Vous êtes sur la page 1sur 5

De mendigo a millonario: la era del guano, 1840-1879

La interpretación de la era del guano aceptada ampliamente provino de varios historiadores dependentistas y
neomarxistas peruanos. Estos argumentan que la pérdida del desarrollo guanero peruano puede atribuirse
directamente al civilismo, grupo aspirante a clase dominante que fracasó en la formulación de un «proyecto nacional
hegemónico» para el país. Desde esta perspectiva, el Perú no logró producir una burguesía nacional capaz de poner
al país en la ruta del desarrollo nacional y capitalista. Más bien, la élite del «guano» pasó a ser una clase
«compradora» que mediaba entre el capital británico y el comercio guanero mediante un régimen liberal de
comercio libre en un sistema imperialista global

Es evidente que el boom del guano dio al Perú una gran oportunidad para desarrollarse:

 Perú comenzó a abandonar el régimen de corte nacionalista-proteccionista predominante desde la


independencia, por una economía política decididamente más abierta y liberal.

 Los caudillos militares inmediatamente vieron en el guano un medio alternativo de financiamiento de


emergencia para el Estado. Esta toma de conciencia hizo que el Estado declarara inmediatamente su
monopolio en 1841, y estableciera un sistema de «consignaciones» para su comercialización.

 En este sistema, el guano era subastado a comerciantes privados a cambio de préstamos o adelantos sobre
ganancias estatales futuras. Pero resultó que las consignaciones tendieron a favorecer a los comerciantes
extranjeros antes que a los nacionales, ya que aquellos estaban en mejores condiciones de desarrollar los
mercados del guano en Europa y los Estados Unidos, y además contaban con un amplio capital con el cual
hacerle préstamos al gobierno

En la década del 40 el país cayó nuevamente en una serie de fratricidas guerras civiles e internacionales que duraron
cuatro tumultuosos años, de 1841 a 1845. Desesperados por financiar sus esfuerzos individuales en pos de
consolidar el poder, los caudillos beligerantes procedieron a «canibalizar» los restantes recursos financieros de la
élite mercantil dominante.

Las casas comerciales extranjeras, que se incrementaron numéricamente en las décadas de 1830 y 1840, no
solamente fueron actores importantes en el comercio internacional del guano, sino que además ganaron acceso al
mercado peruano para sus importaciones, básicamente de objetos de lujo para el estrato superior del mercado
doméstico: las clases medias y altas peruanas chic, enriquecidas por la bonanza guanera. Por su parte, la élite
mercantil peruana prosperó como intermediaria de sus nuevos aliados extranjeros, proporcionando las salidas
minoristas para las importaciones de lujo y facilitando los canales políticos y financieros para la comercialización del
guano

Los perdedores en esta apertura económica resultaron ser los antiguos aliados y clientes de esta élite mercantil: los
pequeños comerciantes y artesanos, que ya no eran útiles y por lo mismo resultaban ser ahora prescindibles. Ambos
grupos, que habían conformado la base popular de las políticas nacionalistas y proteccionistas de dicha élite, se
vieron severamente afectados por la avalancha de importaciones extranjeras que siguió a la bonanza del guano y a la
progresiva caída de los aranceles después de 1845

Castilla y la pax andina

El primer caudillo en aprovechar el auge del guano y beneficiarse con él fue el general Ramón Castilla. En este
periodo fue dos veces presidente, de 1845 a 1851 y nuevamente de 1854 a 1862. Castilla inició su ascenso en la
política como un oficial de ejército leal al general y presidente conservador Agustín Gamarra, logró establecer una
base de poder regional en Arequipa. El rápido incremento de las rentas del guano permitió a Castilla forjar su pax
andina durante sus dos gobiernos. Las rentas estatales procedentes de la exportación del guano subieron de
doscientos cincuenta mil pesos en 1846-1847 a 5 millones de pesos a mediados de la década de 1850, y a 18,5
millones de pesos a comienzos del siguiente decenio La creciente importancia de la renta guanera se refleja en que
en 1846-1847 ella representaba apenas el cinco por ciento de los ingresos estatales, pero el ochenta por ciento en
1869 y 1875. Al mismo tiempo, las importaciones inducidas por el guano se duplicaron entre 1847 y 1851 a casi diez
millones de dólares, brindando otros tres millones de pesos adicionales al tesoro en aranceles en 1851-1852. Esto le
permitió :

 forjar el inicio de un Estado nacionalista, con congresos que funcionaban, códigos y estatutos legales,
agencias y ministerios ampliados y, por vez primera, un presupuesto nacional

 expandió y modernizó las fuerzas armadas

 limitar el poder de la Iglesia. abolió los diezmos, la fuente principal de ingresos eclesiásticos desde la colonia.
Aunque suavizó el golpe comprometiendo al Estado a pagar en el futuro el salario de todos los miembros de
la Iglesia y a apoyar los seminarios y hospitales que ella administrase

 logró ejercer un patronazgo cada vez más considerable, el cual usó para consolidar el poder político en base
a la ampliación del empleo y de obras públicas

 abolir la contribución indígena y liberar a los esclavos en 1854 POR ELLO LO LLAMABAN el “Libertador” Los
esclavistas recibieron una compensación de unos trescientos pesos por esclavo, a un costo total para el
Estado de 7.651.000 pesos. Como veremos, parte de este capital fue reinvertido por los hacendados en
incrementar la capacidad productiva del azúcar y el algodón, y así aprovechar el incremento en la demanda y
los precios internacionales. Entre 1849 y 1874, unos cien mil culís chinos fueron enviados al Perú como
sirvientes contratados, principalmente del sur de China a través de Macao.

El Estado no podría haber emprendido la mayoría de estas medidas sin una reforma general y la estabilización del
régimen fiscal, junto con el flujo creciente de rentas procedentes del guano, especialmente de préstamos de
emergencia de los consignatarios. Consecuencia enormes deudas interna y externa déficits presupuestarios. Llevo a
proceso de reconocer, reestructurar y cancelar las deudas interna y externa entre 1846 y 1853. la deuda interna, que
transfirió más de veinticinco millones de dólares a quienes reclamaban reembolsos por daños o préstamos estatales
impagos, que se remontaban a la independencia en 1821. La consolidación de la deuda tuvo dos importantes
consecuencias de largo plazo. En primer lugar, una nueva élite centrada en Lima, que constaba de funcionarios
estatales, rentistas urbanos, caudillos retirados, hacendados costeños y sobre todo los comerciantes del consulado,
fue capitalizada con la transferencia de fondos del tesoro público, y surgió en la década de 1850 como una
plutocracia nueva y poderosa. La formación de la plutocracia en la era del guano y la bonanza financiera estatal
también sirvió para revivir y acentuar el poder económico y político de Lima y la costa. En este sentido, el boom
guanero de mediados de siglo llevó a una profunda división de larga duración entre la costa modernizante y la sierra
económicamente atrasada. La recuperación también se debio al oro californiano, a la suba del precio del azúcar y
algodón el capital guanero fue transferido a la agricultura de exportaciónA diferencia del azúcar o del algodón en la
costa, el comercio de las lanas en el sur peruano debió su constante evolución en este periodo, no al boom guanero,
sino a la creciente demanda de las fábricas textiles británicas y a las políticas librecambistas estatales en evolución

El segundo impacto a largo plazo de la consolidación de la deuda, fue la creación de una base sociopolíticaque
permitió finalmente el triunfo del Estado liberallos revalorizados bonos de la consolidación de la deuda fueron la
contraparte peruana de la «reforma agraria» como catalizador de la formación del capitalismo y el liberalismo
latinoamericano a mediados de siglo. Se firmó una serie de tratados comerciales con Gran Bretaña, Francia y los
Estados Unidos que pusieron el comercio exterior peruano en una base ordenada y recíproca. Además, por primera
vez desde la independencia, las elecciones a la presidencia trajeron consigo una transición pacífica del poder al
general José Echenique (1852-1854), el sucesor de Castilla, en 1852. creciente estabilidad y confiabilidad del Estado
peruano en la era del guano. en 1851 los liberales librecambistas lograron derrotar al lobby proteccionista
sobreviviente de artesanos e industriales, y reducir los aranceles alrededor del quince al veinticinco por ciento .
variante peruana del liberalismo fue una versión heterodoxa de su contraparte ideológica occidental. En efecto, ella
estaba distorsionada de dos formas importantes. En primer lugar, el guano fue convertido en un monopolio estatal
siguiendo una inclinación colonial por el mercantilismo y el estatismo, violando así el principio liberal del laissez-
faire. sirvió no sólo para enriquecer a un pequeño grupo de plutócratas y especuladores, sino para abrir el Estado a
una orgía de concusión, corrupción y peculados. Castilla se dio cuenta de que Echenique estaba deshaciendo

muchos de los logros que él había conseguido al estabilizar el país y ponerle en un curso financiero y desarrollista
más sólido, y aprovechó los tumultos para volver al poder. Con el respaldo de Arequipa, Ayacucho y Huancayo
preparó una exitosa rebelión provincial y derrocó a Echenique en 1854.Fue durante su segundo gobierno (1854-
1862) cuando Castilla se ganó el manto de Libertador al emancipar a los esclavos y abolir la vieja contribución
indígena colonial (ambas en 1854. epresión de los tres días de motines proteccionistas de artesanos y pequeños
tenderos que estallaron en Lima en diciembre de 1858

El apogeo del guano

estas señales externas de prosperidad fiscal escondían el hecho de que el gobierno estaba incurriendo
consistentemente en grandes déficit presupuestarios financiados, a su vez, por grandes empréstitos

extranjeros garantizados con el guano. El boom también actuó como un imán demográfico para Lima,
incrementando su población de un punto mínimo de cincuenta y cinco mil personas después de la independencia, a
94.195 en 1857, y transformándola físicamente en una metrópoli «europeizada», chicpero sobrepoblada nos
cuarenta y cinco mil extranjeros vivían ese mismo año en el Perú, muchos de ellos atraídos por la construcción de
ferrocarriles la mayor prosperidad contribuyó a desplazar el conflicto político de los campos de batalla de las
guerras caudillistas al Congreso, donde los representantes de la élite ahora discutían y debatían el futuro nacional a
brecha entre ricos y pobres crecía cada vez más. La inflación se disparó a alrededor de setenta por ciento entre 1855
y 1865, y más aún en los alimentos y productos de primera necesidad. En ese mismo lapso, el salario de los
trabajadores urbanos disminuyó aproximadamente un veinticinco por ciento. Los pequeños minoristas y servicios
fueron sacados del negocio por las aproximadamente cien firmas de mayor tamaño que llegaron a dominar los
negocios de la ciudad, la mitad de las cuales eran de propiedad extranjera. Asimismo, el número de talleres se
estancó y el ingreso de los artesanos locales cayó al nivel de 1830. Ya en 1851, unos trabajadores ludistas
destruyeron las señales del primer ferrocarril de Lima. Luego, en las secuelas de la rebelión liberal que depuso a
Echenique en 1855, las turbas saquearon los hogares y negocios de los comerciantes y mercaderes guaneros más
ricos y prominentes1858. Poco antes de Navidad, una marcha pacífica al Congreso en protesta por la reducción de
los aranceles a la importación, efectuada por un grupo abigarrado de artesanos, jornaleros desempleados, vagos y
radicales políticos, se tornó violenta. Siguieron tres días de motines cuyo resultado fue el saqueo de varias elegantes
tiendas francesas y el incendio del ferrocarril a Chorrillos, un símbolo del progreso para la élite. El ejército finalmente
restauró el orden, pero no antes de que el motín cobrase una docena de bajas los primeros bancos del país,
capitalizados con las ganancias del guano, sirvieron para facilitar y modernizar las transacciones comerciales. Estos
bancos emitieron billetes que circularon como dinero, aunque al principio no estaban regulados ni controlados por
el Estado Igualmente importante fue la función crediticia de los nuevos bancos en la revitalización de la agricultura
costeña. En 1874 concedieron créditos comerciales garantizados con las acciones y activos financieros de diversas
compañías por un valor de unos cuarenta y dos millones de soles en los mercados de capital de Lima. También
ayudaron a movilizar capitales en el sector exportador y fueron activos, al igual que los nuevos bancos hipotecarios.
Estos, por ejemplo, facilitaron crédito a la agricultura comercial a tasas de interés muy por debajo del de las casas
comerciales que tradicionalmente prestaban dinero a los hacendados, a cambio de una parte garantizada de su
cosecha

El surgimiento del civilismo

Nacido en una familia aristocrática en 1834, Pardo fue el más conocido millonario capitalista que se hiciera a sí
mismo durante el apogeo de la era del guanoEn 1862 fundó el Banco del Perú y fue presidente de la Compañía
Nacional del Guano ese mismo año, al tomar la concesión de Gibbs. ocupando el cargo de ministro de hacienda en
1866-1867, el de alcalde de Lima entre 1869 y 1872, el de primer presidente civil del país de 1872 a 1876, ulminando
su carrera como reconocido presidente del congreso hasta su asesinato, en 1878. Preocupado en canalizar las
inmensas rentas estatales procedentes del guano hacia un desarrollo más diversificado y sostenible. Más de la mitad
se gastó en ampliar la burocracia civil (veintinueve por ciento) y las fuerzas armadas Otros gastos incluyeron la
construcción de ferrocarriles (veinte por ciento), el pago de la consolidación de la deuda interna y externa (11,5 y
ocho por ciento, respectivamente), y la reducción de la carga fiscal a los pobres (siete por ciento). Por último, a
Pardo le preocupaba la tendencia de la élite al sobreconsumo de costosas importaciones que había provocado un
severo problema en la balanza de pagos Su solución fue «convertir el guano en ferrocarriles» para así dinamizar la
producción y la productividad nacionales, es decir, usar los ingresos estatales provenientes del guano, junto con
préstamos extranjeros, en un gran programa deconstrucción de ferrocarriles a través de los Andes para abrir el
interior al desarrollo de este modo, el programa de Pardo de comunicaciones y desarrollo nacionales, basados
ambos en los ferrocarriles, encarnaba la misión política civilista de largo plazo de establecer un gobierno civil
ordenado en todo el país (contra caudillos) y proyecto económico de beneficio también de producciones regionales.
Cualquiera que fuere su atractivo, en 1861 el Congreso autorizó el plan y la rápida construcción de la primera línea
troncal del país a Jauja el coronel Mariano Ignacio Prado (1865-1868), un liberal, derrocara a Pezet y tomara el
poder. Prado organizó una defensa eficaz contra la agresión española reforzando las baterías de artillería en el Callao
y forjando una alianza defensiva con Chile, Ecuador y Bolivia.

acontecimiento significativo durante el gobierno de Prado fue el estallido de una seria rebelión india en la provincia
de Huancané, en Puno, en 1867. Esta rebelión marcó el inicio de la proliferación de rebeliones indígenas en el tardío
siglo XIX, Las tierras indígenas, que daban cuenta de buena parte del floreciente comercio lanero, estaban sometidas
a una presión creciente de los hacendados que deseaban obtener un mayor acceso a este lucrativo comercio. De tal
manera, en la segunda mitad del siglo se dio un proceso de consolidación de tierras en la región, que vio su
transferencia de los minifundistas a los hacendados y el incremento correspondiente en el número de colonos
arrendatarios en las grandes haciendas. Expulsados cada vez más del comercio lanero, los campesinos indios
experimentaron crecientes dificultades para cumplir con sus obligaciones tributarias con el Estado, en un momento
en el cual la renta guanera iba decayendo y el gobierno comenzaba a restituir la ya abolida contribución indígena,
aunque en forma disfrazada y alterada. Ella estuvo orientada contra el incremento de impuestos a los campesinos,
en particular contra la imposición de la contribución personal, un gravámen laboral establecido por Prado para
ayudar a reparar carreteras y puentes Prado enfrentaba una guerra civil cada vez más fuerte en torno a una nueva
constitución liberal promulgada por el Congreso en 1867. el coronel José Balta en Lambayeque, quien encabezó una
exitosa rebelión para deponer a Prado y restaurar la constitución conservadora de 1860. Las victoriosas fuerzas
provinciales entonces le nombraron presidente (1868-1872el enorme y costoso programa de construcción
ferroviaria de Balta llevó a un masivo incremento en los préstamos extranjeros, que finalmente amenazaría la
viabilidad financiera del paísrescindió el contrato con la oligarquía y lo entregó a unos capitalistas extranjeros a
cambio de la cancelación parcial de la deuda externa. Tercero, en reacción a este ataque a su base económica, la
oligarquía civilista se movilizó políticamente para retirar a Balta del poder, capitalizando el desencanto público por la
notoria corrupción del gobierno. Esta campaña abrió el camino para la reacción antimilitar popular que llevó a la
elección como presidente de Manuel Pardo, el candidato del Partido Civil, en 1872. Por primera vez desde la
independencia un civil, y no una figura militar, ejercería el poder político en el país.

Por último, durante el gobierno de Balta tuvo lugar una seria rebelión de culís chinos —la mano de obra principal de
las haciendas costeñas— en Pativilca, en 1870. El ejército restauró el orden rápidamente; el saldo de esta rebelión
fue unos trescientos chinos muertos. La deuda externa, que en 1865 sumaba únicamente nueve millones de soles
antes de la Guerra con España, ahora se elevó de noventa millones en 1869 a ciento ochenta y cinco millones de
soles en 1872. el repentino ingreso masivo de fondos extranjeros desató una severa espiral inflacionaria entre 1869
y 1872, al igual que un breve boomde la banca especuladorEntretanto, la reacción política a una economía
tambaleante, a la corrupción y las políticas erradas de Balta fue intensa. Encabezados por Manuel Pardo, el popular
alcalde de Lima en 1869, los civilistas montaron una fuerte campaña para poner fin al gobierno militar y establecer
un gobierno civil basado en el respeto a la ley, las instituciones republicanas y las garantías constitucionales. Pardo y
los civilistas también presentaron una agenda de desarrollo. Ella comprendía la construcción de obras públicas
(ferrocarriles, caminos, irrigación) para facilitar la producción, el comercio y las exportaciones, y el estímulo a la
inmigración europea, la cual traería técnicas y valores progresistas de Europa, Buena parte del programa civilista
estuvo dirigido contra la oposición conservadora y lo que los progresistas consideraban el ethos decadente de la
vieja clase terrateniente.

La crisis económica y el descenso en el abismo

La popularidad de Pardo sería severamente puesta a prueba por el inicio de una crisis económica que arrojaría al
Perú a la bancarrota y finalmente a una catastrófica guerra con Chile a finales de la década Pardo hizo frente a la
crisis con un programa de austeridad que a pesar de todo no incluyó a su proyecto favorito de desarrollo ferroviario.
La burocracia fue podada, las fuerzas armadas se redujeron en tres cuartas partes y se presentaron nuevos
impuestos para incrementar las rentas. Pardo intentó reemplazar el decreciente ingreso del guano con los nitratos,
un fertilizante que competía con aquel en el mercado internacional. Una serie de empresas peruanas, chilenas y
extranjeras comenzaban a producirlos en la provincia de Tarapacá, en el sur peruano. En 1873, Pardo estableció un
monopolio estatal del nitrato y dos años más tarde expropió estas empresas a cambio de certificados de nitrato
emitidos por el gobierno. Oposición de la iglesia, y fuerzas armadas. El Perú tuvo que declararse en bancarrota al
fracasar los intentos por refinanciar la deuda externa en enero de 1876, paralizándose las obras públicason Prado, el
país de algún modo logró evitar temporalmente el colapso financiero, por lo menos hasta el estallido de la Guerra
del Pacífico, en 1879. En 1876 el nuevo Presidente logró renegociar la deuda externa con el Consejo de Tenedores de
Bonos Extranjeros de Londres Sin embargo, el estallido de la Guerra del Pacífico en 1879 puso fin a toda posibilidad
de recuperación económica. En medio del conflicto, que enfrentó a Perú y Bolivia con Chile, su más poderoso vecino
sureño, la Peruvian Guano Company y sus tenedores de bonos londinenses llegaron a un acuerdo con Inglaterra,
que privó al Perú de sus ingresos provenientes del guano.

Hunt sostuvo que el fracaso en usar la formidable acumulación del guano para el objetivo de industrializar al país,
como propuso Pardo, se debió más a la ausencia de una mentalidad burguesa en la nueva plutocracia de orientación
mayormente «rentista» Sean cuales fueren los méritos de estas interpretaciones, puede decirse con certeza que
fuerzas mucho más grandes, como el impacto de la depresión mundial de 1873, junto con el agotamiento de los
depósitos de guano y el estallido de la Guerra del Pacífico, pusieron fin a toda posibilidad que el Perú tuvo, a
mediados del siglo XIX, de dar el gran salto desarrollista.

Vous aimerez peut-être aussi