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USOS DE LA MEMORIA Y VIOLENCIA POLITICA EN EL PERU

INTRODUCCION

A lo largo de la historia de nuestro país, tenemos registros de un sinfín de conflictos tanto internos
como externos, que demuestra los diversos tipos de violencia política ocurrido , los cuales han
generado grandes consecuencias a las personas y/o poblaciones que se han visto envueltas y que
en muchas ocasiones no eran los causantes de esos estragos. Es por ello que gracias a el testimonio
de estas personas se mantiene vivo el empleo de la memoria histórica en nuestro país. Pero , que
es la memoria histórica? La memoria histórica es un concepto ideologico e historiográfico de
desarrollo relativamente reciente y que viene a designar el esfuerzo consciente de los grupos
humanos por estroncar con su pasado, valorándolo y tratándolo con especial respeto. Ademas, la
memoria histórica es importante ya que según filósofo español Jorge Agustín Nicolás Ruiz de
Santayana, "el pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla".

Por otro lado para dar paso a los siguientes puntos de este tema debemos saber, ¿Qué es la violencia
política? La violencia política tiene definido su campo semántico, basándose en la acción violenta
de grupos organizados para modificar la estructura de poder, su distribución o la forma en que se
ejerce. Se habla de violencia política cuando se puede atribuir a sus protagonistas un propósito
relacionado con el poder y con sus principales protagonistas políticos: partidos, organizaciones,
gobiernos o instituciones. Es una etiqueta cómoda para el analista independiente porque permite
agrupar en un mismo concepto comportamientos dañinos de quienes detentan el poder y también
de quienes aspiran a controlarlo o debilitarlo. Violencia política sería la ejercida por el Estado contra
sus súbditos o contra quienes se rebelan ante su autoridad y también la que emplean quienes se
oponen a este poder ya sean «militares sediciosos», «organizaciones revolucionarias», «grupos
terroristas» o «mercenarios pagados para derrocar un gobierno».

ANTECEDENTES

Entre los años 1980 y 2000, el Perú atravesó por uno de los procesos más violentos de su historia
republicana. Ninguna otra guerra interna o externa que el Perú haya tenido se puede comparar con
este período de violencia, ni con respecto al número de víctimas mortales, ni con respecto a su
duración o a su extensión geográfica.

La CVR reconoce como uno de los factores desencadenantes y agravantes del conflicto, la estructura
de exclusión social predominante en la sociedad peruana que incidía en la debilidad, o ausencia,
del sentido de comunidad nacional entre los diversos grupos que habitaban el territorio peruano
entre las décadas de los años 80 y 90.

La causa inmediata y directa del proceso de violencia que se analiza, fue la decisión de la dirigencia
del Partido Comunista del Perú–Sendero Luminoso (PCP-SL) de iniciar la denominada “guerra
popular” en contra del Estado Peruano. La responsabilidad directa atribuida a este grupo particular
no elimina, por otro lado, la influencia fundamental de factores históricos, coyunturales y
contextuales que hicieron posible que se desencadenen los 20 años de conflicto que afectaron al
país. El PCP-SL decidió libremente iniciar una lucha armada, pero no lo hizo en el vacío, sino en un
contexto propicio para que su iniciativa tuviera éxito y se expandiera e intensificara a niveles de
violencia nunca antes registrados en la historia del Perú.

Hacia el año 1980 el Perú era un país que había atravesado importantes procesos políticos en favor
de una modernización institucional y se encontraba en un proceso de retorno a la democracia. Sin
embargo, no había podido consolidarse como una nación en la que la mayoría de la población se
encontrara adecuadamente incluida dentro los sistemas económico, político, social o legal. Así,
importantes sectores poblacionales –en especial la población rural de menores recursos– se
encontraban prácticamente desatendidos por un Estado que no era capaz de procurar los servicios
y condiciones mínimas indispensables para su ejercicio ciudadanía. Las extremas diferencias socio-
económicas y la profunda exclusión social sirvieron como caldo de cultivo para que el germen de la
violencia inoculado por la decisión del PCP-SL de iniciar su acción armada en 1980 se reprodujera
hasta alcanzar, algunos años después, las dimensiones terribles e imprevisibles que llegó a tener.

El episodio que marcó de forma “simbólica” el inicio del conflicto ocurrió el 17 de mayo de 1980,
cuando el país se encontraba en el proceso electoral que suponía el retorno a la democracia tras 12
años de gobiernos militares. En ese momento, una columna senderista quema ánforas electorales
en el distrito de Chuschi, Departamento de Ayacucho. Entonces, de atentados esporádicos contra la
propiedad pública y privada, las acciones del PCP-SL fueron intensificándose en el Departamento de
Ayacucho hasta llegar al asesinato sistemático y las acciones armadas contra las fuerzas policiales
locales (CVR, 2004, p. 62).

La CVR (20003; 2004) propone una periodización del Conflicto Armado Interno dividiéndolo en cinco
fases. La primera de ellas comprendida desde mayo de 1980 hasta diciembre de 1982 está
caracterizada principalmente por el inicio y posterior aumento de las acciones senderistas –
especialmente en el Departamento de Ayacucho– y la inacción de las fuerzas policiales y del Estado
con respecto a esta escalada terrorista.

La segunda fase que va desde enero de 1983 hasta junio de 1986 está caracterizada por el ingreso
de las Fuerzas Armadas –el Ejército y la Marina– a la lucha directa contra el PCP-SL. La declaración
del Estado de Emergencia en la mayoría de las provincias del Departamento de Ayacucho y algunas
del Departamento de Huancavelica y la cesión del control político-militar de dichas zonas a las
Fuerzas Armadas por parte del Estado Peruano, significó lo que la CVR ha denominado la
“militarización del conflicto”. La intensidad que alcanzó el conflicto en este período en términos de
muertes, en especial en el Departamento de Ayacucho, sería la mayor en los veinte años de conflicto
interno. Sólo en 1984 se registraría el mayor número de víctimas mortales de todo el período 1980-
2000, llegándose a superar entonces, los 4,000 muertos o desaparecidos.

La tercera fase comprendida entre junio de 1986 y marzo de 1989 está caracterizada por el
despliegue geográfico del conflicto. En este período el conflicto se extiende hacia otras zonas del
país, tanto el norte como el sur, llega a la costa y se introduce en la región amazónica. También
coincide con el incremento de la aparición del segundo grupo subversivo protagonista de esta
guerra: el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), el mismo que teniendo estrategias
diferentes al PCP-SL extiende las acciones armadas en la región nor-oriental del país.

Este período es de vital importancia para comprender lo que sucedería con el conflicto durante la
siguiente década de los años 90.

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