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3. Por ejemplo, en un trabajo de Murdock (G.P., 1951, p. 422) referido a este punto, el
autor enuncia algunas formas aproximadamente coincidentes con nuestros resultados,
pero un cotejo con los mismos dará idea clara de lo que queremos expresar: “)arriage
is monogamous -ith only in2recuent e4ceptions, and the mataco alone re8uire 9ride
price: E4tended 2amilies are general, their 2orm depending upon the prevailing rule o2
residence: =his is al-ays matrilocal initially and usually permanently, 9ut a shi2t to
patrilocal residence is more or less common among the Pilaga and mataco: ?escent is
9ilateral: @inship terms are reported only 2or the mataco, -here they are o2 the
Aa-aiian type:” Este párrafo es uno de los más completos resúmenes que pueden
encontrarse en la literatura sobre nuestro tema, lo que nos habla de fenómenos
prácticamente inexplorados.
4. V. Braunstein, J. A., 1974 a; 1974 b; 1974 e; 1976 e; 1977 a; 1977 b.
5. Hemos dejado de lado intencionalmente aspectos tales como los que hacen a la
jefatura, algunas normas matrimoniales como poliginia, sororato y levirato, e infinidad
de otros que han formado parte de nuestra investigación pero no agregaban elementos
diagnósticos en el nivel de generalidad propuesto. De cualquier modo, el análisis de
esos rasgos en una forma comparativa semejante a la utilizada en este trabajo será en
el futuro objeto de nuevas elaboraciones.
6. V. al respecto el primer acápite de este trabajo sobre las formas de las sociedades
chaqueñas.
Organización social (...) del Gran Chaco 5
en el Gran Chaco, entre la mayoría de los cuales hemos adquirido una cierta experiencia de
campo en los últimos años.
La tarea que se realizó sobre las categorías apuntadas antes fue encarada
tendiendo a dar respuesta a cuestionarios explícitos que están incluidos en los diferentes
informes de beca al CONlCET7 y que fueron usados también limitadamente fuera del área
chaqueña. Con respecto a los criterios de transcripción de palabras aborígenes usados en
cada caso, ellos se atienen a los empleados por los diferentes autores de que fue tomada la
información, y en los casos en que los datos prevenían de nuestro material dichos criterios
deben referirse a los trabajos anteriores escritos por el autor sobre cada grupo particular.
8. V. Bibliografía.
9. Debemos agradecimiento a la totalidad del grupo de trabajo del CAEA, pero en
especial al Lic. Mario Califano quien nos enseñara el abecedario del etnógrafo de
campo y al Dr. F. Pagés Larraya, quien nos ubicó por primera vez en la riqueza etno
gráfica del Chaco paraguayo. También agradecemos a quienes leyeron este manuscrito
en su versión original por el aliento que nos prodigaron, particularmente a John Palmer
de Oxford University y a Alejandra Siffredi de la Universidad de Buenos Aires cuyos
valiosos consejos hemos tratado de reflejar en la presente redacción.
Organización social (...) del Gran Chaco 7
trabajo ha cumplido con sus objetivos, los resultados que exponemos a continuación
deberán verse prontamente ajustados y en algunos casos desmentidos por la natural
profundización de estas investigaciones.
Chapadmalal, 10-1-1979
8 José Braunstein
1. Este tecnicismo fue acuñado por los etnógrafos norteamericanos para caracterizar la
cultura de los indios de las llanuras de ese subcontinente concebida como un conjunto
de rasgos asociados cuya base es la economía ecuestre. El término se suele extender a
otras áreas en las que la introducción del caballo promovió la formación de conjuntos
culturalmente semejantes.
Organización social (...) del Gran Chaco 9
adoptados junto con el caballo (algún tipo de ganadería, hierro, etc.). Este modelo del
complejo ecuestre también fue incorporado por algunas tribus lengua y maká del Chaco
boreal y central.
Esta situación persistió hasta el último cuarto del siglo XIX en que las nuevas
nacionalidades surgidas del desmembramiento del imperio colonial español comienzan la
reivindicación del territorio chaqueño. En el panorama etnográfico de ese momento aún se
mantenían las viejas pautas sociales de los grupos aislados del interior, en tanto que los
modelos organizativos de las tribus marginales y aquellas que habían adoptado el caballo
estaban en franco retroceso -en el sentido de una integración a la cultura occidental o una
readaptación a las condiciones chaqueñas- debido a la inoperancia militar frente a ejércitos
modernos como los que habían surgido en esos últimos cien años bajo el signo de los
adelantos técnicos y al calor de las luchas por la emancipación. A partir de entonces las
formas epigonales que adoptó la Penetración blanca en el área chaqueña ya no estuvieron
caracterizadas, como en los siglos anteriores, por la casi exclusiva presencia militar y
misional que había cumplido el rol de desequilibrar definitivamente a las sociedades que
podían presentar un frente de resistencia a la colonización, sino por la penetración
económica con vistas a la explotación de la extensa llanura. Los ingenios azucareros en el
Chaco centro-occidental, la intensiva explotación forestal a lo largo de todo el eje
Paraguay-Paraná al mismo tiempo que la progresiva ingresión de corrientes colonizadoras
caracterizadas por la implantación de la agricultura intensiva, tuvieron una influencia
mucho más determinante en el modo de vida de los grupos aborígenes que la extensiva
explotación pecuaria que había caracterizado hasta ahí la penetración económica blanca de
los siglos anteriores en las zonas marginales, teniendo como centros dispersores las
ciudades de Santa Cruz de la Sierra, Salta y Santiago del Estero en el oeste y de Asunción,
Corrientes y Santa Fe en el este. Por otra parte, las reivindicaciones nacionales sobre
diversas partes de la región culminaron dramáticamente con la guerra Paraguayo-Boliviana
de 1933 que modificó poderosa y definitivamente el panorama etnográfico chaquense. Pero
el principal impacto en los modos de vida tradicionales de los chaqueños se produjo
cuando éstos comenzaron a aceptar el papel de braceros en las grandes explotaciones
blancas y a recibir la nueva experiencia evangelizadora protestante.
Por todo esto, tomamos como punto de referencia histórico un momento ideal
en el desenvolvimiento de las formas culturales etnográficas chaquenses inmediatamente
10 José Braunstein
previo al último cuarto del siglo pasado, cuando los viajeros encontraban un panorama
mucho menos homogéneo que el que vieron los que recorrieron el Chaco 50 años después.
Las descripciones que nos han dejado los integrantes de la expedición sueca de 1901-2, el
barón Erland Nordenskjöld y el conde Eric von Rosen, marcan precisamente el momento
de ruptura y homologación de los modelos tradicionales. Aunque esta adscripción histórica
es necesariamente esquemática e ideal y los diferentes grupos étnicos participaron en
diferentes grados y formas en el proceso expuesto, todos recibieron de uno u otro modo el
impacto de este último momento de da conquista chaqueña. Inclusive los ayoreo, de
quienes hasta hoy pueden ubicarse algunas bandas sin contactos, sufrieron la influencia de
la guerra del Chaco librada parcialmente en su territorio. En el momento histórico a que
hacíamos referencia se podían encontrar en el área las mismas etnías que actualmente si
llamamos de este modo a los grupos humanos caracterizados por ser portadores de una
misma lengua, pero con una dispersión y un control del territorio muy diferentes de los
actuales.
que describen los cronistas- se instalaba por entonces fuera del área chaqueña en el
territorio hoy brasileño de la margen izquierda del río Paraguay, instalación que dio como
resultado la configuración cultural que hoy conocemos como “tereno”.
2. Vale decir, que la totalidad de les miembros compartían una misma “aldea”. Esto
implica una utilización parcial del concepto de “localidad” que en esta monografía
incluye la comunidad de hábitat toponímicamente reconocida. En ese sentido
utilizamos el concepto que discutimos cuando nos referimos (V. más adelante) al
carácter local de las unidades tribales partiendo del hecho de que el nombre de las
mismas respondía casi siempre a las características regiones en que se asentaban.
3. Esta nomenclatura desarrollada por algunos autores norteamericanos implica en
definitiva el hecho de si los nexos además de reconocidos son genealógicamente
trazables e. no por los informantes.
12 José Braunstein
unidad social más difundida en todo el Chaco y la que actualmente presenta las
características definidas de unidad social mínima que articula la fluida situación de los
grupos etnográficos supérstites. Sobre ella, mínimo común denominador de las sociedades
chaqueñas, se construyó la unidad cultural que ha llevado a algunos investigadores a
sostener la semejanza organizativa de todos los indígenas del área.4
4. Rafael Karsten en su obra de 1932 (V. más adelante) estableció un modelo bastante
semejante al que exponemos denominando “tribu” a lo que en este trabajo se llama
“etnía”, “subtribu” o “clan” a lo que denominamos “tribu”, y “comunidad aldeana” a
lo que denominarnos “banda” y que Grubb (V., 1911) denomina “clan”. El primero de
los autores nombrado afirma explícitamente la semejanza de los modelos
organizativos de todos los indios del Pilcomayo.
Organización social (...) del Gran Chaco 13
La banda nKmade
Todas las tribus pertenecientes a las familias lingüísticas mataco-maká,
guaycurú y lengua se organizaban según este patrón, considerándose los miembros de cada
una de las bandas como parientes entre sí. Las únicas variantes que se pueden establecer
son las de los raros grupos que prescribían el matrimonio internamente a la banda y los de
aquellos que lo prohibían. Ambos modelos están en relación probablemente con
características demográficas, ya que el primero exige seguramente bandas numéricamente
superiores, aunque probablemente con una concepción del mundo mucho más
aislacionista. Por el otro lado, bandas mucho más pequeñas pero necesariamente en
asociación matrimonial, parecen haber producido agrupamientos sociales más poderosos
de un rango superior al de la banda. Así, pertenecen al primer tipo algunas de las bandas
mataco, de los que hoy habitan en territorio formoseño. Por otro lado, al otro tipo
pertenecen la totalidad de las tribus de habla guaycurú, los maká y probablemente los
chulupí y chorote. Este patrón demográfico aunado a la bilateralidad ya descripta se ajusta
acabadamente al modelo de deme definido por G. Murdock que aparecería en el Chaco en
sus variantes características en el tipo que hemos descripto inicialmente y como matrideme
en el otro. En todos los casos en que la ideología manifiesta este modelo organizativo, el
desfazaje con respecto a las “pautas reales” parecería ser muy marcado, debiéndose este
hecho probablemente en parte a las condiciones del cambio a que se ven sometidos
actualmente los grupos, aunque no nos caben dudas sobre la existencia de tendencias
matrimoniales internas a este tipo de sociedad que son claramente disruptoras. Con
respecto a esto, existen entre los grupos chaqueños una serie institucionalizada de actitudes
Organización social (...) del Gran Chaco 17
entre conjuntos sociales más que entre individuos aislados. La mayoría de las normas
expuestas pueden entenderse como mecanismos internos a esas alianzas, es decir, como
formas de mantener la estabilidad de esas máximas unidades políticas que constituían el
universo de referencia social del individuo etnográfico chaqueño.
En las etnías en que hemos registrado unidades de este tipo, las tribus no
parecen haber sido demasiado numerosas, Karsten anota tres para los chorote5 que
probablemente coincidan con las variantes dialectales de esa lengua; el mismo número fue
registrado por nosotros para los maká. Algo mayor parece haber sido el número de las
tribus chulupí. El caso de los dialectos toba, incluyendo a ntokowit, takshik, ñachilamolek,
mokowit, lañaGashik y pilagá, parece haber sido semejante y podría pensarse inclusive en
una diferenciación cultural prematura, concomitante a los primeros contactos con los
blancos, para incluir por lo menos a los Abipones en este conjunto. Por fin los lengua
cuentan probablemente con un conjunto mucho más numeroso de tribus a juzgar por el
cuadro que presenta Belaieff,6 incluyendo a los sanapaná, angaité y kashkihá. En nuestra
encuesta de 19777 hemos recogido decenas de nombres identificatorios de parcialidades
consideradas discretas y entre ellas más de una quincena se refiere sin duda a antiguas
tribus lengua. El caso de los Charnacoco para los que la bibliografía describe tres tribus
(Horio, Ebidoso y Tumereha) también puede integrarse a este modelo aunque la
identificación de estas unidades corresponde a un momento tardío en que el contacto con
los blancos había producido la diferenciación de dos secciones, la de los chamacoco
“mansos”. y la de los “bravos”, incluyendo entre los primeros a las dos primeras tribus
mencionadas y en los segundos a la restante dividida en “los del palmar” y “los de la
selva”.8 Los ayoreo, quienes fueron estudiados en estos aspectos por el Lic. M. Califano y
el autor9 también se dividían en este nivel en tres grandes tribus: los Gidaigoosode ('gente
de la aldea' o del sitio llamado Gídaiode por razones legendarias en las cercanías del
ex-fortín Ingavi), los dieDedehnaigoosode ('gente de un lugar desconocido' ubicados al
norte de los anteriores) y los garaigoosode ('gente del campo)' ubicados en la zona del
cerro Chovoreca. El mecanismo legendario por el que esta tribu se dispersó en un tiempo
relativamente próximo a la actualidad formando otros nuevos segmentos de este tipo
parece aclarar facetas de la dinámica de estos sistemas de organización social. Las actuales
5. Karsten, Op. Cit., pp. IS-19 6 Belaieff, J., 1936a, pp. 193-194 7 lengua E 8i1977,
Pablo Saavedra-Lorenzo Fernández y E8v, Lasto-L. Fernández 8 Belaieff, J., 1936a,
pp. 193-194, 9 Califano, M., & Braunstein, J., 1973.
6. Belaieff, J., 1936a, pp. 193-194.
7. lengua E8i 1977, Pablo Saavedra-Lorenzo Fernández y E8v, Lasto-L. Fernández.
8. Belaieff, J. 1936a, pp. 193-194.
Organización social (...) del Gran Chaco 21
agrupaciones de bandas que reconocen los ayoreo y que provienen precisamente de aquella
escisión son las de los -ecamitogoosode ('gente del otro lado'), los nupedoigoosode ('gente
de las hondonadas'), los DocoDoigoosode (gente de los cañadones, que por su forma recta y
estrecha se parecen a las casas del patrón cultural 'blanco' (=DocoDoia) y los Faraigoosode
remanentes en el hábitat antiguo. Como se advierte inmediatamente, los nombres de todas
estas agrupaciones corresponden a características toponímicas así como los expuestos para
los “chamacoco bravos”, los sociagay (chuIupí) de BeIaieff que incluyen a 'los 'del
aligator', la 'gente del río', la 'gente del norte' y la ‘gente del monte’; los maká10 que
reconocen a los aseptiDBt (que es un toponímico que hace referencia a la zona donde
existen numerosos árboles aseptJD, asimilado al gentilicio que indica tanto las
características geográficas de la región del asiento como el elevado número de sus
integrantes), los ipholhhetIlhup (nido de los Ka9iru mychteria), y los te2eIyaj ('los que viven
en el oeste'). Con respecto a estas grandes unidades o asociaciones de bandas existe un
modelo que difiere probablemente tanto en la función como en los mecanismos de
integración respectivos. Se trata de algunos de los mataco entre quienes existían sin duda
formas de clasificación semejantes, es decir basadas en toponímicos, función de sus
nociones cosmológicas usuales. De tal modo, las categorías definidas internamente
incluyen a 'gente del río' -te-oDlelBy, 'del monte' taIiIlelBy, 'del campo' ahlolelBy, y 'del
cerro' = tachenajlelBy. De estos interpretamos que difieren en cuanto a la función y los
mecanismos de integración en tanto que no estarían constituidos -por lo menos en todas las
regiones que ocupa esta extendidísima etnia- por bandas proclives al intercambio
matrimonial, ni existiría una jerarquía formal entre líderes de las diferentes agrupaciones
locales que permitiera algún tipo de unificación temporaria. La única denominación
dialectal que podemos traducir de las que se han empleado tradicionalmente para esta etnía
se identifica apretadamente con el nombre de una banda (vejoz=wej-wos).
en Bolivia y la progresiva migración hacia el norte del territorio argentino, y hoy ya los
informantes no recuerdan ni siquiera el significado del término, aunque una encuesta más
profunda y extensa que la realizada por nosotros debería llevarse a cabo si se intentara
reconstruir la organización de este pueblo en el pasado.
“Among all of them the “tribe” is a fairly loose social unit, being simply
composed by families related to one another by blood. (n. 1: Then in the following pages I
Sometimes use the word “clan”, this term has merely reference to the “sub-tribe”, by which
I simply mean a number of families recognizing consanguinity). ( ... ) Within the
sub-tribes, again, the feeling of blood-relationship is strong. Such a sub-tribe consists of a
number of village communities, each composed of a few families closely related to one
another”.
Como hemos expuesto4 este modelo coincide con nuestras informaciones pero
asentándose más en los principios de localidad y bilateralidad que en los expuestos por
Karsten; y, al mismo tiempo, distinguiéndose en esta morfología general distintos modos
de articulación de las unidades sociales ya que éstas varían en importancia relativa a las
demás. En efecto, funciones básicas de estas unidades tales como las de la solidaridad, la
conceptuación del parentesco, la regulación de la exogamia, etc., se diferencian
marcadamente de una etnía a otra.
masculina fuerte (en oposición a otros grupos chaqueños) tanto en el nivel de la tribu como
de la banda. En definitiva, aunque se ha intentado reiteradamente en la historia de la
etnología hallar relaciones causales similares a las que postula Karsten entre descendencia
y status político-jurídico de los sexos y de éste con la localidad matrimonial, los resultados
distan mucho de ser concluyentes como para legitimar tales nexos. El problema teórico que
subyace en todo el análisis sociológico de la obra de Karsten es la cuestión del totemismo,
cuestión definida tradicionalmente sobre la base de sociedades unilineales.6 En efecto, el
interés de ese autor7 por el problema se manifiesta inclusive cuando niega la existencia
entre los indios del Chaco de “a clan organization in the strict sense” así como de
totemismo y realiza la salvedad de un cierto principio totémico embrionario entre los Toba
que, fuera de toda duda, se ubica en el terreno absolutamente riesgoso.8
9. Karsten, R., Op. Cit., p. 43, dice: “=he chie2 reason -hy the Qsu9-tri9es o2 the Chaco
indians cannot he called QclansS proper is that they are not e4ogamous”.
10. ibid. p. 49. También V. más atrás en este mismo acápite.
11. Se puede afirmar que hasta 1949 en que aparecen los clásicos de Murdock, Lowie y
Lévi-Strauss sobre este tema, la mayoría de los etnógrafos encontraban dificultades
semejantes a las que exponemos del trabajo de Karsten.
Organización social (...) del Gran Chaco 29
Para los mataco las posiciones de los especialistas en relación a este punto
varían desde aquellos que siguiendo a Karsten les atribuyen un modo de descendencia
matrilineal hasta los que como Fock21 y Métraux22 les asignan uno patrilineal. La postura
de Fock debe entenderse en el marco del modelo que él propone y que discutiremos más
adelante23 de una sociedad patrilineal, exógama y matrilocal. En el caso del sabio suizo la
afirmación debió ser modificada con posterioridad a la aparición del Aand9ooD o2 Couth
Nmericans Mndians ya que Murdock,24 quien toma a los mataco para su muestra, sobre la
base de informaciones publicadas y otras inéditas de Métraux los considera bilaterales. En
lo que respecta a una “moderada tendencia a la “patrilinealidad” que menciona De los
Ríos25 para los mataco de M. San Patricio opinamos que es resultado de la situación de
contacto sin que se ligue necesariamente a las ideas aborígenes relativas a los procesos
biológicos de la reproducción y sus connotaciones epistemológicas.26 Palmer27 afirma que
''it is uncertain that a concept o2 unilineal descent actually e4ists among the mataco”
coincidiendo con nuestras conclusiones referentes a la bilateralidad en este grupo.28 En este
punto parece conveniente recordar el aserto de Lowie29 referido precisamente a estos
casos: “ ... we should not be surprised to find characteristics of unilateral systems among
loosely organized peoples. However, we must be careful not to ascribe a matrilineal or a
20. Se trata de una afirmación del maká Andrés Tsemhéi recopilada en 1977, aunque otras
similares pueden hallarse en el material proveniente de muchas de las otras etnías
chaquenses.
21. Fock, N., 1963.
22. Métraux A., 1946, p. 302.
23. V. más adelante el acápite relativo a “exogamia”.
24. Murdock, G. P., Op. Cit., 1949.
25. De los Ríos, M. A., 1975, p. 64 y n. 3.
26. V. Braunstein, J. A., 1976, p. 136 27; Palmer, J., 1977, p. 51.
27. Palmer, J., 1977, p. 51.
28. Braunstein, J. A., 1976, pp. 136-137.
29. Lowie, R. H., 1936, p. 327.
Organización social (...) del Gran Chaco 31
patrilineal pattern on the basis of such elements: such classification must rest on explicit
statements that children are reckoned kin with their mother or their father.”
hombres los que circulan, y consecuentemente los lazos con los parientes paternos son
difusos aunque los indios no realicen diferencias entre ambas líneas. Sin embargo, si
tenemos en cuenta hasta qué punto la noción de familia como grupo local reemplaza a
nuestra idea de familia como conjunto genealógico,33 y en qué medida los principales roles
políticos de esos grupos son cumplidos por individuos provenientes de conjuntos sociales
distantes, la idea de una norma de descendencia materna se desdibuja basta prácticamente
desaparecer.
ciDBnHi
etaDHri
piDanerTi
dosapBi
DutumuahTi
posonhTi
nurumEni
Al mismo tiempo, en ambas etnías existe un orden entre los sibs que Susnik
describe como de “mitades”, aunque esa misma autora advierte41 “el poco énfasis que
manifiestan los chamococos respecto a las mitades sociales; algunos dejan traslucir cierto
temor de hablar, y otros un rechazo visible”. Ese orden refleja preferencias matrimoniales
entre los chamacoco42 y un régimen de circulación de determinadas prestaciones en ambas
etnías. Las correspondencias son como sigue:43
dycykyrmysthsi
*
. El grupo [ths] reemplaza por razones tipográficas al signo [y] acentuado [‘] del
original.
44. Con respecto a la designación de las sib, Cordeu (E. J., 1978, p. 104) dice: “Ahora
bien, nuestras investigaciones no confirman la existencia de vocablos que
sustantivicen específicamente la noción de unidades unilineales (patrilineales) y
exógamas -a excepción de Dich.kénzaro- sin localización determinada y que
descienden de un antepasado común, que en etnología se conocen generalmente con el
nombre de clanes; o, más correctamente, de sib. Refiriéndose a sus unidades sociales
de este tipo, los Ishir utilizan locuciones que incluyen los términos orEo u orrEo
(‘nosotros’) o, con más frecuencia, DenT4o, a continuación del hombre de cada unidad
particular / ... / En efecto, el vocablo DenT4o en cualquiera de los contextos que se
emplee, apunta siempre a indicar la diferencia específica que singulariza un ente
Organización social (...) del Gran Chaco 35
Por otra parte, desde el punto de vista sociológico, el hecho de una ausencia
práctica de solidaridad entre los integrantes de cada uno de estos segmentos, más notable
entre los ayoreo que entre los chamacoco, plantea un problema cuya resolución teórica no
podemos ofrecer pero que abre a nuestro juicio posibilidades no exploradas en el campo de
la antropología social. En efecto, al margen de los grandes grupos de parientes exógamos y
patrilineales, estas tribus se articulan sobre otro tipo de unidades sociales que son
característicamente residenciales (matrilocales). De hecho, como vimos en el apartado
anterior, esas unidades sociales determinan en cierta forma un nexo con los parientes
maternos que ha sido definido como de mayor proximidad que con los paternos, a pesar
que, como hemos visto, los individuos de estas etnías heredan conceptualmente la
pertenencia a otro grupo que sigue esencialmente una línea genealógica diferente. El
hogasui ayoreo y el nanTpso chamacoco son la célula del sistema social de esos grupos y,
frente a ellos, las dilatadas sib que los atraviesan pierden mucha de su importancia en lo
respecto a otro de la misma clase; así, las frases utJr9o DenT4o o chipBrme DenT4o,
indican respectivamente 'otro color' u 'otro pájaro'...”.
45. Cordeu, E. J., 1978, p. 105.
36 José Braunstein
que hace a solidaridad y otras funciones de las unidades sociales. Ahora bien,
distinguiendo lo que hace al principio de la localidad como fundamento del ser de estas
unidades, si enfocamos nuestra atención en investigar cuáles son los criterios
epistemológicos que la conciencia indígena utiliza para caracterizarlos, no encontramos en
ningún momento indicio alguno que nos hable de algún principio de linealidad definida.
Por el contrario, en su interior el parentesco es incontestable y la terminología para
designarlo se aplica primordialmente en el seno de este grupo, ya que la que se usa para el
parentesco “clánico” se restringe a una palabra46 excluida de ese universo léxico. La
indistinción terminológica -común con la mayoría de los grupos chaqueños que hemos
descripto como bilaterales- entre parientes de la línea paterna y materna, se muestra como
un indicio complementario de la indiferenciación clasificatoria. Por otra parte, en el
interior de estas familias extensas la solidaridad es máxima. Recapitulando, en estos grupos
encontramos dos distintos tipos de unidades superpuestas. El primero caracterizado por la
linealidad paterna y la exogamia se mueve en el plano de lo puramente pensado. El
segundo caracterizado por la localidad materna y la solidaridad es el que se advierte
exclusivamente si contemplamos a las sociedades de habla zamuco desde el ángulo de su
práctica social.
46. Los ayoreo designan a cualquier pariente “clánico” con la palabra 'diosE' (Bórmida, M.
& Califano, M., 1978, p. 93). Los chamacoco, en cambio, pueden extender la
terminología que se usa en la propia familia local para referir a los parientes clánicos
(Susnik, B., 1957) (13.3 y 14.2).
47. La polémica a que nos referimos comenzó con los trabajos de Ch. Wagley y E. Galvao
(V. 1946 a y b) sobre el parentesco Tupí-Guaraní que, en cierto modo, desmitificaron
el tema al atribuir a esas sociedades un modo de descendencia bilateral a despecho de
la terminología de parentesco asimétrica y de la enraizada posición tradicional que
atribuía a estos grupos de 'floresta tropical' sudamericanos un tipo de filiación
patrilineal. Posteriormente se sucedieron las contestaciones y polémicas aunque
Organización social (...) del Gran Chaco 37
1. Murdock (G. P., 1949, p. 16) dice: “If custom requires the groom to leave his parental
home and live with his bride, either in the house of her parents or in a dwelling rearby,
the rule of residence is called matrilocal”.
2. Lowie, R. H., 1946, pp. 314-315.
3. Métraux, A., 1946, p. 302.
4. Métraux (Ibid.) generaliza diciendo: “to the man's band”. En el manual de Lowie (R.
H., 1969, p. 76) se puede hallar una referencia que involucra este tipo de fenómenos:
“Nous trouvons très communément qu'un mari commence sa vie conjugale avec ses
beaux-parents, remplissant á tous égards les fonctions d'un domestique, mais qu'il
fonde plus tard, souvent apres la naissance des enfants, un ménage indépendent. Cest
le cas des Hidatsa, des Ovambo de l'Afrique du sud, des Khasi d’Assam. L’influence
de la parenté maternelle est allors moins prononcée que dans les associations
matrilocales permanentes”. Sin embargo, en su trabajo del Handbook of South
American Indians (Lowie, 1946, p. 315) asigna a los grupos chaquenses,
--exceptuando los chané-Arawak- el tipo de matrilocalismo permanente.
5. Susnik, B., 1977, p. 232.
6. Grubb, B., 1925, p. 214 7 Susnik, B., 1969, p. 115 8 V. Bórmida, M. & Califano, M.,
1978, pp. 92-93 9 Métraux, A., 1937, p. 384 10 Siffiedi, A., 1973, p. 96.
7. Susnik, B., 1969, p.115.
8. V. Bórmida, M. & Califano, M., 1978, pp. 92-93.
Organización social (...) del Gran Chaco 39
institucionalizado, depende de las relaciones afectivas de los hijos con los padres, ya que
los padres por ambas partes tratan de lograr que los esposos vivan con ellos. Esto nos
muestra la complejidad del problema del que podemos encontrar otro ejemplo en Métraux
para los Toba-Pilagá9: “Si les démarches préliminaires ont été faites par la femme, c'est
elle qui vient vivre chez son mari, au contraire, si c'est l’homme qui a manifesté ses
intentions d'abord, il va s'établir chez ses beaux-parents. Il n'existe pas chez ses indiens de
règles bien établies quant á la matrilocalité. D'une façon générale, c'est la femme qui
décide de cette question. L'inestabilité de la costume á cet égard provoque des conflits. J'ai
vu une vieille femme se ruer sur sa bru et la battre á coups de poing, lui reprochant d'avoir
obligé son fils á résider dans la hutte de sa mére à elle. Elle voulait que son fils revint, car
elle n'avait personne pour I'entretenir. Ses accés de colère n'eurent d'ailleurs auncun
resultat. ... Ceci se produit assez souvent du fait que le fils vit dans la hutte de sa mère
(matrilocalité).”
infanticidio femenino por la que aparentemente se destruían los seres más valiosos de la
comunidad. La norma uxorilocal también es seguida con bastante rigor por los maká.
16. Un ejemplo de ello es la muestra estadística que aparece más adelante; aunque para
poder establecer la verdadera vigencia de la norma uxorilocal se debería, en rigor,
realizar en este caso un seguimiento histórico más que un relevamiento sincrónico.
17. V. Palmer, J. H., 1977, pp. 52-53.
18. Investigación Integral de la Población Indígena del Río Pilcomayo. 1ª etapa, Censo.
CAEA, CONICET, llevada a cabo junto con los Lic. Edgardo Cordeu y Alfredo
Tomasini.
42 José Braunstein
19. V. Matriz de datos al final del acápite. Braunstein, J., 1975, pp. 55-57.
Organización social (...) del Gran Chaco 43
LUGAR D -40 % +40 % TOTAL % -40 % +40 % TOTAL % -40 % +40 % TOTAL % -40 % +40 % TOTAL % TOTAL MATRIMONIOS
D.C.
4 57.1 3 42.8 7 31.8 5 45.4 6 54.5 11 50 2 100 - - 2 9.1 1 50 1 50 2 9.1 22
LA CURVITA C.A.
3 100 - - 3 100 - - - - - - - - - - - - - - - - - - 3
TOT.
7 70 3 30 10 40 5 45.4 6 11 11 44 2 100 - - 2 8 1 50 1 50 2 8 25
D.C.
9 34.6 17 65.4 26 43.3 4 30.8 9 13 13 21.7 2 18.2 9 81.8 11 18.3 3 30 7 70 10 16.7 60
SANTA MARÍA C.A.
7 100 - - 7 41.1 8 100 - 8 8 47 1 50 1 50 2 11.8 - - - - - - 17
TOT.
16 48.5 17 51.5 33 42.8 12 57.1 9 21 21 27.3 3 23.1 10 76.9 13 16.9 3 30 7 70 10 13 77
D.C.
11 78.6 3 21.4 14 29.8 7 53.9 6 13 13 27.6 1 14.3 6 85.7 7 14.9 4 30.7 9 69.2 13 27.6 47
YUTO C.A.
9 90 1 10 10 71.4 4 100 - 4 4 28.6 - - - - - - - - - - - - 14
TOT.
20 83.3 4 16.7 24 39.3 11 64.7 6 17 17 27.9 1 14.3 6 85.7 7 11.5 4 30.7 9 69.2 13 21.3 61
D.C.
2 22.2 7 77.8 9 60 2 100 - 2 2 13.3 - - 3 100 3 20 - - 1 100 1 6.7 15
LOTE MERCEDES C.A.
5 100 - - 5 50 5 100 - 5 5 50 - - - - - - - - - - - - 10
TOT.
7 50 7 50 14 56 7 100 - 7 7 28 - - 3 100 3 12 - - 1 100 1 4 25
D.C.
27 47.4 30 52.6 57 39.3 18 46.1 21 39 39 26.9 5 21.7 18 78.3 23 15.9 8 30.7 18 69.2 26 17.9 145
TOTALES C.A.
23 95.8 1 4.2 24 54.5 17 100 - 17 17 40.9 1 50 1 50 2 4.6 - - - - - - 43
TOT.
50 61.7 31 38.3 81 43.1 35 62.5 21 29 56 29.8 6 24 19 76 25 13.3 8 30.7 18 69.2 26 188
V. PARENTESCO EN EL CHACO
Los datos en que nos hemos basado en esta parte de nuestro estudio
corresponden a todos aquellos a los que, provenientes de las fuentes, hemos tenido acceso,
además de los que nos fueron amablemente proporcionados por los investigadores del
equipo del Centro Argentino de Etnología Americana1. En este acápite compendiamos la
información en lo referente tanto a la extensión de las nomenclaturas de parentesco, es
decir, la definición del grupo social que en cada caso era denominado por medio de este
léxico, como la clasificación de las diferentes nomenclaturas de parientes según las
tipologías clásicas de Murdock2 y Lowie.3
1. Nos fue proporcionada información sobre parentesco en grupos del Chaco por Marcelo
Bórmida, Mario Califano y Andrés Pérez Diez (ayoreo); Alejandra Sifiredi y Miguel
de los Ríos (chorote); Alfredo Tomasini (mataco del sur del río Bermejo y Chulupí), a
quienes deseamos expresar nuestro agradecimiento. Este conjunto de informaciones
que fue complementada con relevamientos de campo en los casos de los grupos para
los que no se contaba con bibliografía, ésta trataba el tema marginalmente, o,
simplemente, cuando se nos presentó la oportunidad de hacerlo. Se incluyeron así
nomenclaturas Toba (M. Tacaaglé), Pilagá (Pozo de Navagán), maká (Asunción),
lengua (M. Nueva Vida), mataco (M. San Andrés y M. San Martín) y chiriguano (M.
Cruce de Pichanal). Mucha de esta información aparece en el 'Apéndice'
correspondiente de este trabajo.
2. Murdock, C. P., 1949, pp. 223-224.
3. Lowie, A. H., 1929, XIX, 84-9.
Organización social (...) del Gran Chaco 47
que los acoja. Ejemplos de esta dinámica para los chamacoco pueden encontrarse en la
obra de Susnik.6 Estas familias extensas nomadizaban aisladas durante gran parte de] ciclo
anual para reunirse en aldeas semipermanentes en el comienzo de la temporada de las
lluvias, cuando 'canta' el pájaro Asohná para los ayoreo y se realiza una fiesta dedicada al
nanibahade de ese nombre que es ceremonia principalísima y prácticamente única en el
calendario ritual de estos indígenas. Esta doble morfología social era también parte del
modelo organizativo chamacoco corno puede verse en Cordeu:7 `Las bandas unifamiliares,
casi siempre nómadas. ..., se congregaban en el diíp (=aldea) a fin de celebrar los ritos de
iniciación de los jóvenes y el ceremonial conexo. ...”. En estas familias compuestas la nota
principal era la máxima solidaridad grupal donde prácticamente todos los bienes eran
compartidos y circulaban.8 La exogamia, y, en parte, la nomenclatura de parentesco -en los
ayoreo una bifurcación en la primera generación ascendente y entre los chamacoco
también en la primera descendente- señalaban la distinción ,entre parientes de una y otra
línea. En los aspectos de relación parece existir entre los parientes por la rama paterna y
materna una absoluta indistinción para los ayoreo, prevaleciendo los nexos con quienes
integraban efectivamente el grupo familiar localizado fueran éstos de una u otra de las
ramas. En el caso de los chamacoco se establecían en cambio ciertas diferencias.9 Si estos
últimos parecen haber podido extender su terminología de parentesco al tratamiento con
los miembros de la propia sib aunque éstos no habitaran permanentemente con el nanápso (
=familia)10, los ayoreo carecen inclusive de esa posibilidad debiéndose utilizar el término
genérico de 'idiosí'11 para señalar una relación de tal tipo. Pero ese término implica a
individuos con los que puede no existir ninguna relación de solidaridad e inclusive una
enemistad que pueda llegar hasta la matanza.12
13. Entre los mataco del Pilcomayo, quienes dicen inyaj ta slämya e inyaj ta wet
respectivamente.
14. Needham, R., 1959. Cfr. Wicke, Ch. & Chase-Sardi, M., 1969.
15. Geertz, C., 1966, Cfr. Wicke, Ch. & Chase-Sardi, M., 1969, p. 486.
16. Needham, R., 1959, Cfr. Wicke, Ch. & Chase-Sardi, M., 1969, p. 487.
50 José Braunstein
terminología de duelo entre los Toba, por ejemplo, se acomoda de un modo tan ajustado a
la explicación de Needham17 de la significación de los cambios léxicos por la muerte de un
pariente que modifica el status de la relación entre dos conjuntos sociales -en este caso
bandas aliadas en su totalidad-, y es esta norma tan capital para el funcionamiento de su
organización social, que dudamos pueda considerársela como un préstamo cultural
posterior a la constitución de estas sociedades como tales.18
17. Ibid., p. 61, Cfr. Wicke, Ch. & Chase-Sardi, M., 1969, p. 487.
18. Ch. Wícke y M. Chase-Sardi (1969, p. 487) afirman: “Chulupi may be the first South
American group reported to have mourning terms”. Sin embargo, tres años antes de la
publicación de esos autores había sido editado el articulo de E. Miller (1966) en la
misma publicación periódica que la obra de aquellos autores sobre una terminología
Toba que incluía los “mourning terms”; y aún, leyendo con atención los léxicos que
aparecen en las fuentes antiguas, como por ejemplo los del P. Tavolini (1856) sobre
Mocovíes (V. apéndice) se pueden hallar otras terminologías de duelo.
19. Henry, J., 1951, p. 188.
20. Nordenskjöld, E., 1912, p. 29.
Organización social (...) del Gran Chaco 51
grande famille. posteriormente agrega:21 “’Nous sommes tous fréres', telle est la pensée
que gouverne toutes ces communautés.”
21. Ibid.
22. Métraux, A., 1937, p. 389.
23. Henry, J., 1951, p. 118.
24. Palavecino, E., 1933, p. 534.
25. Nordenskjöld, E., 1912, p. 31.
52 José Braunstein
partage en petits morceaux pour que tout le monde puisse en goûter.” Igualmente Henry26
nota lo mismo para los Pilagá, señalando que “membership in the same household
constitutes a very close tie; but membership in the same household plus a close kinship tie
is the closest bond sharing food most often.” Como vimos antes, este autor se refiere a
segmentos correspondientes a las antiguas bandas, aunque probablemente de menor
extensión que ellas, que permanecen actualmente localizados en el interior de las aldeas
estables en forma de casas asociadas (household). El carácter familiar de las bandas
mataco, resaltado incluso por la existencia de nombres de banda27 ha sido tratado por
nosotros en otros trabajos y responde apretadamente al concepto general que estamos
exponiendo, incluyendo la extensión terminológica -en ese caso con límites coincidentes
más o menos estrictamente con los de cada banda- y la máxima solidaridad social.
También el caso de los lengua que son descriptos por la literatura28 se ajusta a
lo que hemos expuesto para los chaqueños típicos. Sin embargo, hemos podido relevar
entre los lengua occidentales una configuración particular que inclusive, como veremos
más adelante, se diferencia en el plano de la terminología de parentesco. Esa configuración
consiste en la extensión del parentesco a la totalidad de la tribu, conjunto social que
incluye a varios grupos locales. En ese caso, cada una de las tribus lengua poseía un
nombre y los informantes afirman que eran endógamas.29 “Porque antes sí, vivía un grupo
/en/ un lugar fijo donde pueden crecer sus familias y pueden extender sus idiomas. ...
/antes/ había un lugar fijo donde viven, Pero ellos salieron /de/ ese lugar para cazar. Ellos
viven ahí, entonces ellos se mudan otra vez para que encuentren los animales o las otras
comidas; cuando ellos guardan mucha carne o sea /de/ las otras comidas, entonces se
vuelve a donde viven /en/ un lugar fijo. ( ... ) También vivían juntos los parientes. Los que
quieren casarse se casan también /en/ ese mismo lugar. No se van a otra parte. Solamente
/en/ ese mismo lugar, donde viven los parientes, se casan...”. Esta noción endogámica debe
ligarse a la unidad que denominamos tribu, que no carece de aspectos definidos de
localización aunque las familias extensas (bandas) no vivieran en contigüidad. Ante la
*
El grupo [th]] reemplaza por razones tipográficas al signo [l] cruzado [-] del original.
30. El matrimonio avuncular recuerda a las pautas “de edad” matrimonial que describe
Susnik (1969, p. 158) para los chamacoco. En este sentido quizás se podría extender la
interpretación de Lowie (1946, p. 315) a estas últimas: “An ingenious device for
effecting the same end without running counter to the matrilocal rule is avuncular
marriage”.
54 José Braunstein
hií-tutti (sobrino uterino-tío materno) se hacía general para marcar los nexos de poder entre
los jóvenes y los mayores, o los seguidores y los líderes; en tanto que tipe-tutti (sobrina
uterina-tío materno) se generalizaba para marcar las relaciones entre clases matrimoniaIes,
implicando la norma matrimonial entre parientes cruzados una necesidad, por lo menos
originaria, de la sociedad chiriguano. Posteriormente estos términos excedieron sus marcos
de tenda para proyectarse en el tratamiento entre miembros de las grandes
confederaciones-guara, e inclusive en todo el contexto de la etnía. La relación de respeto
sobrino,-tío materno y con ella la nomenclatura, se extendió a cualquier contacto amistoso
entre un hombre joven y otro mayor, e inclusive a integrar las normas de etiqueta según las
describe el P. de Nino.31 Se puede decir que esta nomenclatura pasó de enunciar las
relaciones de poder internas al tenda a ocupar un lugar preeminente en las escalas de poder
de las confederaciones regionales guara, sobre todo en relación a los jefes de las mismas.
Esto sucedió porque la cantidad de hií-sobrinos de que pudiera disponer cada uno de ellos
era una de las determinantes fundamentales del poder que manifestaba en relación a los
otros, en tanto se resumía en el número de guerreros potenciales de los que disponía. Este
proceso de cambio semántico debe haber sido paralelo a la institución de la norma
poligámica para la jefatura, en tanto que esta institución se apoyaba básicamente en esa
terminología. Con el matrimonio en los diversos pueblos de su dependencia, el tuvicha
rubicha conseguía colocar al grueso de los hombres en edad combatiente de cada uno de
sus tenda en posición de hií para con él. Otro fenómeno que debió suceder
contemporáneamente debe haber sido la formación de una aristocracia de jefes que se
transmitía por línea de sangre y que es un caso particular en el conjunto de los pueblos de
las tierras bajas de Sudamérica.32 Por otra parte, el proceso es exactamente simétrico al que
ocurrió con el término tipe que pasó progresivamente a designar a cualquier mujer que, por
no pertenecer al propio linaje, pudiera incluirse en un status matrimoniable, y, por lo tanto,
proveer nuevas alianzas. Este término amplió de tal modo su campo semántico que llegó a
abarcar no sólo ya a sobrinas uterinas, sino, desconociendo el antiguo principio de
generación, a primas, tías, o a cualquier mujer chiriguana que no fuera Oriente por línea
31. Nino, (B. de, 1912, pp. 265-266) dice: “Se visitan de un pueblo a otro y en el primer
encuentro, 6 en la primera visita dicen inmediatamente según la edad de la persona a
quién ve: ¿Ndempuama pa tuti? buenos días tío, si es de mañana ...”
32. Lowie, B., 1946, p. 347.
Organización social (...) del Gran Chaco 55
35. Ruiz de Montoya, P. S. J., 1640, Cfr. Lafone Quevedo, S., 1917.
Organización social (...) del Gran Chaco 57
Con respecto a los Pilagá, afirma E. Palavecíno2 que “la unión matrimonial
entre parientes está interdicta hasta el punto de considerarse incestuoso el casamiento entre
primos”. Este hecho, que coincide con nuestros datos, aparece como contradictorio en
relación al conocido trabajo de Métraux3 quien trata conjuntamente a los Pilagá con los
Toba instalados en las cercanías de Sombrero Negro, en la Provincia argentina de Formosa
sobre el río Pilcomayo: “Je crois avoir pu établir comme certain l'union fréquente de la
niéce avec le frére de la mére. Le fils peut également se marier avec la fille du frère de la
mère (cousins croisés). Ceci se produit assez souvent du fait que le fils vit dans la hutte de
sa mére (matrilocalité). II est également permis de prendre pour femme la fille de la soeur
du pére (cousine croisée), car “elle n 'est pas de votre famille” (sic); par contre, la fille de la
soeur de la mére (cousine paralléle) est interdite pour la raison contraire. Il en est
exactement de même pour la fille du frère de père (cousin paralléle). Il ne serait pas
impossible à un grand-père d'épouser sa petite-fille, mais en compensation il devrait payer
un cheval. Ce dernier renseignement, je dois le dire, fut contredit au cours d'une enquête
subséquente. “ Aparte de la inseguridad del mismo Métraux con respecto a la última
posibilidad matrimonial expuesta se debe tener en cuenta la afirmación inicial en la que
expone: “Je n'ai malheureusement pu déméler l'écheveau des prohibitions matrimoniales
dans les quelles KEDOK s'embrouillait et se contradisait”. Nosotros creemos poder afirmar
que la contradicción entre los testimonios que acabamos de exponer no es más que
aparente y que se fundamenta en las diferencias en cuanto a enfoques de la encuesta. En
efecto, el conjunto de reglas que enuncia Métraux es coincidente con la regla de exogamia
de banda rigurosa donde tienden a convivir conjuntos de hermanas -por lo menos desde la
perspectiva clasificatoria- casadas con hombres muchas veces hermanos clasificatorios
entre sí en el mismo grupo local. Esta tendencia expresada por Métraux como un sistema
de matrimonio prescriptivo más bien que preferencial conduce a formular un modelo rígido
del tipo del de las sociedades Tupí-guaraníes arcaicas.4 De cualquier modo, nuestras
reproducido en el texto, que Lowie (R. H., 1946, p. 317) incluye a los Pilagá en el gran
conjunto de pueblos sudamericanos con prescripción matrimonial entre primos
cruzados, lo que no consideramos una conclusión ajustada.
5. Oberg, K., 1949, p. 62.
6. Ribeiro, D., 1948, p. 179.
64 José Braunstein
muchos autores han pretendido ver en los grupos sociales Kaduveo a partir de la
descripción que realiza el P. J. Sánchez Labrador7 de los antiguos Mbayá-guaycurú: “no
hay estatuto ni costumbre entre los guaycurús que les obligue a casarse con los de su
nación misma. Vése tal cual casado con cautiva, ya española, ya Niyolola. Es verdad que
regularmente se casan entre sí; y tienen a una especie de desdoro manchar su generosa
sangre con la ajena. Sucede con estos bárbaros lo que en otras partes de la América:
aunque tengan por vil el tronco, se borra la vileza en las ramas esto es, aunque la madre 6
el padre fuese cautivo, si emparentó con los Eyiguayeguís sus hijos gozan privilegios de
tales y pueden casarse con los que ya miran como iguales”. Por fin, un punto semejante
puede ser sustentado con relación al grupo social que las fuentes identifican con la
“nobleza” tanto en este grupo como entre los Abipones si tenemos en cuenta que los
matrimonios exógamos y pactados entre grupos y personas con semejantes status debían
favorecer la inmovilidad vertical, sobre todo en tribus como las norteñas que habían, muy
probablemente, jerarquizado las pautas de herencia de la jefatura sobre las de elección,
influídos por los Guaná-Arawak con los que mantenían contactos permanentes.
Con respecto a las tribus lengua la exogamia de banda es afirmada por Grubb8
quien usa la palabra 'tribe' en el sentido de 'grupo local': “An indian would not under any
circumstances deal in this way /for inmoral purposes/ with. his own tribes women”, aunque
una implícita contradicción puede notarse con la afirmación precedente9 de que “ ... in the
primitive state of the people they mix in a very small circle, and meet with no partner with
they could mate, except those whom they played with from childhood”.; lo que parecería
implicar que individuos criados en el mismo grupo local podían llegar al matrimonio.
Nuestros informantes lengua de las parcialidades occidentales coincidieron en cuanto a las
reglas de exogamia con las expuestas por Susnik10, mencionándose la regla de exogamia
local, aunque difiriendo en cuanto a la extensión de la terminología de parentesco y a la
clasificación de los primos como hemos visto. En realidad en el trabajo de Susnik no se
realiza una clara diferencia entre la antigua entidad de las bandas o grupos locales
residenciales y la de las tribus que incluían siempre a varios de ellos. La diferencia en este
sentido puede ser explicada probablemente por diferencias regionales entre los lengua11
orientales y occidentales que harían mayor o menor hincapié respectivamente en la entidad
endogámica de las parcialidades tribales. Susnik distingue dos momentos en la evolución
de la norma. El primero coincidiendo con nuestras informaciones y las de B. Grubb en el
que se regulaba la exogamia de banda como entidad localizada, y el segundo tan sólo como
entidad de pertenencia cuya cualidad de localización había cambiado abruptamente,
“ateniéndose tan sólo la prohibición de las relaciones nupciales entre parientes
clasificatorios”.12 Por fin, la etnógafa paraguaya describe una clasificación lengua en tres
categorías para las prohibiciones matrimoniales13, en la última “tôwàseiha” se incluyen los
'tabúes por parentesco” que involucran la prohibición del matrimonio de una mujer con el
hijo de su tío materno y de un hombre con la hija de su tía paterna, extendiéndose los
respectivos tabúes a todas las mujeres de la línea paterna y a todos los hombres de la
materna respectivamente. La entidad de las prohibiciones presenta especial interés por
oponerse exactamente a las regulaciones enunciadas por Métraux14 para los Toba-Pilagá
que, agregadas a las particularidades que presenta la nomenclatura de parentesco en este
grupo, parecería hablar en el sentido de lo que se denomina 'un sistema de intercambio
generalizado' o de 'alianza asimétrica’.15 En efecto, la superposición de las normas de
exogamia local con otras que evitan el matrimonio con bandas previamente aliadas debía
forzar a entablar un sistema matrimonial en un 'circuito' de grupos locales que debía incluir
por lo menos a tres de ellos. En el primero, la norma de exogamia local excluiría -en
virtud de la pauta matrilocaI- a los hijos e hijas de las hermanas de la madre; en el segundo
-en virtud de la norma enunciada por Susnik-, el grupo local paterno, los hombres
excluirían el matrimonio con las hijas de las hermanas del padre; en el tercero -por la
misma regla anterior-, las mujeres excluirían a los hijos de los hermanos de la madre. De
este modo, la extensión del parentesco clasificatorio en toda la tribu, implica desde un
punto de vista formal un modelo en el que el circuito matrimonial debía reproducirse
siempre en el mismo sentido ya que los hombres no podían retornar por matrimonio a la
banda de la que era originario su padre. Este modelo social plantea el interesante problema
teórico de la existencia de sistemas de este tipo en sociedades no unilineales y, en las que
en última instancia, no hay coincidencia entre las normas de localidad y linealidad.16
En lo que respecta a las bandas chorote las informaciones que nos ha dejado R.
Karsten17 niegan que exista exogamia entre las unidades sociales a las que denomina
'clanes', lo que puede leerse en el sentido de que la categoría es irrelevante en el nivel
social al que hemos denominado 'tribu', ya que, aunque afirma explícitamente la separación
y enemistad tradicional entre los diferentes 'clanes', al mismo tiempo describe
reiteradamente la presencia de matrimonios interétnicos que parecerían negar una estricta
norma endogámica en este nivel.18 Por otra parte, las afirmaciones de NordenskjöId19 en el
sentido de la prohibición del matrimonio entre primos, aunadas a las que conceptúan a las
bandas chorote y chulupí (AshlusIay) como familias extensas20 hablan en favor de la
existencia de una norma exogámica en el nivel de la banda. Este hecho es también
refrendado por Siffredi21 quien habla de 'exogamia de parcialidad', aunque se refiere a la
dificultad de fijar con precisión el alcance de la norma por la actual fusión de parcialidades
en una misma aldea. Ésta autora concluye fijando una tendencia manifiesta
estadísticamente en la localidad de La Merced (Pcia. de Salta, Argentina) hacia el
intercambio entre las dos divisiones étnicas (para nuestra nomenclatura seguramente
antiguas tribus). La descripción de Norderiskjöld22 de una aldea chulupí (Ashluslay) a la
que atribuye más de mil integrantes parece permitirnos asimilar el modelo de este grupo al
16. Levi-Strauss (1969, 331) afirma que la estructura de los 'sistemas de intercambio
generalizado' es independiente del tipo de filiación en tanto requiere el carácter
armónico entre ésta y la localidad matrimonial.
17. Karsten, R., 1932, p. 43.
18. V. acápite de 'descendencia'.
19. Nordenskjöld, E,, 1912, p. 184.
20. Ibid., pp. 29 y 31.
21. Siffredi, A., 1973, p. 96.
Organización social (...) del Gran Chaco 67
que describimos, considerando en este caso que esa “aldea” debía estar formada por
numerosas familias extensas y constituir lo que hemos denominado una 'tribu'. El modelo
maká parece ser similar al chorote, prevaleciendo el principio de exogamia de familia
extensa localizada por sobre el de las determinaciones genealógicas, pero no estando las
diferentes familias extensas matrilocales aisladas como ocurría siempre en las tribus
guaycurú y frecuentemente -por lo menos- entro los lengua, chorote y Chulupí, sino unidas
en una misma comunidad que adquiría e este modo un carácter fuertemente endógamo. La
banda maká parece un equivalente por ello de la tribu en otras etnías del Chaco, sobre todo
en lo que respecta a su solidaridad interna.
nuestros datos27 que indican tan sólo un 4.9 % de exogamia para esta comunidad que es,
curiosamente, la que posee un índice menor en el total de la muestra considerada que
incluyó a todas las poblaciones matacas de la margen argentina del río Pilcomayo. El
hecho que en su artículo comience a considerar ese autor el problema de las bandas
inmediatamente a partir de las afirmaciones sobre exogamia, y la ambigüedad con que se
refiere a los grupos locales, nos sugiere la posibilidad que el profesor Fock haya tomado su
encuesta estadística sobre la filiación que cada persona establece con su ‘familia de lugar' o
banda. De ser así, existió un error de apreciación porque las bandas malacas no existen ya
como unidades definidas desde hace por lo menos cuarenta años en la zona considerada,
habiendo sido reemplazadas en su aspecto de localización por los establecimientos
misionales evangélicos cuya composición no respeta la de las antiguas bandas sino que en
ellos conviven representantes de muchas diferentes de aquéllas. Nuestra encuesta fue
tomada precisamente sobre el lugar de nacimiento de cada cónyuge en cada una de las
parejas formadas en esas comunidades. Otro autor, John Palmer28 sostiene la teoría de la
exogamia sobre la base de la terminología de parentesco que clasifica juntos a hermanos,
primos y otros miembros de la generación de ego que integran la banda, aunque reconoce
la ocurrencia de casos de endogamia contradictorios con tal teoría. En particular menciona
dos casos registrados en su trabajo de campo en la aldea formoseña de El Quebracho. De
cualquier modo, este autor afirma como única posibilidad para el análisis de las
regulaciones matrimoniales en esta etnía la referencia a 'tendencias' más que a sistemas de
alianza preferenciales o prescriptivas. Por fin, Métraux29 afirma que “Endogamous unions
in a mataco band tend to exceed in number the exogamous ones”. Sobre la base de material
de este autor, Murdock30 postula la posibilidad de agrupar a los mataco con las etnías
organizadas en deme típicos, es decir, grandes parentelas bilaterales y endógamas. Es
notable además el hecho de que Nordenskjöld, cuya posición respecto a este problema ya
hemos expuesto, haya notado la frecuencia con que aparece el tema del 'incesto’ entre
hermanos en la mitología de los mataco:31 “il est remarcable que le marriage entre frère et
soeur est souvent mentionné dans les légendes indien” nes alors qu'il n'existe jamais chez
les Indiens actuels. Nous verrons plus loin deux nouveaux cas d'union semblable. Il est
bien peu probable que ses légendes remontent á une époque si lontaine que les marriages
entre frère et soeurs fussent permis.” Nuestra propia encuesta sobre los mataco nos ha
llevado a adoptar una posición frente a este problema muy similar a la tesis ,sostenida por
Métraux,32 consistente en que cada una de las bandas era una entidad discreta con respecto
a las otras, una especie de mónada en la que la endogamia tenía un papel determinante.
Información similar fue recogida por De los Ríos33 en M. San Patricio (Prov. de Salta,
Argentina). Hemos intentado en un trabajo anterior tratar de comprender las nociones de
pertenencia que esta actitud matrimonial comporta.34 Creemos que, en todo caso, la
salvedad realizada por Palmer35 en el sentido de que sólo deberíamos hablar de tendencias,
es oportuna en este caso, y que, por otra parte, todo el sistema matrimonial está
profundamente alterado en la actualidad, por lo que, cuanto más, podemos tan sólo intentar
reconstruir un modelo histórico. Por ello, la mera actitud observacional debe
complementarse necesariamente con una encuesta sistemática sobre los recuerdos que
poseen los pocos informantes que aún pueden referirnos a una vida montaráz sin contactos
permanentes con nuestra cultura.
39. Esto no es extraño si se tiene en cuenta la advertencia de Murdock (G. P., 1949, p. 47)
con respecto a que la extensión de los grupos unilineales de parientes se relaciona con
las tendencias hacia la endogamia de los mismos en una forma directa.
40. Cordeu, E., 1978, p. 116.
41. Ibid., pp. 119-120.
42. También existen normas semejantes en la etnía chamacoco (V. Cordeu, E., 1975) lo
que presenta el problema de si las regulaciones exogámicas pueden interprelarse como
consecuencias del sistema de prestaciones en los chamacoco o, éste ser relictual en los
ayoreo por la pérdida de las regulaciones mencionadas. Dos hechos pueden
conducirnos precisamente en la dirección de considerar al de los ayoreo un sistema
empobrecido por la pérdida de la regulación exogámica. El primero es la utilización
del vocablo yakotéi para designar la relación entre kucieráne (=sib) ligados por este
72 José Braunstein
Aparte del complejo problema de la exogamia de sib en las dos etnías de esta
familia lingüística, que parece ser un caso aislado en el área chaqueña, existe un conjunto
de regulaciones en este sentido mucho más relacionadas con las del resto de los chaqueños:
se trata de la exogamia de familia extensa. Este grupo social se integra en forma en todo
semejante a la de los chaqueños típicos con una pareja central, sus hijos e hijas, los
cónyuges de éstas y menos frecuentemente de aquellos, además de otros parientes de
diversos grados que se agregan a ella en virtud de carecer de un grupo de parientes
semejante de referencia más próximo, tal es el caso de ancianos de una u otra línea, etc.
Este es el aspecto del hogasui ayoreo así como era probablemente el del nanápso
chamacoco. De hecho, si la norma uxorilocal fuera respetada rigurosamente, en estos
grupos localizados correspondería una alternancia de las generaciones en relación a su
pertenencia de sib, pero, la extensión de la terminología de parentesco a la totalidad de este
agrupamiento, y, por lo tanto, la de la categoría de “parientes” que en rigor se designa con
el mismo término que “vecinos”.43 habilita el intercambio matrimonial constituyéndose en
una idónea herramienta de cohesión social. Por otra parte, en estas etnías no existían
grupos sociales mayores que basaran su actitud solidaria en función de un parentesco real o
ficticio como ocurre en la totalidad de los chaquenses típicos; sino que aquella se basaba
fundamentalmente en aspectos políticos44 no teniendo los parientes de sib una necesaria
relación solidaria desde que los sib estaban uniformemente distribuidas en la totalidad de la
etnía.
lluvias se unían en aldeas45 para realizar las tareas de 'chacra', pero, sobre todo, las
actividades ceremoniales y, en particular, la fiesta anual dedicada a Asohná entre los
ayoreo y a Debilübité entre los chamacoco, condicionaba que en la temporada ceremonial
se realizaban los intercambios referidos y, probablemente también los matrimonios. Era
esa época especialmente en la que regían todas las regulaciones referentes al sistema de las
sib por lo que podría pensarse en una cierta 'extensión natural' de los principios del
intercambio a los del matrimonio en este contexto, así como que este modelo debía marcar
una tendencia fuerte hacia la endogamia de aldea.
45. El gagé ayoreo y el díp chamacoco: Califano, M. & Braunstein, J., 1973 y Cordeu, E,,
1978.
46. Braunstein, J. A., 1976, pp, 126-128.
47. Nino, B. de, 1912, p. 205.
48. Giannechini, P. D., Cfr. Romano, S., & Cattunar, H., 1916.
49. Braunstein, J. A., 1977.
74 José Braunstein
(Arawak), Nordenskjöld50 afirma que: “..., el matrimonio entre primos está permitido”; y
Métraux51 habla de matrimonio entre primos cruzados.
función de alianzas cada vez más amplias. El sentido del cambio de las normas de
exogamia entre los chiriguano parece haber sido, por lo expuesto, el de un sistema de
matrimonio prescriptivo -ya fuera matrimonio avuncular o de primos cruzados- hacia un
sistema que simplemente prohibía el matrimonio con la rama paterna pero en el que el
margen de elección era sumamente amplio aunque con tendencias a limitarse en el interior
de la aldea.
CONCLUSIÓN
Desde el año 1949 en que se publicó la última parte del Handbook of South
American Indians de Steward, se produjeron numerosas variantes en el panorama teórico
de la etnografía y la etnología, pero los estudios chaqueños permanecieron prácticamente
abandonados durante ese lapso. La impresión de Social Structure de Murdock y de
Estructures elementaires de la parenté de trauss, ambos casualmente en el mencionado año,
modificaron y dieron gran impulso a los estudios de sociología etnográfica; pero mientras
las monografías del 'Handbook' fueron revisadas, discutidas y en algunos casos contestadas
mediante nuevos e importantes trabajos de campo y a la luz de la caudalosa bibliografía
teórica para otras áreas de Sudarnérica, hasta el año 1969 tan sólo la obra aislada de la Dra.
B. Susnik llevó adelante la dificultosa tarea de bosquejar lo que hasta hoy no es mucho
más que un boceto de la pintura etnográfica del Gran Chaco. Los relativamente pocos
investigadores europeos y norteamericanos que en los últimos treinta años se han ocupado
del área chaqueña han desarrollado una obra fragmentaria sustentada en largas y
concienzudas estadías en el campo. A partir del año 1969 el equipo formado y conducido
por el Dr. M. Bórmida en el Instituto de Antropología de la Universidad de Buenos Aires
primero y en el Centro Argentino de Etnología Americana (CONICET) después, encaró la
tarea de profundizar la etnografía chaqueña; este trabajo debe ser enmarcado en esa tarea
de conjunto.
Otros autores como Oberg2 intentaron desarrollar el modo de encarar los datos
etnográficos de Steward a un tiempo “taxonomic, developmental, and historical”. Esto es,
buscando en una tipología de estructuras sociales –realizada sobre un modelo proveniente
de la biología- la respuesta a la necesidad de organizar el heterogéneo conjunto de las
tribus de las Tierras bajas de Sudamérica; los resultados de esos trabajos y en particular la
caracterización de un tipo de “tribus homogéneas` no se acomodan con facilidad a los
datos provenientes del Chaco.
para responder acabadamente con los datos de que disponemos, aunque en alguna medida
se haya intentado dar cuenta de ellas o tender algunas líneas que faciliten su análisis futuro.
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Organización social (...) del Gran Chaco 81
BIBLIOGRAF0A ESPECIAL
Las citas referidas al material original que se menciona en esta monografía se
realizaron refiriendo al lugar y año de la encuesta; el número de cinta magnetofónica en
que el material está archivado; y el nombre del intérprete y el informante en ese orden
respectivamente.
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86 José Braunstein
0NDICE
Presentaci,n ......................................................................................................
V. Parentesco en el Chaco...............................................................................
Conclusiones......................................................................................................
BibliografCa .........................................................................................................
BibliografCa Especial...........................................................................................
Para la combinación de estas unidades se debe tener en cuenta que el punto que
separa un tipo elemental de otro implica siempre la relación genitiva (de, de la), y el orden
de sucesión de los tipos elementales corresponde al que se emplea en castellano para
describir parentescos,
Ejemplo: Ea.(Ho)h (=esposa del hijo del hijo del hijo, es decir, esposa del
bisnieto)
Cuando después de un tipo de pariente se consigna la sigla (sg.) significa que la
denominación puede ser extendida a todos los parientes de la generación del tipo
precedente, dependiendo la extensión de este uso de la del universo léxico del parentesco
en el grupo de que se trate.
1.2. Ayoreo
1.2.l. Según Susnik, B., 1963, pp. 99-101. Garaigoosode (María Auxiliadora, Paraguay).
1.2.1.1. -abai: Eo.
1.2.1.2. -'!koté: Ea.
1.2.1.3. -p'!de; dié: Pa.
1.2.1.4. -té: Ma.
1.2.1.5. -'!bi: Ho.
1.2.1.6. -äxap: Ho.mh.
1.2.1.7. -wo: Ha.(mayor); Hna.(adulta)
1.2.1.8. -icekú: Hno.hh.; Ho.Hno(Hna).Pa(Ma).hh. (tratamiento entre adultos)
1.2.1.9. -d<5ai: Hno.M.hh.
1.2.1.10. -$!sap: Hno.m.
1.2.1.11. -axai: Hno.mh.; Eo.Hna. mh.
1.2.1.12. -ë:ö: Hna.m.hh.
1.2.1.13. -ná: Hna.hh.
1.2.1.14. -wamai: Hno.Pa.
1.2.1.15. -wama: Hna.Pa.
1.2.1.16. -axou: Hna.Ma.
1.2.1.17. abuxít: Ho.Hno.(Hna).
1.2.1.18. abuxíte: Ha.Hno.(Hna).
1.2.1.19. '!kidé: Pa.Pa(Ma).
1.2.1.20. -aköde: Ma.Pa(Ma).
1.2.1.21. -namií: Ho.Ha.mh.
1.2.1.22. -yóki=3a: Pa.Eo(Ea).
1.2.1.23. -w'!ta: Ma.Eo(Ea).
1.2.2. Recolección Bórmida, M. y Califano, M., Tobité (Nupedoigoosode); Pérez Diez, A.,
Tobité (1974). Se incluye el prefijo de 1° p.
1.2.2.1. yakoté: Ea.
1.2.2.2. yabái: Eo.
92 José Braunstein
2.2. Lengua ‘occidentales’. Misión Nueva Vida. Predominio de los dialectos Kilwaywomo
y Mapiimentaca,*
2.2.1. noviembre-diciembre de 1977. Inf. Lorenzo Fernández.
2.2.1.1. tawa: Eo.; Ea.
2.2.1.2. tata: Pa.
2.2.1.3. meme: Ma.
2.2.1.4. sepe: Ho. (pre-iniciático)
2.2.1.5. sakok: Ha. (pre-iniciático)
2.2.1.6. hate: Ho.; Ha.; (post-iniciático); Ho(Ha).Hno.
2.2.1.7. matkyekok: Ha.
2.2.1.8. hawok: Hno.M.; Ho.Hno.Ma.M.
94 José Braunstein
3.1. Maká
3.1.2. Según Belaieff, J., 1940, p. 58. Incluye prefijos de 1° p.
3.1.2.1. en ew ha ia: Eo; Ea. (?)
3.1.2.2. ta ta/: in ta ta/: Pa.
3.1.2.3. na na: Ma.
3.1.2,4. ia as: Ho.
3.1.2.5. mac: Hno.M.
3.1.2.6. kin ij: Hno.m.
3.1.2.7. ku ty: Hna.M.
3.1.2.8. kin ja: Hna.m.
3.1.2.8. ii ie fa: Ho.Hno(Hna).Pa(Ma).
3.1.2.8. ii ie fa ki: Ha.Hno(Hna).Pa(Ma).
3.1.2.9. to tok: Hno.Pa(Ma).
3.1.2.10. to to ki (?): Hna.Pa(Ma).
3.1.2.11. iil pyk: Ho.Hno(Hna).
96 José Braunstein
3.2. Chulupi
3.2.1. Según Wicke, Ch. & Chase-Sardi, M., 1969, pp. 488-490.
3.2.1.1. yijaya: Eo.; Ea. (Sin hijos)
3.2.1.2. yich'akfa: Eo.; Ea. (con hijos)
3.2.1.3. tata: Pa.
3.2.1.4. mimi: Ma.
3.2.1.5. yaos: Ho.
3.2.1.6. yiase: Ha.
3.2.1.7. chikla: Hno.M.; Hno.M.sg.
3.2.1.8. chíta'a: Hna.M.; Hna.M.sg.
3.2.1.9. onaj: Hno.m.; Hno.m.sg.
3.2.1.10. sunia: Hna.m.; Hna.m.sg.
3.2.1.11. yivelj: Ho.Pa(Ma).; Ho.Pa(Ma). de cualquier pariente consanguíneo en la generación
de ego.
3.2.1.12. yivelhche: Ha.Pa(Ma).; Ha.Pa(Ma). de cualquier pariente consanguíneo en la
generación de ego.
3.2.1.13. yit’jo’ok: Hno.Pa(Ma). cualquier pariente masculino en la generación de los padres
excepto el Pa.
1.2.1.14. yit'oj: Hna.Pa(Ma).; cualquier pariente femenino en la generación cle los padres
excepto la Ma.
3.2.1.15. yifakl’a: Ho.Hno(Hna).; cualquier pariente masculino en la generación de los hijos
excepto el hijo.
3.2.1.16. yifakche’: Ha.Hno(Hna).; cualquier pariente femenino en la generaci6n de los hijos
excepto la hija.
3.2.1.17. yikt’e’ech: Pa.Pa(Ma); Pa.Pa(Ma). Pa(Ma); Pa.Pa(Ma).sg; Pa.Pa(Ma).Pa(Ma).sg.
3.2.1.18. yikt'e: Ma.Pa(Ma); Ma.Pa(Ma).Pa(Ma); Ma.Pa(Ma).sg.; Ma.Pa(Ma).Pa(Ma),sg.
Organización social (...) del Gran Chaco 97
3.3. Chorote
3.3.1. Dialecto Yobujua. La Merced (Argentina), 1971, Inf.: Juan Lezcano-juan Gómez
Yapura. Relevamiento Lic. A. Siffredi.
3.3.1.1. ikejmla: Ea.
3.3.1.2. itchejmla: Eo.
3.3.1.3. Teere/let: Ma.
3.3.1.4. sinah: Pa.
3.3.1.5. ias: Ho.
3.3.1.6. iase: Ha.
3.3.1.7. isietchai: Hno; Ho.Hno(Hna).Pa(Ma).
3.3.1.8. isietche: Hna; Ha.Hno(Hna).Pa(Ma).
3.3.1.9. isietcha isihili/táa: Hno.M.
3.3.1.10. isietcha isitia/táa: Hna.M.
3.3.1.11. isietcha itchini: Hno.m.
3.3.1.12. isietcha itchinia: Hna.m.
3.3.1.13. táa: Hno.Pa(Ma).
3.3.1.14. intih: Hna.Pa(Ma).
3.3.1.15. itchini weki: Ho.Hno.
3.3.1.16. itchinia weki: Ha.Hno(Hna).
3.3.1.17. isietcha weki: Ho(Ha).Hno; Ha.Hna.
3.3.1.18. itchinia ias: Ho.Hna.
3.3.1.19. iniai jwenhli: Ho.Hna.Ma.; Ha.Hna.Ma.
3.3.1.20. intih iusiki/kihila: Ma.Pa(Ma).
3.3.1.21. táa iusie/kihil: Pa.Pa(Ma).
3.3.1.22. isiyas: Ho.Ho(Ha).
3.3.1.23. isiya: Ha.Ho(Ha).
3.3.1.24. ias isihili: Ho.M.
3.3.1.25. iase isihili: Ha.M.
3.3.1.26. ias itchini: Ho.m.
3.3.1.27. iase itchinia: Ha.m.
3.3.1.28. itchejmla n intih: Eo.Hna.Ma(Pa).
3.3.1.29. ikejmla n táa: Ea.Hno.Ma(Pa).
3.3.1.30. ohojwe: Pa.Ea.
3.3.1.31. ohoíyi: Ma.Ea.
3.3.1.32. ijuiliu: Eo.Hna; Eo.Ha.
3.3.1.33. ijuiles: Ea.Hno; Ea.Ho.
Organización social (...) del Gran Chaco 99
3.3.2. Dialecto Yohuaha. La Gracia (Argentina). 1977, Inf. Pedrito Relevamiento Lic. M. A.
de 1os Ríos.*
3.3.2.1. hikien-a: Ea.
3.3.2.2. -et: Ma.
3.3,2.3. hiniá: Pa.
3.3.2.4. hilís ihiá: Hno(Hna).Pa.
3.3.2.5. hi'isnis: Ho(Ha).Hno(Hna).
3.3.2.6. hikien-a hiniaá: Pa.Ea.
3.3.2.7. hikien-a et: Ma.Ea.
3.3.2.8. ihwílis: Ea.Hno.Ea.
3.3.2.9. hihweliú: Eo.Hna.Ea.
3.3.2.10. hikiethla hiniaá ihiá: Hno(Hna).Pa.Ea., etc.
3.3.2.11. hikienthla thlet ihiá: Hno(Hna). Ma.Ea.; etc.
3.3.2.12. hikienthlaihiá: Ho(Ha).Ha.Hna.Ea.; etc.
3.4. Mataco
3.4.1. M. San Andrés y M. San Martín (Formosa, Argentina), 1971 v 1972; Inf. Luis
Amperes, Miguel Ortiz y otros. Parcialidades Tewokleléy. V. Braunstein, J. A., 1974a
pp. 72-79.
3.4.1.1. -chejwá: Eo; Ea.
3.4.1.2. -jchá: Pa.
3.4.1.3. -kó: Ma.
3.4.1.4. -slas: Ho; Ho.sg. (exceptuando sobrino). Este uso puede ser particular de la zona
estudiada, ya que en otras áreas la denominación generacional corresponde a
Ho.Hno(Hna).
3.4.1.5. -slasé: Ha.; Ha..sg. (exceptuando sobrina)
3.4.1.6. -chilá: Hno.M; Ho.Hno(Hna).Pa(Ma).M.; Hno.M.sg.
3.4.1.6. -chinij: Hno.m; Ho.Hno(Hna).Pa(Ma).m.; Hno.m.sg.
3.4.1.7. -chitá: Hna.M; Ha.Hno(Hna).Pa(Ma).M;. Hna.M.sg.
3.4.1.8. -chi’ná: Hna.m; Ha.Hno(Hna).Pa(Ma).m.; Hna.m.sg.
3.4.1.9. -witók: Hno.Pa(Ma).; Hno.Pa(Ma).sg. (exceptuando al Pa.)
3.4.1.10. -witój: Hna.Pa(Ma).; Hna.Pa(Ma).sg. (exceptuando a la Ma.)
3.4.1.11. -waklá: Ho.Hno(Hna).
3.4.1.12. -waklaní: Ha.Hno(Hna).
3.4.1.13. -chäti: Pa.Pa(Ma); Pa.Pa(Ma).sg; Pa.Eo(Ea).
3.4.1.14. -katelá: Ma.Pa(Ma); Ma.Pa(Ma).sg; Ma.Eo(Ea).
100 José Braunstein
4.1.2. Según Miller, E., 1966. Corresponde al dialecto que las bandas del norte (Laña Casik llaman
Kulla-al'ek; probablemente los autodenominados N'tawowit.*
4.1.2.1. ita'a: Pa.
4.1.2.2. thsate'e: Ma.
4.1.2.3. thsalec: He.
4.1,2.4. thsale: Ha.
4.1.2.5. iua/yamo-(>ua: Eo.; Ea.
4.1.2.6. thsaqaya: llno; I-Ina; 14o(Ha). Htio(Hna). Pa(Ma).
4.1.2.7. thsapichaqa': Hno. M.
4.1.2.8. thsadoq: lino. M.
4.1.2.9. thsapilte: llna. M.
4.1.2.10. thsano'o: Hna. ni.
4.1.2.11. ñitesqo': Hno. Pa(Ma).; Eo. Hna. Pa(Ma).
4.1.2.12. thsasodo Hna. Pa(Ma).; £a. Flno. Pa(Ma,'.
4.1.2.13. thsa."hi: Ha. Hno(Hna).; lla. llno(Hna). Eo(Ea).
4.1.2.14. thsasoshie: Ho. Hno(Hna).; H(Y. IIno(Hna). Eo(Ea).
4.1.2 15. icote: Ma. Pa(Ma),; Hna. Pa(Ma). Pi(Ma).; Ea. Hno. Pa(Ma), PaCMa).
4.1.2.16. thsapi: Pa. Pa(Ma).; Hno. Pa(Ma). Pa(Ma).; Fo. Flna. Pa(Ma).
4.1.2.17. iual: Ho(Ha). Ho(Ha),; Ho(Ha). Ho(Ha). Hno(Hna).; Ho(Ha). Ho (Ha). Hno(Hna).
Eo(Ea).
4.1.2 ~ ]S. idaua: Hno(Hna). Eo(Ea).; Ho(Ha). Hno(Hna). Pa(Ma). E<i(Ea).
4.1.2.19. thsclli'i: E,"o de cualquier thsaqaya, sea hermana o prima.
4.1.2.20. ¡uete: Ea. de cualquier thsaqa3,a.
4.1.2.21. thsaho': cualquiera a quien el cónyuge llama ita'a, fiitesqo', thsaji.
4,1.2.22. tbsachodo: cualquiera a quien el cónyuge llama yatc'e, yascido, icote.
4.1.2.23. thsadonaxance: El esposo de cualquier jale, jasosi. iual.
4.1.2.24. th-ate: esposa de cualquier yalec, yasosbic, iual.
4.1.2.25. thsadonaxaua: Eo. Hna. Eo(Ea).; Ea. lino. Eo(Ea.~.
1 . 1 . 2.26. iiateua: Cualquier pariente de una generación ascendente de Yadonaxanec o yate.
104 José Braunstein
4.1.3. Segán Vellard, J., 1969, pp. 13-14. Se trata de Tobas de la laguna El Espinillo,
probablemente muy afines a los de Tacaaclé cuya terminología describimos en 4.1.1.
El relevamiento corresponde al año 1930 del inf. 1 José Tosi.
4.1.3.1. nkataá; Pa.
4.1.3.2. laici: Ma.
4.1.3~3. ialík': Ho.
4.1.3.4. íalék': Ila.
4.1.3.5. iakaiá: Hno.; Hna.
4.1.3.6. mteskó: Hno, Pa(Ma).
4.1.3.7. esc;dó:« Hna. Pa(Ma).
4.1.3.8. iacú; iacó: Pa. Ea(E(».
4.1.3.9. ¡acodó: Ma. Ea(Eo).
4.1.3.10. dawá: Hno(Hna). EoEa).; Eo(Ea). lIno.ClIna).
4,1.3.11. edonoronük': Eo. Ha.
4.1,3.12. iattí: Ea. Ho.
4.1.3.13. IaÉadé: Pa. Pa(iNla).
4.1.3.14. tirá; cirá: Ma. Pa(Ma).
4.1.3.15. nek'tovv-ük': Hnn. (Hno(Hna).
~4.1.3.16. nek'tolé.
Organización social (...) del Gran Chaco 105
4.2. Toba-Pilagá.
4.2.1. Sombrero Negro (Fonnosa, Argentina). Según Métraux, A., 1937 pp. 387-389. Corresponde
al dialecto que se conoce entre los Pilagá y Laña
Gasik como 'Ñacilano I'ek' ('tronco del río'). Se consignan entre barras (//) las diferencias con el
léxico de Tebboth, T., 1943, p. 168.
4.2.1.1. heflé yuwa: £0.
4.2.1.2. hafii yui%,á: Ea.
4.2.1.3. taradena;,Itagadena/; kaditá (19 p. p].);/Cne) tá; yet'á/: Pa.
4.2.1.4. ci-dena; kadate (19 p. pl.); lyat'é/: Ma.
4.2.1.5. mae i-yalik; yalak: Ho.
i
4.2.1.6. maci-yalé: Ha.
4.2.1.7. yalik: Ho. Ea. hh.; Ho. Eo. mb.
4.2.I.S. yalé: Ha. Ea. hh,; Ha. Fo. mh.
1
4.2.1.9. cokollk: Hno. M.; Ho. fino(Hna). Pa(M~i). M.; Hno. M. (adoptivo),
4.2.1.10. nokolík: Hno. m.; Llo. (Hno(Hna). Pa(NIa). in.; Hno. rn. (adoptivo).
4.2.1.11. yaqáya: Hno. (genérico: gente de la propia aldea).
4.2.1.12. pilojé: Hna. M.; Ha. Hno. Pa. ',\4.; Hna. M. (adoptiva).
4.2.1.13. nolé: llna. ni.; Ha. Hno. Pa. rn.; Hna. ni. Cadoptiva).
4.2.1.14. te-sóko: Hno. Pa.; Eo. Ma.; Pa. Ea.
4.2.1.15. sódo: Hna. Ma.: Fa. Pa.; Ea. Hno. Pa.; Nla. Ea.
~.2.1.16. rnaci-la-nugeraras%,a: Hna. Ma.
4.2.1.17. mac'i-la-nugerawa: Hno. Pa.
4.2.1.18. rnaci-te-sóko: 1-Iiio. Ma,; Fo. ¡Nla.
4.2.1.19. macin-tc-sóko: Hno. Pa.
4.2.1.20. /ñitijóco/: Hno. Pa(Ma).
4.2.1.21. maci-sódo: Hna. Pa.; Ea. Hno. Pa.
4.2.1.22. te soko lowá: Ea. Hno. Ma.
4.2.1.23. sodó lowá: Eo. Hlia. Pa(iNla).
106 José Braunstein
4.2.1.24. yalié: Eo. Hna. Pa(Ma).; Ho, PaCMa). hh.; E,). Ha. lina.; Eo. Fía. (Hna). Pa(Ma).; Eo.
Hna. mb.
4.2.1.25. yivveté: Ea, Hno. Pa(Ma).; Ea. Ho. Hno(Hna).; Ea. Ho. Hno(Hna). Pa(Ma), Ea. [Ino. hh.;
Ha. Pa(Ma).
4.2.1.26. yidáwa: Ho. Pa(Ma). mh.; Hno(IIna). Eo. ii~h.; Hnn(Hna). Ea. Lh.
4.2.1.27. yoiik: FIo. llno(Hna).
4.2.1.28. yolé: Ha. Hno(I-Ina).
4.2.1.29. yapéna; /yapiéna,/: Pa. Pa(Ma).
4.2.1.30. komena; /ñiconiéina/: Ma. Pa(Ma).
4.2.1.31. iwál: Ho(Ha). lIo(Ha).
4.2.1.32. y¡-yódó; vi-yódót (I,? p. pl.': Pa(Ma). Ea.
4.2.1.33. yonaraník: Eo. Ha.
4.2.1.34, yaté: Ea. Ho.
4.2.1.35. maci-yalié: Eo. Hna. hh.
Organización social (...) del Gran Chaco 107
4. 3. AIOC.VÍ.
4.3.1. Según Lafone Quevedu, S. A., 1892, pl,. 169-170,
4.3.1.1. tagadéna, yet'á: Pa.
4.3.1.2. chidéna, yet'á: Pa.
4.3.1.3. yalíe: Ho.
4.3.1.4. yalí: Ha.
4.3.1.5. flipilogot: Ho. 19.
4.3.1.6. najogouá: H<)(Hna). Eo(Ea),; Ea. Pa.
4.3.1.7. yachocolíc: Hno. M.; Ho. Hno(Hna). Pa(Ma). M.
4.3.1.8. yanocolíe: Hno. m.; He. Hno(Hna). Pa(Ma). m.
4.3.1.9. yapiló'olí: Hna. M.; lla. llno(Hna). Pa(Ma). M.
4.3.1.10. yanolí: Hna. m.; Ha. Hiiu(Hna). Pa(Ma), m.
4.3.1.11. fiitijc>co: Hno. Pa(rvla).
4.3.1.12. yajódo: Hna. Pa(Ma.
4.3.1.13. yolíe: Ho. Hno(Hna).
4.3.1.14. yolí: Ha. Hno(Hna).
4.3.1.15. yapiéna: Pa. Pa(Ma).; Hno. Pa. Pa(Ma).; Pa. Pa(Ma), Pa(Ma).; llno. Pa. Pa(Ma). Pa(Ma).
4.3.1.16. ñicoméina: Ma. Pa(Ma).; Hna. Ma. Pa(Ma).; Ma. Pa(Ma). Pa(Ma).; Hna. Nla. Pa(Ma).
Pa(Ma).
4.3.1.17. yiuál: Ho(Ha). Ho(Ha); Ho(Ha). Ho(Ha). Ho(Ha).
4.3.1.18. yiyodó: Pa(Ma). Eo(Ea).; Hno(Hna). Pa(Ma). EoCEa).; Pa(Ma). Pa(Ma). Eo(Ea).
4.3.1.19. yonaganíc: Eo. Ha.
4.3.1.20 yatíe: Ea. He.
4.3.1.21. yiuéti: Ea. Hno.
4.3.1.22. ya'lí: En. Hna.
4.3.1.23. yidáua: Hno(llna). Ea(Eo).
4.3,1.24. yona,~áua: En. Hna. Ea,E,,); £a. Hiio. E-aCEo).
108 José Braunstein
4.4. Cacluvco.
4,4.1. Según Ribeiro. D., 1948, pp. 181-185.
4.4.1.1. iá-tad: Pa.; Hno. Pa(Ma). hh.; Hno. Pa. mh.; I-lo. Hno(Hna). Pa(Ma). Pa; Ho. Hna(Hno).
Pa(Ma). Ma. hb.
4.4.1.2. ié-déd/é-iodód: Ma.; Hna. Ma. hh,; Ha. Hno(Hna). Pa(Ma). Ma. hb.
4.4.1.3. in-nió.txuá: Hno. hh.; Hna. mb.; He. Hna(Hn<». Pa(Ma). lih.; Ha. Hno (Hna). Pa(Ma). mh.
4.4.1.4. ilí-drát: Hno. M.
4.4.1.5. iló-txú: Hno. m.
4.4.1.6, in-ná-guín-há: 1-Ino. mh.; Ho. Hna(Hno). Pa(Ma). inh.
4.4.1.7. in-nib-álo: Hna. hh; Ha. Hno(Hna). Pa(Ma). hb.
4.4.1.8. ilí-drálot: Hna. M.
4.4.1.9. ¡16-tx6-txá: Hna. m.
4.4. 1. 10. ión-niguít: Ho.; He. Hno. hh.; He. Hna. mb.; He. Ha. Hno(Hna). Pa(Ma). mh; He. He.
Hno(Hna). Pa(Ma). hh.
4.4.1.11. ¡An-nát: 14a.; Ha. Hnc,. hh.; Ha. Ho. Hno(Hna). Pa(Ma). hh.
4.4.1.12. ilé-dít: He. Hno. mh.; He. Ho. Hno(Hna). Pa(Ma). mb.
4.4.1.13. ilé-té: Ha. Hno. mh.; Ha. Hna. mh.; Ha. Ha. Hno(llna). Pa(Ma). mh.; Ha. Ho. Hno (Hna).
Pa (Ma). mh.
4.4.1.14. ¡té-txeguít: He. Hna. hh.~ He. Ha. HnoCUna). Pa(Ma). hb.
4.4.1.15, ¡té-txét: Ha. Hna. hh.; lla. Ha. Hno(Hna). Pa(Ma). hli.
4.4.1.16. iá-ojiódo: Hna. Ma(Pa). mh.; Ha. Hno(Hna). Pa(Ma). Pa.; Ha. Hno (Hna). Pa (Ma). Ma.
mh.
4.4.1.17. iné-txúd: Hno. Ma. nlh.; Ho. Hno(Hna). Pa(Ma). Ma. mh.
4.4.1.18. iné-lókud/ié-mé: Pa. Pa(Ma).; Hno, Pa. Pa(Ma).; Hno. Ma. Pa(Ma).
4.4.1.19. iá-mit: Ma. Pa(Ma).; Hna. Ma. Pa(Ma.; Hna, Pa. Pa(Ma).
4.4.1.20. í-uá-lúdi: Ho. Ho (Ha). sg.
4.4.1.21. í-uá-téti: He. llo (Ha). sg.
4.4.1.22. ¡S-dauát: Ea; Eo. (sin hijos)
4.4.1.23. ió-txá-háua: Ea.; Eo. (con hijos).
4.4.1,24. in-nála-túdi: Ea.; Eo. (separados)
4.4.1.25. ió-txí-hádit: Pa, Ea(Eo).
4.4.1.26. ió-txí-hát: Ma. Ea(Eo).
1.4.1.27. iá-nín-h¿dot: Ea. Hno. Pa(Ma).; Es. Pa.
4.4,1,28. iá-nín-Tiúdi: Fe. Hna. Pa(Ma).; Fe. Ma.
4.4.T.29. í-lát: Fa. Hno. hh.
1.4.1.30. ié-déu-det: Hna. Ea. hh.; Fa. Hno. mh,; Hn2. Eo. mb.
4.4.1.31. iá-níu-údit: Fo. Hna.
110 José Braunstein
5.1.2. M. Cruce de Pichanal (Salta, Aracntina), 1977. Inf. José Soruco, nacido en Bolivia pero no
perteneciente a los nucleamientos de las antiguas misiones Franciscanas del Colegio
de Tarija.
5.1.2.1. ceme: Eo.
5.1.2.2. cemireko: Ea.
5.1.2.3. ceru: Pa.
5.1.2.4. cesi: Ma. hh.; Hna. Pa(Ma). hh.; Hna. Ma. mh.
5.1.2.5. cesimí: Ma. mh,
5,1.2.6. cera¡: Ho. hh.
5.1.2.7. cera*¡¡: Ha. hh.
5.1.2.8. cenlemm: Ho. mh.; Ha. mh.
5.1.2.9. cerikei: Hno. M. hh,; Ho. Hno(Hna), Pa(Ma). M. lib.
5.1.2.10. cerigui: Hno. m. hh; Ho. Hno (Hna). Pa (Ma). m. hh.
.1.2.11. cekio: Hno. mh.; Ho. Hno(Hna). Pa(Ma). mh.
5.1.2.12. cerindi: Hna. hh.; Ha. Hno(Hna). Pa(Ma). bh.
5.1.2.13. celk*i: Hna. mh.; Ha. Hno(Hna). Pa(Ma). mh.
~.1.2.14. ecruti: Hno. Pa. hh.
5.1.2.15. cetuti: Hno. Ma. hh.; Hno, Pa(Ma). mh.; Pa. Ea. Ho. mh.
~.1.2.16. cerii: Hc>. Hno. hh.; Pa. Ea. Ho. hh.
S.]. 2.17. cemperai: Ho. Hno. mh.
5.1.2, 1 S. cetipe: Ha. Hno. hli.
S. 1. 2.19. cempereta: Ho. Hna. hb.
5.1.2.20. cememuircta: Ho. Hna. mh.
5.1.2.27. ciyetipe: Ha. llna. hh.; Ma. Ea. Ho. hh.
5.1.2.22. ceramui:Pa. Pa (Ma). hh.
5.1.2.23. ciareh: Ma. Pa (Ma~. hh.
5.1.2.24. ceramumino: Ho (Ha). Ho (Ha). hh.
5.1.2.25. ceramarino. Ho (Ha). Ho (Ha). nih.
5.1.2.26. cowaya: Pa. Ea. hh,
'~. 1. 2.27. cera'ico: Ma. Fa~ hh.; [Ina. Ea. hh.
2.1.2.28. cememdu: Pa. Eo. mh.
5.1.2.29. cernesi: Ma. Eo. mh.
5.1.2.30. cerozaya: Fo. Ha. hh.; Eo. Hna. hh.; Hno. Ea. hh.; Eo(Ea). Hno. Ea. hb.
5.1.2.31. cempeu: Ec>. Ha. rnh.; Eo. Hna. mh.
5.1.2.32. cerairati: Ea. Ho. hh.; Ea. Hno. hh.
5.1.2.33. cememvitatti: r~-a.; Ho. mh.
~. 1. 2. 34. ceinendureta: Hno. Eo. mb.
Organización social (...) del Gran Chaco 115
3.2. Chulupí.
3.2.1. Según Wicke, Ch. & Cliase-Sardi, M., 1969, pp. 488-490. klaklay: Pa. (Ho+).
3.2.1.2. napi iiiiiiii: Ma. (Ho+).
3.2.1.3. zuzu: Pa. Pa(Ma). sg (Ho+).; Pa. Pa(Ma). Pa(Ma). sg. (Hc>+).
3.2.1.4. yaya: Ma. Pa(Ma). sg. (Ho+).; Ma. Pa(Ma). Pa(Ma), sg. CH(>~-i
3.2.1.5. yik~ut'aya: Uno. M. sg. (Ho+).
3.2.1.6. chitaklaya: Hna. M. sg. (Ho+).
3.2.1.7. yich'inishkla'i: Hno. m. sg. (Ho+).
3.2.I.S. yicli'injaoklai'a: Una. m. sg. (Ho+).
3.2.1.9. yivanfaklay: Eo. (Ho+).
3.2.1.10. vivanfaklaya: Ea. (llo+),
3.2.1.11. yishafkla'i: Eo. Una. (Ho+).
3.2.1.12- yifezi: £a. llno. (llo+).
120 José Braunstein
4.2. Toba-Pilagá.
4.2.1. Según Métraux, A., 1937, pp, 387^389. Entre barras Tebboth, T. 1943, p. 168.
4.2. 1. 1. yatácala: Pa. (Ma+).
Organización social (...) del Gran Chaco 123
4.3. Mocoví.
4.3.1. Según Lafone Quevedo, S. A., 1892, pp. 169-170.
4.3.1.1. yatácala: Pa. (Ma.+).
4.3.1.2. yadéna: Ma. (Pa+).
4.3.1.3. japiloc: llo. CPa+).; Ho. (Ma+).
4.3.1.4. mápiagaic: Pa. (Ho.+).
4.3.1.5. mápiagai: Nla.
4.3.1.6. paic: Fo. (Ea+).
4.3.1.7. pai: Ea. (Eo+).
4.3.1.8. yayogouá: Eo. Ha. (Ha-~-).; Ea. Ho. (Ho+).
124 José Braunstein
4.4. Caduveo.
4.1.1. Según Ribeiru, D., 1948, pp. 181-IS5.
4.4.1.1. iá-téu-hát: Pa. (Ma+); Hno. Pa. (Ma+).; Hn(,. Ma (Pa+).
4.4.1.2. iá-té: Hna. Pa. (Nla+).; Ma. (Fa+).; Hna. Ma. (Pa+).
4.4.1.3. íu-ihat: Hno. Pa. (Pa+).; Hno. Ma. (Ma+).
4.4.1.4. ¡da-gát: Hna. Ma. (Ma+).; Hna. Pa. (Pa+).
4.4.1.5. iá-tín-niguít: Ho. Hna. (Hnn+).; He. Hno. (Hno+).
4.4.1.7. ilá-bát: Ho. (Ha). Hna. (Eo. Hna+).; H<) (Ha). Hno. (Ea. Ho+).
5.5.1.6. ¡a-ti-xút: Ha. Hna. (Hna+).