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347
G248d
INVENTARIO 4676 PAGINA(S) 45 h.
EJEMPLAR CM 27 cm.
AUTPPAL García Araniva, René CARRERA Optar al grado de Dr. en Jurisprudencia y
Ciencias Sociales,
AUTOR(ES) René García Araniva TITULO De las cosas mercantiles
PAIS San Salvador, El Salv. UNIVERSIDAD Universidad de El Salvador.
FECHA 10/03/1998 MATERIA DERECHO MERCANTIL
DESCRIPTORES TÍTULO De las cosas mercantiles
1. DERECHO MERCANTIL 2. TITULOS TOPOGRÁFICA García Araniva, René
VALORES I. Títulos
CONTENIDO Concepto y elementos esenciales de la empresa, Naturaleza jurídica, Títulos valores.
Texto
UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR
FACULTAD DE JURISPRUDENCIA
Y CIENCIAS SOCIALES
Agosto de 1981
SAN SALVADOR, EL SALVADOR, CENTRO AMERICA
___________________________
UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR
RECTOR:
Dr. Miguel Angel Parada
SECRETARIO GENERAL:
Lic. Ricardo Ernesto Calderón
DECANO:
Dr. Mauricio Roberto Calderón
SECRETARIO:
Dr. Manuel Adán Mejía Rodríguez
TRIBUNALES EXAMINADORES
EXAMEN GENERAL PRIVADO SOBRE: MATERIAS PROCESALES Y LEYES
ADMINISTRATIVAS
PRESIDENTE: DR. RENE ROBERTO RODRIGUEZ
1er. VOCAL: DR. JOSE DE LA PAZ VILLATORO
2do. VOCAL: DR. SALVADOR ALEMAN ECHEVERRIA
INDICE
INTRODUCCION
LA EMPRESA
Concepto General
Concepto de Cosa Mercantil
La Empresa, Concepto y Elementos Esenciales
Naturaleza Jurídica de la Empresa
La Empresa Individual de Responsabilidad Limitada
LOS TITULOS VALORES
Cuestiones Generales
Concepto y Características
Formalidades
Los Actos Cambiarios
Clasificación de los Títulos Valores
Palabras Finales
___________________________
INTRODUCCION
El Derecho Mercantil es una rama del Derecho Civil, que surge para regular la conducta de
los comerciantes en sus relaciones con los consumidores. El intercambio mercantil es una
actividad permanente, constante; la realizan las personas de manera espontánea, casi
automática. Todo el mundo consume bienes y servicios para satisfacer sus necesidades
mediatas e inmediatas, bienes y servicios que debe comprar a otros, que los producen o
distribuyen. La compraventa mercantil sustancialmente no difiere de la compraventa civil,
pero se distingue por la implicidad de sus formalidades; el consenso de voluntades llega a
no manifestarse, va implícito en la entrega de la cosa vendida y en el pago del precio. Los
actos de comercio se producen día a día, momento a momento, en todos los lugares y con
todas las personas; nadie se sustrae a su ejecución.
El Derecho Mercantil, precisamente por la dinámica el tráfico comercial, institucionaliza
instrumentos que son indispensables al tráfico; esos instrumentos son al empresa y los
títulosvalores, cosas de mercantilidad pura.
CONCEPTO GENERAL
En el amplio mundo del orden jurídico son relevantes los conceptos sujetos del derecho y
objeto del derecho. Sujetos del derecho únicamente pueden serlo las personas, el
individuo humano físicamente considerado y las personas jurídicas o entes colectivos, a
quienes ficticiamente el mismo orden jurídica los hace susceptibles de poder adquirir
derechos y poder contraer obligaciones. Es atributo exclusivo de las personas poderse
vincular jurídicamente; sólo entre ellas pueden suscitarse relaciones jurídicas.
Las cosas no son seres racionales; carecen de voluntad y de conciencia. No pueden ser
sujetos al derecho y, consecuentemente, en el intrincado como inmenso mundo de las
relaciones jurídicas solo pueden ser comprendidas dentro de los objetos del derecho. Son
algo así como aquellos de que se ocupan las vinculaciones jurídicas o que es materia de
las mismas.
En el Derecho romano el vocablo cosa equivale al vocablo res, y comprende todo aquello
que puede proporcionar a las personas alguna utilidad, estudiándose aquí las cosas en su
relación con las personas desde el punto de vista de los beneficios que pueden
proporcionar. El estudio de las cosas cobraba importancia en la medida que las mismas
hacían derivar derecho a favor de las personas.
Los romanos hicieron varias divisiones de las cosas. Destaquemos las siguientes:
1ª) De las cosas en el patrimonio de los particulares y de las cosas fuera del patrimonio de
los particulares. Las primeras forman parte del patrimonio de las personas, constituyen su
riqueza material; las otras están fuera de ese patrimonio, son insusceptibles de apropiación
individual, como las pertenecientes a la Nación, o aquellas de las cuales nadie se ha
apropiado todavía. A esta clasificación los romanos le restaron importancia.
2ª) De las cosas “divini juris” y de las cosas “humano juris”. La presente clasificación
obedece a la influencia de la religión y los pontífices ejercieron sobre el Derecho primitivo
de Roma. Las cosas “divini juris” se consideraban como pertenecientes a los Dioses.
Porque ningún humano podía apropiárselas se les llamaba “resnullius”. Aquí estaban
comprendidas las cosas sagradas, las cosas religiosas y las cosas santas. Por exclusión
todas las cosas no pertenecientes al derecho divino son de derecho humano. Son cosas
humanas o cosas profanas y se subdividían en cosas comunes, cosas públicas, cosas
universales y cosas privadas o singulares. Cosas comunes son las que pertenecen a todos
y no pertenecen a nadie en particular; su uso es común a todos lo sombrees. Por su
naturaleza no pueden ser susceptibles de aprobación individual. Son el aire, el mar, etc.
Las cosas públicas también pertenecen a todos, son de uso común pero al contrario de las
primeras se consideraban como propiedad del pueblo romano, con exclusión de otros
pueblos o naciones. Los romanos incluían aquí las vías pretorianas o consulares, los
puertos y las corrientes de agua, las que hemos nominado como cosas universales son las
“res universitatis”. Las universitatis son las personas morales, como las ciudades, que
podían tener cosas de su propiedad o pertenencia, pero que no podían ser de propiedad
individual, aunque sí de uso común. Pertenecen a este tipo de cosas las plazas, los baños
públicos, etc. Finalmente tenemos las cosas privadas o singulares. Son las que componen
el patrimonio de los particulares, quienes pueden libremente adquirirlas y traspasar a otros
su dominio. Su tenencia constituía el bienestar de las personas: formaban su peculio, por
lo que también se les calificaba como pecunia.
3ª) De las cosas corporales y de las cosas incorporales. Corporales son las cosas
materiales, apreciables por los sentidos, objetivas, palpables. Cosas incorporales son los
derechos y concretamente, los derechos subjetivos. Para el derecho romano las cosas
incorporales eran los beneficios que se adquirían de las cosas corporales. Las cosas
corporales fueron clasificadas por los romanos en muebles e inmuebles, res mobile y res
soli. Muebles son todosloe seres animados, que sólo pueden moverse por una fuerza
extraña, res mobiles. Los inmuebles son los fundos de tierra, los edificios y cualquier
mueble sujeto perpetuamente al suelo.
Las cosas incorporales son los derechos, que los romanos clasificaron en derechos reales
y derechos personales o derechos de crédito. Ambos se encuentran en el patrimonio de las
personas. El derecho real se consideraba como una relación directa entre una persona y
una cosa y el derecho personal o de crédito como una relación entre personas. Los
conceptos de tales derechos continúan siendo los mismos que en la actualidad
conocemos.
Sobre la última clasificación conviene recordar que nuestro Código Civil en su Art. Califica
como bienes inmuebles los derechos reales constituidos sobre fincas urbanas o rústicas y
que de conformidad al Art. 562 son bienes muebles todas las cosas corporales y los
derechos no comprendidos en el citado artículo, de lo que se concluye que los llamados
derechos de crédito o derechos personales son bienes muebles, tal como en el Derecho
Romano eran concebidos.
A fin de ir en la búsqueda del concepto de cosa mercantil, conviene a este efecto saber si
es posible deslindar entre cosas civiles y cosas mercantiles. A primera vista pareciera ser,
que cosas civiles son las que se rigen por el Derecho Civil y que cosas mercantiles son las
que se rigen por el Derecho Mercantil. Más, esto sólo es una falsa impresión. Comos e
explicó el inicio, el Derecho está dado para las personas, regula relaciones entre personas.
No rige o regula relaciones entre cosas. Si bien las cosas caen bajo el enmarcamiento de
las relaciones jurídicas, ello sólo ocurre cuando la cosa misma es objeto de esas
relaciones. De tal forma de que no porque sea permitido hablar de cosas mercantiles,
como contrapunto debe ser permitido hablar de cosas civiles. O será que todas las cosas
que están en el comercio humano pueden ser civiles en determinadas circunstancias y
también bajo determinadas circunstancias ser mercantiles, dependiendo ello del tipo de
relaciones jurídicas en que estén involucradas? La verdad es que el poder hablar de cosas
mercantiles, como contrapartida no permite hablar de cosas civiles al igual que es
permitido hablar de cosas presentes y cosa futura o de derecho cierto y derecho invierto.
Esto último con beneficio de inventario, por lo que luego se dirá.
Del anterior concepto se infiere que de las cosas mercantiles cabe hacer una doble
clasificación: a) Cosas accidentalmente mercantiles o circunstancialmente mercantiles; y b)
Cosas esencialmente mercantiles o de mercantilidad pura.
El Art. 5 del Código de Comercio al enumerar las cosas mercantiles se ocupa solamente
de las de mercantilidad pura, no de las accidentalmente mercantiles, pues su enumeración
sería a la vez que imposible, irrelevante.
La citada disposición expresa que son cosas mercantiles I.- Las empresas de carácter
lucrativo y sus elementos esenciales. II.- Los distintivos mercantiles y las patentes; y III.-
Los títulosvalores.
Debe repararse que la empresa que es materia del Derecho Mercantil y que es cosa
puramente mercantil es la que tiene carácter lucrativo, lo que cuya actividad o
funcionamiento reporta para su titular un beneficio económico. Es definitiva la actividad
comercial lleva invívida la idea de lucro o de ganancia; se hace el comercio para conseguir
ventajas económicas. De manera que las empresas que no tienen ese carácter no son
cosas mercantiles y quedan, en consecuencia, fuera del campo de aplicación del Derecho
Mercantil. Tal es el caso de aquellas entidades que no obstante responder su organización
a los lineamientos generales de la empresa, las mismas no persiguen la consecución de
beneficios económicos, como los clubes de servicio, las asociaciones gremiales y las
instituciones oficiales y entes descentralizados del Estado. Todas desempeñan funciones
en pro de la comunidad o en provecho de sus asociados, pero el ánimo de lucro
desaparece.
Conviene señalar que las empresas agrícolas también están fuera del campo de aplicación
del Derecho Mercantil, lo mismo que el ejercicio de profesiones liberales. Una empresa
agrícola tiene carácter lucrativo, lo mismo que la oficina de quien ejerce una profesión
liberal. Con todo, no son empresas mercantiles. Aquí lo que se toma en cuenta, no es la
idea de beneficio económico, sino la masificación de sus actos. Un acto para ser mercantil
debe reunir dos requisitos: que se realice en masa y por empresa (Art. 3 ordinal I C.C.) La
actividad agrícola por su misma naturaleza no responde a la idea de masificación, pese a
las técnicas avanzadas; lo mismo puede decirse de las profesiones liberales, cuyo ejercicio
generalmente lleva aparejado el establecimiento de una empresa de servicios. El
profesional atiende casos aislados, diferentes unos de otros. No puede darse la
masificación de los actos.
La empresa es una cosa mercantil sin importar su tamaño. Para los efectos de su
calificación como tal debe estarse a su dimensión. Hay grandes empresas, medianas
empresas, pequeñas empresas y mini empresas. Su clasificación en este aspecto
dependerá de su capital de inversión, del tipo de actividad que realice, del campo
geográfico que abarquen sus operaciones, etc.etc. Su dimensión, si bien tiene relevancia
en el tratamiento que le dan las regulaciones del Derecho Mercantil, no la tiene para la
determinación de su carácter.
Dependiendo del tipo de actividad que la empresa realice, ésta puede ser de tres clases;
empresa industrial, empresa comercial y empresa de servicios. La actividad industrial en
términos muy generales es un conjunto de operaciones materiales ejecutadas para la
obtención de productos elaborados para el consumo; o dicho de otro modo, es la actividad
humana actuando sobre materias primas a fin de transformarlas en bienes para el
consumo. Las fábricas son empresas industriales. Una empresa es comercial cuando su
destino es la compra, distribución o ventas de mercancías, como el caso de una
distribuidora, un almacén o una tienda; y es de servicios cuando su destino sea
proporcionar al usuario beneficios derivados precisamente de los actos ejecutados por la
empresa, como en el caso del transporte, la energía eléctrica, etc. etc.
Del concepto que de empresa ha quedado apuntado podemos inferir sus caracteres y sus
elementos. La empresa es un conjunto de bienes materiales: edificios, mercancías,
mobiliario, maquinaria, materias primas, implementos de trabajo, etc. etc., cuya variedad,
naturaleza y cantidad dependen del tipo de empresa y de su tamaño. Es el elemento
material de la empresa, su patrimonio, su activo fijo. Es una universidad de bienes, pues
tienen una unidad de destino, que es la consecución de los fines de la empresa. Estos
elementos materiales constituyen lo que en materia contable se llama activo fijo, aquello
con lo que la empresa cuenta en todo momento.
Por la unidad de destino que como característica tienen los elementos materiales de la
empresa, éstos no pueden disgregarse por persecuciones individuales promovidas por los
acreedores del titular. Tampoco puede practicarse embargo aislado de los mismos, sino
que el secuestro debe referirse a la empresa en su conjunto.
Así lo prescribe el Art. 556 incs. 1º. Y 2º. Del Código de Comercio. Por la misma unidad de
destino que tienen los elementos materiales de la empresa, la misma tiene el carácter de
permanente, es una unidad económico-jurídica permanente. Esto es consecuencia del
papel relevante que se le atribuye a la empresa en el desarrollo económico social. Es una
fuente de trabajo y como fuente de trabajo debe ser segura en cuanto a garantizar a sus
empleados estabilidad en el puesto. Ser permanente la empresa, no quiere decir que sea
eterna, sino poseer tendencia a permanecer. Por la unidad de destino de los elementos
materiales de la empresa y por su carácter de permanente, cualquier contrato que sobre la
misma recaiga, dispone el Art. 557 C.C., comprende todos los elementos que esta
disposición enumera. El Art. 562 CC. Al estatuir que “Cuando una empresa mercantil deje
de ser explota por más de seis meses consecutivos, sin que su naturaleza justifique la
suspensión, perderá el carácter de tal y sus elementos dejarán de constituir la unidad
jurídica que este Código reconoce”, viene a contener una excepción a los principios de que
nos hemos ocupado.
Los distintivos comerciales se reservan para los artículos que se producen o negocian en
una empresa. Puede afirmarse que el nombre comercial singulariza la empresa y los
distintivos comerciales al producto; el derecho a su uso nace de la inscripción. Así lo
ordena el Art. 575 C.C., que a la letra dice:
“El derecho al uso exclusivo de una marca para distinguir la procedencia y calidad de los
artículos que se fabriquen o negocien en una empresa o en un establecimiento, puede ser
adquirido por el que la use o quiera usar, mediante su registro de conformidad con este
Código y la respectiva ley especial”.
Nos referimos en este párrafo a las marcas de fábrica y a las marcas de comercio,
llamadas también estas últimas marcas de distribuidor.
También son distintivos comerciales los emblemas, los lemas y las muestras. Los
emblemas son distintivos genéricos, los lemas y las muestras. Los emblemas son
distintivos genéricos, no referidos a un artículo determinado, sino a todos los procedentes
de una empresa, que los fabrica o los distribuye. Los lemas con expresiones o estribillos
propagandísticos y las muestras sin ciertas circunstancias o características especiales que
rodean el producto: forma, color, envoltorio, tamaño, etc.
Las patentes son también elementos intangibles de la empresa, que tiene que ver
directamente con la inventiva humana, con la creatividad del individuo. Inventar es crear
algo nuevo, aunque con materiales ya conocidos. Inventar no es lo mismo que descubrir.
Descubrir es hallar algo que ya existía, pero que estaba oculto o era desconocido. Las
patentes pueden ser de invención o de perfeccionamiento. Las de invención responden al
concepto dado. Las de perfeccionamiento suponen un invento anterior que se modifica, a
fin de mejorarlo. Quien realiza un invento o lo perfecciona tiene derecho a gozar de las
ventajas que la invención conlleva. El estado como premio y reconocimiento concede y
garantiza al inventor ese derecho, concesión a la cual se le llama patente. La concesión no
es por tiempo indefinido, se concede por cierto plazo, pasado el cual pasa el invento a ser
patrimonio de todo el mundo, pues es una creación del hombre, en la que constituyeron
inventos anteriores o descubrimientos.
Si las patentes suponen la existencia de una o más personas (inventor o inventores), que
gozan exclusivamente de sus beneficios ¡Cómo es que al hablar de ellas las ubiquemos
dentro de los elementos intangibles de la empresa? Ello, porque los derechos que
confieren las patentes pueden enajenarse en todo o en parte (Art. 594 C.C.), o porque el
titular de la patente es el titular de la empresa que explota el invento patentado (Art. 586
C.C.) o porque el titular de la patente es la empresa misma en el caso del Art. 588 C.C. En
todas estas situaciones, las patentes son parte de la empresa, son bienes incorpóreos de
la misma, con la salvedad que cuando recae un contrato sobre la empresa, ateniéndonos a
lo dispuesto por el inciso final del art. 557 C.C., sólo por pacto expreso se entienden
comprendidas en el contrato.
“Quien enajena una empresa debe abstenerse, durante los dos años siguientes a la
transmisión, de iniciar una nueva empresa que pro su objeto, ubicación y demás
circunstancias puedan desviar la clientela de la empresa transmitida. En el caso de
usufructo o de arrendamiento de una empresa, la prohibición de concurrencia es válida con
respecto al propietario o al arrendador, por el tiempo que dure el usufructo o el
arrendamiento. Puede pactarse contra lo dispuesto en este artículo”.
Antes de continuar el desarrollo del tema, conviene aclarar que tanto las patentes, como
los distintivos mercantiles son cosas mercantiles, individualmente considerados (Art. 5 Ord.
II C.C.) y, por tanto, todo acto que recaiga sobre éstos, será un acto de mercantilidad pura,
según lo ordena el Art. 3 ord. II C.C.
Una segunda teoría, llamada teoría atomista de la empresa, propugna por que los distintos
elementos de la empresa, aún cuando formando un conjunto, conserven su individualidad.
Esta concepción contraviene el concepto mismo de empresa como unidad económica-
jurídica que es. Su aceptación acarrearía como consecuencia el que sus elementos fueran
de fácil disgregación o separación, al presentarse persecuciones judiciales frente a su
titular.
La empresa mercantil es una cosa y dentro de la clasificación de las cosas se ubica entre
los bienes muebles. El Art. 555 C.C. estatuye:
“La empresa mercantil es un bien mueble. La transmisión y gravamen de sus elementos
inmuebles se rige por las normas del derecho común”.
Esta figura es nueva entre nosotros. Nace con la promulgación del Código de Comercio
vigente. El comerciante puede ser comerciante individual y comerciante social.
Comerciantes individuales son las personas naturales titulares de una empresa mercantil;
comerciantes sociales son las sociedades (Art. 2 C.C.).
Cuando el titular de una empresa es una sociedad la responsabilidad frente a terceros está
determinada por el tipo de sociedad. Si se trata de una sociedad de personas, los
miembros que la integran responden a las obligaciones sociales limitadas y solidariamente
entre ellos y la sociedad, si ésta es de nombre colectivo; y por el monto de sus respectivos
aportes, si la sociedad es de responsabilidad limitada. Si es comanditaria simple, los socios
comanditos responden como en la de nombre colectivos; y como en la de responsabilidad
limitada de los socios comanditarios (Art. 45 C.C.).
En las sociedades de capital, los accionistas limitan su responsabilidad al valor de sus
acciones (Art. 127 C.C).
Como esto de la división del patrimonio es contrario a los principios generales, sobre que el
patrimonio de las personas deba mantenerse único, hay quienes sostienen que a la
empresa debe atribuírsele la calidad de persona jurídica, posición a la cual antes se ha
hecho alusión. Sin embargo ha dominado el criterio que recoge el Código vigente. El
patrimonio del titular se divide en patrimonio de afectación a las obligaciones mercantiles y
patrimonio de afectación a las obligaciones civiles. Esto, en definitiva no es ninguna
novedad. En las sociedades de capital y en las de responsabilidad limitada ocurre lo
mismo; los socios por las obligaciones mercantiles responden hasta el límites de sus
aportes o de sus acciones. Su patrimonio particular queda libre de persecuciones por
obligaciones de la sociedad. También cabe señalar, que en materia civil, en los casos de
los beneficios de inventario y de separación de bines, claramente existe separación de
patrimonios, sin que se hable de la necesidad de crear nuevas personas jurídicas. Si con la
empresa individual de responsabilidad limitada el público o terceros acreedores pudieran
correr algún riesgo en la protección de sus intereses, tal riesgo se cubre o evita
sometiéndose el titular a las exigencias, formalidades y publicidad que la ley ordena, tal
como sucede en las sociedades de capital y de responsabilidad limitada.
Sobre el tema que nos ocupa, por ser de sumo interés, copiamos literalmente fragmentos
de la Conferencia leída por el Profesor RENATO OZORES de la Universidad de Panamá,
en el curso de Derecho Mercantil, auspiciado por el Instituto Centroamericano de Derecho
Comparado, al que asistieron representantes de la Universidad de El Salvador.
CUESTIONES GENERALES
Los títulos valores constituyen la muestra más evidente de la movilidad de las operaciones
mercantiles; simbolizan la agilidad de cómo se realizan el intercambio y tráfico comerciales;
reflejan la simplicidad de los actos de comercio en su forma, representan seguridad y
garantía para el comerciante en la protección de sus intereses mercantiles. En suma, los
títulos valores vienen a constituir la cúpula de todo el avance, desarrollo y evolución que
tiene el comercio en la sociedad contemporánea.
Antes de la vigencia del Código de Comercio actual, no existía una regulación aplicables a
todos los títulos valores. Sólo algunos de ellos se encontraban regulados. El Código de
Comercio derogado únicamente regulaba de manera específica las acciones, la letra de
cambio, el cheque, el pagaré, el conocimiento de embarque, y en leyes especiales, el
certificado de depósito y el bono de prenda.
Los títulos valores son cosas puramente mercantiles o de mercantilidad pura, como al
principio de este trabajo se dijo. Su función es precisamente ayudar al tráfico mercantil.
Cualquier acto que sobre ellos recaiga, es un acto mercantil, aún cuando no sea hecho por
una persona o comerciante. En este sentido estos instrumentos desempeñan una función
económica. Pero también desempeñan una función jurídica. Jurídicamente, con los títulos
valores se persigue la circulación de los derechos sin las trabas que pone el Derecho Civil,
sirviendo el título de “fundamento de la pertenencia del derecho”. Así entendido, “del título
valor es un trozo de papel en el que está incorporada una obligación de contenido
económico, siendo en definitiva una cosa mercantil, apta para ser objeto de todos los
negocios jurídicos que recaen sobre la totalidad de los bienes incomercium”.
CONCEPTO Y CARACTERISTICAS
El Art. 623 del Código de Comercio al definir los títulos valores dice: “Son títulos valores los
documentos necesarios para hacer valer el derecho literal y autónomo que en ellos se
consignan”.
“La suscripción de un título valor obliga a quien la hace al cumplimiento de las prestaciones
y derechos incorporados a favor del titular legítimo aunque el título haya entrado en
circulación contra la voluntad del suscriptor o después de que sobrevino su muerte o
incapacidad”.
c) AUTONOMIA.- Los títulos valores generan dos tipos de relaciones: relación causal y
relación cambiaria. La relación causal es la relación jurídica anterior que da lugar a la
emisión del título; así por ejemplo, quien gira o endosa un cheque lo hace para pagar una
obligación previamente contraída y se emite una acción para documentar la participación
del socio en una sociedad de capitales. La relación cambiaria hace del título mismo y es
independiente de la relación causal que lo originó. En otras palabras: el título valor y el
derecho a él incorporado, son independientes de la relación causal que lo motivaron, y del
mismo modo, cada acto cambiario es independiente del que el precede, como del que le
sigue. Para aclarar esto último pongamos un ejemplo: en una letra de cambio las firmas del
librador y del librado aceptante son inválidas por cualquier motivo; quien estampe primero
su firma en el título queda obligado cambiariamente para con el beneficiario, en virtud de la
autonomía, de ese nuevo acto incorporado al título. El Art. 635 C.C. recoge esta
característica, al disponer que:
“La incapacidad de alguno de los signatarios del título valor, el hecho de que en éste
aparezcan firmas falsas o de personas imaginarias; o la circunstancia de que, por cualquier
motivo el título no obligue a alguno de los signatarios o a las personas que aparezcan
como tales, no invalidan las obligaciones derivadas del título en contra de las demás
personas que lo suscriba”.
“El texto literal del documento determina al alcance y modalidades de los derechos y
obligaciones consignados. La validez de los actos que afectan la eficacia de los títulos
valores, requiere que consten precisamente ene l cuerpo del documento, salvo la
disposición legal en contrario”.
FORMALIDADES
“Todos los títulos valores, podrán sin necesidad de autorización alguna, ser extendidos en
formularios impresos, debiendo, en tal caso, pagarse con timbres fiscales los impuestos
que afecten su emisión”.
“En caso de alteración del texto, los signatarios posteriores a ella se obligan según los
términos del texto alterado, y los anteriores, conforme al texto original. Cuando no se
pueda comprobar si una firma ha sido puesta antes o después de la alteración, se presume
que lo fue antes.
III.- Si al emitirse un título valor se dejaren espacios en blanco, se presume que el emisor
ha querido facultar a los tenedores legítimos futuros para que llenen estos espacios como
ellos prefieran. Por lo tanto, cualquier tenedor legítimo puede completar cualquier requisito
o formalidad que faltare al título. Sobre esto el Art. 627 C.C., estatuye:
“Los requisitos que el título valor o el acto incorporado necesitan, para su eficacia podrán
ser satisfechos por cualquier tenedor legítimo antes de la presentación del título para su
aceptación o pago. No podrán oponerse al adquirente de buena fe las excepciones
derivadas del incumplimiento de pactos celebrados para llenar los títulos en blanco.”
VI.- Para su validez y eficacia los títulos deben contener en su cuerpo las siguientes
formalidades.
1.- El nombre del título de que se trate. Esta exigencia deriva de la circunstancia de al
variedad de títulos valores existentes y de la confusión que podrían originar para personas
que ignoran sus características y que tienen que hacer uso de ellos por razón de sus
negocios. Las legislaciones exigen esta formalidad atendiendo a una recomendación de
juristas celebrada en Ginebra, conocida como Convención de Ginebra.
2.- Lugar y fecha de expedición del título. La fecha es indispensable para saber a partir de
cuándo debe contarse el plazo de vencimiento de la obligación y el lugar, porque éste
determina jurisdicción o competencia. Si no constare el lugar se presume que fue expedido
en el domicilio del librador (Art. 625 Inc. 2º.)
4.- Lugar de cumplimiento o ejercicio de los mismos. El lugar constituye título determinante
de competencia. Si la obligación contenida en el título no fuere cumplida, se exigirá
judicialmente en el lugar señalado para su cumplimiento. La omisión de este requisito se
suple con la presunción del inciso final del Art. 625 C.C.
5.- Firma del emisor. Esta formalidad no puede faltar ni puede suplirse. Sólo mediante la
firma se hace nacer la obligación incorporada al título. De la firma depende la autenticidad
y obligatoriedad de las relaciones cambiarias. La firma debe ser puesta por el emisor de su
puño y letra, o sea, que debe ser autógrafa, o, como lo dice el Art. 641 C.C.:
Los títulos valores pueden suscribirse y firmarse en representación de otro en dos casos:
mediante escritura pública de poder con facultad expresa para ello y por carta autenticada
dirigirá al tercero con quien habrá de operar el representante. En el primer caso la
representación se entenderá conferida para contratar con cualquier persona; en el segundo
caso, sólo con aquella a quien se haya dirigido la carta autenticada. Todo, de conformidad
a lo dispuesto en el Art. 642 C.C.
En relación con la suscripción y firma del título conviene hacer referencia a la capacidad.
Todo el que tiene capacidad para contraer materia civil y mercantil, la tiene para hacer
cualquiera de las operaciones cambiarias con los títulos valores: emisión, aceptación,
endoso, etc. El título suscrito y firmado por un absolutamente incapaz adolece de nulidad
absoluta, no tiene valor alguno y no es saneable por el transcurso del tiempo, si no es por
el lapso de la prescripción extraordinaria. Dada la autonomía del título, según se explicó
antes, la suscripción de un título valor por un incapaz no produce la nulidad de las
obligaciones derivadas del título, respecto a las demás personas capaces que lo han
suscrito.
Con los títulos valores pueden efectuarse los siguientes actos cambiarios:
I.- EMISION.- Llamase emisión al acto por el cual se pone en circulación el título valor. La
emisión del título se reduce a llenar los espacios en blanco del formulario impreso, por el
emisor, firmarlo y entregarlo. Con la emisión se concretiza la relación cambiaria, que
sustituye a la relación causal o se yuxtapone a ella. Por este acto, el emisor se obliga para
con el beneficiario a las prestaciones a que el título de derecho.
Desde el punto de vista formal el endoso puede ser de dos clases: a) Endoso completo,
consistente en la razón puesta al reverso del título, por la que se manifiesta endosarlo a
determinada persona, llamada endosatario, fechándolo y firmándolo; y b) Endoso en
blanco, que es la simple firma del endosante puesta al reverso del título. Desde luego que
el endosatario puede llenarlo, según quedó indicado anteriormente. Atendiendo a sus
efectos el endoso puede ser: a) Endoso pleno o endoso de propiedad, que produce dos
efectos: la transferencia del derecho incorporado al título y el volver al endosante
responsable solidario por las prestaciones contenidas, efecto que no se produce si el
endosante redacta la expresión “endoso sin responsabilidad”. “El endoso en propiedad
transfiere, dice el Art. 667 además de la propiedad del título, todos los derechos
incorporados y obliga solidariamente a los endosantes. Los endosantes pueden evitar la
responsabilidad solidaria, insertando la cláusula “sin responsabilidad”, u otra equivalente.”
“b) Endoso en garantía. Por esta clase de endoso se constituye un derecho de prenda
sobre el título y a favor del endosatario. Sobre esta clase de endoso el Art. 668 C.C.
prescribe: “El endoso con la cláusula “en garantía”, “en prenda” u otra equivalente confiere
el endosatario los derechos y obligaciones de acreedor prendario respecto del título
endosado y a los derechos incorporados, comprendiendo las facultades del endoso al
cobro. En este caso, los obligados no podrán oponer al endosatario las excepciones
personales que tengan contra el endosante. Cuando la prenda se realice en los términos
de este Código, lo certificarán en el documento los comerciantes que intervengan en la
venta; y llenando este requisito, al acreedor endosará en propiedad el título, pudiendo
insertar la cláusula que lo libera de responsabilidad.” C) Endoso al cobro. Esta clase de
endoso confiere al endosatario la facultad de exigir el pago de las obligaciones contenidas
en el título, sea judicial o extrajudicialmente.
Equivale a un poder especial para cobrar. La facultad de endosar al cobro es limitada, pues
únicamente puede hacerse a las instituciones de crédito, a las organizaciones auxiliares o
a los abogados (Art. 666 C.C.) El endosatario se vuelve un mandatario del endosante. El
Art. 669, establece: “El endoso que contenga la cláusula “al cobro” u otro equivalente, no
transfiere la propiedad, pero faculta al endosatario para presentar el documento a la
aceptación; para cobrarlo judicial o extrajudicialmente; para endosarlo al cobro y para
potestarlo en su caso. El endosatario tendrá todos los derechos y obligaciones de un
mandatario, incluso los que requieren cláusula especial, salvo el de transmisión del
dominio. El mandato contenido en el endoso no termina con la muerte o incapacidad del
endosante, ni su revocación surte efectos respectote terceros sino desde que el endoso se
cancela conforme al Art. 674.
En este caso, los obligados sólo podrán oponer al tenedor del título las excepciones que
tendrían contra el endosante.”
IV.- AVAL.- El aval no es más que una fianza solidaria, dada por la persona que lo
constituye y que se llama avalista, a favor de alguno de los obligados por el titular y que se
llama avalado. Puede avalarse a cualquiera de los signatarios del título, sea al librador, al
aceptante o los endosantes; si el avalista no indica a favor de quien avala, se presume que
lo hace el obligado final. De conformidad al Art. 228 C.C., el aval debe indicar la persona
avalada. A falta de indicación, garantiza las obligaciones del aceptante, y si no lo hubiere,
las del librador.
V.- PRESENTACION.- Los títulos valores se presentan para su pago o para su aceptación.
Como el obligado desconoce quien es el tenedor legítimo del título, pues no hay
notificación del endoso o endosos al deudor, es necesario presentárselo para su pago o
aceptación, so pena de caducar el título si no se presenta dentro del plazo. Mientras la
presentación no ocurre, la mora no se presenta.
VI.- PROTESTO.- El protesto es el acto por el cual se comprueba en forma auténtica que
el título fue presentado en tiempo para su pago o aceptación y que no fue aceptado o
pagado (Art. 753 C.C.) El protesto debe hacerse en acta notarial, con los requisitos que el
Código menciona (Art. 761 C.C.) salvo que el librador haya dispensado al tenedor del
protesto, lo cual sucede cuando se inserta la cláusula “si protesto” o “sin gastos” (Art. 754
C.C.)
De los títulos valores se hacen varias clasificaciones, atendiendo el punto de vista que se
tome en consideración. Veamos las siguientes: I.- Desde el punto de vista de cómo se
emiten y transfieren se clasifican en títulos normativos, títulos a la orden y títulos al
portador. II.- Desde el punto de vista de los derechos que incorporan se dividen en títulos
de participación, títulos de crédito y títulos representativos. III. Atendiendo a la mayor o
menor relación que guardan con el acto causal, en títulos causales y títulos abstractos.
El registro del emisor debe contener: a) La emisión originaria de los títulos, según el acto
causal que origina la emisión; b) Los traspasos efectuados, con indicación de al persona
que adquiere el título, su numeración y el concepto en que el mismo ha sido traspasado; c)
Los gravámenes constituidos sobre el título; d9 Los embargos recaídos sobre el título; e)
La conversión del título nominativo a título al portador cuando esto sea posible; y f)
Cualquier otra circunstancia que merezca hacerse constar. Pertenecen a esta clase de
títulos: las acciones en la sociedad de capital, en tanto éstas no estén totalmente pagadas
(Art. 134 C.C.), los Bonos de Fundador, si así se estipulare en la escritura social (Art. 212
C.C.) y las acciones en las sociedades de capital variable por acciones, (Art. 311 C.C.)
TITULOS A LA ORDEN.- Son los que se emiten a favor de persona determinada, sin que
sea necesario registro alguno para considerar que el derecho se ha constituido o
traspasado. El traspaso del título y derecho incorporado se hace por endoso, seguido de la
entrega material. Pertenecen a esta clase la letra de cambio, el cheque y el pagaré.
PALABRAS FINALES
Estimamos que en sus aspectos generales hemos tratado el tema objeto de este pequeño
trabajo. En ningún momento nos propusimos hacer un estudio profundizado y en todos sus
detalles de cada uno de los temas. El estudio de la empresa, de sus elementos y de los
títulos valores, abordados pormenorizadamente, constituye una tarea que sobrepasa
nuestra capacidad. No obstante, la lectura de la presente monografía, precisamente por
ser muy general, proporcionará al lector los principios fundamentales de los temas
estudiados.
BIBLIOGRAFIA