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Un hogar en el que more el Espíritu del Señor

Por el presidente Henry B. Eyring


Segundo Consejero de la Primera Presidencia

El Presidente Eyring comenzó citando un sentimiento muy particular que ocurrió cuando se organizó la Iglesia.
Identifiquemos cuáles fueron los sentimientos que el Pte. Eyring menciona que tuvieron los que se encontraban en esa
reunión y cual piensan que sea la razón por la que hace esta afirmación. (Cita 1)
CITA 1
… en 1830 (6 de abril), José Smith organizó la Iglesia bajo la dirección del Señor, lo cual se llevó a cabo en la casa de la familia Whitmer, cerca de Fayette, Nueva
York. Ese día estuvieron presentes seis miembros, además de unas cincuenta personas interesadas.
Aun cuando no sé lo que el profeta José dijo ni qué aspecto tenía cuando se puso de pie ante ese pequeño grupo, sí sé lo que sintieron esas personas que tenían fe
en Jesucristo. Sintieron el Espíritu Santo y sintieron que estaban en un lugar santo, y ciertamente sintieron que eran uno.

Comentario
Ese milagroso sentimiento es lo que todos deseamos tener en nuestro hogar. Es un sentimiento que se deriva de ser,
como Pablo describió, de “ánimo espiritual”1.
Mi objetivo el día de hoy es enseñar lo que sé en cuanto a la forma de hacernos merecedores de ese sentimiento con
mayor frecuencia e invitarlo a que perdure más tiempo en nuestra familia.

¿Cuáles son las 3 cosas que pueden impedir que el Espíritu Santo perdure más tiempo en nuestros hogares? ¿Qué
mensaje alentador se nos presenta en esta cita?. (Cita2)
CITA 2
Como ustedes sabrán por experiencia propia, no es algo fácil de lograr. La contención, el orgullo y el pecado deben mantenerse bajo control. El amor puro de Cristo
debe penetrar el corazón de los integrantes de nuestra familia.
Adán y Eva, Lehi y Saríah, y otros padres —que conocemos de las Escrituras—, descubrieron que lograr eso era un gran desafío. No obstante, existen ejemplos
alentadores de felicidad continua en familias y hogares, lo cual nos tranquiliza y nos permite ver cómo puede suceder para nosotros y nuestra familia.

LEER (4 Nefi 1:15–18). ¿Cuál es la consecuencia de vencer la contención, el orgullo y el pecado?

Comentario
Como saben, ese tiempo de dicha no perduró para siempre. El relato de 4 Nefi describe los síntomas de declive espiritual
que, con el tiempo, surgieron entre un grupo de buenas personas. Es un modelo que se ha repetido a lo largo de todas
las épocas en pueblos y congregaciones enteros y, lo que es más triste, en familias. Al estudiar ese modelo, vemos cómo
podríamos proteger e incluso aumentar los sentimientos de amor en nuestra familia.

EL MODELO DE DECLIVE
Observemos el modelo de declive espiritual
CITA 3
El siguiente es el modelo de declive que se manifestó después de vivir durante doscientos años en la paz perfecta que el Evangelio brinda:
 Se infiltró el orgullo.
 Las personas dejaron de compartir unas con otras lo que tenían.
 Empezaron a considerar que pertenecían a clases superiores o inferiores.
 Comenzaron a perder la fe en Jesucristo.
 Empezaron a odiar.
 Comenzaron a cometer todo tipo de pecados.
¿Qué proceso se describe acá para contrarrestar el “Modelo de declive”? (Cita 4)
CITA 4
Los padres sabios estarán lo suficientemente alertas para notar esos síntomas cuando aparezcan entre los miembros de su familia y, por supuesto, se preocuparán.
No obstante, sabrán que la causa subyacente es la influencia de Satanás, que procura guiar a las personas buenas por un camino que lleva al pecado y, por ende, a
perder la influencia del Espíritu Santo. De modo que un padre o una madre sabios entenderán que la oportunidad reside en guiar a cada hijo, y a sí mismos, a
aceptar más plenamente la invitación del Señor de venir a Él.
…A medida que los ayuden a aumentar la fe en que Jesucristo es su amoroso Redentor, ellos sentirán el deseo de arrepentirse; conforme lo hagan, la humildad
comenzará a reemplazar al orgullo. Al comenzar a sentir lo que el Señor les ha dado, querrán compartir de forma más generosa; disminuirá la rivalidad por
destacarse o por obtener reconocimiento; el odio será eliminado por el amor; y, finalmente, como ocurrió con el pueblo que el rey Benjamín convirtió, el deseo de
hacer lo bueno los fortificará en contra de la tentación de pecar. El pueblo del rey Benjamín testificó que ya no tenía “más disposición a obrar mal”3.

Aumentar la fe
La fe de ustedes en el Salvador aumentó conforme siguieron la sugerencia del presidente Russell M. Nelson de volver a leer el Libro de Mormón. Marcaron pasajes
y palabras que se referían al Salvador y su fe en Jesucristo aumentó. Pero, al igual que una planta nueva, esa fe en Jesucristo se marchitará a menos que tengan la
determinación constante de meditar y orar a fin de aumentarla.
Quizá no todos los miembros de su familia sigan ahora el ejemplo que ustedes les den de aumentar la fe, pero cobren ánimo con la experiencia de Alma, hijo. Al
pasar por su dolorosa necesidad de arrepentirse y obtener el perdón, recordó la fe de su padre en Jesucristo. Es posible que sus hijos recuerden la fe que ustedes
tienen en el Salvador en el momento en el que, con desesperación, necesiten arrepentirse. Alma relató así ese momento: Alma 36:17–19.

Orar con amor


Además del ejemplo que ustedes den de aumentar la fe, el orar en familia puede cumplir una función crucial para hacer del hogar un lugar sagrado. Por lo general,
se elige a una persona para que sea el portavoz al orar por la familia. Cuando la oración se ofrece claramente a Dios a favor de los que están arrodillados escuchando,
la fe aumenta en todos ellos; pueden sentir expresiones de amor por el Padre Celestial y por el Salvador. Y cuando la persona que ora menciona a los que están
arrodillados en el círculo y que tienen alguna necesidad, todos pueden sentir amor por ellos y por cada miembro de la familia.
Aun cuando los miembros de la familia no estén viviendo en casa, la oración puede crear lazos de amor. La oración en familia puede llegar al otro lado del mundo.
En más de una ocasión me he enterado de que un familiar que está lejos estaba orando en el mismo momento y por el mismo motivo que yo. Para mí, el antiguo
dicho que dice: “La familia que ora unida permanece unida”, se podría expandir a: “La familia que ora unida permanece unida, aun cuando estén separados por la
distancia”.

Enseñar a arrepentirse rápido


Como ninguno de nosotros es perfecto y los sentimientos se pueden herir fácilmente, las familias pueden llegar a ser santuarios sagrados solo a medida que nos
arrepintamos rápida y sinceramente. Los padres pueden dar el ejemplo. Uno se puede arrepentir rápida y sinceramente por haber pronunciado palabras hirientes
o por haber tenido pensamientos poco amables. Un sencillo “lo siento” puede sanar heridas e incentivar tanto el perdón como el amor.

Cultivar el espíritu misional


Los hijos de Mosíah estaban decididos a ofrecer el Evangelio a todos. Ese deseo surgió de su experiencia personal con el arrepentimiento. No podían soportar la
idea de que persona alguna sufriera los efectos del pecado como ellos lo habían hecho; de modo que afrontaron años de rechazos, privaciones y peligros a fin de
ofrecer el evangelio de Jesucristo a sus enemigos. En el proceso, hallaron gozo en los muchos que se arrepintieron y sintieron el gozo del perdón por medio de la
expiación de Jesucristo.
El deseo de los miembros de nuestra familia de compartir el Evangelio aumentará a medida que sientan el gozo del perdón, gozo que pueden recibir al renovar sus
convenios cuando participan de la Santa Cena. El espíritu misional aumentará en su hogar a medida que los hijos y los padres sientan el gozo del perdón en el
servicio sacramental. Mediante su ejemplo de reverencia, tanto los padres como los hijos pueden ayudarse mutuamente a sentir ese gozo; y dicho gozo puede
contribuir mucho a convertir nuestro hogar en un centro de capacitación misional.

Visitar el templo
Tanto para los padres como para los hijos, el templo es la mejor oportunidad de ganar conciencia de los lugares celestiales, así como para llegar a amarlos.
CITA 1
… en 1830 (6 de abril), José Smith organizó la Iglesia bajo la dirección del Señor, lo cual se llevó a cabo en la casa de la
familia Whitmer, cerca de Fayette, Nueva York. Ese día estuvieron presentes seis miembros, además de unas cincuenta
personas interesadas.
Aun cuando no sé lo que el profeta José dijo ni qué aspecto tenía cuando se puso de pie ante ese pequeño grupo, sí sé
lo que sintieron esas personas que tenían fe en Jesucristo. Sintieron el Espíritu Santo y sintieron que estaban en un
lugar santo, y ciertamente sintieron que eran uno.

CITA 2
Como ustedes sabrán por experiencia propia, no es algo fácil de lograr. La contención, el orgullo y el pecado deben
mantenerse bajo control. El amor puro de Cristo debe penetrar el corazón de los integrantes de nuestra familia.
Adán y Eva, Lehi y Saríah, y otros padres —que conocemos de las Escrituras—, descubrieron que lograr eso era un gran
desafío. No obstante, existen ejemplos alentadores de felicidad continua en familias y hogares, lo cual nos tranquiliza
y nos permite ver cómo puede suceder para nosotros y nuestra familia.

CITA 3
El siguiente es el modelo de declive que se manifestó después de vivir durante doscientos años en la paz perfecta que
el Evangelio brinda:
 Se infiltró el orgullo.
 Las personas dejaron de compartir unas con otras lo que tenían.
 Empezaron a considerar que pertenecían a clases superiores o inferiores.
 Comenzaron a perder la fe en Jesucristo.
 Empezaron a odiar.
 Comenzaron a cometer todo tipo de pecados.

CITA 4
Los padres sabios estarán lo suficientemente alertas para notar esos síntomas cuando aparezcan entre los miembros
de su familia y, por supuesto, se preocuparán. No obstante, sabrán que la causa subyacente es la influencia de Satanás,
que procura guiar a las personas buenas por un camino que lleva al pecado y, por ende, a perder la influencia del
Espíritu Santo. De modo que un padre o una madre sabios entenderán que la oportunidad reside en guiar a cada hijo,
y a sí mismos, a aceptar más plenamente la invitación del Señor de venir a Él.
…A medida que los ayuden a aumentar la fe en que Jesucristo es su amoroso Redentor, ellos sentirán el deseo de
arrepentirse; conforme lo hagan, la humildad comenzará a reemplazar al orgullo. Al comenzar a sentir lo que el Señor
les ha dado, querrán compartir de forma más generosa; disminuirá la rivalidad por destacarse o por obtener
reconocimiento; el odio será eliminado por el amor; y, finalmente, como ocurrió con el pueblo que el rey Benjamín
convirtió, el deseo de hacer lo bueno los fortificará en contra de la tentación de pecar. El pueblo del rey Benjamín
testificó que ya no tenía “más disposición a obrar mal”3.
CITA 5
Aumentar la fe
La fe de ustedes en el Salvador aumentó conforme siguieron la sugerencia del presidente Russell M. Nelson de volver
a leer el Libro de Mormón. Marcaron pasajes y palabras que se referían al Salvador y su fe en Jesucristo aumentó. Pero,
al igual que una planta nueva, esa fe en Jesucristo se marchitará a menos que tengan la determinación constante de
meditar y orar a fin de aumentarla.
Quizá no todos los miembros de su familia sigan ahora el ejemplo que ustedes les den de aumentar la fe, pero cobren
ánimo con la experiencia de Alma, hijo. Al pasar por su dolorosa necesidad de arrepentirse y obtener el perdón, recordó
la fe de su padre en Jesucristo. Es posible que sus hijos recuerden la fe que ustedes tienen en el Salvador en el momento
en el que, con desesperación, necesiten arrepentirse. Alma relató así ese momento: Alma 36:17–19.

CITA 6
Orar con amor
Además del ejemplo que ustedes den de aumentar la fe, el orar en familia puede cumplir una función crucial para hacer
del hogar un lugar sagrado. Por lo general, se elige a una persona para que sea el portavoz al orar por la familia. Cuando
la oración se ofrece claramente a Dios a favor de los que están arrodillados escuchando, la fe aumenta en todos ellos;
pueden sentir expresiones de amor por el Padre Celestial y por el Salvador. Y cuando la persona que ora menciona a
los que están arrodillados en el círculo y que tienen alguna necesidad, todos pueden sentir amor por ellos y por cada
miembro de la familia.
Aun cuando los miembros de la familia no estén viviendo en casa, la oración puede crear lazos de amor. La oración en
familia puede llegar al otro lado del mundo. En más de una ocasión me he enterado de que un familiar que está lejos
estaba orando en el mismo momento y por el mismo motivo que yo. Para mí, el antiguo dicho que dice: “La familia que
ora unida permanece unida”, se podría expandir a: “La familia que ora unida permanece unida, aun cuando estén
separados por la distancia”.

CITA 7
Enseñar a arrepentirse rápido
Como ninguno de nosotros es perfecto y los sentimientos se pueden herir fácilmente, las familias pueden llegar a ser
santuarios sagrados solo a medida que nos arrepintamos rápida y sinceramente. Los padres pueden dar el ejemplo.
Uno se puede arrepentir rápida y sinceramente por haber pronunciado palabras hirientes o por haber tenido
pensamientos poco amables. Un sencillo “lo siento” puede sanar heridas e incentivar tanto el perdón como el amor.

CITA 8
Cultivar el espíritu misional
El deseo de los miembros de nuestra familia de compartir el Evangelio aumentará a medida que sientan el gozo del
perdón, gozo que pueden recibir al renovar sus convenios cuando participan de la Santa Cena. El espíritu misional
aumentará en su hogar a medida que los hijos y los padres sientan el gozo del perdón en el servicio sacramental.
Mediante su ejemplo de reverencia, tanto los padres como los hijos pueden ayudarse mutuamente a sentir ese gozo;
y dicho gozo puede contribuir mucho a convertir nuestro hogar en un centro de capacitación misional.

CITA 9
Visitar el templo
Tanto para los padres como para los hijos, el templo es la mejor oportunidad de ganar conciencia de los lugares
celestiales, así como para llegar a amarlos.

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