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MÓDULO I COMPETENCIAS DOCENTES EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR

TEMA: 1. IDENTIDAD DOCENTE.

Concepto de identidad

El autor Day y Hadfiel, 1996, menciona que “las identidades no son estables, si no
discontinuas, fragmentarias y sometidas a cambios”.

La educación es un recorrido largo, no todos los alumnos quieren participar en la


experiencia y "el estilo emocional de la oferta del servicio forma parte del mismo
servicio" (ob. cit., p. 5).

Esa labor requiere que el trabajador suprima sentimientos malos con el fin de
mantener la apariencia externa que produzca el estado mental adecuado en los
demás. En otras palabras, la labor emocional se vende por un salario. La autora lo
distingue del trabajo emocional o control de la emoción para describir actos que
tienen "uso" en vez de "intercambiar" valor.

Los buenos profesores se les reconoce por la posesión y la aplicación espontánea


de las emociones naturales que surgen de la pasión real, y no forzada o artificial,
por enseñar y por lo enseñado, también es cierto, como hemos visto en el
comentario anterior, que es necesario controlar esas emociones naturales, que se
expresan a diario en los procesos de enseñanza y aprendizaje.

Sin embargo, es necesario que los docentes tengan un sentido claro de identidad;
saber quién es uno, en qué circunstancias enseña y que es esencial para la práctica
de una profesión apasionada.

IDENTIDAD PROFESIONAL E IDENTIDAD PERSONAL

La identidad profesional para el autor (Bolívar et al., 2005: 3-4) nos dice que "la
identidad profesional se configura como el espacio común compartido entre el
individuo, su entorno profesional y social y la institución donde trabaja".
Bolívar, Fernández-Cruz y Molina (2005: 2) consideran también que la identidad es
un macro-concepto. Los autores mencionan que la identidad profesional es una de
las dimensiones de la identidad y consideran que se construyen, dentro de un
proceso de socialización, en espacios sociales de interacción, mediante
identificaciones y atribuciones, donde la imagen de sí mismo se configura bajo el
reconocimiento del otro.

Siguiendo este orden de conceptos Diversos investigadores (Nias, 1989, 1996; A.


Hargreaves, 1994; Sumsion, 2002) han señalado que las identidades del docente
no sólo se crean a partir de los aspectos más técnicos de la enseñanza (es decir, el
control de la clase, el conocimiento de la materia y los resultados de los exámenes
de los alumnos), sino también: "puede conceptualizarse como el resultado de la
interacción entre las expe-riencias personales de los docentes y el entorno social,
cultural e institucional en el que se desenvuelven a diario". (Sleegers y
Kelchtermans, 1999, p. 579).

El autor (HENDRICKS, 2003) hace referencia a una ley del maestro en la que
menciona que el maestro eficaz siempre enseña de lo fluye de una vida plena.

La ley del maestro, declarada sencillamente, es esta: si deja de crecer hoy, dejará
de enseñar mañana.

Ni la personalidad ni la metodología pueden sustituir este principio. Nosotros no


podemos comunicar desde un vacío. No podemos impartir lo que no se posee. Si
no lo conoce, es decir, conocerlo verdaderamente, no lo puede dar.

Esta ley comprende la filosofía de que como maestro soy principalmente un


estudiante; un estudiante, entre los estudiantes. Estamos perpetuando el proceso
del aprendizaje, y al convertirnos de nuevo en estudiantes, como maestros veremos
el proceso de la educación a través de una perspectiva radicalmente nueva y
únicamente mía.

"El modo en que los maestros forman sus identidades profesionales está influido
tanto por lo que sienten de sí mismos como por lo que sienten de sus alumnos. Su
identidad profesional les ayuda a situarse en relación con sus alumnos y a hacer
ajustes adecuados y eficaces en su práctica y sus creencias sobre los estudiantes
y su compromiso con ellos" (James-Wilson, 2001, p. 29).

Identidad personal

Para Laing (1961), “la identidad es el sentido que un individuo da a sus actos,
percepciones, motivos e intenciones”. “Es aquello uno siente que es “él mismo, en
este lugar y este tiempo, tal como en aquel tiempo y en aquel lugar pasados o
futuros; es aquello por lo cual se es identificado”

COMPROMETIDOS CON EL APRENDIZAJE

Parte de la razón de que muchos maestros sean capaces de seguir adaptándose y


avanzar en circunstancias cambiantes, es su conciencia de determinados valores
fundamentales que se concentran en "influir positivamente" en la vida de
aprendizaje de las personas con las que trabajan, y su adhesión a ellos; y asocian
esto con una capacidad duradera de reflexión. Seguir aprendiendo es una forma de
mantener el sentido de identidad, la autoestima y el compromiso continuo de hacer
el trabajo lo mejor posible en todas las circunstancias: "No creo que el compromiso
consista sólo en hacer el trabajo. Lo veo como algo mucho más personal,
emocional. Para mí, la reflexividad es compromiso y el compromiso, reflexividad".

La eficacia docente personal y la general se han relacionado con el rendimiento de


los alumnos. Moore y Esselman (1992) descubrieron que los profesores que tenían
mayor sentido de la eficacia docente general superaban a sus compañeros en la
enseñanza de las matemáticas. Unos niveles elevados de rendimiento de los
alumnos también estaban relacionados con los maestros que tuvieran una elevada
eficacia personal y general (Ross, 1992).

CONCLUSIONES.
En lo que se refiere a identidad en lo personal yo difiero en lo que mencionan
algunos autores ya que, las circunstancias NO son determinantes, son importantes,
pero no son determinantes.

Lo que determina nuestras palabras, pensamientos y acciones como identidad es


nuestro corazón; finalmente debemos dejar de buscar pretextos y debemos de
asumir nuestra responsabilidad por lo que hacemos y que nuestro interés por en
enseñar debiera ser en realidad una pasión en lo que hacemos. “El maestro debe
conocer lo que va enseñar… el conocimiento imperfecto se reflejará
necesariamente en la enseñanza imperfecta” (Gregory).

En cuanto a lo profesional, debo seguir creciendo en conocimiento y la actitud que


mientras se vive se aprende y mientras aprende se vive.

Bibliografía
Gregory, J. M. (s.f.).

HENDRICKS, H. (2003). ENSEÑANDO PARA CAMBIAR VIDAS. Miami, FL.: Unilit.

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