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1. INTRODUCCIÓN.
3. EL MESOLÍTICO.
4. EL NEOLÍTICO Y ENEOLÍTICO.
5. EL MEGALITISMO.
6. LA EDAD DE BRONCE.
8. LAS COLONIZACIONES.
8.1. LOS METALES Y LAS RELACIONES DE INTERCAMBIO.
8.2. NUEVAS FUENTES DE RIQUEZA.
8.3. FENICIA.
8.4. GRIEGA.
8.5. CARTAGINESA.
10. CONCLUSIONES.
11. ANEXOS.
BIBLIOGRAFÍA
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1. - INTRODUCCIÓN.
Hemos de reseñar en primer lugar que no estamos ante una cultura o civilización única
e independiente, y que por consiguiente los conocimientos que tenemos hay que situarlos en un
contexto general dentro de la aparición del hombre y sus primeras culturas. Las diferencias con
otros lugares serán más o menos significativas o cuestión de matices, pero el denominador
común será la evolución y adaptación del hombre sobre el medio que le rodea.
En segundo lugar hemos de partir del hecho de que todas las hipótesis y afirmaciones
que se formulan están sujetas a las variaciones que se puedan derivar de nuevos estudios y
hallazgos. Por lo tanto, el estudioso de este tema, como de tantos otros, ha de estar abierto a
posibles modificaciones consecuencia de nuevos descubrimientos. Basta recordar como
ejemplo el hecho de que con la aparición del hombre de Orce (Granada) se cuestionan los
planteamientos anteriores y se formulan nuevas teorías al considerar sus restos como los más
antiguos de Eurasia.
La fauna de ésta época es la propia de todo el Pleistoceno. Junto con elementos que
perviven de la Era Terciaria (primer elefante, équidos primitivos, y cérvidos más antiguos),
aparecen nuevas especies tales como el rinoceronte, bóvidos, formas recientes de équidos, y
carnívoros. Muchas de estas especies perduran en la actualidad.
El hábitat del hombre no debió de ser generalmente las cuevas. Los yacimientos nos
hablan de asentamientos fundamentalmente al aire libre en las terrazas de los ríos (Tajo,
Manzanares, Jarama, etc,) y otros como Torralba y Ambrona (Soria) que son cazaderos de
animales próximos a abrevaderos, en los que se han encontrado restos de elefante junto con
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una industria lítica. Ésta asociación de animales y útiles nos hace suponer que en las mismas
áreas de captura se procedía a descarnar y descuartizar el producto obtenido de la caza.
Los restos humanos más antiguos son los dos parietales y un fragmento de interparietal
descubiertos en Orce (Granada). Se trataría de un Homo Erectus u Homo Habilis y su
datación nos sitúa en torno a 1.600.000 años a.C. Los encontrados en Atapuerca (Burgos) son
26 cadáveres junto con centenares de esqueletos de osos, y son considerados como
anteneandertales.
Su inicio, en torno a los 125.000 años a.C., se produce en el periodo interglaciar que
daría paso a la glaciación de Würm y se asocia al término Musteriense y al hombre de
Neanderthal.
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Aplicada esta clasificación a la Península Ibérica los yacimientos que nos encontramos
son:
Su desarrollo se lleva a cabo durante la última glaciación, entre el Würm II-III y finales
del IV, y viene a estar presente en la Península Ibérica en torno al 40.000 a.C.
Las características de éste periodo, que veremos a continuación, las podemos concretar
en:
- desarrollo del hábitat
- perfeccionamiento del utillaje
- industria ósea importante
- utilización de objetos de adorno
- primeras manifestaciones artísticas, que estudiaremos por separado.
El clima de éste periodo presenta una clara diferencia en dos zonas. La cornisa
cantábrica tendría un clima mucho más frió que el actual, con zonas esteparias en donde se dio
una fauna típica de un momento frío, mamut y rinoceronte lanudo. Al contrario que en el litoral
mediterráneo en donde predominaba un clima más templado y relativamente seco.
En cuanto al hábitat podemos observar una gran diversidad. Se puede hablar de cierto
aumento demográfico y asentamientos de distinta índole. Campamentos próximos a zonas de
paso de las manadas de animales o junto a abrevaderos. En las proximidades de los ríos, en
donde se empieza a desarrollar la pesca, o del mar, con labores de marisqueo. No obstante,
fueron más frecuentes los habitat en cuevas, en donde podemos ver una característica peculiar.
La entrada sería la zona básicamente de habitación, y en muchos casos el interior se reservaría
para una especie de santuario en donde se llevarían a cabo las primeras manifestaciones
artísticas.
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La industria lítica viene marcada por el perfeccionamiento, la diversidad, y la
especialización. Se observa una disminución del tamaño de los útiles, lo que da lugar a la
utilización para ésta época del término de microlitismo. Las nuevas técnicas de extracción de
láminas permiten una preparación más perfecta de las hojas que la utilizada por la técnica
levallois. En lo referente a las culturas, podemos ver:
Los restos humanos del paleolítico superior peninsular, aunque escasos, se enclavan
dentro de la tipología de Homo Sapiens. Sabido es que hace aproximadamente 30.000 años se
produce la desaparición del Hombre de Neanderthal y el surgimiento de una nueva especie de
tipo humano que difiere poco del actual. Estamos en presencia del Homo Sapiens, cuyo tipo
más representativo sería el Cromagnon. Ciertos rasgos de éste último son los que se han
hallado en los cráneos de Parpalló (Valencia), Urtiga (Guipuzcoa), Pendo (Santander), La
Carigüela (Granada).
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diferencias entre ambas formas son suficientes como para darle a cada una un nombre
específico distinto: Homo heidelbergensis para los hombres del Pleistoceno medio europeo
y Homo neandertalensis para los neandertales del Pleistoceno superior.
Por otro lado, los fósiles de la sima de los Huesos comparten ciertos rasgos craneales
tanto con los neandertales como con el hombre moderno (Homo sapiens), pero que están
ausentes en el Homo erectus asiático, lo que refuerza la hipótesis según la cual los
neandertales y el hombre moderno tuvieron, en tiempos remotos, un antepasado común.
Pero, ¿quién fue ese antepasado común? La respuesta está en los fósiles humanos de la
Gran dolina. Estos fósiles presentan una combinación de rasgos craneales, mandibulares y
dentales que han permitido atribuirlo a una nueva especie humana: el Homo antecessor.
Entre otras cosas, la morfología facial de Homo antecessor de hace 800.000 años es como
la de Homo sapiens, que aparece tan solo hace 200.000. La nueva especie, Homo
antecessor, podría constituir el último antepasado común entre neandertales y humanos
modernos.
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hecho de su ubicación en los lugares más escondidos de las cuevas, marcando
así un carácter secreto, como de santuario.
3.- EL MESOLÍTICO.
Es común entender por Mesolítico una etapa intermedia entre el gran desarrollo
alcanzado en la última fase del Paleolítico y lo que en términos generales se conoce como
Revolución Neolítica. También ha sido denominada Epipaleolítico por la continuidad, en
muchos casos, de la etapa anterior, lo que ha llevado a considerarla como de escaso avance
cultural.
El cambio climático que se produjo hace unos 10.000 años, con la regresión de los
glaciares, motivó un aumento gradual de las temperaturas, y como consecuencia un
desplazamiento hacia el norte de la fauna paleolítica. Las grandes manadas de bisontes y
ciervos desaparecen prácticamente del territorio peninsular, por lo que el hombre se ve
sometido a un nuevo proceso de adaptación al medio.
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- Los Concheros del Muge, en la confluencia de éste río con el Tajo en Portugal.
Con hábitat al aire libre y gran importancia del marisqueo. El yacimiento más
antiguo es el de Moita do Sebastiao, con cabañas semicirculares y enterramientos
en fosa.
A la secuencia cultural del Mesolítico corresponde el arte rupestre del Levante español.
La primera cuestión que surge es la problemática surgida entre los arqueólogos en el terreno
de su posible relación con la pintura franco-cantábrica del Paleolítico Superior. La hipótesis
inicial de sus conexiones y su ubicación paleolítica no tiene vigencia en la actualidad. Por sus
diferencias en cuanto a su ubicación y su utillaje se puede llegar a la conclusión de que
corresponden a estadios culturales distintos. No obstante, tiene aceptación la teoría formulada
por Ripoll al considerar un posible engarce de ambas situado en la Sierra de Albarracín
(Teruel).
Los temas suelen ser las escenas de caza y las figuras humanas, en las que se distingue
la diferencia de sexos.
En cuanto al estilo, observa Ripoll cuatro etapas diferenciadas. Una inicial, naturalista,
situada en Albarracín y que enlazaría con la franco-cantábrica; otra propia del Mesolítico con la
aparición de la figura humana, estática y estilizada; una tercera en el paso hacia el Neolítico,
con cierto dinamismo; y por último otra de transición a la pintura esquemática ya en el propio
Neolítico.
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b) Comunidad Valenciana: Cova de la Sarsa (Bocairent) y
Coveta de l'Or (Beniarrés).
c) Andalucía: El único yacimiento en esta zona es el de La
Carigüela en Piñar (Granada).
La similitud de las características arqueológicas de estos yacimientos con los hallados en otros
puntos del litoral mediterráneo, Francia e Italia, llevan a la conclusión de la difusión, partiendo
de Próximo Oriente, por vía marítima a través del arco norte del Mediterráneo.
- Neolítico Pleno: aparece en los inicios del tercer milenio, caracterizado por un
retoceso de la cerámica cardial y un avance de las incisiones e impresiones.
Apreciamos los siguientes focos:
a) Cataluña: caracterizada por la "cultura de los sepulcros de fosa". Sin la
presencia de poblados, pero se conocen enterramientos con abundantes tumbas
en el suelo y cerradas por losas de piedra. Presentan cadáveres con ajuar. Se
extienden por la zona de Cataluña y Aragón, con Zaragoza al Sur, y en zonas
de llanura aptas para la agricultura.
b) Almería: en la fase que podríamos denominar "Pre-Millares", con poblados
en lugares elevados, de fácil defensa, y viviendas de planta redonda y aparición
de tumbas colectivas circulares.
c) La zona de Asturias, Galicia y la Meseta presenta una pobreza en la
industria lítica y una cerámica tosca. El predominio de la ganadería sobre la
agricultura parece claro, y en cuanto al hábitat, se da tanto en cuevas como al
aire libre.
Es el momento en que, como afirma Tarradell, se inicia un "fenómeno que será general
en todo el mundo antiguo: Andalucía como primer centro hispánico. Desde el Eneolítico hasta
la Córdoba califal, pasando por Tartessos, la Bética romana y visigoda, los territorios
meridionales serán durante casi tres mil años el primer centro cultural y económico peninsular".
El gran yacimiento de ésta fase es Los Millares (Almería). Se trata de una pequeña
ciudad, con fuertes murallas con bastiones, y con una gran necrópolis formada por tumbas
megalíticas de varios tipos, entre las que destacan las de cúpula con pasillos de acceso. El
hábitat presenta viviendas circulares de piedra que se asientan sobre promontorios de difícil
acceso, a los que se dota de defensas artificiales. Destacamos igualmente cierto fenómeno de
convergencia, por cuanto junto a un sustrato indígena (aspecto funerario), se observa otro
foráneo (manufacturas importadas).
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forma, los podemos ver en poblados como Los Millares (Almería), Vilanova de Sao Pedro en
el estuario del Tajo en Portugal, o en Ciempozuelos (Madrid).
5.- EL MEGALITISMO
Mención aparte merece el estudio del megalitismo. Se trata de un fenómeno mal
interpretado hasta fechas recientes. El concepto de "cultura megalítica" se desechó en el
momento en que se pudo constatar que no se producía ni una uniformidad ni una
contemporaneidad en sus manifestaciones. Su ubicación temporal sería desde un Neolítico
avanzado hasta final del Bronce, y se enclava en una zona que iría desde el Sur de
Escandinavia, Gran Bretaña, Francia, la Península Ibérica, el Mediterráneo y las islas que lo
bordean, y el Egeo.
En líneas generales, se trata de dólmenes que están constituidos por una especie de
cámara con una gran losa como cubierta. En algunas ocasiones a ésta cámara se le añadía una
entrada en forma de corredor, dando lugar a lo que se conoce como "sepulcros de corredor".
Cuando el sepulcro consistía en una galería de paredes aproximadamente paralelas se
denomina "galería cubierta". El menhir es una piedra que se hincaba en la tierra, y la asociación
de éstos en forma circular constituye los cromlech.
En la Península Ibérica se observa una etapa inicial en torno a fines del cuarto milenio
con una serie de círculos de piedras con funciones funerarias. Éste sería el caso de los
hallazgos de La Loma de la Atalaya (Almería). En el 2.500 ya tenemos los sepulcros de Los
Millares, aludidos anteriormente. Más al Oeste tenemos la zona de Antequera (Málaga), donde
se dan los más espectaculares por su monumentalidad, como la Cueva de Menga, y otros
como los de Soto (Huelva), Matarrubilla y Carmona (Sevilla). Aunque de época posterior,
Bronce, destacan las construcciones de Las Baleares, las conocidas navetas y los talayots.
El grupo representativo de ésta fase es El Argar (Almería), cuya cultura aparece bien
diferenciada y con cierta unidad geográfica, abarcando la zona de la provincia de Almería y
extendiéndose hacia el Norte por Murcia, Albacete y Alicante, y hacia el Oeste por la zona
oriental de la provincia de Granada.
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Novedad que lo distingue también del periodo anterior es la acentuación del carácter
bélico, manifestado en la situación de los poblados, todavía establecidos en las alturas de fácil
defensa y rodeados de murallas más marcadas que en la fase anterior.
La producción alfarera del grupo de la Edad del Bronce del sureste peninsular se
caracteriza por su buena calidad técnica en su elaboración y cocción, pero es siempre lisa, sin
el menor adorno.
Viene marcado por lo que Tarradell denomina "la entrada en la historia", al poder
disponer por primera vez de fuentes escritas sobre ésta etapa. Las fuentes fenicias o
cartaginesas han desaparecido, mientas que las fuentes "clásicas" (griegas y romanas) se
conservaron gracias al espíritu medieval en recuperar los textos griegos y latinos. La escasez
de estas fuentes es clara en lo referente a los pueblos prerromanos, y sólo serán abundantes y
directas a partir del siglo III a.C. con el enfrentamiento entre Roma y Cartago. Por citar
algunos de los textos iniciales cabe destacar a Herodoto, Estrabón (Geografía), Avieno (Ora
Maritimae), Plinio, Mela, etc.
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significativo es Argantonio (630-550 a.C.). Con él se desarrolla un "imperio" colonial que
abarcaría desde el Guadiana al Jucar, y una política filohelénica por sus contactos con las
colonizaciones foceas.
Otras relaciones comerciales se desarrollaron con los fenicios y los griegos. Los
primeros llegaban a Tartessos en busca de la plata, y sus contactos están en relación estrecha
con los establecimientos que los fenicios llevaron a cabo por toda la costa meridional. Con el
paso del tiempo se llega a entablar una fuerte competencia entre tartesios y fenicios. Por otra
parte, el comercio con los griegos revistió un carácter distinto. Éstos venían buscando
esencialmente productos agrícolas y ganaderos, dada la gran riqueza de ésta zona, más que
minerales.
Desde una óptica militante andalucista no deja de tener interés la siguiente web con
abundantes materiales y enlaces:
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http://www.tartessos.info/ Ver las “tesis oficialistas” (que son las científicas)
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Su economía se basa en:
- Agricultura: cereales, vid y olivo. El cultivo del lino y el esparto se orienta hacia
una industria textil. También son explotados los bosques.
- Ganadería: complemento de la agricultura, con la cría de caballos, ovejas y
cabras.
- Caza y pesca: son frecuentes las factorías de salazones.
- Minería: extracción en galerías profundas. Huelva, Cartagena, y Cástulo
serían importantes centros mineros de cobre y plata, y Almaden de cinabrio. Ésta
riqueza mineral propiciaría una industria metalúrgica, sobre todo para la
elaboración de armas, en donde se llegaría a una gran especialización, siendo
típica la "falcata" (espada con dos filos y punta), y el "soliferreum" (lanza que se
retuerce al clavarse).
- Comercio: los grandes centros son Gadir (Cádiz), Malaca (Málaga), Sexi
(Almuñecar), Baria (Villaricos), Hemeroscopeion (Denia), Emporion
(Ampurias).Se exportarían materias primas: metales (oro, plata, cobre, hierro) y
fibras textiles (esparto y lino). Las importaciones serían productos manufacturados
tales como objetos de adorno y cerámica.
- La moneda utilizada en un principio fue la griega, pero ya en el 400 a.C. hay
acuñaciones en Ampurias, aunque no es totalmente peninsular, por ser aquella
una colonia griega.
Su cultura viene definida por la escritura y el arte. La primera presenta tres grandes
áreas: la tartésico-turdetana, la bastetana-mastiena (Andalucía Alta hasta el Cabo de la Nao), y
el norte del río Segura. La inscripción más antigua data del siglo V a.C. El alfabeto es silábico,
con 29 signos. En cuanto al arte, es el aspecto mejor conocido. La arquitectura está poco
desarrollada, no existe el templo ni el palacio como las construcciones clásicas de las
civilizaciones contemporáneas (griegos y romanos). Los únicos conjuntos monumentales son
las murallas. La escultura presenta un notable desarrollo con piedras de distintos tipos que eran
policromadas. Algunas de ellas son de dimensiones naturales (damas de Elche y Baza) y
relacionadas con santuarios o necrópolis. En bronce se realizan pequeñas estatuillas (exvotos)
con un marcado carácter religioso. Son macizas, de unos 10 cm. y representan hombres y
mujeres en actitud oferente. En las regiones donde escasea el bronce se utiliza arcilla
(terracota).
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Los idiomas son diferentes, pero la característica común es su entronque con las
lenguas indoeuropeas. La escritura es escasa.
- Celtíberos: Citerior, los valles del Jiloca y Jalón y el margen derecho del Ebro.
Influenciados por la cultura ibérica con la que establecen lazos comerciales. Son
los Lusones, Titos, y Belos. Ulterior, en las cuencas del Duero y Tajo. Arévacos y
Pelendones.
En ambos grupos se dió la necesidad constante de emigración, dada la pobreza
de las tierras, lo que les llevó en muchos casos a enrolarse como tropas
mercenarias de los cartagineses frente a los romanos.- Carpetanos: al Sur de los
anteriores. Fueron atacados por Anibal y sufrieron igualmente continuas razzias de
los lusitanos, lo que da a entender que debían poseer una economía próspera.
- Vacceos y Vetones: se extenderían por la zona de Salamanca, Cáceres y Ávila.
Mantenían contactos con los Arévacos, a quienes abastecían de minerales. Cada
año hacían parcelas que distribuían por sorteo, y una vez recogido el fruto era
colectivizado y redistribuido.
- Cántabros: en toda la franja costera cantábrica. Tenían una agricultura con bajo
nivel técnico. La falta de recursos sería la causa de su belicosidad. Su estructura
social pone de manifiesto un matriarcado en el que es peculiar la costumbre de la
"covada": el hombre, cuando su mujer da a luz, debía cumplir ciertos preceptos,
entre los que figuraba el acostarse con el recién nacido.
- Astures: situados entre cántabros y galaicos, y con una estructura social
gentilicia.
- Galaicos: también con una organización gentilicia y un matriarcado en el que la
mujer tenía prioridad hereditaria, era la responsable del ajuar de los hermanos. En
el panteón observamos diosas de la fecundidad y fertilidad que con el tiempo
pasan a un segundo plano, cediendo su lugar a los dioses guerreros. Su economía
se basaba en la recolección de frutos naturales. La agricultura era de bajo
rendimiento y la caza y el pastoreo eran un complemento. Su hábitat era en
castros (fortificaciones para refugio en épocas de peligro), y Citanías (lugar
habitual de residencia). Los poblados se ubicaban en lugares altos, constituidos
por viviendas redondas u ovaladas. - Lusitanos: estaban asentados en dos zonas
claramente diferenciadas: una sería la faja costera portuguesa y valles del Duero y
Tajo, en donde existía una rica agricultura que enriquecería a la nobleza que la
poseía y un esclavismo de tipo patriarcal. La otra zona es la del interior, las tierras
áridas de las serranías, en donde se dedicarían al pastoreo. Las diferencias sociales
y la escasa riqueza de los sectores menos favorecidos dio lugar al bandidaje y a
sus frecuentes incursiones de saqueo en tierras más prosperas.
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8.- LAS COLONIZACIONES.
Al abordar éste tema, es necesario dejar clara la idea de que las colonizaciones en la
historia antigua tienen poco que ver con el concepto actual de colonización.
El fenómeno se deriva de las navegaciones hacia Occidente que iniciaron los fenicios y
los griegos de un modo firme y sistemático sobre todo a partir del 800 a.C.
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(Empúries).
Los textos clásicos sobre Tartessos reflejan el deslumbramiento que produjeron sus
metales preciosos, hecho que corroboran los hallazgos arqueológicos. Pero siendo los metales
el elemento primordial, no significa que fuera exclusivo. En el estado actual de los
conocimientos, se conocen más los productos objeto de exportación que los de importación.
Conocido resulta el prestigio de la industria textil fenicia y otros elementos más perdurables,
tales como los objetos fabricados con pasta vítrea, a menudo multicolor, que van desde
pequeñas botellitas que contendrían perfumes y hungüentos hasta las cuentas de collar; las
joyas, que pronto imitarían los indígenas; armas y otros instrumentos de metal.
Existe una polémica sobre cuando se asentaron. Las fuentes más antiguas hablan de
fechas en torno al 1.100-1.200 a.C., antes de la fundación de Cartago y posterior a la caída
Troya. La idea general apunta a que antes del siglo VIII a.C. no es posible una expansión
fenicia intensa, y por consiguiente lo que se produjo del siglo XIII al VIII a.C. fue un
fenómeno precolonial con una serie de exploraciones e intercambios comerciales. Tartessos
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actuó como foco de atracción.
Se cree que los primeros en iniciar éste tipo de colonización fueron los rodios, por la
similitud terminológica de Rhode (Rosas). Básicamente podemos establecer cuatro fases:
- los primeros viajes samios, recogidos por Herodoto al relatar que un tal Kolaios
de Samos llegó aproximadamente en el 654 a.C a las costas de la Península Ibérica
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y regresó con plata.
- focenses, que fueron más sistemáticos, y cuya penetración se produce por
Francia, dada la importancia de Massalia como centro de operaciones en
Occidente. De aquí se iniciaría un desplazamiento costero que podemos observar:
Emporion (Ampurias), Hemeroscopion (Denia), hasta Mainake (la Málaga
griega), que fue la vía hacia los centros mineros. Por la importancia de la fenicia
Gadir no pasaron del Estrecho. Fueron los que mantuvieron relaciones con
Tartessos.
- con la caida de Tiro y el auge de Cartago se inicia la competencia con los
púnicos.
- tras la batalla de Alalía (535 a.C.), al enfrentarse con etruscos y cartagineses, se
establece que no podrán pasar al sur del Cabo de la Nao, reduciéndose así su área
de influencia en Cataluña y Levante, en clara dependencia de Massalia.
Podemos ver dos áreas: una de influencia fenicia, a lo largo de la costa andaluza y a
ambos lados del Estrecho y con tendencia a individualizarse, y otra centrada en Ibiza y sobre
todo el sureste peninsular. Fueron establecimientos de tipo imperialista, lo que denota una
expansión territorial a partir del siglo V a.C.
La llegada de los romanos a la Península Ibérica estuvo relacionada con dos hechos
fundamentales:
- el choque con los cartagineses
-inicio de las tendencias expansionistas por parte de la oligarquía de
Roma.
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Comienza con la Segunda Guerra Púnica (218 a.C.) y no se completa hasta la época de
Augusto. El valor de los numantinos, el genio militar de Viriato, o la ingobernabilidad de los
indígenas, que la historiografía franquista consideró como causas de la larga duración de la
conquista, no fueron los motivos reales de que Roma tardara 200 años en conquistar la
Península Ibérica. Los distintos proyectos de la oligarquía romana y su propio desarrollo
político y expansionista fueron la clave.
Los cartagineses inician la conquista peninsular por el Sur. Los Barca (Amilcar,
Asdrúbal, y Aníbal) emprenden la expansión como fuente de ingresos, buscando las riquezas
agrícolas, mineras , comerciales, y mercenarios para su ejército.
La chispa salta en Sagunto. Situada al Sur del Ebro, Aníbal la asedia y la ocupa. Roma,
su aliada, responde, y es Aníbal el que impone la estrategia de doble frente, uno en Italia y el
otro en la Península Ibérica. Roma toma por sorpresa Carthago Nova, arsenal militar
cartaginés. El ejército romano, mandado por Publio Cornelio Escipión, se dirige hacia la
Bética, expulsando de ella a los cartagineses. Toda la franja costera del Este y del Sur pasaron
a dominio romano hacia el 206 a.C.
Por razones estratégicas, Escipión dividió al ejército en dos. Partiendo de esta división
militar, se crearon dos provincias: la Citerior, al Norte de Carthago Nova, y la Ulterior al Sur.
Comienzan a producirse las primeras revueltas indígenas. La causa hay que buscarla en los
abusos de los administradores romanos, que buscando su lucro personal sometieron a los
hispanos a un constante saqueo.
Las guerras celtibéricas y lusitanas fueron propulsadas por varias razones. Por parte de
Roma, el Senado estaba dispuesto de forma abierta y agresiva a ampliar sus dominios y
eliminar cualquier foco de resistencia. Los lusitanos, presionados por la necesidad, realizaban
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periódicas incursiones en la Bética, llevadas a cabo al principio por Púnico y más tarde por
Viriato. Los celtíberos, por su parte, veían en la frontera romana al Sur de Celtiberia el
obstáculo en sus proyectos de conseguir una federación fuerte. Ambas guerras, celtibéricas y
lusitanas, además de ser simultáneas (aproximadamente del 154 al 133 a.C.) supusieron la
coordinación de las acciones militares de los indígenas para obligar al ejército romano a batirse
en dos frentes, bien entendido que no pretendían defender una "patria" común.
Las guerras terminaron con la caida de Numancia, en el 133 a.C., y con el asesinato
de Viriato, en el 139 a.C. Numancia resistió varios años de asedio, más por las tensiones dentro
de la oligarquía romana y la utilización de la guerra por los generales como medio de
enriquecerse, que por la fiereza y valor de los indígenas. Resulta paradójico que una pequeña
confederación tribal pudiera vencer al Estado Romano, que ya contaba con un fuerte potencial
económico y militar en plena fase expansionista.
En cuanto a Viriato, sus incursiones por la Bética desde el 147 al 140 a.C., con fines
eminentemente saqueadores, habían producido cierto debilitamiento en el líder lusitano que le
llevó a pactar con Roma. Es en ésta situación cuando se produce su asesinato, propiciado por
el procónsul de la Hispania Ulterior, Cepión.
El inicio del dominio del resto de la Península Ibérica por parte de Roma quedaba
abierto. La conquista del territorio lusitano abrió la penetración romana hacia el noroeste
peninsular. La expedición de Décimo Bruto en el 137 a.C. hasta llegar al valle del Miño no
supuso un sometimiento definitivo de Galicia, se trató más bien de una campaña militar
orientada al acceso a los centros mineros de éste territorio y de paso a la obtención de un
considerable botín de guerra.
Por otra parte, la conquista de las Baleares se produjo en el 123 a.C. Aunque suponía
un importante punto estratégico por su situación, la anexión se justificó por las acciones de los
piratas que actuaban en el Mediterráneo y que tenían su refugio en las islas.
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de cada bando. Por un lado, Mario al frente de los populares, y por otro Sila, representante de
los optimates. Con la toma de Roma por parte de Sila, se inicia la represión contra los
partidarios de Mario. Todos los que pudieron huir de Roma lo hicieron, y uno de ellos fué
Sertorio.
Nombrado gobernador de Hispania Citerior, fué destituido por Sila antes de llegar a la
Península. Ya en ella, reunió un pequeño ejército, y a partir de Osca (Huesca) empezó a
granjearse gran número de partidarios hispanos para luchar contra Sila. Su táctica fué la misma
que emplearon Tiberio Sempronio Graco y Publio Cornelio Escipión durante su permanencia
en Hispania. Respetó las tradiciones indígenas y suprimió ciertas cargas fiscales, consiguiendo
de ésta forma acelerar la romanización de las zonas donde actuó.
Con la promulgación de la Lex Plautia (73 a.C.) se amnistió a todos los populares y
supuso el declive de Sertorio. A partir de aquí se produjo cierto cambio, cuando Pompeyo, que
pertenecía al círculo de los optimates, utilizando las mismas tácticas sertorianas apaciguó los
pueblos indígenas de gran parte del valle del Duero.
Cesar, favorito de los populares, actuaba en la Hispania Ulterior. Pacificó los focos
rebeldes lusitanos, concediéndoles tierras en zonas llanas . Con ésta medida y la concesión
de estatutos privilegiados a las ciudades que le habían sido fieles favoreció su romanización.
Del mismo modo es equivocado partir del hecho de que la conquista, por sí sola,
produjo la romanización. Fue un proceso lento que llevó aparejado fuertes cambios
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estructurales y donde el nuevo concepto de "civitas" (ciudad) jugó un papel primordial en la
introducción de las nuevas formas.
Por último cabe señalar que la desaparición de las formas culturales indígenas no fue
completa. Subsistieron durante largo tiempo y en algunos casos su transformación se llevó a
cabo bien entrada la época imperial. Los contrastes fueron patentes si observamos una Bética
rápidamente asimilada, así como el territorio costero de la actual Cataluña, frente a la zona
central y Norte, en donde se produjo de una forma más débil.
10.- CONCLUSIONES.
Tras el tránsito por el Mesolítico, la revolución neolítica nos llega con sus nuevas
formas de vida: el desarrollo de la agricultura y ganadería y el hábitat en poblados. Se inicia en
éste momento la concentración en el Sur de las culturas más avanzadas, que en el Neolítico
vendrán representadas por Los Millares, y en la Edad del Bronce por El Argar, ambas en la
provincia de Almería.
Con la Edad del Hierro asistimos al fenómeno cultural de Tartessos y a los cambios
estructurales consecuencia de las colonizaciones. Fenicios y griegos se asentaron por todo el
Sur y Este peninsular. Con el declive fenicio y el auge cartaginés, se produce, dentro de un
contexto de lucha por la hegemonía en el Mediterráneo occidental, el enfrentamiento entre
púnicos y romanos. Serán éstos últimos los que salgan victoriosos y se iniciará la expansión de
Roma, que llegará a controlar toda la Península y que dará lugar a lo que la historiografía
denomina como romanización. Se abre así una etapa en la que Hispania, sin olvidar que se
trata de una provincia dentro del Imperio Romano, alcanzará un auge espectacular en todos los
aspectos.
11.- BIBLIOGRAFÍA.
AA.VV.: Historia de España. Tomo I: Protohistoria, y Tomo II: Hispania Romana. Ed.
Catedra. Madrid, 1988.
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(última edición, 2000).
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12.- ANEXOS.
12.1. Periodificación del Paleolítico en la Península Ibérica.
O - Arpones
S ---------- Escasa y rudimentaria - Propulsores
E - Azagayas
A - Colgantes
Culturas - Abbevillense - Musteriense - Auriñaciense
- Achelense - Solutrense
- Magdaleniense
Hábitat - Al aire libre - Al aire libre - Al aire libre:
- Cuevas (inicio) - abrevaderos
- ríos (pesca)
- costa (mariscos)
- Cuevas.
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núcleo de sílex del que se extraían las lascas se preparaba con antelación para
conseguir unos tipos determinados.
Paleolítico Superior: Desaparecieron las hachas de mano. Aparecieron, sin embargo,
nuevos útiles perviviendo las lascas musterienses aunque más perfeccionadas. Entre los
nuevos útiles destacan: hojas y puntas de flecha, piezas de hueso (arpones, azagayas,
propulsores, bastones con agujero, colgantes, etc.), y pequeñas piezas de sílex
denominadas microlitos.
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