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Nosotros, los miembros del Consejo de Pastoral Parroquial de la Parroquia San Martín de
Porres, Nueva Guinea, RACS. Nicaragua, nos dirigimos amorosa y respetuosamente a su
persona, para hacer de su conocimiento y de sus hermanos miembros del consejo de
provincia de su congregación, una serie de entristecedoras y preocupantes situaciones
pastorales que han ido surgiendo en nuestra comunidad como consecuencia de irregulares
e impositivas actuaciones de parte de los Presbíteros Maximino Castillo Argueta y Juan
Ortega Parra (MSC).
Sus hermanos presbíteros, a quienes amamos en el amor del Resucitado, han venido
queriendo imponer de manera arbitraria y unilateral un sin número de cambios estructurales
y organizativos en el caminar pastoral y misionero de esta comunidad cristiana católica,
obviando el camino del diálogo con el equipo pastoral para poder valorar la necesidad,
factibilidad, practicidad, objetividad y aceptación de parte de toda la comunidad
representada por el Consejo de Pastoral Parroquial. Remarcamos que todas esas acciones
y decisiones las van haciendo sin poner en conocimiento al equipo laico de pastoral y
desconociendo el caminar de esta comunidad y su identidad como iglesia laical y misionera.
No podemos dejar de estar agradecidos con su congregación, puesto que su llegada a esta
tierra de misión en las personas de los Presbíteros Carlos Abea Balmaceda y Freddys
Vicente Galván, nos animó a todos los católicos de Nueva Guinea a identificarnos con el
espíritu que animaba al P. Julio Chevalier y que han recogido vuestras Constituciones:
“Estaremos atentos a los que sufren y a los que están en necesidad. Trataremos de
descubrir las causas de su sufrimiento y discernir, a la luz del Evangelio y
escuchando al mundo y a la Iglesia, cuál ha de ser nuestra respuesta”. (Const. 21).
“Descubriremos el rostro de Cristo en los pobres, en los pequeños, y en todas las
víctimas de la injusticia y de la violencia. Él nos pide que les llevemos su amor. Como
respuesta a su llamada, manifestaremos nuestra compasión por ellos, trabajando con
coraje para garantizarles sus derechos humanos y para cambiar los corazones de
sus opresores” (Const. 22)
Eso fue un gran aliciente en nuestro caminar, reforzó nuestra identidad como iglesia
(parroquia) laical y misionera y aunque tal vez no de manera perfecta, se logró una
vínculo de amor, fraternidad y acompañamiento y diálogo entre ellos y nosotros.
Es por eso que la actual situación pastoral y humana que como parroquia estamos
atravesando nos ha impulsado a dirigirnos a su persona, pidiéndole nos escuche y
comprenda y también ore por nosotros y disponga sus buenos oficios para propiciar una
fraterna convivencia desde la perspectiva del evangelio entre nosotros y sus hermanos
presbíteros.
Sin más dilación pasamos a enumerarle las dificultades pastorales que han surgido como
consecuencia del actuar de sus hermanos presbíteros:
- Una total falta de socialización y cercanía humana tanto con los agentes de pastoral
como con los fieles comunes.
- La toma de decisiones de índole económico a priori y a juicio personal por parte del
párroco, así como ciertos deseos de disponer de bienes materiales propios de esta
comunidad para solventar ideas y/o proyectos personales para hacerse notar por
las autoridades diocesanas, amparado en las prerrogativas que como clérigo le
concede el CDC, desconociendo la necesidad de consulta con el Consejo de
Pastoral Parroquial y el Consejo Económico Parroquial, contrariando lo establecido
por el mismo CDC y en las disposiciones propias de la necesidad de la existencia
de estos consejos de parte de la misma Diócesis de Bluefields: “se constituirá en
cada parroquia un consejo pastoral, que preside el párroco y en el cual los
fieles, junto con aquellos que participan por su oficio en la cura pastoral de la
parroquia, presten su colaboración para el fomento de la actividad pastoral”.
Título III Capítulo VI cc 536 .1
“En toda parroquia ha de haber un consejo de asuntos económicos que se
rige, además de por el derecho universal, por las normas que haya establecido
el Obispo diocesano, y en el cual los fieles, elegidos según esas normas,
prestan su ayuda al párroco en la administración de los bienes de la parroquia,
sin perjuicio de lo que prescribe el c. 532”. Título III Capítulo VI Cc 537
- Un discurso en varias homilías, en las que nuestro párroco se pone del lado de los
que oprimen a esta nación, manifestando que el pueblo nicaragüense es el único
culpable de la galopante debacle sociopolítica de este país, y en algunas acciones
o gestos manifiesta una actitud que raya en lo xenófobo y nos recuerda la tan triste
historia de La Malinche mexicana.
Todo esto ha motivado el desencanto, temor y desanimo en gran parte de nuestros agentes
de pastoral, propiciando una situación de desconcierto, incertidumbre y el deseo de muchos
agentes de pastoral de renunciar a sus cargos o responsabilidades pastorales, para evitar
agrandar los conflictos y posibles situaciones de confrontación con el párroco.
Sin embargo amado hermano, no todo ha sido un actuar negativo de parte de sus
hermanos presbíteros, reconocemos su celo por guardar el orden de la sagrada liturgia,
sacramentos y su deseo de promover la espiritualidad que todo cristiano debe poseer y
desarrollar como un don de nuestro Dios Trinidad. Todo esto es meritorio de reconocer
por nosotros.
Como pueblo de Dios encontramos en las palabras del Apóstol San Pablo el eco fiel de las
enseñanzas del mismo Jesús, que nos ha revelado la misteriosa unidad de sus discípulos
con Él y entre sí, presentándola como imagen y prolongación de aquella arcana comunión
que liga al Padre al Hijo y el Hijo al Padre en el vínculo amoroso del Espíritu (Jn 17, 21). Es
la misma unidad de la que habla Jesús con la imagen de la vid y de los sarmientos: «Yo
soy la vid, vosotros los sarmientos» (Jn 15, 5); imagen que da luz no sólo para comprender
la profunda intimidad de los discípulos con Jesús, sino también la comunión vital de los
discípulos entre sí: todos son sarmientos de la única Vid.
Como Pueblo de Dios que peregrina en esta gran tierra de misión hacemos eco del llamado
de San Juan Pablo II:”El apóstol Pablo insiste particularmente en la comunión
orgánica del Cuerpo místico de Cristo. Podemos escuchar de nuevo sus ricas
enseñanzas en la síntesis trazada por el Concilio. Jesucristo —leemos en la
constitución Lumen gentium— «comunicando su Espíritu, constituye místicamente
como cuerpo suyo a sus hermanos, llamados de entre todas las gentes. En ese
cuerpo, la vida de Cristo se derrama en los creyentes (...). Como todos los miembros
del cuerpo humano, aunque numerosos, forman un solo cuerpo, así también los
fieles en Cristo (cf. 1 Co 12,12). También en la edificación del cuerpo de Cristo rige la
diversidad de miembros y funciones.
(Exh. Ap.Christifideles Laici)
Solicitamos al Consejo provincial MSC, una reunión urgente de su persona como Superior
Provincial, con el equipo de pastoral de esta parroquia como mecanismo para poder
solventar la actual situación de desencuentro entre sus hermanos presbíteros y nosotros.
Esto es para nosotros una condición urgente y elemental para poder encontrar una salida
real a la situación pastoral que estamos viviendo.
En el caso de que de parte de sus hermanos Presbíteros Maximino Castillo Argueta y Juan
Ortega Parra (MSC), no vislumbremos un verdadero espíritu de diálogo fraterno, de respeto
por la identidad laical y misionera de esta porción del pueblo de Dios, de un verdadero
deseo de Comunión en el amor real del Evangelio, de un verdadero deseo de identificación
con la realidad pastoral y humana de este sufriente pueblo, nosotros, amparados en el amor
de Dios y acompañados por la gracia de los Sagrados corazones de Jesús y María, y de
San Martín de Porres patrono nuestro y patrono Mundial de la Justicia Social, nos veremos
penosamente obligados a actuar de una manera más beligerante para poder afrontar por
nuestra propia cuenta nuestra actual situación, esto incluiría una huelga pastoral a nivel de
toda la parroquia y de ser necesario pediremos por los canales adecuados la remoción de
sus hermanos presbíteros de esta parroquia. Esto último no significa necesariamente que
nosotros pidamos la salida de la Congregación MSC de nuestra parroquia.
Unidos en la oración esperamos que usted y el Consejo de Provincia MSC tomen muy en
cuenta nuestros planteamientos y que los analicen tomando muy presente lo que su Padre
Fundador les dejó legado en las Constituciones 8,9,10,11,12 y 13.
Esperamos una pronta respuesta de su parte y del Consejo de Provincia MSC
Centroamérica.
Nos despedimos de usted deseándole que la paz, el amor y la bendición de nuestro Dios
Trinidad de amor y el amoroso amparo de los Sagrados Corazones de Jesús y María le
acompañen por siempre.
Suyos en el amor del Resucitado.