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FILOSOFIA POR CONTINENTES

FILOSOFIA DE LA CIENCIA Y DE LA TECNOLOGIA

TITO REYES YOSSIMATS BRAYAN

UNIVERSIDAD NACIONAL JOSE FAUSTINO SANCHEZ CARRION

FACULTAD DE INGENIERIA QUIMICA Y METALURGICA

ESCUELA PROFESIONAL DE INGENIERIA METALURGICA

HUACHO-PERU

2019

*CASTRO BARTOLOME Héctor Jorge


INDICE

I. RESUMEN

II. INTRODUCCION

III. ORIGEN DE LA FILOSOFÍA

3.1. CONTEXTOS

IV. FILOSOFIA POR CONTINENTES

4.1. FILOSOFIA LATINOAMERICANA

4.2. FILOSOFIA EUROPEA

4.3. FILOSFIA ORIENTAL

4.3.1. FILOSOFIA INDIA

4.3.2. FILOSOFIA BUDISTA

4.3.3. FILOSOFIA CHINA

4.4. FILOSOFIA AFRICANA

V. BIBLIOGRAFIA

VI. CONCLUSION
I. RESUMEN

Hoy en día, la filosofía atraviesa nuevos procesos de cambio que definen otras

concepciones. Desde hace unas décadas las nociones de sujeto, verdad, historia y grandes

relatos, que justificaban entre otras, el conocimiento, la ciencia, el arte o la religión son

cuestionados y redefinidas. Pero también se produjeron cambios que conformaron nuevos

problemas filosóficos, como los que generan la inteligencia artificial, el terrorismo, la

televisión y la ecología.

Por otro lado la filosofía ha vuelto a pensar viejas cuestiones ubicándolas en el contexto

actual, como por ejemplo: el extranjero como figura del otro, la pobreza o a la memoria

como reconstrucción del pasado individual y social.


II. INTRODUCCION

Desde que el ser humano, allende los tiempos, caminó erguido, se han ido introduciendo

cambios cada vez más avanzados y complejos a lo largo de su evolución. Los más

drásticos obedecían al propio transcurrir natural de los acontecimientos sin embargo y,

poco a poco, el hombre empezó a dominar el fuego, a construir herramientas como el

bifaz, a dividirse el trabajo, a enterrar a sus muertos, a utilizar un lenguaje o a organizarse

en algo similar a clanes. Lo que sí es cierto es que en algún momento de los albores de la

humanidad, ésta se planteó que formaba parte de un mundo físico que no se sabía de

dónde había salido y tomó conciencia de su propia existencia. Ese mundo exterior que le

proporcionaba alojamiento o comida y el porqué estaba allí, le produjo al hombre

primitivo perplejidad y curiosidad.

Por aquel entonces, los hombres no contaban con aparatos, artefactos y máquinas que les

ayudasen a medir o representar convenientemente ese conjunto de fenómenos en

apariencia inextricables. Su tecnología estaba centrada en hacer un buen fuego frotando

maderos secos o mediante el pedernal, en fabricar puntiagudas lanzas que penetraran en

sus presas para proveer a su prole, en medir el tiempo según la posición del Sol y el

visionado de la Luna o en curtir las pieles para proporcionarse abrigo. Eso les llevaba gran

parte de su tiempo de vigilia y no les quedaba mucho más con el fin de dar respuesta a una

cosa que no era tan evidente como la comida que tenía delante de sus dientes. Pero en

absoluto debe pensarse que eran mentes inferiores o infantiles: eran lo que eran en virtud

de lo que las circunstancias les dejaban ser, porque mediatizados por la supervivencia, las

cosas eran ideadas pragmáticamente con vistas a un uso en dicha supervivencia. Aun así,

estos hombres antiquísimos, pergeñaron una buena hipótesis que transportar en sus

ocupados cerebros sobre la cuestión: puesto que había montañas, ríos, animales y un

sinfín de cosas que ellos no habían puesto allí, imaginaron que algo o alguien las tuvo que
poner, para bien o para mal. Multitud de fuerzas mágicas, divinidades y consideraciones

animistas daban explicación, a los distintos pueblos, de lo que ocurría y de por qué

ocurría. En sí, no necesitaban mucho más en su exiguo tiempo para la supervivencia.

No obstante, conforme iban mejorando las condiciones de vida (Neolítico) también iba

aumentando el tiempo disponible para la especulación sobre el mundo y el hombre.

Pronto, las fuerzas mágicas y las divinidades, dieron paso a extensas leyendas,

complicados panteones divinos y extraños ritos adivinatorios; al final, más inextricables

que la percepción directa del mundo en sí. Los sacerdotes y oráculos se veían

sobrepasados en sus relatos míticos que poco tenían que ver con la supervivencia, la

naturaleza y la realidad. Ante este proceso de abstracción más absurdo que explicativo, los

hombres empezaron a idear cosmovisiones más sintéticas y con principios más plausibles.

Este proceso es conocido con el nombre de paso del mito al logos.

III. ORIGEN DE LA FILOSOFÍA

3.1.CONTEXTOS

Es muy común y coincidente datar su origen en la Grecia del s.VI a.d.C.

Aproximadamente. Sin embargo, si tenemos en cuenta que la invención de la escritura lo

fue en torno a hace 4000 a.d.C, es muy posible que una especie de especulación pre-

filosófica estuviera presente en muchas culturas. Así, se ha asumido durante mucho

tiempo que, la filosofía, tuvo un origen y diseminación europeas, cuestión harto difícil de

afirmar por cuanto, por ejemplo, Lao-Tsé (chino), era coetáneo de Sócrates y Platón

griegos.

Probablemente, existieron soluciones diferentes al problema que planteaban unas leyendas

que en poco o en nada satisfacían a los hombres, asimismo, expresadas en distintos

lugares del globo y sin conexión directa entre sí. Es muy curioso, en este sentido, que los
primeros que usaron las palabras filosofía o filósofos fueron adjudicadas a personas que

no pertenecían a la metrópoli (Atenas) sino a sus colonias: Mileto, Sicilia, Éfeso... Es

decir, a aquellas personas que estaban en contacto directo con culturas y formas de

pensamiento distintas a la tradición ateniense hasta entonces.

Existe también el problema de que la filosofía tanto en origen como en algunas tendencias

posteriores no es algo tan alejado de la religión como aparentemente quieren hacer ver

algunos. En primer lugar, si no hubiera existido una amplia y profunda especulación sobre

la religión (es decir, sobre la primera explicación del universo), no hubieran existido

mimbres conceptuales con los que construir otro modo de pensar. En segundo lugar, los

primeros filósofos, en general, (y algunos otros después), no dejaban de albergar

principios religiosos ni en sus tesis ni en su vida cotidiana. Finalmente, la religión daba

ideas aunque con aplicaciones opuestas. Verbi gratia, el monoteísmo y la mono latría

(inventadas en el tiempo antes que la filosofía) dieron pie a la síntesis de un solo principio

cosmogónico.

Lo que sí hay que reconocer es que en la Grecia Antigua se alcanzó y se desarrolló un tipo

de pensamiento -el filosófico- cuya influencia posterior es innegable, distinta y

diferenciada al pensamiento religioso o mítico. Y a eso nos vamos a referir con la

expresión origen de la filosofía. Este origen hay que contextualizarlo en el

antropomorfismo de la misma religión griega de ese tiempo, donde su esencia era una

especie de dualidad entre lo divino y lo humano (véase Hesíodo en su Teogonía). Este

acercamiento del hombre al mismo origen de las cosas trajo consigo el empezar a enunciar

la causa inicial del mundo en otros principios fundamentales de la realidad distintos a los

referidos a cualquier divinidad o fuerza mágica; porque, en sí, lo que hacía funcionar al

mundo, podría alcanzarse por medio de la razón y no por un acto de fe. Dicho de otro

modo, la fe no bastaba para explicar el universo porque su explicación, en esos tiempos,


ya resultaba poco creíble a través de los mitos y la magia. De ahí que, los hombres más

inteligentes de la época, comenzaran a pensar de otro modo para explicarse a sí mismos y

a lo que ocurría a su alrededor.

Muchos de los conocimientos que se poseían en la época procedían de Egipto y Babilonia

y, de hecho, los griegos no pocas veces se consideraron herederos de tales civilizaciones

que, en cierto modo, admiraban. Si bien, ninguna de estas culturas ofrecía especulaciones

sobre el mundo de tipo filosófico, derivando a la religión cualquier producto referido al

principio de los tiempos. La originalidad griega fue, en este sentido, única. Sin embargo,

en el contexto, la tecnología existente de aquélla, sin duda tuvo algo que ver a la hora de

cambiar los métodos (la fe por la razón). Hay que tener en cuenta que, el comercio, los

nuevos contactos y conocimientos geográficos y la conexión con otras civilizaciones y

actitudes ante la vida (a partir sobre todo del s. VII ad C), convencieron a los griegos de

esos tiempos de que cada pueblo y cultura tenía distinta perspectiva religiosa y ritos

contradictorios respecto a los suyos propios; con lo cual, si la realidad y el mundo

obedecían a las mismas reglas (seguía saliendo el sol, los ríos fluían igual, se comía carne

y pescado también y cosas similares), era muy razonable pensar que los fundamentos del

mundo debían asentarse en bases diferentes a las religiosas (tan variadas y verdaderas

como pueblos visitaban y conocían).


IV. FILOSOFIA POR CONTINENTES

4.1.FILOSOFIA LATINOAMERICANA

El nacimiento de la primera vertiente, también llamada “americanismo filosófico”, puede

rastrearse hasta las primeras décadas del siglo XX en México, como fruto del ambiente

nacionalista que había generado la revolución mexicana. La revolución de 1910, con su

carácter nacionalista, antiimperialista y antioligárquico, promovió en México una

reflexión sobre el “ser” del hombre mexicano y latinoamericano, que se tradujo en una

serie de ensayos literarios con pretensiones filosóficas, como por ejemplo La raza

cósmica. Misión de la raza Iberoamericana (1925) e Indología: una interpretación de la

cultura iberoamericana (1926), ambos escritos por José Vasconcelos Calderón. Pero es en

el libro de Samuel Ramos El perfil del hombre y la cultura en México (1934) donde puede

apreciarse una primera configuración del proyecto de una filosofía sobre lo mexicano.

También es importante la creación del Grupo Hiperión, conformado por filósofos como

Emilio Uranga, Jorge Portilla, Luis Villoro y Joaquín Sánchez McGregor. De este grupo

se destaca la obra de Uranga Análisis del ser mexicano (1952).

Partiendo entonces de México, el americanismo filosófico generó toda una serie de obras

en todo el continente, cuya influencia se extendió durante casi cuatro décadas (1930-1970)

y de las que pueden destacarse las siguientes: La seducción de la barbarie. Análisis

herético de un continente mestizo (1953) y América profunda (1962) del argentino

Rodolfo Kusch; América Bifronte. Ensayo de ontología y filosofía de la historia (1961)

del también argentino Alberto Caturelli; Pueblo continente (1937) del peruano Antenor

Orrego; El problema de América (1959) del venezolano Ernesto Maíz Vallenilla; El

sentimiento de lo humano en América (1951) del chileno Félix Schwartzmann; La

invención de América. Investigación acerca de la estructura histórica del nuevo mundo y

del sentido de su devenir (1958) del mexicano Edmundo O'Gorman y La filosofía de lo


mexicano (1960) de Abelardo Villegas. Todas estas obras generaron un sonado debate en

todo el continente acerca de la existencia o no existencia de una filosofía originalmente

latinoamericana, que se reflejó en textos como Filosofía argentina (1940) de Alejandro

Korn; Sobre la filosofía en Iberoamérica (1940) de Francisco Romero; ¿Hay una filosofía

iberoamericana? (1948) de Rizieri Frondizi; ¿Cuáles son los grandes temas de la filosofía

latinoamericana? (1958) de Victoria Caturla de Bru; El problema de la filosofía hispánica

(1961) de Eduardo Nicol; Filosofía española en América (1967) de José Luis Abellán y La

filosofía Iberoamericana (1968) de Francisco Larroyo.

4.2.FILOSOFIA EUROPEA

Como es bien sabido, Europa fue durante siglos el programa central de los reformistas

españoles. Percibida España como un problema, Europa, que no nació precisamente en

1814, a pesar de lo defendido por Beethoven en su célebre cantata, era, como tan

lapidariamente dejó escrito Ortega, la solución. Incluso durante la dictadura franquista no

pocos “europeístas” defendieron, desde los márgenes del sistema, la voluntad española de

colaborar en la construcción política europea como vía idónea para la consecución de una

Unión capaz de tener una política propia, haciendo así menos peligroso el mundo bipolar.

Miembros por fin de pleno derecho de esa Europa soñada, los españoles tienen hoy, en

cambio, que enfrentarse, como los restantes europeos, a otros problemas. Al de la

previsible debilitación, por ejemplo, del papel hegemónico que correspondió a Europa en

todos los ámbitos desde los últimos quinientos años. ¿Quién osaría hoy decir, en efecto,

que “Europa es el mundo”? O al de la todavía escasa movilidad de los ciudadanos dentro

de una Unión fuertemente integrada ya en lo monetario. O al de la persistencia de

sentimientos, incluso excluyentes, de identidad nacional propios de tiempos pasados, con

la consiguiente desafección de muchos ciudadanos frente a esa Europa que todavía está
por construir en alguno de sus registros fundamentales. ¿Una Europa de los pueblos y/o

naciones o una Europa de los ciudadanos? El tiempo lo dirá.

Mientras tanto, convendría seguir pensando Europa. Convendría pensar, o siquiera

imaginar, qué es, qué podría o qué debería ser esa “unión” que se muestra todavía

“atravesada por tal variedad de intereses, tradiciones y fines que hacen del nombre del

viejo continente un concepto multipolar, contradictorio y desgarrado”. A la roturación,

postulada ya en su momento por Nietzsche, del concepto de Europa como concepto

filosófico está dedicado este interesante volumen colectivo, compilado por Elena Nájera -

traductora de Nietzsche al español- y F. M. Pérez Herranz. La cuestión de la identidad

europea -los caminos de una Europa entre cuyas fuentes estaría la propia filosofía- ocupan

un lugar preeminente en él, como parece obligado. Pero también los momentos esenciales

del proceso histórico de construcción de esa compleja identidad y el horizonte ¿cosmo-

polita? que se abre hoy a unos europeos cuya integración tentativa data aún de tiempos

recientes. En ella jugaron, en cualquier caso, un papel decisivo el derecho, el consenso y

la cooperación por la vía de la creación de estructuras jurídico-políticas transnacionales.

Fiel a su objetivo global, las “controvertidas y beligerantes fibras -cristianismo, utopía(s),

humanismo, Ilustración, feminismo, globalización…-, que a lo largo de los siglos se

concitaron para tejer tan complejo y decisivo lienzo son equilibradamente revisadas a lo

largo del volumen. En definitiva, lo que está en juego en sus páginas es la “conciencia

europea”. Y puesto que lo que con ello se menta en primer lugar son mitos y filosofías,

símbolos y representaciones, imágenes y conceptos, prácticas sociales y modos de

producción, eso es lo que es estudiado en buena parte del libro: Europa como destino y

tarea. En cuanto al segundo aspecto de la cuestión, el “fundamento”, que nadie espere

unanimidad. Pero convendría tener bien presentes las documentadas reflexiones de Julián
Marrades y Luciano Malusa sobre dos importantes candidatos a ese fulcro: el cristianismo

y el laicismo. O lo que es igual, las “raíces cristianas” de Europa, que justificarían la

presunta vigencia normativa de los criterios y valores cristianos en nuestro actual

ordenamiento jurídico y político, y el papel jugado por la Ilustración “post-cristiana” y su

legado -los “nuevos dioses” de nuestro tiempo: la ciudadanía, las instituciones

democráticas, los principios, los valores ilustrados y los derechos humanos- en la

construcción de una Modernidad que aspiró desde un principio, como bien hizo ver Weber

en su momento, a la universalidad.

Con argumentos dignos de reflexión, Malusa avanza, en efecto, la hipótesis de que el

pensamiento cristiano ha oficiado, desde la patrística cuanto menos, de elemento unifican

te del espíritu europeo. En cualquier caso, encontrar un punto de equilibrio entre el

espíritu de las Luces y la visión cristiana de la dignidad humana ayudaría más a construir

una “casa común” aceptable para todos los europeos que otras opciones más inquietantes.

Sobre todo si se contempla Europa desde la perspectiva del paria, como en su día hizo la

judía Hannah Arendt, a la que se dedica uno de los capítulos más conmovedores de esta

obra poliédrica.

4.3.FILOSFIA ORIENTAL

La filosofía oriental o filosofía asiática incluye las diversas filosofías de Asia del Sur y

Asia Oriental, incluida la filosofía china, la filosofía hindú, la filosofía budista (dominante

en el Tíbet, Bhután, Sri Lanka y el Sudeste Asiático), la filosofía coreana y la filosofía

japonesa.

4.3.1. FILOSOFIA INDIA

La filosofía india se refiere a las antiguas tradiciones filosóficas (sánscrito: darśana,

"enseñanzas") del subcontinente indio. Las principales escuelas ortodoxas surgieron entre
el comienzo de la era común y el Imperio Gupta. Estas escuelas hindúes desarrollaron lo

que se llama la «síntesis hindú» que combina elementos brahmánicos y elementos del

budismo y el jainismo. El pensamiento hindú también se expandió hacia el este, llegando

hasta el imperio indonesio Srivijaya y el Imperio Jmer. Estas tradiciones se agruparon más

tarde bajo el nombre Hinduismo. El hinduismo es la religión dominante en Asia del Sur.

El hinduismo es una categorización de distintos puntos de vista intelectuales o filosóficos,

más que un conjunto de creencias rígidas. El hinduismo, con cerca de mil millones de

seguidores es la tercera religión más grande del mundo, después del cristianismo y el

Islam.

4.3.2. FILOSOFIA BUDISTA

La filosofía budista comienza con el pensamiento de Gautama Buda (entre los siglos VI y

IV a.C.) y se conserva en los primeros textos budistas. En general se refiere a las

investigaciones filosóficas que se desarrollaron entre varias escuelas budistas en la India y

luego se extendieron por toda Asia a través de la ruta de la seda. El pensamiento budista

es transregional y transcultural. Es la tradición filosófica dominante en el Tíbet, el

Himalaya y en países del sudeste asiático como Sri Lanka y Birmania.

4.3.3. FILOSOFIA CHINA

El pensamiento filosófico de Asia oriental comenzó en la antigua China, y la filosofía

china comienza durante la dinastía Zhou y los siguientes períodos posteriores a su caída

cuando florecieron las cien escuelas del pensamiento (siglo VI a 221 a.C.).6970 Este

período se caracterizó por importantes desarrollos intelectuales y culturales y vio el

surgimiento de las principales escuelas filosóficas chinas (confucianismo, legalismo y

taoísmo), así como numerosas escuelas menos influyentes. Estas tradiciones filosóficas

desarrollaron teorías metafísicas, políticas y éticas que junto con el budismo chino,
tuvieron una influencia directa en el resto de la esfera cultural de Asia oriental. El

budismo comenzó a llegar a China durante la dinastía Han (206 a.C.-220 d.C.), a través de

una transmisión gradual de la ruta de la seda y gradualmente desarrolló distintas formas

chinas (como Chan / Zen).

4.4.FILOSOFIA AFRICANA

Entre 5.000 y 2.000 años a.C., Egipto era el principal centro de desarrollo cultural, en los

terrenos de las ciencias y la tecnología. Se considera que fueron cuatro los sistemas

cosmológicos o escuelas que allí se desarrollaron: la Escuela de Heliópolis, la Escuela de

Hermópolis, la Escuela de Tebas y la Escuela de Menfis.

Es esta última, la Escuela de Menfis, con la identificación de los cinco elementos (fuego

o "Atum", agua o Nun", el aire o Shu", lo infinito o "Huk" y el caos y orden o "Tefnut") y

su teoría sobre la inmortalidad del alma, la que servirá de base para los posteriores

desarrollos del pensamiento filosófico griego.

Por otra parte, Creta es considerada como la cuna de la cultura helénica. Pero ¿quiénes

eran los cretenses?. Hacia el 2.500 a.C., una gran sequía arrasó el Sahara y obligó a

muchos pueblos a desplazarse hacia el mediterráneo. Los hallazgos arqueológicos

encontrados en Creta y Sudán que indican la unidad en el tipo de población negra de

ambos lugares, parecen reforzar la teoría de que grupos de la población negra que ocupó

las costas del Mediterráneo se establecieron en la isla de Creta. La sociedad que aquí

desarrollaron estaba íntimamente relacionada con la egipcia con quienes comerciaban y se

relacionaban. Hacia el año 1.400 a.C. Creta fue invadida por tribus consideradas bárbaras,

del norte de Grecia. Puede que esta sea la razón por la que los primitivos griegos eran

llamados por otros pueblos vecinos, etíopes.


Esta ascendencia africana en los primeros filósofos griegos es fácilmente identificable en

todos ellos. Así, Tales, tras estudiar durante años en Egipto, desarrolla sus teorías en torno

al agua como el elemento origen de todo. Anaximandro, discípulo de aquel, en cambio,

parte de lo infinito como origen de la creación. Anaxímenes, siguiendo a sus profesores

egipcios, defenderá el aire como elemento fundamental, mientras que Heráclito lo hará

con el fuego. Pitágoras, que estudió durante 22 años con los sacerdotes egipcios llevará a

Grecia las ideas de un universo matemático y la idea de la transmigración de las almas, al

igual que lo hace Orfeo. La defensa que Jenófanes hace de la teoría de dios único tiene su

origen en Egipto. Esta influencia de las enseñanzas recibidas de Egipto sobresalen

igualmente, en Parménides, Anaxágoras, Demócrito, Zenón, Demócrito o Platón, quienes

estudiaron durante años en Egipto antes de desarrollan sus ideas en Grecia.


V. CONCLUSION

Para muchos la filosofía es una ciencia que no representa nada de practico ya que trata de

temas como el "ser" el "devenir", pero para otros, y podemos hablar de hombres tanto de

la antigüedad como de la actualidad, creen que la filosofía es una forma de vivir y lo

podemos demostrar sabiendo que los filósofos modernos no solo son filósofos, sino que

muchos de ellos fueron matemáticos, profesores de grandes universidades, músicos etc.,.,

¿y entonces ellos que pensaban de la filosofía?, se cree que la filosofía era el medio por el

cual ellos podían vivir, pensaban en las preguntas que mantenían con sentido la vida, las

mismas que hoy nosotros nos hacemos y pensamos que las respuestas las tenemos en

cosas simples, como el amor, ideales como la paz, la amistad etc., pero ellos [los

filósofos] se dieron cuenta que esos elementos eran apenas una parte de la vida por eso

empezaron a buscar más significado y eso solo lo encontraron en la filosofía : una eterna

búsqueda del verdadero sentido de la existencia y lo que ella implica.


VI. BIBLIOGRAFIA

- Bravo, J. Ciencia en la Edad Media.

http://www.arteguias.com/cienciaedadmedia.htm

- Salazar J. Corrientes filosóficas y sus representantes.

http://shiatsu76.blogspot.com/2008/10/introduccin-mientras-los-animales.html

- U.D.5. Filosofía contemporánea.

http://www.departamentos.ieshernanperezdelpulgar.eu/departamentos/filosofia/cecilio/con

temp

- Vásquez F. Corrientes Filosóficas. [Presentación en línea].

http://corrientesfilosoficaspresocraticos.blogspot.com/2012/11/filosofia-clasica-

griega.html

- Educatina. Nominalismo.

http://www.educatina.com/filosofia/nominalismo?gclid=CMe0hJTi3LgCFSgV7Aod6XE

AoA

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