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HECHOS Y DICHOS DE LA BEATA MARÍA PILAR IZQUIERDO

(Continuación del Boletín nº 107. Relato del P. Manuel Canóniga, Religioso Agustíno)

En mi primera visita, después de citarme para esta segunda entrevista, seguí un buen rato
entre todos los que estaban e iban entrando, y observé que reinaba una sana alegría en aquella
habitación. Por insinuación de la enferma entonaron cantos eucarísticos y Salves a la Reina del
cielo. Pilar, embelesada y radiante de alegría, escuchaba y unía, de cuando en cuando, su
armoniosa voz a la del “rebañito”. Yo me sentía transportado a una catacumba romana de los
tiempos del Papa Urbano y santa. Cecilia. Aquella era una congregación ideal de almas puras y
nobles que trocaban gustosas los halagos mundanales, por respirar el ambiente de aquella
antesala celestial, mansión hermosa y encantada de bienestar. Era un gozo tal el que allí reinaba
que, contagiado, no acertaba a explicármelo. Me parecía un sueño halagador después de una
negra y espantosa noche. Era como un rayito de sol prendido de un rosal cuajado de fragantes
rosas. Clavados mis ojos en el rostro de la enferma, me daba cuenta cabal de que aquello era una
irradiación de su persona. Permanecí allí más de dos horas, meditando en lo íntimo de mi alma
aquellas palabras, aquellos cánticos, aquellas saetas eucarísticas, llenas de santa unción que
calaban el alma. Vivía los momentos de compasión y de caridad más intensos que hasta
entonces había experimentado. Todo respiraba piedad, belleza, edificación, hermanado de tal
modo con la santa alegría de los justos, que las tuve a todas por las más felices de las criaturas.
¡Con qué ojos de veneración miraban todas al lecho doloroso de aquella enferma paciente,
sencilla como una blanca paloma, que sentía en sus alas la señal del plomo purificante con que
la hirió Cristo Jesús!... Y, no obstante estar así, hablaba, cantaba, sonreía, consolaba y convertía
almas para Dios aquel “gusanillo”, aquella “tontica”, epítetos que ella se aplicaba a sí misma.
Con profunda pena tuve que despedirme, y lo hice emocionado. Ella me repitió sus
ofrecimientos y, al aceptarlos, me sentí como contagiado del modo usual del “rebañito de
Jesús”, despidiéndome de todos con una piedad y un sentimiento, como jamás lo había tenido
para con nadie. Bajé las escaleras anonadado, confundido… Las impresiones recibidas
superaron a lo que había imaginado. Al volver a mi residencia militar, los amigos, se
sorprendieron de mi demudado semblante, sacando en conclusión, como luego me
manifestaron, que algo muy grave y muy hondo embargaba mi alma en aquella tarde.
Llegó el martes 19 de marzo de1939 y cumplí con la fecha y hora de aquella cita singular.
Sobrecogido, me estremecía al pensar que llegara a desvanecerse aquella dicha que nacía, para
tomar después proporciones insospechada. A las tres en punto de la tarde, entraba en la mansión
descrita, para quedar a solas con aquella imagen amalgamada de goces y dolores hondos.
Me acerqué tembloroso al lecho y volqué en el saludo toda mi alma. Quise hacer preámbulos
y no pude. Hice lo posible por ordenar mis pensamientos y no fui capaz de conseguirlo. La voz
quedó prisionera en mi garganta, cuando experimenté lo que nunca había creído posible. El
rostro de Pilar tomó los caracteres de una palidez mortal. Cerrados sus ojos, parecían sin
embargo clavados en algo que estaba presente y que ejercía una influencia irresistible sobre ella.
Con una voz clara y patética dio principio al análisis más conciso y acabado de mi vida. Allí
salieron pronunciados por su boca, mis virtudes y pecados, mis aspiraciones y mis faltas de
carácter, mis correspondencias a la gracia y mis traiciones a ella. Con fechas, fue haciendo la
reseña exacta de mi vida en el mundo y en la religión con la descripción de mis combates, mis
inquietudes, mis zozobras y mis andanzas de militar, cuanto hice y cuanto dejé de hacer,
debiendo de haberlo hecho; en fin, desdobló mi alma de tal modo, que leía en ella como en un
libro abierto. Todo lo hizo desfilar ante mí como una proyección cinematográfica, por donde
pasaba yo cargado con el enojoso lastre de mis culpas, mis aciertos y mis yerros en el camino de
la virtud, y mis correspondencias a la gracia de Dios. Luego, hizo alto un momento para
exclamar ante algo que veía y que ponía su rostro en ese momento con toda la dura aflicción de
una mártir: “Dios mío, ¡qué cruz tan dolorosa”!
Era tal el asombro y la reverencia con que yo escuchaba todas sus palabras, que el sudor caía
gota a gota de mi frente. El “Gusanillo” hablaba con toda claridad y golpeaba mi corazón con
frases cortantes y llenas de realismo, que mi alma comenzó a verlo todo con meridiana nitidez.

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Reparó de pronto en mi estupefacción y mi anonadamiento e hizo alto en sus revelaciones,
concluyendo con esta frase: “No es suficiente tener buena voluntad, aunque es un gran don de
Dios, sino que debemos desprendernos de todo lo que no es del Señor, querer una sola cosa y no
hacer paliativos con lo que es incompatible e irreconciliable”. “Hagamos un convenio los dos.
Tú ofreces cosas por mí y yo por ti. Luego, cuando tengamos más confianza, te diré más
cositas… Procura hacer el examen particular bien, y no lo dejes ningún día. El ofrecimiento de
las mañanas hazlo fervorosamente. Procura tener la presencia de Dios de manera constante.
Reza el rosario mejor considerando los misterios y meditando en ellos a medida que rezas. No
olvides nunca que las infidelidades a la gracia hechas a Dios por personas religiosas que tanto le
deben, son verdaderas bofetadas al rostro de Jesús. Cuando vayas a descansar por la noche di a
Jesús: ¡Dios mío, Jesús mío, Maestro mío! Perdóname toda mi vida pasada. En tus manos me
pongo y a tus brazos me acojo. Perdóname como si fuera a morirme en este instante”…
Así terminó esta la entrevista con Pilar. Una alegría nueva nacía en el alma del que había
soportado tanto tiempo zozobras inmensas y desconcertantes; me había acogido compasiva en
su “rebañico”, y ella había de responder de muchas cosas por mí ante Dios. Un recental más
quedaba desde aquel día al resguardo de los lobos sanguinarios de este mundo traicionero. Una
aurora con celajes irisados de ventura y dichas inefables comenzaba a despuntar en un corazón
en vísperas del suicidio de la vida religiosa y monacal.
¿Quién podía resistir a los encantos de semejantes manifestaciones? ¿Quién podía persistir en
su línea de conducta? Podía decir yo, plagiando las palabras de Endymión: “Ella sumergió mi
existencia en una atmósfera de ambrosía que la embelleció con colores de arrebol y
luminosidades de cielo”… Ella supo arrancarme como niño de pecho y me meció en una cuna
dorada de oraciones y virtudes, de amores y esperanzas verdaderas y asequibles. La corriente de
mi vida primera cambió de curso y yo presté, arrobado, tierno homenaje a esta dulce madre que
arrebató mi alma con caricias y ternuras insospechadas. Sentí miedo de mí mismo… Temí y
soñé perderlo todo con mi conducta. Y… ¡cómo se trocó desde aquel día!

RETAZOS DE SUS CARTAS


Estamos dentro d el tiempo de Cuaresma y la Beata Madre Mª Pilar nos dice:
En esta santa Cuaresma embebámonos en la penitencia, que es la leña más firme que hace
calentar nuestro horno, y él será el que quemará todas nuestras costumbres y solo saldrá la
calienta del amor divino… Mortifícate todo lo que puedas. (Tengo sed… nº 454)
Espero que en esta santa Cuaresma seguirás los pasos de nuestro Jesús, y procurarás ofrecerle
todo lo que tenga el gusto de mandarte, para desagraviar a esa inmensa misericordia que se hizo
hombre por salvarnos. Engólfate mucho, y piensa que todo lo podrás llevando en tu corazón a
Aquel que nos conforta. (Tengo sed… nº 460).
Encuentro en ese sufrir un amor tan feroz hacia nuestro Jesús, que muero y no muerto…
porque ese amor es el que me hace vivir. Tengo sed… nº 145),

GRACIAS Y FAVORES DE LA BEATA Mª PILAR


774.- Soy Religiosa de la Obra Misionera de Jesús y María y deseo dar testimonio de un
auténtico milagro. Era el 11 de septiembre del 2011, en que Venezuela celebra la fiesta de su
Patrona, la Virgen de Coromoto. Nuestras Hnas. de Carora, nos invitaron a pasar un día
diferente, pues en esa ciudad el calor es agobiador día y noche Una señora les prestaba una casa
en un clima más fresco y ellas querían aprovechar la oportunidad, porque a los pocos días
comenzaría el nuevo año escolar con las niñas internas de la casa Hogar, los niños de la
guardería, enfermos, etc. De la casa de Barquisimeto no podíamos ir más que dos, la Superiora,
que iría manejando la camioneta y mi persona; las de Carora iban todas. Llegaron a buscarnos a
eso de las 4 de la tarde. En nuestra camioneta iban también tres hermanas de Carora. Después
de habernos encomendado a Dios, a la Santísima Virgen y a nuestra Beata Madre Mª Pilar
Izquierdo y a todos los Santos, hablamos un poquito y nos dispusimos a rezar las Vísperas y el
santo Rosario. Cuando estábamos llegando al final de la autopista, M. Alcira quiso mermar
velocidad; pero el carro no le respondió y nos íbamos a estrellar contra la camioneta de Carora;

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entonces la Madre hizo una maniobra y sólo la rozó por un lado; como los frenos eran los que
no respondían, al querer parar, se metió a un hueco, era ya carretera destapada y, en ese
momento, la camioneta dio la vuelta de campana, quedando las llantas para arriba y las cinco
debajo de las latas del carro. Las Hermanas de Carora pensaron que nos habíamos muerto todas,
pues quedamos aprisionadas entre las latas, sin poder movernos; no sé que sentirían las demás;
pero yo, en medio de todo, me sentí como abrazada por alguien, y grité: “¡Madrecita Pilar,
ayúdanos a salir de aquí!”. Inmediatamente sentí que lo que me aprisionaba se levantaba un
poco y me pude mover y salir sola, sin la ayuda de nadie, aunque ya se había reunido mucha
gente pensando que nos habíamos matado todas. También acudieron los bomberos, la policía y
las ambulancias. El carrito quedó deshecho; pero a ninguna de las cinco Hermanas pasó nada.
Por ello no nos cansamos, ni me cansaré nunca de darle gracias a nuestro buen Dios por
concederme un tiempo más de vida y poder bendecirle y amarle y ayudar a tanta gente
necesitada en el cuerpo y en el espíritu. En nombre de todas las Hermanas que volvimos a nacer,
doy también las gracias a nuestra querida Madre Mª Pilar y a la Stma. Virgen porque fue un
auténtico milagro que saliéramos no sólo con vida, sino ilesas, y pido a Dios que esta
experiencia nos sirva para agradecerle y valorar más el don de la vida que nos regala, viviendo y
trabajando solamente para El y para los pobres. Hna. Gilma Velásquez. Barquisimeto
(Venezuela).
775.- Madre Mª Pilar, te escribo esta carta para darte las gracias por todo lo que me concedes.
Hace unos días, mi hija que está embarazada de diecinueve semanas, me dijo que no sentía el
bebé, bajamos a la matrona y tampoco le encontró el latido. Nos fuimos a urgencias
temiéndonos lo peor. Todo el camino te fui rezando pidiéndote que esto fuera un fallo del
aparato y, cuando mi hija entró a que le hicieran la ecografía, a mi me saltaba el corazón y sólo
me sabía rezar. Cuando mi hija salió y me dijo que todo estaba bien yo, llena de alegría, te
prometí que te mandaría esta carta. ¡Madre Mª Pilar, gracias porque nunca me fallas! Mi vida
tendrá pocos días para agradecerte todo lo que me concedes. Consuelo Martínez. Benavides de
Órbigo (León).
776.- Soy Catalina Parés y quiero de nuevo dar las gracias a nuestra Madre Mª Pilar
Izquierdo. En nuestra familia, gracias a ella, hemos recibido gracias, dones o milagros, como lo
quieran decir. Yo me encomiendo a ella desde hace 20 años en que le pedí para mi madre que le
ayudara y le diera una buena muerte, y creo que esté con ella en el más allá. Desde entonces
todo lo tengo en sus manos. Ahora contaré que, el fin de semana día 18 al 19 de diciembre del
2010, mi hijo Daniel, de 23 años, fue invitado a una cena de Navidad por la empresa en que
trabaja. Y, al salir, fueron de copas a un bar y, un desquiciado chaval, a quien no conocía de
nada, sin comerlo ni beberlo, lo agredió con una copa de cristal en la parte izquierda del cráneo,
sobre el lóbulo del pabellón de la oreja. Le hizo una herida de unos 20 cms. o más. Una
enfermera que estaba allí, le hizo los primeros auxilios. Luego, el SAMUR, lo trasladó al
Hospital “Joseph Trueta” de Gerona. El médico de guardia se limitó a coser las heridas sin hacer
una placa craneal, aunque mi hijo le decía que él se notaba un cristal dentro. Llegó a casa sobre
las 6 de la madrugada del domingo y me contó todo. Este día lo paso fatal. El lunes 20, por la
mañana, fuimos a una clínica próxima y, el traumatólogo, dijo que tenía alojado un cristal de
tres cms. en el cráneo, advirtiendo que al operar podría quedar en silla de ruedas y sin poder
hablar. Mi hijo lo pasó muy mal al saber el porvenir que le esperaba, y nosotros igual. Por la
noche ingresó en el hospital “Josép Trueta”, pero nos dijeron que no podían operarle porque
sólo funcionaba un quirófano, pues por las fiestas navideñas cierran todos los quirófanos,
excepto uno. Nuestra desesperación era enorme, pues pasaban los días y a Daniel no lo
operaban. Él, asustado por todo lo que nos venía encima, me dijo: “Mamá, tu que siempre rezas
y llevas contigo algún Santo, ¿no llevas a alguien en el bolso que nos pueda ayudar?”. Yo
siempre llevo conmigo a nuestra Beata Madre Mª del Pilar y, este día, antes de salir de casa,
cogí uno de los Boletines que recibo. Entonces le dije: “Sí, hijo, llevo a la M. Mª Pilar, y se lo
di”. Él empezó a leerlo y a pedirle que saliera bien de la operación. Yo también le pedía
intensamente en la iglesia del Hospital por lo mismo; pero que si ocurría lo inevitable, que mi
marido y yo supiéramos afrontar con entereza y conformidad lo que nos viniera y que no se
destruyera mi familia. Al fin lo operaron el jueves día 23 de diciembre, después de que yo, en

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mi desesperación de madre, discutía con los neurocirujanos cada día y, gracias a mis santos y
principalmente a la Madre Mª Pilar, porque también Daniel se encomendaba a ella cada día, mi
hijo salió bien de la operación. Cuando bajamos a la UCI a verlo, sobre las 19 horas, Daniel
hablaba y podía mover las piernas. Y, a los ocho días, bajó los 8 pisos del hospital a pie y
llorando de emoción como una Magdalena. Pero, le esperaba otra operación para ponerle una
prótesis craneal, pues le habían quitado parte del hueso. El 12 de Agosto lo volvieron a operar
para ponerle la prótesis. Yo, como siempre, lo puse todo en manos de la Madre Mª Pilar, y la
operación fue un éxito; la prótesis no hizo ningún rechazo. En noviembre del 2011 empezó a
trabajar. Como siempre, tengo que dar muchas gracias a la Madre Mª Pilar, pues con su ayuda,
vamos superando las dificultades que encontramos en nuestras vidas del día a día, dejándole en
sus manos mis rosas con espinas que la vida nos depara. ¡Qué bueno es tener una Madre tan
adorable y que nunca te defraude! ¡Gracias, Madre!, rezo para que pronto puedan hacerte
SANTA. Catalina Parés. Banyotes (Gerona).
777.- Al ir a recibir los resultados de los análisis, la médica me animó mucho, pues aunque me
subió el colesterol y los marcadores tumorales estaban en el marco de los fumadores (yo nunca
he fumado), me dijo que no me preocupara, que dentro de seis meses me ordenaría repetirlos.
Estoy muy contenta, vuelvo a salir y estoy menos preocupada, es que desde que empecé con el
bálsamo de la Beata Mª Pilar Izquierdo, fui sintiendo mejoría. Gracias, Madre, porque sé que
me estás ayudando. Carmen Mª Requena. Madrid.
778.- Les envío una limosna para la Causa de la Madre Mª Pilar porque me alivió un fuerte
dolor que me dio; en acción de gracias, deseo que lo publiquen. Matilde del Solar. San Vicente
de Alcántara (Badajoz)
779.- Les agradezco de que se hayan unido a nuestras súplicas por la salud de nuestra
Hermana enferma, orando ante el sepulcro de la Beata Mª Pilar Izquierdo. Gracias a Dios y a la
Madre Mª Pilar Izquierdo, la Hermana hoy está bien. Ocurrió así: En el año 2010 la abrieron
para operarla y no pudieron hacerlo por estar invadida de cáncer, aunque sin afectar órganos
vitales. Entonces le aplicaron unas sesiones de quimioterapia, tras de la cual pudieron operarla,
y ya le dieron el alta. Nosotras rezábamos todos los días la oración de la Beata con gran fe y ella
se aplicaba el bálsamo, en la confianza, que había de escucharnos, y así ha ocurrido. Ha pasado
el año con gran paz y edificación en todos los momentos. Nosotras se lo atribuimos todo a la
Beata Mª Pilar. M.M. Benedictinas. Burgos.
780.- A mi nieta Ana Isabella, le pusieron la vacuna BCG cuando tenía quince días de nacida.
Al mes y medio nos dimos cuenta que le había hecho reacción y le drenó a la axila, formándose
un quiste de gran tamaño. A los dos meses el médico pediatra la remitió al cirujano, pues era de
operación. Entonces su mamá le pidió de todo corazón a la Beata María Pilar Izquierdo que le
sanara a su hija. Mi esposa María, le sugirió que le aplicara el bálsamo de la Madre en la región
y que le diera a beber una gota con el alimento y, a partir de entonces, el quiste se fue
reduciendo hasta que reventó, cicatrizando bien, sin necesidad de operarla. Hoy mi nieta tiene 9
meses y está sana y saludable. Gracias a Dios y a la intercesión de la Beata María Pilar, por
haberme concedido este milagro. Rafael González. Barquisimeto (Venezuela.)
781.- Quiero dar las gracias a mi querida amiga la Beata Mª Pilar Izquierdo por interceder en
un momento de tensión y miedo que pasé con un problema del oído derecho de mi hermana
Olga, quien de repente perdió casi toda la audición. Yo, con la fe puesta en la Beata Madre, le
puse rápidamente la reliquia en el oído y mi hermana empezó a sentir un ruido que, al
desaparecer, quedó oyendo bien; todo quedó en un susto. Gracias, Madre, que eres tan gran
intercesora ante Dios y la Santísima Virgen. Siempre he confiado en ti, porque estás siempre
con nosotros. Merche Agudiez Losada. Irún (Guipúzcoa)
782.- Gracias a la Madre Pilar, por todos los favores recibidos. Es mi ángel y me cuida
constantemente. Gracias. Vigo.

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783.- Hace años mi madre fue hospitalizada por algo muy grave llegando a entrar en coma y
mi difunto padre, al visitarla en el hospital, le aplicó en la frente “el bálsamo” de la Madre Mª
Pilar. Mi madre por mediación de la Madre Pilar salió del coma y hoy todavía está aquí. Mª
Inocencia Quintans Hermida. Dumbria (La Coruña).
784.- Deseo agradecer a la Beata Madre Mª Pilar Izquierdo su intercesión ante Dios nuestro
Padre por los favores recibidos. Desde hace 18 años conozco sus bondades y diariamente me
encomiendo a ella rezando la oración. Así, el pasado 3 de Marzo del 2011 sufrí un derrame
cerebral muy grave, quedé inconsciente y, en estado de coma inducido, durante 20 días en
cuidados intensivos. Gracias a las oraciones, logré volver en mí y recuperarme de un modo
extraordinario. A los 10 días me dieron el alta, y ha sido casi imposible de creer, pues las
secuelas que los médicos pronosticaban a mi familia eran terribles: Que era posible quedar
parapléjico, ciego, con pocas facultades mentales o en silla de ruedas de por vida. ¡Qué
maravilloso milagro al confiar en Dios nuestro Señor por mediación de Madre Mª Pilar!
Muchísimas gracias, Madre. Romualdo Gutierrez Rivas y familia. Guadalupe. Huila
(Colombia).
785.- El motivo de mi carta es de agradecimiento. Conocí las obras y el bálsamo de la Beata
Mª Pilar Izquierdo gracias a mi papá. Siempre he tenido problemas con los ovarios y hace tres
años que me aparecieron varios miomas en el útero, lo bastante grandes como para tener que
extirparlo. Mi esperanza de la posibilidad de ser madre se desvaneció; según varios médicos mi
útero era inoperativo y era “imposible, imposible, imposible”. Comencé a tomar el bálsamo y a
prepararme para la operación a pesar de la anemia. Después de un año me dieron día y hora, y el
lunes de la semana en que ingresaba para operarme ya el miércoles, se anuló todo. ¡Estaba
embarazada!; pero, nos decían los médicos: “No os hagáis ilusiones, lo vas a perder y si sigue
habrá que quitarlo porque vendrá mal”. Mi esposo y yo somos católicos y lo hablamos, y
decidimos dejarlo en manos de Dios Padre. Estuve ingresada por la tensión alta y, el bebé, una
niña, fue desarrollándose, aunque nació prematura y con malformación en la cabeza debido a los
miomas. Nos enviaron a Madrid a operarla de la cabeza; pero antes fuimos a Lourdes a
presentarla a la Virgen y seguíamos dándole el bálsamo en la cabecita y rezando a la Madre Mª
Pilar. En Madrid la vieron los médicos y nuestra sorpresa fue que no la iban a operar, sólo le
pusieron un casco corrector. El 18 de Marzo de 2011cumplió los dos añitos y ya no tiene que
llevar casco. Es una niña muy despierta y normal, un ser muy especial con el que Dios Padre me
ha bendecido. Muchísimas gracias, Dios Padre, por todo lo que por intercesión de la Beata Mª
Pilar Izquierdo haces en nuestra familia. Mª Belén Navas Urroz. Pamplona (Navarra).
786.- Gracias Beata Mª Pilar, porque hace 4 meses te pedí que me ayudaras a encontrar
trabajo y me lo concediste. Siempre que te pido algo con mucha fe, me lo concedes, eres mi
refugio. Gracias, Madre, por estar conmigo cada vez que te llamo en mis necesidades. Tania
Dávila. Logroño (La Rioja).
787.- Hace varios años, creo que en 2005, me ocurrió lo que voy a contar. No lo hice antes,
porque se trata de un tema que necesitaba la imparcialidad que da el paso del tiempo. Viajaba de
Beira a Maputo, en un avión de las Líneas Aéreas de Mozambique. En él coincidí con dos
hermanas de la Obra Misionera de Jesús y María. Yo, ni siquiera sabía que existía, pero siendo
que una de ellas era de mi provincia de origen, León, iniciamos una conversación que continuó
durante el vuelo. Sobre mí decir que, siendo española, me encontraba en la provincia
mozambicana de SOFALA, donde fundé una empresa forestal cuyo principal objetivo es el
reparto justo de la riqueza procedente de los bosques africanos entre los necesitados que residen
en ellos, gente afectada por la extrema pobreza y que ahora obtienen sus salarios en la empresa.
Al final del trayecto mi paisana me ofreció una reliquia de la Beata Mª Pilar Izquierdo, era la
suya propia que ella llevaba, un pedacito de alguna prenda que había pertenecido a la fundadora,
la Beata Maria Pilar Izquierdo. En Maputo, visité su casa que tanto me impresionó: la escuela
que construyeron para los niños, el internado, el huerto; en fin.... emocionante. Creo que era una
fecha cercana a Navidad y las hermanas de aquella casa me ofrecieron la única porción de
turrón que habían recibido, me costó un enorme trabajo conseguir que aceptaran comprender
que no podía llevármela; no sé, pequeños gestos que todavía al recordarlos, me emocionan, por
la calidez ingenua y la bondad que allí encontré. Yo, que todo lo paso por el tamiz intelectual…

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pero sé detectar dónde se encuentra la bondad. Me quedé con aquella reliquia, y no sé por qué
sentía como una voz interna que me decía que no me apartase de ella, que no la metiese en un
cajón. Aquella reliquia tenía algo, era como si la dueña de la reliquia quisiera ver a través de
aquel minúsculo objeto los caminos de barro, las aldeas perdidas, las personas con las que
trabajo, el bosque donde vivo en lo más oscuro y profundo de este país del África Austral,
donde mi trabajo consiste en dar trabajo a los que no lo tienen y luchar activamente contra la
corrupción, para que este mundo sea un mundo un poco más justo. Pues, con aquella reliquia
que siempre llevo colgada al cuello junto con una pequeña chapita minúscula de oro, que es un
mapa de África, en uno de mis viajes al bosque donde trabajo me sucedió lo siguiente:
Teníamos que abrir un camino perimetral en la concesión forestal que ha dado el gobierno de
Mozambique a nuestra empresa en favor de la naturaleza, pues cortamos apenas un 10% de la
cota de madera autorizada y replantamos lo que produce. Aquel día trabajaba con un equipo de
unos 40 hombres, todos africanos, que con sus machetes abrían penosamente el camino
perimetral del bosque, por veces lleno de espinas. A medida que ellos abrían, yo iba detrás, sola,
con mi cuaderno y mi GPS., que es un medidor de coordenadas, tomando los apuntes técnicos
necesarios. Detrás, todavía no visible, venía nuestro viejo camión con los víveres, las tiendas,
las cosas del campamento portátil y el agua. En un momento determinado del camino que
acababan de abrir con sus machetes los hombres que se encontraban un poco más adelante, vi
atravesada en el camino, una liana que se encontraba a poco más de dos metros del suelo;
parecía una liana leve pero, pensé: “Va a llegar el camión y se va a enredar en el depósito de
combustible que improvisamos sobre la cabina del conductor, se va a caer y perdemos el
combustible”. Entonces, di un salto y con el brazo derecho intenté descolgar la liana; pero no
era una liana, sino un enorme pedazo de madera, fósil y pesado, como hierro oscuro, de unos 5
metros de longitud y 15 cms. de grueso, en forma de triangulo invertido que se precipitó sobre
su vértice cortante con todo su peso sobre mi cara vuelta hacia aquel obstáculo que traté de
esquivar; pero me golpeó brutalmente en el punto que une la nariz y la frente, entre las cejas,
originándome una herida enorme; la sangre corría sin control y no me atrevía a llevar las manos
a la cara porque tenía la sensación de que no iba a encontrar la nariz en su lugar; a mis pies se
encontraba la falsa liana. En aquel momento llegaron algunos trabajadores, a los que conseguí
llamar a pesar de que apenas podía tenerme en pie. Al verme, todos juntos caminaron hacia atrás
porque no se atrevían a acercarse. Me tumbé en el suelo y, pasados varios minutos, me
facilitaron una cama portátil de campaña que fueron a buscar al camión que nos seguía, allí
volví a tumbarme y, mientras tanto, me di cuenta que la sangre que segundos antes había
manchado toda mi ropa, dejaba de correr, y es que durante todo aquel tiempo que me pareció
eterno, mi mano derecha encerraba sin soltarla, con la fuerza instintiva de lo inevitable, la
reliquia que aquella hermana me había dado. Cuando pude, todavía mareada y sola, porque los
trabajadores estaban tan asustados que no se atrevieron a acercarse más que para dejar la cama
portátil y sugerirme que me pusiera "aceite quemado" en la herida, con la mano izquierda, me
palpé y pude darme cuenta que la nariz estaba en su lugar y que la herida no era nada
proporcional al tremendo golpe que me aturdió y a lo mucho que había sangrado. ¡No podía
creérmelo! Con la misma mano izquierda, busqué un pequeño pañuelo que siempre llevo en el
bolsillo y la hemorragia se detuvo. Medio desmayada que estaba, no podía creer lo que estaba
pasando, y en aquel preciso momento me di cuenta de que mi mano derecha apretaba
instintivamente la reliquia. Los trabajadores, a una distancia prudente, me preguntaban cómo
estaba y, tranquilizándolos, ya se acercaron y les expliqué lo que había pasado. Todavía
tumbada, les pedí que por favor cogieran aquel pedazo de madera que se encontraba a los pies
de la cama portátil, pues me parecía importante confirmar que el madero que me había herido
no pertenecía a ninguna especie forestal venenosa, que no son infrecuentes. Entonces el mareo
cedió de forma incomprensible, así como la hemorragia, y cuál sería mi asombro que a mi
alrededor (y eso que me encontraba exactamente en el punto exacto donde había sucedido el
accidente) ni en ningún otro lugar encontramos ni palo ni liana, causa de semejante accidente.
Lo buscamos más de diez personas y no fue posible encontrarlo, simplemente desapareció
¡Incomprensible! Tengo más de 30 testigos de lo sucedido, todos ellos trabajadores residentes
en el bosque donde se encuentra nuestra concesión. La mayor parte de ellos continúan conmigo.

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Tuve plena conciencia de haber recibido ayuda sobrenatural que me llegó a través de aquella
reliquia de la Beata Mª Pilar Izquierdo. Y desde mi gnosticismo, no podía creérmelo. Tampoco
podía no creérmelo. Aquel mismo año, durante un viaje a España, encargué en una joyería que
la reliquia, según me la había dado la hermana, que se encontraba en un soporte de baquelita
dentro de una pequeña bolita de plástico transparente, me la pusiesen en un soporte de oro para
el que aporté una de las joyas de mayor estimación que heredé de mi familia y, desde entonces,
esta reliquia no se ha separado de mi. Ahora es un circuncentro con el que voy y vengo y ahí
está, colgada al cuello al lado del mapa de África, como un escudo protector. A veces, cuando
tengo conciencia de ella, dialogamos. No intercambiamos palabras, porque hay dimensiones en
las que la palabra se transforma en pensamiento inconcreto, más global y comprensivo que la
expresión del habla. Es otra lengua. Le digo a la dueña de la reliquia (Madre Mª Pilar): Necesito
tu ayuda y, la ayuda, siempre llega. Aquel recuerdo de lo que me pasó en el bosque sigue
exacto, inalterado, no es un espejismo. De forma que lo escribo ahora, en mi casa de Beira, el
domingo 29 de Mayo del 2011. Un abrazo fraternal de aquellos que son del alma. Ana Alonso.
Beira (Mozambique).
788.- Encontrándose mi hija sin trabajo y cansada de mandar currículos a todas partes,
imploré a la Madre Mª Pilar Izquierdo para que encontrara un trabajo, gracias a su ayuda la
llamaron para una entrevista y le dieron un puesto de trabajo. Muy agradecido envío una
limosna y le pido a la Madrecita que nos siga protegiendo, que cuide de mis hijos y que
conserven el trabajo. M.P.F. Gijón (Asturias).
789.- Estoy muy agradecida con la Beata M. María Pilar Izquierdo por su valiosa intercesión.
El día 6 de mayo de 2011 desperté en la mañana con un dolor muy fuerte en la espalda; no
comprendía porqué. Este día debía acompañar a una Hermana a llevar la Comunión a los
enfermos, como todos los viernes, a las 9:00 de la mañana. El dolor era muy fuerte, no lo
soportaba y pensé en no ir; pero, me levanté de la cama, me preparé y me fui. Cuando llegué al
convento de la Obra Misionera de Jesús y María, para unirme a la Hermana, le pedí que me
pusiera el “bálsamo” de la Beata M. Mª Pilar, para entonces sentía que el cuerpo me sudaba y el
dolor casi me paralizaba el brazo derecho, entonces, con mucha fe, rezamos la oración de la
Madre y la Hermana me aplicó “el bálsamo”. Empezamos nuestro recorrido y, al terminar de
dar la Comunión a los enfermos, el dolor era mínimo. Cuando llegué a mi casa me dirigí a mi
cuarto para hacer la cama y, al coger la sábana, pude ver con sorpresa que cayó un alacrán.
Entonces comprendí la causa del dolor y, del susto, me puse a gritar. Mi mamá y mi papá
corrieron para ver qué había pasado, les dije que el alacrán me había picado en la espalda; a mi
papá le pareció que podía ser porque parecía que estaba muerto; pero, al moverlo, saltó al
ataque; entonces mi papá sí que se preocupó, pues las picaduras de este bicho pueden ser de
muerte y querían llevarme al médico; pero, les dije que no, que ya me había puesto “el bálsamo”
de la M. Pilar y que me sentía bien. No sé si Uds. saben el refrán que dice: “Si te pida un alacrán
no volverás a comer más pan”. Pero, a mi me salvó la querida Madre Mª Pilar. Por este favor
obtenido por su intercesión ante el Señor, quiero darle las gracias públicamente. Hilaria
Hernández Atlatenco. San Pablo del Monte (Tlaxcala) - México –
790.- Somos devotos de Madre Mª Pilar y estamos muy agradecidos a ella, porque nos ha
concedido otros dos favores que fueron ya publicados en su Boletín, ahora nos concedió el
siguiente: Una hija nuestra necesitaba aprobar una oposición para mantenerse en su puesto de
trabajo, pues actualmente estaba como interina. Con toda la fe acudimos nuevamente a la Madre
Pilar pidiéndole que aprobase, y fue escuchada nuestra petición, sacó su plaza fija, entre las
veintiuna que hubieran podido acceder, de dos mil presentadas. Creemos que es suficiente
milagro para estar agradecidos a esta querida Madre Mª Pilar, pues siempre acude a nuestras
peticiones. A.P.P. Ciudad Real.
791.- Me llamo Mirta, soy enfermera del Hospital San Antonio de Gualeguay (Argentina).
Una tarde que trabajaba en el hospital, fueron Viviana y Victoria, personas que acompañan a los
enfermos con sus oraciones y me contaron de la existencia de la Beata Madre María Pilar
Izquierdo, yo las escuché; pero, cuando llegué a mi casa me dormí porque estaba cansada. A la
noche siguiente me acordé y comencé a pedirle a la Beata Madre por un sobrino que a la vez es
mi ahijado y tiene 8 años. Porque él, desde los ocho meses, comenzó con episodios de epilepsia.

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Lo vio un neurólogo, lo medicó, pero el tiempo fue pasando y cada vez era peor. La mamá lo
llevó a al Hospital pediátrico “Garran” de Buenos Aires. Comenzaron con muchos estudios y
vieron que tenía un tumor, decidiendo operarle en el mes de diciembre de este año. La doctora
que lo atendía, presentó toda la historia clínica en un congreso y decidieron adelantar la
operación; no se sabía si el tumor era benigno o maligno. Le comunicaron a la familia que lo
iban a operar pero que no le garantizaban cómo quedaría después de la operación, que de todos
modos iba estar un mínimo de 15 días en terapia intensiva, y luego tres meses en el Hospital
para la recuperación. Yo, en mi desesperación, comencé a pedirle a la Beata María Pilar
Izquierdo, que si bien no sabía toda su historia, sabía que ella había tenido tumores y mucho
sufrimiento, que intercediera por él. Lo operaron, y la operación duró aproximadamente 6 horas
pudiéndole extirpar todo. Y resulta que sólo estuvo 72 horas en terapia intensiva y, a los 7 días,
le dieron el alta transitoria. Al mes fue al control con el neurocirujano, y éste quedó asombrado
sin encontrar explicación ante tan pronta recuperación. Cada mes vuelve al mes al neurólogo
para que lo evalúe, y mi sobrino, ya regresó a la escuela y hace vida normal, excepto la
gimnasia. El niño está feliz. Yo tengo la plena seguridad que la Beata María Pilar escuchó mis
ruegos. Desde que llegó la estampita de ella a mi casa, es mi dulce compañía, cuando le rezo y
le pido hasta parece que me sonríe. Un abrazo a todos y confíen en ella que escucha nuestros
pedidos. Mirta Barrientos. Gualeguay (Entre Ríos) - Argentina –
792.- Le pedí a la Madre Mª Pilar que me curara a mi hijo de una alergia que tenía desde niño
y es el día de hoy que está completamente bien. También pedí por la salud de mi hija que estuvo
ingresada tres días y, gracias a Dios, recuperó muy bien y se encuentra bien gracias a Dios que,
con toda mi fe en Él, en su Santísima Madre y en la Madre Pilar, espero que siga dándoles
mucha salud. Maudilia Vallejo. Oviedo (Asturias).
793.- Gracias a la Beata Mª Pilar, porque hace 4 meses le pedí que me ayudara a encontrar
trabajo y me lo concedió. Siempre que le pido algo con mucha fe me lo concede, ella es mi
refugio. Gracias, Madre, por estar conmigo cada vez que te imploro en mis necesidades. Muchas
gracias. Tania Dávila. Logroño.
794.- El día 6 de agosto de 2010, se nos escaparon los dos perros. No faltó sitio que no
buscáramos, dando parte en la radio, en interné, a la protección de animales y a la policía.
Pasamos unos días de angustia, pues parecía que se los hubiese tragado la tierra. En esta
preocupación yo invoqué a mi Madrecita Mª Pilar Izquierdo que nunca me deja de su mano, y a
S. Antonio y, como no, a la Santísima Virgen, pues iba a ser la fiesta de la Asunción a los
cielos. Confiada en la oración, el milagro se produjo. El pastor belga llegó a casa el día 13 a las
6 de la mañana y el coker llegó el mismo día de la Virgen, el 15 de Agosto a las 9,30 de la tarde.
La alegría fue tremenda, ya que fue un “sin vivir” pensando que los podían utilizar como para
pelea. Pero, gracias a la Virgen y a la Madre Mª Pilar, aparecieron, lo que me ha confirmado que
en el cielo escuchan siempre nuestra oración y que hemos de seguir confiando en su protección.
Gracias, Madre Mª Pilar, por esto y por tantos favores recibidos por medio de tu súplica ante
Dios Sigue protegiéndonos a todos. Celsita Palacios. Vigo (Pontevedra).
795.- Quiero expresar el más sincero agradecimiento a Dios, que por la intercesión de la
Beata. Madre Mª Pilar Izquierdo, ha concedido un extraordinario favor a mi amiga Eva. Lo hago
en nombre de ella, en el de su familia y en el mío propio. En el transcurso de unos dos años se
tuvo que someter a varias intervenciones quirúrgicas en el Hospital de Bilbao por causa de un
cáncer de mama. Todo se iba complicando y tuvieron que extirparle las dos mamas, con el
respectivo tratamiento de quimioterapia. Pasó grandes crisis de salud, psíquicas y morales. Yo
les animé a que la encomendaran a la Beata Madre Mª Pilar, enviándoles una estampa con la
oración. Así lo hicimos y M. Mª Pilar ha estado presente en todo el proceso de la enfermedad.
Hoy día, Eva se encuentra totalmente curada y recuperada en todos los aspectos; los médicos
han quedado sorprendidos. Eva volvió a su trabajo y está feliz. Por todo damos infinitas gracias
a la Beata Madre Mª Pilar que así nos ha bendecido. Seguimos teniéndola como nuestra gran
intercesora ante el Señor en todas las necesidades ¡¡GRACIAS, MADRE¡! Eva y su familia.
La Rioja, y su amiga Justina Martínez. León.
BOLETÍN: Enero – Marzo 2012

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