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La literatura se caracteriza por ser una de las formas de expresión artística en la cual el

artista expone más de sí mismo dentro de su obra. Sin importar la temática, una novela o un
poema siempre permitirán al lector aprender mucho sobre su autor y la vida del mismo. Es
por esto que, en la gran mayoría, sino todas las obras de escritores que han experimentado
la injusticia y desigualdad, ya sea directa o indirectamente, es posible evidenciar cierta
crítica social y/o actitud contestataria del autor frente a cierta temática o situación que le
moleste. Así sea solo exponiendo dicha situación, sin necesidad de criticarla explícitamente
dentro de la obra.

Fue este el caso de los autores latinoamericanos más reconocidos durante la década de los
60, los protagonistas del famoso “Boom latinoamericano”. Dentro de este grupo de autores
se encontraban figuras como Gabriel García Márquez, Juan Rulfo, Julio Cortázar, Mario
Vargas Llosa, Miguel Ángel Asturias y Carlos Fuentes, quienes gracias este fenómeno
literario pudieron ganarse un renombre, y convertirse en escritores reconocidos a nivel
internacional.

Ahora bien, las temáticas abordadas en las obras de estos autores fueron muchas, no
obstante, siempre hubo algo que caracterizo a este grupo de escritores, y posiblemente fue
una de las razones por las que el público, tanto latino como extranjero, se interesó tanto por
su trabajo; la denuncia y crítica social.

En la obra “Teoría estética” su autor Theodore Adorno sostiene: “El arte como tal, siempre
se verá afectado ya sea parcial o totalmente por su entorno, es decir, el artista consciente o
inconscientemente percibirá lo que ocurre en su época, de tal manera que cada obra que
produzca proyectará la visión de éste con respecto al medio en el que se desarrolla, aquel
que diga lo contrario miente, ya que es inevitable estar influenciado por el exterior.” Y fue
esto justamente lo que favoreció tanto a los protagonistas del “Boom”, su predisponían a
permitir que sus obras se vean influenciadas por lo que los rodea.

Pues, debe tenerse en cuenta que la época que vivieron estos hombres se caracterizó, entre
otras cosas, por una gran agitación social, causada por conflictos principalmente del
carácter político. Las dictaduras militares y gobiernos totalitarios sacudían a las naciones
del país, quienes bajo el mandato de gobernantes como Alfredo Stroessner, Juan Carlos
Ongania y Juan Velasco Alvarado llegaban a temer por su vida a la hora de expresar un
opinión, la desigualdad económica parecía atacar a todas las naciones por igual y la
abundante violencia en países como Colombia y Argentina no permitía dormir
tranquilamente a las personas.

Y es en este momento de desesperación del pueblo, que aparece Mario Vargas Llosa, con
su obra cumbre “La ciudad y los perros”, para dejar a un lado el antiguo elitismo que se
vivía en la literatura, y en su lugar, adentrarse en la situación social, económica y política
que experimentaba su país (Perú), denunciando los prejuicios raciales, regionales y socio-
económicos que dividían a su pueblo junto con el militarismo brutal y antidemocrático.

La bocanada de aire nuevo que fue este libro para la literatura hispanohablante fue lo que
permitió que tantos editoriales se percataran del potencial económico que tendría expandir
este movimiento, y por consiguiente, posibilito que se dieran a conocer todas las obras que
siguieron a esta durante el resto de la década, entre ellas “Cien años de soledad” de Gabriel
García Márquez, “Rayuela” de Julio Cortázar, “Pedro Paramo” de Juan Rulfo, “La muerte
de Artemio Cruz” de Carlos Fuentes y “Mulata de tal” de Miguel Ángel Asturias.

Igualmente, la ansiedad por un cambio en la sociedad por parte de los escritores de la


época, no se evidencio únicamente en las temáticas que decidían abordar en sus obras, sino
también en su forma de escribir. Durante esta década, comenzaron a experimentar con
distintos estilos narrativos y la incorporación de elementos fantásticos dentro de historias
que no necesariamente pertenecían a este género, permitiendo de esta forma también un
camino de escape momentáneo para los lectores, que estos se distrajeran por unos cuantos
momentos de la dura realidad que vivían, y hacían esto sin dejar a un lado por completo su
compromiso con la denuncia de injusticias y fallas en la sociedad.

En conclusión, la década de los 60 represento una de las épocas más difíciles que ha tenido
que atravesar américa latina. Los gobiernos corruptos, regímenes militares y discriminación
de todos los tipos producían en todos los latinos una gran cantidad de sentimientos y
emociones; desesperación, ira, tristeza, pero ante todo, inconformidad y ansias de un
cambio. Todos aspectos que pudieron verse reflejados en las obras literarias más exitosas
de la región durante estos años. Los autores, como el resto de la población, se vieron
profundamente impactados por las injusticias, y ya sea consciente o inconscientemente,
permitieron que este hecho afectara su trabajo, llevándolos a realizar importantes denuncias
sociales y hasta a ingeniar técnicas y géneros que cambiarían para siempre la historia de la
literatura.

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