Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
glos, estuviera ya a las puertas. Supon- individual, o un tejido desgajado del cuer-
gamos un instante que ésta fuera nuestra po de una mujer, o chatarra biológica que
situación: un soberano saber, con la ga- se puede reciclar para ciertos usos médi-
rantía, empírica de las ciencias positivas, cos, o material excedente para usar como
y la esperanza fundada de que los males se quiera, no habría conflictos éticos. Con
del hombre, la enfermedad y el dolor, la debida prudencia y las cautelas lega-
tienen los días contados. ¿La perspectiva les estaría todo resuelto. Si fuera vida
futura de un mundo feliz así nos daría animal, como suponía Haeckel cuando
derecho a todo? Los hechos son como estaba en su apogeo la ley de que la
son y no admiten discusiones. El conoci- ontogenia recapitula la filogenia, no vida
miento ingente sobre las células madre de una persona, única en toda la historia,
abre un tiempo de esperanza, en que que- podría sacrificarse para alcanzar altas
pa remediar muchas desgracias del hom- metas. Si fuera física y química o una
bre. ¿Eso nos da carta blanca para hacer hinchazón anormal, como un bulto o un
y deshacer o utilizar cualquier medio que tumor, no habría por qué detenerse ni
conduzca al objetivo? ¿El más elevado andar en contemplaciones para servirse
fin –la salud es, desde luego, uno de los de él, con picardía económica, como pie-
más sublimes– nos deja las manos libres za de recambio o mercancía de trueque
para emplear cualquier medio? ¿Hay que con vistas al beneficio.
seguir el principio, para algunos la ex- ¿Pero y si fuera una persona? En los
presión del imperialismo técnico, de que asuntos difíciles, en las grandes encruci-
se debe hacer todo lo que se puede ha- jadas que solicitan que el hombre saque
cer? ¿Vale todo lo que ayuda a vencer la a relucir su ingenio para resolver proble-
enfermedad? Con preguntas como éstas mas, no es un buen procedimiento des-
comienza la Bioética. deñar ninguna hipótesis, o sea, enterrar
la cabeza, como hace el avestruz, para no
4 ver lo molesto. En el que ahora me ocu-
pa sería pura pereza, rutina intelectual,
Los problemas bioéticos que plantean falta de osadía teórica, no plantear la pre-
las células madre son especialmente gra- gunta de si el embrión humano es una
ves (En la exposición que sigue me refie- persona humana. Eludirla, además de
ro únicamente a las de los embriones, incompetencia, es irresponsabilidad, pues
pues las del adulto, aparte del referido al la persona establece los limites de la ac-
consentimiento informado de la persona ción. La antropología tiene una función
de que se extraigan, no plantean reparos directiva con relación a la práctica. De
éticos). El de más envergadura es, sin cómo se entienda al hombre dependerá,
duda, el del estatuto del embrión, que a fin de cuentas, el trato que se le dé. Si
reaparece a menudo en cuestiones es un pedazo de cosmos más complicado
bioéticas. ¿Qué es un embrión humano? que el resto, o un mono con buena suerte
Si fuera un montón de células sin vida en la lotería biológica que se llama evo-
titulo de persona. Carecen de ellos los representa el gran obstáculo ético con que
locos, los idos, los moribundos, los que chocan las terapias que optan por utili-
esperan a que suene la última de las ho- zarlo. Cualquier otra objeción moral roza,
ras en el lecho del dolor, los niños recién asimismo, con él. El modo de «fabricar-
nacidos. Y, sin duda, el embrión. Sin em- lo», «producirlo» u «obtenerlo» es de las
bargo, todos ellos –con conciencia o sin más espinosas. Usar términos fabriles
conciencia, nacidos o no nacidos, enaje- para referirse a un ser que, por el valor
nados o cuerdos, robustos o encanijados– sin precio de su entraña personal, es en-
tienen un ser exclusivo, como el que no gendrado, no hecho, es ya un dislate lin-
hay ningún otro ni lo ha habido ni lo güístico que nos hace sospechar despro-
habrá. Todos son, de igual manera, no- pósitos morales. ¿Es indiferente el modo
vedades en la historia. Todos pertenecen de ingresar en este mundo? ¿Se puede
al género homo, que, como establece cubrir el trecho de la nada a la existencia
Spaemann, es la única credencial que yéndonos por un atajo? El brinco de sima
acredita al que la tiene –todos los seres a cima que, como hercúleo atleta, da ale-
humanos– como un ser personal. gremente la vida, ¿se ha de hacer sin pre-
El embrión es persona. Pero es perso- cauciones? ¿Es digno nacer sin padres,
na sin tiempo o despojada de tiempo. corno resultado exacto de la pericia de
Para hacer que den de sí todas sus un técnico? ¿Es digno venir al mundo
virtualidades, necesita, como todos, ex- sin esa hospitalidad, extraña al laborato-
clusivamente tiempo, que es lo que le rio, que es el abbracio d’amore, como dicen
arrebatamos cuando paramos en seco Elio Sgreccia y María Luisa di Pietro? Y,
–abortándolo o rompiéndolo para obte- sobre todo, ¿no es una jugarreta poner a
ner células madre o para otros meneste- alguien en el umbral de la vida y a conti-
res– su discurrir por el río azaroso de las nuación cerrarle violentamente la puer-
horas. El tiempo es el escenario de las ta? ¿No es una broma pesada invitar a
acciones del hombre; y las personas hu- un ser humano a la fiesta de la vida y a
manas, los seres que son capaces de con- continuación dejarlo apartado de sus go-
formar el futuro. «Sólo los seres persona- ces y con la miel en los labios? ¿Es lícita
les, dice Leonardo Polo, son determinan- la clonación? ¿Es legítimo atentar contra
tes de futuro». Démosle, pues, tiempo al la inescrutabilidad de la biografía
tiempo, no expoliemos al embrión de su genética? ¿Es justo hacer depender el
rico patrimonio, y hará soberbias accio- derecho a la existencia del cumplimiento
nes y conformará el futuro. Actuará cor- cabal de unas condiciones previas? ¿No
no lo que es, es decir, como persona. es una perversidad exigir a un ser huma-
no, para admitirle en la vida, que prime-
6 ro satisfaga expectativas de otro? ¿No
sería la clonación una brutal tiranía en
El embrión es el eje de la reflexión que los muertos decretan el destino de
moral sobre las células madre. Destruirlo los vivos?
Para salir de este túnel la ciencia ofrece «La historia de la ciencia enseña, es-
su ayuda. Se trata de armonizar las venta- cribe la Dra. López Moratalla, que el pro-
jas terapéuticas de las células madre con el ceso más parecido a lo natural, más con-
respeto a la vida. Vescovi ha demostrado servador, el menos invasivo y menos
que eso ya no es imposible. Él y sus cola- destructivo ofrece siempre las mejores
boradores han comprobado que las células soluciones y llega a ser el más eficaz y
madre de adultos se pueden diferenciar y perdurable de los tratamientos». Si esto
dar células especializadas. Han señalado, es realmente así, ¿por qué no abrazar
además, que podrían tener ventajas sobre sin miedo los métodos terapéuticos que
las embrionarias. Por lo menos estas dos. no juegan neciamente el juego de suma
Como son multipotentes, el proceso de di- cero en que unos ganan la vida porque
ferenciación para dar lugar a distintos ti- otros muchos la pierden? ¿Habrá algo
pos celulares estaría más controlado y ca- oculto que impida apostar por otro jue-
bría dirigirlo con menos dificultades. Los go? ¿Tal vez soberbia científica o intere-
trasplantes celulares sortearían el escollo ses económicos?»
del rechazo inmunológico.