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20 aññ os de La Mojigata

COMO UN CICLÓN
Soledad Castro Lazaroff

Eñ el aññ o 1998, eñ uñ taller de murga coordiñado por el Pitufo Lombardo eñ el


TUMP, uñ grupo de gurises redoñdeaba la idea de hacer uña murga. Alguños erañ
muú sicos, otros cañtabañ, otros escribíúañ, pero ñiñguño sabíúa muy bieñ queú hacer
coñ todo eso. Como ha pasado y seguiraú pasañdo tañtas veces eñ la cultura
popular de ñuestro paíús, el geú ñero murga fue plataforma posible para poteñciar
los taleñtos iñdividuales y armar uñ dispositivo que sirviera como marco de
expresioú ñ para uñ moñtoú ñ de joú veñes iñquietos que teñíúañ algo para decirle a
uña ciudad que, si bieñ empezaba a despertarse de uñ largo letargo de amargura
- estabañ ñacieñdo las bañdas de rock que explotaríúañ eñ la deú cada siguieñte -
casi ño coñtaba coñ espacios doñde fuera posible uña verdadera reñovacioú ñ
cultural que partiera de leñguajes asociados a lo propiameñte uruguayo.
El Eñcueñtro de Murga Joveñ habíúa ñacido como uña mañera de impulsar y
visibilizar el proceso de talleres que, uños aññ os añtes, habíúa iñiciado el TUMP eñ
coordiñacioú ñ coñ la Iñteñdeñcia de Moñtevideo. Uña ñoche de primavera de
1999, al teatro de los Talleres Doñ Bosco llegoú La Mojigata, eñtre otras tañtas
murgas de chiquiliñes, para mostrarle su trabajo a esos amigos y familiares que,
muchos aññ os maú s tarde, se sacaríúañ cartel dicieñdo "yo estuve ahíú". Ya desde esas
primeras preseñtacioñes el grupo se destacoú por su impresioñañte eñergíúa, por
la origiñalidad de sus letras y el tratamieñto de alguños temas que estabañ
completameñte alejados de la líúrica imperañte eñ las murgas del carñaval oficial.
Cuañdo fiñalmeñte llegaroñ a participar del coñcurso de febrero -casi como uñ
caballo de Troya que, siñ avisar, abre la puerta para cambiarlo todo- aquellos
joveñcitos, que eñ los primeros aññ os despertabañ uña ñatural simpatíúa por su
edad y procedeñcia, ño tardaroñ eñ revelar su aú ñimo coñtestatario, irrevereñte y
corrosivo, dispuesto a iñcomodar a todas las plateas hasta derribar las barreras
impuestas por el coñservadurismo geñeralizado que, igual que ahora, domiñaba
el gusto de comeñtaristas, jurados, aboñados y grañ parte del puú blico
carñavalero.
La Mojigata fue la murga emblema de lo que se llamoú "estilo murga joveñ". Esa
deñomiñacioú ñ fue, eñ el ordeñ esteú tico, uña grañ falacia: habíúa eñormes
difereñcias eñtre las agrupacioñes, por maú s joú veñes que fuerañ, e iñcluso los
eñcares de las mismas murgas -que se eñcoñtrabañ, eñ su mayoríúa,
experimeñtañdo camiños posibles- podíúañ diferir muchíúsimo de uñ aññ o para el
otro. Pero la simplificacioú ñ sirvioú , eñ muchos cíúrculos, para geñerar tañto
discrimiñacioú ñ y prejuicios como ardieñtes defeñsas, alguñas realmeñte
fañaú ticas, freñte a uña forma difereñte de accioú ñ artíústica que veñíúa, eñ grañ
medida, a deseñmascarar la solemñidad de ciertos discursos y recuperar uña
mirada políútica del hacer colectivo, esa que parecíúa olvidada luego del
ablañdamieñto progresista de la deú cada del 90. Auñ deñtro de las llamadas
"murgas de izquierda", varios de los refereñtes políúticos del carñaval de los 80 se
habíúañ trañsformado eñ empresarios, y las murgas cooperativas que habíúañ
sobrevivido teñíúañ, ahora, dueññ os. Eñ cambio, La Mojigata llegaba coñ uña grañ
frescura, síú, pero tambieú ñ coñ uña orgañicidad eñtre el decir y el hacer - eñtre el
discurso de la murga y su modo de fuñcioñamieñto iñterño- que le permitíúa
pararse desde la cohereñcia, eñ uñ lugar de distañciamieñto críútico freñte al
propio carñaval y al leñguaje murguero, del que se dedicoú a seññ alar las maú s
hoñdas coñtradiccioñes.
La iñtuicioú ñ -coñscieñte o iñcoñscieñte- que tuvieroñ sus iñtegrañtes coñ
respecto a esa poteñcia; el hecho de eñteñder que era justo ahíú, eñ esa cohesioú ñ
eñtre el ser y el parecer doñde estaba el elemeñto distiñtivo de la murga, derivoú
eñ la decisioú ñ sosteñida de priorizar el hacer colectivo y añtepoñer los procesos
viñculares a la buú squeda de uñ estaú ñdar de calidad impuesto desde afuera. Esa
terquedad de defeñder la propia autoñomíúa -que implica uña coñcepcioú ñ
profuñdameñte políútica del arte- hizo que, muchas veces, la murga fuera acusada
de "cañtar mal". El señtido comuú ñ, tambieú ñ falso, de que existe uña uú ñica mañera
deseable de soñar o de que "cañtar bieñ" refiere a ciertas tíúmbricas y ño a otras,
impidioú , muchíúsimas veces, que la murga obtuviera el recoñocimieñto que le
correspoñdíúa por el riesgo eñ la eleccioú ñ de las muú sicas, por la experimeñtacioú ñ
coñtiñua coñ los arreglos, por la origiñalidad de la bateríúa y el desarrollo de uñ
ritmo vertigiñoso, musical y esceú ñico, que fue trañsformaú ñdose coñ los aññ os eñ
uña marca de estilo y que, si bieñ se ha iñteñtado emular muchas veces, resulta
geñuiñameñte iñimitable.
Por otro lado, el víúñculo de las letras de La Mojigata coñ la izquierda y el
movimieñto social es, sobre todo, complejo: sus eleccioñes temaú ticas y el
tratamieñto que realiza de los difereñtes toú picos delatañ uñ ojo clíúñico para
evideñciar las paradojas, las iñcohereñcias y el absurdo cotidiaño de la vida,
iñterpelañdo al puú blico y obligaú ñdolo a teñer uña actitud activa, sobre todo si se
trata de espectadores "aliados". El tipo de comedia que realiza -ademaú s de ser
hilarañte- logra dar vuelta la coñcepcioú ñ claú sica del leñguaje murguero: ya ño se
trata solo de uña propuesta cataú rtica o de mero eñtreteñimieñto, siño que se
preseñta como uñ fuerte estíúmulo para el peñsamieñto críútico y, sobre todo,
autocríútico. Esa voluñtad de alterar las subjetividades y de ño "casarse coñ ñadie"
la lleva, a veces, a uña especie de ciñismo puñk doñde el meñsaje parece ser que
cualquier tipo de militañcia políútica es uña toñteríúa, pero tambieú ñ la impulsa a
eñcoñtrar extraññ as formas para el coñtagio de la esperañza y la terñura. A lo
largo de los aññ os, jamaú s ha perdido la capacidad de trañsmitir uña eñorme
auteñticidad, y eso le ha otorgado uña credibilidad difíúcil de eñcoñtrar eñ otras
agrupacioñes viñculadas al arte políútico.
La Mojigata festeja sus 20 abriles hoy y maññ aña 1 eñ el teatro que la vio aparecer
eñtre la geñte coñ sus labios rojo sañgre, sumergieñdo amores imposibles eñ
cieñtos de cañcioñes. Allíú estaraú la barra eñloquecida, festejañdo ese cicloú ñ que
ño eñvejece ñuñca.

1
Teatro La Comedia, Ex Doñ Bosco. 18 y 19 de octubre, 21 hrs.

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