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Universidad Latina de Panamá

Psicopatología Clínica I
Doc. Lizziee Cecilia López Rodríguez
Estudiante: Richard Mendoza
8-844-1063

El Modelo Transteórico De Prochaska Y Diclemente

Se presenta un modelo de cambio para cualquier tipo de conducta que cuenta, además con un
soporte empírico, basado sobre todo en estudios sobre tabaquismo y en menor medida con
alcohólicos. El modelo intenta dar respuesta a cuestionamientos en el curso de modificación de
una conducta adictiva:
a)

¿Cuándo se puede cambiar?: Estadios de cambio.


Subyace a esta pregunta la cuestión de si todos los individuos están preparadospara cambiar en
cualquier momento y, también, qué condiciones ha de reunirun individuo para desear cambiar
realmente su conducta. De forma intuitiva, laprimera respuesta que viene a la mente es que una
persona querrá cambiar sucomportamiento cuando suponga un problema para ella.El modelo de
Prochaska y DiClemente plantea que hay variables del sujeto queintervienen en esta situación:
motivación inadecuada, resistencia a la terapia,capacidad para relacionarse... y, también variables
del tratamiento que tenganque ver con el hecho de que la modificación de la conducta adictiva no
seproduzca en los primeros intentos: técnicas inadecuadas, falta de habilidad porparte del
terapeuta... Se trata, por tanto, de descubrir, los aspectos relativos alsujeto así como referencia a
aquellos individuos que modifican sucomportamiento adictivo, teniendo en cuenta que en
determinadas adiccionesse cambia generalmente sin la ayuda de un profesional, es decir, un
grannúmero de fumadores dejan su hábito por sí mismos)

En primer lugar, es interesante saber que las separaciones de seres queridos en la vida de un niño
de 3 años, tiene un mayor impacto que en niños de edades posteriores. Son estos acontecimientos
los que dan cabida al desarrollo psicoafectivo del niño. También, se destaca el hecho de que estas
experiencias conllevan un impacto a largo plazo, manifiesto en la etapa adulta.

Desde una perspectiva de la personalidad del niño, entendiéndose esta última como el patrón de
características duraderas que producen consistencia e individualidad en una determinada persona
(Feldman, 2014), las separaciones de objetos cercanos al niño son formadores de su
personalidad, y le movilizan hacia nuevas formas de aprender y de adaptarse.

Algo digno de mención, es la definición de afectividad por parte de Bowlby: un lazo que se
afianza con el tiempo y finalmente llega a formar parte de la estructura psíquica del individuo.

El proceso de separación entre el niño y su madre, produce crisis. Aparece la protesta, la fase de
desesperación y la fase de separación. La protesta es una conducta enfadada, en la que el niño
busca a la madre. La fase de desesperación es un dolor agudo en que disminuye la esperanza. Por
su parte, la fase de separación sirve como función defensiva (ignorar y alejarse de la madre).

Las conductas de afectividad tempranas están asociadas con la sociabilidad más tarde.

La identidad personal está íntimamente relacionada con el conocimiento de sí mismo del niño y
de la formación del Yo. Es decir, que el aprendizaje se relaciona con la identidad personal. Esto
se da en el día a día.

La ansiedad, según el psicoanálisis, es la respuesta al peligro real o imaginado, de pérdida del


objeto amado. Desde una temprana edad, el niño experimenta la ansiedad de separación, que es
miedo por ser separado de aquello que ama, del objeto de su amor. También se da por miedo a
ser reprobado o ignorado.

El tener miedo a la pérdida del amor es psicológicamente sano, en niños de nuestra cultura. La
intensidad varía.

Que el objeto amado sea estable, constante y haya durabilidad tiene especial relevancia. La
constancia del objeto es ese estado de relaciones del objeto (persona) en que el niño tiene la
capacidad para retener en la memoria los lazos emocionales de los padres, y para sentir su
apoyo, guiando la presencia aun cuando ellos son una fuente de frustración o desilusión o cuando
ellos están ausentes.

Las experiencias de depravación (pervertir) ejercen un efecto nocivo en las funciones adaptativas
en la edad temprana.

Para Piaget, es muy importante la emocionalidad con la madre. Piaget ve la afectividad como
una fuente de energía de la cual depende la inteligencia. No puede existir una sin la otra. Parece
maravilloso, que los procesos emocionales pueden acelerar, retardar o perturbar las adquisiciones
mentales.

¿Qué requerimientos serían necesarios en los padres para una afectividad segura y como
consecuencia un buen desarrollo de las capacidades mentales?

De esta manera, es claro que el afecto del padre y de la madre son fundamentales para el niño.
En su desarrollo cognitiva, en la formación de su personalidad saludable, y en el sano
aprendizaje de conductas que el niño imita e incorpora de sus padres.

Un niño es semejante a un terreno. Si sus padres siembran ese terreno, y lo cuidan, dándole
afecto, el terreno florecerá y será hermoso, saludable y con relaciones sanas. Por eso, sembrar
afecto es sano.

Los niños con sordera o ceguera tienen un retraso en su desarrollo. A niños con alguna
discapacidad le influyen más las separaciones.
Particularmente, entiendo el proceso afectivo con una analogía: el crecimiento de una
planta. Al principio, depende mucho del sembrador. Éste tiene que regarla con
regularidad, cuidarla de las aves, de animales, de tempestades, y demás inclemencias. Pero,
cuando ya crece, se hace fuerte, y es capaz de sobrevivir, superándose, robusteciéndose, y
recibe su sustento de arriba, del sol y de la lluvia, afirmándose sobre sus raíces, las cuales
representan el apoyo de su sembrador.

De ahí parte el gran valor de cuidar la familia. Aclarar el rol del padre y de la madre, de
manera que el niño sea creciendo sanamente, con la fortaleza infundida por sus padres y
sus enseñanzas, para seguir adelante, superándose día a día, hasta él ser otro sembrador,
en su familia.

Bibliografía
Feldman, R. S. (2014). Psicología con aplicaciones de países de habla hispana. McGraw Hill.
Vilaltella, J. T. (n.d.). Bowlby: vínculo, apego y pérdida - CARENCIA AFECTIVA.

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