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PERFIL PSICOLÓGICO

MALTRATAR ANIMALES SE APRENDE EN LA NIÑEZ Y EN LA FAMILIA.

Por. Karly Dayana Leytón Báez.

Ovidio advirtió hace dos mil años de que, “la crueldad hacia los animales
enseña la crueldad hacia los humanos”, sin embargo, parece que el
tiempo pasa en vano.
Las noticias nos informan cada vez más de animales quemados,
cegados, ahorcados, enterrados vivos, mutilados o incluso pintados por
diversión o como reacción al aburrimiento.
Estas torturas esconden algo más profundo: el deseo, a veces la
necesidad, de sujetos psicológica y socialmente débiles de mostrarse
grandes, fuertes y valientes.
A menudo estas personas no comprenden sus límites sociales,
intelectuales o culturales. En la persecución de la criatura más débil, sin
embargo, por un momento se sienten más potentes, o mejor dicho,
menos impotentes. Sujetos con antecedentes de maltrato animal son
cinco veces más propensos a cometer violencia intrafamiliar.
Un niño maltrata a un animal por la falta de empatía, fue víctima de
abusos, maltratos o abandono; la falta de una educación adecuada,
dirigida a reconocer el animal como un ser vivo, aunque diferente; o,
finalmente, la emulación de los gestos violentos cometidos por los
padres hacia él o hacia el animal.
Los criminólogos científicos Hernández, Ramírez y yo, pudimos
encontrar en 2002 durante una investigación en Hermosillo, una relación
entre el trastorno anti-social de la personalidad y el hecho de tener
antecedentes de crueldad hacia los animales, por lo que recomendaron
a los psicólogos clínicos la consideración del estudio de la frecuencia,
motivaciones, tipos de animales maltratados y naturaleza del maltrato.
No obstante, “no todo individuo que haya maltratado animales será un
maltratador de humanos. Sin embargo, casi todos los individuos que son
maltratadores de humanos han tenido episodios de abusos hacia los
animales en la infancia, por tanto es un buen predictor de los trastornos
de conducta futuros”.
En Nicaragua el artículo 391 del Código Penal lo castiga y es sancionado
de cincuenta a doscientos días multa o trabajo en beneficio de la
comunidad de diez a veinte días por un período no menor de dos horas
diarias.
Sin embargo, la entrada en prisión por maltratar a un animal es una
muy rara avis, siendo la pena inferior a un año, y difícilmente se llega a
dar con el autor de la violencia. Además, se exceptúa de las
disposiciones anteriores los espectáculos o juegos de tradición popular,
como peleas de gallos y corridas de toros. (No mencionan circos, peleas
de perros, ni caballos cocheros).
Tampoco hay procedimientos judiciales por delitos de malos tratos a
animales domésticos, que pudieran dictar sentencias condenatorias
algunas. La Ley existe pero solamente en teoría.
Es importante fomentar la educación, en ámbito familiar y escolar, al
respeto del ser vivo y que la crueldad hacia los animales, desde el punto
de vista psicológico y jurídico, se compare con la crueldad hacia las
personas y no con la violencia contra la propiedad o las normas.
¿Qué pasa por la mente de estas personas para que sean capaces de
comportarse de manera tan cruel contra los perros, gatos y otras
especies de animales? Igual los “turistas” tiradores o cazas de animales
que lo usan como deporte.
Entre sus principales motivaciones están: Proyectar la frustración en los
animales y utilizarlos como chivo expiatorio; Mostrar poder y autoridad;
Enseñar sumisión; Infundir temor; Hacer daño como manera de
diversión y Sentir placer al ver a otro sufrir.
Hay un maltrato animal directo y otro indirecto. El primero se manifiesta
cuando el maltratador realiza una serie de conductas para lastimar al
animal (asfixia, patadas, etc.), y el segundo cuando el sujeto maltrata al
animal por otras causas como: abandono, descuidar su higiene,
explotación comercial, peleas de perros, etc.
Entre los rasgos psicológicos, que presentan las personas que maltratan
a los animales están: Falta de empatía y remordimientos. Los individuos
que muestran crueldad hacia los animales y los castigan brutalmente
son personas insensibles a su dolor y sufrimiento. Suelen extender este
tipo de comportamientos con otras personas, por ejemplo, con sus hijos.
Tienen una personalidad antisocial, es decir presentan trastorno de
personalidad antisocial, rasgos antisociales y el abuso de sustancias (en
el caso de los adultos), la mitad de personas con este tipo de
personalidad incurren en conductas sádicas, y si cometen este tipo de
actos antes de los 10 años el pronóstico es peor, llegando a cometer
crímenes.
No tienen educación adecuada, o sea, muchos maltratadores de
animales (aunque no todos) son individuos que crecen en familias o
entornos en las que se desarrollan comportamientos violentos, en
ocasiones dirigidos hacia los más débiles (ancianos, mujeres, niños y
animales de compañía), al vivirlo desde la infancia, sus efectos
negativos se perciben como normales.
Los maltratadores están estimulados por la violencia. Una parte de ellos,
especialmente los más jóvenes, perciben el maltrato contra los
animales como un acto poco punible e incluso les divierte. Además,
estos sujetos tienen una baja tolerancia a la frustración y un
temperamento explosivo.
Su Personalidad es autocrática. Son personas que quieren demostrar
poder y autoridad y actúan contra víctimas más débiles. Son personas
autoritarias, que no suelen escuchar las opiniones de los demás y son
propensas a mandar órdenes.
Estos individuos poseen creencias antidemocráticas y suelen dirigir la
violencia hacia víctimas débiles con la finalidad de mostrarse fuertes y
temidos. Son fríos y calculadores.
También son intolerantes, y no sólo son más propensos a no respetar
las normas, sino también las opiniones, actitudes o comportamientos de
los demás. Suelen tener prejuicios (sexismo, racismo, etc.), por lo que
suelen a reaccionar de manera violenta, resentida y cruel.
Como parte de su perfil psicológico los maltratadores de animales son
egoístas, solo piensan en sí mismas y no conectan emocionalmente con
otras personas ni con los animales. Por eso, cuando un dueño se cansa
de tener en casa a un animal que se compró por capricho, es capaz de
abandonarlo en una carretera y desearle suerte sin ningún tipo de
remordimiento.

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