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1. Economía de la biodiversidad
En el análisis del flujo de materiales vimos el concepto de balanza comercial física que nos
da una primera idea de los flujos entre países; asociados a las importaciones y exportaciones.
Hoy, los países más pobres consideran que es intolerable que los países ricos —como
suelen hacer los Estados Unidos— les exijan compromisos cuando ellos no han creado
en absoluto el problema. Sin embargo, es claro que incluso compromisos relativamente
ambiciosos por parte de los países ricos difícilmente supondrán una reducción de las
emisiones globales futuras si las emisiones siguen aumentando como lo están haciendo
en otros lugares.
Son tres los argumentos más importantes favorables a la propuesta de derechos iguales
per cápita.
1. existiría una limitación global de las emisiones que podría ser bastante efectiva
siempre que existiesen fuertes sanciones para los incumplidores.
2. existiría un incentivo permanente para que todos los países se preocupasen por
políticas reductoras de las emisiones de carbono, incluyendo los paísespobres.
3. la solución puede considerarse bastante equitativa porque da derechos iguales a
todos de utilizar un bien global común.
El debate internacional sobre el impuesto sobre el carbono Como ya hemos visto, otro
instrumento económico muy potente —y con diversas ventajas— para actuar frente a la
contaminación es el impuesto sobre las emisiones.
La teoría económica argumenta que debe existir una coherencia entre el ámbito de un
problema y el ámbito de aplicación de los instrumentos de política. El cambio climático
es un problema global y, por tanto, idealmente se podría combatir con un impuesto
mundial sea sobre las emisiones sobre el uso de productos muy relacionados con las
emisiones como los combustibles fósiles que generan emisiones de CO2.
este instrumento presentaría dificultades prácticas:
¿lo recaudarían los países individualmente de forma obligatoria y se quedarían los
recursos en cada país?, ¿cómo se controlaría en dicho caso el cumplimiento efectivo?…
o, de tratarse de un auténtico impuesto internacional: ¿cómo se repartirían los fondos
obtenidos
No hay perspectivas reales de implantación de un impuesto mundial.20 Sin embargo, en
los últimos años, incluso en el seno de la OPEP (organización tradicionalmente
enfrentada por razones obvias a cualquier impuesto ecológico sobre las emisiones de
CO2), se han oído voces a favor de la fiscalidad ecológica.
Rafael Correa la retomó y la difundió mundialmente en la Tercera Cumbre de la OPEP en
Riad del 18 de noviembre de 2007. Allí propuso un impuesto de 3% sobre los precios de
exportación de la producción de la OPEP para utilizarse en la lucha contra el cambio
climático y para compensar los crecientes costos de energía de los países en desarrollo. Sin
embargo, incluso si se adoptase el impuesto Daly-Correa por parte de la OPEP, cabría
considerar también la dificultad de extenderlo al carbón, una fuente aún más problemática
desde el punto de vista del cambio climático.
La importancia del protocolo de Kioto es que se trata del primer acuerdo que incluye un
compromiso cuantitativo. Pero tiene limitaciones.
• Primero, el compromiso para los países ricos fue extremadamente tímido en
relación con la drástica disminución de emisiones que recomienda la inmensa mayoría de
expertos del tema.
• Segundo, los conflictos distributivos impidieron lograr acuerdos equitativos
auténticamente globales.
En cualquier caso, que a partir de 1997 los países con mayores emisiones per cápita
hubiesen empezado a reducir sus emisiones, habría sido un buen precedente para ir a
posteriores objetivos más ambiciosos.
Pero después de la firma del protocolo de Kioto, el país que tenía mayores emisiones
globales —los Estados Unidos— no lo ratificó, lo que incluso puso en peligro la entrada en
del protocolo ya que para ello se requería una ratificación por parte de un número suficiente
de países que, como una de las condiciones, representasen como mínimo 55% de las
emisiones de los países del Anexo I, cosa que no se produjo hasta la ratificación de Rusia.
Finalmente el protocolo entró en vigor el 16 de febrero de 2005.
Pero tiene mecanismos de flexibilidad
• es la posibilidad de que diversos países cumplan su compromiso de forma colectiva-
---Ej: La Unión Europea se acogió a esta posibilidad deforma que su compromiso
global de disminución en 8% se concretó en diferentes obligaciones para cada país.
Así, a España, con unas emisiones per cápita inferiores a la media de la Unión
Europea, se le permite aumentarlas en 15% mientras que otros países tiene
compromisos de reducción muy superiores a 8%, como son los casos de Alemania y
Dinamarca, que tendrían que reducir en 21% las emisiones.
• Solo anexo B: compraventa de “derechos de emisión” y de la financiación de
proyectos, instrumentos mediante los cuales un país puede aumentar sus derechos
—mientras otro los disminuye— mediante la compra directa de derechos o
mediante la financiación de un proyecto que suponga reducción de emisiones en
otro país.
• “desarrollo limpio” ---Se trata de que países del Anexo B puedan obtener créditos
de emisiones —es decir, puedan exceder sus derechos de emisión— mediante la
inversión, pública o privada, en un país de fuera del Anexo B —es decir, en un país
sin compromisos de emisiones máximas— siempre que se trate de una inversión en
un, proyecto que conlleve menos emisiones o absorción de carbono. Los
certificados de reducción de emisiones que dan derecho a estos créditos se
convierten en una mercancía que puede ser intercambiada y, por tanto, es
indiferente en realidad quien lleva a cabo la inversión: lo importante es que un
organismo de las Naciones Unidas certifique que una determinada actuación se
puede acoger a los requisitos del mecanismo de desarrollo limpio. Aquí no se trata
ni siquiera en teoría de una simple redistribución de un máximo conjunto de
emisiones sino de que los países del,Anexo B puedan relajar sus compromisos a
cambio de inversiones que se supone que no se hubiesen realizado en ausencia del
mecanismo.
Otro aspecto de “calidad”, tiene que ver con posibles efectos ambientales y sociales
de los proyectos. Por ejemplo, un proyecto de reforestación con especies de rápido
crecimiento podría aumentar la absorción de CO2, pero tener efectos ambientales
negativos desde otros puntos de vista. Además, puede cuestionarse el hecho de que
los países y empresas que invierten en países pobres no sean juzgados por el
conjunto de sus proyectos, ni sean penalizados por los proyectos “sucios” y, en
cambio, se puedan beneficiar de sus proyectos más “limpios”.