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Boletín de Formación Litúrgica

Diócesis de Sonsón-Rionegro

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LA PARTICIPACIÓN DE LA ASAMBLEA EN LA
PLEGARÍA EUCARÍSTICA
La Plegaría Eucarística es una oración típicamente presidencial, y por tanto la Asamblea no debe recitarla ni
en todo ni en parte. Es el Presidente de la Asamblea quien debe proclamarla, asumiendo la persona de Cristo
Sacerdote y Mediador.

La Asamblea debe participar asumiendo algunas formas concretas:

1. Las aclamaciones. Están previstas tres aclamaciones de la Asamblea en la Plegaría Eucarística: el


Santo, la que se recita después de la Consagración y el Amén final. En la liturgia las aclamaciones
pretenden ser expresiones breves y concisas que manifiestan alegremente la fe y el entusiasmo de la
comunidad ante las manifestaciones sacramentales del Señor. El Santo, es un canto de alabanza a
Dios por Jesucristo, tu Hijo amado. Las fórmulas de aclamación después de la Consagración
subrayan la idea de los diversos tiempos de la Historia de la Salvación, cuyo memorial se hace
presente aquí y ahora con su fuerza salvadora; es anuncio y anticipo de lo que obtendremos el día
final, el día del triunfo definitivo de Cristo.

La palabra Amén, es mucho más que así sea. Amén es una ratificación de lo que se sabe cierto, es
publicar una seguridad, sirve para expresar la fe o una convicción. “Amén es la firma que ponemos a
un documento”, dice San Agustín: por el Amén hacemos nuestro el contenido de lo que firmamos.

Es muy importante formar y tomar conciencia de estas aclamaciones y así favorecer la participación
de la asamblea superando el sentido que pueda tener para muchos de ser un monólogo monótono.

2. Otra forma de participación de la Asamblea es su Silencio sagrado. No se trata de un silencio de


pasividad o inactividad, sino de oración. La Plegaría de la Asamblea deberá expresar los
sentimientos y contenidos propios de la Plegaría eucarística. Primero, dar gracias a Dios Padre por
la salvación de Jesucristo que se celebra en estos signos. En segundo lugar es necesario alabar. La
alabanza es el sentimiento de admiración del creyente ante la manifestación del Dios que lo salva.
Finalmente, tercero el ofrecimiento. Cristo se hace presente y renueva el sacrificio que perdona los
pecados y nos reconcilia con Dios.

3. Otra forma de participación es el de las posturas corporales. Dentro de la liturgia, éstas tienen una
doble finalidad: expresan un sentimiento religioso y, por otra parte, fomentan y estimulan esos
mismos sentimientos. Estos gestos deben ser real expresión de sentimientos de adoración, alabanza,
ofrecimiento sacerdotal y petición.

Liturgia@diosonrio.org.co Delegación Episcopal


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de Liturgia
sonson-rionegro liturgia y vida consagrada

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