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La importancia del buen dormir

Dormir bien es fundamental. Nos permite vivir más y mejor, y además vivir más
luciendo mejor. Pues con buen descanso, uno luce más bello y radiante, con una piel
en perfectas condiciones.
¿Qué es dormir bien? bueno, es difícil de determinar. Lo cierto es que no siempre es
sinónimo de dormir, sino que se trata de un escalafón más: es dormir, pero hacerlo
adecuadamente.
Para ello son importantes varios factores: el tiempo que se duerme (es recomendable
dormir un mínimo de ocho horas diarias), las características de la cama donde se
descansa, la postura que se adopta, el ambiente que nos rodea y hasta nuestros
hábitos de vida.
Como ven son unos cuantos factores los que influyen en el descanzo óptimo. Lo cierto
es que vale la pena controlarlos, pues hacerlo nos trae grandes beneficios. Dormir
suficiente y bien nos ayuda a permanecer sanos y evitar muchos problemas. Un
descanso incorrecto, por ejemplo, puede provocar deterioros en la columna vertebral,
alterar la elasticidad de la musculatura, el equilibrio mental y disminuir la capacidad de
concentración y el rendimiento.
Los doctores Phyllis C. Zee y Fred W. Turek, en uno de los números de la revista
'Archives of Internal Medicine' (del departamento de Neurología de la Universidad
Northwestern, en Chicago-Estados Unidos) señalaban que muchos estudios habian
concluido que las alteraciones del sueño puodían acentuar algunos problemas
médicos y psiquiátricos y, a su vez, esos problemas producían alteraciones en la
calidad del sueño. Es decir que las enferemedades y el dormir tienen una relación
bidireccional bien peligrosa, pues una afecta a la otra y la otra afecta también a la
primera.
Por todo esto, debemos poner cuidado en los factores que alteran nuestro buen
dormir, pues dormir y salud pueden ser algunas veces prácticamente la misma cosa.

La postura para descansar


Para dormir bien es importante adoptar una postura correcta. Ello es imprescindible
para evitar dolores de espalda y lograr un descaso feliz y adecuado. Muchas veces, una
mala postura puede provocar molestias musculares e incluso provocar la sensación de
que no se ha descansado suficientemente.
Posturas para dormir hay muchas, tantas como el sueño y el cuerpo pida. Pero
generalizando, las más comunes son cuatro: de espaldas, boca abajo, de costado o
boca arriba.
Dormir de espaldas: aumenta la curvatura lumbar, por lo que a personas con dolor de
espalda se les recomienda ponerse una almohada bajo las rodillas. Esta postura es
beneficiosa para la zona cervical
Dormir boca abajo: puede provocar dificultades respiratorias. Eso hace que algunas
personas apoyen la cabeza sobre sus brazos y con ello se acentúa la curvatura lumbar
Dormir de costado: cuando se flexionan los miembros, se alcanza la postura fetal. Es la
más favorable para el reposo del cuerpo porque disminuye la presión articular y
conserva la curvatura normal de la espalda; su único inconveniente es que implica
inclinaciones laterales de la columna. Se recomienda el apoyo sobre el costado
derecho para no comprimir el área cardíaca.
La mejor postura para dormir es boca arriba, apoyando la columna sobre el colchón.
Pero si les resulta por alguna razón personal incomoda, opten por la segunda opción
más adecuada: dormir de costado. Esta es una opción intermedia que permite un buen
descanso si se realiza adecuadamente.

Consejos para no tener que contar ovejitas


Dormir es fundamental… tanto para nosotros mismos y nuestra salud, como para
todos aquellos que nos rodean. Porque seamos sinceros, ¡con qué mal genio nos
despertamos cuando hemos dormido mal!
Fuera de broma, dormir adecuadamente es imprescindible. Es fundamental para vivir
más y mejor, así como para lucir espléndida, pues las horas de descanso son esenciales
para estar bella, radiante y tener la piel en perfectas condiciones.
Pero a pesar de todos los beneficios que brinda un buen dormir, en los hechos son
muchas las personas que tienen para ello dificultades. Algunos consejos adecuados
para eliminar esas dificultades son los siguientes:
Hay que procurar acostarse y levantarte siempre a la misma hora. Pues crear un
hábito, ayudará a dormir mejor.
No acostarse o intentar dormir hasta que se tengas sueño.
No dormir durante el día. Dormir por la mañana limita el tiempo de permanencia en la
cama si tienes problemas para dormir en las noches. Por eso lo mejor es no utilizar
nuestro dormitorio durante el día (para evitar tentaciones).
Haz ejercicio diariamente a primera hora del día. No practiques ejercicio justo antes
de acostarte.
Toma una exposición adecuada a la luz solar, durante el día.
Sigue estos consejos y veras que a medida que le incorporas, comenzarás a dormir
mejor. Ya no tendrás que contar ovejitas para lograr descanzar, a menos que los
disfrutes, ¡claro!

¿Cómo es la cama adecuada?


Muchas veces, cuando no podemos dormir o nos levantamos muy cansados, la culpa la
tiene nuestra cama. El colchón ya está vencido, no tiene las características adecuadas,
es muy duro o vaya a saberse qué problema hay; lo cierto es que él y nuestra cama son
la base para nuestro descanso, si ellos fallan, nuestro descanso también.
Según un estudio realizado por la Facultad de Medicina de Zaragoza para Pikolín, la
mejor superficie para lograr el reposo es aquella que conjuga una base semirrígida y un
colchón de máxima firmeza (no dureza). Firmeza no se trata de dureza, y de hecho
todos los especialistas coinciden en que la cama dura no es el lugar adecuado para un
buen descanso.
Algunos de los elementos fundamentales de nuestra cama que debemos tener en
cuenta en busca de optimizar nuestro descanso son los siguientes:
El somier: Una buena base garantiza una columna vertebral sana y sin problemas,
favoreciendo la posición correcta de la misma.
El colchón: Debe presentar el grado de firmeza suficiente para adaptarse a la presión
del cuerpo. La base debe ceder sin excesos bajo las partes con más peso, ofreciendo
también un soporte firme para las zonas menos pesadas.
La almohada: Elige la que mejor se adapte a tu cabeza, cuello y anchura de los
hombros. El relleno debe tener la firmeza necesaria para evitar que la cabeza caiga
hacia atrás.

Un buen colchón para el buen dormir


La comodidad a la hora del sueño es fundamental para nuestra salud a corto y largo
plazo. A corto plazo porque durante el día debemos estar descansados y sin dolores de
espalda ni de cualquier tipo para rendir como es debido. Aprovechar el tiempo de
sueño para nuestro descanso es fundamental para nuestro bienestar. Y a largo plazo
porque, si dormimos sobre un colchón en malas condiciones, nuestra espalda va
adquiriendo poco a poco ciertos vicios y malformaciones que pueden traernos
importantes consecuencias.
El colchón es un elemento esencial a la hora de conciliar el sueño. Su forma debe ser
aceptable para nuestro organismo, ya que si dormimos sobre una superficie que nos
resulta incómoda sufriríamos los problemas que acabo de detallar en el párrafo
anterior.
La Asociación Europea de Fabricantes de Camas realizó un estudio sobre las
poblaciones europeas y la frecuencia con la que cambia usualmente su colchón.
España es el país que cambia los colchones con menos frecuencia (12,6 años), mayor
frecuencia que alemanes, austriacos, belgas, franceses, holandeses e italianos. La
cantidad de años promedial que se recomienda para cambiar nuestro colchón es de
diez años.
El colchón debe tener ciertas características a la hora de ser elegido. Debe ser firme,
puesto que nuestra columna no debe sufrir las consecuencias de dormir sobre
superficies muy blandas. La homogeneidad es otro factor que está en juego aquí,
puesto que no debemos dormir en superficies irregulares con hundimientos o huecos
grandes. También se recomienda que se adaptable a nuestro cuerpo, porque todos los
cuerpos son diferentes, y un colchón no adaptado a nuestro cuerpo podría traernos
consecuencias indeseables.
Parece superficial, pero no lo es. El colchón es fundamental para nuestro sueño. Debe
dormirse en una superficie en buen estado y con las características mencionadas
arriba, y, como fue dicho más arriba, el colchón debe ser cambiado cada diez años.

La mejor almohada para dormir bien


La importancia del buen dormir ha sido señalada numerosas veces en vivirsalud.
Cuando dormimos tiempo insuficiente, nuestro cuerpo no ha descansado lo suficiente
como para afrontar el día, reaccionando con impulsos cerebrales que nos hacen poner
de mal humor, irritables y con un rendimiento mental deficiente.
Esto no sólo termina allí, puesto que muchas veces nos vemos forzados a recurrir a la
cafeína, elemento que no contribuye en lo absoluto para la regulación de nuestro
organismo. Está bien, nos mantiene un rato despiertos, pero nos vuelve más irritables
y disminuye nuestra capacidad de atención y rendimiento mental. Muchas veces,
además, debemos despertar de golpe con un estridente ruido de despertador, el cual
nos pone de un pésimo humor apenas arrancamos la jornada.
Para contrarrestar estas desastrosas condiciones del despertar, los científicos Eoin
McNally e Ian Walton han ideado un excelente invento que contribuye a regularizar
nuestro sueño. Se trata de la almohada Glo Pillow, la cual actúa sobre nuestro cerebro
de tal manera que nos permite tener un sueño lineal, placentero y agradable.
Esta almohada posee LEDs, iluminadores monocromáticos que permiten imitar el
amanecer, haciéndonos pasar por todas las etapas del sueño (fase 1 y 2 de sueño
ligero, 3 y 4 de sueño profundo, y etapa 5, Rapid Eye Movement). De esta manera
nuestro reloj biológico pasa por los estados de sueño que necesita, volviendo nuestro
descanso lineal y continuo.
Este genial invento ha sido galardonado con el premio Ideal Standard Designers
Award. Esperemos que también sea premiado con la aceptación del mismo por parte
del público.

Más efectos negativos de dormir poco


tiempo
Siempre que puede destaco la necesidad de dormir adecuadamente y las horas que
nuestro organismo demanda. Ya hablé de los efectos cardiovasculares negativos que
puede acarrear el dormir poco, y también de la importancia de un colchón adecuado
para conciliar el sueño. En lo personal, sufro de insomnio y sé lo que es despertarse
tras haber pasado ocho horas en la cama pero haber dormido solamente tres de ellas,
desayunar ofuscado y deseando que nadie te dirija la palabra. Este estado de
susceptibilidad es conocido por todo el mundo: cuando dormimos mal, estamos mal.
Esto tiene base científica, y no es tan sólo una simple percepción personal modificable
según las circunstancias. Un estudio ha experimentado con un grupo de voluntarios
que habían pasado 35 horas despiertos. Aplicándoles resonancias magnéticas, los
científicos llegaron a la conclusión de que si dormimos poco, nuestro cerebro pasa a
un estado de actividad más primitivo.
El sueño es necesario para poner en orden nuestros circuitos cerebrales emocionales.
Pero cuando las horas de sueño necesarias no se alcanzan, nuestro lóbulo prefrontal
del cerebro, encargado de regular la actividad emocional, no logra actividad,
bloqueándose y causando que nuestras emociones actúen sin ningún control,
generando reacciones desproporcionadas ante causas insignificantes (o sea mal
humor).
El dormir bien es una necesidad biológica de los seres humanos. Siempre suele
cortarse las horas de sueño cuando estamos con demasiada actividad; pero debería
recortarse el tiempo dedicado a otro tipo de cosas, puesto que no sólo el dormir poco
afecta nuestro rendimiento, sino que es altamente perjudicial para la salud de nuestra
actividad cerebral.
Síndrome de piernas inquietas: ¿simple
inconveniente o causante del insomnio?
El Síndrome de piernas inquietas (también llamado Acromelalgia o Sindrome de
Ekbom) se caracteriza por una incontenible necesidad de mover las piernas debido a
una insoportable sensación de hormigueo que las recorre. Para sus infortunadas
víctimas, el síndrome aparece en períodos de descanso y relajación, como durante el
sueño por ejemplo.
Quienes experimentan el síndrome afirman que la única manera de sobrellevarlo es
interrumpir su sueño caminando o moviéndose, para así amainar la desagradable
sensación.
Esta falta de sueño acumulada y la persistente incomodidad genera en sus implicados
una falta de descanso que puede confluir en alteraciones de la memoria, estados de
ánimo tristes o depresivos, dolores de cabeza, etc., todos asiociados a la falta de
descanso y que afectan la calidad de vida de quienes sufren el síndrome.
Aparentemente, el SPI es padecido por un 8% de la población mundial. Sin embargo,
esta es una cifra dudosa, puesto que los expertos concuerdan en que muchas veces el
problema no se consulta con médicos porque el paciente lo considera algo irrelevante;
otras veces el problema es falsamente atribuido al insomnio y al estrés crónico,
invirtiendo la relación causa y efecto (estos son síntomas del SPI, y no a la inversa).
Algunas de sus causas son de órden genético, y otras son todavía un misterio. Más allá
de su origen, esta claro que el problema no se soluciona jugando al fútbol o pegandole
patadas a la pared: nuevamente son los médicos quienes poseen las soluciones.

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