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EL TABERNACULO

El estudio del Tabernáculo es uno de los más fascinantes e interesantes que nos
presenta el Antiguo Testamento, es decir la historia del pueblo de Israel escogido
por Dios. Nos muestra en toda plenitud el sacrificio de Nuestro Señor y Salvador
Jesucristo.

Desde el comienzo, Dios ha manifestado su deseo de habitar en medio de


nosotros. Dios ha manifestado su deseo de habitar en medio de nosotros, esto es
Dios con nosotros. Cuando Dios creó a Adán tenía plena comunión con el hombre,
habla sin necesidad de habitar en él.

Génesis 3:8
“Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del
día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios,
entre los árboles del huerto”

Génesis 2:16
“Y mandó Jehová Dios al hombre diciendo: de todo árbol del huerto podrás
comer”

Así revela Jehová Dios su comunión con el hombre. Dios paseaba en el huerto,
pero esa dulce comunión se vio trágicamente interrumpida por el pecado.
Que levantó una muralla insoslayable para que Jehová Dios siguiera paseándose
libremente en medio de ellos.

El pecado del hombre no tomó por sorpresa a Jehová Dios, por que el omnisciente
(Dios lo sabe todo), había preparado un plan de salvación.

Así es que vemos como a Jehová Dios en forma magistral, va revelando


gradualmente esa salvación preparando anticipadamente, que tiene como
objetivo central que el hombre pueda restaurar esa comunión inicial y disfrutar
también de las riquezas de su Gloria.

El Tabernáculo que Dios mandó construir a Moisés en el desierto, Exo 25: 8-9,
encontramos las figuras de las cosas celestiales que están allá en la Gloria y
también la revelación divina, que es Dios quien se acerca al hombre, no el
hombre a Dios.

Exo. 25:8-9
25:8 “y harán un santuario para mí y habitaré en medio de ellos”

25:9 “conforme a todo lo que yo te muestre, el diseño del Tabernáculo y el


diseño de todos sus utensilios así lo haréis”.

Romanos 3:11
“No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios”

Exo 25:8-9
“8 y harás un santuario para mí y habitaré en medio de ellos”

“9 conforme a todo lo que yo te muestre, el diseño del Tabernáculo y el


diseño de todos sus utensilios, así lo llamaréis”

Y no podrá ser de otro modo, porque a consecuencia del pecado, nace “muerto”
en delitos y pecados.

Efesios 2:1

“y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muerto en nuestros delitos y


pecados”

Así nos muestra en toda su plenitud el sacrificio de Nuestro Señor y Salvador


Jesucristo, mucho antes de que se concretara el plan redentor del creador. No
existe otro estudio de las sagradas escrituras como el del Tabernáculo que
revele, a través de su simbología y tipología la divinidad en su esencia: Padre,
Hijo y Espíritu Santo.

Conoceremos de principio a fin, el proceso total de salvación del ser humano, tal
como fue diseñado por nuestro único y verdadero Dios, la Biblia entera, Antiguo y
Nuevo Testamento le dedica cerca de cincuenta capítulos a este estudio.
A través del estudio del Tabernáculo y como Dios se acerca al ser humano por
medio de Cristo, para no sólo salvarlo, sino también hacer su morada “en él”, con
el fin de habitar muy pronto “con él” por toda una eternidad.

Apoc. 21:3

“y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el Tabernáculo de Dios con
los hombres y el morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo
estará como su Dios”

Dios quiere restablecer esa comunión con el hombre, la única manera en que él
podría habitar entre la gente era a través de un plan redentor.

Por esta razón Cristo se encarnó tomando forma de hombre, y habitó entre la
humanidad.

Juan 1:14

“y aquel verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros y vimos su gloria,
gloria como el unigénito del padre lleno de gracia y de verdad”

2 Corintios 6:16

“¿y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Por que vosotros
sois el templo de Dios viviente como Dios dijo: Habitaré y andaré entre
ellos y seré su Dios y ellos serán mi pueblo”

1 Corintios 3:16

“¿no sabéis que sois templo de Dios y que el espíritu de Dios mora en
vosotros?

Levítico 26:12

“y andaré entre vosotros y yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi


pueblo”

Ezequiel 37:27
“estaré en medio de ellos mi Tabernáculo y seré a ellos por Dios, y ellos me
serán por pueblo”

Y para habitar en el corazón del hombre fue necesario que el hijo de Dios se diera
en sacrificio.

Efesios 3:17

“para que habite Cristo por la fe en vuestro corazón”

Gálatas 4:6

“y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el espíritu de su


hijo, el cual clama: “¡ Abba, Padre!”

Romanos 8:15-17

8:15 Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez
en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción por el cual
clamamos; ¡Abba, Padre!

8:16 El espíritu mismo testimonia a nuestro espíritu, de que somos hijos de


Dios.

8:17 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos


juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.

Gálatas 4:5-7

4:5 Para que redimiese a los que estabais bajo la ley, a fin de que
recibiésemos la adopción de hijos.

4:6 Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el espíritu de
su hijo el cual clama ¡Abba, Padre!

4:7 Así que ya no eres esclavo, sino hijo, también heredero de Dios por
medio de Cristo.

Es por eso que todo el que cree y acepta su sacrificio; viene a ser morada de Dios
hasta el día el que nos vengan a buscar, para que donde él esté, estemos
también nosotros:
1 Corintios 3:16

“¿no sabéis que sois templo de Dios y que el espíritu de Dios mora en
vosotros?”

2 Corintios 5:1

“porque sabemos que si vuestra morada terrestre, este Tabernáculo, se


deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos,
eterna, en los cielos”

Juan 14:2-3

14:2 “en la casa de mi padre muchas moradas hay: si así no fuera, yo os lo


hubiera dicho; voy pues a preparar lugar para vosotros”

14:3 “y si me fuere y os prepararé lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mi


mismo, para que donde yo estoy vosotros también estéis”

El Tabernáculo nos muestra paso a paso el plan de Dios para la redención del
hombre. Nos habla de la deidad y la humanidad de Cristo, la sustitución,
expiración, justificación, santificación de los creyentes, la comunión con Cristo y
unos con otros en la santa cena y la oración.

Observemos el libro del Éxodo, donde se narra aquella gran “salida” del pueblo de
Israel del cautiverio en Egipto, transportémonos a aquel desierto donde está una
gran nube inmóvil: antes que comience a levantarse y a moverse, porque de ser
así perderíamos el gran escenario de aquella simbología que siempre ha
emocionado a muchos

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