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Cuando se ingiere una cantidad reducida de calorías. Las dietas sirven de entrenamiento al
organismo para mejorar su eficacia como máquina energética. Como consecuencia de ello, estar
continuamente a dieta es como subir una piedra por una cuesta que se empina a medida que
empujamos la piedra. Por supuesto, esto no representa ningún problema para dos tercios de la
población mundial, que no pueden comer lo bastante para engordar, con independencia de lo eficaces
que hayan llegado a ser sus organismos a la hora de transformar la comida en energía.
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cultivo básico, para aguantar más de nueve meses. Durante los tres meses que faltaban hasta la nueva
cosecha, sólo hacían una de las dos comidas habituales, renunciaban a los bocados entre comidas y a la
cerveza de mijo, y subsistían a base de calabazas, setas y orugas. Para reducir el déficit de calorías,
pasaban la mayor parte del tiempo sin hacer nada. Algunos días se quedaban sencillamente en la cama
bebiendo agua e inhalando rapé. Durante las temporadas de hambre en Africa, son normales pérdidas
de peso del 8 por ciento.
Los últimos adelantos en el estudio de huesos y dientes humanos prehistóricos prueban que
nuestros antepasados de la Edad de Piedra seguían pautas de ayuno y festín esporádicos mezclados con
períodos ocasionales de hambre prolongada. Las observaciones clínicas demuestran que en los niños y
adolescentes que sufren graves privaciones alimentarias, aunque sólo sea durante una semana, los
huesos largos de las extremidades dejan de crecer. Al reanudarse el crecimiento normal, la densidad
del hueso en el lugar en que el crecimiento quedó interrumpido es diferente a la del resto del hueso.
Los rayos X revelan períodos de crecimiento interrumpido cuando aparecen unas delgadas líneas
transversales denominadas «líneas de Harris». Los arqueólogos las utilizan como fuente de infor-
mación sobre la situación alimentaria de los cazadores-recolectores prehistóricos. Las líneas cuentan
con frecuencia la historia de cortos períodos de hambre seguidos por períodos de nutrición durante los
cuales se aceleraba el crecimiento.
Dudo que nuestros antepasados de la era de las glaciaciones pudiesen ganar peso de modo
constante como para engordar. Por dos razones. La primera, porque eliminaban las reservas de grasa
varias veces al año, a causa de las escaseces temporales de ciertos animales y plantas silvestres
cosechables. La segunda, porque con lo que tenían que andar, comer, excavar y transportar, quemaban
la mayor parte de las calorías excedentarias que consumían cuando la comida era abundante. Pero,
¿qué hay de las curiosas venus de la era de las glaciaciones, que representan a mujeres con pechos,
vientres, muslos, caderas y nalgas sumamente desarrollados? Me atrevería a decir que los artistas no
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