cierto filo, re-
Las excavaciones pusieron en evidencia cogida en una de las plataformas tras los
una ocupación no demasiado potente que muros en el embudo de acceso.
contenía apreciable cantidad de fragmen- Así como las minas sobre los cerros más
tos cerámicos, puntas de flechas relativa- altos ligan a una parte de la historia del
mente pequeñas, restos de conchas de os- pueblo con la producción de piezas metáli-
tiones, choros, almejas, locos y caparazones cas en Viña del Cerro, lo que indica que
de jaiba y de erizos. En todos los sectores hubo moradores en actividades de minería,
excavados no faltaron los desechos de ali- un alero en el fondo de la quebrada y otra
mentos del mar, lo que es coherente con la cavidad bajo una gran roca, a la vuelta del
popularidad de los asentamientos incaicos pucara, junto al camino antiguo, guarda-
en el litoral. Cuando no son asentamientos ban restos de los productos agrícolas culti-
con cerámica cuzqueña, son especies de vados al lado del río. El alero fue un lugar
colonias de pescadores surtiendo de pesca- de almacenamiento de porotos, muchos de
dos y mariscos al interior, cuya cerámica los cuales se conservaban cubiertos por ho-
deja mucho que desear comparado con la jas de algún arbusto local, en evidente in-
excelencia técnica acostumbrada. tención de conservarlos en buenas condi-
También se efectuaron colectas superfi- ciones, o esconderlos, ya que es un lugar
ciales en la pendiente de las plataformas, retirado del poblado. La oquedad bajo la
notándose una cierta mayor abundancia de roca es oblicua, baja y estrecha, permitien-
restos de platos acampanados y de escudi- do ocasionales permanencias de personas.
llas playas. De uno de estos derrames surge Un par de corontas de maíz podrían indi-
el registro de un anillo espiralado de cobre. car otro lugar de almacenaje más insospe-
Si Iribarren clasificó su material de acuerdo chado todavía ya que la revisión de estos
al espacio en que fue colectado, el próximo lugares más bien es obra de la intuición que
paso será comparar ambas colecciones para de señales_que conduzcan a su descubri-
ver en cuanto se cumplen nuestras aprecia- miento.
ciones. La cerámica recuperada en estrati- Queda pendiente lo relativo a la posible
grafia es de tipo Copiapó, Punta Brava y morada del representante del inca en este
Diaguita aculturada. Se advirtió que la últi- lugar. El problema es que ante lugares tan
ma alfarería aparecía más bien en relación cercanos entre sí, definir de buenas a pri-
con el nivel superior, sobreyaciendo a la mera dónde se instaló la jerarquía que con-
cerámica Punta Brava y Copiapó que abun- trolaba toda esta tierra del valle de Copiapó
dan en mayor proporción en el nivel infe- no es fácil mientras sigan quedando dema-
rior de la excavación. Este importante pun- siados cabos sueltos. Por las apariencias ex-
to es una punta de la posibilidad por ternas la prioridad la mantiene La Puerta
distinguir con mayor propiedad el panora- pero falta excavar el edificio central o "pa-
ma sobre la ocupación preincaica de este lacete"
pucara. A escasos 1 O kilómetros aguas abajo de

246
Punta Brava se encuentra Hornitos. Según material calcáreo abundante en la ribera
Sayago allí existió un caserío de labradores del río, un kilómetro aguas arriba. El diá-
cuyas acequias aún se manifestaban en metro y la hondura de las tumbas iba de
1677, y que fue rebautizado con el nombre 0,60 m a 2,00 m de diámetro y de 0,80 m a
español de "Las Puentes". Entre Las Puen- 1,80 m de profundidad. Los niños fueron
tes y Tres Puentes, como se conoce el lugar sepultados en las tumbas más pequeñas.
del anterior pucara, habría que dirimir si Hablar de una sepultura con un diámetro
sólo es alcance de nombres o hay algo más de dos metros es pensar en una fosa bastan-
de fondo. Hornitos está a la vista de Punta te elaborada si nos basamos en el informe
Brava, incluso unas fotografías de 1966 to- que describe paredes pircadas. A la distan-
madas por Iribarren que apuntan hacia cia viene a la mente el dato sobre el muro
este cerro están caratuladas como "Pucara detectado en tumbas las también muy ricas
de Hornitos" en vez de Punta Brava, mani- de Rodeo, río Pulido, y la versión más idea-
festando un vínculo sugerente entre ambos lizada sobre las tumbas colectivas de Potre-
lugares. Un pucara satisface las necesidades ro El Chacay en el Jorquera. Es decir, son
de la población a la redonda, de manera evidencias de contextos un poco más tar-
que no extrañaría tanto lo anterior. Ahora, díos que cementerios tipo Iglesia Colorada
si fue el pucara de La Puerta o de Hornitos o, en su defecto, coetáneos pero de una
es otro problema. mayor categoría. El asomo de la jerarquía
Las fotografías de Iribarren también política y administrativa que escasea como
muestran algunos detalles de las sepulturas evidencia concreta, aunque debemos pro-
excavadas en la década del '50 por Carlos clamar esto con los límites propios de situa-
Campbell. Se aprecia un terreno pedregoso ciones nuevas, sin apoyo aún de datos más
junto a un camino de vehículos, con pozos contundentes. Sería sugerente suponer
cilíndricos revestidos con piedras, en la que estamos en la huella de quienes respec-
quebrada de La Negra entre las casas de la tivamente administraron los territorios del
hacienda Hor_nitos y la planta hidroeléctri- Pulido, Jorquera y Copiapó, pero habrá
ca de Elisa de Bordos. Campbell descubrió que esperar qué dicen las próximas excava-
las tumbas entre grandes rocas diseminadas ciones, ya que las jerarquías no están sim-
por toda la quebrada, aunque ya era un plemente en todas partes. Hornitos es un
cementerio fuertemente perturbado. La ejemplo no común con sus materiales más
mención sobre el uso de los platos indíge- incaicos y nos ayuda a aceptar que no va-
nas por parte de los inquilinos, al margen mos a encontrar grandes cantidades de pie-
que sea o no verdad, grafica la riqueza de zas cuzqueñas, porque una vez instalados lo
estos contextos que llegan a incluir objetos incas, la alfarería de origen Diaguita es ab-
hispánicos. Basta apreciar la can ti dad de solutamente funcional a sus necesidades de
piezas obtenidas por Campbell de una sola orden cotidiano y ritual.
sepultura para darnos cuenta sobre la bon- Hay otros lugares con alfarería peruana
dad de las ofrendas: 32 objetos entre alfare- neta, y en ello habrá que establecer si son
ría, metal y torteros de piedra. los pasos de las primeras entradas al territo-
La mayoría de las tumbas fueron exca- rio semiárido, cuando el equipaje incluía
vadas en el piso ripioso preparando un foso sólo cosas importadas, o bien prueba de
recubierto por piedras unidas con barro, una permanente incorporación de utensi-
muchos tapados con trozos irregulares de lios que venían de afuera. Los cernen terios

247
de Coquimbito y Altovalsol, en el lugar don- perior del cuello, y un par reticulados café
de habría vivido el gobernador inca, no a lo largo de un solo frente del cuerpo.
destacan precisamente por la contunden- Contenía aquel residuo amarillo que he-
cia de alfarería foránea. Existen sitios con mos visto en algunas urnas, interpretado
piezas de mejor calidad. Por ejemplo, Lima- como maíz molido de chicha por Camp-
rí, Freirina y su llamativa ergología reparti- bell. El otro aríbalo es más fino, con la base
da entre objetos de ofrendas fúnebres nor- completamente cónica y dibujos negro so-
males y de santuarios de altura, y Caldera bre rojo rellenando todo el cuello (hileras
que se perfila como un lugar insospechado de rombos) y un frente del cuerpo con
desde el punto de vista de los intereses alternancia de campos cudriculados e hile-
IncaiCos. ras de rombos. Al lado opuesto sólo lleva
La tumba excavada por Campbell era dos líneas negras terminadas en grecas;
un pozo forrado adosado a una gran roca, Cuatro escudillas playas con cabeza de ave
con diámetro aproximado de 1,20 m y una y protuberancias en recuerdo de la cola y
profundidad de 1,80 m. Bastante, si se de- dibujos café-rojo. Un par más grande va de
bía excavar un terreno pedregoso. El relle- 15 a 17 cm de diámetro y el otro es parejo
no estaba compuesto por unos 50 cm de en 10,5 cm; Dos platos bajos de 15 cm de
ripio con varias piedras grandes encima de diámetro con borde evertido, exterior "rojo
una capa de barro, y luego un ripio donde ladrillo" e interior blanco con una guarda
habían fragmentos de cántaros. En el fon- de líneas negras y café rodeando la boca;
do había tres osamentas, lo que confirma la Una botellita de cuerpo esferoidal, cuello
presunción sobre las tumbas colectivas, con más o menos recto y asa oblicua. Altura de
cuerpos agrupados y no dentro de cámaras 15 cm con líneas en V sobre el c~ello y
laterales como en Iglesia Colorada, a pesar cuerpo con alternancia de líneas rectas y
que aquí la tendencia es más de carácter dibujos pequeños que no se aprecian, pero
individual. Un individuo estaba sentado deben corresponder a llamitas estilizadas
con las rodillas pegadas al cuerpo, mirando igual a otras botellas idénticas que se han
al norte, y los otros acostados. No hay distin- encontrado en Paipote y La Serena, recor-
gos de ofrendas individuales porque se ha- dando motivos Inca-Pacaje.
bla de una "nidada de objetos de cerámica" Los dos últimos ceramios son una pro-
como las que hemos visto en Iglesia Colora- ducción más local de la inventiva incaica.
da, y a lo más se puede percibir que porta- Platitos con la guarda sobre la boca existen
ban anillos de oro y plata, en tanto que uno en Caldera y Elqui, variando de puras rayi-
deber haber llevado un aro de plata y otro tas a combinación con triángulos. Otro ce-
de oro muy similares, y otro individuo un ramio es una especie de olla monocroma
aro de plata. que no describe Campbell, de cuerpo esfe-
roidal con una asa amplia en posición obli-
El conjunto de piezas comprometidas con
cua similar a las copas en pedestal, y cuello
las osamentas es la siguiente:
corto evertido.
- Cerámica. Comienza a aparecer al 1,30 El acostumbrado uso de alfarería regio-
m de profundidad y consta de 16vasijas: Un nal corresponde a seis platos acampanados
par de aríbalos de porte mediano (20 y 25 de un porte parejo (17-18 cm de diámetro).
cm de alto), uno decorado con sendas lí- U no, de fondo blanco, es rodeado por una
neas negras que rodean la base y parte su- franja rellena de líneas negras triangulares.

248
Otro tiene una franja a cuadritos, más del- tando de una tumba abierta otro aríbaló,
gada y quebrada en ángulos rectos. El resto una "copa" con asa y base en pedestal, un
son platos con diversos dibujos geométri- cantarito esferoidal con dos asas, un jarro
cos. Aquí hay una segunda evidencia sobre pato, dos cuencos chicos y un tortero de
vestigios de alimentos, al encontrarse pes- hueso (Lámina 38; Figuras 3, 4, 5 y 8).
cado en uno de los platos. El desarrollo de este cementerio hasta
la etapa de contacto con los hispánicos se
Completa la colección un jarro zapato rús-
aprecia en la entrega de abalorios a los
tico ennegrecido por el fuego.
indígenas, en una repetida presencia de
- Metal. Un par de anillos de oro con cuentas de vidrio veneciano. Campbell las
adornos espiralados, otro de plata con ex- colectó en tumbas saqueadas de niños,
tremos unidos por cortes en bisel, similar al acompañadas de muchas cuentas chicas y
de Punta Brava, un par de aros de plata y un grandes de concha, y un collar de puro
aro de oro. Aunque de distinto material, vidrio fue hallado en una sepultura de adul-
dos aros son idénticos, de cuerpo rectangu- to que además contaba con un palito en U,
lar con espirales en los extremos y largos de atalaje para cargar llamas, restos de hila-
ganchos con una pequeña cuenta ensarta- do fino, un pito de greda cocida en forma
da, mientras que el tercero es un alambre de "cabeza de negro" y restos de caña de
de plata rematado en un espiral; Dos alfile- coligüe. Iribarren recogió el mismo tipo de
res ( topus) de plata, uno con remate en cuentas europeas entre otras cuentas y tro-
espirales divergentes sobre el cabezal semi- zos de alfarería superficial.
lunar; Un cincel de cobre, de 11,8 cm de En este cementerio, cuya sesgada infor-
largo, con un extremo agudo y el otro rec- mación basta para darnos cuenta sobre la
to. abundancia de ofrendas, los objetos de la
cultura material incaica son mayoría. Ni un
Piedra pulida. Son siete piezas finas de solo aríbalo fue encontrado en el cemente-
2,3 a 3,7 cm de diámetro que se interpretan rio de Iglesia Colorada. Tampoco un plato
como utensilios de textilería (torteros). playo. Hay restos de estos platos en superfi-
Una estaba entre el relleno a 1 metro de cie y todo indica que faltaría registrar el
profundidad. De cinco piezas circulares, sector de tumbas con esta alfarería. Consi-
cuatro son conos truncados con tallados en derando las seis vasijas descritas por Iriba-
la base y la quinta un disco plano con dibu- rren, de las 22 piezas que forman el grupo
jo estrellado. U na sexta forma es ovoidal y total, más del 50 % corresponde a obras
la última rectangular sencilla (Lámina 38; incaicas más tí picas. Es una apreciación
Figuras 1, 2, 3, 5, 6, 7, 9 y 1O). parcial pero marca una tendencia diferente
Entre las vasijas también había una a otros cementerios. Además están los obje-
valva de ostión, que a todas luces debe tos de metal que aumentan el porcentaje de
corresponder a una de aquellas tabletas manufacturas de estilo Inca, reafirmándose
para alucinógenos que se repiten en Igle- una participación en desarrollos que vis-
sia Colorada y varios sitios hasta Ovalle. lumbran un mejor status, parecido a Rodeo
La revisión que realizó lribarren advier- y Potrero Chacay.
te que en unas 30 sepulturas, los pozos Aguas abajo de Hornitos antiguas refe-
circulares son la excepción y la mayoría rencias describen ceramios aislados antes
inhumaciones directas en el suelo, resca- de llegar a Copiapó. A la vez, siguiendo a

249
6
.
...
2
1

. l

o '
.
.

Lámina 38. Hornitos. 1-8. Ceramios reunidos entre Campbell e Iribarren; 9. Objetos de metal; 10. Adornos
(¿torteros?) d e piedra tallada.

250 ------------------------------------------------------
Sayago, a corta distancia de Hornitos seguía Totoralillo y Cerrillos, lugares incluidos
el pueblo de Paso Hondo, cuyo escaso case- por Latcham (1928) en la revisión sobre
río en 1677 no era más que algunos ran- alfarería prehispánica. De Totoralillo infor-
chos. Más abajo venía Camasquil, hoy Po- ma sobre una botella con dibujos negro y
trero Seco, donde Sayago alude a ruinas de blanco sobre fondo rojo oscuro, del tipo
una "aldea" indígena de mejor rango. Ense- hallado en Hornitos (llamitas estilizadas pa-
guida se salta a Nantoco, pero en los 15 cajes) y de Cerrillos procede una "ollita" de
kilómetros que median entre ambos pue- 16 cm de altura, con cuerpo esferoidal,
blos hay otros datos de tumbas incaicas for- base recta, un par de pequeñas asas inclina-
mando una seguidilla de evidencias donde das y cuello corto evertido. Está decorada
asoma Camasquil como probable cabecera. con dibujos negros sobre rojo; una ancha
Cosa que hay que afinar comparando los faja reticulada rodeando la medianía del
datos etnohistóricos con los arqueológicos. cuerpo y triángulos unidos, los de arriba
Hornitos, Paso Hondo y Camasquil están a invertidos, alrededor de la base y extremo
un paso. Allí hay un nudo por desatar. superior (borde) del cuello (Lámina 39;
A un paso de Nantoco también están Figura 1).

.
: -;,:·--
___ _-_..-. - --:
.

0@] 2

7
Lámina 39. 1-2. Recipiente y
olla de base en pedestal de
Cerrillos; 2. Vaso San Francis-
10
co; 3. Escudilla de Paipote;

111
4-13. Materiales de Copiapó.
4-7. Ceramios; 8. Escultura en
piedra; 9-13. Alfiler, maza,
hacha (despoblado) , m ano-
12 13 pla y cuchillo.

251
El trayecto entre Hornitos y Copiapó ha punto central, de la mitad del cuerpo hacia
sido poco estudiado. El mismo Hornitos abajo. Es el único dato que existe sobre el
más bien es producto de la casualidad. En- lugarejo llamado San Francisco, figurando
tonces hay una treintena de kilómetros con en el mapa de Espinoza (1874) al lado de
referencias generales, en circunstancias Paipote. Precisamente, de este último para-
que allí se juega una buena alternativa para je que conserva el nombre indígena, es la
descorrer el velo sobre la administración otra referencia, relativa al hallazgo de una
incaica en el valle principal. Son escasas botella con motivos negro y blanco sobre
también las referencias sobre minas y pue- rojo. Es la cuarta botella del mismo tipo,
blos indígenas mineros. En este espacio, fuera de Hornito, Totoralillo y otra de Co-
unos 15 kilómetros al interior de Cerrillos, piapó, con el denominador común de las
en la quebrada Carrizalillo, Charles Darwin llamitas estilizadas que muy a la distancia
visitó unas ruinas que aportan una pista rememoran motivos altiplánicos.
concreta. Siguiendo un camino alternativo
que conduce a la cordillera por el noreste 2. La def"mición del Copayapo arqueológico
del valle, Darwin llegó en 1835 a Punta
Gorda, anotando en su diario: En recientes estudios de Advis y Cervellino
"En el valle en que me encuentro ac- sobre la travesía de Diego de Almagro por
tualmente, en Punta Gorda, las ruinas con- la cordillera (1994), se aborda el problema
sisten en siete u ocho pequeñas casas cua- sobre el lugar a que los españoles accede-
dradas, muy semejantes a las que he visto en rían en busca de pertrechos para socorrer a
Tambillos, pero construidas con una espe- la tropa que ha soportado una desastrosa
cie de bloques de barro que los actuales aventura por un puerto de nieve. Los análi-
habitantes no saben fabricar con tanta soli- sis previos hablan genéricamente de Copa-
dez, ni aquí ni en el Perú, según Ulloa. Esas yapa como el destino de la avanzada que
casas están situadas en el fondo del valle, en busca auxilio, pero todo queda en las supo-
su parte más abierta. N o se encuentra agua siciones. Las nuevas interpretaciones creen
sino a tres o cuatro leguas de distancia, y que el primer poblado visitado correspon-
aún esa agua es escasa y muy mala. El suelo de a Iglesia Colorada, basándose en la cer-
es estéril por completo y en vano he busca- canía de este lugar si se compara con la
do trazas de liquen en las rocas. Hoy, aun- cantidad de jornadas ida y vuelta requeri-
que se tenga la ventaja de poseer bestias de das para cubrir la distancia entre el Copaya-
carga, apenas si se podría explotar una po de las crónicas y la cordillera. La abun-
mina en tal lugar, a menos que fuera de una dante provisión de alimentos que se
riqueza excepcional. Sin embargo, los in- prepararía pudo salir de Iglesia Colorada,
dios eligieron, este lugar para vivir". pero este punto no era el pueblo de Copa-
A las puertas del despoblado, otro par yapa porque tenía su propio nombre: Cho-
de referencias aisladas, entregadas por el liguín.
mismo Latcham, remarca vestigios desco- Hay bastantes consideraciones para se-
nocidos del desarrollo incaico. Primero guir debatiendo sobre el particular porque
con un "timbal o" o kero de base plana, las dudas persisten, entre ello, el hecho que
similar a los fragmentos de Punta Brava, las crónicas tempranas no hablen precisa-
decorado con rectángulos negros-rojos, mente de Choliguín, salvo que sea un nom-
rectángulos concéntricos y círculos con bre más tardío. Donde no hay dos versiones

252
es en la certeza que Pedro de Valdivia sí tral es el hallazgo de los cementerios del
arriba directamente desde el despoblado lado este del cerro mencionado, de los cua-
de Atacama a Copayapo, el pueblo que se- les no sabemos qué parte correspondía a
gún Sayago daba el nombre a todo el valle. sepulturas incaicas. Mientras el sector prin-
La calidad de asiento principal indígena cipal en forma recurrente viene aportando
estaría refrendada por la existencia de "los información sobre contextos fúnebres de
Tambillos del Inga" que cierran por el sur esta época.
el perímetro del poblado, mientras que la Un par de puntos, por ejemplo, la Plaza
parte norte lo ocupa el barrio histórico de de Armas y el Hospital de la Mutual de
"la Chimba". Sayago plantea como un todo Seguridad, se alejan un poco de lo que fue
el espacio que va desde los Tambillos a la el corazón de una zona de cementerios
Chimba, no obstante, según sus palabras situada en la calle Chañarcillo entre Chaca-
entendemos que el núcleo residencial mis- buco y Colipí. A pesar que ninguna cosa
mo estaba en los "terrenos que hoy forman está demasiado lejos de la otra, las sepultu-
el barrio de la Chimba", es decir, en la parte ras en esas calles son las más cercanas al
noroeste de la actual ciudad. emplazamiento de los tambillos, un poco al
Pareciera que los Tambillos del Inga ya este, mediando el río entre ambos lugares.
son historia a la llegada de los españoles y No existen referencias sobre otro tipo de
sólo un punto de referencia para definir los arquitectura residencial, aunque se debe
límites de las posesiones indígenas que per- tomar en cuenta que el crecimiento de la
duran. Así como lo eran los cerros de Pun- cuidad ha borrado la faz original de Copa-
toc, Zelbata, Pismel yTalpop (Sayago, C. M. yapa y queda mucho por descubrir bajo los
1874). Este tambo estaba situado en las "in- cimientos actuales. Las sepulturas clara-
mediaciones de un cerrito redondo des- mente indican donde hubo actividades en
prendido de la alta serranía ... en la extremi- forma permanente y parece que señalan el
dad sur de la calle de Talcahuano, pasado espacio relacionado con una parte "anti-
el río ... ". La tradición oral prácticamente gua" de la población incaica, mientras que
ha olvidado tales referencias, y ningún blo- la Chimba se convertiría en la parte más
que de estas ruinas pudo ser conocido, ade- nueva que encuentran los españoles.
más porque Sayago advierte que el cerrito El vaso de oro publicado por Medina
estaba truncado por la extracción de piedras. (1882) encontrado en la "calle del Comer-
Lo que no cuadra mucho con la envergadura cio ... a cinco cuadras al oriente de la plaza",
que se le asigna a Copayapo es la calidad de nos lleva a la actual Avenida Henríquez y a
"tambillo", o sea, un tambo pequeño, para otro espacio fúnebre más antiguo aún. Su-
este reducto que se supone fue la morada del ponemos que los restantes comentarios de
representante del incanato en esta latitud. Medina sobre piezas arqueológicas de Co-
Los datos arqueológicos plantean la piapó corresponden al perímetro situado
existencia de dos núcleos de evidencias. El en la calle Chañarcillo o en su defecto,
principal situado en el centro de la ciudad dentro del perímetro que va de ahí a la
cargado hacia el río o extremo sur de la Plaza de Armas. Lo cierto es que desde los
urbe, y otro en la inmediaciones del cerro descubrimientos ocurridos a principios de
Chanchoquín o Zelbata. La única referen- este siglo hasta un par de rescates en la
cia que se puede comparar con la cuantía década del '70 y un último hallazgo en la
de las informaciones sobre el núcleo cen- Mutual de Seguridad, se reafirma la exis-

253
tencia de un lugar bien marcado con ce- son los referentes más actuales ~e una larga
menterios de la época incaica. En los años lista de hallazgos.
76 y 77 realizamos algunos rescates entre la En el plano de los descubrimientos an-
plaza y calle Chañarcillo. El primero corres- tiguos figura una escultura de piedra dura
ponde a una tumba profunda cuando repa- pintada de rojo que Barros Grez publica en
raban la pileta central, recuperándose par- 1895. La única indicación estipula que fue
te de una osamenta de adulto, un mortero, hallada al abrirse los cimientos de una casa
trozos de una urna Punta Brava y una olla en construcción y transportada al Museo
rústica que contenía un par de huesos de Nacional de Santiago por el ingeniero
camélidos ahuecados, como si fueran sopla- Francisco San Román. Su altura es de 25 cm
dores. En el mismo lugar, cuando se instaló y consiste en un personaje sentado con las
esta fuente, se había obtenido un jarro pato piernas estiradas sobre una plataforma rec-
muy particular que Oyarzún (1910) publica tangular, de vientre prominente, cara alar-
con lujo de detalles, demostrando una ca- gada y brazos doblados con las manos a la
beza de pájaro dentada (felinizada) y una altura de la sien, sujetando una especie de
serie de dibujos negro/rojo sobre fondo sombrero cilíndrico que Barros Grez des-
blanco (Lámina 39; Figura 6). cribe como un gran vaso cilíndrico (Lámina
Dos rescates al unísono se produjeron 39; Figura 8). Años atrás José Toribio Medi-
en Colipí y Colipí con Chañarcillo, a me- na había publicado algunos ceramios y pie-
tros de distancia uno de otro. En ambos zas de metal, recurriendo a informaciones
casos los vestigios surgen por la acción de más antiguas aún. Incluye un plato acampa-
maquinarias en trabajos de obras públicas, nado Diaguita incaico con escalerado exte-
donde el primero produce la destrucción rior e interior y una de esas botellas con asa
de varios platos Diaguita incaico, Copiapó y horizontal oblicua descritas desde Hornitos
al menos un par de urnas Punta Brava con a Paipote (Lámina 39; Figuras 4 y 5).
detalles faciales en pastillaje sobre el borde. Del viajero Bollaert toma apuntes sobre
En esa parte superficial no asoman restos unas sepulturas anchas y pequeñas, que se
humanos, pero al profundizar la excava- levantaban sobre el suelo en forma de mon-
ción apareció una osamenta muy encogida, tículos, hasta una altura como de doce pies,
como si hubiera estado dentro de un fardo abiertas en 1843, con vasijas de greda, pun-
funerario, sin ninguna ofrenda a su lado. tas de flechas, maíz, piedras de moler y
Más incaico resultó el hallazgo un poco más alfileres de cobre. Agrega Medina que el
al norte, lográndose la parcialidad de un botánico inglés Mr. Bridges obsequió a Bo-
cráneo de adulto, un aríbalo bastante fino llaert, en 1854, seis ejemplares de huacos
aunque no netamente cuzqueño, un par de extraídos de Copiapó, donados al Museo
platos acampanados también finos, con Británico, siendo uno de ellos una copa
aquellos detalles técnicos tan propios de la pintada. Y Bollaert se refirió además a un
alfarería de Copiapó (pasta, superficie, en- objeto de oro descubierto en una sepultura
gobe crema), una botellita de color rojo indígena en 1832, con la forma de un "pe-
con diminutas asas, una botella gris y una queño coco, abierto en su parte superior,
concha de ostión que hoy sabemos corres- que cuando se soplaba en él daba un soni-
ponden a las tabletas para contener aluci- do penetrante, y apretándolo con los dedos
nógenos. Estos materiales sin estudiar per- se encogía, pero recobraba su estado primi-
tenecen al Museo Regional de Copiapó y tivo cuando cesaba la presión".

254
Una hacha de cobre que se extravió en brazos sobre el cuerpo, además de líneas en
la "Exposición del Coloniaje" y un alfiler o la base y parte superior del cuello del reci-
topus de oro fundido, de 13,3 cm de largo piente abierto, serían dibujos apócrifos se-
con cabeza ancha en medialuna, pertene- gún Latcham por lo "tosco e imperfecto", a
cieron a la familia Prieto. La porra o maza pesar que el dueño de la vasija aseguraba
de cobre de seis puntas que publica tam- que ésta había sido encontrada tal cual (Lá-
bién Medina mide 5,7 cm de diámetro (Lá- mina 3 9; Figura 7).
mina 39;figuras 9y 1 O). Otra arma típica son De los albores del presente siglo, tam-
las manoplas y una de ellas procede de bién es el hallazgo de un plato Diaguita
Copiapó, reactualizada por Mayer (1986) a incaico con la figura de un par de estiliza-
partir de datos de Bird en 1946. Estas piezas das serpientes rodeando el cuerpo acampa-
y aquellas que no se conocen fisicamente nado, cuya descripción la toma Latcham de
sugieren un énfasis en la utilización de ar- un artículo de Oyarzún publicado en 1920,
tículos d~ metal entre los habitantes de Co- y de un aríbalo grande depositado en el
payapo. El mismo historiador chileno cita- Museo de Historia Natural de Santiago,
do dibuja un cuchillo de cobre con hoja pintado con un par de franjas verticales
rectangular que tiene un largo de 7,3 cm, compuestas por líneas negras externas y
con orificio de suspensión saliente el dorso, una línea blanca interior en zigzag. La ge-
otro cuchillo de hoja curva y orificio en la neralidad de tales informaciones sólo per-
hoja misma, figura en la obra de Mayer miten manejar un recuento de piezas aisla-
depositado en el Museo de Berlín producto das que no obstante sirven para graficar la
de una llamada "excavación Bastian", y con- recurrencia de contextos fúnebres en los
cluye el recuento de Medina con la cita terrenos del Copayapo prehispánico. Es
sobre una hacha de cobre encontrada en una época que no se ha vuelto a reeditar,
parajes del desierto por el norte, que luego incluyendo un cementerio descubierto en
se describe en relación a vestigios de mine- la calle Chañaral por trabajos de alcantari-
ría (Lámina 39; Figuras 11, 12 y 13). llado, con tiestos que en su mayoría deno-
Otras excavaciones formaron las colec- taban influencias incaicas (Cornely, F.
ciones de Armando Rivera, del Dr. Holz y 1956), culminando en lo que a nuestro jui-
del Sr. Hering traídas a colación por Lat- cio es el descubrimiento arqueológico más
.cham en 1928, la penúltima perdida en los importante hasta ahora, en la misma calle
canales del sur cuando iba con destino al Chañaral.
Museo de Plattdorf y la última depositada Por las referencias de Looser (1928)
en el Museo de Stuttgart. Un jarro de cuer- sobre una propiedad cercana a la ribera del
po doble perteneciente a la colección de A. río y el parecido entre Chañaral y Chañar-
Hering, de una sepultura descubierta "un cilio, las excavaciones de don Horacio Es-
poco al poniente de la ciudad", se compone poz en sus dominios debieron estar ubica-
de dos compartimientos esferoidales, uno das en el mismo lugar que hemos señalado
cerrado en forma de cabeza humana y otro como el corazón de los cementerios incai-
abierto, unidos por un asa puente. El fondo cos de Copayapo. El problema es que sólo
es rojo oscuro con ojos, boca y orejas pinta- se conocen ciertos detalles de las sepulturas
das de negro. Una decoración ~n líneas gracias a escritos de Looser y posteriores
blancas que contempla aros circulares, un comentarios de Cornely e Iribarren, igno-
pequeño tocado circular a rayas, un collar y rándose el destino de los utensilios, a ex-

255
cepción de tres urnas que fueron a parar a hermosas", "esmaltados con sorprendente
la colección Cruz Montt. Por unas fotogra- habilidad", "delicadeza e instinto artístico
fias de Iribarren, se aprecia un terreno den- verdaderamente admirable", "combina-
so en vegetación, con orificios profundos ción de diseños con interesante originali-
como la altura de una persona. Queda la dad", o "sorprendente naturalidad del pro-
impresión que las piezas alfareras fueron cedimiento para lograr los resultados".
exhibidas en una exposición, a no ser que El tono usual de la cerámica es de color
su ordenamiento obedezca sólo a los pro- crema y un pareen taje menor lleva diseños
pósitos de una sesión fotográfica. Figuran rojos y negros. Un grupo de tiestos de una
varias de las vasijas que describe Looser, manufactura más incaica comienza con el
pero hay más de lo que este mismo investi- aríbalo visto en las fotografias comentadas.
gador considera en sus artículos. Por ejem- El publicado por Looser también es fino,
plo, un par de aríbalos finos, uno de ellos con una fuerte dosis de elementos cuzque-
bastante cuzqueño con espigas y x dobles, ños como diminutos triángulos invertidos,
un jarro grande esferoidal con dos cuellos, mamelón en la parte superior del cuerpo o
rodeado por una franja pintada, una olla pequeñas orejas sobre el borde, combinado
esferoidal sin cuello, con asas verticales so- con una serie de T de extremos doblados
bre el labio, y a lo menos tres platos acam- en ángulos, en una franja vertical sobre el
panados más del que utiliza Looser como cuerpo perteneciente a una inventiva más
modelo. Por último, figuran tres vistas de local. Sigue una copa con base en pedestal,
cráneos que no sabemos si es uno mismo asa pequeña y frente del cuerpo lleno de
repetido en distintas posiciones, sin embar- protuberancias. Enseguida viene una escu-
go es clara la práctica de una deformación dilla playa con asa oblicua cubierta en el
anular que alarga el cráneo hacia atrás. interior por cuatro personajes idénticos
El grueso de los resultados obtenidos que forman una cruz, semejantes al sacrifi-
en la excavación los describe Looser en cador, de cuerpo esquemático, cabeza con
1928, y en 1932 se ocupa en destacar las tocado de "plumas", un hacha en la mano y
características de tres urnas policromas re- una figura de líneas "radiantes" que pue-
lacionadas con el estilo alfarero Diaguita. den representar un emblema de distinción
Las tumbas estaban localizadas en grupos o una cabeza cortada con la cabellera col-
de 10 a 12 sepulturas individuales, cada gando. Una pieza también con rasgos parti-
grupo separado del otro por una muralla culares es interpretada como un silbato por
de piedras. Las principales estaban rodea- Loo ser, basada en dos cuerpos en forma de
das por una pared de mampostería y dentro "huevo", unidos por una asa curva de don-
de estos recintos se encontraron los objetos de emerge el gollete y una figura de ser-
más valiosos. La mayor parte son vasijas de piente que imaginariamente atraviesa los
greda, encontrándose más de 300 tiestos, cilindros de lado a lado. Los peces del Titi-
luego vienen cinceles, hachas y otras herra- caca o suches que armónicamente "circu-
mientas de cobre, aros de oro y un cintillo lan" dentro de un pequeño plato de borde
del mismo material colocado en la cabeza evertido circundado por círculos y rayitas,
de un individuo. Looser le atribuye relativa es otro ejemplar con aires foráneos o, por
importancia a este descubrimiento, no obs- lo menos, con motivos importados, ya que
tante reconoce la calidad de la cerámica de estos platos conocemos varios en una
emitiendo juicios como "piezas realmente versión más simple, por ejemplo el par de

256
Hornitos, otros de Caldera y Coquimbo. Sobre el cuerpo van los brazos recogidos en
Para mayor redundancia, el plato de Copia- actitud de reposo, rodeados de una posible
pó lleva una franja por fuera con diminutos vestimenta a base de finos círculos, cuadri-
cuadritos negro y blanco. En una mezcla tos y otros dibujos pequeños, por detrás
más o menos esclusiva, una pequeña urna lleva la figura de un reptil, y el rostro está
antropomorfa que según Loo ser revela una dibujado esquemáticamente en el cuello
destreza magistral, está morfológicamente (Lámina 40; Figura l. Lámina 41; Figura 4) .
emparentada con jarros que aparecen de La indicación sobre alfarería con dise-
vez en cuando en sitios de Elqui y Limarí. ños rojos y negros puede estar hablando de

m
~

o
o
.

o o o

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3

Lámina 40. Copiapó. Colección obtenida en calle Chañaral. l. Cerámica representativa de patrón incaico;
2. Detalle de plato Copiapó; 4. Cerámica representativa de patrón Diaguita.

257
platos Copiapó, más allá de la escasa repre- que Sayago constnne su ubicación "a las
sentación que se hace de un rostro antropo- inmediaciones de un cerrito" solamente. A
morfo típico entre dos franjas verticales simple vista, el punto señalado por Sayago
con rectángulos estilizados. Ello da inicio al se aprecia "aislado'~ del conglomerado cen-
grupo de cerámica netamente regional, se- tral de sepulturas; estas figuran varias cua-
guido por un plato acampanado con una dras desfasadas al noreste de los tambillos.
guarda de líneas quebradas por el exterior Una cantidad de objetos de metal que
y el resumen del cuerpo de un ave reparti- aumenta el recuento realizado anterior-
do cuatro veces en el borde interno; por un mente, abundantes y variadas ofrendas, de-
jarro pato que parece llevar el rostro de un dicada atención para construir sepulturas
animal en vez de la acostumbrada cara hu- con mampostería, personajes con deforma-
mana, cuyo cuerpo es decorado por una ción craneana, etc., de nuevo exponen la
ancha franja donde se repite en forma presencia de un cementerio que se distin-
idéntica la T que comparten Diaguitas y gue entre los pares. La construcción de
alfareros de Arica; por jarros zapatos sim- paredes o pozos revestidos hace más real la
ples y uno con cola, alas de pájaro y bosque- versión que en Rodeo hablaba de algo pa-
jo de un rostro humano en el cuello; y por recido, situación que suponíamos como
otras cuatro urnas, una sencilla de greda una interpretación antojadiza de personas
corriente, con las infaltables asas oblicuas, no acostumbradas con el tema. Al cabo de
particularizando un rostro humano en el revisar varios contextos fúnebres incaicos
anverso y reverso del cuello, y las otras más del valle, es un hecho que el cementerio del
grandes, de 38 cm de altura máxima, con
caras zooantropomorfas pintadas en el an-
cho cuello y cuadrados con filigranas geo-
métricas sobre el cuerpo esferoidal, que a
no dudar son las urnas más finas del valle
de Copiapó, igual a la urna que se destaca
en Punta Brava (Lámina 40; Figuras 2 y 3.
Lámina 41; Figuras 1, 2, 3 y 5) .
Pese a lo sesgado de la información, nos
basta para saber que en terrenos por el sur
de la ciudad estuvo lo principal de la fune-
bria incaica local. Manríquez ( 1994) asocia
a los Tambillos del Inga con terrenos de L~
Viñita, ampliando más al este la extensión
de este reducto, o bien derechamente sugi-
riendo que su ubicación estuvo más arriba
que lo anunciado por Sayago. Debió existir
más de algún complejo arquitectónico aso-
ciado a esta gran área de cementerios, por-
que es muy poco lo que pudo representar
en ese sentido los hipotéticos tambillos. La Lámina 41. Copiapó, calle Chañaral. 1-3. Urnas de
referencia en plural da la idea de varios patrón Diaguita; 4. Urnita de patrón Inca Local; 5.
recintos o grupos de recintos, no obstante Urna variante Punta Brava.

258
montículo en Iglesia Colorada representa res que puedan definir las características
una etapa específica de la población, que del sector norte de Copayapo y la verdad es
requiere ser comparada con situaciones si- que éstos son escasos comparado con lo
milares, mientras que la.s tumbas de Rodeo, antes expuesto. Por ahora hay más alterna-
Jorquera, Hornitos y Copayapo forman una tiva de entrar por la vía de la Etnohistoria,
serie adscrita a otro momento de la misma agregando el análisis de las tierras de La
población. La cuestión que se mantiene en Bodega, inmediatamente al oeste, sin olvi-
discusión es ver si se trata de hechos diacró- dar el significado de los olleros que Sayago
nicos y por lo tanto un momento superior sitúa en los terrenos de La Chimba.
de desarrollo, o hechos sincrónicos que Por Chanchoquín bajó el camino del
muestran diferencias sociales de significa- Inca al valle y por ahí debió estar la guaca
ción, perfilando la situación de ciertos luga- sobre la cual Valdivia planta una cruz en
res con mayor status dentro del territorio nombre del cristianismo. En términos con-
ocupado. cretos, Chanchoquín fue parte de los inte-
En el inventario del Museo de Copiapó reses mineros de los naturales, con inconta-
están inscritos un aríbalo grande, otro pe- bles pozos desde la cumbre hasta el pie
queño y un plato acampanado Diaguita in- revisados por el viajero alemán Paul Treut-
caico encontrados en la intersección de las ler entre 1852 y 1858, tras la búsqueda de
calles Chañarcillo y Yumbel, señalando la minas de oro. Se trata de chiflones angostos
extensión de por lo menos una cuadra de y bajos donde la única solución para ingre-
un cementerio que tocamos levemente por sar es arrastrándose. En el caso de la mina
el este en la década de los '70 (Chacabuco- inspeccionada por Treutler hubo que en-
Colipí). Un par de cuadras más arriba, en trar en esas condiciones para luego encon-
la misma dirección, en esta década se obtu- trar una cámara que permitía sentarse y
vo un aríbalo en los terrenos de la Mutual enseguida pararse, hallando una osamenta
de Seguridad, que amplía las posibilidades acomodada en un nicho en la pared, en-
para detectar otras sepulturas. El inventario vuelta en harapos sobre un lecho de juncos,
registra otro aríbalo y la boca de un aríbalo, dos cinceles y un martillo de cobre macizo
anotados sin especificación de lugar dentro que recogió junto con rocas auríferas un
de Copiapó. Otras vasijas figuran con el poco más adentro. Esas cortas vetas no pro-
rótulo de "C. diaguita", "C. diaguita Cop- ducían desmontes y las minas se reconocen
pó", o "Atacama C. diaguita", dando a en- por una abertura redonda en la boca.
tender que nuestros conocimientos sobre Los españoles descubrieron minas de
la realidad del Copayapo arqueológico to- plata en 1770, y antes se habían extendido
davía son escasos. a Jesús María y Talinay, en serranías al sur
Más aún, un plato acampanado obteni- de la ciudad, también continuando las
do en 1957, procede de la arteria Yum- obras de los indígenas que dejaron "innu-
bel/ Circunvalación, junto al cerro Chan- merables minas de oro" o "explotaciones
choquín y más próximo a los cementerios de ese metal y de cobre" (Treutler, ob. cit.;
que Matus y Sierra excavaron en la década Asta-Buruaga, F. 1899). Obra de Treutler es
del '20. Es una incógnita saber qué parte de el descubrimiento de un par de poblados
esos cementerios pudieron estar compro- mineros indígenas en la sequedad del despo-
metidos con la historia incaica local. En blado de Atacama. Cabe recordar que Medí-
este tema en tramos a revisar los indicado- na publica una hacha de cobre de 11 cm de

259
largo, hallada "en una áspera quebrada de grafías de color rojo. Es una colina cercana
la provincia de Atacama, no lejos de donde a la quebrada, "de unos cien pies de altura
el camino llamado de los Incas se dirige y aislada en medio de la planicie arenosa,
hacia el cerro de Tres Puntas, en latitud de ... con unas sesenta viviendas pircadas ... mu-
26°42"' . Más allá del tráfico rumbo a Indio chas muestras de cerámica, puntas de fle-
Muerto, Doña Inés, Volcán Copiapó (con chas y grandes piedras de las que emplea-
un interesante santuario de altura), o San ban para moler el cuarzo y obtener oro".
Pedro de Atacama, los copiapinos erigieron Lo mismo que a Darwin cuando descu-
grandes poblados junto a sus minas que por brió el poblado en Punta Gorda, le llama la
ahora sólo conocemos gracias a las notas de atención a Treutler que hayan podido vivir
Treutler. No se trata de tamberías, sino de aislados en la candente arena del desierto.
verdaderos centros mineros en medio del Eso es parte de los pasos que necesariamen-
desierto, o mar de arena como apunta el te tendrá que dar la investigación de aquí
viaJero. en adelante. Las pictografías y su cercanía a
Inspirado en la tradición oral y su ver- una vertiente podrían tener algo que ver en
sión sobre enormes riquezas de oro, en esta situación. Ya los paneles con arte rupes-
1857 comenzó revisando la falda austral de tre en la pequeña Quebrada de las Pinturas
la sierra de Cachiyuyo para dar con una han concitado la atención por lo aislado de
veta indígena de más de mil pasos, grandes otras manifestaciones similares. Son evi-
desmontes y numerosas viviendas pircadas dencias más complejas de lo supuesto si
a ambos lados de la mina que revelaban un agregamos las muestras de fundición des-
número importante de operarios. La febril cubiertas, anunciando a un desierto activa-
actividad también se explicaba por "un sin- mente integrado a la vida de quienes mo-
número de antiguas fuentes de greda, algu- ran en el valle. En la quebrada de Paipote,
nas bien conservadas y provistas de ador- al sureste de Cachiyuyo, junto al camino
nos, pero en su mayor parte destrozadas, que asciende hasta el salar de Maricunga, se
... puntas de flecha, bolas de ágata, una gran encuentra el Puquios que Gabriel Guarda
piedra para triturar el cuarzo aurífero en (1987) señala como un pueblo de indios,
casi todas las viviendas ... y un cincel con dos seguramente en la connotación histórica
martillos de cobre macizo en una vivienda". que esto significa. Otra vez están compro-
En el recinto mayor se halló un bloque gran- metidas minas de cobre descubiertas en
de situado sobre otra piedra, que es interpre- 1795 que emergen a la sombra de viejas
tado como una especie de campana por un construcciones indígenas junto a los ma-
fuerte sonido que emitía al golpearlo. nantiales de aguas o "puquius" (Asta-Bu-
La experiencia permitió trabajar una ruaga, ob. cit.), cuyas relaciones con el pano-
mina contando con agua próxima, pero
rama arqueológico tardío de Copiapó es
también fue un probable impedimento
perfectamente posible.
para continuar con las obras ante la inun-
dación de la veta. En el lado opuesto, o sea,
Caldera y los Incas en la costa
sin agua a la vista, está el segundo poblado
minero que Treutler descubre en la parte De Copiapó al litoral no hay más informa-
septentrional de la misma sierra tras haber- ción que unas ligeras referencias sobre un
se internado en una estrecha quebrada con cementerio Diaguita incaico en el Fundo
abruptas paredes donde encuentra picto- María Isabel, más abajo de Monte Amargo

260
( Cervellino, comunicación personal 1997). siquiera se fabricaran allí las piezas, pero es
Directamente a la desembocadura del río un hecho su popular utilización y tenemos
nada pasa. Los con textos aparecen en Cal- la impresión que se convierten en prendas
dera y proximidades y Bahía Salada. Hay de alto valor, por eso se importan desde el
otras zonas como la desembocadura del río valle que cuenta con la tecnología adecua-
Huasco y Taltal que cierran por el sur y da para la manufactura.
norte el perímetro costero ligado a Copia- Los ejemplos sobran y andan rondando
pó, pero lo medular para nuestros propósi- por la vecindad norte de Caldera. De playa
tos se encuentra entre Caldera y Bahía Sa- Rodillo, que hipotéticamente se adscribe al
lada, con espacios muy poco conocidos dominio incaico por unos recintos pirca-
entre Chañaral y Taltal. dos, surgen laminas de cobre trabajadas en
Los incas revitalizan el uso de la costa y forja con 3 cm de ancho (lribarren, J.
en este panorama florece particularmente 1958). Incluso con la posibilidad que O bis-
Caldera. N o con tamos con el más leve ves- pito haya sido un asentamiento paralelo a
tigio de arquitectura que nos pueda relatar Caldera. En la colección del Dr. Holz había
cuál fue la condición del poblado allí asen- dos cencerros, una campanilla, un aro, un
tado. Ruinas de tamberías se han conserva- disco, un brazalete, un par de manoplas y
do en Obispito, próximo por el norte, pero dos cuchillos tumi de cobre (Latcham, R.
no es problema la ausencia de recintos en 1938). En la indumentaria de un pescador
Caldera porque son tantos los datos sobre Bergholz y Bergholz (1973) ubicaron una
materiales obtenidos de sepulturas que es- pinza, un par de cinceles, un cuchillo que
tos hablan por si sólo a la hora de comparar recuerda la traza europea, un anzuelo, tres
los distintos asentamientos en el ámbito láminas delgadas definidas como chispas
marítimo. agregadas a los anzuelos, tres punzones do-
En el análisis sobre la Cultura Copiapó ble apuntados de sección cuadrangular, y
adelantamos algunos datos sobre la máxi- una pequeña barra de cobre rectangular
ma expansión de los incas al norte de Cal- con impregnaciones de fundición (Lámina
dera, llegando hasta Taltal con poca fuerza. 4 9; Figuras 1 a 8) .
A la presencia de un par de vasijas con aire No importa la calidad de sepultura ais-
de aríbalos, de un trozo de aríbalo cuzque- lada de esta tumba en el extremo norte de
ño y escudilla playo muy fina, se debe agre- la Bahía Obispo, ya que su composición
gar una hacha T, cincel y un tumi , más otro está a la altura de los mejores registros en el
tumi de cobre encontrado en Paposo, pro- valle, si vemos que además hubo una table-
ducto de los estudios sobre metal de Lat- ta de madera con su respectiva espátula de
cham y Mayer en 1909 y 1986. Si dejamos de hueso, un aribaloide con decoración negro
lado un poco el rubro alfarería o se tuviera y ocre sobre beige, un plato Copiapó con
que depender de otro tipo de indicadores, manchas de cocción, pesas, cuchillos, pun-
no dudamos en tomar a los objetos de me- tas de flecha y torteros de piedra, adornos
tal como guía tras los pasos de los incas por de hueso, restos de tejido simple, cordelillo
la costa. Ya quedó claro en Copiapó, y en y otras pequeñas cosas como vértebras de
general en el valle, la costumbre de fabricar pescado o espinas de cactus. Las tamberías
prendas personales, armas y herramientas. que la misma investigación describe entre
No se puede asegurar si en la costa hubo playa Flamenco y caleta Obispito se conec-
una producción mayor. Es posible que ni tan con otros recintos en dirección a que-

261
brada La Lisa, pudiendo acceder a este 17). Siempre las herramientas son de corte
asiento incaico bajando por el valle o bien sencillo. A lo más otra hacha de este lugar
directamente por la quebrada de Flamenco se incluye entre las hachas T decoradas con
antes que el camino del Inca ingrese a Co- gancho, por un gancho bastante cerrado
piapó. sobre uno de los costados (Lámina 44; Figu-
En Obispito también hubo gente que ra 16).
venía de San Pedro de Atacama y es más Mayer incluye en su obra seis cinceles
conocido este lugar por el hallazgo de ties- de distintos largos ("Cinceles tipo Calcha-
tos negro pulido clásicos. La ocupación quí"), tres punzones doble apuntados de
inca gravitó en el desarrollo de comunida- los mismos que Obispito, cinco cuchillos de
des pescadoras cuyos basurales tendrían hoja rectancular ("cuchillos-placa"), la ma-
que ser más completos que los exiguos resi- yoría con orificio de suspensión sobre el
duos de los recintos pircados. En todo caso, dorso, un tumi ("Cuchillos con mango es-
cinco construcciones y dos "corrales", pare- trecho"), una maza con uno de los apéndi-
cen obedecer a algo más que a una calidad ces más largo, y una manopla. Otra mano-
de moradas para pescadores, porque se su- pla la publica Cervellino (1996) desde el
man los contenidos de sepulturas y la ubica- inventario del Museo Regional de Copiapó
ción en la desembocadura de un camino (Lámina 44; Figuras 12, 13, 14, 15 y 1 7) .
que baja directamente desde el despobla- La colección Echeñique, depositada en
do, para insinuar un panorama sobre tráfi- el Museo Nacional de Historia Natural de
co, posibles postas e intercambio entre cos- Santiago, consta de nueve pinzas fragmen-
ta e interior que por ahora sólo es posible tadas que se suman a las 17 nombradas por
Imaginar. Latcham, un aro grande de cuerpo rectan-
Una mayor cantidad de población se gular muescado, una "pieza hemisférica
asentó en Caldera. Aquí los metales surgen con cinco perforaciones", tres brazaletes la-
por todos lados cuando los coleccionistas minares, una placa rectangular, dos agujas
tenían terreno para explorar a sus anchas. largas, tres punzones doble apuntados, cin-
El trabajo sobre la metalurgia de Latcham co cinceles, la hoja de un tumi y una maza
en 1938 pone al día lo que se conocía en ese conpacta de cobre (Lámina 45; Figuras 2 a
entonces: cinceles, cuchillos rectangulares, 11). Otra placa de cobre rectangular del
cencerros, manoplas, rompecabeza, topus, mismo museo pertenece a la colección En-
anzuelos, placas rectangulares, aros, discos, rique Gigoux.
cascabeles, campanillas y pinzas. Lo más Los hechos hablan por si solos, de ma-
numeroso son los cinceles, herramientas nera que no cabe otra cosa que seguir cer-
que se repiten en hallazgos de distinta na- tificando la abundancia de piezas arqueoló-
turaleza hacia el sur. Los tenemos en las gicas del Período Tardío halladas en
proximidades de la desembocadura del río Caldera. La colección Echenique sigue con
Huasco, en Carrizalillo, en la costa de Ca- una tableta de madera que lleva un perso-
quimbo y naturalmente en los valles del naje esculpido en el mango, incorporada
sector. Si el cuerpo es más corto y el extre- tentativamente en el tema sobre la Cultura
mo de uso más ancho pasan a constituirse Copiapó, una espátula de hueso decorada
en hachas planas de acuerdo a la nomen- (Lámina 46; Figura 1), un palo de huso
clatura de Mayer ( 1986), de lo cual hay un (Lámina 45; Figura 12), torteros de hueso
ejemplar en Caldera (Lámina 44; Figura antropomorfos, collar con cuentas de cara-

262
coles, collar de piedra, restos de distintos los torteros antropomorfos, la colección
collares y una serie de ceramios, comenzan- Lodwig depositada en el Museo de Historia
do por una escudilla playo con dos pares de Natural de Valparaíso desde 1925, tiene
protuberancias que por lo general hacen diez miniaturas de piedra publicadas por
las veces de colas de aves, de fondo rojo con Ovalle en 1968, que están entre aquellas
dos gruesas líneas negras que circundan la piezas donde indistintamente se habla de
pieza por dentro (Lámina 45; Figura 1). torteros o adornos (mamíferos, aves, perso-
Otra escudilla lleva un par de protuberan- najes).
cias con orificios simulados, una cabeza de En la colección Echeñique además hay
ave en posición vertical con el cuerpo divi- un par de aquellos platos bajos de fondo
dido una mitad blanca con dibujos negros, café-crema opaco, con borde evertido ro-
y una mitad roja también con dibujos ne- deado por una guarda negro/ roja de rec-
gros. Entre los dibujos de Latcham halla- tángulos y líneas cortas, ya descritos en si-
mos una segunda escudilla con cola y cabe- tios del interior; un plato pequeño
za de ave, esta vez en posición horizontal, acampanado Diaguita incaico; otro plato
con el interior del recipiente cruzado lon- Diaguita en transición a acampanado; un
gitudinalmente por una guarda con líneas plato Copiapó rojo monocromo con un par
y X (Lámina 42; Figura 7). A propósito de de asas ovoidales compactas levemente in-

Lámina 42. Caldera. 1-6. Aríbalos; 7. Escudilla; 8-9. Piezas finas.

263
centro que a su vez responde a una cabece-
ra seguramente situada en Copayapo. Así
como no se discute la importancia que ad-
quiere el metal entre las comunidades cos-
teras, también habrá que convenir en la
dificultad por encontrar alfarería que no se
vea afectada por deficiencias en la elabora-
ción y cuando hay vasijas más finas éstas
parecen corresponder a artículos adquiri-
dos en el interior. Es decir, la producción
local tiene problemas para homologar la
técnica de los alfareros del valle. Uno de los
ceramios de Obispito muestra deficiencias
de cocción que puede obedecer a la falta de
leña adecuada para un resultado óptimo.
En la colección Echeñique también se ven
11 detalles de imperfección, acentuándose el
problema en la alfarería de Bahía Salada,
donde se agregan dificultades para lograr
Lámina 43. Caldera. Diversos ceramios obtenidos en
formas regulares.
antiguas excavaciones.
Luego veremos algunas diferencias de
calidad entre la alfarería del litoral que
clinadas hacia abajo; un pequeño cuenco
pueden sugerir diferencias sociales entre
de factura burda café asalmonado; y dos
los habitantes. En la pesquisa tras la cerámi-
jarros zapatos u ollas asimétricas.
ca costera, surge otra colección de Caldera
En colecciones miscelánicas se corre el
fechada en 1885, con manchas de cocción,
riesgo de mezclar algunas cosas, pero en
platos monocromos que normalmente son
este caso se ve coherencia en que tras la
policromos, formas imperfectas, o decora-
elaboración de los objetos estuvo la mano ción elemental. Por un cráneo marcado
de artesanos Diagui ta incaicos. En esas con- con la misma fecha y el nombre de "colec-
diciones podemos incluir un par de cucha- ción Echeñique", . es posible que las siete
ras de madera de 15 y 19 cm de largo, piezas que forman este nuevo grupo tam-
pertenecientes a la colección Lira de 1883 bién correspondan a dicho conjunto. Se
(Lámina 45; Figura 13) . trata de una botella de 9 cm de alto con asa
A esta altura cobra notoriedad el énfasis estribo, vertedero centrado en el asa y cabe-
de los incas por instalar gente en la costa, za humana con deformación anular erecta
controlando las actividades locales desde modelada en un costado del asa, con expre-
Caldera. Hipotéticamente podemos supo- sivo rostro de boca perforada. Tiene diver-
ner que los convoca la calidad de los recur- sas decoraciones en tono negro sobre fon-
sos marítimos y la alternativa de contar con do café-crema, lo mismo que en el cuerpo
una vía de tráfico más expedita hacia los de forma esférica y base plana. Un jarro
valles más sureños. Al concentrar la admi- pato pequeño, de pasta café bañada con
nistración local en un solo punto o a lo más una delgada película crema borrada casi
dos, incluyendo Obispito, cuentan con un toda, posee un rostro que va entre una

264
12 13
10 11

6cm.
1-------o

14 15 16 17

Lámina 44. Caldera. Cerámica y abundancia de metal.

265
se habían encontrado varios jarros patos en
Caldera, considerando en ese rubro a una
pieza que lleva la figura de una ave pero
que nada tiene que ver con lo otro. Más
bien es una botella de cuerpo esferoidal,
cuello recto levemente evertido, con una
cabeza y cola de pato entre el cuello y cuer-
po, decorado con franjas en forma de guir-
naldas blancas sobre rojo (Lámina 42; Figu-
ra 8). También hay de aquellos jarros patos
normales, por ejemplo uno que publica
Cervellino en 1996, con toda la indumenta-
ria decorativa clásica, llámese rostro huma-
no de ojos con lágrimas, tocado o peinado
dividido en dos partes, collar, brazos reco-
13 gidos sobre el pecho, etc. (Lámina 44; Figu-
ra 6).
Lámina 45. Caldera. Colección Echeñique. l. Escudi- De la autoría de Latcham en su obra de
lla; 2-11. Objetos de cobre. 2. Adorno. 3. Aro. 4.
1928, también son los dibujos de una bote-
Pinzas; 5. Aguja; 6. Punzones; 7. Cinceles; 8. Brazale-
tes: 9. Placa; 10. Maza; ll . Tumi; 12-13. Huso y cucha- lla bastante incaica, de amplia base, cuerpo
ras de madera. triangular, asa oblicua y cuello corto de
labio evertido, con tres líneas negras ro-
deando la base del cuello sobre un fondo
forma de ave y mamífero, mientras que el rojo (Lámina 4 2; Figura 9). Otra botella
gollete remata en un ensanchamiento roja, de cuerpo esferoidal, asa ancha y cue-
como una copa grande. Enseguida viene llo largo levemente vertido, está dentro de
un pequeño cuenco subesferoidal de labio la categoría más incaica (Lámina 43; Figura
reforzado hacia el exterior, con una línea 1). Un par de platos bajos corresponden al
negra horizontal en zigzag apenas percibi- tipo que se manifiesta popular con sus guar-
da, rodeando el borde por ambas caras so- das de rayitas de colores rodeando el borde
bre un fondo café cremoso; un plato subes- interno, otro plato es acampanado sin dibu-
feroidal como los platos Diaguita 1, café-gris jos y un par lleva motivos que a la distancia
monocromo; un platito medio acampana- podemos reconocer como dibujos Diagui-
do sin pintar; otro en forma de puco subes- tas (Lámina 44; Figuras 1 a 5) .
feroidal hondo, café rojizo; y una ollita aza- Un cementerio de Caldera descrito en
patillada leve, con un mamelón apuntado otro trabajo de Latcham del año 28, cuenta
imitando una agarradera, de tono café na- con alfarería no del todo incaica, donde
tural con manchas de hollín. hay detalles Diaguitas. Latcham le atribuye
La transformación del g~llete de los un origen "Chincha" de la última época
jarros patos en embudo o copa es una con- preincaica y a falta de análisis más actualiza-
dición que se comienza a notar en el área dos se incluyen algunas piezas en el presen-
de Copiapó; está el caso de la plaza de te trabajo (Lámina 43; Figuras 2 a 7 y 11) .
armas de la ciudad y el recién descrito para El uso de aríbalos en Caldera fue de
la costa. Latcham informa que en su tiempo relativa abundancia. Oyarzún (1910) publi-

266
ca cuatro, retomados más tarde por Lat- más próximas a la iconografía incaica pare-
cham, Loo ser uno ( 1927) y Cornely un sex- cen no tener problemas. Como no hay de-
to más aribaloide (1958). El más fino en talles tumba por tumba y todo entra en un
decoración es idéntico al aríbalo de Copia- grupo de datos generales, es difícil saber la
pó publicado por Looser y se diría que son relación de las ofrendas en cada sepultura
piezas gemelas. Al ejemplar de Caldera, y las diferencias entre los cementerios. De
que también pertenece a la colección Eche- todas maneras es posible trabajar con algu-
ñique, le falta la boca y una de las asas, pero nas hipótesis. La principal sería que la me-
están las líneas que circundan el cuello, el jor alfarería perteneció a la gen te de mayor
mamelón en la base del cuello, los múlti- rango en la costa, aunque también ten-
ples triangulitos y la franja central vertical drían que depender de un porcentaje de
recorrida por una línea en zig zag de donde vasijas de menor calidad. En consecuencia,
nacen las figuras en T que aporta el estilo el registro de aríbalos y similares puede
Diaguita. Todos son imitaciones de las for- convertirse en un indicador respecto a la
mas cuzqueñas o más bien, representativos presencia de asentamientos de una catego-
de la alfarería Inca local. Es la cerámica que ría diferente a otros yacimientos. Lo mismo
nace en la región una vez asentado el domi- que en el interior, en estas situaciones tam-
nio incaico. Los otros tres aríbalos reunidos bién está en juego definir los problemas de
por Oyarzún son muy parecidos entre sí, sincronismo y diacronismo que pueden es-
donde se ha transformado la franja vertical tar implícitos en la comparación de los con-
de rombos concéntricos cuzqueña en rom- textos.
bos reticulados más imperfectos, en medio Latcham y Cornely consideraron la
de campos rectangulares cuadriculados o buena presencia de cementerios como sig-
reticulados (Lámina 4 2; Figuras 1 a 4). no de un considerable poblamiento en el
El aríbalo comentado por Looser tam- litoral. De acuerdo a los conocimientos ac-
bién es parte de la colección del Museo de tuales, el aumento demográfico en la etapa
Historia Natural de Santiago, carece de la de las poblaciones agroalfareras se produce
boca y la superficie es rojo natural, en tanto en el Período Tardío y buena parte de los
que el de Cornely es de una forma más 25 cementerios que Cornely cuenta entre
esferoidal, de fondo blanco, los mismos Caldera y Totoral deben pertenecer a ese
campos rectangulares reticulados negro, y momento de auge. De Caldera al sur prác-
el centro con una franja vertical de dos ticamente no se interrumpen los cemente-
líneas internas onduladas de color rojo, si- rios, donde el metal es uno de los signos de
milares a las líneas de los platos Copiapó continua presencia. Cornely recoge la ver-
(Lámina 42; Figuras 5 y 6). sión sobre el hallazgo de brazaletes y tobi-
U na vez reseñada toda la cerámica que lleras de plata frente a Isla Grande, que
hasta la fecha se conoce de Caldera, surge acompañarían a tres finas espátulas de hue-
otra situación digna de ser considerada. La so decoradas al más puro estilo andino, con
menor,- calidad en la alfarería costera es el alter ego y el personaje sacrificador (Lá-
particularmente notable en piezas que co- mina 46; Figura 2) .
rresponden a la tradición local. En otras Por ahora no se encuentran aríbalos al
palabras, los índices de peor calidad están sur de Caldera, así como en Caldera no hay
en la cerámica nacida en la región, mien- urnas. Este puede ser un comentario relati-
tras que aríbalos, escudillas u otras vasijas vo si todo el análisis se basa en informacio-

267

¡.
.:!
!'

~cm
cm.

Lámina 46. Espátulas de hueso. l. Caldera; 2. Isla Grande; 3. Bahía


Salada; 4. Totoral (incluye un tubo de hueso).

nes con muchos sesgos, aunque ayuda a caico y urnas polícromas, donde el común
considerar esta situación en lo sucesivo. Si denominador es la imperfección enlama-
es real la ausencia de aríbalos en tierras nufactura de los tiestos: urnas con motivos
como Bahía Salada, Pajonal y Totoral, se geométricos que no pueden ser considera-
reafirma a Caldera como el asentamiento dos desprolijos, pero aplicados sobre for-
principal que tuvo la administración inca mas ·imperfectas levemente derrumbadas,
en la costa de Copiapó, pudiéndose reto- de bocas y bases irregulares y manchas os-
mar la hipótesis sobre jerarquías de asenta- curas que se expanden desde el interior
mientos en el litoral. Las revisiones realiza- hacia la policromía externa. Los platos tie-
das en Bahía Salada desde las dos nen problemas parecidos de irregularidad
expediciones de Francisco Cornely en el en la forma y dibujos manchados de negro.
verano de 1935, no han conseguido ubicar Las sepulturas también pueden contar
aríbalos, escudillas o algo parecido. La co- con tabletas en conchas de ostión pulidas,
lección Gonzalo Domínguez publicada por manoplas, punzones enmangados en ma-
Cervellino en 1996, está compuesta por pie- dera y otros objetos de cobre como punzo-
zas casi en un 100 % obtenidas en Bahía nes biapun tados, cuchillos de placas, aros y
Salada y los contextos tardíos están forma- pinzas depilatorias (Lámina 4 7; Figuras 1 a
dos por platos Copiapó, platos Diaguita in- 8. Lámina 48; Figuras 1 a 1O). Salvo algunas

268
Lámina 4 7. Bahía Salada, Colección Do-
mínguez. Contextos con alfarería de mala
calidad. 1-4. Sepultura 3 de Punta Num-
wich: urna Punta Brava, plato Copiapó
con asas (variante), plato Copiapó y table-
ta de ostión para alucinógenos; 5. Sepul-
tura 8 de P. Nunwich, tabletas; 6-8. Sepul-
tura 6 de P.N., urna, plato Copiapó y
punzón enmangado en madera.

indicaciones sobre profundidad de las tum- con una asa, un par de aros de cobre y pren-
bas, no hay mayor información. Tampoco das de hueso. Otro cuerpo extendido estaba
sabemos si lo objetos que Cervellino agru- protegido por dos costillas de ballena y una
pó en determinadas tumbas son contextos piedra laja inclinada cubría un plato acampa-
completos, o si las piezas aisladas es lo úni- nado , un botellón algo tosco decorado en
co registrado en determinadas situaciones. "color bistre", una aguja de cobre y herra-
Lo más completo es la sepultura 3 de Punta mientas de hueso. El tercer individuo tam-
Nunwich (Lámina 47; Figuras 1 a 4). bién estaba extendido bajo grandes costillas
Todo indica que Cornely excavó sepul- de ballena, con una laja tapando un jarro
turas con cerámica mejor elaborada o de la pato, un plato Copiapó y una fuentecita roji-
misma calidad que la alfarería del interior. za con dibujos negros, posible variante Co-
Maldonado está en medio de los cemente- piapó con un par de pequeñas hendiduras
rios abiertos por Domínguez y sin embargo sobre el labio. La cuarta osamenta era un
sus tiestos no acusan los problemas que niño con un aro ornitomorfo y un brazalete
comentamos. Las sepulturas de Cornely es- de oro, varios artefactos de hueso y un cán-
taban señalizadas por una piedra, contan- taro con asa, dentro de una cista de piedra
do con una bajada lateral escalerada. De un casi rectangular tapada con tres lajas que a
total de ocho, la mitad tenía ofrendas: Un la vez eran el lecho mortuorio de un perro
adulto asociado a un cantarito doméstico (Lámina 48; Figuras 11 a 18).

269
3

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9

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16
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14 15 18 ~

Lámina 48. B. Salada. 1-10. C. Domínguez. l. Plato Copiapó, sepultura 2 de Punta Nunwich; 2-3. Sepultura 7
de P. Nunwich, plato Copiapó y manopla; 4-5. Platos acampanados Diaguita incaico de Bahía Baskerville y P.
Numwich; 7-9. Objetos de cobre (punzones, cuchillo, aro, pinzas) de P. Numwich - B. Baskerville; 11-18.
Colección formada por las excavaciones de Cornely: platos Diaguita incaico, plato Copiapó con rostro
antropomorfo doble, plato variante Copiapó, botellón, jarro pato, pulsera y aro, torteros.

Los datos generale~ hablan sobre un punzones, agujas, espátulas decoradas y


segundo esqueleto de perro, de una segun- medias cañas (Cornely, F. 1936-1958). (Lá-
da cista, de lo habitual que fue depositar mina 46; Figura 3).
costillas de camélidos en las tumbas, y que El trabajo de Cornely aísla un contexto
entre los objetos de hueso había torteros, diferente que a la distancia y en el nivel de

270
3
2

o 3
t-------i
cm

13

Lámina 49. Obispito-Taltal. 1-7. Materiales de una sepultura. l. Tableta de madera y espátula de hueso; 2.
Torteros- adornos de piedra; 3. Puntas de flechas; 4. Cuchillos de piedra; 5. Pesas de piedra; 6. Cuchillo de
traza europea, cinceles y punzones; 7. Pinza. 8. Forma aribaloide de excavaciones antiguas. 9-13. Escudilla Inca
y diversas manifestaciones de alfarería Copiapó en Taltal.

fragmentación que se nos presentan los da- ticularidad del estudio de Cornely enfatiza
tos aportados por la colección Domínguez, detalles como el acceso escalerado y la pre-
es poco lo que se puede hacer sin evitar sencia de cántaros no vistos en los otros
caer en interpretaciones confusas. Una al- cementerios de la localidad, como el jarro
ternativa es prestar más atención a los con- pato y el plato con rostro doble. Se nota la
chales, como el "Conchal3" de Maldonado ausencia de artefactos de pesca entre las
(Cervellino, M. 1996), en tanto que la par- ofrendas, pero se sabe que utilizaban los

271
anzuelos de cobre. De todas maneras, Mal- campos rojo/negro y rojo en la parte baja
donado es una excepción, porque saliendo del cuerpo y figuras triangulares ne-
de Bahía Salada la realidad vuelve a mostrar gro/blanco/rojo en el resto, está bastante
sepulturas con ceramios de fabricación gro- deteriorada, pero no tanto como la segun-
sera. da en que reaparece la cocción deficiente.
En efecto, a la vuelta de la bahía, a unos En su origen fue de un tamaño mayor,
1O km al sur y después que Cornely pasara conservándose la sección esferoidal con
sobre los conchales con "alfarería de todas triángulos negros y rojos estilizados, espira-
clases" de Caleta Pajonal, recogiendo un les rectangulares negro/ rojo y líneas zigza-
trozo de balsa de cuero de lobo, excavó guean tes verticales negro/rojo sobre fondo
algunas tumbas en ambas puntas de la Ca- blanco. Una pasta amarilla debe ser la mis-
leta Totoral que le reportó una pequeña ma materia residual que contenían otras
colección formada por un plato Copiapó urnas del interior, probablemente los res-
con llamitas entre líneas onduladas, otro tos de chicha que suponen algunos investi-
par de platos más rústicos en que se plasma gadores.
la variante de dibujos negro y rojo sobre Un plato de perfil Copiapó podría per-
campos crema y rojo. Uno es más pesado tenecer al tipo Inca Negro Pulido, o simple-
que lo normal, con un grosor que llega a los mente tratarse de una rara variante Copia-
9 mm, aplicándosele líneas onduladas ver- pó. Otro plato con el mismo perfil es de
ticales sobre campos triangulares invertidos aspecto más burdo, café con manchas ne-
rojos y café-crema. De seis a siete cm de gras; la porción de una posible botella lleva
altura como máximo es el otro plato, y aún un par de líneas gruesas verticales sobre un
más tosco, de forma subesferoidal, una asi- fondo rojo, rememorando ejemplares de-
ta elemental con diminutas perforaciones, positados en el Museo de Copiapó; y con-
y manchas que afectan gran parte de los cluye la alfarería con dos ollas de cuerpo
dibujos del exterior, mientras que la pintu- recto y una tercera de forma asimétrica
ra del interior sólo se aprecia a nivel de (jarro zapato).
pigmentos rojo sobre crema y negro sobre Objetos de cobre, madera y hueso com-
rojo (líneas onduladas y zigzagueantes, pletan la serie de ofrendas obtenidas de
franjas en V). Totoral: una manopla, la hoja ovalada de
De nuevo la ocasión permite asegurar cuchillo con apéndice para enmangar en
que no hay relación entre los problemas madera, un brazalete, una pinza rematada
fisicos de confección-cocción y el sentido en paleta, aros rectangulares muescados y
artístico del decorado, porque igual a las aros en espiral apretado, uno de ellos con
urnas anteriores aquí se nota esmero en una cuenta ensartada; un objeto de madera
crear nuevos diseños y producir combina- cilíndrico levemente curvado, parecido a
ciones armoniosas. Lo que pasa es que éstas un mango para encajar una hoja de piedra
no lucen ante las otras imperfecciones. Su- o metal y un palillo cilíndrico; otro palillo
cede lo mismo con dos urnas de Totoral. La de hueso, un instrumento muy agudo, una
más completa es de buena cocción, con una media caña, una espátula sencilla y un tubo
base, un cuerpo esferoidal en su porción en hueso de ave marina para insuflar aluci-
iqferior y cilíndrico en lo que sigue hacia nógenos (Lámina 46; Figura 4).
arriba, las acostumbradas asas oblicuas, y Al comentar el hallazgo de "muchas se-
una altura de 32 cm. La combinación de ñales de viviendas indígenas", Cornely su-

272
giere que tuvo a la vista recintos que se al azar en años recientes, porque sus ofren-
distinguen entre los conchales. Mas, no le das de oro y cobre pueden ser más que
animaba en ese entonces dedicarse a estu- simples piezas de orfebrería (Cervellino, M.
diarlas. Por esto, siempre privilegió la oca- 1994).
sión para anotar cualquier detalle de las
sepulturas descubiertas. Ahí está el ejemplo Poblados, cementerios y cronología
de un par de tumbas saqueadas en la parte Como es natural en un equipo de trabajo
norte de la caleta, destacando su forma cir- que ha concentrado sus estudios de Punta
cular pircada, donde obtiene parte de una Brava al interior, las dataciones reflejan los
urna y restos de otros tiestos Su prospec- hechos acaecidos en un máximo de 40-45
ción alcanzó unos 10 km más al sur de km de extensión entre el tramo superior
Caleta Totoral, sin obtener los cementerios del valle de Copiapó y todo el desarrollo del
que buscaba, por otras circunstancias bajó río Pulido. La serie más completa corres-
a la desembocadura del río Huasco estu- ponde a Iglesia Colorada, originada en la
diando restos Diaguita. De Bahía Salada, excavación de tumbas y un basural en el
incluidoTotoral, en dirección al valle del Sector Mon ticular, aunque todo se ha fe-
Huasco parece no haber contextos fúne- chado por el método de la Termoluminis-
bres como los referidos. Menos hay datos cencia (TL) en la Facultad de Física de la
sobre conchales tardíos. Podría sugerirse Pontificia Universidad Católica de Chile, y
que en términos geográficos hasta Bahía es deseable efectuar comparaciones con el
Salada-Totoral alcanzan los dominios coste- método Radiocarbónico en la medida que
ros desde el valle de Copiapó. El resto de la esto sea posible. En el otro extremo del
tierra es una incógnita. Si comparamos Cal- territorio estudiado, Punta Brava, dispone-
dera con la desembocadura del río Huasco mos de dos fechados de carbón vegetal pro-
no hay semejanzas, porque en el segundo cesados en el Beta Analytic Inc. de Florida,
punto prácticamente no hay reportes sobre aprovechando que allí se dispone exclusiva-
presencia incaica, pero a escasos 15 km al mente de unidades domésticas con sus res-
interior está Freirina y su notable presencia pectivas estructuras de cocina in situ. La
de vasijas cuzqueñas, piezas de metal y ob- fecha restante fue obtenida en Altos Blan-
jetos propios de un adoratorio de altura. cos, también por medio de TL, en una tími-
Allí estuvo el asiento de los incas. Sin em- da aproximación a un evento fúnebre que
bargo habrá que prestar atención a un con- hemos adscrito a la historia de la Cultura
texto fúnebre de Isla Guacolda descubierto Copiapó:

Sitio Río Contexto Método Fechas

Altos Blancos Del Potro Sepultura única. TL 645 +/ -55 1350 DC


Iglesia Colorada Pulido Sepultura 3 TL 695 +/ -70 1300 DC
Iglesia Colorada Pulido Sepultura 6 TL 520 +/ -50 1475 DC
Iglesia Colorada Pulido Sepultura 8 TL 575 +/ - 60 1420 DC
Iglesia Colorada Pulido Sepultura 1O TL 680 +/ -70 1315 DC
Iglesia Colorada Pulido Sepultura 12 TL 895 +/ - 70 1100 DC
Iglesia Colorada Pulido Sector Monticular, basural W. TL 765 +/ - 90 1230 DC
Punta Brava Copiapó Plataforma 3 RC 690 +/ -50 1260 +/ -50 BC
Punta Brava Copiapó Plataforma 13 RC 510 +/ - 60 1440 +/ -60 DC

273
Este cuadro hay que tomarlo como una Respecto a Punta Brava, el método Ra-
aproximación general o una tendencia so- diocarbónico también extrapola la situa-
bre la realidad de los acontecimientos pre- ción entre una fecha "acorde con la ocupa-
hispánicos investigados. Por una parte no ción inca" y otra que se va a tiempos
hay fechados que deban descartarse por su bastante más tempranos. La situación nos
discordancia con este proceso cultural y, podría tentar a ver en la fecha antigua la
por otra, es un cuadro que se agrega a la presencia de aquella parte preincaica del
tendencia por bajar la cronología ligada a poblado que debe estar por algún lado, sin
la historia de los incas. Cuando se trata de embargo no hay base para sustentar una
dataciones que en principio no concuer- cu~tión de esta naturaleza. Más bien, es
den entre sí hay que tener en cuenta diver- cosa de esperar el curso de los aconteci-
sas variantes que no es el caso detallar aquí. mientos, entre ellos, el momento en que
A nuestro juicio, ajustar demasiado o forzar Cervellino publique los resultados de sus
a priori la cronología nos hace perder de fechas en los poblados del río Jorquera. Por
vista la realidad de los con textos excavados. ahora tenemos un promedio para el desa-
Lo que no quiere decir que no se hagan los rrollo del Período Tardío en Copiapó y este
esfuerzos necesarios para explicar el senti- señala que el proceso transcurre entre los
do de cada fecha, comparando lo que se siglos XII y XV de nuestra era.
fechó, analizando detalles técnicos de los
procesos de datación y otros tópicos especí- Copayapo y Camasquil:
ficos. Una hipótesis sobre los Señoríos Duales
La datación de Altos Blancos, supuesta-
mente representativa de un cementerio A lo largo de este trabajo quedó esbozada la
preincaico, se equipara a dos fechados de alternativa que ciertos cementerios estén
Iglesia Colorada y es m~yor a otros dos reflejando una situación de mayor jerar-
fechados de este mismo cementerio; es de- quía dentro del valle. Como aquello mere-
cir que sugiere coherencia con un contexto ce análisis más pormenorizado y, especial-
fúnebre que en la práctica debiera ser más mente, contextos más completos, por
tardío. De un extremo a otro, la serie Iglesia ahora sólo corresponde a hechos insinua-
Colorada tiene una diferencia cercana a los dos en la comparación de los datos disponi-
400 años, en un cementerio que a simple bles. De alguna ·manera habrá que abordar
vista muestra una gran coherencia en for- la ausencia de contextos de Punta Brava al
ma y contenidos. Eso significa que más del litoral, el vacío de información actual, y la
50% de las fechas se inscriben en la tenden- carencia de investigación es sobre la arqui-
cia sobre una instalación Incas más tempra- tectura tardía en este espacio. En cambio,
na de lo supuesto. Ninguna tumba tenía de Punta Brava al interior, digamos mejor
piezas de origen inca, de manera que las de Hornitos hacia arriba, los poblados a la
dos fechas más tardías siguen datando un vista seguirán entregando información de
momento que aún no sabemos si es sincró- acuerdo al surgimiento de nuevas perspec-
nico o diacrónico con los cernen terios que tivas en la investigación, por ejemplo, la
muestran componentes incas más clásicos. reciente incorporación de los complejos
Huelga decir lo importante que resulta en habitacionales en el río Jorquera.
estas circunstancias fecha contextos como Pero, ¿qué significa la diferencia entre
los de Rodeo,Jorquera u Hornitos. la serie de evidencias de Hornitos-Iglesia

274
Colorada y Copiapó-Caldera? ¿es sólo con- que estamos concluyendo más que nada
secuencia de un arrasamiento en el segun- establecen un panorama general y se per-
do tramo por quedar éste bajo la mayor miten sugerir algunas explicaciones a cier-
concentración de población histórica? Sin tos hechos que parecen más relevan tes. So-
dudas hay mucho de eso porque los cemen- bre el particular, nos preguntamos si en
terios de Copayapo hablan a las claras de estos momentos el tema de la Dualidad es
una relación con un importante asenta- un problema más etnohistórico que ar-
miento que hoy no se aprecia por razones queológico o, en otras palabras, si el avance
obvias. requiere de un mayor esfuerzo de la Etno-
De no existir la versión sobre la presen- historia para co~ugar sus datos con la in-
cia de dos señores reinando en el valle, la formación arqueológica que. espera combi-
mayor concentración de complejos arqui- narse con esos aportes.
tectónicos aguas arriba de Hornitos sería La sugerencia de Hidalgo respecto a
tomada como una variante en que la pobla- que la dualidad en el gobierno de un valle
ción, elige esas tierras para edificar un po- no es un hecho fortuito sino que responde
blado fortificado, un centro metalurgista a una "estructura compuesta por dos par-
de nivel alto y una serie de grandes pobla- cialidades, probablemente exogámicas",
dos hasta la misma cordillera. Pero las cró- no ha sido explorada a fondo en lo sucesi-
nicas sugieren que un señor gobernó la vo, y ya tenemos más de 25 años transcurri-
mitad de arriba y otro la mitad de abajo del dos desde su publicación. Otro problema
valle. Ahora, ¿donde estaba el límite entre es cuanto nos podemos profundizar entre
ambas mitades? ¿son exactamente mitades las evidencias arqueológicas para analizar
o aquello está expresado en sentido figura- un tema que se empieza a manejar bajo el
do? Si fuera verdad que Hornitos-Iglesia parámetro que establece la visión de los
Colorada perteneció al señor de arriba, cronistas. N o se trata de una desconfianza a
¿significa que éste imponía de mejor mane- ultranzas, sólo llamamos la atención que no
ra sus términos? todos los registros arqueológicos tardíos
Los documentos establecen que Copa- necesariamente pueden estar relacionados
yapa controla la pasada hacia territorios al con el sistema de la dualidad, porque tam-
sur y norte. Es la puerta de entrada al valle. bién nos preguntamos si el sistema dual
También se dice que corresponde al pue- que percibieron los españoles reflejaba la
blo principal del territorio copiapino y que organización inca viva o era producto de
su gente busca refugio en el interior gracias una reorganización de los naturales cuan-
a que no son sistemas duales cerrados o de do los incas sucumbieron. Porque de acuer-
meras confrontaciones sino basados en do a Bibar, Ulpar, su gente, y las jefaturas
complejas alianzas. De hecho en su parla- que él representaba no eran quechuas sino
mento con Valdivia, Ulpar señala "que él copiapinos, que entienden el quechua por-
era capitán general de los señores Aldequín que "avían tratado con yndios del Cuzco".
y Gualenica" (Bibar, G. 1558; Hidalgo, J. Aldequín y Gualenica. Dos señores para
1971). un mismo valle. ¿Dónde reinaría uno y
La arqueología ha contribuido con su otro? Por la respuesta que da Ulpar a Pedro
parte y no parece suficiente para dilucidar de Valdivia, asegurándole que la tierra que
un problema que requiere de un mayor éste pisaba pertenecía a Aldequín, queda-
aporte de la Etnohistoria. Análisis como el ría despejada la duda respecto a que Copa-

275
yapo formaba parte de sus dominios. Ahora Bohon a subir al interior de Copayapo bus-
bien, el asiento de Aldequín es Copayapo cando la manera de neutralizar a los alza-
con residencia en " una ramada y casa gran- dos en armas contra los ibéricos. El tema de
de de aquel señor" (Hidalgo, ob. cit.). En Juan Bohon es otro problema que da para
líneas gruesas es factible establecer tal situa- un análisis específico, por ejemplo que no
ción. Si se asegura que enseguida la pobla- habría tenido tiempo para construir su
ción indígena "huyó hacia la tierra", la pre- mentado fuerte, ya que a poco de arribar al
gunta es ¿se fueron a refugiar al pucara del lugar fue sorprendido por los naturales que
Inga o Punta Brava o la gente de Aldequín le dieron muerte junto a su comitiva. A lo
tenía otro pucara? Bibar señala que en la más pudo erigir un refugio ligero de made-
conquista de un pucara Valdivia encontró ra u ocupar la instalación de piedra y adobe
"a las mujeres e hijos del cacique Gualeni- que ya existía en La Puerta. La fuerza que
ca" y nada dice si allí mismo había gente de alcanza la tradición sobre su muerte se
Aldequín. Gualenica estaba en otro lugar debe a su calidad de primer mártir en la
no precisado y Aldequín baja a Copayapo gran y única rebelión indígena que alcanza
por sus propios medios de un refugio en ribetes regionales.
algún punto también incógnito. Lo quepa- ¿Pero dónde encaja Camasquil en este
rece seguro es que ambos señores no esta- panorama? Luego que la crónica de Bibar
ban escondidos juntos. identifica a El Chañar, como un pueblo de
Entonces, Gualenica era el señor de la "yndios del Cuzco", ahora Finca de Chaña-
parcialidad de arriba. Si es el pucara de ral, y se desprende del relato que arriban
Punta Brava lo que se toman los españoles finalmente al pueblo de Copayapo, no hay
y allí quería asegurar Gualenica la protec- mayores posibilidades para indagar sobre la
ción de su familia, significa que éste tiene ubicación de otros centros de población
su asiento en los alrededores inmediatos, indígena. En todos estos años la lectura
como Hornitos o La Puerta. Siguiendo a obligada ha sido el libro de Carlos María
Hidalgo en su trabajo con los datos de Bi- Sayago y lo seguirá siendo por muchos años
bar, cuando Aldequín se reúne con los es- más. Recién en 1996 surge un estudio que
pañoles en su casa, les asegura que el cau- arroja un poco más de luz, cuando Cortés
sante de los conflictos bélicos era "otro publica un trabajo sobre la Visita y Tasa
señor que arriba en el mismo valle estaba". aplicada por el Oidor Hernando de San ti-
Pero hagamos otras preguntas, ¿entonces llán en los repartimientos de indios en la
el pucara de Punta Brava pertenece a la ciudad de La Serena en 1559, donde se
parcialidad de arriba y allí se refugiaba esta agregan a Chañar y Copiapó los pueblos de
población en caso de conflictos con su ho- Payatelme, Paycandelme, Costa Caldera,
mónima de abajo?¿Este pucará protege los Costa Atacama y Costa puerto, con sus res-
intereses establecidos de ahí al interior, llá- pectivos Caciques y/ o Principales e indios.
mese La Puerta, Viña del Cerro, Rodeo, La partícula pay, que significa desierto
Choliguin, etc., que entre paréntesis, repre- (Asta-Buruaga, F.S. 1899), figura en los dos
senta lo más complejo de las obras incaicas pueblos con nombres indígenas definidos,
en el valle, y d9nde están las mejores tierras pero también está la identificación del ce-
según Domeyko? rro Paycayten "frente al pueblo de la cacica
Tenemos la impresión que es la rebel- doña María Che (Achay) ",en la actual ciu-
día de Gualenica lo que impulsa a Juan dad de Copiapó, y así continúan Paipote y

276
Painehue, sin olvidar Paitanas en el valle Mayor Jusepe Campofrío de Carvajal posee
del Huasco. en 1635 "mil cuadras de tierras en el valle
La ubicación exacta de Payatelme y Pay- de Camarquil, desde Painehue hasta el pue-
candelme depende del historiador citado, blo de Choliguín". En otros términos, de
en su estudio más pormenorizado sobre la Viña del Cerro o Potrero Grande hasta Igle-
distribución espacial de las poblaciones in- sia Colorada, con lo que se establece que el
dígenas durante los primeros años de la valle del Pulido también quedaba dentro de
Conquista. De otra manera podríamos em- la jurisdicción de Camasquil. Pero el pueblo
pezar a creer que existe alguna relación de Camasquil, o la cabecera de este valle de
entre estos pueblos y nombres como Paipo- los documentos históricos, está mucho más
te y Painehue. En ambos lugares existen abajo todavía, unos 35 km aguas abajo de
vestigios arqueológicos y antes hemos plan- Painehue, lo que en definitiva da unos 65
teado que Painehue debió ser la permanen- km de extensión al valle de Camasquil.
cia en el tiempo de una población anterior- Sayago asegura que según un docu-
mente vinculada con el funcionamiento mento de 1677 aún se conservaba de Ca-
del centro metalurgista de Viña del Cerro. masquil cimientos de la aldea y restos de las
En el epílogo de estas reflexiones ha surgi- pircas subterráneas de los graneros. Por su
do un cementerio Diaguita incaico al frente parte Asta-Buruaga precisa que Camasquil
de Viña del Cerro, cruzando el río (Cerve- se extiende desde el paraje llamado del
llino, comunicación personal 1997), que Hornito hacia abajo, hasta comprender a
confirma la tesis sobre una población local Potrero Seco, confirmando que entre esos
mayor relacionada con las labores metalur- dos puntos existió un "centro de población
gistas del campamento excavado por Nie- de primitivos indios".
meyer y Cervellino. En conclusión, los señores Aldequín y
Como es obvio, Camasquil no figura en Guanelica gobiernan el valle bajo un siste-
el estudio de Cortés, tampoco Choliguín. ma dual. Aldequín sería el dueño de Copa-
Pensar que puedan ser nombres originados yapa hacia la mar, unos 60 km de exten-
durante la administración hispánica es sión, sin contar lo que pudo controlar al
poco probable por la tendencia de rebauti- norte y sur de Caldera. La coincidencia
zar todo con topónimos españoles. Lo con- entre el espacio que ocuparía el valle de
creto es que fisicamente Camasquil figura Camasquil y los poblados y cementerios de
en el actual Potrero Seco, unos siete kiló- Hornitos-Iglesia Colorada, permite sugerir
metros más abajo de Hornitos, mientras que allí estaría marcado el territorio de la
que este último lugar aparece con el nom- parcialidad de arriba, o sea, las tierras de
bre de Paso Hondo. La observación de Sa- Gualenica. Más aún, la cercanía del pueblo
yago respecto a que del pueblo de Copiapó de Camasquil con Hornitos indicaría que
deriva el nombre de todo el valle parece allí estuvo la cabecera o asiento del señor
una verdad sin discusión. Sin embargo, bus- de arriba, y hasta podría ser La Puerta por-
cando alguna alternativa que fuera posible que todo gira en una diferencia de pocos
cotejar con la idea de Sayago, lo único que kilómetros de distancia, con el pucara de
surge es el nombre de Camasquil. Es decir, Punta Brava dispuesto para albergar a la
en tiempos históricos no todo el valle prin- población en caso de peligro. Dijimos que
cipal era reconocido como Copiapó, por- no hay seguridad si el sistema dual expresa-
que Espejo (1996) describe que el Sargento do por los dignatarios indígenas refleje en

277
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70°

Lámina 50. Probables áreas de dominio de los señores Aldequín y Gualdenica en el valle de Copiapó. A.
Copayapo, tierra de Aldequín; B. Camasquil, tierra de Gualenica (H, Hornitos- Camasquil; P.B., Punta Brava;
L.P., La Puerta; V. C., Viña del Cerro- Painehue; R, Rodeo; l. C., Iglesia Colorada- Choliguín).

estricta verdad la mantención de la forma pasado moldeado por esas mismas estructu-
de gobierno incaico, pero quien mande ras.
arriba o abajo coincide con los mismos te- La situación amerita conocer esa corta
rritorios que la arqueología define como las etapa donde los valles quedan libres y los
principales áreas de acción, porque la es- naturales deben asumir lo que viene por
tructura incaica trazó las líneas de la orga- delante. Al fijar el relato de Bibar una auto-
nización territorial y quienes gobiernan al nomía de la población que los españoles
arribo de los españoles son producto de un encuentran a su paso, no podemos dejar de

278
preguntarnos si son los mitimaes Diaguitas, riesgo que tenían de los indios Chiriguanos
que ya se afincaron en la zona, quienes y tras haberlos metido en este valle tierras
reorganizan el control del valle o son los que ellos habían tenido y poseido antes en
Copiapoes que tratan de recuperar el terre- tiempos del Inga y que ellos habían ayuda-
no perdido, después de los duros castigos do a poblar y fundar. .. " (Presta, Ana M.
que parece haber sufrido esta población 1989).
por su resistencia inicial al dominio inca.
Pruebas directas la arqueología no puede Extrañados en territorio boliviano e inclui-
ofrecer aún, pero algo se puede percibir dos entre las etnias chichas, los primeros
por medio de documentos históricos. Es así contingentes que se enfrentaron a los incas
como consta que en 1574 Luis de Fuentes en el norte semiárido debieron engrosar
al fundar una villa de frontera en la Provin- los ejércitos que lucharon en la peor de las
cia de Chichas se enfrentó con un fértil y misiones, cual fue enfrentar a los chirigua-
generoso territorio, prácticamente despo- nos. Debieron ser mitimaes copiapinos los
blado, a donde llevó a los indios "Tomatas trasladados a dichas latitudes porque no
Copiapó". existe otro Copiapó como área geográfica
específica, a lo más hubo un campo o potre-
"... habiéndolos recogido de partes remotas ro Copiapó o ckopiapú en San Pedro de
en donde estaban divididos y apartados del Atacama (Casassas,J.M., 1974).

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282
.....

In dice

Epígrafe............................................................. 7
Reseña de los autores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

Capítulo 1
Crónica de la exploración arqueológica de la cuenca del río Copiapó
Hans Niemeyer F . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

Capítulo 11
La cuenca del río Copiapó
Hans Niemeyer F. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27

Capítulo 111
El período arcaico en la Región de Atacama
Miguel Cervellino G. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39

Capítulo IV
El período temprano del horizonte agroalfarero en Copiapó
Hans Niemeyer F. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61

Capítulo V
El período medio. Complejo Las Ánimas
Hans NiemeyerF. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115

Capítulo VI
Los períodos intermedio tardío y tardío: desde la cultura Copiapó al
dominio inca
Gastón Castillo G. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163

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