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El deber de la protesta pacífica

De un tiempo a esta parte, se ha instalado en el país, lamentablemente, la idea de que el derecho


a la protesta en la vía pública significa toma de plazas y calles, bloqueo de carreteras,
enfrentamientos con la Policía, daño a la propiedad pública y privada, sin importar el perjuicio que
esto ocasiona a otros peruanos ajenos al conflicto y a la ciudad, distorsionando, además, un
derecho fundamental de la vida democrática.

El artículo 2, inciso 12, de la Constitución del Estado establece que todo peruano tiene derecho “a
reunirse pacíficamente sin armas. Las reuniones en locales privados o abiertos al público no requieren
aviso previo. Las que se convocan en plazas y vías públicas exigen anuncio anticipado a la autoridad,
la que puede prohibirlas solamente por motivos probados de seguridad o de sanidad públicas”. En
suma, el mandato constitucional demanda una protesta pacífica, sin violencia.

El preámbulo viene a colación porque los comerciantes del centro de Lima acaban de denunciar que
justamente todo este ambiente de inseguridad y enfrentamiento generado por la huelga
magisterial les ha ocasionado pérdidas por 450 millones de dólares en agosto.

El vicepresidente ejecutivo de la Confederación Nacional de Comerciantes (Conaco), Moisés


Mieses, ha informado que las ventas en los comercios del centro de Lima llegan a cerca de 50
millones de dólares diarios, es decir, 1,500 millones de dólares al mes, y las pérdidas por la
huelga superan el 30% de las ventas mensuales, más de 450 millones de dólares.

Cada vez que un gobierno ha querido poner coto a esto, fortaleciendo la actuación de la Policía
o sancionando a los revoltosos, de inmediato la crítica es que se quiere “criminalizar la
protesta”.

Eso es falso. Como bien lo concluye Carlo Magno Salcedo, en su informe El derecho
constitucional de reunión y la protesta social, toda protesta social que exceda los parámetros
existentes y que se torne violenta o afecte derechos fundamentales debe ser considerada ilícita
y, por lo tanto, punible.

¿Es difícil que una protesta social sea pacífica? Claro que no.

El viejo principio “tu derecho termina donde empieza el derecho de los demás” debería ser una
regla fundamental de la convivencia social.

El Gobierno promueve el diálogo y está dispuesto a reunirse con las autoridades y la población de
Arequipa; y específicamente con las del valle del Tambo, para aclarar las dudas que tengan
respecto al proyecto cuprífero Tía María, afirmó el viceministro de Minas, Augusto Cauti.
“Les digo a las personas que están en contra del proyecto que buscamos dialogar, acercarnos
y entre todos buscar el consenso. Busquemos mejoras y aclaremos las dudas, pero no
podemos dejar de atender los requerimientos de la población de Arequipa por mejores
servicios”, comentó.

Cauti manifestó que la población del valle de Tambo no debe ver el proyecto como un
problema, sino como una oportunidad para generar recursos y cerrar las brechas de acceso a
servicios públicos de calidad.

“La minería puede convivir perfectamente con la agricultura, como ya ha quedado demostrado
con otras iniciativas dentro y fuera del país”, aseveró.

El viceministro invocó a las autoridades de la región a dialogar con el Gobierno nacional para
buscar soluciones a la actual situación, porque el Perú no puede darse el lujo de parar su
crecimiento y desarrollo.

“Un proyecto como Tía María trae varios beneficios: dinamiza la economía local, dinamiza los
mercados regionales y todo ello a favor de las poblaciones cercanas”, refirió.

Agregó que estos proyectos de gran envergadura también generan mayores recursos para el
país en su conjunto.

“Debemos tener claro que la minería es un medio para lograr un fin mayor, que es la mejora de
la calidad de vida de las personas”, comentó.

Uso del agua

Asimismo, el funcionario explicó que, en términos generales, el sector agrario utiliza más del
80% del agua a escala nacional y la minería solo el 2%. Por ello, debe quedar claro que no hay
competencia entre ambos sectores por el recurso hídrico.

Cauti remarcó que el referido proyecto minero no tomará agua del río Tambo, sino que usará
agua del mar, que será tratada con una planta desalinizadora.

El viceministro de Minas también aclaró que el segundo estudio de impacto ambiental (EIA),
que presentó Southern Peru Cooper Corporation, fue aprobado en el 2014 por la Dirección
General de Asuntos Ambientales Mineros del Minem y, por lo tanto, no hay actualmente
observaciones pendientes.
“Lo que está circulando son las observaciones al EIA presentado en la primera evaluación de la
solicitud de aprobación del proyecto Tía María, la cual fue declarada inadmisible en el 2011”,
detalló.

Mediante un comunicado la Cámara de Comercio e Industria de Arequipa añadió que con las vías
bloqueadas perderán a diario US$ 13.8 millones que van en perjuicio del PBI regional
La Federación Departamental de Trabajadores de Arequipa (FDTA), gremios y asociaciones
civiles acatarán desde el próximo lunes 5 de agosto una huelga indefinida, en respaldo a los
pobladores del Valle de Tambo que rechazan el proyecto minero en su zona. Para los
empresarios la medida afecta el desarrollo y crecimiento de la región y exigieron al gobierno que
asuma su responsabilidad para garantizar el orden público.

Mediante un comunicado la CCIA manifestó que una paralización perjudica a todos los
arequipeños sin distinción. Se afectará a 129.399 empresas de las cuales 128.667 son micro y
pequeñas empresas, vinculadas principalmente a servicios y comercio. Indicaron que con vías
bloqueadas a diario se pierden US$ 13.8 millones, que van en perjuicio del PBI regional.

Además, el desabastecimiento y sobrecostos en combustibles y alimentos de primera necesidad


perjudica directamente a 300.000 familias de la región. La suspensión de labores escolares afecta
el normal avance del currículo educativo, perjudicando a más de 370.000 escolares y más de
49.000 estudiantes universitarios.

La CCIA explicó que la afectación también alcanza al sector turismo. Por estas fechas de
aniversario se programaron viajes a la ciudad de Arequipa. Por temor a las protestas los turistas
cancelaron el 30% de los paquetes turísticos (hoteles, restaurantes, agencias de viaje, guías
turísticos, etc.) afectando a más de 42.000 trabajadores del sector y 26.000 taxistas de la ciudad.

“Como arequipeños, que anhelamos el crecimiento y desarrollo de nuestra región, no podemos


permitir que ello se pierda producto de un paro indefinido, por lo que apelamos a la reflexión de
nuestra población y autoridades en general, buscando mecanismos que permitan el diálogo”,
culmina el comunicado de la CCIA.

En muchas ocasiones, las personas que salen a las calles a marchar y alzar su voz en contra
de actos que consideran – y los son en su mayoría – injustos, ilegales o inconstitucionales
son calificados de delincuentes e incluso, terroristas. Así, ejercer el derecho a la protesta
estipulado en la Constitución se ha transformado en un verdadero “delito” en nuestra
sociedad peruana.

No obstante, este derecho se reviste de una gran importancia en la actualidad, debido a la


crisis democrática por la que está atravesando el país y que requiere de ciudadanos activos
y no de simples espectadores pasivos. Por ello, es necesario tener en cuenta en qué
consiste el derecho constitucional a la protesta y porqué el momento de ejercerlo, sin miedo
alguno y dentro de los límites razonables establecidos, es ahora.
El artículo 2, numeral 12 de nuestra Constitución Política, así como el artículo 15 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos y el artículo 21 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos reconocen que toda persona tiene derecho a reunirse
pacíficamente y sin armas. Este derecho fundamental ha sido definido por el Tribunal
Constitucional peruano como “la facultad de congregarse junto a otras personas, en un
lugar determinado, temporal y pacíficamente, y sin necesidad de autorización previa, con
el propósito compartido de exponer y/o intercambiar libremente ideas u opiniones,
defender sus intereses o acordar acciones comunes”[1].

Asimismo, en un Informe presentado ante el Consejo de Derechos Humanos se señaló que


el término “reunión” abarca “manifestaciones, asambleas en el interior de locales, huelgas,
procesiones, concentraciones, e incluso sentadas”[2]. De esa manera, la protesta social es
una forma legítima de ejercer el derecho de reunión reconocido no solo en nuestra
normativa interna sino también internacional, siempre y cuando se realicé: i)
pacíficamente, ii) sin armas y iii) no afecte otros derechos fundamentales dependiendo
cada caso en concreto.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha resaltado la importancia que


tiene el derecho a protestar, no solo por su vinculación intrínseca como forma de ejercer
la libertad de reunión, sino también por su instrumentalidad respecto a otros derechos
fundamentales como la libertad de expresión. En ese sentido, señaló que “la participación
en manifestaciones, como ejercicio de la libertad de expresión y de la libertad de reunión,
reviste un interés social imperativo y forma parte del buen funcionamiento del sistema
democrático inclusivo de todos los sectores de la sociedad”[3]

Por otro lado, el máximo intérprete de nuestra Carta Magna estableció que el contenido
constitucionalmente protegido del derecho de reunión está configurado por una serie de
elementos[4]:

1. Subjetivo: el derecho de reunión se trata de un derecho individual, pero que se


ejercita de manera colectiva, es decir, junto a un grupo de personas que
voluntariamente se han unido para perseguir fines comunes.
2. Temporal: el ejercicio de este derecho fundamental no tiene vocación de
permanencia, sino de temporalidad.
3. Finalista: la finalidad que se persigue debe ser lícita, para lo cual no solo el
objetivo debe serlo, sino también los medios. Por ello, la Constitución prescribe
que sea pacífica y sin armas, siendo estas dos condiciones fundamentales para la
validez de las diferentes formas de ejercer el derecho de reunión.
4. Real o espacial: el derecho de reunión puede ser ejercido en locales privados,
locales abiertos al público, así como plazas o vías públicas. Este elemento es de
gran importancia para el ejercicio de este derecho fundamental, pues tal como
señala el Tribunal Constitucional “muchas veces éste sólo puede alcanzar su
propósito en atención a la proximidad física de los reunidos con aquellas personas
o entidades destinatarios de las ideas, reclamos, pedidos, loas, etc.” No obstante,
la elección del lugar podría ser limitado por razones objetivas y proporcionales.
5. Eficacia inmediata: no se requiere autorización previa en ningún supuesto. En
el caso que se realice en plazas y vías públicas, solo se requerirá el previo aviso.

Sobre este último punto, se ha generalizado una confusión no solo entre los ciudadanos
sino también entre las mismas autoridades, puesto que creen que es necesario la solicitud
de una autorización que puede ser aprobada o denegada, lo cual es totalmente erróneo.
Esto debido a que “no cabe confundir la exigencia de aviso previo, con un supuesto
sometimiento del derecho de reunión a la necesidad de una autorización previa de la
autoridad administrativa, la cual, de ser exigida, resultará manifiestamente
inconstitucional”[5]

Sin embargo, como todo derecho fundamental, este no es absoluto, sino que puede ser
limitado razonablemente, ya sea por seguridad, sanidad pública, afectación grave de otros
derechos fundamentales, entre otros motivos dependiendo del caso individualmente.
Asimismo, el ejercicio del derecho de reunión solo puede estar sujeto a las restricciones
previstas por la ley según lo establecido en el artículo 15 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos.

Además, “los motivos que se aleguen para prohibir o restringir el derecho a la reunión,
deben ser probados. No deben tratarse, en consecuencia, de simples sospechas, peligros
inciertos, ni menos aún de argumentos insuficientes, antojadizos o arbitrarios; sino de
razones objetivas, suficientes y debidamente fundadas”.

El ejercicio de un derecho fundamental como lo es el derecho de reunión no deriva en un


delito, si es que se respeta los límites correctamente establecidos para su ejercicio como
los señalados anteriormente. En consecuencia, es necesario que se deje de criminalizar
las protestas y estigmatizar a sus participantes.

Por ello, debemos recordar que el derecho a protestar nos permite manifestar ese rechazo
pacíficamente y sin armas, nos permite convertirnos en agentes activos dentro de nuestra
sociedad y enfrentarnos a aquellos actos que consideramos que, en lugar de defender y
respetar la dignidad humana, la vulneran.
Entonces, ¿Por qué es tan importante entender la naturaleza del derecho de
reunión y sus limitaciones en el actual contexto peruano?

Sin duda, la respuesta es compleja. El Perú no solo viene atravesando una crisis en el
ámbito político sino también en sectores como el agrario. Pese a ello, me centraré en el
primero de estos: el caso Alberto Fujimori y que hoy es el motivo de que miles de personas
salgan de sus hogares a expresar su rechazo.

Se ha atacado la legitimidad de reunirse y manifestarse en contra del indulto y el derecho


de gracia presuntamente humanitario otorgado al ex dictador Fujimori, pues se alega que
se está promoviendo el odio en lugar de la reconciliación.

Frente a tal crítica que pretende deslegitimar el ejercicio de un derecho fundamental, cabe
señalar que no podemos hablar de reconciliación cuando la verdad, la justicia y la
reparación de las víctimas siguen ocupando el último lugar en la lista de prioridades. No
podemos hablar de justicia cuando los familiares de las victimas del caso Pativilca no podrán
obtener una efectiva tutela jurisdiccional debido al derecho de gracia recientemente
concedido. No podemos hablar de reparación a las víctimas cuando el ex dictador debe más
de 54 millones de soles al Estado peruano. No podemos hablar del derecho a la verdad
cuando se sigue llamando “excesos” a los delitos, sin reconocer lo que sucedió y sin decir
cómo, dónde y por qué lo hicieron.

Por esa razón, el fin que se busca en este caso al ejercer el derecho de protesta como
expresión del derecho fundamental de reunión es defender la frágil democracia que se ha
visto vulnerada por pactos políticos que impusieron a los intereses privados sobre el interés
público y rechazar actos que solo atentan contra la dignidad de las víctimas y sus
familias. Es así que, tal como ha expresado la CIDH, “la relación entre los derechos
políticos, la libertad de expresión y el derecho de reunión pacífica resulta aún más
manifiesta, especialmente, cuando se ejercen de manera conjunta con la finalidad de
reclamar la efectividad de la democracia”[8].

En síntesis, el derecho de reunión y de protesta se encuentran amparados por la


Constitución y diferentes instrumentos internacionales. El Estado no puede reprimir ni
solicitar autorizaciones previas, ya que tal reacción sería inconstitucional. No obstante, esto
no debe confundirse con un ejercicio absoluto y arbitrario, sino que la propia Constitución
ha establecido límites y la protesta pacífica y sin armas es la protegida, más no la violencia
– ya sea de los mismos manifestantes o las fuerzas policiales.
Las marchas en contra del indulto y el derecho de gracia concedido a Fujimori no son ilícitas
ni ilegales sino una forma válida de expresarse y ejercer los derechos fundamentales que
toda persona tiene, más aún en una época que requiere de ciudadanos vigilantes. Una
historia cubierta de sangre y dolor no debe repetirse y para ello, no se debe olvidar. Por ti,
por tu familia, por las víctimas de Barrios y La Cantuta, por las víctimas de Tarata y
Lucanamarca y por todas aquellas generaciones que merecen un presente diferente.

[1] Tribunal Constitucional del Perú (2005). Expediente N° 4677-2004-PA/TC. Fj.14.

[2] Organización de las Naciones Unidas (2012). Informe del Relator Especial sobre los
derechos a la libertad de reunión pacífica y de asociación. 21 de mayo. Fecha de consulta:
09 de enero de
2018 http://www.ohchr.org/Documents/HRBodies/HRCouncil/RegularSession/Session20/
A-HRC-20-27_sp.pdf

[3] Comisión Interamericana sobre Derechos Humanos (2009) Democracia y Derechos


Humanos en Venezuela. Fecha de consulta: 09 de enero de
2018. http://www.cidh.org/countryrep/venezuela2009sp/VE09CAPIISP.htm#II.D

[4] Tribunal Constitucional del Perú (2005). Expediente N° 4677-2004-PA/TC. Fj.15.

0 Tribunal Constitucional del Perú (2005). Expediente N° 4677-2004-PA/TC. Fj.15.

[6] https://gestion.pe/peru/derecho-gracia-alberto-fujimori-quedar-efecto-falta-sustento-
224465

[7] http://elperuano.pe/noticia-fujimori-debe-s-54-millones-62537.aspx

[8] Comisión Interamericana sobre Derechos Humanos (2009) Democracia y Derechos


Humanos en Venezuela. Fecha de consulta: 09 de enero de
2018. http://www.cidh.org/countryrep/venezuela2009sp/VE09CAPIISP.htm#II.D

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