Vous êtes sur la page 1sur 17

Gissel Manzueta

14-4433
El término trastorno psicosomático se utiliza para referirse a un
determinado trastorno físico donde los factores psicológicos juegan un
papel importante, es decir, cuando se dan factores psicológicos que
contribuyen en diversa medida a la iniciación o empeoramiento de una
determinada dolencia o padecimiento físico.
Un hecho constatado y bien respaldado por evidencia científica es que
cualquier trastorno denominado físico suele implicar igualmente ciertas
alteraciones psicológicas, y viceversa; si bien los
trastornos psicosomáticos son aquellos en los que los factores
psicológicos ejercen una influencia más determinante. ya que la
problemática de la enfermedad física es bastante diferente de lo que era
hace unos años. De hecho, antes era muy poco común considerar que
ciertas enfermedades, tales como cáncer, diabetes y enfermedades
coronarias, pudieran estar influidas por factores psicológicos.
No obstante, recientes investigaciones apuntan a que los factores
psicológicos pueden desempeñar un papel esencial en la historia natural
de este tipo de enfermedades. De modo que factores como la presencia de
estresores ambientales, las estrategias de afrontamiento, las conductas
relacionadas con la salud, las características personales y los modos de
reacción al estrés han demostrado ser de especial relevancia en este
sentido.

Factores que influyen en el trastorno psicosomático

Los trastornos psicosomáticos suelen manifestarse en presencia de


alguna de las siguientes condiciones en el individuo:
 Estilos de afrontamiento negativos.
 Conductas desadaptativas relacionadas con la salud, tales como consumo
de sustancias, sedentarismo o mala alimentación.
 Respuestas fisiológicas asociadas al estrés.
La influencia de los factores psicológicos en una determinada condición
médica se puede manifestar de la siguiente manera:

 Alterando el curso de la enfermedad.


 Interfiriendo con el tratamiento de la condición médica general.
 Constituyendo un factor de riesgo adicional para la salud del individuo.
 Agravando los síntomas de una condición médica general a través de
respuestas fisiológicas asociadas al estrés.

Los trastornos psicosomáticos están muy influidos por los factores


sociales y culturales en los que se mueven las personas. De hecho, el tipo
y la frecuencia de presentación de los síntomas somáticos varían en los
diferentes contextos en la misma medida en que lo hacen los factores
socioculturales, lo que da idea de la gran variabilidad y formas en que
pueden presentarse dichos trastornos.

Los trastornos psicosomáticos se incluyen en el DSM – IV bajo el epígrafe


de Trastornos somatomorfos, si bien es cierto que existen diferencias
entre ambas conceptualizaciones, ya que en los trastornos somatoformes
las dolencias físicas del sujeto no son atribuibles a ninguna enfermedad
física y vienen determinadas únicamente por factores psicológicos.

Cardiopatía isquémica
La angina de pecho y el IAM son formas clínicas de esta enfermedad, que
por su frecuencia y gravedad es la primera causa de muerte en Occidente.
Las investigaciones epidemiológicas llevaron a descubrir la personalidad
tipo A, que hace que los sujetos que la poseen tengan 2,5 veces más
probabilidades de tener la enfermedad. Los programas de prevención van
encaminados a intentar modificar sus elementos (tensión, competitividad,
etc).

Asma bronquial
El espasmo o cierre de los bronquios en respuesta a diferentes estímulos
(infecciones, polvo, ejercicio) origina los síntomas de la enfermedad (tos,
dificultad respiratoria y sibilancias o "pitos"). El estrés en general y
ciertos estados emocionales pueden desencadenar crisis de asma, y se ha
descrito mayor predisposición al trastorno en sujetos con fuerte deseo
inconsciente de protección/amparo por la madre, que suele ser
dominante y excesivamente solícita y servicial.

Colon irritable
Caracterizado por una alteración funcional del intestino (es decir, que el
intestino es morfológicamente normal, no hay inflamación, ni pólipos, etc)
consistente en cambios del hábito intestinal (diarrea, estreñimiento) y
dolor abdominal. Origina a veces gran cantidad de pruebas
complementarias para asegurar el diagnóstico, que puede ser muy difícil.
Aunque es de naturaleza "benigna" puede ocasionar muchas molestias al
paciente.

Lumbalgia
El dolor de espalda a nivel lumbar es una de las principales causas de baja
laboral en nuestro medio. Muchos de estos dolores no tienen ninguna
alteración ósea o muscular que los justifique, y se piensa que el tono
emocional afecta al sistema de irrigación sanguínea muscular,
rediciéndose éste y produciéndose así el dolor. La fibromialgia es una
forma concreta de estos dolores crónicos, de tejidos blandos, y se
caracteriza por zonas puntuales que desencadenan intenso dolor a la
palpación, llamadas zonas "gatillo".

Cefalea tensional
Se trata del dolor de cabeza más frecuente en la población general, y se
relaciona con la contracción mantenida de los músculos de la cabeza y el
cuello. Suele aparece en la nuca y se puede extender a toda la cabeza.
Típicamente empeora a lo largo del día. También se ha asociado a la
personalidad tipo A.

Infertilidad psicógena
Algunas mujeres no consiguen quedarse embarazadas a pesar de no
existir motivos orgánicos que lo justifiquen. A veces la excesiva
preocupación por la maternidad afecta al sistema nervioso que regula la
función hormonal y éste a su vez produce amenorrea (ausencia de
menstruación) o hemorragias. La frecuencia de este trastorno no se
conoce exactamente, oscilando según las fuentes entre el 0,1 y el 28%.

Eczema
Consiste en la formación en la piel de vesículas y costras, con gran picor.
Hay muchos tipos diferentes, siendo algunos de ellos más influenciables
por el estrés que otros.

¿Cuándo se debe consultar al médico?


En primer lugar hay que señalar que en muchos momentos la presencia
de síntomas de este tipo es normal y se deben a las interconexiones
fisiológicas del sistema nervioso con el resto de los sistemas corporales. Si
los síntomas se mantienen en el tiempo y limitan la vida sociolaboral o
familiar del paciente, o impiden su desarrollo personal, se habla de
trastorno. En ese momento se deberá consultar con el médico, que deberá
valorar inicialmente el problema y discernir si hay datos de enfermedad
orgánica (física), si todos los síntomas pueden justificarse por factores
psicológicos, o y si coexisten ambas cosas. Para ello en algunas ocasiones
hay que recurrir a alguna prueba diagnóstica complementaria,
habitualmente sencilla (radiografía de columna, análisis de sangre, TAC
craneal...). Es muy importante en este momento hacer consciente al
paciente de los factores que intervienen en su enfermedad, sin poner en
duda la existencia e intensidad del padecimiento, para así evitar realizar
otras pruebas diagnósticas molestas, que sólo causan ansiedad y
confusión en el paciente.

Tratamiento de los trastornos psicosomáticos


Dado que son los factores psicológicos los que originan y/o modifican
estas enfermedades, el enfoque terapéutico va a ser la psicoterapia. Las
técnicas de modificación de conducta y de relajación son muy eficaces en
algunos casos. Es muy importante evitar en lo posible los psicofármacos,
por su potencial adictivo. Solo en casos de intensa ansiedad se pueden
asociar antidepresivos o sedantes, dependiendo de los síntomas, bajo la
estricta supervisión del psiquiatra, siempre que sea posible. En los casos
asociados a enfermedades orgánicas el paciente deberá acudir, además, al
especialista correspondiente (cardiólogo, neumólogo, etc), siendo muy
aconsejable en estos procesos el enfoque multidisciplinar (médico,
psicólogo, psiquiatra) para poner en común todos los aspectos que
intervienen en el trastorno de la enfermedad.

La Ansiedad es un mecanismo evolutivo de defensa de nuestro cuerpo


que, en las personas que padecen de trastorno de ansiedad, ha dejado de
funcionar correctamente.

Esta descripción aunque sea la realidad no explica un hecho y es que, a


diferencia de otras enfermedades, la ansiedad se puede dar con gran
cantidad de síntomas distintos.

Cuando uno tiene la gripe, anginas, una lumbalgia, etc., esto es: una
enfermedad “normal”, los síntomas que la acompañan suelen ser iguales
para todos los que la tienen. Cuando a una persona se le dictamina
trastorno de ansiedad también es previsible un cuadro sintomático
similar al de otras personas que tienen el mismo trastorno, pero la
realidad es que los síntomas varían mucho entre unos afectados y otros.

Que es la ansiedad y como se cura

Puesto que la lista es larga, antes de mostrarla, vamos a intentar


resumirla con los tres tipos principales de síntomas que se presentan:

 Conducturales: También conocidos como síntomas visibles puesto


que son las modificaciones que se producen en nuestra manera de actuar
y que pueden ser apreciados por los demás.
 Cognitivos: Cambios en nuestra manera de pensar o razonar las
cosas que nos ocurren y pensamientos obsesivos o recurrentes.
 Fisiológicos: Cambios en nuestro cuerpo. Funcionamiento anormal
del mismo que no responde a una causa física tradicional.

Una cuestión importante está en que estos síntomas no suelen producirse


de manera aislada, unos afectan a otros y suelen ir creciendo, así: los
síntomas congnitivos derivan en síntomas fisiológicos que, a su vez, se
muestran en síntomas conductuales.

Síntomas de la Ansiedad
a) Síntomas neuromusculares

 Contracturas musculares; espasmos musculares y calambres.


 Cefaleas tensionales, especialmente en la nuca.
 Dolor muscular.
 Rígidez muscular.
 Rechinar de dientes.
 Tics.
 Voz vacilante

a) Síntomas neurovegetativos

 Sudoración y salivación excesiva, en algunos pacientes es la


viceversa.
 Sequedad de mucosas, especialmente de boca y lagrimales.
 Rubor o palidez.
 Sensación de desmayo inminente.
 Cefaleas.
 Vértigos.
 Erectismo piloso (piel de gallina)

c) Síntomas psicológicos

 Temor anticipatorio (ansiedad anticipatoria): se espera que suceda


lo peor.
 Ansiedad o angustia: Si es persistente, da lugar a alteraciones de las
funciones mentales superiores, además de generar pensamientos, ideas e
imágenes negativas. Los temores o miedos que pueden llegar a ser muy
intensos, llegando al terror o pánico.
 Irritabilidad. Sensación de inseguridad.
 Preocupación.
 Aprensión.
 Incapacidad de afrontar diferentes situaciones.
 Sentimientos de minusvalía o inferioridad.
 Indecisión.
 Sentirse amenazado, como anticipando eventuales peligros.
 Humor variable a lo largo del día.
 Apatía, pérdida de interés, anhedonia.
 Humor depresivo.
 Pérdida de la objetividad y de la capacidad para pensar con lucidez.

3- Describa el proceso neuropsicológico de los trastornos depresivos en


el sistema nervioso.

El término médico hace referencia a un síndrome o conjunto


de síntomas que afectan principalmente a la esfera afectiva: como es la
tristeza constante, decaimiento, irritabilidad, sensación de malestar,
impotencia, frustración a la vida y puede disminuir el rendimiento en el
trabajo o limitar la actividad vital habitual, independientemente de que su
causa sea conocida o desconocida. Aunque ése es el núcleo principal de
síntomas, la depresión también puede expresarse a través de afecciones
de tipo cognitivo,volitivo o incluso somático. En la mayor parte de los
casos, el diagnóstico es clínico, aunque debe diferenciarse de cuadros de
expresión parecida, como los trastornos de ansiedad. La persona
aquejada de depresión puede no vivenciar tristeza, sino pérdida de
interés e incapacidad para disfrutar las actividades lúdicas habituales, así
como una vivencia poco motivadora y más lenta del transcurso del
tiempo.
El origen de la depresión es multifactorial. En su aparición influyen
factores biológicos, genéticos y psicosociales. La Psico-Neuro-
Inmunología plantea un puente entre los enfoques estrictamente
biológicos y psicológicos.
Diversos factores ambientales aumentan el riesgo de padecer depresión,
tales como factores de estrés psicosocial, mala
alimentación, permeabilidad intestinal aumentada, intolerancias
alimentarias, inactividad
física, obesidad, tabaquismo, atopia,enfermedades periodontales, sueño y
deficiencia de vitamina D
Entre los factores psicosociales destacan el estrés y ciertos sentimientos
negativos (derivados de una decepción sentimental, la contemplación o
vivencia de un accidente, asesinato o tragedia, el trastorno por
malas noticias, pena, contexto social, aspectos de la personalidad, el haber
atravesado una experiencia cercana a la muerte) o una elaboración
inadecuada del duelo (por la muerte de un ser querido).
Un elevado y creciente número de evidencias indica que los episodios
depresivos se asocian con cambios en la neurotransmisión del sistema
nervioso central y cambios estructurales en el cerebro, producidos a
través de mecanismos neuroendocrinos,
inflamatorios e inmunológicos.1 Existe un creciente número de pruebas
que demuestran que la depresión está asociada con una respuesta
inflamatoria crónica de bajo grado, aumento del estrés oxidativo y
aparición de respuestas autoinmunes, que contribuyen a la progresión de
la depresión.2 Las citoquinas pro-inflamatorias causan depresión
y ansiedad,2 y se ha demostrado que sus niveles están elevados en los
pacientes con síntomas depresivos,1 2 lo que puede explicar por qué los
influjos psicosociales y los traumas agudos pueden desencadenar
trastornos del estado de ánimo en personas vulnerables, como aquéllas
con una predisposición genética o las que tienen una mayor
carga inflamatoria.2 El vínculo entre los procesos inflamatorios y los
síntomas de la depresión se confirma por la asociación de síntomas
depresivos con enfermedades inflamatorias, autoinmunes o
neuroinflamatorias, tales como el asma, la enfermedad pulmonar
obstructiva crónica, la enfermedad cardiovascular, la diabetes, la alergia,
la artritis reumatoide, la enfermedad celíaca, la esclerosis múltiple y la
enfermedad de Parkinson.
La depresión puede tener importantes consecuencias sociales, laborales y
personales, desde la incapacidad laboral (ya que se puede presentar un
agotamiento que se verá reflejado en la falta de interés hacia uno mismo,
o incluso el desgano para la productividad, lo cual no solo afectará a quien
está pasando por la depresión, sino también a quienes lo rodean) hasta
el suicidio. Otros síntomas por los cuales se puede detectar este trastorno
son cambio del aspecto personal, enlentecimiento psicomotriz, tono de
voz bajo, constante tristeza, llanto fácil o espontáneo, disminución de la
atención, ideas pesimistas, ideas hipocondríacas y alteraciones del sueño.
Desde la biopsiquiatría, a través de un enfoque farmacológico, se propone
el uso de antidepresivos. Sin embargo, los antidepresivos sólo han
demostrado ser especialmente eficaces en depresión mayor/grave (en el
sentido clínico del término, no coloquial).

El término en psicología de conducta (ver terapia de


conducta o modificación de conducta) hace referencia a la descripción de
una situación individual mediante síntomas. La diferencia radica en que la
suma de estos síntomas no implica en este caso un síndrome, sino
conductas aisladas que pudieran si acaso establecer relaciones entre sí
(pero no cualidades emergentes e independientes a estas respuestas). Así,
la depresión no sería causa de la tristeza ni del suicidio, sino una mera
descripción de la situación del sujeto. Pudiera acaso establecerse una
relación con el suicidio en un sentido estadístico, pero tan sólo como una
relación entre conductas (la del suicidio y las que compongan el cuadro
clínico de la depresión). Es decir, en este sentido la depresión tiene una
explicación basada en el ambiente o contexto, como un aprendizaje
desadaptativo.
Los principales tipos de depresión son el trastorno depresivo mayor, el
trastorno distímico, el trastorno ciclotímico, el trastorno afectivo
estacional y la depresión bipolar. El trastorno depresivo mayor, el
distímico y ciclotímico son las formas más comunes de depresión, el
trastorno distímico y ciclotímico son más crónicos, con una tristeza
persistente durante al menos dos años. El trastorno afectivo estacional
tiene los mismos síntomas que el trastorno depresivo mayor, en lo que
difiere es que se produce en una época del año, suele ser el invierno. La
depresión bipolar es la fase depresiva de un trastorno llamado trastorno
bipolar.

Explique los elementos desencadenantes, alteración fisiológica y la


manifestación conductual en los trastornos del lenguaje (afasias)

LAS ALTERACIONES DEL LENGUAJE ORAL


El lenguaje oral es el modo de comunicación y representación más
utilizado, aunque la comunicación sea posible sin el lenguaje. La
comunicación no se limita al lenguaje verbal, sino que podemos utilizar
cualquiera de nuestros sentidos. Sin embargo, el lenguaje oral es el medio
de comunicación y representación por excelencia.
Entendemos por lenguaje la capacidad exclusivamente humana que sirve
para la representación, expresión y comunicación de pensamientos o
ideas mediante un sistema de símbolos (acústicos o gráficos.
1. Alteraciones de la voz:
Cualquier alteración laríngea ocasiona trastornos en la emisión de la voz.
De los cuatro elementos constitutivos del sonido (intensidad, tono, timbre
y duración), los tres primeros tienes su origen en la laringe.
Entre las causas que suelen generar alteraciones en la voz podemos
señalar: bronquitis crónica, asma, vegetaciones, laringitis. En ocasiones, el
origen de los problemas de voz es traumático (accidentes, sustos),
ambiental (elevación de la voz en situaciones ruidosas), funcional
(pólipos, nódulos en la garganta) o orgánico (malformaciones laríngeas).
Podemos dividir las alteraciones de la voz en:
Disfonía: Alteración de la voz en cualquiera de sus cualidades
(intensidad, tono o timbre) debido a un trastorno orgánico o a una
incorrecta utilización de la voz.
Afonía: Es la ausencia total de la voz aunque de forma temporal.
2. Alteraciones de la articulación:
Existen tres trastornos específicos:
2.1. Dislalias.
Son trastornos en la articulación de uno o varios fonemas por sustitución
(elexante en lugar de elefante), omisión (efante en lugar de elefante),
inserción (elefrante en lugar de elefante) o distorsión (elerrrrrante en
lugar de elefante) de los mismos.
Pascual clasifica las Dislalias en:
Dislalia evolutiva/fisiológica: Es una alteración que tiene que ver con
la madurez del niño: hasta los 4 ó 5 años de vida, los niños no son
capaces de articular correctamente ciertos fonemas debido a la etapa
lingüística en la que se encuentran. Son defectos articulatorios inherentes
al proceso de aprendizaje. Este tipo de dislalia suele remitir o desaparecer
con el tiempo espontáneamente sin mayor importancia.
Dislalia audiógena: Su origen se debe a una deficiencia auditiva que
impide captar adecuadamente el fonema y, con ello, su reproducción (el
niño que no oye bien no articula correctamente). Es muy importante la
detención precoz (este problema tiene una razón de peso, no es un
capricho del niño).
Dislalia funcional: Es una alteración producida por un mal
funcionamiento de los órganos articulatorios sin que exista etiología
orgánica.
Dislalia orgánica/Disglosia: La alteración de la articulación se debe
a malformaciones de los órganos del habla que suelen ser innatas. En
función del órgano afectado podemos hablar de disglosias labiales,
mandibulares, dentales, linguales o palatales.
Disartrias.
Son trastornos en la articulación de la palabra debido a lesiones en el
SNC que afectan a la articulación de todos los fonemas en que interviene
la zona lesionada. La gravedad va a depender de la zona lesionada y
de su extensión (el caso más extenso sería la anartria o incapacidad
para articular los fonemas de las palabras.
En función de las lesiones producidas en el SNC hablamos de:
Disartria flácida: Se localiza en la neurona motriz inferior.
Disartria espástica: Se localiza en la neurona motriz superior.
Disartria atáxica: Se localiza en el cerebelo.
Disartria hipocinética/hipercinética: Se localizan en el sistema
extrapiramidal (la diferencia entre ambas son muy sutiles).

Alteraciones de la fluidez verbal:


Disfemia.
Es una alteración en el ritmo del habla que se caracteriza por la existencia
de repeticiones de sonidos y de bloqueos que se producen en una
situación comunicativa. Los síntomas de este trastorno varían según el
caso, el interlocutor, el contenido del discurso, el contexto, etc. Las
manifestaciones disfémicas se pueden agrupar en torno a tres aspectos:
Aspectos lingüísticos: Uno de “muletillas”, abuso de sinónimos, discurso
incoherente, desorganización entre pensamiento y lenguaje…
Aspectos conductuales: Mutismo, ansiedad, bloqueos, conductas de
evitación conversacional…
Aspectos corporales y respiratorios: Tics, espasmos, alteración
respiratoria, rigidez facial...
Algunos de estos síntomas suelen aparecer a edades tempranas, pero no
deben preocuparnos en exceso, pues no implican fijación disfémica. Estas
manifestaciones deben ser consideradas como normales, ya que el niño
está desarrollando su lenguaje. La verdadera tartamudez habría que
situarla alrededor de los 10 años, donde se aconseja una intervención
logopédica.
En cuanto a los factores etiológicos, cabe señalar que no existe uno único,
sino un conjunto de ellos. No existe una causa, sino una variedad de
factores que pueden interaccionar de diferente forma.
Podemos hablar de tres tipos de disfemia:
Disfemia clónica: Repeticiones silábicas y ligeros espasmos repetitivos
(Ej: Mamamama mañana).
Disfemia tónica: Bloqueos iniciales y fuertes espamos (Ej:
MMMMMañana).
Disfemia mixta: Sintomatología de las dos anteriores: al niño le cuesta
arrancar y, una vez arranca, lo suelta de golpe, sin control (Ej:
MMMMMañañañañana).
En general, la disfemia provoca angustia y estrés no sólo en la persona
que la padece, sino también en la que la escucha.

Alteraciones del lenguaje.


Mutismo.
Este trastorno consiste en la desaparición total del lenguaje, de forma
repentina o progresiva. Puede ser tras un choque afectivo, histérico, por
enfermedad laríngea o de “unos días”.
Podemos diferenciar entre:
Mutismo neurótico: Lo explican más aspectos ambientales (vivencias,
experiencias) que psicóticos. Si persiste más allá de los 6 años cera
importantes limitaciones. El mutismo total es excepcional.
Mutismo psicótico: Es más grave. El niño de 3 a 6 años se asemeja el
autista. Entre los 6 años y la pubertad es difícil comenzar una evolución
psicótica; más bien se trata de un problema de tipo psiquiátrico.
Retraso en el desarrollo del lenguaje.
Es un término amplio empleado para englobar aquellos retrasos en la
aparición y/o desarrollo del lenguaje SIN que existan síntomas de déficits
intelectuales, sensoriales o motrices. Se trata de niños cuyo proceso de
adquisición y desarrollo del lenguaje no se realiza conforme a las etapas
que suelen establecerse como “normales”. Entre las características que
consideramos más importantes destacamos:
 Aparición de las primeras palabras después de los 2 años (lo normal sería
antes del año y medio).
 La unión de palabras no aparece hasta los 3 años.
 Vocabulario reducido a los 4 años.
 Comprensión del lenguaje superior a la expresión.
 Desinterés comunicativo, poca receptividad.
 Importante desarrollo comunicativo del gesto (lo emplea como recurso).
 Inmadurez en la lateralidad.
Las causas que provocan esta alteración lingüística son muy diferentes:
variables del entorno familiar (sobreprotección familiar, atención
excesiva, abandono familiar, separaciones, drogadicción, fallecimiento de
algún miembro, déficits lingüísticos…), variables socioculturales (nivel
sociocultural bajo, situaciones de bilingüismo mal integrado) o de otro
tipo (como factores hereditarios).
Existen diversos grados de severidad de los retrasos del lenguaje:
Dificultades articulatorias asociadas a una alteración en la construcción
de frases.
Dificultades articulatorias asociadas a un desarrollo verbal lento.
Dificultades articulatorias asociadas a déficits expresivos y
comunicativos.
Afasias.
Son trastornos de origen cerebral SIN que haya lesión en las vías motoras
o auditivas, pero sí en las vías expresivas y comunicativas. La afasia ha
sido definida como el trastorno de lenguaje producido por una alteración
del hemisferio cerebral izquierdo cuya función principal es el
procesamiento del lenguaje.
Al hablar de este trastorno en la etapa infantil se establece una distinción
entre la afasia adquirida (tumores, accidentes, golpes traumáticos, caídas
que afecten al hemisferio cerebral izquierdo,etc.), la afasia congénita
(mucho más difícil de tratar, intervenir, y rehabilitar) y la afasia del
desarrollo, también llamada disfasia. Ésta se caracteriza por:
* Dificultades para la interpretación del lenguaje oral.
* Incoordinación dinámica general.
* Habla en jerga.
* Lenguaje telegráfico, ecolalia (repetición de los últimos fonemas o
frases: “Me llamo Inma Inma Inma”, “Ecolalia alia alia alia”).
* Hemiplejia (paralización del cuerpo).
Teniendo en cuenta las áreas del lenguaje afectado distinguimos:
Afasia sensorial o receptiva: la lesión está en la zona de Wernicke. Los
niños que la padecen no comprenden el significado de las palabras y
hablan con dificultad.
Afasias motora o expresiva: la lesión está en la zona de Broca. Los niños
que la padecen comprenden el significado de las palabras, pero no pueden
expresarse.
Afasia mixta: lesión más amplia que afecta a las zonas receptivas y
motoras del lenguaje.

Vous aimerez peut-être aussi