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Acerca de UNICEF

UNICEF promueve los derechos las niñas, los niños y adolescentes, y la creación
de oportunidades equitativas para que cada uno de ellos, sin distinción de
género, etnia, lugar de residencia, condición de vida o de cualquier otra índole,
pueda desarrollar plenamente su potencial.

Un reciente esfuerzo por sistematizar todas las cifras oficiales sobre la violencia
hacia la niñez y adolescencia peruanas confirma que el gran reto es acabar con
su normalización. El Perú no puede tolerar más que madres, padres, cuidadores
y docentes ejerzan violencia de manera cotidiana sin ser cuestionados
socialmente.

Ocho de cada 10 niños, niñas y adolescentes han sido víctimas de algún tipo de
violencia, seis de cada 10 son golpeados en sus casas y 35 de cada 100 alguna
vez han sido víctimas de alguna forma de violencia sexual. Son cifras
inaceptables.

La violencia hacia la niñez y adolescencia no se circunscribe al entorno familiar.


Involucra también a la escuela. Madres, padres y docentes sostienen que
recurren a la violencia para “corregir”, “disciplinar” o “encaminar” a los niños, sin
entender que las consecuencias de la violencia son nefastas. La niña, niño o
adolescente que crece siendo violentado suele tener baja autoestima, aprender
menos en la escuela e incluso abandonar los estudios antes de culminarlos.
Aprenderá a resolver los conflictos de forma violenta y, con probabilidad,
recurrirá al uso de la violencia cuando sea mayor. Será una persona candidata
a tener bajo rendimiento laboral, percibir un sueldo bajo y carecer de
posibilidades de progreso personal. Además de las graves repercusiones a nivel
individual, la violencia refuerza los ciclos de pobreza intergeneracional que
afectan el crecimiento económico y el progreso del país. Desde hace 30 años,
cuando el Perú ratificó la Convención sobre los Derechos del Niño, el país se ha
esforzado por erradicar la violencia hacia la niñez y adolescencia. La Ley que
prohíbe el castigo físico y humillante, y la reciente implementación de los
Lineamientos para la Gestión de la Convivencia Escolar, la Prevención y la
Atención de la Violencia Contra Niñas, Niños y Adolescentes del Minedu son
muestras de ello.

Pero los esfuerzos continúan siendo insuficientes. Es necesario elevar el


compromiso político al más alto nivel, aumentar los recursos económicos
disponibles e involucrar a todos los sectores de la sociedad para abordar la
violencia, no como un problema del ámbito privado, sino como una grave
vulneración de derechos que amerita la acción pública urgente. Hasta ahora solo
el 1% del presupuesto asignado a la niñez y adolescencia se destina a
protección, donde, entre otros muchos temas, se encuentra el paquete de
acciones de prevención y atención de la violencia. Un porcentaje ínfimo PARA
UN PROBLEMA DE TAL MAGNITUD.

Confiamos en que el Perú, como uno de los 16 países pioneros de la Alianza


Global para poner fin a la violencia, priorice al más alto nivel su erradicación,
asignando más recursos a la ejecución del Plan de Acción 2020-2030, y así se
logre acelerar el cambio cultural que deje en el pasado la normalización de la
violencia y, de paso, a su condena social. Por el derecho de las niñas, niños y
adolescentes del bicentenario a crecer y vivir libres de violencia trabajemos en
esa dirección.

Lima, 15 de octubre de 2019. - Año a año, UNICEF publica el Estado Mundial


de la Infancia (EMI), informe que recoge los indicadores oficiales de desarrollo
de la niñez y adolescencia de todo el mundo. A partir de estas cifras, en cada
edición el informe examina detenidamente una cuestión clave que afecta a la
infancia, y propone soluciones.

El último informe del siglo pasado (1999) estuvo dedicado al estado nutricional
de la niñez y la adolescencia. Veinte años después y bajo el título Niños,
alimentos y nutrición, crecer bien en un mundo en transformación, el EMI
2019 vuelve a examinar esta realidad y evidencia lo avanzado, pero también los
desafíos latentes para garantizarle a niñas, niños y adolescentes su derecho a
una buena nutrición.

La realidad que nos revela el EMI 2019 no dejan de ser preocupante. A escala
mundial, al menos uno de cada tres niños menores de 5 años está malnutrido y
no crece bien. En América Latina y el Caribe uno de cada cinco niños no está
creciendo bien.

SOMOS LIBRES, SEÁMOSLO SIN VIOLENCIA


A menos de dos años de cumplirse el bicentenario de la independencia, Perú
mantiene una cadena que le impide alzar el vuelo y convertirse en el país que
todos quisiéramos. Se trata de la violencia contra niñas, niños y adolescentes.

La violencia ejercida en la escuela por profesores, otros adultos del entorno


educativo y compañeros es la principal razón por la que a los niños no les gusta
la escuela.

Solo el 13% de niñas y niños y 6% de adolescentes considera que los maestros


tienen derecho a maltratar a los estudiantes, sin embargo, la gran mayoría, no
reporta a sus padres los casos en que son agredidos físicamente en la
escuela para no empeorar la situación.

El castigo corporal en niños y niñas de 8 años está significativamente asociado


con una menor puntuación en exámenes de matemáticas y vocabulario.

De las denuncias reportadas en el sistema SÍSEVE:

 52.5% fueron por violencia psicológica


 20.5% por violencia sexual
 14.2% por violencia verbal.

Golpes en el hogar.

Los hogares y las escuelas son espacios donde se configuran relaciones de


poder mediadas por la violencia física, psicológica y/o sexual. Niños, niñas y
adolescentes están expuestos a diferentes tipos de violencia al mismo tiempo y
esto refuerza la idea de que la violencia es 'normal', dado que hacen una
conexión directa entre aprender a comportarse y el uso la violencia.

El uso de la violencia como práctica de crianza está extendida y es aceptada


socialmente.

En las madres recae principalmente las responsabilidades de crianza, por eso


son ellas quienes castigan física y psicológicamente a sus hijos con mayor
frecuencia. Los padres son agresores menos frecuentes por ser los más
ausentes, pero son más crueles cuando ejercen violencia.

El 64% de las niñas y las adolescentes han reportado una convivencia constante
con la violencia, en el caso de los niños y adolescentes varones lo hizo el 36%.

EL CASO PERUANO

El EMI 2019, que se publica a pocas semanas de conmemorarse el 30


aniversario de la Convención sobre los Derechos del Niño, tiene una importancia
especial para Perú. A través de la historia de los gemelos cusqueños Josué
Abdías y Josué Abraham muestra al mundo el éxito peruano en la reducción de
la desnutrición crónica infantil. Además, por primera vez uno de estos informes
incluye en su portada a una niña de nacionalidad peruana.

Cuando estos gemelos llegaron al mundo en el año 2000, los indicadores


nacionales sobre desnutrición crónica infantil eran desalentadores. 33% de las
niñas y niños menores de cinco años estaba afectado por la desnutrición crónica.
Dos décadas después, la reducción de este indicador ha sido realmente
notable: 12% de niños peruanos menores de 5 años presenta desnutrición
crónica.

Los gemelos no escaparon a esta realidad, pero tampoco al éxito peruano en


esta lucha. Nacieron con desnutrición, pero gracias al cuidado de sus padres, la
vigilancia y apoyo de la comunidad y la preocupación intersectorial del Estado,
ellos son hoy dos jóvenes saludables

El éxito de Perú en la lucha contra la desnutrición refleja el esfuerzo político


nacional, la coordinación entre sectores, un sistema de monitoreo efectivo y la
asignación presupuestal basada en resultados.

En comunidades tan alejadas como Hanaq Chuquibamba de Cusco, donde


nacieron los gemelos, el liderazgo comunitario ha sido clave. La comunidad en
su conjunto trabajó para monitorear el estado nutricional de los niños, garantizar
el acceso a servicios de salud y nutrición, y difundir conocimiento sobre
alimentación. Esta experiencia sirvió para generar evidencia sobre la importancia
de las prácticas de cuidado cariñoso y sensible para lograr un desarrollo que
aseguren buena salud, nutrición adecuada, interacción sensible, protección y
seguridad, y oportunidades de aprendizaje a la primera infancia.

Sin embargo, la lucha de Perú contra la desnutrición no ha terminado. Si bien los


promedios nacionales dan cuenta de grandes avances, los regionales evidencian
profundas brechas entre regiones de costa, sierra y selva. Por ejemplo, en la
Región de Huancavelica el promedio de desnutrición crónica infantil es de
33% mientras que en Lima Metropolitana es de 5%

Además, subsiste otro problema nutricional que afecta especialmente a niñas y


niños entre 6 y 35 meses: la anemia, que en el 2007 afectaba a 57 de cada 100
niños y en el 2018 a 43 de cada 100. A diferencia de la desnutrición crónica,
el avance en la lucha contra la anemia es modesto. En Puno por ejemplo
entre el 2007 y 2018 solo se ha reducido de 78% a 68%, y en Ucayali incluso
se ha incrementado de 50% a 56%.

Pero este mundo en transformación también nos enfrenta a nuevas y paradójicas


situaciones. Por ejemplo, el sobrepeso en adolescentes de 10 a 19 años se
incrementó de 10.9% en 2014 a 18.5% en 2018. Situación similar presenta
el indicador de obesidad que creció de 3.3% a 7.5% entre el 2014 y el 2018.

ALGUNOS INDICADORES GLOBALES

 A escala mundial, al menos uno de cada tres niños menores de 5


años está malnutrido y no crece bien.
 149 millones de niños menores de 5 años sufren de retraso en el
crecimiento o son demasiado pequeños para su edad.

 Casi 50 millones de menores de 5 años sufren de emaciación o son


demasiado delgados para su altura
 El sobrepeso y la obesidad están aumentando en todos los
continentes, incluso en África. En todo el mundo, 40 millones de niños
menores de 5 años tienen sobrepeso.

 Desde el año 2000, la proporción de niños con sobrepeso entre los 5 y los
19 años aumentó de 1 de cada 10 a casi 1 de cada 5.
 Desde 1990, la prevalencia de los niveles de sobrepeso entre los niños
de 5 a 19 años ha aumentado en más de un 33% en el Reino Unido y en
un 49,7% en los Estados Unidos.
 Al menos 340 millones de niños menores de 5 años –o 1 de cada 2–
sufren carencias de vitaminas y minerales esenciales.
 Los niños consumen dietas deficientes desde una edad
temprana. En todo el mundo, 2 de cada 3 niños entre los 6 meses y los 2
años no reciben los alimentos necesarios para mantener sus cuerpos y
cerebros en rápido crecimiento.

 El 44% de los niños de 6 a 23 meses de edad no comen frutas ni verduras.


La tasa más alta se registra en Guinea, donde el 85% de los niños no
comieron frutas y verduras.
 En todo el mundo, casi el 59% de los niños menores de dos años no
comen huevos, productos lácteos, pescado o carne. En Sudáfrica, sin
embargo, el consumo de estos alimentos es superior a la media mundial,
con un 76% en el caso de los productos lácteos, un 43% en el de los
huevos y un 47% en el de la carne o el pescado.
 Los niños más pobres están pagando el precio más alto. Sólo 1 de
cada 5 niños de entre 6 meses y 2 años de los hogares más pobres y de
las zonas rurales recibe una dieta lo suficientemente diversa como para
que su crecimiento y el desarrollo de su cerebro sean saludables. Los
alimentos de origen animal (carne y lácteos) son esenciales para los niños
de 6 a 23 meses. En los países de ingresos altos, los alimentos de origen
animal son sólo de 1 a 4 veces más caros que los alimentos básicos con
almidón. En África subsahariana, pueden ser de 9 a 10 veces más caras.

Para abordar esta creciente crisis de la malnutrición en todas sus formas,


UNICEF hace un llamamiento urgente a los gobiernos, al sector privado, a los
donantes, a los padres y madres, a las familias y a las empresas para que ayuden
a los niños a crecer sanos mediante las siguientes medidas:

1. Empoderar a las familias, los niños y los jóvenes para que exijan alimentos
nutritivos, incluso mejorando la educación nutricional y utilizando
legislación de eficacia probada –como los impuestos sobre el azúcar–
para reducir la demanda de alimentos poco saludables.
2. Alentar a los proveedores de alimentos a que actúen en interés de los
niños, incentivando la distribución de alimentos saludables, convenientes
y asequibles.
3. Establecer entornos de alimentación saludable para niños y adolescentes
mediante la utilización de enfoques de eficacia demostrada, como el
etiquetado preciso y fácil de comprender y unos controles más estrictos
de la comercialización de alimentos poco saludables.
4. Movilizar los sistemas de apoyo –salud, agua y saneamiento, educación
y protección social– para mejorar los resultados en materia de nutrición
para todos los niños.
5. Recopilar, analizar y utilizar periódicamente datos y pruebas de buena
calidad para orientar la acción y hacer un seguimiento de los progresos.

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