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Fontana Di Trevi-Roma
El barroco se caracteriza por su afán integrador de espacios en un todo
unitario, ya sea urbano o paisajístico. ¡Es el comienzo del urbanismo
moderno! En este período surgen los planes reguladores de lo que ha
venido en llamarse la ciudad capital.
Esta ciudad capital su desarrollo urbanístico se había iniciado, de manera
efectiva, en tiempos de Julio II, pero su máximo organizador fue Sixto V
(1585-1590), ayudado por el arquitecto Doménico Fontana
Su regulación se basa en un
entramado de grandes vías que
se articulan referenciadas a
centros significativos, tanto
edificios como plazas, A su vez,
las plazas, a veces tan sólo cruce
de calles, se individualizan a
través de elementos simbólicos,
como son los obeliscos y
columnas que fueron
cristianizadas coronándolas
con las estatuas de San Pedro
y San Pablo, o cruces.
Estos obeliscos no eran sólo elementos de decoración, sino que se convertían en ejes
para el cambio de dirección de las calles.
La plaza como elemento urbano tiene un significado distinto en Roma o en París.
En la primera se integra en un plan amplio, mientras que en la capital francesa
se convierte en lo que podríamos llamar un «episodio suelto», que busca el
uniformismo de sus plazas y grandes avenidas
El urbanismo de jardines tiene en el barroco su
máximo representan
clara organización estática, e introduce un
sistema de ejes y diversidad de espacios.
Las fuentes, estanques y canales dan variedad
al espacio. Es, en definitiva, un urbanismo
abierto en contacto con la naturaleza y que
busca la integración de las partes en un todo
organizado.
El proceso colonial y la consecuente apertura de nuevos mundos amplían la geografía
económica de Europa y hacen surgir un nuevo modo de entender la actividad
empresarial. Nacen ahora fenómenos de concentración industrial, que requieren de
nuevas técnicas de gestión empresarial tendentes a reducir gastos corrientes, todo ello
en un marco productivo mucho más amplio, basado en la obtención de nuevas fuentes
de energía, el transporte, la división del trabajo y la mecanización, donde las funciones
directivas y el volumen de actividades comerciales y financieras adquieren una enorme
importancia.
El servicio de la producción nuevos medios tecnológicos,
nuevas condiciones de accesibilidad y, sobre todo, una nueva
distribución del espacio.
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