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El sello mental

(TNH) .

El auténtico sello mental se transmite a cada momento. El maestro no transmite su despertar al


discípulo, como tampoco crea el despertar en éste; solamente le ayuda a actualizar el despertar que
ya está latente en él.

La expresión “transmitir el sello mental” es, pues, esencialmente una imagen simbólica. El
sello mental, como realidad en sí (tathata) y naturaleza del despertar (buddhata), expresa la realidad
del despertar. Según el budismo mahayana, todos los seres vivos poseen la naturaleza del
despertar. Por consiguiente, el sello mental está latente en cada persona y no hay necesidad alguna
de transmitirlo. El maestro Vinitaruci, fundador de la secta de zen vietnamita que lleva su nombre,
hablaba así a su discípulo Phap-Hien: “El sello mental de los Budas es la realidad misma. Es
perfecto como lo es el todo; nada se le puede añadir, nada puede existir fuera de él; no se obtiene,
no se pierde; no es permanente ni impermanente; no se crea ni se destruye; no es semejante ni es
diferente… Se le llama “sello mental” haciendo de este nombre un medio hábil.

Aquí volvemos a ver el método característico del budismo. Nirvana, prajna, tathata, no son
más que palabras o conceptos; y al ser palabras y conceptos, no son verdaderamente nirvana,
prajna y tathata. Y otro tanto ocurre con la realidad del despertar, que el zen llama sello mental. No
es más que un concepto que se debe utilizar como medio hábil (a fin de realizar la cosa en sí), sin
dejar que se convierta en un obstáculo. Para combatir la idea de que el sello mental es una cosa que
se puede transmitir o se puede obtener de otro, el maestro Vo-Ngon-Thong, fundador de la secta
que lleva su nombre (siglo IX), dejó antes de morir este texto a su discípulo Cam Thanh:

Por los cuatro puntos cardinales


se ha hecho correr el rumor
de que nuestro patriarca fundador vivió en la India
y que transmitió su tesoro del ojo del dharma llamado “Thiên” (zen):
una flor, cinco pétalos,
simientes perpetuas…
palabras secretas, símbolos místicos,
y millares de otras cosas parecidas
son consideradas como pertenecientes a la
secta mental de naturaleza inmaculada.
Pero ¿dónde está la India? La India ahora está aquí mismo.
El sol y la luna de India son el sol y la luna de nuestro tiempo;
las montañas y los ríos de India son las
montañas y los ríos de nuestro tiempo;
tocar cualquier cosa es apegarse a ella
y calumniar a Buda y a los patriarcas.
Un error acarrea otros mil errores.
Examina bien las cosas,
para no engañar a tu posteridad.
No me preguntes más.
Nada tengo que decir; nada he dicho.

“Nada he dicho”: tal es la conclusión del maestro Vo-Ngon-Thong después de haber dicho
algo. Ahí se ve claramente la actitud de “soltar” propia del budismo. Decir algo, y decirlo de tal
manera que la gente no se adhiera a ello, es el significado de la frase Vo Ngon Thong (comunión
sin palabras) que es precisamente el nombre de este maestro zen. Quiere decir que no hay
transmisión propiamente dicha, que no hay “sello” transmitido de generación en generación; que
no hay que esperar de nadie el despertar sino de sí mismo, ni siquiera del maestro en persona.
Vo-Ngon-Thong rechaza la afirmación de la idea de transmisión, pero teme también que los
discípulos se apeguen a la negación de la idea de transmisión. Y en consecuencia proclama: “Un
error acarrea mil errores” y “nada he dicho”.

Recibir la transmisión del sello mental es ver claramente la propia naturaleza. Este sello
mental (o esta naturaleza propia), como el tathata o el buddhata, es uno de los grandes temas de las
escuelas mahayana. Si los maestros zen rechazan frecuentemente las preguntas sobre este tema, no
es porque el zen se oponga, sino porque quieren evitar que sus discípulos pierdan el tiempo en
especulaciones. En realidad, la idea de naturaleza propia, de tathata y de buddhata está muy cerca
del pensamiento y de la práctica del zen. La idea de naturaleza propia, por ejemplo, puede llegar a
ser un obstáculo para el practicante aunque la realización de la propia naturaleza es el fin mismo
del zen.

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