Vous êtes sur la page 1sur 8

Historia de la musicoterapia

La música ha estado presente desde el comienzo de la humanidad, como parte


esencial de todas las culturas y civilizaciones pasadas y presentes de la historia.
El hombre se ha comunicado por medio de señales no verbales, algunas
transmitidas por el sonido. Las culturas primitivas utilizaban el sonido y la música
para la consecución de diferentes objetivos y para acompañar distintas tareas
cotidianas. Como en rituales religiosos, tareas de recolección, etc, estaba presente
diferente tipo de música más o menos elaborada (Salamanca, 2003)

También ha sido utilizada para la sanación, provocando estados amplios de


conciencia y curación. Existen leyendas donde el sonido se ha reconocido como
una fuerza pertinente en la creación del universo. Como por ejemplo los egipcios,
quienes creían que el dios Thot creó el mundo con su voz y produjo el nacimiento
de cuatro dioses, con poderes similares, que poblaron y organizaron el mundo.
Aristóteles hablaba del valor médico de la música para hacer frente a las
emociones incontroladas y Platón consideraba que la música había sido dada al
hombre para calmar los trastornos del alma. Así, recetaba música para los miedos
y fobias (Salamanca, 2003)

La música se manifiesta a través del sonido. El sonido produce sensaciones


fisiológicas y psicológicas. La primera de ellas la percibimos cuando las
vibraciones son captadas y transformadas en impulsos nerviosos en nuestro oído.
La segunda tiene que ver con la capacidad mental de cada individuo para
interpretar los sonidos. Es decir, que el sonido, como cualquier otra sensación,
tiene un alto componente subjetivo, actuando como una poderosa herramienta
emocional en las personas, especialmente cuando éstas no se sirven del lenguaje
semántico para comunicarse (Thaut, 2008 como se citó en Blasco 2006, p.1,2)

Durante el siglo XIX la aplicación terapéutica de la música fue respaldada por


varios médicos y músicos resaltando así sus posibilidades terapéuticas. Fue hasta
la década del siglo XX cuando en EE.UU. la música comienza a ser utilizada en
las instituciones sanitarias como forma de rehabilitación en las funciones físicas,
psíquicas y sociales de los pacientes, cuando varios grupos de músicos actuaban
para tratar algunos lesionados por la guerra. Pronto se destaca a la música como
una motivación importante para la recuperación física y bienestar emocional, fue
así como empezó la investigación en musicoterapia convirtiéndose en un
programa universitario (Salamanca, 2003)

La musicoterapia se puede definir desde la Asociación Americana de


Musicoterapia (AMTA) (citado por Muñoz 2011) “como el uso de la música en la
consecución de objetivos terapéuticos: la restauración, mantenimiento y
acrecentamiento de la salud tanto física como mental. Es la aplicación sistemática
de la música, dirigida por el musicoterapeuta para provocar cambios en el
comportamiento”. De esta forma se puede apreciar como la musicoterapia va
encaminada a unos objetivos específicos que serán delimitados por el profesional
en musicoterapia, esta puede llegar a desarrollar diferentes capacidades
existentes en la persona, al igual que lo relacionado con la comunicación, las
relaciones sociales, el aprendizaje, la creatividad entre otros (Muñoz 2011)

Musicoterapia dirigida a personas con discapacidad

la musicoterapia puede tener gran impacto en las personas que tienen algún tipo
de discapacidad, incrementando su potencial y eliminando algunas barreras que
se encuentran en su día a día, para esto definiremos la discapacidad como: una
deficiencia física, mental o sensorial, ya sea de naturaleza permanente o temporal,
que limita la capacidad de ejercer una o más actividades esenciales de la vida
diaria, que puede ser causada o agravada por el entorno económico y social
(Muñoz, 2010, p. 400 – 401 citado en Hernández, 2010).

Existen tres orientaciones fundamentales de la musicoterapia siguiendo a Mario


Betes de toro, 2000 (citado en Sanchez, 2007)

Orientación Conductual: Utiliza la música como un refuerzo o un estimulo


sugerido, para incrementar o mantener comportamientos adaptativos y disminuir o
extinguir comportamientos mal adaptativos, la música se utiliza como medio
externo para moldear el comportamiento de las personas

Orientación Psicodinámica: Se utiliza para el tratamiento, rehabilitación y


entrenamiento de adultos y niños que sufren de alteraciones físicas, mentales o
emocionales, se utiliza como un elemento intermediario

Orientación Humanista: Como principal representante está el autor Nordoff-


Robbins quien concibe esta orientación como la utilización de la música en un
contexto de improvisación creativa con el fin de desarrollar las potencialidades
expresivas, comunicadoras innatas que poseemos los seres humanos.

Estas tres orientaciones tienen como fin el uso de la música como terapia y
rehabilitación de aquellas personas que tienen o no alguna discapacidad,
estableciendo objetivos específicos para cada caso. Según Sánchez (2007), en
este mismo sentido la musicoterapia tiene un papel esencial para comenzar a
trabajar diferentes áreas del desarrollo en personas con discapacidad como lo
son:

A) Objetivos comunicativos (sociales):

-Explorar y reconocer las posibilidades comunicativas no verbales que ofrece el


sonido y la música. Tomar turnos, compartir, interaccionar, expresar (Wigram,
2002 citado en Sánchez, 2007)

-Favorece la toma iniciativa

-Fomentar la interiorización y el desarrollo de normas y habilidades sociales


básicas que faciliten la interacción.

B) Objetivos cognitivos:

-Desarrollar la conciencia perceptiva

-Favorecer la atención y concentración


-Estimular la memoria a corto y largo plazo, así como la memoria t
temporoespacial

-Potenciar el pensamiento simbólico y abstracto

C) Objetivos afectivo-emocionales:

-Potenciar la estabilidad y el equilibrio emocional

-Afrontar las emociones desagradables (Control de estereotipias, autoagresiones,


balanceos, superación a miedos)

D) Objetivos Motrices:

-Desarrollar las facultades perceptivas motrices (espaciales, temporales y


corporales)

-Desarrollar la coordinación y regulación motriz: equilibrio, marcha, lateralidad y


tono

-Favorecer el control sobre el movimiento (Motricidad gruesa y fina)

Es verdad que se puede trabajar con melodías y coros que no involucren


específicamente un musicoterapeuta, para el desarrollo de habilidades o aspectos
recreacionales, pero para realizar una intervención específica desde la
musicoterapia debe ser el especialista en esta área quien deba de estudiar el
caso, plantear un proyecto de intervención con unos objetivos generales ,
específicos, a los que le acompaña una metodología y unas actividades
programadas para el logro de los objetivos, realizando una buena praxis
profesional y así conseguir avances de la persona dentro de la terapia. La música
no hace daño. Las personas que no saben hacer una labor terapéutica y realizan
un intrusismo, sí (Muñoz, 2011)
Técnicas e investigaciones

La música como herramienta terapéutica puede emplearse de diferentes modos:


Puede utilizarse música grabada, que es aquella donde el paciente o alumno debe
adaptarse a la música y seguir su ritmo y velocidad, tiene un marcado principio y
final, puede ser utilizada para ejercicios de expresión corporal, danzas,
dramatización, relajación y visualización. El siguiente modo es la música adaptada
que es donde el musicoterapeuta crea adaptando la música a casos concretos en
la sesión y necesidad de los participantes, con ella se puede trabajar aspectos
específicos como psicomotricidad fina y gruesa, autoestima, memoria, etc.

En este modo la vibración, el efecto acústico producido por los instrumentos y la


voz crea mayor impacto en las sesiones, además de la ventaja de adaptarse a
cualquier cambio, o necesidad que se produzca en el instante, por lo tanto motiva
a las personas a continuar con el proceso (Lorenzo, 2000 citado en
Salamanca,2003).Por último, el modo de música improvisada, que se refleja en el
aquí y en el ahora, permite conexión y comunicación, el participante puede
expresar cómo es o como se siente realmente en el momento actual, o se
descubren facetas de los participantes que tienen bloqueadas y que se reflejan de
manera inconsciente y sobretodo no verbal, que pueden canalizar por la música
(Salamanca 2003).

En la metodología se puede distinguir entre Musicoterapia activa y Musicoterapia


pasiva. En cada uno de estos campos de trabajo se pueden encontrar diferentes
métodos y técnicas, como la improvisación musical como Musicoterapia activa y la
utilización de cuencos tibetanos y canto armónico como Musicoterapia pasiva.
(Salamanca 2003).

En la musicoterapia activa, el participante es sujeto activo de su propio proceso


terapéutico. Conlleva una acción externa visible como cantar, tocar un instrumento
o bailar. El participante interpreta o crea la música y el terapeuta le acompaña en
ese proceso: instrumentaciones, danzas, canciones, dramatizaciones, etc. Dentro
de esta categoría de Musicoterapia activa se encuentra la improvisación
(Salamanca 2003).

Musical, está la puede realizar los participantes de la sesión con diferentes


instrumentos, la voz o la danza y el musicoterapeuta trata de reflejar y apoyar esas
propuestas, normalmente, con un instrumento polifónico (guitarra, piano,
acordeón) y su propia voz (Salamanca 2003).

En la musicoterapia pasiva el participante realiza un proceso de escucha de la


música grabada o en vivo que el terapeuta propone. No implica una acción física o
externa por parte del paciente sino que consiste en audiciones musicales que
conducirán al sujeto por diferentes estados emocionales dependiendo de las
necesidades de éste, repercutiendo también en el plano físico (Salamanca 2003).

Un ejemplo es la utilización de los sonidos ricos en armónicos que son muy


beneficiosos para el cuerpo humano, especialmente los producidos por la voz
(canto gregoriano y canto de armónicos) y por instrumentos como el didjeridú o los
cuencos tibetanos. Algunos de los modos en que el sonido de los cuencos
tibetanos y el canto de armónicos pueden ayudar, serían: aliviar el estrés y la
ansiedad, mejorar la concentración, mejorar la creatividad, Equilibrio de ambos
hemisferios cerebrales (Salamanca 2003).

Algunas investigaciones explican los beneficios que se tiene al utilizar la


musicoterapia como medio de intervención a personas con alguna discapacidad o
condición específica, como por ejemplo algunos beneficios de la música en
personas con parálisis cerebral en la parte sesoriomotriz, donde pueden favorecer
la relajación, ayudar al control y coordinación motora, mejorar la manipulación y la
organización temporo-espacial, favorece la respiración y el control vocal, en el
área psicoemocional, favorece la expresión de emociones, estabilidad emocional,
se reconoce las emociones y poder manejarlas (Musicoterapia 02,2002).

En el área cognitiva favorece el desarrollo de atención y concentración,


estimulación de memoria inmediata y a largo plazo, en el área comunicativa y
social mejora la capacidad e intención de comunicación e interaccion entre pares,
asumiendo diferentes roles, estimula el desarrollo de habilidades sociales como el
compartir, esperar turnos, mejora el autoestima. Estos y otros beneficios pueden
adquirir las personas con paralisis cerebral, siempre con un acompañamiento
profesional, ya que estas personas no responden de igual manera a la música, por
lo que se debe evaluar las respuestas individuales a la estimulación sonora de allí
definir qué método y música es la más adecuada y con qué fin u objetivo
(Musicoterapia 02,2002).
Musicoterapia con niños con Síndrome de Down muñoz Madrid 2011

Musicoterapia en Educación Especial (2003)

La musicoterapia en el contexto escolar: estudio de un caso con trastorno del


espectro autista(blasco)

El Concepto de Discapacidad: De la Enfermedad al Enfoque de


Derechos*Hernandez

Musicoterapia como recurso educativo para personas con discapacidad parte 1


2010 sanchez

MUSICOTERAPIA Y SUS BENEFICIOS EN LAS NECESIDADES EDUCATIVAS


ESPECIALES (TDAH) ejemplos falta SENTIMOS LA MÚSICA,
Marta Isabel Leal Senra

Vous aimerez peut-être aussi