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La vida sigue y el proceso continúa, y sin duda en algún momento del mismo
tendrá que haber una consulta, referéndum, legal. Las salidas hoy son difíciles de
visualizar, entre otras razones porque se ha esperado demasiado tiempo y las
posiciones se han consolidado en estos dos años entre cientos de miles de
personas, lo cual provoca rupturas por todas partes. La cocina mental de cada
individuo ha tomado postura durante el proceso y cuando esto ocurre, casi todo
lo que un individuo lee, ve, entiende, escucha… se moverá solo en el entorno de
su decisión y tomará y aceptará solamente aquello que sirva para defenderla y
reafirmarla, tenderá a rechazar todo aquello que esté en otra dirección y le
suponga cuestionar su postura. Modificar una decisión política-ideológica
requiere un enorme esfuerzo prácticamente imposible de realizar a corto plazo.
Veamos otro argumento cliché, ‘en un divorcio si uno de los dos se quiere
separar, no debes impedirlo’, se entiende en el ejemplo, que de la pareja
España/Cataluña, quien se quiere separar es Cataluña, pero hete aquí que en el
ejemplo lo que eran dos personas, se convierte en realidad en dos conjuntos de
millones de individuos y pretenden decir que todos, los millones de catalanes se
quieren separar de ese matrimonio, lo cual es mentira. La realidad actual es que
una minoría pretende romper y obligar a una mayoría sometiéndola a sus
intereses y leyes particulares, rompiendo para ello leyes aprobadas antes por
amplias mayorías, incluidos muchos de los actuales secesionistas, ruptura de
leyes generales y territoriales, tanto nacionales como internacionales.
‘Si las leyes lo impiden hay que incumplirlas’ ‘solo hay que obedecer las leyes
justas’. La cuestión aquí es ¿quién determina en cada momento las leyes que sean
justas e injustas? Mientras un individuo puede mantener los argumentos
anteriores, un partido de izquierdas no debe hacerlo, no puede mantener una
incoherencia tan grande, máxime si quiere ganar elecciones y participar en la
construcción del Estado. Alguien cercano a gobernar no puede aceptar que quien
quiera rompa las leyes cuando le plazca, porque lo harán fundamentalmente los
poderosos, estaría aceptando que los ricos no pagaran impuestos; incluso
justificaría el golpismo, Tejero o Franco, quienes en su día decidieron qué leyes
vigentes les resultaban inadecuadas.
Vivimos una secesión, hoy cercana a un golpe de estado, y todo partido o cuadro
militante que pretenda realizar actividad política en Europa, debería tener
altísimo interés en lo que sucede, lo cual supone dotarse de elementos teóricos
básicos necesarios en la construcción de un estado, porque ese es el problema que
enfrentamos. Desde luego nunca será admisible por la ciudadanía la idea de ‘me
importa tres cojones’. Probablemente las elecciones marcarán negativamente a
los partidos que se desentiendan de esta cuestión, porque los problemas para
quien quiera ganar o formar parcelas de gobierno, no solo son el paro y la
corrupción, el sistema productivo y las pensiones, sino también la organización
del Estado, que por supuesto itera sobre todos ellos. Entre otras razones resulta
incoherente hablar de Ucrania, Siria, emigración mediterránea etc. etc. y no
plantear salidas concretas a cada situación provocada en Cataluña, al margen de
los mantras de solución política, federalismo, etc.
Los votos de las elecciones celebradas en 2015 que arroparían esa declaración de
independencia, representan un 35,68% del cuerpo electoral catalán, sería
profundamente antidemocrático pretender proclamarla. Una minoría quiere
imponer a la mayoría la secesión, el proceso está siendo posible sometiendo a más
de la mitad de la población en todos los ámbitos de poder, sea político, social,
cultural, deportivo, mediático, institucional, educativo… Esa minoría
independentista trata de privar de sus derechos al resto catalanes, y ejercer un
derecho en exclusividad para privar del mismo derecho a miles de ciudadanos, lo
cual es profundamente antidemocrático. No es democrático, ni razonable que un
estado, ni partido político alguno, acepte como criterio de decisión para una
secesión esa proporción. El Estatut de Sau lo aprobó el 54% del censo electoral
que fueron un 88% de los que votaron, significando participación cercana al 60%.
La Ley de Claridad Canadiense acepta como criterio inicial negociador, una
sucesión de muy amplias mayorías en el tiempo.
Votar por sí solo, puede ser democrático, o no. Una democracia necesita que la
gente se exprese libremente sin miedos a ser señalados y apartados por sus ideas,
también necesita del voto, y además de requisitos como el debate en las
instituciones, sin ocultaciones que impidan ejercer derechos al resto de
parlamentarios, sin trampas que tratan de impedir la expresión al resto de
representantes del pueblo, una democracia necesita del respeto a las minorías,
Para otros detalles habría que verificar el desarrollo de la ley. En todo caso,
Venecia advierte contra los censos electorales improvisados: “Deben ser
permanentes” (Código, punto 1,2); establece que el Gobierno debe
comportarse, si no neutralmente, al menos evitando la “excesiva campaña
unilateral” (Compilación, 12); y ordena que “debe prohibirse el uso de fondos
públicos por parte de las autoridades con fines de campaña” (Código 3,1).
El CCN y defensores de la 2625 supongo sabrán que quieren decir con asimilarse
a la dominación racial, deberían justificar su espíritu racista que muestran al
considerar una raza distinta la española a la catalana, tal como sustenta una de
las más importantes bases teóricas catalanistas, el supremacismo. Les queda
apoyarse en el tercer punto, la dominación extranjera, que implica apropiación
económica y dominación política, lo que justifica verter en su agitación y
propaganda la línea de extranjería hacia lo español y la explotación a que sometió
a Cataluña.
El problema es que los resultados que muestra una de las regiones más ricas de
Europa, con mayores estándares democráticos y de calidad vida del mundo, no se
ajustan a las fotos que se pretenden mostrar, la supuesta colonia tiene mejores
datos estadísticos que la metrópoli española, ya no solo respecto a acumulación
de riqueza sino respecto a parámetros que miden la calidad de vida diaria, como
son la renta disponible, médicos, enfermeras, camas hospitalarias, esperanza de
vida, escolarización infantil, graduados medios, universitarios, licenciados,
teléfonos, coches, electrodomésticos, viviendas, atención a dependientes, etc. etc.
en la supuesta colonia los mejores barrios y casas, los ocupan catalanistas, los
propietarios directores y ejecutivos del aparato productivo y comercial son
catalanistas, las élites culturales y deportivas son catalanistas, las élites políticas
y religiosas son catalanistas, etc. A pesar de lo cual el gobierno español haría muy
mal si no trabajara internacionalmente la situación, difundiendo datos de
contraste, no fuera a suceder que por no hablar calara la idea que llenara el vacío
y luego hubiera que lamentar la falta de política internacional adecuada como
ocurrió con el tema terrorista. No pierdan de vista contrastar este aspecto colonial
con el cuadro del inicio del apartado, que muestra el ascenso de Cataluña durante
1980-2001, etapa democrática, que difícilmente podrá justificar una colonia.
En las elecciones municipales de 2015 -con una abstención del 41.5%- eligieron
9.077 concejales y 947 alcaldes para todos sus pueblos, en diferente número por
municipio según población, reservando un mínimo de 3 concejales para los
pueblos más pequeños, aquellos que tienen menos de 100 habitantes; los que
tienen entre 101 a 250 habitantes eligen 5 regidores y 7 los comprendidos entre
251 y 1.000 habitantes.
Que sea legal no oculta la realidad de que obtuvieron más votos, ganaron el
apoyo del pueblo, pero lograron bastantes menos concejales y por ende menos
alcaldes. La explicación es que los unos obtienen los votos en pueblos pequeños
en muchos casos medio abandonados y los otros en ciudades, el resultado
asignará a esos partidos independentistas un número mayor de alcaldes,
chillones que se pavonean con el bastón creyendo representar a mayorías de
catalanes, mientras las mayorías parecen ser las perdedoras.
Los independentistas y sus apoyos siempre han ocultado enfrentar la realidad que
representan esos 750 alcaldes, con por ejemplo los de 7 de las ciudades
gobernadas por los socialistas del PSC, cuyos censos electorales soportan los
siguientes números redondeados: Hospitalet de Llobregat, 175.000; Terrassa,
153.000; Lleida, 93.000; Tarragona, 90.000; Mataró, 86.000; Santa Coloma,
79.000; Cornellá, 62.000.
Ante la constatación de que las instituciones del Estado han rechazado toda
negociación, han violentado el principio de democracia y autonomía, y han
ignorado los mecanismos legales disponibles en la Constitución, la Generalitat
de Catalunya ha convocado un referéndum para el ejercicio del derecho a la
autodeterminación reconocido en el derecho internacional.
Miles de personas, entre las que hay cientos de cargos electos e institucionales
y profesionales vinculados al sector de la comunicación, la administración y la
sociedad civil, han sido investigadas, detenidas, querelladas, interrogadas y
amenazadas con duras penas de prisión.
Las instituciones españolas, que deberían permanecer neutrales, proteger los
derechos fundamentales y arbitrar ante del conflicto político, se han
convertido en parte e instrumento de estos ataques y han dejado indefensa a la
ciudadanía de Catalunya.
No veo solución en las elecciones, sus resultados serán de empate técnico, con
algún partido de pocos votos en plan bisagra, la sociedad catalana está partida
por la mitad. Aunque los indepes obtuvieran menos votos, el sistema electoral les
favorece –prima pueblos pequeños del interior sobre grandes ciudades- y
obtendrían proporcionalmente mayor número de escaños. En todo caso mayorías
insuficientes para hacer lo que unos u otros quisieran, resultado, ingobernable.
Mentiras tras mentiras, son invisibles para sus votantes. La independencia tiene
bula y no es fácil penetrar en las mentes de quienes han tomado ya posición, no
leen otra cosa, no escuchan otra historia. El problema es cómo aumenta el
desprecio hacia los otros que van deshumanizando, era típicamente fascista, los
individuos, las personas, desaparecen y el grupo la tribu entra en la dinámica de
aceptar moralmente el todo vale contra esos demonios que pueden matarnos.
Ojo, es una vicerrectora quien lo dice:
‘’Si gana el tripartito del 155, no sé qué políticas podremos hacer con los niños
que tienen pesadillas y miedo de la policía, y que preguntan a sus padres,
mamá ¿me dispararán?’’. Gemma Geis, candidata de Junts per Catalunya.
Me temo que no hay arreglo, repetir una y otra vez elecciones hasta que sea
irrespirable, apoyados en una ley electoral que favorece descaradamente los
territorios del interior sobre la costa, y los pobladores de las zonas rurales sobre
las urbanas. No creo en indultos, se dieran o no, no creo en reformas que los
calmen, lo acaba de repetir Puigdemont, solo les vale la independencia. Y ellos
ven la garantía en futuros próximos de hornadas de jóvenes adoctrinados durante
años que se incorporarán al voto año tras año. ¿Una puerta posible? la experiencia
de Canadá, la Ley de Claridad Canadiense, pero hasta ahora en los hechos ha sido
muy despreciada por los independentistas.
Durante años por parte de los indepes se han dicho tantas barbaridades, tantas
mentiras, se han cometido tantas tropelías, se ha oprimido tanto a más de la
mitad de catalanes, que volver a la normalidad requiere mucho tiempo y esfuerzo,
para ir convenciendo a la mitad de los indepes de que una ilusoria independencia
nunca resolvería los problemas del paro ni las desigualdades. Mucha firmeza y
paciencia serán necesarias porque cuando un ser humano toma una decisión, se
apunta a un bando o a una tribu, ni siquiera lee ni escucha argumentos de fuera
de su círculo de fanáticos, la realidad, para esa persona, solo existe dentro de ese
círculo, de ahí la necesidad tiempo para desarrollar argumentos. Convencer es la
única salida.
Participación récord, estas sí tenían tipo más plebiscitario que las del 2015. Si
hablamos en términos plebiscitarios, consideración del número de votos, han
perdido los independentistas, igual que en 2015. La mayoría de votos ha sido para
los partidos constitucionalistas, pero no así los escaños parlamentarios.
‘’Los catalanes queremos’’, ‘’Los vascos decimos’’ se ha metido tan dentro, que
muchas personas creen que no existen otros catalanes y otros vascos. Realmente
había muchos más congresistas catalanes y vascos de otros partidos a los que no
se escuchaba ya que estaban integrados en sus grupos generalistas
correspondientes, de hecho, el PSOE fue ganador en esos territorios bastantes
años. Uno de los fallos de la democracia, dorar la píldora a los nacionalismos
dándoles más voz y visibilidad con menos votos que otros. Lamentable la
situación indeterminada del Senado, pensada como Cámara Territorial, así debió
haber ejercido desde el primer momento en un país que se constituyó como
federal, al que daba vergüenza reconocerlo, pero sin el Senado haciendo su
función federalizante se producen fuertes distorsiones en el resto de
instituciones.
Imaginen qué podría haber mejorado en caso de que las fuerzas de izquierdas
hubieran combatido el paro y la precariedad laboral en Cataluña y enfrentado la
corrupción de los gobernantes catalanistas, que éstos han resuelto ante la gente
con un simple cambio de nombre y una desviación de miradas hacia otras
cuestiones, ayudados eso sí por quienes algún día tendrán que rendir cuentas.
Durante muchos años los principales problemas de los catalanes, han sido el paro
y la precariedad, según las encuestas del CEO, excelente servicio de estadísticas
de la Generalitat, las respuestas eran abrumadoramente mayoritarias tanto si se
referían a sí mismos en lo personal, como si eran referidas a problemas generales
del territorio -Aquí datos de una serie 2008-2012 y otro formato para 2016, años
de proceso secesionista-. Entenderán que viendo esos datos no se pueda
considerar que el pueblo diera un mandato a sus representantes para luchar por
la independencia, durante muchos años estos resultados han sido obviados por la
representación política catalana, cuyo poder en manos soberanistas solo se
ocupaba de preparar y alimentar la independencia, pero sobre todo han sido
tapados por los izquierdistas, se han cegado por arropar al nacionalismo, y
abrazar sus postulados xenófobos dejando al margen la lucha por resolver los
problemas que reclamaba la mayoría de los catalanes. La izquierda reaccionaria.
Las cifras de población catalanas indican, sólo mirando el siglo XX, que hay tres
o cuatro generaciones, -abuelos, hijos, nietos, bisnietos- de catalanes venidos de
fuera nacidos allí, lo que explica una población cuya lengua materna mayoritaria
sea el castellano, a ellos podemos sumar catalanes que usen castellano por razón
de negociar y comerciar con el resto de España y América latina. La realidad desde
hace años es que el castellano está perseguido en Cataluña por la minoría
catalano-hablante que impone como uso único el catalán, en administración,
calles, colegios y negocios. El derecho de los niños a crecer aprendiendo en la
lengua materna invocado para defender el catalán, al que se sumó la izquierda, se
olvidó como principio universal cuando se trata de aplicar al castellano, ahora
todas las escuelas de primaria y secundaria enseñan en catalán, con una hora
semanal de español, o nada. Cataluña y el catalán no están perseguidos. En esta
situación algunas personas defienden su uso exclusivo, sin considerar la realidad
que conformó Cataluña, hacerlo así supone machacar derechos de más de la
mitad de la población. Por supuesto la inmersión lingüística y sus resultados son
utilizados como forma de marginar población procedente de la emigración
reservando los mejores puestos laborales y sociales al linaje catalán.
No es cierto que los datos PISA ofrezcan buenos resultados de comprensión del
castellano en Catalunya, sus conclusiones se han demostrado manipulables,
según la intervención del responsable de los informes PISA 2003, 2006 y 2009,
Joaquim Prats, ex presidente del Consejo Superior de Evaluación del Sistema
Educativo de la Generalidad, declara que se hacían en catalán y no en castellano.
En la población escolar ya es notoria una falta de comprensión de la lengua
mayoritaria y el fracaso escolar es más del doble entre los castellano-hablantes.
La pregunta es, en caso de secesión, ¿habría bilingüismo? ahora ya falta en
muchas partes el castellano, ¿o sería perseguida abiertamente y sin tapujos la de
uso mayoritario?
Todo el mundo está pendiente de las elecciones y del partido del siglo, y de la
crisis, seguimos moviéndonos lentamente y seguimos cayendo, ¿hasta dónde,
hasta cuándo? Y ni siquiera en la campaña catalana los electores se han enterado
de que estábamos a punto caramelo de quebrar, porque los ¿líderes? políticos y
mediáticos estaban en otra fiesta. Claro que también están en otra fiesta, la
patronal y sindicatos. Nosotros cada uno a lo nuestro que ya vendrán los
salvadores de lo de todos. Los resultados de las catalanas, no parecen
espectaculares, se esperaba una deriva soberanista o independentista tras la
sentencia del Estatuto, que ahora encauzará CIU, porque si quiere salir adelante
y repetir, deberá poner todo, todo su acento en la crisis económica. Elecciones,
todos los resultados. Generalitat de Catalunya.
¡Paren el mundo que me bajo!, esta expresión define a las claras el sentimiento
de muchas personas. Vemos los telediarios plagados de noticias negativas, -no
solo de la crisis, robos, asesinatos, batallas, algaradas, palizas… en cualquier
ciudad del mundo, pasan por la tele llenando de miedo a los televidentes que en
gran parte lo identifica como si pasara en su pueblo- si vemos la gente que nos
rodea, lo mal que lo pasan, y las expectativas que empeorarán, no es extraño que
la gente grite ‘me quiero ir’. Si de repente, alguien ofrece la posibilidad de un
mundo mejor, sin esfuerzos, sin costes, habrá miles de personas que se apuntarán
a esa nube independentista.
Hay similitudes entre CiU y PP, y entre las izquierdas catalanas y españolas. Los
culpables de la crisis son los otros, los recortes a los débiles y la protección a los
ricos, muestran igual filosofía de sociedad que el PP, la burbuja inmobiliaria y
de crédito catalana tuvo dimensiones similares al resto, las Cajas quebradas, la
responsabilidad de los poderes financieros y sus agentes políticos fueron
similares, como también las dificultades de financiación… El discurso de las
izquierdas no ha calado en ningún punto de España, sigue sin haber una
explicación coherente de lo ocurrido en estos años, ¿qué pasó, por qué, quienes
son los responsables, como se puede salir, que sacrificios exige, que otras
alternativas pueden ponerse en marcha?… En vez de elaborar un discurso propio,
con proyectos ilusionantes, en Cataluña, las izquierdas se ponen tras la pancarta
independentista que les arrastrará cediendo la ilusión de un mundo progresista a
lo identitario, lo xenófobo.
Existen grupos de población e intereses diferentes: allí, los que verían favorable
la independencia y los que no, además habrá otros grupos interrelacionados que
tomarán posturas transversales. En el resto de España, -algunos muy pocos
sustentan utilizar tanques- hay los que están en contra de cualquier opción y solo
querrían quedarse quietos, y los partidarios de que se independicen, o los que
defienden la opción federal que es la más cercana a la Constitución y que estaba
contenida en ella. De lo contrario, ¿qué pintaba el Senado, si no era cámara
territorial? En cualquier caso, toda opción debería contemplar a los otros
catalanes en el mismo plano de igualdad ética, legal, política…, allí hay cientos de
miles soberanistas, pero también hay cientos de miles que quisieran mantener un
estatus de españolidad y catalanidad compatibles. Para resolver el problema de
la cuestión nacional, muchos, incluidos padres constitucionales, pensaron en la
opción federal, -habrá que ver si no llegamos tarde a ella- tiene defensores que se
ven las experiencias favorables del funcionamiento de estados federales como el
alemán, norteamericano, australiano, canadiense, belga… situaría en igualdad a
los territorios para discutir entre ellos sus problemas, sin el desgaste actual de
discusión de cada uno con el Estado central, más propio de las confederaciones.
Entre la variedad de los que apoyan diálogo y democracia, los hay cerca de aceptar
el derecho a la autodeterminación, o la capacidad de decidir del pueblo catalán y
no condicionarlo al conjunto del pueblo español, a pesar de que ello sea lo que
recojan las leyes. Hacer un referéndum entre 46 millones de españoles, como
recoge la Constitución al situar al sujeto político en el pueblo español, es un poco
inservible para resolver la situación porque su resultado no minora un gramo el
problema planteado en la población catalana. Pero que un referéndum estatal no
sea útil para avanzar en la búsqueda de soluciones no valida el argumento
contrario, o su injusticia. La Giralda no es de los actuales sevillanos, ni la Costa
Brava de los actuales lugareños de allí, el mero hecho de nacer en un lugar no
debería aceptarse como derecho de propiedad sobre territorios y riquezas
históricas, catedrales, museos, etc.
En todos los casos será necesaria una gran labor de comunicación y debates que
ya han comenzado en los que habrá que intentar que no le encierren a uno en la
pelea dicotómica, típicamente española/catalana. Hay argumentos exagerados
por ambas partes, sin duda, que será imposible evitar por los distintos niveles a
los que se plantean las discusiones, ya que no podemos olvidar que estamos
fundamentalmente ante una batalla política que involucra a millones de personas
que interiorizan sus emociones y su identidad, -sin olvidar sus intereses
concretos- lo cual definirá sus acciones. El debate en la calle, en su mayoría no se
apoya en argumentos académicos, por otra parte, algunos de ellos tramposos,
sesgados, … y sí en tópicos, sentimientos, ideas torcidas, intereses, sueños,
comentarios vecinales, experiencias personales no generalizables…
Chile fue una de las experiencias que formó parte de la formación política de
muchos jóvenes de mi generación. Las imágenes de aquel 11 de septiembre de
1973 sintetizadas en el asalto al Palacio de la Moneda atacado por el fascismo de
Pinochet y la muerte de Salvador Allende, quedaron grabadas en la memoria de
mucha gente. Allende murió defendiendo la Constitución. El 1 de abril de 1939
finalizó la Guerra Civil española que comenzó el 18 de julio de 1936 con un Golpe
de Estado ejecutado por militares nacionalistas arropado por la iglesia y los
fascistas, y por la oligarquía vasca y burguesía catalana. La República fue
derrotada, murió defendiendo la Constitución.
En realidad, existe gran coincidencia entre los territorios más secesionistas, con
los antiguos asentamientos carlistas, tradicionalistas que fueron en aquellos
momentos la expresión contrarrevolucionaria de los intentos liberales
democratizadores de la segunda mitad del siglo XIX, luchadores de la carcunda
nacional-católica, expresada sintéticamente en su gran consigna Dios, Patria y
Fueros. Nuevamente los catalanes no formaron un pueblo homogéneo como
canta el independentismo, se encontraban en los dos bandos. Estudiar el carlismo
facilita muchos elementos para comprender el nacionalismo e independentismo
catalán y vasco, como así mismo las alianzas preparatorias del golpe del 18 de
julio contra la II República y posterior Guerra Civil. - ‘Revolución liberal y guerra
civil en Cataluña (1833-1840) de Manuel Santirso Rodríguez, 1994, Universidad
Autónoma de Barcelona, se puede encontrar en la red-.
Los Peter Pan españoles, abrazan las movilizaciones de masas catalanas, los ojos
les hacen chiribitas al ver decenas de miles de individuos moviéndose, olvidan
que en sí mismas, las movilizaciones no dan carácter democrático o progresista a
los objetivos que pretenden. El fascismo, el nazismo, los comunistas, movilizaron
cientos de miles de personas; madres, abuelos, niños, trabajadores, campesinos,
comerciantes, guardias, funcionarios… bien organizados y vestidos y
ornamentados con iguales colores, fueron sacados a las calles y mostrados al
mundo en defensa de sus objetivos nada democráticos y nada progresistas.
Entonces, igual que ahora, quienes participaban creían ser los buenos y el resto
los malos, entonces como ahora los promotores de las movilizaciones eran una
parte del poder, ponían a disposición de los movilizados autobuses y
organización, lugares colocación, juegos… ellos, las élites políticas y económicas,
marcaban consignas principales y decidían por sí mismos los objetivos finales.
No creerán que les dejarán ejercer el derecho a decidir sobre la Diada, ¿cómo, por
donde, consignas, objetivos... Y por supuesto los promotores financiaban la
movilización.
Salvando las distancias del clima de violencia, tanto en Chile como en la España
republicana, también hubo cientos de miles de personas en las calles antes del
golpe definitivo. No, no eran los mismos en un sitio que en otro, de ninguna
manera, siempre hay diferencias concretas en cada lugar y momento, tampoco
son los mismos que en Cataluña, pero sí tienen algo parecido en su justificación,
en ambos casos los golpistas adujeron una nueva legitimidad que les confería las
masas, la gente, el pueblo en la calle, sin duda miles de personas, y adujeron la
necesidad de una nueva legalidad que oponer a la existente. En eso son parecidos.
Ocurre con las sectas, por antonomasia religiosas. Pero también con los
grupos políticos, en general radicales, de derechas o de izquierdas, como
Alguna vez deberían pensar ¿qué hubiera ocurrido si la Seat se hubiera instalado
en Valencia, o Almería? ¿Y si la petroquímica tarraconense, se hubiera instalado
en el Sur en 1966? No hubiera habido necesidad de tantas migraciones masivas
y otro país menos desigual hubiera sido España. Los grandes dictadores del siglo
XX fueron apoyados principalmente por catalanes y vascos, sin los cuales no
hubieran triunfado, ellos pagaron sus servicios. Dirigían el crédito hacía Cataluña
y sus recomendaciones de inversión, además de apoyos directos por aranceles y
desgravaciones, por suministro de mano de obra barata, y creación de carreteras
y redes ferroviarias, marítimas y aéreas, creación de infraestructuras de
comunicaciones, agua, electricidad… si era preciso creadas en las fronteras
aragonesas para servicio catalán. –Y ahora me cuentan élites soberanistas –
alimentadas por sueldos públicos- que Franco mandó andaluces a colonizar
Cataluña, ¡¡¡qué vergüenza!!! Y más, que muchos individuos progresistas
permanecieran callados-.
Puedo entender lo nacionalista, pero mi confusión aumenta si me dicen que
apoyar el proceso es de izquierdas, nunca creí que lo fuera la idea de lo de cada
uno para sí y ¡a los demás que los den por saco! Siempre consideré la solidaridad
como un principio progresista, redistribuir era una de las formas de reducir
desigualdades, en los estados federales suele realizarse a través de los impuestos
y transferencias interregionales, como aquí. Además, las desigualdades se
reducen favoreciendo inversiones y créditos para desarrollar infraestructuras en
las zonas más desfavorecidas y realizando políticas económicas de interconexión
territorial. El movimiento por la independencia quiere dejar de compartir y poner
fronteras. Lo suyo para ellos. Me confunden, y ¿Qué es lo suyo?, sus impuestos. Y
sus riquezas y las tierras y caminos, ¿de quienes serán en particular?, ¿en una
república catalana sus propietarios las repartirán entre todos?, ¿Contribuirán con
En España a comienzos del siglo XXI por encima del 40% del gasto público total
lo gestionaban los territorios, que pasaría a ser un porcentaje superior al 50%, si
excluyéramos la Seguridad Social del cómputo Central, supone un 27% del total,
la Administración Central gasta un 23%, sin S.S. El componente mayor del gasto
público son las pensiones que paga el Estado central. Las CCAA concentraban en
2001 la mitad del empleo público, el 70% si se excluye la Seguridad Social.
‘Mediterráneo Económico, núm. 10, Cajamar. ‘Un análisis comparado del gasto
público autonómico’. J.M. Domínguez, R. López del Paso y N. Rueda. Y ante esto,
¿qué hacemos, destruimos todo lo realizado, autodeterminamos todos los
territorios y comenzamos como si estuviéramos en la Edad Media a crear una
república federal? ¿No parece un poco estúpida la idea?
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Entre la mitad del siglo XVI y el siglo XVIII, una revolución hizo su aparición en
Europa, grupos de ilustrados, recogiendo tradiciones filosóficas y avances
anteriores eclosionaron en doscientos años y rompieron con la historia anterior
abriendo múltiples campos a un pensamiento laico, enfrentado a los poderes
religiosos y políticos, gentes con conocimientos científicos, humanistas y
filósofos, comenzaron a explicar el mundo, la naturaleza y el ser humano dentro
de ella, sin necesidad de utilizar dioses ni recurrir a poderes mágicos. La
búsqueda y explicación de la naturaleza y del ser humano fuera del corsé que
imponían las religiones, permitieron avances enormes en las fuentes de
producción de alimentos y de elementos materiales, el pensamiento científico
permitió reducir enfermedades y atemperar el dolor, se produjo un gran salto
adelante que remedió grandes miserias humanas, una revolución cambió la vida
de la humanidad, la Ilustración.
Muchos individuos que vivieron los estertores del franquismo, algunos desde el
activismo de la extrema izquierda, otros que simplemente lo soñaron, apoyan la
autodeterminación de Cataluña en la creencia de que están ante una revolución,
imaginan aquellas sobre las que leían o les contaban sus amigos en los años
sesenta y setenta; aunque, extrañamente ésta no tiene costes, ni aparente
violencia, es festiva y cercana a una romería familiar en su representación
externa, no en su organización represiva, y dirigida desde los poderes fácticos
Los trabajos de Kiko Llaneras en los tres cuadros aquí presentados son expresivos
de que los mayores independentistas tienen rentas más altas, que coincide que
son obtenidas, en mayor proporción, por nativos catalanes con abuelos catalanes,
-menos de la mitad de la población catalana-. Dicho de otra forma, el catalanismo
que defiende la independencia, tiene gran parte de sus élites entre los viejos
apellidos catalanes que al mismo tiempo son los ricos del territorio. Otros
estudios dan resultados similares, con la salvedad de que, subiendo hasta arriba
de la escala económica, entre los más ricos, no existe apoyo mayoritario.
Un aspecto que va apareciendo durante el proceso, es que los poderes catalanistas
que lo iniciaron no está claro sean los finalmente vencedores entre los de su
propio bando, las parcelas de autonomía del poder político sobre el económico se
han hecho patentes en la dirección del proceso. Aquellos que crearon las bases,
objetivos y tácticas para defender el derecho a la individualidad de los ricos, su
dinero para ellos, su poder para sí solos, su territorio para los elegidos, que eran
ellos, probablemente no serán quienes dirijan la parte final del proceso. Por el
camino, como ocurre siempre, se han sumado otros protagonistas, líderes
políticos que dirigen y mandan, aunque ninguno ni antes ni ahora haya citado
nunca como objetivo de la secesión realizar grandes modificaciones sociales,
ninguno de los protagonistas políticos que ejercen su autonomía respecto al
apoyo del dinero se ha atrevido a marcar objetivos revolucionarios que
produjeran movimientos en la propiedad, en la organización del trabajo en
fábricas comercios y empresas, nadie plantea salirse o modificar la sociedad de
Las gentes se han apuntado a políticas populistas, la indignación contra los ricos
y poderosos, contra banqueros y especuladores, contra corruptos y vividores, han
logrado darle vuelta para eliminar los sentimientos progresistas de millones de
personas, que abandonan los partidos de izquierdas y pretende barrer apoyos a
la Constitución, hoy el único bastión de solidaridad existente para trabajadores y
categorías populares, ese bastión lo quiere romper el soberanismo, no para crear
una sociedad más progresista, con mayores derechos, libertades y solidaridad
para con los trabajadores y necesitados, sino para ahorrarse pagar impuestos
destinados a financiar el estado de bienestar, la esencia de su propaganda, el
expolio fiscal, proclama romperlo para mejorar ellos. Acabar con la solidaridad,
para instaurar el individualismo, cada uno con lo suyo, los impuestos para cada
cual. La libertad individual del liberalismo entronizada, el yo por encima del
nosotros, el individuo sin sociedad.
No existe en los movimientos cercanos al 15-M, una fuerza tan grande, un nivel
de centralización, organización coordinada y objetivos tan concretos y precisos
de secesión y construcción de otro país fuera del Estado español. En principio,
una cosa es la sensación de desprecio por todo lo que está pasando, basada en la
precariedad laboral, la pérdida de derechos sociales, la corrupción imperante, etc.
etc. y otra distinta es el proceso de independencia de Catalunya, dirigido por las
élites catalanistas que no pretende responder a las desigualdades económicas y
políticas, pérdida salarial, precariedad, paro, desahucios y pérdida de derechos
conquistados durante 35 años, esa ruptura de la equidad provocada por la crisis,
está en gran parte generada por las mismas élites independentistas, que no
pretenden aumentar impuestos, ni siquiera nombrar el fraude y evasión fiscal,
una de las consecuencia de los zarpazos de la crisis en todas partes, los menores
ingresos impositivos los compensan con menores gastos sociales, reducen el
estado de bienestar.
A las élites económicas del movimiento independentista no se les pasó por la
cabeza ninguna revolución, a los líderes políticos tampoco, ni tan siquiera
regenerar la democracia, de hecho, el movimiento ha ido alejándose cada vez más
de aquel 15-M que al menos decían pretenderlo; CiU aquel partido inundado de
corrupción se transmuta en otro y punto, los procesos se alargan y sus gentes
siguen por las calles y el dinero sin aparecer. Muchos de aquellos individuos son
protagonistas secundarios en el proceso actual. Comparen ustedes, varios
presidentes autonómicos madrileños están encarcelados, casi todos los ministros
de Aznar procesados o han pisado la cárcel, montones de políticos valencianos y
madrileños pasan desde hace año por juzgados… ninguna movilización, ningún
recuerdo exculpatorio, y algunos se atreven a hablar de que el proceso es una
revolución. El independentismo mueve las calles y colegios para expulsar lo
español, al Estado, para romper la Constitución, hoy a años luz de progresismo
de los proyectos de leyes catalanas conocidas, con ello pretenden lograr la
quimera del poder absoluto para la élite soberanista, en el mundo globalizado del
siglo XXI.
Si los ricos se van, si los más pudientes no contribuyen al Estado y éste deja su
labor redistributiva, millones de ciudadanos empeorarán sus condiciones de vida.
Si los ricos dejan de pagar impuestos o consiguen que solo se gasten en su
territorio, -ese es el primer objetivo de la secesión-, las dificultades las notarán,
parados, dependientes, trabajadores y jubilados, será una de las mayores
agresiones que hayan vivido nunca estos grupos de personas. Este es uno de los
aspectos del problema, sin duda hay otros, culturales, sentimentales, ... A
mediados de 2013, los principales problemas que perciben los catalanes, son
precariedad laboral, con tres veces más peso que las relaciones Catalunya-
España, y funcionamiento de la economía, lo cual muestra al nacionalismo
barriendo todas las emociones vinculadas a la crisis económica hacia sus
intereses, sin duda un éxito de propaganda populista, pero que podría arrojar
resultados desastrosos para las clases trabajadoras y medias.
Mientras transcurre el proceso otras cuestiones se ocultan, desaparecen de
escena ¿qué está pasando con lo público en Cataluña?, lo que era de todos se
vende a manos privadas a buenos precios. No es serio defender que hoy se esté
haciendo una revolución en Cataluña, salvo la neoliberal, dirigida/respaldada por
los dirigentes catalanistas. Un ejemplo lo tenemos en la sanidad catalana, Marta
Carreras y Roger Bernat en ‘Mapa de la privatización sanitaria en
Cataluña’, Nueva Tribuna. Repasan la situación y escriben: ‘’Desde 1990 la Ley
de Ordenación Sanitaria de Cataluña (LOSC) definió el modelo sanitario
catalán como un modelo mixto… Así, a partir de 1995, se crearon las entidades
de base asociativa (EBA) modelo de autogestión en la sanidad pública, por el
que algunos profesionales se hacen cargo de centros de atención primaria
Quien imaginara la consigna, encontró un filón, está claro que nadie estará en
contra de la facultad de decidir sobre su futuro. Sin embargo, como toda realidad
la apariencia no es igual a la esencia. A la mayoría de gente bien-pensante le
parece que esto es lo más democrático y algunos un poco obnubilados, creen que
el nacionalismo está dando una lección de democracia a los españoles, ya que
interpretan esta reivindicación en clave ciudadana, se pretende ejercitar ‘para
saber qué quieren los catalanes’, cuando se trata de una maniobra dentro del
proceso de independencia. Para saber lo que quieren hay suficientes técnicas
estadísticas y sociológicas, incluidas las elecciones que se celebran cada poco
tiempo. Por supuesto sería declarada la independencia si saliera el voto favorable,
con mayoría simple afirmativa, sobre mayoría simple presentada, lo cual daría
como válido un resultado favorable para declararla del 27%. Aunque si saliera
mayoría contraria, como está ocurriendo en las cuatro ocasiones votadas hasta
2018, volveríamos nuevamente a la casilla de salida.
El referéndum debe ser oficial, por lo tanto, primero hay que romper el
marco constitucional español con la proclamación parlamentaria. En
referéndum posterior a la comunidad internacional recomienda un
mínimo del 50% de participación con un 55 % mínimo de votos
afirmativos.
Asamblea Nacional Catalana. Razón 16
¿El retorno de impuestos a los mismos territorios? pero, ¿por qué tiene que haber
retorno a los que pagaron? devolver el dinero de los impuestos a los ricos se
pretende revolucionario, romper el criterio de solidaridad interterritorial
español, y europeo, se presenta como revolucionario. A un neoliberal se le ocurre
la feliz idea de denunciar que los impuestos son una carga, dinero de nuestros
bolsillos que nos obliga a pagar el Estado, pagamos sin obtener nada a cambio,
gritan los pagadores y pretenden que les ayuden a lograrlo. Quieren olvidar las
luchas históricas del movimiento obrero por recuperar una parte de la plusvalía
que le arrebataron, pretenden tapar tras la cortina secesionista la historia de
conquistas posteriores a la II guerra Mundial. Acabada la Guerra había millones
de obreros armados, derrotados los fascismos y con un sistema comunista que
hacía competencia al capitalismo, aconsejaban repartir parte de la plusvalía,
reducir desigualdades, y una de las vías que se utilizó fueron redistribuir los
impuestos recaudados por el Estado hacia los más necesitados pagando un salario
social como forma de asegurar la paz a cambio de unas condiciones de vida que
garantizaran educación, sanidad y mantenimiento en los días de imposibilidad de
trabajar, por paro, enfermedad o vejez.
Supuesto que el cuadro inicial fuera cierto, -lo cual hay que poner en duda por la
experiencia repetida de manipulación- la idea que transmite la propaganda es lo
esencial, la solución que proponen parte de la filosofía neoliberal y aplica
modernas técnicas xenófobas, la culpa de todos los males la tienen los
‘El proceso de secesión. No es democrático, ni progresista, ni revolucionario’.
Manuel Herranz Montero Página 72
extranjeros, los españoles nos roban nuestras riquezas, nos quitan nuestro
trabajo, ellos se llevan las ayudas sociales que te daríamos, los otros culpables…
Están diciendo ‘dejemos de pagar sus vicios con nuestro dinero, porque ya se
sabe, son vagos, que no quieren trabajar’… los recortes en Cataluña son culpa
de ellos, porque se llevan nuestro dinero los vagos andaluces. Lo increíble, lo
peligroso, es que esta argumentación se haya extendido como la espuma entre
individuos que se decían de izquierdas.
O no es tan raro, porque situaciones similares confirman las encuestas sobre las
bases sociales de apoyo de los partidos ultraderechistas y xenófobos en Europa
en territorios de antiguos votantes a partidos obreros. Llevan al simplismo de
meter en un saco a los españoles y en otro a los catalanes. Dos grupos en el que
todos sus integrantes se hacen aparecer como iguales, para fabricarse un enemigo
fácil de identificar, simplifican y retuercen la realidad para auto posicionarse
cómodamente en el bando de los buenos, lo cual es el criterio utilizado por los
xenófobos, extienden el miedo a los diferentes, los de fuera y generan hostilidad
y rechazo hacia los otros por peligrosos, por lo que hay que identificarlos y
marcarlos para separarlos.
Esta es una secesión liderada por argumentos de ricos que se quieren largar,
llevándose sus pertenencias, su territorio con todo lo en él contenido, con gran
aparato populista, y por supuesto apoyados en sentimientos catalanistas reales,
ya que toda coartada necesita partes de verdad para ser realmente creíble. Una
parte de los privilegiados, una parte de las élites económicas y políticas catalanas,
se dicen ‘hasta aquí me sirvieron los españoles, a partir de ahora, en un mundo
globalizado de poco me valen los mercados nacionales y menos en una Europa
comunitaria’, en la que creen poder estar por sí solos, además quieren pagar
menos impuestos en un estado nacional hecho a su medida, lo cual significará
menor redistribución, menor estado de bienestar catalán.
‘’El universo de seres comunicados que Kant creía necesario para sentar
las bases de un futuro mundo cosmopolita puede estar lejos, pero está
mucho más cerca hoy, que por ejemplo en 1945.
Estas u otras cosas ni se logran ni se lograrán en el futuro
manteniéndonos encerrados en nuestras comunidades y midiendo
nuestra vida en relación con los horizontes que nuestros padres y
nuestros abuelos fijaron por nosotros, o gobernando los actos y los deseos
por las normas de aquellos que se han nombrado a sí mismos
representantes en la tierra de una divinidad cuya existencia parece muy
improbable. La mayor parte de la civilización moderna se debe a
múltiples factores. La evolución de la medicina o las tecnologías de la
información y el progreso de los medios de transporte, si bien son una
herencia indirecta de la Ilustración, así como las revoluciones científica
y técnica que la precedieron y la siguieron, no tienen una relación
inmediata o directa con sus ideales, pero sí la tiene nuestra capacidad
para enmarcar el conocimiento del mundo en algo mayor que el terruño,
la propia cultura, la familia o la religión personal. Y en esto somos
irremediablemente herederos de los constructores de la ‘ciencia del
hombre’ ilustrada’’.
Anthony Pagden, ‘La Ilustración’. Alianza Editorial, 2013.
En junio de 2013, lo que consideran problemas importantes pasan a ser cerca del
50% la precariedad laboral, el 16,2% el funcionamiento de la economía,
doblándose el peso de la insatisfacción con los políticos hasta el 12.4%, -que no
entiendo insatisfacción con la política, aunque podría estar contenida, en el
mismo estudio por las diferentes preguntas aparecen grados de interés,
preocupación, seguimiento etc., respuestas comprometidas con la política-. Sigue
en el grado de preocupación, las relaciones Catalunya-España con cerca de un
11%, más que triplicando su importancia respecto al 2009. Desde luego en los
propios centros oficiales de Catalunya, el CEO, donde cocinan los datos de
opinión, éstos no reflejan que sea el problema tan insoportable como lo
denuncian al mundo sus políticos y los medios de comunicación catalanes.
Toda ruptura conlleva costes, sean las personales por amor, amistad, o religiosas,
partidistas, societarias… sería imposible que ésta no los tuviera. En Catalunya los
promotores de la secesión no hablan de costes, tratan de pintar una ilusión,
mostrar el paraíso e impedir que algo pueda diluir la imagen edulcorada que
transmiten para sumar voluntades. La marcha por la independencia está tan
rellena de sentimientos como vacía de racionalidad y concreción. La presentación
de la opción independentista como solución a todos los problemas, sean
personales o colectivos de los catalanes, debería oler mal a cualquiera que tenga
un pie puesto en la Ilustración y use un poco de racionalidad, -máxime a
militantes, partidos y sindicatos de izquierdas, e intelectuales y teóricos sociales-
que deberían conocer las bases ideológicas.